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CAMPOS DE APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL:

PSICOLOGÍA DE LOS PROCESOS MIGRATORIOS Y RELACIONES

INTERGRUPALES, MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CONSUMO

MILAGROS LIZETH CARVAJAL SAMPER

BELCY LILIANA COHEN VERGARA

JUAN CAMILO FREUND BADEL

MARÍA VICTORIA RIVERO CAÑATE

ISABELLA VILLARREAL PÉREZ

PSICOLOGÍA SOCIAL

GRUPO 2

SHAROL MERCEDES CORTÉS MIRANDA

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA

SANTA MARTA, D.T.C.H.

27 de julio de 2021
Campos de Aplicación de la Psicología Social:

Psicología de los Procesos Migratorios y Relaciones Intergrupales, Medios de

Comunicación y Consumo

Cohen , B., Carvajal, M., Freund, J., Rivero, M. y Villarreal, I.

PSICOLOGÍA DE LOS PROCESOS MIGRATORIOS

Suélen Cristina de Miranda (2019)

La migración hace referencia al movimiento en un espacio, realizado por una persona o por

un pueblo, es decir que es cuando la persona se traslada de su lugar de residencia habitual a

otra región o país (Michaelis, 2009). Este movimiento del que hablamos, es una característica

que aparece en diferentes formas a lo largo de la historia de la humanidad, desde los nómadas

que se desplazaron en busca de su supervivencia hasta las complejas migraciones

internacionales de la actualidad. Aunque es tema de hace mucho tiempo, el proceso de

migración ha generado interés gobiernos, académicos y sociedad civil en las últimas décadas.

La importancia que ha tenido a nivel mundial, lleva a autores a pensar que estamos en la era

de las migraciones , y que el proceso de migración contemporáneo ha tenido una

complejidad sin precedentes, marcada por la globalización, diferenciación, aceleración y

politización creciente de las migraciones (Cavalcanti, 2015).

Además hay que tener en cuenta que en el proceso de migración, los desplazamientos no

solo se dan en un espacio físico, también en un espacio calificado en muchos sentidos, social,

económica, política y culturalmente (Sayad, 1998, p.15). Por lo que se entiende que existen

diferentes motivaciones para desplazarse a un lugar distinto al del origen, los cuales se

describirán a continuación enmarcados en varias teorías enfocadas en:

a) el análisis de los costos y beneficios esperados por las personas frente a los lugares de

origen y destino.

b) las oportunidades económicas y la posibilidad de una mejor remuneración.


c) las conexiones previas entre países de origen y destino.

Entre las primeras teorías en estudiar el fenómeno de la migración y sus motivaciones se

encuentra la de Ravenstein, que buscaba explicar y caracterizar los elementos motivadores de

los movimientos migratorios. En su estudio realizado en 1885, menciona las "leyes

migratorias" que constituyen la base de los modelos de atracción y repulsión. Con base en sus

proposiciones, Lee (citado en Gonçalves, 2009) incluye que, además de los factores positivos

de atracción del lugar de destino y los factores negativos de repulsión del lugar de origen,

existen factores que influyen en la decisión de migrar, como leyes de inmigración, costos de

viaje, obstáculos físicos y naturales, distancia y aspectos individuales.

A partir de las contribuciones de estos dos autores, se comenzaron a desarrollar una serie de

enfoques teóricos para caracterizar la inmigración desde diferentes perspectivas:

Al respecto, Patarra (2006) explica que, en la década de 1990, el entonces Comité de

Migraciones Internacionales de la IUSSP ( Unión Internacional para el Estudio Científico de

la Población) construyó un documento de revisión y evaluación de las diversas teorías

migratorias existentes, dividiéndolas en dos grupos: modelos que describen el inicio del

movimiento internacional contemporáneo y modelos que explican la continuidad de flujos

migratorios en el tiempo y el espacio. Así, las teorías se dividirán en dos grupos: el micro,

que explica los movimientos migratorios desde la perspectiva del individuo; y la macro, que

considera la migración como resultado de factores histórico-estructurales y la analiza desde la

perspectiva de los grupos sociales. En el segundo grupo, que evalúa la persistencia de los

movimientos migratorios, se explicará aquí la teoría de las redes.

