A la memoria de los que fueron,

a los que son y a los que serán

Hermanos del Santo Entierro
y Soledad de Villamartín.

5
 INDICE
INTRODUCCIÓN

SALUDAS DE AUTORIDADES

Saluda del Obispo de Asidonia-Jerez ………………………………………………………………………………….……... 14

Saluda del Párroco de Villamartín ……………………………………………………………………..…………………….. 16

Saluda del Alcalde de Villamartín …………………………………………………………………..………………..………. 20

Saluda del Delegado Diocesano

de Hermandades y Cofradía de la Diócesis de Asidonia-Jerez …………………………………………………………… 22

Saluda del Presidente

del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Villamartín …...……………………..………………....…… 24

CARTAS A LOS HERMANOS

Rvdo. Padre Juan José Rodríguez Mejías ………………………………………………..………………….…………..….. 28

Rvdo. Ramón Vázquez Clavijo ………………………………………………………………………...………….…………… 31

Rvdo. Juan Azcárate Casanova …………………………………………………………………………….…………...……… 35

Hermano Mayor desde 1996 hasta 2007

Mateo Conde Mendoza …………………………………………………………………...………………………………..……. 41

Hermano Mayor desde 2007 hasta 2015

Manuel Rubiales Cantos ……………………………………………………………………………………………………….... 44

Hermano Mayor desde 2015

Luis García Guerra …………………………………………………………………….…………………………………….…….. 46

6
HISTORIA

Las hermandades de la Soledad y las imágenes de Nuestra Señora

Ramón Cañizares Japón ………………………………………………………………………………………...………………..…. 50

Apuntes para la historia de la Hermandad

Juan José Gómez Vidal ……………………………………………………………………………………………………………….....…… 62

Documentos históricos. Siglos XVI-XX

Carlos Gómez López …………………………………………………………………………………………………………………………. 119

Veinticinco años de Soledad

Valentín Lozano Ortega ………………………………………………………………………………………...……………………...…. 137

Un momento histórico para la Semana Santa de Villamartín: El Santo Entierro Magno.

Jesús Chacón Holgado …………………………..………………………………………………………………...…………………….…. 157

San Francisco. La Sede Canónica.

José María Gutiérrez López ………………………………………………………………………………………...……….……. 167

SAGRADOS TITULARES

El momento y su realidad artística

Jesús Guerrero García ……………………………………………………………………………………………………………………….. 191

La Sagrada Urna del Santo Entierro de Villamartín

Ernesto Pangusión Cigales y Manuel Portillo Díaz …………………………………………………………………………….….. 209

Informe de restauración de la Sagrada Urna

José Manuel Moreno Arana …………………………………………………………………………………………………………....…. 225

El paso de La Soledad
Jesús Guerrero García …………………………………………………………………………………………………………..….. 231

7
LA HERMANDAD

La Institución ……………………………………………………………………………………………………………………..… 238

TESTIMONIOS

La Hermandad en sus pregoneros

Ernesto Rodríguez Domínguez ………………………………………………………………………………………………..…… 254

Mi encuentro con María Santísima de La Soledad

Carmen Andrades Mateo ……………………………………………………………………………………………………….…. 268

La Soledad
Oscar Torres Barba y Juan Manuel Jurado Moreira …………………………………………………………………..……. 271

Sentimientos que no conocía

Soraya Rubiales García ……………………………………………………………………………………………………..……… 275

La Hermandad como familia

Manuel Sánchez Linares y Pedro Sánchez Bernal ……………………………………………………………………….…… 281

LA MÚSICA

Voces que visten el silencio

Julio Romero Moreno ………………………………………………………………………..……………………………..…….... 288

La escuadra de tambores del Santo Entierro

Equipo de Redacción ………………………………………………………………………………………………………….…….. 290

La Música de Capilla en el Santo Entierro

José Luis Expósito Polanco …………………………………………………………………………………………………….…… 295

Las bandas de música

Equipo de redacción …………………………………………………………………………………………………………….…... 298

Saetas para La Soledad

Manuel Gallardo Barroso ……………………………………………………………………………………………….……….… 304

8
CRÓNICA DEL ANIVERSARIO

Crónica del XXV aniversario

Paqui Nadales Labrador ………………………………………………………………………………………………………..... 311

Momentos, personas, lugares…

el renacimiento de una Hermandad en el cambio de milenio
Andrés Jesús Alpresa Moreno ……………………………………………………………………………………..……..…. 328

9
 Introducción
Cuando desde el Santo Entierro se plantea celebrar de manera especial los veinticinco años de la
Refundación de la Hermandad, uno de los proyectos que empiezan a sonar con fuerza es la edición de
un libro en el que plasmar lo sucedido durante estos cinco lustros.

En realidad se conservan pocos testimonios gráficos de calidad de aquellos primeros años y la

mayoría de los jóvenes entusiastas que tuvimos la suerte de estar presentes en aquellas primeras
reuniones, idas y venidas ya peinamos canas y empezamos a idealizar, por decirlo de alguna manera, lo
sucedido en aquellos momentos. Imaginamos aquellos años como la novela que lees, dejas en la
estantería y relees en alguna ocasión descubriendo cada vez nuevas cosas y entendiendo nuevos detalles
de la historia.

¿Cómo plantear entonces ese evidente problema de falta de información? Por una parte,
contábamos con el testimonio de personas de una cierta edad que en algún momento de su vida,
anterior incluso a la refundación, habían formado parte de la Hermandad o que al menos recordaban
su relación con la Iglesia de San Francisco, La Soledad y las salidas procesionales de los Sábados Santos
de antaño. Por otra, hemos contado con la inestimable colaboración de historiadores y estudiosos de la
historia con cierta experiencia que han tratado los temas con el máximo rigor, objetividad e
imparcialidad. El entrar de lleno en archivos y documentación hasta el momento inexploradas nos ha
llevado a descubrir la riqueza de un patrimonio intangible que reporta momentos de plena satisfacción,
el patrimonio histórico de la Hermandad. Recoge por tanto este libro, por una parte datos objetivos y
contrastados documentalmente y por otra, el testimonio de las vivencias personales de personas
vinculadas de una u otra manera a la entidad.
 Como un regalo de cumpleaños que hacemos a la propia Hermandad y al pueblo de Villamartín,
queremos que esta publicación quede como testimonio de lo que se pretendió en este momento
concreto, reconocer el esfuerzo de un grupo de persona que durante estos últimos veinticinco años, con
sus aciertos y con sus errores, ha tirado del carro con un esfuerzo y dedicación la mayoría de las veces
no reconocido, honrar a cuantas personas formaron parte de esta Hermandad en cualquier momento
de su dilatada historia y, como no, demostrar la entrega de todos a Nuestra Señora de la Soledad y a
Cristo Yacente.

Queremos expresar al Consejo Local de Hermandades y Cofradías nuestro más profundo

agradecimiento por haber aceptado este sencillo y emotivo proyecto como forma de engrandecer
nuestro patrimonio local. A la Junta de Andalucía por permitir sacar a la luz el trabajo desinteresado y a
veces ingrato de muchas personas que como nosotros quitan tiempo de su vida diaria para dedicarlo a
los demás. Y por supuesto al Ayuntamiento de Villamartín por estar siempre abierto a propuestas que
contribuyen a mejorar nuestras condiciones y a facilitar la tarea de organizar cuantos proyectos
emprendemos.

En cada línea de este libro, en cada fotografía, en cada verso,…. en cada rincón de esta humilde
publicación hemos intentado poner lo mejor de nosotros mismos. A buen seguro faltarán muchos
datos, detalles, fotografías y menciones de estos últimos cinco lustros, pero queremos que este sea un
punto y seguido en una historia de más de cuatrocientos años de lustre -de esplendor y gloria- para
Nuestra Señora y de presencia activa en nuestra localidad. Gracias, gracias, gracias.

Ubi caritas et amor, Deus ibi est.

Santísimo Cristo de las Aguas

Parroquia Santa María de las Virtudes
 SALUDA
de
AUTORIDADES

13
 Saluda del Obispo de Asidonia-Jerez
+ José Rico Pavés

Saludo con afecto e imparto la bendición a todos los miembros cofrades de la Hermandad del Santo
Entierro de Villamartín, a sus familias y a todos los feligreses de la Parroquia de Santa María de las
Virtudes. La obra que el lector tiene en sus manos quiere levantar acta de la secular historia de la
Hermandad al cumplirse el vigésimo quinto aniversario de su reorganización. La conmemoración de
un aniversario significativo es una oportunidad preciosa para dirigir la mirada al pasado con
agradecimiento, entregarse al presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza.

Damos gracias a Dios por veinticinco años de una Hermandad cuyas raíces se remontan al siglo
XVI, a la Hermandad de la Vera Cruz, Santo Entierro y Soledad, ubicada entonces en el Convento de
San Francisco. La Orden de Hermanos Menores y la Orden Terciaria franciscana contribuyeron de
forma decisiva a poner las bases de una devoción centrada en el Misterio de la Cruz de Nuestro Señor
Jesucristo, de su muerte y sepultura, con los sentimientos de María Santísima. Acercarse al Misterio de
la Cruz con mirada franciscana implica proclamar la Belleza del Amor más grande, tal como se revela
en la crucifixión de Jesucristo, y reaccionar ante la indiferencia del mundo gritando “el Amor no es
amado”, como hiciera el Pobrecillo de Asís en la vivencia del Viernes Santo.

La conmemoración de este vigésimo quinto aniversario será fecunda si renace el deseo de una
entrega al Señor en el momento presente. La Iglesia afronta un nuevo cambio de época en la Historia
consciente de estar llamada a impulsar una nueva evangelización. Siendo Jesucristo el mismo ayer, hoy
y siempre, la nueva evangelización no consiste en cambiar el evangelio, sino en poner nuevo ardor,
nuevos métodos y nuevas expresiones en la misión evangelizadora. En esta misión las Hermandades y
Cofradías tienen una tarea imprescindible que pasa por cuidar hacia dentro la vida cristiana de sus
miembros, para que sean personas católicas que aspiran verdaderamente a la santidad, y por
testimoniar hacia fuera la alegría insustituible de pertenecer a la Iglesia, para que los alejados y distantes
puedan volver su vida (“conversión”) al Señor.

14
 Esta conmemoración ofrecerá, en fin, una renovada siembra de esperanza si los miembros
de la Hermandad y, a través de ellos, todos los vecinos de Villamartín descubren la fuerza sanadora del
evangelio. En un mundo donde las heridas, divisiones y fracturas afectan cada vez más a las familias, a
los esposos, a los hijos en edad cada vez más prematura, a los jóvenes y a los ancianos, a las vocaciones
consagradas y a la vida social, es necesario ayudar a todos a que se encuentren de nuevo con Jesucristo
en su Iglesia, para que experimenten el consuelo de su misericordia en los sacramentos, en la oración y
devociones, en el testimonio auténtico de caridad especialmente con los más necesitados.

Cuando Cristo muerto fue depositado en el sepulcro, la esperanza de la humanidad descansó en

el Corazón de su Madre traspasado por una espada de dolor indecible. En su fe probada María
Santísima de la Soledad nos enseña a perseverar al pie de la Cruz y a sostener con la oración a
quienes han perdido toda esperanza. ¡Nada sin María! ¡Todo con Ella!

Jerez de la Frontera, 11 de noviembre de 2021

(Fiesta litúrgica de San Martín de Tours, obispo)

15
 Hermandad, Comunidad Parroquial e Iglesia
Francisco Varela Figueroa,
Párroco de Santa María de las Virtudes

Tras veinticinco años de la refundación de la Hermandad del Santo Entierro de nuestro Señor
Jesucristo y nuestra Señora de la Soledad es un gozo poder compartir este momento de júbilo con todos
vosotros.

Tras las huellas del que fuera párroco de la de Santa María de las Virtudes por aquella época y
pilar de lo que ahora celebramos, me encuentro con la misión de ofrecer unas palabras de guía y
entusiasmo en un momento de gozo celebrativo y, a la vez, en una etapa histórica de gran necesidad de
esperanza. Vivimos inmersos en la acuciada soledad de un mundo que se siente enterrado bajo un
sinfín de losas que no le permiten ver al Dios hecho Hombre que dio la vida para que todo fuera
recreado.

Cuando uno piensa en el ser de una hermandad, debe recurrir a lo que la identifica para
comprender su quehacer en la sociedad. Recurriendo a las palabras de la Normativa Diocesana de
Hermandades y Cofradías: «Las HH.CC son asociaciones públicas de fieles cristianos conscientes de su
pertenencia a la Iglesia Católica. Por los sacramentos de la iniciación cristiana, los cofrades están
incorporados a Cristo y son miembros vivos de la Iglesia que en comunión con el Papa y los obispos y
pastores de la Iglesia anuncian con sus vidas, palabras y actuaciones la verdad de los acontecimientos
salvadores de la Encarnación, Pasión, Muerte y resurrección de Jesucristo, Salvador y Redentor del
género humano» (Mons. D. Juan del Rio, 2004).

Con este párrafo inicial se introduce el ser de una hermandad, es decir, es una asociación eclesial
que da testimonio de vida en el núcleo de la comunidad parroquial dentro de la Iglesia. Las
hermandades nacen en el seno de la Iglesia Madre que lanza a sus hijos a la misión con la gracia que
ella misma custodia. Las hermandades no nacen como seres autónomos y aislados, sino como
asociaciones insertas en la Iglesia Universal y con una identidad comunitaria.

16
 Los cofrades no son simplemente obreros que trabajan a nivel individual en la sociedad, sino que,
como fieles laicos miembros de la Iglesia, son obreros de la viña que forman parte de e misma viña, tal
y como afirma el mismo Cristo en el Evangelio «yo la vid; vosot armientos (Jn.15,5)» y que
recuerda el ya n n ablo II en la Exhortación Postsinodal Christifideles Laici.

Esta identidad tan sublime, proviene de una opción de vida que cada uno hace desde su libertad.
El sí dado en el juramento de aceptación cuando se entra a formar partede una hermandad no radica
solo en una simple inscripción en un libro de registro, sino que es un compromiso que se sitúa por
encima de un contrato meramente social, pues se establece un vínculo con el mismo Dios. El papa
Benedicto XVI, en la encíclica Deus caritas est, afirma: «No se comienza a ser cristiano por una decisión
ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y con ello, una orientación decisiva».

Los cofrades, como cristianos que son, no pueden olvidar que las comunidades eclesiales viven de
la conmunio, de esa unidad entre los hermanos que viven siguiendo el ideal de la Unidad marcado por
el mismo Cristo, cabeza de su cuerpo místico. Cada asociación eclesial, con su propio carisma, vive
de la comunión entre los hermanos. Este hecho es lo que caracteriza a los cristianos. Es una obligación
vivir del amor fraterno que potencia el hecho de seguir una vía de crecimiento en el amor y la entrega.
Cada asociación en comunión forma parte de una entidad mucho mayor, la ecclesia. Ésta es la unión de
cada una de las comunidades, asociaciones y diferentes grupos que se alimentan en la celebración
eucarística. El ágape dentro de la Iglesia, el banquete del amor, es el punto neurálgico en el que todos
dejan de ser entidades separadas para formar ese cuerpo místico presidido por el mismo Cristo.

Es una grandeza saberse integrante de algo que está por encima de cada una de las partes.
Saberse miembro activo de la historia de salvación pensada desde el comienzo por el mismo Dios. Pero,
esta opción de vida conlleva el descargar a las hermandades de muchos lastres actuales que
empequeñecen su misión, incluso la desvían por caminos poco loables. Siguiendo de nuevo a san Juan
Pablo II, en 1999 decía lo siguiente en el I Congreso Mundial de Hermandades y Piedad Popular:
«Sería renegar de su mayor tradición y su razón de ser el dejarse llevar por un camino que los fuera
convirtiendo en meras manifestaciones costumbristas y de folklore, sin otro interés que el cultural o
benéfico, o la exaltación de la propia cultural local o regional».

17
 El ser cofrade es mucho más que hacer un papel en una obra de teatro al salir una vez al año.
Ser cofrade se lleva en el interior y forma parte de la propia identidad. El cofrade no es un actor que
representa una escena teatral. Ser cofrade no es ser miembro de una asociación de conservación de las
tradiciones del pueblo o ciudad en la que se viva. Ser cofrade es ser testigo de la obra de salvación. Es
ser mensajero de la historia de amor más grande jamás contada. Este ser testigo conlleva un
comportamiento social determinado; un estilo de vida concreto que diferencia del resto de personas
que no lo son.

Este estilo de vida puede verse expresado en las palabras del papa Francisco en la encíclica
Fratelli tutti: «Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar
todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de
iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y auxilio
de las sociedades heridas».

Todos los hermanos forman parte activa y deberían sentirse parte viva de la hermandad. La
hermandad se nutre de la variedad de todos los hermanos que se saben unidos en algo mucho más
importante que ellos mismos. Son todos los hermanos al unísono los que miran hacia el bien común y
aportan todo su potencial para crear espacios de encuentro en los que ayudar a los demás a crecer y a
encontrarse con los verdaderos protagonistas de la hermandad. A su vez, cada hermandad es parte
activa y viva de su parroquia y pone al servicio de toda la comunidad parroquial sus riquezas y carismas
para que la comunidad en pleno siga su camino de conversión y misión.

Todos son importantes, ninguno sobra dentro de esta gran familia eclesial congregada en la
parroquia. Nadie puede eludir su misión, porque estamos en un momento histórico en el que el
mundo grita tener sed de Dios; de un Dios vivo que sale al encuentro del necesitado.

Volviendo a la exhortación Christifideles laici: «Nuevas situaciones, tanto eclesiales como

sociales, económicas, políticas y culturales, reclaman hoy, con fuerza muy particular, la acción de los
fieles laicos. Si el no comprometerse ha sido siempre algo inaceptable, el tiempo presente lo hace aún
más culpable. A nadie le es lícito permanecer ocioso».

Con todo lo expuesto, en esta celebración jubilar por los 25 años de camino, deseo abrir los
brazos de la parroquia a todos los hermanos de esta hermandad para que se sientan en casa, aportando
ese carisma de amor que reza en su lema. Que nunca falte en Villamartín hermanos del Santo Entierro y
de Nuestra Señora de la Soledad que enarbolen la bandera del amor de Dios.

19
 Saluda del Alcalde de Villamartín
Juan Luis Morales Gallardo

Como Alcalde y en representación del Iltmo Ayuntamiento de Villamartín, es decir, como

representante de todos los vecinos de nuestro pueblo, en un gran orgullo encabezar unas palabras en el
25 aniversario de la refundación de la Hermandad conocida por todos como el Santo Entierro.

Y la verdad es que hace veinticinco años un grupo de vecinos nos sorprendió con un nuevo
formato jamás visto antes en Villamartín, innovando con un trono y con un grupo de costaleras, señas
ambas de identidad en este periodo y que seria deseable se consolidasen a lo largo del tiempo. Por no
hablar del silencio, la sobriedad y la paciencia que supone no sondear caminos que puedan llamar al
espectáculo cofrade, que también existe.

Espero que esta publicación haga justicia especialmente a cuantos vecinos hayan estado al pie
del cañón del día a día de la hermandad, especialmente a los que hayan completado la debida labor
social que debe darse con prioridad incluso a periódica salida procesional, porque son ellos los que dan
base real a una Hermandad, no a una procesión.

Felicitar como no puede ser de otra forma a los distintos hermanos mayores, personas que se
ofrecen a la critica barata e ignorante, cuestiones estas que elevan la tarea a niveles mas bondadosos y
generosos, tenga mi firme respeto y felicitación.

Mantener vivo un proyecto de este calibre es muy difícil, y esta Hermandad lo ha conseguido,
por ello mi mas sincera enhorabuena y a por otros veinticinco más.

20
 El Futuro de las Hermandades
Joaquín Perea Montilla,
Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Asidonia-Jerez

Queridos hermanos es para mí una satisfacción poder participar de forma activa, con esta aportación,
en los actos del veinticinco aniversario de vuestra fundación

La historia y el presente de la Hermandad es vuestro, son ustedes quienes lo conocen, por tanto
no os voy a hablar de ellos. Quiero hablaros del futuro. Estamos ya en pleno siglo XXI y las
Hermandades sólo tendrán futuro, en el mundo que vivimos, si auténticamente responden a los
objetivos que tienen marcados para así poder hacer frente al reto que tenemos ante nosotros.

Creo que no estoy diciendo nada que no sepáis cuando estoy afirmando que las Hermandades son
movimientos de la Iglesia. En la teoría esto lo sabemos todos, pero ¿somos conscientes de ello? y es más
¿nos aceptan como tales o por el mero hecho de pertenecer a una Hermandad algunos
nos consideran como cristianos de segunda?

El Papa Francisco en su homilía de la Jornada de las Cofradías y de la Piedad Popular, celebrada

en Roma en mayo del 2013, nos va marcando un camino que tenemos que tener en cuenta y hace
hincapié en tres conceptos: evangelicidad, eclesialidad y misionariedad como caminos para ir en pos del
Señor.

En la evangelicidad el Papa nos indica el centro de donde todo tiene que iniciarse y al que todo
debe conducir: “amar a Dios, ser discípulos de Cristo viviendo el Evangelio”. Por primera vez, y tomado
de los documentos de Aparecida, se llama a las Hermandades “espacio de encuentro con Jesucristo”.

Eclesialidad. Tenemos que tomar conciencia de que las Hermandades tienen que vivir en comunión
profunda con nuestros Pastores. Tenemos que ser presencia activa en nuestras Parroquias, para poder
cumplir lo que nos dicen los Documentos de Aparecida: “Las Hermandades son una manera legítima
de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia”.

22
 Tenemos escritos para formarnos, tenemos hermanos con quienes convivir practicando la
fraternidad y tenemos sacerdotes dispuestos a ayudarnos. Utilicemos todo esto y no equivoquemos el
camino.

Misionariedad. Tenemos una misión específica y muy importante: mantener viva la relación entre
la fe y la cultura de nuestro pueblo, cosa que hacemos a través de la piedad popular. Tenemos que ser
auténticos evangelizadores, tenemos que plantearnos acciones que sean puentes que nos lleven a Cristo,
para caminar con Él. Tenemos que ser misioneros de la misericordia de Dios, que siempre nos
perdona, nos espera siempre y nos ama tanto.

Ahí tenéis un plan de futuro, que no doy yo, fue el Santo Padre.

Para terminar, quiero contaros un pequeño poema que leí una vez a un grupo de jóvenes,
pertenecientes a un grupo de catequesis, para su estudio, el poema de Malawi, que nos puede hacer
pensar en lo leído anteriormente.

“Tenía hambre y habéis fundado un club con fines humanitarios

en donde se disiente sobre la falta de alimentos. ¡Os estoy agradecido!

Estaba en la cárcel y habéis ido a la Iglesia para rogar por mi liberación.

¡Os estoy agradecido!

Estaba desnudo y habéis examinado seriamente las consecuencias morales

de mi desnudez. ¡Os estoy agradecido!

Estaba enfermo y habéis caído de rodillas para agradecer al Señor

haberos dado buena salud. Vivía sin techo y me habéis predicado los recursos
del Amor de Dios. Parecéis tan piadosos, ¡tan cerca de Dios!

Pero yo tengo todavía hambre, estoy todavía sólo, desnudo, enfermo,

prisionero y sin techo. Tengo frío…”

Lo importante es vivir.

23
 Saluda del Presidente del Consejo Local de
Hermandades y Cofradías de Villamartín
Francisco Gil Rodríguez

Siempre es grato celebrar aniversarios, señal de que se sigue en la brecha, que se madura, es evidente
que la constancia tiene su recompensa. La Hermandad del Santo Entierro de Villamartín cumple 25
años de su refundación en 1996 que continuaría a su desorganización en 1987, como tuvieron que
hacer todas las hermandades de Villamartín, dicho sea de paso, debido a una invitación a la ordenación
y el rigor dentro de las hermandades y que hiciera la Parroquia de Villamartín, por mediación de la
entonces Junta Parroquial, para adecuarse además a la normativa de la naciente Diócesis de Asidonia
Jerez.

Este segundo año de pandemia nos ha dejado, y ya van dos, sin procesiones en nuestras calles,
pero no ha sido el único año. Como ya comentaba, en 1987 la Junta Parroquial, conjuntamente con las
hermandades de Villamartín, decidieron que ese año no hubiera procesiones en las calles de nuestro
pueblo. Una decisión muy dura viniendo de las propias hermandades, un año que pasó a la historia
como triste y diferente para las hermandades, pero sin duda alguna gracias a él, y poco a poco, llegamos
a la Semana Santa que actualmente tenemos, o que hemos tenido al menos hasta 2019.

Por tanto, no sólo la pandemia de 2020 ha dejado las Cofradías encerradas en Villamartín.
Después de la decisión de 1987, no todas las Hermandades atravesaron el mismo sendero hasta ver de
nuevo su Cruz de Guía bajo el dintel de su Capilla o del Templo Parroquial. La primera en aprobar sus
estatutos, su censo y adaptarse a la incipiente normativa diocesana, fue la Hermandad de las Angustias,
que ya en 1988 salió a las calles de Villamartín la tarde del viernes Santo como marca su tradición, y lo
hizo totalmente reformada, que, además también, fue la única que continuó con la misma Junta de
Gobierno que atravesó la triste decisión de 1987.

24
 Todas las hermandades relevaron sus direcciones con las que prepararon sus estatutos, censos,
etc. para salir de nuevo a las calles, como Hermandades reformadas y en algún caso refundadas.

La Hermandad del Santo Entierro fue quizás la más tardía, que lo hizo en 1996 y al igual que el
resto fue un grupo de inquietos jóvenes los que apoyados en los restos de la hermandad existente,
prepararon todo para salir de nuevo. En el caso del Santo Entierro tampoco lo pudo volver hacer en
Sábado Santo, la incipiente Diócesis de Asidonia Jerez, prohibió las procesiones en sábado Santo, por
lo que la refundada Hermanad del Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad se unió a la de Las
Angustias la tarde-noche del viernes Santo. Para entonces, en aquel año de 1996 ya estaban en la calle
además de Las Angustias, la del Nazareno, la Borriquita y el Resucitado, uniéndose a nuestra semana
Mayor la del Santo Entierro que felizmente celebramos sus veinticinco años de todo aquello.

El que suscribe, que ya sobrepasa el sexenio, tiene retazos en la memoria de la Hermandad del
Santo Entierro en distintas épocas. La seriedad y austeridad del Sábado Santo de los años 70. Con un
cortejo de hombres ataviados, no con túnicas, pero sí con trajes de riguroso luto. El recuerdo del
recogido y perfecto canasto dorado, flanqueado por el grupo de guardabrisas a juego, es una joya que
guardo en mi memoria.

Recuerdo la seriedad y recogimiento en su estado máximo, y que mis luces de memoria alcanzan
al paso de esta Cofradía, de la que Don Francisco González Delgado era su Hermano Mayor en
aquellos años, recogiendo el testigo, años después, Don Fernando Holgado Ayala, después de otra
interrupción en el tiempo. A Fernando acompañaron en su Junta de Gobierno, entre otros, mi
recordado amigo Juan Montes Nieto, mayordomo de la época, y quien después de la interrupción en
1987, continuó dedicado, casi a diario, en el mantenimiento del camarín y del máximo mimo a Madre
Soledad, hasta que el destino laboral le obligó a dejar el pueblo.

Otra de las personas que acompañó a Fernando Holgado Ayala en su época de Hermano Mayor
fue nuestro siempre recordado Don José Hidalgo Álvarez, a la sazón presidente de la Junta Parroquial
de la que Enrique Sánchez García fue muchos años secretario. Don José Hidalgo, llegado desde Jerez
para desarrollar sus labores profesionales en nuestra localidad, mantenía íntimos contactos con la
entonces recién creada Hermandad del Perdón de Jerez cuando procesionaba en Viernes Santo, y que
estaba establecida, canónicamente en aquella época, en la parroquia de Santa Ana de Jerez. La
Hermandad del Santo Entierro fue entonces, gracias a las gestiones de José Hidalgo, objeto de ayuda en

25
cuanto a enseres de los que en aquella época no disponía, de ahí que se puedan observar las varas
corporativas con el escudo de la Hermandad jerezana, y que en ocasiones porta la corporación
penitencial del Santo Entierro de Villamartín.

Era principios de los años ochenta, cuando incluso, la cuadrilla de costaleros de la hermandad
jerezana vino hasta Villamartín, y cargó el paso de Nuestra Señora de la Soledad cuando en las
hermandades de Villamartín cargaban los pasos las cuadrillas de costaleros profesionales, como anticipo
de lo que sólo años más tarde sería ya una realidad en todas nuestras hermandades: las cuadrillas de
hermanos costaleros, de la que también fue pionera las Angustias, por ser la primera en salir a las calles
de Villamartín en el año 1988, con la cuadrilla que en el recuerdo nos queda con el sobrenombre de la
“del amor”.

No me queda más que agradecer la Hermandad del Santo Entierro de Villamartín, la posibilidad
que me ha dado de poder ejercitar mi memoria y plasmar mis recuerdos, que aún mantengo por
haberla seguido en el tiempo. Me queda felicitar a los hermanos y hermanas por la celebración fraterna
de esta efeméride, a la que el Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Villamartín se une,
deseando a toda la corporación todo el animo a seguir adelante, y mucha fuerza en estos maltrechos
tiempos. ¡A por los siguientes veinticinco!
 CARTAS
a los
HERMANOS

27
 Rvdo. Padre Juan José Rodríguez Mejías
Guardián de los Franciscanos de Chipiona.
Rector del Santuario de Nuestra Señora de Regla y Definidor de la Provincia
de la Inmaculada Concepción, de la Orden Franciscana.

Ninguna otra cosa, por tanto, deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos plazca y deleite,
sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el sólo verdadero Dios, que es pleno bien, todo bien, total
bien, verdadero y sumo bien, que es el solo bueno (cf Lc 18, 19), piadoso, manso, suave y dulce; que
es el solo santo, justo, verdadero, santo y recto; el solo que es benigno, inocente, puro; de quien y por
quien y en quien (cf Rom 11, 36) es todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los
penitentes y justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los cielos.
(1R23,9)

Un saludo de Paz y bien a los integrantes de la Hermandad del Santo Entierro y María Santísima de la
Soledad:

Pedir a un franciscano que hable de su fundador y espiritualidad es darle la posibilidad de

mostrar quien es y lo que vive siempre en deseo de que su seguimiento sea cada día más perfecto y
sincero. Ahondar en la persona y obra de San Francisco es hacerlo en la pretensión de vivir el Evangelio
en el seno de la Santa Iglesia.

San Francisco de Asís, nombrado el personaje más importante del primer milenio, sigue
provocando reflexiones, conversiones y su estilo de vida es el más seguido después del mismo Jesucristo.

Nació en 1182 y sigue siendo actual pues destaca como figura espiritual de todos los tiempos. De
ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y
observancia de los Evangelios. Su vida de seguimiento a Jesús fue austera y simple, por lo que animaba
a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Esto provocó y sigue haciéndolo una atracción para muchos
y una crisis entre sus seguidores en su seguimiento estricto pues la respuesta al Evangelio no tiene más
parapetos que los que le queramos poner.

28
 Es el primer caso conocido en la historia de estigmatizaciones visibles y externas. Murió en su
ciudad natal el 3 de Octubre de 1226 tras dejar atrás una extensa familia religiosa, seguidores y amigos
espirituales. Nos quedan dos formas de vidas (Reglas), cartas, testamentos, avisos espirituales, biografías,
milagros y una vida ejemplar siempre por estrenar. Fue canonizado en 1228, y su festividad se celebra
el 4 de octubre. Muchos llevan su nombre, patronazgo, espíritu y sigue siendo inspirador y transmisor
sin igual.

Podemos afirmar que Francisco de Asís sigue vivo no solo en la presencia de sus hijos y
seguidores que pueblan todos los rincones de la tierra sino también en la experiencia y legado en
espíritu de pobreza y desprendimiento siguiendo las huellas de Jesucristo y siendo reconocido por todas
las generaciones como “el otro Cristo”. El “pobre de Asís” sigue conmoviendo por su capacidad de
reconciliación con todo y con todos, respetado no solo por creyentes de todas las religiones, sino
también por no creyentes.

Patrón de veterinarios y ecologistas, pieza clave en el espíritu ecuménico, amigo de pacifistas e

incluso hippies, eterno inspirador de novelistas y guionistas de cine, motivador de ingenieros, icono de
pobres y heridos, pacifista convencido y amante tanto del diálogo como del silencio, de la austeridad
más pasmosa como de la fiesta fraterna, hermano de todos y adorador del Dios uno y Trino que tiende al
diálogo y relaciones con los creyentes y no creyentes…

Es imán para miles de personas acuden a su ciudad de Asís, a sus obras, escritos y filmoteca
anhelando un encuentro con su vida y mensaje. Aún queda por decir que es el inventor de los
nacimientos (o belenes) y firme defensor y propulsor de la devoción popular en la Pasión, muerte y
resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

El mundo cofrade toma del movimiento franciscano la inspiración de dar culto a Jesucristo en su
pasión y muerte desde la sencillez de vida y la vivencia en hermandad. Hacer familia trabajando juntos
en los servicios más sencillos hacen que la vida cristiana tenga sentido y seamos felices. Mostrar a los
demás al Jesús humano sabiendo que es el Cristo de la fe que nos redime y salva es una apuesta aún por
estrenar para todos los que cada día, como Francisco decía, tengamos en nuestro corazón el deseo de
“comencemos hermanos, porque hasta ahora poco o nada hemos hecho”.

29
 Pertenecéis a esta familia espiritual por vuestros orígenes y porque desde siempre habéis vivido,
aún en muchos momentos sin saberlo, la genialidad de ser cristianos al estilo del “pobre de Asís”. En
esta etapa queréis ser consciente de ello y potenciarlo, sacarlo a la luz siempre desde expresiones pobres
y deseosas de aprender y experimentar (como el mismo carisma franciscano propone). Os animo y
bendigo en vuestro deseo que no es otro que “vivir el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”
como el mismo San Francisco nos propone en su Regla.
 Fe y compromiso social
Rvdo. Ramón Vázquez Clavijo.
Párroco de Nuestra Señora de la Encarnación y de la Antigua, de Setenil de las Bodegas.

Lo primero que quiero hacer al comenzar es enviar un afectuoso saludo a la Hermandad y Cofradía de
Nazarenos del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Soledad. Estáis en
mis oraciones.

Una cosa importante para todas las hermandades, es que, tienen que tomar conciencia y tener
muy presente en su programación la Doctrina Social de la Iglesia. Soy consciente de que se lleva a cabo,
el tener siempre presente, la labor caritativa y social, y al preocuparse por los hermanos y hermanas,
más necesitados. Para el crecimiento personal de un cristiano y de una Hermandad, es importante
tener siempre en cuenta estas tres cosas: la formación, la espiritualidad (el culto- la oración) y la acción
(la caridad).

Nuestro Papa Francisco, está muy implicado con la labor social de la Iglesia. Le preocupan de
manera especial los hermanos más pobres y las pobrezas del mundo. Es muy importante, la formación
en la Doctrina Social de la Iglesia, que tiene que ir unido a la fe, y esta se manifestará en la expresión
externa de la Hermandad, que es la procesión de los titulares, en los días de la Semana Santa. Como
culmen de todo un trabajo realizado a lo largo de todo el año. Desde la fe y el compromiso social,
tenemos que descubrir, la importancia de la dignidad de la persona, la solidaridad, el bien común, la
justicia social. Esa es la verdadera procesión que agrada a Jesucristo y a la Virgen Santísima. Y solo
desde esta perspectiva, nuestras expresiones externas de culto piadoso y popular recobran fuerza y calan
en la sociedad.

En la vida de un cofrade todo tiene que estar unido, si se descuida una de las partes, no
funciona bien la Hermandad. Es como si un ojo tuviese que pedirle permiso a un brazo para poder ver.
Todas las partes forman un todo y no pueden separarse.

31
 Ya León XIII, en su Encíclica Rerum Novarum, pedía, dentro la problemática que estaba
viviendo la sociedad de aquella época, un despertar de la “Conciencia Social”, para luchar por la dignidad
de los trabajadores. En la Encíclica de Pío XI, Quadragesimo Anno, “Hace referencia a los Obreros y los
reclamos de los trabajadores empujados a la lucha entre las nuevas estructuras sociales”. El Papa Pío XII, cuando
habla de la cuestión social dice: Se fundamenta en los bienes materiales, el trabajo y la familia. Los bienes
deben estar distribuidos de tal forma que lleguen a manos de todos y cada uno de los hombres, de acuerdo con los
principios de la justicia y la caridad. El estado que tiene la obligación de velar por el bien común. San Juan XXIII,
en la Encíclica Mater et Magistra, dice: Se advierte que la cuestión social tiene una dimensión mundial y que
así como se puede hablar de personas pobres, también se ha de hablar de sectores pobres y países pobres”. En la
Encíclica Pacem In Terra, dice: Derechos del Hombre, de todos los seres humanos sin distinción discriminatoria.
Punto de partida y fundamento de toda ley humana, arranca de la personalidad natural y dignidad natural del
hombre, dotado de derechos y de deberes. Dignidad acrecentada por la luz de la Revelación Cristiana. Relaciones
entre los poderes políticos y los ciudadanos y de las relaciones que deben de existir entre los Estados. Actuación de la
mujer en la vida pública. En la Encíclica Populorum progressio, del Papa Pablo VI, trata “la urgencia de
buscar el desarrollo solidario de la humanidad. Atención al desarrollo solidario de la humanidad. Atención al
desarrollo de los pueblos, unión entre las naciones para asistir a los pueblos más débiles. El factor de fraternidad y
ha de centrarse en los hombres, no en los intereses egoístas, económicos y políticos”. San Juan Pablo II, en la
Encíclica Sollicitude rei socialis, habla: De los problemas del desarrollo a escala internacional, brecha entre el
Norte y el Sur. Analiza los problemas mundiales del armamentismo y terrorismo. Control de la natalidad. La
preocupación por la paz, y una preocupación ecológica por el planeta. Respeto por todos los derechos humanos.
Estructuras de pecado como causas: ansia exclusiva de lucro, y la sed de poder en todas sus dimensiones. Problemas
de marginación y de miseria. En la Encíclica Centesimus Annus, con motivo de los cien años de la Rerum
Novarum, nos habla de la dignidad de la persona. Nos dice que es necesario un compromiso de todos los
estamentos sociales. Y también nos dice que la Iglesia no tiene un modelo económico, pero ofrece orientación en
la Doctrina Social, en la búsqueda del bien común. Benedicto XVI, en la Encíclica Caritas In Veritate, nos
habla sobre el desarrollo humano integra en la caridad y la verdad. Nos habla de las causas y las consecuencias
de la crisis global desde la óptica de la ética cristiana. Y nos dice que la persona es el centro y eje del mensaje
social. En la Encíclica Evangelii gaudium, habla de anunciar el evangelio en el mundo actual. Critica el
consumo de la sociedad capitalista e insiste en que los principales destinatarios del mensaje cristiano son los pobres,
hace mucho hincapié en “la inclusión social de los pobres” y “la paz y el diálogo social”.

32
 Por último, nos acercamos al Papa Francisco, un hombre especialmente cercano con los
oprimidos, los pobres, las víctimas de conflictos, que enseña y practica la misericordia divina. El Papa
tiene una relación muy estrecha con la Doctrina Social de la Iglesia. En todo lo que va haciendo
manifiesta el pensamiento social cristiano. Son muchas las cosas que podemos extraer del Papa
Francisco, para acercarnos la Doctrina Social de la Iglesia, desde la Hermandad, nos habla que tenemos
que ser esa voz que grita en el desierto, a través de él podemos descubrir la necesidad de mirar al
prójimo como como hermano, de detener nuestra mirada en el más pobre, en el ser agentes de unidad,
que siempre es necesario en una Hermandad, el de abrir el corazón y la mente al que es distinto y sobre
todo reconocer en el otro al mismo Jesús que camina a nuestro lado.

Toda esta reflexión sobre la Doctrina Social de Iglesia, nos tiene que llevar al compromiso, por
eso, una Hermandad tiene que anunciar la Salvación de Jesucristo, con la palabra, tiene que mostrar su
misericordia y su justicia, con el ejemplo.

La Hermandad, tiene que ayudar a cambiar la realidad que nos encontramos a nuestro
alrededor. Estamos viviendo unas circunstancias especiales, a causa de esta pandemia, la Hermandad,
tiene que ser cada día mas sensible, ante la problemática social, ante los hermanos y hermanas, que en
este momento histórico estamos que estamos viviendo, están siendo más vulnerables. Es importante
manifestar esa disponibilidad, servicio y amor hacia el prójimo.

Los orígenes de las Hermandades, no sólo se quedaban en el culto, o la vivencia de la fe, sino que
también se dedicaban a la ayuda a los más necesitados. Es más, ahí está el origen de la fundación de las
Hermandades y Cofradías. Tenían como unos de sus principales cometidos, la asistencia mutua, la
ayuda a los desvalidos, a los necesitas y a los enfermos. Muchas Hermandades, creaban hospitales,
orfanatos…

La Caridad, ha desempeñado un papel importante en las Hermandades. Tiene que seguir

siéndolo, por eso, todo lo vivimos en la Hermandad, después lo tenemos que expresar con los hechos,
con las obras, con la Acción Social. Eso hace crecer a la Hermandad y madurar en la fe. La lucha por la
dignidad de las personas debe ser el día a día de una Cofradía.

33
 El magisterio de la Iglesia, como hemos visto, nos lo dice, el Concilio Vaticano II, nos habla de
que los laicos, “las Hermandades”, tienen un papel importante en la Iglesia, tienen que trabajar por el
bien común. Sería bueno que buscara algún proyecto que pudiera realizar, a lo largo del año, para la
promoción y ayuda de los más necesitados. Desde aquí os invito a toda la Hermandad, a que cada día
más, trabajéis juntos por los más necesitados, comenzando por los hermanos de la Hermandad que lo
puedan estar pasando mal; todo esto siempre en coordinación con la Parroquia.

Quiero terminar, con unas palabras del Papa Francisco, de la encíclica Fratelli Tutti: Este santo del
amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la encíclica Laudato si, vuelve a motivarme
para dedicar una nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social. Porque San Francisco, que se sentía
hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz por
todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos.

Como dice el Papa Francisco, que vivamos como hermanos y trabajemos unidos, para construir el
Reino de Dios.

34
 La responsabilidad de confesar la fe católica de
las Hermandades y Cofradías
Rvdo. Juan Azcárate Casanova.
Defensor del Vínculo del Venerable Tribunal Diocesano de Asidonia-Jerez y
Párroco del Santísimo Cristo de la Sed de Jerez de la Frontera.

La responsabilidad de confesar la fe católica, acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo, sobre la

Iglesia y sobre el hombre, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, que la interpreta auténticamente.
Comienzo este breve artículo, agradeciendo a la Hermanad el bonito gesto de invitarme a
participar en este libro conmemorativo por el XXV aniversario de su fundación.
Las Hermandades y Cofradías tienen una misión muy importante en la Iglesia, y especialmente
en nuestra tierra, en nuestro pueblo. Uno de los Santos Padres, san Gregorio Magno, decía que «las
imágenes de las Iglesias son la Biblia de la gente sencilla». Ellas, hacen posible que muchas personas
tengan algún contacto con los Misterios de nuestra fe Cristiana, sobre todo, con la Pasión, Muerte y
Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso espero, que esta hermandad pueda seguir llevando
adelante su labor muchos años más.

La Exhortación Apostólica Christifideleslaici de san Juan Pablo II del año 1988, en su número 30,
trata acerca de los «criterios fundamentales de eclesialidad» para el discernimiento de todas y cada una
de las asociaciones de fieles laicos en la Iglesia. Uno de ellos, viene definido así:
La responsabilidad de confesar la fe católica, acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo, sobre
la Iglesia y sobre el hombre, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, que la interpreta
auténticamente. Por esta razón, cada asociación de fieles laicos debe ser un lugar en el que se
anuncia y se propone la fe, y en el que se educa para practicarla en todo su contenido.
Como podéis observar, el título de este artículo está tomado de aquí. Y efectivamente, toda
Hermandad, por ser una asociación eclesiástica pública de fieles (cf. c.301 CIC 83) 1, tiene el deber y la
responsabilidad de confesar, anunciar y proponer la fe católica en comunión con el Magisterio de la
Iglesia.

1
CIC 83 = Código de Derecho Canónico de 1983.

35
 Pero ¿qué es el Magisterio de la Iglesia?, ¿cuántos tipo de Magisterio existen? Y ¿cómo puede esta
Hermandad confesar, anunciar y proponer la fe católica? Vamos por partes.
La Iglesia tiene como misión enseñar la fe católica, una doctrina que no es suya, sino que la ha
recibido de Cristo, su Señor, y que, con la asistencia del Espíritu Santo, custodia, profundiza y enseña
fielmente (cf. c. 747 §1 CIC 83).
La Iglesia ha recibido de Jesucristo la misión de anunciar la buena nueva a todos los pueblos.
Evangelizar supone cumplir el mandato dado por Jesucristo: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he
mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 19-20).
Esta misión de evangelizar es una obligación y derecho nativo –desde el mismo nacimiento o
fundación de la Iglesia por Cristo–, independiente –sin necesidad alguna de admisión por parte de
autoridad humana– y exclusivo de la Iglesia. Puesto que es ella, la que posee el sensus fidei como
carisma, bajo la acción del Espíritu Santo, y es la destinataria del depositum fidei, es decir, del conjunto
de verdades transmitidas por Dios en orden a nuestra salvación y manifestadas especialmente por la
revelación de Dios en Cristo, plenitud de toda revelación (cf. DV 2)2. Así lo recoge DV 10:
La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la
palabra de Dios, confiado a la Iglesia; fiel a este depósito todo el pueblo santo, unido con sus
pastores en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión, persevera constantemente en la fracción
del pan y en la oración (cf. Hch 8,42), de suerte que prelados y fieles colaboran estrechamente en
la conservación, en el ejercicio y en la profesión de la fe recibida.
La doctrina católica se extiende a las verdades sobre Dios, la Iglesia y el hombre que el Señor ha
querido revelarnos para nuestra salvación. Y también, como no puede ser de otra manera, a los
principios filosóficos y a las reglas de comportamiento moral que se deducen necesariamente de esas
verdades. Por eso la Iglesia puede juzgar sobre la moralidad de cualquier situación o conducta, personal
o social, declarándola conforme o contraria a su Magisterio (cf. c. 747 §2 CIC 83).

La Iglesia ha de custodiar el depositum fidei, que ha recibido de Dios, garantizando su integridad y

pureza. Ha de profundizar en su sentido valiéndose de la contribución de los teólogos y peritos. Y ha de

2
DV = Constitución dogmática Dei Verbum.

36
exponerlo fielmente sin añadir, quitar o silenciar ninguna de las enseñanzas recibidas. Esto supone una
doble tarea: ad intra Ecclesiae (custodiar y profundizar el contenido de la fe) y ad extra Ecclesiae (anunciar
y exponer fielmente la doctrina católica).
Pero ¿en qué consiste el Magisterio de la Iglesia? El Magisterio de la Iglesia es el oficio que
desempeña la Iglesia, a través de sus Pastores y con el auxilio del Espíritu Santo, de interpretar
auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida, cuya autoridad se ejerce en el nombre de
Jesucristo (cf. DV 10).
El Concilio Vaticano II, afirmó oficialmente que dentro de la doctrina católica existe un orden o
una jerarquía de verdades (cf. UR 11)3. De ahí, que no todo el Magisterio de la Iglesia tenga el mismo
valor o importancia, existen grados. Sería oportuno, por consiguiente, preguntarnos cuántos «tipos de
Magisterio» existen.
En la Iglesia se dan tres tipos de Magisterio, veamos cuáles son:
Magisterio Extraordinario. Es el más solemne y el de mayor importancia. Está constituido por las
verdades que pertenecen a la revelación consignada en la Escritura, y atestiguada por la
Tradición, cuyo conjunto está recogido en el Credo. A ellos, se añaden las grandes definiciones
dogmáticas formuladas en los Concilios y por los Papas. En definitiva, se trata de la fe confesada
por los católicos, que al proceder directa y principalmente de lo que Dios ha revelado a los
hombres, es objeto primario de la fe católica.

El Papa y los obispos certifican una verdad que, de hecho, ya cree el pueblo de Dios (sensus fidei,
sensus fidelium, consensium fidelium). Puede darse con definición ex catedra del Papa, por definición
del Concilio Ecuménico o por todos los Obispos dispersos por el mundo en unión con el Papa
(cf. cc. 749-750 §1 CIC 83).

Estas doctrinas, que se denominan de fide credenda, requieren el asentimiento de fe teologal de

todos los fieles. Por esta razón, quien obstinadamente las pusiera en duda o las negara, caería en
herejía.
Magisterio Ordinario definitivo. Constituido por las verdades que la Iglesia propone de manera
definitiva a través del Magisterio Universal Ordinario, que conciernen a la fe y a la norma

3
UR = Decreto conciliar Unitatis Redintegratio.

37
 moral, y que están vinculadas necesariamente a la revelación, aunque no pertenecen
directamente a ella y por ello, son calificadas como objeto secundario e indirecto de la
revelación (ej., licitud del aborto o la eutanasia, invalidez de la ordenación sacerdotal de
mujeres, etc.).

El hecho de que estas doctrinas, que se denominan de fide tenenda, no sean propuestas como
formalmente reveladas –sino conectadas con la revelación–, en cuanto añaden al dato de fe
elementos no revelados o no reconocidos todavía expresamente como tales, en nada afecta a su
carácter definitivo, el cual debe sostenerse como necesario, al menos, por su vinculación
intrínseca con la verdad revelada (cf. c. 750 §2 CIC 83). Además, no se puede excluir que, en
un cierto momento del desarrollo dogmático, la inteligencia tanto de las realidades como de las
palabras del depósito de la fe pueda progresar en la vida de la Iglesia y el Magisterio llegue a
proclamar algunas de estas doctrinas, también como dogmas de fe divina y católica.
En lo que se refiere a la naturaleza del asentimiento debido a las verdades propuestas por la
Iglesia como divinamente reveladas (primer apartado) o de retenerse en modo definitivo
(segundo apartado), es importante subrayar que no hay diferencia sobre el carácter pleno e
irrevocable del asentimiento debido a sus respectivas enseñanzas.
La diferencia se refiere a la virtud sobrenatural de la fe: en el caso de las verdades del primer
apartado, el asentimiento se funda directamente sobre la fe en la autoridad de la Palabra de
Dios y la Tradición; en el caso de las verdades de este segundo apartado, el asentimiento se
funda sobre la fe en la asistencia del Espíritu Santo al Magisterio y sobre la doctrina católica de
la infalibilidad del Magisterio (cf. LG 25)4.
Magisterio Ordinario no definitivo. Es la forma de Magisterio más habitual. Consiste en la
enseñanza de fe y de moral en la que falta la intención de proclamarla de manera definitiva.
Obviamente, este Magisterio no es infalible, puesto que no es definitivo y se puede modificar
(ej., edad mínima para contraer matrimonio o para recibir la ordenación sacerdotal, etc.).

4
LG = Constitución dogmática Lumen Gentium.

38
 A este tercer apartado pertenecen todas aquellas enseñanzas –en materia de fe y moral–
presentadas como verdaderas o al menos como seguras, aunque no hayan sido definidas por
medio de un juicio solemne ni propuestas como definitivas por el Magisterio Ordinario y
Universal.
Estas enseñanzas son expresión auténtica del Magisterio Ordinario no definitivo del Romano
Pontífice o del Colegio Episcopal y demandan, por tanto, el religioso asentimiento de la
voluntad y del entendimiento (cf. cc. 752-753 CIC 83). Son propuestas para alcanzar una
inteligencia más profunda de la revelación, o para mostrar la conformidad de una enseñanza
con las verdades de fe, o, finalmente, para poner en guardia contra concesiones incompatibles
con estas mismas verdades o contra opiniones peligrosas que pueden llevar al error5.
Por último, nos queda responder a la tercera pregunta que nos formulamos al principio: ¿cómo
puede esta Hermandad confesar, anunciar y proponer la fe católica en esta época que nos ha tocado
vivir?
Estoy profundamente convencido, que la respuesta a esta pregunta es bastante simple y sencilla.
Es necesario que se produzca una unidad indisoluble entre lo que los hermanos creen (fe católica),
viven (testimonio de vida cristiana) y celebran (culto), ahí esta la clave.
Los Obispos del Sur de España, en su Carta pastoral a las Hermandades y Cofradías del 12 de
octubre de 1988, afirman que6:
De una y otra manera se pone de manifiesto la unidad indisoluble de las dimensiones de la vida
cristiana: evangelización, culto, caridad, comunión. Todas ellas constituyen el ser del cristiano, el ser
de la Iglesia y de sus instituciones. La fe sin obras es palabrería. El culto sin fe se convierte en teatro.
La caridad sin culto es filantropía. La comunión vaciada de su contenido teológico es pura
organización humana, es «política».

5
Para una mayor profundización: cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota Doctrinal ilustrativa de la
fórmula conclusiva de la Professionfidei, 29 jun. 1998.
6
Cf. http://www.hermandaddesantamarta.org/uploads/media/odisur_Carta_HH._CC._1988.pdf.

39
 Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno

Por tanto, la Hermandad está llamada a ser un instrumento para que los hermanos crezcan en la
fe, vivan una vida cristiana auténtica, y participen asiduamente con gozo, de la liturgia y el culto de la
Iglesia. Especialmente de la Eucaristía dominical, que es fuente y culmen de la vida cristiana.

Obviamente, para crecer en la fe hace falta conocerla bien (fides ex auditu que dirá san Pablo en
Rm 10, 17), ya que no se ama lo que no se conoce. Y para ello, será necesario estar constantemente
formándose y profundizando en ella.
Pero esto no basta, para crecer en la fe, es necesario, sobre todo, tener una vida de oración
intensa con el Señor y una participación activa de la vida litúrgica y caritativa de la Iglesia. Pues, la fe,
no consiste en saber mucha teología acerca de Dios o de Jesús, o tener muy buenas intenciones, sino en
ser su discípulo. La fe no es una ideología o una filosofía bonita o una ética concreta que aplico a mi
vida, sino que es el encuentro personal con la persona de Jesús de Nazaret, que me invita a vivir mi vida
como Él vivió, siguiendo los criterios evangélicos, y no los de las modas pasajeras del momento.
La vida de hermanad no puede quedar reducida a unos cuantos días anuales, durante la
Cuaresma y la Semana Santa. Más bien, la vida fraterna debe buscar espacios de comunión durante
todo el año.

40
 Mateo Conde Mendoza
Hermano Mayor desde 1996 hasta 2007

En mi memoria cofrade hay un día que destaca: la primera vez que formé parte del cortejo
procesional del Santo Entierro, agarrado de la mano de mi padre, en la tarde de Sábado Santo de
1979, cuando procesionaba como Yacente el Santísimo Cristo de las Aguas.

Desde niño la Procesión del Santo Entierro me llamaba poderosísimamente la atención, y

desde aquella tarde mucho más, deseando que pasara pronto el tiempo y amaneciera nuevamente
Sábado Santo, para volver a ocupar un puesto en aquella fila de hombres (afortunadamente hoy por
hoy hombres y mujeres) que, en traje oscuro y con cirios rojos, anunciaban el discurrir de tan
solemne procesión, de forma sobria y rigurosa.

Desafortunadamente, las circunstancias cofrades del Villamartín de los ochenta deparan la

anulación de las Procesiones de Semana Santa en 1987, quedando todas las salidas procesionales en
suspenso, hasta años posteriores, lo cual nos provocó a los jóvenes cofrades un duro golpe.

Por aquel entonces vivía fuera de Villamartín, y la idea de participar, o contribuir en la medida
de los posible, en la vuelta a la normalidad de la Hermandad del Santo Entierro, suponía que cada
vez que regresaba al pueblo en fines de semana libres o por vacaciones uno de los temas destacados
en las tertulias con los amigos era la posible reorganización de la Hermandad y su Salida Procesional.

Pasaba el tiempo y no arrancaba esa reanudación tan esperada por muchos, hasta que en 1995
el grupo de amigos que veníamos hablando, ilusionados, desde hacía ya varios años, decidimos dar
un paso al frente y, así, nos reunimos con D. José Manuel, Párroco de Santa María de las Virtudes,
para exponerle nuestras inquietudes y darle forma a la ilusión que nos demandaba nuestra Fe y la
devoción a la venerada imagen de María Santísima de la Soledad. Para nuestra sorpresa y alegría, nos
comunicó que había otro grupo de feligreses que, dando continuidad a la labor de D. Manuel
Holgado Ayala, último Hermano Mayor, se había puesto manos a la obra para retomar el punto y
aparte de la Hermandad en aquel año de 1987, y se habían constituido como Junta Gestora, y a la
que felizmente nos incorporamos.

41
 Y a partir de ahí comenzó todo lo soñado y vivido y que continua, gracias a Dios, tal cual
debiera haber sido sin interrupción.

Es por ello, amigos todos, y hermanos muy particularmente, que celebrar el aniversario del
amor por la Fe compartida y la forma y estilo de vida que nos caracteriza a los cofrades, nos debe de
llenar de orgullo y alegría a todos los que en mayor o menor medida tomamos el testigo de aquella
hermandad centenaria que desde, al menos, 1550 proclama la gloria a Dios desde San Francisco. Es
algo por lo que debemos felicitarnos y felicitar a nuestro pueblo, nuestras gentes y en concreto a
nuestras familias, donde poco a poco se ha ido, nuevamente, enraizando una tradición que hace del
Viernes Santo el principio y fin de cada año.

Debemos felicitarnos, y felicitar, por cuanto los vínculos fraternos que nos han unido a todos
en estos años nos han deparado infinidad de momentos que no se olvidarán, unos alegres y otros no
tanto, situaciones difíciles y otras muy divertidas, y siempre la ocasión para el encuentro con el Señor,
ya sea en comunidad, ya sea en el Sagrario, ya sea ante las sagradas imágenes a través de las cuales
Jesús y María nos recuerdan el misterio del Amor.

Sintámonos orgullosos de la Hermandad y Cofradía con la que contamos, pero reconozcamos

todos que hay mucho camino por delante para consolidar las bases de la Hermandad que madre
naturaleza, la sociedad y, por supuesto, Iglesia necesita.

Es por ello que hay que trabajar duro y ser consecuentes con lo que nos demanda el estilo de
vida del Amor, llevando a efecto la frase atribuida a San Francisco: "Evangeliza en todo momento. Y, si es
necesario, usa las palabras".

Este es nuestro camino y el sendero que nos llevará a dar cumplimiento a nuestra meta que no
es otra que el encuentro con Cristo.

Sigamos caminando tras Ellos, predicando con el ejemplo y haciéndonos merecedores de sus
gracias espirituales y sus bendiciones.

Mi más sincera enhorabuena a todos.

42
 Manuel Rubiales Cantos
Hermano Mayor desde 2007 hasta 2015

Allá por 1995, decidí formar parte de un grupo de amigos que tras largas charlas sobre Semana Santa,
decidimos que la Hermandad del Santo Entierro volviera a procesionar por las calles de Villamartín.

