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Algo similar es lo que ha sucedido con nuestra obra Proceso Civil, que hoy celebra
su cuarta edición (Proceso civil: El juicio ordinario de mayor cuantía, Thomson
Reuters, 2013; Proceso civil: El juicio ordinario de mayor cuantía, procedimiento
sumario y tutela cautelar, Thomson Reuters, 2014; Proceso civil: Los recursos y
otros medios de impugnación, Thomson Reuters, 2016). De sus versiones
anteriores se han mantenido como autores principales los profesores Cortez y
Palomo. Para esta ocasión, hemos invitado como colaboradores a los profesores
Günther Besser y Carlos Hidalgo, de la Universidad de Concepción, y a Cristián
Contreras y Jordi Delgado, de la Universidad de Talca, privilegiando de este modo
el carácter plural de la obra y convencidos de la calidad de sus aportaciones.
En lo demás, se mantienen los ejes primordiales que les han dado fisonomía a las
ediciones precedentes: la idea de publicar una obra conjunta que, sin dejar de estar
dirigida de manera preferente a estudiantes de pregrado, incorpore elementos que
no suelen estar presentes en los manuales nacionales, como permanentes
referencias jurisprudenciales y doctrinarias recientes y ejemplos de resoluciones y
escritos.
LOS AUTORES
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PRIMERA PARTE PARTE GENERAL: PROCESO Y PROCEDIMIENTO
1. GENERALIDADES Y CONCEPTO
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Carnelutti: "Serie de actos que se realizan para la composición del litigio".
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— Proceso y juicio: dijimos que el proceso consistía en un conjunto de actos
que se desenvolvían progresivamente con el objeto de resolver un conflicto
jurídico. Este conjunto de actos puede ser de diversa naturaleza y emanar de
diferentes sujetos. Así, hay actos que emanan de las partes, de terceros o del
tribunal, y por otra parte, hay actos de disposición, de prueba o de juicio, entre
otros. Este acto de juicio hace referencia a la sentencia propiamente tal; es decir,
el acto que decide o zanja el asunto controvertido, siendo sólo uno de los tantos
actos que conforman el proceso.
2. PROCESO Y PROCEDIMIENTO
Ahora bien, dicho aspecto puramente externo o formal no es baladí, sino que
es de suma importancia por razones de seguridad jurídica, al instituir pautas
preestablecidas que seguir en el desarrollo del proceso (Asencio, J. M.). En
dicho sentido, nuestra jurisprudencia ha señalado:
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"SEXTO: Que la doctrina sostiene que la actuación procesal es eminentemente
ritualista; la forma fue adquiriendo un valor esencial. El sistema de libertad de las
formas no ha persistido durante mucho tiempo en el desarrollo del derecho y se opone
al sistema de legalidad de las formas, según el cual la eficacia jurídica de la actividad
individual ante el órgano jurisdiccional está reglamentada por el derecho procesal que
establece las condiciones de tiempo, modo y orden en que deben desarrollarse. Si
bien existe un tercer sistema en virtud del cual se atribuye al órgano jurisdiccional la
misión de establecer las formas procesales a que deberá sujetarse cada caso
concreto, no es menos cierto que el sistema de legalidad de las formas es el que
asegura más eficazmente la finalidad del proceso y el único que suministra al
justiciable certeza e igualdad en el proceso.
La forma, legalmente establecida, significa seguridad jurídica para todos los sujetos
del proceso y es, a la postre garantía de libertad.
La garantía del debido proceso indica que este tiene que desenvolverse por el
procedimiento que le señale la ley y agotando pormenorizadamente todas las etapas
en el orden y en la forma como lo concibe el precepto concerniente" (C. de
Apelaciones de Valdivia, 1 de septiembre de 2016, rol Nº 89-2006).
El procedimiento, o las formas procesales a las que están sometidos los actos
que componen el proceso, varían en el tiempo y en el espacio, ya sea bajo una
forma oral o escrita, realizándose de manera concentrada o desconcentrada, etc.
Sin embargo, la estructura del proceso se ve determinada por el orden dialéctico,
llegándose a la "verdad" por oposiciones y por refutaciones, por la tesis, por la
antítesis y por síntesis (Couture, E.).
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jurídico), el procedimiento es considerado como la secuencia de actos que
permiten llegar a tal fin (Marinoni, L.).
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máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados. El
juez de la causa al resolver debe explicar cómo llegó a la convicción a la cual
arribó aplicando, por tanto, las reglas de la lógica y las máximas de la experiencia
común de las cuales se sirvió, existiendo así el deber de fundar las resoluciones,
explicando el nexo racional entre las afirmaciones o negaciones y la prueba.
Etapa de conclusión (clausura): Una vez rendidas las pruebas, las partes
tienen la posibilidad de unir racionalmente los medios probatorios, evaluando y
encuadrando los hechos acreditados en la norma jurídica que debe regir el caso
sometido a conocimiento del juez. En el procedimiento ordinario se traduce en
la posibilidad de presentar el escrito de observaciones a la prueba (art. 430
CPC); en los procedimientos orales, en el alegato de clausura o cierre que se
contempla tras la recepción concentrada de las pruebas.
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Dios") y se entendía que quien vencía estos combates lo hacía porque Dios le
daba razón.
3ª etapa: Una época más actual, pero no menos cruel, es la que corresponde
a la práctica de las "Ordalías", en las cuales con bastante crueldad se sometía
al individuo a una serie de pruebas, como por ejemplo hundirlo en aceite
hirviendo o agua hirviendo. En esta particular forma de concebir al proceso, el
sujeto sometido a estas pruebas era considerado inocente o culpable si
sobrevivía a ellas o no.
"El proceso es, en esencia, un método de debate y, como tal, exige que cada parte
conozca no sólo las peticiones que formula cada parte, sino también las razones
fácticas y de derecho que las sustentan, ya que sólo así podrá controvertirlas. Si el
apelado desconoce los motivos que impulsan al apelante a impugnar la resolución
recurrida, su derecho de defensa se ve seriamente quebrantado, con la consiguiente
posible consecuencia en la justicia del fallo de segunda instancia (E.O.S. y C.P.C.
'Modificaciones introducidas por la ley Nº 18.705 al recurso de apelación y a la
consulta', págs. 100-101, Revista de Derecho de la U. de Concepción, año 1988)" (C.
de Concepción, 2 de diciembre de 2010, rol Nº 513-2010; en el mismo sentido CS.,
25 de agosto de 2016, rol Nº 37806-2015).
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4.1. Teoría contractualista o del proceso como contrato o cuasicontrato de litis
contestatio
Pothier nos enseñaba que el proceso era un contrato. Una idea nacida del
neoclasicismo y con origen romano. Así, en la litis contestatio , demandante y
demandado convenían someterse a la solución de un tercero, en que el proceso
fue una especie de arbitraje privado, lo que se justificaba en aquella época, dada
la falta de fuerza del Estado para sujetar o afectar a los litigantes (Marinoni, L.).
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Para la presente teoría, el proceso es una relación jurídica en la cual las partes
entre sí y ellas respecto del juez se hallan ligadas por una serie de vínculos tanto
materiales como procesales.
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una categoría mayor, ya que el proceso es una institución autónoma, con
regulación y principios propios.
Por lo que es elemental partir de la base de que los procesos son realidades
artificiales, que por lo tanto no preexisten a su regulación por el legislador, sino
que nacen con ella (De La Oliva, A.; Díez-Picazo, I.; Vegas, J.). De este modo,
todo proceso es una creación del legislador, quien tiene a su cargo la misión de
disponer de las piezas a su alcance de manera que el producto final de su trabajo
sea un instrumento que se acerque lo máximo posible a la justicia y a la eficacia
en la solución jurisdiccional de los conflictos jurídicos.
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eminentemente técnico al regular una institución de origen y formulación legal,
los que son de carácter absoluto, y que al margen de su formulación concreta,
deben estar en todo caso presentes en cualquier proceso, por cuanto forman
parte de la propia identidad sustancial de cualquier proceso.
En el caso de los procesos para la tutela de bienes jurídicos que tengan una
fisonomía netamente individual (previstos para la tutela de derechos privados;
vale decir, los procesos de dinero a los que se refiere Montero), parece lógico
que se haga depender en gran medida de la voluntad y actuación de los
interesados. Así, de los sujetos dependerá el inicio del proceso (nemo iudex sine
actore), su configuración y delimitación (incluso su término), además de la carga
de aportar al proceso las pruebas que comprueben la veracidad de las
afirmaciones introducidas (iudex iudicet secundum allegata et probata partium).
En dicho sentido, un peldaño más abajo que los principios se encuentran las
reglas procesales, en un escenario disponible para el legislador, quien recurrirá
a ellas en las combinaciones que estime más oportunas y convenientes. Estas
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reglas (muchas veces mal denominadas principios, lo que ha contribuido a la
extendida confusión en el tratamiento del tema) configuran externamente al
proceso. En su explicación suele recurrirse al señalamiento de pares
antinómicos (Alvarado, A.), entre los cuales se deben contar por lo menos los
siguientes: oralidad - escritura, concentración - desconcentración, inmediación
judicial - mediación y publicidad - secreto.
Este primer grupo de principios son los denominados principios del proceso
propiamente tales o principios jurídico-naturales. Estos son de carácter absoluto,
inherentes a la esencia misma del proceso, no permeables por postulados
políticos o económicos. Así, la categoría de principio procesal debe reservarse
para un puñado limitado de elementos fundamentales, sin los cuales este
proceso no puede ser reconocible e identificable como tal. Por ello, sólo deben
ser incluidos como tales aquellos primeros fundamentos que hacen que el
proceso civil sea precisamente eso y no otra cosa distinta y que, por lo mismo,
constituyen los "puntos de partida" de su construcción. De esta forma, el que
algunos elementos o reglas tengan su importancia y relevancia acarreando
consecuencias en el diseño de un proceso civil no los convierte —por esa sola
aludida importancia y relevancia— en principios procesales básicos, condición
que debe quedar reservada (evitando confusiones o excesos) a unos pocos
forzosos componentes.
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Así, si el proceso es un método necesariamente dialéctico y ordenado hacia
un fin determinado, que por medio de la confrontación de versiones
contrapuestas cumple su función epistemológica, es imprescindible que se
litigue contra una contraparte, sin que pueda existir una sentencia fundada en la
pura versión parcialmente de una parte, existiendo la correlativa posibilidad de
ser oído respecto de lo solicitado y lo resistido, así como que ambos litigantes
se encuentren en una situación de igualdad y equilibrio. El no respeto de dichas
condiciones mínimas nos imposibilita aseverar que estemos frente a un proceso,
debiendo interpretar restrictivamente las normas que pudieran limitar el ejercicio
de los derechos de los litigantes en el marco del proceso.
"Que, si bien el proceso tiene como fin lógico la sentencia, acto por el cual el juez
cumple la obligación derivada de la demanda (G. Chiovenda, Principios de Derecho
Procesal Civil, págs. 412 y siguientes), ello necesita que sea producto de un debido
proceso, respecto del cual la doctrina nacional y extranjera concuerdan en que el
catálogo de garantías mínimas para un proceso racional y justo implica siempre un
procedimiento con la presencia de un contradictor y que las partes en el pleito tienen
derecho a un trato en igualdad de condiciones, pero a la vez, importa realzar el
indispensable análisis de toda la prueba rendida en autos" (CS., 7 de marzo de 2011,
rol Nº 7372-2010).
3º.- [...]
Asimismo, el inciso primero del Nº 2 del señalado artículo 19 previene que: "La
igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados. En Chile no hay
esclavos y el que pise su territorio queda libre. Hombres y mujeres son iguales ante
la ley".
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proveer a su revisión, mismo que integra el amplio espectro del derecho al debido
proceso. Ligado a lo dicho están los demás derechos, de acceso a la justicia, de
tutela judicial efectiva que conduce a que en el proceso de interpretación de
normas se prefiera a aquélla que permite el acceso a la jurisdicción, a obtener
una sentencia motivada y, en su caso, el cumplimiento de lo resuelto.
Agrega el mismo autor, que tan importante es esto que todas las
Constituciones del mundo consagran de modo expreso el derecho de igualdad
ante la ley, prohibiendo contemporáneamente algunas situaciones que implican
clara desigualdad: prerrogativas de sangre y de nacimiento, títulos de nobleza,
fueros personales, etcétera, y admitiendo otras que permiten paliar la
desigualdad: el libre acceso a los tribunales de quienes carecen de los medios
económicos suficientes para ello, debida asistencia de un letrado, abogados de
turnos, etc.
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"Que el principio de igualdad de las partes en el proceso pretende asegurar la
existencia de un procedimiento que garantice la paridad de oportunidades para
que los contendientes en un litigio puedan influir para la obtención de una
decisión favorable a sus respectivas pretensiones. En un procedimiento
contencioso en donde existe una disputa jurídica a ser resuelta a favor de uno de los
dos adversarios, éstos deben tener a su disposición oportunidades procesales
equivalentes, es decir, debe existir 'igualdad de armas' en la 'lucha jurídica'. De
no observarse por el legislador el principio referido, la contienda sería desigual
y, al final, injusta.
En este sentido, cabe puntualizar que, en el contexto del caso concreto, el sentido
con que se utiliza la noción de igualdad de las partes en el proceso no está
relacionado con la igualdad en cuanto a los recursos materiales de las partes.
Asimismo, tampoco se alude al mayor o menor grado de igualdad o equivalencia
entre diversos procedimientos contemplados en nuestro ordenamiento
jurídico;
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principio de contradicción sea efectivo es necesario que ambas partes tengan las
mismas posibilidades y cargas de ataque y de defensa, así como en orden a las
alegaciones, pruebas e impugnaciones" (C. de Apelaciones de La Serena, 7 de julio
de 2015, rol Nº 20-2015).
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Tradicionalmente, se ha sostenido en el ámbito jurídico que juez
imparcial es aquel que no tiene interés en los resultados del juicio,
independiente de las partes, que no se ve constreñido por ningún tipo de
consideraciones a favorecer a una en desmedro de la otra. Además, se
requiere que el tribunal no albergue ningún tipo de prejuicio en cuanto al
fondo del asunto sometido a su decisión. Existirá prejuzgamiento cuando
un juez es llamado a juzgar de nuevo acerca de un conflicto determinado,
que ya ha conocido intensamente.
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dichas inhabilidades. En esas condiciones, los justiciables serán satisfechos y
cumplido el principio de imparcialidad del juez, frente a las partes como al objeto del
proceso, asegurándose con ello que el caso de que se trate habrá de resolverse sólo
y desde el derecho, y especialmente, con obediencia a éste" (CS., 6 de julio de 2015,
rol Nº 7692-2015).
Siguiendo la explicación de Picó i Junoy, se define como aquel que poseen las
partes consistente en la utilización de los medios probatorios necesarios para
formar la convicción del órgano jurisdiccional acerca de lo discutido en el
proceso, por lo que todas las pruebas pertinentes solicitadas cumpliéndose los
requisitos legales deben ser admitidas y practicadas.
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resumirse de la siguiente manera. En primer término, para asegurar el derecho
a prueba es necesario contar con un período durante el cual se reciban las
diligencias probatorias y, desde luego, dicho término probatorio debe resultar
adecuado para que las partes desplieguen la actividad. En segundo lugar, cada
parte tiene derecho a proponer los medios de prueba que estime idóneos para
acreditar sus pretensiones y así formar la convicción del juzgador (Abel, X.). Su
última manifestación consiste en que adecuándose a los requisitos legales de
oportunidad y forma, el medio probatorio deba ser admitido y, luego,
debidamente valorado.
Para concluir, cabe advertir que este derecho no es ilimitado. Posee ciertas
limitaciones que suelen distinguirse en extrínsecas e intrínsecas (Picó, J.). Las
primeras limitaciones responden a la oportunidad y forma de aportación, las
cuales abordaremos al analizar cada medio de prueba en particular. Las
limitaciones intrínsecas resultan inherentes a la actividad probatoria, siendo
éstas la pertinencia, utilidad y licitud (para un análisis más pormenorizado véase
Bordalí, Andrés; Cortez, Gonzalo y Palomo, Diego (2014).
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Al respecto nuestro máximo tribunal ha señalado:
Que, para que exista debido proceso y se cumpla con el mandato constitucional de
que toda persona tenga la garantía de un procedimiento y una investigación
racionales y justos, es menester que se posibiliten todas las vías de impugnación que
permitan finalmente que se revisen por órganos judiciales superiores lo resuelto por
un juez inferior" (TC., 3 de septiembre de 2015, rol Nº 2723-2014 INA).
"El derecho al recurso tiene que ver, por una parte, con la necesidad de frenar la
posible arbitrariedad judicial, pero, por otra, con una finalidad del proceso vinculada
al logro de la justicia y no sólo a la resolución de un conflicto intersubjetivo de
intereses basada en la sola búsqueda del derecho aplicable;
Que, acorde a lo explicado, no debe extrañar que este mismo Tribunal, siguiendo el
criterio sentado en la historia del establecimiento del artículo 19 Nº 3 de la
Constitución, haya afirmado que el derecho al recurso forma parte de la garantía del
debido proceso legal consagrada en el inciso sexto de la norma aludida.
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rendida, la bilateralidad de la audiencia, la facultad de interponer recursos para
revisar las sentencias dictadas por tribunales inferiores.' (STC roles Nºs. 478, c. 14º;
576, cc. 41º al 43º; 699, c. 9º; 1307, cc. 20º a 22º; 1448, c. 20º; 1557, c. 25º; 1718, c.
7º; 1812, c. 46º; 1838, c. 11º; 1876, c. 20º; 1968, c. 42º; 2111, c. 22º; 2133, c. 17º;
2354, c. 23º; 2381, c. 12º y 2657, c. 11º)" (TC., 1 de septiembre de 2015, rol Nº 2802-
2015 INA).
En efecto, no podemos negar que una de las aspiraciones más profundas que
tiene una persona que ha sido agraviada con alguna resolución judicial dictada
en un proceso del que es parte es aquella que se materializa cuando dicha
decisión es revisada por un tribunal superior del que resolvió el asunto por
primera vez, buscando de esa forma, en primer término, acceder a una segunda
opinión más versada y experimentada y, en lo sustancial, poner coto al perjuicio
que le provoca dicha decisión jurisdiccional (Lorca, N.).
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En igual sentido pronunciándose sobre la existencia del derecho al recurso
como componente del debido proceso:
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En esta línea se ha señalado respecto de la configuración del derecho a la doble
instancia en países iberoamericanos, que en materia civil es un derecho de
configuración legal que, por tanto, ha de ser instituido y delineado por la voluntad
legislativa. En dicho sentido, el legislador procesal está llamado a incidir en la
efectivización de la doble instancia con fundamento en un específico mandamiento
constitucional potestativo, o con base en los abiertos parámetros con que está
reconocido el derecho fundamental a la tutela judicial, al debido proceso, o a la
defensa (Ferrer, E.; Simons, A.).
Así las cosas, hemos señalado en otra oportunidad, a propósito del proceso
penal, que el derecho al recurso ante el tribunal superior debe ser una
reconsideración de tendencia general de las cuestiones de hecho y de derecho
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(meritum causae) y no sólo una querella nullitatis. En otras palabras, se ha
resaltado que la eficacia del recurso se encuentra estrechamente vinculada con
el alcance de la revisión. Esto, debido a que la falibilidad de las autoridades
judiciales y la posibilidad de que comentan errores que generen una situación
de injusticia no se limita a la aplicación de la ley, sino que incluye otros aspectos
tales como la determinación de los hechos o los criterios de valoración
probatoria. De esta manera, el recurso será eficaz para lograr la finalidad para
el cual fue concebido, si permite una revisión sobre tales cuestiones sin limitar a
priori su procedencia a determinados extremos de la actuación de la autoridad
judicial (Palomo, D.; Alarcón, H.).
La amplitud del ámbito de cognición del tribunal de alzada es una cuestión que
apareja consecuencias y no es gratuita desde el punto de vista de la perspectiva
de los justiciables. Bien lo ha apuntado Lorca Navarrete cuando dice que "el
carácter ordinario o extraordinario del recurso incide de manera diversa sobre el
acceso a la tutela judicial efectiva mediante el recurso". Cuando el sistema
recursivo permite que conjuntamente con el recurso ordinario (apelación), se
pueda acceder a otra instancia procesal ad quem mediante el recurso
extraordinario, la tutela judicial efectiva es más determinante. En cambio, cuando
el sistema impone que se pase directamente a la vía extraordinaria, sin existir
un acceso previo a la vía ordinaria del recurso, el logro de la tutela judicial
efectiva es claramente menos incisiva y penetrante (Lorca, A.).
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separadas por un punto. Este numeral comienza diciendo "toda persona inculpada de
delito...", tras lo cual consagra explícitamente el estado de inocencia, el que se ha
formulado siempre desde la óptica penalista. La segunda oración del numeral 2
prescribe que "durante el proceso toda persona...", desapareciendo la expresión
"inculpada de delito", reforzando que goza de estas garantías mínimas "toda
persona". Además, agrega, si estas garantías mínimas que se recogen en la segunda
parte del numeral 2 fueran aplicables sólo a los procesos penales, no tendría razón
de ser el haber distinguido en la misma norma tres numerales más que consagran
principios propiamente penales como las signadas con el número 3 y 4. Por lo tanto,
"de la misma textualidad del numeral 2 del art. 8 de la Convención, surge que estas
garantías conforman un plexo de reglas que son de aplicación a todo proceso, sin
importar la materia que en él se debata" (González, M.). En sentido similar, los
planteamientos de las ponencias de las XII Jornadas Iberoamericanas de Derecho
procesal desarrolladas en Santiago de Chile (2010), donde se coincidió en que nada
impide que el art. 8.2 h) encuentre una conveniente extensión interpretativa a los
procesos a los cuales se refiere el art. 8.1 de la CADH, en la medida en que sea
factible su aplicación al caso y su aplicabilidad a la luz de los derechos en juego en
un proceso civil (Ferrer, E.; Simons, A.).
Por último, debemos apuntar como lo ha hecho la mejor doctrina, que las fichas por
una tutela adecuada a los derechos de los justiciables, deben ser jugadas en la
primera y segunda instancia, y que por el contrario, una única instancia forzaría en
principio, a esperar mucho más de los recursos establecidos para revisar lo actuado
en aquella, debiendo ser configurados con más amplias finalidades y funciones (De
La Oliva, A.).
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Si nos alejamos ya de la esencia misma del proceso y ponemos nuestra
atención en el objeto del proceso, corresponde entonces hablar de principios
relativos al objeto del proceso, es decir, aquellos principios no absolutos, cuya
elección queda condicionada a los principios político-económicos reinantes en
una sociedad determinada.
Por otra parte, este segundo grupo de principios se caracteriza por tener un
carácter dual; es decir, cada principio tiene su correlativo principio antagónico,
cuestión que no es predicable respecto de los principios del proceso, esto es, no
se puede hablar del principio de igualdad de armas y del desigualdad de armas,
mientras que sí es concebible hablar del principio dispositivo en oposición al
inquisitivo.
A diferencia de los genuinos principios del proceso, los cuales son de carácter
absoluto y donde no cabe la elección entre uno y otro de carácter antagónico,
cuando pasamos a los principios jurídico-técnicos, la elección es posible, dado
que son más bien de carácter relativo, cuya elección depende precisamente de
los derechos e intereses que se pretenden tutelar a través del proceso.
Según sean los principios que rijan el objeto del proceso, diferentes serán los
poderes del órgano jurisdiccional y de las partes respecto del mismo.
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El denominado principio dispositivo tiene su razón de ser en la naturaleza y
titularidad privada de los derechos e intereses que se discuten en el proceso
civil, manifestando de alguna forma el reconocimiento del derecho a la propiedad
privada que imponen sus exigencias y determina una limitada intervención del
Estado en su protección (Asencio, J. M.).
c) Lo anterior genera, como consecuencia, que son las partes las llamadas a
aportar el material probatorio destinado a acreditar la efectividad de los
enunciados fácticos que plantean, salvo que el legislador haya contemplado en
el diseño procesal ciertas facultades del tribunal en la actividad probatoria, y
d) Por último, las partes pueden determinar el término voluntario del proceso,
ya sea unilateralmente o de común acuerdo, siempre y cuando los derechos
sobre los que transan sean renunciables.
Por tanto, regirá el principio dispositivo cuando sean las partes las encargadas
de iniciar el proceso y sean también éstas las que con sus alegaciones fijan y
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determinan el objeto procesal. Si el tribunal u otro organismo público pueden
iniciar el proceso y fijar y determinar el objeto del mismo, el principio
predominante será el principio inquisitivo. El fundamento del principio dispositivo
debe encontrarse en que en ciertos asuntos (por regla general, los asuntos
civiles) no existe el compromiso de un interés de la comunidad o sociedad, sino
que el asunto interesa exclusivamente a las partes. El aforismo latino nemo
iudex sine actore (no hay juez sin actor) da parcial cuenta de este principio y sus
consecuencias.
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"Que, como es sabido, toda actividad procesal, para que sea válida, debe sujetarse
no solamente al rito procesal específico y pertinente que señala la ley, sino que,
además, debe obedecer a una serie de exigencias y principios procesales, entre los
que destaca el relativo a la congruencia. Tal elemento es aquel que vincula tanto a
las partes como al juez al debate, y que tiene por fin obtener una coherencia material
entre los márgenes de lo disputado, con lo finalmente resuelto. En efecto, en virtud
del principio dispositivo se reconoce a las partes la facultad exclusiva y soberana de
determinar el objeto de la controversia, cuestión que se consolida especialmente
mediante los actos procesales evacuados durante el período de discusión que todo
procedimiento de conocimiento contempla. Así, las partes, mediante la demanda y
su contestación, acotan los extremos de la cuestión sometida al conocimiento
del órgano jurisdiccional, quien, a su vez, respetando tal acto de disposición,
lo consolida mediante la fijación del objeto del juicio y el establecimiento de los
hechos pertinentes, controvertidos y substanciales. Dicha resolución, en
cuanto acto esencial que servirá de base para la dictación de otra sentencia
interlocutoria o la definitiva, define los márgenes del juicio, acotando las
fronteras de las posibilidades de pronunciamiento, de modo que si tal
pronunciamiento interlocutorio no es impugnado, el juez debe necesariamente
sujetarse a su tenor" (CS., 16 de agosto de 2016, rol Nº 44994-2016) (el destacado
es nuestro).
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20.087, 20.260 y 20.287, en lo que liga con los procesos de familia y los procesos
laborales, respectivamente, que consagran un modelo procesal que si bien no
prescinde del principio dispositivo, recoge amplias potestades para los jueces que
han generado, a la fecha, variados problemas dada la ausencia de una regulación
adecuada de las mismas que cautele de buena forma las garantías de las partes de
modo de no afectar la igualdad de armas y la imparcialidad del tribunal.
El principio aludido, con todo, tiene una importante excepción entre nosotros
en la institución de las medidas para mejor resolver (MMR) que, recogida en el
art. 159 del CPC, se contempla hacia el final del trayecto procesal,
específicamente después de la citación para oír sentencia y antes del
pronunciamiento del fallo, configurando una clara posibilidad de prueba oficiosa
por parte del tribunal. Así, en la norma citada, tras disponer que "los tribunales,
sólo dentro del plazo para dictar sentencia, podrán dictar de oficio medidas para
mejor resolver", se señalan las diligencias probatorias que se autoriza disponer
por la vía de estas medidas. Si bien volveremos sobre ellas en su momento,
valga señalar de inmediato, en el contexto de la explicación del principio de
aportación de partes, que la justificación de su existencia tradicionalmente se ha
hecho recaer en la posibilidad que dan para completar el material fáctico con la
finalidad de obtener una mejor resolución del asunto.
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probatoria a lo largo del proceso, dando a posteriori la posibilidad de acordar pruebas
de oficio en un compromiso que se califica de tardío y que, en una mejor técnica
legislativa, debiera ceder terreno frente a un amplio reconocimiento de la iniciativa
probatoria del juez (Ramos, F.). Este planteamiento está inmerso dentro del debate
que existe en torno a las potestades oficiosas del juez civil.
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sentencia jurisdiccional que se pronuncie sobre la cuestión que ha sido objeto
del juicio, evitando los tiempos muertos que pudieren generarse en la
tramitación.
De esta forma, a nuestro entender, es válido sostener que mientras que en los
elementos que componen el principio dispositivo no es lícito al tribunal intervenir;
en lo que respecta al impulso, la respuesta es diversa, dado que es legítimo que
al Estado le interese que el juicio avance y termine con celeridad, porque son
sus recursos humanos y materiales los involucrados.
Lo dicho sobre el interés público que rige al proceso civil no debe entenderse
en el sentido de quienes propugnan configurar a un juez provisto de poderes
necesarios para alcanzar una decisión basada en la verdad (Hunter, I.), sino que
sólo los suficientes para poner término al conflicto dentro de un plazo razonable,
con estricta sujeción al procedimiento legalmente provisto, sin afectar ni
arriesgar con ello su imparcialidad.
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decir que si bien las partes son las dueñas del conflicto jurídico procesal, no son
dueñas del proceso ni del procedimiento.
Ese interés público del Estado es plenamente compatible con el interés privado
que rige el conflicto jurídico civil, desenvolviéndose armónicamente con él dentro
del proceso.
Que el objeto del proceso sea dispositivo no quiere decir que el proceso sea
privado; el proceso es público, ajeno a la voluntad y al poder de las partes. En
primer lugar, porque es una creación del legislador para evitar la defensa privada
de los derechos y para facilitar al juez su misión de juzgar; el Estado participa en
una institución por existir un interés público involucrado, y es esto lo que sucede
con el proceso, de ahí que desde los primeros cursos de Derecho Procesal se
nos enseñe el carácter público del proceso, precisamente por corresponder a
una función estatal. En segundo lugar, las normas que rigen el funcionamiento
del proceso; esto es, las normas de procedimiento que garantizan la vigencia del
mismo en iguales condiciones para todos los ciudadanos, son indisponibles para
los particulares, por tanto, si el procedimiento no es disponible para las partes,
el proceso tampoco puede serlo, dejando a la parte sólo la posibilidad de incoarlo
y de finalizarlo anticipadamente.
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2016, de 2 de febrero de 2017 y rol Nº 239-2017, de 24 de abril del mismo año,
referentes a juicio sumario el primero y de reclamación de monto de expropiación
el segundo), en los que acogió los recursos de casación en el fondo deducidos
por el reclamante, resolviendo que es inaplicable el instituto de abandono de
procedimiento en aquellas etapas del procedimiento en que la carga de hacerlo
avanzar recae de forma exclusiva en el tribunal.
Bien lo explica la doctrina. Lo normal es que prime la eficacia respecto del acto
que realiza la parte, lo que significa que los actos procesales no pueden tornarse
en perjuicio de la parte que promueve el proceso, si esa parte tiene la razón al
promoverlo. Sin embargo, dado que el proceso es un conjunto de actos
procesales que se conectan y relacionan entre sí, los actos se vacían al proceso,
independizándose de su ejecutante, naciendo de él beneficios y perjuicios sin
distinguirse en quién se radican, en definitiva, esos beneficios o perjuicios. El
principio importa entonces que los actos procesales, incluidos los actos
probatorios, no sólo van en beneficio del que los ejecuta perjudicando a la
contraparte, sino que también esa contraparte puede obtener ventajas de dicho
acto (Maturana, C.).
35
El sentido restringido del principio de adquisición procesal no reviste mayor debate, y
es el que ha aplicado nuestra jurisprudencia, valorando la prueba aportada al proceso
independientemente de la parte de la cual emana, ya sea en aplicación de normas
que expresamente así lo señalan o invocándolo derechamente como un genuino
principio de la actividad probatoria.
36
quien recurrirá a ellas en las combinaciones que estime más oportunas y
convenientes. Estas reglas (muchas veces mal denominadas principios, lo que
ha contribuido a la extendida confusión en el tratamiento del tema) configuran
externamente al proceso. En su explicación suele recurrirse al señalamiento de
pares antinómicos (Alvarado, A.), entre los cuales se deben contar por lo menos
los siguientes: oralidad - escritura, concentración - desconcentración,
inmediación judicial - mediación, y publicidad - secreto. Sin embargo, la doctrina
tradicional, incluso nuestra legislación, continúa usando el término "principio"
para referirse a estas reglas procesales.
Sin embargo, cabe apuntar que más que principios o reglas que deban ser
analizadas aisladamente ellos configuran, cada uno, verdaderos subsistemas
procesales, acompañados de una serie de reglas conexas o asociadas. De
manera tal que la opción del legislador en esta materia acarrea importantes
consecuencias en la configuración del procedimiento.
Así, hemos señalado en otra ocasión que el verdadero "medidor" del mayor o menor
grado de oralidad que posea determinado modelo procesal radica en la regulación
que se da a la práctica probatoria. Por bienintencionados que resulten los esfuerzos
de introducir mayores grados de oralidad, no estaremos frente a un proceso
37
predominantemente oral, concentrado y favorecedor de la inmediación judicial, sino
cuando los cambios incorporados afecten el núcleo del proceso, esto es, a la prueba.
Lo realmente decisivo es su fase probatoria.
El modelo procesal civil oral debe instalarse en nuestro país para satisfacer la
necesidad de estructurar el trabajo jurisdiccional más racionalmente, de modo
tal que cada asunto sea mejor seguido y conocido por el tribunal, especialmente
en lo que liga con la práctica y valoración probatoria, cambiando así la imagen
de una Justicia lejana y distante, aparentemente situada al final de dilatados
38
trámites, tras los cuales en muchas ocasiones resulta difícil que se perciba el
real interés y esfuerzo de los Tribunales y de quienes los integran. A su turno,
un diseño formal oral y concentrado del proceso civil, sostenido efectivamente
en esta implicación inicial y permanente del juez con la causa, sin intermediarios,
ha de constituir un importante reto para los jueces al imponerles un profundo
cambio de hábitos, viéndose éstos forzados a abandonar su habitual distancia
generada y fomentada, no caben dudas, por un modelo escrito reconocido
multiplicador de la intermediación y de la dispersión procesal, posibilitando por
fin un encuentro que se asume muy complejo e irreal en un modelo escrito como
el consagrado en el CPC, no otro que entre la inmediación judicial y el proceso
civil.
Como puede verse, la asunción efectiva de un proceso civil oral debe aparejar
un verdadero nuevo modelo de juez civil que asuma una posición mucho más
cercana con la causa, las partes y muy especialmente con la práctica de las
pruebas, que abandone el tradicional rol de juez lector para transformarse en un
juez visible, director, presente y partícipe, cambio que viene impuesto por las
concepciones más racionales del Derecho Procesal, ya recogido en los
regímenes procesales civiles de distintos países tanto de América Latina como
de Europa.
Con todo, y aquí comenzamos a referirnos a los peligros de los tentadores mitos en
esta materia, es nuestra posición que conviene introducir los cambios en la estructura
procesal civil sin caer en extremos que alteren la esencia de los principios en los
cuales se sustenta razonablemente un sistema procesal civil, esto es, el principio
dispositivo y de aportación de parte, que, como bien se sabe, encuentran su
fundamento y origen en la naturaleza predominantemente privada o individual de los
derechos e intereses en juego, lo que explica que el proceso se construya asignando
a las partes un papel muy importante. Por ello, como no debe ser de otra forma, de
las partes depende la existencia del proceso, como también la determinación de su
objeto. Lo propio en cuanto a los concretos resultados del proceso, los que dependen
en importante medida del adecuado ejercicio por los litigantes de las distintas
oportunidades de actuación procesal previstas por la Ley, muy especialmente lo que
liga con la aportación al proceso de los elementos fácticos y la prueba de los hechos
que les interesen.
39
Dicho más claramente, la mayor y más intensa intervención que postulamos para el
juez civil en un posible modelo procesal oral debe traducirse fundamentalmente en
mayores poderes de dirección y control formal del proceso, particularmente del
debate oral y concentrado que se propicia en este sistema oral, empero no
compartimos, por las razones que expresaremos a continuación, aquellas posiciones
doctrinales que asocian la introducción de la oralidad con un mayor protagonismo del
juez en materia de iniciativa probatoria, pretendiendo conferirle amplísimas facultades
(en realidad, deberes) en la decisión respecto de la práctica de diligencias probatorias
tendentes al descubrimiento de la verdad. Es en este punto donde creemos que
resulta útil y necesario el ejercicio de no dejarse llevar tan fácilmente por un exceso
de entusiasmo que pueda afectar las bases sobre las cuales, a nuestro juicio, se debe
construir un proceso civil.
Por fortuna, pareciera que este discurso irreflexivo a favor de una oralidad
desbordada que menosprecia la utilidad y conveniencia de la escritura en su
justa medida va encontrando fin. Van ganando terreno aquellos planteamientos
que, con más realismo y menos doctrinarismo de posibilidades meramente
teóricas, no descartan la utilidad de la escritura para algunas fases y actos del
proceso civil e instan por la oralidad en otros.
Ortells apunta con claridad que lo que debe buscarse en torno a esta cuestión
de la oralidad y la escritura en el proceso civil es la ecuación precisa que permita
contribuir de verdad a la obtención de un proceso civil eficiente. Se trata, en otras
palabras, de buscar la adecuación entre las formas del procedimiento y el logro
de los fines del proceso civil, dando paso a la introducción de mayores grados
40
de oralidad allí donde se le requiere y manteniendo la regla escrita allí donde
resulta conveniente conservarla.
41
La doctrina contraria señala que si un sistema procesal diseña un proceso
judicial desde la idea del debido proceso y del juicio como un escenario para
controlar la calidad de la información, el juicio oral se construye ineludiblemente
como la garantía central del debido proceso. Es por ello que el modelo recursivo
debe formularse desde el juicio y para el juicio (Riego, C.; Marín, F.; Duce, M.).
Así, si los nuevos procesos civiles optan por la oralidad y la inmediación judicial
efectiva, el sistema recursivo debe apoyar y complementar las características
del juicio, siendo coherente con el respeto al debido proceso y al juicio como
herramienta para la depuración de la información. Además, se pregona que un
sistema de juicios orales debe ser de única instancia, asegurando la posibilidad
de recurrir de la sentencia definitiva a través de un recurso que permita la
revisión del derecho de una manera amplia, lo que iría en coherencia con los
objetivos que deben estar a la vista a la hora de diseñar el proceso y que no
vulneraría el derecho al recurso establecido en los Tratados Internacionales.
Creemos que optar por un modelo de proceso civil por audiencias, con la
correspondiente introducción de la oralidad, ligada a la concentración e
inmediación judicial, obliga a evitar los absolutismos que llevarían a considerar
a estas reglas procedimentales como verdaderos principios procesales. En este
sentido se ha señalado que las exigencias de oralidad, inmediación y publicidad
en la práctica de muchas pruebas no pueden ignorarse, desde luego, al
configurar la segunda instancia. Pero suprimirla por razón de una imposible
inmediación total sería una reacción demasiado drástica y hasta quizá una
reacción teñida de pereza y de alguna dosis de ignorancia (De La Oliva, A.).
"Séptimo: Que, en forma previa, se debe tener presente que el legislador estableció
un sistema restringido de impugnación de las sentencias definitivas dictadas en los
juicios orales —recurso de nulidad—, dado los principios que informan el
42
procedimiento que los rige, a saber, oralidad, inmediación y celeridad, y
concretamente, tratándose de la prueba propiamente tal, concentración, bilateralidad,
aportación de pruebas por las partes y oficialidad. Lo anterior, porque dichos
principios resultan prácticamente inconciliables con una segunda instancia que se
origina con el recurso de apelación, grado de conocimiento que autoriza al tribunal de
alzada para revisar tanto los hechos como el derecho, pues se permitiría que no
obstante que no recibió directamente la prueba la valorara y emitiera pronunciamiento
sobre cuestiones fácticas concernidas a la materia litigiosa;
¿Cuál es el problema con esto? Que en este esquema y bajo esta concepción,
las conclusiones del tribunal a quo, en los hechos y en la práctica, se convierten
en incuestionables, salvo errores groseros. Se convierten en una cuestión que
resulta finalmente decidida en única instancia, lo que es especialmente
problemático si estamos frente a la sentencia emanada de un tribunal
unipersonal (recuérdese en este punto que Calamandrei indicó que el sistema
de pluralidad de instancias puede considerarse como un paralelo al sistema de
la colegialidad de los órganos judiciales, puesto que ambos sistemas tratan de
reducir al mínimo las probabilidades de una sentencia injusta, provocando sobre
la formación del fallo el concurso de varias inteligencias individuales, cada una
de las cuales constituye un control, sucesivo o simultáneo, sobre la actividad
juzgadora de las otras), cuyas atribuciones se recogen en los términos previstos
por la nueva justicia laboral o —como ya se adelantó— en la proyectada nueva
justicia civil. Se termina blindando lo que resuelve el tribunal a quo, impidiendo
una auténtica revisión de la sentencia por parte del tribunal superior jerárquico.
