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Por favor, si van a criticar o a molestarse por el papel que tiene cierto
personaje, absténgase a leer. Cuando la historia culmine, tendrá el
derecho total de decidir qué creer. No busco ofender ni nada parecido.
Por vigésima cuarta vez, MI PROPÓSITO NO ES OFENDERLOS, así
que por favor, más respeto a mí persona y a la historia. Si digo que
esperen a la finalización de "Dulce", sé por qué lo digo.
—¡Maldita sea! ¡No sirves para nada, imbécil! —JiMin sólo se limitaba a
llorar en el rincón de la habitación, quería irse de allí y no volver jamás.
Cada palabra, cada insulto... Solamente profundizaban la herida de su
corazón.
No obstante, no marcarlo no era una razón para evitar que Jeon abusara
de él sexualmente.
.
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❝Uno❞
JiMin pasó por alto aquel hecho, adentrándose nuevamente a la cocina para
terminar con la cena. Le indignaba y le dolía ser tratado de esa manera, ¿Qué
había hecho mal para merecer tal trato? Él no tenía la culpa de que su cuerpo
fuera inservible y que no pudiera cumplir con la misión principal de un
Omega, él no había elegido ser así.
—Sí, sucede algo muy malo —Espetó con molestia —Primero que todo, te
dije que no me llamaras por mi nombre.
—L-Lo lamento...
—¡No puedes hacer eso! ¡¿Cuál es tu afán por engañar a todos?! —El Omega
rápidamente se encogió en su lugar, arrepintiéndose en seguida por haber
gritado algo así.
—¡El que me engañó fuiste tú! Si pudieras darme hijos nada de esto
estuviera pasando. Hubieses sido una joya de Omega, digno de un Alfa como
yo —Un puño se estampó contra el rostro de JiMin. Su corazón se achicó y
pequeñas lágrimas volvieron a surgir, deslizándose una tras otra sin
contenerse, estaba asustado.
—Buenas tardes señor —Saludó un Beta que tenía un uniforme algo extraño,
conformado sólo por colores oscuros y opacos —Su Alfa líder nos ha
ordenado avisarles que la familia Min llegará a esta zona y tiene que ser
recibida como se merece.
—La familia Min, gobernantes de Daegu, la manada más grande de Corea del
Sur.
Hace muchas décadas atrás Daegu fue como las demás ciudades, estando
dividida en incontables manadas. Por un largo tiempo fue así, hasta que en
un ataque a la zona los líderes decidieron unirse, fusionando las manadas y
haciendo de Daegu una gran y poderosa manada que era dirigida por los
Min. Muchos decían que aquella familia era de "sangre azul", tal y como lo
dijeron los humanos alguna vez cuando se trataba de reyes y reinas; siendo
una familia disminuida según los rumores.
...
JungKook era el único heredero de los Jeon, una familia que tenía bastante
dinero, mientras que JiMin provenía de una numerosa familia de clase
media. Muchos los conocían ya que en esa parte del territorio vivían
personas reconocidas, de familias con lujos y que tenían la vida resuelta.
—¿Por qué ríen? ¿Acaso no se les ordenó silencio? —Exclamó una algo ronca
y firme voz. Las personas voltearon asustadas y se inclinaron, realizando una
reverencia.
Por un pequeño instante sus miradas chocaron y JiMin pudo sentir como su
pulso se aceleraba, sintiéndose intimidado.
❝Dos❞
Existían dos clases de Alfas en el mundo, los normales y los líderes. Los
líderes eran muy diferentes a los normales, ellos sólo nacían al ser
descendientes de los mismos, la forma lobuna y humana era mucho más alta
y grande, su Voz de Mando podía ser usada contra otros Alfas y estos
obedecerían tal cual un Beta o un Omega... Ellos portaban muchas
características que los colocaban por encima de un Alfa común.
Y por ese mismo motivo JungKook debía tener cuidado al hablarle a YoonGi.
Si le faltaba el respeto o le hacía molestar, antes del anochecer estaría
cavando su propia tumba.
JiMin apartó su mirada del peli azabache, encontrándose con otro Alfa que
también parecía ser del tipo líder. A penas y pudo verlo, no lo había divisado
hasta ahora. Los guardias rápidamente se acercaron a ellos intentando
mermar el ambiente tenso, los Betas y un Alfa sonriente calmaron al
magnate de Daegu, sabiendo que si la situación empeoraba, la imagen de
YoonGi se vería afectada. Claro que desde luego dejarían que YoonGi le diera
una reprimenda a JungKook.
—Señor Min, recuerde que esta es la última manada de Busan con la que
falta negociar —Habló uno de los Beta —Si usted desea, podemos llevar a
este par con nosotros y hablar sobre su comportamiento con el Alto Mando.
—Me parece una gran idea. —Dijo YoonGi, con una sonrisa ladina plasmada
en su rostro —Pero que sea mañana, hoy debemos recorrer otros lugares.
Anoten la dirección de la casa de los...
—Sí señor. Lo haremos en seguida —JiMin más que aliviado, estaba nervioso
y asustado. El par de Betas nunca podrían saber del estado de JungKook ante
la poca agudeza de sus olfatos, pero él sí que podía, y el aroma del peli-
castaño le advertía que éste estaba sumamente enfadado.
...
—Omega, sal ahora mismo del baño —La Voz de Mando que resonó en la
casa provocó que JiMin soltara un inaudible sollozo. Su cuerpo actuó por sí
solo, obedeciendo la orden de JungKook.
Minutos después lentamente su vista se tornó borrosa, ¿Acaso ese era su fin?
¿Moriría a los veintidós?... JiMin se dio por vencido, convencido de que iba a
morir allí mismo; la herida en su pata no le permitía caminar y cada vez
brotaba más sangre de ella. Estaba comenzando a sentirse débil.
Lo último que vieron sus ojos antes de cerrarse, fue a un enorme lobo de
pelaje negro azabache acercarse a él.
❝Tres❞
—Sucede algo muy malo, ChanYeol. —Habló el de cabello oscuro, viendo con
gravedad al contrario. —Cuando llegué a tu territorio ayer por la tarde, me
encontré a este hombre abusando verbalmente de su Omega.
No podía quejarse tan fácilmente con el primogénito del hombre que salvó a
su BaekHyun de morir.
—¿Y qué pasa con eso Min? Ya sabes que a los Omegas se les imponen reglas,
tal vez el de JungKook las incumplió y él le estaba dando una reprimenda en
el mismo instante en que lo viste. —Dijo, tratando de encubrir a JungKook y
a sus propios nervios.
—Lo que le vi hacer fue más que una reprimenda —YoonGi se cruzó de
brazos, comenzando a enojarse. —Lo que vi fue maltrato, verbal y físico. Y
supongo que ya sabes de las leyes dictaminadas por el Alto Mando.
—Pero...
—No intentes defenderlo ChanYeol, sabes que la principal regla infligida por
este hombre fue dejar a su Omega sin protección en el bosque. —YoonGi giró
sobre sus talones, observando con una sonrisa ladina a JungKook. —Según el
Alto Mando, al infligir una de estas leyes el castigo sería quitarte a tu Omega.
El Alfa Líder de la manada debería ser quien lo quite de tu poder, pero en
vista a que él es el lame botas de tu familia, lo hice yo.
—Tu Omega está siendo cuidado por mis sirvientes en Daegu. —Decía
dirigiéndole una mirada severa. —Las Betas que se encargaron de sus
cuidados durante estas horas me informaron sobre las incontables heridas y
hematomas que presentaba su cuerpo. Lo último que te diré Jeon, es que no
te daré siquiera el honor de volver a saludar a Park JiMin.
— ◇—
Paseó su vista de aquí para allá, encontrándose con una habitación muy
elegante. La ventana estaba abierta por lo que pudo ver que era de día,
también notó que estaba acostado sobre una cama relativamente grande con
sábanas que parecían ser de seda. Ese lugar podía pasar fácilmente por ser
los aposentos de un rey, tal y como en los cuentos de hadas.
Todo era pacífico, casi que angelical. Se sentía tan tranquilo sobre aquella
cama que una sonrisita se dibujó en sus carnosos labios. El aroma de
JungKook no estaba en ningún lugar, lo que le hizo disfrutar su estancia en
ese sitio más de lo normal.
—Sí estoy muerto o soñando, no debería sentir dolor. —Susurró JiMin para
si mismo. Llevó su mano izquierda a su hombro derecho y pellizcó con
fuerza la zona, estando sumamente seguro de que no dolería. —¡Auch! —
Chilló. Bueno, al parecer no estaba muerto ni soñando.
—Sí. —Reafirmó SeokJin. —Supongo que por ser de Busan desconoces las
costumbres de Daegu. Un Omega Cría es un Omega con más de veinticuatro
años que se encarga de cuidar y velar por la seguridad de Omegas menores a
esa edad. —Decía sonriente.
—¿Todos los Omegas de mi edad tienen un Omega Cría? —Eso confundió a
JiMin, pero gracias a lo que escuchó, concluyó que las costumbres de la
manada de Daegu eran muy diferentes.
—No todos, solamente los que están dentro de la mansión del Alfa Líder. —
SeokJin, sin notar lo descolocado que JiMin se encontraba, se levantó y
caminó hasta el armario de madera, abriéndolo para buscar algo que vestir
al menor.
—Tranquilo. Buscaré más ropa para ti, no puedo creer que no te hayan
dejado ropa interior ¿En qué estaban pensado esas mocosas? —Murmuraba
mientras que salía de la habitación. JiMin aún no comprendía del todo lo que
sucedía, estaba totalmente cubierto por sábanas y apenas se percató de que
estaba desnudo. Por el aroma y la frescura en su piel supuso que le habían
dado un baño.
¿Cómo hicieron para no despertarlo mientras le bañaban y ponían en ese
lugar? ¡Oh claro! También se preguntaba qué demonios hacía en Daegu si
hace un par de horas estaba en Busan.
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❝Cuatro❞
—Si no dices nada te daré todos los documentos del Omega y me encargaré
personalmente de que JungKook no lo vuelva a ver. —YoonGi alzó una ceja,
prestando atención. —Sé lo importante que es para ti el cuidado de los
Omegas, llévate al de Jeon, pero juro que después de éste no habrán más
Omegas maltratados.
Tener una alianza con la Gran Seúl sólo indicaba la superioridad en dinero,
poder y estatus que acompañaba a la manada dirigida por Min YoonGi.
— ◇—
—No señor, disculpe. Es que SeokJin oppa nos reprendió por las vestimentas
que le dejamos a el nuevo chico que tiene a su cargo.
El Centro Estral era un sitio que nadie en su vida desearía limpiar. Si bien
tenía una importante función que constaba en mantener allí a los Omegas sin
Alfa durante su celo y así evitar violaciones, marcas o embarazos indeseados,
igualmente era asqueroso de asear una vez usado. No podía creer que
SeokJin hubiese sacado a las sirvientas de la mansión para llevarlas a limpiar
aquellos cuartos como castigo. Que cruel...
—¡Oh YoonGi! Volviste, mocoso. —Decía SeokJin, quien traía ropas en sus
manos, ropas muy femeninas a su parecer.
—Tú serás muy Alfa Líder de Daegu y bla bla, pero yo soy un año mayor y
debes llamarme hyung. —Ahora fue el turno de YoonGi para rodar sus ojos
con fastidio. —No es para mi, es para el Omega a mi cargo. Las mocosas no
colocaron siquiera ropa interior en su closet ¿Puedes creerlo?
—¡No es exagerar! ¿Ellas pensaban que lo dejaría con sus cositas al aire?
¡Pues no! Hay que tener algo de pudor.
—No soy un ladrón, fui con las costureras y me dieron esto, son los pedidos
que nunca buscaron ni pagaron. Como ya te dije, elegí los suéteres más
lindos ¡A cierto! Y estas camisas, eran las últimas que quedaban. —Dijo,
mostrándole las prendas a su primo con emoción.
—No conseguí, además, dudo que salga de la habitación. —SeokJin subió las
escaleras al segundo piso, dirigiéndose a los pasillos de la derecha. De
pronto, el Omega se percató de que YoonGi le seguía. —Hey, Alfa Líder, ¿No
tienes cosas más importantes que hacer en lugar de seguirme?
—Bien, parece que ahora sí tengo cosas por hacer. —Decía, dirigiéndose a
SeokJin. —Conoceré a "tu bebé" más tarde.
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❝Cinco❞
En los años que duró con JungKook aquellos golpes y heridas parecían no
desaparecer, porque cada vez que un hematoma sanaba, uno nuevo era
marcado en su piel.
Con lentitud se adentró en la tina, primero una pierna, luego la otra y así
hasta que todo su cuerpo fue cubierto por el agua, recargando su cabeza en
el filo de la tina. Se dedicó a mirar el baño, que mínimo era más grande que
la cocina en la casa de JungKook. Para ser sólo un baño, los lujos eran
evidentes.
JiMin dudó un poco, sin embargo, se encogió de hombros y optó ponerse las
prendas que Jin le había entregado antes. Era eso o andar desnudo por ahí.
Empezó a cantar una estúpida canción infantil para elegir por cuál de los dos
pasillos irse, escogiendo el de la derecha. Vaya fue su alivio cuando se
encontró con una larga y ostentosa escalera. Se asomó felizmente,
observando la gigantesca sala, la enorme puerta de madera y a los lados una
cocina digna de personas con gran prestigio. Al lugar contrario habían varias
puertas y por último un pasillo con innumerables puertas, tal vez las
habitaciones de los sirvientes, cocineras, entre otros.
Pero, si comía una parte de pastel y se iba rápido, nadie podía culparlo. JiMin
no conocía a ninguna persona en ese lugar —Excepto a SeokJin—, por lo que
nadie debería conocerlo a él. Algo totalmente "lógico" para Park JiMin.
JiMin era consciente de que él había nacido defectuoso, sabía que su cuerpo
estaba mal, pero eso no evitaba que la indignación inundara aquel corazón
que alguna vez fue alegre e inocente años atrás. Volvió a gruñir disgustado,
intentado dispersar sus pensamientos.
— ◇—
Aún tenía el elegante traje negro con el escudo de Daegu, pero poco le
molestaba. Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, encontrándose con un
chiquillo que nunca había visto en su vida, el cual parecía pensar en algo
malo, ya que soltaba pequeños gruñidos que parecían los de un gatito
molesto por una ducha.
Quiso decir algo, pero el chico que identificó como Omega tomó una
cucharilla y comió de su pastel sin permiso alguno, haciéndole fruncir el
ceño. No le gustaba que tocaran sus cosas sin su permiso, eso le molestaba
bastante.
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❝Seis❞
JiMin miró intimidado al imponente Alfa Líder frente suyo. De pronto sus
piernas temblaron y entró en un estado de parálisis por los nervios. Era el
Alfa Min, ese que discutió con JungKook cuando el mismo le gritó; aunque el
pálido lo hizo para defenderle, JiMin pensaba que YoonGi sólo lo había hecho
por no hacer silencio en su bienvenida. ¿Quién le prestaría atención a un
Omega en apuros? Normalmente las personas seguían de largo ante sus
pedidos de ayuda.
Pudo ver un pequeño espacio entre el Alfa y el marco de la puerta, por lo que
sin ninguna otra salida corrió dejando que pasara lo que tenía que pasar. Tal
vez escaparía, tal vez no. YoonGi actuó velozmente e interpuso su brazo con
la salida del Omega, provocando que JiMin quedase encerrado. Era Omega
muerto.
—¿A dónde crees que ibas cachetón? ¿No me explicarás que hacías
comiendo mi pastel sin permiso? —JiMin le miró fijamente, para después
negar con su cabeza. —¿No me dirás? —JiMin volvió a negar. —¿Seguro? —
Ahora le tocó asentir. Al parecer el Omega era valiente.
—No te mataré cachetón, aunque debería. —El mayor sonrió divertido. JiMin
mantuvo sus ojos entrecerrados, dudaba que ese Alfa lo dejara libre tan
fácilmente.
—No te creo ¿Qué quieres? Los Alfas siempre tienen algo que pedir. ¡Ustedes
son malos! —Lo que YoonGi pensó que era una broma, era algo que el menor
decía muy en serio. A lo largo de sus veintidós años de vida, aprendió que
todos, absolutamente todos los Alfas eran malas personas. JiMin soltó un
pequeño gruñidito cuando el pálido rió ¿Cómo se atreve?
—Dile que voy de inmediato. —Ordenó. —Nos vemos más tarde, cachetón.
—¡JiMin, al fin te encuentro! ¿Cómo pudiste salir sin hacer ruido? Estuve
apunto de llamar a los guardias.
— ◇—
Su mirada pasó a la otra carta, esta vez de ChanYeol para él. En ella le explicó
la gravedad de la situación y que le preocupaban las amenazas de los Jeon
contra su persona y familia. Ya iría a Busan nuevamente a arreglar ese
asunto, pero primero no respondería a los llamados de ayuda de su nuevo
aliado; una pequeña forma de hacer que aprendiera a seguir las reglas del
Alto Mando la próxima vez.
—¿Quién dijo que yo estaba abriendo "las cerraduras" de toda Daegu? Estoy
demasiado ocupado y tampoco me importa, te lo he dicho miles de veces. —
YoonGi se puso de pie decidido a salir, pero HoSeok volvió a llamarle.
—YoonGi, no te lo digo por entrometerme en tu vida, sólo es una
recomendación. Esta mañana llegó otra carta, es de la Gran Seúl, enviada y
escrita por el Alto Mando. —El mayor de los hermanos le arrebató la carta al
pelinaranja, aquello no pintaba bien.
—No quiero eso, me vería como un desesperado urgido. Recuerda que sólo
nosotros y ellos saben lo que dice esta carta, los demás no. —Suspiró. —
Además de que vendrían muchos, podrían traicionarme o estar conmigo por
poder simplemente. No sé qué haré.
YoonGi siempre cumplía con las leyes del Alto Mando y les tenía respeto a
sus miembros, tal y como se lo enseñó su padre alguna vez. Pero ahora
mismo quería ir a Seúl y mandar a todos al diablo.
— ◇—
—Le prometo que no haré nada malo Jin hyung. Por favor. —JiMin miró con
ojos de perrito al mayor, sabía que nadie se resistía a sus pucheros. —¿Sí?
—Está bien, sólo no robes más pasteles. —El Omega menor se sonrojó,
gracias a la sirvienta que los había visto y escuchado, todos en la mansión se
enteraron del incidente. —Mantente cerca y si pasa algo malo corres hacia
los guardias.
Cada vez más personas se unían, gritando cosas que debido a la distancia en
la que JiMin estaba no lograba oír. Prestó más atención y pudo ver una chica,
recostada en el suelo y el prominente vientre en ella; en seguida
comprendió, la Omega iba a tener un bebé allí. Observó hasta que una mujer
mayor se acercó y la ayudó. A los minutos las personas aplaudieron felices,
el pequeño bebé fue puesto en las manos de su madre mientras que un
hombre, probablemente el padre, corría a la tierna escena.
Por un minuto se sintió feliz por la chica, pero después la tristeza junto a una
pequeña lágrima que escapó sin su permiso arruinaron su buen ánimo. Su
subconsciente se encargó de recordarle que él nunca estaría en una
situación así, incluso crear una escena parecida para su mente era imposible.
Dolía más que los golpes y las heridas, dolía como el infierno, dolía saber que
su cuerpo estaba estropeado. Siempre soñó con tener una linda familia, pero
lamentablemente, el destino no lo quiso así.
Pasó su mano por su mejilla para borrar la pequeña lágrima y como tantas
veces lo hizo en su vida, sonrió. Una sonrisa falsa, una que le decía a los
demás que estaba bien a pesar de sentir una gran tristeza por dentro. Fingir
que nada malo pasaba en su vida ya era normal para JiMin, aunque se
sintiera mal por mentir, no quería caminar por ahí y ser visto con lástima,
algo así lo derrumbaría.
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❝Siete❞
YoonGi entró al bar sin voltear a mirar hacia los rostros curiosos de las
personas de allí dentro. No estaba ahí para beber, simplemente iba a
resolver un asunto y por una cuestión de caprichos, decidió hacerlo fuera de
la mansión que desde hace tantos años le pertenecía a su familia.
Tan pronto como tomó asiento sintió los fueres olores dulzones de todos y
todas las Omegas allí presentes, intentando inconscientemente —y otros
intencionalmente— de atraer a aquel Alfa tan saludable y poderoso; un
candidato perfecto para aparearse sin duda alguna. Su contextura era
delgada y sus músculos no se notaban muy marcados, pero gracias a ser un
Alfa del tipo Líder, músculos sobresalientes no eran necesarios para tener
fuerza. Lo mismo pasaba con su forma, un gigante lobo de pelaje negro que
aterrorizaba a cualquier otro lobo de menor rango.
—De acuerdo, lo haré. —El chico rubio sonrió. —Le enviaré mi primer
informe en una semana.
Salió directo hacia el jardín posterior, tal vez respirar el fresco oxígeno e irse
posteriormente a la sala de reuniones era lo mejor. Saludó amablemente a
sus Betas, quienes vigilaban cada rincón de la mansión y abrió las puertas,
encontrándose con la hermosa vista de aquel jardín que su madre cuidó y
perfeccionó durante tantos años. Pero una persona, más concretamente un
pequeño Omega de mirada triste, bajó de un árbol y caminó cabizbajo hacia
él sin saberlo.
Se cruzó de brazos y alzó una ceja, haciéndose una pregunta silenciosa sobre
la sospechosa actitud del chico que hace unos días había encontrado en el
bosque, totalmente inconsciente por la cantidad de sangre que había
perdido por una extraña herida. El de cabellera plateada pareció percatarse
de su presencia, quedando a unos diez pasos de distancia. Parecía asustado,
¿Por qué le tenía miedo?
Tal vez vengarse por lo del pastel sería divertido. Pensó YoonGi.
¿Físicamente? ¿Acaso los gritos y la vez que JungKook lo obligó a tener sexo
no contaban? ¿Acaso eso no era abuso también?
JiMin pasó por un lado de él, sin dirigirle la mirada una vez más y caminó
directo hacia la salida, con la frente en alto. Que chico más curioso.
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❝Ocho❞
—Que tienen a una persona horrible Alfa como gobernante. —JiMin se sentó
en la cama sin mirar a los ojos al confundido SeokJin. —Él... Él juzga sin
saber, eso es malo.
—¿Por qué lo dices? —El mayor se sentó a su lado. A pesar de que YoonGi
era su primo y su superior, no le ofendía en nada lo que JiMin decía. Jin tenía
muy en claro que a veces el "creerse superior" se le subía a la cabeza a Min
accidentalmente. —¿Qué te dijo ese idiota?
Mucho antes de que Jin preguntase algo JiMin caminó hasta el extenso
balcón y cerró la puerta detrás de él. Observaba los árboles del gigantesco
bosque que rodeaba toda la mansión mientras que el viento le refrescaba;
aquel sitio era un lugar magestuoso, escondido de los humanos. Lleno de
árboles altos y hermosos que le brindaban seguridad a las personas del
pueblo, quienes usaban su madera para construirse un hogar y para tener
calor por las noches con la chimenea. Sólo personas con poder o alto estatus
podían ir a la ciudad de los humanos y comprar los materiales necesarios
para crear una elegante y cómoda estancia.
JiMin nació dentro de una familia de clase media, sin lujos, pero con comida
y un techo en el que vivir. En un principio se sorprendió cuando una persona
como Jeon JungKook se fijase en alguien como él. No todos los días un Alfa
con alto estatus social aceptaba con una sonrisa comprometerse con un
Omega sin dinero que derrochar en lujos. Pero sus dudas para con el
primogénito de los Jeon fueron acertadas, los golpes y amenazas se lo
demostraron con detalle.
Tan pronto como vio al pálido frente a él, frunció el ceño y cerró la puerta.
—Es frustrante que te pateen y que no puedas hacer nada para defenderte.
—El pálido suspiró. —Adiós.
—¡Oye tú, espera! —YoonGi volteó, dejándole ver su ceño fruncido al más
bajo. JiMin carraspeó su garganta. —Si tanto te molesta puedo decirte hyung.
—De hecho, sí hay algo más. —JiMin se quitó el vendaje con cuidado y como
YoonGi había dicho, ya no quedaba ningún rastro de la profunda mordedura
en su muñeca. —¿Cuándo podré irme?
—¿Quieres irte?
JiMin asintió. —No pienso quedarme, agradezco lo que hiciste por mi, pero
este no es ni será mi hogar, hyung.
—No puedo devolverte a Busan así como así ¿Lo sabes verdad? —Exclamó
YoonGi, dirigiéndole una dura mirada al avergonzado Omega.
—Lo sé, perdone las molestias. Pero de verdad, tengo que volver. —JiMin
apretó sus puños, él no quería volver realmente.
Por unos minutos hubo silencio, pero al poco tiempo, YoonGi lo rompió con
un pesado suspiro. —Lo pensaré.
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❝Nueve❞
—Me alegra que haya venido, señor Min. —Vocalizó un hombre de avanzada
edad, buscando con su mirada a uno de los más conocidos líderes en Corea
del Sur. Rápidamente encontró al Alfa de tez pálida, mirándolo fijamente. —
Perdone que tengamos que distraerlo de sus labores tan seguido.
—Siéndole sincero, no me molesta. Pero por favor, suelte todo lo que tiene
que decirme para terminar con mis trabajos pendientes. —Dijo. Los Betas
que le respaldaban se colocaron a sus lados, permaneciendo en la puerta y
vigilando a su superior. Ante cualquier señal de ataque, ellos defenderían a
su líder sin dudarlo.
—Ya le dije que no. Usted va a proponerme casarme con la hija de alguno de
sus ministros ¿No es así? —El viejo hombre frente a él tragó en seco
mientras que miraba incómodo a los demás, al parecer había acertado. —No
hay de qué preocuparse, ya tengo en mente a una potencial pareja. —Mintió.
La verdad era que había estado ignorando el tema todos estos días sin
importarle que HoSeok estuviera detrás de él recordándole este asunto
pendiente día tras noche.
Esta era una de las cosas que su padre le había dicho cuando sólo faltaban un
par de años para que él comenzase a mandar en aquella gigante manada de
Daegu. Había sido claro con su explicación, todos esperarían de él un Omega
perfecto a su lado, alguien que la manada entera, desde los más importantes
a los más pobres, lo o la aceptara como la pareja del gobernante. Una
persona que tuviera el honor de estar junto a él; y es que si por algún
motivo, la pareja de un líder le era infiel al mismo, ambos, tanto el Alfa como
el Omega, eran mal vistos. ¿La razón? Todos criticaban al Omega mientras
que todos culpaban al Alfa, asumiendo que éste no dio la satisfacción
suficiente a su pareja.
Su padre le advirtió mucho en este tema, ya que su ex esposa, una Omega
con la que se casó diez años antes de conocer a la madre de YoonGi, le había
sido infiel al que en ese entonces era el líder. Esa mujer fue repudiada de
inmediato por todos, mientras que su padre fue tachado de mal esposo. Así
eran las cosas, y aún seguían siendo de esa forma. Por suerte, su madre
había llegado a demostrar lo contrario, hablando siempre con cariño y amor
cuando se trataba de su familia.
Una sonrisa se asomó en sus finos labios cuando se le ocurrió una magnífica
idea.
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❝Diez❞
JiMin suspiró aburrido, luego de llevarle esa extraña caja a YoonGi a pedido
de Jin, había vuelto a su habitación que era más parecida a una celda desde
su perspectiva. Ya había almorzado y no sabía qué hacer ahora, no podía
siquiera convertirse en lobo y salir a correr por el bosque ya que no se le
permitía salir a las afueras. Estaba tan aburrido que, para pasar el tiempo,
investigó cada rincón de la elegante habitación.
—S-Si usted tiene que saciar sus necesidades carnales ahora mismo, puede
retirarse. —Ahí fue cuando comprendió qué diablos estaba pensando ese
pequeño Omega. —N-No soy una prostituta.
—¿No?
—No te estoy pidiendo seas mi pareja, te estoy pidiendo que finjas que lo
eres. —YoonGi suspiró. —Necesito esto con urgencia, sino los ancianos del
Alto Mando me obligarán a casarme con quien a ellos les plazca. No quiero
arriesgarme, por lo tanto, decidí pedirte este gran favor.
—Pero, ¿Por qué yo? —Cuestionó. Un favor como ese podía ser aceptado sin
rechistar por cualquier belleza con mucho dinero en el extenso pueblo de
Daegu, ¿Qué lo hacía relevante a él?
—Nadie aparte de unos pocos te conocen o saben que estás aquí, aparte de
que los pocos que te han visto no saben sobre tu vida o por qué te traje aquí.
—Explicó, tan serio como siempre. —Además, eres el único que me habla sin
agregar los honoríficos de respeto, sólo me dices hyung. Será fácil fingir que
hay confianza entre nosotros. Por cierto, no aceptaré un no.
—Buen punto. Pero, ¿Quién te aseguró que diría que sí? —Esta vez fue JiMin
quien le miró seriamente. Se veía tierno así, pero no se lo diría. —Si no te has
dado cuenta, estoy casado.
—Bien, creí haberte dicho que nunca aceptaría un «No» por respuesta, pero
si lo pones así... —YoonGi caminó hasta al ventanal de la habitación,
perdiendo su mirada en el extenso bosque de su territorio, el cual los
protegía de una amenaza como lo eran los humanos. —Te ofreceré algo a
cambio. Cuando todo culmine y acabe el plan de fingir ser pareja, te daré
algo que desees.
—Si yo acepto podrías... —JiMin hizo una pausa, meditando por breves
instantes si aquello era lo correcto. —¿Podrías dejarme ir a Busan otra vez?
—Sí, es un trato. —JiMin miró la mano de YoonGi, todavía con una pizca de
desconfianza en su ser. —Debes prometer que vas a dejarme ir cuando todo
esto termine.
O más importante.
❝Once❞
—Sí. Debemos hacer creer a todos que de verdad nos amamos y esas
tonterías. —Explicó. —Recoge tus cosas, tu mudanza debe ser lo más
discreta posible.
JiMin asintió y tomó las pocas cosas que consideraba suyas; no eran más que
limitadas prendas de vestir, dos libros y una fotografía, la cual colocó entre
las páginas del libro que fácilmente podía tener un grosor de cinco
centímetros. Tan pronto como tuvo sus pertenecias entre sus brazos, siguió
a YoonGi por aquella mansión.
El Omega sentía que cada uno de esos pasillos eran iguales y que aquel lugar
era un laberinto. Había bastante servidumbre, mujeres Betas y Omegas que
cumplían como sirvientas, limpiando cada rincón de la ostentosa mansión
sin dejar ni una sola esquina con polvo. También habían Betas y Alfas, todos
hombres, de pie en lugares estratégicos, vistiendo de esos uniformes negros
que JiMin tanto había visto, cumpliendo con su trabajo de proteger a los Min,
incluyendo a quienes habitaban allí. Ellos no tenían permitido transformarse
en lobos a no ser que fuese lo suficientemente necesario, sin embargo, poco
lo hacían por voluntad propia, ya que las armas eran un mejor recurso para
eliminar al enemigo en un parpadeo. Cosa que preferían antes de gastar una
gran cantidad de energía en batallas cuerpo a cuerpo en las que sólo podrían
usar garras y colmillos.
A penas visualizaron a un Omega que nunca habían visto antes estaba cerca
de su Alfa Líder, hasta los mismos guardias comenzaron a susurrar cosas
entre ellos. Nadie disimulaba sus miradas curiosas, por lo que JiMin
fácilmente podía saber qué cosas se susurraban entre si. JiMin se percató de
que a medida de avanzaban habían más guardias, menos sirvientas y mucha
más elegancia en cada pasillo. Aquello era extraño.
—¿Por qué aquí no hay casi sirvientas? ¿No deberían limpiar mucho más
este sitio? —Preguntó, haciendo que YoonGi lo mirase por encima del
hombro. —Es decir, se ve mucho más elegante y costoso.
Cuando la puerta fue abierta, JiMin pudo ver un pasillo bastante largo,
decorado con una larga alfombra roja y pinturas de la familia Min en las
paredes. A cada lado, un par de plantas bien podadas para agregar un toque
natural sin salir de lo elegante, el escudo de la manada de Daegu en un
inmenso cuadro y un estante, el cual tenía libros, documentos, planos,
mapas, entre otras cosas que JiMin supuso eran secretas o privadas para el
público, ya que se encontraban allí.
Las paredes eran blancas, sin ninguna pista de suciedad en ellas. El suelo era
oscuro, casi negro, pero brillaba, creando un elegante contraste con la
alfombra. Sólo habían dos guardias y una sirvienta que limpiaba cada objeto
con un cuidado impresionante. JiMin se sintió intimidado ahí adentro por
algún motivo aparente, tal vez porque jamás creyó que un cambiaformas
como él podría ver al menos algo con valor. El Omega dejó de contemplar
sus alrededores y caminó detrás del Alfa, intentando cubrirse con el cuerpo
de éste. Allí sólo habían tres puertas de madera obscura, dos de ellas a los
lados y al final del pasillo estaba la otra, ésta siendo más grande que las otras
dos anteriores.
—Muy pocas personas pueden estar aquí. Sólo vigilan dos guardias que nos
han sido fieles a mi y a mi padre, y esa señora, es la única sirvienta que
puede limpiar o estar aquí el tiempo que quiera. —YoonGi suspiró. —En este
pasillo sólo están las habitaciones de la familia, nada de servidumbre o
invitados. La puerta de la derecha es la habitación HoSeok y la de la
izquierda es la de SeokJin que como sabrás, es mi primo. —El Alfa dirigió su
mirada nuevamente hacia el frente, intentando que su conversación no fuese
escuchada. —Y esta es la mía.
JiMin abrió sus ojos y boca impresionado, su habitación anterior no era nada
comparada con esta. —¡Esto es impresionante! —Exclamó.
Esa era uno de sus desperfectos. Una vez que sus ojos veían algo que le
llamaba la atención o que le impresionaba, no dudaba en ir a investigar y
saciar su curiosidad por saber cada pequeño detalle. Ahora que recordaba,
había hecho eso y se encontró con una revista para adultos; esperaba que
YoonGi no fuese un pervertido, ya que si llegaba a encontrar otra revista así
probablemente quemaría sus ojos para dejar de ser tan curioso.
JiMin miró la cama y después a YoonGi, soltando una sutil risita para
lanzarse a la inmensa cama, abrazando una de las tantas almohadas. —¡Yo
me quedo con la cama! Tú dormirás en el suelo.
—Nada de «pero hyung», deja tus cosas y aléjate de mi cama. —Dijo YoonGi,
pero, no obstante, el Omega se negaba a levantarse de la cama, haciendo
sobresalir un poco más su labio inferior en un tierno puchero. YoonGi se
cruzó de brazos frustrado, incluso podía jurar que los ojos de JiMin se habían
cristalizado. —Eso no funciona conmigo, cachetón.
Mañana su persona sería clasificada como "el Omega del Líder", por lo que
debía acostumbrarse a ello hasta que todo acabara y por fin pudiese
regresar a Busan. Sólo debía aguantar por unos meses aquella farsa.
.
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❝Doce❞
—¿Por qué estás así JungKook? Te ves algo preocupado. —El Omega intentó
pasar, pero Jeon se lo impidió en seguida. -¿Qué sucede?
—Buenas tardes, tú debes ser el Omega que logró domar a mi hijo. —Habló
el señor Jeon, de forma amable. TaeHyung no dudó en asentir, sacándole una
sonrisa a los progenitores de JungKook.
—Quiero dar el siguiente paso, TaeHyung. Y deseo hacerlo aquí frente a mis
padres. —Dijo el Alfa.
—Uh... Es que oí a unas chicas hablar cuando venía hacia acá. Decían que un
Alfa Líder te había quitado a tu Omega como castigo, pero yo sigo aquí
JungKook. —Los labios del Alfa se curvaron en una mínima sonrisa;
TaeHyung ya se veía a si mismo como su Omega. —El único Omega que se
me vino a la mente fue ese chico.
—Sí, tienes razón. —Dijo TaeHyung ahora más seguro. —Perdona JungKook,
me dejé llevar por los celos.
—No te preocupes cariño. Que tengas celos significa que me amas ¿No así?
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❝Trece❞
El Omega abrió sus párpados con pesadez, estaba tan cómodo en esa extensa
y suave cama que despertar le resultaba todo un reto. Sus orbes cafés
miraban la habitación mientras que un bostezo salía de su boca. Sentía que
estaba en un lugar angelical, la pesadez en su cuerpo no existía y los
hematomas más profundos de su cuerpo seguían allí, sin embargo, ya no
dolían contra el más leve toque. El dolor en cada una de sus heridas solía
recordarle su realidad y lo que JungKook le haría si no le obedecía; y que ya
no sintiese una pizca de dolor lo hacía olvidar, algo que tranquilizaba todos
sus sentidos.
JiMin hizo el ademán de levantarse, pero de repente la puerta fue abierta con
agresividad, espantándolo. Vio a un enojado y ansioso SeokJin entrar a la
habitación. —¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!
—Ya son las once de la mañana pequeño. YoonGi dio una conferencia esta
mañana, dijo que presentaría a su pareja. —SeokJin hizo que JiMin se
levantara de la cama, dejándolo de pie en medio de la habitación. —Luego de
que todo acabara, fui a preguntarle quién era la o el afortunado. ¡Sigo
estando indignado! ¿Por qué no me contaste? ¿Desde cuándo se aman?
Fingieron bastante bien no conocerse.
—Yo... No te conté porque tenía miedo. —JiMin rió nervioso. —Ya sabes,
vengo de otra manada, creí que juzgarían a YoonGi por eso.
—Lo siento, estoy muy feliz, en serio. Sólo me preguntaba por qué me
trajiste al espejo.
—¿Reunión? —Preguntó.
—Sí, debes estar ahí junto con YoonGi cuando se presenten ante todos
como El Alfa Líder y su Omega. Tengo que ponerte presentable. —Jin
rápidamente colocó frente a su vista un traje negro y uno azul marino,
ambos bastante elegantes y bonitos. —¿Cuál prefieres para hoy?
—Te comportas como un sirviente... —Y ese era Park JiMin, un Omega joven
que odiaba poner a su persona por encima a la de los demás. Jin le vio con
reproche y JiMin evitó su mirada cabizbajo.
—Eres bastante lindo sin maquillaje, no miento cuando digo que tienes una
belleza natural.
—Entonces no es nece-
Tras un suspiro, a JiMin no le quedó otra opción más que aceptar. Evaluó con
detalle ambos trajes, haciéndose una imagen mental de cuál se vería mejor
en él. Su mano fue hasta el segundo traje, ese de color azul marino, casi
negro, con bordes blancos que se veía un poco más casual que el otro traje.
—Ya estás listo, JiMin. —La Omega sonrió al igual que SeokJin, indicándole
con sus grandes sonrisas que estaban satisfechos con su trabajo. JiMin se
sorprendió con su propio aspecto, para su vista, era extraño verse a si
mismo metido en ese costoso traje y no en la misma ropa aburrida de
siempre. —Es hora de ir con la manada, YoonGi debe estar esperándote.
JiMin supo que en ese momento, estuvo mucho más nervioso de lo que había
estado en toda su vida.
.
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❝Catorce❞
Miedo y ansias. Aquel par de sensaciones eran las únicas que podía sentir en
el momento en que caminó junto con SeokJin al lugar donde la reunión sería
realizada. Una pequeña parte de él le susurraba que algo saldría mal, que
descubrirían su farsa y que lo acusaran de extorsión, u otra acusación
similar.
—¿Estás listo? —Le preguntó Jin, mirándolo con comprensión. JiMin suspiró,
haciendo el vago intento de relajarse. —Pronto llegaremos, debes
mentalizarte.
—No hay manera exacta y efectiva que nos diga cómo agradarle a una
manada entera, JiMin. —Respondió el más alto, caminando por toda esa
serie de pasillos con seguridad, tanto que parecía sabérselos de memoria. —
Sé tú mismo y el tiempo lo dirá.
Cuando las gigantes rejas de hierro abrieron la entrada del jardín principal
de la mansión Min, guardias se aglomeraron junto a su persona, literalmente
cubriéndolo de la vista de los demás. Aunque intentaba no hacerlo, su
corazón se aceleró y sintió miedo; su lobo Omega chilló al estar entre tantos
Alfas desconocidos, mareándose con sus aromas. Sin embargo, terminó
calmándose al visualizar a SeokJin caminar junto a ellos.