Desde pequeño me he sentido cofrade, perteneciendo a varias cofradías de mi pueblo natal,

Arcos de la Frontera, pero de todas las hermandades, la que siempre me ha llenado hasta lo mas hondo
de mi alma ha sido el Santo Entierro, motivo por el cual decidí formar parte del proyecto mencionado
anteriormente.

Desde la fundación de nuestra hermandad, aquel octubre del 1995 he luchado para sacar
adelante nuestra cofradía, algo de lo que hoy día me llena de orgullo y satisfacción debido al amor que
le tengo a mis titulares. En tan solo varios meses pudimos conseguir que nuestro Yacente y nuestra
Soledad pudieran procesionar aunque ese primer año el tiempo nos lo impidió. Fue mi primer viernes
Santo como hermano y uno de los mas especiales, ya que debido a la lluvia pudimos vivir sentimientos
encontrados, felicidad por lo que habíamos conseguido y tristeza por no poder disfrutar plenamente del
momento.

En 2007 accedí al cargo de Hermano Mayor, el cual pude disfrutar hasta 2015, año en el que dí
paso a mi hermano Luis y al cual actualmente sigo acompañando en cada uno de sus pasos, dándome el
gran orgullo de ser su Teniente de Hermano Mayor.

En este año, nuestra hermandad cumple su primer cuarto de siglo, 25 bonitos años en los que he
aprendido, he querido, he disfrutado, he conocido a personas maravillosas, de las cuales muchas me
siguen acompañando en este sentimiento que nos une. Otros han quedado atrás, pero jamás caerán en
el olvido ya que compartieron muchos bonitos momentos junto a nosotros y lucharon por nuestra
cofradía hasta no poder más.

44
 Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno

Por último, me cabe mencionar que ojalá mis hijas y nietas sigan perteneciendo a esta
hermandad, que con mucho entusiasmo y fuerza hemos llegado a sacar adelante… Aunque no sea fácil
permanecer en una entidad de esta envergadura, con unión y amistad todo es posible.

Que nuestro Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad nos colmen de bendiciones y nos
guíen en el camino correcto.

Sin más, me despido con un cordial saludo.

45
 Luis García Guerra
Hermano Mayor desde 2015

Estimados hermanos en Cristo. En esta legislatura que tengo el honor de presidir, tenemos la suerte de
celebrar el XXV Aniversario de la refundación de nuestra querida Hermandad. Veinticinco años en los
que ésta ha ido evolucionando poco a poco desde la nada, con lo que iniciamos nuestra andadura hasta
lo poco o lo mucho que hemos conseguido hoy día.

En la actualidad nos encontramos con una Hermandad mucho más consolidada tanto en el
ámbito religioso, con unos cultos sobrios y hermosos, ya que la seriedad no tiene porque estar reñida
con la belleza y el gozo de hacer las cosas bien.

No es fácil ser hermano y mucho menos Hermano Mayor del Santo Entierro, no del nuestro en
concreto, sino de cualquiera de otro punto de Andalucía o España, ya que no es una Hermandad que
atraiga en sí a las personas, ya que está lejos del folclore popular, de las bandas de música o las distintas
formas de andar de los pasos con bonitas “chicotás”. Nosotros somos una Hermandad de negro,
llevamos a Jesús muerto por nuestras calles con su bendita madre de la Soledad llorando tras Él con un
riguroso silencio, respecto y sobre todo con una Fe verdadera, pues si no es con Fe no existe otro
motivo para pertenecer a esta Hermandad.

En 1996 no pudimos hacer nuestra primera Salida Procesional a causa de la lluvia, y este año que
celebramos los veinticinco años tampoco lo hemos podido hacer, y lo que es peor aún, tampoco hemos
podido celebrarlo como nos hubiese gustado.

Pero, ¿quién nos iba a decir que nos tocaría vivir un periodo de incertidumbre e inquietud como
el que desde hace mas de un año estamos atravesando? Nadie, ni siquiera los más pesimistas podían
siquiera intuir que nos azotaría una pandemia mundial que va a marcar, sí o sí, el devenir de nuestro
futuro de forma brusca, casi impredecible. Y por ello no debemos descuidar a los más necesitados, ya
sean por problemas de salud, cuestiones económicas o atender a aquellos cuya vida se ha truncado por
la muerte de algún familiar llegándose a cuestionar incluso el amor de Dios. Para todos ellos las puertas

46
 Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno

de nuestra Casa Hermandad y nuestro Templo estarán siempre abiertos. Enriquezcamos la vida interna
de la Hermandad potenciando los lazos que nos identifican. Ayudemos a quien atraviese malos
momentos, y ofrezcámonos para ayudarle a levantarse. Si lo hacemos, si entendemos que todos
debemos sumar, ello nos llevará a un continuo enriquecimiento a nivel personal y espiritual.
Acerquémonos a nuestros Sagrados Titulares.

Pero a pesar de esta situación, no podemos olvidar que estamos de celebración , que ya llevamos
un cuarto de siglo luchando por mantener viva a nuestra Hermandad, disfrutando de la paz que nos
dan nuestros Sagrados Titulares, y creando nuevas amistades entre personas que antes casi ni se
conocían; amistades que en muchos casos han pasado ha ser lazos casi familiares.

Por eso quiero felicitar a todos nuestros hermanos, a todos aquellos que a lo largo de estos 25
años han permanecido a nuestra Hermandad y que han dado parte de sus vidas por nuestra
Hermandad y Cofradía.

Para terminar, no quiero hacerlo sin insistir en el principal fundamento que nos mueve como
Hermandad: y no es otro que trabajar de forma incansable por potenciar los valores que nos unen
como miembros de una Hermandad. El culto, la caridad, y la vida en torno a Nuestros sagrados
Titulares que deben ser nuestras bases sólidas y cotidianas.

47
HISTORIA

49
 Las hermandades de la Soledad
y las imágenes de Nuestra Señora
Ramón Cañizares Japón
Hoy parece quedar claro, lejos de antiguas
controversias, que las hermandades penitenciales
en Andalucía, y más concretamente las fundadas
en el marco territorial del antiguo Reino de
Sevilla, son “hijas” del Concilio de Trento (1545 -
1563). En nuestra opinión no es plausible
cualquier aseveración publicada, no basada en
documentación cierta, de la existencia de
cofradías antes del concilio tridentino, o en todo
caso previas a la Edad Moderna, pues carecen de
rigor historiográfico precisamente por la ausencia
de textos fidedignos. Corresponde más al auto
ensalzamiento por parte de algunas hermandades,
atribuyéndose de una supuesta y remota
antigüedad, que tienen más que ver con lo
legendario que con la demostración científica de
la investigación. Es obvio que en el Medievo
existían en España agrupaciones religiosas
organizadas por fieles en torno a una imagen de
Cristo, pero lo que entendemos como cofradías y
hermandades penitenciales, en el sentido estricto
que lo son hoy, y que siguen siendo su base
existencial, esto es, con una reglamentación
propia y la celebración de cultos internos y
50
externos, celebrados en la Cuaresma y la Semana
Santa, tienen su origen a mediados del siglo XVI,
como consecuencia del fundamental movimiento
contrarreformista celebrado en la ciudad de
Trento.
Las cofradías de la Soledad y Santo
Entierro en el antiguo Reino de Sevilla
Fruto de Trento surgieron en Andalucía cofradías
penitenciales, fundamentalmente de tres
advocaciones o representaciones pasionales. Las
primeras sin duda giraron en torno a la Cruz y a
Jesús Crucificado, después surgieron las
hermandades que dieron culto al
Descendimiento de Cristo, su Santo Entierro y a
Nuestra Señora de la Soledad, y un tercer tipo de
corporación pasional en la cual la devoción era el
Nazareno con la cruz a cuestas, denominado en
muchas poblaciones simplemente con el nombre
de la cofradía de Jesús.
Verdaderamente estas advocaciones fueron
consecuencia de los misterios de la Pasión más
representados en el Arte desde época medieval,
que fueron ampliándose en el reflejo de lo
referido en los diferentes pasajes evangélicos,
tanto en la metrópoli hispalense como en otras
urbes de entidad y gran población.
Lo que está claro es que el culto a la Vera-
Cruz y a Nuestra Señora de la Soledad son la base
de la religiosidad popular de la Semana Santa en
el antiguo Reino de Sevilla, marco territorial que
se corresponde aproximadamente con las actuales
provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla, más la
depresión antequerana, y la comarca, hoy
extremeña, de Fregenal de la Sierra1.
La expansión territorial
Tras el Concilio de Trento, y la fundación en
Sevilla de la Hermandad de la Soledad la
devoción a Nuestra Señora se extendió con
rapidez.
En lo que respecta a Andalucía, según las
noticias históricas que hoy disponemos, las
hermandades primitivas de Nuestra Señora de la
Soledad, surgidas del concilio tridentino son:
Sevilla (1549, hoy en San Lorenzo, con reglas de
1555-1557), Ayamonte (1550, con reglas de
1581), Úbeda (reglas de 1554), Jaén (reglas de
1556), Alcalá del Río (1556, con reglas de 1582),
1
CAÑIZARES JAPÓN, Ramón: Las hermandades de la Soledad y Santo Entierro en el Reino de Sevilla. Sevilla, 2014.
51
Huévar del Aljarafe (1556), Aracena (1558),
Trigueros (reglas de 1558), Utrera (1558, con
reglas de 1560), Osuna (reglas de 1560),
Antequera (1560, con reglas de 1568),
Villacarrillo (1560), Granada (1561), Morón de la
Frontera (1562, con reglas de 1580), Jerez de la
Frontera (reglas de 1564), Lucena (1564),
Mairena del Alcor (reglas de 1565), Constantina
(1565), La Roda de Andalucía (1565), El Puerto
de Santa María (1566), Castilleja de la Cuesta
(reglas de 1567), Marchena (reglas de 1567),
Archidona (1567), Coria del Río (1567),
Sanlúcar la Mayor (Soledad, reglas de 1569),
Carmona (1569), Córdoba (1569), Sevilla (Santo
Entierro, 1570), Camas (1572), Arcos de la
Frontera (1573), Écija (reglas de 1573), Huelva
(1573), San Juan del Puerto (reglas de 1573),
Castro del Río (reglas de 1574), Lebrija (Soledad,
reglas de 1574), Moguer (reglas de 1574), La
Algaba (1575), Cabra (1575, con reglas de 1579),
Niebla (1578), Málaga (1579), Almonte (1580),
Andújar (1580), La Puebla de Cazalla (1580),
Villalba del Alcor (1580), Hinojos (1581), Alcalá
de Guadaíra (1582), Martos (1582), Cantillana
(1583), Guadix (1583), Benacazón (reglas de
1584), Paterna del Campo (1584), Tocina (1586),
Cazalla (1588), Aznalcóllar (1589, con reglas de
1590), Espera (1589), Sanlúcar de Barrameda
(1590), Escacena del Campo (1591), Vélez-
Málaga (1591), Priego de Córdoba (reglas de
1594), Castilblanco de los Arroyos (1595),
Campillos (1595), Conil (1596), Dos Hermanas
(1596), Estepa (1598), Los Palacios y Villafranca
(1598) y La Palma del Condado (1600). Llama la
atención cómo estas hermandades constituyen
mayoría de la totalidad existente actualmente, es
decir, que perviven a pesar de los múltiples
acontecimientos históricos y políticos, aunque es
preciso recordar que las grandes crisis, en las
cuales algunas hermandades desaparecieron,
fueron posteriormente refundadas, para dar lugar
a las actuales corporaciones de la Soledad y Santo
Entierro.
Al igual que en el territorio andaluz el foco
soleano se extendió fuera de la península, al ser
Sevilla puerto y puerta de las Indias. Entendemos
que no está suficientemente resaltado que las
provincias españolas del otro lado del Atlántico,
es decir, los virreinatos de Tierra Firme, de
Nueva España, del Perú, de Nueva Granada y
posteriormente del Río de la Plata recibieron no
solo la cultura y el idioma castellano sino
también la evangelización, y por extensión a las
2
CAÑIZARES JAPÓN, Ramón (Edición y estudio): Soledad universal. Catálogo de la exposición conmemorativa del XXX aniversario fundacional
de Hermandades y cofradías de la soledad. Circulo Mercantil e Industrial de Sevilla, 22 de febrero al 7 de marzo de 2019. Sevilla: Confedera-
ción nacional de Hermandades y Cofradías de la Soledad, 2019.
52
hermandades y cofradías. Los súbditos del rey
en Castilla eran iguales a los súbditos del rey en
tierra novohispanas, en donde el mestizaje fue
absoluto, algo que no sucedió en otras culturas
europeas que protagonizaron una clara
colonización. Igualmente se puede hablar que el
creyente cristiano, en Europa y en América, era
igual ante la figura del pontífice romano. Por
todo ello las hermandades y cofradías
americanas eran un reflejo de las sevillanas,
algunas de la cuales gozaron de gran patrimonio
inmueble y artístico, seguramente consecuencia
del gran nivel de vida y económico de las
grandes ciudades del Nuevo Mundo, como las
metrópolis de México o Lima, superior al de las
principales capitales europeas, sumidas en
guerras, epidemias, escasez y otras penurias.
Tenemos constancia de la fundación de
hermandades de la Soledad poco después del
Concilio de Trento, en la segunda mitad del
siglo XVI en diversos lugares del Nuevo Mundo:
Lima (1571), Cuzco (1578), Guadalajara
(México, 1586), Bogotá (1589) o Quito (1589)2.
 La ceremonia del descendimiento y la
celebración de la Pascua de Resurrección
Estas cofradías de la Soledad y Santo Entierro de
Cristo siguieron unas pautas comunes en lo
relativo al culto externo, que además de la salida
procesional el Viernes Santo realizaban como
acto previo la ceremonia del descendimiento, y
como posterior la celebración de la Pascua de
Resurrección.
Desde su mismo origen, las hermandades
de la Soledad rindieron culto parejo al Cristo
Yacente, como se puede leer en el capítulo XIV
de la regla de la Soledad de Sevilla de 1557,
hecho reafirmado tras la visita realizada a la
ciudad hispalense el 9 de abril de 1568 de
Francisco de Yllesca, alcalde de la recién fundada
Soledad de Marchena, que quería justificar las
prácticas que pretendía reproducir en su
localidad emulando las que se efectuaban en la
metrópoli. Por ello llevó ante escribano público a
un testigo que declaró que el Viernes Santo del
año anterior había visto como llevaron en la
“processión la ymagen de Nro. Señor en un
sepulcro transparente”3. Por otro lado, la
Hermandad del Santo Entierro apareció en
3
GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico: “La devoción de la dolorosa en Sevilla (IV)”. En: ABC de Sevilla. Sevilla, 21 de
marzo de 1988, pp. 35-36.
4
MESTRE NAVAS, Pablo Alberto: “Aproximación a los orígenes históricos de la Hermandad del Santo Entierro y nuestra Señora de
Villaviciosa”. En: Roda Peña, José (Dir.): IX Simposio sobre hermandades de Sevilla y su provincia. Sevilla: Fundación Cruzcampo, 2008, pp.15-
36.
53
Sevilla a principios del tercer cuarto de la
centuria, lo que provocó un enfrentamiento
judicial con la de la Soledad, ya que esta había
denunciado que no podía procesionar otra
imagen de Cristo Yacente. La consumación del
largo pleito (1577-1599) deja entrever que, si bien
el Santo Entierro emuló a la Soledad en la
inclusión del Cristo Yacente, fue aquella la que
introdujo la ceremonia del descendimiento4.
Es especialmente destacable como este acto
del descendimiento se ha mantenido en muchas
cofradías de la Soledad y Santo Entierro, a pesar
de diversas prohibiciones en varias épocas. En la
actualidad, en la marca territorial del antiguo
reino de Sevilla, se sigue representando esta
escenificación en Alcalá del Río, La Algaba,
Archidona, Aroche, Benacazón, Cantillana,
Cartaya, Castilblanco de los Arroyos, Mairena del
Alcor, Marchena, Peñaflor y Trebujena.
Tenemos constancia documental que se
celebró en alguna época en Alanís, Albaida del
Aljarafe, Alcolea del Río, Algeciras, Almadén de
la Plata, Almonte, Alosno, Antequera, Bollullos
Par del Condado, Bornos, Brenes, Las Cabezas
de San Juan, La Campana, Castilleja de la
Cuesta, Constantina, Coria del Río, Dos
Hermanas, Espera, Estepa, Fuentes de Andalucía,
Gerena, Huévar del Aljarafe, Jerez de la Frontera,
Los Palacios y Villafranca, Paterna del Campo, La
Puebla de Cazalla, Puerto Real, El Puerto de
Santa María, Olivares, Pilas, San Roque
(seguramente se celebraba en la ciudad de
Gibraltar), Sevilla y Villaverde del Río.
Otra de las señas de identidad que tipifica a
las hermandades y cofradías de la Soledad y
Santo Entierro es la celebración de la Pascua de
Resurrección. Este hecho ya lo encontramos
documentado en 1575 en el acuerdo5 que la
Soledad de Sevilla concertó con la Casa Grande
del Carmen Calzado para la cesión de unos
terrenos donde construir su capilla, por el cual la
comunidad de este convento se comprometía “en
la mañana de Resurrección de cada un año de
salir a recibir la procesión que los dichos
hermanos hacen desde el monasterio de Nra. S.ª
de la Merced hasta el dicho monasterio [del
Carmen]”6. Efectivamente el 21 de noviembre de
1574 la Hermandad de la Soledad de Sevilla
había contratado con Jerónimo Hernández
(Ávila, 1540 - Sevilla, 1586) “un Cristo de
Resurrección sobre una peana e unas parihuelas
[…] ha de ser de madera de cedro y que sea de
estatura de más de dos varas […] y todo ello lo
daré hecho y acabado en perfección el día de
carnestolendas del año que viene de 1575”7. Esta
imagen procesionó el último cuarto del siglo
XVI, de tal manera que tras la estación de la
Cofradía a la Catedral el Viernes Santo con los
pasos de la urna y de la Virgen de la Soledad, de
nuevo “el domingo de Pascua siguiente con los
clérigos y Cruz de la parroquia llevaban con
mucha solemnidad la imagen de Jesucristo
Resucitado y lo ponían junto a su Madre preciosa
y todo se hacía con notable devoción, reverencia,
frecuencia y estimación que de ello se hacía”8.
Como también sucedió con la ceremonia
del descendimiento esta del encuentro fue sujeta
a prohibiciones, siendo la primera de ellas la que
el Cardenal Niño de Guevara decretó en 1604 al
ordenar que “en las dichas procesiones, antes de
salir, ni después de haber vuelto a las iglesias y
monasterios de donde salen, no se hagan en la
Semana Santa ni en la mañana de la

5
DELGADO ABOZA, Francisco Manuel: “Historia de la Hermandad de la Soledad y el convento Casa Grande del Carmen”. En: Boletín
de las Cofradías de Sevilla. Nº 517. Sevilla, marzo 2002, pp. 90-92.
6
CAÑIZARES JAPÓN, Ramón: La Hermandad de la Soledad. Devoción, Nobleza e Identidad en Sevilla (1549-2006). Córdoba: Editorial
Almuzara, 2007, p. 632.
7
LÓPEZ Martínez, Celestino: Desde Jerónimo Hernández a Martínez Montañés. Sevilla: Tipografía Rodríguez, Giménez y Cía., 1929, pp. 224-
225.
8
SÁNCHEZ GORDILLO, Alonso: Religiosas estaciones que frecuenta la religiosidad de Sevilla con adiciones del canónigo don Ambrosio de la
Cuesta y del copista anónimo de 1737. Edición de Jorge Bernales Ballesteros. Sevilla: Consejo General de Hermandades y Cofradías, 1982.
p. 170.

54
Resurrección representaciones conviene a saber
andando con la imagen de Nuestra Señora
alrededor del claustro y de los pilares de él,
buscando a su precioso hijo que le dicen que ha
resucitado, ni bajando el Cristo de la Cruz para
enterrarle, ni usando en esto, ni en la adoración
de la Cruz el Viernes Santo ni en los demás
oficios de la Semana Santa de más ceremonias de
las que muy nuestro Santo Padre Clemente
Octavo en el ceremonial nuevo ha mandado
guardar”9. Esta desautorización eclesiástica sobre
la representación de las ceremonias del
descendimiento y del encuentro, además del
largo pleito con la Hermandad del Santo
Entierro, debió ser la razón por la cual a inicio
del siglo XVII desparecieron en la primitiva
cofradía de Sevilla las efigies de los Cristos
Yacente y Resucitado, así como la Virgen de la
Alegría, quedando como titular única la imagen
de Nuestra Señora de la Soledad.
En Sevilla, además de la Soledad, la
Cofradía del Santo Entierro el “domingo, día de
Pascua de Resurrección, muy de mañana, se
ponía en aquel lugar del jardín del convento de
San Pablo sobre el mismo sepulcro, la imagen
de Nuestro Señor Resucitado […]” que regresaba
en procesión al oratorio de Colón acompañado
de sus hermanos10.
9
Constituciones del Arzobispado de Sevilla, hechas y ordenadas por el Ilustrísimo y reverendísimo Señor don Fernando Niño de Guevara, Cardenal y
Arzobispo de la S. I. De Sevilla. En el sínodo que celebrose en su Cathedral año de 1604. Sevilla, 1604.
10
SÁNCHEZ GORDILLO 1982, 167.
55
Esta imagen primitiva de Cristo Resucitado
en Sevilla, se encuentra desaparecida, aunque no
obstante se conserva otra coetánea perteneciente
a la Soledad de Arcos de la Frontera, pues el 4 de
julio de 1575 “Pedro de Heredia escultor vecino
de Sevilla, en la collación de la Magdalena”
concertó con “Leonís de Ayllón vecino de la
ciudad de Arcos de la Frontera, hermano de la
Cofradía y Hermandad de Nuestra Señora de la
Soledad” para ejecutar para dicha Corporación
“un Xpto. de Resurrección de madera […] de
ocho cuartas y el grueso sea conforme fuere
menester en perfección a la dicha altura”, con
una serie de condicionantes como que el “Xpto.
lleve la mano derecha levantada y el pie derecho
delante conforme a la mano y la mano izquierda
con su estandarte y su Cruz como convenga”.
Igualmente quedaba incluido en el contrato “el
sepulcro donde ha de ir el Xpto […] de media
vara de altura e cinco cuartas de vara de longura”,
aunque si pareciera oportuno podría aumentarse
a ocho varas pagando Leonís de Ayllón la
diferencia, y además debía adecuarle unas
“parihuelas para que se puedan llevar en los
hombros […]”, siendo el acuerdo económico final
de 50 ducados, acordándose entregar la mitad al
acabar la talla y el resto a la finalización de la
obra policromada y completada a satisfacción de
la Hermandad. Esta imagen se conserva en el
cuerpo superior del altar de la Última Cena de la
parroquia de San Pedro de Arcos, aunque en la
actualidad ha perdido su carácter procesional,
pues fue sustituido en la salida del Domingo de
Pascua por el Niño Jesús de la Hermandad del
Dulce Nombre de dicha localidad11.
Otra efigie de Cristo Resucitado
documentado que se conserva de esta primera
época, aunque tampoco procesiona en la
actualidad, es el de la Hermandad de la Soledad
de Alcalá del Río, contratado el 5 de enero de
1587 a Juan Bautista de Aguilar “escultor de
figuras de bulto”12.
En el territorio del antiguo reino de Sevilla,
de autoría anónima, gubiados en este primer
periodo de existencia de hermandades soleanas o
en época barroca, son las imágenes de Cristo
Resucitado de las hermandades de la Soledad de
La Algaba, Bollullos de la Mitación, Dos
Hermanas, Gerena (de tamaño menor al natural
conocido como El Niño; fue sustituido en 1989
por el Cristo de la Paz), Hinojos (que protagoniza
el encuentro con la Magdalena primero y con la
Virgen de la Soledad después), Huévar del
Aljarafe, Los Palacios y Villaverde del Río.
En esta ceremonia a la efigie de Cristo
Resucitado le acompañaba una imagen de la
Virgen en actitud gloriosa, que en el caso de la
Soledad de Sevilla, en su origen del siglo XVI,
hay que señalar que existían dos esculturas
diferentes: “Primeramente la imagen de nuestra
señora de la Soledad de tristeza que está en el
altar mayor de la capilla de esta Cofradía / yten la
imagen de la madre de Dios de alegría”13. La
efigie desapareció a final del siglo XVI.
De esta primera tipología, es decir, la
existencia de una segunda efigie además de la
titular Dolorosa de la Soledad, se conserva la
conocida como Nuestra Señora del Resucitado de
la Cofradía de la Soledad de Arcos de la
Frontera, a la que se da culto en uno de los
altares laterales de la capilla de dicha Cofradía,
sita en la parroquia arcense de San Pedro,
aunque en la actualidad no procesiona. Caso
único, y por ello especialmente destacable, es el
de Nuestra Señora de las Alegrías titular de la
Hermandad de la Soledad de Bollullos Par del
Condado, que continúa procesionando el
Domingo de Resurrección por la mañana, bajo
palio de malla y terciopelo azul, después que la

11
PÉREZ REGORDÁN, Manuel: “Arcos de la Frontera. La Soledad”. En: Semana Santa en la Diócesis de Jerez. Tomo II. Sevilla: Editorial
Gemisa, 1988, pp. 155-158.
12
LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: “Materiales constructivos de imágenes en talleres sevillanos del siglo dieciséis”. En: Revista Calvario.
Sevilla, 1951; JIMÉNEZ ZAMORA, Felipe: “Escritura de la Imagen de Cristo Resucitado”. En: Boletín informativo Hermandad de la Soledad
(Alcalá del Río, Sevilla). Nº 41, Alcalá del Río, 2010, p. 12.
13
CAÑIZARES JAPÓN, Ramón: “El inventario de 1597 de la cofradía de la Soledad”. En: Boletín de las Cofradías de Sevilla. Nº 465.
Sevilla, 1997, p. 47.

56
Dolorosa de la Soledad lo haya hecho el Viernes
Santo, bajo palio negro.
Otra tipología de imagen sería la que
denominaríamos como hechuras de doble rostro
como el caso de la Soledad de Niebla, escultura
desaparecida también en los sucesos iconoclastas
del verano de 1936. Esto queda claro en el
contrato que se firmó con Gaspar del Águila en
1578 donde se especificaba que debía de “tener
dos cabeças, la una para de tristeza y la otra ha de
ser para de alegría, de tal manera que se puedan
quitar e poner”14, que claramente deja entrever
cómo serían intercambiadas el Viernes Santo y el
Domingo de la Pascua de Resurrección.
Una última tipología, y mayoritaria, es la de
la misma Virgen Dolorosa advocada de la
Soledad la que efectuaba (y sigue haciéndolo en
algunas localidades) una segunda salida
procesional el Domingo de Pascua, ataviada con
ajuar glorioso diferente a la manera que lo ha
hecho dos días antes. Así que la Dolorosa
procesiona bajo palio, vestida para la estación del
Viernes o Sábado Santos generalmente con saya y
manto negros, y atributos pasionarios tales como
la corona de espinas y clavos en sus manos, y de
nuevo sale el Domingo de Pascua, esta vez en
andas generalmente descubiertas, ataviada por lo
14
LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: Desde Martínez Montañés a Pedro Roldán. Sevilla: Tipografía Rodríguez, Giménez y Cía., 1932, p.
57
común con ráfaga y media luna a los pies. Es éste
el hecho singular de algunas hermandades
soleanas cuyo uso ha perdurado: Albaida (al
menos desde 1876), La Algaba, Castilleja de la
Cuesta, Cazalla de la Sierra, Coria (Los abrazos),
Gerena (bajo palio uno de cada dos años,
acompañando al Resucitado), e Hinojos (Los
abrazos). Esta salida de la Virgen el Domingo de
Resurrección ha desaparecido, aunque se tiene
constancia documental de que se efectuaba, en
Alanís (hasta el siglo XIX), Dos Hermanas (hasta
1972), Espera, Huévar del Aljarafe (acompañó al
Cristo Resucitado hasta la década de 1950) y
Sevilla.
Devoción e iconografía de
Nuestra Señora de la Soledad
Desde la Edad Media, en la religión cristiana, la
Virgen María se fue asentando como una
devoción profunda, tanto en el Oriente como en
Occidente, por ser una figura humana más
accesible al pueblo respecto a la Divinidad.
Como expresión de esta devoción cabe resaltar la
plasmación del rosario y el rezo del Ave María
por parte estamento popular, mientras que los
salmos eran cantados en las celebraciones
litúrgicas por frailes y canónigos. Así surgieron las
oraciones marianas entre las que cabe destacar el
Salve Regina, cuya creación se atribuye al monje
Hermann Contractus, fallecido hacia el año
1054. Sin embargo, quizás la plegaria que mayor
influencia tuvo en la formación de una
iconografía específica fue el Stabat Mater, creado
según parece por el fraile franciscano Jacopone
da Todi, no mucho antes de su muerte sucedida
en 1306. Este poema escrito en lengua latina se
compone de una secuencia de diez pares de
estrofas de tres versos, y se convirtió en la base
que llevaría al modelo iconográfico de los
Dolores y Soledad de María, no sólo en la
pintura y en la escultura, sino que incluso
apareció un género musical específico que
cultivaron los más grandes autores del
Renacimiento y del Barroco.
Con esta base se realizaban determinados
ejercicios piadosos como fue el caso del Sermón
de la Soledad que se celebraba en la tarde del
Viernes Santo, aunque no fue hasta 1727 cuando
se oficializó el viernes anterior al Domingo de
Ramos como fiesta concreta que conmemoraba
los Siete Dolores de la Virgen. Posteriormente,
en 1817, se eligió como segunda fecha el día 15
de septiembre para evocar los Dolores de Nuestra
Señora.
Con estas consideraciones previas y tras
desarrollarse determinadas iconografías que
15
LABARGA GARCÍA, Fermín: “La Soledad de María”. En: Scripta de María. Serie II. Nº II Torreciudad, 2005, pp. 371-396.
58
suscitaron determinadas devociones cristianas,
como la Vera Cruz y el Descendimiento, o la
Piedad y Angustias de la Virgen, apareció un
nuevo tema religioso y artístico: los Dolores y la
Soledad de María.
La base evangélica de este género la
encontramos en la profecía de Simeón, que en la
ceremonia de la Purificación celebrada cuarenta
días después del nacimiento de Cristo, tras la
bendición a José y a María, se dirigió a Ella
diciéndole: “a tu misma alma la atravesará una
espada; para que se revelen los pensamientos de
muchos corazones” (Lucas, 2:35). Este hecho,
plasmado en las estrofas iniciales del Stabat
Mater: Cujus animam gementem / contristatam ac
dolentem / pertransivit gladius, es decir, “Su alma
quejumbrosa, apesadumbrada y gimiente,
atravesada por una espada”, que sería luego
idealizada en el Arte, en la pintura o en la
escultura, con los siete puñales atravesando el
corazón de María.
La clásica representación de la Virgen sola
al pie de la Cruz tuvo sus variantes, arrodillada o
de pie, con las manos abiertas o entrelazadas,
sujetando la corona de espinas, los clavos o el
pañuelo; y algunos autores manifiestan el
diferente tratamiento del modelo en España15.
La aparición de las primeras reglas de la
Soledad de Sevilla en los fondos de Villanova
University de la ciudad estadounidense de
Filadelfia, del estado de Pensilvania, datadas en
1557, ha desvelado una posible iconografía
original en la marca territorial del antiguo reino
de Sevilla, es decir, las actuales provincias de
Cádiz, Huelva y Sevilla. En dichos estatutos se
presentan dos iluminaciones, una de Cristo en el
sepulcro y en la otra, y principal, una
representación de la Virgen sola, al pie de la Cruz
donde cuelga el sudario y remata el INRI, con los
tres clavos esparcidos sobre el monte Calvario,
pero con el gran interés de presentarse la Señora
sentada, cual Piedad pero sin el Hijo, con la
sábana ensangrentada en su regazo, con las
manos abiertas, sosteniendo con la derecha la
corona de espinas, agrupándose pues, en esta
iluminación, los símbolos pasionistas que las
hermandades soleanas adoptaron posteriormente en
sus escudos oficiales.
Esta singular iconografía se presenta
también en la iluminación que presentan las
reglas de 1560 de la Soledad de Utrera, que se
hallan en el Archivo Histórico Nacional y en la
copia que del estatuto sevillano se realizaría para
el gobierno de la Soledad de Lima en el siglo
XVII. Podemos encontrar aún imágenes de la
Soledad sentadas al pie de la Cruz, en Granada y
Valladolid, entre otros lugares16.
16
CAÑIZARES JAPÓN, Ramón: Las antiguas reglas de la Hermandad de la Soledad de Sevilla. Sevilla: Hermandad Sacramental de la Soledad,
2014.
59
Las primitivas imágenes de
Nuestra Señora de la Soledad
Las imágenes de Nuestra Señora de la Soledad,
esculpidas a partir de la creación de sus
hermandades, es decir, a partir de la mitad del
siglo XVI, son las primeras dolorosas
procesionales del antiguo Reino de Sevilla y
siguen una tipología característica común.
Aún con lo arriesgado de establecer
hipótesis, entendemos que algunas imágenes
existentes pudieran ser las titulares primitivas de
varias corporaciones, eso sí, con el peso de un
sinfín de restauraciones e intervenciones, que en
determinados casos han desfigurado en parte su
inicial morfología. Varias de estas efigies
conservan esos rasgos comunes como son la
frontalidad, el hieratismo, los párpados caídos, la
boca cerrada, el cuello de tambor, y por supuesto
el hecho de que todas son efigies de candelero.
Estas estructuras que conforman el talle y
cuerpo de las imágenes se impusieron quizás por
la influencia de la Soledad del convento de la
Victoria de Madrid, escultura contratada como
imagen de vestir. En un reiterado relato, y en
nuestra opinión excesivamente resaltado, se
señala como cuando Isabel de Valois
(Fontainebleau, 1546 - Aranjuez, 1568) tercera
esposa de Felipe II, encargó al pintor y escultor
de la corte Gaspar Becerra (Baeza, 1520- Madrid,
1570) la ejecución de una escultura que
“representaba muy al vivo las Angustias y Soledad
de la Virgen”, según modelo de un cuadro traído
por ella de Francia. Después de dos intentos
fallidos se terminó la efigie, pero a la hora de
ataviarla y ante la dificultad de encontrar el modo
de hacerlo, se decidió seguir la sugerencia de una
de las camareras de la reina, la condesa viuda de
Ureña, y vestirla con túnica blanca cerrada y larga
hasta los pies, toca blanca al estilo monjil
alrededor de la cabeza y manto negro amplio, es
decir como las viudas nobles de la época, siendo
puesta al culto en septiembre de 1565. Es
necesario recordar cómo antes de esa fecha ya
existían hermandades, y con plena seguridad
imágenes de la Soledad en Andalucía, por lo cual,
establecimos en su día cierta hipótesis en la cual
recaíamos en la visita de Felipe II en 1570 a la
Ciudad de Sevilla y en concreto a la imagen de
Nuestra Señora de la Soledad17, a la cual vería ya
revestida, seguramente en virtud de la moda
procedente de la corte madrileña ya relatada. Sin
embargo, la imagen sevillana era con gran
probabilidad una figura de bulto redondo en su
origen, con ropajes de talla. Tanto la imagen que
hoy se venera en la parroquia de San Lorenzo de
17
PASTOR TORRES, Álvaro: “La Soledad y Ferlipe II” en ABC de Sevilla. Sevilla, 14 de marzo de 1994, p. 56.
18
GARCÍA DE LA CONCHA 1998, 35-36.
60
Sevilla, como otras primitivas del Reino de
Sevilla, conservan en el torso restos polícromos
que apoyan esta hipótesis. Estas imágenes serían
por entonces revestidas; mutiladas y adaptadas a
un candelero.
Otra argumentación que apunta a esta
conjetura está precisamente en la imagen de
Virgen Dolorosa más antigua documentada en la
marca territorial del Reino de Sevilla, pues la
Soledad de Marchena fue contratada en el año de
la real visita de 1570 (aunque entregada en 1574)
con Gaspar del Águila “para vestida” y es preciso
recaer que sólo dos años antes el alcalde de esa
recién fundada Hermandad, Francisco de
Yllescas, apareció en Sevilla el “Viernes de
Ramos” (9 de abril de 1568), y buscó testigos que
habían visto en los años anteriores a la Soledad
de Sevilla, de manera que le permitieran justificar
las innovaciones que pretendía adoptar con su
nueva Cofradía, asegurando uno de ellos ante
escribano público que en Sevilla “ha visto que ha
sacado siempre la Ymagen de Nuestra Señora de
dolor”18, posiblemente ya vestida. De esta
manera, como imagen de vestir, se contrató la
efigie de la Soledad de Marchena, por lo que si
nos atenemos al hecho que la Corporación
marchenera emuló absolutamente a la de la
metrópoli hispalense en todos sus aspectos:
reglas, Cristo Yacente, armaos, paso de la Cruz, es
plausible pensar que la Soledad de Sevilla ya se
revistiera en 1568, siendo por tanto la actual imagen
anterior a esta fecha.

Además de la Dolorosa de Marchena sólo

dos imágenes primitivas están documentadas, en
concreto la Soledad de Archidona obra del Diego
de Vega en 1578, y la Soledad de Cantillana
contratada en 1583 a Juan de Santamaría. Todas
las demás efigies que delimitamos dentro de esta
época son de autor desconocido, y aunque como
hemos advertido han sufrido numerosas
intervenciones, entendemos como esculpidas
originalmente en la segunda mitad del siglo XVI
las Soledades de Albaida, Alcalá del Río, La
Algaba, Antequera, Arcos, Castilleja de la Cuesta,
Coria, Dos Hermanas, Espera, Estepa, Gerena,
Huévar, Tocina y Villamartín, aunque reiteramos
en la notoriedad de fuertes intervenciones y
restauraciones sobre todo en algunas de ellas.
Nuestra Señora de la Soledad, de Villamartín.
Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno

61
 Apuntes para la historia de la Hermandad
Juan José Gómez Vidal

Las Cofradías de Semana Santa son el producto de la propia religiosidad del pueblo, alentadas por el afán
catequizador de la autoridad eclesiástica católica, sobre todo, a partir del Concilio de Trento. Abordamos desde este
capítulo, la historia de una de las cofradías más antiguas de la localidad de Villamartín basándonos en el estudio
de las fuentes impresas, archivísticas y la actividad reformadora sobre todo en tiempos del rey Carlos III. Los siglos
XIX y XX constituirán un cambio en la idiosincrasia y fisionomía de esta hermandad, que teniendo que adaptarse
a las vicisitudes de los tiempos y los acontecimientos extraordinarios a nivel general, acabará derivando en una
cofradía distinta en pleno siglo XXI.

La aproximación a los orígenes y comienzos de Ante la escasez de fuentes a nivel local, es

las organizaciones cofrades cercanas a la etapa
fundacional de la localidad van aportando una
serie de conclusiones que en unos casos aportan
sentido a los mencionados orígenes
fundacionales y en otros, a las características de la
religiosidad popular villamartinense.
El uso adecuado a la hora de construir la
historia de las fuentes es el que nos va a permitir
la constatación, verificación y en su defecto,
también la negación de los diversos hechos
históricos que han marcado el devenir histórico
de Villamartín. Un manual de historia o un
documento por sí, no pueden ser una fuente
única, puesto que en su defecto ya están
manipulados e interpretados por su autor.
importante valorar y seleccionar la información,
ya que por muy abarcable que consideremos
nuestra explicación del pasado en ningún
momento nos acercaremos con nuestras
valoraciones a lo que realmente pudo
ocurrir o darse en toda su dimensión. No se trata
por tanto de valorar y recopilar ingentes
cantidades de documentación puesto que esa
dimensión lleva de forma inexorable a un
falseamiento de la propia historia.
Me atrevo a plantear una visión de la
explicación de la historia local en la vertiente
humana y devocional, partiendo de que la
historia en sí es el descubrimiento de una serie de
vínculos, del análisis de los mismos que de forma

62
intrincada, dan forma y unen a los distintos
procesos y fenómenos que se dieron entre los
primeros vecinos, cada uno de ellos con sus
correspondientes antecedentes, inmediatos o
lejanos, pero sin duda con sus consiguientes
hechos.
Con esta aportación no pretendemos otra
cosa que acercarnos al conocimiento de la
realidad fundacional de esta asociación de índole
religioso y su devenir en el transcurso de los
siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX.
A día de hoy es esencial poder plantear la
cuestión de las Hermandades de tipo pasional y
cuál fue su verdadera realidad histórica dentro
del contexto fundacional de la localidad. Realizar
una valoración de todas las fuentes bibliográficas
que a día de hoy existen, facilita notablemente el
acercamiento a este fenómeno en una pequeña
localidad, recién nacida, del reino de Sevilla en
1503.
Es cierto que el bagaje de determinados
historiadores, digamos “consagrados” junto a la
aparición de un nutrido grupo de jóvenes
investigadores que se han interesado por estos
fenómenos de religiosidad popular y
asociacionismo religioso ha aumentado el
63
conocimiento que sobre las Hermandades y
Cofradías de pasión se tenía, y por consecuencia
se ha ampliado la capacidad de difusión real de
este conocimiento al resto de investigadores y
estudiosos del fenómeno.
Los aspectos que rodean a este tipo de
asociación religiosa son innumerables puesto que
permiten en una investigación abarcar
numerosos contenidos de diversos tipos.
Valorar su patrimonio ornamental, su
imaginería, la arquitectura de sus sedes canónicas
son un hecho en sí que aumenta el interés del
investigador, puesto que de su conocimiento
podrá extraer la conformación no sólo social sino
también devocional y religiosa que un grupo de
personas experimentaron en los inicios de la
localidad.
Es de justicia abordar que la historiografía
existente referente a Hermandades de esta
naturaleza es importante puesto que
encontramos obras de referencia que nos abren
un abanico de posibilidades a la hora de plantear
hipótesis que posteriormente se podrán aceptar o
sencillamente descartar. Aunque escasa, la
historiografía local al respecto aporta
determinados matices interesantes en este
sentido.

José Luis Villalonga1, en su obra Hacer un
muy buen pueblo, desgrana todas las circunstancias
históricas y sociales que vinieron a coincidir en el
área del campo de Matrera desde el siglo XIII
hasta bien entrado el siglo XVI, lo que otorga al
investigador un notable conocimiento sobre los
temas sociales, políticos y económicos que
rodearon el nacimiento del núcleo poblacional
de Villamartín, tanto en el aspecto repoblador
como en todo el análisis general que de la
población realiza en sí, y que facilita de sobre
manera tener un esqueleto, base o estructura
donde proceder al planteamiento de hipótesis a
la hora de enfocar la presente investigación.
No lejos de este estudio se encuentran las
valoraciones que al hecho de las características
jurídicas o históricas de las cofradías
penitenciales realiza Braulio Díaz Sampedro2, que
también pueden ayudar a valorar el fenómeno en
toda su dimensión.
Nos encontramos a primeros del siglo XVI
con un contexto fundamentalmente efervescente
respecto de la aparición de cofradías de tipo
pasional. Podemos advertir sus funcionalidades,
sus advocaciones, sus lugares de culto, incluso el
origen social de sus miembros, que a través de las
diferentes reglas o normas que se dieron se puede
valorar y apreciar. El siglo XVI supuso por tanto
un aumento de este tipo de manifestaciones, y en
concreto para Villamartín la aparición de diversas
de ellas, que lentamente fueron vertebrando el
panorama cofrade de la localidad. Son los
momentos e inicio de las primeras
manifestaciones públicas facilitadas por la llegada
de las primeras imágenes, y por ende, las
primeras estaciones penitenciales, aderezadas y
caracterizadas por hermanos de cortejo,
flagelantes, de sangre, de luz, todo ello bien visto
y advertido incluso por la autoridad eclesiástica
del momento puesto que hasta el mismo
Concilio de Trento3 que facilitó en sus sesiones4
y doctrinas el aumento exponencial de las
cofradías de tipo pasional como modo de
catequización general de la población.

1
Villalonga, José Luis: “Haçer un muy buen pueblo”: Del Campo de Matrera a Villamartín. Análisis de un proceso repoblador en la
banda morisca del Reino de Sevilla. 1256-1503. Universidad de Sevilla, Sevilla 2016.
2
Díaz Sampedro, Braulio: La investigación Histórica y Jurídica de las Cofradías y Hermandades de Pasión en Andalucía. Foro. Nueva Época
Núm. 14/2011, pp 195-222. Madrid 2011.
3
Concilio de Trento, Sesión XXV de 4 de Diciembre de 1563 influirá esencialmente la Real Cédula de 12 de julio de 1564
promulgada por Felipe II.
4
Calderón Berrocal, M. C.: Las Fuentes para el estudio de las Cofradías de Semana Santa en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla.
Actas III Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa. Córdoba, 1997.

64
 Una vez iniciado el desarrollo de estas
asociaciones durante el siglo XVI5, serán los siglos
XVII y XVIII los que más esplendor y desarrollo
de la puesta en escena de la catequesis publicas
aporten. El barroco será un importante estimulo
para ellas, facilitando todo tipo de aportaciones
de tipo ornamental en sus desfiles que
desembocarán incluso en desordenes. No
obstante su presencia ya será una constante en la
localidad, e independientemente de los
momentos de mayor o menor esplendor,
presencia o ausencia, hermandades como las que
son objeto de nuestro estudio vertebrarán
innegablemente la religiosidad popular de la
localidad.
La existencia y pervivencia en el tiempo de
esta antigua cofradía ha ido inexorablemente
unida a la presencia franciscana en la localidad.
Comunidad seráfica y cofradía han ido de la
mano durante el espacio que va desde el siglo
XVI al siglo XIX. El siglo XX va a ser la centuria
en la cual, ante la inexistencia de una comunidad
religiosa y debido a los cambios sociales, políticos
y cofrades, quedará desligada esa unión de
carácter centenario.
5
Aranda Doncel, Juan: Breve historia de la Semana Santa, Sarriá. Málaga 2001.
6
Archivo Municipal de Villamartín (en adelante AMV). Correspondencia, Siglo XIX-XX. Comunicaciones e Invitaciones de Asistencia a
la Estación de Penitencia a la Autoridad Municipal.
65
Durante la investigación no hemos podido
advertir la presencia de reminiscencias de tipo
litúrgico, literario o de otra índole que dieran
veracidad a la existencia de dicha corporación.
Desde la óptica interna de la propia
cofradía, la inexistencia de fuentes documentales
hasta prácticamente los inicios del siglo XXI
tampoco ha facilitado el camino. Sólo pequeñas
reseñas de tipo oficioso6 que se conservan en el
Archivo Histórico Municipal de Villamartín nos
han aportado alguna luz al respecto. No sólo los
diversos expedientes de correspondencia sino
también los de obras y servicios o de intervención
han facilitado en alguna forma nuestra
investigación, aunque no han copado ni
vertebrado la posibilidad de llevar a cabo la
averiguación y confirmación de hipótesis
concretas y cercanas a la estructura y organización
de esta cofradía.
El Archivo Histórico Nacional, será el
enclave donde la búsqueda de información tuvo
su mayor premio y aportación a nuestro trabajo,
no sólo del enclave religioso sino cofrade, al
existir localizadas y digitalizadas la mayor parte de
las fuentes que a día de hoy hemos podido
manejar y estudiar para llevar a cabo el presente
trabajo. Estas fuentes se componen de un legajo
suelto y tres libros7.
Con respecto a la existencia de fuentes en
el Archivo de la Iglesia Parroquial de Santa María
de las Virtudes hay que realizar una serie de
consideraciones previas. La desvinculación de la
fábrica documental de ambos entes ha conllevado
la presencia de dos fuentes archivísticas, cada una
de ellas con las connotaciones y características
propias, por lo que salvando la existencia de
documentación aislada a nivel económico
(censos, tributos o gastos) o jurídico (ubicación
del espacio conventual durante el siglo XVII) o
procesionales (a partir de 1639), es escasa la
información que hemos podido confirmar en el
mismo.
Por el contrario, en el Archivo General del
Arzobispado de Sevilla (AGAS), a través de sus
expedientes e índices generales, hemos podido
enfocar el objeto de nuestro estudio y concluir
con la existencia veraz de la cofradía a través de la
consulta se las secciones de desamortización,
vicaría general, justicia, hacienda, etc.
7
Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN): Sig. CLERO-SECULAR REGULAR, L. 2139/2132 (años:1674-1835). Convento de
Santa Cruz de Villamartín (Cádiz). Franciscanos Menores Observantes. CLERO-SECULAR REGULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX).
8
Archivo Histórico Provincial de Cádiz (en adelante AHPC): Sig. Protocolos Notariales. Leg. 862 de 5 Noviembre de 1552. Notario
Esteban de Zárate.
66
Por su parte, el Archivo Provincial de
Sevilla (AHPS) tiene su principal aporte y fuente
de información en los protocolos notariales y en
las transacciones económicas realizadas al
respecto; no obstante, actualmente no hemos
podido acceder a una aportación documental
referentes a la factura o la fábrica en todas las
variantes referentes a la cofradía.
En cuanto al Archivo Provincial de Cádiz
(APC), que alberga un importante fondo notarial
sobre Villamartín, si nos ha sido de un enorme
valor a aportarnos la referencia histórica de
mayor calado, que no es otra que la primera de
las fechas de las que tenemos constancia de la
existencia de la cofradía8.
El Archivo Histórico de la Venerable
Orden Tercera (AHVOT) nos ha aportado el
mayor cúmulo de información al respecto, sobre
todo la referida a la presencia seráfica en la
localidad, sus diferentes ubicaciones y su
continuidad histórica, quedando el Archivo
General de Hacienda (AGH) en sus expedientes
de Desamortización General (1832-1835),
Catastro de Ensenada (1749-1760) e Informes
Económicos (1769-1800), que ha ofrecido más
nítidamente la organización, estructura e ingresos
de la cofradía.
 La aportación bibliográfica al respecto es
muy importante para el estudio en cuestión, pues
el abanico, en este sentido, es también
importante y extenso. El conocimiento que
podemos extraer de la consulta de los bularios y
decretos pontificios nos pueden aproximar muy
cercanamente a la labor e implantación no sólo
de la orden seráfica en la localidad sino también
a la presencia y testimonio de la cofradía9.
Cualquier documento que proviniese de Roma
será importantísimo a la hora de valorar la
historia de la presencia conventual franciscana y
de la cofradía ya que nos va a abrir la posibilidad
de valorar sus orígenes de forma muy precisa10.
A nivel general, también hemos de centrar
nuestra atención a la hora de valorar el origen de
la presencia seráfica en la localidad en los propios
historiadores de la orden, que además de
recopilar los episodios históricos de la orden
fueron coetáneos a los mismos y eso ha facilitado
enormemente la comprensión de los hechos
históricos que investigamos. Entre las obras más
importantes, destacar la realizada por Francisco
Gonzaga11 que abarca la historia general de la
misma para después centrarse en los conventos y
monasterios. De igual modo, y más cercana a
nuestro objeto de estudio está la obra del Abad
Pérez que destaca la vinculación y lazos de unión
del mundo seráfico y el alcantarino, siendo
muestra de ello una importante variedad de
razonamientos que la hacen esencial para
comprender el significado e implantación de la
Venerable Orden Tercera en la localidad y su
vinculación con la cofradía12.
Otro importante trabajo a la hora de
encontrar información y reseñas sobre la
implantación de la Venerable Orden Tercera en
la localidad es la consulta de la obra de L.
Amorós que detalla de forma cuantitativa la
presencia y existencia de los conventos y núcleos
religiosos en España en el siglo XVIII13.
Los trabajos de Martínez de Vega, Mª E.
sobre los conventos franciscanos encuadrados en
el Archivo Iberoamericano14 y los referidos a las
cofradías de Veracruz y Santo Entierro de

9
García de la Herán Muñoz, María del Carmen: Una aproximación a la Bibliografía Básica para el Estudio del Franciscanismo en Andalucía.
Actas III Congreso Nacional de cofradías de Semana Santa. Córdoba, 1997.
10
Archivo General Arzobispado de Sevilla (en adelante AGAS). Sección Justicia y Hermandades, Leg. 979, Expte 15 Fs 3-39. 25 de Mayo
1799, Remisión de Reglas de la Cofradía y su Restablecimiento por Bula Pontificia de Inocencio XIII.
11
Gonzaga, Francisco: De origine Seraphicae Religionis Franciscanae eiusque progressibus, de Regularis Observantiae institutione, forma
administrationis ac legibus, admirabilique Rius propagatione. Roma, 1587.
12
Abad Pérez, A (OFM): “El espíritu franciscano en la Institución Alcantarina”. Confer 14, Madrid 1968, Págs. 289-310
13
Amorós, L (OFM): Estadística de los conventos religiosos de las provincias franciscanas de España en 1768. Archivo Iberoamericano Año XVI,
Nº 64, Madrid. Padres Franciscanos, 1956. Págs. 421-444.
14
Martínez de la Vega, Mª E: Los conventos Franciscanos Observantes en el Archivo Iberoamericano. Cuadernos de Historia Moderna 17.
Madrid, Universidad Complutense 1996. Págs. 151-174

67
Sánchez Herrero, J., han facilitado el trabajo de
comprensión de la realidad religiosa concreta que
emanaba de ambas organizaciones15.
Para la comprensión de la presencia
franciscana, sobre todo el proceso repoblador de
la baja edad media en el área del Reino de
Sevilla, la valoración de una presencia
espontánea, los primeros asentamientos su
institución y reformas es esencial, como fuente
bibliográfica, el trabajo de Miura Andrades, José
María16.
Sobre los asentamientos y la extensión de la
orden y su influencia en la espiritualidad popular
y las cofradías es esencial la consulta de la obra de
Chacón Cabello, Enrique que pone en valor esa
irradiación e implantación de la misma ubicando
cronológica y geográficamente todos los espacios
conventuales de Andalucía17.
Por añadidura, la opinión de Cuenca
Toribio, José Manuel al respecto de la Iglesia
andaluza en general y el franciscanismo y las
cofradías durante la edad moderna es esencial,
pues nos va a permitir centrar y enfocar los
entornos socio-económicos y de mentalidad
existentes en las áreas de repoblación del Reino
de Sevilla18.
No obstante, uno de los mejores estudios
que pueden servirnos de columna vertebral para
analizar el fenómeno y el impacto real de la
presencia franciscana y las cofradías de Veracruz,
Santo Entierro de Nuestro Señor y Nuestra
Señora de la Soledad es el trabajo realizado por
Ramírez González, Sergio que estudia toda la
implantación y simbología de los conventos
franciscanos en el área de Málaga, aunque
también se adentra en todo el área del reino
hispalense19.
Finalmente, será el Padre Ángel Ortega con
su trabajo concreto sobre nuestra localidad el que
arroja cierta luz, que una vez comprobada de
forma documental a nivel de fondos archivísticos
y capitulares municipales, nos ha permitido
extraer una idea real de la situación fundacional
tanto de la orden como de la cofradía20.

15
Sánchez Herrero, J (Dir): Las Cofradías de la Santa Veracruz, Sevilla. Ceira-Universidad 1995. Págs. 127-162.
16
Miura Andrades, José María: Franciscanos en el Reino de Sevilla durante la Baja Edad Media. Actas III Congreso Nacional de Cofradías de
Semana Santa. Córdoba, 1997.
17
Chacón Cabello, Enrique: El Franciscanismo Andaluz: Extensión e Irradiación. Actas III Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa.
Córdoba, 1997.
18
Cuenca Toribio, José Manuel: La Iglesia Andaluza y el Franciscanismo en la Edad Moderna: Una Aproximación. Actas III Congreso Nacional
de Cofradías de Semana Santa de Córdoba, 1997.
19
Ramírez González, Sergio: Málaga Seráfica. Arquitectura, Patrimonio y discurso Simbólico de los Conventos Franciscanos (1485-1835). UMA,
Málaga, 2006.
20
Ortega, Ángel: Convento de San Francisco de Villamartín. Provincia de Andalucía. Revista Archivo Iberoamericano. Año XX, T. 36, Madrid
1933

68
 La aportación de las investigaciones de La diferenciación entre Hermandad y
Esther Fernández de Paz21 con su diferenciación Cofradía. La expansión de la devoción y
sobre la terminología entre Hermandad y
religiosidad popular.
Cofradía, los estudios Mª del Rosario López
Bahamonde o José Mª Miura Andrades e Isabel
Conocemos cómo de forma coloquial a menudo
Montes-Romero Camacho22 acerca de la tipología
se suele hacer uso de una terminología concreta
de hermandades creadas hasta finales del siglo
para referirnos a la asociación devocional de una
XVIII en el área de la Andalucía Bética o las
serie de personas. Los términos Hermandad y
aportaciones concretas del profesor José Sánchez
Cofradía son los que comúnmente se vienen
Herrero23 sobre la Semana Santa andaluza en la
utilizando para hacer mención a esa unión de
modernidad, nos han encaminado a poder
seglares que dedicados a fomentar el culto
vislumbrar ciertamente cómo y de qué forma se
público llaman así a sus organizaciones, y
forjó la hermandad de nuestra localidad, siendo
aunque la propia Real Academia puede y de
los estudios de Inmaculada Arias de Saavedra o
hecho identifica los dos términos, existe una
de Francisco Espinosa de los Monteros.
corriente de historiadores que hacen especial
Finalmente, será el siglo XVIII uno de los
mención a ambos, matizándoles y buscando su
siglos con mayor presencia de la cofradía en si en
diferenciación de significado. Este hecho
la localidad, siendo esencial, junto a las fuentes
podríamos estudiarlo desde muchos puntos de
documentales, las aportaciones realizadas en sus
vista, aunque serán especialmente tres los que
respectivas investigaciones por Juan Manuel
nos den una aproximación real a su diferencia.
Navarro Domínguez24, Inmaculada Arias de
Saavedra y Miguel Luis López-Guadalupe
Muñoz25.