Se consolida una idea de la inmediación judicial y de la centralidad del juicio oral
como "garantes de decisiones justas", estableciendo un privilegio desbordado
que no es posible de justificar objetiva ni racionalmente y que además sólo
termina traduciéndose en una fórmula de escape al deber de motivar, justamente
lo contrario a la esencia del modelo de valoración probatoria según las reglas de
la sana crítica. Por ello, y conviene señalarlo explícitamente, una cosa son las
innegables ventajas de la presencia judicial en la práctica de la prueba, y que
van desde la moralización de las conductas (Cappelletti, M.) hasta la posibilidad
43
de que el juez pueda formular preguntas aclaratorias directamente a las partes,
a los testigos y a los peritos, y otra bien distinta es atribuirle virtudes o ventajas
que no tienen sustento y que dirían relación con asignarle peso a la observación
directa del juez en cuanto a poder apreciar la mayor o menor vehemencia del
declarante, su mayor o menor confianza, o por ejemplo lo que se pudiese
apreciar en su lenguaje no verbal. Bien se ha dicho (Contreras, C.) que todos
estos aspectos no deben cumplir ningún papel en la valoración probatoria. El
único rol que debe cumplir la inmediación en los procesos reformados hacia la
oralidad es el de servir como instrumento para la incorporación, con plenas
garantías para las partes y desde el contradictorio, de una información de calidad
para el esclarecimiento de los hechos controvertidos. En otras palabras, la
inmediación judicial debe dejar de ser entre nosotros una traba para lograr una
revisión lo suficientemente amplia, haciéndonos transitar en sentido contrario a
las definiciones que la Corte Interamericana de Derechos Humanos viene
estableciendo hace más de una década en torno al estándar que impone el
derecho al recurso:
"El recurso debe ser uno que efectivamente permita al superior entrar en el fondo de
la controversia, examinar los hechos... las defensas propuestas, las pruebas
recibidas, la valoración de éstas, las normas invocadas y la aplicación de ellas".
La inmediación como valor o principio del sistema se erige como una de las
condiciones esenciales de la observación válida (personal, directa e indelegable)
del material probatorio rendido en juicio, a su vez, se constituye en el mecanismo
indispensable para acceder al conocimiento y de allí a la convicción.
44
El principio de inmediación implica dos cosas distintas, en primer lugar, que el
tribunal que dicta la sentencia debe observar por sí mismo la recepción de la
prueba (inmediación formal) y, en segundo lugar, que el sentenciador debe
extraer los hechos de la fuente, por sí mismo, sin utilizar equivalente probatorio
alguno (inmediación material), siendo, por tanto, la misma persona del juez ante
el cual se practica la prueba como el que dicta la correspondiente sentencia en
dicho procedimiento.
Se trata de una virtud que debe darse en toda audiencia oral donde exista un
debate argumental y probatorio a fin de decidir un aspecto sustantivo o procesal
relevante para el juzgamiento.
El juez debe estar presente y escuchará las distintas alegaciones de las partes
y podrá intervenir personalmente en la práctica de las pruebas. Así, la mayor
importancia de la inmediación, dentro del modelo predominantemente oral, se
muestra en relación con la práctica de la prueba, ya que la recepción directa y
frontal por parte del juez de todos los actos probatorios debería aumentar la
calidad de la información obtenida respecto de cada uno de ellos.
(...) de manera que —como sistema lógico de conocimiento que vertebra el proceso—
el tribunal sólo puede formar convicción sobre la base de la prueba producida
oralmente en su presencia y directamente percibida por él" (CS., 18 de abril de 2017,
rol Nº 7008-2017).
45
"En los procedimientos regidos por el principio de la inmediación 'como ocurre en los
orales, el contacto, la relación de las partes entre sí y con respecto al tribunal se
produce de forma directa, inmediata e instantánea, de tal suerte que no es menester
la realización de una actividad específica destinada a poner en conocimiento de un
sujeto lo realizado por otro. En aquellos regidos por el principio de la mediatividad, en
cambio, como son los procedimientos escritos, el contacto y relación entre las partes
no es inmediata, ni directa, ni instantánea, sino que se provoca a través de la actividad
del tribunal, por lo que resulta necesario recurrir al trámite de las notificaciones'
(R.R.R., De las Notificaciones Procesales, Segunda Edición, Ediciones Jurídicas y
Técnicas S.A., pág. 5)" (CS., 12 de noviembre de 2013, rol Nº 748-2013).
46
diseño (así, por ejemplo, art. 280 PCPC; art. 61 ley Nº 19.968 y art. 453 Código
del Trabajo).
En este sentido, la audiencia preliminar tiene por objeto remover tempranamente del
proceso todos los obstáculos u óbices procesales que pudieran existir y para preparar
adecuadamente la actividad que constituye el eje central de todo juicio, la prueba, ya
sea precisando los exactos límites de la controversia, ya sea delimitando el thema
probandi. En síntesis, la audiencia previa, gobernada por la regla oral, permite
obtener los mejores provechos de los contenidos y finalidades asignados a la misma,
que por cierto, superan el mero saneamiento procesal.
47
El fundamento de la publicidad radica en consolidar la confianza pública en la
administración de justicia, fomentar la responsabilidad de los órganos de la
administración de justicia y evitar la posibilidad de que circunstancias ajenas a
la causa influyan en el tribunal y, con ello, en la sentencia.
48
tal manera que si la parte no lo realiza oportunamente, pierde la posibilidad de
realizarlo. Por ejemplo, la ley procesal civil chilena establece un plazo para
contestar la demanda y si el demandado no aprovecha la posibilidad que le
concede la ley, no podrá ya realizar las alegaciones propias de la contestación
a la demanda; y lo mismo cabe decir de la proposición de prueba o de cualquier
otro acto con su contenido propio. Es evidente que una cierta preclusión ha de
encontrarse en todos los procedimientos, sean cuales fueren los principios
básicos que los informen, pero en el procedimiento escrito la preclusión es el
único sistema para hacer avanzar el proceso con cierto orden. La preclusión,
más el impulso de oficio, hace que los procedimientos, una vez puestos en
movimiento, lleguen a su final.
49
Siguiendo al profesor Romero, los derechos subjetivos procesales son de
diversa especie y contenido. Dentro de éstos se comprende el derecho de
accionar, el derecho a ser juzgado por el juez natural, el derecho de defenderse,
el derecho a la prueba, entre otros. Los deberes, por su parte, se refieren a lo
que por ley, por mandato judicial o por imponerlo la moral, la parte debe cumplir
en la relación procesal.
Las cargas conforman una categoría especial, mediante la cual un sujeto debe
soportar los efectos jurídicos desfavorables por la no realización de una
determinada actuación o por no ejercitar un derecho en el proceso. Como lo
expone Montero Aroca, "todo proceso civil, entendido como garantía de los
derechos subjetivos de los ciudadanos, descansa sobre la concepción de que
los actos procesales no se conciben para las partes como obligatorios, sino
como potestades, en el sentido de que a su realización se vinculan
consecuencias beneficiosas para la parte que los hace y a su no realización se
adscriben consecuencias perjudiciales". Por ejemplo, la parte no tiene la
obligación de presentar testigos, pero si no lo hace en la etapa y forma prevista
por la ley, se verá privada de ese medio de prueba; en nuestro proceso civil no
existe la obligación de contestar la demanda, pero al no hacerlo se pierde la
oportunidad de reconvenir; etcétera.
Ahora bien, si lo miramos desde la óptica del órgano jurisdiccional, cabe hablar
de deberes y poderes del juez.
La relación procesal también hace surgir para el juez una serie de obligaciones
que son propias de su función de impartir justicia. Ellas se justifican por el
imperativo que tiene su función jurisdiccional, que lo obliga a conocer, juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado.
Así, el juez debe dar a la acción intentada por el actor y a la excepción que
deduzca el demandado la tramitación que corresponda conforme a la ley, según
el tipo de procedimiento aplicable a la acción deducida; debe resolver todas las
cuestiones accesorias y de mero trámite que se promuevan en una audiencia, o
como incidentes ordinarios o especiales; debe pronunciar todas las resoluciones
que establezcan derechos permanentes a favor de las partes y la que decida el
objeto o controversia sometido a su conocimiento si se ha cumplido con los
presupuestos procesales.
50
exigencias legales sus derechos subjetivos, cumplan con sus deberes u
observan las cargas que el procedimiento respectivo les permite observar.
La otra carga de las partes dice relación con probar los hechos. De acuerdo a
lo señalado respecto del principio de aportación de partes, son ellas las que
tienen la carga de acreditar los hechos que configuran el conflicto, que son
determinados en la resolución que recibe la causa a prueba (art. 318 CPC, art.
1698 CC). Para un análisis más detallado de la carga de la prueba, véase
Bordalí, Andrés; Cortez, Gonzalo y Palomo, Diego (2014).
51
para que la relación jurídica procesal tenga validez, produciendo todos los
efectos legales (presupuestos de validez).
Las partes son los sujetos cuyos intereses se encuentran en pugna dentro de
un proceso, o bien, quien solicita y frente a quien se solicita una determina tutela
del órgano jurisdiccional (González, J.). Veamos un ejemplo: Juan le dice a
Pedro que le devuelva el dinero que le prestó a título de mutuo. Pedro se rehúsa
a pagar. Juan lo demanda e inicia un proceso contra Pedro. En este juicio las
partes van a ser Juan (demandante) y Pedro (demandado). La acción de Juan
se dirige hacia un tercero imparcial, el juez, a fin de obtener en juicio la
satisfacción de su pretensión (que se dirige contra el demandado).
Ahora bien, el estudio de las partes corresponde a otra sección de esta obra,
a la cual nos remitimos; sin embargo, debemos dejar desde un principio en claro
la importancia de las partes en el proceso civil. Si bien el proceso es un
instrumento al servicio del ejercicio de la jurisdicción, la tutela de los derechos
se refiere siempre a sujetos concretos. Por lo que si bien el proceso tiene como
fin la adecuada tutela jurisdiccional de los derechos, se puede afirmar que no es
un fin en sí mismo, sino que es tributario de los intereses de los sujetos que
actúan en el tráfico, no dictándose nunca una decisión al vacío, sino que siempre
en relación con sujetos concretos (González, J.).
52
libremente disponer de sus derechos y terminar anticipadamente el
procedimiento.
53
además, para subsanar los vicios que observe en su tramitación, evitando con
ello posibles vicios de nulidad que puedan afectarlo.
Ahora bien, una vez ofrecida la prueba por las partes y admitida su producción
por parte del tribunal, éste interviene en su práctica (en mayor o menor medida
dependiendo de los principios que rijan el respectivo sistema probatorio), ya sea
formulando preguntas a los testigos o peritos, resolviendo las diversas
incidencias que se produzcan con ocasión de la práctica de las diligencias
probatorias o incluso realizando él mismo ciertas diligencias como la
denominada inspección personal del tribunal.
A este respecto amerita traer a colación las experiencias que nos ha dejado la justicia
laboral respecto de las facultades probatorias del juez.
54
importante si ha ocurrido la adquisición procesal por parte del juez. Si el sentenciador
ha adoptado la teoría del caso de una de las partes, o peor aún, tiene una propia y la
desarrolla, incluso podríamos tener problemas de congruencia, desde que el Tribunal
ha probado cosas distintas que lo que las partes han alegado en el proceso, debiendo
las partes tener necesariamente medidas de control.
Vale decir, frente a la tesis tradicional de los Tribunales de estimar que sus preguntas
no son objetables (sólo lo serían las preguntas de las partes), sostenemos que es
procedente la objeción en contra de este tipo de preguntas. Esto tiene particular
importancia de cara a la preparación del recurso de nulidad. En efecto, si el
planteamiento de la objeción no alcanza para impedir que se incorpore prueba o
información inadmisible al juicio, al menos deberá servir para que se entienda
debidamente preparado el recurso de nulidad que se intente luego contra la
sentencia. En adelante, por tanto, las objeciones deben ser entendidas como una
herramienta para limitar no sólo a aquella parte que no respeta los límites del proceso
y coartarlo en esa actuación incorrecta, sino que también es posible de utilizar frente
a una interrogación judicial que no se ajusta a las exigencias y límites de la Ley.
Por otra parte, el tribunal valora los medios de prueba recibidos y en definitiva
establece si a través de ellos se logra acreditar la efectividad de las alegaciones
hechas por las partes, contrastando las afirmaciones realizadas por las partes
en los escritos iniciales del proceso con las fuentes de pruebas introducidas al
proceso (función de apreciación de las pruebas o intelectual).
Este debe ser jurídico, porque debe versar sobre un derecho y no sobre otro
asunto o materia, además de actual, dado que debe haber un derecho
concretamente amenazado, cuya declaración o protección se solicita al tribunal.
55
8. PRESUPUESTOS DE VALIDEZ DEL PROCESO
Al igual que un acto jurídico civil o procesal, no basta con que el proceso exista,
sino que se requiere además que éste sea válido, dado que de no serlo, se
arriesga a la declaración de nulidad del respectivo procedimiento.
56
Para que el proceso sea válido, se deben cumplir las diversas formalidades
establecidas por la ley para la validez de los diversos actos y actuaciones que lo
constituyen. Una de ellas es el debido emplazamiento.
Según sean los principios que rijan el objeto del proceso, diferentes serán los
poderes del órgano jurisdiccional y de las partes respecto del mismo.
Ahora bien, hablar del "objeto del proceso" entraña diversos significados.
57
Al respecto, la mejor doctrina ha señalado que al referirse al objeto del proceso
no se está haciendo alusión a su finalidad u objetivo que persigue dicha
institución (De La Oliva, A.), ni tampoco a todo aquello a lo que, en un proceso,
se refieren los actos de las partes y del juez; piénsese en los diversos incidentes
que se originan a causa de un proceso, como cuestiones meramente procesales,
o las diversas actuaciones probatorias que se realizan dentro del mismo, sino
que de todas las materias sobre las que versa la actividad procesal, sólo se
considera objeto del proceso en sentido estricto y técnico-jurídico "aquel tema o
asunto jurídico fundamental sobre el que el actor pide la sentencia del juez,
previa contradicción con el demandado" (Ortells, M.), o como se denomina en la
práctica forense, "el fondo".
Por otra parte, la determinación del objeto del proceso desde un momento
inicial reviste vital importancia ¿a nuestro entender¿ para el respeto del derecho
de defensa de los litigantes, de modo de conocer desde un inicio a qué se
enfrentan, pudiendo configurar de tal manera su estrategia defensiva.
58
10. CLASIFICACIÓN DEL PROCESO
59
o extinguir un determinado estado, relación o situación jurídica (aquellos
procedimientos en que se pretende se declare interdicto a un disipador, o aquel
en que se solicita la declaración del divorcio); y será de condena cuando implica
una determinada orden dirigida a una obligación consistente en dar, hacer o no
hacer alguna cosa (aquel en que se ejerce la acción reivindicatoria, que tiene
por objeto que el demandado sea condenado a restituir al demandante la cosa
mueble reivindicada) (Aliste, T.).
Por su parte, los denominados procedimientos ejecutivos tienen por objeto dar
cumplimiento forzado al derecho indubitado que ostenta el justiciable frente a la
negativa del deudor de cumplir voluntariamente con la prestación (por ejemplo,
el procedimiento en que se pretende obtener el cumplimiento, por vía ejecutiva,
de una obligación que consta en una sentencia ejecutoriada o en una copia
autorizada de escritura pública o en un cheque firmado ante notario).
60
un conflicto de intereses, o como un complejo de actos coordinados al objetivo
de la actuación de la voluntad de la ley.
Por otra parte, se señala que este fin resolutor de conflictos tiene una
naturaleza dual: privada y pública a la vez.
Privada en cuanto interesa a las partes resolver sus conflictos jurídicos, pero
a la vez pública, en cuanto interesa a la comunidad asegurar la efectividad del
ordenamiento jurídico, como la obtención de la paz social.
"El proceso es un instrumento que tiende a lograr la paz social por lo que existe un
interés público en que termine por una sentencia. Adicionadamente, se concreta el
derecho a la tutela judicial efectiva con reconocimiento en el artículo 19 Nº 3 de la
Carta Fundamental" (C. de Apelaciones de Concepción, 28 de enero de 2016, rol Nº
1995-2015).
"Se asume que, en todo proceso civil hay un interés público comprometido en obtener
una resolución rápida, eficaz y justa del conflicto y, por ende, se ordene a la
generación de las condiciones necesarias para una convivencia social pacífica". En
ese mismo sentido, y para la consecución de una sentencia justa, "se le confiere un
mayor protagonismo en el conocimiento de los asuntosdotándolo de la facultad de
decretar, hasta la audiencia preliminar, diligencias de prueba para el esclarecimiento
de la verdad de los hechos controvertidos, pero respetando siempre el derecho de
defensa de las partes. Se ha estimado que la determinación de la verdad de los
hechos sometidos a juzgamiento, es un presupuesto indispensable de una sentencia
que resuelva el conflicto en forma justa y, por ello, no cabe escatimar a ese respecto
la intervención del Juez".
61
Sin perjuicio de esta visión clásica que acabamos de exponer brevemente, se
ha señalado que "el proceso es un procedimiento, en el sentido de un
instrumento, módulo legal o conducto con el cual se pretende alcanzar un fin,
legitimar una actividad y viabilizar una actuación. A través de él la jurisdicción
tutela los derechos en la dimensión de la Constitución. Es el módulo legal que
legitima la actividad jurisdiccional y, permitiendo la participación, colabora para
la legitimación de la decisión. Es la vía que garantiza el acceso de todos al Poder
Judicial, y además de esto, también para la participación popular en el poder y
en la reivindicación de la concretización y de la protección de los derechos
fundamentales. Por todo eso, el procedimiento tiene que ser, en sí, legítimo, es
decir, capaz de atender a las situaciones sustanciales carentes de tutela y estar
en sincronía con el derecho material y los derechos fundamentales
materiales" (Núñez, R. y Pérez, A.).
62
declaración de la ley y tratar a las personas y cosas igualitariamente, sino que
se preocupa de garantizar una debida participación de los litigantes en la
formación de la decisión, con acceso a la justicia y con efectiva tutela del derecho
material.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
CASARINO VITERBO, Mario (2005): Manual de derecho procesal civil, tomo III
(Santiago, Editorial Jurídica de Chile).
63
DEL RÍO FERRETTI, Carlos (2014): El derecho al recurso y recurso de nulidad
penal (Santiago, Ed. Legal Publishing).
DUCE, Maurice; MARÍN, Felipe y RIEGO, Cristián (2008): "Reforma a los Procesos
Civiles Orales: Consideraciones desde el Debido Proceso y la Calidad de la
Información", en: Justicia Civil: Perspectivas para una Reforma en América
Latina (Santiago, Centro de Estudios de Justicia de las Américas), pp. 13-94.
ECHANDÍA, Devis (2002): Teoría General del Proceso, 3ª edición (Buenos Aires,
Ed. Universidad).
64
ORTELLS RAMOS, Manuel (2009): Derecho procesal civil, 9ª edición (Navarra, Ed.
Aranzadi).
65
SEGUNDA PARTE ACTOS PROCESALES Y ACTUACIONES JUDICIALES
1. NOCIONES PREVIAS
66
crea, es decir, que establece cuáles son los concretos actos de que se
componen y cuál es el orden en que deben sucederse. En suma, el proceso es
una creación artificial del legislador, por lo que sin una ley que regule el proceso,
éste no existe.
67
directo e inmediato en el proceso excluye de esta categoría a aquellos actos
cuya repercusión procesal sea indirecta o mediata, como el otorgamiento de un
mandato judicial por escritura pública o el pacto de prórroga de competencia
incorporado en un contrato (Guasp).
Un elemento distintivo del acto procesal, que es el único que interesa en este
capítulo, es que nunca se presenta como un acto aislado, ni en los textos
normativos que lo regulan ni en su realización concreta, como suele suceder, en
cambio, con los actos jurídicos pertenecientes al derecho privado. Por esta
razón, aunque es necesario el estudio de cada uno de estos actos, la plena
comprensión de su régimen jurídico pasa por considerar que el acto procesal
forma parte de una combinación de actos jurídicos.
68
A su vez, los actos procesales provenientes de las partes se subclasifican en
actos destinados a obtener una resolución judicial y actos creadores de
situaciones procesales.
Son aquellos actos de parte que producen por sí solos efectos jurídicos en el
proceso o, siendo necesaria una resolución judicial, ésta no es pedida, sino que
está determinada por el acto. Por ejemplo, la transacción judicial; el
nombramiento de un perito; la suspensión del procedimiento de común acuerdo,
la renuncia, el allanamiento, la admisión de hechos, etc.
69
3.2. En atención al efecto que el acto genera en el proceso
Los actos procesales, a los que la ley procesal civil denomina actuaciones
judiciales, están sometidos a un doble grupo de reglas legales. Hay unas
normas generales aplicables a todos los actos procesales contenidas entre los
arts. 59 al 77 CPC y determinadas actuaciones, como las notificaciones(arts.
38 al 58 CPC) y las resoluciones judiciales (arts. 158 al 185 CPC), que tienen
una regulación específica. Estas disposiciones se complementan con las normas
contenidas en la ley Nº 20.886, que estableció la tramitación judicial de los
procedimientos civiles y que entró en vigencia en todo el territorio de la República
el día 18 de diciembre de 2016. Esta última normativa incorporó importantes
modificaciones en la forma de llevar a efecto ciertos actos procesales, aunque
mantuvo el paradigma del expediente escrito —llamado ahora carpeta
electrónica— como pieza central del procedimiento. Las innovaciones más
apreciables dicen relación con la forma como se vinculan las partes con el
tribunal y especialmente la manera como se hacen llegar las comunicaciones
escritas.
70
En cuanto a su ámbito de aplicación, la normativa contenida en la ley Nº 20.886
únicamente se aplica a las causas que conozcan los tribunales ordinarios de
justicia y los tribunales especiales que forman parte del Poder Judicial, con
excepción de las causas que conozcan los tribunales militares en tiempo de paz.
Sin embargo, de acuerdo al art. 28 del Acta 71-2016, que regula el
funcionamiento de tribunales que tramitan electrónicamente, tratándose de
tribunales que no integran el Poder Judicial y que, por ende, no se encuentran
en el ámbito de aplicación de la ley, cuando deban comunicarse con tribunales
comprendidos en la reforma, deberán, junto con el expediente físico, poner a
disposición del tribunal respectivo las piezas digitalizadas de ese expediente a
través de la Oficina Judicial Virtual o, cuando las circunstancias así lo requieran,
utilizando un soporte electrónico.
Además, salvo excepciones, las partes deben ingresar las demandas y demás
escritos por vía electrónica a través del sistema de tramitación electrónica del
Poder Judicial, para cuyos efectos los abogados o habilitados para actuar ante
los tribunales deben registrarse (art. 5º ley Nº 20.886). Aun en los casos
excepcionales en que es permitido a las partes presentar escritos en formato,
éstos deberán ser digitalizados e ingresados a la carpeta electrónica.
La ley no se limita a señalar quién puede ejecutar el acto procesal, sino que
también señala las condiciones de lugar, tiempo y forma que debe revestir para
71
producir efectos en el proceso. Es decir, las circunstancias que determinan que
el acto produzca todos y sólo los efectos que la ley le atribuye.
a) Requisitos subjetivos: Son aquellos que miran a las condiciones que debe
reunir el sujeto que ejecuta el acto procesal, que son la aptitud y la voluntad.
72
norma reguladora específica del medio de prueba. Así, respecto de los testigos,
la ley señala inhabilidades para declarar en los arts. 358 y 357 CPC y lo propio
sucede para los peritos en el art. 413 CPC.
73
Por estas razones, la tesis del denominado "negocio jurídico procesal"
corresponde a una idea desfasada en el tiempo que si bien Guasp, a mediados
del siglo pasado, consideraba uno de los temas más discutidos en la ciencia del
proceso, concluía señalando que el concepto de negocio jurídico se mueve
siempre en la órbita del puro derecho privado y no es adecuado para designar
realidades que pertenecen a otro sector del mundo del derecho. En la actualidad,
no se discute que la noción de negocio jurídico no es aplicable al derecho
procesal, al no existir negocios jurídicos procesales.
74
5.1.4. Excepciones a la regla de que las actuaciones se deben practicar por el
tribunal que conozca de la causa
Así sucede con la facultad de regular las costas personales en los tribunales
colegiados, que puede ser delegada en uno de los miembros, y la de tasar las
costas procesales, que puede ser delegada en el secretario (art. 140 inciso 2º
CPC). Igual cosa sucede con los decretos en los tribunales colegiados, que
pueden ser dictados por uno solo de sus miembros (art. 168 CPC).
75
propio tribunal (art. 388 CPC). Y en la diligencia de inspección personal, en los
tribunales colegiados, su práctica puede ser comisionada a uno o más de sus
miembros (art. 405 CPC).
5.1.4.3. Casos en que el acto haya de practicarse fuera del lugar en que se
sigue el juicio
Aunque no esté recogido de modo explícito en ningún texto positivo, hay que
entender que los actos procesales deben efectuarse necesariamente en el local
donde funciona el tribunal y, en todo caso, dentro del territorio jurisdiccional
76
asignado al mismo. Implícitamente, este requisito se extrae del anteriormente
analizado. Si los actos procesales deben practicarse por el tribunal que conoce
de la causa y éste, por mandato del art. 7º COT, sólo puede ejercer su potestad
dentro del territorio que la ley le haya asignado, es claro que los actos procesales
deben realizarse dentro del territorio jurisdiccional y en el local destinado al
funcionamiento del tribunal.
Esta regla presenta excepciones. Hay actos procesales que pueden verificarse
fuera del edificio donde funciona el tribunal, pero dentro de su territorio
jurisdiccional, como la inspección personal, que de acuerdo al art. 403 inc. 2º
CPC puede practicarse fuera del territorio jurisdiccional del tribunal, por lo que,
con mayor razón, puede llevarse a efecto dentro de su territorio, pero fuera de la
sede del tribunal. Del mismo modo, las notificaciones pueden efectuarse en
lugares diferentes de la sede del tribunal.
Días hábiles son los no feriados y horas hábiles son las que median entre las
8:00 y las 20:00 horas, aunque en el texto original del Código lo eran aquellas
que mediaban entre la salida y la puesta del sol. Son días feriados los domingos
de todo el año (ley Nº 2977 ) y otros que la ley declare tales, como el 1 de enero,
el 18 de septiembre y el 25 de diciembre, entre varios otros. Asimismo, hay que
considerar los feriados regionales, como el 7 de junio para la Región de Arica y
77
Parinacota y el 20 de agosto para las comunas de Chillán y Chillán Viejo,
circunscritos a las actuaciones que deba desarrollarse en dichas localidades.
Se tiene resuelto que la única autoridad que puede apreciar la urgencia de una
causa en que se solicita la habilitación del feriado es el juez que conoce del
litigio. La resolución que al respecto pronuncie es inapelable.
La forma en que el acto procesal debe exteriorizarse determina que haya actos
orales y escritos. Como es sabido, no cabe hablar de procedimientos orales o
escritos, sino procedimientos orales y escritos (De la Oliva), de donde se
desprende que el tema de la oralidad y la escritura es una cuestión de
predominio y no de exclusividad. Aunque nuestro sistema procesal civil se
caracteriza por una preeminencia casi sin contrapeso de la regla de la escritura,
hay algunos actos que por su propia naturaleza deben practicarse en forma oral,
como sucede con declaraciones que conforman la prueba de testigos, la de
absolución de posiciones y, en general, las que son proferidas en audiencias.
En los actos practicados en forma oral, los requisitos apuntan a las personas
que deben intervenir en la declaración (como los arts. 364, 365, 366 y 367 CPC)
y la necesidad de documentar el acto (como lo exige el art. 370 CPC para este
78
mismo medio de prueba). Audiencias como la de conciliación exigen la presencia
personal del juez (art. 262 CPC).
79
La ley Nº 20.886 regula de manera pormenorizada el deber de los receptores
de dejar constancia en la carpeta de las actuaciones que realizan, debiendo en
primer término encontrarse registrados en el sistema de tramitación electrónica
del Poder Judicial y suscribir sus actuaciones mediante firma electrónica
avanzada (art. 70 Acta 71-2016).
Los receptores sólo pueden acceder a las causas a través del sistema de
tramitación electrónica del Poder Judicial para la realización de las diligencias
que deban efectuar, debiendo dejar en la carpeta electrónica constancia de todo
lo obrado (art. 393 inc. 3º COT). Esta constancia, que contendrá el testimonio
íntegro de la diligencia, debe ser agregada a la carpeta electrónica dentro de los
dos días hábiles siguientes a la fecha en que se practicó la diligencia. El
incumplimiento de esta disposición constituye falta grave a sus funciones y
deberá ser sancionado en los términos señalados en los arts. 9º inc. final de la
ley Nº 20.886 y 393 inc. 3º COT.
80
5.3.3. Firma de los actos procesales
Previa lectura de la diligencia, deberá ser firmada por todas las personas que
hayan intervenido y si alguna no sabe o se niega a hacerlo, se expresará esta
circunstancia. El acta correspondiente debe ser digitalizada para su
incorporación a la carpeta electrónica en forma inmediata (art. 61 inc. 2º CPC).
Las resoluciones y actuaciones del juez, del secretario, del administrador del
tribunal y de los auxiliares de la administración de justicia deben ser suscritas
mediante firma electrónica avanzada y, conforme al principio de equivalencia
funcional, producirán los mismos efectos que si se hubieren llevado a cabo en
soporte papel (art. 2º letra a) y art. 4º ley Nº 20.886). La firma electrónica
avanzada es aquella certificada por un prestador acreditado, que ha sido creada
usando medios que el titular mantiene bajo su exclusivo control, de manera que
se vincule únicamente al mismo y a los datos a los que se refiere, permitiendo la
detección posterior de cualquier modificación, verificando la identidad del titular
e impidiendo que desconozca la integridad del documento y su autoría (art. 2º
letra g) ley Nº 19.799). Los jueces y funcionarios son personalmente
responsables del uso de los dispositivos técnicos de individualización y
suscripción de documentos y les está prohibido compartir los dispositivos,
códigos de acceso y firmas electrónicas (art. 21 Acta 71-2016).
Como se explicó, las resoluciones y actuaciones del juez deben ser suscritas
mediante firma electrónica avanzada y ésta se considera como firma manuscrita
para todos los efectos legales (art. 3º inc. final ley Nº 19.799). Por consiguiente,
dichas resoluciones suscritas de este modo no requieren de la firma manuscrita
ni de la autorización de ministro de fe, a menos que la ley lo disponga
expresamente (art. 4º ley Nº 20.886).
81
Sin perjuicio de lo anterior, la autorización del funcionario a quien corresponda
dar fe o certificado del acto es esencial para la validez de la actuación en todos
aquellos casos en que una ley expresamente lo disponga (art. 61 inc. 3º CPC).
a) Deben ser encabezados por una suma o resumen que indique su contenido
o el trámite de que se trata (art. 30 inc. 2º CPC).
82
quien se presenta (S. J. L.; I. C. A.; Excma. C. S.), se individualiza quien
comparece ante el órgano jurisdiccional y los datos del proceso en que incide la
presentación, a través de la indicación del número de rol y su carátula. En
el cuerpo del escrito debe incorporarse el contenido mismo de la solicitud que se
formula ante el tribunal y sus fundamentos. En la petición se debe indicar la
solicitud específica que se plantea.
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usuarios deben utilizar la Clave Única del Estado, proporcionada y administrada
por el Servicio de Registro Civil e Identificación.
En una redacción difícil de conciliar con lo dicho hasta ahora, el art. 6º inc. 2º
de la ley Nº 20.886 permite la presentación material de los documentos cuyo
formato original no sea electrónico.
84
encuentre ejecutoriada u ordenar su envío al Archivo Judicial cuando lo estime
pertinente (art. 32 Acta 71-2016).
En cualquier caso, tanto los documentos como los títulos ejecutivos que se
presenten materialmente deben ser acompañados de una copia en formato
digital a través del sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial o, en
caso de requerirlo así las circunstancias, en el tribunal, a través de la entrega de
algún dispositivo de almacenamiento de datos electrónicos, con lo cual no queda
claro cuál es la utilidad o pertinencia de que se permita la presentación en forma
material de documentos distintos de los títulos ejecutivos.
85
El art. 32 CPC establece que una vez que se le ha entregado un escrito o un
documento el secretario debe estampar en cada foja la fecha y su media firma o
un sello autorizado por la respectiva Corte de Apelaciones y que designe la
oficina y la fecha de la presentación, que bajo la anterior normativa se
materializaba en un timbre o sello denominado en la práctica cargo. Entiendo
que a partir de la vigencia de la ley Nº 20.886, esta forma de proceder resulta
aplicable únicamente a los escritos y documentos presentados en formato
material, pues para los escritos ingresados a través de la Oficina Judicial Virtual,
el propio sistema genera automáticamente un certificado de envío de escrito que
acredita la fecha y la hora de presentación, así como los datos de la causa en
que incide.
Una vez ingresada una solicitud en la Oficina Judicial Virtual, deberá ser
distribuida directamente a los funcionarios respectivos por el sistema informático
y, en caso contrario, la unidad o funcionario encargado de realizar la distribución
deberá derivar lo antes posible el requerimiento para su pronta resolución (art.
40 Acta 71-2016).
La norma del inciso final del art. 61 CPC, que permite al tribunal registrar las
audiencias en que participe el tribunal mediante audio digital, video u otro
soporte tecnológico equivalente, podría servir de argumento para justificar que
el juez pueda basar su sentencia no en el acta realizada para documentar la
diligencia, sino directamente en el acto oral. Sin embargo, en mi opinión, esta
86
disposición no suprime la lógica del expediente escrito ni alcanza a derogar las
reglas de los arts. 370 y 395 CPC, que obligan a consignar por escrito las
declaraciones del testigo o absolvente, en su caso, conservándose en cuanto
sea posible las expresiones de que se haya valido el testigo, reducidas al menor
número de palabras.
Así las cosas, más allá del maquillaje verbal empleado por el legislador, el
expediente escrito sigue siendo la pieza central del procedimiento, aunque su
expresión externa haya cambiado. Desde luego, el expediente en papel está
llamado a desaparecer como soporte material de lo acontecido en el proceso y
es reemplazado por la carpeta electrónica, que está formada por los escritos,
documentos, resoluciones, actas de audiencias y actuaciones de toda especie
que se presenten o verifiquen en el juicio (art. 29 CPC).
87
En este sentido, es preciso advertir sobre una mala práctica de algunos
tribunales que no permiten acceder mediante el sistema informático al contenido
de las sentencias definitivas que pronuncian, mientras no sean notificadas todas
las partes de la correspondiente resolución. Cualquiera sea la justificación que
se invoque, este incorrecto proceder constituye una flagrante contravención de
la regla de la publicidad y claramente no se encuentra en ninguna de las
situaciones de excepción eximidas de la aplicación de este principio fundamental
de la organización judicial chilena.
88
Las copias autorizadas de las resoluciones y actuaciones se obtienen
directamente de la Oficina Judicial Virtual, llevan firma electrónica
correspondiente y un sello de autenticidad consistente en un código único que
permitirá su verificación en el portal de Internet del Poder Judicial (art. 4º inc.
final ley Nº 20.886 y art. 9º Acta 37-2016).
En primer lugar, como marco en el que se insertan tales actos. En este sentido,
como se ha visto, la ley impone que la realización de dichos actos se verifique
en determinados días y horas, declarando inválidos los que no se acomodan a
esa prescripción. En segundo lugar, opera como regla para determinar la
secuencia del procedimiento; es decir, para evitar la coincidencia de unos actos
con otros, la ley señala el orden de realización de los diversos actos, con efecto
preclusivo.
89
ocurre con una citación, o bien como un periodo de tiempo durante el cual y en
cualquier momento del mismo, puede o debe realizarse un acto procesal (plazo),
como el de emplazamiento. En todo caso, tanto el legislador como la práctica no
respetan esta distinción y es frecuente que ambas expresiones se utilicen de
modo indistinto. Así, suele hablarse impropiamente de término de
emplazamiento o término de prueba, que son plazos, o aludir al plazo para la
celebración de la audiencia en el procedimiento sumario, que técnicamente es
un término.
90
7.3.2. Según su origen
Los hay legales, judiciales y convencionales. La regla está constituida por los
plazos legales, como los contenidos en el art. 258 CPC (término [plazo] de
emplazamiento) y en el art. 328 CPC (término [plazo] probatorio), pero hay
ocasiones en que lo determina el juez, cuando la ley lo autoriza expresamente
(arts. 9º, 37 inc. 2º, 269, 302, 340 inc. 2º, CPC) y hasta puede emanar del
acuerdo de voluntad de las partes, como sucede con los arts. 64 inc. 2º y 328
inc. 2º CPC. El algunos casos, el juez fija el término, pero lo debe hacer dentro
de los parámetros determinados por el legislador, como sucede con la audiencia
de conciliación (art. 262 inc. 2º CPC).
En general, son las normas del Código Civil las que indican principalmente la
forma en que deben computarse los plazos. Como primera cuestión, debe
considerarse la unidad de tiempo que constituye el plazo o término,
distinguiéndose entre plazos de días, como el previsto en el art. 189 CPC; de
meses, como el señalado en el art. 152 CPC, y de años, como el establecido en
el art. 153 inc. 2º CPC.
91
cómputo pues, de lo contrario, se vulneraría la norma que exige que los plazos
han de ser completos.
El art. 48 CC señala que los plazos correrán hasta la medianoche del último
día del plazo, por lo que hasta ese momento puede ejercitarse el
correspondiente derecho o facultad.
Con todo, en ningún caso podrá la prórroga ampliar el término más allá de los
días asignados por la ley (art. 68 CPC). Entiendo que esta norma recibe
aplicación en los casos en que la ley fija un límite para la prórroga, como sucede
con los arts. 90 inc. 3º, 269 o 280 CPC.
92
7.4.3. Sistema de computación
La regla general es que para la computación de los plazos se incluyan aun los
días feriados, a menos que el plazo señalado sea de días útiles, expresándose
así, pues en tal caso no se contarán los feriados (art. 50 CC). Sin embargo, esta
norma aparece parcialmente modificada por lo dispuesto en el art. 66 CPC, en
cuya virtud los términos de días establecidos en el CPC se entenderán
suspendidos durante los feriados, salvo que el tribunal, por motivos justificados,
haya dispuesto expresamente lo contrario.
A propósito del plazo previsto en el art. 103 de la Ley General de Bancos, como
ésta nada dice sobre la manera como ha de computarse dicho plazo, para estos
efectos no pueden excluirse los días feriados, por cuanto no se ha expresado de
ese modo en el mismo cuerpo de leyes ni en forma manifiesta ni por la vía de la
remisión al Código de Procedimiento Civil.
"No es posible, de esta manera, sin violentar el claro tenor y sentido de las normas
legales referidas, darles el alcance que pretende el recurrente, que persigue hacer
aplicable a la situación en análisis lo dispuesto en el artículo 66 del Código de
Procedimiento Civil, extendiéndolo a hipótesis que se encuentran claramente
excluidas de sus supuestos" (C. Suprema, 25 de junio de 2007, rol Nº 5309-2005).
93
feriados, esto es, los aludidos directamente por la ley extraña; en tanto que
aquellos indirectamente vinculados al CPC, como los plazos para recurrir, por
ejemplo, quedarán sujetos a las reglas de este último texto normativo, situación
que no sólo afecta el conjunto armónico de las reglas que gobiernan la
tramitación de los procesos, sino que introduce un elemento que puede
perjudicar las posibilidades de defensa en juicio y establece diferencias
difícilmente justificables entre un ejecutado de la Ley General de Bancos y otro
en un juicio ejecutivo. Así se ha sostenido en votos disidentes contenidos en
algunas de las sentencias recién mencionadas.
Los plazos, sostenía Couture, son los lapsos dados para realización de los
actos procesales, por lo que durante ellos deben satisfacerse las cargas si no se
desea soportar las consecuencias enojosas del incumplimiento. Por esta razón,
una de las principales manifestaciones de la preclusión procesal se produce
como consecuencia del transcurso infructuoso de los términos procesales:
transcurrido un plazo, se extingue el derecho procesal que debió haberse
ejercitado en él (Romero).
94
juez que provee favorablemente a esa manifestación de voluntad. Sin embargo,
en la actualidad, como constituye un deber del juez declararla de oficio y, por
consiguiente, no es siquiera necesaria la declaración de voluntad del adversario,
no es dudoso que es la decisión del juez la que provoca la extinción de la facultad
procesal omitida.
El plazo no fatal por excelencia es el plazo judicial, tanto así que el legislador
prácticamente los asimila en el art. 78 CPC, señalando que vencido un plazo
judicial —entiéndase, no fatal— para la realización de un acto procesal sin que
éste se haya practicado por la parte respectiva, el tribunal, de oficio o a petición
de parte, declarará evacuado dicho trámite en su rebeldía y proveerá lo que
convenga para la prosecución del juicio, sin certificado previo del secretario. En
todo caso, el juez al fijar un plazo no le puede imprimir el carácter de fatal. La
fatalidad de un plazo sólo puede emanar de la ley y no de la resolución de un
juez.