Al lado de todo, yacía una puerta por la cual entraron. JiMin comenzó a sentir
que sus manos se congelaban, una de las señales que le advertían que sus
nervios estaban dominándole o carcomiéndole en ese justo instante.
—Alfa Líder, aquí está su pareja. Nos aseguramos de traerlo a salvo como
usted nos ordenó. —Avisó uno de los guardias, inclinándose en una
reverencia que fue imitada por los demás guardias restantes. JiMin ahora
tenía un debate interno entre si también inclinarse o no.
—De acuerdo. Den el anuncio, la reunión está por comenzar y no quiero que
me interrumpan cada vez que entren. —JiMin miró a YoonGi, ese traje negro,
junto con la camisa blanca, la corbata también negra y el extravagante
diseño del escudo de la manada de Daegu en el lado izquierdo de su pecho,
estilizaba su figura. Se veía imponente, y su voz se oía igual al hablar. —
Informenme cuando ya todos estén afuera. Ahora, váyanse. Necesito hablar
con mi Omega a solas.
—Sí, señor. —Dijeron a la vez. Los guardias salieron, al igual que las
personas que estuvieron allí, tanto sirvientes asegurándose de que su líder
estuviese óptimo, como un par de ministros del Alto Mando que vinieron a la
reunión. Todos y cada uno de ellos salieron, dejándolos solos.
Tan pronto como la puerta fue cerrada, JiMin suspiró, sentándose en el sofá.
—¿Qué pasa? ¿Tienes hambre? —Preguntó el Alfa, observando atentamente
a JiMin. El Omega negó. —¿Entonces?
—Siento que esto no saldrá bien, YoonGi. —No ocultaría sus pensamientos, y
menos cuando los nervios eran más fuertes que él, no dejándolo pensar con
claridad. O al menos no permitiéndole analizar qué diría. —Yo no sé mentir,
podrían descubrirnos.
—De acuerdo. —No le quedó otra más que rendirse. Le seguiría el juego a
YoonGi, si éste arruinaba algo, no podría decir que era su culpa.
Y luego, hubo silencio. No sabían qué decir; en las pocas veces que habían
estado juntos y a solas, la atmósfera se tornaba incómoda para ambos, a tal
punto que deseaban huir.
—¿Jamás?
Apartir de ese instante, JiMin sintió que todo sucedía en cámara lenta, su
respiración se cortó y su corazón bombeó pausado, pero con fuerza. YoonGi
se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta, girando la perilla para abrir
ésta. JiMin se quedó ahí sentado, ya que no podía ni lograba calmarse. Se
sentía un cobarde, y eso le frustraba.
YoonGi tomó asiento en su silla, la cual estaba en medio de todas las demás.
JiMin se sentó a su lado con la cabeza gacha, y el Omega suspiró aliviado,
escondiendo en su regazo sus temblorosas manos.
—Ya todos deben saber el motivo por el cual estoy realizando esta reunión
pública, por lo tanto, seré breve y preciso. —Comenzó a decir YoonGi. Por
primera vez, JiMin subió su mirada, encontrándose con cientos de ojos
observándole con atención. —Como la manada que juré cuidar y proteger
hace cinco años luego de que mi padre no pudiese defender nuestros
territorios debido a su vejez, decidí llevar a cabo esta reunión. He sido
testigo de las uniones entre Alfas y Omegas, e incluso entre Betas. También
estoy a la disposición de defender Daegu con mi vida, por el bien de nuestros
Omegas y cachorros. Por ello, quiero darles el honor de presentarles a una
persona muy especial para mí; mi Omega, quien estará a mi lado hasta y
después de que mi liderazgo termine. Él es Park JiMin, mi pareja.
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❝Quince❞
FlashBack.
—No quiero que me sigan, necesito estar solo para reflexionar un par de
cosas. Si ustedes están allí lo sabré, y me sentiré incómodo. —Al estar ya
dentro del bosque, YoonGi desabrochó su camisa, no queriendo romperla al
cambiar. Su centinela suspiró, si algo llegaba a pasarle al Alfa Líder, sería su
culpa y la de sus compañeros. —Aullaré si necesito ayuda, pero si no lo hago,
no me molesten ¿Entendido?
—Sí, Alfa. —Concedió el centinela. Dio la vuelta sobre sus talones y caminó
de regreso, dispuesto a comunicarse con los demás centinelas y prestarle
atención al silencio del bosque, listos para correr hacia YoonGi si éste
aullaba.
Tan ordenado como siempre lo fue, dobló su ropa y la dejó allí, convocando a
su lobo para emerger. Era notable la desesperación de su animal por salir,
hace meses no se transformaba. Su piel pálida desapareció, su cuerpo
cambió y de él emergió un enorme y majestuoso lobo de pelaje negro
azabache.
Los alaridos del pequeño lobo blanco fueron volviéndose más débiles cada
vez que se acercaba, y para cuando estuvo al lado del lobo Omega, éste cedió
ante el dolor y la pérdida de sangre.
¿Qué hacía solo en un bosque? ¿Dónde estaba el Alfa del chico? ¿Por qué no
le ayudaba?
La tarea de un Alfa era cuidar con garras y dientes a sus Omegas, no dejarlos
en medio de un bosque desangrándose. Su vista fue hacia el cuello del chico,
su Alfa debería venir pronto puesto a que mediante el lazo podría sentir el
dolor y el peligro en el Omega, pero en su cuello no había ninguna cicatriz de
apareamiento que lo enlazara a ese Alfa de pacotilla.
Con el constante pensamiento de actuar rápido para salvar la vida del chico
de regordetes mofletes, aulló. Aquel fue un aullido tan fuerte y claro que
fácilmente logró recorrer una gran extensión del bosque. Con esto, llamó a
sus centinelas que ya debían estar en camino.
.
.
❝Dieciséis❞
Uno de los tantos presentes se puso de pie también, pero no dijo nada hasta
que el Alfa Líder le miró, otorgándole el permiso para hablar. —Disculpe mi
señor, está bien que este chico sea su pareja, pero todos en la manada
deseábamos a una hermosa Omega como su compañera.
—Lo siento líder, lo que mi padre quiso decir es que la manada creyó que
usted tenía inclinación por las mujeres y... —La chica intentó dispersar el
error que su padre cometió accidentalmente, pero se percató por si misma
que había cavado el hoyo aún más profundo con su comentario. —Líder...
—Usted y el resto del Alto Mando me pidió emparejarme. Eso hice y no hay
nada más que discutir al respecto. —Sentenció, sin embargo, el hombre no
estaba dispuesto a concluir de esa forma.
—Mire al chico, no dice nada y sólo baja la cabeza. La pareja del líder no
debería ser de esa forma. —El hombre sonrió agriamente. —¿Acaso estaba
desesperado y eso fue lo único que encontró, Alfa Min?
—Muchas gracias HoSeok. —Murmuró YoonGi. Nadie quiso decir algo más,
la gran mayoría dispuestos apoyar a su líder con sus decisiones antes de ser
expulsados de la manada.
...
—JiMin ¿Qué te ocurre? —Le dijo SeokJin. El chico no había querido ir con
YoonGi a la habitación y en cambio, entró a la que anteriormente le
perteneció mientras que lloraba. Jin se había acercado, preguntándole por
qué lloraba, pero JiMin sólo se negaba a decir qué lo había hecho reaccionar
así.
—Déjame solo. —Dijo, limpiando sus lágrimas con tanta fuerza que temió
lastimarse. —Estoy bien.
—¿Cómo puedes decir que estás bien? —Jin se sentó a su lado, sin embargo,
JiMin se alejó un poco de él, ladeando su cabeza para que no viera su rostro
sonrosado y cubierto de lágrimas saladas. —Fue por lo que dijo BonHwa
¿Cierto?
—Ya no importa. —Respondió JiMin. No tenía ganas de hablar, no cuando se
sentía tan estúpido.
Consciente de que JiMin no diría nada, SeokJin no dijo nada más y salió de la
habitación, dejando al menor mirando la ventana como si no hubiese nada
más interesante que ver. El problema no eran los cachorros, ya que eso, a
pesar de lo que la manada creía, no lo correspondía a él. Luego de que todo
llegara a su fin y él regresara Busan, seguramente llegaría esa Omega
hembra que toda la manada deseaba para su líder.
.
.
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❝Diecisiete❞
—Muchas gracias por venir el día de hoy, mi señor. —Todos los que estaban
allí presentes hicieron una reverencia, demostrando respeto y un gran
agradecimiento hacia YoonGi. —¿Desean algo de tomar? —Preguntó el
hombre, dirigiéndose también al cuerpo del Omega que permanecía
cabizbajo al lado del Alfa de tez pálida, dando la impresión de que se
sostenía del brazo del mayor para no caer.
YoonGi miró a JiMin para después suspirar. —No, gracias. Necesitamos un
lugar para descansar, mi Omega está agotado.
—Por supuesto líder, por aquí. —Le dijo la Beta. La simpática mujer los
dirigió a una cabaña, la cual fue previa y cuidadosamente arreglada para la
estancia de YoonGi y JiMin. Se encontraban cerca de los límites del territorio
y las personas allí, a pesar de no tener demasiados recursos, querían darle
una buena impresión al magnate. —Sus centinelas están alrededor, a unos
kilómetros de aquí. Duerman con tranquilidad.
JiMin fue el primero en entrar, siendo seguido por YoonGi. Ya era de noche,
habían estado ya dos días en las zonas cercanas a los límites de Daegu
debido a que se presentaron avistamientos de lobos intrusos merodeando
por el lugar. Los guardianes, que fácilmente podían ser sinónimos de lo que
los humanos llamaban oficiales de policía, se encargaron de las violaciones a
las fronteras por un tiempo manteniendo informados a YoonGi y a HoSeok,
pero después de que aquello empeorara, llegando incluso a un intento de
robo, fue hora de que los hermanos Min intervinieran directamente.
—No has hablado en una semana entera desde la reunión en que te presenté
como mi pareja. —YoonGi observó atento como el cuerpo de JiMin se
tensaba. —Sé que algo te pasa. Dímelo.
YoonGi soltó una pequeña risa totalmente llena de ironía. —Claro, eso es
muy convincente, voy a creérmelo.
—Ven aquí JiMin. —Dijo por sobre su hombro. El Omega a paso lento caminó
hasta él, haciéndole un silenciosa interrogante de por qué tan inesperada
petición. —Daremos un paseo.
...
—¿Por qué estamos aquí? —El paisaje natural y nocturno de Daegu había
subido su ánimo un poco más. A pesar de seguir sin intenciones de hablar o
charlar, al menos no andaba cabizbajo de aquí a allá.
—Supongo que estás así porque esta situación te causa de una u otra forma
presión o estrés, por eso decidí traerte. —Los ojos de JiMin se llenaron de
incredulidad, parpadeando varias veces seguidas. —A mi me pasaba muy
seguido cuando comencé a liderar esta manada, fue muy difícil
acostumbrarme a tal responsabilidad.
Por ello, JiMin jamás le temió a la noche. Si era verdad que muchos más
acontecimientos ocurrían a esas horas donde las sombras podían ser un fácil
escondite para la maldad, pero la noche pura, donde sólo eran la Luna y las
estrellas alumbrando con su fina luz plateada cada lugar, era
asombrosamente magnífico. JiMin dejó salir un suspiro, tal vez decir la
verdad una vez no haría daño...
—No estoy así por eso, YoonGi. No estoy estresado. —Soltó, debía hacerlo o
se arrepentiría. —Sólo... He estado pensando que no soy lo que tu manada
desea. Y si es así, ¿Por qué seguir con esta farsa? Hace una semana en esa
reunión me di cuenta que aparte del rechazo de una mínima parte, muchas
más personas me veían con alegría, con esperanza... No puedo decepcionar a
tanta gente que ahora confía en mí ¿Cómo puedo decirles que esto es
mentira? No soportaría verlos decepcionarse.
—Su primera esposa era una mujer tan perfecta y sensual que esa fue su
principal razón para casarse con ella. Para él, esa Omega era su trofeo;
aunque terminó arrepintiéndose de haber aceptado a esa hembra como su
esposa años después. Su lobo nunca se mezcló a ella, para su suerte. —
Relató el pálido.
Cuando un lobo deseaba mezclar su alma con otro, pero era rechazado, las
consecuencias eran en magnitud catastróficas. Los más ancianos decían que
hasta la muerte era inevitable, pero varios pudieron superar el rechazo
luego de décadas. Esto era algo casi único que se veía mayormente entre los
comunes de clase media y clase baja.
JiMin rió por primera vez en aquella semana, diciendo en un tono divertido:
—Siempre sabes qué decir ¿Cierto?
—Tal vez. —Respondió, haciendo notar una pequeña y casi imperceptible
sonrisa cuando la comisura de sus labios a penas se curvó. —Todo saldrá
bien.
—Eso espero.
.
.
.
❝Dieciocho❞
JiMin abrió su boca, queriendo gritarle al doctor que dejase de mentir, pero
JungKook se le adelantó. —Muchas gracias, doctor. Váyase, ahora.
...
¿Por qué llorar de nuevo? ¿Por qué ser débil tenía que ser parte de su
naturaleza? Extrañaba su infancia llena de felicidad, a pesar de que durante
esta etapa su mayor deseo fue crecer. Al menos, esta vez, había despertado
tranquilo; a veces cuando esa espantosa pesadilla revivía sus tristes y
dolorosos recuerdos, despertaba bastante asustado, buscando protección de
algo o alguien hasta que se percataba de que todo era producto de su mente
y poco a poco se calmaba él mismo, ya que JungKook lo ignoraba cuando
tenía miedo.
—Lo dudo, pero está bien. —Murmuró. —Una pesadilla "tonta" no te hace
llorar y decir No unas treinta veces.
...
Amaba a JungKook, confiaba en él y quería creer que tal vez toda esta
discusión había sido un simple error. Dispuesto a complacer a su Alfa, firmó
el documento sin leer ni pedir explicaciones. Jeon sonrió satisfecho,
observando a TaeHyung complacido.
.
.
.
❝Diecinueve❞
—JiMin... —Dijo YoonGi con ese tono autoritario que tanto le molestaba al
Omega. Siempre que lo utilizaba significaba que quería obediencia, pero
JiMin lo ignoraba de plano. —Ladrón de pasteles, despierta ahora o te
lanzaré un vaso con agua fría.
—¿Eso es todo lo que tienes, Líder? —Inquirió, con sus ojos aún totalmente
cerrados y con una pequeña sonrisita en sus abultados labios. —Es tu culpa
por mantenerme despierto hasta medianoche.
Al terminar de lavar sus dientes, volvió nuevamente a la cama, pero esta vez
sólo para sentarse mientras veía con atención al pelioscuro, quien se
encontraba sentado cerca de la ventana escribiendo quién sabe qué. —
¿Necesitas algo? —Cuestionó YoonGi al sentir su mirada sobre él.
—Ayer me diste una clase sobre modales. Hoy quiero mi clase para entender
más cosas sobre la manada unificada de Daegu. —JiMin abrazó una
almohada y permaneció ahí, atento a cualquier gesto por parte de Min. —Ya
sé qué es un Omega Cría y lastimosamente para mi salud mental, sé qué es el
Centro Estral.
—Las reglas dicen que nadie debe salir de sus hogares. Los niños tienen que
ser obligatoriamente separados de sus padres por esa noche, son cuidados
por Betas debido a que a ellos no les afecta la Luna Roja. —YoonGi subió la
mirada por un par de segundos, encontrándose con JiMin escuchando sus
palabras atentamente. —No te preocupes, es una vez al año y ya en este ha
pasado la Luna Roja. Será para el próximo.
—En Busan solíamos temerle a ese día, ¿Aquí no le temen? —El pálido negó.
—Supongo que no es tan malo como lo hacen sonar.
—He pasado muchas Lunas Rojas sin problemas. Sólo voy a dormir y listo,
para la mañana siguiente todo está bien. —JiMin asintió, comprendiendo lo
que YoonGi le explicaba. —¿Otra duda?
—No, no puedes.
—Cuando te dije tonto por decir que todos los colores, excepto el negro y el
blanco, eran feos, varios me miraron raro. —Decía, inocentemente. —¿Qué
tiene de malo decir eso?
—Tal vez porque esperaban que te dirigieras con respeto hacia mí, mocoso.
—JiMin le miró mal. —Sólo estoy diciendo a verdad. Para todos en este
territorio, excepto para HoSeok y SeokJin, decirme «tonto» es una ofensa
descomunal.
—Bien, creo que eso es todo por hoy. —JiMin lanzó por los aires la almohada
que estuvo abrazando durante todo el interrogatorio, dejándola tirada por
cualquier lugar del colchón. —¿Para qué me hiciste despertar tan temprano
en un principio, YoonGi? Está nublado, quiero seguir durmiendo.
—Yo también desearía hacerlo, pero al igual que tú, tengo cosas que hacer.
—¿Yo tengo que hacer algo? —El Alfa asintió. —¡Eso no era parte del trato!
—No fue mi intención, pero SeokJin se enteró de que a penas tienes los
conocimientos básicos para leer y escribir. ¿Creíste que nadie se daría
cuenta, JiMin? —El nombrado de inmediato se sonrojó avergonzado, algo
cohibido al ser descubierto. Huyendo de la mirada de YoonGi, JiMin observó
los dos libros que siempre cargaba consigo.
Desde niño, uno de sus sueños fue leer esos dos libros. Su madre siempre lo
leía, por lo que consideraba que debía ser muy bueno. Sin embargo, con el
pasar de los años, sólo podía fruncir el ceño y arrugar su nariz cuando no
entendía las terminaciones y palabras utilizadas en esos libros con cientos
de páginas.
Toda su vida JiMin ocultó el hecho de sólo saber lo básico, pero fue obvio
cuando YoonGi lo encontró viendo fijamente el libro, intentando pronunciar
una palabra que jamás en su vida había escuchado.
—Disculpen las molestias. —El centinela volvió a erguirse. —El Alfa que
envió a Busan ha vuelto. Dice que hay muchas cosas que debe contarle, líder.
.
.
.
❝Veinte❞
—Está abajo, líder. Las sirvientas están atendiéndolo ahora mismo. —Con un
poco de temor, el centinela agregó: —Está agotado. Dijo que después de
espiar a Jeon, un lobo desconocido luchó con él. Tuvo suerte de ganar y ser
auxiliado por una familia cercana.
—JiMin no está enfermo. —Le dijo. Min hizo una seña y el centinela la
entendió al instante, saliendo de la habitación y cerrando la puerta a su vez.
—¿Qué sucede?
—¿JungKook vendrá? ¿L-Lo trajeron? —YoonGi miró angustiado el brillo de
temor en los ojos de JiMin. El mayor hizo un gran esfuerzo por no preocupar
más al Omega, ya que podría empeorar su estado si se mostraba angustiado
ante él. —¿Vino por mí?... —Con esa pregunta, la voz de JiMin se quebró.
—Ya lo sé, tu aroma a miedo inundó la habitación. —YoonGi sabía que las
emociones de los lados lobunos eran fuertes. Cuando la parte lobuna de un
cambiaformas sentía mucho miedo o mucha furia, era imposible para el lado
humano controlarse. —Tú quieres volver a Busan, pero la mención del
apellido Jeon te asusta hasta los calcetines ¿Qué tramas, roba pasteles? ¿Eh?
—Bromeó.
—Deje de decirme así, el robo de tu pastel sólo fue un desliz. —JiMin miró al
Alfa con ojos de cachorro regañado. —Tenía hambre y ese postre estaba allí,
susurrándome "cómeme, soy delicioso". —El Omega rió débilmente,
sintiéndose mejor al estar calmado. —Cuando dije que regresaría a Busan...
Nunca dije que volvería con JungKook.
—¿Entonces por qué te preocupa tanto el anillo de bodas que te une a
JungKook? —Preguntó, curioso. JiMin no supo si el estremecimiento de su
cuerpo fue por la pregunta hecha o por la voz grave que le preguntaba. —
¿Por qué insistes en estar aún casado con él?
...
—Ya estoy aquí, puedes decírmelo ahora. Sabes que no soy tolerante con las
personas que no van al grano. —Espetó.
—Hola, soy...-
—No sea impaciente, querido señor Min, déjeme terminar. —El Alfa rió. —
Pero fue hace unos cinco días que noté un cambio en la rutina general de
Jeon. Primero, se presentaron un hombre y una mujer regularmente en la
casa.
—¿Sabes quiénes son? —Cuestionó.
—Sí, después de unos dos días supe que eran sus padres. En un principio
creí que sería una de esas típicas visitas hechas por cariñosos y preocupados
padres, pero eso cambió cuando a través de la ventana los vi hablando
mientras leían unos documentos de los cuales desconozco su contenido. No
se veía como una visita familiar feliz, me percaté de ello al verlos tan serios.
Aparte ¿Quién hace esas cosas con sus hijos a medianoche?
—Esta es la cereza del pastel, Min. —El simpático Alfa que no había parado
de bromear al principio, ahora permanecía serio. —En mi último día
vigilándolos, vi como Jeon contraía matrimonio con un Omega y éste lo
aceptaba frente a los padres de JungKook.
JiMin sintió que por un segundo, su corazón dejó de latir. En ese momento,
todo, absolutamente todo, su mente y sus pensamientos, se quedaron en
blanco.
Antes de que preguntaran, JiMin se puso de pie y sin decir una sóla palabra
corrió fuera del despacho. Escuchó a YoonGi llamarlo, pero JiMin lo ignoró.
No iba a llorar otra vez, JungKook no merecía sus lágrimas.
Por primera vez en su vida sintió la ira correr como fuego ardiente por sus
venas, corriendo por los pasillos, sin importarle las curiosas y confundidas
miradas de sirvientas y guardias... Sólo una cosa rondaba por su mente en
ese instante.
Entró furioso a la habitación que él y YoonGi llevaban semanas
compartiendo, abriendo con brusquedad la puerta. Buscó en el pequeño
estante donde el pálido le había dicho que dejó su anillo de bodas. En el
segundo en el que su mano tocó el frío aro de plata, lo tomó, apresándolo en
su puño.
—Todos los Alfas, todas las personas con poder... —Pensaba, ardiendo en
furia. Sus ojos se encontraban cristalizados, sin embargo, no, se negaba
rotundamente a llorar. —Son seres horrendos que no merecen nada y a
nadie. No merecen ser felices, son unos monstruos. Los odio.
Abrió molesto la puerta de cristal que daba hacia el balcón. JiMin observó la
resplandeciente Luna, y en un último arranque de furia, lanzó el anillo,
arrojándolo a la nada y viéndolo perderse entre la oscuridad.
Dejó que sus lágrimas fluyeran, esta vez, sólo para aliviar su corazón y dejar
salir todo lo que hasta ese momento tuvo que callar. Ya había aprendido la
lección.
.
.
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❝Veintiuno❞
¿Qué tanto daño le hicieron? ¿qué era lo que tanto le atormentaba? ¿por qué
tenía tanto miedo? Nunca había visto a alguien reaccionar de esa manera
ante la mención de un apellido y mucho menos que el lobo estuviese tan
aterrado como para descontrolar la parte humana. JiMin estaba ocultando
algo, pero no podía llegar y preguntarle simplemente.
Buscó con la mirada al Omega por toda la habitación, sin embargo, no pudo
encontrarlo. Descolocado, YoonGi entró por completo y luego se acercó a la
puerta del balcón; estaba abierta, aparte de que desde ahí provenían unos
sollozos. YoonGi vio a JiMin llorar en silencio, sentado de rodillas en el piso
de frías baldosas.
—No quiero otro Alfa. —El Omega tomó la mano de YoonGi, sólo para
bajarla suavemente y después levantarse por si mismo bajo la atenta mirada
de Min. —No deseo querer a alguien más en este momento. Mucho menos
casarme de nuevo.
—Tal vez así sea en Daegu, pero en Busan eso es un terrorífico suceso. —
Comentó JiMin, abandonando el balcón de la habitación al igual que YoonGi.
—Iré a dormir, necesito descansar.
El Alfa asintió y caminó hasta el baño de inmediato, acción que JiMin
agradecía internamente. En alrededor de las tres semanas que habían estado
juntos fingiendo ser pareja, YoonGi aprendió que cuando JiMin anunciaba
que se iría a dormir, él debía ir al baño, no porque quisiera darse una ducha
como ahora lo hacía, sino porque le daba a JiMin la privacidad de quitarse las
vestimentas con las que salía al público y colocarse algo más apropiado para
dormir cómodamente.
Eran pequeños detalles con los que a penas podían conseguir convivir el uno
al otro. YoonGi era una buena persona, no lo odiaba, pero no llegaba a saber
lo suficiente de él como para hacerlo más que un conocido frente a sus ojos.
Sólo lograban ser dos desconocidos que convivían e intentaban llevarse bien.
Las lágrimas que habían salido de sus ojos anteriormente yacían secas en
sus mejillas. JiMin suspiró y cerró sus párpados, dejándose llevar por el
cansancio que le consumía.
...
—Vamos JiMin. Te enseñaré algo muy divertido. —La joven Beta sonrió
mientras que tomaba entre sus brazos a JiMin, quien sólo contaba con cinco
años de edad. —Mamá te enseñará a leer.
Ese día JiMin aprendió las vocales y cómo escribirlas, la forma de la caligrafía
de su madre le parecía muy linda. Eran cuadros y rayitas con círculos; JiMin
intentó hacerlas tan bonitas como su progenitora, pero fallaba y terminaba
escribiendo algo poco entendible, un poco chueco y para la molestia del
pequeño Park, la punta de su lápiz se partió más de dos veces por afincarlo
demasiado.
Su madre le consoló diciéndole que para ser la primera vez, había hecho un
excelente trabajo. JiMin confundió bastantes veces la O y la U, por lo que
todo ese día se fue sólo en vocales.
—¡JiMinnie! —Le llamaron. JiMin volteó y corrió sonriente hacia el otro niño,
ambos ansiosos por jugar. En la vida de los cachorros, esa era la única
diversión, corriendo y ensuciándose tanto en sus formas humanas como en
sus pequeñas y adorables formas lobunas.
—Mi mami me enseñará a leer y a escribir. —Le dijo JiMin al otro niño
mientras jugaban a pasarse la pelota, los dos sentados tranquilamente sobre
el suelo. —Ella dice que es muy divertido.
—Para qué leer JiMinnie, sólo eres un Omega. —Dijo el niño. —Mi papá dice
que no es necesario que los Omegas aprendan eso, pero aún no sé por qué.
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❝Veintidós❞
—Hemos terminado por hoy. —Jin sonrió y a su vez, JiMin también lo hizo.
El mediodía ya era presente, por lo que la pequeña clase se dio por
terminada de inmediato. —Te llevaré pronto el almuerzo, ve a descansar por
mientras.
—¡Ya puedo leer un poema completo! —El menor buscó con rapidez la otra
hoja de papel, desdoblándola y dejando ver un corto poema allí escrito. JiMin
hizo una pausa pequeña, carraspeando su garganta con elegancia. — Hay
amores que duran toda una vida y son olvidables. Hay otros que duran un
corto periodo y jamás se olvidan, ¿cuál es más real? ¿El evocado como un
sueño breve, pero curiosamente duradero, o aquel al que permanecimos
aferrados una vida y apenas dejó huella? ¿Son tan sólo espejismos acordes
con las estaciones del año? A través de cuatro historias, conocemos el sentir
más profundo de diversos personajes desencantados. Aunque la muerte es el
destino de todos los seres vivos, sólo los humanos, conscientes del miedo y
su desgracia, se aferran con desesperación a sueños de felicidad.
YoonGi no articuló ninguna palabra después de que JiMin finalizara, tras
pequeños balbuceos, el poema; en cambio, sonrió. Esta vez, de una forma en
la que JiMin no jamás había visto en todo el tiempo que llevaban
interactuando; una sonrisa que mostraba sus rosadas encías. La gran mano
pálida se posó en su cabeza, acariciándola como felicitación. Como un padre
lo haría cuando su hijo lo enorgullecía.
...
JiMin supuso que como el líder de una inmensa manada, mantener la calma
en situaciones, o al menos ocultar lo que sentía, era parte de su día a día; al
Alfa de piel blanquecina no le tembló la voz en ningún momento, en realidad,
era poco perceptible la tensión en su cuerpo. Su rostro y facciones seguía
igual, observando a su hermano y segundo al mando tan serio como siempre
lo había sido. No era extraño para HoSeok que YoonGi fuese así, ya lo conocía
perfectamente.
—Lo sé, mi punto es hacer justicia por esto. —YoonGi se dio el lujo de
relajarse cuando notó que HoSeok se lo había creído. —Sólo estoy esperando
a que se dé una mínima evidencia que me permita llevarlo ante los
ministros, una segunda vez no será perdonada.
Y tal como dijo YoonGi, en unas horas estuvieron en camino a aquella zona.
Como la supuesta pareja del líder, su deber era estar a su lado en todo
momento, fuera a donde fuera. El trayecto fue un poco corto debido a que la
zona donde lo citaban se localizaba en la sector central de la manada, lugar
cercano a donde se establecía la enorme mansión de la familia Min. SeokJin
se había encargado de vestirlo, dándole ropas que combinaran con el
atuendo de YoonGi por más que JiMin se hubiese negado.
Una Omega despeinada fue quien los recibió, luciendo muy cansada y por
esa razón, les pidió una disculpa. Una pequeña cachorra hizo aparición,
colocándose a un lado de la mujer y tal como ella le ordenó, la niña sonrió e
hizo una pequeña reverencia hacia YoonGi y JiMin.
Ser padre o madre se trataba de dar el visto bueno de las cosas, hacer que
sus bebés nunca perdieran la esperanza, dar lo que sea, incluso mentir y
decir que todo mejoraría sólo para ver la inocente sonrisa de sus cachorros
iluminar una atmósfera decaída, triste y melancólica en segundos. A medida
que fue creciendo, JiMin se percató de ello.
Su madre lo había hecho, pero él se dio cuenta muy tarde.
La Omega le susurró algo a la niña y ésta asintió enérgica. Con una sonrisa se
despidió de ambos, dejando una rara sensación en JiMin.
—YoonGi, tenemos que irnos. Ahora. —Dijo, sintiendo como sus manos
comenzaban a temblar involuntariamente.
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❝Veintitrés❞
—Mami, ¿A dónde vas? —El pequeño JiMin miró a su madre, un poco triste.
—Dijiste que me enseñarías a leer hoy, ¿recuerdas?
—Lo sé bebé. —Ella sonrió, besando la frente de su pequeño hijo Omega. —
Cuando mami vuelva, te enseñará a leer mucho.
Y entonces, su madre le entregó un grueso libro; ese que ella siempre estaba
leyendo.
...
—Quiero irme, está aquí. —Decía, mirando con total odio la puerta de
madera. La mujer que antes los había atendido se veía preocupada, no muy
segura de qué hacer. —Él está aquí...
—¿Quién está aquí? —YoonGi tomó por los hombros a JiMin haciendo que
éste lo mirase, evitando que se diera la vuelta y se fuera como así lo quería.
—Mira a quien tenemos aquí. ¿Creías que huirías? —El hombre se acercó,
pero el potente gruñido que surgió de la garganta de Min lo hizo retroceder.
Con una mano ubicó al Omega detrás suyo, viendo al otro Alfa fijamente.
—Oh vamos señor Min, ¿qué es lo que planea con él? Es un simple Omega, ni
familia tien-
—He dicho que te vayas de Daegu en este instante. Obedece. —JiMin arrugó
entre su puño el costoso traje de YoonGi, con su Omega chillando por la
reciente Voz de Mando que se escuchó por todo el pasillo. El padre de
JungKook retrocedió, atemorizado ante la orden de un Alfa superior.
Finalmente sólo pudo gruñir, desapareciendo del lugar.
YoonGi miró a JiMin por encima de su hombro, soltando un muy
claro «vámonos» mientras caminaba hacia la entrada. El Omega
rápidamente le siguió, aún teniendo los efectos de la Voz de Mando sobre su
cuerpo. Los guardianes llegaron pero el pálido los ignoró, simplemente
tomando la muñeca de JiMin y dirigiéndolo nuevamente a la mansión. Por un
segundo, JiMin tuvo miedo.
...
—Nada...
—¡Sé que te hicieron algo, JiMin! Deja de mentir por una vez en tu vida. —
Gruñó.
—¡Me comprometieron con él, YoonGi! No pude hacer nada, no podía
negarme. —Gritó, sintiendo que explotaba. ¿Cómo podía una persona
mantener guardado tanto sentimientos por tanto tiempo? —¡Lo supe desde
un principio! A los ojos de JungKook sólo era una cosa. Una cosa que resultó
ser defectuosa y por eso decidió maltratarme, pasé a ser algo inútil y sin
importancia. ¿Quieres saber todo? ¿Eso quieres, YoonGi? ¡Él me obligó a
tener sexo! Nunca me marcó, jamás me presentó como su esposo, tenía
prohibido salir de casa...
—¿Y eso qué tiene que ver? ¿qué pasa con ser Omega?
—Para eso está tu lobo JiMin. —El nombrado lo miró confundido. —Tú eres
un Omega, tu lobo es más pequeño y delgado, pero más rápido y hábil. La
agilidad vence a la fuerza, un pesado lobo Alfa no podría hacer nada.
—Tu lobo no se irá a ningún lado, él es parte de ti. —YoonGi lo miró con un
poco de tristeza, había tenido varias conversaciones parecidas con JiMin y en
la mayoría debía terminar consolándolo.
—Lo siento, debí haber hecho algo cuando el padre de JungKook apareció. —
Decía JiMin, rompiendo el silencio. —Soy un cobarde, debí ayudarte.
—Ya eso pasó JiMin. —El menor asintió, sintiéndose un poco mejor. Esta
clase de conversaciones habían provocado que a medida que pasaba el
tiempo se sintiese ligeramente un poco más seguro de lo que hacía. —Mi
agenda está libre por dos días, ¿hay algo que quieras hacer? —Preguntó,
queriendo alejar los malos sentimientos que invadían la mente de JiMin, asi
tal vez se sentiría mejor.
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❝Veinticuatro❞
—Por favor YoonGi hyung. —decía JiMin con voz cantarina, sabiendo que
aquello molestaba al mayor. Iba de un lado a otro, siguiendo a YoonGi a
donde sea que éste fuera al intentar escapar de él. —Por favor, por favor, por
favo-
—¡Mentira! Ayer dijiste que hoy y mañana estarías libre de tus obligaciones
aburridas como líder. Por favor, hazlo por JiMinnie. —los labios gruesos y
rosados del Omega se curvaron en un puchero, sobresaltando su labio
inferior. Sus ojos parecieron cristalizarse con un brillo tierno y suplicante. —
Sólo un ratito.
Con un otro suspiro saliendo de su boca, YoonGi se dio por vencido. —Está
bien, iremos. Pero sólo una hora ¿está bien?
JiMin bajó las escaleras con rapidez, bajando de entre dos escalones; por su
parte, YoonGi bajaba cada uno de ellos como lo hacía normalmente, sin
apuro alguno. En el trayecto se encontraron con una escena divertida,
tratándose de SeokJin regañando a HoSeok por haber metido el dedo en la
dulce mezcla para postres que estaba batiendo. Decidieron evitarla, riéndose
de que el respetado Segundo al Mando viese a su primo Omega con cara de
cachorrito regañado.
—Bien, haz lo que tengas que hacer. —dijo YoonGi, no obstante, JiMin agitó
su peluda y esponjosa cola blanca de un lado a otro, sentándose junto al Alfa.
—¿Deseas algo más?
...
...
❝ Ve i n t i c i n c o ❞
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—¡Hyung! ¡no sea tramposo! —dijo JiMin. Ahora que ambos estaban en sus
formas de lobo, podían comunicarse. Alguien en su cuerpo humano sólo
entendería ladridos y chillidos provenir de ellos, pero ellos sí podían
entenderse completamente. —¡Eso no es justo!
—Claro que es justo, no seas llorón. —JiMin se quejaba debido a que durante
su juego de mordidas, el ganador era quien lograba derribar al otro. Ya iban
más de ocho rondas, todas ganadas por el mayor. JiMin no podía hacer caer a
ese enorme lobo por más que quisiera.
—Ya suéltame, YoonGi tramposo. —refunfuñó. Ronda número nueve y había
vuelto a ser el perdedor; ya ni le sorprendía. El lobo blanco se colocó en el
lomo negro del Alfa, recostándose con claras intenciones de descansar allí.
—No soy una cama JiMin. —reprendió YoonGi, pero no fue obedecido por
JiMin. Éste, simplemente como tratándose de un acto de provocación, se
acurrucó más en su pelaje negro. —JiMin... —dijo, intentando ser paciente.
—Deje de quejarse hyung, sólo quiero dormir. —el Alfa creyó que ese pedido
por parte del menor se trataba de otro juego extraño para molestarlo e
intentar sacarlo de quicio. Pero, al notar que JiMin siquiera se movía y
respiraba pacíficamente, se percató de que no era así.
Sabía las bases de la historia, no lo demás. Intentó hacer que JiMin hablara
con él, que le contara las cosas para poder brindarle ayuda, pero el Omega se
había negado y él no era nadie para obligarlo a hablar.
Él intentaba ser ese soporte, ayudarlo y hacerlo ver que ser Omega no era
una delimitación. No lo haría mediante el cliché de los abrazos, sino que le
haría saber que su vida podía mejorar únicamente con palabras y así, de esa
manera, JiMin podría regresar a Busan con un nuevo ideal de sí mismo, y
podría buscar la felicidad en otro Alfa o hasta Beta en su verdadera manada
que lo respetase.
Ambos tomarían diferentes caminos cuando todo esto de fingir ser pareja
culminara. Dudaba bastante volver a ver al Omega después de que se fuera a
Busan otra vez.
Min estuvo apunto de dormirse de no ser por el crujido de una rama que
llegó a sus oídos. Levantó su cabeza de inmediato, observando sus
alrededores al buscar la procedencia de aquel sonido. Escuchaba cada vez
más cerca unas pisadas, y fue instantáneo su gruñido al detectar el aroma de
un lobo desconocido.
Estuvo listo para expulsar a ese individuo cuando el peso de JiMin lo hizo
parar en seco. Iba a ser imposible hacer algo con el Omega allí, siendo un
punto débil al cual podrían atacar en lugar de él. Con suavidad y rapidez bajó
al menor de su lomo, tomándolo por el cuello sin llegar a lastimarlo, de la
manera exacta en la que una madre lobo transportaría a su cachorro.
JiMin despertó, a penas podiendo abrir sus ojos, somnoliento. Pasaron unos
cuantos minutos cuando pudo percatarse de la manera en que YoonGi lo
llevaba. En definitiva, sabía que si hubiera estado en su forma humana, no
existiría manera disimular el sonrojo en sus mejillas.
—¿YoonGi? ¡Suelta! —se quejó. Él no era un cachorro para que lo llevaran de
esa forma. Sólo su madre lo había llevado un par de veces así en su
momento. —¡Hyung! —chilló el lobo blanco al notar que Min no le prestaba
atención a sus quejas. ¿Qué había sucedido mientras él dormía?
...
—¿Dónde está HoSeok? —le preguntó el pálido a uno de los Betas que
trabajaban junto a su hermano menor. —Necesito hablar con él.
—Vine antes, como podrá ver. Estaba hablando con HoSeok hyung sobre lo
que investigué durante estas dos semanas. —YoonGi se mantuvo en silencio
y «Kim» lo tomó como un pase a que siguiera contando sus descubrimientos.
—El Omega al que JungKook le pidió matrimonio ya ha sido marcado por lo
que supongo que ya han mantenido relaciones sexuales.
—Sí, señor Min. El nombre de ese Omega es Kim TaeHyung. —YoonGi tomó
su asiento en la cabeza de la extensa mesa de reuniones, con su completa
atención en lo que Kim le decía. —En un principio se veía bastante feliz con
su marca y compromiso. Sin embargo, hace un par de días se mostró más
decaído y distante.
—¿Has visto algún golpe o señal de maltrato sobre él? —cuestionó. HoSeok
por su parte sólo permanecía callado, escuchando la conversación en
silencio.
—No he visto nada. —el Alfa soltó un suspiro. —Ese Omega es hijo de los
Kim, una familia bastante conocida en varias manadas de Busan. Hace unos
días su padre fue asesinado mientras que asistía a una fiesta en la Gran Seúl.
El asesino no dejó rastros, es muy claro que ese es uno de los factores
causantes de su tristeza.