21
Fernández de Paz, Esther: Discusiones Terminológicas sobre Hermandad y Cofradía. Fondo Municipal de Cultura. San Fernando, 1992.
Págs. 161-167.
22
López Bahamonde, Mª Rosario (Otros): Los Cuatro Tipos Diferentes de Cofradías de Semana Santa, desde su fundación hasta la crisis de
finales del siglo XVIII en la Andalucía Bética y Castilla. Actas I Congreso Nacional de Cofradía de Semana Santa. Zamora, 1988. Págs.
259-304
23
Sánchez Herrero, José: Las Cofradías de Semana Santa durante la Modernidad. Siglos XV a XVIII. Actas I Congreso Nacional de
Cofradías de Semana Santa. Zamora, 1988. Págs. 27-68.
24
Navarro Domínguez, J. Manuel: Rentas Desamortizadas a las Hermandades en la provincia de Cádiz a mediados del siglo XIX. Gremios,
Hermandades y Cofradías. Tomo II. San Fernando 1992. Págs 145-166.
25
Arias de Saavedra, Inmaculada y López-Guadalupe Muñoz, Miguel Luis: Cofradías y Ciudad en la España del siglo XVIII. Ediciones
Universidad de Salamanca. Studia Historica, Historia Moderna 19, Págs. 197-228

69
 Desde una óptica simultánea podríamos
comprender que el uso del término hermandad
se encuentra ligado a las asociaciones de seglares
católicos, que al amparo de las reglas que cada
uno hayan podido darse para su gobierno tienen
como principales cometidos las obras
asistenciales o caritativas y el dar culto público de
forma anual a su devoción particular. El
procesionar de forma pública, y que así este
ordenado en su propia legislación canónica es lo
que las convierte además en cofradías. Por tanto,
podemos inferir que toda cofradía si puede
considerarse hermandad, pero que a la inversa,
no todas las hermandades pueden ser cofradía26.
Si nos aferramos a este planteamiento
observaremos como la historiografía ha
considerado como cofradía a cualquier
hermandad que hiciese estación penitencial en
una época o momento temporal determinado.
Podríamos incluso en este aspecto incluir a las
hermandades de romeros e inclusive a las que no
realizan estación penitencial de forma pública.
Realmente, para el caso concreto de
nuestra localidad, el término cofradía se queda
circunscrito a las Hermandades que realizan
estación de penitencia, fundamentalmente por la
interrelación que existe en su propia naturaleza u
26
Fernández 1992. Op. Cit. Pp. 161-167
27
http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_INDEX.HTM Código de Derecho Canónico Promulgado por la Autoridad de Juan Pablo
II, Papa. Roma, 1983.
70
origen fundacional. Además, es muy importante
destacar desde el punto de vista antropológico
como las hermandades y cofradías locales se
basan en un mayor arraigo temporal y sobre todo
en su capacidad de mayor movimiento de
personas frente a otras entidades más
circunscritas a el interior de los templos. Y es que
ese movimiento humano que abarcan durante su
actividad anual no solo se circunscribe al hecho
en sí, sino que también supone la integración de
áreas urbanas, barriadas o grupos concretos de
personas. Esto de por sí, ha generado a lo largo
de toda la historia cofrade local un sin fin de
rivalidades, sobre todo motivadas por el
fenómeno de la identificación individual de cada
cristiano con una advocación o entidad concreta,
generando en sí, una caracterización muy especial
en cada una de ellas, dotándolas de una
identidad y por tanto configurándolas como
referentes muy concretos para quienes se
incorporan a las mismas.
Pero independientemente de la tipología
que cada una de nuestras hermandades y
cofradías ha ido adquiriendo a lo largo de 5 siglos
todas coinciden en algún comúnmente esencial,
un aspecto legal proveniente del Derecho
Canónico27 que pone especial atención a que
tanto las hermandades como las cofradías tienen
que estar sustentadas en su aprobación eclesial,
aprobación que desde 1604 con la Constitución
Quicumque de Clemente VIII y la de 1610 de
Paulo V Quae Salubriter28 daban el respaldo de
aprobación mediante el expreso consentimiento
del ordinario de cada lugar, aprobación que venía
ya siendo exigida desde el Concilio de Arles en
123429 y que incluso el Concilio de Trento30 la
examinó y acepto en las formas en su sesión
XXII.

El propio Derecho Canónico hace una

división clara y exacta, pues en su Canon 707 da
una descripción muy exacta sobre las
agrupaciones de fieles que se erigen para una
finalidad concreta en base a la caridad, por lo que
las cataloga como “Pías Uniones”, que si además
están organizadas orgánicamente se
denominarán hermandades. Éstas, que además
de esa naturaleza originaria se vinculan a la tras todos los postulados del Concilio de Trento,
realización del culto público se les significa con el provocó un choque natural entre la concepción
nombre de cofradía. Para esto, la propia jerarquía ortodoxa de la jerarquía y la concepción más
eclesial es mucho más estricta en los requisitos, ya emotiva y popular del pueblo por lo que los
que tanto en el Canon 706 como en el 689 da choques y enfrentamientos por la injerencia de la
todas las premisas necesarias para la erección jerarquía en la organización de las mismas ha
correcta de una hermandad y cofradía. Bajo este sido una constante a lo largo del devenir de los
prisma y al amparo del Canon 1290 y sobre todo siglos.

28
http://www.vatican.va/offices/papal_docs_list_sp.html Constituciones Papales. Roma. Siglos XV-XXI.
29
Beralt, B: Historia General de la Iglesia (13 Tomos). Traducida por Epifanio Díaz Castañeda Iglesias. Madrid, 1852.
30
Prosperi, Adriano: El concilio de Trento: Una Introducción histórica. Junta de Castilla y León. Ávila, 2008.

71
 De todo ello, extraemos la existencia en
nuestra localidad de una serie de tipología de
Hermandades y cofradías que se adhieren o
identifican con tres grupos esencialmente,
Sacramentales, de Gloria o de Penitencia distinguidas
dependiendo el fundamento de su culto: la
Eucaristía, una Advocación Mariana o bien a la
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Desplegada su existencia encontramos en
nuestra localidad la siguiente tipificación o
clasificación de las mismas de forma temporal y
cronológica31: las Sacramentales serán la
Hermandad del Santísimo Sacramento o del
Corpus Christi (Siglo XVI), Hermandad de Luz y
Vela (Siglo XVIII), de Advocación ó Gloria la
Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de
las Montañas Coronada (Siglo XX), Hermandad
de San José (Siglo XVII), Hermandad de San
Pedro (Siglo XVII), Hermandad de Ntra. Sra. del
Rosario (Siglo XVIII), Hermandad de San
Gregorio (Siglo XVII), Hermandad de la Pura y
Limpia Concepción (Siglo XVI), Hermandad de
Nuestro Padre Jesús en su Entrada Triunfal en
Jerusalén y Nuestra Señora de los Reyes (Siglo
XX) Hermandad de las Benditas Ánimas del
Purgatorio (Siglo XVII), Hermandad de Nuestro
Padre Jesús Resucitado y Santa María de las
Virtudes (Siglo XX) y Penitenciales como son la
Real e Ilustre Hermandad, Antigua y Venerable
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y
María Santísima de los Dolores (Siglo XVI), la
Hermandad de Stmo. Cristo de Veracruz, Santo
Entierro de Nuestro Señor y Ntra. Señora de la
Soledad (Siglo XVI), la Hermandad de Nuestra
Señora de las Angustias y Stmo. Cristo de la
Veracruz (Siglo XIX), la Hermandad de Nuestro
Padre Jesús de los Reyes y Nuestra Señora de los
Reyes (Siglo XVI), la Hermandad de San Antonio
(Siglo XVII) y la recientemente erigida en el siglo
XXI, conocida popularmente como la
Hermandad del Prendimiento.
Una vez realizada toda la anterior
valoración y adentrándonos en nuestra
investigación en sí, es muy importante destacar
que desde los inicios del siglo XVI nuestra
localidad tuvo en su vida cotidiana no sólo la
presencia de los religiosos32 sino también de las
cofradías, partiendo de este fenómeno una
importante extensión en todos los ámbitos de la
localidad y creciendo de forma notable durante el
reinado de Felipe II como máxima expresión de
las directrices emanadas del Concilio de Trento33.
En ellas, el laico del siglo XVI encontrará una de

31
Gómez Vidal, Juan José: Aproximación a la Historia de la Hermandad del Nazareno de Villamartín. Almajar, Revista de Historia, Arqueología
y Patrimonio de Villamartín y la Sierra de Cádiz. Nº 1, Ayuntamiento de Villamartín, Mayo 2003. Págs. 166-190.
32
Villalonga 2016. Op. Cit.
33
Arias de Saavedra (otros) Op. Cit. Pp. 197-228.

72
las pocas vías para poder inmiscuirse en la vida
diaria, participar de lo social y en la Iglesia,
profundamente jerarquizada y con poco espacio e
interés a la participación popular en la vida
religiosa, bien sea dicho, que esto facilitaba
enormemente el fomento de la confesionalidad
del estado y que benefició notablemente el
avance de la defensa de la doctrina y la religión,
convirtiendo este fenómeno social en una de las
bases fundamentales de la sociedad local que a su
vez explican el fenómeno de la extensión y el
crecimiento de estas hermandades y cofradías.
Por todo ello, podemos inferir que el pueblo, su
religiosidad popular y sus propias ideas o
costumbres van a quedar en todo instante sujetas
a lo dictaminado34 por el ordinario de lugar
correspondiente, de forma muy ortodoxa,
valorándose la moralidad en todos los actos y
teniendo como única vía segura su espiritualidad
controlada. Las hermandades y cofradías de la
localidad es evidente que nacen y van
desarrollándose pero siempre bajo un férreo
control eclesial35 que reafirma su poder
jerárquico sobre ellas y mantiene un orden o
“status” muy marcado y definido, siendo los
diferentes provisores, vicarios, visitadores, cleros
parroquiales quienes tengan y asuman el
verdadero control de las mismas, amén de la
incorporación de laicos de preponderancia
económica y social que articularan el brazo
efectivo de ese poder eclesial en estas
organizaciones. Este avance de la pastoral post
Trento, las manifestaciones de exaltación
religiosa y de presencia social de lo católico es
una fórmula esencial de la iglesia local para el
control de los fieles36.

34
AMV Sig. 0025-0056. LAC: Años 1588-1700. Sesiones de Cabildo. La Parroquia interviene directamente en la ubicación espacial
de la nueva fábrica para el convento de los franciscanos terceros.
35
Archivo Histórico Municipal de Sevilla (en adelante AMS). Sec. XV., Pap. May. 1503, caja 91, nº 186, fols. 130 r.-131 v. (r.761, fots.
484r.-486r.) Mandamiento del Cabildo a Rodrigo de Ballesteros, mayordomo, ordenándole comprar, en presencia de Rodrigo
Cataño, jurado y procurador mayor, y de los contadores, todo lo necesario para que el clérigo que ahora se envía a Villamartín pueda
celebrar misa ante los vecinos y pobladores de la villa. Ac. : Cuenta de las compras hechas para la iglesia de Villamartín, sumando un
total de 13.166 mrs. El Clero regulariza en la primitiva Iglesia de la Encarnación.
36
AMV: Sig. 0025-0056, LAC: Años 1588-1700 (1598/26/01). Elección de Santa Ana como Patrona de la localidad.

73
 SIGLO XVI

LA DEVOCIÓN A LA VERACRUZ
Y LA RELACIÓN CON LA VENERABLE
ORDEN TERCERA EN LA VILLA

75
Estudiar una cofradía penitencial del siglo XVI
infiere, casi en la mayoría de los casos
remontarnos al siglo XV puesto que será el
estadio cronológico a partir del cual
constataremos fuentes documentales y de archivo
que nos den certeza sobre la génesis de éstas,
siendo las hermandades de Veracruz las más
noveles en su aparición. Para extrapolar nuestra
tesis de unión durante los siglos XVI, XVII,
XVIII y XIX de la devoción a la Veracruz y al
misterio del Santo Entierro de Nuestro Señor y
Nuestra Señora de la Soledad, tendremos
inexorablemente que partir desde el inicio
fundacional de la villa, los primeros
asentamientos eremitas emanados incluso desde
la Carta Puebla37 y a su vez realizar un análisis
detallado y exhaustivo de la religiosidad aportada
por la comunidad seráfica en Villamartín y cómo
ésta fusionó y a su vez separó esa trilogía de
titulares entorno a la misma hermandad. Es
importante reseñar al respecto, que, como he
mencionado previamente respecto a la presencia
religiosa desde la Carta Puebla, conocemos la
presencia de un templo, y por tanto de la
institución eclesiástica, mínimamente desde
1505, que ya manifiesta su presencia ante la
petición de su ampliación para la inhumación de
fallecidos38, hecho que se constata en 1513
cuando se abandona el mismo para trasladarse a
la que a día de hoy es la fábrica de Santa María
de las Virtudes, que ya en 1.524 presenta el
servicio de sacramentos como el bautismo. Esa
primera y originaria construcción, bajo la
advocación de la Encarnación39 quedó relegada a
un segundo plano, prácticamente a ermita, que
con el paso del tiempo estará en un estado
lamentable para albergar la presencia de alguna
comunidad. Sin embargo, el 27 de Julio de 1.598
el arzobispado de Sevilla insta a la comunidad de
terceros el uso y ocupación de esa iglesia,
indicando el propio Padre Fray Bernardino
Mendez, provincial de la Orden que los frailes se
alojen y ubiquen en las zonas menos dañadas y
deterioradas40.
En el Cabildo de 18 de Abril de 159341 la
villa solicitó albergar de forma permanente la
presencia de frailes para el alivio del alma de los
pobladores. Previamente, ya había solicitado la
villa la presencia asistencial a los Hermanos de

37
Poley y Poley, Antonio: Carta Puebla de Villamartín. Ayuntamiento de Villamartín, 1995. Págs. 14-30. Reedición de los Apuntes para la
Historia de Villamartín de la obra Cádiz y su Provincia, publicada en Sevilla en 1901, págs. 322-327.
38
Villalonga 2016. Op. Cit. Pp. 148.
39
Ortega 1933. Op. Cit. Pp. 224.
40
AMV: Sig. 0025-0056. Años 1588-1700 L.A.C. (Libro Actas Capitulares, 1598 27/07).
41
AMV: Sig. 0025-0056. LAC: Años 1588-1700 (Libro Actas Capitulares, 1594/04/18). Petición del Cabildo de la villa de contar con un
convento de frailes para la atención cristiana de la localidad. Los dominicos aparecen como una opción y se dicta viajar a Sevilla a valorar
la misma o la presencia también de la comunidad franciscana. Posiblemente ya presentes en la villa, de una forma u otra desde 1513.

76
San Juan de Dios que en Febrero de 1.587
reciben el traspaso de las casas albergue
regentadas por la Hermandad de la Pura y Limpia
Concepción42. Para ello se dota a emisarios para
que en su visita al Arzobispado Hispalense éste
valore la posibilidad de asentar en la villa a una
comunidad religiosa que atienda dichas
necesidades. Dos son las comunidades religiosas
que litigarán por estar en dicha petición: la
dominica, primera de las valoradas para dicho
hecho (en este sentido habría que valorar su
presencia en la villa a través de la devoción a San
Jacinto, del que incluso hay constancia material y
arqueológica de una capilla propia)43 y en
segundo lugar la franciscana. Dicha petición es
constatada a nivel bibliográfico por los escritos
del Padre Ángel Ortega, que pese a la dificultad
que el mismo autor encuentra a la hora de
analizar las fuentes certifica la petición del
cabildo al Capítulo Provincial en dicha fecha
como la “aceptación por ese Capítulo de la
petición dirigida al mismo desde Villamartín44.
En la misma investigación de este autor indica
explícitamente la dificultad documental para
recopilar las fuentes ya que solo tiene acceso han
desaparecido o están en mal estado de
conservación y sólo queda un legajo con el título
“Convento de Villamartín” en el Archivo Provincial
de San Buenaventura de Sevilla a la fecha de
su trabajo e investigación. En este contexto
inicial, con una incipiente y joven parroquia, que
ha pasado de su advocación a la Encarnación a
Santa María de las Virtudes en el primer cuarto
del siglo XVI y donde desde ya en el primer tercio
de siglo se asienta una comunidad asistencial,
conducida por los hermanos de la Pura y Limpia
Concepción, que, partiendo de las carencias e
inconvenientes materiales y económicos que
coetáneamente vivían regentan una especie de
hospital45 que posteriormente cederán la regencia
del mismo a la Orden Hospitalaria de San Juan
de Dios, dadas las circunstancias sanitarias y
especiales que vivía la propia villa en 1587. Esta
presencia de la Orden de San Juan de Dios,
alejada del contexto cofrade, facilito a través del
trabajo de sus hermanos, y en concreto del
llevado a cabo por Fray Juan Pecador y su
ayudante Fray Alonso Durán, la reconstrucción
no sólo de ese espacio asistencial y convertirlo en
hospital46, sino que además se llevo a cabo la

42
Archivo Iglesia Parroquial de Villamartín (en adelante AIPV) Leg. Copia Legalizada de la Transferencia del Hospital a la Orden de San
Juan de Dios. 1587.
43
Véase el remate del Altar del Tránsito en Santa María de las Virtudes donde constatamos la Heráldica franciscana, aparecida en 1998
durante la restauración del Altar de Santa Ana en su zona inferior o de sustento. Dicho altar se ubica concretamente en la nave del
Rosario del templo, reducida en dimensiones dados los problemas de sustento que presenta la fábrica a mediados del siglo XVI.
44
Ortega, 1933 : Op. Cit. Pp. 225.
45
Álvarez Benítez, José Manuel: Villamartín, Cuatrocientos años después. Caja San Fernando de Sevilla y Jerez, 1998. Pág. 9
46
AHN: Sig. CLERO-SECULAR REGULAR, L. 2139/2132 (años: 1674-1835) Convento de Santa Cruz de Villamartín (Cádiz).
Franciscanos Menores Observantes. CLERO-SECULAR REGULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX).

77
erección de un templo cuya advocación fue a la
Purísima Concepción, con una importante
devoción dentro de la localidad, siendo un
recinto que albergaba camas en número de 8 y el
espacio conventual, siendo su mantenimiento y
subsistencia el emanado de la generosidad y
donaciones particulares, labradores que
aportaban una fanega de trigo anual de la
cosecha. Este espacio sufrió las leyes
desamortizadoras del siglo XIX, concretamente
las del trienio liberal y fue suprimido en 1.824,
no superando la posterior desamortización de
1.83547.
Valorado este contexto, hemos de partir a
nivel general, y valorar la fundación de las
distintas hermandades de Veracruz, constatando
que la enorme mayoría de las mismas fundadas
en el ámbito occidental del Reino de Sevilla
emergieron durante el siglo XVI como hemos
venido apuntando, siglo XVII y XVIII, según las
circunscripciones, salvando notablemente la ya
conocida desde 1380 y mejor documentada
como es la de Sevilla, que procesionó por
primera vez en 1468. Es importante destacar que
para realizar una ubicación precisa y cronológica
de la fundación y existencia de hermandades de
la Veracruz hemos de atender a la sincronía de
éstas y la relativa importancia del lugar donde se
fundan48. No obstante todas las hermandades y
cofradías cercanas al punto cronológico
fundacional de la localidad mantienen unas
dinámicas y características comunes, que pese a
ser generales en muchos puntos geográficos,
también la dotan de una singularidad especial.
Desde el punto de vista jurídico, las
hermandades y cofradías de la villa carecen en sus
inicios en su totalidad de reglas escritas y
prácticamente no será hasta finales del siglo
XVIII, durante el reinado de Carlos III cuando se
regularicen algunas de las existentes, llegándose
incluso en nuestra localidad a principios del siglo
XX, finales de éste o incluso albores del siglo
XXI49.
A nivel ubicación canónica, vamos a
encontrar durante el siglo XVI diferentes
ubicaciones de las mismas. Mientras que la de
Veracruz se ubica en la antigua ermita o iglesia de

47
Real Decreto de 11 de octubre de 1835 suprimiendo los monacales. Gaceta de Madrid núm. 292, de 14 de octubre de 1835, pág. 1157.
48
Sánchez Herrero, José (Dir.): Los cuatro tipos diferentes de Cofradías de Semana Santa, desde su fundación hasta la crisis de finales del
Siglo XVIII en la Andalucía Bética y Castilla. I Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa. Zamora, 1988. Págs. 259-304.
49
AGAS: 25/05/1799. Remisión de las Reglas de Veracruz, hermandad de Ánimas Benditas y Cofradía de Luz y Vela. Sección Justicia-
Hermandades. Legajo 979, Expte. 15, Fols 3-39.

78
la Encarnación, la de Jesús Nazareno ya lo hace
desde 1.525 en la Capellanía del Dulce Nombre
de Jesús, fundada por Martín Álvarez de
Bohorques50 en la Parroquia de Santa María de
las Virtudes, al igual que la Hermandad del
Santísimo Sacramento o la de la Pura y Limpia
Concepción que lo hacía en diferentes albergues
o casas dispersas en el núcleo urbano de la
localidad.
Desde la óptica de la indumentaria o
hábito, no ha llegado hasta nuestros días
muestras o vestigios, ni a través de grabados,
pintura o cualquier otro soporte que nos de
pistas o nos acerque a la forma de ataviarse de
estos hermanos. Si al contrario, podemos conocer
a través de notas sueltas en los libros de cuenta o
incluso en soportes más heterodoxos los días de
la estación de penitencia, siendo éstos los más
recurrentes el miércoles y el jueves santo51.
Iconográficamente, si podemos albergar la
esperanza de reconocer las diferentes imágenes
que procesionaron, que salvando el tiempo si se
han conservado en la gran mayoría en los
templos de la villa. Es muy importante en este
aspecto destacar que la imagen del Santísimo
Cristo de la Veracruz, atribuida tradicionalmente
por sus características escultóricas a Roque
Balduque (* 1500- + 1561) no aparece en los
inventarios seráficos o testamentos hasta bien
entrado el siglo XVII para ya estar plenamente
identificada en el siglo XVIII, por lo que
desconocemos su autor. No así, con la imagen de
Nuestra Señora de la Soledad o la sepulcral que si
lo hacen, siendo la imagen de la Señora
atribuida, por sus características iconográficas y
escultóricas, a una desaparecida en Huelva
durante los acontecimientos de 1936-193952.
Con respecto a la sepulcral, será hasta pleno siglo
XX común el uso de la imagen articulada, en
principio, una de corto valor, de tela encolada,
que producto del deterioro desapareció durante
la década de los años 70 del siglo XX, siendo su
lugar ocupado por la conocida de las “Aguas”,
cuya autoría se atribuye a Juan de Oviedo53,
autoría que no podemos atestiguar y confirmar
documentalmente pese a contar con notas
archivísticas previas a las que en 1679 realizó el
vicario Francisco Álvarez Maldonado con el
maestro escultor Francisco Dionisio de Ribas54
ante el escribano Bernardo García para el altar

50
AIPV: Sección Legajos. Nota de 1.853 sobre la disputa por la antigüedad en la villa para presidir el Corpus Christi: “en relación a lo
que solicita tengo a contestarle que se fundó en 1525 en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús por Martín Álvarez de Bohorques” (…)
51
AIPV: Libros Sacramentales de Defunciones. Notas al final de los mismos sobre gastos y cuentas desde 1.639 en adelante.
52
Martín Macías, Antonio: Francisco de Ocampo. Maestro escultor (1579-1639). Universidad de Sevilla. 1980.
53
Palomero Páramo, Jesús: El retablo sevillano del Renacimiento. Análisis y evolución (1560-1629), Sevilla, 1983.
54
Linares Rodríguez, Antonio: Retablo Mayor de Santa María de las Virtudes. Revista de Feria y Fiestas de San Mateo. Ayuntamiento de
Villamartín, 1986. Págs. 22-30.

79
mayor de Santa María de las Virtudes. El 2 de
Marzo de 1577 el Mayordomo del Arzobispado
de Sevilla concertó con Juan de Oviedo “El
Viejo”55 la realización del retablo principal de la
Iglesia. Sus fiadores fueron Jerónimo Hernández
y Gaspar de Águila, teniendo un plazo de entrega
de 2 años, corriendo la escultura a cargo de los
mencionados Juan de Oviedo “El Viejo” y
Jerónimo Hernández. Pese a todo ello esta
factura se canceló ya que en 1601 Juan de Oviedo
“El Mozo” llegó al compromiso de realizarlo por
una suma de 5.000 ducados y una entrega en 5
años, “a lo más largo y en quattro si pudieren”56.
Sin embargo, y a pesar de todo ello, no hay
constancia de su factura y habría que esperar a
1679 para que se procediese al contrato y fabrica
del actual, ampliado posteriormente en su venera
y laterales por el escultor jerezano Matías Navarro
ya durante el siglo XVIII. Valorado este hecho,
solo podemos ofrecer la hipótesis de que el
conocido como “Cristo de las Aguas” fue titular
de esta Hermandad durante el periodo final del
siglo XX, siendo sustituido por una nueva factura
que es la que actualmente conocemos como
Cristo Yacente.
Recorriendo esas características esenciales
de las cofradías originarias del siglo XVI de la
villa, y centrándonos en los aspectos puramente
económicos, todas, y en especial esta de Veracruz
no posee durante dicho siglo, si bien muy al final,
algún bien de naturaleza urbana o rústica que le
aportará una vía de cuotas económicas a través de
determinados censos o gravámenes, siendo de
destacar que los que posteriormente tendrá serán
desamortizados respectivamente en 1798 y en
1836. No obstante durante el siglo XVI su
sustento principal provendrá de los diferentes
donativos emanados de las predicaciones
cuaresmales que sus miembros realizan y que
eran atendidos económicamente por el cabildo
municipal57.
Lúdicamente, son pocos los datos que
tenemos al respecto en el estudio de la
documentación e incluso de las actas capitulares,
reservándose ese espacio cronológicamente a
finales del siglo XVI y concretamente a la
festividad del Corpus Christi58.
Un rasgo común a todas las cofradías de la
villa, y que posteriormente analizaremos en

55
Gómez Vidal, Juan José: Los Retablos Mayores de la Iglesia de Santa María de las Virtudes. Revista de Feria y Fiestas de San Mateo.
Ayuntamiento de Villamartín. 1994. (Obra sin paginar).
56
Romero de Torres, Enrique: Catálogo de los Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Cádiz. 11 volúmenes. Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes. Madrid, 1934.
57
AMV: Sig. 0033 (LAC) 1604. Sesión de 4 de abril que indica la contratación como predicador cuaresmal por la necesidad de la
comunidad seráfica al Padre Francisco de Buytrago.
58
AMV: Sig. 0028 (LAC) 1596: Preparativos para la festividad del Corpus Christi con la contratación de Comedia y Ministriles.

80
detalle es el declive y la crisis que todas ellas
sufrirán en el siglo XVIII, mas bien en unos casos
por la dejadez de sus propias obligaciones
canónicas que por las circunstancias políticas,
económicas y sociales59. La nueva incursión de
espiritualidades diferentes y manifestaciones
externas lejanas a los orígenes de éstas las aíslan
de su labor asistencial y junto a ello la mentalidad
del nuevo siglo las aísla en su critica del exceso.
Todo ello, aumentado por los descensos
demográficos provocados por las epidemias y las
constantes pestes que sufre la villa durante el
periodo que transcurre desde 1588 a 167660
hacen que las cofradías llegado el siglo XVIII
arriben exhaustas en todos los sentidos.
Para adentrarnos concretamente, una vez
valorado todo el entorno del siglo XVI que rodea
al nacimiento de la Hermandad de la Veracruz en
la villa, hemos de partir que se trata de las
asociaciones de seglares más antiguas de la
península y en su defecto de las que más amplia
extensión y difusión se tiene.61 Estas cofradías,
bien bajo la advocación de la Veracruz y Nuestra
Señora de los Dolores o de la Soledad, como es
sabido mantienen el culto a la Cruz, proveniente
sobre todo desde el siglo IV momento en el que
Santa Elena, madre del emperador romano
Constantino logró encontrar la verdadera Cruz
de Cristo, aunque no será hasta los albores de la
baja edad media cuando los seguidores de San
Francisco, que tenían la custodia de los santos
lugares difunden esta devoción, coetáneamente a
la Sangre de Cristo o a la Inmaculada
Concepción de la Virgen María. Aunque estas
corporaciones no mantuvieron una relación
directa con las disciplinantes que surgieron en la
Península Itálica durante el siglo XIII y que se
expansionaron durante los siglos XIV y XV si
tienen en común muchas características
esenciales con las “Confraternitas” italianas de
los siglos XV y XVI.
En Andalucía occidental y más
concretamente en el área correspondiente al
Arzobispado de Sevilla fueron apareciendo desde
finales del siglo XV, arropadas
fundamentalmente por los entornos seráficos62, y
aunque en sus orígenes solo constituían
pequeños embriones que realizaban el culto a la

59
Sánchez Herrero, José (Dir): Los Cuatro Tipos diferentes de Cofradías de Semana Santa, desde su fundación hasta la crisis de finales del
Siglo XVIII en la Andalucía Bética y Castilla. I congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa. Zamora 1988. Págs. 259-304.
60
AMV: Sig. 0028-0035 (LAC)( Cabildos referentes a la Peste desde 1587 a 1676.
61
Mesenger, J.: O.F.M.: Las Cofradías de la Veracruz. Documentos y Notas para su historia. Archivo Iberoamericano, Enero-Junio 1968. Nº
109-110. Págs. 199-123
62
Germán Rubio, P. : Las Relaciones entre las Cofradías de Pasión y los Franciscanos. La Custodia Franciscana de Sevilla. 1953. Págs, 665-668.

81
Cruz y asistían a los pobres fueron
desarrollándose durante el siglo XVI hacia las
manifestaciones públicas de fe.
Si bien la vieja Castilla ofrece unos datos
cuantitativos con trece cofradías fundadas en el
siglo XVI, nuestro área arroja datos fundacionales
que abarcan los siglos XVI, XVII y XVIII que
superan el numero de las anteriores y que
abarcan todo el ámbito religioso y espacial
dependiente del Arzobispado de Sevilla: Sevilla,
1380; Aznalcázar 1538; Carmona 1550 ó
Villamartín en 155263, fecha de la que tenemos
por primera vez noticia e nos lleva a valorar su
previa existencia, ya que incluso Castilleja de la
Cuesta la tiene desde 1478 o el propio
Benacazón desde 1511.
En una primera etapa o proceso que
abarcaría hasta la propia mitad del siglo XVI la
fundación de las Cofradías de Veracruz fueron
fundamentalmente realizadas en ciudades que
servirán de núcleo difusor y extensor a otras
pequeñas, siendo Sevilla la gran metrópoli
irradiadora de este fenómeno y abarcando la
totalidad de lo que le correspondía
territorialmente por Reino y por Arzobispado.
Será a partir de la segunda mitad del siglo XVI
cuando se alcance la totalidad de lo
anteriormente expuesto.
63
AHPC: Protocolos Notariales de Villamartín. Leg. 4, Notario Antonio Quebrado, 1552.
82
Un hecho que no debemos dejar pasar es la
cuestión de las Reglas Canónicas, una cuestión
nada baladí que configuró no solo al general de
cofradías del siglo XVI, pero que en el caso de la
de Villamartín fue especialmente importante.
Aunque la Hermandad de Veracruz de la villa
contará con borradores o cierta guía jurídica para
su gobierno, ésta debía contar con la
cor res pondiente apr obación ecles ial.
Independientemente de que el Arzobispado
Hispalense era quien daba ese respaldo oficial,
habrá un hecho muy importante a partir de la
llegada del Rey Carlos III, puesto que la
autoridad civil intervendrá directamente en la
regulación y normativa de las diferentes
hermandades de la villa, incluida la de Veracruz.
En 1776 se le ordenaba a todas que entregaran
sus reglas para su revisión con el objetivo de
suspender y disolver a aquellas que no contasen
con la aprobación real y en su defecto el Consejo
de Castilla. Éste es el núcleo en sí de nuestra
investigación, el momento y detalle en el cual,
ante la imposibilidad de subsistir
independientemente la Hermandad de Veracruz
por un lado y la del Santo Entierro de Nuestro
Señor y Nuestra Señora de la Soledad por otro,
acometen esa fusión, que si ya de por si era
evidente desde finales del siglo XVII, ahora es
jurídicamente oficial. Por este hecho, en el que
muchas de ellas desaparecieron, ésta de nuestra
villa logra sobrevivir pues se libra de su
eliminación ya que el Consejo de Castilla la
considera apta en sus fines y actuaciones. Por
ello, su remisión de Reglas la realiza en
cumplimiento de la Real Orden el 25 de Mayo de
1799, quedando aprobadas y respaldadas por la
Bula Pontificia del Papa Inocencio X. En el
preámbulo de las mismas, al que fortuitamente
hemos llegado a encontrarnos casi por accidente,
pues sirve de contraportada para el forrado de
algunos libros capitulares municipales que se
realizo durante los siglos XVIII y XIX, leemos:
“No debemos tener presente otra cosa más que el
asunto (…) nuestra salvacion y, para ello es el medio
mas eficaz la meditación y (…) muerte de nuestro
divino Jesus y para conseguir este (…) de Maria
Santisima y contemplación de los augustos dolores que
(…) su alma en la dolorosa pasion de su amado hijo
estas (…) movieron sin duda a nuestros mayores para
hacer (…) inmemorial la cofradia de la Veracruz y
soledad de maria existiendo a este fin una decente
capilla como instituto (…) a la vista de los fieles los
dias Jueves y Viernes Santo (…) crucificado y su
doloroso entierro y a maria santisima en la mayor
manera (…) tormentos que angustiaron su alma
haciendo pública estacion de penitencia por las calles
de esta villa consiguiendo por mayor fomento de la (…)
64
AMV Sig. 0053-0054 (LAC) 1687-1692. Contraportada. Preámbulo de Reglas 24 de Abril de 1798.
65
APC (Archivo Provincial de Cádiz): Protocolos Notariales de Villamartín. Leg. 4, Notario Antonio Quebrado, 1552.
83
la santidad de Inocencio X en la cual concede a esta
cofradia las gracias e indulgencias que el thesoro (…) de
nuestra santa madre iglesia franquea; continuandose
con todo ilustre honor hasta que el enemigo común (…)
unimos de los cofrades por la decadencia y calamidad
de los tiempos siguió en nuestros dias su total
desolación. Esta perdida tan duramente lamentable en
nuestros propios corazones el vernos privados de las
indulgencias y gracias que su bula nos franquea le ha
infundido a nuestras almas un eficaz deseo de restaurar
una cofradia ejemplar y para su (…) hemos venido en
disponer de estos estatutos a honra y gloria de nuestro
señor de su santisima madre y abogada nuestra (…)64.
Es importantísimo destacar el primer dato
o reseña del que tenemos conocimiento en
referencia al culto o devoción a la Veracruz,
hecho indudable que podemos comprobar a
través de una manda testamentaria de 1.552,
exactamente del 5 de noviembre donde Catalina
Ruíz deja expresado su deseo de que el día de su
fallecimiento sean acompañados sus restos por
los hermanos de “la mysericordia e la Veracruz”65.
Con este dato, advertimos por tanto la existencia
de una devoción concreta y particular a este
misterio y la existencia de una cofradía,
denominadas también cofradías de la Sangre
dado el carácter disciplinante de sus hermanos,
que desde finales del siglo XV se han ido
desarrollando y estableciendo en el sur de la
península ibérica y que se expanden de forma
notable a partir del siglo XVI66. Ese origen, y esa
cercanía que la bibliografía nos acerca a la
presencia franciscana nos ayuda enormemente a
entender la actividad llevada a cabo por esos
eremitas (posiblemente franciscanos) asentados
en la antigua iglesia de la Encarnación. Esa
vinculación franciscanos-Veracruz viene definida
constantemente desde los albores fundacionales
de estas hermandades, siendo esencial destacar la
fundación de las mismas en los entornos o
conventos de la orden seráfica. Del estudio de sus
reglas67 extraemos que estas asociaciones
establecieron un “modus” de expresión pública
que abarcaba una composición destacable, con
un cortejo encabezado por un fraile o sacerdote al
inicio, cruz en mano tras quienes iban los
disciplinantes (hermanos de sangre) a los que
custodiaban o rodeaban con velas (hermanos de
luz). Todo este desfile iba continuado con un
pendón de tafetán, de corto valor y otro de las
mismas características68 que solía cerrar el cortejo.
Pero uno de los datos más llamativos de esa
manda testamentaria de 1552 es el vocablo
“mysericordia”69 que bien nos podría llevar a
confusión a no ser que a los hermanos menores
seráficos se les denomina también hermanos de
misericordia en muchas de las cofradías
castellanas y andaluzas de inicios del siglo XVI.
Por ello, la confirmación de que se trata de la
misma entidad nos aventura a poder acertar en
ese origen primario y cercano a la etapa
fundacional de nuestra villa.
Una vez conocida su existencia y ubicación
cronológica, partamos en búsqueda de su
ubicación canónica y comencemos a desgranar las
diferentes hipótesis previas planteadas durante la
investigación para desechar las no probadas ni
documental, arqueológica, patrimonial o
visualmente. Partamos de que la presencia
eremita y de índole seráfica es una realidad
patente en los inicios del doblamiento de la villa.
Es muy importante detallar que a nivel
general las Hermandades de Veracruz a lo largo
del devenir de los siglos se han caracterizado por
enraizarse canónicamente por lo común en dos
tipos de asentamientos. Por un lado existen las

66
Espinosa de los Monteros Sánchez, Francisco: La Devoción a la Santa Veracruz. La Fundación de Cofradías Penitenciales en el ámbito
gaditano. Confraternitas 1990-2020.
67
AGAS: 25/05/1799. Remisión de las Reglas de Veracruz. Sección Justicia-Hermandades. Legajo 979, Expte. 15, Fols 3-39.
68
AMV: Sig. Expediente Instrucción Bienes Hermandades, Cofradías y obras pías. 1798. Inventario Bienes Hermandad de Veracruz,
Santo Entierro de Nuestro Señor y Nuestra Señora de la Soledad.
69
Vaquerín Aparicio, Daniel: Vida, Espiritualidad y Proyección Social de los Franciscanos. Universidad Complutense de Madrid. T. D. Madrid
2004.

84
que desde orígenes tienen un lugar de culto
propio70 y otras en cambio que se establecieron
en capillas o altares dentro de las parroquias de
su área. No podemos obviar, que por el devenir y
acontecimientos temporales muchas de ellas
tendrán movilidad, pero en realidad un alto
porcentaje de las mismas tanto en Castilla como
en el área de Andalucía contarán con su propia
ubicación, que generalmente y en muchos casos
era a extramuros de los propios núcleos
urbanos71. Podemos atestiguar por tanto, casi
como una característica general en muchísimas
de ellas que su adscripción e instalación dentro
de otros espacios o dentro de comunidades
conventuales será una forma básica sobre todo a
partir del siglo XVIII, dada la fuerte crisis que
todas estas hermandades sufrirán sobre todo
desde mediados de ese siglo. Aunque no es el
caso de Villamartín, muchas de las hermandades
de Veracruz, sobre todo en los momentos
iniciales de su existir ocuparon espacios de
antiguas ermitas dedicadas a la advocación a San
Sebastián, adquiriendo en muchos casos el
nombre de Hermandades de la Veracruz o de la
Sangre. Finalmente, ésta que nos ocupa, como en
muchos de los casos del área de Andalucía
pasaron a partir de la Desamortización de 1836 a
englobar el cuerpo de cofradías de sus respectivas
parroquias72.
De todas formas partamos de la asimilación
de que la villa de Villamartín es eclesialmente
dependiente del Arzobispado de Sevilla desde
época fundacional, sobre todo porque tras la
reconquista, todo el área perteneciente al campo
de Matrera había quedado incorporada a dicha
entidad, con los correspondientes diezmos y otras
prebendas. Funcionalmente la villa cuenta con
una serie de edificios, unos de índole política,
otros económica y evidentemente asistenciales o
religiosos. Consta en el trabajo de José Luis
Villlalonga73 la existencia de una especie de
iglesia a modo de recinto muy pobre hacia
1505, posterior incluso a la de 1503, que
carece de forma básica o esencial para
considerarla templo en si pues está hasta sin
“cruz”. Debió ser, como bien afirma el autor un
recinto pequeño, cuya fábrica seria de material
muy pobre. Sabemos que desde 1503 se venían
librando partidas para poder llevar a cabo el culto
y el quehacer diario de la vida espiritual de la
localidad, incluso con la llegada de un sacerdote

70
Es importante destacar como la de Villamartín ha tenido siempre su residencia canónica perfectamente localizada, y que será a finales
del siglo XVII cuando irá vinculada a la ubicación y presencia de la comunidad de la venerable orden tercera.
71
Para el caso de nuestra localidad, desde el punto de vista urbanístico es importante valorar que cuando en marzo de 1604 se solicita
permiso al Cabildo Municipal para acometer la obra de la Ermita, previamente ya existía un recinto en el cual se le tributaba culto a la
Veracruz, al final de la propia calle y urbanísticamente fuera del núcleo poblacional de la villa en sí.
72
Sánchez, 1988. Op. Cit. Pp. 274
73
Villalonga, 2016: Op. Cit. Pp. 148.

85
para atender el servicio del templo74. Ese mismo
edificio será definitivamente relegado ya que en
152475 la actividad sacramental de la localidad
está ya ubicada en Santa María de las Virtudes
que venía a cubrir la demanda espacial para el
culto y la inhumación de los pobladores,
quedando abandonada esa primera ubicación,
que tradicionalmente y en los documentos
comprobaremos que estaba bajo la advocación de
la Encarnación y situada en la zona alta de la
geografía urbana de la localidad.
Por ello, podríamos comenzar a
plantearnos un interrogante: ¿Es esa Iglesia de la
Encarnación la primera residencia canónica de la
hermandad? En principio resueltamente no, pues
no tenemos datos ni constancia hasta 1552 de la
existencia de la misma. Esta afirmación nos lleva
entonces inexorablemente a preguntarnos,
entonces ¿Dónde?. Vayamos entonces a
confirmar una de las hipótesis de este trabajo.
Si observamos el callejero municipal
atenderemos que ya en el Padrón de la Moneda
Forera de la Villa de 158976 una de las calles
aparece con el nombre de Calle de la Vera +. Este
dato nos inclina por tanto a pensar, que en esa
74
Id.
75
AIPV: La actividad sacramental, concretamente la bautismal queda recogida en sus libros sacramentales desde 1524.
76
AMV: Sig. 0194-Expediente Padrón de la Moneda Forera. Callejero de Contribuyentes. 1589.
77
AMV: Sig. 0033 Libro de Actas Capitulares (LAC). Sesión 22 de marzo de 1604.
86
collación o área se está asistiendo al culto y
devoción a la imagen o misterio de la Veracruz.
Hasta ahí podemos por tanto certificar la
presencia no solo de un culto, sino de un lugar
físico donde ser realizaba. ¿Pero cómo y de que
características era ese lugar? ¿Una ermita como
tradicionalmente se ha venido atribuyendo
por la historiografía local o bien un
emplazamiento sin características para el culto
en el que de una forma básica y muy
rudimentaria se daba culto a una imagen?.
Ciertamente afirmemos lo segundo. ¿Por
qué motivo? Por uno esencial, que no es otro que
la construcción de la Ermita de Veracruz como
tal no comienza su fábrica hasta 1604 cuando en
el cabildo de 22 de marzo77 de esa fecha se
solicita permiso al mismo para comenzar las
obras y a su vez que el mismo cabildo participara
con una limosna y contribución a las mismas.
Además, y para descartar cualquier controversia,
previamente, el 9 de Febrero de 159378 en la
localidad de Osuna (Sevilla) el Capítulo
Provincial de los franciscanos había aceptado la
petición realizada por la villa, y no será hasta
1594 cuando se agilicen las diligencias para

Imagen de Santa María de las Virtudes.
Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno.
fundar e implantar un convento seráfico en la
localidad. La villa, por dos ocasiones, una la
anteriormente citada y otra vez el 18 de Abril de
78
ORTEGA, Ops. Cit. 1933, Pág. 225.
79
AMV: Sig. 0028. Libro de Actas Capitulares (LAC). Sesión de 18 de abril de 1594 y de 28 de abril donde se solicita la asistencia para el
servicio religioso en la villa a la congregación seráfica.
80
AMV: Sig. 0028. Libro de Actas Capitulares (LAC). Sesión de 1 de mayo donde se avisa del brote pestífero y se indica a los habitantes
no tengan contacto con personas procedentes de otras áreas de la comarca y se instalan patrullas por las distintas calles de la villa.
87
159479 solicita la presencia para el servicio
religioso a la orden seráfica, desplazándose a
Sevilla a 28 de Abril del mismo año para su
gestión, no siendo hasta el 10 de Octubre de
1598 la fecha en la cual comiencen las obras de
adaptación y reparación de la Iglesia de la
Encarnación que es el lugar que les indica el
Arzobispado para su ubicación y presencia,
quedando constatada por tanto la primera de las
tres ubicaciones que la comunidad seráfica
tendrá en nuestra localidad desde 1594 hasta
1836.
Finalmente otro acontecimiento esencial
nos certifica, no sólo la devoción existente en esa
collación o área de la calle Veracruz, sino la
presencia ya de la imaginería titular de Santa
María de las Virtudes. La localidad, en 1605 está
sufriendo las durísimas consecuencias del brote
de peste negra que posiblemente quizás la haya
azotado durante sus más de cinco siglos de
historia. Desde 159980 los brotes epidémicos eran
constantes en la localidad, provocando además
de las correspondientes penurias económicas un
descenso poblacional sin precedentes, que unido
a la fuerte crisis de subsistencia que conlleva
facilita que se solicite por parte del cabildo de la Todas las hermandades y cofradías
villa el 21 de enero de 160581 que la imagen de aumentan, sobre todo en el área dependiente del
Santa María de las Virtudes procesiones hasta la Arzobispado hispalense, manifestándose ya no
Ermita de la calle de la Veracruz para que sólo en núcleos urbanos más grandes sino
interceda ante tanta calamidad, y que esta también en los de segundo orden.
procesión se haga con el mayor boato y
solemnidad que se pudiere. Tres siglos habría de esperarse dentro del
seno católico para ver otro concilio y por tanto
El final del siglo XVI vino marcado por éste supondrá una forma nueva de Iglesia, y sobre
muchos aspectos, pero de manera fundamental todo una forma nueva en las hermandades y
el religioso, donde las doctrinas emanadas del cofradías, sobre todo a su exposición pública, sus
Concilio de Trento (1545-1564) se asentaron ya imágenes, sus estaciones de penitencia, etc., lo
de una forma definitiva en las características que conllevará en muchos casos al auge y en otros
generales de las hermandades y cofradías, a la desaparición de las mismas.
influyendo en todas de notable forma. Con
total evidencia Trento significó la respuesta por
parte de la alta jerarquía eclesial a la incipiente y
extensa reforma protestante, aunque en cierta
parte, también vino a poner de manifiesto el
cierto interés interno en parte de la iglesia con
reformas y cambios. Trento influyó sobre la
hermandades y cofradías en varios aspectos
esenciales: sobre la determinación y la doctrina
a llevar a cabo frente a la justificación
protestante, los aspectos esenciales de los
sacramentos y la reforma en sí.

81
AMV: Sig. 0032. Libro de Actas Capitulares (LAC). Sesión 21 de enero de 1605 donde la villa solicita procesión solemne de la titular
de la parroquia hasta la ermita de la Veracruz para que interceda ante la calamidad en la que se halla sumida la población.

88
Parroquia Santa María de las Virtudes, de Villamartín. Andrés J. Alpresa Moreno

89
 SIGLO XVII

EL CONTEXTO HISTÓRICO LOCAL.

EL CAMINO HACIA LO BARROCO.
LA HERMANDAD DE LA VERA CRUZ,
SANTO ENTIERRO DE NUESTRO SEÑOR Y
NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD
Y SU VINCULACIÓN CON LA VENERABLE ORDEN
TERCERA FRANCISCANA

91
Villamartín finaliza el siglo XVI con el
asentamiento y fundación, con nueve hermanos,
del Convento de Franciscanos Menores82. Un
siglo que se despide con el avistamiento de un
profundo brote de Peste que hace que el cabildo
municipal advierta a la población de no mezclarse
con gentes de otras zonas o comarcas y que se
lleve a cabo la vigilancia de calles para que nadie
entre o salga de la población83. Esta situación
perdurara prácticamente hasta 1605. El cabildo
municipal encargará la responsabilidad de
organización de la villa a Andrés Gómez de Vera,
regidor, que tiene la consigna de guardar la villa y
lugares de donde se tuviera noticia de
contagiados, observándose que haya guardias
para la protección de los sanos84 anunciándose el
barrido y baldeo de las calles ya que la amplitud
de las mismas lo facilita.
Esta época, profundamente marcada por la
epidemia, se caracterizará fundamentalmente por
tres por tres aspectos esenciales:
En lo social y sanitario la recuperación de
la población existente que ha mermado
considerablemente tras los azotes epidémicos
transcurridos entre 1598 y 1605.
En lo económico, la estabilización de la
vida cotidiana, fundamentada únicamente en la
agricultura y donde la Feria aún no tiene un
papel consistente que indique una incidencia
fuerte en el crecimiento económico de la villa. A
nivel urbanístico comienzan a darse
características de una nueva disposición,
avanzándose lo que en un futuro será la
configuración de un nuevo callejero y viviendas, y
en casos aislados el crecimiento de algunas áreas.
Es el siglo XVII el siglo de la presencia de milicias
militares que prácticamente exprimen los
recursos locales, un siglo que desde 1605 a 1648
no tendrá brotes e incidencias epidémicas, pero
que llegada esa fecha las soportará en dos fases
muy importantes, 1648-1655 y 1676-168085.
Y en lo político, independientemente de
que la estructura de poder no varía hasta bien
llegado su final con la presencia a partir de
169486 del Marqués de los Álamos y la compra de
la jurisdicción de la villa, será un siglo transitorio,

82
AMV Sig. 0031-0033. Libro de Actas Capitulares (LAC). Sesión de 11 de marzo donde ya se especifica la apertura de zanjas para la
reparación y rehabilitación de la fábrica de la antigua Iglesia de la Encarnación, ayudados por la limosna del propio cabildo.
83
AMV Sig. 0031-0033. Libro de Actas Capitulares (LAC). Sesión de 1 de mayo donde se advierte del brote de peste y de cómo se ha de
actuar patrullando y alejándose de gentes o comarcas.
84
AMV Sig. 0028. Libro de Actas Capitulares (LAC). 1599. Sesión de 31 de mayo.
85
AMV Sig. 0042. Libro de Actas Capitulares (LAC). Años 1648-1655 y 1676-1680.
86
AMV Sig. 025-056. Libro de Actas Capitulares (LAC). 1694. Sesión de 14 de mayo.

92
ya que pobladores como Juan Álvarez de
Bohorques87, Andrés Gómez de Vera88 o Juan
Cuenca Farfán de los Godos89 irán dejando paso
por razones biológicas a otros apellidos ilustres
que se harán cargo de los diferentes puestos y
cargos de mando de la localidad. Será el siglo
definitivo del asentamiento de la fábrica de Santa
María de las Virtudes y de los emplazamientos
tanto franciscanos como de las hermanas
concepcionistas90.
Cabe resaltar aquí la importancia de la
figura de Juan Álvarez de Bohorques, no desde el
punto de vista militar, que la tenía, sino desde su
influencia local en varios aspectos. El capitán,
natural de Villamartín, era hermano de otro
capitán, Hernando Alvarez de Bohorques.
A nivel político, ejerce el cargo de Alcalde
Extraordinario desde 1.571 hasta 1.586,
haciendo notar su influencia sobre todo a través
de sus descendientes y de la exención de los
mismos de los padrones foreros de la villa91.
Además de su impronta política, queda
constancia a través de la documentación de los
Padres Franciscanos Terceros que fue en terrenos
de su propiedad, y en solares donde antaño había
asentado tanto él como sus descendientes su casa
donde se construyó el primer convento
franciscano de la localidad, ubicado
geográficamente en la zona de Torrevieja.
En esa zona, se construye según la
documentación a la que se puede tener acceso un
primer asentamiento conventual. La primera
noticia de ello se tiene a través del Capitulo
Provincial de Sevilla en 1.593, celebrado en la
casa conventual de los padres franciscanos de la
localidad de Osuna el día 9 de Febrero del año ya
señalado. El capítulo fue presidido por el R.P.
Fray Cristóbal de Tolosa, quien aceptó la
propuesta y llevó a cabo la discusión sobre la
misma. Otro documento, ya del siglo XVII
titulado: “Información Oficial del Convento de
N.S.P.S. Francisco de Villamartín. De las cosas
memorables y su fundación” dice lo siguiente:

87
Gómez Vidal, Juan José: Los Alvarez de Bohorques: Su presencia en el siglo XVI en Villamartín (1503-1600). Ayuntamiento de
Villamartín, 2009. Pág. 36
88
AHN (Archivo Histórico Nacional): INQUISICIÓN, 2055, Exp. I. Proceso criminal de Pedro López Rivas contra Andrés Gómez de
Vera, familiar del Tribunal de la Inquisición de Sevilla, ambos, vecinos de Villamartín (Cádiz), seguido en el citado Tribunal. Fue
condenado, entre otras penas, a un año de destierro y suspensión de familiatura, por infamia y palabras injuriosas.
89
OM CABALLEROS SANTIAGO, Exp. 2256. Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago de Juan
cuenca Farfán de los Godos y Coria, natural de Villamartín.
90
AMV Sig. 025-056. Libro de Actas Capitulares (LAC). 1608. Sesión de 13 de septiembre donde se especifica que se alquile la Dehesa de
la Mediana a fin de atender, completar y proveer de fondos la construcción del convento de monjas cuya manda testamentaria dejó Dña.
Marina de Sotomayor.
91
AMV Sig. 0194. Expediente Padrón de la Moneda Forera, 1585-1589

93
 “(...) Por tanto, y procediendo a la averiguación
de dichas cosas, digo que en quanto a la fundación del
convento en este dicho lugar tuvo su principio el año de
mil y quinientos y noventa y cuatro: lo cual consta por
la licencia que dio el concejo de este lugar con
beneplácito de su Magestad y del Señor Arzobispo de
Sevilla, como está en los libros de el Cabildo(....) ( )
“que todos dicen fue la fundacion deste Convento en
el dicho año de mil e quinientos e noventa y quatro, en
la Iglesia que fue parroquial de este lugar, título de
nra. Sra. De la Encarnación imagen muy antigua y de
mucha veneración en todo este lugar, con la cual se
quedó el Convento, porque el lugar le hizo donación de
ella ( )" 92
Habría que recordar que fue en solares de
la propiedad de Juan Álvarez de Bohorques,
donados a tal fin, en los cuales se aprovechó el
espacio circundante a la ya existente Ermita de la
Encarnación para la construcción del Convento
en 1.594:
Otro de los aspectos esenciales, a la hora de
valorar la relación inmemorial como así atestigua
el preámbulo de las Reglas Canónicas de la
Hermandad de Veracruz con el Santo Entierro de
Nuestro Señor y con Nuestra Señora de la
Soledad94, es la vinculación y relación con la
venerable orden tercera franciscana. He
considerado oportuno establecer y ubicar, tras un
estudio pormenorizado de las fuentes escritas así
como de la fábrica conventual, los
emplazamientos que la historiografía le ha venido
adjudicando. Sin intencionalidad de
controversia, no serán dos las ubicaciones
urbanísticas del espacio conventual, sino tres,
puesto que una vez analizados los datos
historiográficos y documentales podemos
evidenciar la existencia de una ubicación
temporalmente intermedia situada en el ejido
existente entre la Cruz de San Ginés y el río
Serrecín hacia el camino a Ronda95.

“(...) haber dado con estas condiciones las casas en las
que se fundo el antiguo convento, ya demolido Don
Juan Álvarez de Bohorques, caballero del hábito de
Santiago, perpetuamente como poseedor de la villa de
Villamartín (…)”93
Como en párrafos anteriores indicaba las
primeras noticias sobre la presencia seráfica,
independientemente de la oficialidad eclesial la
tenemos desde 159396, fecha en la cual ya la villa
realiza los primeros movimientos a fin de contar

92
ORTEGA, Op. Cit. 1933, Pág. 226.
93
Idem.
94
AGAS 25/05/1799 Remisión de las Reglas de Veracruz. Sección Justicia-Hermandades. Legajo 979, Expte. 15, Fols 3-39.
95
ORTEGA, Op. Cit. 1933, Pág. 233.
96
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1593: Sesión de 9 de mayo donde se solicita la presencia de una comunidad
religiosa en la villa.

94
con la presencia y la atención espiritual para la
población de una orden religiosa. El 9 de Febrero
de 1593 el capítulo provincial aceptaba dicha
petición. Es importante resaltar una
documentación de 164897 en la cual se
memorializa la fundación conventual. Aún así es
adecuado e idóneo estudiar de forma paralela
como ese testimonio documental de 1648 se
puede o no comprobar a través de la valoración
de los libros de actas capitulares del municipio así
como mediante la observación arqueológica y
urbanística. Los resultados de este planteamiento
son absolutamente diferentes.
Iniciado por tanto el trámite de solicitar y
recibir la presencia seráfica en nuestra villa por
parte del Cabildo Municipal es muy importante
destacar, a modo de información, que también
fue requerida la presencia de los dominicos98,
bien por ya estar en algún tipo de advocación
implantados en la localidad, bien ya por mera
coincidencia.
Desde 1593 en adelante vamos a comenzar
a ver todos los movimientos necesarios y hechos
que darán como fruto el asentamiento
franciscano en la localidad. Con fecha de 28 de
Abril de 159499, el cabildo municipal agiliza la
gestión para que la comunidad seráfica se asiente.
El 10 de Octubre de 1598100 se dará vía libre a
dicha fundación, frenada por las honras por el
fallecimiento del rey Felipe II a 19 de noviembre
de 1598 donde el cabildo tiene orden de preparar
las exequias.
Con fecha de 27 Julio de 1598101 Fray
Bernardino Méndez, provincial de la Orden
había indicado a los frailes que se ubicaran en la
zona menos dañada y mas acomodada de la
abandonada Ermita de la Encarnación, ubicada
en el área de Torrevieja. Es importante resaltar en
este sentido que si desde 1513 la Ermita de la
Encarnación se encontraba en una situación de
semi abandono 85 años después tanto la fábrica
de la misma como las condiciones necesarias para
su habitabilidad serían lamentables, por lo que

97
ORTEGA. Op. Cit. 1933 pág. 226
98
AMV Sig. 0025-0052 Libro de Actas Capitulares (LAC) 1594. Sesión de 18 de abril donde se contempla solicitar también a la Orden
Dominica su asentamiento como comunidad religiosa de la villa.
99
AMV Sig. 0025-0052 Libro de Actas Capitulares (LAC) 1594. Sesión de 28 de abril donde se tramita y agiliza la llegada franciscana.
100
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1598: Sesión de 10 de octubre se marca el cabildo como fecha esencial para
establecer la fundación conventual.
101
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1598: Sesión de 10 de octubre en la que queda establecida el área que ocupará
la comunidad y las obras a realizar.

