Editorial
Monjas Cistercienses, 400 años de fe en Brihuega
Después de más de 400 años entre nosotros, las
monjas cistercienses del Monasterio de Santa Ana
se despiden de Brihuega. Su reducido número de-
bido a la escasez de vocaciones, que antaño garan-
tizaba su continuidad, las obliga a unirse a sus
hermanas cistercienses del Monasterio de la Piedad
Bernarda de Madrid.
Por este motivo, especialmente durante el mes de
julio, han recibido la visita y el cariño de gentes de
Brihuega y de otros lugares cercanos que se han
despedido de ellas con cierta tristeza, mostrándoles
un eterno agradecimiento por su presencia viva en
la localidad ya que tenían pleno conocimiento de
todo lo que ha ido aconteciendo en la Villa.
Quedará para el recuerdo el homenaje de todo el
pueblo el sábado 17 de julio en la explanada del Mo-
nasterio y con la inauguración, por la mañana, de un
tótem en el Jardinillo donde queda reflejado cómo en
la calle de las Monjas Bernardas allá por el año 1615
comenzaron su andadura entre nosotros, en el Con-
vento allí enclavado. En 1968 se mudan al actual
Convento, camino de la Princesa; desde entonces
han vivido una segunda etapa de recogimiento y ora-
ción que no les ha impedido estar cerca de nosotros.
También recordaremos la celebración de la Santa
Misa el día 26 de julio, festividad de Santa Ana, ofi-
Colaboran
Edita: Asociación Cultural Gentes de Brihuega.
Depósito legal: GU-570 / 2003.
Diseño y maquetación: Editores del Henares.
Impresión: Grafistaff.
Medio Ambiente: Miguel Ángel Letón Fernández.
Oficios para el recuerdo: Marcelino Romera Mayoral.
Gentes de nuestra tierra: Tomás Gismera y Belasco y Víctor Díaz
Martínez.
Nuestra historia: Antonio Caballero García.
Nuestros pueblos: Isidro Pollán de la Casa y Ángel Peláez Ruiz.
Entrevistas: Elena Romera Valdehita y Sara Vera.
Establecimientos de antaño: Elena Romera Valdehita.
Deportes: Álvaro Arteaga.
Reflexiones y despedida monjas: Ana María Schlüter Rodés.
Religión: Marcelino Romera y Guillermina de la Encina Cebrián.
Creación literaria: Miguel Paniagua, Mª Carmen Gracia Abad y
Jesús Aparicio González.
Dirección y coordinación: Adelardo Ortega Caballero.
Gentes Ayuntamiento Diputacion de
de Brihuega de Brihuega Guadalajara
ciada por el Sr. Obispo D. Atilano y numerosos sa-
cerdotes, con el pueblo participando en el acto reli-
gioso. Se recordará por ellas y por todos. Muy atrás
queda la fecha del 22 de julio de 1969, cuando se
celebró la primera misa en la iglesia del Convento,
oficiada por monseñor Ángel Morta y Figuls, obispo
auxiliar de Madrid-Alcalá.
Ellas han sido, son y serán “gentes de Brihuega”
que han compartido con su pueblo, más de cuatro
siglos de avatares y una vida de clausura y sencillez,
pero que nunca las ha faltado de nada gracias a su
esfuerzo y al gran cariño de sus vecinos.
En los últimos años han pasado momentos com-
plicados por diferentes circunstancias. En fechas
más recientes ha sobrevenido a la pandemia, que
tanto daño ha causado a las familias españolas y es-
pecialmente a nuestros mayores.
Se van a Madrid, pero como comenta Sor Isabel,
actual abadesa, dejan la imagen de Santa Ana en
Brihuega, tantos años presidiendo su Monasterio,
con el fin de mantener y permanecer entre nosotros
con su presencia espiritual, e intención de seguir
siendo las “monjas de Brihuega”, por cuyas gentes
seguirán rezando y ofreciendo su vida contemplativa.
Ade Ortega Caballero
Sumario
Entrevista a Sor Isabel, Abadesa del Monasterio . . . . . . . . . . . . . .5
En la Despedida de nuestras queridas vecinas . . . . . . . . . . . . . . . .8
Apuesta por el Patrimonio Natural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10
El hortelano tradicional (I) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13
Vicente Riaza, el barítono de Brihuega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17
83 años en el silencio briocense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19
Las fiestas de toros en Brihuega durante el siglo XVII . . . . . . . . .23
La Villa de Tomellosa y su Iglesia Parroquial . . . . . . . . . . . . . . . .30
Entrevista a Luis Manuel Viejo, alcalde de Brihuega . . . . . . . . . . .36
Brihuega y el municipio mexicano de Puebla . . . . . . . . . . . . . . . .38
Del Cinema Pardo al Cine Azul: soñar en pantalla grande . . . . . .40
Frontenis Brihuega 2020-2021 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .44
El cuadro de la Virgen de la Peña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45
San Cristóbal en Brihuega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48
En busca del tesoro interior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50
Silueta de la Virgen de la Peña. En camino al Centenario . . . . . .54
Los Primeros. La caza del Uro (VII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .55
LIRIOS. Pequeño evangelio de las cosas pequeñas . . . . . . . . . .58
Parque del Buen Retiro y algunas vivencias . . . . . . . . . . . . . . . . .60
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3
Monasterio de Santa Ana en su festividad, alfombrado para la Santa Misa y despedida de las Monjas cistercienses

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Entrevista a Sor Isabel, Madre
abadesa del convento cisterciense
de Santa Ana de Brihuega
Las despedidas siempre son amargas, pero
cuando se trata de despedir a una comunidad que
ha formado parte de la vida de Brihuega durante
más de cuatrocientos años, la melancolía y la tris-
teza se mezclan con el agradecimiento y ese senti-
miento de orgullo briocense que a todos nos
acompaña y se concreta en la fe y la devoción a la
Virgen a la Peña. Gentes de Brihuega no podía dejar
pasar la oportunidad de despedir a nuestras monjas
realizando la última entrevista a la madre abadesa,
Sor Isabel.
GdB: ¿Cómo surge la decisión de cerrar el
monasterio?
Sor Isabel, abadesa del convento de las clarisas de Brihuega.
Entrevista
[Por: Elena Romera Valdehita]
Sor Isabel; La congregación tiene en España 15
monasterios. Algunos se encuentran con un buen
número de monjas, pero otros van disminuyendo el
número de ellas por diversos motivos: van muriendo
a causa de la edad o por la pandemia.
Por otro lado, siguiendo las orientaciones de la
Santa Sede, hay una norma dentro de la congrega-
ción que no permite monasterios con menos de 5
monjas, aunque sí permite afiliarse un monasterio a
otro mayor lo que supone a éste estar trasladando
constantemente monjas al más pequeño con los in-
convenientes que ello supone.
La decisión que están adoptando la mayoría de
las congregaciones es preparar una casa asistencial
donde residen las monjas más mayores con perso-
nal que las atienda. Dentro de esta congregación en
Castilla, hace 3 años decidieron por votación que la
casa se debía ubicar en Madrid.
Unos años atrás nos propusieron cerrar el con-
vento pero resistimos porque éramos seis monjas.
La pandemia han reducido este número a cuatro y la
Sagrada Congregación de Religiosos no permite que
siga abierto.
Mantener el convento en las circunstancias ac-
tuales es inviable: la economía no lo permite a pesar
de la ayuda que estamos recibiendo de dos perso-
nas voluntarias.
GdB: ¿Quién es la hermana que más años
lleva en el monasterio?
Sor Isabel: La más mayor es una hermana que
tiene 86 años, que necesita ayuda, camina con an-
dador y sufre principio de demencia senil. Creo re-
cordar que lleva en el convento unos 65 años.
GdB: ¿Cómo ha sido la vida en el convento
estos últimos años?
Sor Isabel: A medida que ha ido disminuyendo el
número de monjas en el convento se ha ido modifi-
cando la organización y el dinamismo del mismo.
Aunque la vida aquí dentro sigue las mismas reglas
de siempre, echo en falta la energía de otros tiem-
5
 Entrevista
pos. El tiempo de trabajo se ha transformado en
atención a las hermanas enfermas o de mayor edad.
La participación en los ratos de oración también se
ha ido modificando, antes el oficio divino lo cantába-
mos, ahora no podemos hacerlo; nos hemos visto
obligadas a modificar los horarios…
GdB: Brihuega siempre ha considerado a sus
monjas como vecinas muy queridas. ¿Es un sen-
timiento compartido?
Sor Isabel: Sí, efectivamente compartimos el
mismo sentimiento, nos hemos considerado como
unos vecinos más. Recuerdo que hubo momentos
en que había nueve monjas nacidas en Brihuega que
vivían los acontecimientos de sus familias y de otras
que querían compartirlos con nosotras, con mucha
intensidad. Cualquier acontecimiento: nacimientos,
primeras comuniones, confirmaciones, bodas, fies-
tas, momentos difíciles… eran celebrados, frecuen-
temente, haciendo partícipes a todo el convento. El
pueblo de Brihuega siempre ha estado presente en
nuestras oraciones, en las tristezas y en las alegrías.
Y el pueblo de Brihuega nos ha tenido en cuenta en
sus celebraciones como Fiestas Patronales, Navi-
dad, acontecimientos de la vida local…
Totem situado en la Plaza del Jardinillo.
6
Hubo un tiempo que fuimos el colegio por el que
pasaron muchas personas y después nos hicieron
partícipes de momentos importantes de sus vidas.
Con el traslado del convento a la ubicación actual
las personas mayores con algún problema de movi-
lidad han reducido sus frecuentes visitas al monas-
terio.
Los toques de campana de nuestro convento han
marcado los horarios de muchas personas que no
disponían de reloj.
Siempre hemos estado pendientes de las nece-
sidades del pueblo y de las familias que pasaban
momentos difíciles, intentando ayudar en la medida
de nuestras posibilidades. Son numerosas las fami-
lias que se han visto beneficiadas por las gestiones
realizadas desde el silencio y la clausura del con-
vento
GdB: Como briocenses ¿Qué significa para
las hermanas la Virgen de la Peña?
Sor Isabel: Cada una de nosotras hemos tenido
devoción a la advocación mariana de nuestra tierra
pero la Virgen de la Peña la hemos considerado
como nuestra Virgen; de hecho hemos celebrados
siempre las novenas. Televisión Alcarreña nos ha
Cartel del programa de actos de despedida de las monjas.

permitido participar de los actos religiosos que ha re-
trasmitido. Tenemos cuadros de la Virgen de la Peña
en nuestras habitaciones y por todos los sitios.
GdB: ¿Qué va a ocurrir ahora con las depen-
dencias del monasterio?
Sor Isabel: No sabemos todavía cuál puede ser
el destino del monasterio. Está claro que depende
de las monjas y nosotras dependemos de la Madre
Presidenta y del Padre General. Tendrán que estu-
diarlo bien. De hecho, el Ayuntamiento ha manifes-
tado interés por destinarlo a fines sociales. Poco a
poco se irán dando pasos, aunque tenemos claro
que debe estar vigilado con alarmas y personas que
supervisen que todo esté en orden; la Guardia Civil
estará pendiente ello.
Tenemos claro que la casa que ocupa D. Ángel,
que es la casa de su capellán, propiedad del con-
vento, seguirá ocupa y puede continuar en ella
mientras él quiera.
GdB: ¿Cuál va a ser el nuevo destino para las
hermanas?
Sor Isabel: El Padre General de la orden ha de-
cidido trasladarnos a Madrid, a la casa asistencial
Monasterio Cisterciense de la Piedad Bernarda,
calle Joaquín Costa 49, santuario de la Virgen de
los Peligros. Seremos las primeras en ocupar la
parte nueva y nos uniremos a otras tres monjas que
ya habitan el convento.
GdB: ¿Qué sentimientos experimenta la comuni-
dad con el cierre del convento?
Sor Isabel: Para nosotras cerrar este convento
supone dolor, pero vemos la mano de Dios. Somos
conscientes de que lo mismo que está ocurriendo
en las familias que viven en los pueblos, cuando se
hacen mayores tiene que abandonar sus pueblos e
irse con los hijos o a residencias, abandonando sus
raíces, ocurre en los conventos. Las hermanas ma-
Entrevista
yores y las enfermas necesitan unos cuidados y se
ven obligadas a abandonar las suyas.
Pienso que me va a costar más abandonar ahora
este convento que cuando dejé mi pueblo y me vine
al convento.
Con frecuencia se me pone un nudo en la gar-
ganta cuando recorro rincones del convento que
han formado parte de mi vida monástica en los últi-
mos 56 años y que pronto quedarán atrás, La pre-
paración del traslado me ocupa mucho tiempo y no
me queda mucho para darle vueltas en mi cabeza.
Nos conforta mucho el pensar que vayamos donde
vayamos allí está Dios y estamos dispuestas a se-
guir cumpliendo la regla de San Benito.
Estamos muy agradecidas al pueblo, siempre
nos hemos considerado unas vecinas más, pero las
circunstancias nos obligan a abandonarlo.
En la historia del convento queda grabado el año
1868 en el que las nuevas leyes sectarias contra
instituciones religiosas determinaron que las 14
monjas que habitaban el convento debían abando-
narlo. Las autoridades se encontraron con la oposi-
ción del pueblo por lo que el Gobernador Civil se vio
obligado a revocar dicha orden. Los vecinos de Bri-
huega también recuerdan la inundación de aquel
cinco de septiembre de 1877 (narrada con gran de-
tallismo y en primera persona por Pareja Serrada)
en la que el pueblo ayudó a sacar a las monjas del
convento. Son dos hechos históricos que narran el
cariño de un pueblo hacia la comunidad de herma-
nas que llevará siempre en su corazón a Brihuega.
Madrid será el nuevo destino de nuestras monjas
pero con orgullo dirán que son briocenses. Un sen-
timiento, un orgullo briocense compartido pues, del
mismo modo, Brihuega nunca olvidará el convento
y mucho menos se olvidará de sus monjas. Valgan
estas líneas de reconocimiento a todas las herma-
nas que han formado parte de la historia de nuestro
pueblo.
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 Despedida Monjas cistercienses
En la despedida de nuestras
queridas vecinas del monasterio
cisterciense de San Ana
[Por Ana María Schlüter Rodés]
GRACIAS A LAS MADRES CISTERCIENSES,
allí donde en 1985 mirando desde el monasterio
hacia el Este, se veía un descampado con los años
fue apareciendo Zendo Betania. Es una historia de
35 años, en que ellas han tenido parte muy impor-
tante, por la oración, pero no solo, ni mucho
menos.
Mientras en 1985 estuve acabando la formación
como maestra zen en Kamakura/Japón, a donde
había llegado por indicación del jesuita Padre Las-
salle, una amiga escolapia estuvo haciendo un re-
tiro en el monasterio y enterándose de
posibilidades de adquirir un terreno en Brihuega.
En el monasterio conoció a “una señora”, que
tenía alguna pista. Al volver yo de Japón, la amiga
Vista desde el Mirador de los terrenos del Zendo Betania junto al monasterio.
8
escolapia había desaparecido, pero antes de mar-
char le había contado a una de aquellas discípulas
lo que había averiguado. A través de otra amiga
escolapia conseguí la dirección de ella en Roma.
Le escribí una carta pidiendo el teléfono de aque-
lla “señora” que sabía algo de terrenos. Esta carta
se cruzó por el camino con otra de ella, en que sin
haber recibido la mía, daba el teléfono de aquella
“señora”.
Llamé por teléfono a la que -según me habían
dicho- se llamaba Salvadora. Me preguntó quién
era. Al decirle mi nombre, me dijo: “¡Ana María!
¿No me conoces? Soy Salvadora.” - Pues claro,
pensé, a la que estoy llamando, y dije: “Perdona
pero no caigo.” – “No te acuerdas que hemos es-
tudiado juntas en Barcelona?” – “¡No puede ser!
 Despedida Monjas cistercienses
¿Eres esta Salvadora, la teresiana?” Hacía de esto
unos treinta años. Gracias a las cistercienses nos
volvimos a encontrar.
Gracias a ellas empezó pues el contacto con Bri-
huega y la fundación de Zendo Betania en esta villa.
Al año siguiente pasé la Semana Santa de 1986
en el monasterio y aproveché para visitar Brihuega
y ver qué tiendas, comunicaciones, colegios etc.
había. En agosto llegó mi hermano con su familia.
Las tres niñas aun eran pequeñas y tuvieron una
gran alegría cuando las monjas les enseñaron por
el torno unos cabritillos casi recién nacidos.
Dos trozos de terreno que quedaban como pe-
queñas islas en medio del principal, se pudieron aña-
dir gracias a su mediación. El 18 de octubre vino el
P. Lassalle SJ para bendecir el terreno. Antes medi-
tamos en la capilla del monasterio arreglada para
sentarse en el suelo. Luego bendijo el terreno re-
vestido de alba, estola y cíngulo que ellas nos pres-
taron. Siguieron con interés y cariño la ceremonia de
bendición por unos catalejos, que había usado mi
hermano Pedro durante su travesía en barco cons-
truido por él, de Barcelona al Caribe.
Bendición del solar “Zendo Betania”.
Cuando en 1988 fui a vivir a una casita cons-
truida en el terreno, aún no había móviles. Traji-
mos un teléfono inalámbrico, cuya base se instaló
en el monasterio, gracias otra vez a las herma-
nas.
Una de las razones por las que me gustaba el
terreno, era que el zendo estuviera cerca del mo-
nasterio. Solía ir a las eucaristías. En invierno,
cuando hacía más frío, me ponían una silla den-
tro de las puertas correderas. Años después íba-
mos a veces más de veinte personas, cuando
teníamos reuniones de los responsables grupos
locales de meditación.
Se podrían contar muchos más detalles de ca-
riño e interés, durante todos estos años hasta
hoy, por parte del monasterio de Santa Ana y sus
hermanas. Siempre han estado allí con su apoyo
y oración.
Han sido como comadronas de Zendo Betania,
que ha nacido al lado de ellas. Ahora al mar-
charse se sentirá un vacío por el lado Oeste del
zendo. Pero hay una cercanía que no depende
del espacio exterior, y esta seguirá.
9
 Medio Ambiente
Apuesta por el
Patrimonio Natural
[Por: Miguel Angel Letón Fernandez]
La comarca de Brihuega cuenta con un valor patrimonial histórico muy potente. Se está recu-
perando y promocionando como destino turístico, con una gran campaña de promoción sobre
el “turismo de color y olor”, entorno al cultivo de los campos de lavanda y lavandines.
También hemos detectado desde hace tiempo
que hay una demanda de actividades relacionadas
con la naturaleza, y hay un público que después de
recibir la precisa información sobre qué hay que ver
o se puede hacer en Brihuega y alrededores hace
la pregunta del millón: ¿y de rutas para descubrir el
entorno natural? ¿actividades ambientales?
La asociación AEGITHALOS lleva más de veinte
años apostando por revalorizar nuestro diverso pa-
trimonio natural, estudiándolo, conservándolo y di-
fundiendo su importancia y riqueza. Vivir de
espaldas a la naturaleza se ha visto que es contra-
producente para la humanidad y la sociedad actual
debe comprometerse en apostar por la conserva-
ción de nuestro entorno natural, puesto que nos-
otros nos encontramos en él y somos dependientes
de él.
Uno de los objetivos de nuestra asociación es
divulgar sobre dichos valores y promocionar su co-
nocimiento para de esta forma apreciar y cambiar la
forma de pensar hacia una relación de amor hacia
El bosque.
10
nuestra naturaleza en lugar de la actual destrucción
y aniquilación de todo lo que nos rodea y de lo que
formamos parte. De esta forma, Aegithalos ha in-
tentado involucrar a las administraciones con di-
versos proyectos a realizar en la comarca de
Brihuega para generar recursos, sinergias, empa-
tía para que la ciudadanía pudiese disfrutarlos, a la
par que conociera dónde viven y con quién com-
parten agua, espacio, fauna, vegetación, aire......
Hace dos años Aegithalos elaboró una pro-
puesta para dar a conocer una de las ZEC (Zona
de Especial Conservación dentro de la Red Na-
tura2000) que existen en la comarca de Brihuega,
valoró la posibilidad de realizar un proyecto de se-
ñalización de una senda natural y la presentó al
Ayuntamiento de Brihuega para estudiar la posibi-
lidad de financiar parte de la ejecución de dicho
proyecto. La otra parte de la financiación correría a
cargo del apadrinamiento por parte del proyecto LI-
BERA en el que llevamos cuatro años trabajando
en este precioso paraje: “Quejigares de Barriope-
dro y Brihuega”
Acondicionamiento en un punto de la ruta.

