Está en la página 1de 32

1

"Taehyung, el chico muro, nació a partir de una secuencia de


imágenes, música, sentimientos encontrados y de aquella
búsqueda necesitada de una identidad. Nació como un grito
desesperado de cambio y un desborde de escenas apiladas en mi
cabeza, queriendo ser mostradas al mundo.

Con The wall de Pink Floyd de fondo, cuando Hey You solo
retrataba la angustia en el interior de la humanidad y mi alma, me
dispuse a sacar todo en párrafos y diálogos.

Taehyung el chico muro, nació en el final, en el punto final en


donde nada advertía el conocimiento de un futuro y sin saberlo,
creó su propio comienzo. El comienzo de una gran aventura y un
sueño cumplido, tras escenas cómplices y divertidas. Significó un
suspiro de alivio y también, generó felicidad..."

Taehyung es amable, jodidamente elegante, no acostumbra


correr y sus pasos siguen el ritmo perfecto de todos sus
movimientos.

Me gusta observar a las personas, distinguir y examinar detalles


característicos que las hacen únicas, como la forma de andar y el
aura que desprenden. Taehyung ha sentado una personalidad sólida
y distinta, no se trata del típico chico misterioso y rudo que las
novelas juveniles aman describir. Taehyung es más humano en el
sentido de que no planea generar esta impresión, porque es natural.
Sin notarlo, sin saberlo, es su aura la que desprende esa atención
sutil que le diferencia de los demás y la que justamente atrae a
Jungkook desde el primer día. Jungkook no ve en Taehyung el
misterio, sino el reto que significa.
No sonríe, no, no hace muecas, no muestra ni la más mínima
expresión, nunca nadie le ha visto hacerlo y conserva su gran
atractivo. Su perfil pareciera haber sido esculpido por un ente
divino y su piel, tan tersa y perfecta a la vista, que sin duda, ha
enamorado a varias y varios de sus compañeros.

Jungkook pudo haberse enamorado del atractivo de Taehyung en


un comienzo, pero lo que le impulsa a seguir intentado, además del
reto que significa, es la curiosidad. Una curiosa necesidad de
obtener algo que probablemente no está ahí y que solo una ligera
esperanza mantiene el positivismo. Una sonrisa, aquella que no
está. Una mueca, aquella que no está. Una expresión, una maldita
que expresión que jamás estará. Una necesidad de ser el primero en
descubrir esa sonrisa, esa mueca, ¡esa expresión! ¡Que podrían
estar!

Necesidad que de algún modo, se convierte en amor. Necesidad de


amor. Amor a base de necesidad.

Es casi imposible creer que tiene amigos pues parece algo


incómodo tener una conversación con alguien que... no
demuestra emociones y es más imposible creer que ha tenido
varias parejas, todas ellas en relaciones cortas justificadas con
el típico: "Taehyung no tiene sentimientos".

Taehyung no tiene sentimientos. Nadie tiene sentimientos después


de que te rompen el corazón. Las personas que vienen después de
rompimiento, tampoco tienen sentimientos. Es un mundo sin
sentimientos, porque él es el chico sin emociones. Nada nuevo.

La gente dice que es un robot, otros dicen que es un ángel, otros


que es un engreído y demás, pero nadie se ha preguntado sobre
la historia de fondo, nadie conoce a Taehyung más allá de lo
que se ha dicho y aunque la gente lo ha intentado, él es como
un muro inaccesible, un muro que nadie ha podido tocar.

Curiosidad. Reto. Necesidad. Amor. Jungkook siendo ingenuo.

Y Luego está Jungkook, con las hormonas jugando con su


razón y con el enamoramiento prematuro que sintió al saber de
Taehyung. Porque Jungkook con sus 19 años de edad jura que
nunca había sentido tanta curiosidad y necesidad de hablar con
alguien. Está dispuesto traspasar ese muro porque quiere ver
qué hay tras de él, quiere saber si hay una sonrisa detrás de
Taehyung, el chico muro.

Valentía.

—Introducción.

—La crema levantó... ha de ser porque estás tan bueno que ni


ella pudo resistirse.

Todo el asunto era muy gracioso.