Para entender la perspectiva macroestructural, es necesario partir del modelo de atracción

y repulsión propuesto por Ravenstein, que no puede explicar por qué dadas las mismas

condiciones, algunas personas migran y otras no; la perspectiva neoclásica propone que esta

decisión se toma a partir de la revisión de los costos y beneficios esperados por las mismas
personas frente a los lugares de origen y destino, es decir, la decisión se define desde una

perspectiva micro. En este enfoque, la migración es motivada por diferencias entre los

salarios de los países, y los mercados laborales son los principales mecanismos para inducir

flujos internacionales, y es así como este movimiento permite un equilibrio de ingresos y

empleo entre diferentes países (Harris y Todaro, 1970).

Según Gonçalves (2009), dentro de la visión neoclásica, las decisiones económicas racionales

y progresivas de los migrantes están basadas en las diferencias de tierra, trabajo y capital

entre los países de origen y de destino. El modelo de costo y beneficio, desarrollado por

Massey, se basa en una ecuación que considera los costos del proceso de migración y los

beneficios esperados en el destino, que hace que ocurra la migración cuando hay más

beneficios, pero estas ganancias individuales son subjetivas, ya que el peso que se le da a los

costos y beneficios esperados pertenece sólo al individuo y puede cambiar dependiendo de la

persona” (Gottardi, 2015).

Como explican Sasaki y Assis (2000), dentro del modelo microestructural es posible la

existencia de otro enfoque, que se basa en cómo funciona el mercado laboral, denominado

teoría del capital humano. Este modelo también se apoya en la evaluación de costos y

beneficios, aquí se revisa su educación formal, formación profesional y adquisición de

conocimientos en general, relacionándolas con los beneficios futuros que espera recibir. En

este sentido, la migración es vista como una inversión que servirá de estímulo para su

desarrollo como persona.

En la perspectiva macroestructural, a diferencia de las teorías mencionadas anteriormente,

el enfoque Histórico-Estructural explica los movimientos migratorios desde una perspectiva

amplia, analizando los procesos migratorios como parte de un sistema, por lo que no pueden

analizarse por separado. En este modelo macro, a menudo asociado a autores marxistas, el

contexto económico y social del individuo es más importante para analizar las motivaciones
de la migración.

Para Singer (1987, p. 31), las migraciones: "siempre están condicionadas históricamente,

siendo el resultado de un proceso global de cambio, del que no deben separarse". Es decir,

que estos flujos internacionales están relacionados con la industrialización, el capitalismo y

los cambios en los modos de producción.. Por lo que se puede decir que el principal motivo

de la migración según este autor serían las desigualdades regionales, que definirían las zonas

de origen de los flujos y las de destino, influenciadas por por la demanda de mano de obra,

que los llevaran a tener mejores oportunidades económicas y la posibilidad de un mejor

salario que del que recibiría en su país.

En esta misma línea, Germani (1974, p. 143) manifiesta que el modelo que se use para

analizar la migración debe tener en cuenta no solo factores expulsivos y atractivos, sino

también otras condiciones sociales, culturales y subjetivas en las que tales factores tienen que

ver tanto con el lugar de origen como con el lugar de destino. En consecuencia, el análisis de

la migración se debería dar en 3 niveles: ambiental, normativo y psicosocial.

● El nivel ambiental tiene en cuenta tanto factores expulsivos y atractivos como la

comunicación, accesibilidad y contacto entre el lugar de origen y destino.

● El nivel normativo está compuesto por los roles, expectativas y patrones de

comportamiento institucionalizados en la sociedad de origen, los cuales darán un

punto de comparación para que el individuo revise sus condiciones objetivas, y así

facilitar o dificultar la decisión de migrar.

● El nivel psicosocial tiene en cuenta las actitudes y expectativas de sujetos concretos.