Una vez aprobado este ilusionante proyecto,
Aegithalos comenzó con el trabajo de campo para
reunir la información necesaria para el contenido
de un cartel informativo sobre dicha ruta. Llegó la
COVID19 y en marzo de 2020 todo se paralizó,
nos encerramos durante 3 meses y hasta el ve-
rano del año pasado y con muchas limitaciones se
prosiguió haciendo trabajo de gabinete.
Ya en el 2021, la primavera fue el momento
para hacer el trabajo de campo: acondiciona-
miento de la ruta, la señalización y la mejora de
algunos elementos presentes, así como la retirada
de otros elementos contaminantes como un grupo
de bañeras que antiguamente se utilizaban como
abrevaderos para el ganado ovino y caprino.
Las actuaciones realizadas para el acondicio-
namiento de la ruta han sido realizadas fuera de la
época de reproducción para no molestar a la
fauna, se han acometido pequeñísimas obras con
materiales no contaminantes, sin alteraciones del
entorno y retirada de los restos. Todo el trabajo
se ha realizado a mano sin contar con maquinaria.
Para la señalización se ha utilizado madera tra-
Inauguración de la senda.
Medio Ambiente
tada para una mayor duración y la fijación al suelo
ha sido posteriormente tratada para que no des-
taque en el entorno. Se recuperó un punto de
agua bajo la senda que antaño los vecinos lo te-
nían como fuente para refrescarse después de
trabajar en las huertas cuando regresaban al pue-
blo.
Esta ruta se encuentra en la localidad de Yela.
Es circular de 4,5 km de longitud y de dificultad
baja-media, con un desnivel de 190 m. Toda la in-
formación se encuentra recogida en código QR
para poderla llevar ya metida en los dispositivos
electrónicos. En las balizas que indican que se va
por el camino adecuado, en la parte superior apa-
rece el nombre de la ruta, el código QR y el dis-
tintivo de esta ruta que es de color morado que es
el que representa a la provincia.
La ruta se puede dividir perfectamente en dos
tramos que además corresponden a dos ambien-
tes diferentes. Si se inicia desde la ermita de San
Roque. El primer tramo es de bajada y discurre
por la hermosa estructura que conforma un bos-
que de quejigos donde se pueden encontrar ejem-
Baliza instalada.
11
 Medio Ambiente
plares jóvenes y espectaculares quejigos cente-
narios, incluso el impresionante “quejigo de la
roca” que está incluido en el catálogo regional de
árboles singulares. El segundo tramo, que es de
subida, nos permite tener una visión panorámica
de cómo es el bosque puesto que la ruta discurre
por la ladera opuesta, recorre el entorno ligado a
las huertas que durante tanto tiempo han sido las
despensas para los vecinos y que ahora la mayo-
ría están abandonadas. En este ascenso para lle-
gar de nuevo al pueblo, hay intercaladas dos
fuentes donde poder refrescarnos, nos encontra-
mos con vegetación de ribera y unos majestuosos
“chopos cabeceros”.
Es una ruta que NO se puede dejar de visitar
en otoño por la extraordinaria paleta de colores,
en primavera por el resurgir de la vegetación y el
bullicio ocasionado por la época reproductora de
las aves forestales que viven en ese paraje, en in-
vierno por la tranquilidad y el recogimiento que se
vive, y en el verano porque disfrutaremos igual-
mente de la naturaleza y del frescor de la sombra
producida por el bosque y los arroyos y fuentes
presentes en el recorrido.
El 19 de junio de 2021, se inauguró la ruta
"Senda del monte y las huertas" con el simbólico
descubrimiento del cartel informativo que se ela-
boró para este proyecto y que se encuentra a las
afueras del pueblo (Ermita de San Roque) donde
realmente comienza la senda que nos adentra en
el estupendo bosque de quejigos. El nombre de
esta ruta señalizada fue elegido a propuesta de
Alcalde deYela.
12
los vecinos de Yela. El alcalde y la concejal de
medio ambiente del Ayto. de Brihuega excusaron
su presencia por motivos de agenda y lamentaron
el no poder estar esa tarde.
Después de recibir a los participantes, el al-
calde de Yela agradeció a los presentes, los no
presentes y a los que han hecho posible esta re-
alidad, en especial al empeño, dedicación y co-
nocimiento de Aegithalos. Tomó el turno de
palabra el coordinador de proyectos de Aegitha-
los para explicar el proyecto LIBERA, por qué era
imprescindible esta ruta y sus valores y también
explicó en qué iba a consistir el recorrido de la
ruta que se iba a hacer inmediatamente.
Con un ritmo tranquilo se desarrolló el itinera-
rio para poder disfrutar de todo lo que se pudo
observar, escuchar, oler y entender con las tres
paradas que realizó el guía-intérprete que dirigía
la actividad.
Hemos conseguido una demanda histórica...
Ahí queda para el conocimiento y disfrute de
TODOS. Ahora NO tenemos excusa para no co-
nocer qué es un quejigo, cómo funciona una es-
tructura boscosa, quién vive en ese
ecosistema... Sabemos que solo lo que se co-
noce se puede llegar a preservar, seguiremos lu-
chando por conseguir llegar a la sociedad, por
conseguir un turismo de calidad, sostenible y que
todo sirva para concienciarnos de que solo tene-
mos un planeta, solo tenemos una naturaleza de
la que dependemos.
El quejigar en otoño.
 Oficios para el recuerdo

El hortelano tradicional (I)

[Por Marcelino Romera Mayoral]

El hortelano tradicional, al que quiero dedicar este artículo es aquel que trabajaba en sus huer-
tos cultivando las hortalizas, no solo para el autoconsumo sino también como una forma de ga-
narse la vida con la venta de los productos que obtenía. Este trabajo en la mayoría de los casos
se complementaba con otras tareas.

cipal medio de sustento ha sido el huerto: “los Agui-

En Brihuega han sido muchas familias cuyo prin- milleros y la venta de los productos de la huerta.

leras”, “los Blases”, “los Chilindres”, “los Dimas”,

Este artículo versará sobre la primera tarea.

“los Juanacas”, “los Mazotos”, “los Meras”, “los

Ratas”…
Para conocer mejor este oficio desempeñado de
forma tradicional, contamos con la inestimable cola-
boración de José Martínez Cepero y de Pedro Gu-
tiérrez Martínez. A ambos les viene como anillo al
dedo el dicho popular que afirma “de casta le viene
al galgo” porque para ellos este oficio es una tradi-
ción familiar que se remonta a varias generaciones.
La economía familiar del hortelano tenía dos
fuentes de ingresos: la venta de plantas de sus se-
El ciclo anual en el huerto comenzaba con la pre-
paración de los semilleros que eran lugares donde
se sembraban las semillas para que germinaran y
crecieran hasta el tamaño adecuado para trasplan-
tarlas.
Dependiendo del momento del año en que se
sembrara y el tipo de plantas, había dos tipos: los se-
milleros que se protegían con zarzos y los que no
necesitaban esta protección.
La confección de los “zarzos”
Los “zarzos” eran una especie de alfombras alar-
gadas hechas con carrizo y cuerdas. Su elaboración

Pedro Gutiérrez Martínez. José Martínez Cepero.

13
 Oficios pa ra el recuerdo
se realizaba a finales del otoño y comienzo del in-
vierno. Para conseguir el carrizo seco en la cantidad
necesaria, los hortelanos de Brihuega iban a los hu-
medales del río Badiel, a su paso por Utande y Mu-
duex. Calzados con botas de goma, lo segaban con
hoces dentadas, dando el corte lo más bajo posible.
Después, lo ataban formando gavillas y las acarrea-
ban a casa cargadas en las mulas.
De regreso a Brihuega, en un lugar abrigado de
vientos, los confeccionaban, tarea en la que interve-
nían dos personas, una por cada lado. Para ello co-
gían pequeños manojos de 4 o 6 pajas de carrizo
que colocaban paralelamente y contrapeados (alter-
nando la posición de los penachos de las flores
secas y las bases de las cañas). Los iban uniendo
con cuerdas de cáñamo o de esparto, anudando
cada manojillo a unos veinte centímetros de los la-
terales y continuaban con el siguiente. Una vez al-
canzada la longitud deseada, se igualaban los
bordes laterales para que tuvieran forma rectangu-
lar, recortando el carrizo que sobresalía.
Preparación del semillero
Los semilleros se situaban en lugares del huerto
bien soleados y abrigados.
Su preparación comenzaba en el mes de enero y
suponía excavar en la tierra un hoyo de forma rec-
tangular hasta una profundidad cercana al medio
metro. En el fondo se colocaba una capa de basura
de mula o de caballo; encima se ponía una capa de
mantillo; a continuación se sembraban las semillas
y encima se extendía una fina capa de mantillo muy
desmenuzado.
Alrededor de cada poza del semillero se formaba
un caballón o montículo alargado de tierra para pro-
tegerlo.
Carrizal.
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José y Pedro comentan que en la excavación
del hoyo eliminaban los topillos para que no se co-
mieran las raíces de las plantas y, con cierta con-
trariedad, dicen que se deshacían de las lombrices,
ignorantes del beneficio del aireado y abonado que
éstas originaban.
Normalmente, para lograr el estiércol contacta-
ban con muleteros conocidos, dueños de las caba-
llerías y lo acarreaban cargados en serones hasta
el huerto.
El mantillo lo conseguían al hacer circular las
aguas residuales del alcantarillado de la localidad
(entonces no se usaban tantos desinfectantes, de-
tergentes, productos químicos, plásticos… todo era
materia orgánica) por unas pozas excavadas en el
suelo para que, por decantación, se depositara en
el fondo la materia sólida. Después lo sacaban y
amontonaban y lo volteaban periódicamente para
favorecer el proceso de descomposición, transfor-
mándose en un excelente mantillo.
La función del estiércol colocado en el fondo era
utilizar el calor desprendido, lentamente, en las re-
acciones químicas del proceso de fermentación y
descomposición, para calentar y mantener a buena
temperatura el mantillo de la capa superior y así fa-
vorecer la germinación de las semillas.
Otra forma de ayudar a mantener el calor y evi-
tar, en la medida de lo posible, el daño de las he-
ladas, los semilleros se cubrían con los zarzos.
Estos se apoyaban sobre unas varas colocadas
perimetralmente en el semillero y otras atravesa-
das, ligeramente elevadas del suelo con unas hor-
quillas; protegiendo los laterales con zarzos viejos.
A pesar de las medidas adoptadas para con-
servar el calor, siempre las plantas del centro iban
más adelantadas.
La siembra de los semilleros
Las semillas eran las seleccionadas por el hor-
telano, extraídas de los frutos de la temporada an-
terior, las secaba y las guardaba bien protegidas
de la luz solar, de la humedad, de los roedores y
otros animales.
El hortelano debía mostrar gran habilidad en la
siembra para que las semillas quedasen esparci-
das convenientemente. De la delgada capa de

mantillo con que las cubría retiraba cualquier ele-
mento que pudiera obstaculizar el brotado de la
planta.
Cada tipo de semilla necesitaba una técnica y una
preparación a fin de conseguir el mayor éxito en la
germinación. Dependiendo de la semilla, ésta se
sembraba cuando se encontraba en alguna de las
fases del proceso de germinación: hinchazón de la
semilla, germinación, enraizado… Para ello se colo-
caban en un recipiente, envueltas en un paño hú-
medo, vigilando diariamente el mantenimiento de un
determinado nivel de humedad y temperatura du-
rante el tiempo necesario. Para asegurar esta tem-
peratura cada cual aguzaba su ingenio, unos las
enterraban en estiércol, otros las colocaban en la co-
cina al amor de la lumbre y otros hablaban con los
panaderos para que les permitieran dejarlas en la
temperatura ambiente de la tahona.
No todas las clases de semillas se sembraban al
mismo tiempo. Así, el tomate, la berenjena y el pimiento
lo hacían en enero; el cebollino, en torno a san Blas; la
coliflor, el repollo y la berza, en el mes de mayo; la re-
molacha, las acelgas y las espinacas, en marzo.
El cuidado de los semilleros
Partiendo de la base de que cada planta, para su
buen desarrollo, requiere unos determinados niveles
de humedad y temperatura, nutrientes, exposición al
sol…, el hortelano debía conocer las exigencias de
cada variedad en cada momento. Riegos con una re-
gadera, limpieza de malas hierbas, cubrir los semi-
lleros con los zarzos al atardecer y descubrir por la
mañana, siempre pendientes de las lluvias, de las
temperaturas, de los vientos… ocupaban buena
parte de su trabajo.
Zarzo de carrizo.
Oficios p ara el recuerdo
La venta de las plantas del semillero
Cuando las plantas del semillero alcanzaban un
adecuado nivel de desarrollo, había llegado el mo-
mento del trasplantado. Una parte se vendían a per-
sonas que cultivaban su huerto para el autoconsumo
y otra pequeña parte se destinaba al cultivo en sus
propios huertos.
Las plantas destinadas a la venta se regaban, li-
geramente, horas antes, se esperaba a que el agua
se infiltrara y después se arrancaban siguiendo el cri-
terio del tamaño, entreclareando el semillero y pro-
curando no dañar las plantas que quedaban en él. Se
formaban manojos de cincuenta o cien plantas y las
raíces se le cubrían con hojas grandes de lampazos
y se ataban con la cáscara del mimbre humedecida.
Hechos los manojos, había que colocarlos a la
sombra para que no perdieran humedad; bien se co-
locaban en los serones aguaderas, bien en banastas
para protegerlas de golpes y las cubrían con una
manta humedecida.
Cada mañana, temprano, se preparaba la canti-
dad que se tenía prevista vender en Brihuega durante
ese día y, a última hora de la tarde, se organizaban
las plantas que se venderían al día siguiente en los
pueblos de alrededor.
La venta en la localidad se hacía en el mismo
huerto o en un lugar determinado; cada cual tenía su
sitio: un soportal, el portal de su casa, en el mercado
del domingo…
El transporte al lugar de la venta se hacía en ca-
ballerías, colocado todo en los serones, y en carreti-
llas.
Brotado de semillas de tomate.
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 Oficios para el recuerdo
Para la venta en distintos pueblos, la larga jor-
nada comenzaba muy tempano. Cuando llegaban a
la localidad la recorrían pregonando por las calles
“vendo planta”. Si al entrar al pueblo alguien los re-
conocía, se avisaban unos vecinos a otros.
Ambos narran cómo su padre les planificaba la
ruta del día, les explicaba cómo llegar y les tras-
mitía sus experiencias: cómo vender, a qué cono-
cido acudir en cada sitio. José recuerda como su
padre le dijo una vez: “Si en Romancos viene a
comprar el médico, te pedirá unas diez plantas;
cuando te diga cuánto te debe, tú di que la volun-
tad y él seguro que te pagará bastante más de lo
que vas a pedir.”
Pedro recuerda que, siendo un niño, la primera
vez que bajó a Romancos, no sabía el camino. Su
padre le dijo: “No te preocupes, la mula lo sabe y ella
te llevará”, como finalmente ocurrió.
En la misma línea José rememora la primera vez
que fue a Jadraque. Allá por los años cincuenta, su
padre le envió y le dijo: “No te preocupes, la mula sabe
ir y te llevará”. El animal no dudó en ningún cruce de
Vista general de los huertos de Brihuega.
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caminos y lo llevó al mercado; descargó la planta y el
animal se dirigió a la posada donde siempre recibía su
recompensa en forma de cebada y paja. Jose aposti-
lla “bien sabía la ruta porque comía mejor que en
casa”. El viaje se dio bien y vendió todas las plantas.
Pagó los cuidados de la mula y, de regreso a Brihuega,
“más contentos que unas pascuas”, vino todo el rato
con la mano en el bolsillo para no perder las ganancias
del día: “doscientas pesetas”.
En cuanto a las rutas, recorrían el valle del Ta-
juña desde Masegoso hasta Valfermoso de Tajuña;
el del río Ungría hasta Aldeanueva y el del río Badiel
hasta Almadrones. Incluso, los lunes, vendían planta
en el mercado de Jadraque.
Esa imagen del hortelano montado en su mula fiel
o mimando sus semillas cómo el Principito cuidaba
de su rosa, es una de las imágenes que este oficio
para el recuerdo ha dejado grabada en nuestra me-
moria. Pocas letras aparecen en este artículo para
reconocer las duras horas de cuidado primoroso de
las plantas y las largas jornadas en la mula reco-
rriendo los caminos para ganarse el pan del día a día.

Vicente Riaza, el barítono
de Brihuega
Vicente Riaza Martín, salió por última vez de su
domicilio en la calle de Gutenberg, de Madrid, el 2 de
abril de 1970. Se dirigió a la estación del metro más
cercana, Méndez Álvaro, en la línea 1. Apenas el
convoy se adentró en los túneles en dirección a la
estación de Atocha comenzó a sentirse mal. Pensó
que era una indisposición pasajera, pero al dete-
nerse en la estación de Antón Martín, siete minutos
después de haberlo tomado, don Vicente Riaza, al
abandonar el convoy y dirigirse a la salida cayó ful-
minado por un derrame cerebral que lo dejó tirado
en el andén de la estación.
La noticia pasó desapercibida para el gran pú-
blico madrileño y, por supuesto, también para el de
Guadalajara. La prensa de la época, la de Madrid,
recogió el suceso como una de esas curiosidades
que ocurren a diario en una gran ciudad, no así la
de Guadalajara, que nada dijo porque nada supo.
Era don Vicente el último representante de una saga
musical que había tenido su centro en Brihuega, de
donde era natural, puesto que allí había nacido en
1894.
Vicente Riaza Martín
Gente de nuestra historia
[Por: Tomás Gismera Velasco]
En pos del triunfo dejó la villa alcarreña en 1910
para dirigirse a aquel Madrid de los triunfos al que se
acudían cuantos querían ser algo en la vida. Su voz
prometía, como le advirtieron en su localidad natal, y
es por ello que trató de ser cantante de ópera.
Que su voz prometía lo supo la familia, y el mismo
Vicente, poco tiempo después de haberla educado y
lanzado al aire los primeros gorgoritos. Alcanzada la
mayoría de edad ya triunfaba. Vicente Riaza estuvo
contratado en la década de 1920 por la empresa que
regentó el conocido tenor Miguel Fleta, con quien
actuó en numerosos espectáculos. Posteriormente
formaría compañía propia, sin demasiado éxito, todo
hay que decirlo. Así que se pasó a la que, para trans-
mitir la ópera a los domicilios españoles, fundó la
compañía Unión Radio. En Guadalajara se transmi-
tían sus conciertos a través de los aparatos que por
la ciudad fue instalando don Tomás Camarillo.
Pocas localidades de la provincia podían entonces
presumir, como Brihuega, de formar parte de la mú-
sica, y de la voz, de los escenarios madrileños. El
nombre de Brihuega, con la “Miel de la Alcarria”, se
paseaba en tiempo de jota, con música de Enrique
Granados que, aunque la villa no sonase, a ella so-
naba. Y esa “Miel de la Alcarria” sonaba a aquella otra
composición lírico-dramática en tres actos de José
Feliú y Codina que ésta sí, ésta transcurría en Bri-
huega. Por cierto, que al orondo don José Feliú y Co-
dina también le llegó la muerte de aquella manera
improvisada con la que a veces hace su visita. Don
José comió con sus amigos, en su casa, se sintió in-
dispuesto, le prepararon una manzanilla, por si era in-
digestión y, tras tomarla, expiró.
Y también tenía Banda de Música, Brihuega; la So-
ciedad Filarmónica de Jóvenes Briocenses, que se
fundó allá por el 1868, año revolucionario donde los
haya, cuando de Brihuega eran algunas de las perso-
nas que tenían mando en plaza, en Madrid y Guada-
lajara. A pesar de que don Ramón Casas o don
Antonio Hernández, que les hubiese gustado, no pu-
17
 Gente de nuestra historia
dieron presumir de que su pueblo fuese la capital de la
provincia, que a punto estuvo de serlo, porque la po-
blación estaba mejor situada que la capital de los Men-
doza, más a mano para cualquiera, más en el centro
de la Guadalajara provincial, pero… las discusiones
políticas, tan complicadas a veces, dejaron a Brihuega
sin ser la capital de la provincia de Guadalajara.
Aquella Banda juvenil se convirtió en Filarmónica
cuando el siglo XIX comenzaba a dar sus últimos ban-
dazos. Cuando don Tomás Bretón, que escribía mú-
sica zarzuelera, dedicó una marcha a la Virgen de la
Peña. Marcha que, como es lógico, interpretaron año
tras año los jóvenes músicos briocenses.
Los títulos de las composiciones que tocó la
Banda, y sus directores, desde el mítico Pedro Mar-
lasca a cualquiera de los integrantes de aquella gran
comisión que dio días de gloria a la villa con motivo del
Centenario de la Batalla de Villaviciosa, son páginas
de historia. Que allí, en los actos institucionales de Vi-
llaviciosa también estuvo la Banda de Brihuega y, pro-
bablemente, el joven Vicente Riaza Martín.
A Brihuega, desde que salió de la villa, únicamente
regresaba, como casi todos aquellos que salían en
busca de futuro, para honrar a la patrona, a la Virgen
de la Peña con motivo de las fiestas y sus procesio-
nes; allá por el agosto luminoso que llenaba las calles
de alegría. Vicente Riaza, las crónicas lo cuentan,
solía cantar algunas plegarias, para honor y gloria de
su localidad; y actuaba, generosamente, para recau-
dar fondos con los que paliar alguna que otra desgra-
cia. Que no faltaron a lo largo del primer tercio y mitad
del siglo XX. Vicente Riaza Martín, a pesar de recorrer
los escenarios musicales de España, no solía faltar
anualmente a las fiestas de Brihuega, cuya actuación
formó parte de los espectáculos que rodeaban aquel
acontecimiento anual, siendo admirado no sólo en su
población natal, sino también en la provincia y capital
18
de Guadalajara donde actuó, y se destacó, en nume-
rosas ocasiones.
En 1926, año de sus mayores triunfos, Vicente
Riaza contrajo matrimonio en Madrid con Elena Fran-
chini, en el mes de octubre. Matrimonio del que na-
cieron al menos dos hijas.
Sus años de mayores triunfos se centraron entre
1924 y 1935, ya que tras la Guerra Civil su nombre
apenas aparece, salvo esporádicamente, en los es-
cenarios madrileños de la ópera, del mismo modo que
de estos desaparece, salvo ocasiones contadas, la
ópera. En los escenarios de la posguerra triunfará la
copla y, por supuesto, la zarzuela. Vicente Riaza in-
tervendrá en numerosos espectáculos del mal lla-
mado género chico hasta su definitiva retirada en los
años finales de la década de 1950. Tras el falleci-
miento de su esposa. Su muerte, y la posterior de sus
hijas, lo sumieron en el abatimiento. A pesar de que
una de sus sobrinas, Berta Riaza, trató de continuar
en el mundo del espectáculo como actriz de cine.
Desde entonces, desde la muerte de su mujer y
sus hijas caminaba por la vida como quien lo hace sin
rumbo fijo. Como quien, castigado por la mala fortuna,
no encuentra dicha. Hasta aquel día en que tomó el
metro en la estación de Antón Martín para dirigirse a
la plaza de Santa Ana. A aquella esquina en la que
se ubicaba la hoy olvidada Casa de Guadalajara en
Madrid, entonces sede de los hijos de la provincia. Y
en una estación de metro, bajo el asfalto de la capital,
quedó la vida, y el recuerdo, del último gran barítono
briocense. Recibió sepultura en aquel Madrid que fue
parte de su vida, el día 4 de abril, en el cementerio de
la Almudena.
Vicente Riaza Martín, barítono, intérprete de zar-
zuela, nació en Brihuega (Guadalajara), en 1894;
murió en Madrid, el 2 de abril de 1970.