Hasta que escuché algo maravilloso, Taehyung había reído,


creo que por dos segundos, pero vaya dos magníficos segundos,
alcancé a ver su rostro, sus labios formaron una sonrisa
preciosa, rectangular y brillante.

El corazón se me quería salir del pecho.


—Capítulo 20 de la primera parte; Taehyung sonríe.

"Taehyung, el chico muro. Es la parte inicial de una historia de


amor divida en tres capítulos importantes, es la primera fase en
una relación. Por eso no se muestra una boda o quizá, la expresión
máxima de mi percepción del amor. Es simple y llanamente, un
experiencia fresca y dulce."
2

"Jungkook, el chico tonto, habla de la añoranza del amor no


correspondido y de los finales felices de fantasía. Donde la
idealización y la devoción que produce aquella añoranza, puede
lastimar cuando se pone los pies en la tierra. Nació con un fondo
sencillo, basado en los pequeños detalles que nunca son notados y
que hacen de la vida, una obra entera de escenas principales y
secundarias.

Tal vez Jungkook el chico flor sea una obra llena de escenas
secundarias y principales, que abordan temas profundos en
escenarios sencillos y de los cuales nadie es muy valiente de
hablar. De fondo también lleva una protesta social y un mundo de
fantasía al notar en la realidad, algo de tristeza.

Porque después de todo Jungkook nunca fue tan tonto como se


esperaba y Taehyung no era el típico riquillo idiota como se
entendía".

Jungkook es un chico tonto que vive enamorado de Taehyung.

La primera vez que estructuré la personalidad de Jungkook, pensé


en la historia de fondo. Tarde se sabe de las razones por las que
Jungkook decide declararse a Taehyung y aún más insistir de esa
manera. Por lo que quitando esa verdad, uno puede llegar a pensar
que ese actuar es tonto y hasta ridículo, claro. Ese fue el punto,
justo ese fue el punto detonante y fue el impacto que quise generar
al escribir el primer capítulo y revelar la verdad en el capítulo 0.
También pensé que el amor nos hace un poco más tontos y si bien
Jungkook tenía una historia de fondo, también estaba enamorado.
Así que probablemente, era tonto de una o cualquier manera.
Taehyung también, sin duda.

El amor es tonto, pensé, entonces el título surgió y la historia cobró


viva. ¿A base de qué? Bueno, a base de una tontería.

Taehyung es el chico más rico y popular de la universidad, que


odia a los tontos.

Entonces el meollo del asunto empieza con simples descripciones


marcadas.

—Escucha Jungsook o como te llames, jamás vas a llegar a


gustarme, ¡piérdete!

Hay un gran vacío y dolor en el pecho de Taehyung, por ende, una


coraza que pretende protegerle de sensaciones y sentimientos
nuevos que pudieran generar más dolor o llenar sitios intocables.

Es como una simple reacción al dolor, como una reacción por


instinto. Si oprimes la herida, nunca dejará de doler, pero si la
dejas, evitará la sensación y por supuesto, nunca dejará de doler.
De ese modo, ¿era necesario buscar una cura?

—Introducción.
La ventana corrediza se fue abriendo lentamente y Jungkook
salió hacia el balcón. Mis piernas estaban adormecidas, pero
como pude logré levantarme.

Él se encontraba cubierto por una pequeña manta que cubría


sus hombros y se dejó caer sobre el suelo con lentitud. Solo su
cabecita podía verse desde arriba y a juzgar por la tenue luz
que provenía de la habitación, pude ver cómo su rostro estaba
apagado, manteniendo una expresión triste. Me miró, solo a mí,
esperando a que dijera algo o tal vez nada.

Aquí lo tienes, querías verlo y lo estás viendo.

—Eres precioso. —Solté al fin, mi voz estaba quebrada, pero lo


suficiente lucida como para poder ser entendida.— Eres el más
precioso...

Nuestros ojos no se separaron en ningún momento. Él no


respondió ni tenía las intenciones de hacerlo.

Levanté mi brazo derecho, donde mi reloj marcaba las dos de


la mañana. Terminé por dejar caer mi mano y meterla dentro
de mi bolsillo, una vez supe la hora exacta.

—Siento... haberte levantado tan tarde, ya son las dos de la


mañana. Fui muy escandaloso, ¿verdad?

Jungkook asintió con un ligero movimiento de cabeza, seguido


de una pequeña sonrisa sobre sus labios.