95
En algunas ocasiones, las leyes o el tribunal disponen que determinadas
actuaciones o diligencias se verifiquen "con citación" o "con audiencia". Tal
ocurre, en el primer caso, con los arts. 69, 106 inc. 2º, 123, 233, 336, 491 inc. 2º
CPC, entre otros. Por otro lado, las disposiciones de los arts. 82, 236 y 239 CPC
se refieren a ciertas diligencias ordenadas con audiencia. Como primera
aclaración se debe advertir que pese al lenguaje empleado, no se alude en estas
normas ni a un acto de comunicación (citación) ni a un comparendo celebrado
en presencia del juez (audiencia). Su significado se relaciona con las
posibilidades conferidas a las partes para tomar conocimiento y, en su caso,
oponerse a determinadas diligencias dispuestas por el tribunal. Estas diferentes
formas en que pueden ser decretadas u ordenadas las actuaciones judiciales
repercuten directamente en la oportunidad en que la respectiva diligencia o
actuación puede llevarse a efecto.
96
transcurridos tres días contados desde la notificación a la parte contraria y en la
medida en que dicha parte no se oponga dentro del señalado plazo (art. 69 inc.
1º CPC).
97
citación"; b. Oponerse o deducir observaciones dentro del citado plazo. La
oposición dará origen a un incidente que se tramitará de acuerdo a las reglas
generales. Sólo una vez resuelto el incidente en forma favorable a la parte que
solicitó la diligencia, ésta podrá llevarse a efecto.
98
El profesor Casarino estimaba que aún existía una cuarta posibilidad de
disponer las actuaciones procesales: que la diligencia se autorice de plano, lo
que viene a significar que la solicitud no está sujeta a ninguna forma especial de
tramitación ni plazo alguno. En sentido estricto, cuando la ley dispone que una
resolución sea pronunciada de plano, como sucede en los arts. 84, 89, 491 inc.
2º CPC, quiere decir que debe ser dictada sin sujetarse a una tramitación
determinada ni oír a la parte contraria; es decir, empleando una antigua
terminología propia del expediente en papel, "a fojas vuelta".
8.5. Diferencias entre las actuaciones decretadas con citación y con audiencia
99
cierto es que si las nociones anteriores son suficientemente explicadas y
comprendidas, no se haría necesario una disquisición adicional.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
GUASP, J., Derecho Procesal Civil, t. I (con Aragoneses, P.), 7ª edición, Navarra,
Thomson-Civitas, 2006.
MONTERO AROCA, J., El proceso civil, 2ª edición, Valencia, Tirant lo Blanch, 2016.
100
OTERO LATHROP, M., Derecho procesal civil. Modificaciones a la legislación 1988-
2000, Santiago, Edit. Jurídica, 2000.
ROMERO SEGUEL, A., Curso de derecho procesal civil. De los actos procesales y
sus efectos, t. IV, Santiago, Thomson Reuters, 2017.
En términos simples, las partes ¿junto al juez que ha sido llamado a conocer
y fallar la causa¿ son los actores principales del proceso judicial. De hecho, sus
pretensiones e intereses son los que configuran el objeto discutido, de manera
que van a ser sometidos a contraste por el sentenciador. Por tanto, será usual
que las partes se encuentren en posiciones contrapuestas, cuestión que se
habrá originado antes del inicio del proceso judicial y que las motiva a acudir
ante el tribunal para que éste determine cuál es su derecho o qué es lo que les
corresponde.
En todo caso, más allá de situaciones poco usuales, normalmente bastará con
leer la demanda para tener certeza de quienes son las partes de un juicio
determinado, cuestión que tiene gran importancia y utilidad, pues esta calidad
conlleva una serie de consecuencias procesales (Chiovenda), a saber:
c) Por otro lado, es posible que el domicilio de las partes sea el elemento para
fijar la competencia relativa del tribunal. Así ocurre, por ejemplo, con la regla
general y subsidiaria en materia civil, que indica que es competente para conocer
de una demanda civil el juez que corresponda al domicilio del demandado (art.
134 COT). A su turno, en sede laboral y dependiendo de la situación específica,
puede ser relevante el domicilio del actor o del demandado (art. 423 CT),
cuestión muy similar a lo que ocurre en materia de alimentos (art. 1º ley Nº
14.908).
102
d) En otro aspecto, el vínculo o la relación que posean las partes con el o los
jueces, así como con los auxiliares de la administración de justicia llamados a
intervenir en la tramitación del proceso, puede configurar la concurrencia de
causales de implicancia o recusación. Esto ocurrirá, sólo a modo ejemplar, si
alguna de las partes es cónyuge o pariente en línea recta o colateral con el juez
de la causa; éste resulta ser tutor o curador de alguna de ellas; mantienen un
vínculo laboral o societario; o una relación de amistad, enemistad, odio o
resentimiento (arts. 195 y 196 COT).
Entendiendo que lo normal será que las partes materiales serán las que
posteriormente se enfrentarán ante los tribunales de justicia, nada impide que
una persona pueda solicitar un pronunciamiento de fondo sin tener intervención
en la relación jurídica material. En efecto, Montero ha dejado en claro que la
condición de parte en un proceso determinado no depende de que la persona
sea o no titular de la relación jurídica material o del derecho subjetivo deducido
en juicio, pues la coincidencia entre lo sustantivo y lo material no es relevante
para el inicio del proceso (Montero).
En todo caso, si bien la existencia del vínculo material no es requisito sine qua
non para el inicio del proceso, esto sí redundará en el contenido de la decisión
que emitirá el tribunal. En este sentido, una de las posibles defensas que puede
esgrimir el demandado es que él, el actor o ambos, no han tenido ninguna
participación en el vínculo material o que éste es inexistente, cuestión que sólo
será dilucidada en la sentencia definitiva firme que se pronunciará luego de la
sustanciación de todo el proceso.
103
No obstante, hay que mencionar que existen algunos litigios en que sólo serán
admitidas como partes aquellas personas que han intervenido en el vínculo
sustantivo que da origen al conflicto que se somete al juez. Esto sucede en los
juicios de divorcio, toda vez que la regulación legal ha dispuesto que esta acción
pertenece exclusivamente a los cónyuges (art. 56 ley Nº 19.947).
3. CAPACIDAD
Tal como sucede respecto de la capacidad de goce regulada por las normas
del derecho sustantivo, son plenamente capaces para ser parte todas las
personas naturales y jurídicas, razón por la que es posible entender que la
capacidad para ser parte representa la faz procesal de la de goce. De ahí que
se haya sostenido que esta capacidad se vincula con el derecho de acceder a la
justicia y a poner en marcha el aparato jurisdiccional del Estado, cuestión que,
en cualquier caso, dependerá del cumplimiento de requisitos formales
(Quezada). Por tanto, podrán ser parte en juicio todos los seres humanos y las
personas jurídicas de derecho público (ej.: la nación, el fisco, las municipalidades
y las iglesias) o de derecho privado (ej.: sociedades, fundaciones y
corporaciones).
104
Esta capacidad implica que todas las personas naturales y jurídicas se
encuentran plenamente habilitadas para ser titulares de la relación jurídica
procesal (Ortells); vale decir, para detentar los derechos y cargas que conlleva
la intervención en un proceso judicial. Por tanto, la capacidad para ser parte se
posee sin importar cuáles sean las condiciones particulares de la persona ni el
tipo de proceso en que interviene.
Las personas poseen capacidad para ser parte durante toda su existencia:
respecto a las personas naturales esto se extiende desde el nacimiento hasta la
muerte, y en el caso de las personas jurídicas, desde su constitución a su
terminación. Así, todas las personas perderán esta capacidad desde el momento
en que se produzca el término de su existencia, sea por muerte, acuerdo de sus
miembros, sentencia ejecutoriada, etc.
En todo caso, hay que tener presente que ciertas entidades carecen de
personalidad jurídica, de modo que no podrán ser emplazadas directamente en
el proceso, tal como se indica en la sentencia de la Corte Suprema de 11 de
mayo de 2017, rol Nº 64310-16: "Por consiguiente, al carecer el Tercer Tribunal
Ambiental de personalidad jurídica propia esta entidad ha de actuar bajo la
personalidad jurídica y con los bienes y recursos del Fisco, por lo que no es
posible emplazarlo directamente a un juicio sino a través del ente llamado a
representarlo que, como se señaló, es el Consejo de Defensa del Estado".
Para determinar quiénes tienen capacidad procesal, habrá que distinguir entre
personas naturales y jurídicas:
105
— Personas naturales: poseen capacidad procesal aquellas que están en el
pleno ejercicio de sus derechos civiles (Ortells); o sea, se excluye a quienes la
ley civil considera como absoluta o relativamente incapaces: dementes,
impúberes, sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente,
los menores adultos y los disipadores que se hallen en interdicción de
administrar lo suyo (Jorquera).
Que por este acto vengo en interponer querella infraccional en contra del BANCO DE SPRINGFIELD, Rut: 98.050.000-
1, representado legalmente por don SERGIO MIRANDA A., ingeniero civil industrial, ambos domiciliados en calle
Covadonga Nº 1040, Iquique, por infracción a las normas de la Ley Nº 19.496 sobre Protección de los Derechos de los
Consumidores, en mérito de los antecedentes de hecho y fundamentos de Derecho que a continuación paso a exponer:
La premisa inicial en esta materia indica que lo normal será que las partes sean
capaces, de modo que la incapacidad deberá ser alegada y probada por aquel
que le interese su declaración. Por consiguiente, si alguna persona natural
carece de capacidad procesal y actúa en el proceso sin la autorización o
representación prevista por la ley, la contraparte podrá formular un incidente de
nulidad procesal respecto a los actos que ella haya realizado, sin perjuicio de
que también el juez podrá anular de oficio dichas actuaciones cuando constate
la concurrencia del vicio (art. 84 CPC). También será posible que el demandado
alegue su propia falta de capacidad, por ejemplo, si se trata de un menor de
edad que ha sido demandado y notificado personalmente de la demanda, pues
106
en esa situación el emplazamiento no puede considerarse válido y la sanción
para ello será la declaración de nulidad de todo lo obrado.
Esto ha sido recogido por nuestra jurisprudencia, tal como señala la sentencia
de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas de 4 de diciembre de 2009, rol Nº
166-2009:
107
Por aplicación de lo dispuesto en el art. 2º de la Ley Nº 18.120 sobre
Comparecencia en Juicio, poseen capacidad de postulación:
4) Los egresados de esas mismas Escuelas hasta tres años después de haber
rendido los exámenes correspondientes, lo que se demuestra con el certificado
de egreso emitido por la autoridad universitaria competente;
4. REPRESENTACIÓN
108
La intervención en juicio de aquellos que carecen de capacidad procesal
deberá llevarse a cabo mediante la representación de las personas que en cada
caso ha indicado la ley, representantes que, valga aclarar, deben estar
debidamente dotados de la capacidad de obrar. Esto ocurre en el caso de las
personas menores de edad y de aquellas que han sido declaradas en
interdicción.
S. J. DE FAMILIA DE ANCUD
CLAUDIA VALERIA YÁÑEZ URZÚA, Rut: 17.132.740-8, profesora, domiciliada en calle Felipe de la Rosa Nº 820, de
la ciudad de Ancud, en representación legal de mi hijo MANUEL ANDRÉS GONZÁLEZ YÁÑEZ, Rut: 25.542.120-6,
estudiante, de mi mismo domicilio, a US. con respeto digo:
Que por este acto y de conformidad con lo establecido en los artículos 321 y ss. del Código Civil, vengo en deducir acción
de alimentos en contra de don SEBASTIÁN IGNACIO GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Rut: 15.123.369-K, mecánico, domiciliado
109
en Avenida Lircay s/n, Talca, a favor de nuestro hijo antes individualizado, en razón de las consideraciones de hecho y
fundamentos de Derecho que indico a seguir:
Lo dicho, en todo caso, debe adecuarse con lo previsto por el art. 43 del Código
Civil, según el cual también pueden ser representantes legales de una persona
su tutor o curador. De este modo, en caso de que el menor de edad esté
sometido a tutela o curatela, la representación judicial deberá ser asumida por
la persona a quien se le haya confiado la guarda.
110
persona que tenga a su cuidado al menor de edad imputado por la infracción a
la ley penal, deberá ser notificado de la realización de la primera audiencia, pero
su intervención en ella será sólo eventual (art. 36).
5. LEGITIMACIÓN
111
5.1. Generalidades
112
petición de fondo, siendo totalmente irrelevante que la parte procesal sea al
mismo tiempo la titular o la obligada por el derecho material deducido en el
proceso".
113
Un ejemplo paradigmático de esta situación es el acaecido y recogido por la
sentencia de 25 de mayo de 2016 de la Ilustre Corte de Apelaciones de Santiago
que confirmando el fallo de primera instancia, mediante un recurso de apelación,
señaló que no se puede acoger una demanda de interdicción del demente por
falta de legitimación activa, aduciendo que el peticionario carece del parentesco
requerido por el art. 443 CC, en este caso. Como podemos apreciar, es una
cuestión específicamente de fondo y que, por mucho interés económico procesal
que pueda plantear desechar esta petición en una fase inicial, lo cierto es que
parece más oportuno otorgar acceso a la Justicia a todo aquel que pretenda
dirimir un conflicto.
114
del derecho discutido, debiéramos revisar el derecho de acción y el acceso a la
justicia como parte de la tutela judicial efectiva.
Entonces, debemos entender que la legitimación, hoy por hoy, sólo sirve para
indicar qué personas forman parte, o van a formar parte, de la relación procesal
en concreto como parte activa y pasiva de la misma.
115
Normalmente, quien está en un juicio lo está por su propio deseo o porque no
le queda otro remedio. Esta afirmación, al menos, parece fácilmente predicable
de la parte demandante e indiscutible respecto de la parte demandada. En
principio, nadie que no quiera someter su pretensión a los tribunales de justicia,
lo hace. Más difícil es proponer la misma premisa respecto del demandado, cuya
presencia está, precisamente, determinada por la interposición de la demanda
del actor, sin considerar su interés en formar parte de una relación procesal.
116
requerirlos, pero únicamente mientras su acción se encuentre vigente, dentro del
marco de las reglas generales, que, como (se ha) dicho, gozan de la naturaleza
de derecho público y no se encuentran a disposición de los contratantes".
117
se integren al juicio. El o los hasta el momento terceros, aparentemente
indiferentes, se van a poder convertir en partes directas.
118
clara al sostener que los únicos apercibimientos válidos son los propios que
establece el artículo 21 CPC. En aquella ocasión un litigante fue erróneamente
sancionado con la figura de tener por no presentada la demanda debido a que
el demandante, requerido por el art. 21 CPC, no logró notificar a todos los
miembros de una comunidad hereditaria propietaria de un bien. A mayor
abundamiento, aquellos terceros se incorporaron al juicio en la forma prevista
para los terceros. El art. 21 CPC, entonces, obliga a hacer los
intentos normales para incorporar a todas las personas a quien pertenece la
acción, si hay una imposibilidad material de que aquello suceda deberá seguirse
el juicio con la ausencia de quienes no pudieron ser emplazados.
Formulario
EN LO PRINCIPAL: Solicita dar conocimiento de la demanda a tercero a los efectos del artículo 21 del Código de
Procedimiento Civil. OTROSÍ: Patrocinio y poder.
Que el presente escrito se eleva en razón de los autos civiles caratulados ..... con ....., ROL XXX-XXXX de ingreso al
Primer Juzgado de Letras en lo Civil, ya que en virtud de lo dispuesto en el artículo 21 del Código de Procedimiento Civil,
es que vengo a solicitar que se ponga en conocimiento de don ..........., domiciliado en .........., la demanda de autos, para los
efectos jurídicos procesales de la disposición citada.
Que don .......... es integrante de la comunidad hereditaria que se configura con el actor demandante, según consta en la
posesión efectiva acompañada en la demanda por el actor.
POR TANTO: en mérito de los fundamentos argüidos en autos y amparado por la facultad dispuesta en el artículo 21 del
Código de Procedimiento Civil, RUEGO A SS. se sirva por acoger la presente solicitud, y de esta manera ordene poner la
demanda, proveído, y resolución en conocimiento de la persona anteriormente individualizada, con la finalidad de que este
se pueda manifestar, dentro de la oportunidad procesal pertinente, si adhiere o no a la demanda, con los efectos y
consecuencias jurídicas previstas por el ordenamiento jurídico.
OTROSÍ: Ruego a US. tener presente la designación de don ......., abogado, domiciliado en ......... a quien de esta forma
confiero patrocionio y poder.
119
6.2. La jactancia
Es importante remarcar, de igual modo, que para que esta acción pueda
prosperar se deben cumplir los requisitos contemplados en el art. 270 CPC. Así,
para que un sujeto logre promover la petición para obligar a otro a demandar, la
jactancia debe (1) constar por escrito o (2) haberse realizado a viva voz, o bien,
ha de ejecutarse ante, al menos, (3) dos personas hábiles para prestar
testimonio en juicio civil.
120
Sin embargo, no toda declaración es suficiente. Por ejemplo, en la sentencia
de la Corte Suprema de 28 de junio de 2017, rol Nº 73807-2016, queda
claramente establecido que la manifestación del jactancioso debe ser pública y
constituir un alarde injusto. A su vez, en el caso señalado, una respuesta por
carta del Ministerio de Bienes Nacionales, en el contexto de un requerimiento
para tener claridad sobre delimitación de lindes, en que se indica que no existe
suficiente certeza, puesto que ambas partes tienen títulos de propiedad
correctamente inscritos, no es propiamente un supuesto de jactancia. Por lo
tanto, aquel requisito está demandando en nuestra jurisprudencia una actitud
positiva e inequívoca de goce de derechos excluyendo los de los demás.
Finalmente, hay que señalar que el art. 272 CPC establece un plazo de
prescripción de la acción de jactancia de seis meses, contados desde que
tuvieron ocasión los hechos fundantes de la eventual petición.
Formulario
Procedimiento: Sumario
Materia: Jactancia
Demandante: XXXXXX
Rut: XXXXXX
Rut: XXXXXXX
Apoderado: XXXXXX
Rut: XXXXXX
Demandado: XXXXXXX
Rut: XXXXXXX
121
EN LO PRINCIPAL: Interpone demanda por jactancia; OTROSÍ: Patrocinio y poder.
S. J. L. en lo Civil
Demando por jactancia, a seguirse según el procedimiento establecido para el juicio sumario, a don(ña) ...................., de
profesión .........., domiciliado en ................., por haber manifestado pública y ostentosamente que ........................................ Lo
cierto es que no está gozando de los derechos que se arroga y su afirmación me causa, en sí un perjuicio.
PRIMERO.- .................................................
SEGUNDO.- .................................................
TERCERO.- .................................................
De esta forma, concurren los requisitos contemplados en el art. 270 CPC puesto que se ha realizado esta manifestación
(elegir una de las alternativas: Por escrito, a viva voz, ante al menos dos personas hábiles para prestar testimonio en juicio
civil).
POR TANTO,
de acuerdo con lo dispuesto por los artículos 269 y siguientes y 680 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
SOLICITO: se sirva tener por deducida demanda por jactancia en contra de don(ña) ...................., ya individualizado, para
que se le obligue a interponer demanda contra mi persona en el plazo de diez días, bajo apercibimiento de que, si así no lo
hiciera, no será oído, después, sobre aquel derecho, con costas.
OTROSÍ: Ruego a US. tener presente la designación de don ......., abogado, domiciliado en ......... a quien de esta forma
confiero patrocionio y poder.
122
la cosa vendida, por causa anterior a la venta, deberá (si bien, más
correctamente debiese ser "podrá") citar a su vendedor para que la defienda.
Con esta previsión se materializan instituciones propias de la compraventa,
como la responsabilidad por vicios redhibitorios y el saneamiento por evicción.
123
6.4. Citación de acreedores hipotecarios en el marco del juicio ejecutivo
La hipoteca es un derecho real que determina que un bien raíz queda adscrito
al pago de una deuda. Entonces, en palabras muy simples, da derecho al
acreedor de una deuda a perseguir la propiedad hipotecada, con independencia
de quién sea el dueño del inmueble (este caso sencillo se refiere, en concreto,
al supuesto de que el inmueble sea vendido).
Tipos:
126
postre, es la aplicación: en el supuesto concreto se observa cómo el
litisconsorcio necesario se yergue como un requisito que hace depender la
eficacia del procedimiento, en tanto no esté completamente formada la relación
procesal, por las personas correspondientes. Así, a tenor de lo dispuesto en el
art. 226 del Código Civil en la discusión sobre la atribución del cuidado personal
de los hijos a personas distintas a los padres (por causa de inhabilidad moral o
física) debe dirigirse la acción contra ambos padres. La ausencia de la
concurrencia de este requisito determina una sentencia que no puede entrar a
enjuiciar el fondo del asunto, puesto que no se constituyó en forma correcta la
relación procesal.
El primer escenario que establece la ley es que se trate de la misma acción que
pertenece a varios demandantes o, alternativamente, pudiera tratarse de acciones
que emanan directamente del mismo hecho. Por ejemplo, aquí tendrían perfecta
cabida las llamadas obligaciones indivisibles en que la acción pertenece a varias
personas, y la responsabilidad civil derivada de un accidente de tránsito en un
vehículo en el que viajaban varias personas. También se ha descrito la situación en
que varios herederos formulan simultáneamente la acción de petición de herencia
(Stoehrel Maes).
127
deducidas, que permita la relación procesal múltiple pasiva" (Sentencia de 25 de
noviembre de 2014, rol Nº 22615-2014).
7.2. Efecto
8. LOS TERCEROS
128
8.1. Panorama
Pero para completar el panorama faltaría indicar dos nociones más: existen
terceros que sin tener un derecho o interés en el resultado del juicio participan
del mismo (terceros intervinientes) y, finalmente, nos encontramos con el
especial supuesto de los terceros que pueden participar a propósito del juicio
ejecutivo y la regulación de las tercerías.
129
El tercero indiferente es el tercero por antonomasia. Es aquella persona que
sólo puede ser definida en forma negativa (Montero Aroca) como quien no es
parte. De este modo, todo aquel que no es parte, llanamente, es tercero. Esta
es la regla general respecto de la mayoría de los procesos. Se es tercero
indiferente respecto de, prácticamente, la totalidad de los asuntos.
Los terceros interesados, en términos muy amplios, son aquellos sujetos que
no son parte en un proceso, pero gozan de la potencialidad de serlo. Por este
motivo, la doctrina habitualmente habla de partes indirectas, puesto que se
pueden convertir en partes directas o partes, sin más calificativos. Como lo
señala la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago de 7 de enero de
2016, rol Nº 10153-2015: "el tercero, una vez admitido en el pleito, se convierte
en parte y tendrá los derechos, deberes y cargas de ésta".
El tercero interesado es aquel sujeto que no forma, todavía, parte del actus
trium personarum pero que observa cómo se ven comprometidos sus derechos
y, por lo tanto, se permite su participación del proceso. Para estos supuestos, el
CPC ha contemplado una regulación específica que pasamos a explicar.
130
El art. 22 CPC incorpora a nuestro sistema a los denominados terceros
excluyentes o intervinientes por vía principal. Habitualmente, se pone de ejemplo
la tercería de dominio (Stoehrel Maes) aunque, en rigor, las tercerías del juicio
ejecutivo tienen su propio estatuto en el Libro III, Título I, Párrafo 3º (en idéntico
sentido, Lillo). La regulación positiva señala que este tipo de tercería se
promoverá cuando en la secuela del juicio aparezca alguien reclamando
derechos incompatibles con los de las partes. De este modo, depende de la
voluntad del tercero accionar en ese proceso, o bien iniciar uno por cuenta
propia.
131
8.3.2. Terceros Coadyuvantes
Sin embargo, hay que hacer algún matiz respecto de este tipo de intervención
que la doctrina ha llamado adhesiva simple, para diferenciarla de la adhesiva
litisconsorcial. En este caso, en la intervención adhesiva simple, tal y como
defiende la doctrina (Chiovenda), el tercero acude al proceso a ayudar a una
parte porque está en sintonía con ella, pero ni se trata de justicia "platónica"
(aunque podría darse en algún caso muy cualificado, como el profesional que
132
quiere limpiar su imagen), ni el tercero pretende arrogarse para sí la cosa o el
derecho, sino que para apoyar a una de las partes.
133
Un supuesto de tercero sencillo de comprender es el del tercero interviniente.
En rigor, podemos hablar de un tipo de tercero —junto al indiferente— en tanto
que no posee aquella eventualidad de convertirse en parte (parte indirecta).
Finalmente, hay que destacar que los sujetos intervinientes deben estar
desprovistos de intereses o derechos, puesto que ello sería incompatible con la
función para la que son traídos al proceso.
9. COMPARECENCIA EN JUICIO
134
excepcionalmente, cuando el legislador procesal lo ha permitido de forma
expresa, será posible comparecer por sí mismo, sin contar con asesoría letrada.
Por otra parte, la defensa en juicio requiere la toma de decisiones que van a
redundar en las reales posibilidades de obtener una sentencia en favor de la
parte. Debido a ello, se ha entendido que es mejor contar con la serenidad y
objetividad suficiente que sólo puede conseguir quien no ha tenido una
intervención directa en la controversia que ha motivado el inicio del juicio. De ahí
que se haya sostenido que aun cuando la parte tenga los conocimientos que la
habiliten para actuar y comparecer en juicio por sí misma, lo más recomendable
es que un tercero la represente judicialmente. De ahí la famosa frase de
Abraham Lincoln: "El que se representa a sí mismo, tiene a un tonto por cliente".
Esta materia se encuentra regulada por el art. 4º del CPC, el que prevé que
toda persona que deba comparecer en juicio a nombre propio o como
representante legal de otra, deberá hacerlo en la forma que determine la ley, y
esa ley no es otra que la Nº 18.120, que contiene las normas sobre
comparecencia en juicio.
135
9.2. Forma de comparecer ante los tribunales de justicia. Distinción
136
— En los procesos originados a partir del ejercicio de los recursos de amparo
y protección.
137
9.2.3. Ante la Corte Suprema
Ahora bien, si durante la sustanciación del proceso fallece alguna de las partes
que obra por sí misma (actuación que, como se apuntó, sólo es posible en
primera y segunda instancia), no habrá dejado a nadie que la represente en
estas gestiones. En este escenario hay que estar a lo que dispone el art. 5º del
CPC, según el cual producido el deceso de la parte:
1. Se suspenderá el procedimiento;
138
2. Deberá notificarse a los herederos, a fin de que tomen conocimiento formal
de la existencia del proceso y del estado en que se encuentra, y
El art. 9º del CPC regula el caso en que durante la tramitación del juicio se
ponga término, por cualquier motivo, a la representación legal que tiene una
persona respecto de otra (tal como ocurre, por ejemplo, entre el padre y el hijo,
139
el adoptante y el adoptado o el curador y su pupilo). Dicha representación podría
terminar por sentencia judicial o por haber alcanzado el representado la mayoría
de edad.
140
Orgánica del Consejo de Defensa del Estado establece que a su presidente y a
los abogados procuradores fiscales les corresponde la representación judicial,
entre otros, del Estado y del Fisco (arts. 18 y 24). Por su parte, las
Municipalidades son representadas judicialmente por su alcalde (art. 63 ley Nº
18.695), mientras que en el caso de las iglesias y organizaciones religiosas,
habrá que estar a lo que dispongan sus estatutos.
1. Si hay motivo fundado para temer que una persona que se pretende
demandar se ausentará en breve tiempo del país, o sea, pasará a estar ausente,
se podrá solicitar una medida prejudicial preparatoria destinada a que dicha
persona constituya un apoderado en el lugar donde va a entablarse el juicio, a
fin de que éste la represente y responda por las costas y multas en que sea
condenado, bajo apercibimiento de nombrársele un curador de bienes (art. 285
CPC).
141
para actuar en el juicio (art. 367 inc. 2º COT). Dado que esta representación es
facultativa para el defensor público, podrá no asumirla, caso en el cual al ausente
se le nombrará un curador de bienes (arts. 367 COT, 845 CPC y 473 CC).
11. PATROCINIO
142
que sólo puede ser celebrado con un abogado habilitado para el ejercicio de la
profesión (Casarino; Jorquera; Lenin), a quien se le confía la responsabilidad de
llevar a cabo la supervisión jurídica del pleito (Díaz Uribe). El abogado se hace
responsable de la marcha y el resultado de la causa, incurriendo en
responsabilidad para con su cliente en el caso de negligencia u otros actos que
vayan en su detrimento o contra sus intereses.
143
PATROCINIO Y PODER
MIGUEL ALEJANDRO FARÍAS DURÁN, Cédula Nacional de Identidad Nº 15.852.146-7, chileno, chofer, domiciliado
en Carmen Nº 55, Curicó, demandado, en causa sobre comodato precario, caratulada "ZÁRATE CON FARÍAS", rol Nº 759-
2017, a US. respetuosamente digo:
Que vengo en designar abogada patrocinante y conferir poder a doña XIMENA ANDREA ROJAS BARRUETO, abogada
habilitada para el ejercicio de la profesión, domiciliada en Arauco Nº 88, Curicó, con todas y cada una de las facultades
contempladas en el artículo 7º del Código de Procedimiento Civil, las cuales doy por expresamente conocidas y reproducidas
para todos los efectos legales.
POR TANTO, y en virtud de lo expuesto y lo dispuesto en los artículos 1º y 2º de la Ley Nº 18.120, que establece normas
sobre comparecencia en juicio,
EN LO PRINCIPAL: Renuncia al patrocinio y poder. OTROSÍ: Solicita se practique notificación a persona que indica.
S. J. DE FAMILIA DE ANTOFAGASTA
RODRIGO IGNACIO JOFRÉ ROJAS, cédula nacional de identidad Nº 10.264.356-K, abogado, por la parte demandante
en causa sobre relación directa y regular, caratulada "CASTILLO con GONZÁLEZ", RIT C-1488-2017, a US.,
respetuosamente digo:
Por este acto vengo en renunciar al patrocinio y poder que me fuera conferido por el actor don MANUEL CASTILLO
MUÑOZ, debido a que el patrocinado ha ocultado y falseado información esencial para la gestión de su defensa, además de lo
cual, ha incumplido con el pago de las remuneraciones pactadas.
POR TANTO,
RUEGO A US. tener presente la renuncia al patrocinio y poder conferido en la presente causa.
145
OTROSÍ: SÍRVASE US., notificar por carta certificada a don MANUEL CASTILLO MUÑOZ, la renuncia al patrocinio y
poder presentado en lo principal de este escrito, en su domicilio ubicado en Sarmiento Nº 420, Antofagasta.
Presentado el escrito anterior, el tribunal dictará una resolución del siguiente tenor:
RIT: C-1488-2017.
En todo caso, también se ha apuntado que esta revocación podría ser tácita,
cuando la parte designa a un nuevo abogado patrocinante (Casarino).
Esto se produce en caso de que el abogado haya sido objeto de una sanción
disciplinaria de suspensión del ejercicio de la profesión, por haber incurrido en
alguna de las conductas previstas en el COT (arts. 530 y ss.).
147
12.1. Conceptos generales. Mandato civil y judicial
La gestión del encargo exige que el apoderado actúe con un nivel medio de
diligencia. Si bien el incumplimiento de esta obligación no vicia los actos del
procedimiento, hará que el mandatario sea responsable de indemnizar los
perjuicios que su actuación haya causado a su poderdante. Por su parte, si es
el mandante el que no paga los honorarios pactados con su representante, el
ordenamiento procesal ha establecido que el juicio para el cobro de honorarios
por servicios profesionales prestados en juicio se sustanciará de acuerdo al
procedimiento sumario o según la ritualidad prevista para los incidentes (art. 697
CPC).
148
12.2. Formas de constituir el mandato judicial
Así como ocurre respecto del patrocinio, y salvo los casos de excepción, en la
primera presentación ante los tribunales de justicia, la parte o interesado deberá
constituir o acreditar el nombramiento de un mandatario judicial. La forma en que
esto debe llevarse a cabo, a fin de que el mandato celebrado otorgue poder
suficiente al representante, ha sido establecida por el art. 6º del CPC, sin
perjuicio de que en la práctica forense también se ha aceptado una modalidad
adicional. De esta forma, el mandato judicial se puede constituir:
a) Por escritura pública otorgada ante notario u oficial de Registro Civil a quien
la ley confiera esta facultad. Este último sólo puede hacerlo en las comunas en
que no tenga asiento un notario. En la práctica, la persona interesada en conferir
mandato judicial concurre a la notaría y suscribe una escritura pública
donde designa como mandatario judicial a una persona dotada de ius postulandi.
No es necesario que el apoderado intervenga en la suscripción de la escritura
pública, sino que basta con que comparezcan únicamente la parte y el notario.
De esta forma, este mecanismo puede utilizarse para conferir un mandato
judicial a distancia. El contrato se perfecciona cuando el mandatario realiza actos
en cumplimiento del mismo.
Su costo hace que sea una de las formas menos utilizadas de constitución del
mandato judicial, aunque tiene la ventaja de que permite la designación de
mandatario judicial para un proceso vigente y/o cualquier gestión judicial
contenciosa o voluntaria que se presente en el futuro.
149
En la práctica, esta forma de constitución del mandato constituye la regla
general y se materializa a través de la inclusión de su otorgamiento en un otrosí
del primer escrito que presenta la parte o interesado, o en un escrito separado
posterior. Este documento deberá ser firmado por el poderdante y su
mandatario, para luego ser autorizado por el ministro de fe, luego de la
verificación de las firmas y la voluntad de los celebrantes.
Sea como fuere, de la lectura del art. 7º del CPC, es posible establecer tres
tipos de facultades que pueden concederse al mandatario judicial, de modo que
se distingue entre facultades ordinarias o esenciales, de la naturaleza y
extraordinarias.
150
Son aquellas que permiten que el apoderado pueda intervenir, en
representación de su mandante, en todos los trámites del juicio, sea que se
promuevan por la vía principal, reconvencional o incidental. En otras palabras, el
mandato judicial permite que el representante actúe en todo el proceso, hasta la
ejecución completa de la sentencia. Lo anterior se entiende en el contexto en
que el apoderado sea alguna de las personas a quienes se les puede confiar
este encargo, como asimismo, que para la gestión específica el tribunal no haya
exigido la intervención de la parte misma (art. 7º inc. 1º CPC).
Por expresa disposición legal, son nulas las cláusulas en que se nieguen o
limiten estas facultades.
Sobre este aspecto, hay que mencionar que se ha entendido que la facultad
de delegar el mandato, si bien es de la naturaleza de este contrato, sólo la tiene
el apoderado original, no pudiendo ejercerla a su vez también el delegado. De
ahí que no se permita el delega de delega.
151
Figueroa y Morgado han apuntado que la delegación generará un vínculo
jurídico directo entre el mandante y el delegado, surgiendo obligaciones
recíprocas, sin perjuicio de lo cual el mandatario será responsable si delega el
encargo en una persona inidónea.
DELEGA PODER.
MARCELA PARRA DÍAZ, abogada, por la parte demandante, en causa sobre nulidad de contrato, caratulada "MOYA con
CONTRERAS", rol Nº 588-2016, a US. respetuosamente digo:
Por este acto vengo en delegar el poder que me fue conferido en esta causa a la habilitada en Derecho, doña ANGÉLICA
YÁÑEZ SALAS, Cédula Nacional de Identidad Nº 17.987.002-3, estudiante de quinto año de la carrera de Derecho de la
Universidad de Talca, de mi mismo domicilio, otorgándole todas las facultades de ambos incisos del artículo 7º del Código de
Procedimiento Civil, las que doy por conocidas y enteramente reproducidas en esta presentación para todos los efectos legales.
152
Entre las facultades extraordinarias se incluye:
Dado que la renuncia puede ser expresa o tácita, se ha indicado que esta
facultad extraordinaria sólo está referida a la expresa, entendiéndose la tácita
comprendida dentro de las facultades ordinarias, que permiten dejar de ejercer
un derecho o de realizar un acto procesal.
153
g) Otorgar a los árbitros facultades de arbitradores. Esto quiere decir que en
caso de someter el asunto a arbitraje, el mandatario tenga la facultad para
acordar que el árbitro siga las reglas de procedimiento que hayan acordado las
partes o, en subsidio, el CPC, para luego fallar obedeciendo a lo que su
prudencia y equidad le dictaren.
Para proveer, venga en forma el poder dentro de tercero día hábil, bajo el apercibimiento del artículo 2º de la ley Nº 18.120.
154
Proveyó don IGNACIO SEBASTIÁN BAEZA CONTRERAS, Juez Titular.
En este aspecto, el mandato judicial sigue, con las adecuaciones del caso, las
mismas reglas señaladas para el patrocinio. De este modo, una vez constituido,
durará mientras no haya testimonio de su cesación, lo que podrá ocurrir por la
muerte, renuncia o pérdida del ius postulandi del mandatario, la revocación del
poderdante o la terminación del proceso respectivo.
155
Empero, si no lo hace, se declarará la nulidad de todo lo obrado por el gestor en
el pleito, quedando rebelde la parte respecto de los actos que no realizó
oportunamente. Además, con la fianza ofrecida, el agente responderá de todos
los perjuicios derivados de su actuación.
EN LO PRINCIPAL: Solicita autorización para actuar como agente oficioso. EN EL OTROSÍ: Ofrece fiador.
LAURA ANDREA VIDAL FUENTES, abogada, en autos sobre terminación de contrato de arrendamiento, caratulados
"CÁCERES con GRAU", rol Nº 408-2017, a US. respetuosamente digo:
Que atendida la urgencia de las actuaciones procesales que corresponde llevar a cabo en estos autos, vengo en solicitar a
US. me autorice para actuar sin que el demandado de autos, don JAUME GRAU MASBERNAT, me haya otorgado poder para
ello.
Además, ofrezco fianza de que lo que el suscrito actúe por el demandado será ratificado por este en el plazo que US. señale,
para lo que propongo un lapso de 10 días hábiles.
RUEGO A US., acceder a lo solicitado, admitiendo la comparecencia del suscrito en calidad de agente oficioso y fijar la
ratificación en el plazo de 10 días hábiles.
OTROSÍ: RUEGO A US. aceptar como fiador de que don JAUME GRAU MASBERNAT aprobará lo que se actúe a su
nombre, a don JUAN CARLOS ALEGRÍA FLORES, Rut: 13.857.123-0, domiciliado en Pocuro Nº 120, Valparaíso, persona
de reconocida solvencia.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
156
CASARINO VITERBO, Mario (2012): Manual de Derecho Procesal, tomo III
(Santiago, Editorial Jurídica de Chile).
CORREA SELAMÉ, Jorge, Curso de Derecho Procesal, tomo II, Ediciones Jurídicas
de Santiago, Santiago, 2014.
LILLO HUNZINKER, Lenin, Manual de Derecho Procesal Civil. Tomo II, Reglas
comunes a todo procedimiento, Ediciones Jurídicas de Santiago, Santiago,
2012.
157
ORELLANA TORRES, Fernando, Manual de Derecho Procesal. Tomo
II, Procedimientos civiles ordinarios y especiales, Librotecnia, Santiago, 2017.
1. GENERALIDADES Y CONCEPTO
Dentro de los actos que realiza el juez, uno de los más importantes son, sin
duda, las resoluciones judiciales, las que se traducen en actos de decisión y
ordenación. Decisión en cuanto a que es el órgano jurisdiccional el que por
mandato constitucional toca decidir sobre las diversas cuestiones debatidas
158
entre las partes, y de ordenación, en cuanto a que es también el tribunal el
garante de que las formas del procedimiento se respeten, ordenando, por tanto,
el desarrollo del iter procesal.
La resolución judicial es también una especie de actuación judicial, puesto que ésta
es un acto más o menos solemne que se lleva a efecto en el proceso del cual se deja
constancia escrita y certificada por el funcionario a quien le corresponde dar fe del
acto; características que también presentan las resoluciones judiciales, cualquiera
que sea su clase (Casarino, M.).
159
de ministros que debe concurrir a su dictación en los tribunales superiores de
justicia; son diversos también los efectos que producen, especialmente en lo
relativo al desasimiento del tribunal y la cosa juzgada; y especialmente, son
diversos los recursos procesales que proceden en su contra, etc.
Quinto: Que acorde con lo expuesto, esta Corte considera que la resolución que falla
una petición de abandono del procedimiento tiene la calificación jurídica de sentencia
interlocutoria, estableciendo derechos permanentes para las partes, pues hace
imposible la prosecución del juicio si la acoge, o bien, ratifica la validez y utilidad del
procedimiento actuado, si la rechaza.
