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ernando R.

García Piillés

M S i

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LEGITIMACIÓN PARA ACCIONAR. PRETENSIONES. TRAMITACIÓN DEL PROCESO. ALCANCES DE


LA POTESTAD JURISDICCIONAL. PROCESO DE AMPARO. ACTIVIDAD CAUTELAR CONTRA LA AD-
MINISTRACIÓN PUBLICA. EJECUCIÓN DE SENTENCIAS CONTRA EL ESTADO NACIONAL. EFICA-
CIA DEL SISTEMA JUDICIAL: PROCESOS COLECTIVOS. ABOGACÍA ESTATAL. REPRESENTACIÓN Y
PATROCINIO DEL ESTADO EN JUICIO. TERCERIZACION Y PRIVATIZACIÓN DE LA REPRESENTACIÓN
JUDICIAL ANÁLISIS DE LA TENDENCIA JURISPRUDENCIAL.

dammaraüí
J O S É L U I S D E P A L M A « EDITOR
Capítulo XIV
ecución de sentencias
contra el Estado naciona
• .--TRATADO DE UO COWTENCIOSO ADMINISTRATIVO
— §48 —
INTRODUCCIÓN

Si alguna materia ha puesto en duda toda la utilidad de examinar


con rigor el contenido y alcances del proceso contencioso administra-
tivo ha sido sin duda la vinculada al modo en que pueden hacerse
efectivas las sentencias de condena que la jurisdicción dicta contra el
Estado, alegándose que es aquí donde se debaten, en definitiva, las
inmunidades del poder.
No he de desconocer la importancia de la cuestión. Sin embargo, de
modo congruente con lo sostenido a lo largo de este trabajo, debo des-
tacar que la famosa lucha contra las inmunidades del poder registra
en el tema de la ejecución de las sentencias contra el Estado sólo su
peldaño final, pues la g a r a n t í a de la tutela judicial efectiva, el control
del ejercicio del poder por el ciudadano con legitimación individual y,
en definitiva, la verdadera concreción del principio de legahdad repu-
blicano sólo puede sustentarse en un proceso cuya eficaciano deba es-
perar hasta el momento de la sentencia, sino que se manifieste desde
el momento mismo de la apertura de la jurisdicción judicial.
Entiendo, por ello, que el punto de la reahzación del mandato juris-
diccional contenido en las sentencias de condena por parte del Esta-
do obligado es una condición necesaria pero no suficiente par a el cum-
plimiento de las declaraciones, derechos y garantías que e s t á n com-
prometidos en el proceso contencioso administrativo y su eñcacia.
Por otra parte, aun a riesgo de anticipar algiin concepto, es nece-
sario destacar que, de continuo, suele pensarse en esta materia como
844 Fernando R. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo

si se tratara de una especie de guerra santa que sitúa por un lado al he de desarrollar el tema de la ejecución de sentencias contra el Es-
Derecho y, por el otro, a la posibilidad de concretar el interés público tado reiterando partes de las referencias históricas, en cuanto vincu-
y el bien común, sin repararse en que el primer principio del interés ladas a la comprensión de los principios vigentes en cada momento,
público y del bien común no es otro que respetar el Derecho y que no por útiles para comprender el desarrollo posterior de las institucio-
puede postularse seriamente aquel enfrentamiento cuando se silen- nes que rodean la cuestión.
cian compromisos de los recursos púbhcos que j a m á s podrían ante- He optado por esta reducción, además, por coincidir en que, mu-
ceder al valor que significa que el Estado dé puntual y oportuno cum- chas veces, las presuntas investigaciones históricas no pasan de ser
plimiento a las resoluciones judiciales. afirmaciones dogmáticas, ya que por estas tierras falta concretar
Es necesario repetir que en la forma republicana de gobierno y an- ima historia del Derecho que demuestre que nuestro orden jurídico
te una eventual controversia, no existe otra forma final de establecer positivo nació en diversos países y en momentos también distintos,
cuál es el Derecho que resuelve el conflicto que no fuera a través de la que entre la legislación y los deseos de la doctrina suele haber abis-
decisión judicial, pues el Legislativo ha sido previsto para emitir nor- mos insalvables y que conocer las categorías jurídicas exige hundir-
mas abstractas de resolución de conflictos y, si bien el Ejecutivo fue se en los conflictos que las calificaron, extremo que lleva al temor de
pensado para hacer posible el bien común en el marco de la legahdad, "... oscilar permanentemente entre espejismos normativos y htera-
aun la decisión administrativa que goza de autotutela declarativa tura jurídica"^.
exige la posibilidad de su revisión por la jurisdicción, como condición Por ello, he de relacionar del modo m á s sintético posible los cuatro
del sometimiento del Estado al Derecho. estadios que jalonaron el desarrollo de la ejecución de sentencias en
Debe reiterarse que el Estado ha declarado —con obvios efectos nuestro Derecho, considerando sus fundamentos jurídicos esencia-
autovinculantes frente a las provincias y, por sobre todo, a los ciuda- les y cómo se conectaron con los avances posteriores, reservando pa-
danos y habitantes de su territorio—que está sometido al Derecho, ra el quinto apartado el sistema que debería considerarse vigente.
pero no al Derecho que establezca el administrador de turno, sino a Advierto que, conscientemente, abrevaré más en la experiencia de
ese Derecho que será resuelto por un órgano del propio Estado que él los años vividos en la defensa del Estado enjuicio que de las citas de
mismo se encarga de anunciar como imparcial y cuyo fallo, por consi- los autores, por entender que estas ya están a disposición del lector,
guiente, no puede impugnar después con el pretexto de evitar el go- mientras m i experiencia se ha quedado, al menos hasta hoy, sólo con
bierno de los jueces. la compañía de mis alumnos y mis amigos.
Esta autovinculación del Estado no puede seguir viéndose como la Entiendo imprescindible relacionar estas especulaciones con el
estúpida espina que lleva prendida el león en su pata. Es necesario examen, al menos somero, de las previsiones de consolidación de
postular que constituye la m á s profunda]ustificación de su existen- deuda pública reglamentada a partir de las Ieyes23.982y25.344, ex-
cia, aquélla que autoriza la confianza legítima de los ciudadanos, que tremo que dejaré para el final, pues debe entenderse como una excep-
le devuelve la presunción de solvencia, que le confía el depósito del ción al sistema de ejecución de sentencias, salvo en aquellos casos en
bien común, que postula su ecuanimidad como emisor de Derecho que supongan la intervención judicial en el modo o la forma de pago
objetivo. Si el Estado abandona este deber, e s t a r á abandonando su de los créditos.
sometimiento al Derecho verdadero, para postular su sujeción al
Derecho de conveniencia y nada será ya posible. Algún día, los admi-
nistradores conocerán que —como dice Serrat respecto de nuestros
mayores— todos llevamos un administrado encima.
' Muñoz, "La ejecución de sentencias contra el Estado en el derecho argentino", en
Apartir de este marco referencial, que me parece trascendente po-
Muñoz - Grecco.Fragmentosy testimonios de derecho administrativo, p. 653 y ss., con ci-
ner al desnudo antes de iniciar el examen del tema de este Capítulo, ta de Cossio, B/ derecho en el derecho judicial.
846 Fernando R. García Pullés Tratado üe lo contencioso administrativo 847

— §49 — Desde tal horizonte y, con base en los principios de la Revolución


Francesa, sólo la voluntad general podía ser capaz para someter a la
ETAPAS DEL SISTEMA DE EJECUCIÓN DE SENTENCIAS
soberanía y es claro que el depositario de esa voluntad general era el
YSUSFUNDAMENTOS^
Poder Legislativo. Por ello, se sostenía, corresponde a éste decidir, de
Sin pretender hacer de esta enumeración una cronología exacta, manera individual —ley 675— o a través de una delegación general
entiendo que es adecuado considerar las siguientes etapas evoluti- —ley 3952—, si la soberanía ha de someterse a la jurisdicción, que no
vas pues parece oportuno remitir a expuesto supra, en el Cap. V I : es otra cosa que admitir que un tercero pueda afirmar qué es la ver-
dad y qué es el Derecho frente a ella.
a—Déla indemandabilidad al efecto declarativo Preciso es destacar, desde ya, que este razonamiento choca fron-
talmente con la constatación de resultar —el Poder Judicial que to-
Se ha visto al desarrollar los antecedentes del contencioso que ma a su cargo la determinación de la verdad de los hechos y 1 a aplica-
hasta la sanción de la ley 675 y más allá de la discusión doctrinaria ción del Derecho— otro órgano del propio Estada. Sin embargo, la
entre Gorostiaga y Vélez Sársfield, el mundo jurídico estuvo presidi- apariencia de disociación entre el Estado y la judicatura —como se
do por el criterio de la indemandabilidad de la Nación; que hasta ha visto— es una de las ficciones centrales del principio republicano
1900 fue requerida una venia legislativa para habilitar la jurisdic- de gobierno, en cuanto pregona el sometimiento del poder a la ley a
ción en tales casos y que desde la sanción de la ley 3952 esa venia le- partir de la visión de un tercero imparcial.
gislativa fue reemplazada por una administrativa. Superada esta disgresión, valga destacar que en ei comienzo de
El principal argumento que gobernaba estos criterios hacía pie en nuestra vida republicana el principio de la soberanía estatal era en-
la soberanía del Estado que se predicaba incompatible con su some- tendido —-por alguna doctrina y por la jurisprudencia— como la im-
timiento a cualquier voluntad que no fuera la propia. Se trata de la posibilidad de cualquier heterovinculación del Estado.
traslación al ámbito del Estado soberano de los principios de la sobe- Es congruente con estos criterios la distribución de competencias
r a n í a absoluta de Jean Bodin^. que realiza la Constitución Nacional, en cuanto reserva para el Po-
der Legislativo las facultades de arreglar el pago de la deuda interior
y exterior de la Nación, fijar anualmente el presupuesto general de
^ Creo de utilidad advertir tjue, como anticipara, no he de agotar ni cercanamente gastos y cálculo de recursos de la administración nacional, contraer
aquí el tema de los antecedentes históricos que califican al tema de la ejecución de sen- empréstitos sobre el crédito de la Nación y disponer el uso y de la ena-
tencias, pues ello resultaría impropio de un estudio con la extensión del presente. Hay jenación de las tierras de propiedad nacional^.
múltiples obras que se dedican al tema, aunque no pueden dejar de señalarse la de Abe-
ra.stury, Ejecución de sentencias contra el Estado, los trabajos de Bidegain, El carácter E n ese cuadro, la sola idea de pretender forzar a la Nación a cum-
declaratorio de las sentencias contra la Nación,ED, 16-928; Cassagne, Sobre taejecución plimentar una decisión judicial condenatoria contra sí misma era
délas sentenciasquecondenanalEstadoapagarsuinasdedinero,ED,128-92(lyss.-,l)o-
cobo, El nueuo régimende ejecución de sentencias contra la Nación, DJ, 1988-11-179 y ss.;
Mairal, La evolución del régimen de sentencias contra la Nación, LL, 1998-E-1203; Mu-
ñoz, "La ejecución de sentencias contra el Estado en el derecho argentino", en Muñoz - tiene que rendir cuenta sino a Dios", "El principe soberano no puede prestar juramento
Grecco, Fragmentos y testimonios de derecho administratiuo, p. 653 y siguientes. sino a DIOS", "La soberanía no está limitada ni en poder, ni en cargas, ni en tiempo de-
terminado", '^Y del mismo modo que ese gran Dios soberano no puede hacer un Dios se-
^ «Le Prince souverain n'est tenu a rendre conté qu'á Dieu», «Le Prince souverain mejante a El, por cuanto es infinito y no pxiede hacerse que haya dos cosas infinitas, por
ne doit sement qu'á Diea», «La souuerainetén'est limitée, ny enpuissance, ny encharge, demostración necesaria, también podemos afirmar que el príncipe que hemos estable-
ny á certain temps», «Or tout ainse que ce grande üieu souverain ne peutfairun Dieu pa- cido a semejanza e imagen de Dios, no puede hacer igual a él a ningún subdito...", Bo-
red a luy, attenda qu'il est infini, et qu'il ne sepeutfaire qu'il y ayt deux chases infinies, din, La República, citado por Maritain.S hombre y el Estado, ps. 48 y 49,
par demostration necessaire: aussi pouvons nous diré que le Prince que nous avons posé
córame l'image de Dieu, ne peut faire un subject égal a luy...». "El príncipe soberano no "* Antes art. 67, tioy art, 75 de la Constitución Nacional.
848 Fernando.R. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 849