Segundos después, la policía llegó.


—Fin de la primera perspectiva de la primera parte; "Eres
precioso".

"Jungkook, el chico tonto. Es la segunda parte de una historia de


amor divida en tres capítulos importantes, es la segunda fase en
una relación. Tiene un final de significado maduro, en el sentido
de tomar más compromisos y responsabilidades en pareja, pero
aún así siendo reflexiva en ese aspecto, no asimila la expresión
máxima de mi percepción del amor. Es simple y llanamente, una
experiencia quimérica y a la vez madura."
3

"Jungkook el chico flor nació bajo la tormenta y creció entre los


estragos del dolor. Jungkook, el chico de flor es nostalgia,
memoria y ausencia. El momento exacto en donde los pies tocan la
tierra mojada y el sol no brilla tanto como aparenta. Jungkook es
frío y añoranza de calidez.

Pero también es la muestra exacta de mi definición de valentía y


amor. Así, lleno de errores, lleno de imperfecciones, rotos, heridos,
dañados, fallidos, inexactos, como todo. No hay finales, porque el
final de una vida no se termina al casarse o al ser feliz
temporalmente. Sino con la naturaleza inherente al ser humano,
contada en capítulos y versos salidos del alma, que reflejan una
historia de muchas que aún no han sido escritas.

Jungkook el chico flor es igual a todas las historias contadas y


jamás escritas, por eso es diferente, llena de vida y de sucesos
inspirados en aquello que nadie cuenta a seguido, sucesos sinceros
de vida y muerte."

Planté tu semilla dentro de mi corazón,

te protegí del frío, te di calor,

acaricié tus sueños, soñé con ellos.

te hice parte de mi alma, fuiste yo en mi ausencia.


Con añoranza, a todas las personas que me amaron y que amaré
eternamente.

Floreciste en mí,

extendiste tus raíces en mi pecho;

como quien nace amando su lecho,

ocupando cada espacio de mi alma,

siendo mi todo donde nunca hubo nada.

Pensé mucho en el sentido de la ausencia, pensé en la ausencia en


esencia y en la ausencia siendo nada. De algún modo, la ausencia
acompañada de algo dejaba de ser. Buscando su sentido la perdí,
buscando su esencia no la encontré y quizá, en la nada, sin buscar
nada de ella, regresó, para recordarme que eso es justamente lo que
ella es. Nada. Vacío, no, solo nada, pero parecida al vacío, aunque
realmente, realmente no sea eso.

Sin embargo, la añoranza y la ausencia, se llevan muy bien, no son


similares, no piden mucho y se complementan. Ninguna
desaparece en la compañía de la otra y aunque a ambas les hace
falta algo, continúan en la nada. La añoranza espera, la ausencia
sabe que ha perdido.
[...]

Un día descubriste que el cielo

no era el límite, sino el comienzo

y confundiste mi amor con cautiverio,

cortaste tus raíces para escapar,

arrastraste mi corazón en tu camino,

dejando huellas rotas de lo que fuimos

y mientras tú huías lejos buscando ser feliz,

yo agonizaba lentamente intentando salvarte.

Extracto de mi poema sobre los malos. Dirigido para muchas


personas, pero sobre todo para mí.

Te marchitaste esperando la felicidad,

yo morí

esperándote.
Felicidad. Espera. Añoranza. Ausencia. Muerte. Pérdida.

Pérdida. Muerte. Ausencia. Añoranza. Espera. Felicidad.

Duda.

—Primera parte.

Abrí la mochila lentamente, de la cual saqué una hermosa flor


blanca que por supuesto se la entregué. Él la dejó sujeta en una
de sus orejas tras aspirar su dulce aroma. Después saqué
aquellas esposas metálicas, cuyo extremo aseguré en mi
muñeca y el restante en la de Jungkook. Callamos ante la
admiración de lo que estábamos a punto de hacer, pero aún así
nuestros dedos se entrelazaron uno al otro con fuerza,
dispuestos a no soltarse jamás.