Sin nada más de qué hablar, YoonGi abandonó la sala de reuniones con
HoSeok siguiéndolo, y al cerrar la puerta ambos hermanos caminaron por
los pasillos sin decirse ninguna palabra. No obstante, eso fue hasta que
subieron las escaleras en dirección a los dormitorios de la familia Min; debía
contarle a su hermano menor lo sucedido debido a que como segundo al
mando, tenía todo el derecho de saber esta situación en concreto.
—Esta mañana capté a otro Alfa Líder rondando por la zona, no pude hacer
nada ya que JiMin estaba ahí, sería presa fácil. —comenzó a decir el pálido.
No pasó mucho tiempo cuando HoSeok lo miró sorprendido. —Iba a
decírtelo antes, pero me sorprendió encontrar a Kim allí.
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❝Veintiséis❞
—¿Qué sucedió? —preguntó JiMin preocupado. Sabía que algo no muy grato
había sucedido mientras que él tomaba una siesta como un cachorrito. —
¿Hice algo malo? ¡Juro que no sabía que roncaba!
—No roncaste ni nada parecido. —YoonGi soltó una sutil risa, divertido con
las ocurrecias de JiMin. Se sentó en la cama junto al preocupado Omega que
seguía insistiendo, pidiendo perdón sin motivo alguno. —Ya cálmate, no has
hecho nada malo.
—No estoy enojado, sólo tenía asuntos que atender. —le tranquilizó con una
sonrisa que sólo curvó sus labios. Vio a JiMin asentir, menos preocupado. —
Hubo un cambio de planes.
—Es lo normal, pero allí estará SeokJin. Si quieres puedes irte con él a penas
te aburras. —le respondió.
Pasó un rato y el Omega aún no podía conciliar el sueño, sin importar cuánto
cambiase de posición o cuántas ovejas contara. Todo sería más fácil si en vez
de una mansión fuese una casa común y corriente, donde podía bajar sólo un
par de escaleras para llegar a la cocina y tomar un poco de agua. Pero allí era
distinto, si deseaba ir a la cocina debía atravesar muchos pasillos, luego
bajar las enormes escaleras e inventarse una excusa para cualquier guardia
o sirvienta que le preguntara qué hacía solo a altas horas de la noche sin su
pareja u Omega Cría.
...
—Aún no me has contado por qué actuaste así mientras yo dormía. —decía
JiMin, caminando junto a YoonGi e intentando ignorar la vergüenza hacia sí
mismo al observar como al pasar, las personas, desde niños a ancianos,
bajaban sus cabezas en dirección a ellos mostrando respeto.
—Mientras dormías pude sentir a otro Alfa Líder cerca. —JiMin le miró
descolocado. —Estabas ahí, así que no pude hacerme cargo como debería.
—Está bien... —el Omega se vio aún más preocupado y nervioso al ser
recibidos en la elegante reunión, donde los hombres portaban elegantes
trajes y las mujeres hermosos vestidos que favorecían sus excelentes figuras.
—¿Es grave que hayas encontrado a otro? —preguntó en susurro.
La necesidad de un Alfa del tipo líder era proteger una manada y tener un
territorio; cuando eran expulsados todo esto se le era arrebatado, lo que
causaba un gran quiebre en su orgullo. Se desesperaban por encontrar un
nuevo territorio, al punto de llegar a la fina línea entre la cordura y la locura.
Que se haya aparecido uno de estos "solitarios" en su territorio era una
provocación, invitándolo a luchar por el liderazgo de la Manada de Daegu.
—¡YoonGi! ¡Mi bebé! —gritó de la nada una mujer con un largo y precioso
vestido negro, empujando sin reparos a las personas que le impedían su
camino. —Cuánto has crecido mi pequeño. —la Omega apretó las pálidas
mejillas, y JiMin no pudo reprimir una pequeña risa ahogada.
—Madre, detente por favor. —la pelinegra lo soltó, aún con una sonrisa en
su rostro.
—Te avergüenzas de tu madre ahora que no eres un bebé. —atrás de la
señora apareció un alto Alfa del tipo de YoonGi. JiMin no dudó en que se
trataba de su padre, tan pálido y con ese mismo aire de sabiduría y reflexión.
—¿Trajiste a mi pequeño niño esperanza? ¿Dónde está mi HoSeokkie?
Ahora que se fijaba mejor, la mujer era una versión mayor y femenina de
HoSeok. ¿Los hijos de los Min eran las réplicas de sus padres o qué?
—No pudo asistir hoy, está ocupado. —la Omega mayor puchereó y JiMin
pudo ver como sus ojos se cristalizaron.
—En la boca de todos sólo está que Min YoonGi y su Omega no parecen ser
una pareja real. —aquellas palabras tensaron a ambos, por lo que sólo
intercambiaron miradas. —Quiero verlos, demuestrenle a todos que ustedes
sí se aman.
Después de lo que pareció una larga espera, pudo sentir los labios delgados y
cálidos de YoonGi posarse con suavidad sobre los suyos, tan delicadamente
que todo su cuerpo se estremeció. Si YoonGi no hubiera estado
sosteniéndolo, tuvo la sensación de que hubiera perdido la fuerza de sus
piernas, produciendo una dolorosa y vergonzosa caída. Sus manos se
colocaron en los hombros del pálido, apretando la zona ligeramente.
Cuando los labios del mayor fueron separándose de los suyos con lentitud,
JiMin se obligó a abrir sus ojos. Unos inesperados aplausos por parte de los
invitados se escucharon, mientras que la señora Min saltaba sobre su hijo
diciéndole incontables cosas a la vez y que el Omega de labios abultados no
podía procesar. JiMin simplemente no oía lo que sucedía a su alrededor.
¿Por qué seguía sintiéndose de esa manera? Tan indefenso y con su corazón
latiendo acelerado y fuertemente. No lo entendía.
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❝Veintisiete❞
Lavó sus manos sólo por necesitar durar más tiempo allí adentro, secándolas
con lentitud; necesitaba descansar de todo esto, pero estaba en deuda con
YoonGi. Tal vez de no ser porque el pálido lo hubiese salvado de una muerte
lenta provocada por la hemorragia en la herida que JungKook había hecho o
por una infección de la misma, no hubiera aceptado ser parte de esta farsa.
Desde que supo sobre el acto de caridad del Alfa para salvarlo, sintió que
estaba en deuda con él.
Con un poco más de fuerzas retomadas abandonó el baño sin hacer ningún
ruido en el transcurso, ese era el único sitio en el que existía un poco más de
discreción y privacidad dentro de la reunión hecha en honor a los Min. No
tenía idea del por qué hacían esta celebración, donde por más inadecuado
que sonase, varios comenzaban a sufrir los efectos del alcohol, diciendo
incoherencias y riéndose por cualquier cosa.
—¿YoonGi? —le llamó en voz baja, llamando la atención del nombrado. El
Alfa sonrió un poco al verlo, sin embargo, parecía cansado. —¿Dónde está
SeokJin?
—No, para nada hyung. —JiMin sonrió. —De hecho parece estar feliz, va de
aquí a allá llenándome de dulces que no me niego a comer. No te asombres si
algún día entro rodando a la habitación. —bromeó.
—Me alegra saber eso. —rió. —Luces mejor con más carne sobre tus huesos,
te ves lindo así.
—¿Crees que soy lindo? —susurró un tanto asombrado. JungKook decía que
con cada día que pasaba su aspecto empeoraba; las únicas veces en las que
se sintió totalmente feliz con su aspecto fue en su adolescencia, cuando no
tenía un marido atormentando sus días. La mirada de YoonGi se posó sobre
él y de inmediato se arrepintió de haber preguntado algo como eso. —
Olvídalo... ¿Por qué han organizado esto para tu familia? Aún no me lo has
dicho.
YoonGi abrió su boca y de inmediato la cerró, suspirando. Por esta vez
ignoraría el drástico cambio de tema. —Digamos que les gusta agradecerle a
mi familia por lo que hemos hecho a través de todos estos años. Su manera
favorita es celebrar mientras puedan.
—Nadie sabe lo que sucederá mañana JiMin. —YoonGi colocó su codo sobre
la mesa, recostando su mejilla en su mano. —Después de la tormenta viene
la calma, pero la calma puede irse en cualquier momento. Hay que pensar en
el presente, el futuro es incierto.
—Supongo que sí. —el menor rió ligeramente, el pálido cada día sin falta
poseía esa aura de inteligencia y astucia, como si pensara cruelmente
cualquier hecho que se le pasara enfrente, analizándolo, eligiendo creer lo
que para él era lo más lógico y realista.
—Buenas noches. —musitó, con toda la educación posible. —La señora Min
ha ido a la cocina, ha dicho que su hijo y yerno necesitan una cena. Es un
honor ser quien cumple con su pedido. —el Beta sonrió y dejó los platos de
caro material. En una fiesta como aquella, todo debía ser impecable y digno.
—Sí señor, soy nuevo. He venido a reemplazar a la señorita Kim, desde que
su alma se mezcló y tuvo a su bebé, tuvo que abandonar este empleo. —
mencionó ligeramente decepcionado. Su hermana había entregado todo a
ese Alfa, sólo esperaba que valiese la pena. —Mi nombre es Kim NamJoon, es
un placer trabajar para ustedes.
...
—Hyung, ¿Sigue en sus cinco sentidos, verdad? —JiMin rió alto a penas el
Alfa colocó cara de indignación.
—Ahí está la respuesta. —se burló, haciendo gruñir al menor. —Que gran
gruñido, estoy temiendo por mi vida en este instante. Ten piedad de mí,
roba-pasteles.
—No quiero.
En medio de su agradable conversación que constó básicamente en retarse
para saber quién molestaba más al otro con sus burlas, no se percataron de
la suave melodía instrumental que comenzó a sonar. Alfas, Betas y Omegas
se agruparon en parejas, danzando al ritmo de la canción mientras hablaban
con quien bailaban.
Poco les importó a ambos, pero la madre de YoonGi fue quien los empujó a la
pista junto a ella y a su cónyuge que sólo reía por la manera en que su esposa
terminaba saliéndose con la suya. La mujer los dejó en medio de la pista,
yendo hacia su Alfa.
—Supongo que debemos bailar ahora, a no ser que en medio de una pista de
baile tú te sientes a comer. —le respondió, obviando su oración con su tono
de voz bastante sarcástico.
—No sé qué hacer en este tipo de baile. —murmuró. De niño solía bailar
bastante, con cualquier canción. Poseía una facilidad para moverse al ritmo
de la música y sus padres se lo decían mucho, parecía que su cuerpo no le
pesara en absoluto. Pero eso era cuando quería, además de que le gustaban
más los bailes enérgicos y expresivos. Esto no se le acercaba demasiado.
—Sólo sígueme el paso, esto se basa en pasos de uno, dos y tres, es sencillo.
—YoonGi comenzó a moverse con un JiMin siguiéndole los pasos
torpemente, intentando no terminar pisándole.
Unos breves minutos pasaron cuando el menor notó que lentamente sus
pasos se sincronizaban. JiMin sonrió, había sido más fácil de lo que creía; aún
fallaba en algunas partes, pero no era nada de lo que debería preocuparse.
JiMin observó sus alrededores mientras que era guiado por YoonGi al
compás de ese baile, encontrando una escena peculiar. Los señores Min
bailaban de la misma manera que ellos, con dla iferencia de que la Omega de
suave y largo cabello azabache recostó su cabeza en el pecho de su Alfa.
Aquello lo hizo sonreír, sus padres solían hacer lo mismo en medio de la sala
cuando su madre cantaba la canción con la que decían haberse conocido. En
ese entonces JiMin era un niño, sólo atinaba a decirles cursis a sus padres y a
gritar asqueado cuando estos se besaban.
—¿Debería hacer lo mismo que tu madre? —decía, riéndose. ¿Así era que
debía lucir una pareja feliz y enamorada?
—Mis padres tienen un lazo muy fuerte... —murmuró esta vez YoonGi. —
Desde que tengo uso de consciencia jamás he visto la mordida de mi madre
palidecerse o tornarse púrpura. Siempre ha sido de tonos rosa vivo, supongo
que eso indica una relación estable y amorosa.
—Mis padres también eran así, con la diferencia de que ambos eran Betas.
—ya para ese momento, los pasos de el Alfa y el Omega se habían
sincronizado totalmente, moviéndose de forma inconsciente. —Los lobos de
ellos habían mezclado sus almas, incluso he llegado a envidiar la dulce vida
de amor que ambos tuvieron.
El menor lo miró y luego bajó la mirada, tenía miedo, pero sin embargo, algo
dentro de él le impulsaba a arriesgarse y confiar en YoonGi.
—Sí, pero creí que con esos tres años llegaría a amarlo. Pero sólo lo quería, y
ese era un querer parecido al que deben compartir los hermanos. —el
menor suspiró. —Él se enfureció al saber que todo su esfuerzo fue en vano y
que yo no lo amaba, aunque las cosas se calmaron pronto. Luego mi celo
llegó y...
Después de esa semana intentó hacer que nada había sucedido, era normal
que su marido le ayudase a pasar su celo, o al menos eso quería creer. Pero
los problemas volvieron a surgir cuando pasaron tres meses y su celo volvió
a aparecer. JungKook no lo tocó esta vez ya que estaba confundido; el celo de
los Omegas era cada tres meses y durante esa semana, sin haber usado
protección como ellos, las posibilidades de un cachorro en camino eran de
cien por ciento. Que su celo hubiera vuelto a llegar significaba que no estaba
en espera.
—Lo siento...
—No te disculpes, puedes contarme otro dí...-
—Creí que estabas ocupado HoSeok. —decía YoonGi, saliendo de la pista con
JiMin siguiéndole los pasos. —Si dejaste tu trabajo a medias voy a matart...
HoSeok los miró pícaro, carcajeándose. —Bien, ahora tengo que decirte algo
importante hermano. Pero tiene que ser en privado. —el menor de los
hermanos Min limpió una lágrima imaginaria por sus risas. Se alejaron un
poco del agetreo y YoonGi temió por lo que su madre podría hacerle a JiMin
mientras él se distraía. —Kim ha regresado de Busan antes de lo planeado,
dijo que ha encontrado lo que buscábamos.
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.
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❝Veintiocho❞
—¿YoonGi hyung? ¿Qué sucede? —preguntó JiMin al ver tanto ajetreo entre
los hermanos Min. Nunca le explicaban lo que ocurría y eso le resultaba
frustrante, siempre se quedaba de pie en un mismo sitio decidiendo entre si
preguntar o quedarse con la duda para no fastidiar a los demás.
El menor creyó que podría tropezar debido a la rapidez con la que caminaba
para seguirle el paso a YoonGi, ingresando a un vehículo negro que se puso
en marcha a penas se cerraron las puertas. Pequeñas gotas de lluvia
comenzaron a caer en una breve llovizna y el Omega no hizo más que
observarlas caer y empapar todo a su paso. JiMin estaba tan concentrado en
ver el paisaje que no se percató de un pequeño detalle.
—Dime qué sucede, no quiero quedarme con la intriga hyung. —le suplicó al
Alfa, el cual también había estado observando las gotas de lluvia caer.
—Sólo he escuchado rumores sobre él. Una vez mi abuela me contó que era
un impostor, iba a preguntarle por qué pero recuerdo que mamá desvió el
tema preguntándonos que deseábamos cenar.
El Alfa de tez pálida se mantuvo callado ante las palabras de JiMin, pero
luego de ello suspiró, siguiendo con su intento de "breve" resumen. —Mi
informante encontró lo que buscábamos. JungKook al parecer volvió a
agredir a otro Omega y después de la primera advertencia, no pienso tener
mucha más paciencia con el asunto. JungKook y ChanYeol estarán en graves
problemas frente al Alto Mando.
—Cuando te traje acá se formó una alianza entre las manadas. Esa alianza va
más allá de ser sólo el amigo del líder en cuestión. —YoonGi se removió en
su asiento, teniendo una sensación incómoda en su cuerpo. —Esa "amistad"
que se reafirmó al momento en que uno de los Omegas de mi manada se
mudó a la de ChanYeol es una alianza donde incluso yo debo estar al cuidado
superficial de tu anterior manada.
—JiMin, ve con SeokJin. —le ordenaba mientras subían las largas y enormes
escaleras, llegando así al pasillo más importante del segundo piso. Los
ancianos solían decir que la experiencia formaba al maestro, y tal vez el
tiempo que JiMin llevaba allí fue suficiente para memorizar al menos los
pasillos principales. —Quédate con él hasta que vuelva.
—Ya he dado una orden HoSeok y cuando lo hago deseo que me obedezcan.
—el pelinaranja se quejó, irritado por lo terco que su hermano mayor podía
llegar a ser al proponérselo. Lo peor de todo era que en el caso de querer
obligarle a quedarse, YoonGi podría usar su Voz de Mando aprovechándose
de la superioridad que ésta poseía al hacer actuar a Alfas como Omegas,
sumisos y obedientes. —Tenemos que terminar con esto antes de que llegue
el momento.
—Después no me digas que no te lo advertí. —decía HoSeok, aceptando su
derrota o más bien, retirándose de una discusión que sabía no ganaría. Todo
pudo haber sido más divertido si él también hubiese heredado, al igual que
YoonGi, el linaje del tipo Alfa Líder de su padre. Probablemente hubiera
ganado en más de una discusión y todo sería más justo desde la infancia.
Cada uno tomó su camino, JiMin y SeokJin yéndose hacia las habitaciones
mientras que YoonGi y HoSeok se encaminaban hacia el despacho del pálido,
donde buscarían los acuerdos de alianza entre la Manada Norte-Central de
Geumjeong-gu en Busan y la Gran Manada de Daegu. También esperarían la
llegada del informante Kim ya que éste era quien tenía la suficiente
información como para actuar de forma eficaz y rápida.
...
—Esto lo encontré cuando visité la Gran Seúl. —el Omega caminó por su
habitación perfectamente ordenada la cual variaba sólo en colores blanco,
rosa pastel y negro. Era elegante y moderna como la habitación que
compartía con el pálido, aunque claramente ésta última era más amplia que
la de Jin; además, la habitación de YoonGi sólo contaba con colores negros y
blancos, ocasionalmente también grises. —Es un libro con bastantes
historias sobre leyendas y quiero obsequiártelo ya que nunca lo usé. Puedes
practicar con él y pronto leerás con mayor fluidez. También te enseñará
palabras nuevas y cómo escribirlas.
JiMin asintió mientras que pasaba las páginas, no sabía qué decían los
párrafos que permanecían allí escritos, sólo observaba las imágenes hechas
con tinta que él asumía tenían que ver con cada leyenda relatada.
—Las leyendas son historias muy antiguas Minnie. —continuó sonriente Jin.
La cabeza de JiMin se inclinó un poco en un gesto de confusión e interés por
lo que el mayor decía. —Es difícil saber si son reales o no. Las antiguas
manadas de siglos anteriores, era una época donde el lado humano no tenía
mucha relevancia y dominaba la parte lobuna, ellos tuvieron bastantes
leyendas y creencias que tal vez en ese viejo libro aparezcan, pero ha pasado
tanto tiempo que fácilmente pueden ser mal interpretadas o exageradas.
Algunas sólo son para asustar, otras sólo para advertir... Muy pocas son
reales si vamos al punto.
Ya habían pasado unas horas desde que YoonGi y HoSeok habían tomado sus
propios caminos, dejando a JiMin a cargo de Jin. Al Omega menor no le
importaba, la presencia de SeokJin le resultaba bastante agradable; lo veía
como un mejor amigo. Un mejor amigo que se preocupaba por él, que lo
escuchaba y regañaba cuando hacía una estupidez. Estar con Jin era
divertido, no obstante, al estar lavando sus dientes para poder irse a dormir,
cayó en cuenta de algo.
De una manera u otra JiMin sentía que comenzaba a extrañar a YoonGi. Tal
vez pasaba tanto tiempo con el Alfa gruñón que el no sentir su presencia se
le hacía extraño.
Salió del baño vistiendo una bata de baño blanca mientras que bostezaba y
rascaba con pereza su ojo derecho, estaba cansado y quería seguir
durmiendo. Creyó que tras ese repentino baño lo dejarían dormir, sin
embargo, SeokJin hizo que se sentara en la cómoda silla frente al espejo y le
aplicó un perfume que no llegó a cubrir completamente su fragancia propia.
Su aroma natural avainilliado con un toque de jazmín era débil, tanto que
parecía estar bajo el efecto de supresores todos los días de su vida.
—Nadie te verá, sólo los dos guardias y una sirvienta están autorizadas para
estar aquí. Recuerda que en este pasillo sólo están las habitaciones donde
dormimos YoonGi, tú, HoSeok y yo. —Jin lo sacó de la habitación así como
así, dirigiéndolo a la puerta principal de madera oscura que permitía el
acceso a la habitación donde YoonGi y él dormían. ¿Qué demonios estaba
sucediendo?
—¡¿Por qué nadie me dice qué está pasado nunca?! —exclamó descolocado y
molesto.
Miró hacia atrás y la puerta para entrar a aquel pasillo donde únicamente las
personas autorizadas para entrar podían ser contadas con los dedos de las
manos, se encontraba cerrada y probablemente siendo protegida afuera por
guardias. Correr no sería un método efectivo para salvarse.
—N-No puedo, m-me duele la cabeza. —tal vez había sido muy evidente el
hecho de que había dicho lo primero que se le había ocurrido. Jin lo miró
comprensivo. —N-No me siento bien.
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.
❝Veintinueve❞
Aunque JiMin tuviese la certeza de que su aroma no era tan fuerte como el
de otros Omegas, igualmente corría peligro de que YoonGi lo encontrase con
facilidad. Al momento en que un Alfa entraba en celo su olfato era más
sensible, captando con suma facilidad a un Omega cercano y disponible para
poder tener cachorros.
La puerta del baño se abrió y JiMin se encogió aún más, chillando otra vez
con un gran miedo recorriendo cada pequeña parte de su cuerpo. Vio a
YoonGi salir de allí vestido, pero su cabello húmedo indicaba que acababa de
tomar una ducha; entonces, el Alfa pálido estuvo apunto de sentarse en su
cama cuando paró en seco, había captado su aroma. JiMin comenzó a llorar
en silencio mientras que sus manos se tornaban frías y temblaban, no quería
esto otra vez.
—N-No... Por favor... —susurró en medio de su silencioso llanto al notar que
YoonGi se acercaba, ya no sabía de qué otra manera ocultarse. Sintió unas
manos grandes y cálidas posarse sobre sus brazos y JiMin comenzó a
removerse inquieto ante el agarre que ejercía YoonGi, pero como siempre
ocurría, su lobo totalmente asustado, se escondía en lo más profundo de su
ser negándose a luchar.
...
—No me llames por mi nombre, informante Kim tiene más clase. —el alto
chico sonrió con altanería, sabiendo que con aquello fastidiaba a HoSeok. —
Además, mi último Omega me dejó por otro pero sí pasé algunos de mis
momentos de calentura con él, así que sí, te lo digo por experiencia. —el Alfa
limpió una lágrima imaginaria.
Ir a Busan sería un viaje algo largo, pero por suerte habían partido
temprano, unos minutos después de que YoonGi se fuera a su habitación
alegando que se sentía del asco. Según las fotografías y la evidencia que el
informante había traído consigo esta vez, no podrían esperar mucho más
tiempo; el Omega en manos de JungKook había presentado una herida en su
mejilla derecha, que estaba tornada de un doloroso tono violáceo.
...
—Tú me amas.
—¿Qué está pasando aquí? —el cabecilla de los Jeon había aparecido,
bajando tranquilamente las escaleras y sin percatarse de las miradas llenas
de odio que TaeHyung le dirigía en silencio. —Tu madre está durmiendo
JugKook, ¿Por qué tanto escándalo?
El Alfa le observó una vez más, alzando la mano del castaño hasta sus labios
para dejar un beso allí. Prometió que desde ahora sería un buen marido, le
rogó que lo disculpase... No obstante, TaeHyung simplemente no le
respondía ni le miraba, era incapaz de hacerlo, menos de creerle una vez
más tan fácilmente.
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❝Treinta❞
—Hyung, no quiero... —sollozó JiMin. Las pálidas manos que estaban en sus
brazos subieron hacia su rostro y lo obligaron a subir la mirada; no tenía
idea de cómo escapar, se sentía tan indefenso que sólo quería desaparecer.
Intentó cambiar, pero nada sucedió. Volvió a cerrar sus ojos con fuerza
llamando a su lobo, ordenándole emerger, pero éste sólo permanecía
escondido ignorando sus llamados.
—¿Por qué estás aquí, JiMin? —volvió a preguntar ahora. JiMin lo miró
cohibido, aún notándose inseguro, y es que no era de menos sabiendo que
YoonGi se encontraba en celo. —No te haré nada, lo prometo.
YoonGi negó, su expresión era seria pero su mirada era suave. Eso permitió
que JiMin confiase sólo un poco más en sus palabras. —Sé controlarme
JiMin, además, hace media hora tomé un supresor para aliviar esos síntomas
tan molestos.
—¿No me dirás qué haces aquí? —decía, cambiando de tema ya que había
notado la incomodez del Omega. —Creí que te quedarías con SeokJin.
YoonGi hizo un gesto de disgusto, pero era de suponerse que harían algo así.
Min ayudó a JiMin a levantarse, notando que todavía el menor parecía estar
asustado.
—Limpia esas lágrimas, no voy a abusar de ti. —dijo suavemente. Temía que
si hacía cualquier cosa que alertara y asustara a JiMin, el Omega terminaría
llorando e intentando empujarlo como hace un rato atrás. Se había llevado
un par de golpes y una patada de gratis, pero no podía molestarse; JiMin lo
había hecho sólo porque había estado asustado hasta la médula. —Siéntate.
¿Quieres algo de comer?
—Antes de venir Jin hyung dijo que me traía contigo porque no podían
llamar concubinas. ¿A qué se refería? —preguntó JiMin de repente, mirando
cohibido sus pies.
—Si estoy en una supuesta relación contigo está prohibido que llamen a las
concubinas. No puedo pasar mi celo con otros que no seas tú. —JiMin se
había movido hacia el centro de la cama, envolviéndose con las mantas; no
fue hasta que YoonGi dijo aquello que sus dudas volvieron a disparar sus
nervios. Claramente Min notó su cambio de inmediato. —Ya te dije que no
voy a hacerte nada. —replicó con voz cansina.
—No eres ningún concubino JiMin. —YoonGi rió divertido. —Para ellos eres
mi pareja, es algo superior a una simple concubina.
—¿Pero para ellos deberíamos estar haciendo eso, verdad? —decía, bajando
la voz con cada palabra.
...
Al final, no había pasado nada de lo que JiMin desde un principio tanto había
temido, y en realidad, terminaron sentados en la cama con un juego de mesa
entre ellos. JiMin se burló de YoonGi cuando éste cayó en una de las malas
casillas y sonrió cuando él tomó una ventaja contundente.
Fue el turno del Omega, quien colocó entre sus manos pequeñas los dados
que el juego traía. Pero, de repente, unos inesperados llamados a la puerta
asustaron a JiMin, el cual saltó sobre su lugar.
—¿Ahora qué hacemos hyung? —susurró JiMin mientras que veía a YoonGi
tirar el juego de mesa al estante donde había estado guardado por años. De
pequeño nunca le llamaron la atención esa clase de juegos, ni siquiera jugó
con los autos de carrera que su abuela le regaló durante una navidad,
HoSeok siempre terminaba quedándose con sus juguetes.
—No te asustes, será un momento. —dijo. JiMin lo miró confundido y se
espantó cuando las manos que tomaron sus caderas lo atrajeron,
obligándolo a recostarse en el pecho de YoonGi. Este constante contacto con
el mayor le ponía los pelos de punta, siempre terminaba pidiéndole a
cualquier fuerza superior que lo esfumara de la Tierra.
—Ya te dije que no haría nada, confía en mí. —el Omega refunfuñó un par de
cosas más mientras que YoonGi los cubría con la manta. —Ya puedes pasar
SeokJin. —y sin esperar mucho tiempo más Jin entró, sonriendo al verlos.
JiMin terminó cubriendo su rostro por completo con la suave manta,
evitando el contacto visual con el otro Omega.
—Lo siento JiMinnie. —el mayor sonrió, provocando que JiMin evitase
totalmente el contacto visual con él.
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.
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Explicación:
En esta historia los supresores son diferentes para Alfas y Omegas. El celo de
los Alfas es más fuerte debido a que sólo dura un día, por lo que no deben
tomarlas durante su desarrollo en la adolescencia para evitar problemas en
su juventud y adultez. Los síntomas de un Alfa en celo, aparte de la
necesidad de buscar un Omega, es fiebre; YoonGi había tomado un supresor
hace media hora, por lo que para cuando apareció JiMin, la fiebre ya había
pasado.
❝Treintayuno❞
—¿Otra vez ustedes? —dijo rencoroso JungKook, sujetando con fuerza su
mano entrelazada a la de TaeHyung. El Alfa que decía provenir de la Gran
Manada de Daegu y ser el segundo al mando de la misma permanecía
pacífico frente a ellos, observando directamente el hematoma en la mejilla
del alto Omega.
—Lo del golpe en su mejilla no he sido yo, él se cayó ayer en el baño. —las
miradas de inmediato se posaron sobre TaeHyung, quien a pesar de todo,
permaneció firme en todo momento. —¿No es así, cariño?
El Omega se mantuvo callado, quieto, sin saber qué decir. Planteó las
posibles situaciones a los que se sometería; no era un secreto que en tan
hubiera necesitado tanto tiempo para percatarse de la horrible persona que
era JungKook tras esa máscara de Alfa ejemplar y amoroso. Quería irse,
escapar y no ser más el juguete de Jeon, asegurarse que después de largarse,
no volvería a verlo una vez más.
No obstante, si aceptaba los maltratos que había sufrido temía que lo harían
pagar por hablar. Recibiría la golpiza de su vida sólo por delatar lo que
ocurría cada vez que hacía algo que no era de su agrado, justo cuando nadie
los miraba. Con lentitud su mirada castaña se paseó desde JungKook a
HoSeok, pensando en cuál sería la mejor decisión.
No quería ser golpeado una vez más ya que después de todo, después del
asesinato de su padre, nadie estaría ahí para cuidarlo y protegerlo. Ni
siquiera sabía qué era de su madrastra y de los hijos de ésta. Probablemente
estarían resentidos con él al enterarse de que el testamento de su padre
especificaba que todo el dinero en ganancias y la empresa principal que
administraba a las demás restantes sería de total pertenencia a su único hijo
biológico, Kim TaeHyung.
—Señor, yo...-
—Pero que quede claro, Kim TaeHyung. Nadie más vendrá a ayudarte si
pierdes esta oportunidad. —le interrumpió. —Y, ¿Cuál es tu decisión ahora?
Sin decir una palabra caminó hasta al grupo que HoSeok lideraba, bajo la
atenta mirada de todos los presentes, dejando en claro con sus acciones lo
que había decidido.
HoSeok estuvo apunto de decir algo hasta que vio a JungKook hecharse a
correr, colándose entre los árboles. Él sabía muy bien lo que venía después
de esto. Sólo con una mirada y un gesto, su informante y dos hombres más
de su grupo corrieron, persiguiendo al Alfa fugitivo y siguiendo su rastro con
facilidad, debido a que su aroma repleto de temor delataba por donde había
huido despavorido.
El castaño no dijo nada, sólo extendió su brazo y subió la manga larga del
suéter que traía puesto para evitar el frío que el invierno había traído
consigo, revelando así muchos más moretones dispersos. HoSeok hizo una
mueca de desagrado, ahora notando como la cicatriz de apareamiento en
TaeHyung estaba tornada en un tono grisáceo. Ese color en la mordida sólo
indicaba arrepentimiento. La parte lobuna y la parte humana de TaeHyung
rechazaban la marca.
...
—Bien, ¿Qué dice aquí? —YoonGi indicó una de las tantas palabras que
yacían en la revista. SeokJin había dicho que estaría ocupado vigilando a las
nuevas sirvientas y a un par de cocineros, siendo un grupo pequeño de a
penas dos Omegas, cinco Betas y dos Alfas. Entonces, por lo tanto, le tocaba a
él ayudar a JiMin leer y pronunciar palabras difíciles.
—Es... Ester... Ester... n-no- ¡No sé! —exclamó molesto. Su avance en un par
de semanas había sido excelente, podía decirse que estaba a un par de
semanas más para leer y escribir correctamente. Pero aquello era trampa,
YoonGi estaba haciéndolo sufrir. —¿Por qué elegiste una revista médica? Los
nombres que aparecen ahí son raros.
—Si vas por lo difícil desde un principio aprenderás más fácil. —el pálido
rió, sintiendo su garganta seca molestarle. A pesar de que su celo ya había
culminado, los efectos de los supresores a penas comenzaban a aparecer;
resequedad de garganta y constante cansancio no eran la gran cosa, después
de todo.
—JiMin, ¿Estás bien? —preguntó el Alfa. JiMin sostenía con fuerza la revista,
arrugándola.
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❝Treintaydos❞
JungKook evitó cualquier tronco, apartando con rudeza las ramas que se
interponían en su camino. Una de las ventajas principales de ser Alfa era la
resistencia que se podía llegar a tener, corriendo rápidamente y sin
detenerse por cansancio.
Debía huir, sabía en los problemas que se había metido y conocía la gran
infinidad de castigos existentes que utilizaba el Alto Mando para condenar a
los que desobedecían las reglas.
No fue nada grato ver como TaeHyung le delataba, ese estúpido Omega no le
había obedecido a él, su Alfa. La mordida entre su hombro y cuello lo
asignaba automáticamente como de su pertenencia, por lo tanto, debió
haber obedecido. TaeHyung había actuado en su contra y él no podía estar
más furioso por ello.
Aquello era lo único que le hacía extrañar a JiMin; que el Omega fuese más
bajo era una ventaja para él. Desde hace mucho había cultivado en la mente
de Park JiMin que era un sumiso, que debía obedecer, y le recordaba que "un
Omega como él sólo conseguiría ser castigado si hacía enfadar a un Alfa".
JungKook gruñó cuando se lastimó el pie contra una gigantesca roca que
apareció de la nada, deteniéndose inmediatamente al sentir el agudo dolor
expandirse de manera agonizante. Miró hacia atrás, respirando agitado y
queriendo cerciorarse de que aquellos hombres que lo perseguían
estuvieran lo suficientemente lejos mientras él aliviaba el dolor.
Intentó dar un paso, no obstante, eso causó un dolor incluso peor que el
anterior, haciendo que JungKook de quejara adolorido.
Hizo el intento de dar un paso una vez más, pero era un caso perdido seguir
intentando por ahora. Comenzó a pensar en una posible solución para poder
seguir con su escape, considerando que si tomaba su forma de lobo podría
correr a pesar de la herida. Tomó una bocanada de aire al decidir hacer
emerger su lobo de pelaje gris, sin embargo, algo que impactó contra él con
la fuerza de un auto lo impidió.
Sin poder evitarlo cayó al sucio suelo lleno de hojas secas y pequeñas
piedras. Estando con su estómago pegado al suelo, alguien tomó sus brazos y
lo inmovilizó de forma ruda. Lo habían encontrado.
—Eres bastante cobarde. —dijo de repente, perturbando el silencio
presente. JungKook gruñó y el hombre que lo inmovilizaba se dio la
oportunidad de reír con burla. —Estás jodido, ¿Sabes que al Alto Mando no
le gusta que las leyes sean quebrantadas, cierto?
YuGyeom rió por las palabras del Alfa debajo de él. Quería hacerse el
valiente cuando su aroma delataba el miedo que estaba sintiendo. —Pues sí.
Mi orgullo de incrementa al saber que gracias a mí te han descubierto
pequeña escoria.
...
Pasadas las horas de la tarde, se había enterado de todo lo que HoSeok hizo
el día anterior. El Omega que su hermano había ayudado venía con él hacia
Daegu en esos momentos, claramente después de que TaeHyung hubiese
recibido atención médica y que el ministro que se encargaría de la situación
hubiese llegado a Busan.
—JiMin, ¿Te han hecho algo? —preguntó. JiMin lo miró y por alguna razón
suavizó su mirada, sonriendo un poco y negando en respuesta a su pregunta.
Una sonrisa triste. —¿Estás seguro?
YoonGi no hizo nada, no sabía por qué tenía la sensación de que JiMin mentía
y eso le preocupaba.
—Sé que está pasándote algo. No somos pareja y tampoco hay algún lazo que
nos una al otro. Sin embargo, quiero saber qué es lo que te sucede. —YoonGi
se puso de pie, acercándose a JiMin que estaba conteniendo sus impulsos por
retroceder. —No te pediré que me cuentes todo ahora, pero debes saber que
si la situación lo requiere podemos llegar a permanecer más de un año con
este teatro. Desearía que de ser así, hubiera confianza entre nosotros.
—Yo confío en ti YoonGi, es sólo que... —JiMin calló, sin querer decir nada
más. Confiaba en YoonGi, fue quien le salvó de morir patéticamente en el
bosque, lo acogió en su mansión y detuvo los maltratos que recibía. No
obstante, ese pequeño pedazo de rencor que le tenía a todo aquel con poder
y dinero persistía, más si era un Alfa, provocando desconfianza hacia Min. —
No creo que pasemos más de un año en esto.
Desde niño se habia idealizado con una vida plena, donde tendría un buen
empleo, luego llegaría a casa, donde sus pequeños le recibirían con sonrisas
mientras le mostraban los dibujos que habían hecho, para que horas
después su Alfa apareciera, sonriéndole enormemente a sus cachorros y a él.
Sabía que tener una familia feliz sería una meta para él, sin importar que
hubiese nacido Alfa, Beta u Omega.
No tener aquello que siempre imaginó no era una razón que provocaría el fin
del mundo, la vida continuaba y él era consciente de eso. Podría encontrar
esa felicidad soñada igualmente, pero la decepción era inevitable.
—Fue un largo viaje hyung, además de que tuve un par de problemas con
JungKook. —ya en ese punto, JiMin prestó más atención a la conversación
entre los hermanos. —YuGyeom se encargará de llevarlo junto a los
guardias, y traje al Omega.
—¡Me dijiste inútil y sólo causaste problemas que empeoraron los que ya
tenía! —exclamó. Sus pensamientos llenos de resentimiento eran los que
comenzaban a cegarlo, sin considerar la posibilidad de que JungKook mentía
para hacerlo sentir peor. —¡Le dijiste que me golpeara!
—¡Él dijo que no me golpearía más y gracias a ti lo volvió a hacer! —el odio
que recorría su cuerpo simplemente era extraño. Su lobo gruñía enfadado,
queriendo alejar a TaeHyung lo más pronto posible.
—¿De qué hablas? —susurró asustado. JiMin quiso acercarse, pero YoonGi,
sin entender del todo lo que sucedía, lo sostuvo. —¡No he hecho nada contra
ti!
—Lo siento, no lo volveré a hacer, no lo haré más. —repetía varias veces con
un hilo de voz, casi inaudible y llena de temor. YoonGi inmediatamente se
sintió impotente y culpable al percatarse de como JiMin temblaba, mientras
que una pequeña lágrima recorría su mejilla.
"Un Omega como él sólo conseguiría ser castigado si hacía enfadar a un Alfa".
❝Treintaytres❞
—JiMin... —susurró.
El Alfa intentó acercarse, pero JiMin se apartó dirigiendo una mirada de total
miedo hacia él, dándose vuelta y corriendo por el pasillo, queriendo alejarse
del pálido.
—Busca una habitación para el Omega HoSeok, iré con JiMin. —ordenó. El
menor de los hermanos asintió y a pesar de estar preocupado por la reciente
pelea entre la pareja, tomó a TaeHyung de los hombros para sacarlo de ahí.
No pasó un minuto más cuando Min comenzó a caminar con rapidez, sin
notar la desesperación que empezaba a invadirle por dentro. Su lobo Alfa se
movía inquieto, preocupado y nervioso, con su mente repitiéndole una y otra
vez cuál era su prioridad, encontrar a JiMin lo más pronto posible.
Buscó con la mirada al Omega, pero él no estaba ahí. Eso sólo provocó que su
estado de angustia y preocupación empeorara. Un miedo que nunca había
sentido estaba instalado en él, un intenso temor que jamás en su vida había
llegado a experimentar.
Sin importarle el costoso traje que llevaba y lo que habían trabajado las
sirvientas para arreglarlo, corrió lo más rápido que pudo a través de los
pasillos teniendo una idea de dónde también podría estar el Omega. Llegó a
las habitaciones, buscando con la mirada la que daba a la antigua habitación
de JiMin.