silencio briocense
La Historia de Alejandro Castroverde, un soldado de la 98ª brigada mixta que dejó su firma en los
muros del convento de San José de Brihuega.
Estando un día en mi huerta, en la huerta de “los
mazotos”, en el Prado de Santa María, entré en una
de las salas del convento de San José y mirando por
sus paredes encontré la siguiente inscripción:
28 de junio de 1938
Alejandro Castroverde
98 Brigada mixta
San Adrián, Barcelona
El pasado 28 de junio se cumplían 83 años de
aquel momento, y contando con el permiso de su hija
Victoria Castroverde me dispongo a narraros esta
apasionante historia.
Sabemos que, este convento franciscano, una vez
desamortizado a la iglesia (1835-1836) por el político
liberal Juan Álvarez Mendizábal pasó a manos muni-
cipales, y desde entonces se ha utilizado como cárcel,
hospital, escuela de taller, colegios, sala de ensayo
de la banda de música etc. y actualmente están los
museos de la Historia de Brihuega y el Museo de Mi-
niaturas del Profesor Max. Bien, hacia 1938 este lugar
Firma de Alejandro en la pared del convento de San José.
Foto: elaboración propia.
Gente de nuestra historia
83 años en el
[Por Víctor Díaz Martínez]
fue destinado como cárcel de algunos prisioneros de
guerra, también como hospital de campaña, y como
alojamiento de tropas. Históricamente sabemos que
el 10 de marzo de 1937 Brihuega fue tomada por las
tropas fascistas italianas que ayudaban a los suble-
vados, pero el pueblo fue liberado del invasor italiano
por el ejército de la república un 18 de marzo de 1937,
quedando Brihuega de nuevo en zona republicana. A
todos estos días de guerra en esta zona de la Alcarria
se le conoce como “la batalla de Guadalajara”. Una
vez acabada la batalla, la línea de frente entre ambos
bandos estuvo a escasos kilómetros de Brihuega,
quedando por ejemplo Hita en zona republicana y Pa-
dilla de Hita en zona fascista, y así, una línea recta
partiría en 2 bandos la Provincia de Guadalajara. A
pesar de la victoria republicana en marzo de 1937, el
frente de Guadalajara permaneció prácticamente en
activo hasta el final de la guerra (1 de abril 1939) pero
sin apenas cambios en la línea de frente.
Cuando descubrí la firma no paré hasta encontrar
a alguien que supiera de esta persona. Lo primero
que hice fue poner una publicación el día 9 de febrero
de 2021 en un grupo de Facebook de Sant Adrià de
Besos (Barcelona), dado que Alejandro nos había de-
jado una pista de su lugar de origen. A las pocas
horas ya estaba en contacto con su hija Victoria Cas-
troverde, que reconoció perfectamente la letra de su
padre y me contó con detalle la historia de Alejandro,
y por lo tanto, la historia de este soldado que dejó
huella escrita en Brihuega.
Alejando Francisco Castroverde Navarro nació en
Mazarrón (Murcia) un 28 de enero de 1917, por lo
tanto cuando realizó la firma contaba con 21 años. Al
cumplir los dos años sus padres se mudaron a Sant
Adrià de Besòs (Barcelona). Alejandro, como así le
llamaban, era el menor de 3 hermanos varones lla-
mados José (Pepe), Antonio y Alejandro, y de 3 chi-
cas llamadas Agustina, Soledad y Carmen.
19
 Gente de nuestra historia
Alejandro creció junto a sus hermanos y sus pa-
dres en Sant Adriá de Besòs, y al estallar la guerra
civil en julio de 1936 se fue como voluntario cuando
tenía tan solo 19 años. Su hija Victoria describe que
Alejandro era un chaval muy rubio, con ojos celestes,
delgado y alto en estatura. Quería estudiar bellas
artes, pues era un gran dibujante, pero le tocó ir a la
guerra en ese momento, quizás animado por su her-
mano Antonio Castroverde que era comandante de
un regimiento republicano.
Alejandro formó parte de la 98º brigada mixta, y
según dice Victoria fue enlace de tropas en la reta-
guardia. La 98ª brigada mixta fue una unidad militar
del ejército popular republicano creado durante la gue-
rra civil española. Estuvo activa desde junio de 1937
hasta marzo de 1939. El tipo de soldados que la for-
maban eran gente a pie, con armas portátiles. En este
caso era infantería, cuya misión era ocupar nuevas
zonas o al menos mantener las posiciones sobre el
terreno donde se encontraban. Esta brigada luchó por
primera vez en la batalla de Brunete en julio 1937 y al
finalizar esta batalla la brigada fue enviada al frente
de Guadalajara. El 31 de marzo de 1938 esta brigada
lanzó una ofensiva en la zona de Esplegares y Abá-
Alejandro (el primero por la izquierda) junto a sus hermanos
Antonio y Jose. Año 1935. Foto cedida por su hija.
20
nades (Guadalajara), en lo que se conoce como “la
batalla olvidada”. Por cierto, muy recomendable la vi-
sita al Museo de la Guerra Civil de Abánades. El 28 de
abril de 1938 la brigada es desplazada al frente del
Levante, pasando por Castellón de la Plana, Oropesa
etc. El 16 de mayo de 1938 la brigada fue sometida a
una reorganización y sería nuevamente trasladada al
frente de Guadalajara hasta el fin de la guerra civil.
Durante estos meses en el frente de Guadalajara la
brigada estuvo agregada a la 14ª y 12ª división, aun-
que abandonarían la 12ª división para formar parte de
la 17ª división, ya en el sector de Torija. Finalmente,
la brigada se disolvió escasos días antes de terminar
la guerra, el 1 de abril de 1939.
El 7 de junio de 1938 Alejandro Castroverde es-
taba todavía en el frente de Levante según la foto que
adjuntamos, y el 28 de junio de 1938 ya se encontraba
en Brihuega, en el frente de Guadalajara, gracias a la
firma que realizó en una de las salas del convento de
San José.
Dada la gran altura donde está escrita la firma en
la pared, lo más lógico es que en dicha sala hubiera
literas para cobijar a los soldados de la retaguardia, o
quizás estuviera en este hospital de campaña curán-
dose de alguna de sus heridas en las camas-literas.
Descartamos la posibilidad de que estuviera ence-
rrado en la cárcel, puesto que Alejandro era fielmente
republicano y él se encontraba en un pueblo republi-
cano. Por cierto, y como punto y aparte, mi bisabuelo
Julián Martínez, padre de mi abuelo Bernabé Martí-
nez, le contaba a mi abuelo de haber visto en el con-
vento de San José a varios encarcelados del bando
fascista italiano, ya que muchos de los que no pudie-
ron huir tras la liberación republicana el 18 de marzo
de 1937 fueron hechos prisioneros.
Alejandro en el frente del Levante. Foto cedida por su hija
Victoria.

Tengo que añadir que justo al lado de la firma de
Alejandro hay otra firma que dice: Bernandino Osca,
de Guadasúar (Valencia), con fecha del 21 de di-
ciembre de 1937, por lo tanto unos meses antes que
la firma de Alejandro. Lo más seguro es que Alejan-
dro, estando en esa misma litera, vio la firma de Ber-
nandino Osca e imitando a su compañero también
quiso dejar huella en la pared de aquel convento. Por
cierto, informo al lector que he localizado también a la
familia de Bernandino Osca, ahora residiendo en Ma-
drid, y en otra ocasión espero dar voz a su historia.
Cuando acabó la guerra Alejandro fue prisionero
del régimen franquista, y pasó por diversas cárceles y
campos de concentración. A su familia de Sant Adrià
le dijeron que Alejandro había muerto, pero sin saber
dónde estarían los restos mortales y sin poder darle
un último adiós al joven catalán. No obstante Alejan-
dro seguía vivo, y en 1941, dos años después llegó a
su casa de Sant Adrià, demacrado, con unas barbas
largas, el pelo largo y muy delgado debido al hambre
que pasó durante todo ese tiempo. Llamó al timbre de
su casa, y al abrir su madre la puerta y ver a su hijo
cayó desmayada al suelo. Fue tal la alegría en aque-
lla casa que montaron hasta fiestas por su regreso,
pues había regresado vivo al que habían dado por
muerto. Su hija Victoria me cuenta que era tal el ham-
bre que pasó Alejandro aquellos años, que buscaba
comida en los cadáveres de los soldados muertos que
había por los suelos, ya que no había ni siquiera co-
nejos para cazar. En una ocasión, Alejandro se en-
contró una lata de conservas, pero en ese momento
vio a una mujer que llevaba un bebé en brazos y que
también estaba buscando comida para alimentar a su
hijo. Alejandro, sin dudarlo, le dio a esa madre con su
hijo aquella lata de conservas que había encontrado.
Por un momento nos confiesa su hija que Alejandro
pensó que llegaría a morir de hambre.
Las 2 firmas encontradas en la pared del convento de San José. Bernandino y Alejandro. Foto: elaboración propia.
Gente de nuestra historia
Durante esos 2 años que estuvo perdido, Alejan-
dro estaba herido en la pierna porque explotó una
bomba cerca de él y estuvo escondido por los montes
malherido durante largo tiempo. Otra anécdota que
me cuenta su hija Victoria es que, una vez por la
noche estaba vigilando entre algunos árboles a un pe-
queño regimiento que no lograba ver de qué bando
eran, si nacionales o republicanos, cuando de repente
sintió un fusil apretando en su espalda y pensó que
ya le habían atrapado y se veía muerto. Al momento
el fusil se bajó cuando vieron que aquella persona era
de los suyos.
Una vez de regreso en su casa de Sant Adrià de
Besòs, Alejandro nunca pudo cobrar la pensión de los
veteranos de guerra porque no dejaron rastro ni pu-
dieron hallar registro alguno que justificara que estuvo
combatiendo en el frente.
Como anécdota familiar, el hermano de Alejandro,
Antonio Castroverde Navarro fue capitán de unas mi-
licias y una vez acabada la guerra Antonio siguió pe-
leando con los maquis en Francia. Dice Victoria que
Alejandro se parecía físicamente a su hermano
mayor, aunque Antonio tenía ojos verdes y no celes-
tes como Alejandro. Gracias a la nieta de Antonio,
Bárbara Castroverde, que fue la primera que vio mi
publicación en el grupo de Facebook de Sant Adrià
de Besòs, pude contactar con la familia directa de Ale-
jandro Castroverde. Parte de la familia de Alejandro
se quedó a vivir en Conques (Francia), donde hoy vive
una de sus nietas, Karin Castroverde, que también he
tenido el gusto de conocer. Al finalizar la guerra civil
española en abril de 1939 y con el estallido de la Se-
gunda Guerra Mundial gran parte de los excomba-
tientes republicanos fueron sorprendidos en territorio
francés; entre ellos Antonio Castroverde Navarro. Mu-
chos de ellos una vez allí formaron la Agrupación de
21
 Gente de nuestra historia
Guerrilleros Españoles contra el fascismo. Cuando
Antonio regresó a su pueblo tras las guerras en las
que combatió fue considerado como un héroe por
haber luchado con tesón.
Volviendo con Alejandro, en 1942 hizo el servicio
militar obligatorio que le exigía el régimen franquista.
Se casaría el 2 de noviembre de 1948 con su esposa
Mercedes cuando él tenía ya 31 años. Mercedes nació
en 1922 por lo que se llevaban 5 años de diferencia. La
ceremonia de la boda fue en Santa Coloma de Gra-
manet, de donde era su esposa.
En 1950 Alejandro y Mercedes partieron a Argen-
tina, donde vivía desde hace 2 años su hermana Car-
men, y decidieron quedarse para el resto de sus vidas.
Allí nacieron sus 2 hijos, porteños de nacimiento. Una
vez en Buenos Aires construyó su casa en el muelle
de Santa Teresita, muy pegado al mar, pues así le re-
cordaba aquellos años en Sant Adriá, Barcelona.
Alejandro, una vez en Argentina, siempre hablaba
a sus hijos con mucho cariño de la Alcarria y de aque-
llas tierras donde estuvo combatiendo. Alejandro se
compró el libro “Viaje a la Alcarria” de Camilo José
Cela cuando se publicó en 1948. Eran tantas las veces
que Alejandro cogía el libro, que leía y releía, que se
Alejandro y Mercedes el día de su boda. Foto cedida por su
hija Victoria.
22
acabó desarmando las hojas, pero de tanto cariño que
le guardaba lo volvió a encuadernar. El libro todavía lo
conserva su hija Victoria en Argentina, pues su padre
se lo llevó consigo desde España cuando se vinieron
a Buenos Aires en 1950.
Alejandro además era muy aficionado a la pintura,
pintaba muy bien, sobre todo con acuarelas. Cuando
su hija Victoria se casó en 1983 le regaló una acua-
rela que pintó el año anterior sobre un pueblo de la Al-
carria. Me comenta Victoria que su padre le dijo que
ese cuadro lo pintó según recordaba él aquellos días
por estas tierras alcarreñas en tiempos de guerra. Ade-
más de este cuadro también pintó otros paisajes alca-
rreños, de cómo él los recordaba, pero claro, 40 años
después de su aventura por estas tierras.
Alejandro también gustaba de jugar con sus nietos
pequeños a pintar diversos garabatos sin mucho sen-
tido e intentar adivinar lo que quería pintar según avan-
zaba en el dibujo. Se ve que tenía pasión por la
pintura.
Finalmente Alejandro falleció en Buenos Aires (Ar-
gentina) un 19 de septiembre de 2007 a los 90 años.
Para finalizar, quería dar las gracias a su hija Vic-
toria Castroverde, por su sinceridad, por su disposi-
ción, por dar a conocer la historia de su padre y sobre
todo por dejarnos poner cara a esta firma que aguar-
daba silenciosa en los muros de este convento brio-
cense.
Que esta publicación vaya en memoria de Alejan-
dro Francisco Castroverde Navarro.
Alejandro y su familia en Buenos Aires. Foto cedida por su
hija Victoria.
 Nuestra historia

Las fiestas de toros en Brihuega

durante el siglo XVII
[Por Antonio Caballero García]
La fiesta de toros en la villa de Brihuega se documenta desde el siglo XVI. Los usos, las formas
y los tiempos de la celebración han cambiado, lógicamente, a lo largo de los siglos hasta llegar
a nuestros días. Durante el siglo XVII instituciones como el Ayuntamiento o la Cofradía de Man-
cebos de la Virgen de la Peña organizan los festejos. En este artículo documentamos, de manera
sucinta, la celebración del llamado regocijo de toros, celebración que transcendía lo estricta-
mente taurino para alcanzar otros esferas de la vida cotidiana de la villa.

Una de las circunstancias que contribuye al reco-
nocimiento y arraigo de las fiestas de toros en la villa
es sin duda la larga historia de la tauromaquia en Bri-
huega, que se documenta en su archivo municipal
donde podemos localizar numerosos documentos -Li-
bros de Actas, cuentas de propios o cuentas de car-
nómica del momento- el miércoles de vísperas, el vier-
nes siguiente al Corpus y, en ocasiones, el domingo
posterior. La procesión del jueves del Santísimo se
acompañaba con música de villancicos y chirimías y
velas blancas y discurría por unas calles adornadas
para la ocasión por los llamados altareros designados

espectáculo teatral sacro: la llamada comedia del Cor-

nicerías- que contienen información sobre la
celebración de los festejos taurinos desde el siglo XVI
y sobre algunos aspectos relacionados con los mis-
mos como los relacionados con obras municipales,
protocolarios, económicos o, incluso, judiciales. Evi-
a tal fin por el ayuntamiento. Se celebraba también un
pus. Repasamos a continuación algunas de estas ce-
lebraciones.

que se trajese …un nobillo para el día del Corpus y

El 26 de mayo de 16071 el ayuntamiento acordó
estos festejos -el regocijo de los toros- han evolucio-
dentemente los usos, formas y maneras de celebrar

se hagan comedias y conçierte la música de chirimías

nado con el paso del tiempo acomodándose a las cir-
cunstancias del momento.
Los festejos taurinos durante el siglo XVII se cele-
braban fundamentalmente con motivo de las fiestas
del Corpus Christi; de la Virgen de la Peña -patrona
de la villa- en el día de la Asunción o en su víspera;
del día de San Roque o en la festividad de la Virgen
en el mes de septiembre. También por acontecimien-
tos especiales, como las visitas arzobispales a la villa.
FIESTAS DEL CORPUS CHRISTI
La festividad del Corpus Christi es sin duda la
fiesta más importante que organizaba el ayunta-
miento a lo largo del año. No hay que olvidar que la
organización de las fiestas en honor a la patrona de la
villa, la Virgen de la Peña, corría en su práctica tota-
lidad a cargo de su Cofradía de Mancebos.
Las fiestas del Corpus se celebraban, por lo ge-
neral, durante cinco días: desde la víspera del jueves
el Santísimo Sacramento hasta el domingo siguiente.
Se corrían toros -dependiendo de la capacidad eco-
para aconpañar al Santísimo Sacramento… Los gas-
tos, como era costumbre inmemorial, corrían cuenta
de los bienes propios de la villa.
En algunos acuerdos municipales de los meses de
mayo o junio de los años de 16202, 16223 o 1623, por
1 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 26 de mayo de 1607.
A.M.B., H-6. Este mismo acuerdo, o similar, se repite en otras
ocasiones como por ejemplo el 15 de marzo de 1614 por el que
el ayuntamiento decretó que como costumbre inmemorial la villa
pagase de sus propios las comedias y demás cosas necesarias
que se acostumbran a celebrar: Libro de Actas Municipales,
Acuerdo del 15 de marzo de 1614. A.M.B., H-7; o el 18 de abril
de 1617, día en el que el ayuntamiento acordó que las fiestas del
Corpus Christi se hiciesen conforme a la costumbre de la villa y
que se pagase el gasto: Libros de Acuerdos Municipales,
Acuerdo del 18 de abril de 1617. A.M.B., H-7.
2 Por ejemplo, para las fiestas del Corpus Christi de 1620 el
ayuntamiento decretó que hubiese música de voces, chirimías y
danzas y que se corriese un toro: Libro de Actas Municipales,
Acuerdo de 8 de mayo de 1620. A.M.B., H-8.
3 En 1622 se celebró una comedia y una danza de personajes,
así como música voces con villancicos y de chirimías. El ayunta-
miento entregó a los cabildos eclesiásticos de la villa velas blan-

23
 Nuestra historia
ejemplo, encontramos una descripción del desarrollo
de las fiestas del Corpus Christi. A continuación, trans-
cribimos el acuerdo municipal correspondiente al año
1623.
Otrossi decretaron y dixeron que en el acuerdo de
beintidos días de abril que está atrás se decretó
que se hiçiesen fiestas como es costunbre el día
de Corpus Christi de este año que es la fiesta prin-
çipal que hace esta billa y que atento a que no ai
danças ni música de villançicos se traiga y corra
un toro la víspera de dicha fiesta y un capeo y que
asimismo en la dicha fiesta quando se corra el toro
se de la colaçión que se acostunbra dar al dicho
ayuntamiento y que se de colaçion asimismo en
los toros del viernes del Santisimo Sacramento en
la forma dicha y ansimismo que en la dicha fiesta
del día del Corpus Christi se haga una comedia en
la plaça y que se traigan belas para dar a la clere-
çia y conbento de frailes y ayuntamiento para que
bayan acompañando el cuerpo de Nuestro Señor
en la procesión4 y se conpongan las calles por
donde a de ir se comete a sus merzedes de los re-
gidores y procuradores desta dicha billa y ansí lo
decretaron y mandaron y firmaron los que supie-
ron5.
En 1624 se corrió un toro en la víspera del día de
fiesta de toros el viernes después del Corpus6. En
Santísimo Sacramento, esto es el miércoles, y se hizo
acuerdo municipales de años posteriores el ayunta-
Corpus como era costumbre con músicas, danzas y
miento mantiene la forma de celebrar la festividad del
comedias y corriendo los toros, cuyo número y días
variaban -como ya hemos señalado- en los diferentes
Tarde de toros en la plaza del Coso. Como en el siglo XVII el
sol cae de pleno en el balcón de las Casas Consistoriales pro-
tegido por toldos que dificultan la visión del festejo. Colección
Valeriano Herrera (c. 1920).
24
años. Así, en 1626, se corrieron toros el miércoles,
viernes y domingo; por el contrario, en 1627, 1629 o
1630 solo se corrió un toro en la víspera del Corpus
Christi7. En las fiestas de 1631 se corrieron en la vís-
muerte y otro de capeo8.
pera dos toros, distinguiéndose que uno sería de
tamiento -para dar cuando se corren los toros- es ob-
La entrega de la colación a los oficiales del ayun-
jeto de varios decretos municipales en los años 1633
o 1634, que ordenaban tal entrega a través de comi-
sarios nombrados al efecto así como el adorno de las
calles y el levantamiento de altares9.
FIESTAS DE LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SE-
ÑORA VIRGEN DE LA PEÑA, PATRONA DE LA
VILLA.
A principios del siglo XVII -1615- encontramos una
curiosa noticia sobre la fecha de la celebración de los
festejos de la Asunción de la Virgen, con debate mu-
nicipal incluido, hecho que hoy, y tal vez entonces,
nos parecería increíble:
Otrossí. Sus merzedes dijeron que por quanto en
esta villa a ssido costunbre antigua que la fiesta de
la asumpción de nuestra señora sse a zelebrado y
suele celebrar en el propio día de la asumpción
que es a quinze días deel mes de agosto…
cas de a cuatro onzas: Libro de Actas Municipales, Acuerdo de
8 de mayo de 1622. A.M.B., H-8.
4 Al respecto de la procesión del día del Corpus Christi su organi-
zación se describe, por ejemplo, en el acuerdo municipal de 29 de
mayo de 1625 con su itinerario y los problemas de protocolo que
suscitaba. En este acuerdo no se menciona la fiesta de los toros
por lo que no lo reproducimos en este artículo: Libros de Actas Mu-
nicipales, Acuerdo del 29 de mayo de 1625. A-M.B., H-8.
5 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 10 de junio de 1623.
A.M.B., H-8.
6 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 9 de marzo de 1624.
A.M.B., H-8. En algunos años, como por ejemplo en 1625, tam-
bién se corría un toro el domingo siguiente a la fiesta del Corpus
Christi: Libro de Actas Municipales, Acuerdo del 10 de mayo de
1625. A.M.B., H-8. Es decir, hubo tres días de toros.
7 Libros de Actas Municipales, Acuerdos de 7 de abril de 1626 y
del 12 de mayo de 1627. Véase también los acuerdos del 20 de
mayo de 1628 y 24 de junio de 1628 sobre las tres colaciones
que se sirvieron a los capitulares del ayuntamiento. A.M.B., H-8.
Y véase, Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 19 de mayo
de 1629 y Acuerdo de 9 de abril de 1630. A.M.B., H-9. Las fies-
tas del Corpus Christi, celebradas desde tiempo inmemorial, con-
taron en 1630 además con comedias, músicas, procesión,
colaciones y entrega de velas a los cabildos de eclesiásticos de
la villa.
8 Libros de Actas Municipales, Acuerdo de 10 de mayo de 1631.
A.M.B., H-9.
9 Libros de Actas Municipales, Acuerdos del 19 de mayo de 1635
y del 16 de junio de 1634. A.M.B., H-9.