inaudita. De allí que la sanción de la ley 3952, al despertar la ante- tidad del Estado y porque éste siempre había cumphdo los mandatos
rior centuria, no podía sino contener un precepto como el contenido judiciales voluntariamente^. Es que, para entonces, la declaración
en su art. 7° que estableciera puntualmente que las sentencias de judicial tenía u n peso sobre personas e instituciones que ha mengua-
condena contra la Nación t e n d r í a n "... carácter meramente decla- do con el tiempo y la sorprendente legitimación que se invoca hoy,
ratorio, limitándose al simple reconocimiento del Derecho que se desde cualquier incompetencia técnica, personal o hasta moral, pa-
pretenda ra juzgar a los juzgadores. Cuando Waline sostenía las palabras an-
tes expuestas, no traducía una ilusión doctrinal, sino que reflejaba
El fundamento tenía una doble base: una reahdad de la época, que el tiempo transformaría. Es por ello que
a) La jurisdicción había quedado habilitada por la ley, luego de aquel criterio coincidía con el viejo contenido de la función jurisdic-
cumplirse el recaudo previo de la venia legislativa, para decla- cional, que concebía a la labor del juez como la del órgano del Estado
rar el Derecho en las controversias en que la Nación fuera par- destinado a "decir el Derecho", sustancialmente diversa a la finali-
te. La interpretación de esa facultad extraordinaria, conferida dad que hoy se le acuerda, de "actuar la ley".
por delegación de la ley no podía ser realizada de modo exten- Tenemos, pues, un argumento de residencia de la soberanía—só-
sivo, ampliando la habilitación de la jurisdictio a la executio. lo la voluntad popular, a través del Poder Legislativo podría someter
a la soberanía de la Nación— y un segundo argumento de competen-
b) La jurisdicción no tiene competencia para arreglar la deuda in-
cias —sólo el Poder Legislativo tiene atribuido fijar el orden de prio-
terior de la Nación, es el Congreso quien debe establecer el or-
ridades para el pago de la deuda interna—. La importancia de recor-
den del pago de los créditos, que a aquélla sólo le corresponde
dar estos dos fundamentos es trascendental para entender las eta-
reconocer.
pas posteriores.

Se corrobora la presencia de estos dos fundamentos diversos


h—Primera excepción al efecto declaratorio.
cuando se repara en que el art. 7" de la ley 3952 no estaba destinado
La expropiación
únicamente a las sentencias que resolvieran condenas de dar sumas
de dinero, en las que pudiera ponerse enjuego la distribución de re- El carácter declaratorio de las sentencias de condena contra el Es-
cursos presupuestarios, sino a todas las sentencias condenatorias. tado sobrevivió durante cuarenta años en todos los campos del con-
Para advertir esta doble fuente fundante del principio, señálese tencioso administrativo^.
que la reposición de un empleado público en su cargo, la realización En el año 1940, al fallar la causa "Nación Argentina c. Domingo
de una anotación registral, la entrega de un inmueble alquilado con Bianchi" la Corte Suprema de Justicia de la Nación abrió el cami-
contrato vencido, el reintegro de un bien inmueble luego del progre- no para adelantar un trecho en la evolución hacia el perfecciona-
so de una retrocesión, no se vinculan inmediatamente con las compe- miento de la efectividad de la tutela judicial al reconocer que "... el
tencias presupuestarias del Congreso, pero no cabe duda que tales derecho del propietario de reclamar el precio cuando no ha prome-
obligaciones quedaron alcanzadas por el carácter declaratorio o de- diado acuerdo nace legalmente de la sentencia que lo establezca, es
clarativo, como lo aprendiera por experiencia propia Novare de La-
nús, pocos meses antes del caso "Pietranera".
La posición no era incongruente con la visión de la época. Waline
^ Cfr. Waline, Droit administratif.
sostenía, por entonces, que la ejecución de sentencias contra la Na-
^ Ver, por ejemplo, CSJNMlos, 128:11, "Onrubia de Pinto, Margarita c. Gobier-
ción era innecesaria para el acreedor y perjudicial para el interés pú-
no Nacional".
blico, habida cuenta del principio de solvencia estatal y de la hones-
CSJN-Fallos, 186:151.
850 Fernando R. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 851

decir, en el mismo momento en que, según el art. 8° el dueño es obli- a un interdicto de despojo, al que extendió aquella doctrina, indican-
gado a recibir por toda indemnización lo que del juicio resulte y que, do que sostener que la resolución que decide irrevisiblemente la exis-
desde entonces, comienza a correr la prescripción decenal de aquel tencia de ese acto de despojo y ordena su cesación es sólo declaratoria
derecho, ha reconocido el que tiene el dueño para perseguir efectiva- y no exigible contra el Estado nacional, significa tanto como enten-
mente el pago, y con ello, implícitamente, la inaplicabilidad del art. der que el art. 7° de la ley 3952 autoriza a la frustración de la garan-
7° de la ley 3952 en esos casos", ya que "... no sería posible privar al tía constitucional relativa a la indemnización previa en las expro-
dueño del medio de cobrar lo que le corresponde, sin dar lugar a la piaciones, extremo que no puede predicarse mientras no se hallen
nulidad de la desposesión por violación del art. 17 de la Constitución comprometidos los principios en que se funda el privilegio estatal.
Nacional
Es preciso recordar que el desapoderamiento había ocurrido tres c — Vuelco hacia la ejecutahilidad.
años antes del fallo de la Corte y que el propietario no había podido co- Creación de un procedimiento pretoriano
brar a ú n el valor indemnizatorio fijado por la sentencia, causa fácti-
ca que animó al tribunal a afirmar que la obligación del Estado de pa- Se enuncia, comúnmente, que el principio que sostuviera el mero
garla indemnización no podía ser"... una obligación inejecutable, su- efecto declarativo de las sentencias tiene su quiebre en el fallo dicta-
jeta a su mero arbitrio en cuanto ala época y forma de solventarla...". do por la Corte Suprema el 19 de octubre de 1966, en la causa "Pie-
L a importancia de la materia es trascendente, a la luz de los dos tranera".
argumentos expuestos m á s arriba para justificar el criterio declara- Se ha visto al relacionar los antecedentes históricos del contencio-
torio. Así, frente a la invocación propia de las ideas de Rousseau, so- so que el 29 de diciembre de 1965 la Corte resolvió el caso "Novare de
bre la residencia de la voluntad general en el Poder Legislativo, se Lanús" ^, declarando la plena vigencia del carácter declarativo de las
alza la expresa declaración constitucional —que no podría sino con- sentencias en los casos de condenas de desalojo contra el Estado y
siderarse aun más fiel expresión de aquella voluntad— que estable- que en ese fallo se produjeron dos trascendentales disidencias que
ciera la necesidad de la previa indemnización para legitimar la des- prepararon el cambio que h a b r í a de sobrevenir
posesión en el trámite expropiatorio, de un modo que hacía estéril Nueve meses después de decidir "Novaro de Lanús", el tribunal
cualquier declaración del poder constituido contraria a aquella man- dictó sentencia en la causa "Pietranera, Josefa y otros c. Gobierno
da suprema. Yfrente a la invocación de la distribución constitucional Nacional", decidiendo una cuestión casi idéntica y llegando a una so-
de competencias, se halla la obligación de igual origen de no someter lución completamente contraria.
a la utilidad pública aquello que no puede ser pagado con los fondos En "Pietranera" se afirmó que "la regla del art. 7° de la ley 3952 ha
del presupuesto, que estandofijada en la Carta Fundamental del Es- de entenderse en su significado cabal. Su propósito no es otro que evi-
tado no podría suponerse postergable por decisión legislativa. tar que la Administración Pública pueda verse colocada, por efecto
Es claro, pues, que los dos pilares del efecto meramente declarati-
vo de la ley 3952 se volvían inadmisibles en la especie, al punto de
provocar su inconstitucionahdad. ^ Ver ED, 16-130, que se repitieron más tarde en los fallos del 12/3/65, "Bernasco-
El camino que se iniciara en el caso "Bianchi" tuvo una pequeña, ni", ED, 16-132y del 21/7/65, "Impini^íO, 16-131.
pero decisiva ampliación veinte años después, cuando la Corte hubo 1* Me refiero a los votos de los doctoresAfaerastury y Zavala Rodríguez que sostu-
de decidir la causa "La Editorial S. A. c. Estado Nacional"^, referida vieron, respectivamente, que:"... Sólo se trata de armonizar los altos intereses públicos
y los derechos individuales comprometidos en el presente juicio" y que"... la organiza-
ción y los altos fines del Estado... no pueden ser a costa de los derechos de los particula-
res, cuando ia ejecución del desalojo no depende, ni puede depender, de medidas legisla-
» CSJN-Fallos,2'iT.m. tivas, finalidad tenida en cuenta por el art. 7°...".
852 Fernando B,. Garda Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 853