—¡Vete YoonGi! ¡Ya te dije que no lo haría de nuevo! —entre sollozos, JiMin
Inconscientemente retrocedía y se alejaba en respuesta a cada paso que
YoonGi daba. —Tú también vas a cambiarme por TaeHyung...
Sin más a dónde ir JiMin permaneció quieto, recordando las repetidas veces
en las que le castigaron por ser un mal Omega. No quería que su cuerpo
fuese llenado de moretones y heridas peores que las anteriores. Creer que
YoonGi le haría daño, por algún motivo, hacía alojar sentimientos de dolor y
decepción en su corazón. Odiaba que su lobo pareciese estar muerto dentro
de él en ese tipo de situaciones, sólo apareciendo rara vez.
—Me siento solo... —dijo, abrazando sus piernas y encogiéndose más en ese
pequeño refugio que había creado.
Antes de que pudiera retroceder, JiMin sintió unos cálidos brazos envolverle
en un inesperado abrazo. Absolutamente sorprendido JiMin se encontró con
YoonGi, quien con sólo su mirada transmitía qué tan arrepentido se sentía.
Aquello era diferente a lo que esperaba recibir.
Un abrazo que a pesar de verse simple resultó ser significativo para JiMin.
—No te sientas solo, yo estoy aquí. —YoonGi lo apretó aún más entre sus
brazos sin llegar a lastimarlo, y JiMin sintió por primera vez después de
tanto tiempo que alguien intentaba consolarlo, que alguien estaba
preocupándose por él.
¿Por qué de repente todo el miedo se había ido? ¿Por qué se sentía tan
protegido ahora?
—Lo menos que quería era que te asustaras JiMin. —comenzó a decir el
mayor, y sonrió entristecido cuando se percató de que su mano
automáticamente había ido a los cabellos de JiMin, acariciándolos, sabiendo
que esto lo relajaba. —He actuado como líder, olvidé todo lo que has vivido y
te grité. Perdóname. No debí reaccionar así, pero me alteré al verte actuar de
esa manera. TaeHyung estaba asustado.
JiMin respiraba más tranquilo ahora, sus hipidos habían parado y sólo
quedaba un rastro de lágrimas secas recorriendo las mejillas que habían
dejado de ser tan delgadas como antes. Cuando SeokJin prometió hacer
llegar a JiMin a un peso estable hablaba muy en serio. Las pobres cocineras
habían tenido que soportar a Jin, que había sido muy estricto con respecto a
la dieta que debía tener el Omega a su cargo.
—Ambos son Alfas. Tienen poder, poseen esa voz que me hace obedecer por
más que yo me niegue, viven en un mundo lleno de lujos donde las personas
sólo me observan y se ríen de mí por ser una clase menor a la suya.
Socializas y sonríes a personas que odio por haberse burlado de mí cada vez
que lo veían conveniente. —el menor bajó la mirada, confundido. —Pero
tuviste la oportunidad de hacer lo que quisieras conmigo durante tu celo y
no perdiste la calma a diferencia de mí, no lo entiendo.
—Me siento más aliviado ahora. —JiMin rió un poco siguiéndole el juego,
aliviando a YoonGi al ver que había podido sacar al menos una risita en él.
No mentía cuando decía que no lograba transmitir lo que sentía frente a otra
persona, se le hacía todo un reto poder expresar mediante palabras sus
sentimientos y por ello aquel que no lo conociera lo veía como uno de esos
Alfas estrictos, que sólo mandaban y que parecían no tener sentimientos. Esa
delimitación lo había hecho dudar, y creyó que la mejor manera de hacer
tranquilizar al menor era con un abrazo, aunque no estuviese
completamente seguro de ello.
Probablemente JiMin se había sentido incómodo, pero al menos había dejado
de llorar.
Tan pronto como su mano se había acercado JiMin por acto de reflejo se
alejó de su tacto. El menor le miró apenado e incómodo, y YoonGi pudo notar
lo que había provocado.
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❝Treintaycuatro❞
—Ya estás completamente sano, deja de usar un resfriado que ya pasó como
excusa. —JiMin, aún manteniendo sus ojos cerrados, frunció su ceño y
puchereó. Habían descubierto su mentira.
—No quiero, tus reuniones son aburridas. —molesto, abrió sus ojos y miró
al Alfa. Posterior a lo ocurrido, en una semana parecía que todo había vuelto
a lo normalidad, de cierta forma.
Todo se había hecho más evidente cuando JiMin estuvo cenando junto a
YoonGi en el comedor hace dos días atrás. HoSeok y SeokJin se les unieron,
hasta ahí todo parecía normal, sin embargo, al instante en que TaeHyung
apareció por invitación de Jin al nuevo Omega, JiMin dejó de lado sus
alimentos y dijo que iría a dormir. Era obvio que no quería estar cerca de él.
Por su parte, Min suspiró con profundo alivio al notar que el Omega no se
apartaba, por un segundo llegó a estar seguro de que JiMin huiría de su
toque como lo venía haciendo desde hace una semana. El menor estuvo
tranquilo en todo momento, pero esto cambió cuando su mirada se dirigió al
comedor. YoonGi de inmediato sintió los músculos de JiMin tensarse.
Al ver a TaeHyung allí sentado JiMin quiso irse. El agarre de YoonGi era lo
que se lo impedía.
—Necesitas hablar con él. —el pálido le dijo y JiMin negó, no quería dirigirle
siquiera una sola palabra al castaño. YoonGi suspiró, la terquedad del menor
estaba comenzando a impacientarlo, pero no cometería el mismo error. No
volvería a gritarle. —Por favor, JiMin.
—No sé qué hacer que me creas, sólo puedo pedirte que me perdones. Si
hubiese sabido de ti antes, que eras su esposo, nunca me hubiera atrevido a
interferir... No quería romper tu matrimonio, ser el segundo tampoco es algo
de lo que estoy sintiéndome orgulloso. —TaeHyung se acercó a JiMin,
cabizbajo. —Supongo que esa era otra razón por la que me golpeaba, dañé
su relación contigo.
—Nuestra relación estaba dañada desde hace mucho tiempo. —el otro
Omega le dedicó una mirada de confusión y JiMin suspiró, era casi evidente
que TaeHyung no tenía nada que ver. —Lo pensaré, tal vez llegue a
perdonarte. —prometió, a pesar de que no estaba seguro de ello.
...
—¡JiMinnie! —le llamó el pequeño Alfa. Con una sonrisa en su rostro el niño
se acercó a JiMin, estaba emocionado y no era para menos, había descubierto
un riachuelo rodeado de flores y con mucho espacio para jugar;
seguramente le gustaría a su amigo Omega.
—¿Qué sucede? —inquirió JiMin. El niño tomó su brazo y lo guió al lugar que
había descubierto con anterioridad.
Tan pronto como JiMin visualizó aquel sitio no dudó en sonreír, era muy
bonito. Dejando atrás a su amigo, corrió hacia el riachuelo que sólo
alcanzaba a cubrir sus pequeños pies. Ambos niños jugaban, diciendo ser un
par de valientes exploradores y el que encontrara la piedra más linda
primero sería el ganador. Llevaban horas jugando y ya sus ropajes estaban
sucios, pero a ellos poco les importaba.
—Mi mami me estaba enseñando, pero ella salió de casa unos días. —
respondió. Mientras hablaba JiMin hacía dibujos con una ramita en el suelo.
—Creo que ella fue junto a papá, mi abuelo y mi tío. Ellos salieron también y
no han regresado.
JiMin infló sus mejillas algo molesto, quería saber a dónde se había ido más
de la mitad de su familia, pero al preguntarle a su abuelita ella sólo cambiaba
de tema. Su madre le había dicho que si alguien cambiaba de tema era
porque se sentía incómodo o no quería hablar de ello, por lo que JiMin
prefería no preguntar. No quería hacer molestar a su abuela.
—Ya veo. —soltó el otro niño sin saber qué decirle. —Ya está atardeciendo,
debo ir con papá.
Pero a pesar de todo, su abuela había logrado calmarles al decirles que sólo
eran un par de niños que querían jugar. Para cuando tuvieran su primer celo
seguramente ya no recordarían quién era el otro.
—Papi, él es JiMin, juego con él todos los días. —el pequeño Alfa bajó de los
brazos de su padre, colocándose a un lado de él. —Es mi amigo. —sonrió.
—Es un gusto conocerte pequeño. —el hombre, tan sonriente como su hijo,
extendió su mano hacia un tímido JiMin. Él era muy penoso con lo que
respecta presentarse a sus mayores. —Soy el padre de JungKook.
.
.
.
❝Treintaycinco❞
Aquella mañana de cielo gris no pintaba ser diferente a las demás. JiMin
desayunaba junto a SeokJin entre agradables y amenas pláticas, sin nada
fuera de lo normal. Pero eso fue hasta que YoonGi había cruzado la entrada
con HoSeok siguiéndole de cerca, ambos teniendo sus ceños fruncidos por
una situación que JiMin desconocía. De inmediato se preocupó, era obvio
que algo malo estaba pasando.
El Omega observó con atención cada movimiento que YoonGi hacía, como
éste revisaba constantemente la hora en el costoso reloj en su muñeca, como
sus pálidas y grandes manos se transformaban en puños y como cada
pequeña acción realizada denotaba molestia.
En ese justo instante estaba furioso, y sin embargo, le había sonreído a JiMin
sin descargar su molestia sobre él. Había sonreído no para sentirse bien él
mismo, sino para despreocupar y tranquilizar a JiMin.
Min YoonGi era el mayor, el que mandaba. Min HoSeok era el menor, el
consentido de mamá y papá.
JiMin no pudo evitar frustrarse, quería saber qué tenía tan molesto al pálido
y ser de ayuda, sin embargo, se abstuvo a preguntar más. Se acomodó en el
asiento del vehículo que los transportaba, guiándolos a un lugar que suponía
era el centro de Daegu. ¿Sería una reunión como la que habían realizado
para presentarle a él frente a la manada?
Y si era así ¿De qué se trataría? ¿Por qué esto era motivo de disgusto en
YoonGi?
Al bajar del vehículo JiMin evitó cualquier contacto visual con las hermosas
Omegas, con Betas sonrientes y Alfas galantes. Esa clase de ambiente, lleno
de dinero y clase eran los que le traían malos recuerdos.
—Para culminar esta conferencia, quisiera dar el siguiente aviso. Me iré por
una semana a la manada sur de Gwangju, así que dejaré a mi hermano a
cargo. —dijo ante la atenta mirada de los presentes, ajustando mejor el
micrófono frente a él. JiMin no tardó en mirar consternado al pálido
sentando a su lado ¿Una semana? ¿Un viaje? —Le obedecerán y durante este
tiempo, él tendrá el permiso de actuar sin necesidad de consultármelo
primero.
—Entonces los centinelas Alfa serán los que le darán caza al intruso,
mientras que los centinelas Betas aumentarán su protección en las fronteras
del territorio y cuidarán a los cambiaformas cercanos. —ordenaba. —Para
antes del anochecer todos deberán estar en sus casas, no podemos
arriesgarnos. Esperarán a que yo regrese ¿Entendido?
...
El viaje sería largo según lo que JiMin estimaba. Le gustaba bastante aquella
estación, donde podía tomar alguna bebida caliente y abrigarse en una
infinidad de mantas como lo había estado haciendo, y finalmente dormir
calentito. Lo mismo hacía desde niño, sólo que a medida que fue creciendo,
sus días fueron dejando de ser felices y llenos de sonrisas.
Él era visto como un Omega inservible en todo el mundo, sin duda alguna.
—YoonGi hyung, ¿Por qué iremos a Gwangju? —inquirió sin querer seguir
pensando en su patética vida. Debía encarar el presente y dejar atrás a su
pasado lleno de dolor.
—En ese caso HoSeok también sería asesinado y tú pasarías a ser pareja del
nuevo líder. —YoonGi dirigió su mirada hacia el Omega, notando como éste
se encogía en su lugar. Demonios, que JiMin no era uno de los ministros del
Alto Mando, no debía decirle cosas así tan a la ligera. Estaba comenzando a
cuestionar su habilidad para asustar a JiMin. —Tranquilo, lo siento, eso no
pasará. Lo prometo.
YoonGi, por su parte, seguía molesto por las faltas del nuevo líder y nuevo
segundo al mando de Gwangju. Tras quitarle su cargo ese Alfa Líder perdería
la cordura, ellos lo sabían y por eso en lugar de mandarlo a un calabozo,
decidieron dejarlo libre rondando por ahí. Gracias a eso, él y cada habitante
de Daegu estaba bajo peligro; por si fuera poco, los causantes de tal situación
se negaron cobardemente a dar su ayuda para atraparlo.
.
.
.
❝Treintayseis❞
—P-Perdone hyung. —JiMin se alejó como alma que lleva el diablo, sin saber
en dónde esconderse para evitar la vergüenza que sentía. No recordaba
haberse dormido de esa forma... ¿Abrazó a YoonGi estando dormido?
El pálido abrió su boca para decir algo, no obstante, volvió a cerrarla sin
decir alguna palabra. Ahora fue cuando JiMin notó que se encontraban
dentro de una especie de cabaña y a través de la ventana de la habitación se
veía una fuerte tormenta de nieve caer.
—YoonGi... —dijo. Intentó ser valiente cuando YoonGi le miró directo a los
ojos, sin embargo, le resultó imposible. Le apenaban las miradas fijas y
nunca podía evitar sonrojarse. —¿Por qué estaba abrazado a ti? Es decir,
yo... Perdón.
—No tienes que disculparte, no has hecho nada que se supone sea malo. —
YoonGi sonrió, queriendo molestar al tímido Omega. Se encontraba de buen
humor a pesar del pequeño contratiempo. —Iba a despertarte antes de venir
aquí, pero como te negaste a soltarme tuve que traerte cargado.
—¡Lo siento! —gritó una vez más una disculpa, avergonzado de pies a
cabeza. Era ridículo, no debió haber abrazado a Min, pero ni siquiera sabía
en qué momento había abrazado a YoonGi en un principio.
Cuando se conocieron, si podía decirlo así, los silencios eran tan molestos
que ambos querían alejarse del otro con urgencia. Era extraño convivir con
otra persona de la noche a la mañana. JiMin nunca esperó ser llevado a
Daegu y YoonGi nunca imaginó que el Alto Mando le pediría una pareja.
Y mucho menos alguno de los dos creyó alguna vez que se verían envueltos
en una farsa como aquella. Si les hubieran dicho en un pasado que algún día
fingirían ser pareja de otro, probablemente pensarían que debía ser una
broma y reirían respectivamente.
—Supongo que sí, son como vacaciones. —apoyó JiMin, el cual se levantó
para mirar la cabaña con más detalle y con YoonGi siguiéndole en silencio.
...
El guardia Alfa, sin sentirse intimidado por la mirada del joven Jeon, abrió la
puerta conformada por barrotes de hierro, al igual que toda su "jaula" en
general. Su padre entró viéndose preocupado, su hijo estaba en problemas;
sin embargo, esa expresión típica de un padre que amaba a su hijo
desapareció tan pronto como los guardias cerraron las puertas, quedando
ellos a solas y encerrados allí.
—Hola padre. —JungKook fue el primero en hablar, pero pese a esto, voltear
a ver a su "amado padre" no era opción. Ni siquiera lo quería ver cerca, sabía
lo que sucedería.
—Eres tan idiota como ella. —su padre sonrió, pero aquello no evitó que su
furia fuese menos evidente. —Yo hice lo mismo con tu madre, tener dos
Omegas a la vez no es difícil. El deficiente eres tú.
—No me importa qué hayas hecho con mi madre, joder. —exclamó. Un golpe
llegó a su mejilla, uno tan fuerte que logró derribarlo mientras que un
instenso dolor se extendía en su rostro. Tocó su labio dándose cuenta de que
éste sangraba.
—Es hora de que sepas la verdad. —el hombre pateó el estómago de su hijo
y JungKook gimió adolorido en respuesta. —Llegué a tener una esposa y una
amante, tal cual a ti. Tu verdadera madre es la flamante Omega a la que no le
importaba ser la segunda.
—Ese hombre... Dijiste que era el amante de mi madre. Ustedes dijeron que
él me había secuestrado. —el Alfa menor miraba el suelo con la mirada
perdida, recordando todo de repente, las piezas uniéndose en su mente. —
¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué los asesinaste?
El hombre que alguna vez creyó era su padre ignoró sus preguntas, sus
confusiones y su desconcierto. El cabecilla de los Jeon lo miró por encima de
su hombro, el chico que su amante había dado a luz era patético, sólo un Alfa
cara bonita que se había dejado convencer fácilmente y sin sospechar de
nadie.
.
.
.
❝Treintaysiete❞
JiMin, a causa del insoportable frío que no parecía queder ceder, había
mencionado que desde cachorro en esas fechas y a tales temperaturas
amaba tomar chocolate caliente. El Omega sólo lo había comentado debido a
sus recuerdos de la niñez, sin esperar que YoonGi saliera y que a los minutos
regresara a la habitación con dos humeantes tazas de chocolate caliente.
Ambos eran cubiertos por gruesos abrigos que los mantenían en calor, pero
a sugerencia de el pálido JiMin portaba una suave bufanda. El menor tomó
un trago de su caliente bebida, causando que YoonGi sonriera y riera un
poco mientras que en su mano derecha sostenía su taza; fue cómicamente
tierno ver el pequeño bigote de rastros del líquido en JiMin.
—Está bien, tranquilo. —dijo el mayor mientras que dejaba la taza sobre la
pequeña mesita de noche junto a la cama, a un lado de la lámpara. JiMin le
imitó, los dos se encontraban de buen humor ese día.
Tal vez sus buenos ánimos se debían a que estaban alejados de cualquier
obligación y de miradas curiosas, sin preocuparse de cualquier persona que
podría juzgar cada cosa que hacían, sin contar la libertad que tuvieron al
poder dormir todo lo que quisieran. No importaba que tan pequeña fuese la
cabaña ni que tan distante de cualquier contacto con otra persona
estuvieran, el ambiente era cómodo y acogedor. Eso era más que suficiente.
—Un anciano nos encontró. Aún estamos en Daegu, pero en esta zona tan
alejada no hay ningún vecindario o pequeño pueblo siquiera, sólo hay casas
separadas por kilómetros de las demás. —YoonGi explicaba. —Él se dirigía a
su hogar, pero tuvo la amabilidad de traernos a esta cabaña que solía usar
durante las vacaciones con sus hijos.
Entre sueños, su madre apareció con una sonrisa frente a él. Estaba soñando
con ella, viendo su sonrisa y oyendo su voz, esa voz que tantas veces le cantó
canciones de cuna para hacerlo dormir después de una pesadilla. Ella había
tomado su mano, abrazándolo mientras lloraba, recordándole una y otra vez
cuánto lo amaba.
Sólo su abuela estaba allí con él y ella le dijo con una mirada de consuelo que
su familia volvería pronto. Hace más de dos semanas que no veía a sus
padres, a su abuelo y a su tío, los extrañaba y cada noche le pedía con
inocencia a las estrellas y a la Luna que los hiciera volver.
—¿Por ellos es que deseas volver a Busan? —inquirió el mayor a la par que
se sentaba sobre el colchón. —Siempre he tenido curiosidad de saber por
qué quieres irte.
—Hay muchas cosas por las que deseo volver hyung. Me gusta mucho Daegu,
pero necesito ir a Busan nuevamente.
—¿Qué crees que debería hacer un Omega que no puede tener bebés? —le
preguntó, fingiendo una inocente curiosidad. La posible respuesta que le
daría el pálido aumentó el latido de su corazón, mientras sentía sus manos
tornarse frías como reacción frente a los nervios. —Tengo una amiga que
está pasando por esa situación y está deprimida, al regresar a Busan la
visitaré. —disfrazó, sus palabras sonando convincentes para su sorpresa.
—¿Tuvo un accidente?
—Debe ser algo devastador, pero supogo que no puede hacer más que seguir
con su vida. Leí en un libro que en esos casos el lobo del Omega en cuestión
es el que más sufre y por consecuencia, el lado humano también. —el Alfa
hizo un gesto pensativo. —Lo más normal sería darle ánimos. El doctor de
mi familia le dijo a mi madre que no volvería a concebir después de dos
pérdidas. Ella me contó que tuvo miedo, pensó que mi padre la dejaría. Él era
el líder y que su pareja no pudiera darle herederos era un problema.
—Me alegro por la señora Min, ella es una buena persona. —JiMin formó una
pequeña sonrisa en su rostro; ya era suficiente, ni siquiera hubo razón para
preguntarle algo así a YoonGi. Él no tenía que saberlo de todas formas.
Sin nada más que decir la habitación sucumbió entre silencio, el cual no
resultaba ser incómodo en absoluto. La presencia de ambos era suficiente.
No dijeron ninguna palabra ya que no había necesidad de hacerlo, se sentían
tan agusto así que temían arruinarlo al decir alguna cosa.
JiMin miró al Alfa, sonriéndole felizmente. Lo que el Omega no esperaba era
que YoonGi se acercara a él, de esa manera imponente pero que no le
causaba miedo ni temor alguno.
Aunque su fin no era mirarlo por tanto tiempo, YoonGi no pudo evitar
observarlo un poco más, detallando cada una de sus facciones. Sus ojos
rasgados de mirada cálida y su nariz pequeña; visualizó también sus lunares,
en su cabello despeinado por haber estado durmiendo y por último se fijó en
sus labios, carnosos y abultados, de un lindo color rosa. Tal vez era causa de
la oscuridad, pero los labios de JiMin se veían suaves, tanto que un
inesperado impulso le invadió.
YoonGi no era consciente de como su cuerpo actuaba, sin saber que su rostro
se acercaba cada vez más al de JiMin, el cual sólo lo observaba sin decir nada,
ambas miradas chocando inevitablemente.
.
.
❝Treintayocho❞
.
No tenía sentido, no sabía por qué lo había hecho.
Ninguna de esas clases que le dieron desde cachorro con el fin de formar a
un excelente líder le explicaron qué hacer cuando se sentía así, de esa
manera completamente desconocida para él, empezando porque nunca,
jamás, pensó conocer a alguien que alterara de tal forma los sentimientos
que siempre logró mantener bajo control.
Por su parte, dentro de la cabaña, JiMin pudo sentir sus ojos picar tan pronto
como pequeñas lágrimas cristalizaron sus ojos. El Omega se recostó una vez
más en la cama, observando fijamente el paisaje nevado que le ofrecía a
duras penas la reducida ventana. Se cubrió y limpió las pequeñas gotas que
amenazaban con escurrir a sus mejillas; un profundo desconsuelo estrujó su
corazón y JiMin sollozó.
Eso no debía ser, ellos fingían una relación, era incorrecto que se hubiesen
besado. YoonGi fue quien lo besó, pero JiMin no dejaba de sentirse culpable.
Debió haber hecho que Min se detuviera, evitarlo o al menos haberse
separado de él. Era un tonto por dejarse llevar de esa manera, colocándose a
la total merced del Alfa cuando a penas sucumbió tímidamente a su beso.
Estaba solo dentro de aquella habitación, y aunque pensó que eso sería lo
mejor, cada segundo sumido en esa triste soledad no hacía más que oprimir
dolorosamente su pecho. Su estado de ánimo empeoró a penas escuchó
como la puerta principal era cerrada en un brusco portazo. Con ello supo de
inmediato que el mayor se había ido. ¿Tan malo era? ¿Tan malo era estar
encerrado en las mismas cuatro paredes que él?
Su lobo se lamentó junto con él, ambas partes, humana y lobuna. La
melancolía aumentaba al recordar lo ocurrido. JiMin jadeó entre otro
pequeño sollozo, recordando cada día encerrado en una habitación, rogando
que JungKook tardara en llegar a casa, el dolor y la tristeza al preguntarse
qué hizo mal para merecer tan horrible vida.
Jadeó cuando su lobo volvió a chillar, mientras que en él crecía una extraña y
repentina ansiedad producida por su lobo. Estaba insistiendo para que lo
hiciera manifestarse, no obstante, por como iban las cosas, podría pasar eso
que una vez su abuelo le contó. Si el lado lobuno necesitaba con urgencia
emerger y no se le permitía, el cuerpo de lobo aparecería aún así, esta vez
tomando el control total sin que la consciencia humana le dominara.
El menor decidió acercarse y en uno de sus pasos pisó una ramita haciéndola
sonar crujir en seco, emitiendo el ruido que había estado evitando hacer.
YoonGi volteó de inmediato, gruñendo en su dirección.
Aunque sólo se trataba de un reflejo de advertencia por parte del mayor
frente una posible amenaza —y es que debía estar alerta debido a que se
encontraba solo—, JiMin se encogió en su lugar, pegando el abdomen del
suelo y llevando su esponjosa cola entre sus patas tan pronto como sus
orejas bajaron. ¿YoonGi estaba molesto con él?
—No tengas miedo. —le dijo, sin embargo, JiMin retrocedió. El recuerdo de
esa vez eran lo único que su mente podía procesar, mientras que imaginaba
angustiado y aterrorizado a YoonGi herirle en el bosque al igual que
JungKook.
YoonGi también estaba cansado de él, iba a herirle y lo dejaría ahí tirado
también.
JiMin cerró sus ojos en el mismo instante en el que YoonGi estuvo frente a él,
aceptando su miserable destino. Lo que menos se esperó fue lo que sucedió
después. El lobo negro se ubicó a su costado, cubriéndole con su grueso
pelaje y con su superioridad en tamaño, acurrucando su pequeño cuerpo
contra el de él para proporcionarle calor y seguridad. JiMin sintió como sus
músculos se relajaban en seguida.
Claro que su consciencia humana retomó el mando tan pronto como los
pequeños mimos con las lamidas llegaron hasta el vientre del Omega, el cual
chilló bajito al sentir un escalofrío recorrer cada fibra de su cuerpo. Aquella
era una zona personal, un lugar en un Omega aparte de su cuello que
resultaba ser demasiado íntimo. Que un Alfa tocara, besara o en este caso,
lamiera, el vientre de un Omega era una señal de pareja, de lobos
emparejados, en etapa de cortejo o durante el celo de alguna de ambas
partes. Eso, claramente, ellos no lo tenían.
—¿Sí?
.
.
.
❝Treintaynueve❞
—¿Lo dudas? —respondió burlón ese que JungKook creyó era su progenitor.
—Te asesinaría ahora mismo al igual que a tus padres, pero, sin embargo,
sigues sirviendo de algo.
Desde niño siempre tuvo varias pequeñas detrás de él porque era un Alfa
simpático, amable y sonriente. Los demás cachorros le envidiaban y le
molestaban por robarle la atención de las lindas Omegas, a pesar de que el
mismo JungKook se alejaba de ellas la mayoría de las veces. Era un niño
tímido en ese entonces, que se ponía nervioso cuando una niña se le
acercaba con intenciones de comenzar una "relación" con él.
...
Cada quien por su lado volvieron a sus piel humana y se colocaron sus
prendas encima. JiMin se vistió pausadamente, dándose un tiempo a sí
mismo para pensar todo lo que había pasado en tan poco tiempo. Pensó en
cada sensación que sintió y en cada sentimiento que llenó su corazón y
mente durante ese beso que no podía dejar de recordar por más que
quisiera.
—No sé aún con exactitud la razón por la que lo hice. —se dignó a
responder, sin embargo, en ningún momento le miró. —Lamento si te hice
sentir mal, creo que es mejor olvidar lo que pasó hace unas horas.
JiMin bajó la mirada. —No hay problema, fue tan sólo un error hyung.
—Estoy confundido, pero no creo que haya sido un error. —el mayor
suspiró. —Si lo fuera, estuviese arrepintiéndome de haberte besado ahora
mismo.
Eso no podía ser así, aquello no era bueno, no debía sentirse así.
Era incorrecto que se sintiera tan seguro al estar a su lado, era injusto que
quisiera abrazarlo y odiaba que YoonGi lo hiciera sentirse así. Su corazón no
tenía razón alguna para latir así. YoonGi sólo le había pedido ayuda y no más
de ahí, él iba a irse después. YoonGi debía casarse con alguien puro, de su
misma clase social, alguien digno que liderara junto a él.
—Iré a dormir YoonGi, estoy cansado. —expresó con un gesto neutro, pero
en su tono de voz existía una tristeza que no pasó desapercibida por el
pálido, siguiendo con la mirada los pasos de JiMin hasta que la puerta de la
habitación se cerró suavemente.
YoonGi hizo una mueca. —Supongo que no eran cosas lindas, tu expresión
no expresaba precisamente felicidad. —el pálido se acercó lentamente,
quedando frente a él y tras largos minutos YoonGi se arrodilló para poder
mirarle. —Una semana. —soltó de repente.
—Dame una semana para poder saber qué es lo que realmente siento por ti.
—Min se veía seguro de lo que decía, envolviendo a JiMin con su voz que a
pesar de ser grave, llegaba a ser dulce en ocasiones. —En una semana te diré
lo que siento y entonces, decidiremos lo que sucederá.
—¿Decidir? —susurró.
—¿Y si no?...
.
.
.
❝Cuarenta❞
—Creí que iríamos a Gwangju hyung. —JiMin dijo, observando fijamente al
mayor guardar su equipaje en el auto.
Si tomaba en cuenta lo dicho por YoonGi horas atrás, ese sería el primer día
de la larga semana que el Alfa le pidió para aclarar las cosas en su cabeza. Su
interior se removía cuando recordaba las palabras que Min le había dicho la
noche anterior, provocando que una rara calidez surgiera en su pecho. El
pálido le había pedido siete días para descubrir lo que realmente sentía por
él, ¿Qué estaba insinuando con eso?
—Las vías que nos llevarán a Gwangju se han visto cerradas eventualmente
debido al clima, no podremos pasar. —contestó suspirando, exhausto física y
mentalmente. —Haré que algún miembro del consejo se haga responsable
de este viaje luego.
—¿Por qué lo sería? —JiMin miró expectante a YoonGi, como si para él sus
preguntas no tuvieran sentido. El de tez blanquecina soltó de pronto un
suspiro, la manada de Busan en la que JiMin había nacido parecía estar
estancada en la época de sus antepasados. —¿Por qué le temes tanto?
—Pero YoonGi, está mal, esa noche en específico no trae nada bueno.
YoonGi se tomó unos largos segundos para mirarle, buscando algún signo
que posiblemente le demostrase que JiMin bromeaba. Aquella noche no era
mala o buena en sí, todo era cuestión de la percepción que tuviera un
individuo sobre ella. Con una mirada cansina sonrió leve y acarició los
cabellos de JiMin, logrando relajar esa expresión de temor plasmada en el
rostro del menor gracias a un miedo que YoonGi aún no entendía.
La noche de la Luna Roja era un instante en el que los lobos, la parte que era
ignorada y dominada por la consciencia humana, entraban en un estado de
frenesí. Tal vez JiMin, o Busan en sí, le temía a esa noche debido a que era
inesperada, podía llegar en cualquier momento ya que no tenía un día exacto
para hacerlo. Podía ser una vez al año, una vez cada cinco años, tres veces en
un año; nunca se sabía a ciencia cierta.
Todo era tan cursi y romántico que YoonGi no sabía el porqué del temor.
Jamás se había oído de un caso donde un Alfa o un Omega rechazaran a su
pareja; si una de las dos partes captaba a quien su sangre llamaba y
aclamaba como suyo o suya, como el único con quien podría mezclar su
alma, la otra parte también lo sentía. Como si estuviesen destinados y
conectados el uno al otro.
—Todos lo decían. —YoonGi no pasó por alto la mirada de JiMin; era como la
de un cachorro mintiendo para no ser regañado.
JiMin vaciló un poco. —En Busan los Omegas somos comprometidos antes
de alcanzar la mayoría de edad, no debemos fijarnos más que en nuestros
futuros cónyuges. —comenzó a decir dificultosamente, con sus dedos
jugando entre sí nerviosamente. —Durante esa noche en especial los
Omegas tenemos prohibido salir, nuestros lobos podrían emparejarse a otro
que no es nuestro Alfa. Una vez una chica salió y aunque su lobo no mezcló
su alma a otro, su esposo se enfureció. —JiMin jadeó. —La castigaron frente
a todos, YoonGi. Sólo habían sangre y gritos, nos hicieron ver para que
supiéramos lo que nos sucedería si salíamos.
—No llores, JiMinnie. —al ver como sus ojos se cristalizaban YoonGi se
preocupó y su pecho se oprimió a su vez; necesitaba saberlo, pero no quería
ver a JiMin decaer cada vez que le contaba. —JiMin no, por favor. —suplicó
desesperadamente cuando el labio inferior del Omega tembló, evidenciando
que pronto rompería en llanto. Su mirada perdida le advirtió a YoonGi que
JiMin no estaba escuchándolo, en cambio, probablemente estaría recordando
lo sucedido con esa chica.
YoonGi suspiró por décima vez en ese día y atrajo el cuerpo de JiMin hacia el
suyo. Le abrazó con suavidad, acariciando sus cabellos y dejando que el
menor descansara su cabeza encima de su hombro, utilizándolo de
almohada. No supo si fueron sus caricias o su aroma, pero JiMin terminó
durmiéndose allí, quieto y calmado. Min no hizo nada por alejarlo, de todas
formas él había provocado aquello.
Con una seña el chófer subió al vehículo, como siempre en silencio y sin
cuestionar nada. YoonGi ni siquiera supo que, incoscientemente, su mano
siguió acariciando cariñosamente las hebras de JiMin mientras que su
mirada iba hacia el paisaje que la ventana ofrecía.
...
—YoonGi, hermano, haz caído del cielo como un salvador. —comenzó a decir
un nervioso HoSeok, sonriendo un poco al notar la escena entre su hermano
y JiMin. Ambos se tomaban de las manos, entrelazando sus dedos mientras
que el Omega parecía estar más dormido que despierto, rascando su ojo con
su puño tal cual un pequeño niño en su primer día de escuela.
El miedo que le tenía se debía a que escuchó una vez a una sirvienta que
hablaba animadamente con su madre mientras que la mujer doblaba la ropa
de los retoños de los Min. La sirvienta joven dijo que YoonGi, como todo un
Alfa Líder, resultaba tener una personalidad algo fuerte y seria aunque el
pequeño pálido fuese un amor con sus padres. Como un cachorro, temió de
su hermano al enterarse de que éste, tan pronto desarrollara su Voz de
Mando, lo podría hacer obedecer tal cual Omega.
Pero aquello cambió cuando entró a una escuela demasiado grande para la
poca cantidad de estudiantes que poseía; allí sólo iban los hijos de ministros,
parejas de adinerados y gente importante, convirtiéndose en un revuelo
cuando el segundo hijo de los Min ingresó. Los gemelos de un ministro
intentaron golpearle una vez sólo para sentirse superiores al agredir al
futuro Segundo al Mando, ya que al futuro líder les fue imposible tocarle un
pelo siquiera.
—SeokJin está muy distraído los últimos días por lo que no tengo a quién
acudir. —HoSeok miró al adormilado chico junto a YoonGi. —Por ello quería
pedirle ayuda a ChimChim.
—¡Lo hice! Pero no vendrá hasta más tarde. Es demasiado obvio YoonGi. Su
aroma me golpeó cuando entré a darle el desayuno que SeokJin preparó para
él después de mencionarle todo lo que lo hacía vomitar. —HoSeok hizo una
ademán para que le siguiera. —Ya verás, cuando entras a la habitación sólo
notarás aroma dulce a Omega en espera, debes reconocerlo mejor que yo,
debiste sentirlo cuando mamá estaba esperando a este hermoso hombre. —
dijo, refiriéndose a él mismo.
—Si de verdad está embarazado tendrás que cambiar pañales, eso hasta que
TaeHyung decida irse. Te verás lindo cambiando un pañal sucio. —se
burlaba.
YoonGi abrió la boca para hablar, pero luego la cerró al negarse decir lo que
estuvo apunto se soltar sin pensar. "Creí que él también desearía con fuerza
volver a Busan".
.
.
.
❝Cuarentayuno❞
—Lo digo en serio Jin, su aroma me desagrada. —el pálido no pudo evitar
fruncir el ceño, mostrando así su evidente confusión frente al asunto. Todos
hablaban del dulce y fuerte aroma de TaeHyung, pero su propio olfato no lo
percibía así. —Si me entero de que están jugando conmigo voy a...-
—Alto ahí líder tonto, no puedes matar a tu familia por más molesto que
estés. —el Alfa bufó cuando SeokJin le interrumpió de esa manera, con una
pequeña sonrisa burlona hacia su pálido primo.
YoonGi le miró por unos segundos. —Ni siquiera siento tu aroma, mi olfato
murió.
Un poco más calmado, decidió preguntar: —¿Por qué los utilizas? ¿Hay
alguna razón especial?
—Supongo que no. —de inmediato SeokJin cubrió su rostro con el libro,
fingiendo leer. —Cuando JiMin despierte debes decirle que mañana será la
última clase que tendremos, quiero asegurarme de que haya aprendido todo.
Es un chico muy inteligente, tiene una capacidad de aprendizaje bastante
buena.
A JiMin le gustaba que YoonGi acariciara sus hebras, aquel tacto lo relajaba
increíblemente. Le gustaba esa sensación de protección y bienestar que
sentía.
—Iré a ver cómo está JiMin. —dijo YoonGi, emprendiendo su camino sin
esperar que Jin dijera algo.
...
Hace unos minutos atrás había despertado y estaba tan aburrido que apenas
vino a su mente la idea de dar un paseo por el jardín trasero se levantó,
decidido a visitar el lugar. Tenía que buscar con qué distraerse mientras que
YoonGi volvía de dónde sea que se hubiese ido.
—Es un honor saber que me recuerdas. —el hombre rió. —No nos habíamos
visto desde que Min decidió presentar algo como tú frente a la manada
diciendo que eres su pareja.
— -Sólo quería algo de aire fresco. —el hombre rió. —Sé que algo ocultas. —
el ministro lo miró directamente esta vez, queriendo intimidarlo con su
actitud. —Empezando por tu aroma, es muy poco, y ese es un indicio de un
Omega que no puede concebir. Un Omega así de inútil no puede ser el Omega
de Manada de Daegu, no cuando le es imposible asegurarle herederos que
protejan a los demás en un futuro.
Cerró sus ojos por un instante para relajarse y despejar su mente, no debía
llorar nuevamente por ese hecho que le atormentaba, ser un Omega
defectuoso. Nadie tenía por qué saberlo, sólo él y los Jeon eran conscientes
de las fallas en su cuerpo; YoonGi no tenía por qué enterarse, tampoco.
—Vi a BonHwa venir para acá. Ese hombre no es conocido por ser un
ministro bueno con todos los seres vivos que se le cruzan. —susurraba
aliviado. Miraba a JiMin bastante tranquilo, por lo que pudo suponer que
nada grave sucedió en su ausencia. —Se supone que tenía que haberse ido
después de la reunión con el consejo, ya le ordené a los guardias que lo
sacaran de aquí. —dijo. Fácilmente él podía haberlo sacado a patadas, pero
pensó que ir a ver a JiMin y verificar que estuviera bien era una mejor
decisión. Todos sus sentidos se habían alertado cuando no encontró a JiMin
en la habitación, donde le había dejado.
Después de esto le dio a TaeHyung una caja, la cual traía dentro dos pruebas
de embarazo para asegurarse. TaeHyung entró al baño entre tropezones,
nervioso al creer que podría estar esperando un niño, y que el mismo sería
por lógicas razones el hijo de JungKook. La incertidumbre les invadió cuando
ella se adentró en el baño para buscar las pruebas, ya que TaeHyung parecía
muy ocupado mordiéndose las uñas como reacción en respuesta al
nerviosísmo.
—Está en estado, felicidades. —la mujer Alfa sonrió, volteándose hacia los
presentes con una pequeña sonrisa que se formó tan pronto como salió del
baño. —Hay que hacer exámenes para tener un resultado más exacto y
averiguar cuánto tiempo tienes de gestación.
.
.
.
❝Cuarentaydos❞
Tal vez aparecería allí, en Daegu, con un enorme ramo de las más bellas
flores a pedirle una gran y merecida disculpa a TaeHyung, después lo
llevaría a casa y le daría mimos, feliz de haber encontrado un Omega que sí
pudo hacer crecer su descendencia en su interior. JiMin se preguntaba si
todo lo que sufrió se debía a ello; él se preguntaba si su vida hubiese sido
igual de mala aunque hubiera tenido un bebé entre sus brazos.