Sin embargo, dicha celebración desde hacía tres
años, 1612, se había trasladado al primer domingo de
septiembre lo que provocó -en palabras de los pro-
convenientes assí porque se muda la dicha
pios regidores del ayuntamiento- la aparición de in-
costumbre antigua como porque a los vezinos dela
villa se les sigue deello costas, gastos y otros incon-
venientes y poca conformidad… Los mayordomos y
cofrades de la Cofradía de la Virgen de la Peña pidie-
ron al ayuntamiento que se pronunciara al respecto y
ayuntamiento en conformidad delo dicho dijeron que
que elevara una consulta al Arzobispo de Toledo. El
les pareçe cosa conveniente y necesaria que la dicha
fiesta se celebre el mismo día de Nuestra Señora della
Asumçión a los dichos quinze de agosto y no en otro
día alguno ni ninguno porque en ello la villa y vecindad
deella ttiene paz y conformidad y se le escusan dis-
gustos y parcialidades…
Pasadas las fiestas del Corpus de 1624, el ayun-
tamiento decretó algunas disposiciones para que los
capitulares del ayuntamiento pudieran seguir cómo-
damente el desarrollo de las fiestas de toros de Nues-
tra Señora de Agosto y de San Roque, referencia esta
significativa por celebrarse esta festividad el 16 de
agosto:
Y así juntos dijeron que como es notorio las casas
del peso de la harina que son de esta villa están
mal paradas y sin acabar ni atajar; y que para que
se reparen atajen y se haga chimenea y galápa-
gos y se ponga la casa de suerte que se pueda
abitar y poga en toda perfecçion y se haga en ellas
un salediço y corredor para que el ayuntamiento
desta villa pueda ver desde allí los toros…
…Y asimismo digeron que en los toros de la fiesta
La Cofradía de Mancebos de la Virgen de la Peña trató en 1625
de levantar una plaza de toros en las inmediaciones del Arco de
Cozagón. Colección Valeriano Herrera (c.1920).
Nuestra historia
del día de Nuestra Señora de Agosto y en los de la
fiesta de San Roque de este año se le de a este
ayuntamiento las colaçiones que se acostunbra a
costa de los propios desta villa…10
Al respecto del lugar de la celebración de las fies-
tas de toros es reseñable el intento de la Cofradía de
Mancebos de Nuestra Señora de la Peña de levantar,
en 1625, una plaza de toros en las inmediaciones de
la puerta del Cozagón, plaza que 340 años después
si se construyó. El acuerdo municipal de 20 de sep-
tiembre de dicho año es el siguiente:
y assí juntos propussieron los dichos señores Gra-
viel Colmenero rregidor y Juan de Viñuelas procu-
rador general que por comissión de sus merzedes
a visto el sitio de la huerta de Pedro Suárez de Ci-
fontes intramuros desta villa junto a la puerta del
Cozagón donde se trata de hazer plaza para el re-
gozijo de los toros y que el sitio declaran es muy
bueno y cómodo para el dicho efecto que le pareze
valdrá la dicha huerta hasta treçientos
ducados=conforme le han ynformado personas
peritas en semejantes casso y que por quanto para
ello piden esta villa a la cofradía de Nuestra Se-
ñora de la Peña que trata de hacer la dicha plaza
sus merzedes decretaron que es cossa conve-
niente que la dicha huerta se compre para hacer
plaza como esta dicho y para ello ayude esta villa
y acuda con quinientos reales los quales se pa-
garán quando se vaya allanando la dicha plaza.
Las fiestas en honor a la Virgen de la Peña ya go-
zaban entonces del reconocimiento y de la asistencia
de gentes venidas de fuera de la villa de Brihuega. El
ayuntamiento dispuso, en 1626, el abastecimiento de
trigo en los mercados para que no faltase durante los
días de fiesta el pan, fijando su precio en 14 marave-
para las fiestas de los toros que se correrán la víspera
dís el pan cocido de a dos libras. También ordenó que
de Asunción de Nuestra Señora se dispensase la co-
lación acostumbrada a los miembros del ayunta-
miento y que se trajesen varas para torar a los
toros...11
10 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 27 de julio de 164.
A.M.B., H-8.
11 Libros de Actas Municipales, Acuerdo de 11 de agosto de
1626, A.M.B., H-8. y La previsión de abastecimiento de pan para
la solemne fiesta de Nuestra Señora de Agosto y día del Señor
San Roque se repitió en 1635 mandando el ayuntamiento que se
aprovisionaran 60 fanegas de trigo: Libros de Actas Municipales,
Acuerdo de 11 de agosto de 1635. A.M.B., H-9.
25
 Nuestra historia
En fechas posteriores a las fiestas de agosto, 29
de agosto de 162612, la villa dispuso que para futuros
festejos se colocarían velas enceradas de lienzo en
se veían las corridas de los toros ya que da mucho
las ventanas de las casas consistoriales desde donde
sol casi toda la tarde y de tanta incomodidad que no
se pueden ver bien los toros y fiestas y no se goza de
ellas… También que se abriera una ventana más en
la sala de las casas consistoriales desde donde se
veían los toros para mayor comodidad de los capitu-
lares.
dar la colación a los oficiales dee las fiestas de los
El 13 de agosto de 1630 el ayuntamiento dispuso
toros que se corren por la festividad de la Asumción
de Nuestra Señora y del Señor San Roque y acuer-
dan y mandan que éste presente año se de conforme
se a dado otros años. En 1634 el ayuntamiento tam-
bién entrego a la justizia, regimiento y oficiales la co-
lación que solía entregar en los toros de Nuestra
Señora de agosto13.
CELEBRACIONES DE FIESTAS DE TOROS
CON MOTIVO DE LAS VISITAS ARZOBISPALES
Las visitas a la villa de los Arzobispos de Toledo,
señores jurisdiccionales de ella, ocasionaban que el
ayuntamiento programara diversos festejos que in-
cluían corridas de toros. En octubre de 1636 visitó la
villa Diego de Castejón y Fonseca -gobernador del Ar-
nando de Austria- quien quería venir a homrrar y
zobispado nombrado por el Cardenal Infante Fer-
hacer merced a esta villa. El ayuntamiento decretó
que se hiciera con toda ostentación fiesta de come-
dias, toros y fuegos destinando el dinero necesario de
las rentas de los bienes de propios de la villa o de no
haberlo en las rentas de las sisas del tanteo de la
villa14.
Por acuerdo municipal de 30 de septiembre de
carrero se decretó que se concertara una fiesta de
1682 y ante la inminente llegada del Cardenal Porto-
seis toros -además de fuegos, luminarias y colacio-
nes- nombrando por administrador de dicha fiesta a
Pedro Paniagua y Cristóbal de Cabría y García el
menor, jurados del ayuntamiento15.
12 Libros de Actas Municipales, Acuerdo de 29 de agosto de
1626. A.M.B., H-8.
13 Libros de Actas Municipales, Acuerdo de 13 de agosto de
1630 y de 8 de agosto de 1634. A.M.B., H-9.
14 Libros de Actas Municipales, Acuerdo de 7 de octubre de
1636. A.M.B., H-9.
15 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 30 de septiembre de
1682. A.M.B., H-11.
26
OTROS ACUERDOS MUNICIAPALES SOBRE
LA FIESTA DE LOS TOROS
Otros acuerdos municipales nos proporcionan di-
ferentes noticias sobre la celebración de las fiestas de
toros en la villa con información de aspectos urbanís-
ticos o protocolarios
En 1675 el ayuntamiento ordenó que se hiciera un
balcón de hierro en las cámaras del edificio consisto-
rial para ver las fiestas de toros y fuegos16.
Los gastos de las colaciones entregadas a los re-
gidores y jurados del ayuntamiento de la villa con mo-
tivo de las fiestas de los toros se recortaban en
ocasiones, destinándolos a necesidades municipales
más apremiantes. Así, por ejemplo, el 14 de septiem-
dar a reparar la ermita de Santa Quiteria se escusase
bre de 168817 el ayuntamiento decretó que para ayu-
la colazión que se había de dar en la festividad de los
toros de ayer treçe del corriente y que se valoraba en
200 reales.
En 1690 la villa entregó en dación de censo a un
vecino de la villa -Francisco Pernejón- unas casas
señores del ayuntamiento del común para que en las
sitas en el pretil de la plaza del Coso usadas por …los
dichas casas estén y se pongan a ber las fiesas y re-
gozijos de toros y otras fiestas particulares que suele
aber en la plaza del coso todos los años…con la con-
dición que el edificio del peso de la harina de la villa,
que se encontraba debajo de dichas casas, pudiera
ser utilizado para enzerrar los toros y otros meneste-
res que la villa determinara18.
También, y con ocasión de la epidemia -muy posi-
blemente de viruela- que sufrió la villa durante la pri-
mavera y el verano de 1699, el ayuntamiento decidió
porte del regoçixo de los tres toros de las fiestas del
que los 700 reales que se suponía ascendía el im-
Corpus se destinaran a paliar los efectos de dicha epi-
demia. Las fiestas del Corpus Christi de ese año fue-
ron suspendidas19.
16 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 19 de abril de 1675.
A.M.B., H-10. Otrossí sus merzedes dixeron que esta villa en las
fiestas públicas de toros y fuegos que se açen en esta villa se
alla con poca deçencia en las casas de su ayuntamiento por no
tener balcón en que estar para verlas…
17 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 14 de septiembre de
1688. A.M.B., H-11.
18 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 1 de abril de 1690.
A.M.B., H-12.
19 Libros de Actas Municipales, Acuerdo del 14 de abril de 1699.
A.M.B., H-13. Un año ante, en 1698, la ciudad de Sigüenza soli-
citó a la villa de Brihuega que le cediera la compañía de come-

EL PLEITO CON EL PÁRROCO DE SAN JUAN
POR LA ENTRADA DE LOS TOROS A LA VILLA
(1691)
En junio de 1691 el ayuntamiento entabló pleito
contra el cura párroco de San Juan, hecho que nos
proporciona información sobre cómo se desarrollaba
la fiesta de los toros en la villa20. El motivo de litigió
consistió en que el cura de San Juan, el licenciado
iglesia, como era costumbre, para que todas las per-
Antonio Fernández, impidió tocar la campana de la
sonas que estuviesen por las calles y en el campo se
rrecojiesen durante la entrada de las reses y corrida
posterior por si algún toro del Coso y plaza desta villa
se soltara no hiciese ningún daño. Dos comisarios en-
viados por la villa -Juan García, regidor y Juan del
Amo, jurado- y el escribano del ayuntamiento acudie-
hecho a pesar de la costumbre que tenía la villa. El
ron a la iglesia de San Juan a pedir explicaciones del
cura párroco esgrimió que mandaría tocar dicha cam-
pana si así se lo ordenase el Cardenal Portocarrero,
Arzobispo de Toledo y señor de la villa. El asunto
llegó pues a su Secretaría de Cámara:
dias que tenía contratada para la fiesta del Corpus y que retrasara
tal representación al día de la Octava del Corpus a lo que la villa
no accedió: Libros de Actas Municipales, Acuerdo de 17 de mayo
de 1698. A.M.B., H-13.
20 Libros de Actas Municipales. Acuerdo de 25 de julio y de 14
de septiembre de 1691. A.M.B., H-012. El pleito se originó en las
fiestas del Corpus Cristi de dicho año.
Los espectáculos taurinos se celebraban durante siglos (hasta
1965) en la plaza del Coso. Entrada a la plaza para la corrida de
las fiestas de 1944.
Nuestra historia
…y el dicho cura dio horden al lizenziado Gaspar
Barvero beneficiado de dicha parrochia para que
fuese a dar la queja al cardenal mi señor el qual
fue y dio dicha queja alegando las rraçones que le
movían para dicho embaraço y el señor corregi-
dor deesta villa en su nombre escrivió a su emi-
nencia y a Don Pedro Suárez letrado de cámara
representando el derecho que a esta villa le asis-
tía el qual rrespondió por carta de quatro del co-
rriente...
el estilo y costumbre de la villa y que se escribiese al
El Cardenal Portocarrero resolvió que se guardase
cura para que observase su orden. Así sucedió el 14
de septiembre como motivo de la fiesta de toros de
septiembre en la que se tocó la campana de San Juan
por la mañana, en la entrada de los toros, y por la
tarde al comienzo de la corrida. Reproducimos a con-
tinuación la carta de cuyo tenor se desprende la dife-
rencia que se establecía entre el encierro de los toros
y la corrida posterior:
Señor mío. Reciví la de vuestra merzed de 24 del
pasado y aviéndola participado al cardenal mi
señor y en virtud del ynforme que por otra parte se
tubo tocante a el embarazo sobre tocar la canpana
y prisión de el sacristán por aora no ay que azer
en esta materia en su posición de averse dado por
vuestra merzed soltura al sacristán y que no obrará
con pasión alguna y en adelante en las fiestas de
toros se usará la canpana del estilo y costunbre
que hasta aquí siendo çierto se dirige a que la jente
se aparte durante la entrada y corrida de toros y
no para convocar a ella y así se escribe por la se-
cretaría de cámara de su eminencia y yo quedo
con toda boluntad para servir a vuestra merzed
cuya vida guarde Dios muchos años. Madrid, y
julio 4 de 1691. Beso la mano de vuestra merzed
su servidor. Doctor Don Pedro Suárez. Señor li-
zenziado Juan Sánchez Arias.
27
28
29
 Nuestros pueblos

La villa de Tomellosa y
su iglesia parroquial
[Por Isidro Pollán de la Casa y Ángel Peláez Ruiz]
La Villa de Tomellosa, situada a media ladera en el valle del río Tajuña y a unos dieciséis
kilómetros de Brihuega, está rodeada de campos de tomillo que la dan el nombre y tiene
su origen en una primitiva aldea ya constituida en la Edad Media como perteneciente al
Común de Guadalajara y por tanto tierra de realengo, fruto de las conquistas del Reino de
Castilla en los siglos XI y XII.
de Toledo. et primado de las Españas. con
otorgamiento de don Miguel el Dean. et de
Las primeras noticias documentales datan de la

todo el Cabildo de Toledo. Otorgamos nuestra

primera mitad del siglo XIII, cuando Fernando III el

nez de Rada y así está inscrita en el «Liber Privile- villa Briuega. a todos los pobladores que y son
Santo la dona al Arzobispo de Toledo Rodrigo Jimé-

giorum» de la Catedral de Toledo junto a otras oy. o uinieren y daqui adelant. a ellos. et a
fijos. et a nietos. et uisnietos. et a todas sus
generationes. con todos sus terminos. et con
aldeas de Brihuega.

todas sus Aldeas. … que nos ganamos del

Rey don Ferrando. que dios de uida. las qua-
Años más tarde el propio Jiménez de Rada con

les son estas. Gaianeios. Val de Salze. Fe-

motivo de la fundación de una serie de capellanías

rrunnuela. Benuiure del castiello. Hyelamos de

en la recién construida catedral toledana, dona para
el sustento de éstas a Tomellosa, junto a otros luga-
res de la Alcarria que son de su propiedad. sant Andres. Tomellosa. ...”

En el Fuero de Brihuega, que el Arzobispo de To- Durante los siglos siguientes la aldea de Tome-
ledo otorga hacia 1242 vuelve a aparecer Tomellosa: llosa estuvo integrada en la Comunidad de Villa y

“… don Rodrigo por la gratia de dios Arzobispo

Tierra de Brihuega con una economía basada en los
recursos naturales: leña y pastos, recogida de be-

30

llota de los abundantes robles, agricultura y algo de
ganado cabrío. Todo ello muy habitual en las locali-
dades próximas y suficiente para contribuir al man-
tenimiento de dicha Comunidad mediante el
concepto denominado «vecindades» que se obtenía
de una relación proporcional calculada en base a la
superficie y al número de habitantes.
Este gasto de «vecindades» incluía el pago de los
impuestos reales, escribano, justicia y pleitos, algo
muy habitual y de lo que han llegado varios casos
documentados por los conflictos entre aldeas con
ocasión de recogida de bellota, leña, utilización de
pastos y por delimitación de terrenos, en definitiva
todos ellos ligados a la utilización de los recursos na-
turales.
El reconocimiento de Tomellosa como Villa lle-
gará en el siglo XVI, cuando Felipe II, acuciado por
las guerras de Flandes y Turquía consigue la autori-
zación papal para desmembrar propiedades ecle-
siásticas y posteriormente venderlas.
Las «Bulas Papales» para llevar a cabo esta des-
amortización eclesiástica son la base legal que per-
mitieron ya desde época de Carlos I recuperar
propiedades cedidas a la Iglesia y bienes de todo
tipo, incluyendo jurisdicciones y vasallos con el ob-
jetivo de atender mejor las necesidades defensivas
contra infieles y así el rey poder disponer de esos
bienes como cosa propia.
En el caso que nos ocupa es la Bula Papal que el
6 de abril de 1574 el papa Gregorio XIII otorga a Fe-
lipe II, reforzada el 14 de marzo de 1579 con una dis-
posición pontificia que permitía que no hiciera falta
el consentimiento de las instituciones afectadas.
El proceso de Tome-
llosa se conoce bien gra-
cias a la copia que en 1727
hace el escribado Nicolás
Alcalde del documento ori-
ginal de Felipe II. El coste
que se estipuló pagar al Ar-
zobispo de Toledo por des-
membrar Tomellosa fue de
705 maravedís y cuatro ga-
llinas, más los pechos y
derechos, que la aldea pa-
gaba al arzobispado todos
los años, lo que arrojó una
Tomellosa - Casa Consistorial. Foto: Ángel Peláez.
Nuestros pueblos
cifra final de indemnización de 2.763 maravedís, in-
crementados en 200 más por los derechos de bienes
mostrencos.
Tomellosa pasa a ser de realengo, es decir, pro-
piedad de la Corona y se la nombra Villa según
con autorización para disponer de «…horca, picota,
Orden Real de El Escorial de 16 de abril de 1579,
cuchillo, cárcel, cepo azotes y todas las otras ynsig-
nias de jurisdicción que suelen tener y pueden
tener». A partir de ese momento se abre el proceso
para su venta y que la Corona pueda obtener sus be-
neficios, pero en este caso no se sabe muy bien si
por el deseo de no depender de otro señor que hi-
ciera buenos a los arzobispos de Toledo o por al-
guna otra razón serán los propios vecinos quienes
compren la villa.
Dentro de este proceso de desamortización del
siglo XVI algunas poblaciones ejercieron su derecho
a su propia compra porque al desmembrarse de la
iglesia veían la oportunidad de eliminar el viejo se-
ñorío y jugaba a su favor su pertenencia a la Corona
aunque supusiese el endeudamiento público durante
generaciones.
No es menos cierto que en estos procesos jugaba
también a favor la influencia de algunos ricos del
lugar, que veían una mayor oportunidad de explotar
para sí la riqueza que la villa podía aportar en un en-
torno en que la mayoría son pobres labradores que
viven de labrar y cuidar algunos animales que les da
lo justo para comer. La experiencia de aldeas próxi-
mas que en los años anteriores habían cambiado de
manos eclesiásticas a otras pudientes o la influencia
que pudo ejercer en la decisión la iniciativa de Jo-
seph Escudero, vecino de la villa en esos años y que
31
 Nuestros pueblos
era tesorero real de las partidas de Uceda y Torrela-
guna, así como mayordomo en Brihuega del Carde-
nal Archiduque, llevaron a los propios vecinos a
tomar la decisión de comprar la villa al rey.
El pago para depender de la Corona y no tener
otro señor que no fuera el rey fue de 1.694.310 ma-
ravedís, que se formalizó en 17 de marzo de 1580. El
concejo aportó aproximadamente la cuarta parte de
la cifra, y el vecino de la Villa Rodrigo de Ansunez,
las tres cuartas partes restantes a un importante in-
terés anual. Tomellosa quedó endeudada durante
años, pero eso sí, dependiendo del rey.
El siglo XVII transcurrió con una cierta calma, o
al menos no conocemos hechos significantes, dentro
de las penurias económicas motivadas por la deuda
y porque la población era mayoritariamente pobre y
sólo entre el diez y quince por ciento gozaba de un
cierto desahogo, mientras que la concentración de
riqueza estaba en el cinco por ciento. Se hizo frente
a los pagos del préstamo, con mucha dificultad en
algunos años, y en la segunda mitad del siglo se
acometió la reforma de la iglesia por iniciativa del ve-
cino Juan Martínez.
En el siglo XVIII la autonomía se vuelve a sus-
pender con la llegada al trono de Felipe V y por rea-
les órdenes de 1706 y 1707 se anulan
temporalmente las segregaciones de los bienes de la
corona con el pretexto de contribuir a los gastos de
la guerra internacional que enfrentaba a los borbóni-
cos contra los partidarios de la dinastía de los Habs-
busgo en la sucesión de la Corona española.
Alcabalas, Tercios reales, Cientos y Millones serán
los impuestos más afectados. Pagadas las rentas,
Tomellosa - Archivo desde el siglo XVI. Foto: Ángel Peláez.
32
en 1710 se restituye la propiedad al Concejo de To-
mellosa.
La economía no mejorará hasta finales del siglo
XVIII, cuando se afrontan nuevas reformas de la igle-
sia, se construye el puente sobre el Tajuña y se re-
hace el molino de aceite. Los recursos del campo
siguen siendo la fuente principal del dinero con una
población eminentemente agrícola, bien labradores,
que poseen algunas tierras para cultivar, o bien jor-
naleros que trabajan a sueldo en la agricultura.
El cultivo del cáñamo da lugar a una pequeña pro-
ducción textil, dando trabajo a hilanderas, tejedores
y sastres. Se llegan a contabilizar hasta seis tejedo-
res en los siglos XVIII y XIX; la producción de aceite
parece datar ya desde finales del siglo XVI o prime-
ros del siglo XVII. Posiblemente la miel también
forma parte del la pequeña aportación a la riqueza.
El siglo XIX estuvo marcado por la guerra contra
los franceses primero y entre carlistas e isabelinos
Miñano en 1826 en su Diccionario Geográfico y Es-
después. La descripción que nos hace Sebastián de
tadístico nos habla de una economía basada en la
producción de trigo, cebada, vino, aceite y otros fru-
tos, con un molino de harina y otro de aceite, y con
la realización de telares de lienzos caseros, en un
pueblo con casas de piedra y barro y calles empe-
dradas.
Con respecto a la población, Tomellosa siempre
ha mantenido unas cifras similares desde el siglo
XVI, en torno a los cien vecinos y trescientos habi-
tantes, hasta las migraciones de la segunda mitad
del siglo XX.
Por vecinos se entiende
aquellos residentes, cabeza
de familia, inscritos y a la
sazón dispuestos a ocupar
los cargos que en razón del
Concejo pudieran corres-
ponderles.
Las cifras exactas varían
según los autores y el mo-
mento. Así en el inventario
que se hace de bienes en
los primeros años del siglo
XVII la cifra es de 110 veci-
nos; en 1706 un nuevo in-