de un mandato judicial perentorio, en situación de no poder satisfa- ne die de una ocupación sin derecho, vendría a ser una suerte de ex-
cer el requerimiento por no tener fondos previstos en el presupuesto propiación sin indemnización o, cuanto menos, una traba esencial al
para tal fin o en la de perturbar la marcha normal de su administra- ejercicio del derecho de propiedad
ción. Desde ese punto de vista, la norma aludida es razonable. Pero A pesar del profundo respeto que me merece la opinión citada, en-
en modo alguno significa una suerte de autorización al Estado para tiendo que el examen del caso "Pietranera" debe hacerse no tanto por
no cumplir las sentencias judiciales. Ello importaría tanto como co- aquello que decide, como por la hnea que se inicia a partir de aquellas
locarlo fuera del orden jurídico, cuando es precisamente quien debe disidencias que jalonaran "Novaro de Lanús" y se consignaran unos
velar con más ahínco por su respeto...". párrafos m á s arriba. De allí se deduce que, en la opinión de los jueces,
En este precedente se permitió una especie de ejecución de senten- había desaparecido uno de los dos pilares que fueran sostén del siste-
cia contra el Estado, facultándose al magistrado interviniente a inti- ma, a saber, aquel que postulara la residencia de la voluntad general
mar a la Administración a manifestar en autos en qué plazo habría en el Legislativo y que sólo ésta podía vincular a una nación soberana.
de dar cumplimiento al fallo, bajo apercibimiento de fijarlo el juez, en No es casual que las menciones de los ministros del m á s Alto Tri-
caso de silencio o de irrazonabilidad del establecido por la Adminis- bunal se refieran a las competencias del Legislativo y a la inexisten-
tración. Tal procedimiento fue autorizado teniéndose en cuenta que cia de compromiso presupuestario que pudiera obstacuhzar la mar-
se trataba de una obligación de hacer (la restitución de un inmueble), cha de la Administración Pública, mientras silenciaban aquél que
que había transcurrido un irrazonable plazo para el cumplimiento impedía someter la soberanía de la Nación a través de una decisión
voluntario del mandato judicial sin que ei Estado lo hubiera concre- que no emanara de su órgano legislativo.
tado (un año y siete meses desde la notificación de la sentencia de de- Tal es el cambio copernicano de "Pietranera" que no se advierte en
salojo), y que la retención de la tenencia del inmueble por parte del sus bases fácticas, pues ellas no difieren sustancialmente de "La Edi-
Estado importaba una suerte de expropiación, que no podía admitir- torial", aimque preparan con toda crudeza el desarrollo que se daría
se a la luz del art. 17 de la Constitución Nacional. apenas un año después, al sentenciarse la causa "Chiodetti, Remo c.
Pero si se detiene el anáfisis se advertirá que a partir de esta afir- Gobierno Nacional", en que el Estado vería progresar una ejecución
mación el caso no es sino una derivación de la línea de "Bianchi" y "La de sentencia para el cobro de alquileres y más tarde en "Cáceres",
Editorial". Es más, la Corte no desaprovechó esa similitud, indican- en el cual se señalaría que el art. 7° de la ley 3952 era inaplicable res-
do que, dispuesto por sentencia firme el desalojo, la prolongación de pecto de un pronunciamiento que dispuso se incluyera en el haber de
esta ocupación sin derecho vendría a ser una expropiación sin i n - retiro del actor diversos suplementos otorgados al personal en acti-
demnización. vidad, pues el gobierno demandado informó que por ley se habían
Los autores se encargaron de destacar los efectos implícitos en el provisto fondos destinados a atender los créditos resultantes de sen-
precedente. En este sentido, valga recordar lo expresado por Bide- tencias como la dictada, de modo que no podía invocarse obstáculo le-
gain, al comentar el fallo "Pietranera". Sostuvo el eximio constitucio- gal n i financiero para su cumplimiento
nalista que "... el argumento realmente decisivo para la resolución Nada queda aquí de la inmunidad soberana de Bodin, sino sólo so-
del caso 'Pietranera', aparece dado en el consid. 6° y resulta total- metimiento al Derecho judicial, como expresión final del único Dere-
mente ajeno al mismo el elemento 'irrazonable dilación' que es un
presupuesto esencial para resolver la ulterior intervención judicial,
según la doctrina del caso 'Figueroa'... Es, repito, en el consid. 6° que Bidegain, El carácter declaratorio de las sentencias contra la Nación, ED, 16-
se encuentra expuesta la nueva doctrina de la Corte. Según ella, la 928.
intimación judicial se justifica no por el hecho de existir una irrazo- 12 CSJN-Fallos, 269:448.
nable dilación sino por la razón sustancial de que la prolongación si- " CSJN-Fallos, 269:460.
854 Femando R. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 855

cho del Estado. Tampoco resistió el sostén de la competencia constitu- Lo cierto es que, en el tema de la ejecución de sentencias, la irrup-
cional del Legislativo para la distribución de los recursos del Estado. ción de la emergencia tiene un momento significativo en la historia
La Corte diseñó un procedimiento pretoriano. Firme la sentencia, de los últimos años, cual es el dictado del decr. 2196/86 de necesidad
el juez debía intimar al representante estatal que indique el plazo ra- y urgencia del 28 de noviembre.
zonable en que la h a r í a efectiva. Ante la pretensión de un plazo irra-
zonable o la falta de respuesta, el juez suplía la voluntad del Estado Entre los fundamentos que se esgrimieran para j ustificar el dicta-
y fijaba él el momento en que debía cumplirse la obhgación, luego de do del citado decreto se expuso, en lo que aquí interesa^^:
lo cual la sentencia era plenamente ejecutable. "Que la liquidación de los primeros juicios de reajuste con sentencia
Como el contencioso contra el Estado no es patrimonio de los jue- firme había puesto en evidencia la imposibilidad de que el sistema
ces contencioso administrativos, empezaron literalmente a llover nacional de previsión atendiese tales erogaciones con los recursos
presupuestarios, dado que éstos estaban destinados íntegramente a
intimaciones de fijación de plazos de cumplimiento, que debían cum-
abonar los beneficios corrientes, las prestaciones médico asistencia-
plirse en términos exiguos e incompatibles con el proceder documen-
Ies que brinda el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubila-
tado del obrar de la Administración, transformando un avance del dos y Pensionados y los gastos de la gestión administrativa.
Derecho en un verdadero aquelarre. Que el pago de esos créditos judiciales importó introducir una irritan-
Muñoz destacó que, desde ese momento, los embargos ejecutivos te e inaceptable desigualdad en menoscabo de la situación de los be-
en las cuentas públicas, las transferencias de grandes sumas a los neficiarios que no iniciaron acción Judicial, pues mientras éstos se-
juicios, la ejecución compulsiva de las sentencias, fueron hechos co- guían percibiendo haberes bajos, los demandantes favorecidos por los
tidianos durante aproximadamente veinte años y que, si no se postu- fallos obtenían reajustes importantes.
laba el retorno puntual al principio del art. 7° de la ley 3952, para evi- Que puesta en conocimiento de la Corte Suprema la imposibilidad
tar un colapso general del sistema debía exigirse, de modo impres- material antedicha, el Tribunal indicó que no podía dar acogimiento
cindible, la irrazonable dilación que era presupuesto de la aplicación judicial a esa argumentación, pues los magistrados judiciales carecen
de la doctrina de la Corte Suprema en el caso "Pietranera" para de facultades para apartarse de su función de órganos de aplicación
autorizar el procedimiento de ejecución. del Derecho vigente o ejercer atribuciones legislativas ajenas a su po-
testad constitucional.
Que en este contexto, no podía menos el Poder Ejecutivo que retomar
d—La irrupción de la emergencia sus potestades de control sobre la ejecución presupuestaria para or-
¿El retorno a las fuentes? denar las finanzas de la Nación".

Es difícil saber, a ciencia cierta, cuándo empezó la emergencia ar-


La fundamentación era una expresión descarnada de la reacción
gentina. La generación a la que pertenezco ha vivido signada por la
gubernativa frente a la teórica salida de cauce institucional del sis-
emergencia (habitacional, sanitaria, política, social, ideológica, eco-
tema de ejecución de sentencias que hubiera impuesto la tergiversa-
nómica), aunque voy percibiendo que otras generaciones anteriores
ción de la doctrina del fallo "Pietranera" antes denunciada, pues
pensaban de igual forma. Ya es bastante difícil convivir con una
frente a la pretensión del Poder Judicial de determinar por sí el mo-
emergencia aparentemente inmortal, como para considerar tam-
mento en que debía atenderse a los créditos, se alzaba la exigüidad
bién que no ha tenido principio claro.
de los recursos y la obvia incompetencia de los jueces para determi-

Muñoz, "La ejecución de sentencias contra el Estado en el derecho argentino", en


Muñoz - Grecco, Fragmentosy testimonios de derecho administrativo, p. 664, 1^ VerBO del 2/12/96 yADLA, XLVI-D-4180 y siguientes.
856 Femando R. García Pullés Tru:lad,o de lo contencioso administrativo 857

nar un orden de prelación para los pagos. En este contexto, era evi- be ser matejia de decisión por los representantes del pueblo" '. Tén-
dente la ingobernabilidad de las finanzas públicas, postulada en ma- gase presente que, aun cuando no se vuelve al criterio de soberanía
teria previsional, pero que más tarde podría replicarse en todo el ám- sólo reducible por la voluntad popular, se postula un implícito en-
bito de la actuación del Estado. frentamiento entre la decisión de los jueces y la voluntad de los re-
Adviértase que aquellos ñ i n d a m e n t o s del Poder Ejecutivo no pre- presentantes del pueblo —pareciendo querer introducir una distin-
tendían la reposición del argumento de la soberanía estatal como lí- ción entre el Derecho judicial y la representatividad popular de los
mite a la aptitudjurisdiccional. Exaltaban, en cambio, la importan- legisladores, que ningún Estado de Derecho podría justificar—.
cia de la previsión presupuestaria como elemento sin el cual ningu- E l decreto dispuso un nuevo procedimiento para la ejecución de
na administración era posible. sentencias, que pretendía concihar la facultad judicial de establecer
Tanto es así, que desde esta irrupción de la emergencia ya no se el Derecho y ordenar el pago, con la competencia legislativa de fijar
discutirá la ejecutabifidad de las sentencias en general, sino la de las el momento en que habría fondos para hacerlo efectivo. Se trataba de
quefinjanobligaciones de dar sumas de dinero y que afecten las parti- un procedimiento sustancialmente asimilable al que m á s tarde re-
das presupuestarias. gularía la ley 23.982, pero que excluía de su régimen a las sentencias
El decr, 2196/86 dispuso la paralización de todos los juicios promo- que tuvieran carácter alimentario, excepción que —como era de es-
vidos o que se iniciaren contra las cajas nacionales de previsión por perar— agrupó los principales planteos posteriores.
cobro de reajustes jubilatorios, así como las ejecuciones de senten- También el decr. 679/88 provocó una marea de críticas y hasta re-
cias por tal concepto, todo ello hasta el 31 de diciembre de 1988, pla- cibió una observación del Tribunal de Cuentas de la Nación en los
zo cuya extensión no aparece justificada por argumento concreto al- términos del art. 85, inc. a) de la entonces Ley de Contabilidadi'', que
guno de! reglamento. afectó su eficacia. Para colmo se presentó en la Cámara de Diputados
La decisión produjo una importantísima reacción, pero el proceso de la Nación un proyecto de ley tendiente a derogar el decr, 679/88,
se había iniciado antes de arribarse al temido plazo de diciembre de que intentó superarse con la promoción de otra ley que modificara los
1988, el Poder Ejecutivo advirtió que le era imposible dominar el pre- arts, r a 7° de la ley 3952, pero ninguno de los proyectos tuvo aproba-
supuesto con el nivel creciente de ejecuciones de sentencias que se re- ción parlamentaria
gistraba no sólo en el ámbito previsional sino en todos los fueros. E l siguiente pasa estuvo dado por la sanción de la ley 23.696, La
En ese marco, el 26 de mayo de 1988, el Poder Ejecutivo Nacional Ley de Emergencia Administrativa dispuso en su art, 50 una suspen-
dictó el decr, 679/88, como reglamento de ejecución del art, T de la ley sión de la ejecución de todas las sentencias y laudos arbitrales que
3952 —casi noventa años después de su vigencia— y de la doctrina hubieran condenado al Estado nacional y los entes descentralizados
de la Corte emanada de "Pietranera"—poco menos de veintidós años comprendidos enla omniabarcadora definición del art, 2°de laley. La
después de su dictado—, es decir, con algunos argumentos de difícil
comprensión.
Lo cierto es que uno de los párrafos del considerando del decr, i« BO,7/6/88,A£lLA,XLVIII-B-1602ysiguientes.
679/88, luego de reseñar el criterio sostenido por la Corte Suprema Observación legal n" 43/88.
frente al art, 7° de la ley 3952 desde el fallo "Pietranera", concreta el 18 El proyecto de derogación del decr 678/88 —que debió decir 679/88— fue presen-
verdadero fundamento de la decisión, cual fue establecer que "... el tado por los Diputados en la sesión del 20 dejulío de 1988 y girado a las Comisiones de
cumplimiento concreto de las obligaciones resultantes de las senten- Justicia y Asuntos Constitucionales, sin recibir tratamiento posterior El proyecto de
modificación de la ley 3952 fiie presentado por el Diputado Melchor Cruchaga y girado
cias judiciales se ordene a través de la ley de presupuesto, por deri-
a las Comisiones de Justicia, Legislación General, Asuntos Constitucionales y Presu-
vación del principio constitucional —de honda raigambre democrá- puesto y Hacienda, en la 28" reunión de la Cámara de Diputados, del 17 de agosto de
tica— según la cual lo atinente a los recursos y gastos del Estado de- 1988, .según surge delDSCDN, p. 3770,