¿Qué hay del sentido de la muerte para nosotros? El sentido de


la muerte no era más que vida, vida siendo reiniciada para
alcanzar la eternidad. El amor era infinito, nuestro amor
también. Duraría para siempre, eternamente, infinitamente.
Abandonaríamos el pedazo de materia llamado cuerpo,
limitante de la infinita capacidad que rebasaba lo humano y
liberaría nuestras almas, donde seríamos la misma eternidad,
carente de dolor y podríamos amarnos sin finales o pausas. Fue
de esto último, de lo que Jungkook y yo hablamos ayer.

Dejé caer la mochila, cuyo interior llevaba las llaves de las


esposas, que nadie podría encontrar, pues ante nuestra atenta
mirada fue desapareciendo en la profundidad de las ligeras
olas danzantes.

—¿Estás asustado?

—No... ya no.

—Tampoco lo estoy.

Hablamos en susurros, para que ambos fuéramos los únicos


que podríamos escuchar nuestras propias palabras. La radio
tocó de nuevo aquella canción melancólica que fue al compás
del beso en el cual nuestras bocas se unieron. Nuestros
corazones empezaron a latir fuertemente, anticipando el
descubrimiento del momento indicado.

—Te amaré eternamente, Taehyung.

—Te amaré eternamente, Jungkook.

Nos besamos una vez más, bajo los rayos cálidos del sol sobre
nosotros, dándonos el calorcito que necesitábamos para dejar
de temblar. Entonces cuando la canción se detuvo, nos dejamos
caer al abismo de aquel vacío llamado muerte, que nos inundó
de esperanza al recibirnos entre sus brazos. Nunca solté su
mano y jamás soltó la mía, fuimos y seríamos uno para siempre,
durante la eternidad de finales ausentes y comienzos infinitos.
—Capítulo final del epílogo; "Eternamente".
"Jungkook, el chico flor. Es parte final de una historia de amor
divida en tres capítulos importantes, es la fase final en una
relación. Asimila la expresión máxima de mi percepción del amor
y el sentido de la vida. Jodidamente imperfecta, fallida y errónea,
así, justo así como la existencia. Humanidad. Significa sinceridad
y, sobre todo, alma. Alma."
4

[El capítulo a continuación, es la versión original del capítulo


21/4ta parte. Versión que no fue publicada y que pudo serlo de
no ser por la versión que la reemplazó.]

—No llegaremos muy tarde a casa, ¿cierto?

—Lo dudo, tenemos mucho qué hacer mañana, amor.

—Vale.

Jungkook esbozó una sonrisa cuando yo besé sus labios antes de


salir hacia el pasillo y continuar con nuestro recorrido hacia aquel
lugar. Vale, después de haberlo pensado por más de una hora tomé
la decisión de ir a la fiesta. Pensé que no dejaría que mi juventud
se marchara hacia mi corazón y que todavía la mantendría sobre
mis huesos debajo de cada parte de mi cuerpo, muy ligada a lo que
era yo.

Obviamente las cosas serían algo diferentes, estaba llevando a


Jungkook conmigo y no tenía planes distintos a los de pasarlo bien
a su lado. Por supuesto no sería el anfitrión porque había dejado las
carreras hace mucho y no tendría bebidas gratis solo por cortesía,
tampoco iría a coger con cualquiera que se subiera sobre mis
piernas, claramente no —con excepción de mi novio, obvio—.
Solo pensaba ir, disfrutar de lo que siempre me apasionó y
disfrutaría junto a mis amigos, después de todo, ellos formaron y
todavía forman parte de mi vida en algún sentido.
Llevé a mi novia conmigo. Reí por lo bajo al mencionarlo, en serio
solía decir que mi motocicleta era mi novia sin avergonzarme,
joder, qué huevos tenía. Jungkook podría golpearme si lo
mencionaba alguna vez. Olvidé el asunto una hora después cuando
una de mis piernas se durmió poco antes de llegar, no entré en
pánico, no se trataba de la edad, obviamente el uso constante del
auto y mi costumbre con él, me ha hecho algo sensible al brusco
panorama que ofrecía la motocicleta. Ay, mis mejillas están frías.

Eran alrededor de las nueve cuando me estacioné en la esquina más


cercana. Supuse que la fiesta todavía no había empezado como
debería ser, porque recordaba que toda la diversión comenzaba
cuando el reloj marcaba las doce y yo estaba lo suficientemente
ebrio como para follarme a dos chicos con toda la energía y sin
derramar ni una gota de mi cerveza. Jungkook me mataría si
escuchara mis pensamientos ahora mismo, joder, realmente era un
tipo difícil antes.