Noveno: Que esclarecido lo anterior, cabe mencionar que en los autos tenidos a la
vista consta que, acogida la excepción dilatoria opuesta por la defensa fiscal, el
apoderado de la demandante dedujo, en lo principal de fs. 109, recurso de
reposición seguido de uno de apelación subsidiario. A su vez, en el primer
160
otrosí del mismo escrito interpuso, en "subsidio de lo principal", un recurso de
apelación respecto de la misma sentencia interlocutoria.
161
Según la nacionalidad del órgano jurisdiccional que dicta la resolución judicial,
éstas se pueden clasificar en resoluciones dictadas por tribunales nacionales o
por tribunales extranjeros.
162
Tal como habíamos establecido con anterioridad, la instancia se ha
comprendido como cada uno de los grados de conocimiento y resolución que
permiten la revisión judicial, tanto del contenido fáctico como jurídico del
conflicto. Bajo esta premisa, los tribunales en nuestro país, por regla general,
deberán resolver los asuntos en única, primera o en segunda instancia, lo cual
tiene estrecha relación con la posibilidad de interponer un recurso de apelación,
según aparece de manifiesto en el art. 188 COT.
Frente a esto, a la fecha existe una clara recepción que marca un cambio en
la intensidad y extensión que se reconoce a este principio, realizada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso "Herrera Ulloa versus Costa
Rica", del año 2004. Al respecto se ha establecido:
163
"159. La Corte ha indicado que el derecho de recurrir del fallo, consagrado por la
Convención, no se satisface con la mera existencia de un órgano de grado superior
al que juzgó y condenó al inculpado, ante el que éste tenga o pueda tener acceso.
Para que haya una verdadera revisión de la sentencia, en el sentido requerido por la
Convención, es preciso que el tribunal superior reúna las características
jurisdiccionales que lo legitiman para conocer del caso concreto. Conviene subrayar
que el proceso penal es uno solo a través de sus diversas etapas, incluyendo la
tramitación de los recursos ordinarios que se interpongan contra la sentencia.
(...)
164
2.4. Sentencias firmes o ejecutoriadas
Las sentencias que causan ejecutoria son aquellas que pueden cumplirse, no
obstante los recursos pendientes.
165
La regla general, en caso de existir un recurso pendiente (ejemplo el de
apelación), es que no se esté frente a una sentencia ejecutoriada; sin embargo,
hay determinados casos en los cuales la ley a pesar de existir un recurso
pendiente permite ejecutar la sentencia, éstas se denominan sentencias que
causan ejecutoria.
Ejemplos:
166
Así, la sentencia definitiva dictada por el tribunal de segunda instancia será
una sentencia de término; sin embargo, si son deducidos recursos de casación,
el procedimiento no habrá terminado, sin perjuicio de que se puso término a la
última instancia, por lo que la sentencia tampoco se encontrará ejecutoriada.
El inciso 5º del artículo 158 del Código de Procedimiento Civil señala que: "Se
llama decreto, providencia o proveído el que, sin fallar sobre incidentes o sobre
trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo
por objeto determinar o arreglar la substanciación del proceso".
Sobre la base de lo anterior, dos aspectos son los que caracterizan a los
decretos, providencias o proveídos (Stoehrel, C.), estos son:
167
a) sólo tienen por objeto dar curso progresivo a los autos y
Así, por ejemplo, son decretos la resolución que confiere traslado para
contestar la demanda en el juicio ordinario; la que cita a las partes a audiencia
de contestación y conciliación en el juicio sumario; la que tiene por acompañado
algún documento, etc.
Ejemplo
A LO PRINCIPAL: Por interpuesta la demanda en juicio ordinario, Traslado. AL PRIMER OTROSÍ: Por acompañados
los documentos, con citación. AL SEGUNDO OTROSÍ: Se tenga presente.
Rol Nº 125-2017
Cuantía $150.000.000.-
El inciso 4º del artículo 158 dispone que: "Se llama auto la resolución que recae
en un incidente, sin establecer derechos permanentes a favor de las partes, o
sin resolver sobre algún trámite que deba servir de base en el pronunciamiento
de una sentencia definitiva o interlocutoria".
168
"Es decir, los autos son resoluciones judiciales que resuelven incidentes, pero sin
establecer derechos permanentes a favor de las partes, característica que los
distinguen de los decretos, los cuales nunca recaen sobre incidentes, y también de
las denominadas sentencias interlocutorias de primer grado.
Por otra parte, la segunda parte de la definición dice que los autos no resuelven sobre
trámites que deban servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva
o interlocutoria. Esta segunda característica es la que distingue los autos de las
sentencias interlocutorias de segundo grado" (Stoehrel, C.).
Ejemplo: resolución que dice relación con medidas precautorias que dan lugar
a la generación de un incidente (art. 301 CPC): "Todas estas medidas son
esencialmente provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar siempre
que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones
suficientes".
Conforme al inciso 3º del artículo 158 del Código de Procedimiento Civil: "Es
sentencia interlocutoria la que falla un incidente del juicio, estableciendo
derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún trámite que
deba servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria".
Son estos requisitos los que distinguen las sentencias interlocutorias de los
autos.
169
Así, por ejemplo, establece derechos permanentes a favor de las partes la
sentencia interlocutoria que acepta el desistimiento de la demanda o declara
abandonado el procedimiento (no es sentencia definitiva, pues no resuelve la
controversia jurídica). Y resuelve sobre un trámite que debe servir de base para
el pronunciamiento de una sentencia definitiva la resolución que, en el juicio
ejecutivo, ordena embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir
la deuda con sus intereses y las costas (Stoehrel, C.) o la resolución que recibe
la causa a prueba.
VISTOS:
Se recibe la causa a prueba por el término legal y se fijan como hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos los
siguientes:
PUNTO UNO: Efectividad de haber sufrido los actores los perjuicios que reclaman.
Para los efectos de la testimonial que hubiera lugar, se fijan los dos últimos días del término probatorio a las 11:00 horas, si
alguno de estos recayere en día sábado, se llevará a efecto el primer día hábil siguiente, a la hora señalada.
170
3.4. De la sentencia definitiva
3.4.1. Generalidades
Ahora bien, debemos recordar que la instancia es cada uno de los grados
jurisdiccionales de conocimiento dentro del cual el tribunal revisa tanto las
cuestiones fácticas como jurídicas, constituyendo, por tanto, un grado de
conocimiento amplio.
171
un nuevo juicio (al menos el sistema recepcionado en nuestro actual proceso
civil), sino que una revisión de lo ya resuelto.
172
Tercero, el proceso podría incluso terminar sin la dictación de sentencia
alguna, como es el caso de la transacción, dado que en nuestro
sistema procesal, por regla general, dicho equivalente jurisdiccional no requiere
aprobación judicial (art. 2451 CC).
Las resoluciones judiciales son actos procesales y como tal son solemnes,
debiendo cumplir al momento de su dictación con una serie de requisitos, que
en su caso varían según su especie. Hay, sin embargo, algunos que son
generales de todas las resoluciones judiciales. A ellos se refieren los artículos
61 y 169 del Código de Procedimiento Civil. El primero de los artículos señalados
indica:
"De toda actuación deberá dejarse testimonio fidedigno en la carpeta electrónica, con
expresión del lugar, día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que
se haya procedido, y de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan.
A continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y
si alguna no sabe o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia. El acta
correspondiente se digitalizará e incorporará a la carpeta electrónica inmediatamente.
En los casos de contarse con los recursos técnicos necesarios, podrán registrarse las
audiencias en que participe el tribunal mediante audio digital, video u otro soporte
tecnológico equivalente, el que se agregará a la carpeta electrónica inmediatamente".
Por su parte, el artículo 169 señala: "Toda resolución, de cualquiera clase que
sea, deberá expresar en letras la fecha y lugar en que se expida, y llevará al pie
la firma electrónica avanzada del juez o jueces que la dicten o intervengan en el
acuerdo.
173
Si bien el artículo 61 no se refiere a las resoluciones judiciales, sí lo hace
respecto de las actuaciones judiciales, siendo las resoluciones un tipo de
actuación judicial, por tanto, los requisitos generales de toda resolución judicial
son:
Estos requisitos de forma deben cumplirlos los decretos, los autos y las
sentencias interlocutorias y definitivas.
Agrega el inciso 2º del artículo 169 que si después de acordada una resolución
y siendo varios los jueces se imposibilita alguno de ellos para firmarla, basta que
se exprese esta circunstancia en el mismo fallo.
VISTO:
(...)
Regístrese y Devuélvase.
Se deja constancia que el Ministro (S) don Matías de la Noi Merino y el Abogado Integrante don Hugo Escobar Alruiz, no
firman, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo de la causa.
174
Ministro
MINISTRO DE FE
175
Apercíbase a la demandante para que constituya poder dentro de tercero día bajo apercibimiento de tenerse por no presentada
la demanda.-
En Talca, a tres de julio de dos mil diecisiete,se notificó por el estado diario, la resolución precedente.
Ejemplo de un decreto
A lo principal, por interpuesta la demanda, traslado; al primer otrosí, téngase por acompañados en la forma solicitada; al
segundo otrosí, téngase presente.-
En Talca, a siete de Julio de dos mil diecisiete, se notificó por el estado diario, la resolución precedente.
176
Gerardo Favio Bernales Rojas
En Talca, a veintiséis de Julio de dos mil diecisiete, se notificó por el estado diario, la resolución precedente.
Además de los requisitos señalados, los autos y decretos deben cumplir con
los requisitos a que se refieren los artículos 144 y 171 del Código de
Procedimiento Civil. La primera de estas disposiciones legales se relaciona con
la condenación en costas. Según ella, la parte que es vencida totalmente en un
juicio o en un incidente debe ser condenada al pago de las costas. De manera
que, de acuerdo con ese artículo y comoquiera que los autos y las sentencias
177
interlocutorias son resoluciones judiciales que fallan incidentes, deben ellos
pronunciarse respecto de las costas de los incidentes.
1º Que, con fecha 02 de junio de 2017, la demandada dedujo incidente de abandono del procedimiento, en razón
someramente de que en su concepto transcurrió más de seis meses desde la última resolución que recayó sobre una gestión
útil, considerando como tal, a la resolución que tuvo por evacuada la réplica y dio traslado para evacuar dúplica dictada con
fecha 28 de septiembre de 2016. Por lo anterior, y previa citas legales y luego de dar cuenta del cumplimiento de los requisitos
formales para solicitar el abandono del procedimiento, solicita se declare el abandono del procedimiento, con costas.
178
2º Que, con fecha 31 de julio de 2017, el demandante evacuó el traslado argumentando que su parte no había cesado en la
prosecución del juicio por más de seis meses y, además, porque el impulso procesal no recaía ya en las partes, sino que de
conformidad a lo dispuesto por el artículo 262 del Código de Procedimiento Civil, le correspondía al tribunalcitar a audiencia
de conciliación.
Lo anterior, ya que con fecha 06 de octubre de 2016 se tuvo por evacuado el traslado de la dúplica, agotándose en consecuencia
la fase de discusión; luego, se archivó la causa el 15 de diciembre de 2016, solicitándose el 27 de marzo del presente año el
desarchivo de la misma, a fin de que el tribunalcitara a las partes a audiencia de conciliación conforme ordena la ley, de tal
manera que el impulso procesal ya no recaía en las partes. Finalmente, previas citas legales, doctrinales y jurisprudenciales,
solicita el rechazo del incidente de abandono del procedimiento, con costas.
3º Que, primeramente, debe atenderse a la situación normativa dispuesta por el legislador en el artículo 152 del Código de
Procedimiento Civil, en orden a que el procedimiento se entiende abandonado cuando todas las partes que figuran en el juicio
han cesado en su prosecución durante seis meses contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión
útil para dar curso progresivo a los autos. Así, importante resulta la expresión "cesación" de las partes en la prosecución del
juicio, la que ha sido asimilada por la doctrina al silencio en la relación jurídica, a la inactividad de las partes motivada por su
desinterés en obtener la resolución del conflicto por parte de los tribunales de justicia.
4º Que, de lo indicado precedentemente, el abandono del procedimiento sólo puede prosperar cuando el litigante interesado
en la resolución del pleito ha sido negligente, cesando en la actividad que le corresponde de acuerdo al impulso procesal que
le es exigible, por un período superior a seis meses, contados desde la última resolución recaída en una gestión útil para dar
curso progresivo a los autos. De manera tal que la carga que los litigantes han de ejercer, únicamente encuentra sentido en
tanto les sea exigible desplegar su diligencia en pos de obtener la decisión jurisdiccional de la controversia que se haya
planteado, circunstancia que, indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el ordenamiento jurídico procesal prescribe
el pronunciamiento del tribunal, como es en el caso de lo previsto en el artículo 262 del Código de Procedimiento Civil.
5º Que en la especie, habiéndose evacuado el trámite de la dúplica, recaía en el tribunalel impulso procesal, atendido lo
establecido en el artículo 262 antes referido, toda vez que agotados los trámites de discusión, el tribunal "debe" llamar a las
partes a conciliación, lo que en la especie no ha ocurrido. Por lo anterior, no se satisfacen las exigencias para declarar el
abandono del procedimiento que establece el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil.
Por estas consideraciones, y visto lo dispuesto por los artículos 152 y siguientes del Código de Procedimiento Civil; SE
RESUELVE:
I.- Que, SE RECHAZA el incidente de abandono del procedimiento, interpuesto con fecha 02 de junio de 2017.
II.- Que, NO SE CONDENA en costas al incidentista por haber tenido motivo plausible para litigar.
En Talca, a dieciséis de Agosto de dos mil diecisiete, se notificó por el estado diario, la resolución precedente.
179
8. DE LOS REQUISITOS DE LAS SENTENCIAS DEFINITIVAS
Los Nºs. 1º, 2º y 3º del citado precepto hablan de la parte expositiva; los Nºs.
4º y 5º, de la parte enunciativa de hecho y de derecho, y el Nº 6º, de la parte
dispositiva o resolutiva de las sentencias de primera o de única instancia.
Como decíamos anteriormente, son los Nºs. 1º, 2º y 3º del artículo 170 los que
se refieren a la parte expositiva de las sentencias definitivas.
180
deducidas por el demandante y sus fundamentos e igual enunciación de las
excepciones o defensas alegadas por el demandado, no debiendo, en
consecuencia, transcribirse en la sentencia íntegramente o en parte las
solicitudes o memoriales que hayan presentado los litigantes, salvo aquellas
peticiones o declaraciones concretas que por su naturaleza o significación exijan
ser transcritas íntegramente para su más fiel y exacta inteligencia. El auto
acordado complementa, pues, el artículo 170 del Código.
Sin embargo, es normal que las sentencias reproduzcan casi textualmente las
solicitudes presentadas por las partes, sin dar cumplimiento a lo que el Auto
Acordado dispone.
Vistos:
1º Con fecha 8 de julio del año 2016, se presenta don Francisco Antonio Quintana Salgado, Run Nº 6.414.992-k,
Administrador de Empresas, domiciliado en Parcela 10 Loteo V Alto las Cruces, Talca, quien reclama del monto
provisorio de una indemnización por expropiación en contra del Fisco de Chile, representado para estos efectos por el Abogado
Procurador Fiscal, don José Isidoro Villalobos García-Huidobro, ambos domiciliados en calle 1 Poniente 1055, Talca, a fin de
que el tribunal conociendo de la misma, se sirva fijar el monto definitivo de la expropiación en la suma de $64.162.900.-
sesenta y cuatro millones ciento sesenta y dos mil novecientos pesos, o la suma mayor o menor que el tribunal estime de
justicia, de acuerdo a los siguientes antecedentes:
(...)
2º Con fecha 1 de septiembre del 2016, comparece don José Isidoro Villalobos García-Huidobro, Abogado Procurador
Fiscal de Talca, por el Fisco de Chile, quien contestando la demanda expone que (...)
Dictada por doña Carina Honorato Gajardo, Jueza Subrogante del Cuarto Juzgado de Talca. Se deja constancia que se dio
cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art. 162 del C.P.C. en Talca, catorce de Agosto de dos mil diecisiete
181
Fecha: 14/08/2017 09:45:02
Conforme a los Nºs. 4º y 5º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil,
las sentencias definitivas deben contener los fundamentos de la parte dispositiva
o resolutiva.
SEXTO: Tan importante como antigua es esta obligación impuesta a los magistrados,
que su inobservancia corresponde sancionarla, privando de valor al fallo" (CS., 9 de
septiembre de 2008, rol Nº 3351-2007) (el destacado es nuestro).
"Que, en consecuencia, los jueces para dar estricto cumplimiento a lo dispuesto por
el Constituyente y el legislador han debido agotar el examen de las argumentaciones
183
que sustentan las alegaciones y defensas de las partes, analizándolas también
conforme a las probanzas que a ellas se refieren.
Cabe, en este mismo sentido recordar, que 'considerar' implica la idea de reflexionar
detenidamente sobre algo determinado, es decir, concreto.
Así, del contexto de justificación que antecede queda demostrada la falta a las
disposiciones y principios referidos en que incurrieron los magistrados del grado, lo
que constituye el vicio de casación en la forma previsto en el artículo 768 Nº 5 del
Código de Procedimiento Civil, en relación con el numeral 4º del artículo 170 del
mismo texto legal, por la falta de consideraciones de hecho que le sirven de
fundamento al fallo" (CS., 6 de junio de 2013, rol Nº 5554-2011).
Octavo: Que lo expresado en el quinto motivo revela que los sentenciadores, pese a
la descripción de los planteamientos de las partes y la enumeración de la prueba
aportada a la causa, no llegaron a analizar apropiadamente los antecedentes que de
conformidad a las cargas procesales que a cada quien le venían asignadas, servían
con mayor preponderancia para esclarecer el asunto controvertido" (CS., 12 de
octubre de 2010, rol Nº 2564-2009).
184
el juez y que hace posible, asimismo, el convencimiento de las partes en el
pleito, evitando la impresión de arbitrariedad al tomar éstas conocimiento del
por qué de una determinación.
SEXTO: Tan importante como antigua es esta obligación impuesta a los magistrados,
que su inobservancia corresponde sancionarla, privando de valor al fallo.
Que es así como del contexto de justificación que antecede, queda claramente
demostrada la falta absoluta de consideraciones de hecho y de derecho
correspondientes en el sentido que se ha expresado, luego de lo cual
resulta procedente ponderar la prueba rendida precisamente a la luz de tales
postulados cuyo examen este tribunalextraña" (CS., 9 de septiembre de 2008, rol
Nº 3351-2007) (el destacado es nuestro).
185
haberse cumplido los estándares legales o a la existencia de antecedentes generales
invocados.
En este sentido, debe ser invalidada una sentencia en que el tribunal no explica
cuáles medios de prueba fueron los que produjeron la convicción necesaria del
tribunal, o si habiendo realizado una inspección personal, el tribunal no realiza un
análisis de la misma en su sentencia.
186
"Que la transgresión del citado deber se produce tanto si el juez no funda la
sentencia, como si se impide la impugnación, por ese capítulo, del fallo que
omite su adecuada motivación. El resultado es el mismo —vulneración del
derecho—, producido en este caso por la falta del instrumento que corrija el
vicio.
"Que los jueces para dar estricto cumplimiento a lo dispuesto por el Constituyente y
el legislador han debido ponderar toda la prueba rendida en autos, puesto que la
valoración integral de esta así lo impone, tanto aquella en que se sustenta la
decisión, como la descartada o la que no logra producir la convicción del
sentenciador en el establecimiento de los hechos, lo cual no se obtiene incluso
con la simple enunciación de tales elementos, sino que con una ponderación
racional y pormenorizada de los mismos, con mayor razón si solo es referida por
el nombre de los testigos y la foja donde se agregan los documentos. Esta mayor
exigencia, si se quiere, proviene de la calificación de justo y racional del procedimiento
que debe mediar para asentar las decisiones de los órganos que ejercen jurisdicción
en el Estado. Tan importante como antigua es esta obligación impuesta a los
magistrados, por lo que su inobservancia corresponde sancionarla, privando de valor
al fallo" (CS., 28 de marzo de 2012, rol Nº 549-2011) (el destacado es nuestro).
187
modifiquen o revoquen en su parte dispositiva la de otros tribunales se expresarán
siempre por escrito y deberán contener: (...)
"Las sentencias definitivas deben contener las consideraciones de hecho que exige
la ley, aun cuando la acción sea improcedente en derecho.
Y esto, por una doble razón. Primero, porque el Código de Procedimiento Civil no
distingue al respecto entre sentencias definitivas que fallan acciones procedentes o
improcedentes en derecho; y segundo, porque la Corte Suprema, al acoger un
recurso de casación en el fondo y al dictar la correspondiente sentencia de reemplazo,
debe hacerlo sobre la base de los hechos tales como se han dado por establecidos
en el fallo recurrido. Si la sentencia definitiva recurrida de casación en el fondo no
contuviera consideraciones de hecho por ser la acción improcedente en derecho y la
Corte Suprema la invalidara, no podría ésta dictar la correspondiente sentencia de
reemplazo, ya que no estarían establecidos los hechos de la causa.
"TERCERO: Por lo demás, cabe advertir que la ley sanciona con la nulidad del fallo
la falta de consideraciones de hecho o de derecho que deben servirle de soporte,
mas no los fundamentos errados o deficientes, puesto que tales equivocaciones o
falsas apreciaciones, como la carencia de lógica o de legalidad de los razonamientos
de un fallo no son materia susceptible de enmendarse por la vía de la casación en la
forma y no configuran, por ende, la causal en estudio" (C. de Valparaíso, 27 de abril
de 1998, rol Nº 1549-1997).
189
8.4. De la parte dispositiva o resolutiva
El Nº 6º del artículo 170 está en estrecha relación con el artículo 160 del Código
de Procedimiento Civil, según el cual las sentencias deben pronunciarse
conforme al mérito del proceso, y no pueden extenderse a puntos que no hayan
sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes
manden o permitan a los tribunales proceder de oficio. En realidad, este artículo
expresa, con otras palabras, lo mismo que el Nº 6º del artículo 170, salvo en su
parte final, en que establece una excepción al principio de que la sentencia debe
resolver el asunto controvertido.
190
El numeral señalado dice relación con lo que en doctrina se conoce como
exhaustividad de la decisión. La exhaustividad, en su faceta negativa, dice
relación con la falta de pronunciamiento sobre alguno de los puntos que ha sido
objeto de debate en el proceso y entre las partes, mientras que en su faceta
positiva, implica el deber de pronunciamiento sobre todos los puntos que han
sido sometidos a la decisión del tribunal, salvo los que la ley autorice a omitir. En
este caso el fundamento deja de ser el principio dispositivo, pasando a ocupar
su lugar el derecho a la tutela judicial efectiva (Ortells, M.). Sobre este punto se
ha señalado que la exhaustividad de la sentencia resulta elemental a la función
jurisdiccional. Si los tribunales deben pronunciarse sobre todas las pretensiones
introducidas por las partes y resolver todos los puntos litigiosos, lo anterior es
dado su carácter de sustituto de la justicia privada (De La Oliva, A.; Díez-Picazo,
I., y Vegas, J.).
8.5. Excepciones a la regla según la cual el fallo debe contener la decisión del
asunto controvertido
191
A ello debemos agregar lo dispuesto el artículo 208 del Código de
Procedimiento Civil, según el cual puede el tribunal de alzada fallar las
cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no se haya
pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella,
sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior, por lo que en el
ejemplo anterior, apelada la sentencia que acoge la excepción de nulidad y que
no se pronuncia sobre la de pago, por ser incompatible con aquélla, puede el
tribunal de alzada rechazar la excepción de nulidad y pronunciarse sobre la de
pago, a pesar de que el fallo recurrido no contenga resolución sobre ella
(Stoehrel, C.).
b) La otra excepción está contemplada en la parte final del artículo 160 del
Código de Procedimiento Civil, según el cual el principio de que la sentencia
debe fallar el asunto controvertido debe entenderse sin perjuicio de los casos en
que las leyes manden o permitan a los tribunales proceder de oficio. Clásico
ejemplo es el artículo 1683 del Código Civil, en virtud del cual la nulidad absoluta
puede y debe ser declarada por el juez, aun sin petición de parte, cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato, otro tanto sucede con la declaración
de incompetencia absoluta por parte del tribunal.
Decíamos anteriormente que las sentencias definitivas deben cumplir con los
requisitos generales de todas las resoluciones judiciales y con los especiales
que exige el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil.
Pero las sentencias definitivas deben cumplir, además, con otros requisitos,
contemplados en el artículo 144 del Código de Procedimiento Civil y en el Auto
Acordado de la Corte Suprema sobre la forma de las sentencias.
Debemos agregar también que debe pronunciarse sobre las tachas que se han
opuesto a los testigos.
Las tachas son inhabilidades que las partes sostienen en contra de determinados
testigos. Esta inhabilidad no impide en su momento declarar al testigo, sino que se
192
resuelven al momento de dictar la sentencia definitiva. Véase al respecto Bordalí,
Andrés; Cortez, Gonzalo; y Palomo, Diego (2014).
Con todo, debemos aclarar, que sin perjuicio de que la decisión respecto de
las costas y las tachas de los testigos se contienen materialmente en la sentencia
definitiva, aquello no muta su naturaleza jurídica de sentencias interlocutorias.
NOMENCLATURA: 1. [40]Sentencia
VISTO:
A fojas 2, MARÍA ALEJANDRA CÁCERES REYES, transportista, domiciliada en 8 Sur 6 Poniente, Lote B Nº 214,
deduce demanda en cobro de pesos en contra de doña FRANCISCA DEL CARMEN SEPÚLVEDA SOTO, C.I. Nº 8.263.890-
3, domiciliada en calle 1 Oriente Nº 1387 de Talca, solicitando se condene al pago de la suma de $340.000 (trescientos cuarenta
mil pesos), con intereses, reajustes y pago de las costas.
193
A fojas 11, se tiene presente que el trámite de contestación de la demanda se dio por evacuada en rebeldía.
A fojas 17, se llama a las partes a conciliación la que no se produce, atendida la rebeldía de la demandada.
PRIMERO: A fojas 2, María Alejandra Cáceres Reyes deduce demanda de cobro de pesos en contra de doña Francisca del
Carmen Sepúlveda Soto, y solicita se condene al pago de la suma de $340.000 (trescientos cuarenta mil pesos), con intereses,
reajustes y pago de costas.
Indica que con fecha 28 de abril de 2004, suscribió contrato de prestación de servicios de movilización con la sociedad de
responsabilidad limitada CAPEDUC LTDA., en virtud del cual se comprometió a ejecutar el trabajo de transportista por un
total de 100 horas en curso de cultivo de orégano, frutilla y poroto verde (bajo plástico), demorando dos horas de ida y lo
mismo de regreso, implicándole ocupar cuatro horas diarias, de las cien por las cuales pactó el contrato.
Señala que el contrato se firmó el 28 de abril de 2003, los servicios de transportes los comenzó a prestar el 16 de abril de
2003. Sin embargo, por diferentes circunstancias imputables a la parte contratante, prestó servicios efectivos solamente doce
días del total, cuestión que le significaba trabajar solamente la mitad del tiempo pactado en el contrato, que era por un total de
100 horas y es en estas condiciones que la señora Francisca del Carmen Sepúlveda Soto puso término al contrato en forma
unilateral, adeudándole la suma de $ 340.000. La demandada reconoció la deuda sólo de palabra y manifestó la intención de
pagarle, pero nunca se concretó.
TERCERO: Que la parte demandante, con el objeto de probar los fundamentos de su demanda, rinde los siguientes puntos
de prueba.
a) Prueba Documental: Acompaña contrato de movilización de fecha 28 de abril de 2003, celebrado entre el Centro de
Capacitación CAPEDUC y doña María Alejandra Cáceres Reyes, de fojas 22; carta de fecha 13 de mayo de 2003, de parte de
Francisca Sepúlveda Soto, Gerente CAPEDUC Ltda., dirigida a don Omar Antonio Zenteno Encina, de fojas 23.
b) Prueba Confesional: Citó a absolver posiciones a Francisca del Carmen Sepúlveda Soto, quien al tenor del pliego de
posiciones de fojas 38, señala a foja 39, que es representante de la Sociedad CAPEDUC Ltda., y no firmó contrato de prestación
de servicios de movilización con la demandante, no adeudándole ninguna cantidad porque no la conoce.
CUARTO: Que en autos se acompañó contrato de movilización entre la demandada CAPEDUC Ltda. y la demandante,
documento escrito que da cuenta de una obligación y que no fue impugnado legalmente. Que en autos no existen más
antecedentes que ponderar, a parte de la confesional rendida por la actual representante de la demandada, donde niega haber
firmado ella los contratos,
pero debe señalarse que la demandada es la empresa CAPEDUC Ltda., y no la persona que la representa actualmente, por lo
que en autos se acreditó la existencia del vínculo contractual entre demandante y demandada, y por ende las obligaciones que
de ello derivaban, lo que consta del documento de fojas 22 que aparece firmado por las partes y no se desacreditó.
194
Que, por su parte, la demandada no rindió prueba alguna para demostrar lo contrario o el pago de las prestaciones
reclamadas, de manera tal que deberá accederse a lo solicitado en la demanda.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 170, 253, 254, 268 y 341 del Código de Procedimiento Civil, SE
DECLARA:
QUE SE HACE LUGAR a la demanda de lo principal de fojas 2, y en consecuencia se condena a la demandada CAPEDUC
Ltda. al pago de la suma de $340.000, con los intereses y reajustes desde la fecha en que se debieron, y al pago de las costas
de la causa.
En Talca, a once de enero de dos mil diecisiete, se notificó por el estado diario la resolución precedente.
195
quem. Por otro lado, si la sentencia de primera instancia reúne dichos requisitos,
la de segunda que modifique o revoque, no necesita consignar la exposición de
las circunstancias mencionadas en los números 1º, 2º y 3º del artículo 170 del
CPC.
Este caso tiene, a su vez, excepciones. Según vimos anteriormente, puede el tribunal,
al dictar sentencia, omitir la resolución de aquellas acciones y excepciones que sean
incompatibles con las aceptadas. Agregamos que, según el artículo 208 del Código
de Procedimiento Civil, puede el tribunal de alzada fallar dichas acciones o
excepciones no resueltas, sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal
inferior.
196
9. SANCIÓN POR LA FALTA DE REQUISITOS DE FORMA EN LAS RESOLUCIONES
JUDICIALES
197
11. DE LA IMPORTANCIA DE LA EXHAUSTIVIDAD, CONGRUENCIA Y MOTIVACIÓN COMO
REQUISITOS INTERNOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES
198
"Los tribunales y la doctrina han hecho hincapié en esta obligación de motivar o
fundamentar las sentencias, por cuanto tal exigencia no sólo dice relación con un
asunto exclusivamente procesal, referido a la posibilidad de recurrir, que implica
impugnar una resolución de manera de evitar errores y arbitrariedades —derecho
consagrado en la Carta Fundamental— que importa la idea del racional, justo y debido
proceso que debe alcanzarse en la sentencia, sino porque, además, se relaciona con
un tema externo a la procesabilidad referida, que se enmarca en la necesidad de
someter al examen que puede hacer cualquier ciudadano de lo manifestado por
el juez y que hace posible, asimismo, el convencimiento de las partes en el
pleito, evitando la impresión de arbitrariedad al tomar éstas conocimiento del
porqué de una determinación.
SEXTO: Tan importante como antigua es esta obligación impuesta a los magistrados,
que su inobservancia corresponde sancionarla, privando de valor al fallo" (CS., 9 de
septiembre de 2008, rol Nº 3351-2007) (el destacado es nuestro).
BIBLIOGRAFÍA CITADA
199
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edición (Barcelona, Ed. Tirant Lo Blanch).
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(Santiago, Editorial Jurídica de Chile)
DUCE, Maurice; MARÍN, Felipe, y RIEGO, Cristián (2008): "Reforma a los Procesos
Civiles Orales: Consideraciones desde el Debido Proceso y la Calidad de la
Información", en: Justicia Civil: Perspectivas para una Reforma en América
Latina (Santiago, Centro de Estudios de Justicia de las Américas), pp. 13-94.
200
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chilena", en: Revista Derecho (Vol. 23, Nº 2), pp. 197-221.
ORTELLS RAMOS, Manuel (2009): Derecho procesal civil, 9ª edición (Navarra, Ed.
Aranzadi).
201
SERRA DOMÍNGUEZ, Manuel (2008): Jurisdicción, acción y proceso (Barcelona,
Ed. Atelier).
202
a) Pretensión de condena: además del efecto declarativo sobre el derecho a
la prestación, la sentencia producirá el efecto ejecutivo, en el sentido de que dará
acceso a la tutela judicial ejecutiva, para el cumplimiento forzoso de la prestación
impuesta, para el caso de que no sea cumplida voluntariamente,
Ahora bien, los señalados efectos emanan directamente del hecho de haberse
dictado la sentencia correspondiente; sin embargo, ciertos efectos se producen
por el hecho de ser la dictación de la sentencia el supuesto de hecho de
aplicación de otra norma jurídica. Así, nada impide que los particulares en uso
de la autonomía privada, o la propia ley, establezcan como supuesto de hecho
la dictación de una sentencia, a cuyo acaecimiento de desplegarán
determinados efectos jurídicos.
Las sentencias son invariables, es decir, a partir del momento en que son
notificadas a alguna de las partes no pueden ser alteradas o modificadas por el
tribunal que las pronunció. Se trata de uno de los efectos principales de las
resoluciones judiciales conocido como desasimiento (art. 182 CPC) y se le
considera un verdadero principio de derecho procesal.
Tiene resuelto la C. Suprema que en virtud del desasimiento el tribunal "pierde toda
autoridad o injerencia en el proceso, no pudiendo alterar o modificar en forma alguna
la sentencia ni las actuaciones anteriores... Esta prohibición, evidentemente, impide
al tribunal anular de oficio el fallo o cualquier actuación anterior del juicio, porque esas
anulaciones se traducirían en modificaciones de la decisión adoptada". (C. Suprema,
18 de marzo de 2014, rol Nº 4278-2013).
203
El desasimiento del tribunal es, por lo tanto, el efecto que producen las
sentencias definitivas e interlocutorias, en virtud del cual, una vez que han sido
notificadas a alguna de las partes, no pueden ser modificadas o alteradas en
manera alguna por el tribunal que las dictó.
Por otra parte, para que opere, es necesario que la sentencia definitiva o
interlocutoria dictada haya sido notificada a alguna de las partes, no siendo
necesario que haya sido notificada a todas las partes del respectivo
procedimiento.
204
3. EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DEL DESASIMIENTO DEL TRIBUNAL (DE LA ACLARACIÓN,
INTERPRETACIÓN, RECTIFICACIÓN O ENMIENDA)
c) Ahora bien, hemos visto que una vez notificada una sentencia definitiva o
interlocutoria a alguna de las partes, no puede el tribunal que la dictó alterarla o
modificarla en manera alguna.
205
dentro del plazo de cinco días, contados desde la primera notificación de la
sentencia (Stoehrel, C.).
4. DE LA COSA JUZGADA
206
"La cosa juzgada es una institución jurídica que no tiene definición legal, por lo que
se la ha descrito doctrinariamente, estimándose que es el efecto de las sentencias
firmes o ejecutoriadas, para que aquel a cuyo favor se ha declarado un derecho en el
juicio pueda pedir el cumplimiento o ejecución de lo resuelto y para que el litigante
que haya obtenido en él, o todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo,
impidan que la cuestión ya fallada en un juiciosea nuevamente resuelta en ese o en
otro juicio (H.P.A. La Cosa Juzgada Formal en el Procedimiento Civil Chileno).
207
4.2. De las resoluciones que causan ejecutoria
208
4.4. De la ejecución de las resoluciones pronunciadas por tribunales chilenos y
extranjeros: aspectos generales
De acuerdo con el inciso 1º del artículo 231 del Código de Procedimiento Civil,
la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hayan
pronunciado en primera o en única instancia, lo que es concordante con la regla
general de competencia de la ejecución contenida en el artículo 113 del Código
Orgánico de Tribunales. Esta regla tiene dos excepciones, a saber:
a) Con arreglo al artículo 232 del Código de Procedimiento Civil, siempre que
la ejecución de una sentencia definitiva haga necesaria la iniciación de un nuevo
juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el inciso 1º del artículo
231, o ante el que sea competente en conformidad a los principios generales
establecidos por la ley, a elección de la parte que haya obtenido en el pleito.
209
Procedimiento Civil, que dispone: "Las sentencias que ordenen prestaciones de
dar, hacer o no hacer, y cuyo cumplimiento se solicite después de vencido el
plazo de un año concedido en el artículo 233, se sujetarán a los trámites del
juicio ejecutivo".
ENRIQUE TAVOLARI MENESES, abogado, por la parte demandante en autos por cobro de pesos,
caratulados "PEÑAILILLO con CAPEDUC Ltda.", ROL Nº C-1572-2017, a US., respetuosamente digo:
210
Que con fecha 9 de junio de 2017 se dictó sentencia que rola a fojas 46, y que dicha causa fue archivada sin verificarse su
cumplimiento.
Que con fecha 16 de agosto de 2017 se certificó por el señor secretario de este tribunal que la sentencia en cuestión se
encuentra firme y ejecutoriada.
Que con mérito de lo expuesto solicito se ordene el cumplimiento incidental de la sentencia, que ordenó en la parte
resolutiva lo siguiente: "Que se condena a la demandada, al pago de la suma de $340.000.-, con los intereses y reajustes
desde la fecha en que se debieron, y al pago de las costas de la causa".
POR TANTO, y en mérito de los artículos 233 y siguientes del Código de Procedimiento Civil:
A US. PIDA, tenga por deducida solicitud de cumplimiento incidental, en contra de doña FRANCISCA DEL CARMEN
SEPÚLVEDA SOTO, en representación de la sociedad CAPEDUC Ltda., domiciliada en calle 1 Oriente 1387 de Talca,
para que dentro de tercero día pague a doña MARÍA ALEJANDRA CÁCERES REYES, RUT 14.344.167-9, domiciliada
en Escuela Carlos Spano (D-159), Avenida Circunvalación s/n de la misma ciudad, la cantidad de $340.000 más intereses,
reajustes y costas, y en caso de no pago, se ordene embargar bienes suficientes al deudor, de manera de hacer efectivo el
cumplimiento de la obligación pendiente.
c) Excepciones que puede oponer la parte perdedora: Sólo las que la ley prevé
(art. 234 CPC: Pago de la deuda, remisión de la misma, concesión de esperas o
prórrogas del plazo, novación, compensación, transacción, la de haber perdido
su carácter de ejecutoria, sea absolutamente o con relación a lo dispuesto en el
artículo 233).
Ej. Si la sentencia ordenó el pago de una suma de dinero; hay que distinguir:
211
*Recae en una suma de dinero: Previa liquidación del crédito y las costas, se
le paga al vencedor.
*Recae en otros bienes: Se procede a la realización del o los bienes según las
reglas del juicio ejecutivo, sin necesidad de embargo.
LIQUIDACIÓN DE CRÉDITO.-
$
Capital
1.896.061.-
$
Hasta mayo de 2008. 9,6%
182.021.-
$
Subtotal
2.078.082.-
$
12,91%
268.280.-
$
Subtotal
2.346.362.-
$
Total
2.394.362.-
212
JUAN C. CARRILLO PINO
Secretario
Resolución
Por efectuada la liquidación de crédito, y por aprobada si no fuere objetada dentro de tercero día.
Rol Nº 1077/2017.
Proveyó don ERIC SEPÚLVEDA CASANOVA, Juez Titular. Autoriza don JUAN C. CARRILLO PINO, Secretario
Subrogante.-
213
Señalábamos anteriormente que, al estudiar la cosa juzgada, se distingue
entre la acción y la excepción de cosa juzgada. Esta última es el efecto que
producen las sentencias definitivas o interlocutorias firmes, en virtud del cual no
puede volver a discutirse entre las partes la cuestión que ha sido objeto del fallo.
Couture la definía como "la autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando
no existen contra ella medios de impugnación que permitan modificarla".
Así se ha señalado que la cosa juzgada es una exigencia del mismo derecho,
una exigencia jurídica, sin la cual sería éste ilusorio, reinando la incertidumbre
en las relaciones sociales. Sin embargo, la necesidad de firmeza debe ceder, en
determinadas situaciones excepcionales, ante la necesidad de que triunfe la
verdad.
214
Por otra parte se ha discutido ampliamente en doctrina si la cosa juzgada
funciona como una ficción de verdad (Savigny) o como una presunción de
verdad (Pothier), entre otras posturas, cuestión que excede el objeto del
presente texto.
"La cosa juzgada es una institución de orden público y constituye uno de los
fundamentos necesarios del régimen jurídico al asegurar las certidumbre y estabilidad
de los derechos que ella consagra? (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 55,
sección primera, página 71)" (CS., 13 de septiembre de 2006, rol Nº 4416-2004).