5,5 — TRATADO DE LO coNreNcioso ADMINISTRATIVO


858 Fernando R. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 859

suspensión se limitaba a las sentencias de dar sumas de dinero y se ^§50 —


extendía a los laudos arbitrales y a los actos que resolvieran recursos EL PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN EN LA LEY 23.982
o reclamos que pudieran devenir en una obligación de dicha especie
PARA LAS OBLIGACIONES NO CONSOLIDADAS
(arts. 50,51, 53 y 56), haciéndose excepción a una serie de casos que
se describieron (art. 54). Se estableció un nuevo plazo dogmático de El 21 de agosto de 1991 se sancionó la ley 23.982, que fue promul-
dos años de suspensión y se dispuso que durante ese lapso las senten- gada al día siguiente y pubhcada en el Boletín Oficial del 26 de ese
cias no podrían ser ejecutadas, agregándose —en una muestra de mismo mes y año.
inocencia legislativa poco usual— que vencido el plazo de dos años de Por imperio de sus disposiciones se produjo la consolidación de la
suspensión, el juez de la causa fijaría el término de cumplimiento de deuda pública, en los términos que h a b r á n de expHcarse m á s ade-
la sentencia o laudo arbitral, previa vista al organismo demandado, lante y se estableció, para aquellos créditos que no resultaran con-
para que indique el plazo de cumphmiento, agregando que en ningún solidados por ser de causa o título posterior al F de abril de 1991,
caso ese plazo podría ser mayor a seis meses y que el juez podría alte- una nueva forma de ejecutar las sentencias contra el Estado. Estas
rarlo si lo consideraba irrazonable. previsiones serían luego ratificadas por laley 25.344, que—sustan-
Sostuve, por entonces, que la sanción de la ley había importado el cialmente— se limitó a cambiar la fecha de corte y a autorizar la
reconocimiento de la ejecutabilidad de las sentencias contra el Esta- emisión de nuevos bonos de consolidación.
do, una vez transcurrido el plazo de dos años de espera, no sólo por- En cuanto interesa para el tema ahora en tratamiento, el art. 22
que la ley no establecía un régimen general para después de esa fe- de la ley estableció: "Apartir de la entrada en vigencia de la presen-
cha, sino también porque debía presumirse que los jueces, luego de te ley, el Poder Ejecutivo deberá comunicar al Congreso de la Nación
esperar dos años para poder hacer efectivos sus fallos, h a b r í a n de todos los reconocimientos administrativos o judiciales firmes de obli-
considerar irrazonable cualquier conducta del representante estatal gaciones de causa o título posterior al 1° de abril de 1991 que carez-
que no fuera el cumplimiento inmediato de la prestación contenida can de créditos presupuestarias para su cancelación en la ley de pre-
en la sentencia. supuesto del año siguiente ai del reconocimiento. E l acreedor estará
En la ley 23.696 existió un cambio notorio en la modalidad de re- legitimado para solicitar la ejecución judicial de su crédito a partir de
gulación, pues no se establecía un procedimiento de adecuación en- la clausura del período de sesiones ordinario del Congreso de la Na-
tre la decisión judicial y los poderes del Congreso, sino que simple- ción en el que debería haberse tratado la ley de presupuesto que con-
mente se fijaba un plazo de espera. tuviese el crédito presupuestario respectivo".
Poco tiempo fue necesario para que se advirtiera que las excepcio- La interpretación de esta norma ha dado lugar a múltiples opinio-
nes del art. 54 de la ley 23.696 insumían m á s recursos presupuesta- nes, en particular a los efectos de su compatibilización con las dispo-
rios que los juicios suspendidos. Ello llevó al dictado de una serie de siciones de la Ley Complementaria Permanente de Presupuesto (de-
decretos de necesidad y urgencia —decrs. 34,53 y 383 de 1991— que rivación del art. 20 de la ley 24.624) y del art. 42 de la Ley de Admi-
dispusieron nuevas suspensiones. La originalidad de estas medidas nistración Financiera y Sistemas de Control 24.156.
es que también se extendieron sobre las cautelares, dando inicio a Tengo para mí que las normas apuntadas pueden interpretarse
una batalla de más de once años que todavía no ha cesado. armónicamente, estableciéndose que todas las comunicaciones de
Creo necesario destacar que la ley 23.696 y los reglamentos poste- créditos líquidos, resultantes de sentencias pasadas en autoridad de
riores no establecieron nuevos sistemas de ejecución de sentencias cosa juzgada, que fueran notificadas al Poder Ej ecutivo Nacional an-
contra el Estado, n i volvieron a los principios que presidieran la ley tes del 31 de agosto de cada año, deben ser ingresadas en la ley de pre-
3952, limitándose a establecer sucesivas esperas, que concluirían en supuesto del año siguiente, quedando habihtada la ejecución judi-
el régimen de la ley 23.982. cial si no se votara ese gasto en ia ley de presupuesto o, a través de su
860 Fernando R García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 861

modificación, durante su ejecución y hasta que se agoten las sesiones La distinción es importante, pues ia espe2-a que puede oponerse al
ordinarias de ese año siguiente, es decir hasta el 30 de noviembre progreso de un título ejecutorio debe ser documentada, de modo que
subsiguiente al de la notificación. exige la agregación de la demostración instrumental de sus extre-
En caso de arribar la notificación al Poder Ejecutivo con posterio- mos por parte del representante estatal, mientras que la falta de le-
ridad al 30 de agosto, la inclusión se h a r á en la ley de presupuesto del gitimación surge sólo de la inejecutabilidad del título derivado de la
ejercicio subsiguiente y la demora se extenderá un año más. previsión legal y exime de todo requisito probatorio, criterio este úl-
Vencidos esos plazos la sentencia podrá ser ejecutada por el acree- timo que —a mi juicio— debe presidir la interpretación.
dor, que podrá pedir las medidas compulsorias que resultaran nece- Otra de las cuestiones importantes es cómo efectivizar la obliga-
sarias para hacer efectivo el derecho que surge de la sentencia firme, ción una vez que ha sido incluida en el presupuesto.
casos en los que serán plenamente apücables las cautelares ejecuto- Algunos fallos han exigido al Poder Ejecutivo cumplimentar in-
rias con excepción de las reservas de los bienes de dominio público y mediatamente con el pago cuando existe partida presupuestaria que
las que surgen de las posteriores leyes de déficit cero o supuesta in- contemple la deuda, esto es, permitiendo al acreedor intimar a su
munidad fiscal. cumplimiento en los primeros días hábiles judiciales del año. En-
Se ha afirmado que la terminología del art. 22 de la ley 23.982 es tiendo que esta exigencia es indebida, pues un presupuesto de recur-
inexacta pues alude a que en ese momento el acreedor queda "legiti- sos y gastos contempla el ingi-eso de recursos y su erogación durante
mado" para ejecutar la sentencia mientras remite al proceso de eje- todo el período, de modo que es el Poder Ejecutivo quien debe decidir
cución de sentencias contenido en el Código Procesal Civil y Comer- el momento en que —durante el año— h a b r á de cumphr con la man-
cial de la Nación, cuyo art, 506 no admite excepciones con este sus- da legislativa.
tento. Por ello, se postula que debe entenderse que la ley ha dispues- Entiendo que el tema es espinoso, pero juega nuevamente aquí la
to una espera^^. cuestión relativa a las potestades de las distintas ramas del gobierno
Debo manifestar m i disidencia parcial con tal opinión. Por cierto, y la necesidad de mantener su eficacia, en términos de razonabilidad.
la unanimidad de la doctrina reconoce la pertinencia de admitir la
excepción de falta de legitimación para obrar, bajo la perspectiva de
la inhabilidad de título, en el marco de la excepción de falsedad de la ___§51 —
ejecutoria o como una excepción no enumerada pero admisible^"^, de LAS LEYES 24.264,25.565 Y COMPLEMENTARIA
modo que no es impertinente señalar que mientras la obligación no PERMANENTE DE PRESUPUESTO (11.672)
sea de plazo vencido, el acreedor carece de legitimación, pues su títu-
lo es inhábil y aquel vicio está implícito en esta inhabilidad. Parece necesario recordar que las disposiciones de las leyes suce-
Sin embargo, no es menos cierto que todo ese fundamento se sus- sivas sobre el tema de la ejecución de sentencias contra el Estado na-
tenta en la fijación legal de una espera que hace inejecutable la sen- cional, como era desde todos punto de vista previsible, terminaran
tencia contra el Estado durante el plazo apuntado, criterio que obli- incidiendo sobre las leyes de presupuesto, instrumentos legislativos
garía a coincidir con aquella opinión. que, en nuestro país, son constantemente utilizados para la intro-
ducción de normas permanentes, al punto de haber surgido la Ley
Complementaria Permanente de Presupuesto (ley 11.672) con el
1' Aberaslury, Ejecución de sentencias contra el Estado, p. 64 y ss., en esp., p. 67, propósito de reunir aquellos preceptos que trascenderían el ejercicio
Fenochietto - Ai-azi, Código Procesal Cwily Comercial de la Nación, t. 2, ps. 620
de la ley presupuestaria que, originariamente, los contuviera.
y 621: Colombo, Código Procesal Ciinly Comercial, t III, p. 789; Morello - Sosa - Berizon-
ce, Códigos Procesales Civiles y Comerciales de la I^rovincia de Buenos Aires y de ta Na- Aun a partir de esa vocación de permanencia, la ley 11.672 ha sido
ción, t. VI-A, p, 1,31: Falcón, Código Procesal Civily Comercial de ta Nación, t. Itl, p. 515, una de las m á s modificadas durante los más de cincuenta años trans-
862 Ti-atado de lo contencioso administrativo 863