Según la teoría de redes, las migraciones están relacionadas con las conexiones que se han

tenido anteriormente entre los países de origen y destino, las cuales pueden ser coloniales,

culturales, comerciales, políticas, militares, por cercanía territorial o de otro tipo. Además,
considera tanto al migrante como tomador de decisiones como las diversas interrelaciones

entre las estructuras condicionantes del proceso migratorio, evaluando no solo las variables

económicas, políticas y sociales, sino también variables familiares, culturales y ambientales

(Gonçalves, 2009).

PSICOLOGÍA DE LAS RELACIONES INTERGRUPALES

Vanessa Smith Castro (2006)

La psicología social de las relaciones intergrupales es el área de la psicología que estudia las

causas y consecuencias de las acciones y percepciones que tienen los individuos sobre sí

mismos y los otros en tanto miembros de diferentes grupos sociales, asimismo estudia de las

semejanzas y la consistencia de los patrones de conducta que surgen de la percepción del sí

mismo y de los otros (Tajfel y Turner, 1979). Así pues, se puede comprender cómo se genera

una representación cognitiva (como los estereotipos) del sí mismo y de los otros dentro de un

mismo grupo social, lo que podría causar lo que más adelante describiremos como conflictos

intergrupales o por el contrario armonía intergrupal; estos grupos sociales son entendidos

como un conjunto de individuos que se clasifican a sí mismas como miembros de la misma

categoría, se identifican con esta categoría y están dispuestas a actuar de acuerdo a las normas

de tal categoría (Turner, Hogg, Oakes, Reicher, y Wetherell, 1987). Esta categorización se

puede determinar desde diferentes aspectos como las creencias religiosas, ubicación

geográfica, orígenes étnicos, raza, género, nacionalidad, estatus socioeconómico, estatus

legal, edad u otras características relevantes.

A continuación, se explicarán tres tipos de fenómenos intergrupales: los estereotipos, los

prejuicios y la discriminación. En primer lugar, se encuentran los estereotipos, término que

fue mencionado por primera vez en la literatura en 1922 por Lippmann como “las imágenes

en nuestras cabeza” de los grupos sociales (Lippmann, 1922, p. 4, traducción de la autora).


Desde entonces, los estereotipos son definidos de manera consensuada por las creencias sobre

los atributos de un grupo social y sus miembros.

También encontramos otras definiciones por otros representantes como Katz y Braly (1933,

1935) o Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford (1950) quienes decían que son:

sobregeneralizaciones rígidas, erróneas y/o patológicas acerca de los atributos de los grupos

sociales y sus miembros. Sin embargo, hay otros autores que rechazan esta afirmación y

manifiestan que algunos estereotipos no necesariamente son erróneos y tienen “un grano de

verdad” (véase Brigham, 1971 o Brown, 1995, para una revisión). Por otra parte, los

modelos cognitivos no están de acuerdo con la idea de que los estereotipos son impresiones

fijas y rígidas. Desde estas perspectivas, los estereotipos son más bien juicios basados en

categorizaciones que dependen del lugar o momento en que se generan(Oakes, et al., 1994).

Finalmente, en contraposición a la característica de que los estereotipos son patológicos,

muchos autores asumen que los estereotipos surgen de procesos cognitivos “normales” y

naturales como los procesos de categorización (G. Allport, 1954, Leyens et al., 1994; Oakes

et al., 1994; Tajfel, 1981).

Por lo que hemos definido y revisado a través de la literatura, se puede concluir con que los

estereotipos están muy lejos de ser atribuciones neutrales. Precisamente se muestra que si

existen estereotipos positivos, sin embargo los estereotipos sobre los exogrupos y las

minorías es muy frecuente que tengan un significado negativo o despectivo (Ganter, 1997;

Hilton y von Hippel, 1996). Además, se enseña que los estereotipos negativos están más

interrelacionados con las actitudes intergrupales, que con los estereotipos positivos (Stangor,

Sullivan, y Ford, 1991). Por último, los artículos demuestran que estas atribuciones están

relacionadas con las formas socialmente permitidas de interacción con los integrantes de los

grupos sociales, evidenciando que los estereotipos, aún los positivos, definen los “lugares” de
los grupos en la jerarquía social y permiten que se realicen leyes para comportarse y las

relaciones de poder entre los grupos (Fiske, Cuddy, Glick, y Xu, 2002).