ventario arroja la cantidad de 102 vecinos; en 1746
se habla de 96 vecinos; en el Catastro del Marqués
de la Ensenada, a mediados del siglo XVIII, se habla
de 98 casas y 368 habitantes; hacia 1810 hay 107
vecinos; hacia 1860 se anotan 113 vecinos y 420 ha-
bitantes; Sebastián de Miñano habla en 1826 de 144
vecinos y 645 habitantes.
A principios del siglo XX la Villa de Tomellosa
tenía 430 habitantes, de los cuales sólo un tercio de
la población sabía leer y escribir, con una economía
basada en la agricultura con producción de trigo, ce-
bada, avena, centeno, vino, aceite, legumbres, fru-
tas y miel, existiendo algo de pesca en las aguas del
rio y algo de caza menor. En esa época ya se cons-
tata la existencia de nogales con más de doscientos
años de antigüedad, y sus casas, unas 200, estaban
hechas de adobe y piedra, encaladas al exterior me-
diante una capa de yeso.
Las cifras son siempre aproximadas y nunca de-
terminantes al estar vinculadas al pago de impuestos
por lo que sus imprecisiones son frecuentes.
Lo que se sabe es que la esperanza de vida du-
rante estos siglos está situada en torno a los cin-
cuenta años y que la tasa de mortalidad infantil es
elevada, algo muy habitual y similar a lo ocurrido en
otros pueblos de la Alcarria.
La Casa Consistorial es uno de los edificios más
interesantes de la Villa, buen ejemplo de la arquitec-
tura castellana del siglo XVI y cuya descripción apa-
rece recogida en el Catastro de Ensenada, de dos
pisos de altura y sin ningún tipo de ornamentación,
con una doble galería en la parte frontal, con pies de-
rechos y zapatas. Los paramentos son de adobe y la
cubierta inclinada con teja árabe.
El edificio aparece descrito en el antes mencio-
Tomellosa - Fuente del siglo XVI. Foto: Ángel Peláez.
Nuestros pueblos
nado Catastro de Ensenada, indicando el número de
habitaciones y su uso: carnicería y calabozo en la
planta baja, sala capitular y despacho del Secretario
del Ayuntamiento en la planta alta.
La Casa Consistorial conserva un amplio archivo
histórico, desde el siglo XV hasta nuestros días, cui-
dado y ordenado en los últimos años por el vecino
de la Villa Juan Manuel Abascal Colmenero.
No obstante las condiciones de conservación de
esta verdadera joya histórica dejan mucho que de-
sear y las autoridades competentes deberían inter-
venir para preservar su futuro, garantizando su
integridad y transmisión a las generaciones futuras
para que constituya parte de su patrimonio histórico.
Frente a la Casa Consistorial se encuentra la
Plaza Mayor, espacio que en otro tiempo fue utili-
zado como campo de juego de bolos castellanos,
muy del gusto en la zona, y en algunas ocasiones
como coso taurino.
En uno de sus laterales hay una fuente de vecin-
dad del siglo XVI, adosada al muro de una casa.
Consta de un frontón flanqueado por dos pilastras,
con remates piramidales, con bola los laterales.
Tiene tres caños, de los que sólo hay uno en uso,
que vierten el agua al pilón y está realizada en pie-
dra caliza.
La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol tiene
elementos arquitectónicos de los siglos XVI, XVII y
XVIII y está situada en una zona elevada de la Villa,
donde posiblemente se situaría un primitivo templo
del que no se tienen noticias.
La primera construcción se realiza en el siglo XVI,
de la que se conserva la cabecera gótica, con bó-
veda de crucería, con sus terceletes y clave, y el arco
Tomellosa - Iglesia de San Pedro Apóstol. Foto: Ángel Peláez
33
 Nuestros pueblos
toral de medio punto, realizado en piedra y con mar-
cado estilo gótico.
El resto del templo es del siglo XVII, con su inte-
rior de tres naves, de cuatro tramos, separadas por
arquería de medio punto sobre pilares con pilastras
toscanas adosadas. La nave central está cubierta
por bóveda de medio cañón con lunetos, decorada
con placas y yeserías, ignorándose si en algún mo-
mento estuvieron decoradas por pinturas.
Las naves laterales también se cubren con bóve-
das de cañón, con placas nervadas.
Coro en alto, a unos tres metros y medio de al-
tura sobre el nivel del suelo, situado a los pies de la
iglesia.
El templo, de veintisiete metros de largo, catorce
de ancho y con una altura de unos nueve metros
está construido con muros de sillarejo, con cadenas
de sillares en los ángulos y contrafuerte en la cabe-
Tomellosa - Iglesia de San Pedro Apóstol. Foto: Ángel Peláez
34
cera. La puerta se sitúa en el lado del Evangelio con
arco de medio punto, con dovelas de piedra. Torre
en los pies, de cuatro cuerpos y basamento, reali-
zada también en sillarejo.
En el lado de la Epístola se encuentra la capilla
del Santo Cristo del Consuelo, realizada en el siglo
XVIII, cubierta con cúpula de media naranja sobre
pechinas y con una linterna, decorada con placas de
yeso y óvalos, con figuras de la Pasión.
La iglesia tuvo un retablo mayor plateresco, del
siglo XVI, desaparecido en la Guerra Civil, y susti-
tuido por el actual de escayola y del siglo XX. El ca-
marín es rectangular y está cubierto por bóveda de
paños con linterna y contiene restos de la decora-
ción pictórica al temple en paredes y cubierta, reali-
zada a los largo de los siglos XVIII y XIX. Una
inscripción indica:
« … PINTO ESTE CAMARIN EL AÑO DE 1828»
Bastón procesional del siglo XIX. Foto: Ángel Peláez.
 Nuestros pueblos

rrez, Historia, vida y costumbres de un pueblo al-

Al pie de la puerta de acceso al templo una lápida Censo de Campoflorido. Miguel Rodríguez Gutié-

carreño, Guadalajara, 1992. José María Ferrer

sepulcral rota, en la que sólo puede leerse:

González, El poder y sus símbolos, Guadalajara,

2005. Antonio Herrera Casado, Los Escritos de
« … HIC IACET IOAN … OBIIT … ANNO …»

Herrera Casado, www.herreracasado.com. Anto-

nio Pareja Serrada, Brihuega y su partido. Juan
que correspondería al licenciado Juan Martínez

Agustín Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de

según las investigaciones de Abascal Colmenero en

los más ilustres profesores de las bellas artes en

el archivo de la Casa Consistorial.

España, Madrid, 1800. Antonio Ponz, Viage de

España, o Cartas en que se da noticia de las
Las imágenes y pinturas del templo son del siglo

cosas más apreciables y dignas de saberse, que

XX, aunque hay algunos elementos decorativos an-

hay en ella, Madrid, 1772. Pascual Madoz, Diccio-

teriores, como un lavamanos de piedra en la zona

nario geográfico-estadístico-histórico de España y

de la sacristía, posiblemente del siglo XVI, un bastón

sus posesiones de Ultramar, Madrid, 1850. Se-

procesional de plata en su color, del siglo XIX y la

bastián de Miñano, Diccionario Geográficos-Esta-

pila bautismal, del siglo XVI, con decoración gallo-

dístico de España y Portugal, Madrid, 1827.

nada, de casi un metro de diámetro y realizada en

Francisco Muñiz de Tejada, Memoria sobre la or-

granito.

ganización de distritos municipales de la provincia

de Guadajalara, Guadalajara, 1867. Pablo Riera y
En la Villa, a las afueras, también existe una er-

Sanz, Diccionario de España y sus posesiones de

mita, dedicada a Nuestra Señora de la Vega, con im-

ultramar, Barcelona, 1891.Juan Manuel Abascal

portante tradición de romerías y con noticias de la

Colmenero, Tomellosa a la luz de su archivo, Gua-

misma ampliamente documentada desde el siglo
XVI en el Archivo de Tomellosa.

Tomellosa. Curiosidades históricas, Guadalajara,

dalajara, 2005.Juan Manuel Abascal Colmenero,

2018. «La Quebrada», Periódico de Tomellosa,

Sin embargo apenas quedan restos del impor-
tante molino de aceite del siglo XVIII, ejemplo del

otros, Inventario artístico de Guadalajara y su pro-

desarrollo económico del lugar en ese siglo. números 7 y 8 .José María Azcárate Ristori y

Fuentes y bibliografía: vincia, Madrid, 1979.

Instituto Nacional de Estadística; Archivo Dio-
cesano; Archivo Provincial; Registro civil; Relacio- Desde estas páginas queremos dar las gracias
nes Topográficas de Felipe II, Censo de los a Juan Manuel Abascal Colmenero por su dedica-
Millones, Censo del Marqués de la Ensenada, ción en la conservación del Archivo de la Villa.

Tomellosa - Iglesia de San Pedro Apóstol. Foto: Ángel Peláez.

35
 Espacio institucional
Entrevista a Luis Manuel Viejo
Alcalde de Brihuega
[Por Sara Vera (Nueva Alcarria)]
Brihuega, como todos los municipios de España y
del resto del mundo, ha atravesado uno de los perio-
dos más complicados, especialmente para los más
mayores, los comerciantes y los hosteleros. Entrevis-
tamos a Luis Viejo Esteban, alcalde de Brihuega,
quien se muestra satisfecho por el trabajo que han re-
alizado las administraciones y el sistema sanitario pú-
blico español y por los proyectos que tiene Brihuega.
Viejo, además de la alcaldía, lleva directamente Tu-
rismo desde hace ya seis años con resultados muy
positivos para la economía del municipio.
Este ha sido un mandato singular en la que
antes de cumplir un año nos vimos inmersos en
una pandemia, ¿qué valoración hace de estos casi
dos años al frente del Ayuntamiento?
Ha sido un año muy complicado. Desde el Ayun-
tamiento hemos gestionado esta crisis sanitaria, eco-
nómica y social aportando importantes recursos
municipales, pensando en las personas, como fue el
paquete de medidas de 210.000 euros que incluía: un
plan de empleo, ayudas para el transporte, las em-
presas, pymes y autónomos, para libros de texto y
material escolar y un banco de alimentos para perso-
Luis Manuel Viejo, alcalde de Brihuega.
36
nas en situación de exclusividad social. Y además,
hemos llevado a cabo una política de desinfección de
vías y edificios públicos y se ha abastecido a la po-
blación con mascarillas, y con todo tipo de material
sanitario y de prevención a los negocios de Brihuega
y nuestras pedanías. En definitiva, puedo concluir que
hemos hecho una buena gestión de esta crisis y que
algunas de las medidas adoptadas las continuamos
mantenimiento en la actualidad.
¿En qué medida ha afectado la pandemia al
desarrollo de proyectos?
Nosotros no hemos dejado de trabajar, al tiempo
que gestionábamos la crisis sanitaria, social y econó-
mica. Hemos sido capaces de sacar adelante el pro-
yecto de conversión de la Real Fábrica de Paños en
un hotel balneario con restaurante, una inversión de
12 millones de euros que generarán directamente 60
puestos de trabajo, hemos sacado a licitación las
obras de restauración de la antigua iglesia de san
Simón que se convertirá en el centro de innovación
rural de Brihuega, hemos adelantado el proyecto co-
marcal del centro de día, hemos conseguido la inver-
sión de 2,9 millones de euros para la construcción de
la depuradora de aguas residuales de Brihuega y un

sinfín de inversiones que se harán realidad próxima-
mente y que se suman también a la segunda fase de
pavimentación de pedanías que comenzará próxima-
mente y que tiene que ver con la voluntad de seguir in-
virtiendo en nuestros pueblos.
¿Cuáles han sido los sectores más afectados?
Por supuesto, el sector turístico y la hostelería,
pero estos serán de los primeros que puedan recu-
perarse ya que Brihuega es un destino turístico de re-
ferencia. Pero si algo se ha visto beneficiado en esta
crisis, ha sido el medio rural, ya que hemos incre-
mentado la población, también claro está por haber
convertido Brihuegha en un territorio atractivo para
vivir, emprender e innovar gracias al trabajo diario. Y
esto ha desencadenado un aumento importante en el
sector inmobiliario, aumentando el número de com-
praventa de viviendas y las licencias para la reforma
de viviendas. También han aumentado los proyectos
de emprendimiento que están consolidando Brihuega
y su municipio como una tierra de oportunidades.
Uno de los proyectos que siempre han consi-
derado prioritarios en el presente mandato es el
del Centro de Día, ¿en qué punto se encuentra en
la actualidad?
Es un proyecto tractor del municipio. Será un pro-
yecto comarcal que contemplará el programa de cen-
tro de día y el programa de estancias diurnas.
Tenemos los informes favorables de Bienestar Social
y Patrimonio, contamos con una subvención de
200.000 euros de FADETA para este proyecto y du-
rante este año iniciaremos la licitación de las obras al
tiempo que cerraremos el convenio con la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha.
En lo que se refiere al turismo, hace poco tuvo
lugar Fitur, ¿se fue con buen sabor de boca?
Muy satisfecho como en años anteriores. Contar
con un stand propio en la Feria Internacional del Tu-
rismo es muy importante y nos posiciona como des-
tino.
En varias ocasiones ha hablado de implantar
un turismo sostenible y de calidad en la villa, ¿de
qué se trata?
Se trata de promover un turismo cultural desesta-
cionalizado, de hecho, lo estamos consiguiendo, cua-
driplicando el número de visitantes respecto al año
anterior durante todos los meses del año. Queremos
un turismo responsable, que respete el medioam-
biente y que convierta a Brihuega en un destino donde
volver, vivir o emprender.
Espacio institucional
En el anterior mandato quedó pendiente la re-
habilitación de la antigua iglesia de San Simón,
¿podría desgranar algo más sobre este proyecto?
En el mandato pasado conseguimos que la Junta
invirtiera 110.000 euros para consolidar el edificio, ya
que tenía el riesgo de que colapsara. En esta legisla-
tura se ha conseguido la propiedad por 12.500 euros
e inmediatamente se ha adjudicado la redacción del
proyecto las obras han comenzado este mes de julio,
en 9 meses podremos disfrutar de este monumento
completamente recuperado. Es un edificio único del
siglo XIII, declarado Bien de Interés Culural en 2005.
Se trata de una antigua sinagoga y mezquita, por lo
que es un edificio de incalculable valor histórico y ar-
tístico. La recuperación de este monumento supon-
drá también poner en valor el urbanismo medieval de
Brihuega, pues el jardín volado sobre la plaza Mayor
es un espacio fundamental de la parcela, así como la
casa del siglo XVIII que da a la calle Mayor, que es
donde ubicaremos el Centro de Innovación Rural, un
espacio abierto a los emprendedores a través de la
digitalización y la conectividad garantizando una cul-
tura digital para todas las etapas de la vida. El Ayun-
tamiento de Brihuega apuesta por la recuperación del
patrimonio, su puesta en valor y su apertura al público.
Ganar la Copa España Creativa ha sido una de
sus grandes aspiraciones, ¿qué le supone?
Que `Brihuega es innovación’ haya salido victo-
riosa nos posiciona como un pueblo dinámico e inno-
vador que construye futuro con un proyecto claro,
decidido y sostenible. O nos conectamos o estamos
abocados a desaparecer. Nuestros pueblos tienen
que convertirse en paraísos de cultura digital.
Hace unos meses anunciaron el proyecto de la
Real Fábrica de Paños. ¿Es un sueño hecho rea-
lidad?
Es un sueño para todos los briocenses y, sobre
todo, para mi. La Real Fábrica de Paños de Brihuega
se convertirá en un hotel de 4 o 5 estrellas, un destino
turístico de referencia y calidad único en Castilla-La
Mancha. A su vez, será un proyecto que dinamice el
municipio y cree sinergias de crecimiento y economía
local.
Para terminar, ¿cómo ve o se imagina el futuro
no muy lejano de Brihuega y que diría para animar
a aquellos que quieran asentarse y vivir en el mu-
nicipio?
Un futuro prometedor que debe ser compartido por
todos. Vivir, innovar y emprender en Brihuega es ha-
cerlo con proyección de futuro y garantía de éxito.
37
 Espacio institucional
Brihuega y el municipio mexicano
de Puebla, hermanas a través de la
historia
[Por Mª Teresa Valdehita Mayoral. Directora Archivo General]
El proyecto de Turismo Sostenible Ariadna se materializa en las 1ª Jornadas de Turismo Rural
Sostenible de Brihuega el 2, 3, 4 de septiembre 2021.
En el año 2020 se cumplieron 400 años del pri-
mer viaje transatlántico de un grupo de briocenses a
la ciudad mexicana de Puebla, cuando casi 1.000
hombres y mujeres decidieron empezar allí una
nueva vida. Escribanos y comerciantes, decidieron
huir así de la persecución religiosa que vivían aquí,
ya que eran en su mayoría conversos. Allí impulsa-
ron la creación de una industria textil fuerte, logrando
mantener sus vínculos con Brihuega y dejando un
rastro de documentos encontrados en el Archivo de
Indias, que han investigado los historiadores.
Hace un año, 38 vecinos de Brihuega emprenden
un viaje hasta Puebla siguiendo los pasos de sus an-
tepasados hace 400 años, para entregar la Carta de
Intenciones de Hermanamiento a la Municipalidad de
Puebla, en nombre del Alcalde de Brihuega, Luis Ma-
nuel Viejo. La comitiva vecinal fue recibida por la
Presidenta de la Municipalidad de México, Claudia
Rivero quién hoy, junto al Alcalde de Brihuega, Luis
Manuel Viejo, restablecen los lazos que les unen his-
tóricamente, firmado, en una reunión virtual entra-
ñable y emocionante para todos, el Acuerdo de
Hermanamiento entre ambos Municipios.
Teresa Valdehita, concejala de Patrimonio y Cultura.
38
Al acto acudieron, además de los vecinos y los
concejales de la corporación, el delegado de la
Junta en Guadalajara, Eusebio Robles, el diputado
provincial de Turismo, Rubén García Ortega, y la
diputada provincial de Cultura, Mª Teresa Franco
Bañobre. De forma telemática asistieron también,
además de la edil Claudia Rivera, la embajadora de
México en España, María Carmen Oñate Muñoz; el
Secretario del Ayuntamiento de Puebla, Edgar Da-
mián Romero; el director general para Europa del
Gobierno de México, Bernardo Aguilar Calvo; y Xi-
mena Escobedo Juárez, directora general de coor-
dinación política de la Secretaría de Relaciones
Exteriores de México.
Teresa Valdehita, concejala de Patrimonio y Cul-
tura del Ayuntamiento de Brihuega anunció que
“esta iniciativa ciudadana es un ejemplo de turismo
sostenible y empatía social que hemos transfor-
mado en El Proyecto Ariadna y se materializará en
las 1ª Jornadas de Turismo Rural Sostenible que
tendrán lugar en Brihuega el 2, 3 y 4 de septiembre
de 2021. La misión de esta jornadas es generar un
espacio de debate en el que tengan cabida nuevas
visiones compartidas en torno a un modelo de tu-
rismo rural sostenible que ponga en valor los re-
cursos del territorio: el patrimonio, la cultura, la
historia, el entorno y las personas, con el objetivo
de crear y transmitir nuevos relatos, compartir si-
nergias y oportunidades sostenibles desde una vi-
sioìn innovadora, formativa e histoìrica, utilizando
la tecnologiìa como herramienta de cohesioìn terri-
torial y el hermanamiento entre municipios como
una oportunidad para la EspanÞa rural de abrirnos
al mundo y para generar actividad, implicando a la
ciudadaniìa y hacieìndola participe de ese desarro-
llo en teìrminos de sostenibilidad no solo econoì-
mica y medioambiental sino también social.
39
 Establecimientos de antaño

Del Cinema Pardo al Cine Azul:

soñar en pantalla grande
[Por Elena Romera Valdehita]
El camino hacia el Paseo de la Fábrica se hace largo. La cartelera expuesta en Los Guerrilleros
vuelve a recordarle su cita con Laura Antonelli. Acelera, no quiere llegar tarde.