95
los mismos frailes tendrán que realizar
modificaciones y reparaciones para su ubicación
desde marzo de 1599102 y así evitar la
incomodidad, la estrechez e incluso la
insalubridad del lugar. En este sentido, desearía
hacer una mención muy especial en contra de lo
que tradicionalmente se ha venido afirmado, que
no era otra cosa, que lo inhóspito del lugar por
las condiciones naturales y que facilitaba la
propagación de infecciones y enfermedades. No
sólo es inexacto sino que además esas
afirmaciones no estaban considerando el brote
epidémico que desde agosto de 1598 a finales de
1605103 sufre la villa. Por tanto, habitar el lugar
de Torrevieja o cualquier otra zona del núcleo
urbano eran tan peligroso e insalubre como
cualquier otro sitio donde se pudiera realizar el
emplazamiento conventual.
Atestigua la crónica de 1648 que parte de
la población deseaba que los monjes estuviesen
ubicado no extramuros de la villa sino que se
alojasen en la ermita o capilla que ya existía y que
se advocaba a la Veracruz. No debía tampoco ser
un recinto de notables condiciones cuando los
frailes deciden mantenerse donde les han
indicado sino que además la fábrica de la ermita
tal y como nos ha llegado a nuestros días no
comienza a construirse hasta 1604104.
El 18 de Marzo de 1607105 los frailes
menores hacen llegar al cabildo municipal la
primera de las quejas respecto del lugar de
Torrevieja. Expresan la inexistencia de
condiciones mínimas para su habitabilidad y que
tras los ciclos epidémicos y la carestía106 que vive
la villa tienen problemas salud. Partiendo de que
no pueden habitar de esa forma el recinto
solicitan la construcción de un nuevo lugar de
mayor habitabilidad y tamaño para no tener
irremisiblemente que abandonar su labor en la
villa. El cabildo municipal valoró dicha petición y
manifiestan el compromiso de dotarlos con un
lugar de mejor acomodo, que incluso albergue
dormitorios e iglesia, autorizando el
arrendamiento de la Dehesa de la Mediana para
comenzar a proveerles de fondos para dicho
hecho.
De esta forma la comunidad franciscana
llega al 17 de Abril de 1610 donde nuevamente
vuelven a manifestar al cabildo de que ya la

102
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1599: Sesión de 11 de marzo donde se indica el número de moradores en el
nuevo convento, en total 9 y la actividad de rehabilitación llevada a cabo mediante nuevas obras.
103
AMV Sig. 0025-0052 Libro de Actas Capitulares (LAC) 1598-1605: Sesiones Capitulares brotes epidémicos. Medidas.
104
AMV Sig. 0025-0052 Libro de Actas Capitulares (LAC) 1604: Permiso para la obra de la fábrica de la ermita de Veracruz.
105
AMV Sig. 0032 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1607: Sesión de 18 de marzo donde se desgranan las diferentes dificultades que la
comunidad seráfica tiene en la ubicación conventual en el sitio de Torrevieja.
106
Son innumerables las anotaciones capitulares resaltando la enorme carestía alimentaria y de salud de la población, su descenso y su alto
índice de mortalidad.

96
Ermita de la Encarnación es prácticamente
inhabitable. Los frailes apuntan a varias
ubicaciones, hecho que abre un debate interno
en el cabildo. El 27 de Junio de 1610 el Padre
Fray Pedro de Lara, Guardián del Colegio de
San Buenaventura de Sevilla participa en el
cabildo como enviado especial del Padre Fray
Francisco de Venegas, Provincial de la Orden
de San Francisco en la provincia de Andalucía
expresando que habiéndose valorado y
consultado con el Padre Provincial la situación
de los frailes de Villamartín se ha tenido como
prioridad el no abandonar la casa hasta este
tiempo para no dejar desamparada a la
población pero que ya la situación es
insostenible107.
Ante este hecho, y a petición y propuesta
de Juan Álvarez de Bohorques, el cabildo de la
villa ofrece a la comunidad tres ubicaciones:
una, situada a la salida de la villa, en el Camino
hasta Ronda, en un ejido situado entre la Cruz
de San Ginés y el Río Serrecín (finalmente será
la elegida), otra la situada en unos solares no
ocupados en la calle Mesones y una tercera
situada en otro espacio que existen en el área
conocida como “la fuentezuela”. En este
contexto tenemos que advertir, como así se
atestigua en el mismo cabildo que la Parroquia se
opone totalmente al traslado y ubicación de los
frailes hecho que no facilita las cosas. No
obstante, ante las opciones planteadas el Padre
Provincial opta por la opción de la calle Mesones
(área de la actual calle los Hierros) pero
finalmente el acuerdo se cierra con la insistencia
de Juan Álvarez de Bohorques en que sea en el
ejido existente en el Camino de Ronda. A
cambio de ello, el Ayuntamiento o Cabildo
abogaría por la comunidad y se constituye como
patrono de la misma108.
De esta forma, y hasta Octubre de 1620
donde el Cabildo aborda el asunto de alquilar la
Dehesa de la Mediana109 para proveer de fondos
a la Comunidad y por tanto puedan sufragar la
obra del nuevo convento encontraremos
donaciones particulares muy importantes para tal
fin.
La Parroquia manifiesta constantemente su
oposición, tanto para la ubicación en esta área
como para un traslado a la ya construida ermita
de la Veracruz. No obstante, el 14 de Junio de
1620 Fray Rodrigo, Padre Guardián del
Convento, suplica al clero parroquial su ayuda y

107
AMV Sig. 0032 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1610, meses de abril a junio: En distintas sesiones en este paréntesis cronológico los
problemas espaciales y de salubridad hacen que aumente la presión de la comunidad franciscana al cabildo de la villa.
108
AMV Sig. 0033 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1610: Sesión de 27 de junio donde se debaten las ubicaciones y la decisión final
adoptada para la mejora de las condiciones de vida de la comunidad seráfica.
109
Parte de las tierras repartidas a los vecinos desde 1503 que en muchas ocasiones el cabildo usa para atender necesidades urgentes.

97
apoyo, hecho que se da, y de forma conjunta
solicitan al Provisor Hispalense permiso y licencia
para que la casa y convento situado en la
Encarnación se pueda mudar de lugar sin
perjuicio para los derechos del clero
parroquial110.
El día de Reyes de 1625 se realiza la nueva
ubicación conventual que será en el espacio
elegido anteriormente conocido como el ejido
situado entre la Cruz de San Ginés existente en el
Camino a Ronda y el río Serrecín, en un lugar
denominado “Prado de los Caballeros”. Para tal
fin, la comisión nombrada al efecto por el
Cabildo se situó a la salida de la calle de la
Concepción frente al propio Camino de Ronda y
de ahí midieron 17 sogas111 de 5 brazos112 cada
una. En esa ubicación se realizó la señal con
piedras del lugar donde estaría la futura puerta
conventual, situándose la Iglesia de la misma 12
sogas113 en dirección al río Serrecín. Entre el 21
de Enero de 1625 y el 5 de Febrero del mismo
año114 se reciben los correspondientes permisos
parroquiales, tomándose posesión del lugar el 7
de Febrero de 1625 y autorizándolo el Cabildo
municipal el día 9 de Febrero:
“E vista por este cabildo la dha petición, dijeron que
atento a que les consta que la casa convento que
tienen dichos frailes de San Francisco es muy enferma y
esta en parte desacomodada por cuya causa los
religiosos se han querido ir de esta villa y mudarlo a
otro lugar lo cual es muy gran daño y perjuicio para la
villa por lo mucho que importa que en esta villa este el
dho convento de San Francisco e porque el sitio que
piden y toman no es de mucha consideración (...)”115
Desde este instante, con fecha de Febrero
de 1625 hasta el 4 de Noviembre de 1690, la
orden franciscana estará situada en esta segunda
ubicación urbana116, realizando su misión y
aportando la asistencia que le requería su
vocación y la propia villa.
En este periodo temporal, tanto el
afianzamiento de la orden, como el devenir de la
Hermandad de la Veracruz, Santo Entierro de
Nuestro Señor y Nuestra Señora de la Soledad se

110
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1620: Sesión de 14 de junio donde la comunidad seráfica logra un principio
de apoyo parroquial y a la vez se manifiesta un suplicatorio a la Real Chancillería de Granada para que atiendan la posibilidad de traslado
también del convento de las Monjas.
111
PASTOR, L.: Unidades de medida. Madrid. 2012. Soga o cuerda: 6,896 m., braza: 1.672 m.
112
Ídem.
113
Ídem.
114
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1625: Sesiones Capitulares diversas desde enero a febrero.
115
AMV Sig. 0025-0052 Libro de Actas Capitulares (LAC) 1625: Sesión de 9 de febrero donde se autoriza el cambio de ubicación y por
tanto el traslado de lugar del convento. Será su segunda ubicación histórica dentro de la villa de la comunidad franciscana.
116
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1625-1690: Sesiones Capitulares referidas a traslado y obras conventuales
franciscanas.

98
unen. Este hecho en sí es trascendental porque a
partir de este momento no sólo la comunidad
sino también la cofradía irán inexorablemente de
la mano, comenzando esta última a recaudar
censos y tributos117 que poco a poco la harán
mantenerse y manteniendo de forma pública su
devoción los Jueves y Viernes Santo de cada
semana santa desde 1639118.
Un acontecimiento digno de mención es el
que vincula a la Hermandad y la Comunidad,
junto al Cabildo el 9 de Abril de 1630 cuando
conjuntamente celebran la “fiesta de la invención
de la Cruz”, que previamente venían celebrándose
en las ciudades de Granada y Córdoba desde
1625. De origen mozárabe se venía a celebrar el
hallazgo por parte de Santa Elena de la Cruz
Original de Jesucristo, y pese a que estos
regocijos son más conocidos en el siglo XVIII y
en adelante, es un hecho muy llamativo que el
cabildo decretara que el 3 de Mayo de 1630 se
hicieran corralas para toros y que el día anterior,
el 2 de Mayo se hiciera fiesta de Toros sueltos119.
Un hecho destacable en este sentido son las
mandas testamentarias reflejadas en el testamento
de Eufemia Marmolejo, esposa de Andrés Gómez
de Vera, donde advertimos la importante
presencia de la orden, así como también los
recursos de los que va disponiendo120. Cabe
destacar, que tanto Eufemia Marmolejo en su
testamento como su hermana Juana fueron dos
importantes figuras del mecenazgo del convento
de frailes mientras tuvo su ubicación en el área de
Torrevieja. En el mismo sentido, y desde 1665
las mandas censales son constantes, siendo la
primera de gran relevancia fechada en 20 de
Febrero de 1665121. De ahí en adelante la
Comunidad y la Hermandad se beneficiaran de
estos ingresos de forma constante, manteniéndose
los mismos mínimamente hasta 1750.
Llegados a 1690122, concretamente al 4 de
Noviembre, la situación de la comunidad no

117
AHN (Archivo Histórico Nacional). CLERO-SECULAR REGULAR, 1762. (AÑOS: S. XVII-XIX). Clero-secular regular, L.
2130/2132 (años: 1674-1835). Documentación convento de la Santa Cruz de Villamartín (Cádiz). Leg. Censos, Tributos,
Testamentos (Clero Regular-Secular, 1762).
118
AIPV (Archivo Iglesia Parroquial de Villamartín). Libros Sacramentales de Defunciones. Notal al final de los mismos sobre gastos y
cuentas desde 1639 en adelante.
119
AMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1630: Sesión Capitular de 9 de abril donde se recogen las condiciones en
las que se ha de celebrar la fiesta.
120
AHN (Archivo Histórico Nacional). CLERO-SECULAR REGULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX) CLERO-SECULAR REGULAR,
l.2130/2132 (años: 1674-1835). Documentación Convento de la Santa Cruz de Villamartín (Cádiz). Leg. Censos, Tributos,
Testamentos (Clero Regular-Secular, 1762). Testamento de Dña. Eufemia Marmolejo.
121
AHN (Archivo Histórico Nacional). CLERO-REGULAR SECULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX). CLERO-SECULAR REGULAR,
L. 2130/2132 (años: 1674-1835). Documentación Convento de la Santa Cruz de Villamartín (Cádiz). Leg. Censos, Tributos,
Testamentos (Clero Regular-Secular, 1762). Censos a favor del Convento y Hermandad de Veracruz y Santo Entierro.
122
ORTEGA, Ángel: Convento de San Francisco de Villamartín. Provincia de Andalucía. Revista Archivo Iberoamericano. Año XX,
T.36, Madrid 1933. Pág. 239-240.

99
había mejorado puesto que las incomodidades y
la constante falta de higiene y salubridad
nuevamente, llevaban a la comunidad de una a
otra situación de enfermedades (recordemos que
el último brote de peste se dará entre 1676 y
1680)123 amén de la situación de calamidad y
catástrofe que se vive en la villa según las actas de
cabildo124. De esta forma, y tras varias
advertencias de los Padres Guardianes al Cabildo
de la villa se decreta por parte del Capítulo
Provincial de Sevilla la extinción del Convento y
la marcha de los frailes, causando esto una gran
desestabilización y asombro entre la propia
población y regidores que consideraban a la
comunidad una herramienta imprescindible en la
configuración de la villa. Ante tal situación, y a
petición del Cabildo, en su recordatorio de
patrono y ofrecimiento a paliar la situación se
aboga por ofrecer a la comunidad su traslado al
área contigua a la ermita de Veracruz (actual calle
San Francisco) otorgándole el cabildo su apoyo
económico y protegiendo a la comunidad con la
exclusión de la Parroquia como parte de este
asunto.
El 17 de Noviembre de 1690125 el Cabildo
ofrece al Definitorio Provincial que además de
que permanezcan los frailes en la localidad, éstos
pueden trasladarse a otra ubicación, que deseada
desde 1620 es Veracruz, aprovechando la fábrica
existente y la manda testamentaria dejada por la
familia Álvarez de Bohorques para tal fin. Ante la
premura, ya el 7 de Noviembre de 1690 se había
solicitado al Arzobispado hispalense el permiso
por parte de la villa, siendo éste concedido por el
Arzobispo Juan de Palafox y Cardona el 15 de
Diciembre de 1692126.
Podríamos valorar la duración de la obra,
adaptación y traslado, y sin temor a errar situarla
en 1724, ya en el primer cuarto del siglo XVIII.
No obstante, el 26 de Abril de 1692 el Convento
de la Santa Cruz de Villamartín, ya tiene Padre
Guardián: Padre Fray Basilio Lezcano. Es su
tercera y última ubicación hasta el periodo del
Trienio Liberal (1820-1823)127 del siglo XIX y el
posterior proceso desamortizador que dará como
resultado su exclaustración definitiva en 1835.

123
AHMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1676-1680. Sesiones referentes al brote epidémico de peste.
124
AHMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC). 1679. Sesión Capitular de 26 de enero donde se expresa exhaustivamente el
deterioro, la necesidad y la carestía vital que sufre la población.
125
AHMV Sig. 0025-0052 Libros de Actas Capitulares (LAC) 1690: Sesión capitular de 17 de noviembre.
126
ORTEGA, Op. Cit. 1933 Pág. 241-242.
127
AHN (Archivo Histórico Nacional). CLERO-SECULAR REGULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX). CLERO-SECULAR REGULAR, L.
2130/2132 (años: 1674-1835). Documentación Convento de la Santa Cruz de Villamartín (Cádiz). Libro de Inventario, 1804. Reparto de
bienes entre los vecinos tras la exclaustración del Trienio Liberal.

100
 Cabría resaltar, antes de dar por concluido
el siglo XVII, que el camino hacia lo barroco,
hacia lo nuevo, permite la existencia y
pertenencia en las hermandades de otras capas de
la sociedad que anteriormente están alejadas,
pasando de tener hermanos hijosdalgo en
muchas de ellas a que el pueblo llano pasase a
engrosar parte de su nómina. Incluso, y de forma
muy particular, tenemos la aparición o fundación
de hermandades por parte de otros grupos
étnicos, nacionales o regionales. Es el caso para
nuestra localidad de la fundación en 1629128 de
la Cofradía de San Antonio de Padua, con origen
portugués y que tendrá su residencia canónica en
el convento de san francisco ubicado en la zona
del ejido de la Cruz de San Ginés129.
De esta fundación nos ha llegado quizás
uno de los textos más importantes a nivel
jurídico ya que en el mismo podemos advertir las
distintas normas y reglas que se dieron para su
gobierno.
De esta forma, constatamos una presencia
fija y constante de portugueses en nuestra
localidad que en 1675 lega a la cifra de 54
ocupando el espacio urbano distribuidos en las
calles Pedro Álvarez, Los Reyes, San Sebastián,
Veracruz, Plaza del Barrio Alto y la
Concepción130.
En ese proceso de barroquización que
experimentan las cofradías del siglo XVII,
independientemente de su extracción social o
clases, el origen étnico de sus hermanos
observaremos también una leve incorporación de
la figura de la mujer , que aunque tiempo antes
no han pertenecido a la nómina de las
hermandades si aparecerán ya como devotas. No
será el caso particular de Villamartín, que a partir
de 1692131, en las reglas de la Hermandad de
Ánimas permitían que una hermana asumiera la
secretaria, segundo cargo en orden e importancia
en la cofradía132.

128
ORTEGA, Op. Cit. 1933 Pág. 249-250.
129
Posteriormente trataremos las tres ubicaciones que los menores franciscanos tuvieron dentro del núcleo urbano de la villa entre 1594 y
1836.
130
AHMV Sig. 0025-0052 Libro de Actas Capitulares (LAC) 1675. Expte. Providencia para el censo de portugueses de la localidad.
131
AGAS Justicia, Hermandades y Cofradías, leg. 979, exp. 15, fs. 3-39
132
Carbajal López, D.: Mujeres y reforma de cofradías en Nueva España y Sevilla, 1750-1830.
www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/novohispana/novohispana.html. Agosto 2016.

101
 SIGLO XVIII

LA CRISIS DEL BARROQUISMO

EN LAS COFRADÍAS

103
No comienza el siglo XVIII con un futuro
halagüeño para las hermandades, pues
fundamentalmente, el barroquismo que había
caracterizado a las existentes en la villa, ese
concepto y ese fenómeno entrará en crisis,
debido fundamentalmente a dos razones. La
primera la propia situación interna de muchas de
ellas, la segunda, las reformas introducidas por la
monarquía de Carlos III a partir de 1759.
En primer lugar, la situación interna de
estas hermandades venía tendiendo al exorno
exterior, la ausencia de severidad y una total
inexistencia de disciplina, lo que las comenzaron
a convertir en fenómenos más cercanos al
bullicio y lo profano que realmente su verdadero
cometido. Por otro lado, e independientemente
de las ideas religiosas que albergara Carlos III y su
corte, su religiosidad o su catolicismo, tenemos
que partir inexorablemente de una actuación
cercana a lo pío, pero sin mermar en su idea de
despotismo ilustrado que aplicado a la Iglesia y
en particular a las hermandades trajo consigo su
control, sobre todo bajo la óptica del
cumplimiento del Concordato con la Santa Sede
de 1753133.
133
Sánchez Herrero, José: Las Cofradías de Semana Santa durante la Modernidad. Siglos XV a XVIII. Actas I Congreso Nacional de
Cofradías de Semana Santa. Zamora, 1988. Pág. 62
134
Id.
135
AMV (Archivo Municipal de Villamartín). Sección Exptes. Expte. Reforma Carlos III. 1768-1802.
104
El proceso de reforma de éstas que se
acomete en el siglo XVIII, de su arreglo, e incluso
en algunos casos de su propia extinción vino de
la mano de una propuesta del Obispo de Ciudad
Rodrigo, Cayetano Cuadrillero que a partir del 8
de Junio de 1768 interpreta que la causa de la
miseria y carestía del país proviene
fundamentalmente del gasto excesivo que
realizaban las cofradías.
A partir de ese instante, el Conde de
Aranda134 ordena conocer las Hermandades y
Cofradías, Congregaciones o Gremios u Obras
Pías para tener conocimiento de sus gastos. La
orden no caló en el mundo cofrade, que al desear
resarcirse de ese control provocó que dicha orden
de 28 de Septiembre de 1770 tuviese que ser
reiterada el 30 de Abril y el 13 de Septiembre de
1771135.
Hubo de todo, puesto que se dio obispados
que a favor de ese control remitieron informes
negativos y para la extinción de muchas
provocando la respuesta de muchas hermandades
y cofradías que contradijeron lo expuesto por los
distintos obispos.
 Esta situación derivo en unas fechas, el 20
de Febrero de 1777 Carlos III prohibió
determinadas formas de expresar la devoción en
las calles y finalmente el 25 de Junio de 1783
promulgo el decreto de extinción de las cofradías,
por lo cual, las gremiales y las carentes de
aprobación eclesiástica quedaban anuladas. Sólo
quedaba una vía: para poder subsistir las
hermandades y cofradías de la villa habían de
someterse ya no sólo al control y jurisdicción
eclesial sino también al mismo hecho en el
campo de lo real.
Pero, en realidad, ¿Cómo se aplicó esta
normativa y se llevo a cabo en nuestra localidad?
Es muy importante destacar que aplicar estas
medidas en el Arzobispado hispalense será una
ardua tarea. Dicha tarea fue llevada a cabo por el
asistente Pablo de Olavide, que prohibía poco
antes de la semana santa de 1768 que las
cofradías regresaran de noche. En su informe al
Conde de Aranda, Olavide expone la existencia
de 426 hermandades, 374 cofradías, 50
congregaciones y 21 órdenes terceras, lo que
provoco un aumento de sus propias estimaciones
y conllevo la aplicación de medidas mucho más
directas y severas proponiendo Olavide revertir
sus bienes, sobre todo de las extinguidas.
La Real Orden, tiene fecha de entrada en el
cabildo municipal a 22 de Septiembre de 1798136,
es decir 16 años después de su promulgación, por
lo que en principio resulta, cuanto menos,
inusitado pensar que no ha existido tiempo para
la reorganización, la ocultación o el desvió de la
atención de las autoridades respecto de las
hermandades. El 9 de junio de 1800 se pone en
funcionamiento la inspección y se acomete el
expediente testimonio para que se informe a la
autoridad real de lo existente en Villamartín,
hecho que nos da a conocer cómo son, que
entidad jurídica tienen, como son los recursos y
bienes de las distintas hermandades y cofradías
de la localidad137.
Con fecha de 29 de Noviembre de 1798, se
aplican las diferentes ordenes a la villa por parte
de Sevilla, siendo Manuel Cándido Moreno el
encargado de solicitarlo, haciendo especial
mención en que se detalle con exacto peritaje
todos los bienes raíces de las hermandades y
cofradías entre otras entidades138.
A 15 de Febrero de 1799, José Topete y
Jiménez, hermano mayor de la de la Santa
Veracruz, Santo Entierro y Soledad de esta villa
sita en convento de San Francisco indica los

136
AMV Sección Exptes. Expte. Reforma Carlos III, Real Orden, Folio 8. 22 de septiembre de 1798.
137
AMV Sección Exptes. Expte. Reforma Carlos III. Expediente Testimonio formado a las Hermandades y cofradías de esta Villa por la
Orden recibida de la Real Audiencia de Sevilla. 9 de junio de 1.800
138
AMV Sección Exptes. Expte. Reforma Carlos III. Expediente Testimonio formado a las Hermandades y cofradías de esta Villa por la
Orden recibida de la Real Audiencia de Sevilla. 29 de Noviembre de 1.798. Folio 5 y 5 vto.

105
bienes raíces que ésta posee: un censo sobre
media vivienda en la calle San Sebastián que está
libre de tributos que por una tarde linda con otra
de los herederos de Francisco González que dejo
a la cofradía Sebastiana Gregoria Zurita en
manda testamentaria al escribano Pedro Basquez
realizado el 27 de Agosto de 1759, para que las
rentas que diesen se destinasen exclusivamente al
adorno y culto de las imágenes de la hermandad.
Por otro lado un cortinal de fanega y media
de tierras en el área de los ruedos de la villa que
lindan con las tierras de Francisco Maside y con
las tierras de propios de la villa, que no reportan
beneficio a la hermandad ya que no se tiene
título de propiedad de las mismas y solo consta
así en los libros de única contribución. Y
finalmente, cincuenta fanegas de tierra de labor
montuosa en el sitio de Balbaina que linda con
las propiedades del Vicario de la villa Juan Dávila
y el arroyo que lleva el mismo nombre que el
sitio, que fue dejado a la cofradía por Dña.
Beatriz de Soria viuda de José de Reyna en
manda testamentaria en la villa de Paradas el 8 de
Marzo de 1744 ante el escribano Hipólito José de
Vega.
139
AMV Sección Exptes. Expte. Reforma Carlos III. Expediente Hermandad de Veracruz, Santo Entierro de Nuestro Señor y Soledad de
María. Declaración de bienes raíces y valoración por los peritos.
140
AMV Sección Exptes. Expte. Reforma Carlos III. Expediente Hermandad de Veracruz, Santo Entierro de Nuestro Señor y Soledad de
María. Folio 55.
141
AMV
106
Todo ello una vez valorado y enjuiciado
por los intendentes encargados al efecto ascendió
en su valoración a una cantidad de 21.918
reales139. Toda esta valoración es remitida por
Alejo José de las Cuevas, Alcalde ordinario el 28
de Febrero de 1798 al consejo real para su justa
valoración140. El día 3 de Junio de 1800 es
requerido el hermano mayor Bernardo del Rio
para ser interrogado junto al resto de miembros
de la junta de gobierno de la hermandad en
relación a las instrucciones recibidas por la
intendencia. El teniente corregidor de la villa,
Alejandro José de las Cuevas procedió al
interrogatorio en referencia a los bienes
materiales, independientemente de los raíces que
la Hermandad poseía, extrayéndose del mismo
los siguientes bienes:
“6 varas de plata, un rosario de plata, el vestido de
gala para nuestra señora de la soledad, tres clavos de
plata para el señor de la Veracruz, un sepulcro de
madera estofado con perfiles dorados y el adorno de la
cama del señor, un guión y dos banderas de tafetán,
todo ello de muy corto valor”141
 Tras todas estas indagaciones y a fin de
quedar bajo el control y tutela no sólo eclesial
sino también civil, Bernardo del Rio, hermano
mayor, Tomas del Río, Pedro Tomás Barea y
Andrés de Zúñiga respectivamente deciden la
remisión del texto de nuevas reglas que quedarán
aprobadas y formalizadas y por tanto permitirán
entrar a la cofradía en pleno siglo XIX
resueltamente libre de sospechas o de cualquier
otro tipo de incidencia que no le permitiese
ejercer su actividad. Desde estas reglas a las
107
emanadas durante la década de los años 70 del
siglo XX y las que posteriormente se han ido
redactando y aprobando en la década de los 90
del mismo siglo y lo que transcurre del siglo XXI,
la Hermandad ha ido variando su conformación,
no sólo en lo que respecta a su título nominativo
sino también a su composición social, pública e
iconográfica, compartiendo desde 1835 su sede
canónica por el proceso desamortizador con la
Parroquia de Santa María de las Virtudes.
 SIGLO XIX

LA CONFIGURACIÓN DE LA HERMANDAD
1840-1899

109
En la búsqueda de los orígenes de esta
hermandad nos hemos ido deteniendo en todos
aquellos datos esenciales que nos pudieran
aportar una valoración y una visión esencial e
histórica sobre la misma. No obstante, y pese a la
presión que supusieron las reformas carolinas la
hermandad consiguió pasar el corte y de esta
forma incorporarse al nuevo siglo junto a la de
Jesús Nazareno, Ánimas y Santísimo Sacramento
con total garantía. De todas ellas, destacó por
encima de todas la Hermandad de Ánimas. Sin
duda, esta hermandad es merecedora en un
futuro de un estudio pormenorizado que saque a
la luz sus aspectos fundacionales, su actividad y
sus propiedades puesto que junto a las anteriores
vertebró hasta finales del siglo XIX y principios
del siglo XX la vida cofrade de la localidad.
Pese a que las reformas carolinas no
supusieron en ningún caso la desaparición de la
actividad pública de la Hermandad, poco tiempo
iba a transcurrir para que las estaciones de
penitencia y su actividad caritativa o asistencial
en unión con los frailes terceros se viese
mermada, puesto que la invasión napoleónica de
la península a partir de 1810 sobre todo será un
importante azote no sólo para una hermandad
local, sino también para la vida política y eclesial
142
AMV Libros de Actas Capitulares (LAC). 1812. Capitulares de 5 y 6 de septiembre donde se especifica lo ocurrido tras la marcha de las
tropas imperiales.
143
AHN CLERO-SECULAR_REGULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX). CLERO-SECULAR REGULAR, L. 2130/2132 (años: 1674-1835).
Documentación relativa al gasto de cocina y obra del convento franciscano y la hermandad entre 1814 y 1820.
110
en general de la nación.
El 5 de Septiembre de 1812 y tras casi tres
años de inactividad no sólo por parte de la
hermandad, la comunidad y la propia población
en sí, el cabildo municipal acuerda, en un
verdadero estallido de júbilo jurar adhesión y
lealtad al Rey Fernando VII y a la Constitución
del 19 de Marzo de 1812 al día siguiente,
haciéndolo de forma especial por radicar la
parroquia en el convento franciscano con una
misa solemne, sermón y manifestación del
santísimo, para finalizar el acto con la lectura
constitucional y el Te Deum en acción de gracias.
El 6 de Septiembre, y tal y como se recoge en el
acta capitular anterior se procede al acto142.
Desde esta fecha, y hasta 1820 la
hermandad acomete lentamente su tarea
primordial junto a los franciscanos terceros. La
labor de reorganización y de restauración, no sólo
material sino humana es importante debido al
estado de penuria y carestía en el que está sumida
la población, hecho que se ve perfectamente
reflejado en el gasto general que realiza tanto la
hermandad como la orden en cuanto a la
dotación para la obra y alimentación del
convento143.
 Corta fue la trayectoria de la
reconstrucción, ya que de nuevo en 1820 el
contexto político variará nuevamente para afectar
profundamente no sólo a la vida general de la
villa sino concretamente a la actividad de las
diferentes hermandades y espacios conventuales.
El 1 de enero de 1820 el coronel Rafael de
Riego encabezó un pronunciamiento militar en
Las Cabezas de San Juan (Sevilla) y proclamó la
Constitución de 1812 de manera accidentada,
iniciando una curiosa singladura por Andalucía.
Ante el cariz de los acontecimientos, el 18 de
marzo Fernando VII se vio obligado a jurar el
texto constitucional. España se erigió en el gran
foco revolucionario de la Europa de la
Restauración, notándose su impacto desde
Portugal a Rusia, sin olvidar su repercusión en el
mundo iberoamericano. Así dio comienzo el
Trienio Liberal, la segunda experiencia
constitucional española, que contempló el deseo
de cambiar nuestro país, la perfidia del rey felón,
la división de la familia liberal entre moderados y
radicales, la aparición de partidas realistas por la
Piel de Toro y la invasión de los Cien Mil Hijos
de San Luis, la fuerza de invasión de la Europa
144
AHN (Archivo Histórico Nacional). CLERO-SECULAR_REGULAR, 1762 (años: s. XVII-XIX). CLERO-SECULAR_REGULAR, L.
2130/2132 (años: 1674-1835). Libros de Protocolos. 1820. Reparto de bienes entre vecinos.
145
ORTEGA, Op. Cit., 1933. Pág. 253-254.
111
absolutista que en 1823 dio al traste con la
misma.
Las ideas liberales, latentes en el sentir de
parte de la sociedad española desde la época de
las Cortes de Cádiz, se habían difundido y el
anticlericalismo estaba muy presente. En ese
ambiente, las nuevas Cortes aprobaron el 1 de
octubre 1820 el decreto de disolución y reforma
de las órdenes religiosas, que afectó a tales de
diversa manera, concretamente a la franciscana
de nuestra villa teniendo que exclaustrarse,
aunque sin marcharse de la localidad y
realizando el reparto de bienes materiales entre
diferentes vecinos a fin de que no fuesen
expropiados. Igual suerte corrió la hermandad,
que viendo el proceder comunitario actuó de la
misma manera144.
Incluso obviando la exclaustración y
marcha de los frailes el 24 de Agosto de 1835
con el Padre Guardia Fray Ildefonso Reina145, la
actividad esencial y asistencial que la Hermandad
venía realizando prácticamente desde su etapa
fundacional pasa a un segundo e insignificante
plano, circunscribiéndose esencialmente en lo
eclesial a la autoridad parroquial
y siendo únicamente un
instrumento de catequesis
pública y evangelización a partir
de la segunda mitad del siglo
XIX, etapa en la que se concreta
el fenómeno y ascenso social de
determinada burguesía comercial
en la localidad que unida a la
propietaria de tierras acaparará
los cargos de dirección de las
hermandades en general.

De aquella inmemorial
cofradía de 1552 que en su
preámbulo de reglas remitidas
al c on s e j o de C as til la
enumeraba uno a uno sus fines
apenas queda el recuerdo y la
iconografía, salvadas
milagrosamente tras tantos
avatares consecutivos. Desde
ahora y hasta la actualidad,
nunca más, aquella barroca
hermandad del Santo Entierro
de Nuestro Señor Jesucristo,
Santísimo Cristo de Veracruz y
Soledad volverá a titularse igual,
pasando tanto en lo oficial
como en lo oficioso a conocerse
como la Hermandad del Santo
Entierro.

112
 SIGLO XX

LA ADAPTACIÓN A LOS NUEVOS TIEMPOS.

LOS AÑOS CONVULSOS.

113
La particular historia de España durante el
pasado siglo XX debería ubicarse en cuanto a sus
orígenes y comienzos en acontecimientos tan
importantes como el “Desastre del 98” y por
consiguiente la pérdida de las últimas posesiones
de ultramar. No obstante, a día de hoy
podríamos determinar que esa conclusión estaría
desfasada, puesto que considerar que 1.898
supuso una fecha de ruptura sería arriesgarnos
dentro de la historiografía. Son hechos
plenamente probados que si bien la 1ª República
y la consiguiente Revolución de 1.868 fueron
unos elementos que marcaron sin duda a sus
coetáneos, la pérdida de las posesiones no supuso
una catástrofe de ruptura de la continuidad
histórica de España146.
Si descendemos a nivel local, Villamartín a
principios del siglo XX contaba con la presencia
de un millar de hombres dedicados a las tareas
agrícolas. De ellos, aproximadamente el 50%
podía garantizar para su subsistencia una serie de
ingresos más o menos regulares mientras la otra
proporción estaba caracterizada por la ausencia
de continuidad laboral. La propia configuración
del área rural y por tanto laboral de esta localidad
emanaba en sí una importante actividad rural, lo
cual no se traducía en que la actividad fuese
constante a nivel temporal.
146
TUSSELL, J. (1976): Oligarquía y caciquismo en Andalucía. Barcelona.
114
Las reivindicaciones laborales a principios
de siglo incluso recogen reivindicaciones
referentes a la necesidad de que se aportase mano
de obra foránea para la realización de tareas a
modo temporal y en determinados momentos,
pero la realidad es que si a la temporalidad de la
actividad rural se le añade la falta de reformas e
incentivos para acrecentarla se observa el
importante espectro reivindicativo que
caracterizó a Villamartín entre 1.900 y 1.914.
Sobre este hecho es importante reseñar la
presencia de toda esa conflictividad a través de las
fuentes de información.
El alto grado de reivindicaciones es
patente, no sólo a través de la documentación
oficial, sino también observamos que entre 1.901
y 1.914 la presencia de Villamartín en los medios
de información es constante.
El 7 de Octubre de 1.901, en el diario
informativo “El imparcial”, observamos un
artículo titulado “El trabajo en el campo”. En él
se recoge la celebración de un congreso obrero en
Villamartín con las correspondientes
delegaciones asistentes que recogen las
reivindicaciones laborales de más de 20.000
afiliados en ese momento a través de localidades
tales como Bornos, Arcos de la Frontera, Puerto
Serrano, Algar, Grazalema, Ubrique, etc. Las
épocas no laborales acrecentaban las
proporciones de desempleo en la zona, y este
congreso obrero era la plasmación de una fuerte
presión reivindicativa a nivel social y laboral. A
esta situación hay que añadir sin duda la
existencia de un sector patronal y propietario
cerrado a cualquier intento de modificación
tanto de su estatus social como político y
económico a la negativa por parte de este de
valorar de alguna forma las reivindicaciones de
los jornaleros. Es más, ya que frente a la
solicitudes, la posición de este grupo fue siempre
combativa y en su defecto contraria a cualquier
concesión. A este respecto, el 28 de Junio de
1.901 se anuncia a través del diario “El
imparcial” la rotura de cualquier negociación
entre los jornaleros y los patronos a consecuencia
de la admisión por parte de éstos de personal
foráneo para el desempeño de las actividades
agrarias, siendo patente la confrontación a través
de medidas tales como las llevadas a cabo a través
de la patronal el 20 de Mayo de 1.901 donde
acordó en la localidad de Bornos el no conceder
ninguna reivindicación bajo multa a todos los
integrantes patronales de 1.000 pesetas de la
época.
147
El Imparcial, Diario: Edición del 11 de febrero de 1906
148
El Imparcial, Diario: Edición del 18 de febrero de 1906
115
Toda esta situación desemboca en una
fuerte conflictividad. No hay mejora sino que se
recrudece y desde 1.902 hasta 1.906 la situación
de controversia es importante, comenzando 1.906
con importantes reivindicaciones de tipo ya no
laboral sino de carestía humana. El 2 de Febrero
de 1.906, la situación es insostenible para la clase
trabajadora, el recrudecimiento del conflicto es
tal que la población rural y el municipio ya no
cuentan con los recursos necesarios para su
atención primaria correspondiente.147 Los datos
son escalofriantes, dándose la situación más
desgarradora el día 18 de febrero de 1.906
cuando se procede a la detención de 40
jornaleros que han apedreado a una importante
cantidad de ganado porcino para posteriormente
“tirarse al suelo y comer las bellotas”148.
Este es el contexto social y humano en el
que se ha de desenvolver la Hermandad del Santo
Entierro, sin el respaldo de los frailes ya desde
hace más de 75 años y con una estructura de
gobierno lejos de ser de la relevancia e
importancia social de antaño. En ese panorama y
hasta los años convulsos de 1931-1939 la
Hermandad camina únicamente en pos de forma
anual de realizar la estación de penitencia,
caracterizándose por la aportación dineraria de
familias pudientes que con su mecenazgo
costeaban los gastos de flores, música,
ornamentación y costaleros o cargadores, no
dándose en ningún caso los más mínimos
reflejos de una organización cofrade estable sino
todo lo contrario, sometida a los vaivenes sociales
y caprichosos de sus responsables. Desde ahora
todo ese control civil se mantendrá hasta bien
entrado el último tercio del siglo XX, sobre todo,
si valoramos el ataque social, que no patrimonial
sufre la hermandad en el periodo comprendido
entre 1931 y 1935, que se acrecentaron con
problemas vitales y de carestía existentes en el
general del país, pero que en pequeñas zonas
rurales como la que abordamos eran muy
palpables y evidentes.
Desconocemos, dada la ausencia de fuentes
si se dio una conflictividad social importante no
solo entre la cofradía y el entorno político
exterior. De lo poco que a nivel visual o
patrimonial hemos podido conocer, la
hermandad no sufrió agravio ni atentados contra
su patrimonio, lo que sin duda es un alivio
evidente para su nómina de hermanos y devotos.
De esta forma, y en el periodo
comprendido entre 1936 y 1967 la Hermandad
se circunscribirá a todo lo dictaminado desde la
Jerarquía Eclesial, bien mediante las diferentes
visitas arzobispales, bien con el control
116
parroquial, bien con el control de las diferentes
autoridades militares o civiles en su defecto.
Hasta 1968 no se retomará un proceso
reformador dentro de la misma, que encabezado
por el presbítero José Manuel Álvarez Benítez,
suplirá la falta de organización jurídica de la
misma, procediéndose a la regularización jurídica
estatutaria (1978) y a la correspondiente
adaptación a las normas y formas emanadas del
arzobispado hispalense hasta la década de los 80 y
posteriormente al de Asidonia Jerez de manos del
obispo Rafael Bellido Caro.
Esta hermandad, junto a las ya existentes
en la localidad, fundamentalmente aquejadas de
los mismos males: falta de compromiso de la
nómina de hermanos, ausencia de puesta en
práctica de los fines estatutarios de la misma y
carencia de infraestructura material y económica
para su subsistencia se une a la idea común con
el resto de hermandades de la localidad de
disolverse como tal en 1985, finalizando así con
433 años de ininterrumpida presencia en la vida
cristiana y cofrade de la localidad.
Detalle de ilustración en el programa de
mano oficial de la Semana Santa de
Villamartín del año1984.
117
 Documentos históricos. Siglos XVI-XX.
Carlos Gómez López
En los últimos tiempos han proliferado los
estudios sobre la antigüedad de las hermandades
y cofradías andaluzas, ya que poder establecer
una fecha concreta de existencia de las mismas,
refiriéndonos a aquellas que se presuponen de
finales de la Edad Media o de inicios de la Edad
Moderna, hace que en el mundo cofrade sean
estos datos una pieza fundamental para las
celebraciones conmemorativas hermanamientos,
afiliaciones que incrementan el mapa cultual de
la organización.
Conocer el origen y fundación de una
organización religiosa es algo bastante difícil, más
aún cuando la misma no conserva fondos
documentales propios que nos den noticia de sus
posibles principios. En muchas ocasiones, la
tradición oral establece hitos históricos
vinculados a los datos de origen de las mismas,
pero es algo que hay que poner siempre en duda
hasta localizar certeza documental. Además,
suelen aparecer fechas inscritas en objetos de
culto e imágenes que nos dan pista de ello, pero
es sobre todo en los Libros de Actas y Cuentas de
119
las hermandades donde se pueden obtener datos
ciertos de su historia. No obstante, al carecer las
instituciones de esta serie documental por su
inexistencia o pérdida, los historiadores han
usado noticias paralelas, emanadas de otras
tipologías documentales, incluso sin ser de
carácter religioso, para ir estableciendo el curso
de una cofradía desde su fundación. Para todo
ello, hay que tener en cuenta varias
consideraciones para poder esclarecer dichos
datos, que nos hacen ver que la localización de
los orígenes de una cofradía es una tarea de ardua
investigación. Nos referimos a la importancia de
los documentos en otros periodos históricos, la
organización actual de los archivos, el acceso a los
mismos, la pérdida documental, la difícil lectura
y conservación... y pasando al ámbito específico
de la hermandad en estudio, a sus posibles
cambios de titulación, refundaciones, fusiones,
cambios de sede canónica… todos ellos aspectos
que nos deben hacer estar alerta si queremos
extraer la mayor cantidad de datos posibles sobre
la organización religiosa con la que se trabaja.
 Sobre el caso, es de justicia decir que es
bastante loable que una cofradía se preocupe por
el conocimiento histórico de su institución,
apostando por la investigación sobre sus posibles
orígenes y devenir histórico, a través de fuentes
primarias, gracias a la colaboración de
profesionales de la archivística. El caso que nos
ocupa, la Hermandad del Santo Entierro de
Villamartín, es un claro ejemplo de lo expuesto
anteriormente. Esta hermandad de la sierra
gaditana, no cuenta con fondos propios
documentales que puedan remontarse a los siglos
modernos, ya que su reorganización tiene lugar a
finales del siglo XX y es desde entonces cuando
comienzan su serie de Libros de Actas. No
obstante, desde hace un tiempo han ido
localizando ejemplos documentales que van
jalonando la historia de la cofradía entre los siglos
XVI al XX, con la finalidad de intentar demostrar
con ellos que dicha corporación, aunque haya
tenido largos periodos de inactividad, incluso una
posible desaparición, no ha podido considerarse
como extinta al no llegar a transcurrir el periodo
establecido para ello de cien años. Además, esta
cofradía del Viernes Santo villamartinense, es en
la actualidad conocida como Santo Entierro y
Soledad, pero hay que tener en cuenta que a su
titulación ha estado varios siglos asociada la
advocación de la Santa Vera-Cruz, hoy
tristemente olvidada tras su reorganización. Por
ello, en la documentación aparecerá
indistintamente Vera-Cruz, en sus documentos
más antiguos y luego, Soledad y Santo Entierro, o
los tres títulos conjuntos con distintas variantes
en su orden. Este aspecto sobre su nombre
oficial, nos hace poner sobre la mesa la
posibilidad de que, a la cofradía primitiva de
Cristo Crucificado, se le añadiesen con
posterioridad las devociones de Santo Entierro y
Soledad, o que éstas últimas imágenes
pertenecieran a otra cofradía y se fusionaran en
una sola a mediados de la Edad Moderna.
En este artículo, a modo de informe, se
dará noticia de una serie de documentos
concretos que atestiguan la actividad de la
hermandad soleana desde los siglos modernos y
contemporáneos hasta nuestros días, algunos con
información de gran riqueza histórica y otros
basados sólo en la alusión paralela de la
corporación. Con esta investigación, se asienta
un verdadero aporte documental a los distintos
artículos existentes sobre esta hermandad1, donde
ha llegado incluso a considerarse a la Vera-Cruz

1
Vidal Jiménez, Manuel: Las hermandades de Villamartín en el año 1800. documento mecanografiado; Gómez Vidal, Juan José: Apuntes
para la historia de la Veracruz de Villamartín (s. XVI-XIX). Libro de feria, Villamartín (s.f.); Espinosa de los Monteros Sánchez, Francisco:
La Devoción a la Santa Veracruz. La Fundación de Cofradías Penitenciales en el ámbito gaditano. Confraternitas, Vol. 20, nº 2 (2009); Gómez
vidal, Juan José; Apuntes para la historia de la hermandad del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la soledad
de Villamartín (Cádiz). Artículo Registrado en Registro Territorial de la propiedad Intelectual de Andalucía, RTA-1943-
20/202099907843064 (03/11/2020).

120
 Detalle del testamento de Catalina García (1553).

extinta, por no aparecer en la nómina de
ninguna de las hermandades de penitencia
actuales.
Los primeros documentos a tener en
cuenta, son varios testamentos de mediados del
siglo XVI, donde se hace alusión de una u otra
forma, sobre todo en las mandas pías de los
otorgantes, a la Cofradía o Hermandad de la
Santa Vera-Cruz. Concretamente nos referimos a
los testamentos de: Martín Álvarez de
Bohórquez, hijo de Martín Álvarez de Bohórquez
y de Inés de Párraga, que en 1550 deja como
limosna en sus mandas testamentarias "1 ducado a
la Hermandad de la Vera Cruz de esta villa"2; el
testamento de Inés Rodríguez, esposa de Alonso
Martín Cabezón, quien también en 1550, lega
"15 reales a la Cofradía de la Santa Vera Cruz"3;
Catalina Ruiz, dice en su testamento de 1552,
“Ítem mando que el día de mi enterramiento me
acompañen los hermanos de la misericordia y la
Veracruz”4; y el testamento de Catalina García,
esposa de Martín García, quién un año después,
en 1553, pide "Ítem ruego, pido y demando, a la

2
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ (en adelante A.H.P.C.), Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 326, Juan de
Castilla y Fernando Álvarez, s.f. (23/06/1550).
3
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 326, Juan de Castilla y Fdo. Álvarez, s.f. (30/06/1550).
4
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 4, Antonio Quebrado, s.f. (1552).

121
hermandad y cofradía de la Vera Cruz de esta villa,
que el día de mi enterramiento, me entierren con
honras terceras, e les mando de limosna 6 reales"5.
Estos documentos nos muestran que la
cofradía ya se encontraba funcionando a
mediados del siglo XVI, vislumbrándose en ellos
que no era una corporación de reciente creación,
ya que alguna de estas personas se nombran
como hermanos y solicitan el entierro
característico como tal. La aparición de estas
referencias documentales testamentarias, nos
ayudan a asentar la teoría de que esta cofradía
tiene un origen similar, en fechas, a la mayoría de
las primeras organizaciones de devotos
penitenciales que se van documentando en la
Baja Andalucía, desde mediados del s. XV,
dedicadas a la Vera-Cruz, por ser la advocación
más primaria, en torno a Cristo Crucificado. Por
tanto, aunque sabemos que con el Concilio de
Trento (1545-1563), todas estas corporaciones se
verán acentuadas y se ampliará el panorama
cofrade, podríamos decir que la Vera-Cruz de
Villamartín ya existiría por entonces.
Los s igu i entes d ocu m ent os
corresponden al primer cuarto del siglo XVII y
los mismos presentan actividades relacionadas
con una cofradía que ya tiene una trayectoria
firme y que comienza a efectuar la administración
de sus bienes, mostrando incluso su estructura.
En 1610 encontramos quizás el
documento más interesante para comprender lo
expuesto, una carta de donación inédita que
puede llevar a controversias entre los
historiadores que han realizado estudios sobre el
Convento de San Francisco de Villamartín, en
relación con la antigua ermita o iglesia situada en
el mismo lugar denominada de la Santa Vera-
Cruz, sede de la cofradía6. En estos folios vemos
no sólo la pretensión de la cofradía de donar a la
orden franciscana villamartinense la iglesia y
dependencias anexas, con sus derechos y
acciones, sino que nos ofrece una visión de su
funcionamiento interno, ya que vemos las
rencillas internas de su propia organización.
Parece ser que esta donación se efectúa
por parte de su hermano mayor Juan de Cuenca
y los diputados, Bartolomé Rodríguez, Sebastián
de Vargas Nieto y Pedro Benítez de Tapia,
además de los hermanos Juan Cordero de Tapia,
Hernando Collazo González, Gonzalo López de

5
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 2, Antonio Quebrado, s.f. (02/11/1553).
6
Ortega, Ángel: Convento de San Francisco de Villamartín. Provincia de Andalucía. Revista Archivo Iberoamericano. Año XX, T. 36,
Madrid (1933).; Mesa, Antonio: El convento de San Francisco. Libro de feria, Villamartín (1989); Holgado, Enrique: El claustro de San
Francisco y la iglesia de la Vera Cruz. Libro de feria, Villamartín (1995).

122
Detalle del documento de donación de la iglesia de la Vera-Cruz (1610).

123
Madrid, Gabriel García y Hernando Guijeño,
ante el escribano público y las partes interesadas
en el citado lugar, a Fray Blas de Carmona como
guardián de la orden, a cambio de un aposento
para el lavatorio y otros menesteres de la
hermandad, por haberla edificado y costeado de
su hacienda. En la misma escritura aparece
anexionada un acta redactada por otro sector de
la cofradía que se opone a ello, incluso dice que
han llevado a cabo pleito con los franciscanos por
el uso del lugar. Se trata de una larga nómina de
hermanos, encabezados por Juan de Bohórquez y
Andrés de Salas, que son: Pedro García Conejo,
Juan Díaz Oliveros, Pedro García Toledano, el
Ldo. Juan de Bohórquez, Diego Gutiérrez,
Bartolomé López, Alonso de la Puente, Antonio
Rodríguez de Acuña, Juan García Conejo, Gil de
Vargas, el Ldo. Pedro de Salas Ulloa de Toro,
Pedro Díaz, Diego García de Morales, Pedro
López Trujillo, Pedro de la Cruz, Juan de
Trujillo, Diego Sánchez Monje y Alonso
González, que defienden que este asunto debe
tratarse en cabildo de hermanos7.
Los resultados posteriores no están del
todo claros, algo que enlaza con la disparidad de
opiniones al respecto sobre la fecha y forma en
que los franciscanos llegan a dicho
emplazamiento y edifican o no, parte del
convento e iglesia, usando la ermita existente.
Unos años después, encontramos a la
cofradía realizando escritura de imposición de
tributo sobre un solar en la calle de San Sebastián
a Juan Sánchez Mariscal, concretamente en 1628,
momento en el que es hermano mayor el Ldo.
Bartolomé Camacho de Amaya y mayordomo, el
genovés Francisco Bonielo8. Lo mismo sucede un
año después, en 1629, en este caso imponiendo
tributo a Francisco Guillén9.
Y documentos relacionados con posesiones
y rentas son los dos siguientes en fechas, de 1672,
1763 y 1766. En el primero, el vecino Pedro
Gómez de Soria, vende dieciocho reales de censo
anuales, que se pagaban por el día de San Mateo,
a la cofradía por 360 reales, el que estaba
impuesto sobre una casa en la calle Toledano,
junto a la calleja de las Cruces. La suma la
entregarían los mayordomos Francisco de Prados
y Juan Pérez de Morales10. Los otros documentos,
ya de la segunda mitad del siglo XVIII, vuelven a
tratar transacciones económicas, en este caso con
unas tierras, que constaban de 50 fanegas de

7
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 336, Juan Alonso Zorro, f. 58 y ss. (19/04/1610).
8
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 236, Bartolomé de la Barra, f. 115 y ss. (04/03/1628).
9
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 382, Índice de Francisco Ruíz, s.f. (1629).
10
Archivo Municipal de Villamartín (en adelante A.M.V.), Sig. 5797, Leg. 19, Ante Juan García Saborido (13/11/1672).

124
tierra montuosa en Balbaina, que se quieren dar
a renta11 y posteriormente se sacan a redimir12,
ambas transacciones llevadas a cabo por el
mayordomo Pedro Regalado Pérez. En estas dos
últimas muestras, aparece ya añadido al título de
la cofradía el de Ntra. Sra. de la Soledad, algo
sobre lo que se podrá arrojar más luz gracias a
otro documento que pasamos a analizar.
De finales del siglo XVIII es quizás el
documento histórico, de los que en este estudio
se analizan, que más versa sobre la cofradía, ya
que se trata de la parte introductoria a los
estatutos de la entonces “Cofradía de la Santa
Veracruz y Soledad de María”, por determinarse
su restauración promovida por un hermano
anónimo13. De sus líneas pueden desprenderse
varios datos clave para la comprensión de la
actual denominación de la cofradía, ya que
cuenta que el papa Inocencio X otorgó bula de
gracias e indulgencias a la misma, por tanto, se
asienta la teoría de que al menos desde el
pontificado de este Vicario de Cristo (1644 -
1655), la cofradía ya contemplaba a la Virgen de
la Soledad como uno de sus titulares. Con ello
debemos tener en cuenta que ya a mediados del
siglo anterior, esta hermandad había añadido las
devociones de la Soledad y Santo Entierro, ya
11
A.M.V., Sig. 5797, Leg. 50, Documentación no municipal - Cofradías (29/12/1763).
12
A.M.V., Sig. 5797, Documentación no municipal - Cofradías (20/06/1766).
13
A.M.V., Sig. 0054, Libro de Actas del Cabildo, nº 29 (1687-1692).
125
fuere por extensión de su propio culto o por la
fusión con otra cofradía, teorías ambas plausibles.
En el texto también se cuenta que la corporación
existe desde tiempo inmemorial, un dato que nos
sigue afianzando que pudo nacer a finales de la
Baja Edad Media o en los albores de la
Modernidad, y que edificaron capilla propia para
su culto y los oficios de cada Jueves y Viernes
Santo, cuando hacían pública estación de
penitencia por las calles de la villa.
Lo más curioso de este documento, además
de su información, es que resulta ser una página
suelta, pegada bocabajo, considerando el sentido
normal del paso de páginas, que ha servido como
guarda a la contraportada de pergamino de una
encuadernación, de finales del siglo XVIII, del
libro de actas capitulares número 29, tomo que
comprende las reuniones y acuerdos municipales
entre 1687 y 1692.
A finales del siglo XVIII, las leyes
reformistas borbónicas, además del nacimiento
de ciertas discrepancias con la utilidad y gastos de
las cofradías españolas, hacen que surja un
movimiento administrativo y fiscal en torno a
este asunto, el cual ordenaba conocer los gastos y
estado de Hermandades y Cofradías,
Guardas libros de actas capitulares nº 29 (1687-1692).

126
Congregaciones o Gremios y Obras Pías. Carlos
III, llega a prohibir determinados actos públicos y
manifestaciones religiosas, además de exigir la
reglamentación general de las mismas. A partir de
entonces en numerosos obispados se redactan
informes negativos y para la extinción de estas
corporaciones, algo que provocó la respuesta de
muchas de ellas ante la desaprobación episcopal.
En este contexto afloran tres documentos
relacionados con la Vera-Cruz y Soledad de
Villamartín.
En 1798, al llegar al cabildo municipal la
Real Orden que exigía dar a conocer la entidad
jurídica de cada una de las cofradías y entidades
religiosas de Villamartín, pidiéndose, además,
que se realice un peritaje de las propiedades y
bienes de las cofradías de la villa, documentos
que luego se cruzarían con los emanados de la
autoridad eclesiástica. Por entonces las cofradías,
advertidas desde que salieron las primeras
noticias al respecto unos años antes, ya estaban
prevenidas, por lo que legalizarían y
reorganizarían todo lo necesario para no llegar a
la extinción. Así, ese mismo año el alcalde Alejo
José de las Cuevas envía las valoraciones
oportunas, además de hacer un inventario de los
bienes materiales de valor, correspondientes a los
enseres de la hermandad14. Luego, en 1799, el
hermano mayor de la cofradía protagonista de
este estudio, José Topete Jiménez, indica que ésta
tiene como bienes un censo sobre una vivienda
de la calle San Sebastián, un cortinal en los
Ruedos de la villa y cincuenta fanegas de labor
montuosa en Balbaina, todo con una valoración
de 21918 reales15.
Un año después se requiere la
comparecencia de Bernardo del Río, hermano
mayor de la cofradía16. Se realiza un
interrogatorio junto a los demás miembros de su
junta de gobierno, entre los que se encontraban
Tomás del Río, Andrés de Zúñiga y Pedro Tomás
Barea, relacionado con las instrucciones
requeridas. Tras la verificación del estado de la
cofradía y el examen de todos sus bienes muebles
e inmuebles, por parte de la misma se decide
volver a realizar el envío de un reglamento que
quedará formalizado y aprobado por los distintos
tribunales civiles y eclesiásticos, permitiendo con
ello la continuidad del culto y seguir ejerciendo
las actividades propias de la cofradía17.

14
A.M.V., Instrucción Bienes Hermandades, Cofradías y obras pías, Inventario Bienes Hermandad de Veracruz, Santo Entierro de
Nuestro Señor y Nuestra Señora de la Soledad (1798).
15
A.M.V., Expediente de Reforma de Carlos III, Testimonio formado a las Hermandades y Cofradías de esta Villa por la Orden recibida
de la Real Audiencia de Sevilla, Expediente de la Hermandad de Veracruz, Santo Entierro de Nuestro Señor y Soledad de María,
Declaración de bienes raíces y valoración por los peritos (1799).
16
Es muy probable que este señor sea Bernardo de los Ríos, aquel que tanto luchó por los intereses del pueblo de Villamartín ante los
pleitos del Campo de Matrera.
17
Archivo General del Arzobispado de Sevilla (en adelante A.G.A.S.), Sección Justicia-Hermandades. Leg. 9979, Exp. 14, Remisión de las
Reglas de Veracruz (1800).