Dentro de este campo, también se han estudiado otros fenómenos sociales como el prejuicio,

que se ha definido a definido a través de la historia, como aquellas actitudes consideradas

derogatorias hacia una persona por pertenecer a una determinada categoría social. Aunque los

estereotipos al igual que los prejuicios han sido caracterizados de diversas maneras, existe un

consenso aún más amplio en la conceptualización en el prejuicio como una disposición

intergrupal de tipo negativa.

Entre las definiciones más influyentes actualmente, se encuentra la de Brown (1995) quien

concibe el prejuicio como una tendencia a las actitudes sociales o creencias cognitivas

derogatorias, expresar afecto negativo o presentar conductas discriminatorias u hostiles hacia

miembros de un grupo debido a su pertenencia a ese grupo en particular. Es decir, son

actitudes hostiles que tienen como blanco a una persona por pertenecer a un determinado

grupo.

En coherencia con la definición desglosada anteriormente, es correcto afirmar que el

prejuicio es visto como un caso especial de actitud. Partiendo de esta aseveración, muchos

autores acogieron el clásico modelo tripartito para distinguir los componentes cognitivos,

afectivos y conativos o la postura que pueda tomar una persona hacia el prejuicio (G.

Allport, 1954; Brown, 1995; Dovidio & Gaertner, 1986; Stangor, et al., 1991; Tajfel, 1981).

En este sentido, podemos considerar que las respuestas evaluativas negativas hacia algún

miembro de un grupo social, propias del componente afectivo-evaluativo, están basadas en

una estructura particular de creencias sobre los atributos de los miembros de ese grupo social,

propias del componente cognitivo y son susceptibles a convertirse en conductas hostiles,

características del componente conativo.A pesar de esto, las limitaciones del modelo tripartito

traen como consecuencia la conceptualización y operacionalización del prejuicio se haya


dado primordialmente desde su dimensión afectiva, diferenciándolo de las creencias

(estereotipos) y las intenciones o conductas (discriminación).

Siguiendo la línea de conceptualizaciones en torno al prejuicio, autores como Pettigrew y

Meertens (1995) introducen los conceptos de prejuicio abierto y prejuicio sutil para realizar la

distinción de la forma caliente y directa de la variante fría, distante e indirecta de hostilidad

interétnica. Según el pensamiento de estos autores, el prejuicio directo hace referencia a un

rechazo de las minorías étnicas sobre la base de un sistema de creencias caracterizado por ser

abiertamente racista; mientras que el prejuicio sutil más bien se reproduce a partir de una

exageración de las diferencias culturales, la defensa de valores tradicionales y la negación de

emociones positivas hacia las minorías.

Otro de los temas desarrollados y estudiados dentro del campo de los fenómenos

intergrupales, es la discriminación o también denominada exclusión. Desde una perspectiva

macrosocial, hace referencia a un sistema complejo de relaciones entre los distintos grupos

sociales que producen y reproducen desigualdades en el acceso a recursos como la salud, el

ingreso económico, la educación, la propiedad, etc. (Giddens, 1993). Es decir, la

discriminación se define como negar o denegar el acceso a oportunidades ya sea en el campo

laboral, de la salud, la educación, la vivienda y demás, a un grupo social y sus miembros

(Behrman, Gaviria & Székely, 2003). Al analizar la definición de la discriminación, es

notable la relación que tiene con las instituciones, normas y prácticas sociales que son

responsables de que se perpetúe y legitime la exclusión o vulnerabilización de ciertos

miembros de la sociedad por su pertenencia a una determinada categoría social.

La discriminación puede contemplarse desde una perspectiva psicológica como la dimensión

conductual de prejuicio. En otras palabras, la discriminación (conductual) alude al

tratamiento diferencial (por lo general injusto) del que es objeto una persona en sus
interacciones cotidianas por el simple hecho de pertenecer a la categoría social a la que

pertenece. Desde los ojos del actor, son aquellas conductas que tienden a limitar o negar la

igualdad en el trato a ciertos individuos o grupos sociales (G. Allport, 1954).