curridos desde su sanción. Tanto es así que se han sucedido sus tex- chas organizaciones empresariales. Los criterios fueron objeto de
tos ordenados, que se autorizan emitir al Poder Ejecutivo para evitar una posterior modificación en la Ley de Presupuesto 25.565 para el
la confusión de los eventuales apHcadores. año 2002, cuyo art. 39 dispuso sustituir el art. 68 de laley 11.672, in-
En ese marco, cabe recordar que el texto ordenado en 1999 de la corporando al caso las previsiones de la ley 25.344 y previendo que en
Ley Complementaria Permanente de Presupuesto, con las modifica- el caso que el presupuesto correspondiente al ejercicio financiero en
ciones que le introdujo la ley 24.624, estableció, en su art. 68, que los que la condena deba ser atendida carezca de crédito presupuestario
pronunciamientos judiciales que condenaran al Estado nacional, o suficiente para satisfacerla, el Poder Ejecutivo debería adoptar las
alguno de los entes y organismos del sector público nacional^-^, al pa- previsiones para su inclusión en el ejercicio siguiente, pero que pa-
go de una suma de dinero o cuyo cumplimiento se resolviera en el pa- ra ello "... las entidades y jurisdicciones demandadas deberán to-
go de una suma de dinero, serán satisfechos dentro de las autoriza- mar conocimiento fehaciente de la condena antes del día 31 de julio
ciones para efectuar gastos contenidas en el presupuesto de cada del año correspondiente al envío del proyecto, debiendo remitir a la
ejercicio, sin perjuicio del mantenimiento del régimen establecido en Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía e Infraestruc-
la ley 23.982, agregándose que si el presupuesto correspondiente al tura con anterioridad al 31 de agosto del mismo año el detalle de las
ejercicio financiero en que la condena debiera ser atendida careciera sentencias firmes a incluir en el citado proyecto, de acuerdo con los
de crédito presupuestario suficiente para satisfacerla, el Poder Eje- lineamientos que anualmente la citada Secretaría establezca para
cutivo debería efectuar las previsiones necesarias a fin de su inclu- la elaboración del proyecto de Presupuesto de la Administración
sión en el del ejercicio siguiente. Nacional".
A ese fin, se estableció que la Secretaría de Hacienda debería to- E l nuevo texto legislativo plantea algunas dudas, pues con ante-
mar conocimiento de la condena antes del 31 de agosto del año co- rioridad bastaba con notificar a la Secretaría de Hacieirda antes del
rrespondiente al envío del proyecto y que los recursos asignados por 31 de agosto, como recaudo para hacer pertinente la inclusión del
el Congreso se afectarían al cumplimiento de las condenas siguiendo crédito de la sentencia en el nuevo presupuesto. Ahora pareciera ser
un estricto orden de antigüedad conforme la fecha de notificación j u - necesario notificar a la jurisdicción o entidad demandada con ante-
dicial y hasta su agotamiento, atendiéndose el remanente con los re- rioridad al 31 de julio y que éstas comuniquen a su vez el reclamo a la
cursos que se asignen en el siguiente ejercicio fiscal. Secretaría de Hacienda antes del 31 de agosto. La redacción plantea
La misma ley 24.624 modificó también el texto del art. 69 de la ley las siguientes preguntas: a) ¿podría el particular notificar directa-
11.672, previendo que las sentencias judiciales no alcanzadas por la mente a la Secretaría de Hacienda antes del 31 de agosto o el recau-
ley 23.982, en razón de la fecha de la causa o título de la obligación o do —formal— de la notificación a la jurisdicción es imprescindible?;
por cualquier otra circunstancia, que se dicten contra las sociedades fe) ¿podría el acreedor suplir la inacción de las jurisdicciones, luego de
del Estado, sociedades anónimas con participación estatal mayorita- notificarlas antes del 31 de julio, notificando por sí a la Secretaría de
ria, sociedades de economía mixta, empresas del Estado y todo otro Hacienda a los fines de la inclusión de su crédito en el Presupuesto?;
ente u organización empresaria o societaria en las que el Estado o c) los créditos que adquirieran firmeza y hquidez los primeros días de
sus entes tuvieran participación total o parcial, en ningún caso po- agosto, ¿necesariamente deben esperar hasta el 31 de julio del año si-
drían ejecutarse contra el Tesoro nacional, postulando —en una afir- guientes para notificar a los entes y jurisdicciones, iniciando el pro-
mación de dudosa admisibilidad jurídica— que la responsabilidad cedimiento?
del Estado se limitaría a su aporte o participación en el capital de di- En los dos primeros casos, entiendo que la respuesta afirmativa es
innegable, pues la notificación a las jurisdicciones o entes demanda-
dos —que ya han intervenido en las demás instancias del pleito y no
Expresión que remite al art. 8° de la ley 24.156. podrían desconocer la situación del expediente judicial (con senten-
864 Fernando R. García Palles Tratado de lo contencioso administrativo 865

cía firme y liquidación aprobada) nada aporta al t r á m i t e n i a la deter- a) U n sistema de auditoria, de las transacciones llevadas a cabo
minación del crédito, que no podría ya ser objeto de mayor discusión por los organismos y entes mencionados en la ley 23.696, como
judicial, siendo evidente que el magistrado intendniente no podría asimismo de la actuación de sus representantes en los juicios
ordenar la notificación a la Secretaría de Hacienda si el recaudo de en que hubiera resultado vencido el Estado nacional (art. 1°,
firmeza y liquidez del crédito no surgiera claramente del expediente. inc. a).
En el tercer caso, estimo que el particular puede superar la dificultad h) U n procedimiento rápido y eficaz de toma de decisiones para la
notificando directamente del requerimiento presupuestario a la Se-
adopción de las medidas que corresponda iniciar en cada caso,
cretaría de Hacienda, en tanto lo haga con anterioridad al 31 de agos-
como consecuencia de los resultados que arrojen las auditorías.
to, para su inclusión en el presupuesto del año siguiente.
Como se advierte, la sustitución del art, 68 de la Ley Complemen- M á s tarde se logró la formación de un registro de juicios del Esta-
taria Permanente de Presupuesto ha modificado el procedimiento do y el sistema de auditoría, encomendado a la Sindicatura Genera!
para la ejecución de sentencias, pues m á s allá de las posibifidades de Empresas Públicas (hoy a la Sindicatura General de l a Nación) y
interpretativas, es hoy una exigencia formal la notificación a la en- a la Procuración del Tesoro de la Nación.
tidad o jurisdicción antes del 31 de julio y urgir la realización de la
E l anáfisis de estos primeros informes de la Dirección de Audito-
comunicación que esta última debe realizar a la Secretaría de Ha-
r í a de l a Procuración del Tesoro de la Nación constituyó uno de los
cienda antes del 31 de agosto posterior.
fundamentos básicos de diversas disposiciones del proyecto, que pos-
Resulta importante destacar que el art, 101 de la ley 25,565, que
teriormente se sancionara como ley 23.982 y de su decreto reglamen-
dispusiera la reseñada modificación al art. 68 de la ley 11,672 ha in-
tario. La lectura de la discusión parlamentaria que precediera a la
vitado a las provincias a adecuar sus regímenes al nuevo sistema, ex-
sanción de la ley permite corroborar estas afirmaciones, vinculadas
tremo que podría llevar a la unificación del procedimiento de ejecu-
con la importancia que adquirió la determinación — a ú n aproxima-
ción de sentencias.
da— del pasivo eventual del Estado en las disposiciones de la Ley de
Consolidación de Deuda PúbUca.
Es del caso destacar que, como las previsiones de la ley 23.982 se
^§52 —
reiteraron m á s tarde en la ley 25.344 y, después, en las leyes 24.264
LAS OBLIGACIONES ALCANZADAS POR LA CONSOLIDACIÓN y 25.565, modificándose t a n sólo la fecha de corte, que se trasladó al
EN LAS LEYES 23.982 Y 25.344 1" de septiembre de 2000 y m á s tarde hasta el 30 de diciembre de
2001, la referencia a la ley 23,982 debe entenderse predicada tam-
Uno de los principales problemas de la regulación del tema de la
bién respecto de la consolidación de la ley 25,344 y de las normas pos-
ejecución de sentencias contra el Estado estribó en el desconocimien-
to del pasivo eventual contencioso, que impedía toda regulación so- teriores muttis mutandi.
bre los créditos resultantes de las sentencias.
a—El criterio interpretativo
En tal coyuntura, con fecha 21 de noviembre de 1990, el Poder Eje-
que debía regir la ley 23.982
cutivo Nacional dictó el decr. 2435, creando en el ámbito de la Presi-
dencia de la Nación una Comisión integrada por representantes de A l sancionar la ley 23,982 y m á s tarde la ley 25,344, el legislador
su Secretaria Legal y Técnica, de la Sindicatura General de Empre- intentó enfrentar una crisis de gobernabilidad de los recursos y las
sas Públicas, de la entonces Subsecretaría de Justicia y de la Procu- erogaciones fiscales. De ello puede surgir una lectura jurídicamente
ración del Tesoro de la Nación, para que en un plazo de treinta días adecuada de la ratio legis y —en su consecuencia— la interpretación
procedieran a proyectar: de los preceptos legales.
866 Femando R. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 867

En este orden de ideas, entiendo que la razón de ser de la ley 23.982 un criterio claro. Quedan comprendidas "... las obligaciones venci-
fue el establecimiento de un régimen que comprendiera a la genera- das o de causa o título anterior al 1° de abril de 1991 que consistan en
lidad de las deudas a cargo del Estado, que tuvieran causa o título an- el pago de sumas de dinero, o que se resuelvan en el pago de sumas
terior al r de abril de 1991 —en tanto no fueran expresamente ex- de dinero".
cluidas—, que permitiera afirmar un orden de prioridades para su Esta definición inicial parecía reenviar, pues, a dos conceptos di-
pago, que sería determinado exclusivamente por el órgano constitu- versos, la causa de la deuda, que debe ser anterior a la fecha de corte
cionalmente facultado a tal fin. y el objeto de la obligación, que debe ser de dar sumas de dinero o re-
A m i juicio, tal criterio se ve reforzado por los conceptos vertidos en solverse en una obligación de dar sumas de dinero.
la discusión parlamentaria del proyecto y el principio contenido en el Si el precepto hubiera concluido allí, aun cuando con posteriori-
art. 3°, infme, de su decr.-regí. 2140/91, en cuanto establece que: "En dad se excepcionara a las obligaciones corrientes, la cuestión hubie-
caso de duda se resolverá en favor de la consofidación". ra sido sencilla.
Corrobora la posición que vengo exponiendo lo expresado por el Po-
der Ejecutivo Nacional en el Mensaje de Elevación al Congreso Nacio-
2 — La tercera condición tipificante
nal del proyecto de ley 23.982: "Este cuadro de extrema gravedad no
para la consolidación
ha sido superado aún. Por ello, si finalizado el período de suspensión,
cada acreedor pretendiera realizar forzadamente su crédito contra el A l a redacción simple del art, T d e la ley 23.982 se adicionó".,, en
Estado o cualquiera de sus organismos o empresas, ello afectaría la cualquiera de los siguientes casosdescribiéndose luego, en una
continuidad misma del Estado y el desenvolvimiento de la propia so- serie de incisos, diversas hipótesis. De allí que fue forzoso concluir en
ciedad, sobreviniendo el caos. Para evitarlo, cabe extender el carácter la existencia de un triple recaudo para arribar a la consolidación: la
declarativo de las sentencias judiciales contra la Nación, consagrado causa de la obligación —anterior al 1° de abril de 1991—; el objeto de
por el art. 7° de la ley 3952, a otros actos análogos y a todos los públi- la obhgación —de dar sumas de dinero o que se resuelva en tal— y el
cos que de una u otra forma pesan sobre el Ibsoro nacional". cumplimiento de alguna de las circunstancias indicadas en los inci-
Es cierto que la redacción del art. 1° de la ley 23.982 generó dudas sos del art, 1°,
respecto de esta pretensión legislativa. No obstante, entendí que el Otra de las consecuencias que necesariamente debía seguirse del
intérprete debía superar esa eventual deficiencia de sintaxis, a tra- texto del artículo en examen es que la falta de cualquiera de estas
vés de la integración jurídica de los conceptos allí vertidos con los de tres condiciones implicaría la automática exclusión del crédito de la
las demás normas que se invocaban^^. consolidación instrumentada en la ley.
Este diagrama llevó a una importante discusión doctrinai-ia acer-
ca de si la regla general que gobierna la materia es la consofidación
b —Los obligaciones alcanzadas
de toda deuda anterior al 1° de abril de 1991 o, por el contrario, lo es
por la consolidación. Pautas legales
la de la no consolidación salvo en los casos previstos.
1 — La causa de la obligación y su objeto. A primera vista, parecería necesario concluir en esta segunda hi-
(Los dos primeros presupuestos) pótesis, con sustento en la doctrina de los fallos de nuestro m á s Alto
En la determinación de las deudas que resultarían alcanzadas por Tribunal, que establece ia interpretación restrictiva de las disposi-
la consolidación en el Estado nacional, el art. 1" de la ley 23.982 sigue ciones de emergencia.
Sin embargo, a partir de la ratio legis a que hiciera referencia en
los capítulos que preceden y de un examen más detenido de los con-
García Pullés, Las obligaciones alcanzadas por la ley 23.982, LL, 1993-D-1033. tenidos de los incisos del art. T , entiendo más razonable una lectura
868 869