La multitud ya guarda su turno para comprar su
entrada. Entra en el edificio y saluda a Marcial, dis-
puesto a recibir a los primeros clientes tras la barra.
A la derecha, en la taquilla, paga su entrada y Lour-
des se la tiende junto con una sonrisa. Entra en la
sala y, como cada semana, vuelven a llamar su aten-
ción las hileras de butacas azules que en las próxi-
mas horas serán confidentes de los ideales que esa
película vaya a crear en su mente. Cierra los ojos y
los abre a la par que las grandes cortinas azules
dejan ver la gran pantalla mientras le envuelve el so-
nido del documental. Comienza la película y empieza
a soñar despierto.
Alguno de ustedes también habrá soñado des-
pierto al ver una película en Cinema Pardo o en el
Cine Azul, el gran cine de Brihuega
Cinema Pardo abrió sus puertas en el año 1954.
Maribel Pardo señala que se ubicó en el antiguo
salón Pardo, local situado en el Paseo de la Fábrica
y que ofrecía baile (compitiendo con el Salón Jardi)
en verano. Maribel narra cómo surgió la idea de abrir
un cine en Brihuega: “Mi padre coincidió con un re-
presentante de películas que vino a Brihuega y en la
conversación con él, se fraguó Cinema Pardo”.
Para la apertura del cine, Jesús Pardo contó con
la ayuda de Manuel Jurado quien trabajaba como
operador de cine en una gran sala de la madrileña

Lugar donde estaba ubicado el Cine Azul.

40

calle Alcalá y ofreció sus conocimientos para la com-
pra e instalación tanto del proyector como del equipo
de sonido. Ángel Albendea también ayudó a Pardo
en la puesta en marcha de las cámaras y el montaje
de las películas.
Así, Pardo firmó contratos con diferentes distri-
buidoras para la compra de películas: CBS, Metro
Goldwyn Mayer, JF Films... “Las distribuidoras ofre-
cían lotes de 10 o 15 películas de las que única-
mente resultaban interesantes dos o tres (las
películas de cabecera); el resto no merecía la pena
proyectarlas” apunta Maribel. Manuel Alique, quien
desempeñaba un importante cargo en las oficinas de
la distribuidora Dipenfa Filmayer, también fue un
apoyo para Pardo al facilitarle el contrato y la recep-
ción de películas.
Las sacas con los rollos de las películas llegaban
en el coche de línea cada jueves. Entonces se pro-
cedía al montaje de las mismas para su reproducción:
se unían los rollos de celulosa con acetona. Maribel
señala el peligro que suponía la proyección de estas
películas de celulosa en las que la luz se obtenía gra-
cias a unos electrodos con carboncillo que había que
ajustar constantemente para mantener la intensidad
de la luz. Todo ello requería de un técnico que reali-
El Cine Azul en acuarela de Fany.
Establecimientos de antaño
zara esta operación durante la proyección. La chispa
de estos electrodos podía prender la celulosa (extre-
madamente inflamable) en cualquier momento. La di-
ficultad de la reproducción exigía al menos 3
descansos en cada película; si bien estos dependían
de la duración del filme. Las películas se proyecta-
ban en la tarde de los sábados, domingos y lunes.
Los martes, ya desmontados, los rollos eran nueva-
mente devueltos en el autobús de línea.
La cartelera se anunciaba en la fachada del cine y
en el bar Pardo, hoy conocido como Los Guerrilleros.
En los inicios, el Cinema Pardo contaba con sillas
de madera unidas y distribuidas a lo largo de la sala
que contaba con una capacidad para 200 personas
aproximadamente. No existía pantalla como tal sino
que se proyectaba directamente sobre la pared.
El éxito de algunas películas exigía poner sillas
mente la película de Los diez mandamientos que se
adicionales en la sala. Maribel recuerda especial-
convirtió en tal éxito de taquilla que supuso la llegada
de vecinos de otros pueblos en autobuses fletados
internacionales como Vencedores y vencidos tenían
exclusivamente para asistir al cine. “Algunos éxitos
solo cinco espectadores, mientras que otras pelícu-
las como las protagonizadas por Manolo Escobar,
Concha Velasco, Cantinflas o Sofía Loren eran un
éxito asegurado”, afirma Maribel.
dores musicales como My Fair lady. Además, de-
El Cinema Pardo también ofreció a sus especta-
lante de la pantalla existía un escenario en el que
llegaron a actuar artistas de la talla de Manuel Mo-
lina. En este mismo tablado se ofrecían una o dos
varietés cada año.
las como El último tango en París tenían prohibición
La censura controlaba las proyecciones. “Pelícu-
expresa de publicitarlas en la cartelera o en pasqui-
nes. Además, en cualquier momento podíamos reci-
bir una inspección del Gobierno”, apunta Maribel.
En el año 1961 José Antonio Romera, marido de
Maribel, asumió la dirección del cine incluyendo me-
joras como un proyector de mayor tamaño o un rollo
más grande que permitía reproducir las películas sin
tantos descansos.
Los precios fueron adaptándose a los tiempos: de
las 7 pesetas que costaba la entrada del cine en los
inicios a las 15 pesetas en la década de los 70.
41
 Establecimientos de antaño
Quizá uno de los recuerdos más nítidos del Ci-
nema Pardo es el incesante sonido de las pipas
que los espectadores pelaban sin cesar durante las
proyecciones. “Mi hermana y yo estábamos des-
esperadas ante la cantidad de cáscaras de pipa
que se acumulaban al final de cada sesión” co-
menta Maribel.
En el año 1976 la familia se marchó a vivir a
Guadalajara y decidieron dejar el negocio, sería el
fin del entrañable Cinema Pardo.
Julián Martínez Pascual, amante del cine, no
quiso que Brihuega quedara sin su gran pantalla y
decidió, tras una gran reforma, inaugurar una
nueva sala que llevaría el nombre de Cine Azul.
En 1979 abría el flamante Cine Azul con capa-
cidad para 150 personas que se acomodaban en
las preciosas butacas azules. El nombre del cine
procedía de un gran cine de la capital que fascinó
a Julián por la modernidad y lujo de sus instalacio-
nes.
Los Diez Mandamientos, uno de los éxitos de taquilla.
42
La reforma supuso una mayor inclinación de la
rampa de la sala para mejorar la visión de los es-
pectadores, disponiendo 15 filas de cinco butacas
a ambos lados de un pasillo central. Casa Marino,
en Madrid, se encargó de suministrar a Julián todo
lo necesario: desde las butacas hasta el proyector.
El Cine Azul ya contó con un proyector de lámpara
y una rebobinadora de mayor tamaño que permitía
montar los seis o siete rollos en los que venía se-
parada la película. Se pasó de las sillas plegables
de madera a las butacas numeradas y de la pro-
yección en la pared a la proyección en una gran
pantalla que llevaba incorporados los altavoces
con una gran mejora del audio. Se sustituyeron los
cartones de huevos en paredes y techo por un ais-
lante y el tapizado azul de paredes y puertas para
ofrecer mayor calidad de sonido. Por último, se dis-
pusieron unas grandes cortinas azules con motor
delante de la pantalla. En tan sólo un mes y medio
la reforma estaba concluida.
“La obra dejó al descubierto las tuberías de un
antiguo lagar. En el desván se habían acumulado
durante años los carteles de las películas que ofre-
ció el Cinema Pardo. Fue una pena no poder res-
catar los cientos de cartones que publicitaban los
filmes” señala con pena Julián.
Julián tuvo que obtener el título de operador
para manejar la cabina. Antes de proyectar la pelí-
cula, se encargaba de empalmar los rollos ha-
ciendo coincidir las bandas de sonido y las de
imagen. “Recibíamos algunas películas en mal es-
tado que se arrugaban en la rebobinadora. En más
de una ocasión Marcial tuvo que acudir a buscarme
a la discoteca porque se había cortado el rollo de
la película y había que empalmarlo rápidamente
para continuar con la proyección.”
En sus inicios Cine Azul ofrecía proyecciones
todos los días a las 8 de la tarde, además de una
sesión matinal para niños los domingos a las 12 de
bién ofrecieron musicales como El Festival de Wo-
la mañana. La entrada costaba 100 pesetas. Tam-
odstock y otros conciertos que se proyectaban por
la mañana.
Superman; Campeón; las películas “verdes” de
los 80 (tales como El verde empieza en los Piri-
neos); Vente a Alemania, Pepe; las películas ita-
lianas protagonizadas por Laura Antonelli; Los
cañones de Navarone; películas del oeste… fueron
como Novecento apenas generaban expectación”
grandes éxitos de taquilla. “Otras películas buenas

apunta Julián. Era obligatorio por ley proyectar al-
guna película española.
Los gastos del cine eran elevados. Los contra-
tos con las distribuidoras constituían uno de los
desembolsos más importantes, “algunas distribui-
quilla. La primera de Superman o Campeón
doras como la Warner exigían un porcentaje de ta-
suponían pagar a la distribuidora por la película un
precio y sumarle un 20% de la recaudación en ta-
quilla”. Trabajadores de la distribuidora se perso-
naban en el cine para corroborar que su empresa
obtenía ese 20 %. Además había que pagar por un
corto de cinco minutos de duración como el NODO,
algún cortometraje o anuncio que se proyectaba
antes del inicio de la película. Por último, había que
pagar cánones a la Sociedad General de Autores
que podía realizar comprobaciones del pago de las
tasas cualquier momento.
“En los inicio del cine contábamos con mucho pú-
blico. Hasta el año 1982 teníamos una afluencia de
público bastante buena. Con la llegada de la televi-
Establecimientos de antaño
sión y la apertura de dos videoclubs en Brihuega co-
menzó la decadencia del cine. Llegué a ofrecer se-
siones para siete personas” señala Julián.
Así, el Cine Azul cerró sus puertas en 1989. El
empeño de Julián hizo pervivir la sala hasta esa
fecha: “familiares y amigos criticaban que no hu-
biera puesto la discoteca en la ubicación del cine,
pero yo siempre alegaba que el cine era un aña-
dido más para el pueblo”.
Los asistentes al Cinema Pardo y al Cine Azul
proyectaban en la gran pantalla sus ilusiones que
quedaron grabadas en forma de recuerdos. La luz
de aquellos proyectores avivó innumerables fanta-
sías y permitió conocer otros mundos. Las sillas y
butacas fueron confidentes de los briocenses que,
identificados con los personajes de aquellas pelí-
culas, se creían protagonistas de los argumentos
más maravillosos. Ellos no olvidan que esta sala
forma parte de las escenas de su vida pues sus
sueños se forjaron en la pantalla grande del gran
cine de Brihuega.
43
 Deportes

Frontenis Brihuega 2020-2021

[Por Álvaro Arteaga]
Después de esta atípica temporada, tanto para la liga de frontenis como para todos en general,
la Liga provincial volvía para disputarse después de casi un año de parón obligado por la situa-
ción sanitaria.

Esta vuelta a los frontones se realizaba con todas
las medidas de seguridad y en una versión reducida
de la liga, ya que en lugar de empezar, como era ha-
bitual en octubre, comenzó a finales del mes de fe-
brero; además la formación de las diferentes
divisiones fue muy diferente, pasando de tres divisio-
nes a una, en la cual había equipos de las tres divisio-
nes mezclados.
El comienzo de la liga fue un tanto negativo ya que
cosechamos varias derrotas. Posteriormente, el
equipo se supo sobreponer a las adversidades, y a
pesar de las dificultades del equipo para poder entre-
nar, las victorias llegaron y el juego mejoró notable-
mente.
de cara al mismo, lo cual valoramos muy positiva-
mente, pero vemos que es totalmente insuficiente para
poder comenzar la temporada siguiente como locales
en nuestra localidad.
Con todo ello, el equipo ya prepara la vuelta a los
frontones con mucha ilusión y haciendo un llama-
miento a los jóvenes de la localidad que quieran jugar
en nuestro equipo, ya que estamos siempre abiertos a
recibir a todos aquellos que les guste el frontenis y
quieran pasar un buen rato, a la vez que hacer deporte.

De todos es sabido las dificultades del equipo de

frontenis de Brihuega para poder entrenar, ya que no
podemos en nuestra localidad, sino en las proximida-
des o en la propia capital.

Desde hace varias temporadas el equipo de fron-

tenis de Brihuega ha reclamado a éste y a los anterio-
res equipos de gobierno la adecuación del frontón de
Brihuega, de acuerdo a las exigencias de la federación
para así poder jugar los partidos como locales en
nuestro pueblo.

Recientemente se han llevado a cabo ciertas “me-

joras” en el frontón de Brihuega, realizando un lavado

44
44

El cuadro de la Virgen de la Peña
El pasado 8 de diciembre de 2020, al final de la misa mayor celebrada en Santa María, repre-
sentantes del Ayuntamiento y de la Parroquia formalizaron documentalmente la devolución, por
parte de ésta, del cuadro La Virgen de la Peña, propiedad del Consistorio.
Para entender bien la relevancia de este acto nos
tenemos que remontar a la conmemoración del 550
Aniversario del Patronazgo de la Virgen de la Peña
sobre Brihuega (1445-1945).
Con este motivo y con el impulso de nuestra ilus-
tre vecina, Dña. Salvadora Martínez Santos, así
como con el apoyo del Ayuntamiento y de la Cofra-
día de la Virgen de la Peña, la Universidad de Alcalá
de Henares organizó varios cursos de verano entre
el año 1995 hasta el 1999, con temáticas relaciona-
45
Virgen de la Peña grabado publicado en 1733.
Religión
[Por Marcelino Romera Mayoral]
das con la educación, historia y el patrimonio brio-
cense.
Concretamente del 5 al 9 de julio de 1999 se des-
arrolló el curso “Conceptos básicos en la conserva-
ción y restauración del Patrimonio Artístico y
Documental”, dirigido por Dña. Salvadora y D. Pablo
Cano Sanz. En este curso se hizo una descripción
de la obra pictórica Virgen de la Peña (2’00m x 1’40
m) a cargo de Dña. Leticia Ruiz, conservadora del
Museo del Prado. En ella se analizó su estado y
daños, y se alentó sobre la necesidad de restaura-
ción para conseguir su limpieza y barnizado, rete-
lado y reintegración
Para la preparación de su conferencia, la ponente
tuvo acceso al cuadro, que se encontraba en el só-
tano del edificio del Ayuntamiento
La Junta Directiva de la Cofradía consideró la
propuesta de Dña. Leticia muy interesante y con-
tactó con las autoridades municipales.
El pleno del Ayuntamiento en la sesión ordinaria
del día 2 de diciembre de 1999, por unanimidad,
acordó ceder el cuadro de la Virgen de la Peña, pro-
piedad del Ayuntamiento, a la Cofradía por un plazo
de diez años, con una serie de condiciones: la Co-
fradía se obliga a la restauración del cuadro por per-
sonal técnico adecuado al que debía dar su
aprobación el Ayuntamiento; el cuadro, una vez res-
taurado, se expondría en el salón parroquial de la
iglesia de Santa María de la Peña; la Cofradía se
obligaba a incorporar una placa visible junto al cua-
dro con la inscripción “propiedad del Ayuntamiento
de Brihuega”; para cambiar el cuadro de ubicación o
exponerlo al público, la Cofradía debería solicitar y
obtener la autorización del Alcalde de Brihuega.
El día 1 de febrero del 2000 el Presidente de la
Cofradía solicitó al Sr, Director de la Escuela de Su-
perior de Conservación y Restauración de Bienes
45
 Religión
Culturales de Madrid, la restauración del cuadro den-
tro de los procesos que se realizan en esta Escuela
de Restauración.
El 28 de septiembre del 2000 el cuadro es entre-
gado a la Escuela para proceder a su restauración,
trabajo realizado desde octubre del 2000 a mayo del
2001.
Finalizada esta labor, con la entrega del cuadro
restaurado se acompaña la memoria correspon-
diente donde se recogen pormenorizados todo tipo
de detalles de los trabajos realizados: descripción de
la obra; informe histórico-artístico; informe fotográ-
fico; informe físico-químico; estado de conservación;
propuesta de tratamiento; tratamiento realizado; con-
servación preventiva; informe económico y biblio-
grafía.
Restauración seria y muy satisfactoria, como se
puede apreciar comparando el antes y el después,
Cuadro de la Virgen de la Peña restaurado.
46
realizada por un organismo oficial, utilizando las téc-
nicas del momento y usando materiales reversibles.
Para conocer mejor el cuadro con la ayuda de
expertos transcribo una breve síntesis del informe
histórico-artístico realizado por Dña. Carmen Alben-
dea Fernández en junio del 2001, cuya dirección es-
tuvo a cargo de Pablo Cano Sanz, profesor de
Historia del Arte en la Escuela de Restauración de
Madrid.
La Virgen de la Peña, obra pictórica atribuida a
Antonio Palomino, Pintor del Rey desde 1686
La pintura, sin firmar ni fechar, representa a la Vir-
gen de la Peña de Brihuega (Guadalajara). Se trata
de un óleo sobre lienzo, que mide 171x109 cms.
Obra de estilo barroco, perteneciente a la escuela
madrileña de finales del siglo XVII o primer cuarto
del siglo XVIII.
Desde el punto de vista temático, este cuadro
pertenece a las denominadas "imágenes de alcuza",
figuras devocionales vestidas con lujosos ropajes,
bastante rígidos, que dotan a Nuestra Señora de una
silueta cónica. El pintor reproduce la talla del siglo
XIII conservada en la iglesia de Santa María de Bri-
huega, pero dotándola de un escenario celestial,
triunfalista, pues aparece rodeada de ángeles y pro-
tegida por el Espíritu Santo en forma de paloma.
Composición clara y ordenada, gran maestría en
el dibujo, destreza en la aplicación el color, configu-
ran algunos de los rasgos estilísticos más evidentes.
Contrasta el dinamismo en los paños de los ángeles
con el estatismo en el manto de la Virgen. En líneas
generales no se advierte un excesivo interés por el
espacio y la profundidad, dada la ausencia de un ám-
bito arquitectónico o paisajístico, que suele ser el re-
curso más utilizado en pintura para crear perspectiva.
La calidad de este lienzo es apreciable sobre todo
en los ángeles que escoltan a la Virgen, donde se
advierte una técnica más libre y espontánea, a base
de toques sueltos de pincel, como puede verse en
los cabellos vaporosos y desdibujados de los ánge-
les, que dan una sensación de ligereza y fragilidad.
Por el contrario, la técnica, abreviada y un tanto
plata, de la Virgen y el Niño, muestra a un pintor que
está acostumbrado al fresco.
Se aprecian, asimismo, en este cuadro algunos
elementos que parecen anunciar tímidamente la lle-
gada del gusto rococó, como la minuciosidad en la

corona de la Virgen o en los manojos de rosas, la
claridad de tonos o el acabado aporcelanado de los
ángeles. Gracias a un grabado de la Virgen de la
Peña, publicado en 1733 y firmado por Juan Bernabé
Palomino1, podemos atribuir la obra pictórica a su tío,
Antonio Palomino, artista cordobés que llego ser pin-
tor de cámara desde 1686. Estampa y lienzo pre-
sentan en común ciertos rasgos estilísticos, aunque
también notables diferencias2. En realidad, se podría
decir que este documento gráfico fue el punto de par-
tida para posteriores investigaciones, todas ellas en-
caminadas a la búsqueda de cualquier pista que
ayudase a atribuir el cuadro al pintor Acisclo Antonio
Palomino (1655-1726).
La estrecha colaboración artística entre tío y so-
brino, ya que éste estampó numerosos lienzos de
aquel; el hecho de que Antonio Palomino no firmase
la gran mayoría de sus obras; el posible agradeci-
miento de Felipe V por el comportamiento de los
habitantes de Brihuega en la batalla acaecida en
1710 como motivo de la Guerra de Sucesión al
trono de España, pudiendo encargar un cuadro de
la patrona de la villa a uno de sus pintores reales,
como era en esos momentos Antonio Palomino; el
hecho de que este artista trabajase en más de una
ocasión en las cercanías de Brihuega, concreta-
mente en Alcocer; Sigüenza y Alcalá de Henares; y
por supuesto, la comparación con otras de sus
obras3, son los principales aspectos sobre los que
se sustenta la autoría de este lienzo.
1 Esta estampa calcográfica se encuentra en el libro de Fran-
cisco de Béjar, titulado: Historia de la milagrosa imagen de Nues-
tra Señora de la Peña de la Villa de Brihuega", Madrid, 1733.
2 Similitudes entre el grabado y la pintura: disposición general de
la obra; vestimentas cónicas tanto en la Madre como en el Niño;
la mano de la Virgen aparece con la manzana y la flor; el adorno
que decora la vestimenta de la Virgen en su frente, consistente
en un lazo del que pende una cruz con piedras preciosas.
Distinciones considerables, quizás por diferencia de años entre
las dos composiciones o por disparidad de gustos, pues Juan
Bernabé era mucho más moderado y académico que su tío: ima-
gen sobre una roca y no un cúmulo de nubes; paisaje campestre
en el fondo; no aparece la paloma; niño con dos sobrecoronas;
las coronas de María también son diferentes.
3 "La Virgen de la Peña de Brihuega" presenta similitudes de án-
geles, querubines, anatomías, paños, nubes o detalles de los ros-
tros (boca, nariz y ojos) en bastantes obras de Antonio Palomino,
como por ejemplo, las "Inmaculadas" que se encuentran en el
Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
Museo del Prado, Meadovs Museum de Dallas y Esclasans (Bar-
celona); así como en las obras tituladas: "Santa Inés" (Museo de
Prado), 'San Juan Bautista, niño" (Museo de Zaragoza, depósito
del Museo del Prado), "El sueño de San José" (Iglesia de San
Jerónimo de Madrid, depósito del Museo del Prado), "La Adora-
Religión
"La Virgen de Atocha, de Madrid, obra de Juan
Carreño de Miranda, fecha entre 1671-1680, cons-
tituye un claro precedente tipológico que pudo ser-
vir a Antonio Palomino como fuente de inspiración
para concebir "La Virgen de la Peña, de Brihuega”.
Téngase en cuenta que Carreño fue uno de los
maestros de Palomino y por tanto no es de extra-
ñar que siga alguno de sus modelos.
Otro importante artista que influye notable-
mente sobre Antonio Palomino es Lucas Jordán,
pintor del que toma tipos y gamas cromáticas, así
como una técnica más ágil y libre.
El lienzo titulado: "La Virgen de la Peña ", ha
sido restaurado entre octubre del 2000 y mayo del
2001 en la Escuela Superior de Conservación y
Restauración de Bienes Culturales de Madrid, bajo
la coordinación de Ana María Calvo Manuel, pro-
fesora que ha guiado los trabajos de las siguientes
alumnas: Carmen Albendea Fernández, María Te-
resa Martín Gala, Begoña Rodríguez Cruz y Gema
Rodríguez Moreno.
De regreso a Brihuega el cuadro ha permane-
cido expuesto en la sacristía de Santa María hasta
la fecha en que el Ayuntamiento de Brihuega re-
clama su propiedad para ser expuesto en el
Museo Municipal donde podemos continuar dis-
frutando de él.
ción de los Pastores" (Consejo de Estado de Madrid, depósito
del Museo del Prado), "Alegoría del Fuego" y "Alegoría del Aire"
(Museo del Prado), "Pentecostés" (Museo del Prado), "San José
(Carmelitas de Toledo), "La Virgen del Rosario con San Antonio
de Padua y Santa Teresa" (Colección Dolores Cala, Jerez de la
Frontera). "El Salvador" (Museo Cerralbo de Madrid), "Alegoría
de Auxilio, pormenor en las pinturas al fresco de la Capilla de
Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia, donde la cruz
que decora el pecho de un ángel. es muy similar a la que existe
en el manto de la Virgen de la Peña.
47
Religión
San Cristóbal en Brihuega
El nombre de “Cristóbal” significa “el que carga o portador de Cristo” y resulta curioso aunque
no causal que al santo se le represente, precisamente, llevando sobre un hombro al Niño Jesús
e, incluso, en algunas ocasiones, a una bola del mundo.
¿Quién era San Cristóbal?
Nació en Sidón o en Tiro (s. III) y era hijo de un rey
cananeo. Era fuerte y de estatura tan grande que es-
tuvo dispuesto a servir a un rey pero no a uno cual-
quiera sino al mayor rey del mundo pues no era para
menos que una persona como él, de nombre Relicto
antes de ser bautizado, fuera a servir a un rey poco
importante.
Sin embargo, Dios le tenía reservada otra vida muy
distinta porque oyó que el rey más importante del
mundo era un tal Cristo del que no había escuchado
nada hasta entonces.
Fue en busca de tal rey y tuvo, como maestro, a
un ermitaño que, enseñándole, le hizo abandonar la
48
[Por Guillermina de la Encina Cebrián]
vida de milicia que llevaba. Pero Relicto no cesaba
en su intención de conocer a Cristo, de quien tanto
estaba oyendo hablar y al servicio de quien se había
puesto.
Relicto no sabía orar ni se veía con fuerzas para
ayunar como debería practicar para servir a Cristo
según le había indicado el ermitaño. Entonces, su
maestro le dijo que sirviera a Jesús pasando, a la otra
orilla de un cauce peligroso de agua, a quien lo nece-
sitara. Y eso hizo el bueno de Relicto.
Cierto día llegó a su orilla un niño pequeño que le
pidió que hiciera el favor de pasarlo al otro lado del
cauce. Relicto sin duda pensó que haría un pequeño
esfuerzo ya que aquel joven no parecía pesar mucho.