De ahí que se diga que la resolución que produce cosa juzgada formal es
inimpugnable e inmutable dentro del mismo procedimiento en que se dictó, mas
sí es modificable en un procedimiento diverso.
215
En dicho sentido, la cosa juzgada material contribuye en mayor medida a la
seguridad y paz jurídica, impidiendo que la discusión se prolongue
indefinidamente, evitando además la iniciación de un nuevo proceso acerca de
una cuestión ya decidida, como también las decisiones contradictorias. En
palabras de Couture, goza de inimpugnabilidad, inmutabilidad y coercibilidad,
mientras que la cosa juzgada formal es sólo coercible e inimpugnable, mas no
inmutable.
Así, con arreglo al artículo 478 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia
recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio ordinario, tanto
respecto del ejecutante como del ejecutado, salvo el caso en que se hubiere
concedido reserva de derechos al ejecutante o al ejecutado. En este último caso
la sentencia no producirá cosa juzgada respecto de las acciones o excepciones
reservadas para el juicio ordinario. La reserva de acciones o excepciones es una
institución cuyo objeto es evitar que la sentencia ejecutiva produzca cosa
juzgada respecto de determinadas acciones o excepciones, las cuales pueden
discutirse nuevamente en un juicio ordinario (Stoehrel, C.).
"En doctrina se suele hacer distinción entre cosa juzgada material y cosa juzgada
formal. La diferencia entre ambos conceptos es radical, puesto que se trata de
fenómenos completamente diversos. La cosa juzgada material alude al litigio
examinado en el juicio y resuelto por una sentencia que alcanza inmutabilidad;
es la certeza más absoluta que obtiene una decisión jurisdiccional, sea que
haya acogido o rechazado la acción deducida en un juicio. Se trata de aquellos
pronunciamientos judiciales sobre el fondo, que no pueden ser revisados en procesos
posteriores. En cambio, bajo la expresión de cosa juzgada formal se alude a las
decisiones judiciales que son susceptibles de una revisión posterior. Al respecto esta
Corte, en sentencia de 23 de junio de 1980, explica "se entiende por cosa juzgada
formal el efecto que produce una sentencia definitiva o interlocutoria firme, en
cuanto no puede ser objeto de recurso alguno, pero admite la posibilidad de
modificarse lo resuelto en un procedimiento posterior. La sentencia es
inimpugnable, pero es mutable mediante sentencia dictada en un juicio
diverso. En cambio, la cosa juzgada material o sustancial, es el efecto que produce
una sentencia firme, definitiva o interlocutoria, en cuanto no puede ser objeto de
recurso alguno, ni de modificación en el mismo juicio ni en un procedimiento diverso"
(Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 77, sección primera, página 49)" (CS.,
13 de septiembre de 2006, rol Nº 4416-2004) (el destacado es nuestro).
216
4.8. A quién corresponde la excepción de cosa juzgada
Se refiere a este punto la primera parte del artículo 177 del Código
de Procedimiento Civil, que dice: "La excepción de cosa juzgada puede
alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos aquellos a
quienes según la ley aprovecha el fallo".
4.9. Características
Hay, sin embargo, dentro de nuestra legislación, casos en que la cosa juzgada
tiene el carácter de absoluta, o sea, casos en que las sentencias judiciales
producen sus efectos no sólo respecto de las personas que han intervenido en
el juicio, sino respecto de todo el mundo. Como ejemplos podemos citar los
artículos 315, 1246 y 2513 del Código Civil.
Por último, cabe señalar que la excepción de cosa juzgada tiene un carácter
de imprescriptible, es decir, puede alegarse siempre que se quiera reiniciar un
nuevo juicio donde ya hubo sentencia firme o ejecutoriada.
218
4.11. Requisitos que exige la ley para que proceda la excepción de cosa
juzgada o límites de la cosa juzgada
A este punto cabe preguntarse cuáles son los presupuestos que se requieren
para que operen los efectos de irrevisibilidad y de inmutabilidad de la cosa
juzgada, o lo que es lo mismo, ¿quiénes no pueden pedir la revisión de la
sentencia? (límite subjetivo) ¿Y qué parte de la sentencia es la que no se puede
mudar? (límite objetivo) (Couture, E.) y, por tanto, hasta dónde llega la eficacia
de la cosa juzgada.
"En lo que interesa en el caso sub judice, nos referiremos a su efecto negativo, esto
es, promover un proceso cuyo objeto es del todo idéntico jurídicamente idéntico a uno
que ya fue resuelto por sentencia firme en un proceso anterior. Concurriendo los
requisitos de la función negativa de la cosa juzgada, el juez debe evitar una
nueva sentencia sobre el fondo, por estar resuelto jurisdiccionalmente el tema
sobre el que se intenta volver a debatir. La función negativa de la cosa juzgada
tiene una naturaleza excluyente, siendo una proyección de la regla básica
del non bis in idem.
219
mismos sujetos, causa de pedir y objeto pedido (petitum). La diversidad en un
solo elemento de identificación excluye la existencia de la cosa juzgada. En
palabras de esta Corte esta triple identidad a que se refiere el legislador debe
concurrir copulativamente, bastando la ausencia de uno solo de ellos para que la
excepción de cosa juzgada carezca de fuerza legal (17 de noviembre de
1997, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 94, sección tercera, página 196)".
"Que esta Corte ha sostenido que hay cosa juzgada cuando confrontando la acción
deducida en ambos pleitos, su objeto y fundamento, resulta que es la misma situación
jurídica que se pretende someter nuevamente a la decisión judicial, sin que
desaparezca esta igualdad de situación por no ser unas mismas las expresiones con
que el demandante sustenta su derecho, si sustancialmente tienen el mismo alcance.
(C. Suprema, 25 de julio 1911, R., t. 9, sec. 1ª, pág. 437)" (CS., 31 de julio de 2006,
rol Nº 3749-2004).
Estudiaremos a continuación cada uno de los requisitos del artículo 177 del
Código de Procedimiento Civil.
El primer requisito que exige la ley para que pueda oponerse la excepción de
cosa juzgada es que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta haya
identidad legal de personas.
Como muy bien lo expresa el Nº 1º del artículo 177 del CPC, la identidad de
personas debe ser legal. El demandante y el demandado deben ser en ambos
juicios la misma persona jurídica; es indiferente que sean o no la misma persona
220
física. Existe identidad legal o jurídica de personas cuando las partes figuran en
el nuevo juicio en la misma calidad que en el anterior.
"Puede suceder así que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta exista
identidad legal o jurídica de personas y no exista identidad física. Puede, a su vez,
existir identidad física, sin que concurra la identidad legal o jurídica requerida por el
Código de Procedimiento Civil. Así, una persona puede figurar en un juicio
personalmente y ser representada en un nuevo juicio por un mandatario. En este
caso, a pesar de no existir identidad física, existe identidad jurídica o legal. Por el
contrario, una persona puede actuar en el primer juicio a nombre propio y en el
segundo como representante legal de otro. Hay, en este segundo ejemplo, identidad
física, pero no concurre la identidad jurídica requerida por la ley. En este caso actúa
en ambos juicios la misma persona, pero asumiendo en ambos juicios distintas
calidades. En el primer juicio actúa a nombre propio; en el segundo, como
representante legal de otra persona.
"El tema se torna más discutible al preguntarse si lo fallado con respecto a una
persona afecta a sus sucesores a título singular. Varias opiniones se han vertido al
respecto. Creemos que la más aceptable es aquella que atiende al momento en que
el sucesor a título singular ha adquirido el derecho.
221
respecto? Tres doctrinas se han ideado sobre este punto. Unos opinan que produce
cosa juzgada. Otros que no. Los terceros distinguen acaso el sucesor a título singular
estaba de buena o de mala fe; si sabía o no de la existencia del pleito. Si sabía de la
existencia del pleito, debe producir cosa juzgada la sentencia respecto de él. Si no
sabía de la existencia del pleito, no le debe afectar el resultado del fallo.
Debe atenderse, pues, para estos efectos, a si el fallo estaba firme o ejecutoriado, en
conformidad al artículo 174 del Código de Procedimiento Civil.
El segundo requisito que exige la ley para que pueda oponerse la excepción
de cosa juzgada es que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta haya
identidad de la cosa pedida.
222
de las acciones deducidas debe realizarse sobre la base de la exposición de hechos
en que se fundan y las peticiones que se formulan al tribunal, al margen de las citas
legales o el nombre con que se les designe por las partes; y en este orden de ideas,
es forzoso concluir que la indemnización de perjuicios que se solicita en ambas
demandas es, en esencia, la misma; aunque los montos pedidos son diferentes,
circunstancia que, como se dijo, no obsta a que exista litispendencia, si se cumplen
los demás requisitos legales" (C. de Apelaciones de Rancagua, 29 de noviembre de
2006, rol Nº 1445-2006).
"a) Si reclamo la entrega de un reloj porque alego ser heredero de Juan, dueño del
bien y pierdo el pleito, más tarde no podré, porque se me opondrá la cosa juzgada,
pedir la entrega de un caballo pretendiendo nuevamente ser heredero de Juan. En
ambas contiendas se solicita el mismo beneficio jurídico: el reconocimiento de la
calidad de heredero de tal persona.
b) Si pido que se me declare dueño del fundo "Los Jazmines" y pierdo el pleito, nada
se opone a que en otra demanda haga valer sobre el mismo fundo un derecho de
usufructo que pretendo tener. Porque si bien es cierto que se trata de la misma cosa
material, no lo es menos que el beneficio jurídico en uno y otro caso es distinto: en el
primero hubo cuestión sobre el derecho de propiedad y, en el segundo, sobre el
derecho de usufructo" (Stoehrel, C.).
El tercer requisito que exige la ley para que pueda oponerse la excepción de
cosa juzgada es que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta haya
identidad de causa de pedir.
La causa de pedir ha sido definida por el inciso final del artículo 177 del Código
de Procedimiento Civil, que dice: "Se entiende por causa de pedir el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio".
223
No debe confundirse la causa de pedir con los medios probatorios que se
hacen valer para probar el hecho jurídico que sirve de fundamento a la acción
deducida. Una demanda fundada en la misma causa de pedir de otra anterior
que ya ha sido fallada, debe ser rechazada, aunque se sostenga por otros
medios probatorios. Si una persona pierde un juicio no puede reiniciarlo con
posterioridad, basado en la misma causa de pedir, aun cuando tratara de probar
su demanda por medios de prueba distintos.
Según una teoría, defendida principalmente por Marcadé, sólo debe tomarse en
cuenta la causa próxima o inmediata para ver si existe identidad de causa de pedir
entre las dos demandas. Para nada importa que las causas lejanas o remotas sean
diferentes. Si la causa próxima o inmediata es la misma, existe identidad de causa de
pedir, y, concurriendo los demás requisitos legales, puede oponerse la excepción de
cosa juzgada.
Así, por ejemplo, existe identidad de causa de pedir, cuando ambas demandas se
basan en que el consentimiento ha estado viciado, sin que importe que en una
demanda el vicio invocado sea la fuerza y en la otra el dolo.
La segunda teoría, defendida por Laurent, considera que hay identidad de causa de
pedir sólo cuando en ambos juicios la demanda se basa en la misma causa lejana o
remota. No hay identidad de causa de pedir si la causa lejana o remota es diferente
en ambas demandas, aunque la causa próxima o inmediata sea la misma. Así,
cuando la primera demanda se basa en la fuerza y la segunda en el dolo, no existe
identidad de causa de pedir, aun cuando en ambos casos existe un vicio del
consentimiento.
Se presenta el problema de saber cuál de estas dos teorías es la que acepta nuestra
legislación positiva. Nuestra jurisprudencia no se ha definido al respecto. Existen
fallos en uno y en otro sentido.
Por nuestra parte, creemos que es más lógica la segunda teoría, esto es, la que
considera que existe identidad de causa de pedir, cuando la causa lejana o remota
es la misma en ambos juicios. Porque, como muy bien dicen dos prestigiosos autores,
ella no vulnera en absoluto, como se ha pretendido por algunos, las bases de la
autoridad de la cosa juzgada. Sabemos que la autoridad de la cosa juzgada se basa
en la necesidad de no renovar incesantemente pleitos ya juzgados y en la
conveniencia de no colocar al juez en situación de pronunciar fallos contradictorios.
224
Ahora bien, cuando se hace valer una causa remota distinta, no se vulnera el primer
fundamento, porque él se refiere a la renovación de todos los puntos debatidos en un
pleito y no a los que no han sido siquiera mencionados. Tampoco se barrena el
segundo. Porque si un juez falla una cosa cuando se le invoca una causa determinada
y después falla otra cosa diversa por habérsele alegado otra causa también
determinada, no se le pone en situación de contradecirse, porque la contradicción
sólo se produce en el caso de pronunciamientos opuestos ante asuntos jurídicamente
idénticos" (Stoehrel, C.).
Para la primera postura, el juez tendría una mayor amplitud a la hora de aplicar
el derecho en virtud del principio iura novit curia, pudiendo prescindir de la
calificación jurídica esgrimida por las partes. Para la segunda postura, la causa
de pedir se integra por el sustrato jurídico que fundamentan las peticiones de las
partes, por lo que la aplicación del derecho por parte del juzgador se encuentra
restringida.
"Cabe hacer presente que el vicio de ultra petita únicamente puede producirse
respecto de la decisión de una sentencia, lo que no ha sido alegado, porque en el
recurso sólo se cuestionan los fundamentos de la resolución. En razón de lo anterior
sólo cabe concluir que no se ha incurrido en el vicio denunciado en la sentencia
atacada" (CS., 27 de enero de 2014, rol Nº 8391-2012).
"No falla ultra petita el tribunal que funda su sentencia en disposiciones no invocadas
por las partes... el sentenciador sólo queda obligado por las peticiones que le formula
el demandante en su demanda y el demandado en su contestación, mas no por los
fundamentos de derecho en que apoyan sus pretensiones y defensas" CS., 23 de
junio de 1988, rol Nº 21.863).
225
partes, a los hechos expuestos y las pruebas tendientes a comprobarlos en el
proceso" (CS., 22 de julio de 2010, rol Nº 767-2009).
"DÉCIMO TERCERO: Que el adagio iura novit curia ("los jueces conocen el
derecho"), reconocido desde antiguo por la doctrina (Manuel E. Ballesteros, La Ley
de Organización de los Tribunales de Chile, tomo I, pág. 131), es significativo de la
idea según la cual los magistrados pueden y deben aplicar a la cuestión de hecho
(questo facti) las normas legales que la gobiernan (questio juris). Sobre el mismo se
explica: Como se dice muy frecuentemente, el juez, en todo caso, al que se le supone
por razón de su cargo, perfecto conocedor del derecho, suplirá ex oficio la errónea o
imperfecta interpretación del derecho" (R.D.J., T. 60, 2ª parte, secc. 2ª , pág. 49).
226
En esa línea es el juez quien está llamado a definir el derecho atinente a los hechos
aportados, por las partes, aun cuando éstas no hayan alegado las leyes en que
fundan sus pretensiones o hayan invocado otras distintas de las que el tribunal
considera aplicables en la especie, de acuerdo a las alegaciones formuladas por los
litigantes, a los hechos expuestos y las pruebas tendientes a comprobarlos en la litis.
CUARTO: Que desde esa perspectiva, resulta erróneo estimar que si las actoras han
basado su acción indemnizatoria únicamente en normas de responsabilidad
extracontractual, o sólo en disposiciones de obligación contractual, el tribunal incurra
en falta de congruencia procesal por mutación de la causa de pedir si fundamenta el
fallo en normas de culpa distintas de las impetradas.
227
La causa de pedir y la petición concreta constituyen la pretensión jurídica en el pleito
que se sustenta, primordialmente, en el marco fáctico y no en el basamento jurídico,
que, en casos de culpa, no vincula obligatoriamente al órgano jurisdiccional ni en la
calificación de la relación jurídica discutida, ni en las disposiciones legales que utiliza
en el caso específico.
QUINTO: Que, por otro lado, de conformidad con la premisa de la unidad de la culpa
civil, y en correspondencia con el espíritu inspirador de esa tendencia doctrinal, se
considera que en las hipótesis de concurso de acciones indemnizatorias que tienen
su génesis en una convención o en acto ilícito extracontractual, el interesado puede
optar entre una u otra acción cuando el factum que provoca el daño sea
simultáneamente el incumplimiento de un compromiso convencional e infracción del
deber genérico de no causar daño a otra persona. En puridad, cuando existe
imbricación de responsabilidades por culpa -contractual y extracontractual- de
acuerdo con la ponencia, se estima que las acciones pueden deducirse alternativa o
subsidiariamente, o bien, se puede ejercer el derecho de opción por una de ellas y
resulta suficiente que se proporcionen al tribunal los hechos, porque es el juez quien,
en la órbita de sus atribuciones privativas, mediante un proceso discursivo de
sindéresis judicial aplicará el Derecho al caso bajo su conocimiento con el fin de que
se concrete la justicia material.
En dicho sentido Húnter nos señala: "Lo dicho hasta el momento acerca del principio
deliura novit curiapodría llevarnos a concluir que los poderes del tribunal son
ilimitados en relación a la aplicación del Derecho. Sin embargo, si bien los jueces
pueden controlar libremente las normas jurídicas aplicables, esta actividad está
limitada por la vigencia de los derechos de los justiciables y, en especial, el derecho
de defensa de la parte demandada.
Me parece que en el momento actual del Derecho Procesal mirar el reparto de roles
bajo la exclusiva lupa de la mayor proximidad del juez al Derecho y de las partes a
los hechos y la prueba, es un ejercicio de simplificación no del todo correcto. Desde
el punto de vista de los derechos constitucionales es evidente que el ciudadano que
recurre a la jurisdicción tiene consagrado una serie de derechos en el orden procesal
que forman parte de la cláusula constitucional de 'debido proceso'. Dentro de esos
derechos está el de defensa. En consecuencia, asumo como premisa fundamental
que cualquier rol que se le pueda asignar al tribunal en el ámbito que vengo hablando
no puede lesionar el derecho de defensa del ciudadano. De ser esto cierto, la libertad
del juez para aplicar el derecho al caso concreto no debería ser tan absoluta y la
distribución de roles en el proceso civil debería encontrar un punto de equilibrio entre
eficacia y respeto a las garantías procesales del justiciable".
En este sentido la mejor doctrina ha señalado que dos son los presupuestos
para la correcta aplicación del iura novit curia: a) que el tribunal respete, en su
esencia, la causa petendi de la pretensión; b) que los demás litigantes hayan
podido, lo mismo que el tribunal, conocer y afrontar ese genuino fundamento de
la pretensión. De lo contrario, podría sorprender, a una u otra parte, con lo que
no hubieran podido debatir (De La Oliva, A.; Díez-Picazo, I.; Vegas, J.).
229
En dichos casos la sentencia puede apartarse de manera total de lo
jurídicamente debatido, introduciendo un soporte legal a la acción que nadie ha
indicado durante el juicio y respecto del cual no se pudo discutir o hacerse cargo,
lo que significa que el fallo se dicta sin la posibilidad de ejercer un pleno
contradictorio, transgrede el derecho de defensa, con manifiesta incongruencia
que recién se conocería con la dictación del veredicto con sorpresa para los
contendientes, en especial del demandado, quien deberá soportar el peso del
acto jurisdiccional, sin posibilidad de controvertirlo. En este sentido se ha
manifestado la doctrina extranjera (Montero, J.; Flors, J.).
Con todo, el tribunal podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella
contenida en la acusación o apreciar la concurrencia de causales modificatorias
agravantes de la responsabilidad penal no incluidas en ella, siempre que hubiere
advertido a los intervinientes durante la audiencia.
230
distintas, no alegadas por ninguna de las partes (De La Oliva, A.; Díez-Picazo,
I.; Vegas, J.).
Nótese que si bien la Corte Suprema, en los fallos antes citados, varía el
estatuto de responsabilidad por el cual el actor demandó en su libelo, reconoce
(al menos) que la máxima iura novit curia tiene su límite en la indefensión de los
litigantes, lo que, a su juicio, en dicho caso no se acreditó. Además respalda su
actuar en base al derecho a la tutela judicial efectiva.
En el mismo sentido:
"Que se ha sostenido por esta Corte que los tribunales tienen la facultad de
examinar los presupuestos de las acciones y excepciones deducidas y, luego,
no se extiende a puntos no sometidos a su decisión el fallo de autos que, interpuesta
una acción de nulidad relativa por lesión enorme, examina la concurrencia de las
exigencias de esta institución, entre las cuales está la de haberse vendido la cosa a
menos de la mitad del justo precio (o haberse comprado a más del doble del justo
231
precio), de lo que se infiere que si la sentencia razona que el referido justo precio es
distinto en un contrato que se vende la propiedad plena que en otro, como el de autos,
en que se vende el dominio nudo, no ha incurrido en el vicio que se denuncia.
Con todo, la doctrina coincide en sostener que tal excepción tiene lugar cuando
concurren dos litigios entre las mismas partes, seguidos ante el mismo o diverso
tribunal, siempre que versen sobre idéntico objeto pedido y con demandas basadas
en la misma causa de pedir.
Por su parte, causa de pedir es el fundamento inmediato del derecho que se invoca
o el hecho jurídico o material en que la ley se asienta para obtener el beneficio. (C.
Suprema, 8 de octubre de 1964, R., t. 61, sec. 1ª, p. 304);
233
ser diferente el acto jurídico que sirve de fundamento a la acción deducida, que en un
caso es el pagaré y en el otro el contrato de mutuo.
Deben existir dos procesos iniciados, que se tramiten por separado, producto
de la estrecha relación que tienen pueden ser tramitados conjuntamente y ser
resueltos en una misma sentencia, ello independiente si provienen del mismo
tribunal o de uno distinto (lo anterior constituye una excepción a la regla de la
radicación).
234
directos de las mismas también: En un caso, el fallecimiento de una persona y,
en el otro, los daños de un vehículo.
235
Por su parte, doctrina y jurisprudencia sostienen que sólo lo dispositivo de la
sentencia es lo que constituye objeto de decisión. Si bien la fundamentación
constituye un modo de control de la arbitrariedad del órgano jurisdiccional, lo
dispositivo podría ser correcto y el razonamiento o motivos errados.
236
"QUINTO: Que de la lectura de lo dispositivo de la sentencia impugnada se infiere
que sus decisiones no son contradictorias, de manera que corresponde rechazar la
casación invocada por la demandada.
Cabe tener presente que la posible antinomia en los considerandos alegada por la
demandante, no se concilia en absoluto con la causal de nulidad alegada por la
recurrente, la que sólo es admisible cuando el defecto se produce en lo resolutivo del
fallo" (C. de Santiago, 29 de septiembre de 2009, rol Nº 9214-2008).
"Que el tema de los límites objetivos apunta a resolver qué extensión se debe
reconocer a lo resuelto en una sentencia judicial, que tenga fuerza de cosa juzgada.
En términos más simples el problema del límite objetivo de la cosa juzgada se dirige
a precisar qué debe ser comprendido dentro de lo decidido en la sentencia judicial
que produce el referido efecto.
237
4.17. De las diversas formas en que puede alegarse la cosa juzgada
e) La cosa juzgada puede ser alegada como causal del recurso de casación
en la forma, siempre que hubiere sido alegada oportunamente en el juicio y la
sentencia que se trata de recurrir de casación la haya desestimado. Se aplica en
este caso el Nº 6º del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, que
dice: "El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna
de las causas siguientes... 6ª En haber sido dada (la sentencia) contra otra
pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que ésta se haya alegado
oportunamente en el juicio".
Pues bien, cuando la acción civil emanada del hecho punible tiene por objeto
la mera restitución de una cosa, tiene que ser deducida forzosamente ante el
juez que conoce del proceso criminal. Pero, cuando la acción civil tiene por
objeto la indemnización de los perjuicios, hay dos tribunales competentes: el que
conoce del juicio criminal y el tribunal civil correspondiente.
Esta suspensión podrá decretarse en cualquier estado del juicio, una vez que
se haga constar la circunstancia mencionada en el inciso precedente.
239
Si en el caso de los dos incisos anteriores se forma incidente, se tramitará en
pieza separada sin paralizar la marcha del juicio.
240
Habíamos dicho anteriormente que la acción civil emanada de un delito, que
tiene por objeto la indemnización de los perjuicios, puede ser entablada ante el
tribunal civil correspondiente.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
241
— (2016): Los recursos y otros medios de impugnación (Santiago,
LegalPublishing).
CASARINO VITERBO, Mario (2005): Manual de derecho procesal civil, tomo III
(Santiago, Editorial Jurídica de Chile).
242
recurso", en: PALOMO, Diego (coord.), Proceso y Justicia laboral: Lecturas a
contracorriente (Santiago, Ediciones Jurídicas de Santiago).
ORTELLS RAMOS, Manuel (2009): Derecho procesal civil, 9ª edición (Navarra, Ed.
Aranzadi).
243
STOEHREL, Carlos (2010): De las disposiciones comunes a todo procedimiento y
de los incidentes (Santiago, Editorial Jurídica de Chile).
1. CONCEPTO Y FUNDAMENTO
244
un perito. En un procedimiento escrito, como quiera que la comunicación entre
los sujetos del proceso no es inmediata, los actos de uno no son conocidos por
el otro en el momento mismo en que se producen. En consecuencia, es preciso
utilizar algún medio para que los actos que efectúa alguno de los sujetos sean
conocidos por el otro y viceversa.
"... cabe tener en consideración que por regla general, las resoluciones
judiciales que son pronunciadas en los procedimientos escritos, lo son
sin que aquéllos a quienes van a afectar se hallen presente, por lo que
resulta forzoso que tengan un conocimiento cabal, veraz, oportuno y
eficaz de ellas, lo que se logra por medio de las notificaciones, las que
efectuadas cumpliendo con las formalidades respectivas, permiten
presumir de derecho que tal conocimiento se ha verificado, sin que
admita, salvo casos excepcionales, la prueba de la falta de tal noticia" (C.
Suprema, 12 de noviembre de 2013, rol Nº 748-2013).
2. IMPORTANCIA
245
del principio de contradicción, al no ofrecer suficientes garantías de oportuno
conocimiento de las resoluciones judiciales.
246
una resolución judicial. De ahí, entonces, la mutua interacción entre ambas
clases de actos procesales.
3. RÉGIMEN LEGAL
247
Sin embargo, la notificación es un concepto genérico y está presente en todos
los otros actos de comunicación específicos recién mencionados. La diferencia
fundamental entre ellas no reside tanto en el acto de comunicación en sí mismo,
sino que en el contenido de la resolución judicial que se comunica. Por
consiguiente, la citación, el emplazamiento y el requerimiento son especies
pertenecientes al género de las notificaciones y lo que las distingue es el objeto
de la comunicación, es decir, su contenido.
Esta circunstancia explica la razón por la que la forma en que se llevan a efecto
los tipos especiales de actos de comunicación sea prácticamente idéntica, en
casi todos los casos, a la utilizada para practicar una notificación. Así, el acto de
poner en conocimiento de un sujeto una resolución cualquiera (notificación) no
difiere sustancialmente de la forma en que se practica una citación o un
emplazamiento. La nota distintiva viene determinada por el contenido de esos
actos que no se limitan a dar a conocer, sino que invitan o imponen una
determinada conducta (Guasp).
4.1. La citación
248
4.2. El emplazamiento
En sentido amplio, es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes o a los
terceros que comparezcan ante él en un lapso determinado, es decir, dentro de
un plazo. Si bien guarda semejanza con la citación, al imponer a las partes una
determinada conducta, se caracteriza porque ordena al emplazado la conducta
de que comparezca ante la presencia judicial y porque dicha comparecencia
debe verificarse en un lapso preciso y no en un instante determinado, como en
la citación.
4.3. El requerimiento
Es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes o a los terceros dar, hacer
o no hacer alguna cosa determinada que no consista en una comparecencia ante
él. Se asemeja a la citación y al emplazamiento, en cuanto está compuesto por
una comunicación y porque invita o impone una determinada conducta.
La diferencia radica, en primer lugar, en la conducta que impone, que debe ser
diferente a la de comparecer ante el tribunal, porque, de lo contrario, estaríamos
frente a una citación o un emplazamiento.
249
que, como ya se ha repetido, éste lleva involucrada una orden del tribunal
para hacer o no hacer una cosa determinada que no consista en una
comparecencia". (C. de Apelaciones de Concepción, 19 de diciembre de
1977, en Rev. Der. y Jur., t. 74, s. 2ª, p. 245).
Estas notas distintivas sirven para explicar por qué un requerimiento no puede
ser efectuado mediante el estado diario, toda vez que esta forma de notificación
sirve para poner en noticia al notificado mas no para requerirlo, es decir,
imponerle una determinada conducta.
250
5. REGLAS COMUNES
b) Las medidas precautorias que, conforme lo señala el art. 302 CPC, pueden
llevarse a efecto antes de notificarse a la persona contra quien se dictan.
251
e) Hay normas que atribuyen algunos efectos a una resolución sin previa
notificación. Así, por ejemplo, el plazo para declarar el abandono del
procedimiento se cuenta desde la fecha de la última resolución recaída en
alguna gestión útil para dar curso progresivo a los autos y se ha entendido que
la disposición no exige su notificación (C. Suprema, 11 de noviembre de 2014,
rol Nº 23280-2014).
La regla es que sólo las resoluciones judiciales son objeto de notificación. Por
excepción, se contempla la notificación de una actuación judicial que no tiene el
carácter de resolución, como sucede en el supuesto previsto en el art. 235 CPC
que ordena notificar "por cédula el embargo mismo"; en la situación regulada en
el art. 162 inc. final CPC, que ordena dejar constancia en el estado diario
electrónico "el hecho de haberse dictado sentencia definitiva"; y en los juicios
sobre partición de bienes, en que la sentencia final, llamada Laudo, se entiende
notificada "desde que se notifique a las partes el hecho de su pronunciamiento"
(art. 664 CPC).
252
5.3. Para su validez no se requiere consentimiento del notificado (art. 39 CPC)
Este rasgo distintivo podría considerarse derivado del carácter unilateral de los
actos procesales, es decir, que para su nacimiento y eficacia no se requiere el
concurso de voluntades de todos los sujetos intervinientes. Así como para la
eficacia de una resolución judicial no se necesita la voluntad de las partes, ni
para la validez de un acto de parte se requiere el consentimiento de la otra, el
receptor judicial, para notificar a alguna de las partes, no precisa de su
consentimiento.
253
desde la fecha de la resolución que tuvo por notificada a la parte o desde la fecha
en que se notifica esta última resolución. Aunque en estricto rigor el
conocimiento de la resolución se hace patente desde la fecha en que se ingresa
al sistema el escrito respectivo, entiendo que la fecha en que produce todos sus
efectos la presentación de las partes corresponde al momento en que la
resolución que se pronuncia sobre ese escrito es notificada. A menudo, el propio
tribunal, al momento de proveer el escrito de parte, la tiene por notificada de la
resolución respectiva en forma conjunta con la resolución que se pronuncia
sobre el escrito. Esto resulta especialmente importante de precisar cuando se
trata de la notificación de alguna resolución a partir de la cual dependa el
cómputo de un plazo común, como sucede con el término probatorio.
254
acto de la notificación tacha de falsedad a su firma (art. 434 Nº 4º CPC). A lo
anterior debe agregarse que, en el caso del requerimiento de pago, es admisible
que se consigne la respuesta que dé el requerido (art. 443 CPC).
255
de las resoluciones judiciales no sólo su notificación, sino que ésta sea
practicada "con arreglo a la ley".
Así las cosas, si de los antecedentes aparece que el sujeto que cuestiona la
validez de la notificación tuvo, sin embargo, real y oportuno conocimiento de la
resolución, la pretensión anulatoria no podrá prosperar, pese a que se haya
cometido una irregularidad formal en su ejecución.
257
no es posible que las notificaciones por cédula practicadas al
contribuyente hayan cumplido efectivamente con su objetivo de poner en
conocimiento del referido las resoluciones libradas en el proceso.(C. de
Apelaciones de San Miguel, 24 de marzo de 2017, rol Nº 27-2017).
7. FORMAS DE NOTIFICACIÓN
1. Notificación personal.
7. Notificación electrónica.
258
Sin embargo, como se verá, en estricto derecho nuestra legislación contempla
básicamente cuatro tipos de notificaciones:
a) Notificación personal.
d) Notificación electrónica.
7.1.1. Concepto.
259
7.1.2. Procedencia de la notificación personal.
260
i. Cesión de los créditos nominativos. De acuerdo a lo prescrito en el art.
1902 CC, la cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros,
mientras no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste y
el art. 1903 CC, por su parte, señala que la notificación debe hacerse con
exhibición del título, que llevará anotado el traspaso del derecho con la
designación del cesionario y bajo la firma del cedente.
ii. Notificación judicial de los títulos ejecutivos a los herederos del deudor
difunto. Señala el art. 1377 CC que "Los títulos ejecutivos contra el difunto lo
serán igualmente contra los herederos; pero los acreedores no podrán entablar
o llevar adelante la ejecución, sino pasados ocho días después de la notificación
judicial de sus títulos".
261
v. La purga de la hipoteca (art. 2428 CC). La hipoteca da al acreedor el
derecho de perseguir la finca hipotecada, sea quien fuere el que la posea, y a
cualquier título que la haya adquirido. Sin embargo, esta disposición no tendrá
lugar contra el tercero que haya adquirido la finca hipotecada en pública subasta,
ordenada por el juez. Mas para que esta excepción surta efecto a favor del
tercero deberá hacerse la subasta con citación personal, en el término de
emplazamiento, de los acreedores que tengan constituidas hipotecas sobre la
misma finca; los cuales serán cubiertos sobre el precio del remate en el orden
que corresponda (art. 2428 CC).
"Pero si bien la ley no lo dice, debe tenerse presente que es el juez quien
conduce el proceso y será su buen juicio el que le indique el
procedimiento adecuado, que en el caso en examen no puede ser sino
la notificación personal para la concurrencia a la práctica del examen
ordenado, dada la importancia del trámite por sus consecuencias y su
carácter personalísimo de ejecución... El buen juicio del juez no puede
pasar por alto la importancia del trámite indicado, y entendiéndolo así, el
legislador dispuso en el artículo 47 del Código de Procedimiento Civil,
que esta forma de notificación personal (o la personal subsidiaria) se
emplearán cuando los tribunales lo ordenen expresamente" (C. de
Apelaciones de Concepción, 4 de abril de 2006, rol Nº 656-2005).
262
dispuesto una forma diferente de notificación, la practicada en forma personal
sirve de sustituto a cualquier otra.
7.1.3. Requisitos
263
Sin embargo, si en el lugar no existe un receptor judicial, la notificación podrá
ser hecha por el Notario Público u Oficial del Registro Civil que exista en la
localidad (art. 58 inc. 2º CPC). Esta disposición fue agregada en virtud de la
reforma de la ley Nº 19.382 de 1995 y su finalidad apuntó a facilitar la práctica
de las notificaciones, ya que "siendo el notario público y el oficial del Registro
Civil funcionarios que tienen la calidad de ministro de fe, no existe razón para
que puedan efectuar notificaciones, toda vez que lo único que se requiere es que
la notificación sea efectuada, que las copias referidas se entreguen al notificado
y que esto lo acredite un ministro de fe" (Otero).
264
Adicionalmente, puede practicar una notificación personal el oficial primero de
secretaría, ya que, de acuerdo al art. 58 CPC, las funciones encomendadas a
los secretarios pueden ser desempeñadas por aquel funcionario bajo la
responsabilidad de éstos, lo que se explica porque dicho funcionario no es
ministro de fe, razón por cual la responsabilidad recae en el secretario.
El art. 41 inc. final CPC hace una enumeración no taxativa de los lugares
donde puede practicarse la notificación personal, pero, en realidad,
prácticamente no existen lugares inhábiles para efectuar la notificación en forma
personal. No obstante lo anterior, el art. 42 CPC faculta al tribunal para ordenar
que se haga la notificación en otros lugares cuando la persona a quien se trate
de notificar no tenga habitación conocida en el lugar en que ha de ser notificada.
265
Si la notificación se verifica en lugares y recintos de libre acceso al público, la
diligencia podrá efectuarse en cualquier día y hora, procurando causar la menor
molestia al notificado (art. 41 inc. 1º CPC).
Los antecedentes legislativos dejan constancia que por lugar de libre acceso
al público se entienden todos aquellos a los cuales una persona pueda acceder
sin otro requisito que entrar o bien pagar la entrada, tales como restaurantes,
cines, museos, estadios municipales, bibliotecas, etc., debiendo excluirse
aquellos lugares privados que puedan existir dentro de ellos, como las oficinas
administrativas o privadas.
El inciso final del art. 41 CPC menciona como lugares hábiles para practicar la
notificación personal el oficio del secretario, la casa que sirva para despacho del
tribunal y la oficina o despacho del ministro de fe que practique la notificación.
266
Como las normas recién vistas permiten que la notificación se practique en día
inhábil, la reforma de la ley Nº 19.382 consideró pertinente regular la forma de
computar los plazos en esta hipótesis. Señala el art. 41 inc. 3º CPC que si la
notificación se llevó a efecto en un día inhábil los plazos comienzan a correr
desde las cero horas del día hábil siguiente. Esta norma prácticamente carece
de sentido porque como los plazos de días, meses o años han de ser completos
(art. 48 CC), nunca se debe considerar en su cómputo el día en que se practica
la notificación, resultando indiferente que la notificación se haya efectuado o no
en día inhábil.
267
Por otro lado, no obstante que el art. 41 inc. final CPC menciona como lugar
hábil para practicar la notificación la casa que sirva para despacho del tribunal,
la misma disposición prohíbe que los jueces puedan ser notificados en el local
en que desempeñan sus funciones, norma que hoy carece de toda justificación
y que establece una diferencia arbitraria.
268
Cuando la notificación se efectúa por un receptor, la Ley Nº 20.886 sobre
Tramitación Digital de los Procedimientos Judiciales establece dos exigencias
adicionales. En primer lugar, el testimonio de la diligencia debe ser agregado a
la carpeta electrónica dentro de los dos días hábiles siguientes a la fecha en que
se practicó la diligencia, con la debida constancia de todo lo obrado. En segundo
término, como se señaló a propósito de las reglas comunes que informan las
notificaciones, el testimonio o acta de la diligencia debe incluir un registro
georreferenciado, que dé cuenta del lugar, fecha y horario de su ocurrencia.
269
7.2.2. Concepto
7.2.3. Naturaleza
7.2.4. Procedencia
270
7.2.4.1. Requisitos específicos de procedencia
272
7.2.4.1.2. Acreditación de determinadas circunstancias
En todo caso, se tiene resuelto que "de acuerdo con los actuales medios
de comunicación, una persona en el mismo día puede estar en la ciudad
de Los Ángeles y en Santiago, no permite concluir fehacientemente que
el demandado no haya estado en el lugar del juicio cuando se le notificó
de acuerdo con el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil" (C. de
Apelaciones de Concepción, 12 de agosto de 2004, rol Nº 3933-2003).
273
a los términos del art. 44 CPC y el tribunal, si procede, ordenará la notificación
especial.
274
"Que, cumpliéndose con los requisitos procesales habilitantes para
efectuar la notificación personal sustitutiva, ésta no ve afectada en su
validez por la circunstancia de que no haya sido practicada en tiempo
inmediato a la resolución que así lo ordenaba, ni por el hecho de haberse
materializado cuando el demandado se encontraba fuera del lugar del
juicio, toda vez que el legislador no las impone como exigencias (C. de
Apelaciones de Temuco, 2 de diciembre de 2015, rol Nº 815-2015).
Establecidas las circunstancias referidas y una vez que se haya ordenado por
resolución del tribunal, la notificación se lleva a efecto entregando copia íntegra
de la resolución y de la solicitud en que hubiera recaído a cualquier persona
adulta que se encuentre en la morada o en el lugar donde el notificado ejerce
ordinariamente su industria, profesión o empleo. Naturalmente que debe existir
congruencia entre el lugar en que se produjeron las búsquedas y el lugar en que
se produce la entrega. Las copias deben entregarse a cualquier persona adulta,
es decir, a un varón mayor de 14 años o mujer mayor de 12 (art. 26 CC).
275
principalmente en lugares como empresas, fábricas y, sobre todo, en edificios
de departamentos, donde existen porterías y no se permite el acceso sin
autorización (Otero).
Como toda actuación judicial, de la notificación especial del art. 44 CPC debe
dejarse testimonio en la carpeta electrónica, que deberá comprender las
menciones señaladas en el art. 45 CPC en relación con el 43 CPC.
276
Adicionalmente, el ministro de fe que practique la notificación debe dar aviso
de ella al notificado, enviándole una carta certificada por correo, en el plazo y
con el contenido señalado en el art. 46 CPC. Sin embargo, no se trata de un
requisito de validez de la notificación pues su omisión no la invalidará, pero hará
responsable al infractor de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal,
previa audiencia del afectado, deberá imponerle una medida disciplinaria (art. 46
CPC).