Jungkook sujetó mi mano y recorrimos el callejón a oscuras hasta


vernos iluminado por la luz de la puerta trasera del lugar. Ingresé
con confianza y con emoción, porque muchos recuerdos se
aglomeraron en mi cabeza. Recordé todo el orgullo que recorría por
mis venas después de haber ganado una carrera, sabiendo que la
fiesta llevaba mi nombre y que cada "salud" era acompañado de un
"por Vante". Jungkook me siguió, esbozando una sonrisa al
contemplar la mía.

Mi ánimo se transformó cuando vi a muchos tipos sobre el suelo,


dormidos sobre su vómito. No recordaba que esas cosas sucedieran
tan temprano, bueno, tal vez no todo resultó tan fácil para ellos hoy.
Continuamos recorriendo el pasillo ligeramente iluminado hasta
hallar la pista de baile repleta de gente empujándose entre sí,
fingiendo seguir una coreografía mal dibujada. Me hice espacio en
el lugar vacío de la pared que dirigía hacia los sofás del fondo, cerca
de la barra.
—¡Vante, bro! —El grito retumbante de Mark dañó mis oídos más
que la música a todo volumen.

Todos giraron a verme con curiosidad y mis amigos se levantaron


para saludarme. No esperé tal recibimiento, al menos no después
de aquella desastrosa carrera, sin embargo los chicos me guiaron
hasta un sofá y me empujaron cariñosamente, como si todo hubiera
quedado olvidado. Vale, yo no era un tipo rencoroso y ya todo
había quedado en el olvido.

Jungkook se sentó tímidamente a mi lado, saludando con una


reverencia a todos aquellos que se acercaban para hablarme.

—¡Una cerveza para Vante!

Mark tocó mi cuello con confianza y logré percibir su aliento


repugnante de cerveza combinada con... asquerosidades. Mierda,
¿desde cuándo me he vuelto tan sensible a los olores?

—¿Cuánto llevas bebiendo, bro?

—Dos días creo... —Mark retrocedió dos pasos y miró a Jungkook


por algunos segundos, antes de levantar su mano en señal de
saludo, que por su puesto fue correspondido con una reverencia.

Una de las chicas me regaló una sonrisa coqueta cuando trajo para
mí una cerveza e hizo el intento de sentarse sobre mis piernas.
Torpemente me moví de lado dirigiendo mi mirada perdida a otro
sitio. Mi novio golpeó mi mano de manera disimulada haciéndome
notar su molestia, yo alcancé a levantar los hombros en señal de no
saber exactamente qué es lo que había sucedido y que
evidentemente yo no tenía nada qué ver con eso.

—Gracias —susurró Mark, recibiendo la cerveza que


posteriormente me extendió—, bro.

—Eh... no gracias.

—Toma mierda —dijo entre risas, tratando de pasármela. Los


chicos también rieron al ver la situación. No, yo no estaba
bromeando.

Comencé a ponerme nervioso ante el silencio de Jungkook, pues


sentía cómo su mirada profunda se colaba por mi nuca. No
necesitaba oír ni una sola palabra suya para saber que él no
aprobaría aquello y yo no estaba dispuesto a aceptar dicho
ofrecimiento.

—No bro, es que mañana trabajo —aclaré con voz alta, para que
mi novio escuchara.

—No te hagas el tonto, Vante —dijo uno de los chicos poco antes
de terminar su botella de un sorbo.

—En serio, es que mañana tengo trabajo y si llego mal van a


despedirme —y Jungkook va a matarme.

Mark viró los ojos y comenzó a alejarse, desapareciendo entre la


multitud de gente en la pista.
Me sentí algo avergonzado por sus sonrisas burlonas e incrédulas.
Si llegaba ebrio podrían llegar a despedirme, porque además de
faltar a las reglas, dentro de las exigencias estaba el hecho de cuidar
muy bien de nuestra salud para siempre tener una imagen perfecta.
También se lo prometí a Jungkook quien se preocupaba mucho,
porque después de beber comenzaban los dolores de cabeza y de
estómago, que ya había dejado hace un buen tiempo.