127
Inventario de la Cofradía (1800)

128
 Al inicio del siglo XIX, encontramos a la
cofradía en otro documento notarial de compra-
venta, un documento que, aunque no está
completo, nos sigue demostrando su
funcionamiento. En este caso, se trata de una
venta real de tierras por parte de la “Cofradía y
Hermandad de la Soledad y Santo Entierro”, por
lo que parece no usar ya en su título el de la Vera-
Cruz, a José Topete Jiménez, villamartinense que
había sido hermano mayor años antes18. No se
conoce nada mas de esta transacción, por no
llevarse a efecto la copia en el protocolo notarial
que quedaba en poder del escribano.
El siguiente documento que ejerce como
jalón histórico en esta investigación, es un
codicilo de últimas voluntades de 1849. En el
mismo, María del Rosario Ramírez, esposa de
José Gil Ruiz, estando enferma en cama,
modifica su testamento con esta escritura y en sus
mandas dice: “Lego a la Virgen de los Dolores que se
haya en San Francisco, para que se le compre una
prenda que le haga falta, cien reales de vellón”19.
Resulta curioso que en este caso se denomine a la
Virgen de la Soledad como “de los Dolores”,
pero hay que tener en cuenta que por entonces
era común denominar con ese título a todas las
18
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 100, Pedro Zapata y Andrés de Zuñiga (1805-1807).
19
A.H.P.C., Protocolos notariales de Villamartín, Sig. 119, Facundo de Celis, f. 124 (27/08/1849).
129
vírgenes dolorosas, incluso en la introducción del
antiguo reglamento que tratamos antes, aparecía
al hablar de las imágenes que procesionaban
como: “Jesucristo crucificado y su doloroso entierro y a
María Santísima en los mayores dolores y tormentos
que angustiaron su alma”. Si analizamos el caso,
pues no hay duda que se refiere a la Soledad, hay
que tener presente que una vecina legue dinero a
dicha imagen para comprar vestimentas que le
hagan falta, implica que ésta tenía actividad, por
lo que es bastante probable que siguiera
procesionando. Este dato va relacionado con la
existencia de la cofradía, que sería la encargada
de sacar las imágenes durante la Semana Santa,
por tanto, tras la Desamortización, aunque
bastante debilitada, seguía funcionando.
Pasando a inicios del siglo pasado,
encontramos varios documentos que siguen
atestiguando el funcionamiento y existencia de la
cofradía, además de la mas variada procedencia.
El primero de ellos, es un documento de 1908
por el cual el cura rector del momento, Antonio
Sánchez, envía al ayuntamiento un documento
por el cual detalla todos los cultos que tendrían
lugar en la próxima Semana Santa, entre el Jueves
Santo y el Domingo de Resurrección, en la
Parroquia, Convento y San Francisco20. En él
aparecen los titulares de nuestra cofradía, con
sermones y procesión.
En 1909, la cofradía recibe de Enrique
Almaraz y Santos, arzobispo de Sevilla, una bula
de cien días de indulgencias para todos los fieles
que rezaran “Una salve o Ave María ante la sagrada
imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, que se venera en la
iglesia de San Francisco de esta villa”21. Este
magnífico documento a modo de diploma
decorado, ha llegado a la cofradía gracias a que se
había guardado en uno de los cajones de la
sacristía del templo franciscano y aunque
deteriorado, es una verdadera joya para la
hermandad, pues demuestra que también por
entonces la corporación tenía actividad y que,
además su titular mariana gozaba de gran arraigo
y devoción, por lo que recibiría tal carta de
privilegios para aquellos que la veneraran.
Continuando con esta letanía documental,
antes de pasar a los documentos que forman el
actual archivo administrativo de la cofradía,

20
A.M.V., Correspondencia (1908).
21
Archivo de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro de nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Soledad de
Villamartín (en adelante A.H.S.E.S.), Bula de indulgencias (27/01/1909).

130
131
encontramos una referencia sobre la misma en la
prensa de 1916. El periódico denominado
“Noticiero de la Sierra”, en su edición del 25 de
junio de dicho año, habla de una novillada
efectuada en Villamartín el pasado día 22 a las
cinco de la tarde, a beneficio de la “Hermandad
del Santo Entierro”, donde incluso incluye una
costumbrista poesía que nos sitúa en el ruedo.
Dice que se lidiaron cuatro novillos por los
diestros Ramón Troya Romero, Pedro Bernal
Aragón y Manuel Vázquez Romero, siendo figura
de cartel el señor Peñalver de los Ríos. También
aparece el banderillero Francisco Troya Uclés y el
puntillero, Juan Miguel Mesa Romero22. En esta
noticia aparecen bastantes nombres relacionados
con la familia Troya Romero, a la que se asocia
tradicionalmente la donación de la urna en la
que procesiona la imagen del Señor Yacente cada
Viernes Santo, por lo que se demuestra la
vinculación de esta saga con la cofradía.
Por último, el documento que acredita la
existencia actual de la corporación soleana, el
decreto por el que se aprueban los estatutos de la
cofradía tras su reorganización en 1996, por el
obispo de Jerez, Rafael Bellido Caro23. Con este
documento, la hermandad inicia un nuevo
rumbo, una etapa más fresca que llega a la
22
EL NOTICIERO DE LA SIERRA, Periódico literario, científico, agrícola, comercial e industrial, Semanario-independiente, Defensor
de los intereses generales de los pueblos de esta región, director: Ángel Romero Ruescas, Año 1, Nª 9 (Prado del Rey, 25/06/1998).
23
A.H.S.E.S., Decreto de aprobación de estatutos de Rafael Bellido Caro (22/01/1998).
132
actualidad, con una formación adaptada a los
reglamentos actuales y con el espíritu cristiano y
tradiciones que la caracteriza desde sus orígenes
más remotos.
Si hacemos balance de los documentos que
se han estudiado en esta investigación, un total
de veinte muestras de la historia de la
hermandad, podemos observar que la misma ha
tenido etapas de diversa índole en su trayectoria
como cofradía, algunas lagunas e incluso
momentos de casi total desaparición. Estos hitos
documentales que marcan el periodo de la
cofradía de la Santa Vera-Cruz, en sus inicios,
posterior Santa Vera-Cruz, Santo Entierro y
Soledad, y actual, Santo Entierro y Soledad,
además de la información intrínseca que
contienen, conllevan ser testimonio escrito de la
existencia de esta corporación religiosa
villamartinense desde al menos el siglo XVI.
Analizando los arcos cronológicos que van entre
estos documentos, hay que tener en cuenta que el
caso de mayor prolongación corresponde con el
que va entre 1672 y 1763, un total de 91 años,
por lo tanto no llega a extinguirse la cofradía por
no alcanzar, aunque casi, los 100 años
establecidos para esta consideración. No
obstante, este periodo de tiempo corresponde
133
134
con una laguna documental actual, pero es bien
sabido que en el mismo la hermandad
funcionaba correctamente, incluso se sabe de la
existencia de documentos relacionados con la
misma aún no localizados. Éstos se desprenden
de la información que en el año 1799, en las
declaraciones que realiza el hermano mayor José
Topete, se dice que la cofradía recibió por manda
testamentaria el pedazo de tierra de labor de
Balbaina en 1744, por donación de Beatriz de
Soria, viuda de José de Reina e igualmente
recibió la casa de la calle San Sebastián en 1759,
gracias al legado realizado por Sebastiana
Gregoria Zurita. Con estos datos, el abanico es
menor, llegado a establecerse en 72 años, por lo
que en este caso el periodo de mayor extensión
será el último y mas reciente de la cofradía, el
abarcado entre 1916 y 1996, 80 años que en este
estudio aparecen huérfanos de documentos, pero
que es bien sabido que no ha sido un periodo de
inexistencia de la cofradía, por lo que hay
numerosas existencias del reflejo de las salidas
procesionales de la misma, incluso fotografías de
la época.
135
Concluyendo, esta cofradía
villamartinense tiene una trayectoria de casi cinco
siglos documentados, gracias a una serie de
muestras escritas que lo atestiguan a lo largo de la
Edad Moderna y Contemporánea, sin poderse
considerar extinta por lo antes narrado. Además,
creo que es de justicia recordar que esta
corporación es casi con total certeza la originaria
de la Santa Vera-Cruz, que con el tiempo
incorpora a su título las devociones que a día de
hoy nominan a la hermandad, dejando un poco
en el olvido a su antiguo titular y germen de la
misma, el Señor de la Vera-Cruz, advocación que
bien podría añadir nuevamente, siendo así
consecuentes con su historia. En este año que se
celebra el 25 aniversario de su reorganización, no
habría mejor forma de celebrar la trayectoria de
esta cofradía que recuperando su verdadera
antigüedad y fervor religioso que la ha
caracterizado desde los albores del siglo XVI,
posicionándose casi con gran seguridad en la más
antigua de la localidad, junto a la de Jesús
Nazareno, a expensas de la aparición de algún
documento de inicios de dicho siglo que
confirme con rotundidad lo descrito, algo en lo
que la cofradía se encuentra trabajando en la
actualidad.
 Veinticinco años de Soledad
Valentín Lozano Ortega
1.- Señora, al abrigo de tu mirada serena y
resignada, atravesamos el tiempo los desterrados
hijos de Eva que, desde hace siglos, militamos en
las filas de tu Hermandad. Ahora celebramos el
vigésimo quinto aniversario de nuestra
refundación o reorganización, la que llevaron a
cabo no ya personas hoy desaparecidas todas,
sino hermanas y hermanos que, en su mayoría,
continúan sobre la faz de la Tierra. Te Deum
laudamus…
2.- Fue una noche lenta del lento verano…
Llevábamos en un coche furgoneta, envuelta en
un lienzo blanco, tu venerada imagen. El coche
subió las difíciles calles de Arcos en busca del
barrio de San Pedro, donde tenía y aún tiene su
morada nuestro querido Manolo Zapata, que te
recibió calurosamente en ella, despojada Tú,
Señora, para facilitar el traslado, de tu manto y de
tu corona, así como de la de espinas que portan
tus manos. Y así comenzó todo. La reorganización
se había iniciado. Ya estaba en marcha.
3.- Podemos decir que este viaje de Villamartín a
Arcos de la Frontera fue la primera salida en
cofradía de nuestra hermandad reorganizada. Sí,
podemos decirlo, porque ¿qué duda cabe, Señora,
de que tu imagen reverendísima es nuestro mayor
activo, así material como espiritual? Pendientes de
tus labios silentes por si, en algún momento (¡oh,
dichosa ventura!), se abrieran para pedir algo, han
vivido generaciones de hermanos y, de sus manos
generosas, hemos recibido las tuyas venerables,
que nuestros ojos ven, año tras año, ennegrecerse
de Historia. Era el estío de 1995.
4.- Huésped y dueña a un tiempo, presidiste,
Señora, la vida familiar de aquel antiguo caserón
el tiempo que Manolo empleó en sustituir el
candelero completo de tu imagen, ajustar las
articulaciones de tus brazos, reparar un poco la
encarnadura y el color de tus manos reverendas y,
sobre todo, limpiar en profundidad y sellar una
grave grieta que recorría la parte posterior de tu
busto y que ponía en serio peligro nuestra
trascendental y trascendente herencia.
5.- Estos ojos te vieron, Señora, dejar el caserón
arcense tras meses de restauración. Allí quedaron,
tristes, la esposa y el niño del artista y una legión
de Niños Dios salidos de sus manos y que
pueblan los muebles de la casa. Doy fe de que el
“Quitapesares”, réplica preciosa del de la vecina
parroquia de San Pedro, donde vive ante la
Divina Pastora y custodiado por zurbaranes,
quedó llorando. Así quedó el buen imaginero en
el umbral de su puerta mientras nosotros te
llevábamos callejón arriba en busca del coche de
Santi Moreno, que te devolvería a tu pueblo, y él
observaba cómo te alejabas y desaparecías
envuelta en nieblas de sábana. Era septiembre de
1995.
138
6.- Estos ojos, Señora, te vieron
entrar en tu hogar provisional
cuando llegaste a Villamartín. Fue
la casa de tu camarera, la que
nunca te dejó sola, la que no huyó
cuando el Calvario quedó vacío, la
que creyó en ti cuando fuiste una
imagen olvidada en un altar lateral
de una por entonces no mucho
menos olvidada iglesia. “¡Ay, Dios
mío, que has escuchado mis
súplicas! ¡El Señor me ha oído y os
ha enviado!” Así exclamaba, con el
ímpetu que la caracteriza, nuestra
querida Mari Andrades cuando
hacíamos con ella las primeras
visitas a tu altar, en privado, y
cuando subíamos al camarín, o
mejor dicho a el vano, que solía ser
tu casa. “¡Cuántas veces -
continuaba- le he dicho: “Madre
mía, te llamas Soledad con razón.
¡Qué sola estás! Le pido a Dios que
antes que yo me muera reaparezca
tu hermandad y se haga cargo de
ti” ¡Y ya estáis aquí!”

7.- En estas visitas comprobamos lo dignamente
vestida que te tenía con ternos que ella misma
compraba. Vimos las trampas para roedores que
colocaba bajo tu manto de camarín para prevenir
el daño que causaban. Salían por el orificio que
habían abierto en uno de los paneles dorados del
fondo de tu altar y que quedaba oculto por tu
manto. “Cuando me llamaron para que me
hiciera cargo de la Virgen, todo lo que me
entregaron fue un arca con unas vestiduras
comidas de ratones. Y yo le fui comprando lo que
tiene: sus enaguas; sus sayas; sus alhajitas, aunque
sean de bisutería; su cabello; sus pañuelos
(¡Mirad, mirad qué maravilla éste de frivolité! ¡Lo
que Ella se merece!); sus mantillas…” Sí, Señora,
ella adornaba tu rostro reverendo con una
mantilla y, debajo, se te apreciaba el pelo castaño,
sobre lo cual colocaba tu manto y corona, y tus
adornos. Fue un estilo. Una época. Estabas
igualmente hermosa. “Y ya veis. La Virgen vive
139
tan pobremente cuando podría ser
que fuera rica…” “¿Qué quieres decir,
Mari?” “Quiero decir que, hace unos
años, una señora mayor que vivía
fuera le dejó en su testamento una
finquita. Lo que pasa es que eso no se
ha llegado a aclarar bien y todo ha
quedado confuso y olvidado…”
8.- Estas visitas a San Francisco y estas
entrevistas tuvieron como resultado nuestra
decisión de ponerte en manos de un
restaurador. “Ya veréis la imagen cuando la
bajemos del camarín y le quite el corpiño. Las
manos están flojas. Así no podréis sacarla en
procesión, se le podrían salir y caérsele”. Eran,
Señora, las vísperas de tu traslado a Arcos. Eran
tardes de la primavera de 1995.
9.- De alguna manera, tu camarera te depositó
en nuestras manos, tal y como te habían
depositado en las suyas hace ya alrededor de 50
años. Se hizo cargo de ti varios años antes de
que la hermandad fuera reorganizada por un
grupo de hombres encabezado por Fernando
Holgado Ayala y procesionara unos cuantos
años en cofradía antes de volver a decaer
durante otros dieciséis. Estos ojos te vieron,
siendo aún los de un niño, en aquella etapa
previa a nuestra reorganización. Te veo, casi
como en un sueño, procesionando desde la
parroquia en la tarde del Sábado Santo, el
entonces Sábado de Gloria. Veo al Cristo de las
Aguas dentro de la urna con un tul crudo en los
hombros para disimular el espacio vacío que
quedaba en ellos cuando se le plegaban los
brazos. Veo la esparraguerilla de jardín que
enredaban en las garras del sepulcro. Veo a mi
padre en tus filas de hermanos vestido de
paisano, como se hacía entonces, con un cirio
rojo en su mano. Me veo acercándome a él,
tímidamente, y cogiendo su otra mano. Veo pasar
tu perfil por delante de los balcones de mis
abuelos, en la Encrucijada, ya de noche,
iluminado por los cirios. Oigo a mi madre decir,
140
en voz baja, “ay, qué bonita eres…” Te veo
avanzar, solemne, con una forma de andar que
por entonces aún no se usaba aquí. Era la que
imprimía la cuadrilla de costaleros de la
Hermandad del Perdón de Jerez, y era la primera
vez que una imagen de este pueblo era llevada
por hermanos costaleros. Esta cuadrilla vino a
encargarse de tu salida por medio de la relación
familiar de doña María del Carmen Andrades
Mateos con algunos miembros de aquella
hermandad jerezana. Otra vez tu camarera.
Siempre a tu lado. Ya va haciendo unos buenos
años que es mucho más raro gozar en nuestros
cultos y actos de su presencia rotunda. Lejos van
quedando los tiempos en que podía cuidarte
 10.- Según el acontecimiento
que establezcamos como año
cero de esta andadura que
nosotros impulsamos y que ya
alcanza su cuarto de siglo, ese
vigésimo quinto aniversario se
produce exactamente en uno u
otro momento. En mi opinión
está claro: ese momento cero
fue el 6 de octubre de 1995,
día de San Bruno y vísperas de
la fiesta de la Virgen del
Rosario. Aquella preciosa
tarde de otoño consagró esta
hermandad su primer culto
eucarístico en honra tuya,
mayor Gloria de Dios, oración
por todos nosotros y sufragio
por nuestros hermanos
difuntos. Te vieron estos ojos,
Señora, dejar, el día antes, la
casa de tu camarera ante su
emoción contenida. En su
cuarto te había custodiado
todos aquellos días, y no dudó
directamente, muchas veces con la ayuda de su en invitar a verte y venerarte a cuantos pasaron
adorable hija Carmen e, incluso, de la pequeña por su hogar durante aquel tiempo. Allí
Rocío. Ahora sus rodillas están ya demasiado acudíamos, en un rosario de visitas, tus devotos
desgastadas y cansadas. Ruega Tú siempre por hijos, mientras en San Francisco se preparaba tu
ella, Señora. Y por todos nosotros. Ahora y en la recibimiento y la misa en que se bendeciría
hora de nuestra muerte. nuevamente tu imagen tras su restauración.

141
 Fotografía: Sebastián Lineros Garrido

hace de nuevo” –lo

tranquilicé. Y él añadió,
provocando la risa de todos:
“Ya la he leído. Está todo
correcto”.

12.- Nuestro querido don

José. Muchas veces, durante
nuestros comienzos, tuvimos
que oír cómo miembros de
otras hermandades nos decían con sorna cariñosa
que éramos predilectos suyos porque él, en su
11.- Y allí te hizo Antonio Acevedo una colección
natal Marchena, pertenecía a la misma cofradía.
de fotografías en blanco y negro de la que
Que era devoto, Señora, del misterio terrible de
elegiríamos la que se convirtió en tu primera
tu soledad en el Calvario, de la ausencia
estampa oficial y que se repartió por primera vez
desoladora, de la tiniebla insondable, del vacío
a la salida de aquella misa del día 6. En un
aterrador. Así nosotros también, que, en
bonito color sepia, se presenta tu busto, de medio
semejante galerna, ponemos nuestros ojos en tu
perfil, adornada, Señora, tu bella efigie con
reverendo rostro como los pondría un buque, en
mantilla, manto y corona. La oración del reverso
su zozobra, en la luz lejana de un faro. Pues sí,
tiene una anécdota emotiva en su origen: a
puede que fuera por eso, no lo sé. Pero estaba
solicitud de la incipiente hermandad, la elaboró
ilusionado con nuestro proyecto, era notorio.
servidor y se hizo imprimir la estampa. Y cuando
días antes de la misa estábamos ultimando
13.- Era notorio, desde un buen tiempo antes,
preparativos con don José Manuel Álvarez
que algo nuevo se estaba gestando en el universo
Benítez, exclamó éste, algo enfadado: “¡A ver por
cofrade de este pueblo. Que un embrión se
qué tenéis que hacer esto sin consultarlo! ¡Si
estaba formando y quería nacer. El desaparecido
ahora la leo y resulta que no es canónica, ¿qué
“Bar Sport”, en la calle de los Malteses, es de muy
hacemos?!” “No se preocupe, don José. Léala
grato recuerdo para nosotros. En su amplio salón,
ahora mismo y, si hace falta, se destruye todo y se

142

que, con respecto a la susodicha calle, era planta
sótano (aunque abierto agradablemente al
exterior gracias al más bajo nivel de la calle
Extramuros), nos reunimos en repetidas
ocasiones, al calor de una copa, todas aquéllas y
aquéllos que nos estábamos involucrando en la
reorganización de una hermandad de la que Tú,
Señora, ibas a ser norte y guía. Ahí, en esos
encuentros, nos veíamos -cada cual en las
ocasiones en que podía- todos aquéllos que
aparecemos en las imágenes de tu primera misa y
tantos otros que, por uno u otro motivo, no
pudieron disfrutar de ésta: Manolo López, Ana
María Sánchez, Antonio Agüera, Manolo
Rubiales, Mari Gª Ferrant, Bernardo Ruz,
Manolo Holgado, Paqui Bernal, Julio Romero,
Rafa Gallardo, Manuel Ángel Domínguez, Mateo
Conde, Andrés Alpresa, Antonio Gª Arminio,
María José Holgado, Ana Mari Gallardo, Claudia
Jarava Rol, Patricia Balaguer, Juan Pedro
143
Domínguez, servidor… Tú, que puedes, por la
comunión de los santos, atender las oraciones de
todos los fieles, puedes también recordar los
nombres que pueda olvidar cuando me pongo a
enumerar a mis hermanos en relación con
acontecimientos de los que ya hace más de
veinticinco años. Tú los conoces a todos. Fueron
encuentros celebrados desde finales del invierno
y comienzos de la primavera de 1995.
14.- “Si te ofrecen una cruz, ¿la vas a abrazar?”
Esta pregunta me la hizo mi querido Mateo -que
llegaría a ser, Señora, el primer hermano mayor
de tu hermandad reorganizada- en la puerta de
“El Burladero”, una noche de sábado de aquéllas
en las que los jóvenes abarrotábamos la calle de
los Malteses mientras tomábamos cerveza ante la
fachada de la bodeguilla. Habíamos estado
hablando de la imagen de Jesús Nazareno de
Sevilla, de cómo tiene la Cruz mirando hacia
arriba porque representa el momento en que se la
acaban de entregar y Él la está aceptando y
abrazando. Yo le respondí con otra pregunta:
“¿Qué cruz?” Y él contestó: “La de poner por fin
manos a la obra con ese proyecto del que
llevamos ya varios años hablando tímidamente y
reorganizar el Santo Entierro”. “¡Vamos! –le dije.
Y ésta mía no fue más que una de un rosario de
consultas que se encargó de llevar a cabo para
tantear si contaba con suficientes apoyos a la
hora de materializar un sueño que llevaba, que
llevábamos, un buen tiempo alimentando.

15.- Nuestro querido Mateo. Nunca bien
ponderado su papel en estos veinticinco años de
andadura. En mi humilde opinión, él es, Señora,
pasado, presente y, si Dios quiere, futuro de esta
refundación que vive al amparo de tu manto
franciscano y de tu saya veracrucista. Ahí estaba,
líder discreto y motor silencioso de un grupo
heterogéneo y cohesionado a un tiempo, siempre
ilusionado. Un grupo en el que, dependiendo de
dónde había estudiado o estaba estudiando o
trabajando, y de dónde era natural, cada cual
tenía tendencia a gustar de una diferente estética
cofrade. Uno era partidario del paso sevillano y
144
otro lo era del trono malagueño. Éste apostaba
por gustos arcenses y aquél por detalles
cordobeses. Y hasta había quien se inspiraba en
hermandades de Ronda y sugería arrastrar
cadenas en los pies y llevar quitasangres. Una
diversidad de criterios, en fin, que dejó su
impronta, desde un principio, en la estética de
nuestros cultos y cofradía y que sin duda nos ha
enriquecido y nos sigue enriqueciendo, porque la
búsqueda de una apariencia definitiva o, al
menos, más estable para tu paso y para tu
imagen, aunque a veces agote, continúa…
16.- Y empiezan a caer las hojas en nuestro
calendario. Y llega nuestra primera Semana
Santa. Y llora el cielo a raudales. Y nuestra
cofradía se queda en San Francisco añorando la
calle y la luna llena de Aries, añorando que
Villamartín vea lo que durante tanto tiempo y
con tanta ilusión hemos venido preparando. Y
abrimos las puertas de tu templo, Señora, a fieles
y a músicos, de par en par. Y entra la banda
completa de El Bosque y truenan los
instrumentos. Y en medio de esta batahola y de
este abarrotamiento se va la luz, como no es nada
raro que ocurra en la villa, y sólo vemos, merced a
los cirios de tu candelería, tu bello e inmaculado
rostro de nácar, consolado y mecido al compás de
las notas.
17.- Consolado y mecido lleva tu inmenso dolor
veinticinco años por una cuadrilla de costaleras
(¡todas las Marías de los evangelios!) que nunca
han dejado que tu soledad sea absoluta. Estos
ojos, que siempre han marchado en tu tramo y
muy cerca de tu paso, han sido testigos de
emotivísimas escenas de Viernes Santo. Veo,
sobre todo, en mi recuerdo, el momento en que
ya toda la cofradía está en la calle, excepto Tú.
Las últimas luces vespertinas entran por la puerta
y por la ventana de la fachada e inundan nave y
coro de un halo misterioso y amarillento,
amarillez acentuada por la luz de tu cera, que
quiere ser tenebrario, y por la niebla que, antes
de poner pie en la calle, han derramado tus
turiferarios. Servidor se queda cerca hasta el final
y presencia la solemne escena de tu solo paso en
mitad de una iglesia completamente vacía de
personas y de bancos y avanzando lentamente
hacia la calle con sólo el sonido de pies
arrastrando y de alguna orden lacónica de tu
capataz, opacado todo por la niebla espesa del
incienso y por los rayos de luz que aquélla hace
visibles cuando entran por la ventana. Cuando ya
estás cerca de pasar bajo el coro y en un intento
de infundir ánimo a tus portadoras, entona
Fotografía: Pepe Sánchez
servidor en tu honor la Salve Regina, que, debido
a lo vacío del recinto, resuena amplificada. Ya se ponen y se quitan a toda velocidad y cuelgan
estás en la puerta y comienza una liturgia rápida y de cadenillas mientras golpean las patas de tu
emocionante de órdenes de la capataz, réplicas paso. Resuenan, Señora, las últimas órdenes
acordadas de determinadas costaleras y chirridos antes de poner tu paso en la calle… “¡Pateras!
y tintineos de hierros que se pliegan y pernos que ¡Soraya!”

145

18.- Con gesto adusto, como corresponde al día,
han guiado los pasos de tus Marías la hermana
Belinda durante muchos años y Charo durante
los primeros. Veo también a Arturo de
contraguía. Y a Sonia. Veo a los portadores del
Señor acercarse de modo organizado y previsto
para ayudarles a bajar tus pies hasta
prácticamente el suelo y para volverlos a subir.
¿De veras cabe en ese espacio una cuadrilla de
mujeres? Los portadores vuelven a su trono y se
ponen bajo la guía de su capataz y de Curro, su
ayudante de capataz. También veo a José Luis en
estas funciones. Y, a golpe de limonero hecho
martillo, nicodemos y arimateas de rostro velado,
siguiendo el camino marcado por los ojos
vendados de la Fe, conducen al sepulcro, en
cristalino cofre, la Esperanza de nuestra
salvación, que nos ha sido prometida por Amor.
Y el río de nuestra cofradía, Señora, serpentea
por calles y plazas, en llano y en cuesta.
146
Fotografía: Aurelio Lozano Ortega
19.- El río de nuestra cofradía pudo discurrir, por
fin, el Viernes Santo de 1997. Ya no íbamos de
paisano como en el intento fallido de salida del
año anterior. Vestíamos nuestra túnica y antifaz
de riguroso negro y nuestro calzado y guantes del
mismo color. Nuestro cíngulo de basta cuerda
con los nudos franciscanos. “¡Bendito sea Dios!” -
me dijo Mercedes cuando me acerqué a ella desde
mi fila. Había salido de la casa rectoral y había
bajado la calle Taller para ver, emocionada,
nuestro primer desfile, en mitad de la noche…
Siguen cayendo, Señora, las hojas en el
calendario. Y se suceden los años. Se suceden las
Cuaresmas y las Semanas Santas. Te han visto
nuestros ojos lucir “gloriosa” en noches serenas y
tibias. Te han visto, otras veces, marchar en
noches casi gélidas, con un aire que apagaba tus
cirios. Te han visto “huir”, con paso de agua, de
una tormenta repentina, calle Boticas arriba y
refugiarte en el arco de las Angustias, para volver
sobre tus pasos a tu templo una vez pasado el
aguacero. Han visto prenderse el fuego en el tu camarín en forma de abanico o venera. Tú
romero que disimulaba los hierros de tu primera vestías, Señora, saya y corpiño que la hermandad
y tosca candelería. Ocurrió un Viernes Santo había elaborado a partir del traje de novia de
cálido. Acababa de terminar una chicotá algo más Rosalía López, que ésta te había regalado.
arriba de la mitad de la calle Sol y un salpicón de
cera cayo sobre las ramas. Enseguida se vio una
pequeña llama que intentamos sofocar con otra
rama, pero la lengua de fuego iba creciendo.
“¡Agua!” -gritamos, mientras debajo de tu paso
empezó a oírse algún llanto discreto. Para
entonces ya había una vecina con un cubo junto
a nosotros y rociamos las llamas hasta apagarlas.
Van cayendo las hojas en nuestro calendario…

20.- Noches enteras en tu iglesia preparando

salidas. Noches de martes y de miércoles santos,
porque el jueves todo tenía que estar preparado
para el Monumento, cuando aún se ponía uno
en cada templo y había que abrirlo a los fieles tras
la Misa de la Cena. Trasiego de hermanas y
hermanos de la iglesia a la casa de hermandad y
de la casa de hermandad a la iglesia. Termos de
café. Bocadillos. Remates de costura. Limpieza de
enseres. Colocación de cera. Exorno floral… En
éste último, nuestra continua lucha para que
Antonio no cortara tan largos los gladiolos y
otras flores. Él mismo las arregló cuando se casó
ante ti con María José en la que es, muy
probablemente, la única boda que se ha
celebrado en tu altar. Fue una ceremonia muy
emotiva oficiada por don José Manuel y para la
que los bancos se habían colocado en dirección a

147
21.- Noches y tardes de trasiego cofrade. Mateo y
su cuadrilla de portadores (Antonio, David,
Manolo, Ernesto, Álvaro, Pepe...), se afanan con
los últimos preparativos del trono de la bendita
urna. Esa maravillosa e histórica urna de orígenes
inciertos que siguen en estudio. Esa urna que,
durante unos buenos años desde nuestra
reorganización, siguió custodiándose en la
sacristía de la parroquial y que, más tarde, pasó a
permanecer, con el Cristo dentro, en la capilla
del Sagrario de San Francisco, donde sigue
148
pudiendo ser admirada y venerada. Una urna
que, durante nuestras tres primeras Semanas
Santas, contuvo la imagen del Santísimo Cristo
de las Aguas del trascoro de la parroquial y que, a
partir de 1999, contendría a nuestro Cristo
Yacente, adquirido por la hermandad ese mismo
año. Bendecido en las Virtudes el día 7 de marzo
(de aquella tarde permanecen en mi recuerdo
emocionado los nervios de nuestro querido
hermano Manolo Ayala Molina), fue trasladado a
nuestro templo en Via Crucis aquella misma tarde
sobre unas parihuelas hechas ex professo. Y allí
permanece desde entonces, al principio en el
altar de ánimas y dentro de una urna que la
hermandad le encargó a Astete y, desde hace
unos años y como ya he recordado, en la capilla
del Sagrario y dentro de la urna histórica. Con el
tiempo, vendría a ser su camarera nuestra llorada
hermana Vanesa Holgado, que atravesó su via
crucis personal antes de dejarnos a finales de
2017. Tenla contigo, Señora, a la diestra de
nuestro Salvador.
22.- En recesos de ese trajín de Cuaresma y
Semana Santa no fueron pocas las veces en que
me acerqué con Mateo a su casa a descansar un
rato. Entrábamos por la platería y saludábamos a
su padre. Y, en recoleta cocina, nos recibía su
madre, con su acostumbrada sonrisa, y nos ponía
un café y algo de comer. Mi querida Mari
Carmen, que, tras varios años viuda, en 2013
sorprendió a todos entrando en la clausura de tu
Merced Descalza. A unos causó júbilo y gozo, y a
otros perplejidad e incomprensión. Para esta
humilde hermandad, sor María del Carmen de
las Montañas Mendoza será siempre causa de
alegría, un blasón que le confiere uno de los
títulos más preciados y honrosos a que puede
aspirar hermandad alguna: Piadosa. Esto es,
religiosa, amable, devota… Esto es, aspirante a
santa… Y, de raíces igualmente mercedarias (que
siempre en el mundo hubo cautivos), nos llegó en
2012, del limes fidei, un vicario que, en enero de
2015, pasaría a estar al frente de nuestra
comunidad. Don Francisco Javier Varela
Figueroa. Esta hermandad, Señora, ha visto a su
director espiritual hacer la procesión de entrada a
sus cultos no directamente desde la sacristía al
presbiterio, sino a través del claustro y de la calle
y recorriendo todo el templo desde la puerta al
altar. Con reminiscencias misionales
cinematográficas, se ha lanzado, revestido, al
fragor “hostil” del exterior, manifestando,
siquiera por un momento, la paz y la verdad del
interior. ¿Ha sucumbido él también al hechizo
luminoso de tu rostro? No sería nada de extrañar,
habida cuenta de tu arrolladora presencia cada
vez que te preparan, para tus cultos y para tu
camarín, las mágicas manos de Óscar y de Juan
Manuel, tus vestidores rendidos y solícitos desde
hace ya años.
150
23.- Vestidores nunca te han faltado en estos
nuestros veinticinco años, que así te han vestido
tu camarera, las que con los años la han ido
sucediendo, Zapata (que durante unos buenos
años fue recogido por nosotros en Arcos, pues no
conduce, y traído para que te vistiera para tus
cultos principales), Antonio Linares alguna vez, y,
ahora, Óscar y Juan Manuel, que se confiesan
arrebatados por tu soberana estampa. Ante tu
soberana estampa, ya en tu paso, y en noches de
preparativos para el Viernes Santo, ha crepitado
siempre el runrún de las actividades de vísperas:
los tijeretazos a los tallos de las flores antes de
pincharlas; la grapadora; el martillo; los remates
de costura en los faldones; los alfileres de retoque
en tu rostrillo; la colocación de la cera; el
montaje del altar de insignias… En la casa de
hermandad, se afana con la máquina de coser
nuestra querida Mari García y se entregan las
últimas papeletas de sitio. Y, desde el claustro,
entra por la ventana el sonido bronco de los
tambores con los que los chiquillos tienen sus
últimos ensayos. En 1998, la Hermandad de
Viñeros de Málaga, que, desde hacía varios años y
gracias a la relación de Mateo con miembros de
su junta de gobierno, venía teniendo una
fraternal relación con la nuestra, nos regaló,
además de una cruz de manga con sus respectivos
dos ciriales y de dos varas de mayordomía, cuatro
tambores sordos. Y estos cuatro instrumentos han
sido, durante un buen número de años, nuestro
único acompañamiento musical, marcando el
paso de los portadores del cuerpo supino de tu
Hijo. Al año siguiente, en 1999, nuestro
hermano mayor llevó a Málaga a seis chicos de
nuestra hermandad para que abrieran el cortejo
de la cofradía de Viñeros en la tarde del Jueves
Santo. Como obsequio y muestra de gratitud,
aquella ilustre hermandad, cuya titular, Señora,
está bajo tu amadísima advocación, entregó a
nuestros hermanos un cuadro conmemorativo,
que se conserva y expone en nuestra casa de
hermandad, con sendas imágenes fotográficas de
Jesús Nazareno de Viñeros y de Nuestra Señora
del Traspaso y Soledad de Viñeros. Y cuando, ya
de madrugada, volvían a Villamartín en coche,
tuvieron un aparatoso accidente cuyo resultado
puede ser tenido por milagroso. Los tres chicos
que viajaban en el coche de Mateo (Ramón,
Fernando y Manuel) salieron totalmente ilesos, y
151
Mateo tuvo sólo un rasguño en la frente. Y, en el
maletero, tolo lo que viajaba en él se había dado,
lógicamente, múltiples golpes, de modo que las
pieles de los tambores estaban todas rotas. Pero el
cuadro con los titulares de Viñeros estaba
absolutamente intacto. Ni se había quebrado el
cristal ni se habían aplastado mínimamente las
esquinas. Intacto.
24.- Tambores sordos. Banda de música. Silencio
total… Todos éstos han sido los sonidos de
nuestra cofradía. Y, por supuesto, la música de
capilla, esa preciosa combinación armónica que,
proveniente de sólo tres instrumentos y bajo la
dirección de José Luis Hurtado, ha embargado
los emocionados oídos de nazarenos, de
costaleras, de portadores, de capataces y de
cualquier fiel que nos haya estado viendo pasar.
Han sido tres veces, y hemos sido los únicos en
brindar a Villamartín la oportunidad de gozar tal
maravilla en sus calles. Amén de otras piezas, han
interpretado las “Saetas del Silencio”, para
disfrute espiritual y estético de cualquier amante
de la primitiva hermandad sevillana, como lo es
Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno
servidor. Y en este capítulo sonoro de nuestros
veinticinco años de reorganización no podemos
tampoco olvidar el canto. El canto, con
acompañamiento o a capella, polifónico o
monódico, colectivo o individual, ha sido parte
importantísima de todos nuestros actos y cultos.
Por supuesto ha estado presente en nuestros
triduos y quinarios, en nuestras funciones
principales de instituto (veo a mi querido
Enrique Holgado dirigiendo nuestra coral y veo a
servidor sustituyéndolo humildemente durante
tres años desde que aquél nos dejara
inesperadamente en 2013) y en nuestras misas
extraordinarias, como la de difuntos. Pero
también en nuestras primeras “levantás” (me veo,
con mis queridos Andrés, Julio y Patricia,
entonando nuestros eternos cantos de Taizé en
152
un coro alto abarrotado de gente que mira, desde
la baranda de madera, a una iglesia igualmente
abarrotada y expectante del primer movimiento
de tu paso y del del trono del Señor, y veo a
nuestro venerable hermano Maximino Lugo
lanzándote, desde la misma atalaya, una sentida
saeta) y en algunos de los pregones de Semana
Santa proclamados por hermanos de tu devota
hermandad durante estos años. Y es que
pregoneros tampoco han faltado en nuestras filas
para anunciar la Pasión salvadora a este pueblo.
Bernardo. Juan Pedro. Servidor. Andrés. Julio.
Mateo. Y Ernesto por último. Nuestro querido
Ernesto Rodríguez. Entusiasta, implicado,
trabajador. Estos ojos han visto a sus hijos echar
los dientes en nuestra casa de hermandad, crecer
a golpe de cuaresmas…
25.- Y caen las hojas en nuestro calendario. Han
sido Corpus, en los que la nómina de los santos
que pueblan tu iglesia ha ido pasando por
nuestro zaguán, uno cada año, para piropear, a su
paso, al sacramento inefable del altar, a Cristo
vivo. Primero fue San Antonio en su delicada
talla (el Niño lució un vestido de estreno que
sigue llevando hoy y que, con sus manos, le había
hecho cariñosamente Ana María Sánchez, ya que
el antiguo, aunque de preciosa seda, estaba
bastante roto). Después salieron, en sendos años,
San Juan de Dios y San Rafael, que también la
bendita Orden Hospitalaria tiene un espacio en
tu casa. Y San Juan de la Cruz, que ahora ya vive
en la parroquia. Y hasta Santa Rita tuvo ocasión
de mirar atónita, desde su hermoso lienzo, el en el que todo me evoca la pintura costumbrista
paso, ante tu puerta, de la Custodia. Han sido del XIX y las estampas de Hohenleiter. Y las
cuaresmas. ¡Muchas cuaresmas! Mucho trabajo en cámaras, como la de Andrés, inmortalizan el
la casa de hermandad. Almudena también creció momento. Ha sido la venerabilísima hermana
en ella. Y Antoñito. Y Fernando. Y tantos otros. Agustina, sor Agustina de Jesús, que lleva ya más
Han sido Viernes Santos, con sus silenciosos de cien años en el lacrimoso valle, cantándote y
preparativos de salida en el templo (veo a Álvaro recitándote oraciones desde el postigo de Santa
y a Julio yendo y viniendo; veo a Margarita, que Isabel, cuando su congregación aún no había
Gloria tenga, sentada en un banco lateral, dejado nuestro pueblo ni a sus ancianos y Tú
silenciosa y discreta, esperando el momento con bajabas desde la calle del Santo por la de los
su capirote en la mano; veo a Ventura y a Horcajos. Han sido las hermanas Troya,
Manolo; veo a otra Ventura; veo a Margari Gil; benefactoras tuyas, sentadas en su zaguán -que ya
veo a Ana Mari Ramírez…) y con sus preparativos eran muy mayores- a la espera de verte pasar ante
bulliciosos en el claustro (domina el color negro: su puerta. Han sido otros generosos bienhechores
negro de los portadores, negro de las costaleras, de nuestra hermandad. Javier Chacón y Loli
negro de los nazarenos, negro de las mantillas…), Moguer. Carmen Bohórquez… Ha sido un Santo

153
Entierro Magno, promovido por el Consejo de
Hermandades, con Jesús Chacón a la cabeza, en el contexto
del año de la fe proclamado por S.S. Francisco en 2013. Ha
sido la labor callada de tres hermanos mayores con sus
respectivas juntas de gobierno. Ha sido don Mateo Conde
Mendoza. Ha sido don Manuel Rubiales Canto. Es don Luis
García Guerra. Han sido triduos de predicaciones. Han sido
don José Manuel, don Luis, don Jesús, don Iván, don Pedro,
don Olivier, don Javier… Es don Francisco. Han sido años
en los que salir en cofradía y han sido años en los que
decidir, sensatamente, no poner un pie en la calle. Ha sido y
es una pandemia. Ha sido la interrupción de los cultos y de
la salida en procesión. Han sido el miedo y el
confinamiento. Han sido, Señora, el silencio y el vacío. Ha
sido la soledad… La oración de tu primera estampa,
compartida por whatsapp, durante este duro encierro, en un
grupo de esta hermandad, te repetía, en nuestro nombre,
que fueras nuestro amparo y refugio en las soledades que,
cada día, nos asediaban y agobiaban. En las soledades que,
cada día, nos asedian y nos agobian.
26.- Dios te salve, Reina, Madre de Misericordia
en la soledad del Calvario,
vida en el desierto, dulzura en la amargura de la vida
y esperanza nuestra en la galerna desatada,
Dios te salve.
.
A ti suspiramos, gimiendo y llorando sin consuelo
en este solitario valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve hacia nosotros,
agobiados por la soledad, la enfermedad y la muerte,
esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro solitario y cruel,
muéstranos a nuestro santísimo redentor, a Jesús,
fruto bendito de tu vientre generoso.
¡Oh clemencia en la soledad inclemente!
¡Oh piedad en la soledad impía!
¡Oh dulce, de la Soledad, Virgen María!

27.- Esta piadosa hermandad confía en seguir sumando años

a su historial de devoción a tu bienaventurada persona. Esta
devota hermandad sabe que, tras tu mayestático rigor
tridentino, tras tu solemne hieratismo, late el corazón
santísimo de la Madre entregada. Esta humilde hermandad,
Iglesia militante que aspira a triunfante, te ruega
incesantemente que ruegues por ella. No nos abandones. Y
tennos siempre, de tu mirada serena y resignada, al abrigo,
Señora.
Un momento histórico para la Semana Santa de
Villamartín: El Santo Entierro Magno
Jesús Chacón Holgado

Fotografía: Vicente Marrero

“Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos,
pidió permiso a Pilato para recoger el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el
cuerpo de Jesús. Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de
mirra y áloe como de cien libras. Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las
especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos. En el lugar donde fue crucificado había un huerto,
y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie. Por tanto, a causa del día de la
Preparación de la pascua de los judíos, como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús".

(Jn 19, 38-42)

157
 Dentro de los veinticinco años de esta
Refundación de la Hermandad de Cofradías de
Nazareno del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra
Señora de la Soledad, tuvo lugar un
acontecimiento, sin lugar a dudas, que marcó su
historia, la Procesión Magna-Santo Entierro
Magno celebrada el día 30 de Marzo de 2013-
Año de la Fe.
158
Desde el Consejo Local de Hermandades y
Cofradías de Villamartín, en el Pleno de
Apertura del curso 2012-2013 celebrado el día
19 de Octubre de 2012, se programaron una
serie de actividades y actos conjuntos marcados
en el Año de la Fe, el cual acababa de comenzar
a través de la convocatoria de la Carta Apostólica
del Papa Benedicto XVI, en forma de Mutuo
Propio “Porta Fidei” en el L
Aniversario de la apertura del Concilio
Vaticano II y coincidiendo con el XX
Aniversario del Nuevo Catecismo de
la Iglesia Católica (Juan Pablo II) y la
Apertura del Sínodo de Obispos para
“La nueva Evangelización para la
transmisión de la fe Cristiana”. Uno de
esos actos previstos era la realización
de una Procesión Magna, Santo
Entierro Magno, en el cual participaran
todas y cada unas de nuestras
Hermandades y Cofradías.

Desde ese momento nos

pusimos todos a trabajar , en unidad y
fraternidad, elaborar una propuesta
convincente y motivada para su
aprobación por parte del Ordinario del
lugar; en la misma se indicó el cortejo,
representaciones, los templos, el
itinerario y los horarios; teniendo en
cuenta las sedes de las distintas
cofradías, el espacio de las mismas para Con alegría y como “regalo” de la Navidad
los pasos y el espacio de nuestro recibimos la autorización por parte del Excmo.
templo parroquial de Santa María de la Sr. Obispo. Continuamos nuestro trabajo con
Virtudes, así como el horario de la numerosas reuniones de coordinación, tanto
Vigilia Pascual y, como no, la fecha con las Cofradías como con el Ayuntamiento
prevista, el SÁBADO SANTO, día 30 para llevar a cabo con la mayor brillantez dicho
de Marzo. acto.

159
 La presentación del cartel tuvo lugar, junto
con el de Semana Santa, en el Teatro Municipal,
con la interpretación del Concierto de Marchas
procesionales a cargo de la Agrupación Musical
Manuel Fraile, el 27 de febrero.
Y llegó el día inolvidable, el SÁBADO
SANTO 30 de Marzo. Por primera vez en la
historia reciente de nuestro pueblo se celebró
una Procesión Magna de tal entidad, el
160
Solemnísimo Santo Entierro Magno, vimos y
vivimos por nuestras calle en un solo acto la
Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.
Desde las Sagradas Imágenes de Nuestro Padre
Jesús de la Paz en su entrada Triunfal en
Jerusalem, de Nuestro Padre Jesús Nazareno,
Cristo de Humildad y Paciencia, Santísimo
Cristo de Veracruz, el Sagrado Misterio de
Nuestra Señora de Las Angustias hasta Cristo
Yacente y Nuestra Señora de la Soledad. Los
distintos pasos iban acompañados por grupos de
penitentes de cada Hermandad, Juntas de
Gobiernos y cuerpo de acólitos, con sus
respectivas insignias y estandartes; la Cofradía
del Santo Entierro con todo su cuerpo de
hermanos penitentes. Acompañaron las de
Gloria como Hermandad de Nuestro Padre
Jesús Resucitado, Hermandad de Nuestra Señora
de las Montañas Coronada y Hermandad
Sacramental. La Agrupación Parroquial del
161
Prendimiento -hoy ya Hermandad- y su cuadrilla
de costaleros portó el paso del Cristo de
Humildad y Paciencia, cuya imagen hacía mas de
treinta años que no procesionaba por nuestras
calles. El acompañamiento musical estuvo a
cargo de la Banda de Cornetas y Tambores San
Juan Bautista (Las Cabezas de San Juan), la
escuadra de tambores de la propia Hermandad
del Santo Entierro, y la Agrupación Musical
Manuel Fraile.
 Dicha procesión fue presidida por D. José
Mazuelos Pérez Obispo de la Diócesis Asidonia-
Jerez, acompañado de quien era en ese momento
nuestro querido Párroco, D. José Manuel
Álvarez Benítez (q.e.p.d.) y por el entonces
Vicario D. Francisco Varela Figueroa, además de
toda la Comisión Permanente del Consejo. Así
mismo, estuvo presente y nos acompañó el
Delegado Diocesano de las Hermandades y
Cofradías, D. Joaquín Perea Montilla. La
Corporación Municipal encabezada por el
alcalde, D. Juan Luis Morales Gallardo y las
distintas autoridades también acompañaron a
Cristo Yacente.

Creemos que se consiguieron los fines

perseguidos, pues fue un verdadero acto de FE
de todos, y no solo de todos los participantes,
sino también del pueblo de Villamartín y demás

162
personas que asistieron al mismo desde
distintos lugares de la Diócesis y provincia de
Cádiz , así como de otras provincias limítrofes.
Fue un apoyo a la labor que hacemos desde
nuestras Hermandades y Cofradías, y se
demostró que unidas son capaces de realizar
actos con la mayor solemnidad.

En la retina de nuestros ojos y en nuestro

corazón quedó ese día, SÁBADO SANTO, para
Mayor Gloria de Nuestro Señor Jesús y su
Madre la Santísima Virgen.

Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno

163
Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno
 San Francisco. La Sede Canónica.
José María Gutiérrez López
Arqueólogo - Director del Museo, Archivo y Biblioteca municipales

Un edificio, la arquitectura en sí, tiene estudio histórico-artístico exhaustivo, al igual que

mucho de orgánico, de ente vivo. Nace con unas
motivaciones que explican su origen, crece y se
transforma adaptándose a las nuevas finalidades
que el proceso histórico les fue imponiendo,
envejecen y en algunas ocasiones mueren,
desapareciendo del paisaje urbano e incluso a
veces de la memoria colectiva. Después,
solamente resta que sean recuperados en alguna
porción en el caso de que la pala de los
arqueólogos se aplique al descubrimiento de sus
vestigios.
Afortunadamente la Ermita-Iglesia de la
Veracruz y el antiguo Convento de San Francisco
aún permanecen y resultan bastante reconocibles
en sus formas originarias, a pesar de que la parte
conventual sea la suma de diferentes expedientes
constructivos que al hilo de sus variados usos han
ido transformándolo hasta conformar su imagen
actual. El edificio en su conjunto adolece de un
ocurre con el resto de edificios religiosos menores
conservados en la localidad1.
En general, puede decirse que para toda la
arquitectura religiosa de Villamartín faltan los
estudios arquitectónicos. Estos deberían estar
basados en la intervención directa para que se
puedan complementar los datos disponibles que
están basados únicamente en lo que las diferentes
fuentes documentales dicen acerca de las fábricas.
Esa intervención directa a la que nos referimos es
la regida por los principios de la estratigrafía
muraria. Se engloba bajo esta definición el
análisis arquitectónico que tiene como
fundamento las relaciones estratigráficas que
articulan el conjunto de elementos constructivos
singulares que forman parte de un edificio. Estos
elementos constructivos actúan en un plano
tridimensional: los alzados, la cimentación y los
revestimientos. Su lectura integrada se realiza

1
Un enfoque bastante genérico en Mesa Jarén, 1989, s/p.; Álvarez Benítez, 1992, pp. 68-69; Holgado Caro, 1995, pp. 169-178 y Aranda
Bernal y Quiles García, 2005, pp. 397-405. Únicamente la Iglesia Parroquial de Santa María de las Virtudes podría ser excepción a esa
regla: Romero de Torres, 1934, pp. 389-391; Falcón Márquez, 1983, pp. ; Álvarez Benítez, 2001; Cirici Narváez, 2014; Armario Medina,
2020, pp. 62-65.

167
mediante la descomposición analítica de las
diferentes unidades estratigráficas en un
diagrama que permite obtener una
documentación sistemática y crítica que supera
las carencias metodológicas de otras disciplinas
que estudian las obras arquitectónicas2.
En esta línea de estudios únicamente se
podría contabilizar la intervención que se realizó
en el año 2002 en Villamartín cuando se
rehabilitaba el ábside de Santa María de las
Virtudes3. Las obras consistieron en la
eliminación de las edificaciones parásitas, la
sustitución de la alta tapia que rodeaba todo el
espacio por un muro con enrejado artístico para
hacer visible el ábside desde la calle, un nuevo
muro de cierre del patio de la casa rectoral y
demás obras de saneamiento y pavimentación. La
intervención arqueológica tuvo modalidades y
ámbitos diferentes; una pequeña excavación
arqueológica que se planteó al pie del muro de la
sacristía debido a la nueva infraestructura que iba
a afectar al subsuelo. En el otro extremo del
perímetro externo del edificio religioso, tras
derribar la edificación reciente que se encontraba
anexada a la Iglesia, quedó a la vista el exterior
del muro correspondiente a la actual capilla
sacramental. Tras comprobar con un pequeño
sondeo que en el subsuelo se detectaba una zona
de enterramiento y osario de época moderna, se
optó por realizar una actuación consistente en
una cata paramental en el alzado de esta capilla.
Denominada del Dulce Nombre de Jesús,
formó parte del crucero de la antigua fábrica
tardogótica de la iglesia, instituyéndose ya en
1525 como capilla funeraria de los Álvarez de
Bohórquez4. El picado de las diversas capas de cal
del paramento dejó al descubierto una fábrica
mixta de mampostería y ladrillo que alternaba los
mampuestos con verdugadas de ladrillo, de dos a
tres líneas, reforzada en los extremos con
encadenados también de ladrillo. Este tipo de
puesta en obra encuentra referencias en otras
construcciones religiosas del territorio del
antiguo arzobispado hispalense, con una
cronología de finales del siglo XV a los inicios del
XVI5, confirmando por otras fuentes la data que

2
Esta metodología de corte arqueológico fue desarrollada por Roberto Parenti en Italia y posteriormente se ha generalizado en toda
Europa para la rehabilitación de edificios históricos; para España ver: Quirós Castillo, 2002, pp. 27–38 y Tabales Rodríguez, 2002, pp.
193–206.
3
En el marco del Plan de Empleo y Dinamización Laboral de Villamartín, auspiciado por el Ministerio de Trabajo a través del INEM, por
iniciativa del Instituto de Promoción y Desarrollo Local de Villamartín (INPROVI). Entre los diversos programas se incluía uno dedicado
a infraestructura y rehabilitación de edificios relacionados con el Patrimonio, ver Gutiérrez, Reinoso y Martínez, 2015, pp. 167-174.
Como veremos, otras actuaciones del programa tuvieron un resultado menos afortunado.
4
Álvarez Benítez, 2001, p. 64.
5
Tabales Rodríguez, 2002, pp. 193-206.

168
aporta el registro documental. Valga aquí citar
este caso a modo de ejemplo sobre cómo unas
obras de rehabilitación bien tuteladas hacen
alguna aportación válida al proceso histórico de
un edificio.
En el caso que nos ocupa, desde la
exclaustración del siglo XIX pero
fundamentalmente en las últimas décadas,
tanto la Ermita y después Iglesia de la Veracruz
pero principalmente el antiguo Convento de
San Francisco, han tenido diversas obras de
rehabilitación y mantenimiento.
Sin lugar a dudas ha sido la antigua zona
conventual la más afectada históricamente por
las rehabilitaciones, debido primero a su
readaptación a usos civiles tras la
Desamortización y a su conversión reciente
desde centro escolar a equipamiento cultural
municipal6. No obstante, esta última no ha sido
la única llevada a cabo en los últimos tiempos.
Con posterioridad se realizó una demolición
preventiva ante el peligroso estado de ruina que
presentaba una parte trasera del antiguo
6
Archivo Municipal de Villamartín (en adelante AMV)-2277. Proyecto básico de Restauración del antiguo convento San Francisco para
su adaptación a casa de la cultura de Villamartín. Servicios Técnicos Municipales, Villamartín, sin fecha (¿1995-1996?).
169
convento, la denominada del “claustrillo”, con
previsión de una reconstrucción que nunca tuvo
lugar. Adosado al espacio conventual y sin
relación conocida con el cenobio, en espacios
que eran compartidos por el antiguo centro
escolar se construyó el teatro municipal Manuel
Fraile, obras que contaron al menos con
inspección arqueológica. Tampoco la propia
Iglesia ha estado exenta de recientes actuaciones
de mantenimiento, como el arreglo de cubiertas
en nave y linterna de la cúpula durante la década
de los noventa del siglo pasado, o la más reciente
de 2010, muy agresiva, con picado,
acondicionamiento y enjalbegado de las paredes
interiores de la iglesia. En general, todas las
actuaciones se pueden calificar de poco
respetuosas con los valores patrimoniales de
ambos edificios. Ni la propia iglesia cuenta con la
protección jurídica de su consideración como
Bien de Interés Cultural (BIC) cuando posee
valores patrimoniales más que suficientes para
serlo, únicamente tiene algún nivel de protección
en la normativa urbanística vigente en el
municipio.
 El largo periplo por Villamartín
de la comunidad franciscana
La Orden de Franciscanos Observantes
llegó a Villamartín en 1594. Antes de establecerse
de finitiv am e nte r ecor r ier on div ers os
establecimientos hasta su definitiva sede junto a
la ermita de Veracruz. Todo parece indicar que la
iniciativa había partido del propio cabildo
munic ipal c om o medio de contar
permanentemente con frailes en la población
para la cura de almas7, ya que las labores
asistenciales se habían encomendado unos años
antes a la Orden de San Juan de Dios8.
Inicialmente parece que hubo acuerdo
entre todas las partes para asentar la nueva
comunidad en la antigua Iglesia de la
Encarnación que había funcionado como templo
parroquial quizá desde 1504-15059 hasta 1523 ó
1524, año este último que los servicios religiosos
parecen estar trasladados a la nueva fábrica que
tendrá la advocación de Santa María de las
Virtudes. El edificio religioso en cuestión se
encontraba en la zona alta de Torrevieja, hasta
donde se había trasladado el hábitat de los
primeros pobladores apenas transcurrido un año
de la fundación10, debido a la insalubridad del
núcleo original que estaba situado en una zona
cercana al arroyo del Judío, que recibe en la
documentación diversas denominaciones, como
Fuente Vieja, Serrecina o Matagorda11. Tras
muchas décadas de pérdida de sus funciones
parroquiales, la Iglesia de la Encarnación debió
quedar en cierto desuso, maltratada y reducida en
su consideración -el registro documental insiste
en su carácter de simple ermita-, pues en 1598 el
Arzobispado de Sevilla indica que los frailes se
ubiquen y alojen en las zonas menos
deterioradas12.
Las obras de rehabilitación que la
comunidad seráfica se vio obligada a emprender
en el antiguo edificio no debieron ser suficientes
para enmendar las malas condiciones del lugar

7
Desde 1593 hay constancia del deseo municipal de su presencia: Ortega, 1933, pp. 225-227; Gómez Vidal, 2021, pp. 196-197, que
recoge la información de las sesiones del cabildo (AMV-0028, Libros de Actas del Cabildo, en adelante [LAC], 1593, octubre, 18; y 1594,
abril 18 y 28), patrocinio municipal que se mantendrá a lo largo de la presencia franciscana en Villamartín.
8
En 1587, cediéndoles las casas-albergue que regentaba la Hermandad de la Pura y Limpia Concepción, ver Gómez Vidal, 2021, pp. 196-
197.
9
Villalonga Serrano, 2006, pp. 147-148. Las excavaciones arqueológicas realizadas en Torrevieja durante 2008 localizaron parcialmente las
ruinas de un edificio de características particulares y con enterramientos cercanos (sobre estos últimos, ver Castro Moreno, 2014), que
pudieran corresponder a vestigios de esta Iglesia de la Encarnación.
10
Varios testigos insisten en que transcurrió este escaso tiempo para el abandono del solar originario, ver Archivo Chancillería de
Granada 14503/31: Memorial ajustado y concertado…, testimonios del año de 1550, ff. 70r-74r.
11
Villalonga Serrano, 2006, p. 150: …primero se fueron a poblar a Matagorda, pero por ser sitio muy húmedo se fueron a edificar las casas junto a la
torre de Villamartín.
12
Gómez Vidal, 2021, pp. 196-198, en relación a la información contenida en AMV-0030, LAC, sesión 1598, julio, 25.