Sin embargo, según su báculo iba pasando aque-
lla corriente, las aguas se iban embraveciendo y el
peso de aquel niño iba aumentando. Eso provocó
que Relicto estuviera a punto de ahogarse y si no
hubiera sido porque el niño le ayudó, hubiera pere-
cido en aquel mismo momento.
Como cabe esperar, Relicto le preguntó al niño
quién era porque le parecía que había soportado
sobre su hombro todo el peso del mundo. Y aquel
niño, que era Nuestro Señor Jesucristo, le dijo que,
en efecto, Él era más que todo el mundo y que por
eso mismo le había parecido tan pesada su carga
pero que, en realidad, le había salvado de perecer
en aquel instante. Al llegar a la orilla el niño le reveló
que era Nuestro Señor. Acto seguido, desapareció
ante sus ojos. Este es el motivo por el que San Cris-
tóbal es representado portando al Niño Jesús, como
puedes ver en las medallas para el coche. De ahí que
fuera tomado como patrón, en un primer momento
por el gremio de los arrieros, que fueron ampliados a
los camioneros (su equivalente moderno) y después
a todos los conductores.
Le dijo Nuestro Señor que, a partir de entonces
se llamaría “Cristóforo” (“Cristóbal”) y así, con tal
nombre, fue bautizado el gigante cruzador de aguas.
Olvidado el antiguo nombre de Relicto y con su
nuevo nombre, Cristóbal se dedicó a evangelizar a
las gentes de Samos. Pero como el Mal no cesa de
trabajar en su beneficio, envió al emperador Decio
para que emitiera un edicto de persecución contra los
discípulos de Cristo. Y Dagón, prefecto de Licia, es-
clavo de Satanás y de Decio, se esmeró en cumplir
aquella norma y, como era de esperar, cayó en sus
manos, entre otros, también San Cristóbal.
Como era lógico el santo se negó a sacrificar a los
dioses y sufrió las más terribles torturas que sufrió
con alegría o gozo. Entre las mismas estuvo la que le
sometieron a una lluvia de flechas pero ninguna dio
Religión
en su cuerpo. Es más, una de las mismas impactó
en el ojo del prefecto. San Cristóbal le dijo que, en
cuanto le cortaran la cabeza, mezclara parte de su
sangre con polvo y que se lo pusiera en el ojo y así
vería Quién (refiriéndose a Cristo) lo había curado. Y
eso hizo el prefecto.
Como vio el romano que, en efecto, había curado
al instante, se convirtió el mismo ordenó que no se
sacrificara a los falsos dioses que, hasta entonces,
tanto había defendido.
Cómo se celebraba este día
10 de julio. Después de la Santa Misa, salía la
Procesión del Santo desde Santa María.
Primero iba un tractor engalanado con la imagen
de San Cristóbal y detrás otro igual de adornado con
la Banda Municipal acompañando al Santo. La Pro-
cesión iba siempre presidida por una autoridad ecle-
siástica. A continuación, coches y más coches; y
furgonetas y todo el que quisiera acompañar al
Santo. Todos tocando el claxon.
Y Santa María y el pueblo entero se llenaban de
música y del sonido de los cláxones.
Patronazgos: Patrono de los transportistas, espe-
cialmente de los que trabajan en el río y la montaña,
de los marineros, constructores de puentes, peregri-
nos, viajeros, conductores, chóferes, aeronautas,
porteadores, mineros, carpinteros, sombrereros, tin-
toreros, encuadernadores, orfebres, cazadores de te-
soros, comerciantes de frutas, jardineros, atletas, de
los niños; para proteger contra la peste, la enferme-
dad, la epilepsia, la muerte súbita, incendio y daños
por agua, sequías, tormentas, tormentas eléctricas,
granizo, problemas en los ojos, dolor de muelas, he-
ridas.
Oración: A ti acudimos, San Cristóbal, para
que nos acompañes a los largo de la vida y
nos alcances poder llegar al fin de cada día
con salud bienestar y gracia de Dios. Tú lle-
vaste sobre tus hombros al Niño Jesús, que
así quiso premiarte por tus servicios ofreci-
dos a todos quienes te pedían ayuda en el
camino. Ya que eres abogado de los que
están en camino, y especialmente de los
conductores, rogamos tu intercesión para
que nos asistas en el viaje y nos obtengas
del Señor, el bien de regresar felices y agra-
decidos a nuestros hogares. Amén.
49
 Re fl ex i o n es
En busca del tesoro interior
[Por Ana María Schlüter Rodés]
En el “Maratón de Cuentos”, Guadalajara 2021
nos Grimm, Blancanieves, Cenicienta, La Bella Dur-
Los cuentos populares recogidos por los Herma-
miente, hablan de cómo se llega a ser lo que en el
fondo ya se es, rey o reina, es decir de estirpe real,
como dice la Biblia, un gran tesoro, oro puro.
Hubo un tiempo no muy lejano en que se consi-
deraba que los cuentos eran cosa de niños y de gen-
tes simples, y la mística era producto de una mente
alterada. Sin embargo, se está empezando a descu-
brir su verdadero valor. “El cristiano del futuro o será
un ‘místico’, es decir, una persona que ha ‘experi-
mentado’ algo o no será cristiano” en palabras de
Karl Rahner. Algo parecido se atribuye al agnóstico
André Malraux: “El siglo XXI será místico o no será.”
¿Qué tienen que ver los cuentos con la mística?
Hablan del camino del ser humano para llegar a ser
persona desde dentro, por un camino de experien-
cia interior. Agradeciendo y teniendo en cuenta la
guía que aportan los faros de los preceptos y las Sa-
gradas Escrituras.
Los cuentos a que me refiero no tienen autor con-
creto. No son cuentos literarios. Son cuentos popu-
lares. Han surgido de la experiencia y sabiduría de
los pueblos y se han trasmitido oralmente, pasando
de unos países a otros a lo largo de siglos, sirviendo
¿Quién no conoce Blancanieves, Cenicienta, La
de orientación en la vida de muchas personas.
Bella Durmiente y tantos otros? Aunque a veces
edulcorados y empobrecidos.
Para la difusión de estos cuentos fue importante
la obra de los lingüistas y etnólogos Jacobo y Gui-
llermo Grimm considerados cofundadores de la Ger-
manística. Los hermanos Grimm veían en ellos
vestigios de antiguos mitos indogermánicos y los re-
copilaron a principios del siglo XIX, hablando con
personas que los seguían contando.
Eran profesores de la universidad alemana de
Gotinga hasta que fueron exilados por haber firmado
un escrito protestando contra la infracción de unos
artículos de la Constitución por parte del rey de Han-
nover. Es decir, eran personas que no vivían al mar-
50
gen de la sociedad, en un mundo irreal, sino todo lo
contrario. Se sentían responsables y arriesgaban su
vida por la justicia. A l vez comprendieron la gran sa-
biduría que encierran los cuentos populares, al
menos si no se les deforma y agua.
I
Los cuentos muchas veces empiezan hablando
de un palacio, de un rey, una reina, príncipes o prin-
cesas. De esta manera presentan al ser humano
libre y noble, de una gran riqueza interior, creado a
imagen de Dios, como dice la Biblia (Ap 1,6) y como
“Las Moradas” o “Castillo interior” en que compara
recuerda Santa Teresa, cuando empieza a escribir
al alma humana con “un castillo todo de diamante o
muy claro cristal (…) en que vive un rey”.
Pero aunque en el fondo el ser humano es de es-
tirpe real, creado a imagen de Dios, en la realidad
muchas veces parece lo contrario, y así en los cuen-
tos aparece como un ser embrujado convertido en
sapo, en una piedra, en oso, en estafador y menti-
roso etc.; así se refleja también en los cuentos.
El cuento comienza narrando la necesidad, que
en un momento dado puede sentir el ser humano de
re-encontrarse, de recuperar la bola de oro (su ver-
que (El rey sapo), o de lavar el huso de lana blanca
dadero ser) que ha caído en lo hondo de un estan-
(la vida abierta a la trascendencia) que ha quedado
ínferos). De innumerables maneras los cuentos ha-
manchada de sangre y ha caído en un pozo (Doña
blan de la búsqueda de algo esencial perdido, olvi-
dado.
Todos arrancan de esta necesidad, de una insa-
tisfacción profunda; sin ella el ser humano no se
pone en camino. A menudo se toma conciencia de
esta necesidad entre los 30 y 50 años. “En cada cual
está aquel que debe ser, si no lo es feliz no puede
ser,” decía Angelus Silesius. Su falta hace enfermar
psíquicamente, porque desaparece la conexión con
su centro personal, como si a un árbol le faltaran
las raíces. Viene un viento fuerte y lo tumba. Esto
pesa especialmente en momentos duros como la
pandemia actual con sus consecuencias.

Veamos el cuento del “Rey rana”: Una princesa
tiene una bola de oro, su juguete preferido. Junto al
busque la lanza al aire, la vuelve a coger; en todo lo
que hace, actúa su ser profundo, que es oro. Así es
el ser humano en realidad.
Pero un día se le escapa la bola de oro y rodando
va a caer en un estanque profundo donde desapa-
rece. Desconsolada se sienta en una piedra y llora.
Esto desencadena el camino de la búsqueda y del
reencuentro. En él aparece un sapo que le dice que
se la puede sacar si promete casarse con él. Ella lo
promete, pero no lo toma en serio. Una vez ha recu-
perado su bola de oro, olvida al sapo. Pero no hay
escapatoria, no hay vuelta atrás.
II
En este camino de vuelta se pasa por encuentros
con seres extraños (sombras que surgen del in-
consciente, sapos, brujas, gigantes, demonios…) y si-
tuaciones difíciles. Muchas veces en los cuentos
volver supone entrar en un bosque oscuro lleno de
peligros y dificultades que rozan la muerte, pero el
bosque también es morada de seres insignificantes,
por ejemplos enanos, ancianas, etc. que ayudan a
personas insignificantes con medios insignificantes
(un mendrugo de pan seco, una vara de hierro oxi-
dado…). Hace falta valor y determinación, a la vez
que confianza.
El bosque de las zonas centroeuropeas donde sur-
gen estos cuentos corresponde al desierto de las
zonas mediterráneas, lugar de tentación y de ánge-
les, como se ve en el Evangelio, cuando Jesús entra
en el desierto.
Como dice san Juan de la Cruz en su Cántico Es-
piritual, ahí hay fieras que dan miedo y flores que
atraen, pero “no cogeré las flores ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.”
Los enanos, las ancianas son bendición para los
el cuento del Agua de la vida, un enano enseña el ca-
buenos y se vuelven maldición para los malos. En
mino para encontrar el agua para curar a su padre
gravemente enfermo, mientras que a sus hermanos
orgullosos los lleva a desfiladeros donde quedan atra-
pados entre las montañas sin poder seguir.
En los cuentos son capaces de aceptar esta
plo, el hijo de rey más joven, tenido por tonto (El agua
ayuda los pequeños, los tenidos en poco, por ejem-
de la vida), o la princesa más pequeña (El príncipe
Refl ex i o n es
rana). El príncipe joven sabe saludar amablemente a
un pequeño enano, y ella sabe hacer caso a la rana
del pozo. En el Rey Sapo, un sapo le alcanza a la prin-
que le promete convertir en agua limpia el agua turbia
cesa la bola de oro desaparecida en lo profundo de
un estanque junto al bosque.
La humildad y la bondad son decisivas en este ca-
mino. Allí vence una no-fuerza que es más fuerte
que todas las capacidades de los listos y poderosos.
Los cuentos populares son muy simples, hablan
directamente al alma. Transmiten una sabiduría
profundamente humana y una gran bondad en
medio de un mundo hostil. Están transidos de una
gran confianza en que el bien es más fuerte que el
mal, aunque a corto plazo y visto por fuera parezca
todo lo contrario.
Su lenguaje es simbólico. Los símbolos arquetí-
picos llevan al ser humano a atisbar, barruntar y vis-
lumbrar el inconsciente espiritual mucho más que el
lenguaje verbal, que solo es capaz de hacer cons-
ciente por partes y en momentos sucesivos “lo que el
símbolo presenta al alma en una sola mirada”.
Al niño el mensaje del cuento popular le llega
sin más. Los cuentos son la filosofía del niño en la
llamada “edad de los cuentos”, de los 3 a los 6 años.
El adulto muchas veces necesita una ayuda para
comprender el lenguaje simbólico en que el cuento se
expresa. Cuando las imágenes arquetípicas tocan el
alma, la despiertan, orientan e iluminan.
Los cuentos están llenos de símbolos profundos a
la vez que muy sencillos; pueden parecer detalles
la Bella Durmiente suba por una escalera de caracol,
sin importancia, pero no lo son en absoluto: El que
y no una escalera cualquiera, a la buhardilla del pala-
cio, donde una anciana está hilando en una rueca, es
muy significativo. La escalera expresa la maduración,
transformación de la persona, en que se repiten ci-
clos, pero nunca exactamente de la misma manera,
pues hay a la vez un avance.
III
Al final se descubre el tesoro interior: hay boda
y acaba siendo rey el príncipe más joven. Hay boda
real entre la princesa y quien fuera sapo. Esta unifi-
cación de la persona –que es la boda, dicho en len-
guaje mítico –, significa que el alma ha vuelto a unirse
demás. En el cuento de Doña Ínferos la niña despre-
con el cielo. Y esto siempre repercute en bien de los
51
ciada en casa, después de un tiempo de purificación,
cuidando y limpiando la casa de una anciana a pri-
mera vista extraña, pero mujer sabia, vuelve cubierta
de oro, convertida en oro puro para los demás.
No se trata de un camino por y para uno mismo,
sino de encontrarse consigo mismo y convertirse en
bien para los demás. De volver al mercado con manos
prestas a ayudar, como termina una secuencia de diez
cuadros en que un pastor empieza por buscar al buey
que ha perdido.
El Sexto Patriarca Zen dice en un sutra atribuido a
él: “Cuando el rey, nuestra verdadera naturaleza
(nuestra alma, podríamos decir) que vive en la tierra
del corazón, no está, cuerpo y corazón se deterioran;
cuando el rey está, cuerpo y corazón están bien”. Es
decir cuando el ser humano ha recuperado su nobleza
original, se beneficia todo su entorno.
Bella Durmiente o Zarzarrosa. Cuando la princesa, el
Esta interrelación se ve muy bien en el cuento de la
Bella Durmiente en la buhardilla donde hila una anciana.
52
alma, se quedó dormida, por una maldición, su
sueño se extendió por todo el palacio; incluso el rey
y la reina se quedaron dormidos cuando entraron a la
sala; y con ellos se durmió toda la corte. Y se durmie-
ron también los caballos en sus caballerizas; los pe-
rros en el patio; las palomas en los tejados; las moscas
en las paredes; sí, hasta el fuego, que llameaba en el
hogar, se aquietó y durmió; y el asado dejó de asarse;
y el cocinero, que iba a castigar con un tirón de orejas
un descuido del pinche de cocina lo soltó y se quedó
dormido. Y el viento se detuvo y en los árboles que
crecían junto al palacio no volvió a moverse ni una sola
hoja.
Al cabo de cien años un joven oyó hablar a un an-
ciano de que había una princesa dormida en aquel pa-
lacio cubierto de zarzas que lo cubrían por completo,
de tal manera que ya se había olvidado su existencia
y de que albergaba a una princesa (el alma). El joven
príncipe logró entrar, besar a la princesa y despertarla.
Entonces también se despertaron el rey, la reina y toda
la corte, y se miraban unos a otros sorprendidos. Y en
el patio los caballos se levantaron y se sacudieron; los
perros de caza saltaron y ladraron; en el tejado las pa-
lomas sacaron las cabecitas de entre las alas, miraron
en derredor y partieron volando por los campos; las
moscas siguieron andando por las paredes; el fuego
se levantó en la cocina, llameó y cocinó la comida; el
asado siguió asándose; el cocinero acabó de dar el
tirón de orejas al pinche, y el viento volvió a soplar en
los árboles.
El cuento habla de cómo llegar a ser personas, no
habla de un final feliz en sentido externo. Sino de paz
interior en medio de éxito y fracaso.
Todo revive, cuando despierta el alma. Hoy hace
falta despertar el alma para que la humanidad y todo
su entorno revivan. Para salvar el planeta Tierra, nues-
tra casa común. Nos recuerdan la urgencia de ello la
encíclica del papa Francisco Laudato Si, la mística, la
Biblia y las sagradas escrituras de otras religiones. Los
cuentos nos hablan, de una manera profunda y a la
vez simple, de la búsqueda y el reencuentro con el
alma, de ese tesoro interior, en bien de todos.
Comentarios de cuentos populares recogidos por
• El camino del despertar en los cuentos. Zendo
los Hermanos Grimm, por A. Schlüter:
• Luz del alma, el tesoro escondido en los cuentos.
Betania, Brihuega 42011
• Camino de liberación en los cuentos. Desclée de
PPC, Madrid 2004
Brouwer, Bilbao 2010.
53
Pro ces ión hist óric a de la Reco gid a d e la Ce ra

54
 Creación literaria

Los primeros:
La caza del Uro (VII)
[Por Miguel Paniagua]
Corro a la máxima velocidad que me permite mi corazón, perseguido muy de cerca por el
bravo y joven uro que me cortó el paso cuando intentaba separar a un ternero de su madre.
No hay ningún sitio donde subir, donde parapetarme. Es inevitable que me alcance.