Que en su vientre no pudiera florecer vida le hizo sentir inseguro, como algo
inferior que lamentablemente sería tratado como basura. Se había
prometido a sí mismo formar una familia, darle todo el amor a sus hijos y
nunca abandonarlos, no los dejaría solos como lo hicieron con él. Entre las
enseñanzas que creía primordial inculcarles a un niño estaba jamás perder
la esperanza, pero era irónico ver que él la había perdido ya desde hace
mucho.
Había deseado tantas veces morir, y sin embargo, aún seguía de pie.
Llorar por horas no era la solución, por más que derramara lágrimas, sus
penas y su pasado no desaparecían con ellas.
Aunque si pensaba bien, sólo haber recibido golpes hubiera sido mejor.
—Tienes razón. —apoyó. —Yo... ¿Te sientes tan ahogado como yo, JiMin?
—¿Por qué lo dices? —en ese instante JiMin sintió que todo se detenía, sólo
logrando estar centrado en las palabras dichas por el castaño. Miró con
atención al más alto, ansiando su respuesta.
¿Qué clase de lección le estaba queriendo dar el destino con esto? Se sentía
confundido.
—Lo pensaré. —dijo TaeHyung sin desviar su vista del espejo frente a él.
...
—¿Te sientes mal? —el mayor no vaciló, a diferencia de JiMin que intentaba
huirle, estaba ocultándole algo. Ya conocía su forma de mentir. —¿JiMin?
El Omega negó suavemente con su cabeza, sin mirarlo. Claro que se sentía
mal, pero no quería preocupar ya a nadie.
—Yo nunca olvido las cosas, recuerdo muy bien en las circunstancias en las
que nos conocimos. —él había tenido el honor de ver a JiMin antes, pero no
fue hasta ese día en que robando un pastel se conocieron cara a cara,
mutuamente. YoonGi no se había tomado la molestia de verlo cuando lo
encontró en el bosque, moribundo y con una terrible herida. —También
recuerdo que me ofreciste una fresa como ofrenda de paz.
JiMin apreció con claridad el disgusto en las facciones del Alfa. —¿Por qué lo
preguntas?
—Para buscarlos y golpear sus rostros como castigo frente a toda la manada.
—Claro que puedo, soy el líder, si decido castigar a alguien lo hago y nadie
puede cuestionarlo. Si infringe una regla debe cargar con las consecuencias.
—YoonGi hablaba tan seriamente que JiMin no preguntó más, el Alfa no
estaba mintiendo ni bromeando. —La ley dice que nunca se debe negar a la
pareja del líder, y ya he dejado pasar mucho.
—Ellos sólo están celosos de ti. —decía Min, caminando hacia él para
sentarse a su lado. Ya era tarde, la mayoría debería estar durmiendo; ni
siquiera tendrían que estar hablando a estas horas. —Eres hermoso, tu
aspecto y tus virtudes pueden ser envidiadas por cualquiera. Ellos se
molestan porque naciste en un hogar común y ahora estás aquí, mientras
que ellos, naciendo en cunas de oro, no tienen vínculo alguno conmigo o con
mi familia. Algunos quieren poder, otros quieren la posición en la que estás y
otros sólo desean la protección que recae sobre ti. No demuestres a esas
personas que sus comentarios te hacen sentir mal, ríete en sus caras, es
mucho mejor frustrarlos.
JiMin soltó una sonrisa, esta vez una real, de esas donde sus ojos tomaban
forma de dos tiernas medias lunas. —Creo que es verdad, gracias hyung. —
decía.
—Ahora, ¿Me dirás si estás enfermo? Desde que hablaste con TaeHyung hace
dos días no has salido demasiado, ni siquiera fuiste con SeokJin a su última
clase de lectura. —JiMin de inmediato sintió sus músculos tensarse; toda la
calma en su cuerpo se había esfumado en un chasquido de dedos. —Si no me
dices nada no podré ayudarte.
—Han pasado ya tres meses... Esta semana yo... —con cada palabra su tono
de voz disminuía. No tenía valor para decírselo.
.
.
.
❝Cuarentaytres❞
-¿Pasó algo malo JiMinnie? -SeokJin preguntó, con la mirada fija en la puerta
que recién había sido cerrada por cierto Alfa. YoonGi había desaparecido tan
extrañamente que Jin comenzaba a sospechar.
-No hyung. -JiMin permanecía cabizbajo, con los libros en sus brazos. Debía
ocultar en mayor medida posible el sonrojo que había nacido en sus mejillas
y que no quería desaparecer desde hace un buen rato.3
JiMin había venido hasta él con YoonGi siguiéndole, luego, con una actitud
para nada común, el Alfa dijo que volvería pronto y mencionó que compraría
un par de cosas. JiMin se mantuvo callado todo ese tiempo, ignorando o al
menos intentando de ignorar lo que pasaba a su alrededor. Min se retiró tan
rápido como apareció, y lo último que SeokJin pudo alcanzar a oír fue al
pálido diciéndole a una sirvienta que saldría de la mansión, dando a
entender la clara orden de avisarle a los guardias.58
Podría ser exagerado, pero su deber era hacerlo. Si un sólo miembro del
personal en la mansiones notaba la falta de la presencia física del líder, se
formaría un caos que no terminaría hasta que el mismo YoonGi regresara. 6
-¿Seguro? -el menor asintió frenéticamente, todo para que dejasen de insistir
en el tema. -Bien, ¿Cuáles libros trajiste contigo?
-Traje el que me regaló hace un tiempo hyung. -respondió con una pequeña
sonrisa, alzando el libro para que el Omega mayor lo viese con mejor detalle.
-Quería leerlo hoy, sólo he visto las imágenes que trae.2
La creencia de que eran débiles se originaba debido a que sus lobos eran
más fáciles de manipular, eran tan valiosos que todas las demás razas los
aclamaban como suyos. Ser un Gamma era adaptarse a su pareja: si se
trataba de un Alfa, el Gamma cambiaba y asimilaba a un Omega, incluso
llegando a ser marcados. Si era un Beta, el Gamma asimilaba uno de igual
forma. Si su pareja resultaba ser un Omega, el Gamma tomaba paso como
Alfa, marcándolo e incluso desarrollando un nudo. Esta clase de
cambiaformas eran los más apreciados, pero eran tan contados que a
medida que los años pasaron, tuvieron que renacer en una manada donde
únicamente existían Gammas, escondidos. 61
Esto no le gustó a la jerarquía. Los buscaron día y noche, por agua y tierra,
necesitando de esos hermosos seres para asegurarse de que su
descendencia fuese fuerte y sana; además de que los Gamma eran
considerados como trofeos de oro y diamante puro al tenerlos de pareja.
Tras décadas de búsqueda, desafortunadamente, fueron encontrados.56
Jamás se habló de nuevo de los Gamma, como una raza extinta, su recuerdo
desapareció junto con sus cuerpos. Hay muchas historias relacionadas con
los Gamma, con esos hombres y mujeres que fueron maltratados y
asesinados, al igual que su descendencia.
Los ancianos cuentan que se esfumaron por causa de la Diosa Luna, que
castigó a las manadas con pobreza luego de los acontecimientos. Pese a que
un hijo concebido por un Alfa y un Omega podía ser Gamma, nunca se volvió
a saber de un nacimiento en donde un Gamma se viera involucrado.158
Al finalizar con su lectura, JiMin subió la mirada directo hacia SeokJin,
esperando su aprobación. Se había sumido en el interesante relato y sintió
un poco de lástima al imaginarse todo lo que sufrieron los Gamma en los año
que caminaron por sus territorios, si es que en realidad habían existido. De
cualquier forma era un libro donde se escribieron leyendas, muy pocas
podrían ser ciertas. Además de que si una lo fuera, sería difícil averiguar
cuánto era verdad y cuánto era mentira.53
. . .2
-¿A dónde se supone que vas Min YoonGi? -le cuestionaba un cansado
HoSeok al Alfa. El menor de los hermanos había estado una noche entera
atendiendo a TaeHyung, el cual parecía vomitar todo lo que comía; esto sin
nombrar que cualquier aroma le provocaba náuseas. Un pequeño embrión
era el causante de su falta de sueño ¡Sonaba ridículo hasta en sus
pensamientos! -Yo no sé nada, déjame ir.5
-Cállate y sígueme, tengo que conseguir estas cosas. -y, como si HoSeok
estuviese ciego, colocó un papel frente a él que quedó a unos limitados cinco
centímetros de su rostro. -Tiene que ser rápido, tengo que volver lo más
pronto posible.3
JiMin pronto tendría su celo y él, aunque al recibir la noticia se vio muy
tranquilo en el exterior, por dentro su mente se había transformado en un
lío. Se encargó por sí solo de llevar a JiMin con SeokJin estando bajo su
cuidado, y antes de salir le pidió a una de las sirvientas que le explicara qué
necesitaba un Omega durante su ciclo de calor, anotándolo en una hoja que
la mujer le dio al verlo tan desesperado por recordar todo.1
Ni siquiera podría enviar a JiMin al Centro Estral, sería visto incorrecto que
estuviese ahí cuando ya tenía una supuesta pareja.63
-¡Muy lindo que te ves comprando supresores! El amor te está matando. -el
menor se dio la libertad de reír a carcajadas, esto mientras YoonGi tomaba
por fin la caja de supresores que había elegido al azar.27
.
.
.
❝Cuarentaycuatro❞
YoonGi no se dignó siquiera a abrir sus ojos cuando sintió una cómoda
calidez rodearle.159
También descubrió la razón por la que le era difícil moverse con libertad.
JiMin mantenía su rostro hundido en su pecho, acurrucado a un lado de su
cuerpo y siendo rodeado por los propios de YoonGi. El brazo de JiMin a su
vez se aferraba a su espalda, sosteniendo en su puño la camisa de pijama. El
Alfa sintió que su respiración se cortaba de repente, de forma brusca; nunca
antes habían traspasado la separación que habían impuesto en esa misma
cama, jamás habían invadido hacia el lado del otro.119
Una cosa era abrazar a YoonGi en el vehículo o en una cabaña, pero era una
absolutamente diferente estar así en esa cama, la cama del dormitorio de
YoonGi, la cama que habían dividido en dos partes equitativamente. ¡Los
primeros días casi dibujaron una línea en el colchón para que ninguno
pasase a su lado! ¡Era como terreno prohibido que durante meses habían
respetado! ¿Qué había sucedido entonces? ¿Rebeldía por parte de sus
cuerpos?61
Por otro lado, YoonGi estuvo apunto de dirigirse al baño también para
calmar un poco al alterado Omega de no ser porque, inoportunamente,
alguien llamó a la puerta con brusquedad, asimilándose a desesperación.
Asumiendo que se trataba de algo importante, articuló
un"pase" pacientemente. HoSeok entró de pronto en el dormitorio,
notablemente preocupado, molesto y confundido.
—¡No hables así de JiMin! ¡¿Qué te crees, HoSeok?! —gritó, con una furia
apoderándose de él de forma instantánea. Su hermano retrocedió un poco,
no dejándose llevar por las acusaciones que había soltado sin pensar. —Si
vuelves a decir algo así te juro que no tomaré en cuenta que seas mi
hermano, aún puedo exiliarte y lo sabes. —gruñó en advertencia, dándole a
saber que había entrado en terreno peligroso. YoonGi no sería capaz de
hacerlo, pero el arranque de ira causó que soltase la amenaza más fuerte que
le llegase a la mente.85
—Te contaré, pero no aquí. —el mayor se veía molesto, pero, a pesar de ello,
suspiró para tranquilizarse. Sus manos frías le demostraron la tensión y los
nervios que sentía y que hábilmente sabía ocultar.
Tal vez le vieran como un llorón, pero esa era su única manera para liberarse
aparte de gritar con molestia, y lo que la experiencia le enseñó, es que si
quería seguir ileso debía limitarse a sólo llorar. Cada vez que se molestaba y
gritaba recibía un golpe o una bofetada, esto por parte de cualquier miembro
de la familia Jeon.11
Si tan sólo no hubiese conocido a JungKook quizás estaría teniendo una vida
común y corriente en Busan, sin sufrimiento. Y sin YoonGi.73
❝Cuarentaycinco❞
El Alfa suspiró molesto, odiando lo que recién había sucedido pero a su vez
conforme con que no hubiese sido peor de lo que ya lo era.79
No supo cómo, pero ellos lograron unir las piezas y hacer una correcta
suposición, al parecer. —De acuerdo. A ver si entendí, esto empezó como
una farsa para salvarte del matrimonio que el Alto Mando quería organizar
para ti, pero al final pasó lo que tenía que pasar y ahora sí están enamorados
de verdad. ¡Que hermosa historia de romance! —había dicho SeokJin,
divertido. YoonGi entonces había bufado, dejando en claro que ni siquiera él
sabía qué sentía realmente.64
Decidieron que por ahora JiMin no se enteraría, de hecho, YoonGi pidió que
fueran lo más discretos posible y después él mismo se encargaría de hacerle
saber al Omega más tarde que SeokJin y HoSeok sabían la verdad. Mientras
tanto, él tendría que encargarse de la dichosa carta que su hermano le
entregó y que fue enviada por Jeon DakHo, el padre de JungKook.38
Aseguraba aquella carta que JiMin era quien no cumplía con los deberes que
debía cumplir un Omega y que ello, en Busan —especificando la manada
natal de JiMin—, era ser merecedor de castigos para corregirle. Incluso se
atrevían a excusarse diciendo que sus castigos no eran tan fuertes como
otros.26
Aunque, recordando lo que JiMin le contó sobre la chica que salió de casa
durante la Luna Roja, el Omega indicó que había sangre y gritos. Al no haber
estado allí no podía deducir si lo de los castigos era cierto o no, pero JiMin no
merecía esos abusos aunque fuesen "mínimos". Nadie lo merecía.
Arrugó el papel entre sus manos cuando, en el último párrafo, aclaraban que
JungKook tenía en su poder documentos que legalmente autorizaban el
consentimiento por parte de los Park para que su único hijo se uniera al
primogénito de los Jeon. Sumándole también documentos que indicaban con
claridad que la unión se había llevado a cabo y que hasta ahora seguía en pie;
frente a todo el que leyera aquello, JiMin seguía siendo el esposo de
JungKook.42
Era extraño que hasta ahora estuviesen tan callados y usando medidas
pacíficas para lidiar con él.17
. . .4
Sin apuro alguno buscó con la mirada por varios lugares, al mismo tiempo en
que se asomaba por los pasillos. JiMin ya no se perdía por los corredores
como en un principio. Las primeras veces podías encontrarlo de pie,
asustado y sin saber dónde ir. Varias veces, a pesar de ser casi un extraño en
esos días, se negó incluso a irse con sirvientas que le ofrecían ayuda al verlo
así. JiMin no se movía de su sitio hasta que YoonGi o SeokJin vinieran a su
rescate.50
Pero no sólo la que abrazaba estaba allí. A su alrededor habían más prendas,
todas pertenecientes a YoonGi, rodeando al Omega. SeokJin de inmediato
supo que JiMin había hecho un nido, ese espacio que era construido por
Omegas durante su celo o durante la gestación, colocando a su alrededor,
comúnmente, ropa de su pareja para sentirse tranquilos y protegidos con el
aroma que desprendían.438
Jin cerró con sumo cuidado y a pasos apresurados se encaminó hasta el sitio
donde la conferencia en la que YoonGi se encontraba estaba siendo
realizada, agradeciendo mentalmente que no estuviese tan alejada. Un
guardias le vio salir y de inmediato le siguió, después de todo, era parte de la
familia Min a pesar de la diferencia de apellidos; su madre era la hermana
menor del padre de YoonGi y HoSeok.
Con un leve temblor de sus manos pensó en lo conveniente que fue haber
visto a JiMin sin entrar o tocar antes, y por suerte, sin haber sido
descubierto. Si un Omega hacía un nido, nadie más podía irrumpirlo aparte
de su pareja ya que eso podría traer graves problemas. Si hubiese tocado la
puerta JiMin podría haberse alterado y entrado en pánico, un nido era algo
muy delicado. Y por ello debía apresurarse, una sirvienta podría entrar a
llevarle agua o un costurero a tomarle medidas para un nuevo traje, y eso no
resultaría en nada bueno.48
Alterar de esa forma a un Omega podría hacerle daño a su lobo, y sin la
consciencia animal, la parte humana se marchitaría junto con él.17
SeokJin frunció el ceño, si esto era así ahora, cuando sus lados lobunos la
mayoría de las veces era ignorado, no quería imaginar cómo fue en esa
época en la que sus antepasados que no le prestaban atención al lado
racional humano.10
El Omega entró como bala al ostentoso lugar, pasando de largo las miradas y
fingiendo no escuchar los cuestionamientos del guardia que fielmente le
seguía. Sin mucho cuidado empujó la puerta doble, abriéndola de par en par
e interrumpiendo las palabras de un hombre que se encontraba de pie
leyendo.12
❝Cuarentayséis❞
.
De repente el gruñido ronco que YoonGi soltó, provocado en gran parte por
su lobo, asustó a los hombres y mujeres sentados en la mesa de conferencias.
A él y a su Alfa les enfureció que otros supieran del estado tan delicado en el
que se encontraba JiMin. Pero, en parte, lo agradecía. Las personas presentes
no abrieron la boca siquiera, conscientes de la situación. Nada ni nadie
detuvo al pálido al verlo ponerse de pie, recogiendo sus cosas y yéndose en
menos de cinco minutos.133
Min no supo dónde había quedado SeokJin cuando dio un paso dentro de la
mansión. Con el corazón en la garganta, estaba decidido a ir hacia JiMin. 94
Caminaba casi con desesperación, necesitando llegar más rápido. Subió las
escaleras de dos en dos y no se detuvo a saludar a nadie, cuestionándose
internamente con frustración porqué su dormitorio debía estar tan alejado.
"Cuestiones de seguridad", le respondió su subconsciente, el cual aún
parecía funcionar correctamente a pesar de lo que ocurría.21
Estuvo a nada de perder sus estribos debido al delicioso aroma dulce que
provenía de JiMin, en compañía de las feromonas de celo que llenaban el
olfato del blanquecino. YoonGi exhaló e inhaló para poder tranquilizarse,
debía ayudar al menor, no asustarlo. Min se sentó en la cama y JiMin
rápidamente buscó refugiarse entre sus brazos, aún sin soltar la camiseta
que sostenía arrugada en su mano.129
YoonGi le abrazó, buscando calmar los síntomas del celo que apenas
empezaba. En unos dos o tres días su celo alcanzaría su punto más alto y
JiMin probablemente estaría bastante mal. Por ahora, prefería calmar los
síntomas que con el pasar de las horas se incrementarían. JiMin colocó su
nariz en el cuello del mayor, acurrucándose allí para que el aroma del Alfa le
aliviara.68
—¿Hice un buen nido, Alfa? —susurró, en un tono de voz tan bajo que
YoonGi apenas pudo escucharlo. —¿Le gusta? —preguntó. El pálido sonrió,
los instintos de Omega en JiMin estaban controlándolo.739
YoonGi era al que sus instintos aclamaban como el único que debía calmar el
calor de su cuerpo.55
• • •10
Recordaba con claridad el miedo, sí, pero también la molestia que recorrió
su sistema y por la cual estuvo apunto de golpear a TaeHyung, de no ser
porque YoonGi le detuvo. Pensó en que sólo se sentía protegido con el
pálido, y extrañamente, querido. YoonGi fue el que estuvo allí cada vez que
lloraba como un cachorro perdido, cada vez que tenía miedo, y varias veces
lo había defendido sin dudarlo.10
Luego recordó el beso que tuvieron en aquella fiesta, frente a los padres de
YoonGi y que, sin saberlo, produjo tantas cosas en él. Pero a pesar de todo,
ese no se comparaba en absoluto con el beso que YoonGi le dio en la cabaña.
Ese beso había resultado ser mucho más significativo de lo que creía. 2
JiMin negó en repuesta a las preguntas hechas por el mayor, reteniendo las
lágrimas en sus ojos mientras que seguía abrazado a YoonGi. El Alfa limpió
con su pulgar el rastro húmedo en la mejilla de JiMin que dejó la única
lágrima que soltó. Por más que le preguntaba qué ocurría, JiMin no hablaba.9
—¿Me detengo? —el corazón de YoonGi latió con fuerza, tanto que creyó
sentirlo golpear su pecho desde el interior. Trataba de ocultar la pequeña
sonrisa que intentaba asomarse en sus labios, encubriendo la emoción que le
embargaba.7
—Yo no lo quería a él y a pesar de eso me hizo daño. Te quiero a ti, ¿Si haces
lo mismo, cómo podría sentirme? —decía JiMin, demostrando obvia tristeza
en su mirada pese a que había dejado de llorar. —Nunca le interesé de
verdad.17
—Yo puedo amarte y valorarte mucho más que él. —expresó, claro y
conciso, seguro de sus palabras. No había mucho más que pensar o
reflexionar, esa clase de sentimientos que lo llenaban al estar junto a JiMin
no eran de algún tipo de cariño fraternal y tampoco de lástima. Le costaba
creerlo, pero era la verdad. Notó un pequeño brillo nacer en los ojos de JiMin
mientras observaba a YoonGi sin decir nada. —Dime qué hizo al fingir que te
quería y yo lo haré mejor para demostrarte a diferencia de JungKook, que te
quiero de verdad.514
—Él me daba un beso todos los días. —susurró JiMin, después de haber
estado sumamente callado, sin siquiera hacer ruido al respirar.184
—Yo te besaré mil veces todos los días si eso es lo que deseas. —YoonGi
acarició su mejilla dulcemente. JiMin cerró los ojos al sentir a YoonGi
acercarse y supo de la corta distancia que los separaba al sentir el pequeño
roce que compartieron sus labios.486
YoonGi se separó de él con cuidado, sin embargo, sólo bastó con que sus
miradas conectaran para que sus labios volvieran a encontrarse. ¿De eso se
trataba querer a alguien? No lo sabía, pero ambos querían mantenerse de
esa forma el mayor tiempo posible.44
Aquello era peligroso para JiMin, si se sometía así el efecto del supresor sería
burlado por su celo en cuestión de minutos. No obstante, aunque los
síntomas podrían regresar y que no era conveniente que YoonGi estuviese
allí si su aroma volvía a emerger, no se apartó ni se quejó cuando, durante
uno de los tantos besos que se habían dado, JiMin sintió como era
cuidadosamente empujado por los hombros, su espalda contra la suavidad
de la cama, y a su vez, a YoonGi posicionándose sobre él sin romper la unión
de sus labios.376
¿Qué más daba? YoonGi no era capaz de hacerle daño, ¿Cierto? 573
•
•
•
❝Cuarentaysiete❞
Simplemente era un infierno. Sentía que con cada minuto que pasaba las
punzadas en su vientre eran más y más dolorosas.286
Los ciclos de calor en JiMin eran como los de cualquier otro Omega, pero
esta vez, diferente a todos los celos por los que había pasado ya antes, este
resultaba ser más fuerte y doloroso para él. JiMin intentaba soportarlo tanto
como pudiera, pero temía que pronto no pudiese resistir mucho más.
Estando en el tercer día de aquella larga semana que le esperaba, su celo
estaba en su punto más alto y seguiría así hasta el séptimo y último día. 158
Creyó que eso era lo normal, sin embargo, cuando TaeHyung se adentró en
la habitación, su lobo rechazó inmediatamente el aroma de HoSeok que el
Omega traía impregnado. Los supresores parecían no surtir efecto. 58
—Estaré media hora aquí ChimChim, hasta que el efecto del supresor se
desvanezca. Si tu lobo toma el control y sigo aquí podría ocurrir un
accidente. —le decía TaeHyung al referirse a la intromisión del nido, que
comenzó siendo un pequeño refugio de prendas sobre la cama para luego
tomar paso en toda la habitación, que sin la necesidad de ropa rodeándolo,
seguía oliendo a YoonGi. —Traje los chocolates que tu pareja compró para ti,
tal vez así ignores un rato el dolor que sientes.57
Toda Daegu vivía bajo el engaño de que YoonGi y JiMin eran una pareja
estable con más de un año de relación. SeokJin y HoSeok, por su parte,
sabían que aquello era una mentira, pero nadie más aparte de JiMin y YoonGi
conocía el hecho de que ambos se habían declarado, sus sentimientos
resultando ser mutuos. Todo era un enredo extraño por el que JiMin no
deseaba preocuparse, no por ahora.16
Mientras JiMin comía los chocolates TaeHyung se acercó para poder tocar su
frente, exaltándose al sentir la alta temperatura que JiMin presentaba. El
castaño arrugó el entrecejo. No era exactamente común padecer fiebre
durante un celo, él nunca había oído algo parecido.488
• • •10
YoonGi bajó las escaleras sin ninguna urgencia por la cual apresurarse,
manteniendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Se
preocupaba por lo que podría estar pasando JiMin ahora que él no tenía
permitido entrar al dormitorio como medida de prevención. Su único
consuelo era saber que TaeHyung estaba con él, ya que se había ofrecido a
cuidarlo tal como JiMin lo hizo con él durante los malestares que sintió a
causa del embarazo.33
Desde el día anterior HoSeok parecía estar de mal humor, y no era usual en
él. YoonGi se preguntaba qué podía haber sucedido entre esos dos como
para que su hermano estuviese de tal forma.51
—¡YoonGi! ¿Qué haces caminando por allí? ¿Acaso no tienes deberes que
cumplir? —preguntaba una voz que el pálido reconoció sin emplear
demasiado esfuerzo. Min se giró sólo para encontrarse con con SeokJin
viéndolo molesto, acompañado de... ¿El mesero? —¿TaeHyung no te ha
informado cómo está JiMinnie?293
—La Luna Roja está cerca, podría tratarse de su lobo avisándole sobre su
elección. Es algo muy particular y que en contados casos sucede. —SeokJin y
YoonGi miraron embobados la repentina suposición por parte de NamJoon.
El de hoyuelos, ya en ese punto, comenzaba a sentirse incómodo por las
miradas fijas en su persona. —Mi madre me ha enseñado muchas cosas, a
pesar de ser un Beta. Mi abuelo era más lobo que humano, se encargó de
contarle sobre el lado de nuestra naturaleza que solemos ignorar. 115
—¿Hay algo más que deba saber? —dijo después de un pequeño lapso de
silencio.
—¡YoonGi! Es decir, señor Min, está pasando algo extraño con JiMin. —había
interrumpido el alto Omega de voz profunda, exasperado y notablemente
preocupado. —El efecto del supresor duró menos de lo que debería, está
llorando de dolor... —las facciones de YoonGi demostraron como los nervios
y la inquietud se apoderaban de él. Tantas preocupaciones y revelaciones a
la vez terminarían matándolo.83
—En un momento vuelvo, gracias por todo NamJoon. —habló antes de ir
detrás de un asustado TaeHyung. Tuvo incluso que pedirle al castaño que se
calmara, en su estado no era bueno dejarse llevar por las emociones de esa
manera.5
—Debo irme, no puedo pasar mucho más tiempo aquí. —ya no lograba
aguantar más, si no salía pronto sus instintos como Alfa saldrían a flote y
podía hacer cosas que no quería.21
YoonGi descendió para plantar un suave beso en los labios de JiMin, siendo
correspondido en pocos segundos. Sus labios se movieron al comienzo en un
compás lento y dulce, pero aquello cambió cuando el mayor se atrevió a
morder el belfo del contrario sin llegar al lastimarlo, arrebatándole un suave
gemido. El beso se profundizó y JiMin jadeó gustoso, abrazando a YoonGi por
los hombros con fuerza, queriendo retenerlo allí, mientras que sentía el
agarre de las manos pálidas en su cintura, proporcionándole caricias.244
JiMin balbuceó el nombre de YoonGi al sentir los besos que éste repartía en
su cuello, mordiendo y lamiendo de vez en cuando su tersa piel. Un sonoro
gemido se escapó de sus carnosos labios al percibir la pequeña mordida
juguetona por parte de Min, en una zona tan erógena como lo era el lugar
donde un Omega era marcado por su Alfa.161
—Pero, mi cuerpo está mal hyung, tú eres un líder... —el mayor le veía
confundido, sin entender las palabras de JiMin. El menor se cuestionaba si
estaría bien decirle, ¿Y si lo dejaba? ¿Y si también lo maltrataba por su
defecto?39
•
•
•
❝Cuarentayocho❞
JungKook cerró los ojos y suspiró antes de correr, no quería desperdiciar la
oportunidad que se le había dado.347
A su "padre" se le permitió hablar con los jueces del consejo, llevando a sus
más relucientes abogados. Quien pagó la pena más grande fue ChanYeol a
causa de permitir abusos a Omegas, arrebatándole el mandato, siendo sólo
gracias a su Omega que no perdió la cordura al no tener manada que liderar.
JungKook, por su parte, creyó que el hombre haría algo por él luego de
culpar a ChanYeol en su mayoría.4
Claramente no lo hizo. Lo ofreció como un esclavo a otro Alfa que era mucho
más maduro, grande y fuerte que él a cambio de una buena cantidad de
billetes, concordando entre los miembros del consejo —mismos a los que
JungKook consideró corruptos— en que ese sería un buen castigo para un
abusador y violador. Sabía que su supuesto padre sólo quería vengarse por
haber aplazado sus planes al ser separado de los dos Omegas.23
JungKook no pudo evitar sentirse frustrado más de una vez al saber que
JiMin y TaeHyung estaban a manos de dos hermanos, uno líder y otro
segundo al mando. Quiso vengarse de los dos Alfas por arrebatarle lo que
creía suyo, pero con transcurso de los días dejó de pensar en ello. Sería una
tarea difícil recuperarlos, si es que su padre seguía intentándolo.64
Ese día el tipo al que fue vendido pensó que JungKook estaba lo
suficientemente débil como para resultar ser inofensivo, por lo que bajó su
guardia y dejó la puerta de su encarcelamiento abierta. El hombre ni
siquiera notó cuando pudo escabullirse por la cocina, tomando uno de los
vasos de cristal donde estuvo tomando alcohol y estampándolo con toda la
fuerza que podía tener en su cabeza, lastimándolo y distrayéndolo lo más
posible como para huir, agradeciendo que la Omega del hombre estuviera
muy distraída atendiéndolo.12
Cuando comenzó a correr no miró hacia atrás. Ese hombre que mintió al
decirle que era su progenitor le hizo la vida miserable sin que lo supiera, y lo
hizo a él de un idiota abusador. ¿Cómo pudo haberlo obedecido? 17
Para salvar un poco su destrozada dignidad tuvo que pensar en que estaba
recibiendo su merecido al haberse dejado controlar por los idiotas de sus
padres. Sin embargo, ahora quería hacer algo más antes de esperar su
muerte; JungKook no deseaba vivir lo que resta de sus días como un débil
Delta.7
—¿Hay algún viaje hacia Daegu para el día de hoy? —JungKook se detuvo
frente a una Alfa, jadeando por la carrera y asustado, suplicando
mentalmente que el hombre al que fue entregado no lo encontrara. Observó
a la mujer bajar la mirada y leer detenidamente la lista que llevaba en sus
manos.113
—En una hora habrá uno. —contestó la mujer de alta estatura, viéndolo
despectivamente. Recibiría esa mirada por parte de otros Alfas hasta que no
estuviese con vida. JungKook asintió y tiró una moneda en el escritorio de la
Alfa, pagando así una entrada y un asiento. No había pagado el mejor de
todos, pero era lo único que había podido resguardar en su bolsillo y
mientras lo llevara hasta Daegu, pues adelante.8
• • •2
—Lo sé, gracias a mi defecto es que comencé a recibir maltratos por parte de
JungKook. Esa es la única razón por la que todos se alejan de mí. —decía
JiMin, haciendo lo posible para no verse tan indefenso. —Si quieres puedes
golpearme o expresar tu odio hacia mí, ya no importa.345
Después de todo, estaba tan roto que ya no debería doler tanto como antes. 18
—Soy el líder y mi familia es quien cuida de esta manada, siempre ha sido así
desde hace décadas. Ellos están bien con que los Min sean quienes los
representen junto al nombre de Daegu, ellos esperan que mis hijos sean los
que cuiden y velen por los suyos en un futuro. —el menor intentó soltarse
antes de que la herida en su corazón se profundizara más, pero YoonGi
lograba retenerlo por el brazo empleando algo de fuerza, causando un
mínimo daño que no llegaron a percibir. —Debiste habérmelo dicho
antes.204
JiMin cerró los ojos mientras que su cuerpo empezaba a tener leves
temblores de miedo, esperando cualquiera de los golpes que usualmente
recibía luego de gritar. La vorágine de sentimientos nublándolo y el malestar
del celo no eran una buena combinación, menos cuando su cuerpo reaccionó
ante las anteriores caricias y besos que YoonGi proporcionó sobre su piel,
buscando sentir nuevamente el toque. Cuando su respuesta fue silencio
JiMin abrió sus ojos con duda, su cuerpo paralizándose al ver el estado del
Alfa. YoonGi estaba llorando.505
—¿Sabes por qué dije que sería difícil? No es por ti o por mí, es porque no
quiero odiar a mi manada, pero puede que te discriminen o juzguen, y juro
que si llego a escuchar algo voy a golpearlos, o a darles el exilio permanente.
—decía, recordando la amenaza que soltó hacia su propio hermano al oír
que éste insinuaba a JiMin como una "poca cosa" que se metió en su cama
para ser amantes. —No quiero que te hagan daño mientras yo no esté
cerca.93
—Creí que dejarías de quererme. —el menor acarició los cabellos oscuros de
YoonGi, el cual parecía disfrutar el aroma dulzón de JiMin, relajando su
cuerpo y mente con él.14
—No quiero ser egoísta hyung. —JiMin, con la misma repentina actitud
juguetona que YoonGi empleó al morder y besar su cuello, dio un pequeño
pico en los labios delgados del pálido. YoonGi sonrió en respuesta al lindo
acto. —¿Qué harán los demás? Si estás conmigo no tendrán protección en el
futuro...
—Es una venganza por quitarme el lugar del favorito cuando éramos niños.
Aparte de eso, sé que si no le encargo responsabilidades va a estar
holgazaneando y usándome para hacer sus bromas todo el día.38
Porque aunque era cierto que la mayoría de las veces él ganaba las pequeñas
peleas infantiles, HoSeok también se salía con la suya muchas veces. Al
cumplir sus dieciséis cayó sobre YoonGi la responsabilidad de ser un buen
lider; día y noche recibía clases de cualquier cosa, modales, política, leyes,
entre muchas clases más que le dejaban exhausto. HoSeok conocía la afición
que tenía su hermano pálido por decir groserías debido a la más mínima
cosa, burlándose en su cara cada vez que la estricta maestra de modales le
regañaba por decir hasta la más inofensiva de las groserías. Y todos,
incluyendo a su cariñosa madre, permitían que HoSeok se riera de él al ser
corregido.79
•
•
•5
—No te estoy obligando, sólo quiero que entiendas. ¿Qué hará ese niño o
niña al ser entregado a un orfanato? Necesitará tu aroma y calor, ¿Quién se
lo dará? ¿Otro cachorro huérfano acaso?93
—Nadie asegura eso, TaeHyung. Debes pensar en positivo por una vez en tu
vida.51
—Claro que sí. Desde el día en que hablé con JiMin sobre el tema me dediqué
a pensarlo en silencio, tranquilo y solo. Cuando me enteré del embarazo tuve
un miedo indescriptible, pensé que no lo amaría... Luego me percaté de que
sí lo hacía. Y por ello es que no quiero que esté con alguien tan patético como
yo. Lo quiero lo suficiente como para aceptar que no será feliz a mi lado. 51
Desde hace cinco días el cortejo se había iniciado y, aunque nada era
perfecto ni color de rosas realmente, en la perspectiva de YoonGi y JiMin sí lo
era. Seguía siendo extraño, pensar en un futuro juntos hacía a sus estómagos
burbujear como a un par de adolescentes experimentando el primer amor.
Por otro lado, las muestras de cariño no eran demasiado frecuentes aún, ni
siquiera se habían tomado de la mano en público.45
Por su parte, YoonGi se encargó de que arreglaran el jardín para antes del
anochecer y que tuviese lo necesario para poder disfrutar la cena
cómodamente; aparte de que existían dos razones ocultas para ello. Primero,
quería que JiMin pasara su cumpleaños de una forma sencilla, como al
Omega le gustaban las cosas. Segundo, SeokJin y los demás le pidieron
distraerlo para preparar una pequeña fiesta sorpresa para JiMin.71
Una vez devuelta al interior de la mansión nada parecía haber sido decorado
o haber sido cambiado de lugar. Sin embargo, eso fue hasta que llegaron a la
sala de estar, donde las luces se encontraban apagadas y eso era extraño.
JiMin desvió la mirada hacia el pálido, confundido al notar la ausencia de luz;
YoonGi no se alteró por ello, así que él tampoco se preocupó demasiado.5
SeokJin le dio una señal a NamJoon, quien a diferencia de los demás, tardó
un poco más en acercarse debido a sus titubeos; él no era familiar del líder ni
de su pareja, por lo que casi perdió la cordura cuando SeokJin le invitó a la
fiesta sorpresa con tanta ligereza.3
—¡YoonGi hyung! —exclamó JiMin bufando al abrir otro obsequio por parte
de YoonGi. —¡Te dije que no tenías porqué comprarme algo así!68
•
•
•
❝Cincuenta❞
—No voy a dejarte solo con él. —gruñó el pálido. Bajo ninguna circunstancia
dejaría a JiMin a solas con ese Alfa. —Si no tienes nada que decir vete, estoy
conteniéndome para no sacarte a patadas. —vociferó firme al no escuchar
más palabras de parte de Jeon.41
YoonGi soltó una risa. —No importa qué temor podría tener, igualmente no
confío en ti, no te dejaría solo con mi Omega. —recalcó el pálido, casi
rugiendo sus palabras. JungKook abrió y cerró su boca varias veces a pesar
de no decir nada, siendo obvia su sorpresa. —Meses atrás dije que no te
daría el honor de ver a Park JiMin una vez más. Estoy haciéndolo, sin
embargo, no permitiré que pongas siquiera un dedo en él.303
Aunque sabía que la solución era revelar todo lo que sabía con YoonGi
presente, no conseguía decir una oración coherente. Unos cuantos metros
detrás de YoonGi y JiMin se veía la enorme y ostentosa escalera que llevaba
al siguiente piso; su rodillas se tambalearon y balbuceó nervioso más
palabra extrañas, viendo bajar con rapidez a los guardias. Además de esos,
algunos se adentraban por la puerta principal, justo atrás de él, rodeándolo.
La tensión se apoderó de su cuerpo y empezó a sudar, intranquilo y con su
ritmo cardíaco aumentando.25
—Mi padre me vendió a otro Alfa y sólo me queda ser marcado para ser un
Delta. Ni siquiera es mi padre, asesinó a mi familia real y me usó como su
títere personal. —expresó con rapidez, nervioso. —Él arruinó mi vida y se
deshizo de mi familia como si fuesen muñecos reemplazables, debo frustrar
sus planes de alguna manera, siento que si logro hacerlo habré de alguna
forma vengado a mis verdaderos padres.130
—¿Qué tiene que ver leer con todo lo que tu familia y tú me han hecho? —
preguntó JiMin cortantemente.30
—No lo sé con certeza, pero dijeron que la forma de que te enteraras era
leyendo, supongo que hay algo escrito que nos ocultaban. —JungKook hizo
una pausa. —Cuando de trajeron a Daegu se llevaron todo lo que te
pertenecía, incluyendo ese libro que era de tu madre... Es un libro al que
nunca le tomé relevancia, el señor Jeon me pidió que lo mantuviera lejos de
ti para que no aprendieras a leer, pero comienzo a creer que hay otro motivo
por el cual me pidió tal cosa.14
—Ya he visto el libro de mi madre, sólo trae historias. No hay nada extraño
allí.58
—Deberías revisar una vez más. —propuso. —Ese "todo" surge en Busan,
todo está ahí. Si eres inteligente lo sabrías. 123
—No le presten atención a cualquier medida "pacífica" que los Jeon tomen al
intentar hacer volver a JiMin, he vivido por años con él y sé que planea algo
más. Es muy evidente. —habló JungKook, atrayendo la atención de los otros
dos otra vez. —Mientras me dirigía hacia Daegu concluí que esto puede
basarse en una venganza o algo parecido, pero no tengo idea de cuál es el
origen de ella.32
El casi Delta no objetó ni gritó, dejándose hacer. Las esposas uniendo sus
brazos detrás en su espalda, tres guardias sosteniéndolo y algunos más a su
alrededor no pareció causar algún impacto en él.129
• • •48
Apenas los guardias llevaron con ellos a JungKook, YoonGi pidió un informe
completo sobre el historial de la familia Jeon y todo lo que los implicaba.
