El Yo influyente

En muchas ocasiones, los usuarios indican que su situación ideal requiere

que cambie el entorno. Esto puede suceder desde el principio del proceso,
“quiero que mi pareja me respete”, o durante la conversación como resultado
de la indagación, “para mejorar la relación con mi hijo, necesito que me
escuche”.

El coaching no servirá para modificar el entorno a gusto del usuario, pero sí

es muy útil para que éste sea la persona capaz de conseguirlo. Veamos cómo.

Supongamos que el usuario dice que quiere mejorar la relación con su

madre. Para aplicar aquí esta técnica seguiremos los siguientes pasos:

1. Identificar el objetivo.
2. Detallar un ejemplo de lo que se quiere cambiar.
3. Detallar cómo sería la situación ideal.
4. Convertir la descripción para que sea un objetivo propio.
5. Identificar los cambios requeridos en la persona.
6. Trabajar en cómo provocar ese cambio.

El trabajo importante comienza al convertir la descripción. Se trata de

acompañar al usuario para que, aceptando que no puede cambiar lo que el
otro hace, se limite a identificar lo que a él le hubiera gustado ser capaz de
hacer, sentir o pensar. Por ejemplo, mantener la calma en la discusión,
responder tranquilo, expresar sus emociones sin enfadarse, etc…

Una vez que sabe qué quiere conseguir hacer, la indagación continuará para
determinar qué necesita que cambie de sí mismo para ser capaz de …

Cuando la persona es capaz de nombrar lo que necesita, pude ser fácil (e

incluso innecesario) trabajar cómo conseguirlo. La simple toma de
conciencia  de la intención y los motivos puede ser suficiente para que el
usuario adquiera lo que necesita. De no ser así, será trabajo del coach
acompañarlo con su indagación a descubrir cómo conseguirlo.

Te dejo aquí un resumen de una sesión en la que el coach ayuda al usuario a

descubrir cómo ser protagonista en las discusiones, para qué quiere hacerlo y
(algo que veremos más adelante en el curso) qué recursos puede emplear
para lograrlo. En este punto del curso, lo importante es que veas como, en el
minuto 5, lo ayudo a que se vea protagonista en la solución del problema sin
decirle lo que debe hacer.

Nota: Aunque se me pueden ocurrir muchas alternativas para que este

chaval gestione las discusiones, soy consciente de que son mis soluciones y
las aportarías sin conocer realmente toda la información. Si no aconsejo, no
es porque no tenga ideas, sino porque las reconozco como infundadas. El
cliente contrata a un coach para que lo ayude en su propio camino, no para
que le diga por dónde ir.

Creo que casi todas las sesiones que tengo publicadas puedes ver cómo
acompaño al usuario a averiguar cómo puede influir para que se de la
situación que él desea.

Sin embargo, ya me has oído decir que preguntar "qué puedes hacer" no
funciona si antes no ha habido un cambio en cómo el usuario observa la
situación. Para salvar este escoyo puedes primero pedir un ejemplo de
situación deseada y luego curiosear sobre qué le gustaría ser capaz de hacer
para facilitar esa situación. Es una técnica más eficaz que preguntar, de
primeras, qué puede hacer.

En la sesión que has oído, si cuando él decide que quiere mejorar la relación
con su madre yo le hubiera preguntado qué puede hacer para conseguirlo, no
habríamos logrado nada. Si ha planteado ese objetivo es porque no sabe qué
hacer. Sin embargo, después de describir la escena, cuando ya la ha
visualizado, le pregunto que le gustaría ser capaz de hacer si tuviera el
control total sobre sí mismo, entonces sí aparece una opción. No le pregunto
qué puede hacer, le pregunto qué le gustaría ser capaz de hacer y a lo
segundo puede responder con algo que no sabe cómo conseguir. A partir de
ahí, podemos abordar la sesión con un objetivo esperando que el cambio de
observador facilite encontrar el "como".

También debes tener en cuenta que el yo influyente no tiene por qué
aparecer como respuesta a una pregunta directa, sino que puede hacerlo
como parte de una conversación, lo que tú debes hacer, como coach, es estar
atento para escucharlo.