del texto legal que alienta la solución contraria y permite afirmar la E l caso es que el agregado a que me vengo refiriendo no tiene uti-
consolidación como regla general. lidad alguna, pues la definición de controversia no está en las "leyes
vigentes", y aun cuando pudiera inducirse de algún concepto norma-
3 — Los incisos del art. 1" de la ley 23.992 tivo, seguramente diferiría del significado que se atribuye a tal tér-
/—Los obligaciones controvertidas. mino en el decreto reglamentario de la ley 23.982,
Concepto y alcances de la controversia No parece acertado calificar a la reclamación judicial por su con-
formidad a las leyes vigentes, ya que no aporta nada al concepto y,
El art. r , inc. a), de la ley 23.982 requiere, como una condición al-
por el contrario, tiende a confundir al intérprete. E n este orden de
ternativa de la consolidación de las obligaciones que "... medie o hu-
ideas, no puede saberse si cuando se invoca a las "leyes vigentes" se
biese mediado controversia reclamada judicial o administrativa-
alude a las leyes procesales o sustanciales, o a ambas; tampoco si el
mente conforme a leyes vigentes acerca de los hechos o el derecho
adjetivo "vigentes" se otorga por oposición a las normas derogadas y
aplicable". El concepto se integra con su definición reglamentaria,
si debe entenderse la vigencia en relación con la ley aplicable a ia con-
contenida en el art. 2" del decr.-regí. 2140/91, que le asigna el signifi-
troversia o al momento en que la misma se plantea.
cado de; "Discrepancia actuada respecto a los hechos ocurridos o el
Una interpretación ad pederá literae del precepto conduciría a
derecho que les resulte aplicable, sostenida entre quien se dice acree-
una solución disvaliosa que no puede favorecerse. En efecto, supon-
dor y cualquiera de los órganos o personas jurídicas indicados en el
gamos que un reclamo judicial no fuera hecho conforme a las leyes vi-
art. 2" de la ley. Se considera que ha habido controversia aun cuanto
ésta cesare o hubiere cesado por sentencia judicial o laudo arbitral o gentes (v. gr,, no se hubiera agotado la vía administrativa previa a la
un acto administrativo firme o una trairsacción que resuelva o pre- instancia judicial) y que, a pesar de plantear la defensa correspon-
venga conflictos individuales o colectivos de intereses". diente, el Estado demandado hubiera contestado la demanda y pro-
ducido prueba, encontrándose el expediente a sentencia, ¿acaso po-
La reglamentación se complementa con la mención de la caracte-
dría concluirse por ello que la controversia nacida en ese proceso no
rización de la controversia administrativa, que se concibe como sur-
es suficiente para consohdar la obligación subyacente en el mismo?
gida de la interposición de u n recurso de reconsideración, jerárquico
Parece claro, a m i juicio, que aun en tal hipótesis la obligación ha
o de alzada contra el acto administrativo total o parcialmente dene-
gatorio de la pretensión del administrado, o se hubiere iniciado una quedado consolidada porque, de otro modo, se beneficiarla el uso in-
reclamación administrativa previa a la instancia judicial en los tér- debido de los procedimientos.
minos del art. 30 de la ley 19.549 y, en el ámbito de las empresas o so- E n defecto de esta interpretación, se ha propuesto la alternativa
ciedades que no se rijan por la ley 19.549, cuando se hubiere inter- de plantear la suspensión de los plazos para la interposición de re-
puesto reclamo contra la decisión empresaria total o parcialmente cursos y la promoción de la demanda ordinaria en los términos del
adversa a los intereses del peticionante. art, 25 de ia ley 19.549, como complementaria de una medida caute-
lar de no innovar o de suspensión de la ejecución del acto administra-
Desde otra perspectiva, se califica como controversia judicial al
tivo, argumentándose que parece claro que el inicio de los plazos pa-
conflicto, cuando se hubiere ejercido acción o recurso en dicha sede.
ra recurrir e impugnar judicialmente el acto administrativo consti-
Todavía debería agregarse que la mención "... conforme a las leyes
tuye uno de sus efectos que debería quedar alcanzado por la medida
vigentes..." que adjetivan a la controversia judicial o administrati-
va agrega una causa m á s de confusión para el intérprete, pues no se precautoria, resultando conveniente la explicitación de esta conse-
alcanza a determinar con certeza si tal predicado califica a la contro- cuencia por parte del tribunal al tiempo de decidir sobre su proceden-
versia, al reclamo judicial y al administrativo, únicamente a este úl- cia, extremo que despejaría cualquier discusión ulterior sobre la ma-
timo, o a la discusión acerca de los hechos o el Derecho aplicable. teria y permitiría una elección consciente del ciudadano sobre sus
posibilidades.
870 Fernando R. Garda Pullés Tintado de lo contencioso admin istrativo 871

No es m á s acertado referir la reclamación administrativa a su La crítica a este criterio se presenta evidente, pues deja librada a
conformidad a "leyes vigentes", ya que ello sólo podría determinarse la voluntad del administrador la consolidación o no de las obligacio-
al tiempo de la conclusión del t r á m i t e administrativo, quedando nes que aún no se encontraran controvertidas en ocasión de sancio-
mientras tanto deferido igual beneficio indebido a quien reclamara narse la ley, pues los administradores multiplicarán sus oposiciones
sin sustento legal adjetivo. infundadas a los pagos debidos, para consolidar sus deudas.
La referencia a las leyes vigentes, vinculada a la discusión sobre Una segunda tesis interpretativa postula que la controversia de-
hechos o Derecho aplicable no es m á s beneficiosa. La aplicación de la be existir al tiempo de entrar en vigencia la ley 23.982 o, par a ser más
ley a una controversia sobre hechos y derechos no siempre se agota preciso, el 23 de agosto de 1991, habiéndose afirmado que este crite-
en la norma vigente y mucho menos podría concluirse que, en el su- rio genera una alta dosis de incertidumbre y que, por su intermedio,
puesto de resolverse el conflicto mediante la aplicación de normas se beneficia a los remisos.
derogadas, pero que regulan el caso, ello excluiría a la obligación que Por cierto, el postulado implicaría castigar al acreedor diligente
se reconociera de la consolidación prevista en la ley 23.982. por reclam ar y beneficiar la incuria de quien no lo ha hecho, generan-
Considero que la interpretación razonable del texto obliga a con- do una especie de sanción por el hecho de ejercer el derecho constitu-
siderar el giro "conforme a leyes vigentes" como calificativo formal cional de peticionar a las autoridades. He de postergar el análisis de
de la reclamación administrativa, que alude a la existencia de un este inciso para retornar a él con motivo de los siguientes.
procedimiento de tal carácter, con independencia de que el trámite
iniciado sea o no procedente. A m i juicio, el legislador intentó, con es- ///— El reconocimiento judicial o administrativo y sus efectos
casa fortuna sintáctica, involucrar en el concepto a los reclamos ad- El inc. c) del art. 1° de la ley 23.982 prevé la consofidación de las
ministrativos regidos por la ley 19.549 y otras leyes reguladoras de obligaciones "... cuando el crédito sea o haya sido reconocido por pro-
reclamos especiales en sede de la Administración central o descen- nunciamiento judicial aunque no hubiese existido controversia, o és-
tralizada. Adscribo a esta opinión por cuanto parece corroborada por ta cesare o hubiere cesado por un acto administrativo firme, un lau-
el art. 2° del reglamento ejecutivo de la ley. do arbitral o una transacción".
En realidad, razones de técnica legislativa exigían contemplar, en
//— Oportunidad en que debe existir la controversia el final del precepto, a las sentencias j udiciales entre los actos que po-
En la definición de las obfigaciones controvertidas el legislador drían evitar el origen o hacer cesar l a controversia, juntamente con
acudió a la utilización de los tiempos verbales "medie" y "hubiese me- los actos administrativos firmes, los laudos arbitrales y las transac-
diado" en el examinado inc. a) del art. 1° de la ley 23.982. ciones, sin embargo, ello no obsta ala claridad expositiva de la prime-
En el examen del alcance de esta expresión, podría sostenerse que ra parte.
la controversia debe existir al tiempo de la consofidación de las obfi- La interpretación literal del precepto, que no genera dudas, prevé
gaciones, es decir cuando ocurriera "... su reconocimiento firme en la consolidación de toda obligación que fuera reconocida por senten-
sede administrativa o judicial", según dispone el mismo art. F. Sin cia judicial, laudo arbitral o acto administrativo dictados o a dictar-
embargo, ello implicaría admitir que, después de vigente la ley y has- se, haya o no sido controvertida.
ta el momento del reconocimiento firme en sede administrativa o j u - De lo expuesto debe seguirse, aun adoptando la tesis restrictiva
dicial, la oposición al pago de una obligación que realizara cualquie- expuesta respecto del momento en que debía encontrarse configura-
ra de los sujetos enumerados en el art. 2" del texto normativo, supon- da la controversia y cuya solución he dejado conscientemente en sus-
dría la consolidación de la obligación correspondiente, sin que obsta- penso m á s arriba, que cualquier obligación de causa o título anterior
ra a ello que no hubiera existido controversia al momento de comen- al r de abril de 1991 {fecha que m á s tarde extendería la ley 25.344),
zar la aplicación de la Ley de Consolidación de la Deuda Pública. que resultara reconocida por sentencia judicial (futura o pasada)
872 Fernando R. Garda Pullés Tratado de lo contendoso administrativo 873