Esperó las cinco horas exactas que se le fueron pedidas y finalmente la
carpeta fue puesta en sus manos; si iba a enfrentarse al enemigo debía saber
más de él, así su ataque resultaría ser efectivo.34
Lo que más llamó su atención fue que, según aquellas recopilaciones, los
Jeon habían tenido un Alfa Líder entre ellos, aunque habían gobernado por
sólo un par de años y no se especificaba a cuál manada lideraron.108
•
•
•
❝Cincuentayuno❞
—Veo que no tienes los ánimos de hablar con otros, Delta. —soltó, haciendo
gruñir a JungKook una vez más. —Te guste o no te guste, me asignaron a mí
como tu cuidador. Mi trabajo fue observarte, así que conozco tus jugadas. Si
llegas a intentar algo, te aviso que se me ha otorgado el permiso de matarte
en situaciones extremas.29
—No tengo nada más por hacer. Sólo falta que tenga una mordida en mi
cuello para ser un Delta por completo, y no quiero llegar a eso, joder. No seré
el hazmereír de nadie, soy un bastardo y un idiota. Todos me detestan,
incluyéndome; sólo le harías un favor a los demás asesinándome.195
• • •8
—No creo que necesites ir, podría ser tan sólo una mentira de JungKook.
Aquí estás a salvo. —razonó YoonGi. —No permitiré que te pongas en
riesgo.18
—No me pondré en peligro, solamente necesito saber qué ocurrió con ellos,
con mi familia. Estuvieron todo el tiempo conmigo, decían que me amaban,
¿Por qué se irían así sin más? —JiMin suspiró. —Casi no recuerdo sus
rostros, quizás los Jeon los asesinaron, o tal vez ellos me abandonaron
porque sabían que yo eran un Omega defectuoso...84
—No estás soñando JiMin, no soy un Alfa creado por una ilusión de tu mente.
—el pálido sonrió también, sin saberlo, haciendo estallar bastantes
sentimientos dentro del Omega. Cada vez que YoonGi sonreía, su pulso se
aumentaba y su estómago revoloteaba. —Te quiero, y por eso voy a
ayudarte.66
—No lo sé JiMin. Leí una gran variedad de cosas de la familia Jeon por las
cuales levanté muchas sospechas, aparte de descubrir que entre los Jeon
nació un Alfa Líder. —JiMin jadeó por la sorpresa. —No tiene sentido, en su
historial aparecen como una familia de prestigio pero no a tal nivel, ninguno
de sus miembros debería engendrar a un Alfa de tal rango, la genética no lo
permitiría. ¿Sabes algo de ello?67
—¡Hyung! —reclamó.
JiMin no respondió, mirándolo fijo con sus ojos que lucían un brillo de
vergüenza que acompañó el poco perceptible rubor creciente en sus mejillas.
Luego de ello, se recostó en la cama y le dio la espalda, evitando el contacto
visual por completo y huyendo de la pena provocada por un apodo
cariñoso como lo era "cachorro". YoonGi le imitó, teniendo de panorama la
espalda delgada de JiMin.42
—Te ves hermoso aún cuando lloras, JiMin. —comenzó a decir, pese a que
JiMin seguía dándole la espalda. —Cada cambiaformas tiene algún miedo,
inclusive los más fuertes de todos. No se trata de si eres digno o no, sólo sé
que me enamoré de ti y de lo que eres. Eres más perfecto de lo que crees. 152
JiMin abrazó a YoonGi, ocultando su rostro en el pecho del mayor para sentir
el aroma de éste; a su vez, el Alfa le abrazó también, con su nariz sobre los
suaves cabellos de llamativo tono gris platinado. El aroma dulce de JiMin era
sumamente adictivo, calmante y agradable. YoonGi seguía preguntándose
cómo no lo había notado antes, cuando se conocieron.90
La división en la cama que establecieron hace meses fue rota, por decisión
de ambos... JiMin sonrió nuevamente al pensar aquello y cerró sus ojos,
aferrándose a YoonGi. Lo único que quería era que Min YoonGi estuviese a
su lado lo que resta de su vida.39
Por primera vez en tanto tiempo, sentía una pequeña llama de esperanza
deslumbrar. Creía que quizás, tan sólo quizás, podría volver la felicidad a su
vida.7
•
•
•
❝Cincuentaydos❞
—Ambos son unos tercos sin remedio. —SeokJin rió, arreglando el cabello
del Omega más bajo. —Él también ha insistido en que es mejor que te
quedes aquí y tú le has insistido en que él se quede aquí mientras tú estás en
Busan. Ninguno de los dos ha dado su brazo a torcer.1
—Estaremos bien. Sé que si algo sucede él estará para mí y yo para él, sólo
me preocupan las posibilidades... Tomamos decisiones a ciegas y no quiero
que por mi culpa Daegu pierda a su líder.26
—YoonGi habló del tema conmigo. Tranquilízate, Park JiMin. —el nombrado
le lanzó una curiosa mirada. —Ese Alfa nació para el mandato, por ese
motivo llega a ser posesivo y calculador. Aparte, le beneficia la educación
especial que recibió por parte de su padre, quien fue un líder también,
además de otros más. Él sabe que está tomando decisiones a ciegas, y sé que
durante toda esta semana ha estado pensando en estrategias y medidas para
no exponerlos a peligros.23
—Lamento haberlo ocultado. —soltó JiMin sin más, siendo eso solamente lo
que pudo articular.1
—Tenías todo el derecho de hacerlo, JiMin. Es algo personal e íntimo para ti,
comprendo si te molesta que lo sepa, pero YoonGi nos lo dijo para que
podamos protegerte también. —SeokJin se sentó a su lado, colocando su
mano en el hombro de JiMin en un señal de apoyo. —YoonGi, HoSeok y yo te
apreciamos, mucho como para juzgarte por tal cosa. Inclusive TaeHyung.
Han formado una bonita amistad en poco tiempo.
JiMin asintió, sin embargo, se animó a preguntar con duda. —: ¿Por qué
"descubriría" algo como eso en Busan? Nací así Jin hyung.5
—YoonGi te lo explicará mejor. Ve con él, debe estar esperándote allá abajo.
—el Omega más alto le abrazó con fuerza y para cuando se separó de él,
JiMin se percató de lágrimas que se acumulaban en sus ojos.40
—No llores hyung, no me voy a ir para siempre. —JiMin dejó escapar una
breve risa.92
—No te quejes del líder ahora JiMinnie, no se debe ser muy observador para
poder notar lo enamorado que estás. Sólo te basta con verlo para que sonrías
o suspires.14
Pero para construir una nueva vida feliz debía dejar atrás el pasado, y eso
era algo que sentía que sólo lograría sabiendo la verdad.33
—En una hora. —respondió con una media sonrisa. JiMin compartió el
gesto; SeokJin tenía razón, él sonreía con tan sólo verlo.33
• • •4
—¿Por qué haces esto, hyung? —cuestionó JIMin, enternecido pero también
algo confundido. Admiró la hermosa rosa roja entre sus manos, a la cual le
habían quitado las espinas para evitar cualquier accidente.114
—Es la etapa final del cortejo. Te daré una rosa cada día y ya sabes lo que
sigue. —el lobo de JiMin se agitó, y podía jurar que movía su cola felizmente
en lo más profundo de un rincón de su mente. La consciencia humana
tampoco estaba muy alejada del mismo sentimiento de alegría que
compartía con su lobo, de hecho.26
La última etapa del cortejo era esa, una etapa que el lado lobuno apreciaba
tanto como la marca, el lazo de pareja y la Luna Roja. El Alfa le entregaba al
Omega una rosa cada día, y era el Omega quien decidía cuándo culminar
aquella fase con su respuesta definitiva.159
La tradición decía que el Omega debía presentarse frente al Alfa con todas
las rosas que éste le había entregado durante semanas, y en algunos casos,
meses. Si dejaba caer el ramo, significaba rechazo. Si mantenía el ramo en
sus manos y besaba a su pareja, significaba aceptación. Un proceso sencillo
que tanto impacto hacía, sorprendentemente.392
—Sí. —contestó sin vacilar. —Estuve investigando hace dos días. También
hablé con un médico y una partera. La taza de infertilidad en cambiaformas
es muy baja, más si se habla de Omegas. Sólo un individuo de cada diez
resulta serlo. Y quienes lo son, es en su mayoría debido a accidentes o
debido a medios de invasión interna.64
—No estoy cuestionando eso, JiMin. —le interrumpió. —Sugiero que tal
vez alguien te haya hecho esto, y podemos descubrirlo.296
•
•
•
❝Cincuentaytres❞
Cuando llegaron a Busan nada y a la vez todo había cambiado para JiMin. 177
Sin embargo, esa era su manada, donde había nacido y crecido. Era injusto
no considerar aquel lugar como parte de su vida al menos; al igual que en
todas los territorios de Corea del Sur —exceptuando a Daegu—, Busan
estaba dividida en alrededor de seis a diez manadas distintas. JiMin
pertenecía a una de las más grandes en Busan, y vivió allí desde que nació y
hasta que estuvo con JungKook. El sentido de pertenencia no desaparecía,
pero quería recordar sus raíces sin necesidad de deprimirse o recaer por
culpa de la desaparición de su familia en su vida, o por los Jeon.7
Ellos fingirían que él y JiMin estaban ahí, sólo que muy ocupados y cansados
como para ser vistos.34
—No podemos estar aquí por mucho tiempo. Me gustaría que todo fuese
más calmado, pero no podemos permitirnos tal cosa. —decía el Alfa,
desempacando y colocando las cosas en su lugar. La habitación en la
segunda planta no era tan grande y tenía sólo una pequeña ventana, eso
hacía sentir a JiMin seguro de una extraña manera. —Lamento eso.
—No hay problema, lo entiendo. —JiMin curvó sus labios en una sonrisa
ligera, con la intención de fingir estar con una pensamiento despreocupado y
despejado. —Estaremos menos de un mes aquí, tengo una idea de cómo
empezar a buscar. Está bien si no llegamos a saber qué sucedió con ellos al
final, de todas formas.34
• • •3
JiMin reía mientras intentaba seguir el paso del inmenso lobo negro a través
de aquel bosque que, aunque no se notase, era muy diferente a aquellos fríos
de Daegu. Sólo se trataban de pequeñas diferencias que cambiaban por
completo su visión.2
Si estaba en su piel de lobo, sería más fácil atacar a una amenaza que
atentara contra él o JiMin. Esa era la única medida de defensa que pudo
ocurrírsele después de que el Omega le convenciera de explorar un poco sus
alrededores, lógicamente, sin excederse de los límites que los centinelas de
YoonGi cubrían.
El menor sonrió al dar pasos hacia él, sentándose al lado del lobo que le
permitió acurrucarse. JiMin acarició el pelaje oscuro, los dos adetrándose en
su propia burbuja. En ese instante, el aroma de YoonGi y estar junto a él lo
hacían sentirse seguro, como en casa. No existía mal que le atacara al estar
con YoonGi, y, aunque él fuese un lobo de tamaño relativamente pequeño y
algo frágil, estaba dispuesto a defenderle por completo.70
Al reírse YoonGi gruñó, pero JiMin no se inmutó un poco, sin dejar de lado
las caricias. Dejó caer por descuido el libro que había traído consigo en el
suelo, sobresaltándose al escuchar un sonido seco cuando el mismo cayó e
impactó. Enfocó el objeto por un corto rato, confusamente calmado.
La solución más simple a la duda era leer el libro de una vez por todas, pero
algo en su interior no se lo permitía. Tal vez era temor a lo que pudiera
encontrar, no estaba seguro. Desde hace días no hacía más que observar el
libro, a pesar de que deseaba leerlo; su cuerpo no era capaz de mover su
mano hacia el objeto y tomarlo para empezar con su lectura minuciosa de
una vez por todas.18
Hoja por hoja, leyó atentamente todo lo que su madre allí plasmó. En las
primeras partes sólo relataba las cosas que hacían en familia, mayormente
siendo relatos sobre JiMin y lo buen niño que era. Era una especie de diario,
que a partir de la mitad del libro, comenzó a transmitir un aura muy distinta
a la de una familia feliz. Descontento, enojo, tristeza, preocupación e
inquietudes, más no especificaba contra quién o qué, o siquiera el porqué de
tal cambio.
Ese papel había estado pegado allí detrás de la fotografía, y era notable que
por bastantes años estuvo ahí oculta.8
Dejando el libro de lado, dirigió su curiosidad a la hoja que había caído.
Doblada en sólo cuatro partes, descubrió algo que lo dejó atónito y
confundido —lo cual venía siendo común los últimos días—. Era un relato,
uno arrancado de otro libro y que hablaba de los Gammas. Una ligera
sospecha se implantó en él al leer la página de la que esa hoja amarillenta
había salido; su madre, mediante palabras, lograba expresar odio hacia
alguien, pero como en anteriores veces, no era específica. Como si la
estuvieran vigilando al escribir.138
Gamma, tristeza, secretos, dolor, traición. Las palabras se repetían cual eco
en su mente al terminar de leer cada página restante. Luego de eso, un
montón de hojas vacías le permitieron saber que esas fueron las últimas
palabras que su madre escribió allí antes de darle ese libro de pequeño e
irse, para desaparecer.87
JiMin jadeó sin saber de qué forma reaccionar, cerrando el libro con rudeza
involuntaria. YoonGi se removió al notarlo, intentando aminorar la tensión y
el desconcierto dentro de él. Apoyó su cabeza en la mano de JiMin, como si le
pidiese caricias, sólo para distraerlo. Pensó con alivio que había logrado su
cometido apenas JiMin le dedicó otra sonrisa, acariciándole.23
Pero algo en su sonrisa no le convencía, y odiaba que fuese así, tan apagada y
forzada.78
•
•
•
❝Cincuentaycuatro❞
JiMin suspiró, intentando mantener en pie su valentía antes de entrar en
aquella casa.188
Habían dado una larga caminata para llegar hasta allí y no arruinaría una
posible buena oportunidad porque estaba nervioso.
El día anterior JiMin no había hablado mucho, eso gracias a que le estaba
dando vueltas a lo que leyó de la jerarquía Gamma por segunda vez, estando
dentro de su propio mundo mientras intentaba enlazar las pequeñas pistas.
¿Cuánta coincidencia podría haber? Se suponía que ellos estaban extintos,
¿Qué tan sospechoso era que su madre guardase ahí ese trozo de papel
sacado de un antiguo libro? ¿Quizás los Gamma eran muy importantes para
ella? ¿Le llamaban la atención?148
El Omega subió su mano y tocó con cuidado la puerta de madera que parecía
que se rompería como cristal en cualquier instante. No supo cómo, pero con
un esfuerzo y coraje pudo hallar ese sitio; ahí vivía un o una Shifter. En cada
manada, existían al menos cinco de ellos. Eran difíciles de localizar si no
ponías todo tu empeño en ello, porque eran escurridizos la mayor parte de
su vida. Era mejor preguntar directamente a otros.
Los Shifter eran cambiaformas que, por alguna razón u otra, lograron
alcanzar el equilibrio y sus lobos extendieron sus larguísimas vidas a su
beneficio, sobreviviendo a los males que atacaron por décadas e incluso, por
siglos. Hombres y mujeres que pudieron subsistir a pesar de las guerras,
enfermedades y a los cazadores. El más viejo registrado fue un Shifter de mil
años en Ilsan. Se les consideraba como los sabios por todo lo que habían
atravesado en sus extensas vidas, quienes aconsejaban y compartían sus
aprendizajes, aparte de enseñarles tradiciones antiguas a los jóvenes.26
La causa de que estuviesen allí era obvia. JiMin llegó a dudar si el o la Shifter
que allí vivía supiera algo de los Gamma, pero no perdía nada con intentarlo.
Con temor JiMin dio los primeros pasos dentro, siendo seguido por YoonGi.
La puerta se cerró de golpe, y JiMin sintió que estaba viviendo un digno
escenario de terror.33
—Ya veo, preguntas. —la pelirroja colocó el plato con la vela en una mesa de
madera cercana, abriendo las ventanas y finalmente permitiendo que la luz
entrase. —¿Son preguntas de pareja? Suelo contestarlas seguido. Veo que
tienes un Alfa Líder detrás tuyo ¿Sabías que ese tipo de Alfas suele tener
nudos más grandes de lo común? —preguntó sin ningún tipo de censura
mientras sonreía. JiMin abrió y cerró su boca, sin saber qué decir. 886
Cuando el sonrojo subió a sus mejillas, la mujer soltó una carcajada. —No
son preguntas de ese tipo... —decía, bajando su tono de voz con cada
palabra.11
Ella no había esperado la visita de ese Omega y ese Alfa. Era extraña su
aparición, sí, pero el tema en el que indagaban lo era más; destacando que
era un Alfa Líder el que estaba ahí de pie, de brazos cruzados. Ningún Alfa de
tal rango estaba en territorio ajeno a no ser que hubiese sido destituido, no
obstante, ella no era quién para cuestionar sus razones, considerando que
estaría moribundo si fuese el caso.
El hombre pasaba desaparecido para los otros, pero para ella, que conocía
esas minúsculas diferencias, era fácil identificarlo. Nadie se lo había
preguntado, así que no tenía porqué revelarlo.26
Los tres presentes presenciaron un breve silencio, así que JiMin decidió
pasar a la siguiente pregunta. —Leí que los asesinaron para terminar la
guerra, pero también por no procrear como lo hacían anteriormente y los
consideraron inútiles. ¿Por qué si su característica era ser fértiles, de
repente, dejaron de reproducirse?30
—Los Jeon son una familia con la cual no he podido toparme, a pesar de
conocerlos de lejos y oír mucho de ellos; algo de esperarse cuando se trata
de una de las familias más poderosas de Busan. La hermana del señor Jeon,
actualmente el cabecilla de la familia, tuvo una pequeña aventura con el líder
que protegía nuestra manada hace mucho. El padre de Park ChanYeol. —la
mujer sonrió burlonamente. —Padre e hijo fueron sacados ambos del
mandato. De tal palo tal astilla, supongo.22
—Bien. Los Alfas Líderes sólo nacen cuando el padre o la madre transmite
ese gen; en este caso, el padre de ChanYeol concibió un hijo con la menor de
los hermanos Jeon, heredándole ese rango de Alfa. Nadie sabe qué sucedió
con la chica, pero el niño fue considerado un bastardo prontamente. Por ello,
el liderazgo se le fue otorgado a ChanYeol y no al otro niño, a pesar de ser el
mayor. Algunos creen que el "bastardo" se casó con la único hijo Omega del
exlíder de Gwangju, pero otros lo niegan. Nadie sabe cómo se llama, cómo
son las facciones de su rostro, nada.223
• • •2
Ambos caminaban a pasos lentos por una de las zonas más humildes del
pueblo donde otros, ajenos a su situación, se veían felices y sin
preocupaciones. Un grupo de cinco niños corrieron frente a ellos mientras
reían y se perseguían; esparcidos por allí habían varios puestos comerciales,
ya sean de comida, artesanía, ropa, entre otros.6
YoonGi fingía caminar con calma a pesar de mirar de reojo a JiMin cada vez
que podía. Sabía cuánto le afectaban esa clase de situaciones, hasta el punto
en que no podía descansar en las noches por tanto pensar. Pasó su brazo por
los hombros del Omega y acarició cariñosamente el cuello del menor,
dejando salir una sonrisa de labios cerrados. Le gustaba la sensación que le
recorría al sentir el roce de su tacto sobre la suave y tersa piel de JiMin. 62
—Sí, me gusta. —expresó YoonGi, con esa grave voz que lo caracterizaba. —
No estaría mal venir de visita cada cierto tiempo, al menos cuando no sea
peligroso para alguno de los dos,13
Una chica joven, Omega, fue acorralada por un Alfa que apenas parecía haber
superado la adolescencia. La chica gritó asustada y un Beta y una Alfa
corrieron a socorrerla, mientras que un hombre, también Alfa, sostenía al
joven que acorraló a la Omega. Sólo pudo apreciar el brillante color carmesí
en los ojos del chico durante un breve instante, ya que YoonGi, con el
cuidado de no hacerle daño, lo guió para que salieran de ahí.72
—Los más débiles comienzan a ceder a los efectos dos días antes de que
llegue esa noche. —el Omega palideció al comprender aquellas palabras.82
•
•
•
❝Cincuentaycinco❞
Ambos avanzaban por aquel camino que resultaba ser un atajo a la casa
donde se habían alojado, uno estando nervioso y el otro estando bastante
alerta.169
Además de unos que otros Alfas que, al igual que YoonGi, parecían lanzar
amenazas de muerte silenciosas a cualquiera que pusiera un ojo en sus
parejas.71
YoonGi colocó su mente en blanco unos segundos para poder pensar si esa
necesidad tan fuerte de proteger era causada por el efecto de la próxima
Luna Roja, o quizás simplemente era él preocupándose y asegurándose de
no permitir que ningún otra u otro Alfa moviéndose puramente por instinto
se pasara de la raya.7
—Iré a descansar. —avisó. Luego de eso JiMin caminó en silencio hacia las
escaleras, y YoonGi pudo oír el suave ruido causado por la puerta de la
recámara al ser cerrada. El pálido no lo detuvo ni le siguió, queriendo darle
su espacio mientras que pensaba en la situación actual.62
Sus blanquecinas manos se sentían frías, y YoonGi supuso que era normal al
estar siendo molestado por los nervios, la preocupación, las inquietudes y el
estrés que sufrió en tan poco lapso de tiempo. Fue hasta la cocina con la
intención de beber un trago de agua y así quizás calmarse, sin embargo, ese
deseo no se concedía.1
Sólo dos veces en su vida había utilizado el alivio de las concubinas, pero eso
sólo fue durante su celo. Las anteriores Lunas Rojas, de hecho, daba
vacaciones a todas y todos los Omegas que trabajaban en su mansión. Su
plan era simple, alejar a todos, realizar todo el trabajo posible durante la
mañana y tarde con el propósito de estar cansado para cuando el anochecer
llegase, así dormiría y no despertaría en horas. Agregando a esto a cerrar su
puerta con seguridad, aparte de los guardias Beta que estarían afuera. Él no
salía y nadie entraba.34
Su método, probado en las seis ocasiones en las que vivió aquel fenómeno,
fue exitoso. Su lobo, tan dormilón como él, no despertaría para seguir sus
instintos si no había ni una sola feromona de Omega cerca que lo hicieran
reaccionar.121
Lo único que comprobaba que seguía sufriendo del efecto de la Luna aun así
fue era que al despertar en la mañana y pararse frente al espejo, sus ojos
tenían una fuerte tonalidad carmesí que en unos minutos desaparecía,
dando paso nuevamente el color oscuro natural de sus ojos.
Era difícil saber qué decisión tomar, y más difícil era asegurarse de que esa
decisión fuera la correcta.21
• • •1
YoonGi cerró los ojos ya cansado, sentado aún en la silla del comedor.
Aunque hubiera estado comiendo sus pensamientos no quisieron dejarlo
tranquilo, al punto en que sólo supo que había terminado su cena al ver su
plato vacío. Ni siquiera había sentido el sabor más mínimo. 47
JiMin fue quien preparó la cena; el Alfa se había ofrecido a ayudarlo como
usualmente lo hacía, pero, como si quisiera mantenerlo lejos de él, JiMin se
negó y le pidió que esperara sentado en el comedor. El menor había estado
dándole ese trato desde esa mañana, luego de que la Luna diera la
advertencia de su llegada próxima al afectar a aquellos con lados lobunos
más débiles que cedían fácilmente a sus instintos.4
Después de la cena JiMin se había levantado, tan callado como YoonGi, para
limpiar su plato e irse a la habitación de nuevo. Media hora luego de que
JiMin se hubiese ido, el pálido seguía buscando una solución al problema, o
al menos alternativas que pudieran ayudarle. Suspirando, hizo lo mismo que
el Omega con su plato antes de ir al dormitorio.
—Debemos hacerlo. —la puerta fue cerrada por el Alfa a la vez que éste
hablaba. —Ya te he dicho que la Luna Roja no es un suceso del todo malo,
sólo le temes porque así te lo enseñaron. ¿Es esa la razón por la que actúas
de esta forma?37
—Estás intentando sacarme del peligro y para hundirte tú en él. —JiMin dijo,
angustiado. —Debe haber otra manera.14
JiMin suspiró por lo terco que YoonGi llegaba a ser, y por primera vez
durante su conversación se dignó a ver a YoonGi, conectando sus miradas.
En un arranque de repentina valentía el Omega se acercó a YoonGi,
depositando un beso superficial donde sólo hubo un breve tacto entre sus
labios.85
—Si crees que de esa manera ambos estaremos bien, estoy de acuerdo. —
empezó a decir, luciendo una leve sonrisa. —Pero sólo si me aseguras que tú
estarás bien. No me perdonaría que te pase algo mientras yo estoy
felizmente a salvo en esta habitación.15
—Uno que agita la cola alegre si le acarician detrás de la oreja. —se burló
JiMin, riendo al ver que el Alfa fruncía el entrecejo y refunfuñaba.121
•
•
•1
❝Cincuentayseis❞
Esa noche la luna brillaría majestuosa en lo más alto del cielo, luciendo
hermosos tonos plateados y pintado en la mirada de los Alfas un color rojizo,
una señal que desencadenaba sucesos que JiMin no sabía si denominar
positivos o negativos.
En el cálido mediodía JiMin, sin nada para hacer, quiso salir al jardín a
buscar con qué distraerse, ignorando las peticiones de YoonGi que insistía
en que no se alejara demasiado. El Omega había rodado los ojos a la par que
decía "estaré bien, es sólo el jardín" descuidadamente, sabiendo que eso
molestaría a su gruñón y sobreprotector YoonGi.127
Era normal, supuso. Los Alfas Líderes como YoonGi tenían un fuerte sentido
de protección sobre los suyos, además de odiar con el alma que tocaran lo
que consideraba de su propiedad. Era una característica exclusiva en ellos, lo
cual era normal si tenían una manada y un territorio que proteger de
amenazas.37
Ahora que estaba sentado en el sofá, no paraba de ver las siete rosas rojas
que yacían dentro del florero que trajo consigo de Daegu. Eran hermosas
rosas que poseían un gran significado detrás. A pesar de todo lo que estaba
ocurriendo, YoonGi nunca dejó de darle las respectivas rosas del cortejo. Esa
mañana le había entregado la séptima, y por alguna razón, no podía dejar
admirarlas en silencio.95
—Olvida lo que dije. Espero que cumplas con tu promesa, que vuelvas en
una sola pieza y sin lazos indeseados, Min YoonGi. —le amenazó, haciéndose
el ofendido por aquella risita que el pálido soltó al no tomar en serio su
preocupación. YoonGi volvió a reír, encantado con la posesiva actitud de su
pequeño ladrón de pasteles.234
• • •11
Hace una hora YoonGi se había ido, prometiéndole que regresaría tan pronto
como pudiera. Si bien el cielo nocturno no podía apreciarse en su totalidad,
los pequeños puntos blancos llamados estrellas ya habían aparecido. JiMin al
escuchar una serie de aullidos a la lejanía y visualizó la redonda luna brillar,
supo que la noche a la que más le temía había dado inicio.195
Sólo había pasado una hora, una jodida hora en la que quería correr hacia
YoonGi, encerrarlo en el sótano y luego encerrarse él en la habitación sólo
para estar completamente seguro de que ambos estaban bien y fuera de
peligro.114
Si tan sólo tuviera algo de suerte, contemplaría la opción de cerrar los ojos y
quedarse dormido. Aún estando sentado, cerró sus párpados y suspiró
repitiéndose que todo estaría bien, no obstante, abrió sus ojos abruptamente
al instante en que en sus oídos captaron un fuerte ruido provenir de la
puerta de entrada principal.367
Sin saber qué hacer, abrió la boca por instinto. El pálido introdujo su lengua,
besándolo con necesidad y creciente pasión. Hechizado por aquel beso,
gimió sobresaltado al sentir las palmas de las manos de Min adentrarse en
su camisa para acariciar la piel de su cintura. Aquel lugar se encendió en
llamas al instante y JiMin tembló.99
Y aquello le derritió entre sus brazos, espantando sus miedos con un par de
palabras. Sus pensamientos se convirtieron en una simple pantalla en blanco
en la cual lo único que sentía, olía y veía era a YoonGi; solamente era el Alfa
quien existía para él.27
Otro beso, esta vez uno más tierno, selló sus labios. Una sencilla unión de
labios en la que YoonGi esperaba su aceptación para continuar. Las manos
pequeñas del Omega fueron hasta el cabello negro del Alfa, enredando las
hebras entre sus dedos permitiendo, y pidiendo, un beso más profundo,
como el primero. Una pequeña mordida en su labio inferior desató
sensaciones extraordinarias y soltó un gemido que murió ahogado entre sus
bocas unidas. Le encantaba esa sensación, la sensación de desear y ser
deseado.63
—Te ves tan hermoso. —gimió roncamente al visualizar al Omega. Sus labios
carnosos estando rojizos por tan intenso beso y cabellos fuera de su lugar,
sus ojos entrecerrados y su boca ligeramente abierta, soltando jadeos
mientras lo veía tan fijamente.92
¿Por qué debería tener miedo? Todas las parejas hacían eso, y no tenía
porqué asustarse. Confiaba completa y plenamente en YoonGi, compartir
intimidad era algo común en una pareja. Quería hacerlo, quería demostrarle
a YoonGi cuánto confiaba en él, quería que YoonGi lo tomara. Ya no había
vuelta atrás, y aun si existiese la posibilidad, tampoco evitaría lo que iba a
pasar.27
Fue hasta sus pezones, lamiéndolos hasta que estuvo satisfecho con las
pequeñas protuberancias erectas. Ya para ese instante JiMin sentía que nada
era suficiente, su Omega exigiendo más y más. Su ropa interior se le fue
arrebatada, dejándole totalmente desnudo frente a la depredadora mirada
de un excitado YoonGi.214
—¿Estás desesperado, cariño? —preguntó con una ronca voz que sin duda
humedeció aún más su entrada. No existía algún pensamiento lógico,
simplemente una bruma llena de placer, amor y lujuria. Los labios delgados
fueron nuevamente hasta sus clavículas, con el único propósito de lamer,
chupar y mordisquear la piel para dejar marcas que amaría ver luego. 54
El Omega, movido por el deseo y la necesidad, abrió un poco más sus piernas
y envolvió las caderas del pálido con ellas, esperando lo que tanto venía
ansiando desde hace unos minutos. Una de las manos de YoonGi apretaron
sus caderas y JiMin sollozó clavando sus uñas en la espalda del Alfa cuando
éste empujó hacia delante.188
Intentando hacerlo ignorar cualquier dolor, por más mínimo que pudiese
ser, YoonGi se dedicó a sólo besar y acariciar. Supo que ya no habría
problema apenas los pequeños suspiros placenteros volvieron a oírse. Min
hizo un movimiento lento y corto de adentro hacia afuera, sin poder resistir
más el estar quieto dentro de la caliente cavidad. Escuchó un suave sollozo
ahogado salir de los bonitos y carnosos labios de su Omega, por lo que
YoonGi levantó su mirada para observarlo.
Arremetió otra vez contra el cuerpo de JiMin, sin poder apartar su mirada
rojiza del perfecto espectáculo que eran las reacciones del menor hundido
en su nube de placer.54
YoonGi le estiraba deliciosamente, y gimió nuevamente cuando el Alfa volvió
a hundirse en su ser. JiMin se aferró a la espalda del pelinegro, apreciando la
manera en la que con cada una de las penetraciones el ritmo aumentaba,
acelerado, duro y preciso. JiMin susurraba placenteramente el nombre de
YoonGi mientras el Alfa sacaba su pene, dejando sólo la punta dentro, para
volver a introducirse con fuerza. El cuerpo de JiMin se mecía a la par de cada
embestida, y el húmedo sonido erótico que provocaban sus cuerpos al ser
uno era más excitante de lo que pudiera haber imaginado alguna vez. 268
YoonGi tomó una de las manos de JiMin y apresó su muñeca sobre la cama.
La otra mano del menor permanecía aferrada a las dasarregladas sábanas,
tan fuerte que sus nudillos adquirieron un tono blanquecino. Su boca se
abrió para soltar un jadeo y cerró los ojos cuando una ola de aplastante y
delirante placer se expandió en su interior cuando su próstata fue golpeada
constantemente, estimulando ese punto que le enloquecía.1
Con su punto dulce siendo arremetido sin compasión, JiMin pensó que se
desmayaría en cualquier segundo. Su mano abandonó la maltratada sábana
y fue hasta el Alfa, acariciando su pecho, su abdomen y sus hombros,
extasiado y rendido frente al deseo que brillaba en esos ojos rojos.48
•
•
•
❝Cincuentaysiete❞
Pudo oír un par de pasos arrastrarse suavemente, haciendo crujir las hojas y
ramas en el suelo. De inmediato subió la mirada, sorprendiéndose al
encontrarse con la mujer Shifter que hace días había contestado sus
preguntas. YoonGi se levantó, sintiendo la vista fija de la mujer sobre él.
Ninguno dijo nada hasta minutos después.14
—No vas a lastimarlo. —dijo, atrayendo con ello la atención del pálido. —
Los lobos son más transparentes de lo que crees, y una Shifter como yo ha
vivido lo suficiente como para notar la más mínima alteración.12
—¿Qué quiere decir? —inquirió. La mujer tenía un aroma nulo, así que
supuso su posición en la jerarquía. Una Beta seguramente.43
—Sus lobos se aman tanto como su lado humano lo hace. La Luna Roja afecta
a todos, pero en tu caso, el único instinto que tu lobo ejerce sobre ti ahora es
el deseo de aparearse con un Omega en específico; tiene la necesidad de
enlazarse a quien eligió como su complemento faltante. —la mujer sonrió de
lado. —Ambas naturalezas están unidas, y si tu deseo es no hacerle daño, el
de tu lobo también lo es.69
—Sus lobos no necesitan nada más, su único deseo es unir sus almas. Es
evidente, cuando están al lado del otro, sin que lo noten, sus aromas se
intensifican y se mezclan. Una señal notoria que se relaciona a lo que sucede
cuando se crea un lazo. —ella le miró comprensiva. —Ve con él. Tu pareja
debe estar sufriendo por tu ausencia, debe estar preocupado y su lobo
entristecido.9
YoonGi nunca se había considerado alguien afortunado hasta ese día. JiMin
era la persona más dulce que había conocido en sus años de vida, un Omega
valiente, fuerte y precioso. Sus imperfecciones sólo lo hacían lucir más único,
viéndose sumamente encantador por más que se quejara de su diente
chueco, de su sonrisa, o de sus tiernos mofletes.156
¿Cómo no sentir miedo? ¿Cómo evitar pensar que algo podría arruinar
aquella ilusión existente? ¿Cómo no temer y creer que fácilmente todo podía
serle arrebatado de las manos? JiMin era ahora una de sus mayores
prioridades, su pareja, y tanto la parte lobuna como la humana se negaban
rotundamente a las posibilidades de perderlo.59
JiMin rió. —¿Y bien? ¿Por qué estabas tan preocupado? —cuestionó
retomando el tema principal.
JiMin le miró poco convencido, sin embargo, olvidó sus dudas cuando
YoonGi lo silenció con un beso, el cual subió de tono tan pronto como el
menor correspondió. El Omega rodeó con sus brazos el cuello, acariciando
los mechones de cabello negro que se entrelazaban con sus dedos. 69
• • •6
Entonces, la carta culminó haciéndole saber algo mucho más grave. El Alfa
Líder misterioso que rondaba por Daegu había abandonado su actitud
pacífica, decidiendo a atacar. Se hizo paso durante la Luna Roja al interior de
su territorio, y asesinó a tres centinelas Beta. Finalmente la cantidad venció
la fuerza, siendo doce Betas de la guardia contra un enorme lobo Alfa
agresivo para detener su invasión.124
YoonGi gruñó al leer que lamentablemente había huido por el bosque. Todos
los guardias Alfa estaban con sus parejas u ocultándose para que sus
instintos no salieran a flote, y eso implicó una clara desventaja.5
Sentía que la bomba estuviera por estallar. El destino y la Diosa Luna
parecían estar negándose a darles siquiera una semana de paz y
tranquilidad.54
•
•
•
❝Cincuentayocho❞
JiMin no contestó y por lo tanto el silencio que se instaló entre ellos fue
aplastante. No podía culpar al pálido, sentía muy claramente la preocupación
florecer en forma de escalofríos desde la mordida hasta extenderse,
preocupándolo a él de igual forma. El Omega, después de meditarlo, subió la
mirada dispuesto a hablar.
—Nunca dije que tú debías ir, YoonGi. —espetó, sin ceder. —Iré yo,
regresaré antes del anochecer para regresar a Daegu.82
—Así es. —el menor sonreía. —Me has salvado, protegido y amado, tanto
que creo que un simple gracias no bastaría. Sé que sólo intentas cuidarme,
pero a veces debemos cuidarnos nosotros mismos. En algún momento
tendré que enfrentarlo, tendré que cuidarme solo y ese día te demostraré
con orgullo que no seré más el Omega que sólo cierra los ojos y permite que
le hagan daño.161
• • •34
Entonces aquello pasó a ser un plan que sólo llevaría a cabo en el caso de
tener mucho tiempo extra, y eso era nulo. Dio pasos ciegos, buscando otra
opción dentro de sus pensamientos sin prestarle atención a su alrededor,
solamente caminando; lo que lo trajo de vuelta a la realidad fue el lindo
sonido que hacían las aves al cantar. Se giró un poco hacia su izquierda, sólo
para encontrarse con un precioso lago, admirándolo de pie sin salirse del
camino. Se le hacía familiar aquel lugar.120
Sin apartar su vista del paisaje, reinició sus pasos lentamente; al no estar
prestando atención, no fue capaz de notar a la anciana que venía hacia él,
revisando distraída el estado de las frutas dentro de la canasta que traía. 9
—Así es. Era mi único nieto, un niño muy amable. A veces le ruego a la Diosa
Luna que me deje verlo una vez más antes de morir. —la señora suspiró y
JiMin se percató de como su vista se instalaba encima de la marca de YoonGi.
Ella notó que no era muy antigua, por su aspecto y por el aroma del Alfa
impregnado sobre él. —Felicidades. —canturreó con sinceridad.45
—Me llamo Park Haneul, mucho gusto. —la señora decía amablemente,
antes de comenzar a caminar por una dirección contraria a la suya. JiMin no
articuló nada y su cuerpo no se movió. Aquel nombre había
hecho 'click' dentro de su mente, como si estuviese presente en unos de sus
recuerdos más antiguos aunque no se diera cuenta.179
Su abuela. Su abuela se llamaba Park Haneul. JiMin dio una vuelta sobre sus
pies con lentitud, vacilando. ¿Podría ser cierto? ¿Cuántas probabilidades
podrían haber? De niño recordaba a un par más de vecinas que compartían
ese nombre junto con su abuela, pero el apellido lo hacía un poco más
sospechoso. Pese a eso, no podía decirlo directamente o insinuarlo, ni
siquiera recordaba con exactitud su rostro como para tener una base. Podía
ser una simple coincidencia.19
—Mi nombre es Park JiMin. —alzó la voz, lo suficiente como para que la
anciana que ya se encontraba unos metros alejada escuchase sus palabras.
Ella dejó de caminar, plantada en su lugar de repente. Tampoco se giró, al
parecer, estaba conmocionada. —Mi padre es Park DongYul. —si era su
abuela, reconocería el nombre de su hijo y por consecuencia, el de su
nieto.113
Ella apenas se movió, sólo moviendo rápidamente sus pies para ir hasta él.