277
ésta" (C. de Apelaciones de Concepción, 19 de mayo de 2017, rol Nº
605-2017).
7.3.1. Concepto
278
La notificación por cédula consiste en dar a conocer una resolución judicial
mediante la entrega, en el domicilio del notificado, de una cédula que contiene
copia íntegra de la resolución con los datos necesarios para su acertada
inteligencia. Se denomina cédula al conjunto de documentos que deben ser
entregados para que la notificación se entienda efectuada.
7.3.2. Procedencia
279
b) Los supuestos de alternativa entre la notificación personal y la mediante
cédula. Como se vio a propósito de la procedencia de la notificación personal,
en algunos casos, se concede un derecho de opción entre la notificación
personal y la que se practica por cédula, como ocurre en las situaciones
reguladas en los arts. 52 y 56 CPC. La primera de ellas, señala que si transcurren
seis meses sin que se dicte resolución alguna en el proceso, no se considerarán
como notificaciones válidas las anotaciones en el estado diario mientras no se
haga una nueva notificación personalmente o por cédula. La norma del art. 56
CPC hace alusión a las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte
en el juicio, o a quienes no afecten sus resultados, las que se deben practicar en
forma personal o bien por cédula.
280
7.3.3.1. Lugar dónde se practica la notificación por cédula
La ley establece un único lugar hábil para practicar esta forma de notificación.
Señala el art. 49 CPC que para este efecto, todo litigante deberá, en su primera
gestión judicial, designar un domicilio conocido dentro de los límites urbanos del
lugar en que funcione el tribunal respectivo.
281
mientras no se haga otra por el interesado (C. de Apelaciones de
Santiago, 4 de abril de 2008, rol Nº 5792-2003).
"Que, por consiguiente, era deber del secretario del tribunal incluir la
sentencia definitiva en el estado diario correspondiente, para los efectos
de su notificación a la empresa demandada, lo que debió hacer sin
necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal, de manera
que la falta de dicha notificación, al no resultar imputable a la parte
demandante, impide atribuirle responsabilidad alguna en la paralización
del proceso, toda vez que el impulso procesal no estaba radicado en su
persona" (Copiapó, 15 de julio de 2011, rol Nº 177-2011).
282
"Se tiene en consideración que ninguno de los litigantes rebeldes
nombrados cumplió con esta norma, de manera que no podían ser
notificados por cédula, ya que el domicilio señalado por el demandante
no es útil para estos efectos. Así las cosas, la resolución que recibió la
causa a prueba, para que produjera sus efectos, debió ser notificada a
los litigantes rebeldes ya mencionados por el estado diario" (C. de
Apelaciones de Concepción, 9 de enero de 2009, rol Nº 505-2007; C. de
Apelaciones de Concepción, 15 de junio de 2009, rol Nº 1315-2008).
284
Se ha entendido que la notificación por cédula no se ajusta a la
forma dispuesta por la ley, si "... el ministro de fe actuante no fijó las cédulas
correspondientes en la puerta del domicilio del notificado, como lo ordena la ley,
sino que procedió a estampar la cédula, actuar que conforme definición
conceptual es distinto a la acción de fijar que dispone la ley para la validez de la
notificación". Desde luego, el fundamento de la sentencia me parece de un
excesivo rigor formal, pues la distinción entre fijar y estampar resulta demasiado
rebuscada para justificar la invalidación de la notificación.
En este mismo orden de ideas, hay que consignar que es frecuente que el
ministro de fe que practica la notificación por cédula, ante la ausencia de
personas en el domicilio respectivo, opte por introducir la cédula por debajo de
la puerta. Se trata de una práctica que si bien no coincide con exactitud con la
exigencia legal de fijar en la puerta la cédula respectiva, no implica
necesariamente su invalidez, pues muchas veces esta forma de proceder
garantiza de menor forma el debido conocimiento de la resolución, fin último de
todo acto de comunicación.
285
la notificación no fue practicada, por cuanto hace una adecuada
interpretación del art. 61 en relación con el artículo 48, ambos del Código
de Procedimiento Civil" (C. Suprema, 4 de agosto de 2004, rol Nº 2332-
2003).
286
7.4.2. Requisitos de actividad: Lugar, tiempo y forma de la notificación
practicada por el estado
El estado debe estar encabezado por la fecha del día en que se forme, rigiendo
al efecto las normas generales sobre los días y horas hábiles para la formación
de los estados diarios. La notificación se entiende efectuada por el hecho de
aparecer mencionada la causa correspondiente y en la medida que en ella se
haya dictado resolución el día de formación del estado. Las causas figuran
ordenadas en función del número de orden que les corresponda en el rol general,
el que deberá estar expresado en cifras y en letras. Además, deben indicarse
los apellidos del demandante y del demandado o de los primeros que figuren
con dicho carácter si son varios. También debe indicarse el número de
resoluciones dictadas en cada una de las causas.
287
Como de toda actuación judicial, de las notificaciones practicadas por el
estado, se debe dejar constancia en la carpeta electrónica el mismo día en que
se publique el estado.
288
7.5. Notificación mediante avisos (art. 54 CPC)
"Ahora bien, sin duda que lo ideal es que las resoluciones judiciales sean
notificadas personalmente, ello por cuanto, como se dijo, sólo tal forma
de comunicación permite asegurar que se ha tenido un conocimiento
cierto de la providencia correspondiente. Sin embargo, existen muchas
circunstancias que impiden este tipo de noticia, por ello la ley procesal
ha contemplado otros tipos de notificaciones, a saber, por cédula, por el
estado diario, personal subsidiaria y la notificación por avisos" (C.
Suprema, 12 de noviembre de 2013, rol Nº 748-2013).
289
determinados casos, especialmente regulados por el legislador; y a
través de ella se presume que el notificado toma conocimiento de la
resolución de que se trata por una mera ficción procesal" (C. Suprema,
12 de noviembre de 2013, rol Nº 748-2013; C. de Apelaciones de
Concepción, 5 de enero de 2015, rol Nº 3692-2014).
7.5.2. Procedencia
290
El concepto de residencia está tomado en sentido amplio, como comprensivo
de domicilio, habitación o morada de las personas a quienes haya de notificarse,
y aun de lugar donde ordinariamente ejerce su industria, profesión u oficio.
En suma, la ley dispone que deba ser el número de las personas a quienes
haya de notificarse el que dificulte la diligencia que debe ser practicada y que la
dificulte considerablemente.
291
De todos modos, no es suficiente expresar de modo genérico que existe una
dificultad, sino que ésta debe ser cierta y específica, sea de orden espacial, de
orden económico o temporal (C. de Apelaciones de Concepción, 26 de abril de
1993, en Rev. Der. y Jur., t. 90, s. 2ª, p. 63).
292
De ahí que, en mi concepto, no parezca correcto sostener que el requisito de
que la persona a quien haya de notificarse se encuentre residiendo dentro del
territorio de la República se desprenda del propio art. 54 CPC, atendidos los
lugares en los que la ley ordena se hagan las publicaciones (C. de Apelaciones
de Santiago, 11 de abril de 1980, en Rev. Der. y Jur., t. 77, s. 2ª, p. 27). Resulta
indiscutible que no existe realmente garantía alguna de acceso a la información
de los avisos por la sola circunstancia de que la persona del notificado tenga su
residencia en el lugar en que siga el juicio, pues la misma información la puede
obtener residiendo fuera del país. La experiencia enseña que es poco frecuente
que las personas lean los diarios y menos que revisen la sección de
notificaciones y avisos judiciales y qué decir de las publicaciones efectuadas en
el Diario Oficial.
293
motivos de procedencia de la notificación y que justifican la decisión del tribunal
de acceder a ella. Por esta razón se ha declarado nula la notificación mediante
avisos si no existe constancia de que el juez de primera instancia haya procedido
con conocimiento de causa ni tampoco que las publicaciones se hayan
efectuado en el número que exige la ley (C. de Apelaciones de Santiago, 11 de
julio de 2007, rol Nº 8089-2002).
294
la producción de la prueba sobre la procedencia de esta forma de notificación se
realice cumpliendo con todas las formalidades legales y aparece justificado, a mi
juicio, una mayor laxitud de parte del tribunal para ordenar toda clase de
diligencias probatorias destinadas a verificar la concurrencia de los requisitos de
esta notificación.
Se tiene resuelto que "La sola consideración de ser muchos los interesados en
el juicio, no excusa al tribunal de proceder con conocimiento de causa para
autorizar la notificación por aviso en reemplazo de la notificación personal" (C.
Suprema, 14 de abril de 1947, en Rev. Der. y Jur., t. 44, s. 1ª, p. 504).
295
provincia o de la capital de la región, si allí no los hay. El número de avisos no
puede ser inferior a tres.
Establecidas las circunstancias referidas y una vez que se haya ordenado por
resolución del tribunal, la notificación se lleva a efecto mediante la publicación
de avisos en los diarios determinados por el tribunal. A pesar de la literalidad del
precepto, que aparece referido a diarios, en plural, entiendo que no es necesario
que se publique en más de un diario, aunque nada impide que el tribunal lo
pueda ordenar de ese modo. La Ley Nº 19.733 sobre Libertades de Opinión e
Información y Ejercicio del Periodismo, establece en su art. 2º inc. 2º que "Se
entenderá por diario todo periódico que se publique a lo menos cuatro días en
cada semana y cumpla con los demás requisitos establecidos en la ley".
En cuanto al contenido de los avisos, éstos deben reunir los mismos datos que
se exigen para la notificación personal, es decir, copia íntegra de la resolución y
de la solicitud en que hubiera recaído, pero si la publicación en esta forma es
muy dispendiosa, atendida la cuantía del negocio, se autoriza al tribunal para
disponer que se haga en extracto redactado por el secretario.
296
Como se trata de una actuación compleja que consta de varias actuaciones,
hay que entender que la notificación se entiende practicada en el momento que
se ha publicado el último de los avisos, ya sea en los diarios o en el Diario Oficial,
en su caso.
Como toda actuación judicial, de la notificación especial del art. 54 CPC debe
dejarse testimonio en la carpeta electrónica.
7.6.2. Procedencia
Sin embargo, debe tenerse muy presente que tratándose de plazos comunes,
como lo es el término probatorio, el cual se inicia desde la última notificación
practicada a las partes, una jurisprudencia bastante uniforme tiene resuelto que
no resulta aplicable la notificación tácita, que tiene carácter excepcional y, por lo
mismo de interpretación restrictiva, porque no afecta únicamente a la parte que
efectuó la gestión que suponía su conocimiento, sino a todas las que litiguen en
el juicio, de lo cual se infiere que solamente tiene aplicación respecto de
resoluciones que afecten a una parte determinada y el evento de estar ante
plazos individuales.
298
dentro del procedimiento, lo que se norma con precisión por el legislador
en el Título VI del Libro I del Código de Procedimiento Civil.
Excepcionalmente se autoriza considerar debidamente notificada una
resolución desde que la parte a quien afecte haga en el juicio cualquier
gestión que suponga conocimiento de dicha resolución atendido lo
dispuesto en el inciso primero del artículo 55 del referido cuerpo legal.
No obstante lo anterior, tratándose de plazos comunes, como lo es el
término probatorio, el cual se inicia, según ya se expresó, desde la última
notificación practicada a las partes, no resulta aplicable dicha forma
excepcional de notificación porque no afecta únicamente a la parte que
efectuó la gestión que suponía su conocimiento, sino a todas las que
litiguen en el juicio, de lo cual se infiere que solamente tiene aplicación
respecto de resoluciones que afecten a una parte determinada y el
evento de estar ante plazos individuales". (C. Suprema, 16 de mayo de
1995, rol Nº 4204-1994; C. de Apelaciones de Concepción, 26 de abril
de 2011, rol Nº 1613-2010; C. de Apelaciones de Puerto Montt, 10 de
noviembre de 2016, rol Nº 767-2016).
Este hecho base o indicio debe ser acreditado en el proceso o, mejor dicho,
en este caso debe constar del propio proceso, pues se trata de que la parte a
quien afecte la resolución haga en el juicio cualquiera gestión que suponga
conocimiento de dicha resolución, sin haber antes reclamado la falta o nulidad
de la notificación.
299
"Que, en la elaboración de este silogismo, el hecho base o indicio de la
presunción debe estar inequívocamente determinado, al punto que
permita concluir natural y lógicamente que se ha tenido un real
conocimiento de lo decidido previamente por el Tribunal" (C. de
Apelaciones de La Serena, 4 de enero de 2007, rol Nº 1095-2006).
Sin embargo, hay buenas razones para estimar que la sola presentación por
medio de la cual se solicita copias de la resolución respectiva no comporta un
acto de notificación tácita, porque no implica per se una demostración del
conocimiento real y efectivo del contenido de la resolución, pues una cosa es
saber que se dictó una resolución y otra muy diferente es conocer su contenido.
300
(C. de Apelaciones de Concepción, 26 de abril de 2011, rol Nº 1613-
2010).
301
por el afectado en el mismo juicio en que se dictó la resolución no
notificada" (C. de Apelaciones de Concepción, 12 de agosto de 1999,
rol Nº 1152-1998).
El art. 55 inc. 2º CPC, agregado por la ley Nº 18.705, tuvo por finalidad
precisamente evitar la dilación del procedimiento al tener que notificar, según la
ley anterior, nuevamente la resolución, fijando el momento exacto en que debe
entenderse notificada la resolución cuya notificación fue declarada nula.
302
esta notificación se tendrá por efectuada al notificársele el "cúmplase" de dicha
resolución, una vez que se recepcionen los antecedentes por el tribunal de la
causa. No es preciso que el tribunal la ordene, pues opera ipso iure, por el solo
ministerio de la ley. En todo caso, no debe desatenderse el tenor de la resolución
que declaró la nulidad de la notificación, pues si en ella, junto con declarar la
nulidad, se dispuso la práctica de una nueva notificación en reemplazo de la
anulada, entiendo que la orden del tribunal prevalece por sobre esta regla
específica.
303
En mi concepto, no es posible que la parte proponga para sí una forma de
notificación sólo para ciertas resoluciones o que excluya de la notificación
electrónica otras, como la sentencia definitiva o la interlocutoria de prueba, por
ejemplo. La intención ha sido que la forma de notificación propuesta y aceptada
rija para toda la causa sin excepciones.
304
8.2. Clases de exhortos
Por otro lado, la circunstancia de que una misma comunicación pueda dirigirse
a diversos tribunales para que se practiquen actuaciones en distintos puntos
sucesivamente, hace surgir la denominación de exhortos circulantes, en
oposición al exhorto común, que se dirige a un tribunal para la práctica de una
determinada actuación. En el primer caso, las primeras diligencias practicadas,
junto con la comunicación que las motive, se remitirán por el tribunal que haya
intervenido en ellas al que deba continuarlas en otro territorio y así
sucesivamente (art. 74 CPC).
El tribunal que conozca de la causa debe dirigir al del lugar donde haya de
practicarse la diligencia la correspondiente comunicación, insertando los
escritos, decretos y explicaciones necesarias.
305
una de las actuaciones que se realizaron en la carpeta electrónica a que dio
origen.
Por este motivo, se tiene resuelto que corresponde negar dar curso a
un exhorto si no se proporciona antecedente alguno sobre qué punto o materia
deben ser interrogados los testigos individualizados en el exhorto (C. Suprema,
30 de marzo de 1994, LegalPublishing Nº 22800).
306
el gobierno. En dicha comunicación se expresará el nombre o personas a
quienes la parte interesada apodere para practicar las diligencias solicitadas, o
se indicará que puede hacerlo la persona que lo presente o cualquiera otra" (art.
76 incisos 1º y 2º CPC).
307
En algunas situaciones, al pronunciarse sobre un exhorto internacional, el
máximo tribunal ha trazado una distinción más o menos clara, separando
aquellas actuaciones que implican medidas de apremio, desestimando la
solicitud a su respecto, de aquellas otras desprovistas de complejidad, que no
suponen grado alguno de coerción, como la notificación de una demanda.
9. LOS OFICIOS
Por otro lado, es muy frecuente en la práctica que las partes formulen
solicitudes al tribunal a fin de que éste oficie a alguna persona jurídica para que
ésta remita determinado dato, certificado o documento en su poder, o bien, para
que informe acerca de determinadas circunstancias. Aunque en el procedimiento
laboral tiene expresa regulación, su procedencia en el proceso civil ha sido
discutida.
309
que deberán, junto con el expediente físico, poner a disposición del tribunal
respectivo las piezas digitalizadas del expediente a través de la Oficina Judicial
Virtual o, cuando las circunstancias así lo requieran, utilizando un soporte
electrónico y, si estos tribunales no cuentan con los recursos tecnológicos
necesarios, deben remitir el expediente material, sin perjuicio de los acuerdos
de colaboración que se suscriban orientados a establecer procedimientos
eficientes que permitan a las Cortes tener acceso a estos expedientes o piezas.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
310
SÉPTIMA PARTE LOS INCIDENTES
En el proceso civil la fijación del objeto del proceso le corresponde a las partes
de la relación procesal, pero esencialmente al actor, pues la comparecencia del
demandado al juicio no es obligatoria. Como se sabe, el demandado, tras la
notificación legal de la demanda, puede asumir una actitud activa o pasiva frente
a la pretensión del demandante, y si nada hace dentro del término de
emplazamiento con el objeto de defender en juicio sus derechos e intereses
legítimos, el proceso se seguirá en su rebeldía, de manera tal que el objeto del
proceso quedará determinado únicamente por la pretensión del actor.
311
relación procesal. Pero si deduce demanda reconvencional, la pretensión del
demandado —ahora actor reconvencional— no forma parte del objeto del
proceso inicial, sino que supone la incorporación de un nuevo objeto jurídico
sometido a la decisión del tribunal. Esta última hipótesis da lugar, en definitiva,
a un proceso con pluralidad de objetos.
Pues bien, los elementos que identifican el objeto del proceso son los sujetos
de la relación procesal, lo que se pide por el actor y la causa de pedir, y que
corresponden, en definitiva, a los distintos extremos que individualizan la acción
ejercida por el demandante. Por esta razón, entre los requisitos del escrito de
demanda el art. 254 CPC exige la individualización del demandante y del
demandado (sujetos), los fundamentos de hecho y de derecho en que se funda
la pretensión (causa petendi) y la enunciación de las peticiones concretas que
someten a la decisión del tribunal (petitum). Estos mismos elementos, a su vez,
se deben analizar para determinar la concurrencia de la excepción de cosa
juzgada, como lo exige expresamente el art. 177 CPC, precepto que, por
influencia de la doctrina francesa, recogió la teoría de la triple identidad (Romero:
2002).
La importancia del objeto del proceso excede con creces las materias antes indicadas
—y también el objeto de este capítulo—, pues se relaciona con múltiples instituciones
procesales que dependen, precisamente, de uno o más de los elementos que lo
identifican, como el tribunal competente para conocer de un asunto, el procedimiento
aplicable para la sustanciación de la acción, la procedencia de acumulación de
acciones o de la reconvención, entre tantas otras.
312
Son estas cuestiones subalternas al objeto principal del proceso las que
constituyen lo que se denomina tradicionalmente como incidentes o artículos, y
sobre ellas centraremos nuestra atención en este capítulo.
2. REGULACIÓN
Con todo, y pese a la aplicación general que se predica de estas normas, lo cierto es
que su alcance se ha visto limitado por las reglas especiales previstas para los
incidentes en los denominados procesos reformados, en los que rigen reglas formales
de tramitación distintas —y en muchas ocasiones, incompatibles— con las reglas
vigentes en un proceso civil de inspiración decimonónica como el nuestro. En esta
línea, en el proceso penal existen varias normas especiales relacionadas con los
efectos, oportunidad y tramitación de distintos incidentes (arts. 56, 57, 60 y siguientes,
74-76, y un largo etc.), y sólo en defecto de tales reglas se aplican supletoriamente
las normas comunes a todo procedimiento del CPC, entre las que cabe anotar las
relativas a los incidentes (art. 52 CPP). Otro tanto sucede con la Ley Nº 19.968 que
crea los Tribunales de Familia y regula el proceso para este orden jurisdiccional, cuyo
normas regulan especialmente un gran número de incidentes, de manera que sólo en
lo no previsto por dichas reglas resultarán aplicables supletoriamente las normas
comunes a todo procedimiento del CPC (art. 27). Finalmente, en los procesos
laborales existen reglas especiales relativas a la oportunidad en que deben
313
promoverse las cuestiones accesorias del juicio y a la forma en que deben resolverse,
de suerte que en los extremos no regulados en la legislación laboral se aplican
supletoriamente las reglas contenidas en los Libros I y II CPC (arts. 432 y 443 Código
del Trabajo).
Dentro de las normas que regulan esta materia, nuestra ley procesal civil fija
las principales reglas relativas a la nulidad procesal, lo que resulta comprensible
si se tiene en consideración que una de las formas para reclamar de la ineficacia
de un acto procesal —aunque no la única— es promoviendo un incidente con la
finalidad de obtener que se declare judicialmente dicha sanción procesal. No
obstante lo anterior, no formará parte de los contenidos de este capítulo el
estudio de esta institución, pues el análisis de la misma fue abordado en otra
obra de esta colección (Bordalí: 2016).
3. CONCEPTO
En efecto, como veremos con detalle más adelante, desde el punto de vista de
la forma en que se resuelven las incidencias, ellas se pueden clasificar en
cuestiones incidentales que se fallan previa tramitación —y con audiencia de las
partes— y cuestiones incidentales que se resuelven de plano, esto es, sin
314
tramitación previa y —en lo que importa destacar ahora—, sin audiencia previa
de la parte que no formuló la cuestión accesoria.
4. ELEMENTOS
315
4.1. Accesoriedad respecto del objeto principal del proceso o del proceso
mismo
Los incidentes son cuestiones que se relacionan con el objeto principal del
pleito o con el proceso mismo —como sucede, por ejemplo, cuando se reclama
incidentalmente un vicio o defecto procesal— y que dependen jurídicamente de
él.
Adviértase que nuestra ley procesal ordena que ciertos asuntos que no son
propiamente cuestiones accesorias se tramiten incidentalmente. Se trata de
materias que tienen autonomía respecto al objeto principal del proceso, pero que
dada su estrecha vinculación con el mismo, resulta conveniente —y hasta
necesario— que se sustancie dentro de un proceso principal. Así sucede, por
ejemplo, con las tercerías de posesión, de prelación y de pago que se pueden
promover en sede de ejecución forzosa (art. 521 inc. 1º CPC).
Ahora bien, como estos asuntos no son jurídicamente incidentes del juicio, a
ellos sólo se les aplica, por expreso mandato del legislador, el cauce
procedimental previsto para los mismos, pero nada más. En consecuencia, la
resolución que decida estas cuestiones tendrá naturaleza de sentencia definitiva
—no de auto o de sentencia interlocutoria—, y regirán a su respecto los
requisitos formales, efectos y forma de notificación propios de esta clase de
resoluciones.
Por análogas razones, las cuestiones prejudiciales no son incidentes del juicio. La
prejudicialidad es un tema clásico —y a la vez complejo— de la ciencia procesal, pues
316
para su estudio convergen aspectos sustantivos y procesales de difícil armonización,
a la vez que existen diversos criterios doctrinales para clasificarles y una dispar
regulación normativa en los distintos ordenamientos jurídicos (Romero: 2017). No
obstante, se puede decir, en términos generales, que una cuestión prejudicial es
aquella que constituye un antecedente lógico de la cuestión principal de un pleito, que
debe ser resuelta antes de aqueélla. Por tanto, la cuestión prejudicial es distinta y
autónoma respecto de la cuestión principal, y bien podría ser el objeto principal de
otro proceso, característica que distingue y diferencia a la prejudicialidad de las
incidencias.
5. CLASIFICACIÓN
317
5.1. Según los efectos que produce su interposición
Un ejemplo clásico de esta clase de incidentes son las excepciones dilatorias que
puede promover el demandado, como se desprende del art. 308 CPC.
318
el proceso, y aunque requieren de un pronunciamiento especial del tribunal, tal
decisión no es necesario que sea anterior al fallo de la cuestión principal. La
resolución de estas incidencias no es necesaria para la continuación del
proceso, de ahí que se tramiten en cuaderno o ramo separado, en forma paralela
o simultánea a la tramitación de la cuestión principal (art. 87 inc. 2º CPC).
A modo de ejemplo, se tiene declarado que, "a juicio de esta Corte, el incidente de
abandono del procedimiento tiene la naturaleza de aquellos a que se refiere la norma
legal antes transcrita [art. 87 inc. 1º CPC], toda vez que, por lo demás, carece de
sentido práctico que se siga tramitando un juicio en el que eventualmente podría
declararse que el procedimiento se encuentra abandonado" (C. Arica, 1 de agosto de
2017, rol Nº 212-2017).
Y en sentido contrario, se ha fallado que "esta Corte comparte el criterio del tribunal
de primera instancia, toda vez que los antecedentes necesarios para resolver el
incidente de fondo planteado por la demandada [—abandono de procedimiento—]
constaban en el proceso, lo que hacía innecesaria su suspensión, a lo que cabe
agregar su rápido despacho dado el carácter de las gestiones discutidas y la etapa
en que se encontraba la sustanciación de la causa, todo lo que hacía procedente la
aplicación del mencionado artículo 89, y que conduce a rechazar el recurso incoado
sobre el punto" (C. Santiago, 7 de octubre de 2016, rol Nº 12260-2015).
Como se dijo, la ley señala expresamente los efectos que produce la interposición de
ciertos incidentes, existiendo hipótesis en que el legislador opta por la suspensión de
la cuestión principal, y supuestos en que ordena la tramitación de la incidencia en
ramo separado —lo que supone que no se suspende el curso del proceso—. Entre
las primeras, se cuentan, por ejemplo, las cuestiones de competencia (art. 112 CPC)
y las excepciones dilatorias (arts. 307 y 308 CPC). Forman parte del segundo grupo
el privilegio de pobreza (art. 131 CPC) y las medidas precautorias (art. 302 CPC), por
nombrar algunos.
319
En definitiva, ante la ausencia en nuestra ley procesal de reglas precisas
acerca de los efectos que produce la interposición de un incidente, corresponde
al juez de la causa determinar, en cada caso concreto, la paralización del
proceso o la continuación ininterrumpida del mismo como consecuencia de la
promoción de un artículo, a menos, claro está, que el legislador zanje
expresamente esta cuestión.
Los incidentes conexos son aquellos que tienen relación con el asunto
principal del pleito. Se trata de verdaderas cuestiones accesorias cuya
resolución es útil para la decisión de la cuestión principal o del proceso mismo
en que ella se ventila.
En cambio, los incidentes inconexos son aquellos que no tienen relación con
la cuestión principal del pleito. Se trata de cuestiones promovidas por las partes
que en nada aportan a la decisión de la cuestión controvertida y que, por lo tanto,
tienen sólo por objeto enlodar la sustanciación regular del juicio.
De acuerdo con el art. 84 inc. 1º CPC, los incidentes inconexos pueden ser
rechazados de plano por el tribunal, lo que demuestra la importancia de esta
clasificación.
320
5.3. Según las normas que los regulan
Los incidentes ordinarios son aquellos regulados en el Título IX del Libro I del
CPC, y que se tramitan conforme a las reglas de los arts. 82 a 91 del mismo
cuerpo legal. Estas reglas constituyen el procedimiento incidental ordinario o
común por el cual se rigen todas las cuestiones accesorias que se promuevan
durante un proceso que no tengan señalada reglas especiales de tramitación.
Ciertamente, la gran mayoría de las cuestiones incidentales que se promueven
en un proceso tienen este carácter.
Por su parte, los incidentes especiales son aquellos que tienen una
reglamentación y tramitación especifica señalada por la ley, lo que responde a
diversas razones de política legislativa, que van desde la mayor probabilidad de
planteamiento de estas cuestiones a la necesidad jurídica de un régimen propio.
Estos incidentes se rigen, en primer lugar, por las reglas especiales que los
regulan, y sólo supletoriamente se les aplican las reglas generales contenidas
en los arts. 82 a 91 CPC.
321
5.4. Según la forma en se resuelven por el tribunal
Todo incidente que se promueva durante un proceso debe ser resuelto por el
tribunal que conoce de la cuestión principal. Sin embargo, tal como adelantamos,
no todo incidente debe ser tramitado antes de su resolución. Desde esta
perspectiva, existen incidentes que se resuelven de plano e incidentes que se
deben tramitar.
Reconociendo esta clasificación, aunque sin referirse a todos los supuestos en que
un incidente se puede resolver de plano, la jurisprudencia señala "que conforme lo
prevé el artículo 89 del Código de Procedimiento Civil, la regla general es que los
incidentes deben tramitarse con audiencia, esto es, confiriéndose el respectivo
traslado a la parte contraria, desde que ello implica materializar los principios de
contradictoriedad y de bilateralidad de la audiencia que informan el contencioso civil
y que no son sino el trasunto de la garantía constitucional del debido proceso que
consagra el artículo 19 Nº 3, inciso sexto, de nuestra Constitución Política de la
República.
Sin embargo, excepcionalmente la ley permite que el incidente pueda ser resuelto de
plano: Cuando el fallo de la correspondiente petición pueda fundarse en hechos que
consten del proceso o cuando sean de publica notoriedad, cuestión que el tribunal
debe consignar en su resolución" (C. Concepción, 2 de noviembre de 2011, rol Nº
1289-2011).
322
5.5. Otras clasificaciones
Las anteriores son las clasificaciones más importantes de los incidentes, mas
no las únicas, ya que se pueden seguir agrupando las cuestiones incidentales
atendiendo a nuevos criterios.
Finalmente, más que una clasificación, el art. 147 CPC alude a una categoría
especial de cuestión accesoria: los incidentes dilatorios, entendiéndose por tales
aquellos que buscan corregir vicios de procedimiento (Salas). La importancia de
esta clase de cuestión incidental radica en los efectos económicos que se siguen
del rechazo de la incidencia: el articulista será condenado a pagar las costas del
incidente.
6. TRIBUNAL COMPETENTE
323
7. OPORTUNIDAD PARA PROMOVER LOS INCIDENTES
El CPC contiene tres disposiciones relativas a la materia que nos ocupa (arts.
84, 85 y 86 CPC), y si bien cada una de ellas tiene su propia individualidad, de
la interpretación conjunta de tales normas se puede construir la siguiente regla
general: los incidentes deben promoverse tan pronto como el hecho que le sirve
de fundamento llegue a conocimiento de las partes.
Junto con esta regla general, no debe perderse de vista que, dado el carácter
accesorio de los incidentes, estas cuestiones sólo pueden plantearse mientras
se encuentre pendiente el proceso principal (Salas). En esta línea, si bien el
proceso termina de ordinario por el pronunciamiento de la sentencia definitiva,
el límite preclusivo para que las partes puedan promover incidentes viene dado,
en la primera instancia, por la notificación de la resolución que cita a las partes
a oír sentencia, pues a partir de ese momento queda cerrado el debate (art. 433
CPC). Lo anterior, sin perjuicio de las excepciones que la misma ley contempla,
entre las que cabe mencionar el incidente de nulidad procesal.
324
La primera regla sobre la oportunidad para formular incidentes la establece el
art. 84 inc. 2º CPC, según el cual, si la cuestión incidental nace o se funda en un
hecho anterior al juicio o coexistente con su principio, el incidente deben
promoverse antes de hacer cualquiera gestión principal en el pleito.
325
ordinario. Por lo demás, el propio ejemplo del legislador parece confirmar esta
afirmación (Salas).
326
de gestión principal— después de adquirir dicho conocimiento, no podrá
promover el respectivo incidente (art. 85 inc. 2º CPC).
Finalmente, y aun cuando la ley nada diga sobre el particular, si alguno de los
incidentes que se promueven conjuntamente es suspensivo, deberán todos
tramitarse en el cuaderno principal, en los términos del art. 87 CPC (Salas).
327
7.4. Sanción por la infracción de las reglas sobre la oportunidad para promover
un incidente
Nótese que las disposiciones citadas utilizan indistintamente las locuciones "de
plano" y "de oficio". Como se sabe, esta última expresión se refiere, en un sentido
técnico, a aquellas actuaciones que los tribunales pueden realizar sin que medie
instancia particular, en los casos expresamente autorizados por la ley (art. 10
inc. 1º COT). No es ese el sentido que se le debe asignar a tal término en los
preceptos que comentamos, puesto que claramente el legislador ha querido
significar con ella, aunque sea impropiamente, que el tribunal procederá "de
plano".
328
7.5. Excepción a la sanción prevista para los incidentes extemporáneos
El rigor de esta sanción resulta atenuado por una regla de excepción contenida
en el art. 84 inc. 3º CPC, según la cual ciertos incidentes, aunque se promuevan
extemporáneamente, no serán rechazados de plano
Al utilizar este último precepto la expresión 'toda', pone de manifiesto que para estos
efectos no cabe hacer distinciones respecto de la naturaleza, origen o finalidad de
estas cuestiones accesorias. Lo importante es que la petición requiera de un
pronunciamiento especial, es decir, que no se trate de una resolución de mero trámite,
sino de una decisión que requiere conocimiento de causa y que de acuerdo al artículo
158 del Código de Procedimiento Civil tendrá la naturaleza de un auto o de una
sentencia interlocutoria.
330
En conclusión, para los efectos de aplicar el artículo 88 del Código de Procedimiento
Civil se deben considerar como incidentes todas aquellas peticiones que requieran
de un pronunciamiento especial del tribunal y que sean accesorias a la materia de la
litis.
Y así, se tiene resuelto que "la interposición de las excepciones dilatorias constituye
una manifestación del derecho de defensa del demandado y, en caso alguno, puede
ser considerado un incidente al tenor de lo que contempla el artículo 88 del Código
de Procedimiento Civil" (C. Santiago, 23 de agosto de 2016, rol Nº 6423-2016. En
igual sentido, véase, C. Santiago, 11 de septiembre de 2015, rol Nº 7670-2015; C.
Santiago, 21 de agosto de 2015, rol Nº 6890-2015; C. Puerto Montt, 4 de agosto de
2015, rol Nº 750-2015).
Por su parte, se ha establecido que la objeción que puede formular el ejecutado a las
bases de la subasta con arreglo a lo dispuesto en el art. 491 CPC no es un incidente,
331
y que la misma debe resolverse de plano por el tribunal (C. Valparaíso, 17 de
diciembre de 2015, rol Nº 2257-2015).
Esta resolución dirá más o menos así: "Sin perjuicio de lo resuelto precedentemente
y advirtiendo el tribunal que la parte demandada ha perdido más de dos incidentes,
se declara que en lo sucesivo para promover otra incidencia, deberá consignar la
suma de seis UTM de conformidad con lo previsto en el art. 88 CPC".
En este sentido, se ha fallado que "para que opere la sanción a que se refiere el
artículo 88 del Código de Procedimiento Civil es requisito previo e indispensable que
el tribunal haya fijado, antes del siguiente incidente promovido el monto del depósito
necesario para hacerlo. Si no se ha cumplido con ese requisito, mal puede exigirse a
la parte que consigne alguna suma, pues a lo imposible nadie está obligado. Luego,
aunque el incidentista hubiere perdido con anterioridad dos o más artículos no se
produce nulidad porque se dé tramitación a la última incidencia, ya que no quedaba
otra cosa que hacer, sin perjuicio de que para futuro se fije monto a consignar si la
misma parte desea promover nuevas cuestiones accesorias" (C. Rancagua, 2 de
septiembre de 2015, rol Nº 1574-2015).
Obsérvese que la resolución que impone la sanción del art. 88 CPC, de oficio
o a petición de parte, recae sobre un incidente del juicio, y lo hace estableciendo
332
un derecho permanente a favor de la parte contraria a la sancionada, de ahí que
su naturaleza jurídica se ajuste a la de una sentencia interlocutoria.
Por ende, la resolución que impuso la sanción procesal en comento fija un derecho a
favor del demandado, que tiene el carácter de permanente, pues como ya se refirió,
impide a la demandante interponer artículos en la medida que no deposite en la
cuenta corriente del tribunal el monto fijado por el juez, de tal forma que dicha
resolución es una sentencia interlocutoria y en consecuencia, es apelable" (C.
Valdivia, 4 de noviembre de 2014, rol Nº 825-2014).
Ahora bien, dado que la resolución que impone la sanción prevista en el art. 88 CPC
no pone término al juicio ni hace imposible su continuación, no procede en su contra
el recurso de casación en la forma (C. Suprema, 4 de junio de 2008, rol Nº 1682-
2008) ni el recurso de casación en el fondo (C. Suprema, 22 de marzo de 2016, rol
Nº 8141-2016).
A mayor abundamiento, se tiene resuelto que "el efecto procesal que contempla el
inciso tercero del referido artículo 88 por promover un incidente sin haber efectuado
la consignación previa es, por una parte, el de tenerlo por no interpuesto y, por otra,
la preclusión del derecho de promoverlo nuevamente. Por consiguiente, la
consignación posterior que efectuó el apelado no lo facultaba para reiterar la
interposición del mismo incidente, el cual debió ser rechazado de plano por haber
333
precluido el derecho de la parte para hacerlo valer" (C. Suprema, 20 de enero de
2014, rol Nº 6300-2013).
Nótese que la resolución que tiene por no interpuesto el incidente tiene naturaleza de
decreto, por lo que contra ella no procede el recurso de apelación subsidiario del art.
188 CPC (C. Santiago, 24 de diciembre de 2015, rol Nº 11831-2015).
En este último caso, si se rechaza el artículo promovido por la parte que debe
consignar, la cantidad depositada se aplicará como multa a beneficio fiscal (art.
88 inc. 1º in fine CPC), y si el tribunal observare que la parte ha obrado de mala
fe en la interposición de los nuevos incidentes, podrá aumentar la cuantía del
depósito hasta por el duplo (art. 88 inc. 2º primera parte CPC).
334
Cabe advertir que la ley sólo establece la improcedencia del recurso de
apelación cuando dicho medio de impugnación está dirigido a atacar el monto
del depósito o de la multa, pero si el recurso tiene por finalidad objetar una
cuestión distinta de las mencionadas, como podría ser el carácter de incidente
de la cuestión promovida por la parte interesada, es procedente el recurso de
apelación (C. Santiago, 4 de diciembre de 2015, rol Nº 9499-2015).
En este sentido, se ha resuelto que "una interpretación sistemática entre los incisos
1º y final del artículo 88 obliga a sostener que las resoluciones que decretan la
sanción procesal prevista en el primero, son apelables. En efecto, si la ley
expresamente dice que las resoluciones son inapelables en lo que al monto de
depósitos y multas se refiere, a contrario sensu el resto de los aspectos de dicha
resolución —entre los que se encuentra, por cierto, su procedencia— sí lo son.
335
Enjuiciamiento Civil, la tramitación comprende tres etapas: el período de discusión,
que se compone de la demanda incidental y de su contestación; el período de prueba,
y el período de resolución o de decisión de la cuestión propuesta. Estas tres etapas
no siempre existen en la sustanciación de los incidentes, pues hay casos en que
puede o debe omitirse el período probatorio.
En relación a las actitudes que debe adoptar el tribunal una vez evacuado el incidente
o en rebeldía de la contraparte, hay que distinguir si hay o no necesidad de prueba:
Algunos autores afirman que tampoco debe recibirse el incidente a prueba cuando se
base en hechos que consten del proceso o sean de pública notoriedad.
Así, el profesor Casarino Viterbo expresa que 'a pesar de que existan hechos
sustanciales y pertinentes controvertidos en el incidente, hay un caso en que el juez
puede fallarlo sin necesidad de recibirlo a prueba: cuando estos hechos constan del
proceso o sean de pública notoriedad'. Es decir que para el profesor Casarino, el
artículo 89, al prescribir que el tribunal puede resolver de plano aquellas peticiones
cuyo fallo se puede fundar en la forma indicada, sólo faculta al tribunal para omitir las
pruebas, mas no los trámites de la notificación del demandado ni su contestación.
Otros autores, como el profesor Alessandri, afirman que en este caso, el tribunal debe
resolver el incidente de plano, es decir, sin necesidad de poner en conocimiento el
demandado la demanda incidental. De esta forma, una vez presentada la demanda
incidental y comprobado por el juez que la solicitud se funda en hechos que constan
en el proceso o son de pública notoriedad, resulta innecesario practicar trámites
posteriores. Sostiene el profesor Alessandri: 'Se ha facultado al tribunal para que
pueda resolver, sin necesidad de tramitación alguna, aquellas peticiones cuyo fallo
se pueda fundar en hechos que consten en el proceso o sean de pública notoriedad'.
Por último, una posición ecléctica, sostiene que el artículo 89, al expresar que el
tribunal podrá resolver de plano tales incidentes, está confiriendo una simple facultad
al juez. Este es soberano para dar tramitación o no al incidente de los mencionados.