Entre otros tópicos que se han estudiado dentro del campo, se destaca la hostilidad

intergrupal y las características estructurales de sus efectos en las relaciones entre los

distintos grupos sociales y sobre todo a la percepción subjetiva de tal relación. En sociedades

estratificadas como las nuestras, dicha percepción dotada de subjetividad sobre las relaciones

intergrupales objetivas, puede definir y regular las formas concretas y cotidianas de contacto

intergrupal.

Es preciso señalar, que dependiendo de la percepción subjetiva de las relaciones sociales, la

situación cotidiana de contacto puede darse como una cooperación o una competencia. La

situación de contacto intergrupal cotidiana puede ser considerada como una oportunidad de

crecimiento personal o como una amenaza, evocando las necesidades implícitas en la

hostilidad intergrupal.

Cuando se realiza una revisión sobre la hostilidad intergrupal, es necesario resaltar la teoría

del conflicto realista o TCR, cuyo pensamiento se basa en una premisa simple: la hostilidad

intergrupal emerge de la competencia directa entre los grupos por recursos socialmente

valorados y aparentemente escasos como es el caso del poder, el prestigio y los bienes

materiales. Uno de los conflictos dentro de esta teoría, es la suposición de que grupos sociales

están en igualdad de condiciones para competir por los recursos. Sin embargo, dejando de

lado los campamentos de verano, las relaciones entre los grupos sociales son más complejas,

puesto que están caracterizadas por la existencia de grupos dominantes con acceso

desproporcionado a los recursos materiales y simbólicos.


De manera análoga, se encuentra la teoría de la identidad social, entiende que las

condiciones de ilegitimidad, inestabilidad e impermeabilidad, la hostilidad intergrupal

dependen del significado que tienen los grupos sociales para la definición del sí mismo.

Como se trató anteriormente, los individuos que se encuentran particularmente identificados

con sus grupos de referencia, pueden tener mayores probabilidades de expresar hostilidad

intergrupal, cuando sus identidades sociales se ven amenazadas.

Así como se ha estudiado fenómenos como la hostilidad intergrupal, se ha estudiado la

armonía intergrupal a través de la teoría del contacto intergrupal o TCI, que propone que el

contacto intergrupal bajo ciertas condiciones puede contribuir a reducir la hostilidad

intergrupal. Evidentemente, si solo reunimos en un mismo lugar a personas de distintas

categorías sociales, es poco probable que disminuya la hostilidad, ya que para ello, es

necesario el cumplimiento de condiciones que faciliten un cambio en la categorización social.

Es por ello que existen múltiples factores situacionales que determinan los resultados de la

interacción, tales como la frecuencia, la calidad, la variedad, los ámbitos y la atmósfera que

rodea el contacto, así como también los roles, el estatus y las características de los

participantes en la interacción. No obstante, autores como Allport (1954) identificaron cuatro

condiciones necesarias para estructurar un contacto intergrupal óptimo. La primera de las

condiciones identificadas fue la igualdad de estatus de los participantes en la interacción; la

segunda hace referencia a la consecución de objetivos comunes; la tercera es la cooperación

intergrupal; y la cuarta es el apoyo institucional desde formas como las normas, las sanciones

y regulaciones que faciliten el contacto óptimo. Con desarrollos posteriores, esta teoría

comenzó a incluir una quinta condición necesaria denominada “potencial de amistad”

(Pettigrew, 1998). De acuerdo con esta teoría, si una situación intergrupal cumple con estas

condiciones puede proporcionar información contraestereotípica sobre los miembros de los

grupos en la medida en que estos comparten el mismo estatus.


PSICOLOGÍA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CONSUMO

Finalmente, otro de los campos de aplicación de la psicología social, es la psicología de los

medios y consumo, que se encarga del procesamiento cognoscitivo y emocional del mensaje

mediático y las conductas que son producto de su interacción con el medio. Entre sus

intereses, está el estudio de la relación entre el uso mediático individual o grupal y las

conductas, emociones, motivaciones o cogniciones que se le asocian. Además de analizar el

impacto del uso, recepción y apropiación mediática sobre las formas de pensar, sentir o actuar

de las personas (Baltinic y Appel, 2008; Bryant y Vorderer, 2006; Mangold, Vorderer y

Bente, 2004).