quedará consolidada (haya o no mediado controversia), pues estará perado respecto de las obligaciones que fueran reconocidas por pro-
comprendida o por el inc. a) o por el c) del citado art. 1". nunciamiento judicial, todas las cuales quedan consolidadas, haya
Considero que debe aquí asimilarse la situación de las obligacio- mediado o no controversia y cualquiera sea el tiempo de la ocurren-
nes en que no medió controversia con la de las que sí la hubieran te- cia de ésta o de la decisión judicial que las reconozca.
nido, pero no en los términos de la ley 23.982, como sucedería si la ne-
gativa al reconocimiento del crédito ocurriera con posterioridad a la
IV—La conexión con las suspensiones
entrada en vigencia de dicha ley. dispuestas por leyes o decretos de emergencia
Por cierto, si ha de aceptarse por controversia, a los fines de ia con-
solidación, únicamente a aquella ocurrida hasta la entrada en vigen- El art. T, inc. b) de la ley 23.982 dispone que las obligaciones de
cia de la ley, es claro —a m i juicio— que deben considerarse no con- dar sumas de dinero o que se resuelvan en el pago de sumas de dine-
trovertidas —a esos mismos efectos— a las obligaciones que se han ro, de causa o título anterior al 1° de abril de 1991, también s e r á n ob-
puesto en entredicho con posterioridad y que, por ello, no resultan al- jeto de consolidación"... cuando el crédito o derecho reclamado judi-
canzadas por el inc. a) del art. 1°. cial o administrativamente, o susceptible de ser reclamado judicial o
Sé que esta posición supone admitir una suerte de criteilo potes- administrativamente haya sido alcanzado por suspensiones dis-
tativo para la consolidación, toda vez que bastaría que la Adminis- puestas por leyes o decretos dictados con fundamentos en los poderes
tración rechazara todos los reclamos de pago posteriores a la vigen- de emergencia del Estado hasta el 1° de abril de 1991, y su atención
cia de la ley (de obligaciones de causa o título anterior al 1" de abril de no haya sido dispuesta o instrumentada por otros medios".
1991) para que el acreedor deba acudir a la vi a judicial y así logi-ar la Cabe recordar que los decretos de necesidad y urgencia 34, 53 y
consofidación de la deuda. Sin embargo, no es menos cierto que el cri- 383 de 1991, fueron objeto de expresa convalidación por el art. 16,
terio expuesto iguala situaciones similares, a saber, la del acreedor párr. 1°, in fine, de la ley 23.982, por lo que no puede desconocerse su
de causa o título anterior al F d e abril de 1991, cuyo crédito fue recla- jerarquía legislativa. De allí C[ue quepa colegir que el precepto trans-
mado judicialmente y controvertido con anterioridad a la vigencia de cripto en el párrafo anterior se refiere principalmente a las disposi-
la ley, con la de un acreedor similar, que no reclamó su crédito en se- ciones de los arts. 50 a 55 de la ley 23.696 y 1", 2° y 4° del decr. 34/91.
de judicial, y que existen otras disposiciones en el orden jurídico vi- Determinado de tal modo el conjunto normativo básico al que
gente que permiten responsabilizar a los funcionarios públicos en ta- reenvía el inc. b) en examen, cabe destacar que su presupuesto lácti-
les supuestos. co debe entenderse comprensivo de los créditos reclamados o suscep-
Podría criticarse la hermenéutica propuesta indicando que hace tibles de ser reclamados en sede administrativa o judicial, pues la ló-
innecesaria la mención de controversia reclamada judicialmente gica del precepto obliga a concluir que por "susceptible de ser recla-
contenida en el inc. c). No obstante, me parece que esa crítica es in- mado" debe entenderse a aquel crédito que se hallaba en condiciones
fundada, pues este inciso alude a obligaciones controvertidas, sin vin- de ser reclamado judicial o administrativamente durante la vigencia
cularlas a su reconocimiento firme, mientras que el inc. c) sí lo hace. de las suspensiones dispuestas por leyes o decretos de emergencia,
pero que —sin embargo— no fue objeto de reclamación alguna en tal
Por lo demás, la eventual reiteración parcial de supuestos no im-
período, habiéndose pretendido m á s tarde su pago.
plica que corresponda otorgar un alcance distinto al texto del inc. c),
que contempla estrictamente la hipótesis de la obligación reconocida Para arribar a esta conclusión tengo en cuenta que el legislador no
por un pronunciamiento judicial. acudió a la expresión "susceptible de reclamarse", limitando de tal
Sigo sosteniendo, que por imperio de lo establecido en el inc. c) del forma el presupuesto a las peticiones posteriores a la ley, sino que re-
art. r de la ley 23.982, el problema del momento en que debe ocurrir mitió al participio pasado del verbo, haciendo forzoso concluir que in-
la controversia a que da lugar el texto del inc. a) del art. 1°, queda su- tentaba comprender en el presupuesto láctico de la norma no ya a los

56—THATADO DE LO OONTENCÍOSO ADMINISTRATIVO


874 Femando M. García Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 875

créditos futuros, sino también a aquéllos que pudiendo haber sido re- blecidos en leyes o decretos de alcance general o hubiere sido instru-
clamados durante las suspensiones dispuestas por leyes o decretos mentada en títulos públicos...".
de emergencia, no lo fueron, cualquiera hubiera sido el motivo de ello. Por ello, puede afirmarse que el art. 1°, inc. b) de la ley 23.982, in-
cluyó en la consolidación a toda obligación de dar sumas de dinero o
Por lo demás, no puede olvidarse que la suspensión alcanzó:
que pudiera resolverse en el pago de sumas de dinero, de causa o tí-
1. A todos los procedimientos judiciales que tuvieran por objeto el tulo anterior al 1° de abril de 1991, y que fuera o hubiera podido ser
cobro de sumas de dinero contra el Estado nacional (con el al- reclamada administrativamente antes del 1° de julio de 1991, cual-
cance descripto en el art. 1° del decr. 34/91 citado), incluso a los quiera fuera la razón por la que tal reclamo no se hubiera producido,
relativos a ejecución de sentencias, laudos arbitrales y acuer- con excepción de aquellas cuya atención haya sido dispuesta por
das transaccionales o concihatorios, aun los concernientes a otros medios establecidos en leyes o decretos de alcance general o
los juicios mencionados en el art. 54 de la ley 23.696 (arts. 1°, instrumentada en títulos públicos, afirmación que se extiende a toda
decr. 34/91 y 4°, decr. 53/91). obligación reclamada o susceptible de ser reclamada judicialmente,
2. A l a presentación y sustanciación de reclamos administrativos cuyo t r á m i t e haya sido objeto de suspensión, en la sede judicial o en
que tiendan a obtener el cobro de sumas de dinero respecto de la administrativa que la precediera, aun respecto a su presentación.
los organismos mencionados en el art. 1° (art. 2°, decr. 34/91). E l criterio expuesto ayuda a comprender ei alcance del párrafo
destinado a la exclusión de las "... obligaciones corrientes", que sólo
De todo ello se sigue, forzosamente, que todo crédito que hubiera exceptúa de la consolidación a aquellas que no se encontraren alcan-
podido ser reclamado administrativa o judicialmente, entre el 8 de zadas por las situaciones descriptas en los incisos del art. 1°. Esta
enero de 1991 y el 1° de julio de ese mismo año, quedó alcanzado por descripción es perfectamente lógica, ya que las obligaciones corrien-
la suspensión de la presentación de reclamos contenida en el art, 2° tes, por definición, son aquellas que han de ser atendidas por los me-
del decr. 34/91, sin que pueda presuponerse hoy que el hecho de la fal- dios contemplados en la ley de presupuesto anual, extremo que las
ta de interposición de la petición pudiera deberse a la mera voluntad ubica en la excepción en el inc. b) del mismo artículo.
del acreedor y no a la suspensión dispuesta.
Es necesario interpretar, pues, que los créditos que se hallaban en V— El tema de las obligaciones accesorias
condiciones de ser reclamados administrativamente, entre el 8 de
enero y el 1° de julio de 1991, y se fundaban en obligaciones de causa También se produjeron, con motivo de la sanción de la ley 23.982,
o título anterior al 1" de abril de ese mismo año, quedaron consolida- importantes controversias respecto del alcance que correspondía
dos, por imperio de lo dispuesto en el art. T, inc. b) de la ley 23.982. atribuir al inc, d) de su art. 1°, que prevé la consolidación"... cuando
En efecto, la "presentación" de reclamos destinados a la determi- se trate de obligaciones accesorias a una obligación consolidada".
nación o cobro de esos créditos fue alcanzada por la suspensión dis- Las mayores cuestiones se plantearon con motivo de los honora-
puesta por el art. 2° del decr. 34/91 y, por ende, los incluyó en la con- rios profesionales. A l respecto, la Corte Suprema de Justicia, decidió
solidación prevista en el art. 1°, inc. b) de la ley. que: "Los arts. 51 y 54, inc. a) del decr. 1105/89, reglamentario de la
No obstante tal afirmación, el mismo inciso recién mencionado es- ley 23.696 e integi-ante de ella {CSJN-Fallos, 300:516), establecen
tablece una excepción a su alcance omnicomprensivo, cual es que la que los honorarios 'y demás costas procesales' son 'accesorios' del 'ca-
atención de los créditos a que se refiere "... no haya sido dispuesta o pital' sobre el que versa la sentencia y, en lo que aquí interesa, tienen
instrumentada por otros medios...", disposición que debe comple- la misma condición que él. La accesoriedad es el elemento dominan-
mentarse con lo previsto en el art. 49, inc. a) del decr. 2140/91, en te ... Si el cobro del capital ha quedado en suspenso —resolvió el le-
cuanto aclara que "tales ... medios" deben ser o haber sido "... esta- gislador—, lo propio tiene que ocurrir con sus accesorios (v. gr., los ho-
876 Fernando R. García Pullés
Tratado de la contencioso administratiuo 877

norarios) por el solo hecho de que lo sean ... cuando el capital sea in- cíente para crear una norma no contenida en la ley especial cuando
mediatamente cobrable, también lo serán los honorarios y, en caso el régimen de los accesorios se sustenta en principios sustancialmen-
contrario, no lo serán"' te diversos porque la naturaleza de las obligaciones son disímiles.
Como no es método de interpretación recomendable aquel que se Este argumento afirma que las obligaciones accesorias de una
basa en la inconsecuencia o falta de previsión del legislador, debe en- obligación no consofidada deben ser examinadas en forma indepen-
tenderse que al sancionarse la ley 23.982, se tuvo en cuenta el prece- diente de la principal, para determinar si resultan alcanzadas por al-
dente dictado por la Corte Suprema en el fallo parcialmente trans- guno de los supuestos previstos en el art. 1° de la ley 23.982, en cuyo
cripto más arriba. De tal premisa debe seguirse, se afirma, que el tex- caso t a m b i é n quedarían consolidadas.
to del art. 1", inc. d) establece que todo crédito por honorarios que de- La cuestión tuvo diversos pronunciamientos de la Corte Suprema.
rivara de un proceso judicial en el que se reclamara el pago de una Así, se afirmó que si la obligada al pago es titular de un crédito alcan-
obligación consolidada, quedaba consolidado, mientras que, cuando zado por la consolidación y ha optado por pagar en la forma prevista
era accesorio de una obligación no consolidable o que había sido can- en dicha normativa, no le es exigible el cumplimiento de sus obliga-
celada en efectivo por haber sido pagada con anterioridad a la vigen- ciones accesorias en condiciones distintas a las establecidas por la
cia de la ley citada, debía también ser excluido de la consolidación^^. ley 23.982^^. También, que la consolidación alcanza a los honorarios
que corresponden a la tarea profesional cumplida hasta el 1° de abril
Otra interpretación criticó el postulado anterior, rechazando la
de 1991^^, que el crédito por honorarios se encuentra excluido del
accesoriedad de los honorarios, al afirmar que ella no es tal y, por lo
ámbito de la ley 23.982 si su importe es inferior al mínimo previsto
tanto, corresponde establecer si la causa de la obhgación de pagar ho-
por el art. 4°, inc. c) del decr. 2140/91^', que los créditos por honora-
norarios fue anterior o posterior al 1° de abril de 1991, aplicando al
rios de causa o título anterior al 1° de abril de 1991 sólo son consoli-
respecto las reglas de la consolidación.
dables si acceden a una obhgación principal alcanzada por ese régi-
También se afirmó que la primera de las tesis no explica adecua-
men ya que la propia ley ha condicionado ese efecto para las obliga-
damente la independencia que adquieren las obfigaciones cuando
ciones accesorias a la circunstancia de que se encuentre consolidada
fenece la principal y mantiene su vigencia la accesoria, como tam-
la obligación principal a la que acceden^^, que no es aplicable el régi-
bién se desentiende de los privilegios establecidos a favor de los abo-
men de consofidación de la deuda pública si los trabajos que origina-
gados en la ley arancelaria y da lugar a prácticas que desnaturali-
ron los honorarios reclamados responden a tareas cumplidas ínte-
zan la solución.
gramente con posterioridad a la fecha de corte^^, entre muchos otros.
Se esbozó más tarde ima cuarta teoría, a partir de sostener que el
art. r , inc. d) de la ley 23.982 establece una afirmación (la consolida- Reconozco que los fundamentos para la adopción y la crítica de ca-
ción de las obligaciones accesorias a una obligación consolidada) de da una de las diversas posiciones interpretativas antes expuestas
la que no puede extraerse que no sean alcanzadas por esa consofida-
ción las accesorias de las obligaciones no consolidadas, ya que la ley
nada dice a su respecto, argumentándose que si bien es principio del 25 CSJN, 27/8/93, ED, 157-480.
Derecho que "lo accesorio sigue a lo principal", ello no resulta sufi- CSJN, 20/12/94, "Figueroa, Julio c. Buenos Aires, Provincia de", RepED, 29-29,
sum. 74.
2 ' CSJN, 13/6/95, "El Hogar Obrero Cooperativa de Consumo c. Dirección Nacio-
Causa "Videla Cuello, Marcelo, sucesión de c. La Rioja, Provincia de s/Daños y nal de Propiedad Industrial", RepED, 30-29, sum, 58,
Peijuicios",£:D, 142-118.
2^ CSJN, 30/4/96, Dirección Nacional de Vialidad c. Cervecería y Maltería Quil-
2-* Ver CNFed. Cont. Adm., Sala IH, 15/12/93, "Publietti, Guillermo c. Dirección mes,RepED, 31-568, sum. 126,
Nacional de Vialidad", inédito; ídem, 13/5/93, "Betitto de Olivera, Leonor c. Ministerio
de Defensa", inédito. 2' CSJN, L'4/97, "M,C.B,A. c. Ferrocarriles Argentinos", CSJN-Fallos, 320:386.
878 Fernando R. Garda Pullés Tratado de lo contencioso administrativo 879