Levantó su brazo y con una de sus manos temblorosas proporcionó una sutil
caricia en la mejilla de JiMin, viéndolo de una manera en la que parecía no
poder creerlo.71
Ahora que tenía a alguien de su familia frente a él, no sabía qué de tantas
cosas decir. Felicidad y nostalgia se complementaron en un sólo sentimiento,
haciéndolo sentir raramente alegre, pero a su vez triste. Habían pasado
tantos años desde que no los veía, tanto que olvidó sus rostros y el tono de
sus voces, dejando sólo un vago recuerdo de sus nombres y de algunos
momentos que vivió junto a ellos.22
JiMin quería preguntarle dónde estaban sus padres, su abuelo y su tío pero,
asustado, temía de la respuesta que podría obtener.8
Existía una infinidad de preguntas para las que JiMin deseaba tener una
respuesta, sin embargo, no se animaba a hacer los cuestionamientos. Entre
los brazos de la mujer, presenció por primera vez un "bienvenido a casa" de
su familia después de tanto tiempo. Aunque sentía que su vida, su felicidad y
su hogar residían en Daegu al lado del Alfa al que le robó un trozo de pastel,
no podía evitar sentir cierto apego por el lugar que lo vio nacer y crecer,
porque hubo una época en la que allí también fue feliz.92
•
•
•
❝Cincuentaynueve❞
Unos minutos más tarde, ella seguía sonriente pero un poco más calmada.
JiMin tomó el té y lo saboreó, pensando a su vez que ese sería el momento
indicado para preguntar por sus demás familiares y qué había ocurrido con
ellos. Tragó el líquido, dejando la delicada taza a un lado antes de hablar.
—¿Qué ocurrió luego de que me fuera? —preguntó con pausas, sin querer
sonar tosco. La mujer dejó de verse animada y sin preocupaciones, pasando
a mostrar una faceta de tristeza que no podía acarrear buenas cosas.28
—Un año después de tu partida tu tío YuHo se trasladó a Seúl para mejor
trabajo y no volvió a Busan. Tu padre fue asesinado, y aún no sabemos quién
es el culpable. Tu abuelo falleció hace un tiempo... —ella se detuvo,
sumiéndolos en silencio y creando suspenso. Era obvio que le dolía y que
aquello seguía afectándola. Más que dudar, pareció buscar las palabras
correctas para hablar. —ShinHye enloqueció dos años después de que te
mudaras con la familia de tu prometido. Le afectó inmensamente que le
arrebataran a su esposo y a su hijo, fue algo que no pudo soportar. Ella
cometió el mayor delito conocido entre los cambiaformas en medio de su
desesperación; desafió a muerte al líder de la manada y lamentablemente
tuvo que pagar por ello. Todavía desconozco la razón por la que ella lo
atacaría, actuaba como si hubiera sido ChanYeol quien le robó la felicidad. 172
—Me mintieron...36
—No importa que no compartas nuestros genes, nunca dejarás de ser parte
de nuestra familia. —rápidamente dijo, colocando una mano sobre la suya
dándole apoyo, adivinando el crudo sentimiento que ahora atormentaba a su
nieto.
—¿Por qué no pudieron decírmelo antes? —no quería sonar brusco, pero su
tono no estuvo de acuerdo.
—No es tu culpa cariño, nada lo fue. —la anciana tomó aire. —Tu padre, tu
abuelo y tu tío buscaron ayuda, incluso desaparecieron por semanas, yendo
a varios sitios mientras intentaban encontrar una posible solución al
problema. Nuestro mundo se cayó en pedazos, no sabíamos qué hacer
cuando nos amenazaron contigo. Querían hacerte daño, emplearon el típico
"si no es mío, no es de nadie". Sus intensiones eran asesinarte también, como
si para ellos las vidas de otros no importaran.10
JiMin supo por su mirada y su voz que estaba preocupada, deseando saber si
realmente habían hecho lo correcto al entregarlo, rogando en su interior que
así fuese y que no lo hubieran dañado. No podía darse el lujo de mentirle y
no decirle que los Jeon no cumplieron con su promesa, no sería justo para
ninguno; los Jeon jamás le dieron un buen trato.
Lo aislaron junto a unas "maestras" que le enseñaron a ser un buen Omega y
que cada vez que hacía algo mal le castigaban. Vivió años estando solo
dentro de su habitación, con una rutina aburrida y repetitiva. Fue un año
antes de casarse que los señores Jeon decidieron finalmente presentarle a su
prometido, del cual desconocía su rostro y nombre en ese entonces.2
—¿Él se arrepintió? ¿Se disculpó? Seguro tiene que ver con la mordida de
apareamiento que llevas en tu cuello. JungKook ahora te trata como
corresponde y te cortejó antes de marcarte ¿No es así?126
Tampoco podía dejar atrás la sorpresa que se llevó al saber que conocía e
incluso jugaba con JungKook durante su niñez. Su abuela no se hundió
demasiado en el tema, sólo mencionó que era la única que lo supo, debido a
que JiMin le había dicho el nombre de su amigo solamente a ella ¿La razón?
Sus demás familiares estuvieron muy ocupados intentando alejarlo del niño
ya que, tan sobreprotectores como eran, dudaban de un pequeño Alfa que se
acercara demasiado al dulce Omega de la familia.
Nunca hubiera imaginado que ese niño tierno y amable con el que se
recordaba jugando fuese el mismo que tanto daño causó en él. Pero quizás,
un poco de ese niño tierno y amable seguía existiendo.111
—¿Cuándo volverás? —la señora le preguntó, tan bajo que JiMin apenas
pudo escucharla. Sabía que ella, si pudiera, se negaría a dejarlo ir. JiMin se
acercó para abrazarla, aunque eso no lograría alejar la tristeza creciente en
su pecho por no tener idea de cuándo volvería a verlo otra vez.3
—¿Por qué no vienes conmigo? YoonGi no se opondrá, te lo aseguro. —JiMin
sonreía entusiasmado. —Estás sola aquí, así que no hay problema. ¿Qué
dices?94
Ella curvó sus labios, dirigiéndole una mirada enternecida que luego se vio
decaída, acción que JiMin no pudo entender completamente. —No pudo ir
cariño, pero no te preocupes. Yo te visitaré. —la mujer rió. —Sé que estarás
muy atareado liderando una manada tan grande junto al importante
prospecto que buscaste, cariño.61
—Ya dije que no, pequeño insistente. —la anciana dejó un beso sobre su
mejilla. —Ya puedes ir, este saco de viejos huesos estará bien. Prométeme
que seguirás siendo feliz todo los días.20
La anciana se negó a irse con él sólo por querer evitar entristecerlo más de
lo que ya lo había hecho al decirle como los Park, una familia unida, se había
desintegrado poco a poco. El tío de JiMin e hijo menor de Haneul, en
realidad, se encontraba en Seúl trabajando sin descanso sólo por ella.50
❝Sesenta❞
Cierto Alfa de piel pálida fue quien abrió, con el ceño fruncido y muy callado
para el gusto de JiMin. Ninguno de los dos habló o se movió hasta que
YoonGi lo sostuvo por el antebrazo y lo atrajo hacia él antes de cerrar la
puerta. Sin que el menor lo esperara o imaginara, Min comenzó a revisar su
cuerpo, buscando alguna posible herida provocada sobre su piel.56
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó molesto. —Sólo nos quedan cinco
minutos antes de irnos, y me prometiste que volverías con una hora de
anticipación.10
—Sigo intacto y sin daños ¿Eso no era lo que querías? —decía, batiendo en
repetidas ocasiones sus pestañas, fingiendo no entender los reclamos del
mayor.36
YoonGi, por más que se hubiera asegurado de que nadie pudiera enterarse
de aquel viaje a Busan que realizaría, no era sinónimo de pensar
automáticamente que nada malo pasaría; los Jeon eran una familia con
dinero, aliados e influencias, seguía existiendo la posibilidad de que supieran
de su estancia en Busan desde el principio.4
El Alfa lo observó molesto por un rato más antes de levantarlo con relativa
facilidad, y JiMin por acto de reflejo envolvió sus piernas en las caderas del
mayor. El Omega quería preguntar qué era lo que pretendía, aunque decidió
permanecer callado después de notar la evidente molestia que YoonGi
proyectaba.123
—Ve a hacer tus maletas. —espetó, de brazos cruzados hacia él. JiMin quiso
hablar, quejarse del suéter y decir que quería una camiseta, pero YoonGi lo
interrumpió ágilmente antes de que pudiera. —Rápido, sólo nos sobra un
minuto. Cuando estemos en camino a Daegu podrás decirme lo que quieras.2
•••
JiMin siguió intentándolo sin rendirse, pero todos y cada uno de sus intentos
fueron simplemente ignorados. JiMin, enojado y dolido, cruzó sus brazos
sobre su pecho, alejándose del Alfa y al mismo tiempo en que le daba la
espalda. Era un alivio que aquel vehículo estuviese diseñado para que
quienes estuviesen en la parte trasera tuviesen privacidad; el cristal
polarizado no le permitiría ver al chófer la cómica situación que ocurría
entre la pareja.33
—¿Pervertido?1
—Así es. ¿Crees que el lazo no me afecta a mí? —con esa inconclusa frase,
JiMin de inmediato entendió a qué se refería. Avergonzado, buscó dónde
esconderse a pesar de que el brazo de YoonGi le impidiera escapar. —Te
llevé hasta la cama y lo único que hiciste fue pensar en cosas sucias. Estabas
nervioso y ansioso ¿Tanto me deseas, Omega? —cuestionó, utilizando ese
timbre de voz grave y seductor que, aunque el menor lo negase, le
gustaba.386
—Aquí el único pervertido eres tú. —le acusó en lo que trataba de separarse.
Entonces, cuando YoonGi lo volteó para que pudieran encararse y buscó
posicionarse sobre él, JiMin chilló mientras comenzaba a golpear ciegamente
a su "atacante". Uno de sus golpes al azar terminó aterrizando sobre el
pómulo de YoonGi, y JiMin, espantado y arrepentido, dejó de moverse por
completo, incluso creyó que su respiración se había cortado. 131
JiMin quiso refutar, preguntarle porqué eligió ese justo momento para
continuar con la sesión de besos que fue interrumpida y por qué no
esperaba a que llegaran a su hogar. Sin embargo terminó olvidándolo al
fundirse en cada beso proporcionado, desde los que sólo eran un simple
roce, lentos y suaves, hasta los que eran profundos, salvajes y apasionados. 52
—Nada extraño. —respondió. —Sólo quiero que al pisar Daegu sea evidente
y notorio a vista de todos que nos pertenecemos completamente ahora. Eso
será suficiente advertencia como para que quien sea que se acerque a ti con
dobles intenciones sepa que no saldrá ileso.77
—Ríete cuánto quieras, algún día el posesivo serás tú. —el Alfa sonrió con
sorna. —Explotarás de celos y me entenderás mejor. No es bonito que un
Alfa aparezca queriendo cortejar a tu Omega, y tampoco es bonito si resulta
ser al revés.83
JiMin, sin duda alguna, esperaba que la parada que debían hacer para
"estirar las piernas" no estuviese cerca de suceder. Quería disfrutar de esto
mucho más, sin interrupciones.57
•
•
•
❝Sesentayuno❞
SeokJin no había notado algo que resaltaba en él, algo que no estuvo allí
cuando se marchó, por intentar buscar qué tenía en ese raro estado a JiMin.23
Aquello sería el nuevo chisme fresco que todos los curiosos morirían por
saber. La marca que resaltaba en su cuello se transformaría en la noticia más
sonada de Daegu por los próximos tres días. Y eso sin hacer mención de las
manadas vecinas y aliadas, las cuales probablemente darían rienda suelta a
las típicas visitas para dar sus respectivas felicitaciones de cortesía. 4
Él tendría que prepararse para ese día, ya que no existirían excusas cuando
la hora llegase. Tendría que decir la verdad y enfrentarse a lo que eso
conllevaría.65
• • •3
El Alfa comprendió lo complicado que esto debía ser para JiMin. Nadie se
habría podido preparar para revelaciones de tal impacto emocional.
JiMin no estaba al tanto de qué habían vivido ellos dos en estos meses desde
la aparición de TaeHyung en la mansión, qué habían hablado, cómo era su
relación o cómo actuaban cuando estaban acompañados por el otro sin nadie
más, pero en ese instante, JiMin supo sin dudar que en ese período de
tiempo TaeHyung fue suficiente para ser alguien de importancia en la vida
del segundo al mando.7
—No sabemos qué hacer, mi señor. —esta vez, la sirvienta fue quien habló.
Tardó un poco en captar que aquella respuesta fue para él debido a la
respetuosa manera de referirse a su presencia. Ahora era una autoridad allí
dentro y para toda la manada, ascendiendo al papel de el Omega de la
manada, la Luna de Daegu. No lograría acostumbrarse a eso tan rápido como
quería. JiMin suspiró.46
JiMin indagó al querer encontrar una forma de saber qué hacer. Observó el
pálido rostro de su amigo, impotente. Su mano se separó de HoSeok y fue
hasta TaeHyung, girando un poco su rostro con sumo cuidado para
permitirse mirar mejor. Ahí se encontraba la mordida de JungKook, grisácea
y púrpura en algunas zonas, como si lo hubieran golpeado ahí, sin ningún
rastro de vida, todo lo contrario a la suya, bonita, rojiza y rebosante de vida.
Un lazo roto en su completo esplendor.94
—¿Y si eso le hace daño al feto? Yo no soy su padre. Estaría tirando el lazo de
su progenitor, los cachorros no nacidos necesitan del enlazamiento de sus
padres. —sollozó. —Lo perderé haga lo que haga.32
—Pero...-34
Sus ojos ya casi entrecerrados fueron hasta él, provocando que el corazón de
HoSeok latiese aún más fuerte. Un muy pequeño brillo seguía ahí y su
mirada no se movió de su rostro, estaba pidiéndole mudamente, sólo
expresándolo en sus ojos oscuros, que lo hiciera. Le estaba intentando dar la
seguridad de hacerlo, a pesar de que creía estar viviendo los últimos
momentos de su vida. La sirvienta se aproximó para revisar sus signos
vitales, frunciendo el ceño preocupadamente al notar lo débil que éstos
estaban.2
•••
En cambio, los guardias abrieron las puertas que daban acceso a aquel
pasillo lujoso en el que se encontraban las habitaciones del líder y su familia.
Imponiendo su presencia a pesar de ser un Beta, el hombre se estiró en toda
su mediana estatura, acomodó su corbata y asintió en dirección a los
guardias antes de caminar hacia ellos.3
—¿Qué hace aquí, señor BonHwa? —preguntó HoSeok, sin permitir que
YoonGi contestase. La falta de respeto hacia JiMin fue evidente, pero no era
un instante adecuado para dar lugar a discusiones, ni para quedarse sin un
representante en el Alto Mando.
—Ve a limpiar el polvo de las repisas en el primer piso, sirvienta. —la forma
despectiva en la que escupió las palabras a la mujer fueron ofensivas incluso
para ellos, no obstante, la Omega uniformada hizo una gran reverencia a sus
superiores y con la cabeza gacha desapareció rápidamente, en silencio. —He
hablado de esto con los consejeros del Alto Mando, y han opinado que mi
petición es la correcta en esta ocasión.25
—Una reunión. Digamos que hay un par de... Cosas, en las que el Alto Mando,
miembros de la manada y yo, no estamos de acuerdo. —su tono mostrando
sorna no paró, y el hombre introdujo sus manos en los bolsillos de su
costoso pantalón. —He planeado esto por un par de días, sé que tendrán
tiempo para mañana por la noche. Trataremos temas importantes y que sólo
podremos desarrollar si cada uno de ustedes está allí. También se ha
organizado una fiesta para antes de la reunión, vendrán miembros de otras
manadas y de Seúl, en honor al enlazamiento del líder Min y su Omega. 101
El Beta le dio una última sonrisa burlona antes de girar sobre sus talones e
irse por donde había venido. La pesada puerta fue cerrada mientras que los
pasos del hombre se escuchaban más y más distantes. Debido a la
inanguantable atmósfera aplastante establecida encima de ellos, SeokJin le
pidió a JiMin que lo acompañase a ver a TaeHyung sabiendo que una
discusión vendría a continuación.8
—Si ese Alfa lunático, desesperado por poder, entra a la manada te desafiará
YoonGi.34
—Sí, sí. —decía con desdén. —Decías eso cuando éramos niños, y cinco
minutos después decías que era el peor de los hermanos cuando no te dejaba
tocar mis cosas.129
Las normas decían que el próximo líder sería el primer hijo o hija Alfa Líder
del gobernante con su legítima pareja, no el hijo del segundo al mando.
Varios lo aceptarían, pero seguían existiendo aquellos que considerarían
esto un grave incumplimiento a las normas de la manada. Su madre sufrió de
insultos y malos tratos de otros por los abortos espontáneos que tuvo antes
de él y HoSeok. JiMin ni siquiera podía tener eso y no podía asegurar que
nadie intentaría hacerle daño con tóxicas palabras.78
•
•
•
❝Sesentaydos❞
—No creo que sea una buena idea. —JiMin decía, mirándolo fijo. —BonHwa
podría acusarte. Si lo que desea es intentar hacerme sentir mal, que lo haga,
no importa.190
—Es un honor para nosotros haber sido invitados a esta celebración, señor
Min. —el hombre decía. —Sólo se está hablando de ustedes en este
momento, se ha causado un gran revuelo. A todos nos alegra que finalmente
hayan decidido dar este importante paso.
—Nosotros esperamos que así sea. —la Omega contestó, su brazo rodeando
el de su Alfa. La chica se dirigió hacia JiMin, amable y con una suave
elegancia. —Espero de corazón que la Luna los bendiga con cachorros
saludables y hermosos. —articuló la castaña sin malicia, queriendo
transmitir buenos deseos. YoonGi sintió pronto la tensión que circuló en el
Omega y lo incómodo que se sentía a través del lazo. JiMin se había sentido
juzgado y atacado, a pesar de que esas no fueran las intenciones de la
joven.285
Eso confirmó cuán vivos aún eran los recuerdos que JiMin no podía
ahuyentar. No olvidaría jamás a esos desconocidos que se rieron de él por
años y que no paraban de soltar insultos hirientes, referentes a que un
Omega que no podía concebir, no era nada, sólo un estorbo.10
Por suerte para los dos, la pareja de Incheon desvió su atención de ellos sin
notar el silencio que se instaló cuando tocaron ese punto delicado. Con una
rápida pero formal despedida, YoonGi los vio retirarse hacia el salón
principal en el que se organizó la celebración, yendo hasta uno de los recién
llegados que parecía ser alguien muy cercano al líder de Incheon y a su
esposa. Probablemente un viejo amigo o un familiar.
—No te preocupes, ella no lo sabe. Sólo quería darnos buenos deseos, eso es
todo. —explicó calmado.
—Lo sé, es sólo que... —JiMin murmuró, bajando poco a poco la mirada.
JiMin solamente esperaba que algún día pudiera devolverle a YoonGi todo lo
que éste había hecho por él.94
• • •8
—Es un gusto conocerlos. —la voz de ella se escuchó y SeokJin disimuló una
mueca.34
—Acordamos que no sería una reunión extensa, así que iré directamente a
los puntos. —el Beta arregló los papeles y los colocó sobre la mesa,
quitándose los anteojos después de su veloz repaso. —Señor Min, varios han
manifestado sus sospechas, diciendo que Park JiMin fue presentado como su
pareja frente a la manada cuando él en realidad no tenía relación alguna con
usted. Incluso se ha difundido el rumor de que en ese momento él estaba
casado. El Alto Mando no aceptará que un líder tan importante e influyente
sea el simple amante de un fácil.329
—Es un simple rumor más del montón. —respondió YoonGi, sin permitirse
ser intimidado o que los nervios surgieran para jugar con su seguridad. —
Era evidente para todos que no había una marca sobre él ese día, por lo que
no hay prueba que confirme un rumor como ese.
—De acuerdo. —de manera cautelosa, el hombre dio por acabado el punto.
—Entonces me encargaré de disipar los rumores. —aseguró con desdén.
—El Alto Mando también tiene preguntas por hacer. —esta vez fue la mujer
quien tomó la palabra. —Diferentes personas procedentes de Busan han
dicho que tuvieron la oportunidad de ver al Omega antes, y que no era un
secreto para nadie que era un Omega con un tipo de... Deficiencia. 243
—Sé que es una manera grosera de referirse a algo así, pero estamos en el
mundo del estatus social y hablamos de la máxima posición de poder en la
manada unificada de Daegu. —ella frunció el ceño. —Señor Min, usted es el
líder, y la ley dicta que únicamente su descendencia gobernará cuando tenga
la edad y madurez necesaria. Un Omega infértil no es un problema en el
pueblo, pero lo es en este momento y situación. Varios destacaron el poco
aroma que emana el señor Park, lo cual es la característica principal de
alguien estéril.160
—¿Con quién? ¿Con el Omega que marcó para que siguiera con vida? —
BonHwa lució esa irritante sonrisa burlesca. —Ese Omega dará a luz un niño
que sabemos que usted reconocerá como su hijo. Ese pequeño bastardo no
será parte de la línea de sucesión, no tiene la sangre de la familia Min. 249
—Pero sigo siendo su padre. Ese niño o esa niña, quiera usted o no, será hijo
del segundo al mando. —decía HoSeok entre dientes. La sala de reunión cada
vez se sentía más dura y tensa. —Si no quiere problemas, le recomiendo que
cierre la boca y no vuelva a referirse a mi cachorro como un "bastardo". 358
—No hay razón para elevar el tono y utilizar insultos. —el Omega de
hombros anchos habló tranquilo, con una sonrisa ladina. —Necesitaremos
un tiempo para decidir qué hacer antes de darles una respuesta definitiva. 10
—Acepto eso. —accedió BonHwa. —Lo que no puedo aceptar es, como
representante de Daegu, que mi gente sufra por la enorme posibilidad de
que sus hijos y futuros nietos no tengan un líder que los proteja en los
próximos años.26
—¿Y qué se supone que deba hacer? —preguntó JiMin. —No importa
cuántas veces lo intente, no podré.
Era como estar rodeado, sin nada qué poder hacer para huir, condenado,
ahogándose y desesperándose. La ansiedad provocó que su pie subiera y
bajara rítmicamente. Quería alejarse y dejar de oír las discusiones que le
rodeaban, ya no tenía ánimos de escuchar a BonHwa y la mujer que no
paraban de insultar "elegantemente" a él y al cachorro no nacido de
HoSeok.26
Soportó la terrible sensación que lo aturdía un rato más hasta que se hartó.
El malestar se convirtió en una leve náusea que aunque intentó reprimir, iba
aumentando con el rápido paso de los segundos.296
—¿YoonGi...?
Antes de dar explicaciones el Alfa unió sus labios, sus caderas creando una
deliciosa fricción hasta con el más mínimo movimiento. —Quiero sentirte de
nuevo. —susurró, fundiendo sus bocas otra vez. JiMin sonrió entre el beso.
No articuló un "sí", pero su cuerpo habló por sí sólo; frotarse contra el Alfa
más de cerca fue suficiente afirmación para YoonGi en ese instante.346
• • •145
Bajar escalón por escalón, por primera vez, fue un largo proceso lento y
pausado, haciendo sentir seguro a TaeHyung. El motivo de su preocupación
era entendible. Quería evitar el daño que una posible caída podría causarle a
él y al cachorro, pero era difícil estar seguro de que sus pies tocaban el sitio
correcto al tener una panza sobresaliente cubriendo parte de su campo
visual.17
❝Sesentaytres❞
—Te lo diré una vez más HoSeok. —el Omega respiró profundamente,
preguntando de nuevo con palabras claras —: ¿Dónde está mi Alfa?214
—El Alfa Líder que merodeaba Daegu lo atacó. Cuando me dijo que saliera
de allí, vi que el infiltrado lo retaba a un desafío. El intruso tiene todas las
intenciones de quedarse con Daegu. —JiMin tragó con dificultad. —Envié
guardias a la zona. Ellos harán una intervención en el desafío de ser
necesario. El lobo de YoonGi podrá sentirse decepcionado por asumir que no
pudo defender su manada solo y ganar el desafío sin ayuda, pero fui claro,
JiMin. Ordené que no permitieran bajo ninguna circunstancia que YoonGi
pierda la vida en ese duelo.160
El segundo al mando intentó decir sus palabras con suavidad y tacto para
transmitirle algo de seguridad a JiMin en que las cosas irían tan bien como lo
aseguraba, y le pidió que no se atormentara a sí mismo imaginando que
YoonGi moriría. Pero, a pesar de eso, el Omega no pudo sentirse más aliviado
con eso. Sentía su lazo tensarse, liberando sentimientos incómodos desde la
mordida.36
El lobo pardo fue astuto. YoonGi logró conseguir perforar con los afilados
caninos el abdomen del intruso, pero el oponente fue rápido y mordió la
misma herida en en el pecho de YoonGi, empeorando la herida y logrando
que el lobo negro lo soltara antes de crear peores daños en su abdomen.59
Con la mente en blanco, JiMin corrió hacia allí, sin tiempo para arrepentirse
o acobardarse. El intruso estuvo demasiado distraído como para notar al
lobo blanco que se acercaba, sólo notando su presencia cuando JiMin
impactó contra él, mordiendo y luego yendo hacia atrás, arrancando piel. No
por ser Omega sus caninos eran menos letales. El Alfa invasor aulló con
agonía, volteándose para verlo enfurecido. Esa herida ardía y dolía como el
demonio, JiMin lo sabía.166
—A ti te conozco. No debiste hacer eso, lindo. —el lobo pardo daba lentos
pasos hacia él, que retrocedía por igual. YoonGi, por otro lado, gruñó al verlo
allí, siendo intimidado. —Después de que él muera, pasarás a ser mi Omega
y Daegu me pertenecerá. Es mejor que te vayas y esperes en la habitación al
nuevo líder. Terminaré con esto.173
Al abrir los ojos, observó como el poderoso lobo negro había reunido la
fuerza necesaria para levantarse, correr pese a su herida y aprovechar la
distracción del enemigo, clavando sus caninos en el cuello del intruso,
abriendo, desgarrando y quebrando huesos con su potente fuerza de
mordida. La muerte para el Alfa invasor fue casi instantánea tras partir sus
vértebras cervicales en pedazos y romper la médula espinal. YoonGi no dejó
de morder y tensar su mandíbula hasta que estuvo seguro de que el
oponente había muerto, y al soltarlo, el lobo pardo cayó inerte.205
YoonGi dio unos pasos hacia atrás, sus patas temblequearon y cayó de lleno
al suelo. JiMin, a pesar de sentir un pequeño mareo debido al golpe anterior,
se levantó y fue directo hacia el lobo de pelaje negro, chillando con tristeza al
verlo tan débil y con tantas heridas sobre su cuerpo.92
SeokJin llegó hasta el lobo blanco con una enorme manta, colocándosela
encima a JiMin cuando éste regresó a su forma humana, evitando que los
demás vieran su desnudez. HoSeok, que no parecía menos asustado, se yacía
ocupado ayudando al médico a cubrir y vendar las heridas de YoonGi,
además de tener los nervios por los cielos a causa de TaeHyung, que se había
quedado solo en la mansión asustado y sin saber qué ocurría.33
•••
YoonGi frunció el ceño aún manteniendo los ojos cerrados, incómodo por la
sensación de una luz alcanzar su rostro. Separó sus párpados despacio,
suspirando debido a que su cuerpo se encontraba relajado. Hace mucho que
no dormía tan bien. Era como regresar a su niñez, ya que así se sentía
cuando no tenía ocupación o preocupación alguna y podía dormir por horas
y horas.22
—Estoy bien JiMinnie. —el Alfa se incorporó sobre la cama, contrayendo sus
facciones a causa de la quemazón que se extendió en su pecho al sentarse y
moverse con tanta confianza.2
—El cortejo acabó cuando me marcaste, pero quise dártelas devuelta, así
cumpliría con la forma tradicional de finalizar el cortejo. Sólo quería que
supieras que yo te acepté por completo esa vez, a pesar de que la luna...-11
—Sé que ambos nos aceptamos esa noche, de muchas maneras. —el pálido
mostró una sonrisa ladina. —Conserva las rosas. Cuando esas se marchiten,
buscaré más para ti.61
—De verdad. —YoonGi de nueva cuenta se sentó sobre la cama, esta vez
cuidando no hacer algún movimiento brusco, palmeando después su regazo.
—Ven aquí, han sido días difíciles y quiero mimos de mi pareja, los
merezco.192
La risa de JiMin se escuchó alegremente dentro de la habitación, creando una
atmósfera amena. El gran, temible e imponente Alfa Min YoonGi sólo quería
los dulces mimos de su Omega.205
•
•
•
❝Sesentaycuatro❞
—Ya ha pasado una semana JiMin, estoy bien. —YoonGi plantó un pequeño
beso en los labios de su pareja, percibiendo la suave y dulce textura
característica de los labios del menor. El mayor suspiró. —Quiero acabar con
esto de una vez por todas, BonHwa está siendo un grano en el culo y quiero
deshacerme de él el día de hoy.178
—Calma, Alfa. Recuerda los buenos modales. —JiMin rió, para luego darle un
vistazo al panorama. —La primavera es bonita. —comentó, viendo el verde
rebosante de vida en las hojas de los árboles, aparte de la cantidad de
colores que lucían las flores. El jardín era hermoso durante aquella época del
año.17
—Últimamente te gusta estar aquí. —YoonGi guardó sus manos en los
bolsillos de su pantalón. Dentro de poco compartirían el desayuno con
BonHwa, y Min estaba ansioso por darle una gran noticia al representante de
Daegu.230
Hace dos días, uno de los cuidadores pertenecientes al orfanato más grande
de la manada tomó la responsabilidad de recorrer un largo trayecto en
camino a la mansión de los Min, necesitando ayuda urgente. Al estar cara a
cara frente al líder y a su pareja, no dudó en explicar su problema, situación
y petición.
Aunque eso fue hasta que los pequeños tomaron la decisión de acercarse, y
el más pequeño de ellos, un cachorro de apenas dos años, alzó sus brazos
hacia él. El dulce y calmante aroma del Omega fue lo que más los atrajo,
tanto que se turnaron para pedirle un abrazo a JiMin y así sentir un poco
más de ese agradable aroma, con el cual se sentían arrullados.275
Mientras YoonGi se encargaba del asunto del robo, de ordenar que llevasen
alimentos al orfanato y de reforzar la seguridad en el sitio, JiMin decidió
jugar con los niños que en seguida se encariñaron con él. Fue una tarde
bastante divertida, y que plantó una idea imposible en su mente.1
JiMin, pese a mostrar un mínima sonrisa, dio una profunda respiración que
hizo a ese gesto desaparecer de su rostro. No quería enfrentarse a BonHwa
de nuevo.
No dijo nada, consciente de que el Alfa debía de sentirse igual. Ese hombre
era la perfecta definición de "gigantesco problema". YoonGi y HoSeok
discutieron por horas las opciones que tenían para hacer que con esa última
reunión todo acabara en un acuerdo, donde nadie se viese afectado. Por
ahora todo estaba tranquilo, sin embargo, no podían estar tan seguros de
que BonHwa no acabaría corriendo la voz por toda Daegu y toda Corea si así
lo quería, revelando detalles que no eran de su incumbencia.22
—No ha sido una pregunta, fue una orden de tu líder. Obedece, Beta. —
bramó el pálido, disfrutando en silencio el brillo de intimidación que decoró
los ojos del representante por breves segundos antes de esfumarse.144
—Sé que usted, señor Min, no se tomó muy bien el hecho de que le
comunicáramos la revocación de su enlazamiento.
—No existirá ningún tipo de revocamiento, BonHwa. De eso debes estar muy
seguro. —YoonGi le lanzó una mirada despectiva. —De ninguna manera
permitiré que elijan con quién debo estar y que quieran controlar mi vida
como si fuese un juguete. El Alto Mando pidió que buscara a mi pareja, y aquí
está, a mi lado. Deberían estar felices y contentos.42
BonHwa soltó una risa irónica. —El Alto Mando no puede estar feliz y
contento cuando se enteran de tan inaceptables noticias. Un líder con un
Omega inútil, un segundo al mando que se hace cargo de un cachorro ajeno y
de un Omega con un lazo roto, incluyendo a... —el Beta aterrizó su mirada en
SeokJin. —Un Omega perteneciente a la familia Min que fue visto en
situaciones románticas con un Beta, lo cual es una abominación. El Alto
Mando está disgustado con toda esta situación y desaprueba lo que están
haciendo. Está cuestionándose si realmente los Min deben seguir liderando
Daegu.219
—No, estoy bien. —contestó, a pesar de que su mirada siguió estando fija en
el plato de comida que no se animaba a tocar.78
JiMin no se sentía bien, y esto era peor a la ocasión anterior. Colocó su brazo
sobre el comedor y con su mano cubrió sus ojos, cerrándolos. Todo a su
alrededor daba vueltas, aquel mareo repentino le desequilibró, siendo una
suerte que se encontrara sentado. El Omega sentía la confusión y
preocupación del Alfa ser transmitida hacia él por el lazo, así que optó por
comer para que así YoonGi asumiera que ya se encontraba mejor.231
—Por supuesto. —el Omega alto se levantó y fue hasta JiMin, quien ya había
emprendido su camino fuera de la sala del comedor. BonHwa no dijo nada,
restándole importancia a la salida de ambos Omegas.
—¿Qué? —dijo.43
—He meditado esto por mucho, y créame que cuando le digo que usted
mismo cavó su propia tumba, es porque es la verdad. —YoonGi decía, su
grave voz escuchándose dentro de la enorme sala. —Ha sido destituido.
Usted, señor BonHwa, desde este momento dejó de ser el representante de
Daegu. También debo decirle que cometió un delito y que tuve que
encargarme. En la ley de la manada es un crimen denigrar, juzgar y no
respetar a la pareja del líder, algo que usted hizo innumerables veces contra
JiMin y que yo noté. El castigo es el calabozo o la muerte, y yo decidí dejarlo
vivir.251
• • •4
—No podré llegar... —balbuceó asustado JiMin. Estaba frente a las enormes
escaleras del salón principal que debía subir para correr hacia su habitación,
pero de repente comenzó a temer que no lo lograría.3
—¿No podrás llegar? ¿De qué hablas? —SeokJin se acercaba cada vez más
rápido. —¿Te encuentras bien?
Cuando JiMin acabó un minuto después, SeokJin salió del baño a petición del
mismo. JiMin le aseguró que se sentía mejor para despreocuparlo y dijo que
solamente deseaba estar solo por unos minutos.
—¿Decirle qué?1
SeokJin rió, intentado cubrir con ello la verdad. —¡Oh, entiendo! Aún no lo
sé, el Omega Luna dijo que se lo diría cuando estuviese preparado. Hasta
entonces no le cuente de esto a nadie, por favor. —contestó, aliviado de
haberse oído convincente. Cuando la sirvienta asintió antes de irse,
prometiéndole su palabra de silencio, SeokJin dejó escapar el aire retenido
en sus pulmones. No quería saber cómo reaccionaría la manada al enterarse
de la verdad...144
—Ya podemos irnos SeokJin hyung, estoy mejor. —insistía JiMin, a pesar de
que su Omega Cría fuese bastante difícil de convencer.1
—¿Y si las náuseas regresan? —SeokJin se colocó sobre sus pies, dudoso. —
Debería buscar medicina, puede que algún virus esté afectando tu estómago.
¿Habías tenido náuseas antes?61
—Sólo una vez, fue hace días... —el menor decía. —No te preocupes hyung,
me encuentro bien. Debemos volver a la reunión.2
—Tú quédate aquí, yo iré abajo por tu desayuno. —el Omega mayor le pidió,
saliendo rápidamente de la habitación. Debía informarle a YoonGi lo que
había pasado.
Aunque JiMin repitiera que se sentía bien tantas veces como pudiera, SeokJin
no estaba muy seguro de ello. Se lo diría a YoonGi sólo para que el Alfa fuese
precavido y que, de ser necesario, llamara al médico si las náuseas y
malestares se manifestaban de nuevo.154
•
•
❝Sesentaycinco❞
—No lo estoy. —contestó de pronto, con un tono que le pedía no hacer más
preguntas. JiMin calló, cuestionándose el motivo por el cual YoonGi estuviera
actuando así.
—No debes asustarte. —Min le indicó a JiMin que tomara asiento a su lado,
cosa que el Omega hizo aún estando tan preocupado y asustado por aquel
extraño modo de actuar. —SeokJin me contó de las náuseas que sufriste.
Decidí llamar al médico, necesito saber cuál es la causa de tus malestares. 69
YoonGi no dijo nada entonces, recargando todo su peso sobre el espaldar del
sofá. Sentía que no podía soportar por mucho más el propio peso de su
cuerpo. YoonGi había adquirido un aspecto que no era común en él, un
aspecto que no le pertenecía al seguro y poderoso Min YoonGi; verse
dudoso, pensativo, dubitativo e inseguro no era parte de su verdadera
esencia.26
—No JiMin, nuestro lazo nunca será un problema para mí. Te amo y jamás
asimilaré como un error haberte marcado. 19
—No sucederá nada malo, nadie te juzgará. —el Omega estaba comenzado a
alterarse, y eso no era algo a lo que YoonGi había querido llegar.
—No quiero a un médico diciéndome otra vez que soy estéril. —vociferó,
colocándose de pie. —No quiero que me sigan repitiendo que nunca podré
tener un hijo, no quiero que me vean con lástima, ¡No quiero seguir
pensando que en cualquier momento me cambiarás por alguien que sí pueda
darte un heredero! —exclamó antes de que su voz se quebrara,
desahogándose con cada palabra y revelando una de las cosas que más le
asustaban pero que mantuvo oculta en su mente hasta ahora. Ser cambiado
por algo mejor.44
—JiMin...
Solamente bastaron unos minutos más para que Min, aliviado, notara que
JiMin ya no se veía alterado, y que en cambio, estaba más calmado ahora. 11
—Tú eres el único con quien quiero estar. —el Alfa plantó un suave beso
sobre su hombro y JiMin no tardó en mostrarle una pequeña sonrisa. —Amo
verte sonreír.26
—Yo también amo verte sonreír. —dijo sinceramente. Luego JiMin bajó la
mirada por un breve par de segundos, sólo regresando para encarar a
YoonGi cuando tomó una decisión. —El médico puede venir, pero quiero que
seas tú quien me diga lo que ocurre sin que él esté presente.35
• • •23
La aparición del médico en la mansión fue un tema del cual hablar ese día.
Todos se encontraban curiosos y atentos frente a la llegada de cualquier
noticia.64
No era algo por lo que el Omega debería hacerse siquiera una mínima
ilusión. Lo aceptaba, sabía que jamás tendría un bebé y eso era suficiente
como para verse carente de esperanza al respecto. Su preocupación se debía
simplemente a la gran decepción que YoonGi iba a llevarse.61
—No quiero que te decepciones. —decía JiMin hacia YoonGi, después de que
uno de los guardias tocara la puerta y, tras la autorización del Alfa Líder,
abrió la misma, dejando pasar al médico que tan pronto dio un paso dentro
del dormitorio, hizo una reverencia y un respetuoso saludo.
En realidad, YoonGi esperaba un "no" por parte del médico —en respuesta a
la sospecha del embarazo— tanto como su Omega lo hacía. Hacerse la
ensoñación de un bebé era una pérdida de tiempo cuando, mientras que
JiMin estuvo con Jeon, no fue concebido ningún cachorro. Lo único que
YoonGi deseaba era que el médico anunciara la inexistencia de un bebé y que
así él pudiese darle la noticia a su manada, como si él y JiMin no hubiesen
sabido antes de la esterilidad del Omega. Así la manada quizás sería un poco
más comprensible.44
El Alfa, aunque no lo quisiera así, tuvo que tomar una decisión a pesar de
que lo menos que quería en el mundo era dañar a JiMin. Sabía que la
situación traería con ella malos recuerdos, pero asumió que esa debía de ser
la opción más fácil de disminuir las probabilidades de que JiMin fuese
juzgado o maltratado.2
Sería complicado controlar a su lobo los primeros días, pero estaría bien al
saber que aún le quedaba JiMin; él y su pareja serían su propia manada, una
bastante más pequeña, pero una mucho más especial.60
YoonGi le ordenó a todos los guardias retirarse del pasillo, quedando sólo
Min en completa soledad dentro de ese corredor de alfombra roja y grandes
ventanales.7
•
•
•
❝Sesentayseis❞
Tanto para Alfas como para Omegas, era casi prioritario tener descendencia.
Sus instintos lo exigían, a diferencia de los Betas cuyos lobos se centraban
más en servir a la manada, protegiendo el territorio, cuidando de los
cachorros o cazando para la manada.