—Ah es cierto, eres modelito, ¿no?

—Bueno...

—Sí, sí —se apresuró a gritar Jack cuando se acercó hacia nosotros.

Me levanté para saludarle con un abrazo tosco pero varonil,


después él se dejó caer sobre el sofá, saludando a gritos a Jungkook
y a las chicas a los costados.

—Me masturbo con las fotos de las modelos —dijo "Five" con
alegría, resaltando su tono ebrio— y con las tuyas me la limpio.

—Serás cabrón.

Todos estallaron en risas, yo también lo hice, pero no con toda la


naturalidad, porque... joder, había trabajado duro por esa revista,
en realidad, todos habíamos trabajado duro en eso.

—Ya, olvídalo. ¿Quién es él? Creo que haberle visto una vez...

—Oh, él es Jungkook.
—Viniste a algunas carreras con él, ¿no?

—Oh sí, antes.

—Sé que él quiere regresar a las carreras, ya déjalo.

—Jejeje.

Ya sabía a qué venía el tema y realmente no tenía intención de


regresar a las carreras, al menos no por ahora, hay mucho trabajo,
es peligroso, debemos buscar las maneras de adoptar a nuestro
bebé, luego está la boda, mucho por hacer...

—Mañana hay una carrera en la carretera vieja, ven.

—Tengo trabajo, chicos.

—Es en la tarde, bro —interrumpió Jack, jalando mi hombro.

—Sí, pero trabajo todo el día, no podré.

—¿Qué mierda ha pasado contigo, eh? —preguntó Five


levantándose del sofá para saludar a los que iban ingresando.

Entonces cuando levanté la cabeza reconocí a Dongsun a menos de


dos metros de distancia, terminando de cruzar algunas palabras con
los chicos antes de reconocerme. Desvié la mirada para evitar una
conversación, sin embargo él ya había tomado el puesto vacío de
Five que se encontraba a mi lado.
—Vante.

—Hola...

Jungkook sujetó mi brazo de manera delicada, haciéndose notar.


Noté su mirada molesta y sentí su tensa posición. Mierda, Dongsun
tenía que aparecer en ese instante...

—No te vi hace mucho, ¿cómo has estado?

No ha cambiado, sigue siendo el mismo, tan bonito y pequeño


como la primera vez que nos conocimos en la fiesta de Jack, en
donde... bueno, cosas del pasado.

—Bien, gracias. —¿Qué debería hacer? ¿Irnos? Jungkook se veía


molesto.

—Pensé que me llamarías "esa" noche y no fue así, todo sucedió


muy rápido y no entendí lo que estaba sucediendo con...

—Dongsun yo...

Bueno, esa noche estaba muy enojado conmigo mismo y llevé a


Dongsun y... ¿a una chica? Joder, ese día herí a Jungkook. Pensé
que iba a perderlo para siempre, quise volverme loco. Eso regresó
mi ira contra ese hijo de puta de Suga que intentó arrebatarlo de mi
lado.
—¿Nos disculpas? —preguntó Jungkook, levantándose de su lugar
y llevándome consigo, sujetando mi diestra y jalando de ella hasta
el pasillo colindante con la salida.

Creí que él definitivamente pensaba marcharse, pero se detuvo a


mitad del camino, en donde pudiéramos hablar sin tener que gritar,
al menos no tan alto. Entonces se giró y me observó con esos ojos
redondos, tan hermosos, que mostraban inconformidad ante lo
sucedido.

—Bebé...

—¿Sigues teniendo contacto con él?

—Claro que no, ni siquiera sabía que él estaría aquí.

—Es que te habló de una manera...

—El único que importa en mi vida eres tú, bebé.

—Tae...

—¿No crees en mí? ¿Vamos a pelear por algo como esto?

—Lo siento.

—Está bien, solo olvidémoslo.


Sus labios dejaron escapar un suspiro que chocó en contra de mi
barbilla, lo que sin duda provocó un deseo profundo de robarle un
beso. Nuestros ojos se hallaron en un momento exacto, donde casi
por inercia mis labios alcanzaron a los suyos y nos perdimos bajo
la retumbante música atravesando nuestros oídos, manteniéndonos
alejados de todo.