Escucho tras de mí el sonido acompasado de
sus pezuñas y el resoplar acelerado de sus ollares
hasta que siento una fuerza descomunal que me
levanta de la tierra y me lanza por al aire y ruedo
con violencia entre matorrales y rocalla. Apenas
tengo tiempo de girarme desde el suelo para ver el
inicio de la siguiente embestida. La testuz baja me
muestra la hermosa cornamenta que va a acabar
conmigo y no siento miedo. La belleza de esta tie-
rra, el limpio aire de la mañana primaveral, la
fuerza del uro, hacen que comprenda con formida-
ble lucidez que todo ello soy yo y no tengo nada
que temer. He perdido mi lanza en la caída y es-
pero.
Como un halcón cayendo sobre su presa, uno
de los lobos ha aparecido por el flanco y clava sus
mandíbulas con fiereza en la pata trasera izquierda
del uro que frena con un escorzo imposible su ata-
que y cornea al carnívoro lanzándolo al suelo como
antes hiciera conmigo. Ahora se dirige a matar al
lobo pero a mí me ha concedido unos segundos. Y
no necesito más. Tengo ganas de gritar pero no lo
hago; necesito toda la fuerza para levantarme,
coger mi lanza y enterrarla en el vientre del animal.
Me quedo quieto mirando fijamente a la bestia que
muge de rabia y dolor. El tiempo se ha detenido.
Veo sin mirar la bandada de avutardas que obser-
van la escena muy lejos de nosotros. Huele a tie-
rra, a tomillo, a sangre; a vida y a muerte. Veo sin
mirar a mis compañeros de partida que junto a los
lobos corren hacia nosotros. Aun quedan muchos

55
 Creación literaria
pasos para que nos alcancen cuando el poderoso
herbívoro, alentado por la fuerza de toda su es-
tirpe, inicia una arrancada brutal con la que quiere
llevarme a la muerte con él.
Como en sueños, veo aparecer a Tahina que se
ofrece con gritos y aspavientos a la furia del uro.
Corre hacia el animal que cambia su dirección.
Cuando el encontronazo se adivina inevitable, Ta-
hina, con un quiebro inverosímil, se echa a un lado
esquivando los cuernos y hunde profundamente su
lanza en el lado izquierdo del pecho del uro que se
derrumba estrepitosamente sobre unos matorrales
de espliego sin flor levantando una nube de polvo
y aroma.
La cacería ha sido un éxito. Hemos cobrado dos
adultos y un ternero. Después de trocearlos volve-
mos en silencio a la cueva con las cabezas altas y
una sonrisa inmutable en los rostros. En el camino
de vuelta se alternan en mi cabeza los recuerdos
del día y los de las semanas pasadas con la gente
de La Invernal.
Cuando esta mañana nos apostamos en las Tie-
rras Altas siguiendo atentamente las indicaciones
de Masgo, el cazador más experto del grupo, yo
ocupé una depresión del terreno donde debía ocul-
tarme a la espera de que los lobos y los cuatro ca-
zadores más jóvenes empujaran la manada hacia
nosotros. Tahina, yo y los otros cinco cazadores
adultos nos colocamos al final de una vaguadilla
desde donde cerraríamos el paso a la manada
cuando llegara.
El sol empieza a asomar a mi espalda. El suave
viento del amanecer sopla hacia nosotros y yo me
siento muy bien volviendo a cazar después de tan-
tas semanas en la cueva recuperándome de las
heridas sufridas en mi encuentro con el león hace
ya varias lunas. En este tiempo transcurrido, mi
mente se ha abierto a nuevas posibilidades. El
acercamiento a los lobos-hombre, las conversacio-
nes con Masgo, el trato con un grupo humano sano
y optimista y sobre todo, la revelación de un nuevo
sentimiento. Tahina se ha convertido en mí. Ella es
mi mujer porque así lo ha decidido; y yo he deci-
dido ser su hombre.
En medio de un silencio casi místico dos águilas
reales sobrevuelan la planicie abigarrada de es-
pliegos, ajedreas, tomillos. Veinte pasos a mi iz-
quierda, Tahina me sonríe. Mi corazón bate con
fuerza. Miro a mis compañeros medio escondidos
contra el terreno y el miedo se mezcla con el orgu-
llo de ser humano.
He aprendido a tratar con los lobos y por alguna
razón ellos me han aceptado con más rapidez que
a la mayoría de los hombres. Una loba está pre-
ñada y pronto parirá. He hablado con Masgo con
frecuencia del día de mi partida; Tahina, él y yo sa-
bemos que tendré que seguir mi camino. La Abri-
gada es mi destino y debo completarlo. Tahina y
su hijo vendrán conmigo. Espero que permitan que
nos llevemos uno o dos de los nuevos cachorros
con nosotros.
A lo lejos comienzan los gritos. Vemos la gran
nube de polvo avanzando rápidamente hacia nos-
otros. Ya se vislumbran las primeras cornamentas
de las reses que, azuzadas por los chicos y los
lobos, se dirigen hacia donde nos encontramos es-
perándolas. Los lobos flanquean a la manada lan-
zando dentelladas a los animales que se
encuentran en el exterior del compacto grupo,
mientras los chicos corren detrás gritando y gesti-
culando con brío aunque poco a poco van quedán-
dose rezagados. Todos esperamos la señal de
Masgo. Respiro hondo y escucho a mi corazón.
Hay un instante que se me hace eterno, en el que
salgo de la realidad y todo lo que era tensión,
miedo, expectativa, se convierte en laxitud, sereni-
dad, consciencia de mí. Tomo conciencia de que
la muerte de mi madre, mi encuentro con el león,
Tahina y los lobos, forman parte de mi camino.
56

Todo está bien. Siento a mi lado a mis padres, a
mi abuela, a Viruca. Cada humano de esta tierra,
cada humano de la tierra, está ahora conmigo em-
pujándome adelante. Ni un paso atrás, luchando
por vivir un día más.
Hace algo más de una luna, con mi cuerpo ya
restablecido del encuentro con el león, una noche
después de la reunión en la hoguera vino Tahina
hacia mí. Me cogió de la mano y me llevó hacia una
zona cercana a la bocacueva. En el camino recogió
su piel de dormir y la mía. Aquella noche a su lado
creí comprender el sentido de estar vivo.
El sentido de estar vivo. Masgo ha saltado hacia
delante a la vez que de su garganta ha salido un
trueno. Aullando enardecidos corremos hacia la
erizada pared de cuernos que se dirige hacia nos-
otros. Los uros, sorprendidos por nuestra repentina
aparición, frenan su galopada y se dispersan ate-
rrorizados por los humanos que se dirigen amena-
zantes hacia ellos. Somos una manada de
dieciséis depredadores que vamos a acabar con la
vida de algunos de ellos; y lo saben.
Veo a Masgo y a otros tres compañeros que con
enorme eficiencia ya alancean en el suelo a una
hembra a la que han abatido dos de nuestros
lobos. Su ternero ha quedado paralizado por el te-
rror y atendiendo a las órdenes gritadas por
Masgo, los cuatro chicos que han llegado exultan-
tes a la carrera, se cobran la primera presa de su
vida.
Tahina, otro cazador y yo estamos intentando
aislar a otro ternero de su madre cuando en nues-
tro camino se cruza un joven y vigoroso macho que
nos separa. Corro hacia un lado intentando esqui-
57
Creación literaria
var su ataque, pero él ha decidido que yo voy a ser
la víctima de su venganza; la venganza de toda su
manada...
Estamos de vuelta en la cueva y los que allí
quedaron, después de confirmar que todos los ca-
zadores hemos vuelto sin graves heridas, nos re-
ciben con gritos de alegría al ver la espléndida
carga que traemos. Habrá comida para las próxi-
mas semanas. Sin pérdida de tiempo desollamos
y completamos el troceado de las piezas de carne.
Algunas se ponen enseguida junto a una hoguera
para comenzar rápidamente a ahumarlas, mientras
otras son seleccionadas para la cena de hoy en
que celebraremos y daremos las gracias a la tierra
por la entrega de sus uros.
Después de cenar, sentados alrededor de la ho-
guera, tomo la palabra para comunicar al grupo
nuestra próxima partida en busca de La Abrigada.
La mayoría de las caras se entristecen, aunque
comprenden lo acertado de mi decisión. Una niña
llora; es la hija de la hermana de Tahina.
Al cabo de unas semanas, una mañana apenas
asomaba el sol por el borde de la Tierra Alta Inter-
media, dijimos adiós a la tierra de Tahina. La
madre loba, la favorita de Tahina y tres de sus úl-
timos cachorros vinieron con nosotros. La Invernal
quedaba atrás y un futuro siempre frágil se abría
ante nosotros descendiendo por la vega del Pe-
queño Tajo.
Durante un buen rato voy recordando al anciano
que la noche anterior me llevó aparte, acarició mi
cara, y después de sonreír con ternura susurró…
Viruca.
 Creación literaria

LIRIOS - Pequeño evangelio

de las cosas pequeñas
[Por Javier Gallego (poeta y crítico literario)]
Publicación de un nuevo libro de poemas de Jesús Aparicio González “Lirios”

Tras la antología Huellas de gorrión (2017), lle-

garon La sombra del zapato (2018) y Sin saber qué
mario, una sagrada despreocupación y un disfrute

te espera (2019) y ahora se presenta Lirios, que lleva

de lo pequeño y lo grande que se nos otorga. Si los

como subtítulo Pequeño evangelio de las cosas pe-

románticos solo pretendían ser conmovidos por lo

queñas, renovando la apuesta lírica de ese poeta na-

sublime arrebatador, por la naturaleza bella y terri-
ble, Jesús Aparicio, en cambio, encuentra –y nos
cido en el bellísimo pueblo de Brihuega. La poesía muestra– lo sublime en un recuerdo infantil (“sentado
de Jesús Aparicio siempre ha tenido un carácter con- y acogido / en la sombra de la higuera / aún recuerdo

mi infancia”, La higuera), en la contemplación de la

templativo. En ella se detiene a sentir los pequeños pegado entre mis manos / su dulzura en la leche de
momentos como milagros cotidianos. El paisaje ad-
quiere una cualidad que trasciende lo sensorial más naturaleza (“Bajo la luz de tu mirada / el musgo no se

Pequeño y escondido) o en un objeto cotidiano

allá de servir de escenario –o de excusa– para un pierde / y eres testigo / de que da vida a una piedra”,
poema. Versos de una delicadeza extrema, con cui-

pequeña estrella”, La lámpara del centro de la

dada contención hablan de un corazón abierto a (“Todo universo llena / con su alzada sonrisa / esta

nece. / Al alba todo es donación, regalo” (Saludo al mesa).

aceptar lo cotidiano como un regalo (“Nada te perte-

laurel). No se escapa la referencia evangélica sobre

los lirios del campo, verdadero sentido de este poe- Tampoco podemos obviar que este es un poe-
mario lleno de fe, más allá de una espiritualidad ge-
neral o una conciencia de lo sagrado que englobe un
panteísmo donde quepan todos los credos, el poeta
opta, podríamos decir, por un espíritu franciscano:
“Piedra fría y sin sangre, / ninguna magia hará que

piedra” (Piedra y pan). La sencillez en la que se

seas pan, / mas solo el pan será / si es trabajando en

muestra lo trascendente corre pareja a la mística en-

tendida como un modo de vida, de prácticas y de re-

aguas” (Redes abandonadas); “nuestros camellos

flexión: “Para vivir / ve necesario andar sobre las

peregrinan / en busca de su aguja” (Nuestros came-

llos); “En lo alto del monte hay una fuente /…/ La
sed hace el camino” (La sed). Una fe que se expresa
como una búsqueda y un camino (“¿Quién podrá
cruzar el umbral del gozo, / esa línea invisible / que

para hacernos más vivos?”, El ojo de la aguja). Las

envuelve y abraza / el tiempo nuevo que vendrá /

señales pueden ser literalmente migas de pan o

gotas de lluvia, (“Toda buena semilla / emprende un

lencioso sueño / de raíces con ángel”, La semilla).

viaje / hacia esa patria / que da fértil sombra / a un si-

Más que a la épica creyente de Mesanza, está

muy cercano a la poesía de Daniel Cotta, con quien

58 58
 Creación literaria

comparte el asombro por lo cotidiano y la duda que clavos”, La señal de las clases), sino que emprende
asalta una fe que permanece: “No hay cielo fuera de la búsqueda de un refugio (“En un manto te ocultas

de vanos equipajes” (La puerta estrecha); “Se inter- donde llama / la luz”, Suelta el manto).
ese agujero / que lleva a quien despoja su ambición / y de él haces refugio /…/ suelta tu manto y salta / a

vacío” (Eclipse de luna).

pone entre Ti y mi respuesta / la oscura razón de mi
No tema nombrar directamente el objeto de la fe

“El hombre ha nacido para buscar miga de pan / que sacia el hormiguero”, Bendición);
ni hacer explícitas sus obras (“Dios bendice / esa

su diminuta perla:
cuanto lo hace feliz
ni su esperanza (“Hoy te viste de polvo / cuyo gris ol-

y cantar su belleza,
vidó todos sus fuegos. /…/ En tus cenizas / no has

y si la encuentra
muerto totalmente” (Cenizas); “Pequeño por el

abandona pesados equipajes

asombro de saberte vivo /…/ pequeño que se ali-

y corre hacia ella.

menta de pequeños sorbos // Hay que ser muy pe-
queño para hacer cosas grandes, / en todas, para

Y si no encuentra nada
siempre” (Pequeño). Este es un libro de poemas re-

en su ceguera
ligiosos, fuera, por supuesto, de la beatería ñoña y

da todo lo que tiene

de los salmos rancios y estereotipados. Estos son

por esa nada

los versos sinceros en los que se aprecia, sobre

–la pequeña esperanza–

todo, poesía más allá de se comparta o no los fun-

que lo sustenta”
damentos religiosos: “Si te siento conmigo / es más
torre mi fe /…/ soy un hombre-orquesta repartiendo
alegría /…/ mi voluntad es de tu viento /…/ Tú que
(El Tesoro y la perla) eres solo vida, / me desarraigas, me destierras y me
condenas hacia el Amor // Todo lo haces en mí, / y,
Aunque hay referencias, incluso filosóficas, más sin embargo, aún no conozco / tu verdadero nombre,

sí / son plenitud”, La más pequeña letra), predomi-

amplias (“Cambio y permanencia / conjuntamente en / por eso te he llamado con cantos de poesía / Pa-
loma, Viento, Fuego; / Aliento, Agua… Espíritu

bras” (Al Espíritu).

nan los elementos de la tradición de los evangelios, Santo, / hasta que nuestra unión no precise de pala-
como precisamente el poema que recoge el título:
“No cumplen ni respetan voluntad / más que la de
ese viento que los mueve. / Pero en el mundo, sin Un Poema de Jesús Aparicio
necesitar / el pulso de la mano que los pinte / ni el
vuelo de una pluma que lo escriba, / dan argumento GRANO DE MOSTAZA
del ser de una mirada” (Lirios); “Todos secreto / des-
No más que un punto negro,
niños impacientes” (Al que tiene…).
pierta en esa aurora / que la noche ha ocultado / a
sin esquinas
que lo encierren y limiten;
Aunque escuchemos la voz interpelándonos, el el más pequeño
poeta se habla a sí mismo, recordándose repetida- átomo de esperanza
mente el ejercicio de encomendarse a una realidad que apenas puede ser
entendida como un gozo inmerecido: “Sin merecerlo cogido con los dedos
/ te ha regalado el cielo / lo necesario” (Gratis); “El y sin embargo
paño con que limpia las tinieblas / despierta a ese
sol que lleva dentro /…/ vela porque tu ojo / sea sen- cuánta verdad lo engendra,
cillo. / Espera que tu ojo sea amable /…/ La manera cuánta realidad se presiente,
cuánta vida en sus sueños
ojo); “Abrázate al tronco, / rodea sus heridas, / venda
en que ves / ilumina ese pozo en el que bebes” (Tu
y en ese lento desarrollo
con amoroso tacto / las llagas de la edad” (Con las en el que todo un universo crece,
manos que sanan). No se hunde en una búsqueda
un vegetal castillo levantado
es tu tela reposo / todo el dolor del mundo”, La ca-
del sentido para el dolor (“nada te rompe y cansa / y
de esplendorosas flores amarillas
milla; “El dolor nos transmite / de un otoño a otro que a multitud de pájaros
otoño, / óxido y sangre coagulada: / la señal de los acoge e ilumina.

59
 Creación literaria
Parque del Buen Retiro
y algunas vivencias
[Por May Gracia]
Se puede preguntar a cualquier madrileño y te
sabrá decir dónde está El Retiro. La combinación
boscosa y florida cuenta con ciento dieciocho hectá-
reas. Este parque, pulmón de Madrid, existía ya en
tiempos de Felipe II, según algunas crónicas, pero
sería Felipe IV, bajo la dirección del Conde Duque
de Olivares (Don Gaspar de Guzmán y Pimentel)
quien lo transformaría. A lo largo de la historia, a todo
el conjunto se le han ido haciendo modificaciones
que fueron cambiando su primitiva fisonomía. Con la
Guerra de la Independencia los bellísimos jardines
quedaron parcialmente destruidos al ser utilizados
como fortificación por las tropas de Napoleón. Tras la
Guerra de la Independencia, Fernando VII los re-
construyó y abrió una parte de ellos para que el pue-
blo lo disfrutara, como ya hiciera Carlos III. Este
Monarca se reservó una zona entre las calles
O’Donnell y Menéndez Pelayo donde construyó una
serie de edificios de recreo, de los que apenas que-
dan vestigios, pero aún continúa erguida la delicada
y agraciadísima Casa del Pescador y la Montaña Ar-
tificial, esta última, cuando yo era niña, todos la co-
nocíamos como la montaña de los gatos.
En las proximidades de la Montaña Artificial se
encuentran las ruinas de una ermita. Estas ruinas
parece ser que son los restos de una ermita romá-
nica que se levantaba extramuros de la ciudad de
Ávila, construida en 1232 y bajo la advocación de
San Pelayo y San Isidoro, llamada en consecuencia
60
Ermita de San Pelayo y San Isidoro (aunque, por co-
rrupción lingüística, esta última advocación ha sido
sustituida a nivel popular por la de San Isidro). En
cualquiera de los casos, resulta uno de los rincones
más interesantes del parque.
Los más pequeños, que tuvimos la suerte de
criarnos jugando en este magnífico entorno, quería-
mos trepar hasta la cima porque nos atraía lo miste-
rioso y prohibido, pero nos lo pensábamos dos veces
antes de realizar la fechoría, sí, digo fechoría, por-
que entonces los guardas, custodios del lugar, aque-
llos señores con uniforme marrón y rojo, lleno de
botones dorados y su gran sombrero parecían tener
ojos hasta en la espalda y cuidaban muy bien de que
nadie pisara ni ese lugar ni los mimadísimos jardi-
nes. Temerario era que se te cayera la pelota dentro
de los mismos, porque, la verdad, estos distinguidos
imponían un gran respeto. Del período inicial fueron
la leonera para exhibición de animales salvajes y una
pajarera con aves exóticas, creándose así la primera
Casa de Fieras, que cumplió las funciones de zooló-
gico, ocupando lugar privilegiado el majestuoso ele-
fante que hacía las delicias de los más pequeños
comiendo en sus manos y duchando, cuando menos
se esperaba, a todos los visitantes. Fue trasladada
en 1972 a la Casa de Campo de Madrid. El Estanque
Grande, escenario de naumaquias y espectáculos
acuáticos, El Estanque Ochavado o también llamado
de las Campanillas (hoy no existe, en su lugar está
enclavado el Parterre) y la Ría Chica. La Reina Isa-
bel II contribuyó a mejorarlo, trayéndose, incluso, al-
gunas estatuas del Palacio Real.
Tras la revolución de 1868 los jardines pasaron a
ser propiedad municipal y sus puertas se abrieron a
todos los ciudadanos, siendo entonces cuando la
Ría grande y el Estanque de San Antonio de los Por-
tugueses se transformaron en el Paseo de Coches.
Se colocaron las fuentes de los Galápagos y de la
Alcachofa y se realizó la del Ángel caído que es la
única estatua de Europa dedicada al diablo, al
menos que se sepa, y la característica más notable
del Parque.

Los recuerdos me siguen asaltando y viene a
mi memoria que, cuando yo me había portado
mal, mi padre me llevaba de paseo hasta esta
fuente y me enseñaba los espantosos diablos que
la rodean, me producía tal pánico que los resul-
tados eran formidables, ya que la trastada hecha
no la volvía a realizar, pero llegaban otras para
ocupar ese lugar vacío.
También de esta época son las edificaciones
del Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal,
realizadas en el Campo Grande. En el lago que
hay a los pies de este último Palacio, existe una
escalera que se sumerge dentro de él y podemos
encontrar varios ejemplares de Ciprés de los Pan-
tanos, con la particularidad que estos tienen sus
raíces y parte del tronco sumergido. El edificio
está rodeado de Castaños de Indias de enverga-
dura considerable que acrecienta esa atmósfera
de romanticismo de principios del siglo XX.
El majestuoso monumento dedicado a Alfonso
XII vería la luz en 1922 y fue construido por orden
de la reina, su madre. La estatua ecuestre está
realizada en bronce y mármol. Todo el semicircu-
lar conjunto mide treinta metros de alto, ochenta
y seis de largo y cincuenta y ocho de ancho. A
sus pies, el estanque hace las delicias de los na-
vegantes, bien en barcas de remo alquiladas o,
dando una vuelta a todo él, en el barco grande.
Hay muchos más palacetes y monumentos sal-
picados por esta pequeña geografía que fueron
hechos por escultores de renombre como Ventura
Rodríguez, Benlliure, Clará, Mateo Inurria, entre
otros, adornando el sin par Parque, cuyo nombre
ha traspasado las fronteras y que recibe con gran
beneplácito a todos sus visitantes. En 1935 fue
declarado Jardín de Valor Histórico Artístico.
Creación literaria
Las últimas obras de ajardinamiento fueron
ejecutadas por Don Cecilio Rodríguez, jardinero
Mayor del Reino y director del Departamento de
Parques y Jardines del Ayuntamiento de Madrid,
que diseña y realiza en 1915 la Rosaleda y los
Jardines que llevan su nombre.
No puedo pasar por alto el Templete de la Mú-
sica, y con él, aquellas calurosas noches de ve-
rano en las que nos deleitaba la banda municipal
con sus sones, los pequeños las escuchábamos
sentados en el suelo y nuestros mayores, si no
les alcanzaba el dinero para alquilar una silla, lo
hacían apoyados sobre algún árbol. Tampoco
dejo en el tintero La Chopera que fue espectadora
de nuestras múltiples caídas desde las bicicletas
alquiladas, por una cantidad sustanciosa para
aquel entonces, cuando hacíamos los primeros
pinitos para no llegar nunca a ser ciclistas de
competición, eso sí, las rodillas aterrizaban en
casa un poco maltrechas.
Si el hoy el desaparecido Pavillón, convertido
en el Centro Cultural Casa de Vacas para hacer
exposiciones o Florida Park que este si existe,
mudos testigos hablaran, contarían cómo varias
parejas de novios bailábamos fuera porque no
teníamos ni un duro para hacerlo dentro, pues
estábamos ahorrando para poder casarnos.
Más allá de la historia, vivencias y anécdo-
tas, estos famosos jardines se han visto asalta-
dos por ciudadanos, paseantes, ciclistas,
patinadores, tenderetes, titiriteros, echadores
de cartas y algunos grupos de músicos, chiqui-
llos y perros, haciendo que el paseo por los
mismos sea ameno, saludablemente y encanta-
dor bajo la verde copa de sus veintitrés mil ár-
boles.
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