170
pues en 1607 ya se constata una primera queja
sobre la insalubridad del lugar a la que se achaca
la mala salud de los hermanos. En general,
también los datos arqueológicos obtenidos en
Torrevieja indican que a finales del siglo XVI se
había empezado a abandonar este lugar en altura,
que su callejero iba quedando reducido y la
población se trasladaba ladera abajo,
conformando el casco urbano antiguo que
conocemos ahora. Ya en 1610 la situación debía
ser poco menos que insostenible, pues se llega a
valorar la salida de la Orden de la localidad, aun
cuando se mantenía el patronazgo del cabildo
dotando de fondos a la comunidad y donaciones
particulares de casas o en metálico para trasladar
de sitio el convento13.
Se abrían varias opciones de traslado,
aunque se contaba con la oposición del clero
parroquial que veía lesionadas sus rentas, para
que la nueva sede estuviera situada en un lugar
más céntrico, como la recién construida ermita
de Veracruz o en la calle Mesones, actual calle los
Hierros. Finalmente, hacía 1620 existe común
acuerdo de aceptar la propuesta de Juan Álvarez
de Bohórquez, de situar el nuevo convento en la
salida de la Villa en el camino hasta Ronda, en
un ejido situado entre la Cruz de San Ginés y el
13
Ortega 1933, pp. 227-229; Gómez Vidal, 2021, pp. 198-199.
14
“…que dicen del Prado de los Caballeros”, Acta notarial de la Junta del Clero para señalar y dar posesión del sitio del nuevo Convento.
Villamartín, 1625, enero, 6; en Ortega, 1933, pp. 234-236. Gómez Vidal, 2021, pp. 199-200.
15
Ortega, 1933, pp. 234-236.
171
Calvario, cerca del río Serrecín14, donde
obtuvieron permiso para labrar la fábrica de un
nuevo convento en 1624.
Se conocen con cierto detalle diversas
características, como la extensión de terrenos
cedidos para la construcción del nuevo cenobio,
aunque hasta ahora no se haya podido identificar
ningún resto arqueológico de la antigua
construcción. La comisión señalada al efecto se
situó el día 6 de enero de 1625 a la salida de la
calle de la Concepción (actual San Juan de Dios)
frente al propio camino de Ronda:
… midiéndose desde la calzada diecisiete sogas (117,23
m.) de a cinco brazas (8,36 m.) cada una […],
señalaron el sitio haciendo un montón de piedras por
señal donde ha de estar la puerta de la iglesia del dicho
Convento […] la dicha iglesia debe estar apartada de la
dicha Cruz de San Ginés doce sogas, hacia la parte del
río Serrecín15.
La comisión religiosa es ratificada en
cabildo municipal, como titular de estos terrenos
pertenecientes al común de la vecindad y
acuerdan, en un acta del 9 de febrero de 1625,
que para la dicha iglesia, convento, huerta y
compás, se destinen ocho fanegas de tierra (unas
1,6 hectáreas) comprendidas en el predio
mencionado 1 6 . Más de sesenta años
permanecieron los franciscanos radicados en este
lugar sin que apenas tengamos información, ni
siquiera de la disposición de las dependencias o
de las características de la iglesia, que deberíamos
suponer de gran modestia según la esencia de la
Orden. No obstante, durante su estancia en esta
zona de la villa tuvieron lugar algunos hechos
significativos, como la fundación en 1647 de la
Cofradía de San Antonio de la nación
portuguesa17, con amplia colonia establecida en
Villamartín y que en el aspecto religioso tuvo su
sede aquí18. No obstante, el común denominador
de este segundo centro es el que se daba en el
primero, lo apartado del núcleo de población y
por tanto, de los fieles, como los problemas
sanitarios derivados de ser un lugar desabrigado y
cercano al cauce fluvial.
Sin embargo para esta ocasión no se dejó
margen alguno de negociación. El capítulo
provincial de la Orden reunido en Sevilla el 4 de
noviembre de 1690, decidió que el convento de
Villamartín quedaría definitivamente extinguido
si no les concedían el traslado hasta la capilla de
la Vera Cruz. Esta vez no se pidió parecer a los
beneficiados de la parroquia pero con el
consentimiento de los regidores municipales,
poco más de un mes más tarde el Arzobispo de
Sevilla, Juan de Palafox Cardona, concedió
licencia para el traslado del Convento19. Se
instalaron definitivamente en una serie de casas,
espacios y solares20, cedidos en su mayor parte
por Juan Álvarez de Bohórquez, además de otros
particulares, como Marcos García Bellido junto a
otros que han quedado anónimos.
Los franciscanos labrarán su sede en estos
espacios contiguos a la capilla de Veracruz que
posteriormente transformaran, y que estaba aquí
ya desde 1605, como se ha sabido de la lectura de
las actas del cabildo municipal21. También se
tiene constancia documental que en 1552 ya
existía en la localidad una Hermandad de la
Veracruz aunque desconocemos donde estaría

16
Ortega 1933, pp. 237-238; Gómez Vidal, 2021, pp. 200-201.
17
Ortega, 1933, pp. 249-250, Regla de la cofradía del glorioso San Antonio de Padua, … Villamartín, 1647, junio, 30. El encabezamiento del
documento indica que la cofradía había sido creada diecinueve años antes (1629).
18
Gómez Vidal, 2021, pp. 189-193, ha valorado el papel de la comunidad lusa en la vida local.
19
Decreto del Rdmo. Sr. Arzobispo concediendo licencia y autorización para el traslado del Convento a la Capilla de la Vera Cruz, en Ortega, 1933,
pp. 241-242.
20
Un corral para desahogo de la sacristía donde se hizo una capilla con puerta a la iglesia, un solar y al menos otras tres casas que se
tomaron para la fábrica, en Ortega, 1933, pp. 246-247.
21
Gómez Vidal, 2021, p. 198: AMV-0033, LAC, Sesión de 22 de marzo de 1604, donde se solicita permiso para comenzar las obras y el
propio cabildo contribuirá a las mismas.

172
radicada22. La comunidad franciscana se
mantuvo en Villamartín participando de su vida
religiosa y educativa23 hasta 1835, cuando tras la
Desamortización, el convento pasó al
Ayuntamiento24 que lo destinó a diversos usos
como hospicio y escuela de primaria25.
Actualmente parte de sus dependencias son el
Centro Cultural Municipal San Francisco.
Iglesia de la Veracruz
Según parece y con los datos disponibles a
partir de las actas del cabildo municipal, cuando
en 1690 se produce el traslado de la comunidad
franciscana a la capilla de la Veracruz, no sólo
se encuentran solares y casas donados sino que
existe una fábrica algo avanzada pues:
…está un dormitorio y vivienda fabricado
hasta en vigas altas, la sacristía e iglesia tienen sus
paredes sacadas del medio y le falta muy poco para su
perfección, una noria y una alberca junto al mismo
sitio y nueve fanegas de tierra para huerta y demás
utilidades del convento26.
Cabe sospechar que el patrocinio de los
Álvarez de Bohórquez estuviera detrás de unas
obras que estaban adelantadas el mismo año que
los franciscanos habían obtenido licencia para el
que será su último traslado. En estas fechas de
finales del siglo XVII el aspecto del paisaje
urbano debía distar bastante del conocido ahora.
Una modesta capilla de la Veracruz sirviendo de
eje para ir conformando el incipiente viario de lo
que serían, tanto la calle que llevaba su nombre,
como de la calle de las Encrucijadas, con un
caserío menos denso y amplias zonas aún libres
de edificación27.
Hoy el conjunto de iglesia y convento se
nos presenta en un compacto plano urbano
formando un cuadrilátero irregular con fachadas
principales alineadas a la calle.

22
En una manda testamentaria de 5 de noviembre de dicho año, Catalina Ruíz manifiesta que al día de su fallecimiento, sus restos sean
acompañados por los hermanos de la mysericordia e la Veracruz, en AHPC (Archivo Histórico Provincial de Cádiz). Protocolos notariales de
Villamartín. Leg. 4, Notario Antonio Quebrado, 1552. Sobre la historia de la Hermandad, ver Gómez Vidal, 1999, pp. 65-73 y este
mismo volumen.
23
Tuvieron una cátedra de gramática hasta la exclaustración y la escuela de niños, ver Ortega, 1933, pp. 251-253.
24
El 5 de marzo de 1844 se comunica Real Orden. Mesa Jarén, 1989, s.p.
25
González Perea, 1998, pp. 103-114 y 2019, pp. 223-229.
26
AMV-0054. LAC: Sesión de 17 de noviembre 1690.
27
El Archivo Municipal conserva un número importante de legajos de los siglos XVII y XVIII, que sería prolijo enumerar aquí, con
peticiones de solares para edificar viviendas.

173
 Esto es sólo una imagen reciente fruto de
que en el siglo XIX se adosaron a la fachada del
Convento tres viviendas por calle San Francisco y
al menos una o dos más por debajo de la Iglesia28.
Lo mismo cabría proponer respecto al fondo del
Convento, extendido probablemente en su
origen hasta la actual calle Botica (antigua
Toledano), un espacio abierto indeterminado de
huerta y otros dispositivos, como la alberca y la

28
Hasta ese momento un espacio abierto hasta la calle Encrucijada que, si hacemos caso a las noticias orales sobre el hallazgo de restos
humanos durante la renovación reciente de esa parcela, correspondería a un área de enterramiento de época moderna, vinculada primero
a la capilla y después a la iglesia.

174
noria que transmiten las fuentes, engullidos por
el caserío a lo largo del tiempo.

Parece que ya en 1694, los Franciscanos

Observantes han transformado la antigua capilla
de Veracruz en el templo que conocemos, una
modesta edificación barroca de nave única,
siguiendo las prescripciones del Capítulo General
de Narbona de 1260, con planta de salón y unas
dimensiones interiores de 22 m de longitud por 6
de anchura. La fachada a la calle, algo
retranqueada respecto a la portería del convento,
sigue un adusto estilo pues es lisa y está
solamente interrumpida por el vano de acceso
adintelado con baquetones realzados y un único
presbiterio en altura y acceso mediante escalinata
ventanal de medio punto centrado, situado a la
central de tres peldaños, se produce mediante un
altura de la planta del coro29.
arco toral o fajón que separa la cubierta
El templo se cubre en la nave con bóveda abovedada de la cúpula sobre el altar mayor. A la
de cañón con lunetos y en la capilla mayor con izquierda del altar, una puerta de doble batiente
cúpula sobre pechinas rematada por una linterna. da acceso a una habitación corrida con tres
A los pies de la iglesia se sitúa un pequeño atrio bóvedas de aristas que en el presente funciona
de acceso, seguido de un espacio de la nave con como sacristía, desconociéndose si este fue su uso
una cubierta más baja, pues es aquí donde se original.
sitúa un coro alto sostenido por un arco rebajado
sobre columnas con capiteles de castañuelas o Sobre la planta de trazado longitudinal de
moñas, que como veremos se repiten en otras la Iglesia, llama profundamente la atención la
partes del convento. La división entre el espacio existencia de una única capilla lateral en el lado
de los fieles en la nave y la capilla mayor con este, sin correspondencia frontal en la otra parte,
donde solo se abre un púlpito de tipo conventual

29
El aspecto exterior con un enlucido moderno y zócalo de placas de piedra es fruto de recientes actuaciones de mantenimiento, que no
han conseguido eliminar el omnipresente cableado cruzando toda la fachada.

175
con acceso directo desde el claustro. Ya se ha
indicado anteriormente que no se han dado
estudios arqueológicos paramentales de ninguna
parte del edificio. Debido a esto nuestra hipótesis
de trabajo es que esta capilla lateral en realidad
corresponda a la obra primigenia que fue el
origen del establecimiento monástico, la capilla o
ermita de la Veracruz, construida a principios del
XVII como sabemos por las actas del cabildo
municipal. Esta obra precedente sería integrada
por los franciscanos en la construcción del
templo y en este pequeño edificio religioso sería
donde inicialmente recibiría culto la venerada
imagen del Cristo de la Veracruz, obra de
mediados del siglo XVI, comúnmente atribuida
al escultor y retablista de origen flamenco Roque
de Balduque30. Este procedimiento no es extraño
a otros cenobios franciscanos, valga como
ejemplo -en este caso una fundación alcantarina-,
el Convento de la Magdalena de Antequera sobre
la ermita del mismo nombre31. Como luego
veremos, ciertas coincidencias entre el convento
antequerano y el villamartinense no terminarán
aquí.
El templo ha conservado de manera parcial
un buen registro de decoración pictórica y
30
Aranda y Quiles, 2005, pp. 403-404.
31
Camacho Martín, 1999, pp. 471-492.
32
Erróneamente, estas pinturas se han atribuido en su totalidad a un artista rondeño llamado Francisco López, (a) Asís, que en 1930 se
hace cargo de pintar la Iglesia, a expensas del mecenazgo de Doña Carmen Peñalver Topete, ver Holgado Caro, 1995, pp. 174-175. Como
veremos a continuación, existen realizaciones de épocas y estilos diferenciados.
176
también aplicada de yesería, en los diferentes
paramentos y zonas de la construcción. Se trata
de un repertorio iconográfico al que no se le ha
prestado la debida atención y que hasta cierto
punto ha sido menospreciado y maltratado. Sin
duda a esto ha contribuido la ausencia de un
análisis detenido de sus formas artísticas y ciertas
noticias que explicaban su realización en el
propio siglo XX32. La decoración pictórica a la
que nos referimos, es más que apreciable
recorriendo por el interior del templo todo el
friso bajo el arquitrabe sobre el que se apoya la
bóveda de cañón, así como en las roscas del arco
del coro, los arcos fajones de la nave y el envés
del arco toral que da paso al presbiterio. Esta
consiste en frisos corridos en los que se van
alternando motivos de corte neo-renacentista,
como son las series de roleos o estilizaciones de
tallos vegetales, candelieri, cartelas que imitan de
labores sobre cuero o los querubines alados.
Llaman poderosamente la atención los colores
que se emplean: el verde carruaje o inglés, un
azul añil y un tono rosáceo, tonalidades que
hacen sospechar del recurso a pigmentos de
preparación industrial moderna. Una sensación
que se confirma de la observación directa de los
modos de aplicación y del resultado conservado,
 Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno

177
tal vez más próximo a un repintado reciente de
otros motivos preexistentes. Pero tal vez sea en el
frente del arco toral a la vista de la posición de
los fieles donde pueda observarse mejor la
superposición de diferentes expedientes
decorativos, cubiertos en última instancia con un
enjalbegado que sirve de fondo a la leyenda:
“Esta es la casa del Señor”. Todas estas
características podrían atribuir estas realizaciones
a la actuación decorativa llevada a cabo en los
años treinta del siglo XX.
Nada tiene que ver este programa
iconográfico con el que decora toda la capilla
mayor del templo, combinando pintura y yesería,
aunque no se pueda negar la existencia de
repintes y agregados contemporáneos. La
cabecera del templo se remata con un retablo de
estilo neoclásico con columnas de orden
compuesto confeccionado en estuco simulando el
aspecto del mármol. Fue donado por el rey
Fernando VII en 1828, según consta en
documento epigráfico que se encuentra en un
lateral del presbiterio. Aquí en este templo, que
durante la ocupación napoleónica actuó como
parroquia, tuvo lugar el 6 de septiembre de 1812,
tras la partida días antes del ejército bonapartista,
la lectura y juramento público de la Constitución
de Cádiz33. Sobre el altar, las aristas de la media
naranja de la cúpula y el cupulín de la linterna,
33
Gómez, Gutiérrez, Enríquez y Reinoso, 2010, pp. 349-357; Archivo Municipal de Villamartín, 2012, edición facsímil y transcripción.
178
van decorados con yeserías en relieve que vuelven
a presentar motivos vegetales y querubines. En
tres puntos de la cornisa de la cúpula, se
disponen medallones de yesería contenidos en
labores vegetales, representando en el lado del
arco toral, el escudo del Santo Sepulcro en
referencia a la Hermandad residente en el
templo, a la derecha del altar el de la Orden de
Predicadores y a la izquierda del mismo, el de la
Orden Franciscana.
Sin embargo, la decoración más interesante
se sitúa sobre las cuatro pechinas que permiten el
paso de la planta cuadrada de la capilla mayor a
la circular de la cúpula, lugar éste donde en
cuatro medallones pintados rodeados de yeserías
en relieve y motivos en grisalla quedan
representados diferentes santos franciscanos, cuya
factura podría reclamar una cronología del siglo
XVIII o como muy reciente de principios del
XIX. La iconografía con la que se representan
permite una aproximación a su posible
identificación, más segura en unos casos que en
otros.
Así, teniendo como referencia el retablo en
la cabecera del templo, a la derecha del mismo
aparece un personaje cubierto con tiara y con
atuendo de obispo sobre el que se representa una
filacteria con el siguiente texto latino:
 Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno

Rosa vernans chiaritatis, lilium virginitatis, stella
fulgens Ludovicus. Vas sanctitatis,
ora pro nobis Dominum.
Aquí se exalta su caridad, virginidad y
perfección, por lo que del texto y la comparativa
con estampas devocionales del siglo XVIII y otras
representaciones religiosas, es relativamente fácil
argumentar su identificación con San Luis obispo
de Tolosa. Luis estuvo en prisión siete años en
lugar de su padre, el rey Carlos II de Nápoles;
después renunció al trono y vistió el hábito
franciscano, siendo nombrado obispo.
El medallón a la izquierda del altar muestra
a un personaje cubierto con birrete de doctor,
sosteniendo pluma de escribir y un libro abierto
en el que se representa un escrito que ha sido
imposible desentrañar si no es que se trata de un
mero artificio del artista. Las referencias que
tenemos permiten proponer que se ha querido
representar a San Buenaventura, el denominado
“Doctor Seráfico”34.
Mayores problemas de identificación
presentan los medallones que estarían en las
pechinas a derecha e izquierda del oficiante de la

34
Nos ha sido muy útil para la identificación de la iconografía franciscana, el estudio de Rosario Camacho Martínez, 1999, pp. 471-492,
sobre la decoración pictórica del claustro del Convento de la Magdalena de Antequera.

179
 Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno
liturgia. Ambos personajes, un varón maduro y
otro joven, visten hábito franciscano aunque
portan medalla con el escudo de la Orden de
Predicadores y una banderola con ínfulas sobre
las que se representa el anagrama del Nombre de
Jesús y los tres clavos de la pasión de Cristo. En
ambos casos, el asta de la banderola va rematada
por el escudo del Santo Oficio, una cruz entre
rama de olivo y espada. Sin embargo, ambas
imágenes presentan algunos rasgos especiales y
diferenciadores. En la pechina a la derecha del
oficiante, aparece el varón más maduro, portando
en su mano izquierda un crucifijo sobre el que va
una estrella o sol de diez puntas; en este mismo
lado abajo, aparece un bastón de mando. Ambos
símbolos podrían estar en referencia a su carácter
de fundador de una orden religiosa. También
lleva una cruz patada en rojo en la esclavina del
180
hábito. La hipótesis de trabajo es que la imagen
pudiera hacer referencia a San Pedro de
Alcántara, fraile castellano-leonés reformador de
la Orden de los Franciscanos Descalzos, con la
intención de incrementar el rigor y la austeridad
de la vida conventual.
A la izquierda del oficiante se encuentra el
medallón con la representación del varón joven
con banderola en su mano derecha en la que
figura crismón IHS con los clavos de la Pasión y
en actitud de bendecir. La propuesta sería
atribuir esta representación a San Bernardino de
Siena, que se distinguió por su apasionada
defensa del nombre de Cristo, representándosele
aquí con la banderola que muestra su dedicación
al nombre santo de Jesús. Cierran el aparato
iconográfico de la capilla mayor sendas pinturas
 Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno
en los testeros que son blasones con el anagrama
de la Virgen María y el escudo de la localidad.
Por su factura pueden atribuirse a la fase
decorativa contemporánea previamente citada.
Al conjunto de decoración parietal pintada
que pudiera ser atribuible a una fase antigua, se
podría unir la que hasta hace una decena de años
aún podía observarse, aunque muy maltrecha, en
un testero del coro alto de la Iglesia. Con toda
probabilidad actualmente irrecuperable, ocupaba
un espacio semicircular bajo uno de los lunetos
de la bóveda de esta parte de la Iglesia. Se
representaban en varios planos de perspectiva
una doble escena. A la derecha del observador,
181
una correspondiente a la Natividad,
concretamente a una adoración de pastores, en el
marco de un portal de material vegetal sostenido
mediante postes de madera. A la izquierda, otra
que transcurre en un ámbito interior como
demuestra un enlosado en damero, en el que un
personaje asiste a un enfermo postrado en un
lecho con dosel. En ambos contextos, se repite
como personaje principal de la obra una figura
masculina vestida de negro, cuello con gorguera
de lechuguilla de encaje, calzas blancas y
sombrero. Todo parece hacer referencia al
carácter de exvoto que tuvo esta pintura y a la
existencia de un comitente que aparece de forma
recurrente en la composición.
 La Iglesia de la Veracruz posee un rico
patrimonio artístico mueble que solo
enumeramos de pasada. El templo está presidido
desde el retablo por la magnífica talla del Cristo
de Veracruz, titular de la antigua ermita, que ya
se ha citado. El crucificado está flanqueado por
sendas imágenes de San Juan de Dios y de San
Rafael que recibieron culto en la iglesia del
Hospital de la Concepción regentado en
Villamartín por esta Orden hospitalaria. Por el
lado que sería de la epístola, en el interior de la
capilla lateral suele recibir culto una imagen de
Ntra. Sra. de la Soledad del siglo XVII, obra
probable de Francisco de Ocampo, aunque se
hayan propuesto recientemente otras
atribuciones diferentes. Continúa por este lateral,
el retablo con el espacio central ocupado por una
imagen de San Francisco y después hacia los pies
de la nave, el altar de las Ánimas con un lienzo
alusivo. Al otro lateral de la nave, se dispone el
retablo de estípites y tres calles, con la talla de
San Antonio y el Niño realizada por Martín
Moreno en 1644 para la cofradía del mismo
nombre35; una escultura que por su cronología
debió venir desde la anterior sede franciscana en
la Cruz de San Ginés. A continuación, en una
hornacina abierta en la pared recibe culto otra
gran obra de imaginería barroca sevillana, la talla
de Jesús de la Humildad y Paciencia.
35
Romero de Torres, 1934, p. 391, escultura de San Antonio con su niño sentado en el libro, concertado por la Cofradía de San Antonio
y el escultor Martín Moreno el 15 de diciembre de 1644.
182
Convento de San Francisco
El edificio forma un cuadrilátero irregular
que se adosa al lateral de la Iglesia sin ninguna
solución de continuidad. Hoy la alineación en
fachada tampoco presenta diferencias, pero
originalmente y antes de las construcciones
civiles del siglo XIX, el acceso y la portería del
Convento se mostraban avanzados respecto al
resto de fachada del espacio conventual. Frente
a la sobriedad de la fachada de la Iglesia, la del
Convento muestra un mayor repertorio
decorativo dentro de una sencillez general de
sus líneas. La portada se presenta como un vano
de medio punto entre pilastras con
entablamento y remate triangular con panel de
azulejos entre pináculos. La composición de
azulejería representa de forma inequívoca a San
Francisco, con el crucifijo y el flagelo, el estigma
que se observa en una de sus manos, todo
rodeado de un ambiente vegetal y de aves en
consonancia con el santo. A través del análisis
estilístico y de los pigmentos utilizados en
diversas obras andaluzas, el anónimo pintor de
azulejería y autor de este retablo cerámico ha
recibido la denominación de Maestro de Palma
Gallarda, en referencia a la hacienda
carmonense donde puedo ser identificada su

obra por primera vez36. En un tercer cuerpo de
fachada, esta se remata con una espadaña de dos
cuerpos y tres vanos, articulada del mismo modo
que la portada, con sucesivos entablamentos,
pilastras y pináculos, siendo rematada por un
frontón triangular. Es interesante destacar que las
pilastras de la espadaña están decoradas con
36
Halcón, 1999, pp. 213-225; García Portillo, 2015; 2016a y 2016b.
37
En algunos casos, se habrían sustituido las piezas originales por otras de un material menos valioso, ver Holgado Caro, 1995, pp.
169-170. La explicación a este hecho no debe basarse únicamente en la pobreza de la comunidad de religiosos para recurrir a
materiales de acarreo en la construcción, sino también a la tumultuosa vida del edificio con reparaciones, periodos de expolio, etc.
183
típicos azulejos sevillanos de tema único, una
influencia de la azulejería holandesa en el foco
alfarero hispalense, en este caso con motivos de
animales, pájaros y flores, de nuevo en referencia
obligada a la vida del santo. La azulejería
contribuye a la datación de todo el conjunto en
el primer cuarto del siglo XVIII.
Tras unos ámbitos laterales que actuarían
de portería y de acceso por escalera a los niveles
superiores del coro de la iglesia y al cuerpo de la
espadaña, un vestíbulo conduce al espacio del
claustro. Se trata de un cuadrilátero de lados
irregulares con una superficie de 200,35 m2.
Presenta galería baja con arcos de medio punto
sostenidos sobre columnas en sus cuatro pandas.
En los vértices de la columnata figuran pilares
compuestos por columnas fasciculadas de piedra
mientras los arcos centrales de cada lateral
presentan como soporte un orden de basa, fuste
liso y capiteles marmóreos de castañuelas o
moñas como tónica general37.
Este espacio abierto actuaría como lugar de
tránsito hacia otras dependencias, como la
Iglesia, el refectorio, la sala capitular o la planta
alta del edificio. En la actualidad, los nuevos usos
sobre el edificio han multiplicado el número de
vanos, impidiendo conocer cuáles fueron los
originales, aunque por lo general sólo se
reconocen tres ámbitos bien diferenciados: el que
conecta con la sacristía de la Iglesia, más dos
grandes salas cubiertas con bóvedas de arista que
se emplazan en el vértice norte del claustro. A
esto habría que unir la escalera de dos idas,
resueltas con bóvedas, que sirven para acceder a
la planta alta, ubicada en el vértice occidental. Ni
que decir tiene que las obras contemporáneas de
adaptación del edificio impiden conocer ningún
dato sobre la funcionalidad original de
cualquiera de las habitaciones del edificio. La
galería alta presenta igualmente cuatro crujías y
38
HAMV-2277. Proyecto básico de Restauración del antiguo convento… Servicios Técnicos Municipales, Villamartín, sin fecha (¿1995-
1996?).
184
hoy está cerrada al exterior por un muro corrido
en el que se abren cuatro ventanales por cada
lateral. Una solución que no debe corresponder a
la época conventual, cuando sería una galería más
abierta al interior del claustro, tal vez con
pilastras de ladrillo sosteniendo un tejado y
barandilla metálica. En esta planta alta se
deberían ubicar las celdas y otras dependencias,
de las que no tenemos datos pues prácticamente
al completo es una reforma de finales del XIX o
principios del XX para su adaptación a Colegio
Público38.
 Hasta la década del 2000 persistieron en el
fondo del Convento, en la parte que se adosa a la
cabecera de la Iglesia, un conjunto de
edificaciones que recibían la denominación de
claustrillo debido a la existencia de una doble
arcada a dos alturas sostenidas por sendas
columnas de mármol con capiteles de moñas o
castañuelas. Estos soportes eran absolutamente
similares a los del claustro o los que a modo de
pilastras sostienen el coro del templo. No existe
certeza sobre la función de esta parte del edificio,
que desde la planta baja tenía el aspecto de un
pórtico. Debido a su posición podría tratarse de
un acceso que desde la primera planta del
edificio, descendiera y facilitara la circulación
hacia la zona abierta de huerta que se situaría a
espaldas del edificio. Algunos años después se
proyectó su demolición controlada debido al
estado de ruina que presentaba, con perspectivas
inmediatas de una reconstrucción mimética
reutilizando los materiales constructivos más
nobles. Inexplicablemente, tras un periodo de
inactividad el espacio fue construido según un
planteamiento completamente diferente e
incorporado como un espacio más de los usos
religiosos del templo. De esta forma se perdía
para siempre este otro testimonio del antiguo
cenobio franciscano.

Fotografía: Archivo Municipal de Villamartín

185
 BIBLIOGRAFÍA
Fuentes
ARCHIVO CHANCILLERÍA DE GRANADA (ACG-14503/31). Memorial ajustado y concertado con asistencia de
los abogados de las partes que firman, de los autos que se siguen en esta Chancillería, en grado de revista, el Concejo, Justicia,
Regimiento, y Común de vecinos de Villamartín contra el Cabildo, Justicia y Regimiento de la Ciudad de Sevilla, sobre la
propiedad del Campo de Matrera y otras tierras comprehendidas en su demarcación; y sobre que el Mayordomo que nombra la
Ciudad para cobrar sus rentas en Villamartín no tenga entrada, voz ni voto en su Ayuntamiento. Imprenta Real, Granada,
1806.
ARCHIVO MUNICIPAL DE VILLAMARTIN (AMV-0032). Libros de Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno.
1602-1604. 1.01 Concejo / Ayuntamiento. Villamartín, cabildo de 1604, marzo, 22: se lee petición de los diputados
de la Cofradía de la Sta. Veracruz pidiendo licencia para la fábrica de la ermita, ff. 372v/373r.
ARCHIVO MUNICIPAL DE VILLAMARTIN (AMV-2277). Proyecto básico de restauración del antiguo convento de
San Francisco para su adaptación a casa de la cultura de Villamartín (Cádiz). Servicios Técnicos Municipales,
Ayuntamiento de Villamartín. 3.01 Obras y Urbanismo, 1995-1996.
ARCHIVO MUNICIPAL DE VILLAMARTIN (2012). Lectura y juramento de la Constitución de 1812 en
Villamartín. Edición facsímil y transcripción de las Actas Capitulares del Cabildo conservadas en el Archivo
Municipal de Villamartín. Ayuntamiento de Villamartín.
Estudios
ÁLVAREZ BENÍTEZ, J. M. (1992). Villamartín a vista de párroco. Caja San Fernando, Sevilla.
ÁLVAREZ BENÍTEZ, J. M. (2001). Testigo. Guía Histórico-turística del templo de Santa María de las Virtudes de
Villamartín en el año 500 de la fundación del pueblo. Ayuntamiento de Villamartín, Sevilla.
ARANDA BERNAL, A. y QUILES GARCÍA, F. (2005). “Villamartín”, en J. ALONSO DE LA SIERRA, L.
ALONSO DE LA SIERRA, A. ARANDA BERNAL, A. GÓMEZ DÍAZ- FRANZÓN, F. PÉREZ MULET y F.
QUILES GARCÍA, Guía artística de Cádiz y su provincia, II. Bahía de Cádiz, Costa Noroeste, La Janda, Campo de
Gibraltar y Sierra de Cádiz. Diputación de Cádiz y Fundación José Manuel Lara, Sevilla, pp. 397-405.
ARMARIO MEDINA, J. (2020). “Tesoros escondidos de Villamartín”. Libro de Feria y Fiestas de Villamartín 2020,
pp. 61-68.
CAMACHO MARTÍNEZ, R. (1999). “Patrimonio pictórico de Antequera. El claustro del Convento de la
Magdalena”. Boletín de Arte 20, pp. 471-492.
CASTRO MORENO, G. (2014). “Una necrópolis de los inicios de la Edad Moderna en Torrevieja, Villamartín
(Cádiz). Una aproximación sobre la primera población de la nueva localidad”. Almajar. Revista del Museo de
Villamartín 4-5. Cd-Rom.
CIRICI NARVÁEZ, J. R. (2014). “La Iglesia Parroquial de Sta. Mª de las Virtudes, Villamartín. Una
aproximación a su arquitectura”. Almajar. Revista del Museo de Villamartín 4-5. Cd-Rom.
FALCÓN MÁRQUEZ, T. (1983). Iglesias de la Sierra de Cádiz. Caja Ahorros de Cádiz, Cádiz.
GARCÍA PORTILLO, A. R. (2015). “El maestro de Palma Gallarda y su círculo. I: la Hacienda de Palma
Gallarda”. Cuadernos Electrónicos de Azulejería. Serie Triana 3. http://www.retabloceramico.net/articulo0654.htm
GARCÍA PORTILLO, A. R. (2016a). “El maestro de Palma Gallarda y su círculo. II: la Inmaculada de
Talarrubias, simbología y vinculación al mismo”. Cuadernos Electrónicos de Azulejería. Serie Triana 4. http://
www.retabloceramico.net/articulo 0738.htm

186
GARCÍA PORTILLO, A. R. (2016b). “El San Francisco de Villamartín y su vinculación al taller de Palma
Gallarda”. Cuadernos Electrónicos Apuntes de Azulejería. Serie Triana 2. http://www.retabloceramico.net/articulo
0741.htm
GUTIÉRREZ LÓPEZ, J. Mª, REINOSO DEL RÍO, Mª C. y MARTÍNEZ ENAMORADO, V. (2015).
“Villamartín medieval: la ocupación andalusí de Torrevieja”, en J. Mª Gutiérrez López y V. Martínez Enamorado
(eds.), A los pies de Matrera (Villamartín, Cádiz). Un estudio arqueológico del oriente de Šidūna. Ayuntamiento de
Villamartín, Editorial La Serranía, Cádiz, pp. 125-208.
GÓMEZ VIDAL, J. J. (1999). “Apuntes para la historia de la Hermandad de Veracruz de Villamartín (s. XVI-
XIX)”. Libro de Feria y Fiestas de Villamartín 1999, pp. 65-73.
GÓMEZ VIDAL, J. J. (2021). Villamartín 1588-1700: el siglo de la peste. Aproximación histórica al estudio de la peste en
la villa de Villamartín. Premio Castillo de Matrera, Ayuntamiento de Villamartín.
GÓMEZ VIDAL, J. J., GUTIÉRREZ LÓPEZ, J. Mª, ENRÍQUEZ JARÉN, L. y REINOSO DEL RÍO, Mª. C.
(2010). “Presencia napoleónica en Villamartín: Transformación y desestructuración de una localidad de la
campiña-sierra de Cádiz”, en A. Ramos Santana y S. Moreno Tello (coord.), Invasión y guerra en la provincia de
Cádiz (Mayo 1808 – Febrero 1810). Diputación de Cádiz, Cádiz, pp. 349-357.
GONZÁLEZ PEREA, J. L. (1998). “Primeros rasgos formales en la instrucción pública del Villamartín de la
época isabelina (1833-1868)”. Libro de Feria y Fiestas de Villamartín 1998, pp. 103-114.
GONZÁLEZ PEREA, J. L. (2019). “Una pequeña historia del claustro del convento de San Francisco”. Libro de
Feria y Fiestas de Villamartín 2019, pp. 223-229.
HALCÓN, F. (1999). “Algunas noticias sobre la hacienda de Palma Gallarda”. Laboratorio de Arte 12, pp. 213-
225. http://dx.doi.org/10.12795/LA.1999.i12.21
HOLGADO CARO, E. (1995). “El claustro de San Francisco y la iglesia de la Vera Cruz”. Libro de Feria de
Villamartín 1995, pp. 169-178.
MESA JARÉN, A. (1989). “El Convento de San Francisco” Libro de Feria y Fiestas de Villamartín 1989, s/p.
ORTEGA, A. (1933). “Convento de San Francisco de Villamartín. Provincia de Andalucía”. Archivo Ibero-
Americano, año XX, nº 36, pp. 223-254.
QUIRÓS CASTILLO, J. A. (2002). “Arqueología de la Arquitectura en España”. Arqueología de la Arquitectura 1,
pp. 27–38. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2002.4
ROMERO DE TORRES, E. (1934). Catálogo Monumental de España. Provincia de Cádiz (1908-1909), I: Texto.
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid.
TABALES RODRÍGUEZ, M. Á. 1997. “Análisis Arqueológico de Paramentos. Aplicaciones en el Patrimonio
Edificado Sevillano”. Spal: Revista de Prehistoria y Arqueología 6, pp. 263-295.
TABALES RODRÍGUEZ, M. Á. (2002). “Arqueología y rehabilitación en Sevilla. Desarrollo metodológico y
práctico”. Arqueología de la Arquitectura 1, pp. 193–206. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2002.15
VILLALONGA SERRANO, J. L. (2006). “Haçer un muy buen pueblo”. Del Campo de Matrera a Villamartín. Análisis
de un proceso repoblador en la banda morisca del reino de Sevilla, 1256-1503. Universidad de Sevilla, Diputación de
Cádiz, Sevilla.

187
SAGRADOS TITULARES

189
190
 El momento y su realidad artística
Jesús Guerrero García
No cabe duda que, todo cofrade que se precie,
pone sus ojos en las grandes Semanas Santas de
Andalucía y llenos del fasto y la genialidad con la
que está orquestada su puesta en escena, queda
sorprendido y cautivado de cuantas estampas y
vivencias dejan en el alma, tantos y tantos
momentos vividos con intensidad.
191
Bien sea desde “la Campana” en Sevilla, en
la “Tribuna de los pobres” de Málaga, en
“Ganivet” de Granada, la “Mezquita Catedral” de
Córdoba, “Novena” en Cádiz, “Larga” en Jerez,
etc. recibimos el mensaje de los sentidos. Hechos
estos, que consiguen que sus cofradías sean el
espejo donde mirarse y todo lo bello de éstas, se
quiera para nosotros mismos, se imite y copie.
Fundamentos de origen que, en los últimos
años ha comenzado a cambiar. La apertura de
fronteras que ofrecen los medios de
comunicación, internet y redes sociales, ofrece
más información de la que somos capaces de
asimilar de un solo vistazo, consiguiendo que,
este estereotipo, que es el que predomina entre
los amantes de las cofradías y las procesiones,
entre en disputa con la rica variedad que la
Semana Santa oculta y desconocida de las
pequeñas ciudades y pueblecitos, viene a ofrecer
al arte y la cultura de nuestra Fe, que se
personaliza de forma profunda en sus cofradías y
el sentir de todas y cuantas personas participan
en ellas.
Es por ello, que hoy se venga a poner en
valor a los Titulares del Santo Entierro de
Villamartín. Hermandad que, por distintos
 Imágenes titulares expuestas a la veneración de los fieles durante los cultos dedicados a los difuntos en noviembre.
Fotografía: Óscar Torres & Juan M. Jurado

avatares de la historia, como muchas otras, se
fueron desgastando hasta desaparecer y que
gracias al esfuerzo de sus gentes hace veinticinco
años renace y se reorganiza (mayo de 1995 y
Semana Santa de 1996), siendo esta la gesta que
se celebra en 2021.
para entender elementos y rasgos puros de la
iconografía que gira en torno a la Semana Santa
en general y a la Pasión de Cristo tal y como se
entiende en Villamartín. Siendo estos los temas
sobre los cuales fundamentaremos las siguientes
líneas de este artículo.

Esta Hermandad del Santo Entierro de La Hermandad contempla como imagen

Villamartín encierra y guarda un auténtico tesoro Titular, al Santísimo Cristo Yacente, imagen de
que son sus dos Titulares. Ellos son portadores las denominadas de serie o “de Olot”, procedente
de verdaderos mensajes que son fundamentales de la Casa Belloso de las fábricas de artes

192
 En ambas fotografías puede observarse la talla del antiguo Cristo del Santo Entierro, visto desde arriba en el interior de la
urna y en Esta procesionó como yacente hasta la Semana Santa de 1998.
Fotografías: Julio Romero Moreno y Andrés J. Alpresa Moreno

religiosas de Valencia (1999). Una Imagen algo
menor del tamaño natural (140 cm.) realizada en
pasta de madera o yesos de microcelulosa, con
policromías al óleo, propia de las fabricadas por
dicha industria, que vino a sustituir al antiguo
Cristo Yacente; un Crucificado del S. XVII que
aún se venera en el trascoro de la Parroquia de las
Virtudes, que se sustituye por su mal estado y el
desgaste que este sufría cada vez que era
introducido y sacado de la urna. Es una Imagen
articulada en los hombros, venerada como
crucificado durante todo el año, que se usaba
para la celebración de los autos sacramentales,
realizándose el descendimiento de la cruz y el
traslado al sepulcro durante la participación de
los Santos Oficios del Viernes Santo.

193

El actual, es un modelo iconográfico que
sigue los mismos patrones de los Cristos titulares de
hermandades del Santo Entierro y de las
hermandades del Santo Sepulcro, presentando la
Imagen, la tipología denominada como de
“Yacente” que consiste en representar a Cristo
muerto en la posición de cúbito supino.
“Yacente” es pues una posición corporal
dada por la acción de yacer, vinculada a la
iconografía, y que está suplantando en los
últimos años la advocación verdadera de estas
imágenes. En Sevilla ya se está llamando Cristo
Yacente en los últimos años al que siempre se llamó
1
Fernández Muñoz, Pedro: Iconología e iconografía de Cristo Yacente: Origen y evolución. Sevilla.
194
Imagen del actual Cristo
Yacente (Belloso, 1999),
expuesto dentro de una urna
realiz ad a en ma dera ,
barnizada den su color,
dentro de la cual, durante
muchos años ha reposado la
imagen durante su estancia
dentro del templo.
Cristo del Santo Entierro. Siendo común, me
repito, ala forma iconográfica en los Cristos del
Santo Sepulcro y los del Santo Entierro, la
identificación iconológica deriva del nombre de la
advocación y de la función que desempeña
dentro del discurso cultual de la cofradía a la que
pertenece1.
En Villamartín, quizá por reminiscencias
malagueñas, ya se acude a Él cuando se habla de
yacente, por el hecho de estar en cultos y
veneraciones fuera de la urna, aunque su
verdadera estampa sea la de Santo Entierro, tal y
como se contempla cada tarde del Viernes Santo.
 La imagen del Señor que se venera en la
actualidad carece de rasgos estilísticos específicos,
pero es fácilmente catalogable, pues toda la
imaginería de las escuelas o fábricas de artes
religiosas de la zona del levante, desde mediados
del siglo XX hasta finales de los años noventa,
viven su época de mayor esplendor, en cuanto a
calidad y producción, y siguen esos mismos
patrones de los que se habla, distando muy
mucho su técnica actual de la producción
industrial que esas mismas casas tienen hoy en
día, que, por lo general, viene a menospreciar su
trabajo.
Su anatomía es suave y correcta, el
perizoma o sudario usa volúmenes griegos con
efectos de paños mojados y se presenta con una
sutil decoración estofada en oro. La policromía
muy tostada, muestra frescores y contrastes muy
agrisados que potencian el rigor mortis. Las
señales de la pasión y su martirio se reflejan en
rodillas y hombros, además de alguna que otra
gota de sangre como restos de haber sido
coronado de espinas. Contando con las propias
llagas de los clavos en pies y manos y el castado
atravesado por la lanza.

Aspectos que en cuestión de años

cambiarán, ya que, dichas piezas tendrán un valor
añadido, porque es una producción que regeneró
en poco tiempo todas las pérdidas y destrozos que
la Guerra Civil ocasionó en el interior de
nuestros templos y gracias a su gran variedad y
recursos, se les debe la habitabilidad de muchos
altares que quedaron vacíos de imágenes.

Aun así, podemos hablar de un retrato muy

característico en dichas piezas, que bien puede
identificarse por estar inspirados en el rostro de
las Sabana Santa. De hecho, ese es el origen
iconográfico de Cristo Yacente o del “Christus
Patiens” que naciera en Constantinopla tras el
paso de la reliquia de la “Síndone” por aquel
territorio.
Christus Patiens, Constantinopla

195
 Cuando se habla de Santo Entierro o
traslado al sepulcro a todos se nos viene a la
cabeza el catafalco, el féretro o la urna, como
símbolo del enterramiento de Cristo o como
expositor del cuerpo inerte del hijo de Dios y este
es un elemento a destacar dentro de esta
corporación.
Si bien, la Imagen de Cristo, a simples
rasgos, carece de relevancia en cuanto a su valor
artístico, la urna que le da cobijo si lo tiene.
Además de por su valor material e iconológico,
que le es inherente, por su valor estético y la
concepción en líneas y volúmenes que son poco
frecuentes en otras urnas.

Detalles de la urna de Villamartín. Puede observarse la urna que da cobijo a

la imagen del Señor Yacente y como su alzado frontal hace gala de una
limpieza y transparencia inusitada en este tipo y enser. El oro se aprecia muy
mate y tiene pérdidas que desvirtúan la luminosidad original de la pieza, pero
es fruto de un uso cultual continuo día tras día expuesto a la veneración de
todo Villamartín. La imagen que remata el cupulín, es la imagen de la Fe.

196
 Se trata de una urna/féretro de base
rectangular y sección hexagonal, de graduación
muy obtusa y aristas y vértices muy exagerados y
cerrados, que aporta una línea muy elegante y
sensación de adiamantado potenciado por la
transparencia del cristal.
Está realizada en madera, con marquetería
de pino de Flandes, con relieves rocallas
realizados en pastas de dorador propias de finales
del Siglo XVIII, dorada completamente en su
exterior, con paredes de cristal biselado, sobre
peana elevada por cuatro garras y rematada con
cuatro ánforas ardientes y la imagen de la Fe en el
centro, como punto más alto de la misma.
Una joya del Barroco que se nos muestra
cercana y accesible por estar expuesta en el
Templo y que no deja indiferente a nadie que la
observa. Un estilo singular que, en estos últimos
años con el aumento e inversión de patrimonio,
viene a marcar la línea estilística de todos los
nuevos enseres que va adquiriendo la
hermandad.
La urna significa el vacío y la ausencia y nos
enmarca a los cristianos dentro del Triduo
pascual, como un símbolo litúrgico más, que nos
muestran el luto más riguroso y que a la fuerza se
corresponde con la advocación de la Madre:
Soledad.
2
Del forero “Estebanillo”, escrito en el “elcofrade.es”, sección “urnas del Santo Entierro”. 25/01/2016.
197
Ambos nos sitúan directamente en la tarde
del Viernes Santo. La procesión del Santo
Entierro viene a ser un trasunto de la procesión
del Corpus Christi. En España la custodia es
portada no ya en las manos del sacerdote, sino en
un paso o carroza donde es más visible. Igual que
la custodia, la urna del Santo Entierro es portada
a hombros, y si nos fijamos muchas de ellas
rematan con la figura de la Fe o en la del
pelícano, símbolos eminentemente eucarísticos.
Si en el Corpus Christi se celebra la
presencia, aquí se contempla la ausencia. Si en la
custodia sale el pan consagrado que es Cristo
vivo, la urna se convierte en una especie de
custodia en la que se contempla a Cristo muerto.
Y si detrás de las custodias españolas va el
palio blanco de respeto (palio vacío en homenaje
a la presencia real), en las procesiones del santo
entierro españolas se incluyó un palio de respeto
en color negro. Que no deja de ser otra
contradicción, puesto que el palio destaca la
presencia real de Cristo, sin embargo, aquí viene
a destacar lo contrario, la ausencia. Si para la
eucaristía se usa blanco, el color pascual, para el
Santo Entierro es del color litúrgico negro, que
en ninguna otra ocasión fuera de este uso
simbólico, podría utilizarse2.
 Solo queda el mundo sin Cristo y ello se mundo clásico, se contrapone a la imaginería
representa en la urna y se hace carne en María. contemporánea que, cargada de rasgos y gestos
del hiperrealismo del nuevo barroco, quedan
“Soledad” es la advocación de la Imagen
vacías de la unción sagrada de la que Ella es
Mariana Titular de la Hermandad del Santo
portadora.
Entierro de Villamartín. María Santísima
postrada ante el vacío de la Santa Cruz, la Madre Esta bella Imagen se caracteriza por ser
ante el cuerpo inerte de su propia carne, la moderadamente suave en sus gestos, una mirada
Virgen sola ante la tumba de Dios Hijo. goticista de ojos rasgados, con tan solo cuatro
lágrimas en sus mejillas, sin rictus de dolor en el
Nuestra Señora de la Soledad es una
dibujo de sus cejas y boca cerrada, que se debate
dolorosa de las denominadas de candelero o de
entre el sollozo y la sonrisa. Particularidades estas,
vestir (Anónima, S. XV-XVI), tallada en madera
que hacen que la Virgen de la Soledad, sea una
de pino Flandes (Pinus Silvestris / familia de las
puerta hacia lo divino que nos sumerge en la
Pináceas), con policromía realizada al óleo y, al
pena más calmada, de una madre que ve muerto
igual que el Cristo, de un tamaño algo menor del
a su hijo, tras largas horas de un tormento que,
natural (Académico).
aunque anunciando, ningún ser humano puede
Imagen chiquita que en la última década se ser capaz de imaginar.
ha redescubierto y puesto en valor, gracias, en
Desde hace ya algunos años, la Imagen de
parte, a sus vestidores, D. Oscar Torres y D. Juan
la Virgen de la soledad se nos presenta con las
Manuel Jurado, que con la publicación en redes
manos entrelazadas, portando una corona de
sociales de los cambios de ropajes, montajes de
espinas, siempre con atuendo oscuro y vestida de
culto, etc. la rescatan del más absoluto
luto, la mayoría de las veces de negro al completo
anonimato, generando nuevas inquietudes en los
(Aunque el luto español del S. XVI también era
foros cofrades que no la conocían, abriendo
marcado por el azul de corte y rojo sangre).
también por ello, una nueva corriente que, por
Siendo muy bien expuesta cuando se la atavía
similitud artística, comienzan a relacionarla con
con traje de corte Austria, con tocado monjil y
la gubia de autores relevantes y cercanos al
toda vestida de negro, con lazos y exvotos que nos
patrimonio de la orden de los Mínimos, San
la representan tal y como es descrita
iconográficamente su advocación y que
La Virgen de la Soledad de mirada baja y prácticamente es coincidente y dad al equivoco
serena, llena del hieratismo de las diosas del como “Dolorosa Servita”.

198
En esta comparativa de imágenes puede apreciarse un acercamiento de
estilo y parecido, entre la talla de La Soledad de Villamartín y la
primitiva y original imagen de La Soledad de Madrid, observando
además el tipo de vestimentas utilizadas, haciendo un paralelismo entre
ambas y la imagen de La Paloma.

199

Icono de la Virgen del Socorro.
Iconografía claramente ligada a la del Santo
Entierro y la presencia de Jesús muerto en los
brazos de su madre. La iconografía de “la Piedad”
como antesala de la “soledad de la cruz vacía”,
también tiene su origen en Constantinopla,
nacida del paralelismo de la madre “Teotokos”.
La Virgen con el Niño en sus brazos y el icono de
la Virgen del Socorro, donde a la “Teotokos” se
le incorporan elementos de la Pasión a su
alrededor, haciendo el guiño entre la vida y la
muerte en sus brazos.
Pero la iconografía pura que marca el
origen de la Soledad, la señala la moda, sus trajes
200
y la forma de cómo se viste. Y se le debe a la
Reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II,
que se caracterizaba por su indumentaria siempre
de luto. Hábito y atuendo que mimetizaba el
ropero de la monarca y que la Condesa de Ureña,
su camarera mayor, se encargó de vestir con el
atuendo de las reinas viudas de la casa de Austria.
Y decimos su Virgen, porque es la Reina
Doña Isabel quien hace el encargo directamente
a Gaspar Becerra, escultor y artista de la corte
que recibe el encargo de realizar dicha Imagen y
que, según es conocido, realizo varias tallas hasta
conseguir el modelo que agradó a la reina.
Este detalle y conocer que una de esas
Imágenes procesiona en El Puerto de Santa
María, nos permite observar de cerca el estilo y
hacer comparaciones de rasgos coincidentes entre
Vírgenes, en pos de generar un paralelismo
morfológico que nos permita hablar no solo de
Jerónimo Hernández como atribución cercana a
la autoría de la Soledad de Villamartín, sino que,
motive reflexiones sobre la cercanía iconográfica
con la Imagen y el autor que planta en la
devoción católica el modelo de Virgen de la
Soledad como estereotipo y patrón único.
La imagen tuvo un origen cortesano y su
culto se extendió durante más de dos siglos por el
país y las posesiones españolas de ultramar,
debido principalmente a la difusión impulsada
por la Orden de San Francisco de Paula
(Mínimos). La iconografía de la Soledad de María
que veneraron los Mínimos fue reproducida en
distintas técnicas artísticas (escultura, pintura,
grabado y cerámica) y en ocasiones recibió otra
advocación, como la que adquirió la famosa y
conocida copia pictórica de esta Virgen a finales
del S. XVIII: la Virgen de la Paloma.
Esa difusión que hace que se propague por
toda la nación la devoción a la Soledad,
encuentra otros modelos artísticos que
paralelamente a este, se enclavan por otros tantos
puntos de la geografía española. Quedando claro
que, dentro de la originalidad del modelo de
dolorosa que Gaspar Becerra impone desde la

En estas dos fotografías aparece la Reina Isabel de Valois con atuendo oscuro, el luto negro propio de su atuendo,
destacándose junto a ella, la imagen de la Virgen de la soledad de Villamartín, presentada con el mismo corte de vestido y
atuendo de mujer enlutada al estilo de la corte, tal y como presenta la Reina.

201
corte, se diferencia claramente la advocación de
Soledad como: Dolorosa de mirada baja,
arrodillada y de manos con dedos entrelazados
que llego a influir incluso en la popularísima
Soledad de Mena.
Influencia ésta que, de manera mucho más
cercana, puede contemplarse en la Soledad de la
hermandad del Sagrado Descendimiento de
Jerez, que claramente sigue los mismos patrones
constructivos y de belleza marcados por la
primitiva Virgen de Madrid.

Comparativa de primeros planos del rostro de las Imágenes de la Virgen de la Soledad de El Puerto de Santa María (Gaspar
Becerra) y la Virgen de la Soledad de Villamartín, donde se afinan detalles y parecidos estilísticos y rasgos fisionómicos que
nos dictan una relación entre ambas. Quizá, muy osado, si se alude a la autoría directa de las dos, de manos del mismo
Gaspar Becerra, pero, sí, se confirma una misma descripción iconográfica y dibujo del rostro, con mirada baja y boca cerrada
que parten del mismo origen.

202
Detalle de las manos entrelazadas de la Virgen de la Soledad de Villamartín y la representación pictórica de la Virgen de la
soledad de la Victoria (s. XVII). Apréciese como los tributos de la Pasión de Cristo siempre están presentes y el detalle de la
posición de la Cruz junto a la Virgen.

La Virgen de la Soledad de los frailes (actualmente vestidores) que configuran el

Mínimos, era una Imagen de vestir que
representa a la Virgen de rodillas, meditando sola
en el Calvario, sobre la muerte de su hijo.
Cuando se habla de escultura se hace
mención habitualmente al cliente y al artista. Sin
embargo, esta simplificación se complica en el
arte de la imaginería, pues, además del cliente
que suele imponer criterios o modelos a seguir,
intervienen dos artistas, el escultor que talla la
imagen y el pintor que realiza la policromía, y, en
las esculturas de vestir, participa la camarera
resultado final de la imagen devocional.
El papel de esta última ha sido
fundamental en algunas iconografías o en la
moda de vestir las imágenes. Por eso hacemos
mención de Oscar y Juan Manuel en este
artículo, pues con buen criterio y de forma más
que argumentada, en el arte de vestir a la Soledad
villamartinense, han implantado una estética
histórica, además de aportar un extra de calidad a
la Imagen.

203
 El escultor Gaspar Becerra compuso a la buena conocedora del comportamiento de las
Virgen de la Soledad como una mujer de rodillas viudas de la casa de Austria, fue la que configuró
con las manos unidas y los dedos entrecruzados, la apariencia externa de esta nueva iconografía,
la concibió en el momento que la madre se como variante y mayor exponente de la
quedó sola junto a la cruz desnuda, después de representación de los Dolores de María.
que los santos varones descendieron el cuerpo sin
En el s. XVI se crearon otras
vida de Jesús y lo trasladaron al sepulcro. Aunque
representaciones escultóricas de la Virgen de
para esta escultura de vestir el artista, según la
rodillas distintas a la iconografía de los mínimos
tradición, se inspiró en una pintura que trajo la
que también fueron reproducidas repetidas veces
reina de Francia.
durante el barroco, como sucedió en Sevilla.
La iconografía que los mínimos hacen suya,
Por lo tanto, la de los mínimos no fue la
tuvo su desarrollo en España, partiendo de la
única advocación de la Soledad que surgió a
iconografía medieval de la Virgen de las siete
finales del S.XVI, después del Concilio de
Dolores, representados por siete espadas o
Trento, ni tampoco fue la única que se concibió
cuchillos que atraviesan el corazón de María. Por
de rodillas, pero sí fue la única escultura - “de
eso no es raro, aunque pueda dar pie a confusión
vestir”- que, además de ser concebida de rodilla
ver a la Virgen de la Soledad signada con el
lleva manos unidas y los dedos entrelazados. Ese
símbolo del corazón con los siete puñales. La
modelo evoluciona dentro del modelo de
iconografía, en la que las espadas aparecen
cofradía que crece en Andalucía, levantándolas
dispuestas en abanico, se difundió a través de un
del suelo y poniéndolas de pie con el recrecido de
grabado editado en 1509. La versión de los
sus candeleros, conservando como único sello de
mínimos, se caracteriza por su vestimenta y
su originalidad el entrecruzado de sus dedos, que
bicromía de blanco y negro, hábito y manto
también en ocasiones vienen a intercambiar
respectivamente, al modo de la indumentaria que
posturas con juegos de manos abiertas que
llevaban las viudas reales de la casa de Austria.
propician una pose más natural a la hora de
Según el tratadista Antonio Palomino, la reina
sujetar o abrazar la corona de espinas,
Juan la Loca, mujer de Felipe el Hermoso, fue la
distanciándolas un poco de la estampa original.
que puso de moda esta austeridad y luto en la
viudez. Teniendo conocimiento de todo esto y a
modo de conclusión, tras haber citado
Lo cierto es que Isabel de Valois y su
anteriormente ya a varios autores del barroco
camarera mayor, la condesa de Ureña, viuda y
español podemos hablar de su autoría.

204
Estas dos fotografías vienen a evidenciar el enorme parecido existente entre la Virgen de la Quinta Angustia de la
hermandad del Dulce Nombre de Arcos de la Frontera y la Virgen de la Soledad villamartinense, siendo ambas de
atribución anónima, cercanas al círculo de Jerónimo Hernández. Además, puede apreciarse el aspecto de la policromía
original de la virgen arcense que nos propicia imaginarnos las posibles calidades y frescores originales de las carnaciones de
nuestra Virgen.

Partiendo de la base de que, su vinculación
al círculo de Jerónimo Hernández es más que
acertada y puntualizando que, los acabados de
repolicromados y repintes que se observan en
nuestra Soledad, no favorecen a la frescura y el
modelado de su rostro, podemos tomar como
línea de partida, laque nos marca el dibujo de su
nariz, que a modo de escultura romana nos sitúa
en el manierismo imperante del arte de la época y
nos acerca a la obra de Gaspar Becerra, quien
forja gran parte de sus estudios en Roma.
Así ese rasgo lo comparte nuestra Dolorosa
con la primitiva Soledad de Madrid y la Titular
de la Hermandad de la Soledad de El Puerto de
Santa María, quienes además de ese perfil recto
y afilado de su nariz, nos ofrecen otro dato que
las asemeja: la mirada hacia abajo. Gesto que
también puede observarse en otras Vírgenes
como la Soledad de Jerez o la Virgen de la
Quinta Angustia de la Hermandad del Dulce
Nombre de Arcos, con la que comparte muchos
más rasgos identitarios, de un parecido
asombroso.