Ahora bien, si el tribunal, con el fin de oír a las partes, acuerda darle tramitación, nada
impide que omita la recepción del asunto a prueba, en virtud de lo dispuesto en el
artículo 89. Tal es la posición del profesor Salas Vivaldi, quien sostiene que: 'Es un
aforismo, generalmente aceptado en Derecho, que quien puede lo más puede lo
menos, de tal modo que si el tribunal está facultado para no dar tramitación a estos
incidentes, nada le impide prescindir de la etapa de la prueba'.
336
b) Si hay necesidad de recibir la causa prueba: Contestado o no el incidente y
existiendo en el primer caso hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, el
tribunal recibirá a prueba la cuestión.
Con tal objeto dictará una resolución mediante la cual se abrirá un término de ocho
días para que las partes rindan las justificaciones que estimen conducentes (artículo
90). En dicha resolución deberán, además, indicarse los puntos sobre los cuales
deben recaer las pruebas (artículo 323, inciso 1º). Además, es usual, aunque no
obligatorio, que la resolución que recibe el incidente a prueba indique los días y horas
en que se va a proceder a la recepción de la prueba de testigos. A su turno, el artículo
323 del Código de Procedimiento Civil dispone que la resolución que recibe a prueba
el incidente debe notificarse por el estado, y desde el momento en que la resolución
que recibe a prueba el incidente es notificada a todas las partes interesadas, mediante
su inclusión en el estado diario, comienza la segunda etapa de la tramitación de los
incidentes, la correspondiente a la prueba" (C. Copiapó, 28 de julio de 2016, rol Nº
163-2016).
337
La ley no contiene reglas especiales sobre los requisitos que debe reunir el escrito de interposición del incidente.
Comoquiera que se trata de una solicitud de parte planteada por escrito, deberá cumplir los requisitos generales de
los mismos, y si bien no se trata de una verdadera demanda, la solicitud deberá expresar los fundamentos de hecho
y de derecho en que se funda y contener las peticiones concretas sometidas a la decisión del tribunal, en los
términos del art. 254 CPC.
Naturalmente, los incidentes sólo pueden ser formulados por las partes, tanto
directas —demandante y demandado—, como indirectas —terceros—; en
ningún caso pueden iniciarse de oficio por el tribunal.
Pues bien, de las normas que regulan la materia, se desprende que, tras la
interposición de una cuestión incidental, el tribunal debe examinar la conexión
del artículo con la cuestión principal; la oportunidad en que se promovió; la
existencia de la obligación de consignar; la circunstancia de constar en el
proceso o ser de pública notoriedad el hecho en que se funda el incidente; y los
efectos que produce su interposición.
Las incidencias deducidas sin previa consignación, en los casos en que ello es
obligatorio, suelen proveerse por el tribunal en términos como los que
338
siguen: "Teniendo presente lo establecido en el art. 88 CPC y no constando en autos
que el demandado haya consignado, previo a deducir esta incidencia, la suma a que
fue condenado según lo resuelto a fojas 205, se tiene por no interpuesta esta
alegación y por extinguido el derecho a promoverlo nuevamente".
Esta última alternativa precisa de dos comentarios. En primer lugar, la ley entrega al
tribunal la facultad resolver de plano estas incidencias, por lo que perfectamente
puede optar por admitirlas a trámite. Naturalmente, si se tramita el incidente, el mismo
no requerirá de prueba, a menos que el demandado incidental introduzca al debate
hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos. En segundo término, son dos las
circunstancias que habilitan al juez para hacer uso de esta facultad: que el hecho en
que se funda el incidente conste en el proceso; o que dicho hecho sea de pública
notoriedad. Esta última posibilidad supone la recepción del concepto de "hecho
notorio" por nuestra legislación, noción que fue estudiada en otra obra de esta
colección (Palomo: 2013).
339
Precisando el alcance de esta facultad, se ha resuelto "que la resolución objeto del
recurso de apelación ha decidido pronunciarse de plano respecto del incidente
promovido por la ejecutada, disponiendo su rechazo, invocando al efecto la facultad
que le confiere la segunda parte del artículo 89 del Código de Procedimiento Civil. De
conformidad a esta norma, en lo que interesa, el tribunal podrá resolver de plano
aquellas peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten del proceso, o
sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución.
340
manifestar su parecer respecto del incidente promovido por la contraria, dentro de
tercero día" (C. Puerto Montt, 29 de enero de 2016, rol Nº 1420-2015).
341
no hay hechos controvertidos—, y deberá fallar el incidente sin más trámite
(Salas).
Ahora bien, el sentido de la resolución que dicte el tribunal para fallar el incidente no
será siempre el mismo. En efecto, si operó el allanamiento, esta actitud del
demandado incidental vincula al tribunal, por lo que no cabe otra opción que acoger
el incidente. En cambio, si el demandado incidental se limitó a no contradecir en forma
sustancial los hechos contenidos en el escrito de interposición, pero sí realiza una
distinta interpretación o calificación jurídica de los mismos, el tribunal tendrá que
pronunciarse sobre la cuestión de derecho controvertida y, en definitiva, acoger o
rechazar la incidencia.
Vencido el plazo de tres días, con o sin la respuesta del demandado incidental,
el juez debe examinar los antecedentes y determinar si existente o no necesidad
de prueba. En el primer caso, se recibirá el incidente a prueba, en los términos
que revisaremos a continuación; en el segundo, el juez fallará el incidente sin
más trámite (art. 89 CPC), omitiéndose la etapa de prueba.
342
De este modo, habrá necesidad de recibir el incidente a prueba cuando del
estudio de los antecedentes el juez concluya que existen hechos controvertidos,
sustanciales y pertinentes (art. 318 CPC).
En esta línea, se tiene declarado "que de conformidad con el artículo 89 del Código
de Procedimiento Civil el juez verá si los hechos en que se funda la demanda
incidental constan en el proceso o son de publica notoriedad, en cuyo caso podrá
resolverse el incidente de plano.
Transcurrido el termino de tres días que se confiere para responder el incidente, haya
o no contestado la parte contraria, el tribunal debe resolver la cuestión si, a su juicio,
no hay necesidad de prueba.
Esta resolución se notifica por el estado diario, por expreso mandato del
legislador (art. 323 inc. 2º CPC). Por lo demás, si la ley hubiera guardado silencio
sobre este punto, se llegaría a la misma conclusión, pues de acuerdo con el art.
48 CPC se notifica por cédula la resolución que recibe a prueba la causa,
expresión reservada para la cuestión principal y no para las accesorias que
surjan durante el curso de la primera, por lo que, por exclusión, procedería la
343
notificación por el estado, ya que ésta es la vía general para comunicar las
resoluciones generales (art. 50 CPC).
Por nuestra parte, no nos parece atendible que se deba esperar que se decida
el incidente para conocer la naturaleza de la resolución que nos ocupa, pues de
seguirse este criterio la partes sólo podrán determinar los recursos que procedan
en su contra una vez concluida la tramitación del incidente, con las dificultades
evidentes que ello implica.
En igual sentido, se ha fallado que "el régimen recursivo de la resolución que recibe
el incidente a prueba se somete a las reglas generales, por no encontrarse regulado
en forma especial, salvo en lo referido al recurso de apelación, el que resulta
improcedente por expreso mandato del inciso final del referido artículo 90, pudiendo
sólo impugnarse por la vía de la reposición" (C. Santiago, 5 de mayo de 2016, rol Nº
482-2016).
344
la acreditación de los hechos regulados en el Código Civil y en el Código de
Procedimiento Civil, los que se rendirán y valorarán según las reglas generales.
Con todo, esta remisión a las reglas relativas a la prueba del juicio ordinario no
es absoluta, pues la propia ley ha previsto ciertas especialidades sobre la
materia.
Así, en lo que toca a la prueba testimonial, dispone el art. 90 inc. 2º CPC que
la parte que desee rendir esta prueba debe presentar la lista de testigos dentro
de los dos primeros días del término probatorio. La misma norma señala que
sólo se examinarán los testigos que figuren en la lista. Se reduce, por tanto, el
plazo para acompañar la lista de testigos previsto en el art. 320 CPC, y se cierra
la posibilidad de admitir la declaración de testigos que no figuren en la lista, en
los términos del art. 372 inc. 2º CPC. En todo lo demás, se aplican las reglas
previstas para esta prueba en el juicio ordinario.
345
ello en el art. 90 inc. 3º CPC se establece un término probatorio
extraordinario, que se extiende por el número de días que determine el juez, que
no pueden exceder en total los 30 días. En otros términos, el aumento
extraordinario puede concederse por un máximo de 22 días. Durante la vigencia
de este término, sólo se puede rendir prueba en el lugar para el cual se ha
concedido el aumento extraordinario.
Para que proceda este aumento, es necesario que las partes lo soliciten y que
el tribunal lo decrete. La resolución que accede al aumento extraordinario para
rendir prueba es inapelable ex art. 90 inc. final CPC.
De este modo, si el incidente fue recibido a prueba, una vez vencido el término
de prueba —ordinario, extraordinario o especial, según corresponda—, el juez
debe pronunciarse sobre la cuestión incidental de inmediato o, más tardar,
dentro de tercero. No existe, por tanto, en el procedimiento incidental ordinario,
un período de observaciones a la prueba ni tampoco se contempla el trámite de
la citación para oír sentencia.
Por último, no se debe olvidar que hay ocasiones en que la decisión del
incidente se reserva para la sentencia definitiva, evento en el cual no se aplica
346
el plazo para dictar la respectiva resolución que falla la cuestión incidental
previsto en la norma transcrita.
347
resolución judicial. De este modo —en lo que ahora nos importa—, según el texto
original del proyecto, los incidentes sólo pueden ser fallados por medio de sentencias
interlocutorias.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
BORDALÍ SALAMANCA, A., CORTEZ MATCOVICH, G., y PALOMO VÉLEZ, D., Proceso
Civil. El juicio ordinario de mayor cuantía, Santiago, Editorial LegalPublishing,
2013.
348
— Proceso Civil: Los recursos y otros medios de impugnación, Santiago,
Editorial LegalPublishing, 2016.
DE LA OLIVA SANTOS, A., Objeto del proceso y cosa juzgada en el proceso civil,
Cizur Menor, Editorial Aranzadi, 2005.
349
I. EL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA
1. CONCEPTO
350
De lo anterior se desprende que en el ordenamiento jurídico chileno el
desistimiento de la demanda es un acto procesal del demandante en virtud del
cual se pone término anticipado al proceso por él iniciado y se extingue la acción
o acciones que haya interpuesto, con efecto de cosa juzgada.
2. REQUISITOS
2.1. Subjetivos
351
2.2. Objetivos
En este sentido, ante la ausencia en la ley procesal civil de una norma que se ocupe
expresamente de esta problemática, las soluciones jurisprudenciales no son
uniformes. En efecto, en algunos casos se ha entendido que es improcedente el
desistimiento, basándose para ello en la vigencia matizada del principio dispositivo
respecto de los derechos irrenunciables o indisponibles (C. Suprema, 26 de agosto
de 2014, rol Nº 17034-2013); en otros, en cambio, se ha optado por admitir esta
institución, pero privándola de sus efectos naturales, de manera que, no obstante
haberse declarado el desistimiento de la demanda, el actor puede de todos modos
interponer la misma acción en un proceso posterior, sin que el demandado se
encuentre autorizado para oponer la excepción de cosa juzgada (C. de Rancagua, 14
de diciembre de 2006, rol Nº 396-2006).
2.3. Formales
352
en ella supuestos a partir de los cuales se pueda deducir de ciertos
comportamientos del demandante su voluntad de poner término anticipado al
proceso con extinción de su acción, como podría ser, por ejemplo, su
incomparecencia al comparendo de estilo en el juicio sumario.
Por otro lado, este acto procesal del demandante puede realizarse oralmente
o por escrito, según la regla formal que rija el procedimiento en que se haga
valer. En esta línea, siendo la regla general que los procesos civiles se tramiten
por escrito, el desistimiento se formulará a través de un escrito del demandante.
2.4. Temporales
353
plazo para dictar sentencia definitiva. Con todo, el límite máximo para desistirse
es la dictación de la sentencia de primera instancia, dado que el desistimiento
no tiene por finalidad determinar el sentido de la misma. Por lo demás, tal
resolución, para el evento de que prospere la solicitud de desistimiento, no llega
a pronunciarse, pues el proceso termina, precisamente, por un modo anormal
de concluir el juicio.
3. TRIBUNAL COMPETENTE
4. TRAMITACIÓN
354
En cualquier caso, de lo dispuesto en el art. 149 CPC se colige que el
demandado puede adoptar alguna de las siguientes actitudes frente al
desistimiento de la demanda: aceptar el desistimiento, oponerse o
aceptarlo condicionalmente. Si el demandado acepta el desistimiento, el
tribunal tendrá que necesariamente acceder al mismo; en cambio, si el
demandado se opone al desistimiento, o lo acepta condicionalmente, resolverá
el tribunal si lo acoge o lo rechaza.
355
Por último, para determinar los recursos que proceden en contra de esta
resolución no basta con atender a su naturaleza jurídica, ya que junto con lo
anterior será necesario considerar el sentido en el que se ha pronunciado: si la
sentencia accede al desistimiento, la resolución será apelable (art. 187 CPC) y,
además, será susceptible de ser impugnada a través del recurso de casación en
la forma, pues pone término al juicio (art. 766 CPC); en cambio, si la sentencia
rechaza el incidente, sólo procede el recurso de apelación, pues tal resolución
no tiene la virtud de terminar el proceso.
6. EFECTOS
356
estimada habría producido efectos erga omnes, cualquier sujeto podrá oponer
la excepción de cosa juzgada, siempre que concurran los demás elementos que
configuran la triple identidad regulada en el art. 177 CPC.
357
notificación por el estado diario de la referida resolución, el desistimiento
producirá sus efectos sin necesidad de que el tribunal así lo declare.
358
transcurrir las partes cierto lapso sin realizar gestiones tendientes a que el recurso se
llevara a efecto y se resolviera. Estas figuras constituían formas anormales de poner
término al respectivo recurso, que si bien estaban reguladas en forma independiente
al desistimiento, sus efectos eran análogos, por lo que podría afirmarse que
representaban manifestaciones regladas de desistimiento tácito del recurso.
Por último, hay que resaltar que si ha operado el desistimiento como modo
anormal de poner término al recurso, el tribunal respectivo no debe pronunciarse
sobre el mismo, pues se ha extinguido el medio de impugnación. Por esta razón,
al menos para el recurso de apelación, constituye un motivo de casación formal
las circunstancias de pronunciarse sentencia de segunda instancia en apelación
declarada desistida (art. 768 Nº 8 CPC).
359
Por tratarse de un desistimiento especial distinto del ordinario regulado en el art. 148
CPC, no se requiere que se le hayan conferido al apoderado las facultades
extraordinarias del inc. 2º del art. 7º del mismo cuerpo legal (C. Suprema, 5 de
diciembre de 2016, rol Nº 78982-2016).
Con todo, realizando una interpretación que no compartimos, se ha resuelto que "la
simple expresión del desistimiento y de la reserva de acciones por parte del
ejecutante resulta suficiente para generar el efecto procesal de habilitarlo en orden a
proseguir el procedimiento de cobro posterior, sin necesidad de obtener un
pronunciamiento jurisdiccional explícito en torno a esa pretensión. Tal conclusión
emana de la simple confrontación entre los institutos del desistimiento común sujeto
a los trámites establecidos para los incidentes, como lo prescribe el artículo 148 del
Código Procesal Civil y el especial del juicio ejecutivo, que opera de pleno derecho,
por la sola circunstancia de su ejercicio por el ejecutante, como lo ratifica el tenor del
inciso 2º del artículo 467, citado, que, por el solo hecho de su interposición, hace
360
perder al ejecutante el derecho para deducir nueva acción ejecutiva" (C. Suprema, 6
de abril de 2009, rol Nº 1529-2008).
En suma, para la eficacia del desistimiento especial del juicio ejecutivo resulta
necesario el pronunciamiento de una resolución que acceda al mismo con la
reserva solicitada por el ejecutante. En esta línea, reiteramos que el juez sólo
puede rechazar esta petición si la misma fue formulada de forma extemporánea,
pues lo único que puede controlar el tribunal es el ejercicio oportuno de esta
facultad.
Por esta razón, no nos parece acertado que el tribunal, en el evento de formularse
fuera de plazo la solicitud de desistimiento con reserva por parte del ejecutante,
acceda a la petición sólo en cuanto al desistimiento y la rechace en la parte que se
pide la reserva de derecho (C. de Concepción, 5 de julio de 2017, rol Nº 964-2017).
A nuestro juicio, esta decisión desconoce el carácter compuesto de la solicitud del
ejecutante —desistimiento más reserva—, cuya formulación sólo faculta al tribunal
para acoger o denegar la petición en los mismos términos en que se presentó, pero
no lo autoriza para escindir tal solicitud a su arbitrio y reemplazar la petición de
desistimiento especial por el desistimiento ordinario.
Nótese que el juicio ejecutivo termina por desistimiento del ejecutante y no por
sentencia definitiva. La ausencia de sentencia ejecutiva importa dos
consecuencias de relevancia: de un lado, no existirá un pronunciamiento del
tribunal sobre las excepciones opuestas por el demandado; y de otro, no procede
la condena en costas al ejecutante. Esto último se justifica porque no resulta
aplicable a esta figura la regla relativa a la condena en costas establecida en
sede de ejecución, pues el art. 471 CPC presupone el pronunciamiento de la
sentencia definitiva. En consecuencia, habrá que aplicar la regla general sobre
pago de las costas contenida en el art. 144 del Código adjetivo, regla que, como
vimos, establece el principio del vencimiento objetivo para la condena en costas,
y como el ejecutante no ha resultado vencido, precisamente porque el tribunal
accedió a su petición de desistimiento especial, no serán de su cargo las costas
de la ejecución (en este sentido, véase, C. de Concepción, 7 de septiembre de
2016, rol Nº 978-2016; y C. de Santiago, 17 de mayo de 2016, rol Nº 2269-2016).
361
completo al criterio del acreedor, pues la ley nada indica sobre el particular. Por
tanto, la demanda se podrá interponer en cualquier tiempo, siempre que la
acción ordinaria no se encuentre prescrita.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
BORDALÍ SALAMANCA, A., CORTEZ MATCOVICH, G., y PALOMO VÉLEZ, D., Proceso
Civil: Los recursos y otros medios de impugnación, Santiago, Editorial
LegalPublishing, 2016.
DE LA OLIVA SANTOS, A., DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ, I., y TORRES VEGAS, J., Curso de
Derecho Procesal Civil II. Parte Especial, Madrid, Editorial Centro de Estudios
Ramón Areces, 3ª edición, 2016.
1. GENERALIDADES
363
Los instrumentos jurídicos ideados para proteger la imparcialidad judicial son
la implicancia y la recusación. Éstas apuntan a controlar los móviles del juez
frente a influencias extrañas al Derecho y antecedentes provenientes del
proceso, lográndose el objetivo, en tanto el juez, de oficio o a petición de parte,
se abstenga de conocer y resolver aquellos casos en que concurran los
presupuestos que configuran dichas inhabilidades (C. Suprema, 10 de junio de
2015, rol Nº 6910-2015). A través de estos institutos se protege la legitimación
del órgano jurisdiccional. "La importancia de la imagen de imparcialidad deriva
del hecho que a través de ella se proyecta la legitimidad de la función judicial, el
consenso previo y la aceptación de sus decisiones, la expectativa de que en
cualquier caso sus decisiones serán observadas incluso por la parte perdedora.
En conclusión, la imagen de imparcialidad del juez es decisiva para la seguridad
de todo el orden jurídico, para el mantenimiento de su legitimidad". (Jiménez).
2. CONCEPTO
3. MARCO NORMATIVO
364
113 a 128, lo que implica que debe estarse prioritariamente a sus reglas,
acudiéndose a las normas generales sólo en ausencia de regulación del asunto.
De acuerdo a lo que dispone el artículo 113 del mismo cuerpo legal, "Sólo
podrá inhabilitarse a los Jueces y a los auxiliares de la Administración de Justicia
para que intervengan en un negocio determinado, en los casos y por las causas
de implicancia o recusación que señala el Código Orgánico de Tribunales...",
referencia que debe entenderse hecha a los artículos 195 y 196 del
citado Código Orgánico de Tribunales, preceptos que establecen taxativamente
las causales de inhabilidad.
365
4.1. La parte recusante
Pueden ser objeto del procedimiento de inhabilidad los jueces de los tribunales
unipersonales (art. 194 COT); los jueces de los tribunales colegiados, o sea, los
ministros y jueces del tribunal de juicio oral en lo penal (arts. 194 y 199 COT);
los abogados integrantes de las Cortes de Apelaciones y de la Corte Suprema,
por las mismas causales que los jueces, y además pueden ser recusados por
patrocinar negocios en que se ventile la misma cuestión que debe resolver el
tribunal (art. 198, inc. 1º, COT); los funcionarios auxiliares de la administración
de justicia (arts. 483 al 491 COT); los jueces árbitros (arts. 194, 204, 205 y 243
COT) y los partidores de bienes (art. 1323 CC); los actuarios en los juicios
arbitrales (art. 632 CPC); y los peritos, cualquiera que sea la naturaleza del
negocio en que ellos intervengan (art. 113, inc. 2º, CPC).
5. EXTENSIÓN DE LA INHABILIDAD
366
que debe ser asegurado a ultranza en resguardo de los derechos de los litigantes
en el proceso.
Las normas que establecen las inhabilidades en los artículos 194 y siguientes
del Código Orgánico de Tribunales no realizan distinción alguna sobre la clase
de resoluciones de que se trata para establecer la imposibilidad del juzgador de
intervenir en ellas y las normas que las establecen son de orden público. Sin
embargo, el artículo 114 del Código de Procedimiento Civil, establece una tenue
distinción cuando refiere las causales de implicancias y recusaciones, al señalar
que deben pedirse antes de toda gestión que ataña al fondo del negocio. De ello
resulta que no es lógico entender que por la inhabilidad que le afecta, el juzgador
quede impedido para dictar una resolución de naturaleza incuestionablemente
formal que en nada ha podido afectar, ni siquiera tangencialmente, la garantía
que debe asegurarse a los litigantes en cuanto a que los asuntos que someten
al conocimiento de un tribunal sean resueltas por un juez absolutamente
imparcial.
367
b) La implicancia importa una prohibición absoluta para la persona afectada
por los hechos que constituyen la causal, sancionado incluso por el artículo 224
en relación al 227, ambos del Código Penal. En cambio, no cometen delito
alguno los jueces que fallan una causa civil o criminal, afectándole una causal
de recusación, ello debido a que los hechos que la constituyen son de menor
gravedad.
368
constitucional, de que todos los tribunales de justicia del país deban estar
organizados de una manera tal que se garantice el derecho fundamental de los
justiciables a contar con jueces y tribunales independientes e imparciales
(Bordalí). De este modo, el principio de imparcialidad del juez, del que las
instituciones de la implicancia y recusación constituyen el necesario desarrollo
procesal, no puede abandonarse a la libre voluntad del legislador. La ley tiene
que garantizar en todo caso que un juez no imparcial pueda ser excluido del
ejercicio de sus funciones. Esto es así, porque es imposible que una relación
abstracta de causas sea capaz de abarcar todos los supuestos que,
eventualmente, pueden fundar la sospecha de parcialidad de un juez (Picó).
Frente a este defecto del sistema cerrado en el que se establecen las causas de
inhabilidad, el principio del debido proceso contemplado en el inciso quinto del
Nº 3 del artículo 19 de la Constitución Política de la República, emerge como la
vía normativa destinada a resguardar la debida imparcialidad judicial, acogiendo
todas aquellas circunstancias susceptibles de afectar a la imparcialidad judicial
y que no han sido recogidas por el legislador, tal es el caso, por ejemplo, en que
el juzgador es cónyuge del abogado de una de las partes o bien éste presta
asesoría jurídica o representa al juez en negocios que le son propios; de igual
modo alcanza el conocimiento privado del juez cuando él mismo haya tenido
ocasión de conocer de manera directa los hechos que se le presentan para su
estudio y juzgamiento, o se enfrenta a situaciones posteriores de igual
naturaleza, como, por ejemplo, haber presenciado un accidente de tránsito y
luego debe juzgar quién es el responsable. El sentenciador no puede ser testigo
y juez al mismo tiempo. Lo propio si el conocimiento privado del juez es adquirido
dentro del proceso por el fenómeno de la prueba ilícita.
369
jurisdiccional (en este sentido, C. de Apelaciones de Temuco, 27 de julio de
2006, rol Nº 13-2005).
8. EL INCIDENTE DE IMPLICANCIA
370
1º. Ser el juez parte en el pleito o tener en él interés personal, salvo lo dispuesto
en el número 18 del artículo siguiente;
3º. Ser el juez tutor o curador de alguna de las partes, o ser albacea de alguna
sucesión, o veedor o liquidador de un procedimiento concursal, o administrador
de algún establecimiento, o representante de alguna persona jurídica que figure
como parte en el juicio;
4º. Ser el juez ascendiente o descendiente, o padre o hijo adoptivo del abogado
de alguna de las partes;
371
3º. Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez
de garantía en el mismo procedimiento.
372
Si se deduce respecto de algún otro funcionario, conoce de ella el tribunal ante
el cual el funcionario debe intervenir, admitiéndose sin más trámite cuando no
necesite fundarse en causal alguna (arts. 491 del COT y 117 del CPC).
8.3.3. Oportunidad
Tratándose de los jueces árbitros, éstos sólo pueden ser inhabilitados por
implicancia constituida por hechos sobrevinientes, cuando el nombramiento lo
han efectuado las partes de común acuerdo.
373
a) La parte interesada debe formular una petición escrita, adjuntando una
boleta de consignación por la suma señalada en el artículo 118 del Código de
Procedimiento Civil, a menos que el articulista goce del privilegio de pobreza.
374
Si la incidencia es rechazada, se condenará en costas al solicitante y además
se aplicará una multa no inferior a la mitad ni superior al doble de la
consignación.
375
9. LOS INCIDENTES DE RECUSACIÓN
376
3.º Tener el juez superior alguno de los parentescos designados en el inciso
precedente o en el número 4º del artículo 195, con el juez inferior que hubiere
pronunciado la sentencia que se trata de confirmar o revocar;
6.º Tener alguno de los ascendientes o descendientes del juez o los parientes
colaterales del mismo dentro del segundo grado, causa pendiente que deba
fallar como juez alguna de las partes;
7.º Tener alguno de los ascendientes o descendientes del juez o los parientes
colaterales del mismo dentro del segundo grado, causa pendiente en que se
ventile la misma cuestión que el juez deba fallar;
8.º Tener pendientes alguna de las partes pleito civil o criminal con el juez, con
su cónyuge o conviviente civil, o con alguno de sus ascendientes, descendientes
o parientes colaterales dentro del segundo grado. Cuando el pleito haya sido
promovido por alguna de las partes, deberá haberlo sido antes de la instancia
en que se intenta la recusación;
11. Ser alguno de los ascendientes o descendientes del juez o alguno de sus
parientes colaterales dentro del segundo grado, instituido heredero en
testamento por alguna de las partes;
12. Ser alguna de las partes heredero instituido en testamento por el juez;
377
descendientes del mismo juez, o alguno de sus parientes colaterales dentro del
segundo grado;
15. Tener el juez con alguna de las partes amistad que se manifieste por actos
de estrecha familiaridad;
16. Tener el juez con alguna de las partes enemistad, odio o resentimiento que
haga presumir que no se halla revestido de la debida imparcialidad;
18. Ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez
sea accionista. No obstante lo dispuesto en el inciso precedente, no constituirá
causal de recusación la circunstancia de que una de las partes fuere una
sociedad anónima abierta. Lo prevenido en el inciso anterior no regirá cuando
concurra la causal señalada en el Nº 8 de este artículo. Tampoco regirá cuando
el juez, por sí solo o en conjunto con algunas de las personas indicadas en el
numerando octavo, fuere dueño de más del diez por ciento del capital social. En
estos dos casos existirá causal de recusación.
La parte favorecida con una causal de recusación tiene dos medios para
hacerla valer: a) a través de la llamada "recusación amistosa", o bien, b)
formulando una incidencia especial ante el tribunal competente, cuya ritualidad
señala el Título XII del Libro I del citado Código.
378
De acuerdo al artículo 124 del Código de Procedimiento Civil, la parte, antes
de promover el incidente de recusación de un juez ante al tribunal que deba
conocer del incidente (que es el superior jerárquico de aquel cuya inhabilidad se
reclama), podrá ocurrir ante el mismo recusado, si funciona solo, o al tribunal de
que forme parte, exponiéndole la causa en que la recusación se funda y
pidiéndole la declare sin más trámite. Dicha petición debe formularse por escrito,
cumpliendo todos los requisitos de comparecencia.
El artículo 200 del COT establece que la recusación sólo podrá entablarse por
la parte a quien, según la presunción de la ley, pueda perjudicar la falta de
imparcialidad que se supone en el juez.
379
jueces producida por el hecho de ser parte o tener interés en el pleito una
sociedad anónima de que éstos sean accionistas, se necesitará de solicitud
previa para declarar su inhabilidad, caso en el cual habrá de recurrirse al
procedimiento de inhabilidad que contempla el artículo 119 del CPC. En los
demás casos, la actuación a que se refiere el artículo 125 del CPC, se reduce a
que la parte interesada acuda ante el juez unipersonal y haga presente su
conformidad con la declaración ya formulada de oficio. Ahora si el favorecido con
la causal de inhabilidad no la hace efectiva, esta se considerará renunciada y el
juez podrá seguir conociendo del asunto.
380
9.3.4. Legitimación activa
381
recusación se sustenta en causa legal, si los hechos en que se fundamenta
constituyen la causal alegada y, en su caso, si estas se encuentran debidamente
especificados.
382
La recusación conjunta será conveniente en la medida que existan motivos de
recusación frente a todos los miembros que componen el tribunal. Fuera de ello
no es posible recusar a un tribunal en forma conjunta, ya que su entidad jurídica
es distinta a la de sus singulares componentes.
a.- En nuestro sistema procesal, las inhabilidades, en general, lo son para todo
el juicio y no únicamente para alguna de sus incidencias o de los recursos que
se interpongan respecto de algunas de las decisiones adoptadas en el proceso.
383
otra parte litigante, podrá declararlo abandonado, con citación del recusante,
según lo autoriza el artículo 123 del CPC.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
CALAMANDREI, Piero, Elogio de los jueces escrito por un abogado. Buenos Aires,
Edit. Jurídicas Europa-América, 1980.
384
COUTURE, Eduardo, Estudios de derecho procesal civil. Buenos Aires, Edit.
Ediar, 1950.
385
III. LA ACUMULACIÓN DE AUTOS
1. CONCEPTO
Es aquel incidente especial que permite reunir en una sola causa dos o más
procesos diferentes que se sustancian separadamente, pero vinculados
íntimamente entre sí, a objeto de evitar que sobre un mismo asunto se
pronuncien fallos contradictorios.
2. FINALIDAD
386
3. MARCO NORMATIVO
4. REQUISITOS
387
asuntos conexos, que puedan mermar la conveniencia de la cosa
juzgada. Ergo la continencia se pierde cada vez que se destruye la unión de los
elementos que pertenecen a un mismo problema y que deben constituir un solo
juicio; vela por ella la acumulación de autos y la excepción de litispendencia.
1.- Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que
se hayan deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e
inmediatamente de unos mismos hechos.
a.- Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que
se hayan deducido en otro.
Habrá lugar a la acumulación de autos cada vez que las acciones entabladas
en los diversos juicios tengan una misma causa para reclamar el derecho o
beneficio que se pretende obtener con ellas, sin considerar las identidades de
personas o de cosas (Parot). Esta hipótesis se refiere a los hechos jurídicos
realizados sin la intención de producir efectos de derecho. Así, por ejemplo
deben acumularse las demandas deducidas contra dos compañías de seguros
en que se cobra la indemnización por un mismo accidente; también cuando a
consecuencia de un mismo accidente de tránsito fallecen pasajeros y chofer y
se presenta más de una demanda para hacer efectiva la responsabilidad civil.
(En este sentido, C. de Apelaciones de Concepción, 20 de noviembre de 2015,
rol Nº 1585-2014).
2.- Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos,
aunque las acciones sean distintas.
388
Este numeral supone la identidad de personas y la identidad de la cosa pedida.
Ahora la expresión "aunque las acciones sean distintas", en realidad, se está
refiriendo a la causa de pedir; la ley no empleó el término "acciones" en su
verdadero sentido. En efecto, siendo idénticos el objeto —primer elemento de la
acción y, la causa el segundo—, lo único que cabe ser diverso entonces es la
causa de ella, vale decir, la causa de pedir.
La acumulación de autos tiene por objeto unir dos o más procesos para que
todos ellos terminen en una sentencia común, lo que implica, ciertamente, que
estén sometidos todos los procesos a un mismo procedimiento, sólo así podrán
seguir sustanciándose conjuntamente, y además podrá darse cumplimiento a lo
ordenado en el artículo 97 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto a
suspender el curso de los juicios más avanzados hasta que todos lleguen a un
mismo estado. De este modo, no podrá acumularse a una causa contenciosa
una gestión voluntaria; lo propio si en uno de ellos la ley permite al sentenciador
valorar la prueba conforme a las reglas de la sana crítica, esto es, con libertad
pero cuidando de no contrariar la lógica, las máximas de la experiencia o los
conocimientos técnicos y científicos y, en el otro proceso, la ley obliga al tribunal
a seguir las reglas que la misma ley procesal ha previsto para la ponderación de
la prueba rendida.
389
tal sería el caso, por ejemplo, en que se pida la posesión efectiva testada por
dos personas distintas en cuadernos separados.
5. TRAMITACIÓN
390
directas, sino que también las indirectas, vale decir, terceros coadyuvantes,
independientes y excluyentes.
5.2. Oportunidad
Cabe precisar, eso sí, que como la ley Nº 18.882 de 20 de diciembre de 1989,
modificó el inciso segundo del artículo 433 del Código de Procedimiento Civil,
391
excepcionando de la regla general que impide admitir escritos y pruebas una vez
citadas las partes a oír sentencia a las medidas precautorias y determinados
incidentes, dentro de los cuales, no se encuentra el de acumulación de autos
establecido en el artículo 92 del citado Código, se desprende que la voluntad del
legislador fue impedir dicha incidencia en este estadio procesal. De este modo,
citadas las partes para oír sentencia, no procedería admitir escritos ni pruebas
de ningún género, tal como lo establece el artículo 433 del Código de
Procedimiento Civil, por encontrarse clausurado el procedimiento en primera
instancia; esta conclusión no obsta a lo dispuesto en el artículo 98 del texto legal
recién citado, pues dicha norma debe entenderse también en relación a lo que
establece el artículo 96 del mismo Código (en este sentido, C. de Apelaciones
de Concepción, 19 de agosto de 2016, rol Nº 1245-2016 y C. de Apelaciones de
Santiago, 6 de octubre de 2015, rol Nº 4267-2015).
392
encuentren en el mismo tribunal. Tratándose de juicios seguidos en tribunales
diversos, dicho trámite es facultativo. No obstante resulta apropiado siempre
traerse los juicios a la vista, máxime si este incidente debe resolverse pasados
tres días desde que se confirió traslado.
5.6. Efectos
1.- Los juicios deberán acumularse ante el tribunal que lleva el proceso más
antiguo si son de igual jerarquía. En caso contrario, deberán acumularse al de
mayor jerarquía.
393
6. LA ACUMULACIÓN DE LOS AUTOS EN LOS JUICIOS DE LIQUIDACIÓN CONCURSAL
394
BIBLIOGRAFÍA CITADA
395
IV. EL PRIVILEGIO DE POBREZA
1. CONCEPTO
Este instituto procesal, salvo los casos en que se concede por el solo ministerio
de la ley, debe ser declarado por sentencia judicial y deberá pedirse al tribunal a
quien corresponda conocer en única o primera instancia del asunto en que haya
de tener efecto.
2. MARCO NORMATIVO
396
3. EFECTOS DEL PRIVILEGIO DE POBREZA
De acuerdo a lo dispuesto en los artículos 591 y 594 del COT, los que
obtuvieren el privilegio de pobreza tendrán los siguientes beneficios:
2.- Derecho para ser gratuitamente servidos por los funcionarios del orden
judicial, y por los abogados, procuradores y oficiales subalternos designados
para prestar servicios a los litigantes pobres.
3.- Quedan exentos del pago de las multas establecidas para los litigantes,
salvo que la ley expresamente ordene otra cosa; pero si procedieren con notoria
malicia, podrá el tribunal imponer la multa correspondiente, conmutable en
arresto de un día por cada un vigésimo de sueldo vital.
4.- No rigen para ellas las consignaciones que las leyes exigen para interponer
recursos ante autoridades judiciales o administrativas.
5.- Las personas que obtengan privilegio de pobreza en las diligencias a que
diere lugar una subinscripción en los libros del Registro Civil estarán exentas del
pago de los derechos que se establecen en los números 14 a 22 inclusives del
artículo 10 de la ley Nº 6.894, de 19 de abril de 1941.
397
6.- Las personas que gocen de privilegio de pobreza no pueden ser
condenadas al pago de costas, a menos que el tribunal respectivo, en resolución
fundada, declare que han obrado como litigantes temerarios o maliciosos.
A su turno, será un litigante malicioso aquel que obra de mala fe, como sería
el caso de aquel que luego de iniciado un proceso ejecutivo contra su padre,
adquiere de éste el derecho de propiedad sobre un bien, que posteriormente
logra inscribir, para con ello después pretender se le declare su mejor derecho
de propiedad cuando ya, producto del proceso ejecutivo referido seguido contra
398
su padre, se había trabado un embargo en forma de inscripción contra el citado
bien.
399
5. CLASIFICACIÓN
5.1. Legal
Entre los casos de personas que gozan privilegio de pobreza legal podemos
mencionar:
400
una facultad de ésta el otorgar los certificados que acrediten el beneficio de
asistencia jurídica. En tal sentido el otorgamiento del privilegio de
pobreza constituye una actividad facultativa que está entregada al criterio de las
autoridades de la Corporación de acuerdo a los criterios que ésta ha
contemplado para establecer la situación de pobreza o vulnerabilidad de sus
usuarios. Así lo dispone el artículo 7 del Reglamento Interno de Orden, Higiene
y Seguridad de la Corporación de Asistencia Judicial del Biobío que señala: "El
otorgamiento del privilegio de pobreza para asuntos administrativos, es facultad
privativa del Director General de la Corporación, del Director Jurídico, del
Abogado Jefe respectivo o del Abogado Patrocinante en su caso".
Entre las entidades públicas que otorgan privilegio de pobreza a sus usuarios
encontramos al consultorio jurídico gratuito que debe mantener la Dirección de
Previsión de Carabineros de Chile, respecto de las gestiones que aparezcan
patrocinadas directamente por el referido consultorio, según lo previsto en el
artículo 11 del decreto ley Nº 844, de 1975, del Ministerio de Defensa Nacional;
y, privadas, a las Clínicas Jurídicas de ciertas facultades de Derecho del país.
401
Médico Nacional, con los mismos derechos y obligaciones que a estos
corresponden para los efectos de cumplir con las funciones que le competen y,
a su turno, el artículo 81 de la ley Nº 10.383 que disponía que el Servicio Nacional
de Salud gozaba de privilegio de pobreza. (En este sentido, C. de Apelaciones
de Concepción, 22 de abril de 2009, rol Nº 2332-2007).
5.2. Judicial
402
Su importancia radica en hacer posible que quien atraviese serias dificultades
económicas y se vea involucrado en un litigio, no encuentre por ello frustrado su
derecho de acceder a la administración de justicia, bien sea como demandante,
como demandado o como tercero interviniente, para ventilar allí, en pie de
igualdad con los otros, las situaciones cuya solución requiera un
pronunciamiento judicial (Sentencia de Tutela Nº 114-2007 de 22 de febrero de
2007, Corte Constitucional, Bogotá, Colombia).
403
6.3. Tramitación
En esta gestión deben ser oídos los funcionarios judiciales a quienes pueda
afectar su concesión, si se presentan oponiéndose antes de que el incidente se
resuelva. Cuando sean varios los que deduzcan la oposición, litigarán por una
cuerda en los trámites posteriores a la presentación.
El privilegio concedido para una causa se hace extensivo a aquellas a que ella
sea acumulada.
405
6.6. Régimen de recursos
BIBLIOGRAFÍA CITADA
406
ORELLANA TORRES, Fernando, Manual de derecho procesal. Procedimientos
civiles, ordinarios y especiales, Santiago, Edit. Libro Mar, 2006.
V. LAS COSTAS
1. CONCEPTO
2. MARCO NORMATIVO
407
Se encuentran reguladas entre los artículos 25 a 28 del CPC referido a las
costas durante la tramitación del juicio y artículos 138 a 147, que regulan la
condena en costas cuando el juicio ha terminado y su fórmula de avaluación.
