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Comparto ahora contigo el comienzo de una sesión real.

Es una sesión telefónica


con un chico de 13 años. En esta grabación puedes observar varias cosas:

1. Foco en el futuro, el para qué y los motivos.

2. Ausencia de opiniones y consejos.

3. Acompañamiento para saber más de su punto de vista.

4. Ayuda para concretar y especificar a partir de descripciones abstractas.

Te recomiendo que primero escuches la grabación, luego leas los comentarios y,


después, la escuches de nuevo.

Lamento la calidad del sonido, espero que puedas escucharlo suficientemente bien.

 
Fíjate como comienzo preguntando el objetivo e inmediatamente le pregunto “¿A
qué te refieres?” de esta forma evito hacerme una idea en mi cabeza de qué significa
mejorar la relación con su madre y paso a explorar con él su realidad. Digo que lo
hago con él porque, si te fijas, él tiene que pensarlo, posiblemente nunca se había
hecho esa pregunta. Nunca había pensado en detalle qué implicaría mejorar la
relación. Toda la conversación gira en torno a eso: qué es exactamente para él, en el
día a día, mejorar la relación.

Cuando Pablo busca las respuestas está generando la realidad que quiere alcanzar,
está motivándose sin saberlo. Está dando forma al para qué quiere lo que
quiere. Hay un par de momentos en los que indagamos sobre la situación actual y
el problema, pero no son el foco de la conversación, sólo lo usamos para tomar algo
de información y conocer el punto de partida.

En 2:19 hay una devolución. Lo hago varias veces en las conversaciones, le


devuelvo lo que he interpretado para que me ayude a comprender su visión y, de
paso, sepa que lo estoy comprendiendo.

Pablo llega a ciertas conclusiones (5:30 y 7:20) que seguramente su madre le


hubiera gustado inculcarle, pero no hace falta, porque él tiene la información, lo
que sucede es que no había explorado esas ideas antes. Con esta sencilla
exploración, toma conciencia de su responsabilidad en lo que le sucede. El
principio del ejemplo es que su madre cambie la forma en que le habla y minutos
después se da cuenta de que es él quien tiene la capacidad de que eso suceda. Y
todo esto, en una conversación sin consejos.
También observa los silencios. Cómo es importante dejarle su espacio para que
piense y responda.

Te animo a que la escuches de nuevo considerando lo que ya has leído, verás que sí
se puede comenzar una conversación focalizándose en la realidad y las necesidades
del otro. Sólo necesitas curiosidad por el otro, interés y silencio.

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