205
En estas dos imágenes, se hace la comparativa tradicional entre las Virgen de la Soledad y la Virgen del Rosario, obra de
Jerónimo Hernández. Observándose quizá, rasgos más dulces en la Talla de la Virgen del Rosario en comparación con lo
angulosa quede las facciones de la Virgen de la Soledad.

Destacando de la bella Dolorosa arcense la anterioridad, pues se apoya en parecidos más

policromía rescatada tras su restauración,
recuperada tras el incendio que sufrió su capilla
en la década de los noventa y que aporta datos
que pueden hacernos una idea de cómo sería el
aspecto de nuestra Virgen con su cromatismo
original.
Por supuesto, la identificación de Jerónimo
Hernández como atribución estudiada la hacen
garante de un extra de calidad que restan
importancia a todo lo argumentado con
profundos y certeros con imágenes de este autor,
teniendo como ejemplo más cercano a la Virgen
del Rosario de la Parroquia de las Virtudes.
Sea cual sea su autor, hoy día y, sobre todo,
en esta efeméride que viene a celebrase, es una
cuestión que queda en un segundo plano, pues
en estas páginas hemos puesto suficientes razones
de peso para que el sentimiento común hacia los
Titulares de esta Hermandad, sigan aumentando
en amor y cariño hacia sus advocaciones.

206
 Devociones populares, de
las que hemos comprobado la
enorme carga histórica, religiosa,
simbólica y sentimental que
contienen, por el mero hecho de
formar parte de una iconografía
esencial para las cofradías y la
Semana Mayor. Tan vinculadas al
origen y principio de todo, que
hacen que la hermandad del
Santo Entierro forme parte
destacada de la Semana Santa
Universal, incluyendo a
Villamartín, su gente y su historia,
como parte fundamental y
participe de la evolución de las
cofradías y la difusión del credo y
devoción a sus Titulares y la
Iglesia.

207
 La Sagrada Urna del Santo Entierro
de Villamartín
Ernesto Pangusión Cigales y Manuel Portillo Díaz

Desde muy antiguo, el hombre creyó que el
mundo material era el reflejo de otras realidades
superiores, espirituales y, por tanto, incorpóreas.
En el siglo XIII, la escolástica de Santo Tomás lo
establecía así, afirmando que la Creación remitía
a una realidad paralela y superior, de la que era
metáfora e imagen terrenal al mismo tiempo.
Daba así por sentada la importancia de la
representación y del símbolo a la hora de
referirnos a ella y de intentar comprenderla1. Esa
significación trascendente y simbólica resultará
especialmente importante en el ámbito estricto
de la religión y, de manera muy especial en el
Cristianismo, donde el misterio de la
Encarnación trae a la realidad terrena la
presencia misma de un Dios que se hizo carne y
habitó entre nosotros (Jn 1,14). Sabiéndolo y
aceptándolo como dogma de fe, el cristianismo
representó su corporeidad terrenal para hacerlo
presente en el día a día y ponernos en Su
presencia con solo contemplarla, promoviendo
así la devoción e instruyendo a los creyentes en
los misterios de la fe2. Nada nuevo, pues siempre
quisimos penetrar el misterio, comprender lo
sobrenatural y hacerlo tangible. Y nada más
adecuado para ello que la imagen, muy superior
en este intento a la letra escrita.
Precisamente es la Encarnación la que abre
un nuevo camino en la relación con Dios,
contraviniendo el mandato del Antiguo
Testamento de no representarlo con imágenes,
tal y como hacían paganos e idólatras, pues Dios
es espíritu invisible y, por tanto, no puede ser
representado (Ex 20, 3-5). Ahora, en cambio, es el
propio Cristo el que hace a Dios visible y, por
tanto, representable. Pronto empezarán las
polémicas sobre este punto en el seno de la
primitiva Iglesia, que durarán siglos y obligarán a
dirimir la cuestión en pleno siglo VIII con el

1
https://www.evangelizarconelarte.com/el-lenguaje-secreto-de-los-s%C3%ADmbolos/s%C3%ADmbolos-y-alegor%C3%ADas/
2
Romero Castellano, Ángel. Pbr. Jerez en Semana Santa. 1998. Pp. 3-6. Seguimos en todo la excelente exposición del padre Romero en su
introducción a la revista anual de la Semana Santa jerezana, así como la cita literal de lo establecido en los concilios.

209
Concilio II de Nicea. En él se concluirá que la
honra que se hace a las imágenes pasa a sus originales
[…] pues, cuanto más frecuentemente se presentan a los
ojos, tanto más se despierta en los espectadores la
memoria de sus orígenes y se estimulan más a su
imitación y a tributarles su saludo y veneración.3
A la hora de rendir culto público a este
Dios encarnado, la comunidad cristiana lo hará
presente con la exhibición de su cuerpo que, en
el caso que nos ocupa, se refiere al episodio de su
sacrificio. Vale la pena detenernos brevemente en
este aspecto, pues el sacrificio es la forma
tradicional adoptada por todos los pueblos desde
tiempo inmemorial para saciar su necesidad de
relación con la divinidad. La propia palabra
proviene del latín sacrum facere, que en sentido
primario significa hacer sagradas las cosas. El
sacrificio, pues, consiste en entregar un don a la
divinidad -convirtiéndolo así en sagrado, al pasar
del ámbito profano al divino- con el fin de
obtener su protección, el perdón de las culpas, o
incluso entrar en comunión con ella. Se entendía
que la observancia perfecta del ritual propio que
acompañaba al sacrificio, fuera este del tipo que
fuese, garantizaba la aceptación de la ofrenda por
parte de la divinidad y su reciprocidad en
beneficio del oferente.
3
Ídem. Actualmente, la doctrina sobre el culto a las imágenes se rige por la Constitución sobre Sagrada Litúrgia del Concilio Vaticano II y
el canon 1188 del Código de Derecho Canónico, donde se reafirma la práctica del culto y veneración a las sagradas imágenes.
210
Para que un sacrificio pueda considerarse
cumplido ha de culminar tres fases esenciales:
- Primero, tiene que existir la ofrenda de un don,
que debe ser algo preciado para quien lo ofrece.
- Segundo, el don es entregado al sacerdote, que
es la persona facultada para ejercer la
intermediación entre la divinidad y el oferente.
Este depositará el don en el altar, símbolo y lugar
de la presencia divina.
- Tercero, la divinidad debe aceptar el don,
asumiéndolo y haciéndolo suyo y, como ella no
acepta ningún don sin mostrar reciprocidad,
accederá a cumplir la petición del oferente.
Si falta alguno de estos tres pasos o el ritual
en que se inscriben adolece de alguna desviación,
el sacrificio no será tal porque no se habrá
llevado a cabo, incluso aunque haya existido
inmolación de víctimas vivas.
En la práctica cultual de la religión judía
contemporánea de Jesús, destacaban dos tipos de
sacrificios. En primer lugar, el sacrificio de
comunión, al final del cual parte del don
ofrecido a Yahvé era consumido por los
sacerdotes y los oferentes. En segundo, el
sacrificio de expiación por los pecados del
pueblo, ofrecido por el Sumo Sacerdote sólo una
vez al año el día del Kipur (día del Perdón). La
palabra expiación proviene del latín expiatio y
significa «acción y efecto de limpiar una culpa».
Jesús mismo inscribió su muerte redentora
en el ámbito sacrificial. En la sagrada Cena
celebró con sus discípulos un sacrificio incruento
de comunión, siendo él mismo el oferente, el
sacerdote y el don ofrecido. Tras instituir el
sacramento de la Eucaristía, todos excepto Judas
comieron de su carne y bebieron de su sangre,
dato este reseñable porque en la práctica
sacrificial judía y en la Ley, la sangre de las
víctimas estaba destinada exclusivamente a
Yahvé. En el Calvario, en cambio, el sacrificio,
cruento, tomó carácter expiatorio, es decir, de
limpieza de los pecados de muchos. También
aquí Jesús es, él mismo, oferente, sacerdote y
víctima ofrecida.
No es extraño, por tanto, que la idea de
sacrificio esté muy presente en los escritos del
Nuevo Testamento. Por citar sólo algunos
ejemplos: San Mateo, en su evangelio (Mt 27:45-
50), hace coincidir la hora de la muerte de Jesús
con la hora en que, según el libro del Éxodo, se
manda sacrificar el cordero pascual (Ex 12,6).
También San Pablo es muy explícito: «Nuestro
Cordero Pascual, Cristo, ha sido inmolado en
sacrificio» (I Cor 5,7). La Carta a los Hebreos
abunda en este concepto, y pone de manifiesto la
grandeza y la verdad del sacerdocio de Cristo en
211
contraposición al del Sumo Sacerdote judío, así
como la eficacia del sacrificio de Cristo en
comparación con la ineficacia del practicado en
el templo de Jerusalén.
A día de hoy, en la liturgia eucarística de
nuestra Misa, el sacerdote invita a los fieles a orar
sobre las ofrendas del pan y el vino diciendo:
«Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y
vuestro, sea agradable a Dios, Padre
todopoderoso».
El tercer paso del sacrificio perfecto de
Jesús quedó cumplido en su resurrección-
glorificación, por la cual su naturaleza humana
queda incorporada a la vida divina y se manifiesta
«la gloria en compañía del Padre, que tenía antes
de que el mundo existiese» (Jn 17,4-5). Nuestra
celebración eucarística es, pues, la actualización
incruenta del sacrificio único y perfecto de Cristo
para nuestra salvación.
En el aspecto estrictamente cultual y a la
hora de rendirle culto público, la comunidad
cristiana hará presente a ese Dios encarnado
exhibiendo su cuerpo, tanto en la iconografía
como en su propia real presencia sacramentada y,
para hacerlo, necesitará de un vehículo adecuado
a tan insigne huésped. En el caso de la fiesta del
Corpus Christi será la custodia, representativa
del Sol de Justicia cuyos rayos dorados transmiten
salud (Mal 3,20). En cambio, en la Semana Santa
tomará varias formas derivadas de las escenas de
la Pasión, centradas más concretamente en su
muerte. La primera, la propia cruz de la Pasión, a
la que va unida el cuerpo muerto de Cristo. Otra
será el regazo de la Virgen, sobre el que se
deposita el cadáver de su hijo, tal y como lo
vemos en el grupo escultórico de la Piedad. Una
tercera modalidad será la que nos ocupa: la urna
del Santo Entierro, creación de la tradición, pues
no hay mención alguna a ella en los Evangelios,
donde solo se dice que el cuerpo de Jesús fue
envuelto en una sábana y depositado en el
sepulcro, pero que enlaza con el mito inmemorial
del féretro como nave o barca donde el alma
efectúa el tránsito desde este mundo al otro.
En realidad, la urna es una especie de
contrapunto fúnebre de la custodia del Corpus,
con cuya procesión mantiene numerosos aspectos
comunes. Ambas, custodia y urna, son llevadas
en pasos que realzan la solemnidad de un cortejo
en el que suelen integrarse hermandades
religiosas y corporaciones civiles. Si la primera
expresa la gloria eucarística como presencia viva
de Dios en la Sagrada Forma, la segunda
rememora esa misma presencia, pero ahora con
la figura del cuerpo sin vida del Redentor,
inmediatamente anterior a su resurrección.
4
Del forero “Estebanillo”, escrito en “elforocofrade.es”, sección “Urnas del Santo Entierro” 25/01/2016. Recuperado de:
http://elforocofrade.es/index.php?threads/urnas-del-santo-entierro.955/pag-6
212
Ese matiz eucarístico se acentúa, además,
en el propio desarrollo del Triduo Pascual, donde
cobrará pleno sentido el Santo Entierro. Si el
Jueves Santo se conmemora la institución de la
Eucaristía y se instala el Monumento para adorar
la presencia viva de Cristo en el pan, en el
Viernes Santo la vivencia es la opuesta:
conmemoramos la muerte de Cristo y en todo
predominará la sensación de ausencia. Es el
único día del año en que se velan los altares, las
luminarias se apagan y queda sin celebrar la
Misa4. La Iglesia universal, esposa de Cristo, está
de luto y sus miembros recorremos en espíritu el
camino que va desde su afirmación en la
Eucaristía del día anterior hasta la gloria de la
inminente resurrección, con el obligado paso
intermedio de la muerte.
El entierro de Cristo cobra así todo su
sentido devocional y la procesión de la urna
muestra su importante papel dentro del Triduo.
De esta manera, su desfile se hará con la
máxima solemnidad, contando con la presencia
de autoridades, cofradías y, en el caso de
Villamartín hasta no hace mucho, del palio de
respeto, vacío como homenaje al cuerpo muerto
de Cristo, en una enésima correspondencia con
el Corpus. Al no contar con palio negro, se
 El palio eucarístico, tras la urna en la época de la refundación. Solía llevarse por miembros de la Adoración
Nocturna o de la Hermandad Sacramental, en una enésima correspondencia entre el Corpus y el Santo
Entierro. Fotografía: Julio Romero Moreno

utilizó el blanco del Corpus durante los muchos
años en que se desfiló con él, mientras una
escolta de la Guardia Civil solemnizaba el
cortejo, flanqueando la urna con sus
componentes descubiertos (el tricornio echado a
la espalda) y portando el fusil «a la funerala» (la
culata hacia arriba y la boca apuntando al suelo)5.
Precisamente eran miembros de la
Hermandad Sacramental y de la Adoración
Nocturna los encargados de llevar los varales del
palio, reforzando con su presencia esa
vinculación de la Eucaristía con el Santo
Entierro6.

5
Antiguamente se procesionaba el Sábado Santo, haciéndolo en la actualidad el Viernes, como inicio del duelo por la muerte de Jesús.
6
Imprescindible dejar aquí el homenaje del recuerdo y la gratitud a aquel grupo irrepetible de cofrades: Juan Conde Ginés, Francisco
Vicente Jarava Peña, Fernando de Troya Ruíz, Aurelio Mozo Durán, Nicolás Sánchez Regordán, José Chacón Pavón y tantos otros.

213
 Por si esto fuera poco, encontramos en la
mayoría de las urnas procesionales dos símbolos
inequívocos de tal significación: las alegorías de la
Fe, siempre muy destacada, y más
secundariamente, la del pelícano que nutre con
su sangre a las crías.
La urna y sus alegorías eucarísticas.
Aunque de autor y data desconocidos, sabemos
que la urna de Villamartín se donó a principios
del siglo XX por un conocido labrador local,
como resultado de la promesa que hizo al Cristo
de las Aguas de nuestra parroquia para impetrar
la lluvia en tiempos de extrema sequía. Con él
procesionaba la hermandad, pues sus brazos eran
desmontables, pudiendo depositarlo en la urna
como imagen yacente7. Tras la última
restauración, los brazos quedaron fijos, quedando
expuesto como crucificado en el trascoro de
nuestra iglesia mayor, donde sigue recibiendo
una masiva veneración por parte de muchos
devotos, que suelen tocar e incluso besar la
imagen.
La urna en sí responde a los cánones
neoclásicos establecidos en el siglo XIX por la
7
La voz popular decía de él que era articulado, cuando la realidad no era exactamente esa. Los brazos estaban ensamblados al cuerpo me-
diante vástagos que los unían a cada costado del cuerpo. Para dejarlo como yacente había que extraerlos de su posición en cruz y depositar-
los a cada lado para reponerlos a su posición habitual terminada la procesión.
214
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
y adoptados por la generalidad de las academias
del Sur. Consta de dos cuerpos tronco-
piramidales opuestos, uno como receptáculo de
la imagen y otro como cierre superior, ambos con
seis ventanas de cristal enmarcadas en madera
tallada, estucada y dorada, lo que permite la
visualización del Cristo yacente en el paso
procesional. La mayor parte de la decoración
alegórica se encuentra en la tapa superior, tanto
en la parte que da al exterior como en la parte
interior que mira al Cristo, si bien el tallado de la
madera añade motivos decorativos distribuidos
por todo el armazón.
Sobre el conjunto, y de forma muy
destacada, aparece la alegoría de la Fe, virtud de
máxima relevancia para el cristiano. Recordemos
que es una de las virtudes teologales, es decir, de
las referidas directamente a Dios, en quien tienen
su origen, motivo y objeto, disponiéndonos a
estrechar nuestra relación con Él y vivificando a
todas las demás virtudes.
Dice el Catecismo: Por la fe creemos en Dios y
creemos todo lo que Él nos ha revelado y que la Santa
Iglesia nos propone.
 Pero, ¿cómo difundir estas ideas entre el
pueblo? De todos es conocida la importancia de
la iconografía a la hora de transmitir el mensaje
religioso, siendo la alegoría la representación
visible de conceptos, dogmas o valores, a través
de símbolos o metáforas. El objetivo es calar en la
mentalidad del pueblo, hecho particularmente
importante en tiempos pasados, donde la visión
de la imagen piadosa suplía, por un lado, el
analfabetismo imperante en amplias capas
populares y, por otro, la escasa difusión de la
letra impresa.

La representación de las virtudes solía

hacerse a través de figuras femeninas sobre una
peana, vestidas con túnica o péplum y portando
los atributos que el pueblo podía identificar
como propios de esa virtud. En el caso de la Fe,
lleva una venda en los ojos, en alusión a la frase
de Cristo en el pasaje bíblico de la aparición a los
discípulos tras la Pasión, ante las dudas del
apóstol Tomás: «Dichosos los que crean sin haber
visto» (Jn 20,29). Aunque han sido muchos los
símbolos que se le atribuyen, los más usuales
aluden a la simbología eucarística: en una mano
un cáliz y en otra una cruz, plasmación visual de
los extremos de la fe cristiana: el Cristo
crucificado y el sacramento del altar, pero
también de las caras opuestas y a la vez
complementarias de toda existencia: vida y
La Fe de nuestra urna, sobre peana de nubes, con los ojos
vendados y la cruz de la Pasión en la mano izquierda. La
derecha, mutilada, debió portar alguno de los atributos
acostumbrados: cáliz, antorcha, libro sagrado…
Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno
muerte, plenitud y ocaso, amor y pasión. En
ocasiones, además de velar sus ojos, la imagen
aparta la vista del cáliz, pues precisamente ella no
necesita ver para creer.
En el caso de Villamartín, se la representa
sobre peana de nubes y los ojos cubiertos; en la

215
mano izquierda, la cruz de la Pasión y, mutilada,
la derecha donde debería llevar el cáliz8. Cuatro
flameros en las esquinas de la tapa despliegan sus
llamas para iluminar simbólicamente a la Fe.

La segunda alegoría que suele aparecer en

las urnas procesionales es la del pelícano aunque,
como veremos, no es el caso de la urna de
Villamartín. Se trata de uno de los símbolos
eucarísticos más antiguos y la razón es la leyenda
que se le atribuye de que alimenta con su propia
sangre a sus polluelos, hiriéndose el pecho hasta
sangrar9. También se creía que vivificaba a las
crías que morían, regándolas con su sangre. El
símil con el sacrificio de Cristo es evidente, pues
Él nos redime por su sangre derramada,
muriendo por nosotros y resucitando. Por ello, el
pelícano está presente en la simbología cristiana
desde muy antiguo, mencionándolo Eusebio en
su comentario al salmo 101, nada menos que a
mediados del Siglo IV. En la centuria siguiente lo
Portaviático en forma de pelícano, la alegoría eucarística
desarrolla San Agustín y San Isidoro en sus
que se pensó durante mucho tiempo que decoraba el
Etimologías insistirá en el sentido vivificador de interior de nuestra urna. La pieza, perteneciente a la
la sangre de Cristo al resucitar a sus crías y Parroquia, es de plata fundida, cincelada, trocada y
también en el símbolo eucarístico, al convertir su grabada. Data del siglo XIX y fue ejecutada en Sevilla por
sangre en alimento. Es, por tanto, un motivo José Marín. Fotografía: José María Gutiérrez López.

recurrente en la decoración de las urnas del

Santo Entierro.

8
Aunque se la ha representado portando otros atributos como, por ejemplo, el libro sagrado, lo más plausible es que llevara el cáliz, en la
línea de los modelos más usuales de su época. Tampoco hemos localizado fotografías de antes de la mutilación que pudieran afirmar una
cosa u otra.
9
Seguramente se debe al hecho de guardar las presas en la gran bolsa de su pico, generalmente sangrantes, que luego sus crías buscan para
alimentarse, pareciendo que es la propia sangres de su padre.

216
 Pero en el caso de Villamartín, la urna nos
depara toda una sorpresa. La tapa superior lleva
una alegoría en la cara que mira al Cristo yacente
del interior, a la que siempre hemos llamado «el
pelícano», quizá porque se ha interpretado que
llevaba gotas de sangre en el pecho, que en
cualquier caso no se aprecian con claridad. Con
todo, creemos que no representa a tal ave, pues
esta es una palmípeda de gran pico reconocible
por la bolsa que pende de su zona inferior, así
como por la membrana de sus patas, adaptadas a
la natación. En nuestro caso, no aparecen dichas
características, sino más bien las de una paloma
sobre fondo o «gloria» de rayos luminosos, en
clara alusión al Espíritu Santo.
Según informa el historiador del arte José
Luis Romero Torres, en su estudio «Urnas
barrocas del Santo Entierro en el patrimonio
artístico de Andalucía»10, el elemento simbólico
de la paloma sólo lo había encontrado en la cara
interna de la cubierta de la urna de la
Hermandad del Santo Sepulcro de la localidad
sevillana de Lebrija, de la cual dice que tal vez sea
la urna de madera más antigua que se conserva.
Es de moderado tamaño y de estructura sobria y
en ella procesiona el Viernes Santo un yacente
del siglo XIV. La urna es portada a hombros de
ocho hermanos de la hermandad, a la usanza de
10
Romero Torres, José Luis. Urnas Barrocas del Santo Entierro en el patrimonio artístico de Andalucía. 2017. Recuperado de
https://independent.academia.edu/joseluisromerotorres
11
Durrwell, F.X. Jesús, Hijo de Dios en el Espíritu Santo. 1999. Secretariado Trinitario.
217
siglos pasados y, concluida la procesión, se inicia
la antigua tradición del velatorio de Cristo
muerto.
Pues bien, como hemos dicho, la urna de
nuestra Hermandad tiene en común con la
lebrijana la presencia de la paloma, símbolo del
Espíritu Santo, también en la cara interna de la
tapa superior. En cuanto a su estilo general, más
propiamente neoclásico, queda fuera del ámbito
temporal del Barroco y quizá por eso no está
recogida en el trabajo de Romero Torres.
Pero, dado que no parece ser común el uso
del símbolo de la paloma en las urnas fúnebres de
las hermandades del Santo Entierro de Cristo,
cabría preguntarse por qué lo incluye el artífice y
precisamente en el interior de la tapa, frente a
frente con la imagen del yacente. El hecho puede
que sea fortuito y no incorpore ninguna
significación especial, pero también pudiera
tratarse de una interpretación con base teológica,
a la vez que un preanuncio de la Resurrección de
Jesús.
Remontándose al siglo I de nuestra era,
François Xavier Durrwell11 encuentra que las
comunidades cristianas de los primeros decenios
usaron fórmulas concisas para confesar su fe en
 palabras que hablan de «poder», de «fuerza», de
«energía»; pues bien, a través de toda la Biblia, el
Espíritu Santo se presenta como el poder
operante de Dios. El Espíritu Santo es, por tanto,
el principio por el cual se realiza la glorificación
de Jesús y, por la resurrección en el Espíritu
Santo, Jesús (su humanidad) es asumido en el
modo de ser de Dios; como dice San
Ambrosio12 : Antes hombre según la carne, ahora
plenamente Dios. Desde entonces los fieles
reconocen en él a su Señor y Dios (Jn 20,28).

Y continúa Durrwell:

El Padre resucita a Jesús por su Espíritu (Rm 8,11),

por su poder (2 Co 13,4) que es el Espíritu; por su
gloria (Rm 6,4) que es el Espíritu; por el Espíritu, el
Padre engendra a Jesús a su plenitud filial.

El Espíritu Santo no es el autor ni el efecto de la

Paloma sobre fondo o «gloria» de rayos luminosos.
la afirmación de Jesús muerto y resucitado. San
Pablo escribe: Cristo fue crucificado (muerto) en
razón de su flaqueza (naturaleza humana), pero está
vivo por la fuerza de Dios (2 Co 13,4). En la Carta a
los Efesios (1,18-21), describe el apóstol la
glorificación pascual de Jesús, agotando las
acción; es la acción, el poder operante. No es él, sino
el Padre, el que resucita a Jesús; él es el poder de la
resurrección. No es el glorificador ni el glorificado,
sino la gloria que hace a Jesús Señor de la gloria. No
es él el que unge ni el que es ungido, sino la unción
misma. El Padre es la verdad y el Hijo es el
resplandor de esa verdad (Hb 1,3); el Espíritu es el
que guía hacia la verdad completa (Jn 16,13). Él no
es el que habla ni la Palabra, sino el soplo que lleva

12
San Ambrosio, De Excessu fratris sui satyri, 91: CCL 73, 299: “Tunc secundum carnem homo, nunc per omnia Deus”.

218
 la Palabra, la voz por la que la Palabra se expresa.
El Padre es santo, el Hijo es a quien el Padre
santifica (Jn 10,36), los fieles son santificados: el
Espíritu es la santificación. Según la Escritura, la
oración no se dirige al Espíritu; él es el grito de la
oración (Ga 4,6), el gemido inefable (Rm 8,26).
Ya hemos indicado anteriormente que a lo
largo de la Escritura, el Espíritu Santo es
conocido como el poder operante de Dios. El
219
Nuevo Testamento nos brinda una valiosa
indicación sobre la naturaleza de este poder: el
Espíritu de Dios es amor. El Padre ama, el Hijo es
el bien amado. El Espíritu es el amor.
Todas las anteriores parecen razones
suficientes para justificar la presencia de la
paloma, como símbolo del Espíritu Santo, en el
interior de la tapa de la urna, mirando al cadáver
de Jesús y presagiando su resurrección gloriosa.
Dos generaciones, abuelo y nieto, unidas durante un siglo por la devoción al Santo Entierro: D. Luis de Troya Romero y D.
José Luis de Troya de la Vega; el primero, donante de la urna, el segundo factótum de la declaración familiar sobre ella.

La Urna en Villamartín

Retomando lo dicho más arriba, en 1913, la

antigua hermandad del Santo Entierro de
Villamartín conoce un importante
resurgimiento, de resultas del cumplimiento de
una promesa formulada por un destacado
personaje local: el abogado y labrador Luis de
Troya Romero. Se vivían tiempos de extrema
sequía, con todo lo que ello suponía para un
pueblo que no tenía otro medio de vida que el
campo. Tras rogar insistentemente por las lluvias
al Cristo de las Aguas de nuestra parroquia, estas
llegaron, salvando providencialmente las
cosechas. Enseguida se dispuso a cumplir la
promesa de proveer una urna para la imagen del
crucificado al que se había encomendado,
aprovechando que, como vimos, podía adaptarse
como yacente con solo plegar sus brazos.

220
 Luis, como el resto de sus hermanos, había
cursado estudios en el colegio de los Escolapios
de Archidona, ciudad que cuenta desde 1507 con
una impresionante procesión del Santo Entierro
que, según sus hijas, influyó poderosamente en
su decisión de reactivar la hermandad en
Villamartín13. El número de hermanos creció
exponencialmente con el apoyo explícito que, por
razones obvias, prestaron numerosos agricultores
tras ver salvadas sus cosechas. Tras procesionar
muchos años, la hermandad entró en crisis en los
años treinta, coincidiendo con la dramática
situación política y social que al cabo despeñaría
al país por el abismo de la guerra civil. Por fin, a
finales de los cuarenta se reorganiza y vuelve a
procesionar con normalidad, debiendo restaurar
la urna en los años cincuenta, pues presentaba ya
signos de deterioro. Para ello, la familia Troya la
transporta a Arcos de la Frontera, donde residía
por entonces el afamado escultor Juan Bernabé
de Britto, quien se hará cargo de la restauración.
Durante décadas, seguirá con su salida
anual hasta la crisis general de nuestras cofradías
a mediados de los ochenta. Por fin, en 1995 un
grupo de cofrades decide refundar la hermandad,
13
Pangusión Cigales, Ernesto. Las Angustias en Villamartín. Ayuntamiento de Villamartín, 2003. P.66.
14
La iniciativa partió de dos cargos de la hermandad: el hermano mayor, Manuel Rubiales Cantos, y el tesorero Mateo Conde Mendoza,
quienes conocían el libro antes citado (Las Angustias en Villamartín), donde aparecía la mención a la familia de Troya.
221
iniciándose una nueva etapa con el encargo de
un paso de tipo «trono», de inspiración
malagueña, y una nueva imagen de Cristo
Yacente, que es la que hoy procesiona. Con la
cercanía del XXV aniversario, se estudia la
recuperación de la urna como patrimonio de la
hermandad, debiendo recurrir a la familia Troya
ante la inexistencia de documentación explícita
sobre su propiedad. Precisamente hacía muy
poco que había fallecido una de las hijas del
donante, Rosario de Troya Sánchez-Ibargüen,
personaje extraordinario y de impresionante
memoria, quien poco antes de su muerte nos
había relatado los detalles de la donación, así
como que esta se había hecho a la Hermandad.
Para asistir a las exequias se desplazó hasta el
pueblo uno de sus sobrinos, José Luis de Troya
de la Vega, con el que trabamos amistad y al que
contactamos cuando se suscitó el interés en
esclarecer la propiedad de la urna14. Con él
confeccionamos un primer documento en junio
de 2015 en el que su familia expresaba los datos
que conocíamos por terceros: la donación de don
Luis de Troya de 1913, el traslado a Arcos para
su restauración a mediados del siglo XX y la
circunstancia de ser donada a la Hermandad.
 Por diversas circunstancias, el proceso no pudo terminarse de inmediato. Por fin, en 2020 su
sobrino José Luis retoma la gestión, logrando el acuerdo familiar de julio del mismo año, plasmado en
la declaración adjunta:

JOSE LUIS DE TROYA DE LA VEGA, mayor de edad, vecino de la ciudad de Sevilla, con
domicilio en ………….., provisto de DNI nº …………. del que se acompaña copia, mediante la
presente declaración y a petición de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro
de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Soledad, de Villamartín, provincia de
Cádiz,

DECLARA

1.- Que su fallecido abuelo D. LUIS DE TROYA ROMERO, donó a la Hermandad del
Santo Entierro de Villamartín, a principios del siglo XX, una URNA PROCESIONAL al
objeto de utilizarla en la Salida Procesional con la Sagrada Imagen del Cristo de las Aguas,
como promesa para implorar la lluvia en un momento de extrema sequía.
2.- Que la donación indicada en el hecho anterior es reconocida y admitida por las generaciones
posteriores del propietario originario, como así lo contaba tanto su padre D. JOSÉ DE
TROYA SANCHEZ-IBARGÜEN, antes de su fallecimiento en 2014, como su tío D.
FRANCISCO DE TROYA SANCHEZ-IBARGÜEN, y que recientemente ha constatado
esta donación.
3.- Que dicha urna es en la que la Hermandad del Santo Entierro de Villamartín, reorganizada
en 1995, realiza la Salida Procesional del Santísimo Cristo Yacente, año tras año, y cuya foto se
acompaña en la presente declaración.

Y para que conste donde proceda, lo firmo en Sevilla, a 17 de Julio de 2020.

Fdo. D. José Luis de Troya de la Vega.

222
La Hermandad, por su parte, emite la consiguiente diligencia de conformidad con lo manifestado y de
uso actual de la urna:

DILIGENCIA:

La Hermandad del Santo Entierro de Villamartín, representada por la secretaria Dª. Paqui
Nadales Labrador, y por el hermano mayor D. Luis García Guerra, certifican en prueba de
conformidad todo lo anteriormente declarado por D. José Luis de Troya de la Vega, confirmando,
así mismo, que la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo Yacente es llevada en procesión año tras
año, en la tarde noche del Viernes Santo, en dicha urna.

Y para que conste donde proceda, firman en Villamartín, a 17 de Julio de 2020.

La Secretaria Vº Bº Hermano Mayor

Fdo. Paqui Nadales Labrador Fdo. Luis García Guerra

Agradecimientos: José Luis de Troya de la Vega, Rosario y Francisco de Troya Sánchez-Ibargüen, Mateo
Conde Mendoza, Manuel Rubiales Cantos, José María Gutiérrez López.

223
 Informe de restauración de la Sagrada Urna
José Manuel Moreno Arana
La urna, completamente dorada al exterior y
pintada de blanco en su interior, es una pieza de
gran sobriedad y sencillez de líneas. Apoyada en
cada esquina en una pata en forma de garras con
bolas, se compone de dos partes principales, de
formas inversas entre sí, que se separan para
introducir la imagen de Cristo yacente en su
interior. La primera o inferior sirve propiamente
de lecho mortuorio. La segunda cumple la
función de tapa o cubierta. Ambas partes están
acristaladas en sus lados laterales, delanteros y
traseros, adquiriendo todos ellos formas
trapezoidales.
225
La única concesión decorativa en la parte
inferior se limita a las molduras. Abajo, una
especie de cenefa de inspiración textil, cuyo
relieve se ha resaltado con una serie de incisiones
de aleatorias líneas sobre el aparejo y el dorado.
Sobre ella se asienta una moldura compuesta de
anchas y planas hojas vegetales. Cada uno de los
cuatro vértices aparece resguardado por otra
hoja, larga y estrecha.
Finalmente, el baquetón estriado que sirve
de remate se encuentra adornado
helicoidalmente con flores, distribuidas entre
ellas de manera discreta a cierta distancia. Por su primeras del XIX. Los rasgos formales llevan a
parte, la cubierta superior es aún más elemental, ubicarla en esos años de transición entre los dos
careciendo de cualquier motivo vegetal. siglos, donde se avanza hacia los gustos
academicistas o neoclásicos sin abandonar por
No obstante, en ella se incorporan los
completo la tradición barroca, de la que aún
únicos motivos figurativos. En la zona interior
perviven algunos recuerdos. Tanto en Sevilla
sirve de remate la paloma del Espíritu Santo,
como en Cádiz, los dos más importantes centros
plateada, sobre una ráfaga dorada. Al exterior y
artísticos cercanos a Villamartín, esta tendencia
sobre una peana de nubes asimismo plateada, la
artística academicista se desarrolla en torno a sus
figura de la Fe, siguiendo su habitual iconografía
respectivas Escuelas de las Nobles Artes, que
de figura femenina con ojos vendados y vestida
surgen en el último cuarto de siglo XVIII y que
con túnica y capa, indumentarias completamente
suponen una renovación de la enseñanza artística
doradas en este caso. Portaría en la mano
y un abandono progresivo de la estética barroca a
derecha, hoy perdida, el cáliz, mientras en la
favor de la recuperación de los modelos clásicos.
izquierda lleva la Cruz. Alrededor de esta
pequeña talla, cuatro jarrones flamígeros
repartidos en las esquinas. También dorados, Esta urna goza de una gran singularidad.
tienen unos toques de veladuras o corladuras de En primer lugar, por su antigüedad, siendo una
color rojo. de las más antiguas que siguen procesionando
con las cofradías del Santo Entierro de la
La obra en su conjunto está inmersa en la
provincia de Cádiz, quizás sólo superada por la de
severa estética neoclásica, estando tomados los
Jerez de la Frontera, obra de orfebrería de finales
citados jarrones de la arquitectura propia de este
del siglo XVII. En este sentido, puede ponerse la
estilo artístico. Otros pormenores, sin embargo,
de Villamartín a la cabeza entre las urnas de
nos hablan de la intervención en ella de un
madera doradas gaditanas. De este modo, y, en
maestro o maestros formados en el Rococó o
segundo lugar, cabe resaltar también el hecho
Barroco Tardío. La propia imagen de la Fe con su
peculiar de responder a una estética neoclásica,
dinámico manto o la citada moldura con
nada frecuente entre este tipo de piezas a nivel
ornamentación floral, que parte de modelos del
andaluz.
ro-cocó francés, son detalles que nos hacen situar
esta urna en la transición del siglo XVIII al XIX.
Por otro lado, pese a su deterioro, hay que
La pieza que nos ocupa hay que situarla valorar su autenticidad, ya que ha mantenido su
entre las últimas décadas del siglo XVIII y integridad sin alteraciones importantes.

226
 Imagen del paso del Santo Entierro durante la procesión del Sábado Santo en Villamartín. Principios de los años 80.
Asimismo, debe tenerse en cuenta su
continuidad en el uso a lo largo de, al menos,
más de un siglo.
Para acabar, subrayamos el hecho
excepcional de que, frente a las tendencias
neobarrocas que se han impuesto como
mayoritarias dentro del ámbito cofradiero
andaluz en el último siglo, esta singular urna
neoclásica haya logrado pervivir en el tiempo,
227
algo que se explica por una evidente identidad
social con esta obra de arte en el marco de
Villamartín y su Semana Santa, de la que esta
pieza se ha convertido en un elemento icónico
asociado a valores intangibles.
La primera referencia documental a la
existencia de una urna para la imagen del Santo
Entierro de Villamartín se fecha en 1798. Se
trata de un inventario de bienes de la entonces
conocida como Hermandad de Veracruz, Santo
Entierro de Nuestro Señor y Nuestra Señora de la
Soledad. Entre las piezas que se recogen aparece
“un sepulcro de madera estofado con perfiles
dorados y el adorno de la cama del Señor"1.
Aunque no podemos confirmar que se trate de la
misma pieza actual, sí hay que advertir que el
análisis formal permite situar la obra de la que se
propone su restauración en unas fechas no muy
distantes de los años o décadas finales del siglo
XVIII. Tras ello, la siguiente noticia nos sitúa un
siglo más tarde. Según un escrito conservado en el
archivo de la Hermandad, José Luis de Troya
de la Vega firma una declaración en la que
asegura “que su fallecido abuelo D. Luis de Troya
Romero donó a la hermandad del Santo Entierro
En relación a la escultura citada del Cristo
de Villamartín, a principios del siglo XX, una
de las Aguas, un crucificado dieciochesco
urna procesional al objeto de utilizarla en la
adaptado para las salidas procesionales a la
salida procesional con la sagrada imagen del
iconografía yacente y conservado en la Parroquia
Cristo de las Aguas, como promesa para implorar
de la localidad, debemos apuntar que finalmente
la lluvia en un momento de extrema sequía”.
fue sustituido en 1999 para esta función por
Asimismo, aclara que “dicha urna es en la que la
una imagen de los talleres de Olot, que es la que
hermandad del Santo Entierro de Villamartín,
en la actualidad ocupa el interior de la
reorganizada en 1995, realiza la salida
urna. Finalmente, debemos concluir afirmando
procesional el Santísimo Cristo Yacente, año tras
que, pese a la donación de la urna a principios
año”2.
del siglo XX, descartamos, por sus

1
Archivo Municipal de Villamartín. Expediente Instrucción Bienes Hermandades, Cofradías y Obras pías, Inventario Bienes Hermandad
de Veracruz, Santo Entierro de Nuestro Señor y Nuestra Señora (1798).
2
El documento está fechado el 14 de julio de 2020.

228
características estilísticas, que fuera realizada por
esas fechas. Resulta complejo, en cualquier caso,
con los datos que tenemos explicar cómo llega a
manos de Luis de Troya Romero una pieza como
esta y dilucidar su procedencia. Pero estas serán
cuestiones que deberán investigarse en el futuro
estudio

229
 El paso de La Soledad, breve reseña artística
Jesús Guerrero García

De inspiración antequerana y bajo un concepto

de proporciones y austeridad acordes a la estética
de la Virgen de la Soledad y su identidad como
Madre del Yacente, el nuevo paso para la Titular
Mariana del Santo Entierro, nace con la idea de
aportar a la Cofradía un nuevo rasgo de
clasicismo, sumándose así, a la acertada apuesta
por revalorizar su patrimonio y la devoción a sus
Titulares que desde hace ya varios años viene
haciendo esta junta de gobierno con este tipo de
proyectos.

Así, la Virgen se nos muestra exenta y

sola, entronizada en una peana alta que la hace
elevarse sobre volúmenes rococós y flores, que se
reparten por todo el conjunto de forma
desordenada.

Se trata de un paso que arranca de una

pequeña parihuela con faldones y enriquecida
con un moldurón, cartelas centrales y esquineras
que, con policromías alusivas a las letanías de la
Virgen y la simbología de la iconografía de la
Soledad, sirven de base como suelo, de efecto
marmóreo, de color verde, a una pequeña
canastilla moldurada y también ornamentada con

231
apliques y cartelas rococó, que se rematan con
una superficie de losas blancas y negras.
Un efecto de trampantojo, fingiendo un
falso suelo a imitación del que encontramos en
San Francisco, sobre el cual descansa la peana
donde procesiona la Virgen, creando el
paralelismo entre paso como altar móvil y
procesión como Iglesia que pasea por la calle, de
manera que el paso de la Soledad se convierte en
un trocito de San Francisco que sale a ver a sus
fieles por las calles de Villamartín.
232
Sobre esa peana, de las denominadas de
carrete, con cuatro volutas que sustentan el
pedestal central, que se eleva sobre las cabezas de
los devotos, es donde se ubica la Virgen, obligada
a vestir de forma seria y elegante, enlutada y con
manto corto.
Ha sido un proyecto que ha conjugado
resultados y limitaciones económicas con la
innovación en materiales y personalidad, en pos
de renovar su patrimonio con piezas portadoras
de un carácter antiguo, con sabor y de corte
 clásico. Entendiendo estas nuevas creaciones
no como piezas que nacen desde cero, sino
como elementos recuperados de otros
tiempos, trabajando los acabados no con la
lógica de cualquier artesano, sino con la del
conservador-restaurador, trabajando cada una
de las piezas como si se trataran de piezas a
restaurar, trabajándolas, incluso, con
materiales y métodos afines a la restauración.
Tratamientos que funcionan sobre todo a la
hora conseguir los dorados.

A su vez, la innovación en los

materiales y técnicas constructivas, a través de
moldes y pasta de madera aportan nuevas
respuestas y resultados para entidades que,
como ocurre en esta cofradía, las limitaciones
económicas imposibilita que muchos trabajos
artesanales se desarrollen con un mínimo de
calidad.

Nuevos materiales que se conjugan

además con una variada gama de acabados,
abusando en policromías, acabados
marmóreos e imitaciones a carey, junto con
dorados al agua y patinados y trabajados a
través de pigmentos minerales y oros a la cera,
tal y como se usan en restauración. Trabajo
que bien podría compararse con cualquier
altar de San Francisco o cualquier pieza de
barroca del siglo XVIII.

233
 Las cartelas llevan modelados referentes a
la advocación de la Virgen, escenas pintadas
alusivas las letanías y frases y textos que
enriquecen el conjunto ornamental que describe
a las andas de la virgen como una ofrenda de
flores a María, de ahí que sean muchos los
ramilletes de flores y guirnaldas las que se
reparten por todo el conjunto aportando ese
punto de color al que se hace referencia.

Un paso que sigue incompleto -se suma y

sigue y nunca paramos- pues faltan elementos por
incorporar y que vienen a enriquecer el
armonioso conjunto concebido.

En los últimos años se ha incorporado en

la delantera dos candelabros de guardabrisas
realizados en orfebrería que se completaran con
otros dos que escotaran la trasera de la Virgen,
arropando la peana. Ésta incorpora sobre sus
volutas dos grupos historiados de ángeles que
revolotean a su alrededor y que portan atributos
marianos. Sobre las cartelas, también, irán
coronadas con querubines que revolotean sobre
ellas.

A parte de ello, faldones y respiraderos

también serán remodelados sustituyendo los
reaprovechados del anterior paso por unos
nuevos realizados en terciopelo y damasco,
alternando maya, flecos y cordonería doradas con
motivos ornamentales pintados en la tela y que
darán unidad a toda la parihuela.

234
LA HERMANDAD

237
 La Institución
Denominación

Siempre se ha conocido a esta

Hermandad como la del Santo
Entierro, aunque también para muchos
hermanos, devotos y feligreses ha sido
reconocida como la Hermandad de la
Soledad.

Desde que se aprobaran los

Estatutos en esta etapa reciente, el
nombre adoptado para esta institución
es Hermandad y Cofradía de
Nazarenos del Santo Entierro de
Nuestro Señor Jesucristo y María
Santísima de la Soledad, como aparece
en el CAPÍTULO I, ARTÍCULO 1º,
referido a la NATURALEZA
ECLESIAL Y JURÍDICA.

Sin embargo, atendiendo a su

dilatada y a veces desconocida historia,
cabría más referirse a ella como
Hermandad de la Vera+Cruz, aspecto
que se trata de manera especial en esta
publicación.

238
 El Escudo

Cuando en 1995 se reorganiza la Hermandad, se

decide continuar con el escudo que aparece en
las varas o pértigas existentes y se incorpora su
descripción a los estatutos que en aquellos
momentos se están elaborando. Se solicita
entonces colaboración a D. Antonio Linares
Rodríguez, que describe el emblema que aparece
en las varas de la siguiente forma:

Escudo circular, en campo de sable. Corona de

espinas en oro; al centro Monte Calvario de piedra,
con tres cruces rústicas arbóreas en madera.

De esta manera, queda registrado oficialmente en

los Estatutos de la Hermandad, concretamente
en el Artículo 5º, del Artículo 1º, referido a los
signos distintivos de la Hermandad y Cofradía
(I.4.)

Para incorporar en el Sello de la Junta

Gestora y para incluir en los documentos
oficiales de la Hermandad se hace uso del
emblema que existía hasta entonces, y que era
una réplica del que aparecía en las pértigas.

239
 En el año 1998 se estima necesario un rediseño del
escudo, pero manteniendo toda su composición. Para este
fin, se ofrece de manera desinteresada D. David Vázquez
Perea, que recrea el escudo incorporando más realismo a la
representación de sus elementos básicos: la corona de
espinas, las cruces y el monte.

Esta representación gráfica del escudo se incluye en los

Estatutos de 2009, quedando constituido como emblema
oficial. Un año después se realiza copia policromada del
mismo, haciendo uso de herramientas informáticas con una
técnica muy simple.

En 2020, aprovechando la celebración del 25 Aniversario, se

decide redefinir el escudo. Se mantienen los mismos
elementos pero se aplica una técnica más depurada y con
más definición digital. Los autores de esta modificación son
D. Óscar Torres Barba y D. Juan Manuel Jurado Moreira.

240
 El escudo oficial aparece además tanto en
las camisetas de las costaleras como en el de los
portadores y en todo el material complementario
que se utiliza en la Hermandad.

En algunas ocasiones también se ha utilizado

algún otro tipo de emblema, pero sin prescindir
en ningún momento del que representa
oficialmente a la entidad.

241
 A las puertas del Santo Entierro Magno en
2013, un grupo de hermanos portadores solicita
a D. Andrés J. Alpresa Moreno un diseño para
llevar impreso en las camisetas el día de la
procesión. El diseño responde a una
representación sencilla, monocromo y fácilmente
reproducible.
242
Finalmente, para el 25 Aniversario D.
Oscar Torres Barba y D. Juan Manuel Jurado
Moreira realizan el Logo Oficial de la
Conmemoración y que se incluye en todos los
documentos, publicaciones, noticias relacionadas
con esta efeméride.

Estatutos y reglamentos
Cuando se comienzan las labores de
reorganización de la Hermandad se pone en
marcha un grupo de trabajo que será el
encargado de redactar las reglas. En aquel
momento se elaboran unos estatutos partiendo
prácticamente desde cero, pues no se habían
conservado las antiguas reglas ni tampoco las
contemporáneas de 1977.
Para la redacción de estos estatutos se
mantuvieron varias reuniones de esta Junta
Gestora, presididas todas ellas por D. José
Manuel Álvarez Benítez, Párroco de Santa María
de las Virtudes. En ellos, se fueron identificando
aspectos fundamentales para el funcionamiento
de la Hermandad, como las señas de identidad,
cultos ordinarios, composición de la Junta de
Gobierno, etc.
Después de tres años de trabajo y
constancia, el 22 de enero de 1998, el entonces
Obispo de Asidonia-Jerez D. Rafael Bellido Caro,
243
aprueba mediante Decreto los Estatutos que
regirán la vida de la Hermandad durante esta
nueva etapa.
El 29 de Junio de 2000, tras la retirada de
Bellido Caro, es nombrado Obispo de la Diócesis
D. Juan del Río Martín. Entre las acciones de
actualización de la Diócesis por parte del nuevo
prelado se encuentra la Normativa Diocesana de
Hermandades y Cofradías de la Diócesis de
Asidonia-Jerez, que promulga el 8 de diciembre
de 2004. A partir de ese momento, se hace
necesaria una actualización y adaptación de los
estatutos a estas nuevas normas.
De nuevo se establece un grupo de trabajo
para llevar a cabo esta actualización. Cabe
destacar que entre las modificaciones de los
Estatutos, se incorpora a los mismos el Lema de
la Hermandad: "UBI CARITAS ET AMOR, IBI
DEUS EST" (Donde hay caridad y amor, allí está
Dios).
El 30 de junio de 2008, D. Juan del Río
Martín recibe por parte del Papa Benedicto XVI
el nombramiento de Arzobispo Castrense de
España y Administrador Apostólico de Asidonia-
Jerez, hasta la llegada de su sucesor a nuestra
Diócesis. El 19 de marzo de 2009, es nombrado
nuevo obispo D. José Mazuelos Pérez, siendo
consagrado en la Catedral de la diócesis el 6 de
junio de ese mismo año.
 Presentados los Estatutos para
su aprobación por parte del
obispado, el 22 de octubre de
2009, el nuevo obispo D. José
Mazuelos Pérez aprueba los
mismos mediante Decreto por
encontrarlos conforme con las
disposiciones de la legislación
canónica universal y de la
particular de la Diócesis.
Como desarrollo de estos
Estatutos, el 12 de Diciembre
de 2013 el Cabildo General
Extraordinario de Hermanos
aprueba el Reglamento de
Régimen Interno y el
Reglamento de la Escuadra de
Tambores.

244
 Órganos de Gobierno
Las labores de reorganización de la Hermandad
las llevó a cabo una Junta Gestora presidida por
D. José Manuel Álvarez Benítez. En esta Junta
Gestora estuvo integrada la práctica totalidad de
los hermanos fundadores en esta nueva etapa de
la Hermandad.
El 29 de Diciembre de 1998 se celebrará el
primer Cabildo General de Elecciones, del que
salió elegido Hermano Mayor de la Hermandad
D. Mateo Conde Mendoza. El día 5 de febrero de
1999, tomó posesión la primera Junta de
Gobierno, constituida por los siguientes
hermanos:
Hermano Mayor: D. Mateo Conde Mendoza.
Teniente de Hermano Mayor: D. Manuel Ángel
Domínguez Pimentel.
Mayordomo: D. Valentín Lozano Ortega.
Vice-Mayordomo: D. Antonio García Arminio.
Secretario: D. Bernardo Ruz Beato.
Vice-secretario: D. Antonio Jarén Domínguez.
Tesorero: D. Manuel Rubiales Cantos.
Vice-Tesorero: D. Manuel Ayala Molina.
Contador: D. Arturo Escolar Soto.
Hermanos Consiliarios: D. Juan Pedro
Domínguez Pimentel, D. Julio Romero Moreno,
D. Manuel López González y D. Maximino Lugo
Garrido.
245
Esta Junta de Gobierno estaba configurada
según los Estatutos de 1998, donde la estructura
de la Junta contemplaba la designación del cargo
de Vocal como Hermano Consiliario, así como el
puesto de Contador, que la reforma de las
Normas Diocesana suprimiría posteriormente.
Las siguientes elecciones se deberían
celebrar con anterioridad al 5 de Febrero de
2003, sin embargo el proceso electoral se paralizó
por la promulgación de las Normas Diocesanas
para Hermandades y Cofradías dictadas por D.
Juan del Río, renovándose la Junta de Gobierno
hasta tanto no se actualizara los Estatutos.
No obstante, y dado que algunos miembros
de la Junta de Gobierno tuvieron que dejar su
cargo por razones laborales, y entendiéndose que
el proceso electoral se retrasaría en el tiempo, se
acuerda en Cabildo de Oficiales Extraordinario la
renovación de algunos cargos quedando la Junta
de Gobierno de la siguiente forma:
Hermano Mayor: D. Mateo Conde Mendoza.
Teniente de Hermano Mayor: D. Manuel
Rubiales Cantos.
Mayordomo: D. Antonio García Arminio.
Mayordomo 2º: D. Maximino Lugo Garrido.
Secretario: D. José Carlos Tinoco Rodríguez.
Secretario 2º: D. Manuel Sánchez Linares.
Tesorera: Dña. Sonia García Romero.
Tesorera 2ª: Dña. Soraya Rubiales García.
Hermanos Consiliarios: D. Ernesto Rodríguez
Domínguez, D. Antonio Gómez Tenorio, D.
Manuel López González, D. Juan Luís Román
Nadales.
Viéndose que la adaptación de los
Estatutos podría prolongarse en el tiempo, la
Delegación Diocesana de Hermandades y
Cofradías, a petición de la Junta de Gobierno,
autorizó la celebración del Cabildo de Elecciones
dando lugar a un nuevo proceso electoral que
concluiría con la Toma de Posesión de una nueva
Junta de Gobierno el 10 de septiembre de 2007.
Las personas elegidas para desempeñar los cargos
fueron las siguientes:
Hermano Mayor: D. Manuel Rubiales Cantos.
Teniente de Hermano Mayor: D. Miguel
Camacho Morato.
Mayordomo: D. Antonio García Arminio.
Secretario: D. Ernesto Rodríguez Domínguez.
Tesorero: Dña. Sonia García Romero.
Hermanos Consiliarios: D. Maximino Lugo
Garrido, D. Antonio Castro Pozo, Dña. María
Dolores García Jarén, D. Antonio Gómez
Tenorio, Dña. Ana Rosa Mena Gómez, D. Juan
Luís Román Nadales.
En el mandato de esta Junta de Gobierno
se aprueba la adaptación de los Estatutos a las
Normas Diocesanas y con ellos se realiza el
proceso electoral que conduciría a una nueva
246
renovación de los cargos, tomando posesión la
nueva Junta de Gobierno el 2 de Enero de 2012,
siendo los cargos designados los siguientes:
Hermano Mayor: D. Manuel Rubiales Cantos.
Teniente de Hermano Mayor: D. Maximino
Lugo Garrido.
Mayordomo: D. Antonio Castro Pozo.
Secretario: D. Ernesto Rodríguez Domínguez.
Tesorero: D. Mateo Conde Mendoza.
Vocales: Dña. Yolanda Benítez Benítez, D. Luís
García Guerra, Dña. María José García Sierra, D.
Antonio Gómez Tenorio, D. Antonio Luna
López, D. José Márquez García, D. Juan Luís
Román Nadales, D. David Soria García, D.
Sergio David Tinoco Domínguez.
La siguiente renovación se produce tras el
proceso electoral llevado a cabo un poco antes de
los cuatro años que establecen los Estatutos,
siendo efectuada la Toma de Posesión el 2 de
Octubre de 2015, con la siguiente estructura:
Hermano Mayor: D. Luís García Guerra.
Teniente de Hermano Mayor: D. Manuel
Rubiales Cantos.
Mayordomo: D. José Nadales Labrador.
Secretaria: Dña. Francisca Nadales Labrador.
Tesorero: D. Sergio David Tinoco Domínguez.
Vocales: Dña. Vanesa Holgado Guerrero, Dña.
María del Rosario García Ferrant, Dña. María
José García Sierra, D. Antonio Castro Pozo, D.
Ernesto Rodríguez Domínguez, D. José Márquez
García y D. Mateo Conde Mendoza.
La última renovación de cargos vino
afectada en cierta forma, por la pandemia
mundial provocada por el coronavirus. Esta
circunstancia retrasó la toma de posesión al 28 de
junio de 2020, que tuvo que efectuarse de forma
distinta a la tradicional al tener que asegurar las
medidas de seguridad establecidas para evitar
contagios. En esta ocasión se celebró en la Iglesia
Parroquial de Santa María de las Virtudes,
quedando la Junta conformada de la siguiente
forma:
Hermano Mayor: Luis García Guerra.
Teniente de Hermano Mayor: Manuel Rubiales
Cantos.
Mayordomo: José Nadales Labrador.
Secretaria: Francisca Nadales Labrador.
Tesorera: Soraya Rubiales García.
Vocales: Mª Rosario García Ferrant, María José
Perea Leiva, Mateo Conde Mendoza, Ana Isabel
Calle Morilla, Ana Moreno Ruiz, Antonia
Sánchez Gallardo, Belinda Ruiz Pérez, Isabel
Lozano Moreno, Pedro Sánchez Bernal.
Camareras
Al igual que en el resto de hermandades y
cofradías, tanto de Villamartín, como de la
provincia de Cádiz y el resto de Andalucía y
247
España, en la Hermandad del Santo Entierro la
evolución que ha experimentado el papel de las
mujeres y su representación en la Juntas de
Gobierno, ha ido en incremento, llegando al 65
% de los cargos en la legislatura actual iniciada en
2019.
No obstante, durante esta nueva etapa, la
importancia de las hermanas en la vida de
hermandad ha sido más que clave, y en todo
momento fundamental.
Si hasta 2019 no se llegara hasta este alto
porcentaje, desde 1995 el trabajo desempeñado
por las camareras ha dado como resultado el que
en la actualidad se mantenga y conserve
perfectamente el patrimonio material, en especial
el correspondiente a los ajuares de los Sagrados
Titulares.
En primer lugar, cabe destacar la labor
encomiable, desinteresada, tenaz, constante y
“solitaria” llevada a cabo por Dña. María del
Carmen Andrades Mateo, que tras la disolución
temporal de la Hermandad en los años 80, se
hizo cargo de esta labor, poniendo todo su interés
y recursos para mantener un ajuar y una
vestimenta de María Santísima lo más digno
posible.
Esta dedicación le fue reconocida por el
Cabildo General de hermanos, en sesión
ordinaria de Cultos y Procesión, celebrado el 12
de febrero de 1999, otorgándole el
reconocimiento de Hermana Distinguida, con
todos los derechos que contemplaban los
Estatutos y el Reglamento de Régimen Interno.
Papel destacado han tenido igualmente el
resto de hermanas que cogieron el testigo de Dña
María del Carmen, y que durante estos años han
dedicado parte de su vida a esta labor, a los pies
de Cristo Yacente y María Santísima de la
Soledad, como Dña. Mª Rosario García Ferrant,
Dña. Maria José Perea Leiva y Dña. Francisca
Nadales Labrador.
Igualmente participaron como camareras
de hermandad: Dña. Ana Mª Gallardo Frutos,
Dña. Ana Mª Sánchez García, Dña. Belinda Ruiz
Pérez, Dña. Claudia Jarava Rol, Dña. Elena
Enríquez García, Dña. Francisca Bueno Tejada,
Dña. Isabel Gil Ramírez, Dña. Laura Domínguez
Pimentel, Dña. Laura Rodríguez Pavón, Dña. Mª
Amparo Herrera Florido, Dña. María José
Holgado Téllez, Dña. Toñi Raimundo Estrada y
Dña. Yolanda Benítez Benítez.
Pero si fundamental ha sido el papel de todas
estas hermanas, hablar de amor y entrega es
hablar de Dña. Vanesa Holgado Guerrero, desde
que la Junta de Gobierno en Cabildo de Oficiales
Ordinario celebrado el 3 de Enero de 2012 la
nombrara Camarera del Señor.
248
Vanesa ha sido la camarera por excelencia
encargada del mantenimiento, limpieza y cuidado
de su “muertito” como ella le decía
cariñosamente y en la intimidad del templo.
Siempre lo cuidaba con esmero, y siempre
decía que no tenía mucho trabajo porque su
Señor era muy agradecido “al tener la ropa
tallada” y que con un buen limpiadito siempre
estaba listo para cualquier evento.
Para ella el Miércoles Santo era su día
favorito, ese día se esmeraba en sacarle brillo a la
urna y sobre todo a los cristales para que la gente
viera por las calles “lo guapo” que era. Y después
de la limpieza tocaba subirlo al Trono, momento
emotivo en el que los portadores ponían la fuerza
y ella el buen gusto y las órdenes para darle los
últimos retoques al encaje antes de ponerle la
tapa a la Urna Procesional.
Durante un Lustro Vanesa y Nuestro
Santísimo Cristo Yacente fueron uno, se
ayudaban mutuamente; ella lo cuidaba y
viceversa, Él fue su confidente y calmante para
sus dolores y la acompañó en todo momento a lo
largo de su enfermedad.
En la memoria de todos quedará ese día de
Noviembre cuando estando ingresada en el
Hospital nos mandó un whatssapp a la Junta de
Gobierno al saber que estábamos todos ante el
Santísimo Cristo Yacente para disculparse por no
estar allí y para que le pidiéramos a “su muertito”
por ella. Días después en aquel maldito 2017,
Vanesa falleció dejándonos a todos un vacío en el
alma imposible de rellenar.
Desde ese año acompaña siempre al Señor
dentro de su urna en la Salida Procesional una
rosa de color “rosa”, en su memoria y en el de
todas las enfermas de cáncer de mama.
Tal y como ella hubiera querido, pasado un
tiempo y tras recomponernos un poco del duro
golpe, tomó su relevo como camarera su amiga
Mª José Perea Leiva.
Hermanos distinguidos
Los Estatutos y el Reglamento de Régimen
Interno han regulado la concesión de títulos
honoríficos para todos aquellos, hermanos o no,
que se hayan distinguido por un especial servicio
a la misma, a la Religión Católica o a la Santa
Madre Iglesia.
A lo largo de estos años, se han hecho
merecedores de estas distinciones las siguientes
hermanas:
Dña. María Andrades Mateos, Cabildo
General de Cultos y Procesión de 12 de febrero
de 1999, Hermana Distinguida.
249
Dña. Ana Soto Borrego, Cabildo General
de Cultos y Procesión de 15 de marzo de 2002,
Hermana Distinguida, por su gran dedicación y
esfuerzo en pro de la Iglesia de San Francisco,
que desde siempre ha venido cuidando y
dedicando horas y horas a promover la oración y
el culto de veneración a los Titulares.
Evolución del patrimonio
Como premisa para desarrollar el presente
artículo cabe poner por delante que el bien más
preciado de la hermandad, y por el cual se han
afanado los hermanos, no solo de ahora, sino
desde hace siglos es la sagrada imagen de la
Titular, la Santísima Virgen María, en su bendita
advocación de la Soledad.
Bien preciadísimo que pertenece, en lo
material, a la Parroquia de Santa María de las
Virtudes, y a todo el pueblo de Villamartín en lo
devocional, que junto a la Sagrada Imagen del
Yacente conforman el centro sobre el que gira
todo el patrimonio material e inmaterial de la
Hermandad.
Patrimonio que ha crecido y evolucionado
para dotar a las Sagradas Imágenes de un ajuar lo
más digno posible y para ayudar a que los actos
de culto y procesión sean una perfecta catequesis
plástica del Sagrado Misterio de la muerte de
nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de la
Santísima Virgen María, tanto de orden interno
como actos penitenciales externos.