hacen realmente difícil encontrar la solución m á s razonable y que, si VI — Exclusiones


bien el criterio de seguir estrictamente las reglas de las obligaciones
principales y accesorias permite una regulación m á s ciara de los con- E l art. 1° de la ley 23.982 excluyó de la consolidación a las obliga-
flictos que pudieran suscitarse, no lo es menos que la admisión del ciones que correspondan a deudas corrientes, aun cuando se encuen-
principio no surge estrictamente del texto legal, que la unificación de tren en mora, excepto las comprendidas en alguno de los incisos an-
regulación para créditos de distinta naturaleza —como sería el caso teriores y las de naturaleza previsional.
de las obligaciones de hacer y de dar sumas de dinero—• se vuelve dis- El art. 2°, ap./)del decr. 2140/91 definió, a su vez, a las deudas co-
cutible y que, en algunos casos concretos, la aplicación de esta doctri- rrientes como aquellas nacidas de acuerdo a las previsiones origina-
na puede llevar a resultados injustos. les por la ejecución normal de los contratos celebrados regidarmente
Apesar de todo ello, entiendo que el principio de la accesoriedad es por cualquiera de los órganos o personas jurídicas comprendidos en
el que en mejor medida se compatibiliza con el espíritu de la ley, por- el art. 2° de la ley, que tuvieren o hubieren tenido ejecución presu-
que estimo que si el legislador hubiera previsto como necesario que puestaria, incluyendo a las derivadas de la ejecución anormal de los
determinados créditos quedaran excluidos de la consolidación, tam- contratos en curso de ejecución o del desequilibrio de sus prestacio-
bién debió admitir que sus accesorios hieran exceptuados, especial- nes, cuando dichos reconocimientos sean imprescindibles para posi-
mente cuando lo hizo respecto los accesorios de las obligaciones con- bilitar la continuidad de las obras, suministros o sei-vicios, según la
solidadas para imponer su consolidación. resolución fundada del ministro del ramo o del secretario general de
En este orden de ideas, resulta oportuno recordar que la Procura- la Presidencia de la Nación, a ser dictadas de conformidad con las
ción delTesoro de la Nación, al referirse al dictado de los decrs. 34,53 normas que resulten de aplicación y las obligaciones del Instituto
y 383 del año 1991, sostuvo que "... es jurisprudencia pacífica de la Naciona] de Reaseguros (INDER) Sociedad del Estado, derivadas de
Corte Suprema de Justicia de la Nación, que la inconsecuencia o fal- convenios de corte de responsabilidad por reasegin-os activos con ce-
ta de previsión no pueden suponerse en el legislador y que por ello dentes del exterior
las normas deben interpretarse de modo de no poner en pugna las En lo que se refiere a la reglamentación del concepto "otros me-
unas con las otras y procurando la obtención del sentido que deje a dios" —contenido en la parte final del art. Y, inc. 6)— el art. 4" del
todas con valor y efecto {CSJN-Fallos, 304:794, entre muchos otros). decr, 2140, aclaró que debían entenderse por tales a los"... estableci-
Este criterio debe a mi juicio también considerarse referido a la j u - dos en leyes o decretos de alcance general..." o que hubieren sido ins-
risprudencia de nuestro m á s Alto Tribunal, ya que al sancionar una trumentados en "títulos públicos" y agregó que, cuando l a instru-
disposición normativa, no puede válidamente —como método inter- mentación de la deuda corriente hubiera sido en títulos ciiculatorios
pretativo— suponerse que el legislador no ha tomado en cuenta los incausados, esas obligaciones excepcionarán a la consolidación, en
fallos de la Justicia relacionados con la materia que ha de regular. tanto los acreedores acepten su pago con los medios que disponga el
Desde esta perspectiva, ha de concluirse que el Poder Ejecutivo Na- Ministerio de Economía y Obras y Sei-vicios Púbficos, y que se consi-
cional, al sancionar el régimen instaurado por los decrs. 34/91 y sus d e r a r á n corrientes y exceptuadas de la consolidación, las acreencias
modificatorios no podía desconocer los fallos dictados por la Corte contempladas en el inc. b) y siguientes del art. 7°en tanto no superen
Suprema de Justicia, 'Fiscalía de la Provincia de Buenos Aires c, Fa- los dos millones de australes.
biicaciones Militares' y 'Videla Cuello Sucesión c. La Rioja, Provin-
E l tema se relacionaba con la necesidad de excluir el giro corrien-
cia de'" 30.
te de la actividad estatal y administrativa, entendiéndose por tal a la
ejecución normal de los presupuestos que se hubieran aprobado, co-
mo también el cobro de los títulos circulatorios incausados y obliga-
Procuración del Tfesorode la Nación, Dictámenes, 197:30. ciones de menor cuantía.
880 Tratado de lo contencioso administrativo 881

El pr(íblema que plantea la lectura del párrafo referido a las deu- dinero o se resuelva en una obligación de dar sumas de dinero;
das corrientes, contenido en la ley 23.982, está dado por la cesación de h) que su causa o título sea anterior ala fecha de corte; c) que se
la excepción cuando estas deudas corrientes quedaran comprendidas encuentre alcanzada por alguno de los incisos contenidos en el
en alguna de las situaciones enunciadas en los incisos del art. 1°, pues art. 19 de la ley.
si como se ha sostenido más arriba, debe concluirse en la compren- 2. La discusión que puede generar el art. 1°, inc. a) de la ley 23.982,
sión de la totalidad de las obligaciones de dar sumas de dinero o que relativa al momento en que debe haber ocurrido u ocurrir la
se resuelvan en el pago de sumas de dinero, de causa o título anterior controversia queda superada por la apficación coordinada de
al r de abril de 1991, cabría colegir también que todas las obligacio- las previsiones de los demás incisos del mismo artículo.
nes corrientes han quedado consolidadas y que la definición del de-
creto reglamentario contradice el espíritu de la ley. 3. Las obligaciones reconocidas judicialmente que r e ú n a n las
condiciones previstas en el párr. 1° del art. T se consofidan, me-
El caso encuentra solución cuando se examina el apartado final
diara o no controversia al respecto.
del inc. 6) del artículo de marras. En efecto, la excepción allí contem-
plada para aquellas obligaciones cuya atención hubiera sido dis- 4. Las obligaciones que r e ú n a n las condiciones previstas en el
puesta o instrumentada por otros medios, permite deducir que el le- párr. 1° del art. 1° de la ley, que hubieran podido reclamarse en
gislador consideró explícitamente excepcionar a las deudas corrien- sede administrativa, entre el 8 de enero y el 1° de julio de 1991
tes, pues en la propia ley disponía un medio diverso de cancelación. se consolidaron. Tal conclusión es independiente de la existen-
De lo expuesto se sigue que las obligaciones corrientes sólo podrán cia o no de controversia o del momento en que ella se hubiere
quedar excluidas de la consolidación cuando no constituyan la hipó- producido.
tesis de controversia (del inc. a), o de reconocimiento por pronuncia- 5. La obligación de pagar los honorarios derivada de un proceso
miento judicial (del inc. c), o de accesoriedad (del inc. d), y su atención en el que se reconoció el derecho al cobro de una obligación con-
fuera dispuesta por otros medios dispuestos en leyes o decretos de al- solidada, se h a l l a t a m b i é n consofidada, cualquiera sea el tiem-
cance general, entre los que cabe situar al decr. 2140/91. po en que se hubieran reahzado los trabajos profesionales. De
ello, no se sigue necesariamente que la obligación accesoria a
4 — Las previsiones de ia iey 25.344 una deuda no consolidada quede excluida de la consolidación,
La ley de emergencia 25.344 impuso una nueva consofidación de aunque t a l conclusión pareciera la más razonable.
la deuda pública, a cuyo efecto dispuso una nueva fecha de corte (el 1° 6. Sólo pueden quedar excluidas de la consolidación aqueUas
de enero de 2000), consideró de modo ambiguo si la nueva consolida- deudas corrientes que no hubieran sido objeto de controversia
ción habría de contener incluso a las obligaciones consofidadas, que administrativa o judicial, o que no hubieran sido reconocidas
m á s tarde se previo por decreto, y reenvió en general a las disposicio- por un pronunciamiento judicial, n i fueren accesorias de una
nes de la ley 23.982. Estas circunstancias obfigaban a extenderse en obhgación consolidada, y en tanto su atención hubiera sido dis-
el examen de dicha ley, ultraactiva a través de estas disposiciones ho- puesta por leyes o decretos de alcance general, debiendo enten-
diernas. derse comprendido entre estos últimos el decr. 2140/91.

c—Conclusiones 7. Las disposiciones de la ley 25.344 hacen aplicables los conte-


nidos de la ley 23.982, con la excepción de la fecha de corte y los
De todo lo expuesto puede concluirse que; preceptos relacionados con los nuevos títulos creados para el
1. La consolidación de una obligación exige el cumplimiento de pago de tales obligaciones, por lo que correspondería conside-
tres recaudos: a) que se trate de una obligación de dar sumas de rar como vigentes a las conclusiones antes expuestas.

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