Sus manos resbalaron por mi cuello, aferrándose al final en mis


hombros. Las mías tomaron posesivamente su cintura para atraer
su tembloroso cuerpo al mío, con la intención de avivar el calor
naciente al contacto. Jadeante y deseoso de más, le empujé en
contra de una las paredes que sirvió de apoyo, mientras mi boca
abandonaba su boca y recorría un camino glorioso entre su cuello
y clavículas.

—A-amor...

—Vamos a buscar una habitación —susurré sobre su piel, jalando


la tela restante que me bloqueaba la visión hacia su pecho.

—Sí, sí...

—¿La primera presa de la noche, Vante? —Five apareció de la


nada, interrumpiendo nuestro momento con su tambaleante
caminar y risa desafinada.

—Jungkook es mi novio, no una presa —susurré, cubriendo las


clavículas expuestas de Jungkook y protegiéndole con mi espalda.

—¿Cuánto va a durar? —sus risas sonaban dispersas y desafinadas.


Tomando en cuenta la pesadez de su aliento y lo cansados que
lucían sus ojos, probablemente llevaba ebrio más de tres días.
—Para siempre.

—Náh. —Five estalló en risas.

Mark se acercó tambaleante hacia nosotros, susurrando cosas


inentendibles por lo bajo.

—En serio...

—No lo creo.

—Que sí, le pedí matrimonio y él aceptó—dije orgullosamente.


Jungkook sujetó mi brazo.

—¿Le pediste matrimonio a Jungkook? —preguntó Mark sin poder


creérselo.

—Sí.

—...

Ah joder, el tema no era algo que había contado a todo el mundo.


Ninguno de mis amigos lo sabe todavía, a excepción de Yangmi.

Mark me mostró el dedo del medio y caminó algunos pasos de


vuelta hacia las escaleras cerca del pasillo de la salida. No entendí
exactamente qué había hecho mal, ¿pudo ofenderse porque no se
lo dije?
—¡Mark! ¿A dónde vas?

Five se dejó caer sobre el sofá más próximo y Mark se giró de


retorno al escuchar mi voz.

—¿Quién eres?

Él a duras penas llegó hasta nosotros, examinándonos con esa


mirada retadora que no había visto hace mucho tiempo. Sus manos
lucían como puños cerrados sobre la textura de la botella de
cerveza.

—No empieces, deja de joderme con eso.

Mark me miró a los ojos, entonces lo noté cansado y tan ido que
sentí miedo por él. ¿Qué se estaba haciendo?

—¡Tú deja de romperme el corazón! —gritó, lanzando la botella


en contra del piso, provocando un ruidoso impacto que inundó el
piso de pequeños trozos de vidrio a nada de ser polvo.

Retrocedí de inmediato, para que ninguna partícula pudiera dañar


a Jungkook. Entonces me quedé mudo al admirar su reacción
violenta y resentida. Me bastó con ver sus ojos para saber que él no
me quería cerca, así que cuando él empezó a alejarse, subiendo las
escaleras hacia el segundo piso, sujetándose de la misma, no me
moví. Solo me sentí herido y decepcionado por todo.

No pudimos continuar ahí, tomé la mano de mi novio y pasamos


de largo por el pasillo, esquivando a los ebrios llenos de vómito y
salimos del horrible lugar que maldije mientras tomaba mi
motocicleta para alejarnos de ahí lo más pronto posible.

—Lo siento mucho, bebé —susurré, antes de partir.

—No lo sientas, amor. Solo están ebrios... —No, no era solo eso.

Aceleré, conduje con mucha velocidad, esperando que el viento de


la fría noche despejara mis pensamientos. Mierda, mierda, mierda,
mierda.

¿Quiénes eran ellos? ¿Quién era él? ¿Yo soy quien tiene el
problema? ¿Yo soy el idiota que no puede levantarse y tiene que
arrastrarse por el suelo lleno de vómito, eh? ¡¿Soy yo?!