Sus ojos brillaron con el intenso color carmesí que advertía a los otros,
haciéndoles saber que sus instintos eran quienes determinarían si alguien
era o no un intruso. En ese estado era irrelevante de quién se tratara, si
asustaba, intimidaba o dañaba a su Omega, él no pensaría razonablemente y
atacaría.19
—¿Su lobo reaccionó junto con usted? —indagaba el médico con suavidad,
de pie en la entrada del dormitorio. No se daría el lujo de entrar por ahora.
—¿Le enfadó la intromisión? —preguntó cuando la pareja miraron a su
dirección.31
—He tratado con muchos Omegas, incluyendo a su madre, líder. —el médico
respondió. —Lo que acabo de ver parece ser una de las conductas más
comunes que los Omegas adquieren durante la gestación. Los Omegas
tienden a elegir un lugar en el que su aroma y el de su pareja estén presentes
la gran parte del día. Al principio sólo se siente la agresividad, pero a medida
que los meses avanzan el Omega comienza a aislarse en el lugar elegido
hasta el nacimiento del cachorro. Que invadan ese espacio sin el permiso
adecuado altera y asusta al Omega, y la reacción inmediata de éste es llamar
a su Alfa.230
—No creo que esa sea la razón. —JiMin opinaba, moviéndose sobre la cama
y siendo evidente que estaba incómodo. —Ya lo dijo, mi registro médico dice
que no puedo. Sólo pude haberme asustado, no esperaba que un sirviente
entrara.79
Aquello picó en el interés de JiMin. Realmente quería que los otros pararan
de hablar de un cachorro que no existía y que comenzasen a tomarlo más en
serio, además. Si accedía a esa otra revisión, el resultado negativo sería
suficiente como para hacer que los demás dejasen de insistir en aquel tema
que jugaba con las costuras de una herida profunda que no acababa de
cerrar por completo.22
Cuando todo acabó, el viejo Alfa paseó su mirada por la pareja repetidas
veces, creando aires de curiosidad.98
Quiso hablar, pero no sabía exactamente qué decir, además de que su voz se
encontraba atrapada dolorosamente en su garganta sin poder salir. Todo su
cuerpo se paralizó en ese instante y sólo pensaba en que no podía creerlo,
porque no era verdad, porque simplemente no podía ser real.26
—Señor Han, agradezco sus servicios, pero debo hablar en privado con mi
pareja. ¿Podría esperar abajo? —YoonGi le pidió, viendo al hombre asentir.28
JiMin intentaba creerlo, pero mientras más lo hacía, todo se sentía menos
verdadero. Su vista bajó y miró su abdomen plano, siendo que todavía su
hijo era muy pequeño como para verse. Su hijo, de él y de YoonGi. Pequeños
trozos de ambos que se unieron, creando a un ser que sería lo más perfecto
ante sus ojos. JiMin desvió su mirada de su abdomen hacia YoonGi, y entre
lágrimas pequeñas, sonrió.92
"En unos meses seremos padres" pensaron, casi como si se tratara de algo
muy lejano y cercano a su vez. Una ilusión que creyeron irrevocablemente
imposible y que acabó haciéndose la más hermosa realidad.97
• • •8
JiMin despertaba sin prisas cuando los recuerdos del día anterior
aparecieron, difuminándose y haciéndose tan confusos y revueltos en su
mente.85
—Aún no puedo creer que de verdad estés allí. —entonó en voz baja hacia su
abdomen plano. Sentía que estaba viviendo dentro de un sueño que hizo
aflorar en él la felicidad plena, un sueño que se sentía liviano y bonito. Pero
existía una diferencia, y era saber que aquello no era algo que su mente
reproducía mientras que él dormía.73
•
•
•
❝Sesentaysiete❞
—Soy más que feliz contigo, YoonGi. —confesó sin ningún rastro de falsedad,
siendo sincero frente a sus propios sentimientos. JiMin cerró sus párpados,
con el suave viento fresco de la noche acariciando su piel.33
En los últimos días varios le habían hecho una misma pregunta, curiosos por
saber qué era lo que tenía a JiMin tan risueño, contento, deslumbrante y
alegre. YoonGi tampoco se libraba de aquella pregunta en cuestión,
convirtiéndose en el foco de atención de todos al comportarse más amable,
paciente y sonriente de lo usual.65
Su lobo agitó la cola y suspiró feliz cuando YoonGi colocó su mano sobre su
abdomen bajo, proporcionando caricias en la zona que pronto mostraría una
ligera curva y crecería junto con el cachorro. Después de todo, iba a
acariciar, acunar y ver crecer a su propia sangre.298
—Me temo que tendremos que descubrirlo. —el Alfa Líder hundió su nariz
en el cuello del más bajo, aspirando su dulce aroma. —Cada día me siento
más dependiente de tu esencia, estás haciéndome adicto a ti. —decía,
fingiendo un tono de queja.52
—Me gusta la idea de tenerlo sólo para mí, líder Min. —bromeó JiMin
juguetonamente.53
—No hay problema. —YoonGi dejó salir una de sus breves risas de tono
grave, divirtiéndose con lo obvio que su hermano estaba siendo; HoSeok era
muy expresivo de bastantes maneras, incluyendo entre ellas su voz, mirada,
acciones y facciones. No era una tarea complicada descubrir lo avergonzado
que se sentía. —¿Qué necesitas decirme?9
El Omega se preguntó si tenía algo que ver con el cachorro que pronto
nacería; JiMin frecuentaba visitar a TaeHyung —debido a que se habían
convertido en grandes amigos—, y éste no hacía más que sonreír cada que
tenía oportunidad, riendo entre bromas y chistes. Si se trataba de una mala
noticia, sería desconcertante. Nadie anticiparía malos sucesos cuando los
días parecían estar embargados de alegría. 6
TaeHyung era feliz por el cercano nacimiento de su bebé, él era feliz, aunque
en silencio aún, por la noticia de su embarazo. El júbilo rebosante se
manifestaba en cada escondrijo y rincón de la mansión Min, no obstante,
entre toda la felicidad brillante, alguien seguía viviendo un panorama gris.53
A esa escasa edad sólo presentaban un único aroma tenue, pero que era
suficiente para revelar a qué raza de la jerarquía pertenecerían.23
—¿Qué quieres decir, HoSeok? ¿Irse a dónde? —el pálido cuestionó cuanto
antes, duramente. El menor de los hermanos respiró de modo irregular,
pretendiendo empujar atrás el temor que buscaba acobardarlo y
arrepentirse de su decisión.8
Por su parte, TaeHyung optó por el camino más sencillo de no hablar por
ahora. La fuerte voz de YoonGi había conseguido intimidar a su Omega, sin
ser necesaria la Voz de Mando siquiera. Kim se detuvo para preguntarse
cómo su amigo había domado a tal bestia. Los Alfas Líderes eran muy
imponentes para su gusto.54
—TaeHyung no quiere que el niño nazca aquí. Iremos a las montañas, sin
salir de Daegu, por los próximos meses. —el Omega evitó en todo momento
la mirada oscura de YoonGi en lo que HoSeok acababa. —Pero hay algo
más...3
—¿Piensan irse así sin más? —preguntó. —Sabes que no es tan fácil como
decir un "renuncio".
HoSeok asintió. —Sé que implica muchas cosas más, pero debía decírtelo
antes de partir. Iremos a las montañas en unas semanas.
—De acuerdo. Si lo que quieren es irse, no los detendré. —YoonGi hizo una
mueca. —Asegúrense de encontrar un buen sitio en las montañas en el que
no corran peligro. Recurriré al Alto Mando para solicitar ayuda.35
—¿Ayuda? ¿Al Alto Mando? —el menor de los Min gruñó. —Esos imbéciles
no han hecho más que ir en nuestra contra, están esperando cualquier
oportunidad para quitarte el liderazgo.18
—Yo puedo ejercer ese cargo. —JiMin ofreció. —No es que sea experto en
cómo administrar una manada, pero todo puede aprenderse ¿No? 113
—Las reglas pueden cambiar, y quién más que el líder para hacerlo. —el
Omega le dedicó una tranquilizadora sonrisa al Alfa. —Sé que seré capaz de
ocupar el papel de segundo al mando. HoSeok podría instruirme antes de
partir hacia las montañas.213
• • •10
—Debes decirle a JiMin y a su Alfa que hay infiltrados aquí. —el prisionero
envolvió sus manos alrededor de los barrotes del sólido material. —Los
siguen vigilando, sólo están esperando el momento oportuno. Y me temo que
ese momento puede ser pronto.59
YuGyeom rió burlesco. —¿Hacer algo bien? ¿Para qué? No te sacarán de aquí
hagas lo que hagas. No te servirá de nada "hacer algo bueno".1
—¡No es por mí, imbécil! —el Alfa se alejó cuando JungKook pateó con furia
los barrotes, respirando agitadamente. —¡Yo traumé a JiMin, lo dañé, destruí
sus ilusiones! ¡Sé que ahora es feliz con tu líder, y yo sólo quiero que eso se
mantenga así! ¡Quiero que mi persona y todos los recuerdos malos que
provoqué desaparezcan de su mente!107
El informante abrió la boca, cerrándola nuevamente al no saber qué decir.
JungKook se escuchaba convincente, pero a pesar de eso, no tendría por qué
confiar ¿O sí? —¿Por qué te preocupas por JiMin ahora? Él no te ama,
tampoco te quiere cerca.14
—¿No has sentido que comienzas a apreciar y extrañar más algo cuando ya
lo perdiste? —el prisionero bajó la mirada. —Yo no lo amé como mi pareja ni
como mi Omega, sólo lo apreciaba como un amigo en la niñez, pero a ambos
nos comprometieron bastante jóvenes. A JiMin le enseñaron cómo ser un
buen Omega para mí y el señor Jeon me enseñó cómo ser un buen Alfa para
él. —JungKook sonrió con amargura. —Yo creí que era normal que un Alfa
actuara como yo lo hice durante su vida matrimonial, además de ver esas
mismas facetas de violencia en la relación de quienes creí mis padres, por lo
que me acostumbré. Cuando el señor Jeon dijo que un Omega estéril era una
ofensa y una deshonra descargué mi ira contra JiMin, porque yo ya no
soportaba las burlas que recibía. Era el Alfa que no podía engendrar un niño
en su Omega.79
•
•
•
❝Sesentayocho❞
—Lo sé. —el Omega guió su mano hasta la de YoonGi, entrelazando sus
dedos. —Sé que aunque pudiera, hay muchas cosas que me lo impiden. Ser
segundo al mando implica que me encargue de todo cuando tú no estés, ser
tu pareja y el Omega Luna solicita que esté a tu lado para apoyarte donde
quiera que vayas. Aunque me encantaría ser de utilidad, no creo que eso sea
adecuado ahora.26
—Hablé con él sobre ello. Me aclaró que no desea ser el segundo al mando
realmente, sin embargo, algo me está haciendo creer que se siente inútil de
alguna manera...
—Creo que puedo llegar a entender eso. —el Beta declaró, de modo
inesperado desde el punto de vista de YoonGi. —Quiero decir, JiMin recibe el
título de el Omega Luna de Daegu. No es que sea un cargo deshonroso o
denigrante, claro que no, pero a pesar de eso sus deberes son estar a tu lado,
darte cachorros y ser la imagen de belleza y sutilidad de la manada. Será
protegido y cuidado como la pieza más valiosa, tanto que apenas le
consentirán hacer cosas por sí mismo. Para algunos es la vida de ensueño,
para otros es una delimitación frustrante.91
—Puede ayudar, pero no mucho. Sabes que seguirá siendo una libertad
parcial, su código no les autoriza descuidarlo hasta tal punto. —NamJoon
hizo gestos de reflexión. —Para hacerlo sentir mejor podrías asignarle algo
en lo que él sienta que aporta. ¿Por qué no divides el cargo del segundo al
mando? HoSeok cumple con una parte, ser el suplente y cuidar de la manada
cuando tu presencia no sea posible. JiMin puede cumplir con la otra parte y
ser asignado capitán de la guardia.
—De acuerdo, no me parece una mala idea. Una vez vi a JiMin dándole
indicaciones concisas a SeokJin y a HoSeok sobre qué frutas debían comprar,
así que creo que esto funcionará. —explicó graciosamente. —Quiero que le
digas a MinHo que él seguirá estando a cargo hasta que JiMin esté listo. Debe
ser instruido por HoSeok y... Debemos esperar a que transcurran los
siguientes meses.121
—Yo diría que un año entero y un poco más. —decía, pensando en voz alta.
Quizás JiMin estaría listo para ejercer su cargo como capitán de la guardia en
tres meses, mas él no accedería a que su pareja en estado estuviese bajo
estrés. Aparte de ello, sabía que los Omegas eran incapaces de separarse más
de una hora de sus cachorros recién nacidos durante casi seis meses. 26
—Trae a JungKook. Si tiene que confesar algo, quiero que lo haga ante mí.59
• • •6
—No pienso dejarte solo. —gracias al Alfa Líder que había apareciendo
como un intruso en Daegu, cada que yacían juntos, JiMin trazaba la cicatriz
en su pecho, recordando siempre el instante en que estuvo apunto de perder
a YoonGi. —Nada malo pasará, te prometo que el bebé estará bien.86
—Ya veo. —murmuró YoonGi. El Alfa se agachó hasta estar a la altura del
vientre, dejando un beso por encima de la ropa. Después de un par de
caricias suaves YoonGi se incorporó, observándolo; JiMin siempre terminaba
cayendo por la mirada oscura del mayor, por esa mirada que lo veía a él
como si fuese su mundo entero. —Quiero que el bebé nazca sin que el idiota
de Jeon sea una amenaza para nuestra familia.3
Y oficialmente, en ese instante, fue que todo comenzó. La carta que JungKook
había entregado mostraba claras instrucciones, asegurando que atacarían a
YoonGi y a JiMin en la noche de aquel viaje al río, haciendo un fuerte ahínco
en tener que capturar a JiMin con vida.78
El camino fue emprendido a través del denso bosque, simulando que eran
presas fáciles. Sin vehículo, sólo con dos guardias —los únicos que podían
verse a simple vista— y fingiendo calma, cuando lo cierto era que estaban
atentos ante cualquier ruido o movimiento. Todos sus sentidos se
encontraban alerta.
•
•
•
❝Sesentaynueve❞
JiMin contuvo la respiración, siendo testigo de como esos lobos corrían sin
obstáculos, acercándose más y más a pasos veloces.237
Tan pronto como estuvieron cerca otros lobos más hicieron aparición,
formando un grupo grande con alrededor de veinte individuos. Los rodearon
en poco tiempo, acechándolos.5
Pronto los encontró, y fue hasta ellos sin dirigirle la mirada a JungKook. Este
mismo pareció entenderlo debido a que no dijo nada, sólo articulando un
"andando" con voz neutral.
Estaba preocupado por YoonGi. El pálido estaba solo, luchando junto con sus
guardias contra todos esos lobos. JiMin quería ayudarlo, lidiar esa batalla
con él y protegerlo, pero eso sólo se convirtió en una necesidad que no
podría ser atendida. JiMin tenía prohibido cambiar, el bebé sufriría graves
daños y tal vez la muerte si lo hacía; en aquel campo de batalla él estaría
siendo el blanco perfecto.49
—El señor Jeon debería estar cerca. Los otros lobos deben estar cubriéndolo,
así que en cualquier momento aparecerá. —JungKook comenzó a decir. Los
guardias asintieron, siguiendo los pasos del Alfa. —JiMin... —le llamó,
suplicante.41
—No quiero hablar contigo ahora. —espetó el Omega, teniendo en duda las
intenciones que JungKook decía tener. Quizás JiMin estaba siendo cruel,
grosero o maleducado, y aunque ese no era su propósito, no pudo eludir
aquel sentimiento. Él y su lobo estaban a la defensiva.18
El lobo mostró sus incisivos y bajo su cabeza, apreciando como sus agudos
sentidos sentían a quien buscaba más y más cerca. Sin embargo, de manera
inesperada por todos, cinco lobos de aspecto nada amigable se
interpusieron en su camino, sin advertencia previa.34
Uno de esos lobos, uno de los más grandes, merodeó por las sombras sin que
JiMin lo identificara, como lo haría al cazar un ciervo para la cena. El Omega
por su parte podía sentirlo, sabía que una mirada pesada se aferraba sobre
su nuca, y era desesperante no saber qué era lo que le observaba.44
Tenso y nervioso, se giró al oír el crujido de unas ramas detrás de él. Sostuvo
valientemente la espada, dispuesto a pelear. No se permitiría ser una presa
fácil, no debía ser cobarde y aceptar su muerte ahora cuando aún tenía
oportunidad de vencer.12
El lobo salió de detrás de los arbustos, viéndose enorme. Era casi tan grande
como el lobo de YoonGi, y tener un rival así sería la pesadilla para cualquiera
de menor tamaño.18
—¿Qué planeas con esto? ¿Que te asesine? ¿Que te golpee? ¿Que te grite? —
indagaba JiMin con dureza. —No puedes pretender que haré lo mismo que
tú me hiciste sólo para sentirme mejor. No necesito eso.9
JungKook no se movía, casi rogándole que tomara una de las dos opciones.
JiMin se resignó. —Te perdono, porque nos salvaste a mí y a YoonGi de tu
propio padre. Pero si estás esperando que yo me relacione contigo y que
seamos amigos o cercanos, temo decirte que eso no será posible hasta que
confíe en ti y deje de sentirme incómodo con tu presencia. Eso no sucederá
pronto, o quizás no suceda nunca.116
•••
—No, estoy bien. —el Alfa aseguró, ignorando los rasguños en su cuerpo
ocasionados por la pelea. —¿Descubrieron algo?2
Por otro lado, JiMin no perdía de vista al hombre arrodillado a pocos metros
de distancia. Los brazos esposados detrás de la espalda eran el principal
motivo de la furia en Jeon, quien odiaba el hecho de haber sido capturado. 12
El hombre soltó una risa burlesca. —¿Respetarte? ¿Por qué? No eres más
que un simple Omega inservible jugando a ser poderoso.33
•
•
•
❝Setenta❞
El hombre se había rendido con el pasar de los días y, algo que nadie
esperaba, era que éste hablase. Jeon DakHo se veía asustado, el hombre se
rehusaba a perder su vida y estaba dispuesto a hacer lo que le ordenaran
para preservarla.6
Tras sufrir de abusos, de ser seguidos sin descanso y de ser asesinados por
no darle a los Alfas, Betas y Omegas lo que deseaban, el mundo creyó que
estaban extintos. Algunos contaban que, por castigo de la diosa luna, los
Gamma no volverían a nacer.
Siendo los Park una solitaria pareja sobreviviente del brutal ataque, el
Shifter los acobijó después de encontrarlos vagando por el bosque,
salvándolos de aquel constante temor y miedo que se instalaba en sus
mentes, sin dejarlos descansar.
Dentro del disminuido cuarto que les pertenecía, la pareja obtenía una
relajante sensación que aliviaba las tensiones de esos largos días en donde
YungSu debía arreglar el extenso jardín bajo el caluroso sol y MinHee servía
como una criada para la señora Jeon. Cuando el sol se ocultaba y las estrellas
brillaban era el instante en que regresaban a descansar.
MinHee jugaba con su lindo JiMin esa noche, haciendo reír al bebé con
mimos y besos en sus adorables mejillas abultadas. Su esposo había dicho
que vendría pronto, así que ella lo esperaba pacientemente. La mujer sonrió,
manteniendo a su niño en brazos, al ver a su pareja entrar a la habitación.
No iban a acceder a esto. Su hijo no sufriría lo mismo que ellos sufrieron, ser
tratados como tesoros invaluables sólo para la reproducción. Escapar no fue
sencillo debido a la seguridad, pero lograron conseguirlo. Enfrentándose al
peor de los escenarios, se vieron obligados a tomar una difícil decisión. 6
La pareja buscó sin cansancio una familia que pudiera cuidar a JiMin de
manera incondicional, porque ellos, a pesar del dolor que eso causaba,
aceptaron que ya no eran suficiente, que ya no podían proteger a propio
hijo.30
La parte más dolosa para el matrimonio de Gammas fue pasar un último rato
con su hijo, antes de dejarlo en brazos de sus nuevos padres adoptivos.
YungSu intentó consolar a su devastada esposa, mas era imposible. Él se
sentía tan vacío como ella, porque aunque sabían que era lo mejor para
mantener a su niño a salvo, separarse de él era como clavar un puñal en su
pecho una y otra vez. Dolía, y eran incapaces de aliviar a sus heridos
corazones.63
A partir de allí, nadie volvió a saber de ellos. Jeon comentó que había
escuchado hace mucho que los vejestorios del Alto Mando los localizaron y
asesinaron, asegurando que esa era la solución para eludir los problemas
que surgirían si otros los hallaban. Muchos miembros de distintas manadas
continuaban teniendo la esperanza de poder conseguir a un Gamma y
apropiarse de ellos, eso era algo que debían evitar.22
Por años los Jeon no dejaron de buscar, estando frustrados por no poder
descubrir dónde era que esos tontos Gammas habían ocultado a JiMin.
Querían a JiMin en su poder, lo demás no era relevante.4
Tuvieron miedo, claro que sí. La familia estuvo bajo tensión, estrés y
angustia excesiva, casi al punto de quiebre. Entonces, al tenerlos en un
estado frágil, los Jeon les atacaron con mentiras y se aprovecharon de la
débil situación en la que se veían hundidos.3
Les juraron un sinfín de cosas buenas. Prometieron que JiMin estaría bien
con los Jeon y que sólo deseaban comprometerlo con su hijo, cumpliendo
con la tradición de Busan. Prometieron que sería tratado como merecía y
que tendría una plena vida junto a su marido, el heredero de los Jeon, Jeon
JungKook. De esta forma, desistirían de perseguirlos y todos serían felices.28
Pero eso con una condición. Debían cortar todas sus conexiones con JiMin.
Y fuera de las cosas que pensaron eran lo mejor para todos, sin saberlo,
empujaron a JiMin a la boca del lobo.3
La primera intención sobre esto era hacer que todo recuerdo de su infancia
desapareciera, separándolo de su familia adoptiva y ocultando todo aquello
que podría hacer a JiMin recordarlos, incluyendo ese libro que pertenecía a
su madre adoptiva. Algo que no pudieron llegar a lograr, ya que JiMin
siempre terminaba encontrando ese libro.
Solo y triste, JiMin fue educado como un Omega digno de un Alfa. Su misión
era dar a luz a los cachorros de su Alfa, ese debía ser su propósito, su meta.
Si no, sería un fracaso y un fenómeno en la sociedad. A partir de allí, no
servía más que para satisfacer y encargarse de algunas tareas domésticas.
Un Omega como él no debía subirle la voz a su prometido, no podía
contradecirlo o desobedecerlo, porque sería castigado.62
Por su parte, aquel niño secuestrado por los Jeon y al que hicieron pasar por
su hijo, también fue educado. Esculpieron a un despreciable Alfa, haciéndole
creer que lo que hacía era normal y correcto. JungKook fue más fácil de
doblegar, y lograron borrar de su mente a sus verdaderos padres en poco
tiempo. Lo formaron como un terrible Alfa, debido a que eso sería suficiente
para mantener a JiMin en un estado de sumisión constante donde no tendría
la necesidad de escapar.67
JungKook era una simple pieza de la que Jeon DakHo iba a deshacerse tan
pronto como ya no fuese útil. Pero JiMin era la pieza importante, la pieza que
necesitaban tener para poder realizar su plan lleno de codicia.9
Hace mucho, la hermana de DakHo había concebido un bebé del Alfa Líder
de su manada como consecuencia de un acostón casual. El niño era un
bastardo, su padre ya tenía esposa y un hijo en camino, ChanYeol, por lo que
no fue reconocido por éste. Se convirtió en un Jeon, y a pesar de ser producto
de una unión en la que sólo se buscaba el placer del sexo, era una joya. 28
Sin embargo, sus planes se vieron frustrados. El progenitor del chico se negó
a ver al chico, y como único beneficio, el hombre de fuertes influencias les
ofreció favores a cambio de no permitir que su esposa se enterara del fruto
de su infidelidad.3
Su plan fue tejido desde que JiMin era tan sólo un niño de diez años. Lo
comprometerían y casarían con JungKook, quien iba a retenerlo con la
excusa del matrimonio en lo que Jeon, en secreto, buscaba un territorio que
tuviese al mando a un Alfa Líder débil que tuviera todas las de perder contra
su sobrino, haciendo que un Jeon ascendiera al liderazgo. JungKook no tenía
permitido marcar a JiMin, porque pese a las apariencias, el Omega sería
entregado al Alfa Líder de los Jeon cuando este último tuviese un territorio
propio.105
Aquel niñato que los Jeon pensaron que era un Gamma, resultó ser un
Omega. Pero uno que era distinto al común.3
Los Jeon no hicieron más que seguirle la corriente. El DakHo sabía muy bien
que JiMin no era infértil y que sólo se trataba de los mecanismos adquiridos
de sus genes Gamma. Si JiMin y su lobo no amaban incondicionalmente a un
Alfa, su cuerpo no aceptaría a un cachorro de éste. A diferencia de un Omega
común que podía concebir con o sin amor, JiMin debía profesar amor y
sentirse amado para lograrlo, como un Gamma.337
Y, sin importar cuánto tiempo las cosas estuvieron bajo su control, todo
empezó a escapar de sus manos otra vez. Quiso matar a JungKook al saber de
la enorme estupidez que cometió, hiriendo a JiMin y tirándolo en medio del
bosque como basura. Jeon había buscado con desesperación al Omega a
espaldas de JungKook, necesitaba encontrarlo y encerrarlo. Su boleto al
poder debía permanecer con él.14
Pero para cuando lo encontró, ya era tarde. Jeon no movió un músculo hacia
el Omega inconsciente, no cuando ese enorme lobo de pelaje negro junto a
otros más sacaron a JiMin de allí, llevándoselo en sus propias narices.26
Y por si fuera poco, ese lobo resultó ser Min YoonGi, el líder de la manada
más importante de Corea del Sur.85
Desde que JiMin pisó la mansión de los Min en Daegu, traerlo de vuelta fue
más y más difícil con el pasar de los días. Jeon juró venganza contra YoonGi
al enterarse del anuncio que hizo frente a su manada, nombrando a JiMin
como su pareja. La noticia agitó a toda Corea, y Jeon jugó todas sus cartas
para dañar a Min y conseguir a JiMin de regreso.
• • •6
—Sí, estoy bien señora Min. Sólo estaba recordando algunas cosas. —el
Omega le mostró una sonrisa sincera, aliviando a la mujer que permanecía
sentada en el sofá.2
Nadie más que personas de confianza debían saber de la parte Gamma que
vivía en JiMin. Lo mejor era mantenerlo en secreto.9
JiMin duró casi una semana visitando la biblioteca, leyendo respecto a los
Gamma. Quería descubrir si realmente podía afectar en algo ser un Omega
con cualidades de Gamma, pero los libros no hablaban de ninguna situación
parecida.2
Lo más cercano que encontró a su caso peculiar era una historia que hablaba
de una chica en su misma situación. No especificaba demasiado, aunque se
aclaraba que la vida de ella transcurrió normalmente hasta su muerte. Eso le
aliviaba.
Al oír sus palabras, la señora Min parecía ansiosa, HoSeok curioso, TaeHyung
ladeaba ligeramente su cabeza con confusión y SeokJin enarcaba una ceja, en
espera de saber qué cosa tan importante dirían. JiMin no lo comprendía,
conocía a estas cuatro personas. YoonGi y él eran adultos, preparados para
esto. Sus nervios estaban siendo innecesarios.
HoSeok se levantó del sofá con una sonrisa y fue hasta su hermano,
susurrando un —: Que buena puntería hermanito, embarazar a alguien
estéril debe ser difícil. Felicidades. —había dicho, quejándose cuando
YoonGi pellizcó sus costillas para que no dijese "tonterías".416
—¡Estamos muy felices por ti JiMinnie! —dijo SeokJin, siendo seguido por un
sonriente TaeHyung que abrazó a JiMin fuertemente, recibiendo un amistoso
abrazo de vuelta. —¿Qué haré si llega a parecerse a JiMin? No podré
resistirme a lo que me pida, será una ternurita. —dramatizó SeokJin.50
•••
Al anochecer, la señora Min expresó su deseo por hablar con JiMin. El menor
no creyó que se podría tratar de una cosa mala, ya que la mujer parecía
extremadamente feliz. Ella sólo se dedicó a sentarse con él en la sala
principal de la mansión, iniciando una conversación tranquila.
—¿Has notado que estás más cansado de lo común? —ella interrogó con voz
tranquila, subiendo la mirada para encararlo. —Quiero decir, sé que el
cansancio es normal en el transcurso del embarazo, pero TaeHyung me
contó que quedas exhausto mucho más rápido que él ¿Eso es cierto? 3
—YoonGi, la señora Min actuó un tanto... —JiMin se silenció al ver que el Alfa
se encontraba dormido en la cama.12
JiMin sonrió al verlo más de cerca. YoonGi había dicho que le esperaría, a
pesar de que el sueño pareció ganarle. JiMin lo entendía, el mayor había
tenido mucho trabajo del que ocuparse, permaneciendo despierto hasta
altas horas de la noche, descansando alrededor de dos horas antes de
continuar. Era imposible no estar agotado.
Después de dejar un beso casto en la frente del Alfa, JiMin se colocó con
cuidado a su lado en la cama, apreciando con claridad el aroma de YoonGi y
disfrutando de él, gracias a la calma que le proporcionaba. Este era su propio
nuevo comienzo.131
•
•
•
❝Setentayuno❞
JiMin sabía que era indudablemente feliz ahora. No por ser alguien
importante o por sus costosas vestimentas. Tampoco por los deliciosos
banquetes, ni por los beneficios que traía la alta sociedad. Sin dudas, ese no
era el motivo.240
YoonGi fue el único que se preocupó en buscar cada pequeña pieza dispersa
de su corazón roto, uniendo esos pedazos juntos y sosteniéndolos para JiMin
cuando él ya no se sentía capaz de hacerlo. JiMin amaba a su Alfa, y YoonGi
amaba a su Omega. Esa conexión que los unía a ambos era mucho más
valiosa que cualquier mansión, que cualquier joya o cualquier extravagante
objeto exótico.60
Muchas cosas buenas habían comenzado a suceder desde hace cuatro meses,
como aquel anillo de brillante oro dorado que rodeaba su dedo anular.
Daegu celebró el matrimonio entre su líder y su Omega Luna, entregando a
sus gobernantes un montón de obsequios, además de felicitaciones y buenos
deseos.243
Min JiMin era reconocido como el Omega que Daegu admiraba por la
amabilidad de su alma, por la fuerza de su valentía y por la humildad de su
corazón. No era extraño verlo ir al pueblo, jugar animadamente con los niños
y ayudar a las personas que más lo necesitaban. Después de todo cuidarla
debía ser una de sus prioridades, aquella manada también le pertenecía.71
No obstante, hace un mes no caminaba a través del pueblo que visitaba sin
falta. No abandonaba la habitación de no ser necesario, obligándose a salir
cuando él y YoonGi debían asistir a algún evento importante. El médico dijo
que JiMin se sentiría mucho más agusto en su habitación que en el exterior
durante los últimos tres meses de gestación, así que no era una señal de
alarma. Únicamente en su dormitorio la esencia de YoonGi prevalecía
aunque él no estuviese presente, y sólo el aroma del Alfa podía relajar al
Omega y al inquieto cachorro que crecía en el vientre del mismo. 87
Esa noche JiMin decidió, con mucho pesar, salir de la habitación. Estaba
aburrido y una conferencia de última ahora mantenía a YoonGi demasiado
ocupado como para acompañarle. JiMin saludó a un sirviente, que se mostró
un poco desconcertado por verlo allí. Sin embargo, realizó una profunda
reverencia en muestra de su respeto hacia él sin cuestionar qué hacía
despierto a esas horas.49
El recorrido de JiMin no se extendió demasiado, puesto a que se dirigía hacia
la habitación conjunta a la suya, la cual antes perteneció a HoSeok. Desde
que abandonó el cargo de segundo al mando se trasladó a otra parte de la
mansión junto a TaeHyung, en busca de privacidad y de proteger a su familia
de los malos comentarios de otros. HoSeok cumplía como debía su papel,
siendo el encargado durante los viajes de YoonGi, así que no hubo quejas al
respecto.12
Por otro lado, JiMin lucía dichoso siendo el primero de la guardia. MinHo
indicó las grandes capacidades que JiMin poseía, relatando la forma en la
que el Omega analizó la posición de cada centinela minuciosamente,
evitando a la perfección, y para sorpresa de muchos, un ataque en las
fronteras del territorio organizado por criminales que planeaban robar a las
familias desprotegidas.18
—Soy un Omega que proviene de una familia conformada por nada más que
Gammas. ¿Qué pasaría si nuestro cachorro nace como Gamma? Odio la
posibilidad de que le hagan daño. Los miembros del Alto Mando estarían
dispuestos a hacer desaparecer a cualquier Gamma para que no se creen
conflictos en las manadas.68
—Hay pocas probabilidades de que eso ocurra. Tal vez el linaje puro de tu
familia está destinado a persistir sólo en la genética de sus generaciones. —
el mayor reflexionó. —No es probable que el bebé nazca siendo Gamma,
¿Recuerdas la corazonada de mi madre? Ella podría tener razón.99
JiMin plantó su mirada en un punto fijo del suelo. Lidiar con sus inquietudes
no era sencillo. —Aun así me preocupa lo que pueda pasar. Nuestro hijo
puede ser como yo, no quiero que la historia se repita y sea él o ella quien
sufra lo que yo sufrí. Perseguían a los Gamma por sus valiosas cualidades
¿Por qué sería distinto en un Omega que posee esas cualidades también? 2
—Se movió. —anunció el Omega, soltando una risa grácil. YoonGi no paraba
de verlo. —Háblale, sé que le gusta escuchar tu voz. Se calma al hacerlo.130
El entorno familiar que les rodeaba hubiera sido irreal para el JiMin de hace
unos años atrás, cuando determinó que no sería de utilidad continuar
luchando por algo que nunca conseguiría obtener. JiMin había olvidado
cómo se sentía ser acariciado por la calidez de una familia y un hogar.
Agradecía sentir una vez más la seguridad y el cariño que tanto anheló
durante los fríos y dolorosos años de su pasado ensombrecido.17
• • •1
—Es allí. —anunció YuGyeom, señalando la prisión frente a ellos. Desde esa
posición lejana se les hizo difícil ver el interior del encarcelamiento y el
individuo que se suponía que vivía adentro.
Accediendo a que TaeHyung hiciese las cosas a su ritmo, JiMin aguardó sin
hacer un ruido. El Omega que cargaba con la bebé tardó más de un minuto
en dar un paso adelante, aproximándose con lentas pisadas a la prisión que
yacía sumergida en penumbras.
—No vine por eso. —el Omega, encarándole con certidumbre, se acercó lo
suficiente como para que JungKook alcanzara ver a la niña. —Ella es
Myeong, nuestra hija. Hace unas semanas tuvo su ceremonia de
presentación, será una Alfa.204
—No. —el Omega dio una larga exhalación. —Me enteré mucho después de
dejarte y de venir a Daegu. Creí que debías conocerla.
—Quiero abrazarla. Tan sólo una vez, por favor. —rogó el Alfa. Las
expresiones de TaeHyung evidenciaron su sorpresa al percatarse de las
lágrimas que se aglomeraban en los ojos ya cristalinos de JungKook. Cuando
el Omega no contestó, un sollozo por parte de Jeon logró oírse. —Te lo
ruego...171
—No podré borrar el pasado y reescribir los errores que cometí. Soy débil
desde que mi naturaleza Alfa cuelga de un delgado hilo... Pero puedo
cambiar, haré lo que esté a mi alcance para que a partir de ahora pueda ser
mejor de lo que antes fui. Si me convierto en alguien bueno y justo, ¿Podré
abrazar a Myeong?505
•
•
•
❝Final❞
También era un niño que pedía con constancia la atención de sus padres.
Solía armar berrinches cuando otro bebé —Myeong en la mayoría de los
casos— disfrutaba del aroma de su papá Omega, que le arrullaba y relajaba.
O del aroma de su padre Alfa, que le hacía sentir protegido y a salvo.16
—¡Oh, JiMin! Creí que no vendrías —TaeHyung se plantó a su lado con una
sonrisa, saludando a su amigo y posteriormente, bajando su vista hacia el
bebé—. Hola, pequeño YeongGi. ¿Listo para cambiar? Estoy seguro de que
serás un lobito adorable.12
—¿Sí?
—Tu cachorro me mira feo —se quejó. HoSeok sólo pudo irse satisfecho al
sacarle una pequeña carcajada al hijo de su hermano, cosa que logró gracias
a SeokJin y al espanto que se llevó con su aparición repentina. Ver a HoSeok
asustarse hasta la médula fue divertido para el bebé.91
Les prometió a cada uno que les traería un par de juguetes y tomó su
equipaje, despidiéndose una vez más antes de apresurarse e ir directo a la
entrada de la mansión, donde NamJoon se hallaba.5
Una vez el cachorro tuvo su estómago lleno, JiMin lo preparó para esa
primordial etapa en su crecimiento. YoonGi posiblemente ya había elegido
un área que considerase segura para ese momento especial, esperando
ansioso por su Omega y su cachorro en una zona no tan profunda al inicio
del bosque.2
Tardó un poco, y sin embargo, llegó tras unos minutos. Al ser su primera
transformación, cambiar fue una tarea prolongada y exhaustiva para
YeongGi.8
La felicidad que infundió en el pecho de los lobos que eran testigos de una
nueva etapa en la vida de su cachorro desvaneció cualquier preocupación o
mal recuerdo de sus mentes, dando espacio a un recuerdo que atesorarían
por los años venideros.2
YoonGi y JiMin jugaron con él esta vez. YeongGi movió su colita satisfecho
luego de haberle ganado a YoonGi en su guerra de mordidas. Claro que hacía
falta resaltar el hecho de que su padre Alfa le había permitido ganar, mas eso
no importaba. Ver al pequeño feliz era mejor que ser el vencedor.90
•••
—Deja de pensar en ello. Cuando Myeong está con JungKook son vigilados
de cerca —decía YoonGi, tranquilizando a su hermano menor—. ¿JungKook
te ha dado razones para temerle?
—No —respondió, sin pensarlo dos veces—, él es una persona diferente con
ella. Es distante si se trata de uno de nosotros o de cualquiera que sea parte
de la manada. En cambio, simplemente ver a Myeong lo hace sonreír. Le
pregunté a JiMin y a TaeHyung... Verle sonreír no es común.56
—Los Alfas también comparten un fuerte lazo con sus cachorros, no sólo los
Omegas. Puede ser la razón —él conocía ese sentimiento ahora. Lo
experimentó desde el día en que YeongGi nació y fue colocado por primera
vez en sus brazos—. Despreocúpate, no le hará nada malo. No podrá escapar
con ella y no parece tener la intención de hacer algo mal, sabe que ver a
Myeong dependerá de su conducta.4
—No te ha visto desde que despertó —JiMin dijo, riendo al ver que YeongGi
extendía sus brazos hacia el Alfa—. Supongo que te extrañó mucho.1
•••
—No quiero eso ahora —la distancia entre sus labios era mínima, y al
hablar, sus labios compartían un íntimo roce—. ¿Y tú? ¿Estás cansado,
Alfa?63
Todo en JiMin era dulce, desde su piel, hasta sus labios y sus besos. Su
aroma, su personalidad, su voz y sus caricias. En él existía una dulzura que
incluso su pasado no pudo remover, una dulzura que YoonGi amaba.3
Agradeció haberle salvado y haberle sacado del infierno en el que vivía. No
se arrepentía de todo lo que había hecho por él. Y le dio las gracias al Alto
Mando, que le obligó a fingir estar emparejado para huir de un compromiso
impuesto que no deseaba.2
También a la sirvienta que preparó el pastel que JiMin hurtó, sólo porque
eso dio lugar a su primera charla.147
YoonGi no podría haber elegido a un mejor Omega, era perfecto para él.1
—Sigo sintiéndome mal al ver esta cicatriz —el menor paseó sus dedos
sobre lo que alguna vez fue una herida en el pecho desnudo de YoonGi.
Aquella provocada por el Alfa Líder invasor que pretendía asesinarle—.
Pude haberte defendido mejor.35
—¿Por qué?
•
•
•
Fin.