En este campo, se toma como punto de partida a un receptor activo y motivado que entra en

contacto con el encuadre mediático, también denominado framing. Estos dos elementos

pueden definir la interacción entre la persona usuaria y el medio o el contenido mediático.

Uno de los aspectos que caracteriza a la psicología de los medios, es el estudio del impacto

del uso, recepción y apropiación mediática sobre las distintas formas de pensar, sentir o

actuar de las personas. Esto se diferencia de otros enfoques en psicología que estudian el

impacto de las variables psicológicas sobre el uso mediático, es decir, lo estudian desde una

relación inversa.

El estudio de la psicología de los medios implica tanto un estudio diacrónico, es decir, la

investigación en torno al desarrollo de competencias que posibilitan la interacción con el

medio, como un estudio sincrónico, que hace referencia al impacto y las condiciones de la

interacción mediática en un determinado momento

De manera que, resulta acertado, situar este campo de acción en investigación sobre la

interfaz persona - tecnología. Dicha interfaz, tiene como objetivo mejorar las condiciones de
uso y apropiación. Lo anterior ha dado paso a la investigación en torno a la comunicación

mediada por computadora que impone nuevos retos a la psicología.

Por tal razón, la psicología de los medios, ha de entenderse como parte integral de una

psicología de la comunicación, de ella surge el estudio de las relaciones entre los procesos y

mecanismos que caracterizan la comunicación interpersonal y la comunicación mediada por

la tecnología, incluyendo sus especificidades que resultan fundamentales.

Cabe resaltar la influencia que recibe la psicología de los medios de comunicación de

distintas disciplinas, tales como, la sociología, la antropología, la neurociencia, la ciencia

política, la retórica, la informática, las comunicaciones y las relaciones internacionales, que le

permiten fundamentar sus bases.

Es por ello, que la psicología es de vital importancia para comprender el impacto sobre los

individuos y grupos con la integración de las tecnologías de los medios de comunicación en

nuestra sociedad. Es evidente que, este campo abarca una extensa gama de la experiencia

humana de los medios de comunicación, sin dejar de lado el afecto, la cognición y el

comportamiento en las actividades, eventos, teorías y prácticas. Para entender el contexto del

objeto de estudio de este campo, es preciso aclarar que los medios de comunicación incluyen

todas las formas de comunicación mediada, como el caso de las imágenes, los sonidos, los

gráficos, los contenidos y las tecnologías emergentes.

En síntesis, campos de la psicología social como la psicología de las migraciones, la

psicología de las relaciones intergrupales y la psicología de los medios de comunicación

pueden converger en un punto: el estudio de las distintas interacciones y los fenómenos que

de esta se desprenden. Estos campos de la psicología guardan este elemento en común que

guía y rige el desarrollo de teorías y conocimientos, asimismo, facilitan el entendimiento de

las distintas situaciones en las que se ve inmerso el ser humano o un determinado grupo. Así

por ejemplo, es posible explicar la discriminación desde la psicología de las relaciones


intergrupales, como la psicología de las migraciones. Otro caso podría ser notar fenómenos

como los estereotipos, evidenciables en los procesos de migración y los medios de

comunicación por el gran consumo que tiene a través de los últimos años. La importancia de

estos campos ha permitido entender las conductas del ser humano como un ser social, además

de recalcar la importancia del componente cognitivo en el estudio de fenómenos sociales y su

relevancia en estos campos y por ende en el estudio de la psicología social.


Referencias Bibliográficas

De Miranda, S. (2019). El estudio de las migraciones a partir de la Psicología Social: Una

perspectiva crítica. Estudios e investigaciones en psicología, 19(3).

Pérez, R. (2011). Psicología de los usos de los medios. Costa Rica: Universidad de Costa

Rica.

Smith, V. (2006). La psicología social de las relaciones intergrupales. Actualidades en

Psicología, 20(107), 45-71.

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