¿Al menos alguien se preguntó cómo estaba? ¿Nadie pensó que


podía estar muerto? ¿Por qué nadie vino a cuidar de mí cuando
pensaba en apuñalarme si el dolor de cabeza no disminuía? ¿Por
qué nadie se preguntó si estaba comiendo o fumando hasta
quedarme entre los huesos? ¿Por qué siguen juzgándome después
de su falsa amistad, eh? No se trataba del rencor, sino de la
decepción. ¡Yo no era el ofendido cuando me desterraron por
haber perdido una carrera! ¡Una! Son unos hijos de puta egoístas
que odian que alguien se restablezca, envidian y odian la felicidad,
por eso viven lejos de ella. Hijos de puta, hijos de puta, ¡hijos de
puta!

Frené de golpe cuando no pude contener los sentimientos que


abarrotaban mi pecho. Decidí tomar aire antes de verme metido en
algo peligroso o en un accidente. Estacioné la motocicleta en el
puente Yanghwa del rio Han que apareció antes mis ojos cuando
levanté la cabeza. Era aquel sitio... aquel sitio que absorbía mis
preocupaciones y me daba la tranquilidad que mis pensamientos
nunca me ofrecieron. Mi lugar de escape por mucho tiempo antes
de que Jungkook ingresara en mi vida.

—Tae, ¿estás bien?

—Sí, es solo que...

—Necesitas aire.

—Sí.

No quería que él se viera preocupado por una situación como esa,


pero su expresión ya lo decía todo. Me abrazó unos instantes, lo
necesarios y luego se posó a mi lado, haciéndome compañía y
devolviéndome la paz que solo él podía darme.

Estábamos en aquel lugar en donde supe que Jungkook estaba


tomando mi corazón de una manera abrumadora. Caminamos
hacia el borde. Lo sentí inmenso y lejano tanto como mis
sentimientos, entonces no me sentí tan solo, sino lleno de
tranquilidad. Cerré los ojos, me dejé llevar por el tranquilo
momento de una serenidad absorbente. Dejé de pensar y
simplemente respiré, solo respiré hasta que el peso sobre mis
hombros desapareció.

Está bien, somos felices ahora y está bien. Los amigos y la tristeza
no duran para siempre, al menos son relativos. He cambiado, ellos
también y ya no hay puntos que coinciden entre nosotros, está
bien... no hay rencor, la decepción se irá algún día y los recuerdos
se desvanecerán tras el pasado. Está bien...
Abrí los ojos admirando la distancia clara del reflejo de las olas
bajo la luna y esbocé una pequeña sonrisa. Había escapado de mi
mundo para visitar mi mundo del pasado, ha terminado el
momento, debo regresar a la realidad que se asemeja a un sueño.
Jungkook está junto a mí y conforma mi futuro, un camino guiado
por el amor y la felicidad.

Admiré en la orilla, ahí donde comenzaba el puente y desaparecía


la seguridad, algo brillante. Avancé un poco más solo para saber de
qué se trataba y logré distinguir entre la humedad de la tierra
desplazada, un collar que llevaba un colgante de alas. Me quedé
perdido admirando el reluciente brillo del collar y decidí tomarlo,
aunque lastimara mi brazo en el intento de alcanzarlo.

—Tae, puedes lastimarte.

—Espera, bebé. Solo quiero ver...

—Amor...

—Ya casi... ¡Ya!

Cuando lo tuve entre mis dedos y lo aprecié de cerca, pude entender


que era tan valioso como se veía. Era una señal, eran nuestras alas
y todo indicaba que mi decisión de elegir a Jungkook por sobre
todas las cosas, era la correcta. Volaríamos juntos.

Levanté la cabeza y anhelé el constate brillo en sus ojos que


reflejaban mi rostro, como mostrándome que yo pertenecía ahí, en
él. Envolví el collar en un pañuelo con la intención de quitarle los
residuos de tierra y luego lo extendí para que pudiera tomarlo.
—Jungkook, eres todo lo que necesito en este mundo.

—Tú eres mi razón de vida, amor.

—¿Entonces está bien decir que desde ahora en adelante tendremos


un solo camino que debemos seguir juntos, solo tú y yo?

—Sí, es correcto y maravilloso...

—Te amo.

—Te amo tanto.

Abracé a Jungkook con todas mis fuerzas, hasta quedarme hundido


en su calidez. Él olía muy bien y susurró cosas dulces sobre mis
oídos, cosas llenas de amor y sinceridad, todo lo que necesitaba esa
noche y lo que necesité toda mi vida. Jungkook se ha convertido en
mi hogar y mi camino.

También podría gustarte