408
Esta clasificación deriva de lo estatuido en el artículo 25 del CPC que dispone
"todo litigante está obligado a pagar a los oficiales de la administración de justicia
los derechos que los aranceles judiciales señalen para los servicios prestados
en el proceso. Cada parte pagará los derechos correspondientes a las
diligencias que haya solicitado, y todas por cuotas iguales los de las diligencias
comunes, sin perjuicio del reembolso a que haya lugar cuando por la ley o por
resolución de los tribunales corresponda a otras personas hacer el pago".
De este modo, serán costas individuales las causadas por cada parte y que
corresponden a diligencias realizadas en su propio interés.
En tanto que las costas comunes, serán las que atañen al interés común de los
litigantes y los litigantes deben pagar por partes iguales, como por ejemplo las
que se causan a raíz de un informe pericial solicitado de común acuerdo; los
honorarios de los jueces árbitros en los juicios particionales, etcétera.
Esta clasificación se encuentra acogida en los artículos 139 y 140 del CPC,
donde el factor de distribución está dado por el origen del gasto.
Por su parte, las costas personales son las provenientes de los honorarios de
los abogados y procurador y demás personas que hayan intervenido en el
409
negocio y de los defensores públicos en el caso previsto en el artículo 307 del
COT. Se refiere, entonces, a la prestación de servicios que no figuran en los
aranceles judiciales.
Los artículos 25 a 28 del CPC señalan que las cargas pecuniarias a que están
sujetos los litigantes deben ir siendo solventadas por cada uno de ellos, a medida
que se van causando, sin perjuicio de que el no pago de las mismas no suspende
la sustanciación de la causa.
410
responsabilidad de las partes mismas. En algunos casos la ley también hace
solidariamente responsable al abogado patrocinante de ciertos recursos.
6. LA CONDENA EN COSTAS
Conforme al artículo 144 del CPC, el juez debe siempre emitir pronunciamiento
de la condenación de las costas, aun cuando no haya habido requerimiento de
parte.
411
7. REGLAS EN LA CONDENACIÓN EN COSTAS
El artículo 144 del CPC dispone como norma general que la parte vencida
totalmente en el juicio o incidente, debe ser condenada al pago de las costas del
juicio. Habrá vencimiento total en la situación del demandante cuando la
demanda es rechazada en todas sus partes; y, en la situación del demandado,
cuando la demanda es acogida en todas sus partes.
Sin embargo, como las peticiones de una demanda o las excepciones que
opone el demandado en la contestación, por lo general, no son simples, se hace
necesario efectuar las siguientes distinciones para determinar si hubo o no
vencimiento total.
a) Petición simple
b) Petición conjunta
412
Habrá peticiones conjuntas cuando en la demanda se soliciten dos o más
cosas a la vez, por ejemplo, si el demandante demanda la restitución del
inmueble y además los frutos civiles que haya producido la cosa. En este caso
habrá vencimiento total cuando se acepten o rechacen todas las peticiones y
excepciones en todas sus partes. De modo que, si se acoge la demanda en
todos sus rubros, el demandado deberá ser condenado en costas; a la inversa,
si el actor no obtiene todo lo demandado, no habrá vencimiento total y,
consiguientemente, no podrá imponer las costas al demandado.
La norma general es que la parte que haya sido totalmente vencida en algún
proceso o incidente debe soportar el pago de las costas. Sin embargo, el tribunal
puede eximir del pago de las costas a la parte vencida en un juicio en las
condiciones que se determinan en los artículos 144, 145 y 146 del Código de
Procedimiento Civil, a saber:
Esta causal de exoneración tiene por objeto remediar aquellos casos en que
un litigante, no obstante ser vencido, tenía razones fundadas para estimar que
podría obtener una sentencia favorable.
413
Si bien es privativo de los jueces aplicar esta causal de exoneración, en su
ejercicio deben cumplirse los siguientes requisitos:
1.- El vencido debe haber tenido motivos plausibles para litigar, vale decir, que
el vencido haya actuado movido por circunstancias de entidad e importancia, sin
que baste la mera ausencia del dolo o culpa.
2.- Los motivos plausibles del litigante vencido deben constar o aparecer en el
proceso; deben desprenderse de los escritos en que las partes han hecho valer
las acciones o excepciones; no basta su existencia en el fuero interno.
414
la defensa del demandado, sólo lo acoge en parte (Álvarez). Así, por ejemplo,
no hay vencimiento total del demandado cuando se desestima la demanda en lo
relativo a los perjuicios y frutos anteriores a la contestación, o se ordena pagar
en la sentencia una suma muy inferior a la que se cobra en la demanda.
A los incidentes se les aplican las mismas reglas en materia de costas que al
juicio al que acceden. En efecto, el artículo 144 del CPC refiere al totalmente
vencido en un juicio o incidente. De modo que las costas se impondrán al
totalmente vencido y la exención será conforme a las reglas ya analizadas. Sin
embargo, el artículo 147 del CPC establece una regla especial, cuando la parte
que promueve un incidente dilatorio no obtenga resolución favorable, en este
caso deberá ser condenado al pago de las costas.
415
Por otro lado, cabe tener presente que la condenación en costas de los
incidentes es separada e independiente de lo que pueda producirse al término
del juicio. De este modo, todo lo que se resuelva dentro del pleito no queda
condicionado a lo que se disponga en la sentencia definitiva. Así, por ejemplo,
la circunstancia de acogerse con costas un incidente de nulidad de todo lo
obrado por falta de emplazamiento, no obsta a la condena en costas que tendrá
el demandado si en definitiva resulta totalmente vencido; las costas en uno u
otro caso deberán tasarse y pagarse; esta independencia se mantiene, aun
cuando la decisión del incidente se haya dejado para definitiva.
416
7.6. Condenación en costas en los supuestos de terminación anormal de los
procesos
417
8. PRONUNCIAMIENTO DE LAS COSTAS
418
controvertido y la circunstancia de que esa decisión se contenga en la misma
sentencia definitiva sólo responde a un imperativo legal, sin que por tal motivo
participe de su naturaleza jurídica.
419
Para el efecto de su tasación, el artículo 130 del CPC las divide en procesales
y personales.
Dos son los elementos que tipifican esta clase de costas: la causalidad y la
naturaleza arancelaria de los mismos.
En cuanto al primer elemento, para que los gastos sean considerados costas
procesales deben originarse dentro del proceso y ser estrictamente necesarios
para que la parte que los soporta obtenga la tutela judicial de su derecho. No
quedan comprendido dentro de esta categoría los gastos extraprocesales, es
decir, los dispendios que realizan las partes fuera del proceso en aras del éxito
de su acción, tales como los estudios anteriores a la presentación de la
demanda, gastos en la obtención de documentos, informes, consultas privadas,
alojamiento, locomoción, etc.
420
Las costas personales son las provenientes de los honorarios de los abogados
y demás personas que hayan intervenido en el negocio y de los defensores
públicos en el caso del artículo 367 del COT.
Los honorarios de los abogados deben ser incluidos en las costas personales.
Tiene derecho al abono de estas costas incluso el abogado que asume
personalmente su defensa.
Finalmente, el inciso segundo del artículo 139 del CPC establece una
excepción a la regla de que los honorarios del Defensor Público deben tasarse
como costa procesal, al establecer expresamente que se abonará como costa
personal el honorario de este auxiliar cuando represente en asuntos judiciales a
los incapaces, a los ausentes y a las fundaciones de beneficencia u obras pías,
que no tengan guardador.
421
En la tasación de las costas procesales, el tribunal deberá sujetarse a los
aranceles judiciales en los casos que correspondiere; tratándose de las
personales, el tribunal no está sujeto a normas arancelarias; el tribunal las
estimará según su criterio.
Tratándose de los honorarios de abogados, el inciso cuarto del artículo 139 del
CPC, dispone que deberá regularse de acuerdo con el arancel fijado por el
respectivo Colegio Provincial de Abogados y, a falta de éste, por el Consejo
General del Colegio de Abogados. Sin embargo, como en la actualidad ya no
existen los colegios profesionales propiamente tales, sino que sólo asociaciones
gremiales, este arancel debe ser considerado sólo por vía referencial (Pfeiffer
Richter).
De acuerdo al artículo 141 del CPC, una vez efectuada la tasación de las
costas, esta es puesta en conocimiento de las partes, quienes tendrán el plazo
de tres días para objetarlas; este plazo se cuenta desde que se notifica por el
estadio diario la respectiva tasación; si nada exponen dentro del tercero día se
tiene por aprobada.
422
interponerse en el plazo de cinco días contados desde la notificación a las partes
de referida resolución (en este sentido, C. de Apelaciones de Santiago, 7 de
agosto de 2017, rol Nº 4316-2017 y 27 de julio de 2017, rol Nº 3996-2017).
BIBLIOGRAFÍA CITADA
423
MANRESA Y NAVARRO, José María, Comentarios a la ley de enjuiciamiento
civil, Madrid, 1919.
1. CONCEPTO
424
2. MARCO NORMATIVO
3.1. Instancia
El artículo 153 del CPC dispone que el abandono podrá hacerse valer durante
todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa.
Vale decir, desde la traba de la litis, lo que acontece con la notificación de la
demanda y hasta antes que la sentencia definitiva quede firme o ejecutoriada.
De este modo, la instancia se cierra cuando la sentencia se encuentra firme y
ejecutoriada.
425
ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472 del CPC, es
decir, para el caso en que el ejecutado no opone excepciones a la ejecución.
Tal pasividad debe ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando el actor las
consecuencias perjudiciales que podrían derivarse de esa desidia, no obstante
lo cual nada hace el interesado para activar el procedimiento. Se trata de un
comportamiento voluntariamente omisivo, pudiendo representarse o no la parte
actora el resultado perjudicial, vale decir, confiando en que éste no se produciría
o aceptándolo. (En este sentido, C. Suprema, 30 de julio de 2014, rol Nº 3541-
2014; 4 de agosto de 2014, rol Nº 11094-2013; y C. de Apelaciones de Santiago,
9 de noviembre de 2016, rol Nº 34004-2016).
426
proceso, cuestión que no se da cuando el juicio se encuentra paralizado en virtud
de una orden de no innovar (en este sentido, C. Suprema, 11 de julio de 2007,
rol Nº 475-2006), o cuando el impulso procesal radica en el juez. En efecto, en
aquellas etapas del juicio donde el impulso del proceso no constituye carga de
los litigantes, sino que ésta gravita exclusivamente sobre el juez, no cabe
sancionar al demandante con el abandono del procedimiento, porque en un
estado semejante del proceso, ninguna actividad útil para dinamizar su curso les
resulta legalmente exigible, tal es el caso, por ejemplo, cuando la causa se
encuentra en estado de citación de las partes para oír sentencia (C. Suprema,
29 de octubre de 2014, rol Nº 6594-2014; y C. de Apelaciones de Santiago, 8 de
agosto de 2016, rol Nº 4391-2016). No obstante, en ciertas oportunidades se ha
resuelto que las partes tienen la carga procesal ineludible de dejar el proceso en
estado de sentencia, aun cuando el órgano jurisdiccional no cumpla con las
obligaciones imperativas que le ordena la ley (C. Suprema, 18 de octubre de
2016, rol Nº 17077-2016; y C. de Apelaciones de Santiago, 8 de septiembre de
2017, rol Nº 4171-2017); una vez agotados los trámites de discusión, es
obligación del tribunal llamar a las partes al trámite obligatorio de conciliación
(C. Suprema, 12 de agosto de 2014, rol Nº 13999-2013 y C. de Apelaciones de
Santiago, 7 de septiembre de 2016, rol Nº 7010-2016); resolver el recurso de
reposición pendiente en contra da interlocutoria de prueba (C. Suprema, 26 de
julio de 2004, rol Nº 247-2003) y en general resolver cualquier recurso pendiente
(C. Suprema, 21 de octubre de 2014, rol Nº 2634-2014); desde que se admite a
tramitación un incidente o un asunto que se gestiona como tal, compete al
órgano jurisdiccional conferir los traslados y fallar (C. Suprema, 7 de diciembre
de 2015, rol Nº 5715-2015 y 5 de mayo de 2016, rol Nº 11081-2015); recibir la
causa a prueba en procedimiento ordinario una vez que no se logró conciliación
(C. Suprema, 25 de junio de 2014, rol Nº 6777-2013 y 1 de septiembre de
2014, rol Nº 11422-2014).
427
ejecución de la sentencia definitiva (C. Suprema, 11 de enero de 2016, rol Nº
19070-2015).
428
De acuerdo al artículo 152 del CPC, el procedimiento se entiende abandonado
cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante seis meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en
alguna gestión útil para dar curso progresivo a los autos. Se trata de un plazo de
meses, por lo que no se descuentan los días inhábiles.
429
La ley no ha determinado, en particular, qué gestiones deben entenderse como
útiles para los efectos de la institución del abandono del procedimiento, siendo
ésta una cuestión de hecho que debe dilucidarse en cada caso, debiendo
considerar, eso sí, que el espíritu de las normas que regulan esta institución
procesal es de sancionar la real inactividad de las partes y correlacionar el acto
realizado con el estado del proceso y su necesidad y eficacia para provocar o
permitir de inmediato su prosecución.
De este modo, sólo pueden ser considerados actos interruptivos del curso del
abandono aquellos que materialicen actuaciones concretas que impulsan el
proceso hacia el estado de dictar sentencia. Por ejemplo, la solicitud de recibir
la causa a prueba (C. Suprema, 15 de septiembre de 2015, rol Nº 2791-2015 y
C. de Apelaciones de Coyhaique, 26 de julio de 2011, rol Nº 75-2011); las
actuaciones realizadas por la demandante en la segunda instancia destinadas a
dar curso progresivo a la apelación subsidiaria (C. Suprema, 19 de marzo de
2014, rol Nº 3834-2013); el llamado a conciliación que hace el tribunal a solicitud
del demandante, luego de haberse realizado una audiencia anterior de
conciliación válida (C. de Apelaciones de Concepción, 18 de enero de 2010, rol
Nº 1725-2009); la presentación en que se hace parte y solicita alegatos ante
un tribunal de alzada (C. de Apelaciones de Santiago, 27 de enero de 2010, rol
Nº 1090-2008); la solicitud de resolución de incidente de reposición de la
interlocutoria de prueba (C. Suprema, 18 de agosto de 2015, rol Nº 3000-
2015); las gestiones realizadas para determinar el valor mínimo del remate
en juicio ejecutivo especial de Ley de Bancos (C. Suprema, 1 de octubre de
2015, rol Nº 2790-2015); la solicitud de embargo sobre los bienes del deudor
(C. Suprema, 30 de marzo de 2017, rol Nº 87781-2016); el escrito en que se
subsana demanda y pide dar curso progresivo a los autos (C. Suprema, 20
de diciembre de 2012, rol Nº 5951-2012); la dictación de la sentencia definitiva
(C. Suprema, 11 de noviembre de 2014, rol Nº 23280-2014); la apelación
deducida en contra de sentencia definitiva (C. Suprema, 16 de diciembre de
2014, rol Nº 15250-2014 y 26 de enero de 2015, rol Nº15242-2014). No obstante,
también se ha fallado que la apelación de sentencia definitiva no es gestión útil
si no se notificó previamente a la contra parte la sentencia apelada C. Suprema,
15 de julio de 2015, rol Nº 25144-2014); la solicitud de medida
precautoria (C. Suprema, 25 de mayo de 2015, rol Nº 25917-2014); y
las gestiones para determinar el valor mínimo del remate en juicio ejecutivo
especial de Ley de Bancos (C. Suprema, 1 de octubre de 2015, rol Nº 2790-
2015).
430
de expropiación (C. Suprema, 15 de junio de 2015, rol Nº 1657-2015); la
notificación de la citación a la audiencia de conciliación a la contraparte, sin
perjuicio de que luego se acoja un incidente de nulidad respecto de dicha
audiencia (C. Suprema, 9 de junio de 2016, rol Nº 18415-2015); la petición de
desarchivo del expediente, con el objeto de llevar a cabo el mandamiento de
ejecución y embargo (C. Suprema, 19 de mayo de 2016, rol Nº 12350-2015); y
la actuación por medio de la cual se acompañan documentos antes del
término probatorio (C. Suprema, 15 de enero de 2015, rol Nº 10939-2014).
431
reciba la causa a prueba (C. Suprema, 18 de enero de 2016, rol Nº 24076-2015).
Por otra parte, se ha indicado que tanto el escrito de desarchivo como el
presentado posteriormente por la parte demandante, mediante el cual se da por
expresamente notificado de la resolución que recibe la causa a prueba, importan
una manifestación evidente de no querer abandonar el procedimiento (C. de
Apelaciones de Concepción, 13 de junio de 2016, rol Nº 745-2016); el señalar
bienes para la traba del embargo e instar a la concreción del mismo
estampándolo en el expediente y notificando al Conservador de Bienes Raíces
(C. Suprema, 23 de marzo de 2010, rol Nº 5507-2008); la solicitud de tasación
de costas cuaderno de medida precautoria (C. de Apelaciones de Santiago,
24 de septiembre de 2009, rol Nº 3565-2008); la solicitud de retiro de
documento y designación de abogado (C. Suprema, 2 de diciembre de 2008,
rol Nº 6502-2008); la solicitud de certificación de extravío de
expediente (C. Suprema, 13 de noviembre de 2008, rol Nº 5448-2007); la
delegación de poder y solicitud de certificación (C. Suprema, 15 de julio de
2013, rol Nº 9268-2012); la solicitud de certificación que demandado
condenado en juicio civil no se ha opuesto a cumplimiento de
sentencia (C. Suprema, 22 de junio de 2015, rol Nº 27482-2014); la petición de
oficios a diversas instituciones (C. Suprema, 29 de marzo de 2016, rol Nº 8381-
2015). No obstante, se ha señalado que la petición de oficio que ordene devolver
expediente y resolución que lo resuelve son gestiones útiles (C. de Apelaciones
de Valparaíso, 30 de junio de 2016, rol Nº 633-2016); las resoluciones dictadas
en incidente de abandono del procedimiento previo (C. Suprema, 31 de
mayo de 2016, rol Nº17116-2016); la presentación de escritos que
acompañan actualizaciones de avalúo fiscal de inmueble
embargado (C. Suprema, 28 de julio de 2016, rol Nº 25886-2016);
la suspensión del procedimiento a petición de ambas (C. de Apelaciones de
Santiago, 16 de noviembre de 2016, rol Nº 6568-2016); el simple encargo de una
notificación al Receptor Judicial (C. de Apelaciones de Coyhaique, 24 de agosto
de 2011, rol Nº 109-2011); la mera solicitud de búsqueda o desarchivo de los
antecedentes o, en su caso, la petición de certificar el extravío de los mismos
(C. Suprema, 7 de abril de 2009, rol Nº 2071-2008).
432
considerar para el inicio del cómputo, pero en ningún caso para su interrupción
(en este sentido, C. Suprema, 1 de agosto de 2006, rol Nº 1207-2004).
433
realizadas por el demandado, hayan o no tenido el carácter de útiles, dado que
esa connotación no es exigida por el artículo 155 del CPC (C. Suprema, 16 de
marzo de 200, rol Nº 2070-1998).
434
caso de pluralidad de partes demandadas, atendido el carácter unitario del juicio,
la diligencia y acción de cualquiera de ellos podrá aprovechar o perjudicar al
resto, dependiendo de las circunstancias, forma y oportunidad en que dicha
actividad se efectúe. En otras palabras, el litisconsorte que consiente un trámite,
imposibilitando el abandono a su respecto, impide automáticamente que la haya
con referencia a los demás litisconsortes, aun cuando no hubieran comparecido
al pleito (C. Suprema, 25 de noviembre de 2014, rol Nº 22615-2014).
7. LEGITIMACIÓN
8. OPORTUNIDAD
De acuerdo al inciso primero del artículo 153 del CPC, el abandono del
procedimiento puede hacerse valer por el demandado desde que existe juicio,
esto es, desde que se ha notificado la demanda al demandado hasta que se
haya dictado sentencia en la causa. Lo expresado demuestra que a diferencia
de lo que acontece con los incidentes generales, en que el artículo 83 del Código
en comento establece un plazo concreto, que es de cinco días contados desde
que aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo
conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del
tribunal, el instituto del abandono carece de plazo y puede hacerse valer
mientras exista el juicio.
435
notificado a todos los demandados, no se ha trabado íntegramente la relación
procesal y, por tanto, no existe juicio, en los términos del artículo 260 del Código
de Procedimiento Civil (C. Suprema, 18 de mayo de 2016, rol Nº 7405-2015).
Ahora, tratándose del juicio ejecutivo, donde el término que tienen los
ejecutados para oponer excepciones es individual, pudiendo sustanciarse el
proceso sin que estén todos los demandados requeridos de pago, para alegar el
abandono bastará que respecto del ejecutado favorecido haya transcurrido el
término que de conformidad a los artículos 152 y 153 se requiere.
9. TRIBUNAL COMPETENTE
10. PROCEDIMIENTO
De acuerdo al artículo 154 del CPC, el abandono podrá alegarse vía acción o
de excepción, y se tramitará como incidente. La alegación del abandono del
procedimiento por la vía de la acción supone que el demandado, transcurrido el
plazo de seis meses que prevé la ley, pida al tribunal que declare el abandono.
Por la inversa, la alegación por la vía de la excepción supone que también
transcurrido el plazo de seis meses, el demandante renueva el procedimiento y
el demandado, antes de hacer cualquier otra gestión, solicita que el
436
procedimiento sea declarado abandonado (C. Suprema, 24 de noviembre de
2015, rol Nº 6970-2015).
11. SENTENCIA
Cabe hacer notar que nuestro máximo tribunal han sostenido que para una
acertada calificación de la naturaleza jurídica de la resolución que se pronuncia
sobre un abandono del procedimiento, debe considerarse que ésta decide una
pretensión procesal incidental y será la naturaleza de tal pretensión la que
determinará aquella calificación, y no sus aspectos secundarios, como si se
acoge o rechaza lo pedido, efectos que el legislador no ha considerado para
alterar la naturaleza jurídica de las resoluciones judiciales (C. Suprema, 28 de
septiembre de 1994, rol Nº 3863-1994).
437
12. RECURSOS
13. EFECTOS
438
14. JUICIOS EN LOS QUE NO PROCEDE
BIBLIOGRAFÍA CITADA
WILSON GALLARDO, Alma, Del Abandono del Proceso, Santiago, Editorial Jurídica
de Chile, s/f).
439
VII. EL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA
1. CONCEPTO
440
De lo anterior, se desprende que en el ordenamiento jurídico chileno el
desistimiento de la demanda es un acto procesal del demandante en virtud del
cual se pone término anticipado al proceso por él iniciado y se extingue la acción
o acciones que haya interpuesto, con efecto de cosa juzgada.
2. REQUISITOS
2.1. Subjetivos
441
2.2. Objetivos
En este sentido, ante la ausencia en la ley procesal civil de una norma que se ocupe
expresamente de esta problemática, las soluciones jurisprudenciales no son
uniformes. En efecto, en algunos casos se ha entendido que es improcedente el
desistimiento, basándose para ello en la vigencia matizada del principio dispositivo
respecto de los derechos irrenunciables o indisponibles (C. Suprema, 26 de agosto
de 2014, rol Nº 17034-2013); en otros, en cambio, se ha optado por admitir esta
institución, pero privándola de sus efectos naturales, de manera que, no obstante
haberse declarado el desistimiento de la demanda, el actor puede de todos modos
interponer la misma acción en un proceso posterior, sin que el demandado se
encuentre autorizado para oponer la excepción de cosa juzgada (C. de Rancagua, 14
de diciembre de 2006, rol Nº 396-2006).
2.3. Formales
442
en ella supuestos a partir de los cuales se pueda deducir de ciertos
comportamientos del demandante su voluntad de poner término anticipado al
proceso con extinción de su acción, como podría ser, por ejemplo, su
incomparecencia al comparendo de estilo en el juicio sumario.
Por otro lado, este acto procesal del demandante puede realizarse oralmente
o por escrito, según la regla formal que rija el procedimiento en que se haga
valer. En esta línea, siendo la regla general que los procesos civiles se tramiten
por escrito, el desistimiento se formulará a través de un escrito del demandante.
2.4. Temporales
443
plazo para dictar sentencia definitiva. Con todo, el límite máximo para desistirse
es la dictación de la sentencia de primera instancia, dado que el desistimiento
no tiene por finalidad determinar el sentido de la misma. Por lo demás, tal
resolución, para el evento de que prospere la solicitud de desistimiento, no llega
a pronunciarse, pues el proceso termina, precisamente, por un modo anormal
de concluir el juicio.
3. TRIBUNAL COMPETENTE
4. TRAMITACIÓN
444
En cualquier caso, de lo dispuesto en el art. 149 CPC se colige que el
demandado puede adoptar alguna de las siguientes actitudes frente al
desistimiento de la demanda: aceptar el desistimiento, oponerse o
aceptarlo condicionalmente. Si el demandado acepta el desistimiento, el tribunal
tendrá que necesariamente acceder al mismo; en cambio, si el demandado se
opone al desistimiento, o lo acepta condicionalmente, resolverá el tribunal si lo
acoge o lo rechaza.
445
Por último, para determinar los recursos que proceden en contra de esta
resolución no basta con atender a su naturaleza jurídica, ya que junto con lo
anterior será necesario considerar el sentido en el que se ha pronunciado: si la
sentencia accede al desistimiento, la resolución será apelable (art. 187 CPC) y,
además, será susceptible de ser impugnada a través del recurso de casación en
la forma, pues pone término al juicio (art. 766 CPC); en cambio, si la sentencia
rechaza el incidente, sólo procede el recurso de apelación, pues tal resolución
no tiene la virtud de terminar el proceso.
6. EFECTOS
446
estimada habría producido efectos erga omnes, cualquier sujeto podrá oponer
la excepción de cosa juzgada, siempre que concurran los demás elementos que
configuran la triple identidad regulada en el art. 177 CPC.
447
notificación por el estado diario de la referida resolución, el desistimiento
producirá sus efectos sin necesidad de que el tribunal así lo declare.
448
transcurrir las partes cierto lapso sin realizar gestiones tendientes a que el recurso se
llevara a efecto y se resolviera. Estas figuras constituían formas anormales de poner
término al respectivo recurso, que si bien estaban reguladas en forma independiente
al desistimiento, sus efectos eran análogos, por lo que podría afirmarse que
representaban manifestaciones regladas de desistimiento tácito del recurso.
Por último, hay que resaltar que si ha operado el desistimiento como modo
anormal de poner término al recurso, el tribunal respectivo no debe pronunciarse
sobre el mismo, pues se ha extinguido el medio de impugnación. Por esta razón,
al menos para el recurso de apelación, constituye un motivo de casación formal
la circunstancia de pronunciarse sentencia de segunda instancia en apelación
declarada desistida (art. 768 Nº 8 CPC).
449
Por tratarse de un desistimiento especial distinto del ordinario regulado en el art. 148
CPC, no se requiere que se le hayan conferido al apoderado las facultades
extraordinarias del inc. 2º del art. 7º del mismo cuerpo legal (C. Suprema, 5 de
diciembre de 2016, rol Nº 78982-2016).
Con todo, realizando una interpretación que no compartimos, se ha resuelto que "la
simple expresión del desistimiento y de la reserva de acciones por parte del
ejecutante resulta suficiente para generar el efecto procesal de habilitarlo en orden a
proseguir el procedimiento de cobro posterior, sin necesidad de obtener un
pronunciamiento jurisdiccional explícito en torno a esa pretensión. Tal conclusión
emana de la simple confrontación entre los institutos del desistimiento común sujeto
a los trámites establecidos para los incidentes, como lo prescribe el artículo 148 del
Código Procesal Civil y el especial del juicio ejecutivo, que opera de pleno derecho,
por la sola circunstancia de su ejercicio por el ejecutante, como lo ratifica el tenor del
inciso 2º del artículo 467, citado, que, por el solo hecho de su interposición, hace
450
perder al ejecutante el derecho para deducir nueva acción ejecutiva" (C. Suprema, 6
de abril de 2009, rol Nº 1529-2008).
En suma, para la eficacia del desistimiento especial del juicio ejecutivo resulta
necesario el pronunciamiento de una resolución que acceda al mismo con la
reserva solicitada por el ejecutante. En esta línea, reiteramos que el juez sólo
puede rechazar esta petición si la misma fue formulada de forma extemporánea,
pues lo único que puede controlar el tribunal es el ejercicio oportuno de esta
facultad.
Por esta razón, no nos parece acertado que el tribunal, en el evento de formularse
fuera de plazo la solicitud de desistimiento con reserva por parte del ejecutante,
acceda a la petición sólo en cuanto al desistimiento y la rechace en la parte que se
pide la reserva de derecho (C. de Concepción, 5 de julio de 2017, rol Nº 964-2017).
A nuestro juicio, esta decisión desconoce el carácter compuesto de la solicitud del
ejecutante —desistimiento más reserva—, cuya formulación sólo faculta al tribunal
para acoger o denegar la petición en los mismos términos en que se presentó, pero
no lo autoriza para escindir tal solicitud a su arbitrio y reemplazar la petición de
desistimiento especial por el desistimiento ordinario.
Nótese que el juicio ejecutivo termina por desistimiento del ejecutante y no por
sentencia definitiva. La ausencia de sentencia ejecutiva importa dos
consecuencias de relevancia: de un lado, no existirá un pronunciamiento del
tribunal sobre las excepciones opuestas por el demandado; y de otro, no procede
la condena en costas al ejecutante. Esto último se justifica porque no resulta
aplicable a esta figura la regla relativa a la condena en costas establecida en
sede de ejecución, pues el art. 471 CPC presupone el pronunciamiento de la
sentencia definitiva. En consecuencia, habrá que aplicar la regla general sobre
pago de las costas contenida en el art. 144 del Código adjetivo, regla que, como
vimos, establece el principio del vencimiento objetivo para la condena en costas,
y como el ejecutante no ha resultado vencido, precisamente porque el tribunal
accedió a su petición de desistimiento especial, no serán de su cargo las costas
de la ejecución (en este sentido, véase, C. de Concepción, 7 de septiembre de
2016, rol Nº 978-2016; y C. de Santiago, 17 de mayo de 2016, rol Nº 2269-2016).
451
completo al criterio del acreedor, pues la ley nada indica sobre el particular. Por
tanto, la demanda se podrá interponer en cualquier tiempo, siempre que la
acción ordinaria no se encuentre prescrita.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
BORDALÍ SALAMANCA, A., CORTEZ MATCOVICH, G., y PALOMO VÉLEZ, D., Proceso
Civil: Los recursos y otros medios de impugnación, Santiago, Editorial
LegalPublishing, 2016.
DE LA OLIVA SANTOS, A., DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ, I., y TORRES VEGAS, J., Curso de
Derecho Procesal Civil II. Parte Especial, Madrid, Editorial Centro de Estudios
Ramón Areces, 3ª edición, 2016.
El artículo 108 del COT define la competencia como la facultad que tiene cada
juez o tribunal para conocer de los negocios que la ha colocado dentro de la
esfera de sus atribuciones. La competencia es, por tanto, la aptitud que tiene un
tribunal para conocer y resolver determinados asuntos y, junto a la jurisdicción y
a la imparcialidad del juez, es uno de los presupuestos procesales relativos al
órgano jurisdiccional que debe concurrir para la formación de una relación
procesal válida.
Con esta serie de operaciones para fijar en cada caso concreto el tribunal que
resolverá un asunto, el legislador cumple con el mandato constitucional
contenido en el art. 19 Nº 3 de la Carta Fundamental que asegura el derecho de
453
las personas a ser juzgadas por el juez natural determinado previamente por la
ley.
En relación con estas ideas, nuestro máximo tribunal tiene declarado que "la
competencia opera, junto a la noción de jurisdicción plena del tribunal que conozca y
dé solución a un determinado conflicto, como uno de los presupuestos basales del
principio de rango constitucional del debido proceso y admite diversas clasificaciones.
Sabido es que la competencia del juzgador para conocer de un asunto de relevancia
jurídica puede ser observada como el ámbito dentro del cual éste ejerce la jurisdicción
que le es connatural, por lo tanto, es por esencia divisible y emerge, según cada caso,
de la aplicación de las denominadas reglas generales de la competencia —
radicación, extensión, prevención, jerarquía o grado y ejecución—; de las reglas
especiales de competencia —fuero, materia y cuantía—; de la competencia
relativa —que mira al territorio— y la competencia específica —vinculada al conflicto
que subyace a la litis—, la que se mide directamente dentro del proceso"
(C. Suprema, 3 de mayo de 2016, rol Nº 17091-2016).
Entre los diversos mecanismos previstos por la ley para garantizar el cumplimiento
de las normas que regulan la competencia de los tribunales encontramos, junto a las
cuestiones de competencia de las que nos ocuparemos en este capítulo, la excepción
dilatoria de incompetencia, el incidente ordinario de nulidad, el recurso de casación
en la forma, el control de oficio del tribunal e incluso, en ciertas hipótesis, la acción
constitucional de protección (Romero).
454
a la facultad que tengan o no para conocer de un determinado negocio judicial
(Casarino).
Según el artículo 193 del COT, las cuestiones de competencia se regirán por
las disposiciones contenidas en los Códigos de procedimiento. Por su parte,
dispone el artículo 101 inc. 1º del CPC que las partes podrán promover estas
cuestiones por inhibitorio o por declinatoria.
En consecuencia, dos son las incidencias que pueden promover las partes
para reclamar de la incompetencia de un tribunal. La reclamación por vía
de inhibitoria se promueve directamente ante el tribunal que se cree competente
para conocer del asunto, con el objeto de que se dirija al tribunal que está
conociendo del mismo, para que se inhiba de seguir haciéndolo; en cambio, la
cuestión por vía de declinatoria se formula ante el mismo tribunal que está
conociendo del negocio, a fin de que se abstenga de dicho conocimiento.
3. LA INHIBITORIA
3.1. Concepto
456
De lo anterior se desprende que en la tramitación de la inhibitoria, como pronto
veremos, intervienen —o pueden llegar a intervenir— dos tribunales distintos:
el tribunal requirente, esto es, aquel que se estima competente y ante el cual se
formula la incidencia; y el tribunal requerido, que es aquel que está conociendo
del negocio y que se reputa incompetente. E incluso es posible que deba
intervenir un tercer órgano jurisdiccional para resolver la contienda de
competencia que puede llegar a formarse entre el tribunal requirente y el tribunal
requerido.
3.2. Legitimación
Nada dice la ley sobre la oportunidad en que deben plantearse las cuestiones
de competencia, por lo que habrá que aplicar las reglas generales previstas para
los incidentes.
457
Con todo, no parece conveniente que se utilice este mecanismo para alegar la
incompetencia del tribunal si el demandado ya ha comparecido a defenderse en
el proceso que se sigue ante el juez de la causa. Creemos que en este evento
sólo puede reclamar la falta de este presupuesto procesal por vía declinatoria, a
fin de mantener la continencia de la causa.
3.4. Tramitación
458
Una vez firme la resolución que rechaza la inhibitoria, sea porque no se apeló
o porque el tribunal de alzada confirmó esta decisión, la cuestión de competencia
queda definitivamente rechazada y la competencia queda radicada en el tribunal
requerido, órgano que no llegará a tomar conocimiento de esta cuestión.
Recibido el exhorto del tribunal requirente por el tribunal requerido, este último
tribunal conferirá traslado de la petición al actor. Vencido el plazo de tres días
contados desde la notificación por el estado diario de esta resolución, con o sin
la respuesta del demandante, el tribunal requerido examinará los antecedentes
que obren en su poder y con el mérito de los mismos accederá a la inhibitoria o
negará lugar a ella (art. 105 CPC).
459
Si el tribunal requerido rechaza la inhibición, esta decisión será comunicada al
tribunal requirente por medio de un exhorto, y cada uno de estos tribunales, con
citación de la parte que litigue ante él, remitirá los antecedentes al tribunal que
debe resolver la respectiva contienda de competencia (art. 106 inc. 2º CPC).
Precisamente, para el caso de que el tribunal requerido niegue lugar a la
inhibitoria, existirán dos tribunales que se consideran igualmente competentes
para conocer del negocio, lo que da lugar a una contienda positiva de
competencia que debe ser resuelta para determinar, en definitiva, cuál es el
tribunal competente para conocer del asunto.
Pues bien, el artículo 190 del COT establece el tribunal competente para
conocer de las contiendas de competencia entre tribunales ordinarios, lo que
460
dependerá de la jerarquía de los tribunales en conflicto. En efecto, si los
tribunales entre los que se trabó la contienda son de distinta jerarquía, será
competente para resolver la contienda el superior de aquel que tenga la jerarquía
más alta. En cambio, si los tribunales en conflicto son de igual jerarquía, y
dependen de un mismo superior, será éste competente para resolver la
contienda; pero si dependen de superiores jerárquicos distintos, será
competente para resolver la competencia el superior del tribunal que hubiere
prevenido en el conocimiento del asunto, esto es, el superior jerárquico del
tribunal requerido.
461
Precisamente, con arreglo a lo dispuesto en el art. 108 CPC, el mismo tribunal
que debe resolver la contienda de competencia que se pueda promover entre el
tribunal requirente y el tribunal requerido tendrá competencia para conocer de
estas apelaciones, a menos que los tribunales en conflicto dependan de distintos
superiores jerárquicos, pues en este caso conocerá de la apelación el superior
del tribunal que hubiera pronunciado la resolución impugnada.
4. LA DECLINATORIA
4.1. Concepto
4.2. Legitimación
462
al igual que en la inhibitoria, sólo tiene legitimación para formular esta cuestión
de competencia el demandado y no el actor.
Así las cosas, cuando la declinatoria tiene por finalidad reclamar la falta de
competencia relativa del tribunal, habrá que promoverla antes de realizar
cualquier gestión principal en el pleito. De lo contrario, operará la prórroga tácita
de competencia, por lo que no podrá hacerse valer después. En cambio, si se
quiere reclamar la falta de competencia absoluta, la declinatoria puede
formularse en cualquier estado del juicio, pero siempre in limine litis.
Ahora bien, la oportunidad procesal que el legislador contempla para hacer valer la
incompetencia —salvo la absoluta que, como se vio, no tiene plazo para alegarse—
es la consagrada en el inciso primero del artículo 305 del Código de Procedimiento,
esto es, dentro del término de emplazamiento, habida cuenta que se la ha previsto
como excepción dilatoria. Si así no se hace, señala el inciso segundo de la norma,
'se podrán oponer en el progreso del juicio sólo por vía de alegación o defensa, y se
463
estará a lo dispuesto en los artículos 85 y 86'. Estos últimos dos preceptos, ubicados
en el Título de los incidentes, se refieren a la oportunidad para hacer valer un
incidente que se origina en un hecho que acontezca durante el juicio o de aquellos
cuyas causas existan simultáneamente y remiten a las reglas de los artículos 83 y 84
ya analizadas" (C. Santiago, 4 de julio de 2014, rol Nº 2355-2014).
4.4. Tramitación
De acuerdo con el art. 111 in fine CPC, la declinatoria se sujeta a las reglas
establecidas para los incidentes. En otras palabras, esta cuestión de
competencia no tiene reglas de tramitación especiales, por lo que se sustancia
con arreglo a las reglas del procedimiento incidental ordinario.
Atendido que las excepciones dilatorias se tramitan como incidentes (art. 307
inc. 1º CPC), la tramitación de la declinatoria se confunde con la excepción
dilatoria de incompetencia (art. 303 Nº 1 CPC).
Sobre los efectos de la resolución que acoge la declinatoria, se ha resuelto que "la
declaración de incompetencia impide —cuando ese defecto ha sido oportunamente
denunciado— considerar como válido lo obrado ante aquel que no aparecía llamado
por ley a resolver el asunto, puesto que el acogimiento de esa excepción de
incompetencia —alegada en este caso como declinatoria— no resulta subsanable,
sino que por el contrario, en el ámbito civil concluye el proceso, justamente por
incompetencia del tribunal. Ante tal escenario, y sin que exista norma expresa en esta
464
materia como sí ocurre en otras ramas del derecho, no puede pretenderse conferir
viabilidad a una demanda presentada ante un tribunal diverso al que correspondía.
De ahí que el archivo de los antecedentes resulta el único medio para concluir ese
proceso indebidamente enderezado, en espera de que el accionante se conduzca
conforme a la declaración de incompetencia y radique su pretensión, ahora sin
defecto, ante el tribunal que corresponda" (C. Suprema, 3 de mayo de 2016, rol
Nº 17091-2016).
BIBLIOGRAFÍA CITADA
CASARINO VITERBO, M., Manual de Derecho Procesal Civil. Tomo III, Santiago,
Editorial Jurídica de Chile, 2005.
ROMERO SEGUEL, A., Curso de Derecho Procesal Civil. Tomo II, Santiago,
Editorial Jurídica de Chile, 2009.
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