El actual patrimonio, humilde en su

generalidad, pero no menos devocional, parte del
ajuar y los enseres que la Junta Gestora recupera
en el inicio de la reorganización de la
Hermandad en 1995.

Entonces, se hace entrega por la familia

Holgado Téllez de 5 varas de metal niquelado,
con el escudo de la Hermandad y 3 varas que, sin
saber por qué motivo habían llegado, pertenecían
a otras corporaciones. Se había conservado la
antigua parihuela metálica sobre la que
procesionaría la Santísima Virgen por última vez

250
en los años ochenta, y la cruz de guía de madera
lisa utilizada en los últimos cortejos, antes de esa
última salida.
Por otra parte, Dña. María del Carmen
Andrades Mateos, Camarera de la Virgen, tenía
un arcón, en el que guardaba, con todo cuidado y
devoción, en el ajuar de la Virgen, de entre los
que destacaban la Corona, la saya de terciopelo
verde con bordado de oro, un manto de
terciopelo negro con el sol y la luna bordados,
otra saya más sencilla en negro estampado que
ella le había confeccionado, pañuelos, rosarios y
elementos complementarios para la vestimenta.
En cuanto al Yacente, al utilizarse la
Sagrada Imagen del Cristo de las Aguas como
Yacente de forma puntual cada Viernes Santo, no
había elementos de ajuar, tan solo la Urna
Procesional que se guardaba sobre la puerta de
entrada a la Sacristía de la Iglesia Parroquial, y
que ya entonces se encontraba en un deficiente
estado de conservación.
Era necesario, pues, empezar la tarea de
recomponer el mínimo patrimonio necesario
para poder desarrollar los cultos y actividades que
se estaban retomando siendo la Sagrada
Procesión de 1996 el objetivo a corto plazo para
incorporar los elementos mínimos y necesarios
para poner en la calle un cortejo procesional lo
más digno posible.
251
Considerando que en esta publicación se
han tratado con un poco de más de detalle
algunos elementos destacados del patrimonio
como son: la urna procesional, las andas de los
titulares y el patrimonio musical, no es necesario
abundar en el resto de elementos.
Cabe destacar que el patrimonio se
circunscribe al de una Hermandad que ha puesto
todo su énfasis en intentar recuperar y mantener
las herencias del pasado y poco a poco ir
conjugando un patrimonio acorde al carisma de
la misma: hermandad de negro, del Viernes
Santo, carácter franciscano y puesta en escena de
un espíritu de humildad y austeridad acorde al
acompañamiento a la Madre de la Soledad, en el
Duelo por la Muerte de su Hijo, Redentor
nuestro.
En cualquier caso, lo poco o lo mucho que
tiene esta Hermandad se ha incluido en el Libro
del Patrimonio, consecuencia de la Normativa
Diocesana al respecto, y que fue realizado en
2013. En este documento “vivo” se recoge de
forma pormenorizada los diferentes elementos
que conforman el Patrimonio: Ajuar de los
sagrados titulares, enseres, andas procesionales,
elementos para el culto, etc.
252
TESTIMONIOS

253
 La Hermandad en sus pregoneros
Ernesto Rodríguez Domínguez
La Hermandad del Santo Entierro siempre ha
sido reconocida por su humildad y sencillez; no
es una Hermandad que procesione con pasos de
oro, ni enseres de materiales preciados; es más,
es una de las hermandades con menor cortejo
procesional. Pero eso no significa que sea inferior
ni peor que otras, ya que lo que cuentan son los
sentimientos, la Fe y el corazón, y de eso vamos
sobrados, bien lo sabe Dios, ya que sin estas tres
cosas con total seguridad no hubiéramos llegado
a celebrar los 25 años de refundación.
Como bien he dicho nuestra Hermandad
no es rica en oro, pero si podemos sentirnos
orgullosos de ser los más versados en el uso de la
palabra como reflejo de nuestra Fe, y con ello me
refiero a que en estos 25 años hemos tenido el
placer de tener siete hermanos que han tenido el
honor de ser los pregoneros de la Semana Santa
de nuestra localidad, algo insólito en Villamartín
e incluso me atrevería a decir que en Andalucía;
siendo todo un merito y un orgullo para nuestra
Hermandad y Cofradía.
254
Siete pregones como siete puñales en el
corazón de María. Cada uno de los pregones
distinto al otro, cada uno nacido de las
emociones y sentimientos de cada hermano, pero
todos unidos por un mismo color, el negro de sus
túnicas y la humildad de sus corazones a juego
con su Hermandad y llevando por bandera a
nuestros Sagrados Titulares y nuestro escudo.
Que hermoso testimonio de amor
manifestado por nuestros hermanos durante esos
preciosos momentos donde se busca la bendición
de Dios a través de las palabras que salen del
corazón, y que cada uno relate su propia
experiencia y su Fe con palabras sencillas
buscando la reflexión, el consuelo y la alegría del
alma a todos los que formamos parte de la
Iglesia.
A pesar de ser magníficos pregones de
principio a fin, en este artículo (por motivos de
longitud y de coherencia con el libro) nos
centraremos en los fragmentos en los que con sus
dulces palabras estos pregoneros versaban sobre
nuestra querida Hermandad y Cofradía.

D. Bernardo Ruz Beato
El primer pregonero de nuestra querida
Hermandad fue D. Bernardo Ruz Beato, gran
persona y querido por todos en nuestra localidad.
Bernardo natural de Lucena, y que no llevaba ni
cuatro años en nuestro pueblo ( ya el suyo desde
hace mucho) fue allá por el año 1998, (es decir,
nuestra Hermandad no llevaba ni dos años de
andadura) cuando le propusieron dar el pregón
de nuestra localidad, convirtiéndose así en el
primero de los pregoneros del Santo Entierro, el
que abrió la puerta a los demás.
255
Bernardo nos pregonó de forma
magistral nuestra Semana Santa,
desgranando una a una las Hermandades
basándose en sus Sagrados Titulares.
“Negras siluetas pasan por la calle San
Francisco abajo, el silencio se ha hecho en todo
Villamartín. Ya entrada la noche oscura, sordos
tambores suenan en la quietud de la espera; y San
Francisco se convierte por unos momentos en
claustro de frailes, que con negro habito y cíngulos
franciscanos asisten para acompañar al que es su
Maestro ya muerto. Villamartín te llora Señor, yo
no quiero llorarte, pues todas las lagrimas las
derramé ya, yo prefiero Señor esperarte.
Cuando tus portadores te llevan Botica
arriba te miro dentro de la urna, y no veo un
cadáver, no, veo la salvación del mundo
gestándose. Preparando lo que en breve será el
acontecimiento más esperado de todos los siglos y
preconizando esto, la victoria culminando la
urna, urna que se torna en vehículo de la espera,
del paso de la muerte a la vida, vida eterna que
nosotros anhelamos.
 Portador del Santo Entierro, no
entristezcas, que esta noche llevas al Señor a las
entrañas de la madre tierra y que desde ella
saldrá victorioso para enseñarnos en ejemplar
lección lo que es la muerte. […] Que negra es la
noche Madre, que terrible sensación de vacío.,
la ausencia desgarrada del retoño te hiere cual
puñal maldito que atraviesa sin piedad el
corazón de quien tanto amó. Cuando la noche
es aún mas entrada y el frio aumenta la
vaciedad, tus hijos de esta Hermandad,
sobreponiéndose al dolor te ofrecen una
plegaria, un canto que en la madrugada quiere
ser lecho para tu descanso y sosiego para tu
pesar.
D. Juan Pedro Pavón Barrena
¡Soledad! Que nombre mas hermoso el
tuyo. Que radiante brilla tu rostro y que Juan Pedro siempre ha sido una persona muy
tremenda tristeza desprende. Y en tus dedos cercana a la Hermandad, y el que, en los
desafiando la ternura de sus yemas, hirientes momentos difíciles siempre ha estado ahí, siendo
espinos que sirvieron para coronar de dolor la él el precursor de las exhibiciones ecuestres y
mas insigne cabeza.” concursos de doma vaquera que nuestra
Hermandad realiza con asiduidad. Persona muy
Bien lo haría D. Bernardo cuando al conocida en nuestra localidad y fuera de ella por
año siguiente es designado como su intima relación con el verso y los poemas, y su
pregonero otro de nuestros hermanos; D. habilidad en la escritura, interpretando un
Juan Pedro Pavón Barrena el 20 de Marzo pregón poético que enamoró a los asistentes y del
de 1999. que destacamos el siguiente fragmento:

256

“Y la noche revestida de silencio acogió el triste
deambular de los dolores de María, solita, demacrada,
ojerosa y callada. Un ronco tambor de muerte como
frío puñal, abría y desgarraba el ambiente, y hasta el
roce de aquellos pies producían escalofríos.
Oscuridad que se rompe
con los gemíos del alba
y el triste color de penas
que los balcones descargan.
Por allí junto a la plaza
la Virgen Santa asomaba,
desgarrada y consumía
por el dolor que llevaba.
Y el silencio se hizo muerte,
muerte que atravesaba
corazones penitentes
que a su paso acompañaban.
257
¿Quienes portan esa agonía?
Las gentes se preguntaban,
sintiendo que por mecías
quejíos de amor afloraban.
Son mujeres costaleras,
hembras de la tierra nuestra,
que al calor de trabajaderas
van con su cruz a cuesta.
Y a su paso derramaban
los naranjos su azahar,
para aliviar los dolores
a los ramitos de flores
que van portando un altar.
Mujeres para una Madre
compartiendo aquel calvario.
Soledad de soledades,
tras el blanco sudario
que envolvía a sus pesares.
Y la mente donde se acumulan los dolores,
revivió aquella noche de velatorio.
Dolor de Madre, esperanza creyente,
sabia de nueva vida.
Y quedose el silencio mortuorio sumido en los sueños
para esperar que la Fe volara de alegría...”

En 2001 fue el turno de nuestro hermano D.
Valentín Lozano Ortega, uno de los hermanos
que pertenecen a la hermandad desde su
fundación. Uno de nuestros hermanos más
versados, polifacéticos y con don de palabra, ya
que Valentín es como un prisma con varias caras;
lo mismo canta con la coral, que pinta un
cuadro, que escribe un poema.
258
D. Valentín Lozano Ortega
Valentín nos deleitó en su pregón con
un estilo de “prosa versada”, culto y muy
elaborado, con tantos matices y detalles que
no basta con escucharlo y sentirlo, sino que
para un completo entendimiento sería
necesario leerlo y releerlo.
Y Nuestra Señora…
Soledad de soledades…
Abandono en el Gólgota…
Deserciones de amigos…
Huidas cobardes… […]
Y es que el corazón de María, repleto de
promesas de su hijo y de meditaciones profundas
sobre las mismas, no se siente vacío sólo por la
ausencia de Jesús, sino también y principalmente
por las deserciones y las traiciones de las que se
decían amigo de Aquél y de sus enseñanzas. Así,
con una serena expresión de bondad traicionada,
Villamartín la contempla el viernes en el
Calvario, entre ¡montañas de soledad!, con su
bello rostro de nácar, y acompañada, en hermosa
paradoja de soledad en compaña por una
cuadrilla de jóvenes mujeres, ¡todas las marías de
los evangelios!, que no permitirán que su
desolación sea total y absoluta…
 Con tu color nacarao…
eres ramo de azahar.
Con tu color nacarao,
vara de nardos cortá,
jazmín y lirio morao,
¡Virgen de la Soledad! […]
La virtud del dolor
es la virtud de la calma
la calma en el momento turbador.

La virtud del dolor

es mantener la esperanza
ser siempre faro y manto protector.

La virtud del dolor

es ser mazo indolente,
martillo de escultor,
que esculpe bella línea y perfección.

Y con Virtudes sin fin,

contra las humanas leyes,
cada año va María.
Luz de amor, reina de Reyes.
Virtud es el tormento entre las flores,
que el Jueves por la noche
son vasos de Dolores.
Al pie de la cruz sangrienta
la virtud será amargor,
cuando Nuestra Madre sufra
Angustias del corazón,
cuando en desierto Calvario
después de las tempestades
la Virgen Santa se llame
¡Soledad de soledades!
Y cuando vacío sepulcro
despierte mil inquietudes,
la fe será su virtud
¡virtud entre las Virtudes!
Virtud entre las virtudes,
madre de una hermosa flor,
tu te harás, para los hombres,
montañas,
¡Montañas Santas de Amor!

259
 D. Andrés Jesús Alpresa Moreno
En 2002 tuvimos el placer de disfrutar del pregón
de nuestro hermano D. Andrés Alpresa Moreno,
personaje conocido por todos en nuestra
localidad por su bondad, humor y por ser una
persona entrañable donde los haya.
Por su gran afición a la fotografía y la
calidad de su trabajo, claro está, podemos tener el
orgullo de presumir de que contamos con un
hermano cuyas fotografías han sido seleccionadas
en varias ocasiones como cartel oficial de Semana
Santa en Villamartín.
260
En ese año Andrés nos emocionó con un
pregón diferente, a su estilo, donde se mezcló la
poesía y la prosa con hermosas imágenes de
nuestra Semana Santa.
“Y a hombros de negros nazarenos, en la urna de la Fe,
Jesús. Como en la Cruz, sin querer decirlo, muerto,
dormido más bien. Se han callado las cigüeñas de san
Francisco y su claustro se ha vestido de luto para velar
al Hijo.
Silencio en todo el convento, trasladado por
momentos a siglos de pocas luces. Que hable sólo como
el Domingo de Ramos la campana para anunciar el
traslado, que cante el bronce, que al salir el cortejo
salude el campo a María de las Montañas, que hoy
aquí es Soledad; pongámonos en fila debajo de su
espadaña, como se hace aquí, para mostrar su pesar.
Y cargando con nuestro Dios, juventud, respeto,
admiración, alegrías y tristezas, incertidumbres, planes
de futuro, esfuerzo, abnegación, fe, y cargando con
nuestro Dios, hombres de futuro que no se resisten en
entrar en el mismo saco que todos los jóvenes. Porque
son cargadores de Dios, y eso hay que demostrarlo a
diario. Silencio de Viernes Santo.
Como en otros tantos momentos de la historia de
nuestros pueblos, el Viernes Santo, la mujer vuelve a
tomar el papel de protagonista para participar de
manera activa y decisiva en el desarrollo de nuestra
tierra.
261
La costalera representa a la mujer madre, a la
jornalera, a la mujer tantas veces ignorada, la que en
más de una ocasión, por circunstancias, ha tenido que
tomar las riendas de su casa para sacar a familias
enteras hacia delante… Apenas conozco a alguna, pero
no quiero dejar pasar la oportunidad de referir aquí un
momento especialmente tenso de nuestra Semana
Santa de hace unos años. Al subir la calle Sol, de
noche, prendió una llama la base de romero del paso de
la Soledad. A pesar de no saber que estaba ocurriendo
realmente encima del paso, ante el asombro de las
personas que allí se encontraban, y con el llanto de
fondo de algunas nerviosas mujeres, se pudo oír
claramente como una providencial voz surgida entre las
propias costaleras sirvió de tila para estas
descompuestas mujeres: ¡Yo no la dejo sola, ni muerta!,
y sin salir del paso y al unísono siguieron su camino
entonando un Ave María”.
 D. Julio Romero Moreno

En 2003, y por tercer año consecutivo, un

hermano nuestro pregonaba la Semana Santa de
Villamartín. En esta ocasión pudimos gozar del
pregón de nuestro hermano D. Julio Romero
Moreno, persona querida en su Hermandad, en
el pueblo y fuera de él, siendo Rector de Cortejo
del Santo Entierro como segunda profesión ya
que así es la seriedad con la que se toma su
desempeño. Hombre alegre donde los haya,
polifacético, y de Fe, que nos enamoró con un
emotivo pregón lleno de anécdotas y vivencias
personales que nos retrajeron a pasajes de su vida
en el marco de la Semana Santa.

“En el camino al sepulcro, sigue al cuerpo del
Señor, con la cabeza baja y mirada al suelo, no va sola,
la acompañan muchas mujeres que la llevan del brazo
y le dan su fuerza, aún así su paso es suave y pausado.
Ella ya es nuestra madre, madre de todos por deseo
expreso de Jesucristo desde la cruz y nosotros, sus hijos,
también le acompañamos al sepulcro, aún así se siente
sola. La soledad que sufre María es un agujero
profundo que solo se cubre con la presencia de la
ausencia que lo provoca, por eso aunque somos muchos
los que la acompañamos en este día, los que queremos
combatir su soledad, nadie puede cubrir el vacío que le
deja la ausencia de Jesucristo. En estos momentos en
los que su Hijo no está, ella vuelca todo su amor sobre
nosotros, sobre sus nuevos hijos, y esa fuerza de su
amor es la que la hace sentirse viva, conservar la
esperanza, Ave María Santísima de la Soledad,
bendita tu entre todas las mujeres y bendito es el fruto
de tu vientre, ahora dormido, eres santa María
Santísima de la Soledad y madre del Señor y a través
tuya solicitamos la gracia de Dios ahora y en la hora de
nuestro momento.
Delante de ella va el cuerpo del Señor, yacente,
inerte, muerto, dentro de una urna de cristal y madera
que es portada al hombro por hombres que visten
túnica de negro riguroso, oscuridad que se confunde con
la negrura de la noche y con el espesor del silencio
respetuoso, que hoy también se tiñe de negro. Su paso
causa respeto y se hace el silencio. ”

262
 D. Mateo Conde Mendoza
El 9 de marzo de 2013, año de la Fe, fue D.
Mateo Conde Mendoza, primer Hermano Mayor
de la Hermandad del Santo Entierro tras la
refundación, capataz del Trono del Santísimo
Cristo Yacente y motor de nuestra Hermandad y
Cofradía. Mateo, persona de gran corazón, Fe
inquebrantable, valores puros y derrochador de
amor a raudales, fue el que tuvo el honor de
pregonar nuestra Semana Santa de una manera
magistral en nuestra propia casa, el Templo de
San Francisco.
264
“Cristo, ya muerto y descendido, ungido con los
bálsamos de la mortaja, es trasladado en urna
centenaria, sobre la que figura, por encima de todo, la
FE.
Porque el paso de Jesús de la muerte a la vida
gloriosa, no tiene testigos. Por lo tanto para aceptar el
hecho de la Resurrección es necesaria le Fe y dejarse
sorprender por la acción omnipotente de Dios.
Cristo, Yacente, abrió su pecho y derramó su
sangre. Cristo, como el Pelícano que figura bajo la
tapa de la urna, capaz de alimentar a sus crías con su
propia carne y sangre, si el alimento escaseaba. Con
su fuerte y puntiagudo pico se abría el pecho y de esta
manera las crías bebían su sangre y vivían.
Es el momento de la contemplación. Es momento de
adoración, de situarse frente al cuerpo de nuestro
Redentor: sin vida, machacado, triturado,…, pagando
el precio de nuestras maldades, de mis maldades…
Porque Cristo, exangüe y muerto, ha dado fiel
cumplimiento a lo que Dios le encomendó con
absoluta certeza.

El redoble impactante de la Escuadra de

Tambores acompasa este Entierro Santo, este Santo
Traslado al Sepulcro. Traslado a hombros por
chavales que hoy ya se han hecho hombres bajo sus
varales.
Hermanos Portadores que se convierten año
tras año en Cirineos del presente, que con la mano
firmemente abrazan el madero y no doblan los
cuerpos, pese al esfuerzo y el dolor. Elevan su voz
interna que sube hacia los cielos, por los senderos de
la espiritualidad: ¡No te apenes Señor!, a mí no me
obligan, desde aquí agarrado a este varal, en mi
puesto, ¡yo seré tú cirineo!
¡Vámonos a pasito corto, despacito, arriba el
corazón, arriba los cuerpos, venga valientes, vamos a
acordarnos de nuestra gente!
Tras este traslado Solemne, la virgen de la
Soledad, de forma pausada, elevada por el amor de
sus Costaleras, pone el contrapunto a todo lo
acontecido, y que para muchos fue el punto y final.
Serena expresión del dolor, camina iluminada por la
cera de pasión, perfumada por el aroma de blancas
flores, vestida de negro y con luctuoso manto que
acoge el amor de todos, avanza la Señora de la
Soledad, llevada por las Hermanas, que se siente hijas
Costaleras.
A la voz de la Capataz las Costaleras se paran
arriando las andas. Se hace el Silencio, se hace la
nada. El paso del todo a la nada se hace de golpe en
María”.

265
 que a partir de ese año el resto de los pregones
se realizarían en el teatro municipal Manuel
Fraile.

Emotivo pregón en el que de la mano de

las personas que le han marcado en su vida,
tanto particular como cofrade, nos llevó desde
su infancia hasta el 2015 haciendo un recorrido
por cada Hermandad.

Y cuando caiga la noche más oscura,

la mas triste, como el bueno de Nicodemo,
dispondremos aquel cuerpo crucificado que vimos hace
un rato en una urna dorada y de cristal,
y todos irán al Santo Entierro.
Las túnicas negras al viento
comunicarán la peor de las noticias:
Jesucristo ha muerto.

Un Trono sale de San Francisco

D. Ernesto Rodríguez Domínguez
En 2015 pregonaría nuestra Semana Santa el
séptimo y último, de momento, hermano de
nuestra Hermandad y Cofradía, D. Ernesto
Rodríguez Domínguez, hermano y hombre de
trono desde que se refundó la hermandad hace
veinticinco años, ejerciendo de Secretario
durante diez años. Casualmente fue también el
último en realizar el pregón en la Parroquia ya
rozando sus remates con la fachada vecina.
Cuarenta hombres de negro
sobre sus hombros te cargan.
Un reguero negro como mi dolor
comienza a inundar la Calle San Francisco,
cientos de vecinos se arremolinan
para darle el último adiós. […]
“Se cierran las puertas del Templo
y fuera solo queda oscuridad,
desconsuelo, pena y llanto
en las pupilas del pueblo grabadas a fuego,
la última imagen de un manto.

266
Queridísima Madre, las puertas de San Francisco
se han cerrado guardando luto y duelo.
¡Silencio!, ¡Silencio!, ¡Silencio!.
Y en San Francisco tu muerte;
en San Francisco punto y aparte.

Una urna te acoge y cuarenta hombres te veneran.

Toque de campana, toque de tristeza
que por las calles de Villamartín tu pueblo te reza.
Luto rigoroso, penitentes de túnicas negras
han desfilado y por la calle Boticas
tu muerte han pregonado.

Silencio, silencio que entre una bruma de incienso

ya levantaron el trono a pulso
y en la altura nos mostraron un cuerpo
inerte e indefenso.
Negro el cielo, negro el suelo
y negro mi corazón lleno de desconsuelo.
¡Adiós Padre bueno mi alma en ti confía
y seguro que el próximo domingo volverá la alegría!

Rezad hijos de Dios,

rezad que por vuestra culpa ya falleció.
Rezad por cada gota de sangre que nuestro
Santísimo Cristo Yacente derramó.

¡¡Llorad, llorad hermanos míos, porque ya ocurrió

el Mesías que vino a salvarnos ya murió!!”

267
 Mi encuentro con
María Santísima de La Soledad
Carmen Andrades Mateos
Dios siempre sale a nuestro encuentro y nos
ofrece grandes regalos. Y que mejor regalo que su
propia Madre. Cuando pasaba por la Iglesia de
San Francisco, entraba a saludar al Santísimo.
Nunca presté atención a aquella imagen de María
que desde su soledad, posó su mirada en mí para
que fuese su humilde servidora.
Todo empezó cuando un día, mi marido,
José Hidalgo, trajo a casa una corona sucia y
deteriorada. Me pidió que la limpiara. No sabía
por dónde empezar. Estaba llena de óxido y
algunas de sus estrellas pendían de un fino hilo
del metal oxidado. Por más que intentaba hacerla
268
brillar fue imposible. Así que decidí llevarla a dar
un baño de plata y adecentarla. Unas semanas
después, nuestro queridísimo párroco, Don José
Manuel Álvarez Benítez, entregó a mi esposo un
trozo de tela que había donado una novia de su
traje, pidiéndole que yo hiciera un vestido a la
Virgen. Fue entonces cuando empecé a darme
cuenta que Ella me estaba llamando. No me
negué pero ciertamente no sabía por dónde
empezar. Así que Don José Manuel me enseñó
una saya como modelo. El año 1976 fue la
primera vez que estuve cara a cara con Nuestra
Señora para probar como humilde modista su
vestido. Me impresionó ver tan cerca su preciosa
cara. ¡Qué guapa! Pero aún me impactó más ver
que todas sus prendas interiores y la plataforma
donde descansaba, estaban roídas por los ratones
y muy deterioradas. La propia imagen también lo
estaba. ¡Qué pena me dio! La sentí en ese
momento como “la madre que no se cansa de
esperar a un hijo” y fue cuando en oración me
ofrecí a Ella y le dije que la iba a vestir y cuidar.
Transmití esta idea a mi marido quien se la
comunicó a Don José Manuel de modo que en
poco tiempo, apareció en casa un viejo arca lleno
de polillas. Lo traían Consuelo Escolar y la
antigua camarera de la Virgen cuyo nombre no
recuerdo. En ella solo había un manto, no muy
grande, de un terciopelo pasado con dos apliques
del sol y la luna y su saya negra bordada en
dorado. También había dos tibores y nada más.

Por entonces, había un grupo de hombres

que estaban muy ilusionados en levantar la
Hermandad del Santo Entierro. Don Fernando
Holgado fue nombrado Hermano Mayor.
Cuando me pidió la ropa de la Virgen el primer
año que procesionaron yo había aumentado
pobremente su ajuar. Le había confeccionado un
taje y varias camisas y enaguas. Me pidieron
entonces hacer el manto que quería comprar la
Hermandad. Así que nos fuimos a Sevilla y
compramos la tela de terciopelo negro de su
manto de salida. A este, más tarde, añadiríamos
sus encajes y entredós de orillo que fue comprado
con el donativo ofrecido por Doña Josefa
Armario, una señora oriunda de Villamartín pero
que vivía en Jerez. Esta se puso en contacto
conmigo porque era devota de la Virgen y quería
colaborar económicamente en su cuidado. Estuvo
haciendo pequeños donativos durante algún
tiempo hasta su fallecimiento.
La primera salida de la Hermandad se hizo
desde la Parroquia Nuestra Señora de las
Virtudes. Ella iba muy humilde pero para mí era
la más bella. Recuerdo que cuando casi estaba
terminando de vestirla, Don José Manuel se
acercó con una bonita toca de chantilly y me dijo
que con ella quedaría más lucida. Fue un
préstamo para la ocasión. Más adelante tendría
las suyas propias.
Ser camarera de la Virgen ha sido muy
hermoso, un maravilloso regalo. Para mí es un
orgullo haber estado pendiente de la Virgen
durante muchos años. Lo más emocionante y lo
que me queda como un tesoro reflejado en mi
retina es ver la sagrada imagen de Nuestra Señora
tan cerca de mí, a mi altura, sin corona, sin su
saya, con sus camisa y enagua almidonadas, con
sus lágrimas de dolor y sus manos abiertas sin las
espinas… Unas manos que tanto me han
consolado y protegido a lo largo de mi vida.

269
 La Soledad
Óscar Torres Barba y Juan Manuel Jurado Moreira
Toda la vida en torno a la imagen de la Virgen,
Ella es, ha sido y será, el puerto seguro al que
aferrarse en las tormentas, y la necesaria calma
para afrontar los retos de cada día.
Sería complicado ser lo que somos,
entender nuestras vidas, sin la constante
presencia de la imagen de la Santísima Virgen, en
cualquiera de sus advocaciones, siempre
guardando la distancia, siendo conscientes de
que si bien el icono, la imagen, la figura de
Nuestra Señora es un camino perfecto para llegar
a Dios, nuestro Señor vive en el Sagrario, y ese
debe ser el verdadero punto de encuentro de los
cristianos, y por añadidura, de los cofrades.
La experiencia de los años, nos hace darle
el justo alcance a cada cosa, y las circunstancias
que últimamente nos ha tocado vivir, quizás
hayan puesto en valor algunos aspectos olvidados,
y otros hayan adquirido la justa y verdadera
importancia que tenían, perdiendo la
supervaloración, que los vicios cotidianos, las
falsas tradiciones y las costumbres, muchas veces
muy cómodas, le habían dado.
En el fondo, en estos últimos meses, nos
hemos despojado de muchas cosas que no tenían
271
importancia, pero que creíamos imprescindibles
en nuestras vidas. Puede que ahora estemos un
poco mas cerca de la realidad, el reto inmediato
es no olvidar lo aprendido.
Tenemos la suerte de poder estar muy
cerca del mayor tesoro de las hermandades, las
imágenes de los Benditos Titulares. Parece fácil
aceptar el reto cuando una hermandad nos
propone hacernos cargo de vestir al Cristo o a la
Virgen, pero no lo es.
La profesionalización de casi todas las
artes que rodean a una Hermandad, han traído la
excelencia en el trabajo, y el beneficio estético es
indiscutible, aunque esta externalización se vea a
veces avocada a dar por finalizado caducados
patrones, que si bien en su momento fueron
aceptados, con la lógica evolución de los tiempos,
estos no tienen mas remedio que ser renovados y
actualizados, no por las modas, sino todo lo
contrario, por recuperar perfiles estéticos
perdidos en ende de novedades, que por no ser
correctas, caducan rápidamente.
Buscamos por tanto, el “renacimiento” de
las formas clásicas.
 Cuando existe documentación histórica
sobre la imagen en cuestión, es fácil viajar en el
tiempo, y devolver las formas, pero cuando esa
información es inexistente, la investigación de lo
que seguramente fue, se basa en el estudio de
imágenes de la misma época y advocación. Un
trabajo concienzudo y riguroso es muy probable
que nos indique el camino correcto, o el mas
cercano a una realidad pretérita.
Este tipo de retos, suelen resultar
apasionantes, y cuando el equipo de trabajo está
respaldado tanto por la Dirección Espiritual
como por la Junta de Gobierno de turno, los
resultados suelen ser indiscutiblemente
aceptados, por todos aquellos, que se han
preocupado de conocer los criterios y
razonamientos históricos, que dan como
resultado un cambio radical de la estética externa
de la imagen, procurándose siempre quede
intacto el espíritu verdadero tanto de la
corporación como de la trayectoria devocional de
la propia imagen.
En el caso que nos ocupa, la Soledad de
Villamartin, todos estos aspectos se cumplen a
rajatabla, una imagen de indiscutible calidad, en
el contexto de la época en la que fue realizada,
probablemente por referencias de legajos
históricos hablamos de principios del siglo XVI,
su estado de conservación, prueba de que a lo
largo de los siglos no se ha perdido la implicación
272
de un pueblo, que durante siglos ha sabido
conservar el arraigo devocional, y el compromiso
actual de la Hermandad, por perpetuar para la
generaciones venideras, este frágil tesoro, que
siempre se encuentra en la lábil balanza de la fe y
la historia.
Formar parte de este apasionante relato
de años y años de esplendor y decaimiento para
volver a florecer, gracias a la confianza que se
deposita en nosotros, es además de una inmensa
responsabilidad, una oportunidad única para en
lo personal, encontrar un enriquecimiento
espiritual, que abre la puerta a una implicación
de cariño, respeto y fervor, hacia la imagen de la
Soledad.
No es cuestión de pueblos o grandes
capitales, es sencillamente ser conscientes de que
siglos de historia nos observan, pero también,
que cada día, sus devotos van a verla para rezarle,
para buscar consuelo o para agradecer las gracias
concedidas. En ese momento de oración, cuando
con la mirada busca la imagen de la Virgen, lo
que se contempla es responsabilidad nuestra, y
eso, no puede mas que causar en nosotros el
mayor de los respetos.
Por eso, cuando en la tranquilidad y la
intimidad del templo vacío, comienza la solemne
ceremonia de vestir a la Virgen, es inevitable que
los nervios y la inquietud de tener el gesto

preciso, para que cada alfiler sea colocado en el
punto geométrico del invisible espacio del buen
gusto, para que la natural belleza de la Virgen
resplandezca, dejando en segundo termino el pliegue
del rico tejido que envuelve el rostro de la Madre de
Dios.
273
Ese es sin duda el objetivo, la
vestimenta debe quedar en un segundo
plano, todo ha de estar dispuesto para que
cuando las puertas del templo se abran
para dar paso al ajetreo bendito de ir a ver
a nuestra Madre, el punto de atención sea
su cara y sus manos, que siempre
sostienen la corona de espinas del Señor,
y un rosario, signo inequívoco de una
catequesis estética, que nos invita a la
oración.
No podemos terminar estas líneas,
sin una vez mas, agradecer a la
Hermandad y al pueblo de Villamartín, la
confianza que deposita en nosotros para
vestir a la Virgen, solo el tiempo dirá si
fuimos capaces de estar a la altura de las
circunstancias, somos un suspiro en la
historia, solo eso, el tiempo de la Virgen
es otro, Ella es eterna y nosotros no,
aunque aspiramos en la eternidad del
Señor, conocer de cerca, el verdadero
rostro de la Virgen, sea cual sea, ese
sueño, esa esperanza, ha dado sentido a
nuestras vidas.
¡ Dios te salve María de la Soledad !
 Sentimientos que no conocía
Soraya Rubiales
Siendo el año 1995,y aun siendo una niña de tan
solo 13 años por nuestro pueblo corrían voces
buscando costaleras. Qué raro sonaba aquello de
buscar costaleras cuando lo usual era buscar
costaleros.
Tras varias peticiones, accedí a formar parte
275
de la nueva cuadrilla que se estaba formando
para ser los pies de muestra Señora de la Soledad,
aunque no era algo que llamara la atención ya
que en nuestros alrededores no había ninguna
cuadrilla de mujeres pero tras una larga labor, se
consiguen reunir casi treinta mujeres para
formarla.

En el patio superior. Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno.
Hace 25 años, ser costalera era algo atípico pero
poco a poco la mujer ha ido tomando lugar en el
mundo cofrade, aunque a día de hoy la nuestra
sigue siendo la única en nuestra localidad.
Son muchas las que han ido entrando y
saliendo pero a mí me enorgullece seguir
formando parte de ella durante estos 25 años, de
los cuales solo dos veces no he podido
procesionar, la primera debido a que mi hija
276
mayor tenía apenas 3 días de nacida y en la
segunda pude hacerlo desde fuera porque estaba
a punto de tener a mi segunda hija, y puedo decir
que durante este tiempo se han ido despertando
en mi sentimientos que no conocía y que cada
año se van fortaleciendo más y más y que me
gustaría y estoy intentando inculcar a mis niñas
que sigan mi camino.
Algunas me siguen acompañando aún, otras
quedaron en el camino, cada una por sus
diversos motivos pero han sido años de unión, de
risas, de llantos y han sido tantas emociones
vividas que solo por ello merece la pena seguir
acompañando a nuestra madre.
Recuerdo muchos Viernes Santos en los que
quedábamos todas para almorzar juntas y
disfrutar de nuestro día pero el mejor momento
era el momento en el que nos regocijábamos bajo
el manto de nuestra Soledad, momentos de
nervios, lágrimas, alegría y muchos sentimientos
encontrados, sentimientos que solo conoce le
que es o ha sido contadora porque con palabras
es difícil explicar.
Por ello, Madre, mientras tenga fuerzas seguiré
acompañándote. Acógeme bajo tu amparo y
guíame en el camino.
Costaleras en el coro en 1996 (arriba) y en el año 2008 (abajo). Fotografías: Julio Romero Moreno y Andrés J. Alpresa Moreno.

277
En la imagen de arriba,
preciosa fotografía de Soraya
Rubiales dando el pecho a
su hija, realizada por el
fotógrafo canario Vicente
Marrero. En la de abajo, un
grupo de costaleras en 2005
esperando la salida del
trono del Cristo Yacente
para ocupar sus lugares bajo
el paso de María Santísima
de la Soledad, fotografía de
Andrés J. Alpresa Moreno.

278
Grupo de costaleras en el Claustro de San Francisco en 2009 y 2012. Fotos: Andrés J. Alpresa Moreno

279
 La Hermandad como familia
Manuel Sánchez Linares y Pedro Sánchez Bernal

Grupo de portadores en las escaleras de San Francisco. Archivo de la Hermandad.

Desde las primeras salidas procesionales la
sagrada urna ha sido llevada a hombros por
hermanos del Santo Entierro. Ellos han sido los
portadores del entonces Cristo de las Aguas,
llevaron al nuevo Cristo Yacente durante su
primer traslado y han seguido portando al estilo
malagueño al titular de la hermandad.
Manuel Sánchez Linares hace mucho que
forma parte de la Hermandad. Recuerda con
ilusión que fue uno de los primeros en formar
parte de la misma cuando eran unos pocos de
chavales que, con ilusión, ansiaban lucir el trono
cada Viernes Santo. Para él, es muy bonito ver
como el árbol de la Hermandad ha ido creciendo

281

En el centro, Manuel y Pedro durante un traslado del trono
por las calles de Villamartín.
a lo largo de todos estos años, ampliando poco a
poco su segunda familia, que es la de los
portadores.
Para Manuel, pertenecer a una hermandad
aporta muchas cosas, pero sobre todo destaca el
trato entre hermanos, el respeto y la posibilidad
de compartir algo tan bonito como la fe en
Cristo.
Tanto él como sus compañeros ponen su
granito de arena para que el traslado de Cristo
Yacente resulte lo más solemne posible el Viernes
Santo.
Personalmente destaca el hecho de que su
hijo también forme parte de la cuadrilla, que
282
comparta esa pasión y que afortunadamente
haya visto crecer este grupo humano. Le
emociona especialmente que haya personas
que vayan acompañando el trono durante el
recorrido, en muchos casos familiares de los
propios portadores. En esos casos, la
Hermandad se convierte en un lugar en el
que compartir la fe no solo con personas de
tu familia o entorno más cercano sino
también con otras que en su día eran unos
completos desconocidos y que acaban
siendo tus amigos.
El mayor deseo de Manuel, sería que toda
persona debería tener el privilegio de formar
parte de algo así, algo que te llena por dentro y
por fuera y al mismo tiempo te hace estar más
cerca del Señor.
En el mismo sentido se pronuncia Pedro
Sánchez Bernal, hijo de Manuel, con su
testimonio de vida desde dentro de la
Hermandad que refleja, según él, el sentir de
todos sus compañeros. Cuando se habla del
Santo Entierro en Villamartín nos referimos a
una Hermandad que tiene una larga trayectoria
histórica desde sus inicios y que ha recogido a
multitud de hermanos y hermanas que
comparten una misma pasión, la fe en Dios.
El grupo de portadores del Cristo Yacente
nace en nuestra iglesia de San Francisco en torno
Portadores antes de una salida procesional y en el claustro junto a las costaleras en 2008. Fotos: Andrés J. Alpresa Moreno

283

al titular de la Hermandad. El Yacente ha sido
portado por multitud de personas a lo largo de
estos años, personas que han contribuido a lucir
el paso con elegancia y solemnidad y que con el
paso del tiempo se han convertido en una
auténtica familia de la que Pedro se siente
orgulloso de pertenecer.
Pedro se queda con los ratos compartidos,
con lo bonito que resulta el encuentro entre ellos
cuando cada año comienzan los preparativos y la
puesta a punto para la estación de penitencia.
Ese sentimiento de nervios que se respira
días antes se viven con muchísima pasión y es
algo en lo que coinciden todos los portadores.
Un aspecto muy bonito a destacar de la
Hermandad es la línea familiar que muchos de
los portadores, fieles desde el principio, han ido
284
dejando. En este caso, a Pedro
le toca de primera mano, pues
su padre, portador que lleva en
la Hermandad desde sus
inicios, le ha inculcado los
bonitos valores de la fe
cristiana, sobre todo en lo
referente a las cofradías, despertando en él esa
pasión por la Semana Santa.
Personalmente es muy gratificante ver
como padres e hijos cargan juntos, mostrando así
una muy bonita línea generacional en la
Hermandad.
Para Pedro y sus compañeros son
muchísimas cosas las que esta Hermandad les ha
aportado, valores como el compañerismo que les
han ayudado, en algunos casos a sortear
pequeñas diferencias entre ellos y formar una
piña que se traslada más allá de las puertas del
templo. Al igual que su padre, Pedro y sus
compañeros comparten la opinión de que vivir la
Semana Santa desde dentro de una Hermandad
es una experiencia gratificante que nadie debería
perderse. Nada más y nada menos que disfrutar
la fe con aquellos que también la comparten.
Tradicional foto de familia de
los portadores en el claustro
de San Francisco en 2009 y
tras la salida del Santo
Entierro Magno en 2013.

Fotografías:
Andrés J. Alpresa Moreno

285
LA MÚSICA

287
 Voces que visten el silencio
Julio Romero Moreno
El silencio es una de las señas de identidad de
nuestra Hermandad. Es su identidad sonora
natural: no existe mejor acompañamiento ni más
adecuado que el silencio para la majestuosidad
del cuerpo yacente de Cristo, meciéndose al paso
de los portadores de su trono. Silencio regalado
por los presentes. Silencio que al ser roto por el
llanto o grito inocente de un niño, o por el
crepitar de las velas, o por el paso arrastrado de
los portadores o las costaleras, mas presente se
hace, invitando al recogimiento, al rezo, a la
meditación. El cuerpo sin vida de Dios Hijo es
llevado al hombro de jóvenes por las calles de
Villamartín y el silencio, el vacio, el negro
riguroso, el tintineo de las campanas que avisan
de la reanudación de la marcha, y el paseo triste y
cabizbajo de la Soledad, que le acompaña, es la
imagen que nos define durante estos últimos 25
años.
Pero no siempre ha sido así. A veces, el
sonido, la voz, la melodía o incluso el extruendo
marcial de un tambor sordo o el dorado metal de
una corneta, también han acompañado nuestra
explosión de duelo, nuestra oración viva.
Allá por el 5 de abril de 1996, el principio
288
de la nueva andadura de nuestra Hermandad,
nuestra primera salida procesional no pudo tener
lugar. La ilusión acumulada de los meses previos
de arduo trabajo de un montón de jóvenes, se
frustró en una tarde noche de lluvia que nos
recluyó en el tempo de San Francisco con todo
listo, pero sin salir. Yo siempre he pensado que
lo ocurrido allí dentro aquella noche era el nuevo
principio que tenía que ser, el dolor y la emoción
compartida por todos aquella noche, nos marcó y
forjó el inicio de lo que ahora somos. Los rezos se
convirtieron en cantos espontáneos y la oración
fue más viva que nunca. Desde entonces, los
Cantos de la Comunidad de Taizé, que algunos
conocíamos, anidaron en nuestros corazones por
su ternura, simpleza y elegancia. El “Ave Maria,
gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu”, se
convirtió en poco menos que el himno de la
Virgen de la Soledad y por eso el silencio dejo
paso a las voces de los cantos de Taizé, vistiendo
el dolor y la tristeza del silencio con la calidez de
la voz humana cantada.
La Comunidad de Taizé, afincada en un
pequeño pueblecito ubicado en la zona central-
este de Francia, del que la comunidad toma su
nombre, es una congregación de monjes liderada
por el hermano Roger (ya fallecido) que ora por
la paz y la reconciliación de todas las religiones
cristinas. Todos los años, la Comunidad de Taizé
organiza y acoge en sus instalaciones,
convivencias internacionales a las que asisten
personas de todos los continentes del mundo,
sobre todo jóvenes. Las tres oraciones diarias con
la Comunidad de Monjes, son el alma de esos
encuentros internacionales y donde todos los
jóvenes se unen para orar y en cada una de esas
oraciones los cantos son el rezo compartido por
todos. El silencio se rompe y la voz humana,
expresada en todos los idiomas imaginables, se
que exhuman las melodías y las letras de los
hace presente para convertir el canto en una
Cantos de Taizé y desde aquella primera noche
oración universal:
en la que no pudimos salir, esos cantos que
surgieron de forma espontanea, interrumpieron,
“Nada te turbe, nada te espante,
con su calidez, nuestro silencio y nuestra tristeza y
quien a Dios tiene nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante, nos han acompañado de forma continua en
Solo Dios basta.” nuestros actos e incluso en alguna ocasión
durante el cortejo procesional.
Se trata de pequeñas piezas, cánones de
Son muchas las cosas en común que
melodía simple y elegante, que reiteran siempre
tienen la Comunidad de Taizé y nuestra
la misma frase que se convierte en una letanía
Hermandad y por eso, la adopción de sus
que suena con el calor y el color de todos los
cantos por nosotros se produce de forma
acentos del mundo. Los Cantos de Taizé son un
natural: desde la humildad, la sencillez y el
rezo universal que destacan por su cercanía, su
silencio, el amor a Cristo se expresa con la calidez
sencillez y su espiritualidad. Muchas personas de
de estos cantos que visten el silencio.
nuestro pueblo y varios miembros de esta
Hermandad hemos tenido la inmensa suerte de “Ubi caritas et amor,
asistir más de una vez a estos encuentros Deus ibi est”
internacionales de jóvenes y no tan jóvenes y nos Como dijera San Agustín, “Bis orat, qui
trajimos de allí la paz, el amor y la tranquilidad bene cantat”, quien canta ora dos veces.

289
 La Escuadra de Tambores del Santo Entierro
Equipo de Redacción

Componentes de la primera Escuadra de Tambores del Santo Entierro. Fotografía: Andres J. Alpresa Moreno

En el año 1998, tan sólo tres después de la
refundación, se forma la escuadra de Tambores
de la Hermandad del Santo Entierro. La idea
surge a raíz de la donación de cuatro tambores
por parte de la Hermandad de Viñeros, de
Málaga. Ese mismo año, esta Hermandad invita a
la recién estrenada Escuadra a su salida
procesional el Jueves Santo, abriendo tras la Cruz
de Guía su cortejo, tal y como se hacía siglos
atrás.
Unido a este viaje a Málaga, la Hermandad
guarda una historia que Mateo reflejó
perfectamente en su Pregón de Semana Santa del
año 2013, un accidente de tráfico que narra en
primera persona y que bien podría ser
considerado como un auténtico milagro, pues
ninguno de los ocupantes del vehículo sufrió
daños más allá de algún rasguño. Los tambores,
que iban en el portamaletas, quedaron
completamente destrozados.

290
291
 Escuadra de tambores del Santo Entierro en la Semana Santa de Málaga. Archivo de la Hermandad de Viñeros.
Como él contaba en aquella ocasión una
vez recompuesto el ánimo y a pesar de que no
tenían absolutamente ganas de nada, aquel grupo
si tenía la oportunidad de dar Gracias a Dios y se
dispuso a realizar aquella, distinta, Estación de
Penitencia, una Estación de Penitencia que para
ellos se convirtió en una Estación de Acción de
Gracias.
292
Ya en la Casa Hermandad unas horas antes
de la Salida Procesional, se reunieron en Junta de
Gobierno para comentar lo sucedido y debatir
qué se podía hacer con los tambores, pues los que
venían en el maletero del coche habían quedado
totalmente destrozados. Se decidió que los
jóvenes hermanos de la Escuadra, se fueran
turnando con los tambores ya que de 8 solo
quedaban utilizables 4.
 Escuadra de tambores ante los
titulares de Viñeros.
Archivo de la Hermandad
del Santo Entierro.
Como curiosidad, y a pesar de que tanto el
vehículo como los tambores habían sufrido daños
irreparables, el cuadro que regaló Viñeros a la
Hermandad de Villamartín cuelga de las paredes
de la Casa de Hermandad en perfecto estado, con
el mismo marco y el mismo cristal con el que fue
entregado en Málaga en recuerdo de la
efeméride.
Hasta el año 2005, la Escuadra de
Tambores fue la formación encargada de
acompañar al Cristo Yacente. Ese mismo año, se
decide contratar banda de música para el
acompañamiento tras aprobación en Cabildo
General de Hermanos, pasando la formación de
tambores para abrir la procesión tras la Cruz de
Guía. Con bandas de música se sale tan solo dos
años, pues en el año 2006 llovió y poco después
de la salida, la procesión se tuvo que recoger por
lluvias.
293
En el año 2010, por la difícil situación
económica que sufre la Hermandad, la Junta de
Gobierno decide retomar la escuadra, designando
a Antonio Luna López como responsable de esta
sección. Se da traslado entonces al Cabildo
General de Hermanos del presupuesto necesario
para el arreglo de los antiguos tambores de
Viñeros, la adquisición de algunos nuevos, más el
instrumental necesario para poder ponerlos al
uso.
Ese año, la Escuadra forma con catorce
hermanos que hacen la estación de penitencia
ataviados con el hábito de nazareno de la
Hermandad.
Al año siguiente la Escuadra se amplía a 26
hermanos que, ya uniformados, acompañan al
Señor durante el recorrido de la procesión.
Escuadra en el claustro en 2012 y durante la salida en el Santo entierro Magno en 2013. Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno.

294
Escuadra tras el trono y pequeño reponiendo fuerzas durante el Santo Entierro Magno. Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno.

El auge llega en 2013 coincidiendo con el

Santo Entierro Magno, donde llegan a salir en la
procesión más de 35 componentes.

Sin embargo tras el auge mencionado llegó

el declive, provocado por la marcha de sus
componentes mayores a otras bandas y
agrupaciones. A pesar del esfuerzo de los
componentes más pequeños, se comprobó que el
acompañamiento musical tras el Cristo era
inviable. Dos años después, la Junta de Gobierno
de la Hermandad decidió, muy a su pesar, que la
estación de penitencia discurriera por las calles
en solemne silencio, hecho que se ha mantenido
hasta la actualidad.

295
 La Música de Capilla en el Santo Entierro
José Luis Expósito Polanco
Corría el año 1999 y fue la primera vez que la
Capilla Musical “Lignum Crucis” tocó en una
hermandad de la Sierra de Cádiz. Para una
formación musical que lleva haciendo música de
capilla desde los años noventa, fue una
experiencia inolvidable e ilusionante poder tocar
en Villamartín y en la Hermandad del Santo
Entierro.
296
Para la Hermandad resultó un cambio
bastante radical en lo que respecta al
acompañamiento musical, al contar por primera
vez con este tipo de música. Era la primera vez
que por las calles de Villamartín se escuchaba
música de capilla.
Nadie sabía como reaccionaría el mundo
cofrade, pues se trataba de una apuesta bastante
arriesgada por parte de la Hermandad. Desde la
salida desde la coqueta y preciosa Iglesia de San
Francisco se podían ver las caras de asombro del
público en las aceras y como el murmullo inicial
se iba tornando en silencio al sonar la música.
Ese efecto era el que, precisamente, pretendía
conseguir la Hermandad con este tipo de música,
dar la sobriedad y seriedad que se requiere un
Viernes Santo. Creo que se consiguió. A medida
que transcurría la estación de penitencia se
apreciaba mucho más que el público escuchaba
en silencio la música.
El repertorio elegido para la ocasión fue de
motetes compuestos para esta formación de
Oboe, Clarinete y Fagot. Sonaron piezas como las
Ocho Saetas del Silencio, Christus factus est,
Santo Entierro, Mors morten superavit y Duelo,
piezas muy acordes con el estilo de la
Hermandad. Durante la estación de penitencia se
estrenaron dos piezas de capillas dedicadas a la
cotitular de la Hermandad, tituladas: Soledad y
Soledad de San Francisco.
La capilla volvió al año siguiente para
volver a poner su música delante de sus titulares
por las calles de Villamartín. Ese año, el pueblo
esperaba de nuevo los sones de esa música y ya
no extrañaba este acompañamiento durante la
procesión.
No tenemos palabras de agradecimiento
hacia la Hermandad por el buen trato dispensado
hacia nosotros. Fueron dos años maravillosos que
nunca olvidaremos.
297
Pudimos volver a tocar 14 años después.
En 2015 poniendo de nuevo nuestra música
delante de los titulares. Ese año el repertorio fue
mucho más extenso y acorde con la Hermandad y
además pudimos estrenar otra pieza de capilla
dedicada, en este caso, al Cristo y titulada Santo
Entierro en San Francisco.
Tres años, pero tres años muy especiales
tanto para nosotros como para la Hermandad.
Después de veinte años desde aquella primera
vez, mantengo una relación de amistad con
muchos hermanos. Espero que pronto nos
veamos acompañando a vuestros sagrados
titulares.
 Las bandas de música
Equipo de redacción. Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno.
La Banda de Música de El Bosque interpreta Soledad
Franciscana dentro del templo el Viernes Santo de 1996.
Tras la lectura de los artículos que anteceden
puede sacarse como conclusión que ha tardado
en consolidarse el estilo musical que, quizás,
demandaba el carácter de la Cofradía. Y es que
no ha sido fácil.
298
Partiendo de la base de que en la
reorganización del Santo Entierro de Villamartín
participaron devotos que veían, o sentían, de
forma distinta cual sería el modo de configurar la
salida procesional, es fácil entender que hubiera
muchas propuestas de acompañamiento musical,
todas ellas quizás válidas, pero solo alguna la que
alcanzara a conjugar Misterio, historia, carisma,
lugar y momento.
Cuando se comienza con la Hermandad, se
retoma la Cofradía en el momento en el que se
dejó, aceptando el estilo, musical, que se había
usado para el acompañamiento del Misterio, pues
la Soledad iba en silencio.
De tal manera, para la Semana Santa de
1996, primera salida procesional de esta nueva
etapa, se contrata a la Banda de Música de El
Bosque, que por aquel entonces contaba con un
buen plantel de músicos y en su repertorio
incluían marchas fúnebres. Pero llovía y tras la
suspensión de la Salida Procesional, la Banda
interpreta algunas marchas procesionales dentro
del templo, siendo Soledad Franciscana, de Abel
Moreno, la primera composición que se oiría
para los Sagrados Titulares en esta nueva etapa.
A pesar de tener que volver a San Francisco después de efectuar su salida, la Agrupación Musical Santísimo Cristo del
Amor, de Huelva interpretó varias marchas procesionales tras el paso de La Soledad, formada en los escalones del Altar.

Para el año 1997 se confirmaba a la Banda 2001 con Música de Capilla.

del Bosque, y ese año sí que saldría tras la Urna,
en una tarde de Viernes Santo espléndida.
El debate sobre el estilo y forma del
acompañamiento musical, o no, se inicia en
1997, paralelamente a la redacción de los
Estatutos de la Hermandad. Eso, unido a que
había que hacer frente a muchos gastos para
componer un mínimo patrimonial, el Cabildo
General declina la opción de banda de música y
determina en 1998 que la Cofradía debía ir en
silencio, y posteriormente los años 1999, 2000 y
Los años 2002 y 2003 se vuelve a optar por
silencio, pero en 2004, tras un largo debate en el
seno de la Junta de Gobierno el Cabildo General
vuelve a adoptar como acompañamiento musical
a corporaciones musicales como la Agrupación
Musical de Olvera (2004 y 2005).
El año 2006 y el siguiente, es una
formación onubense la encargada de acompañar
a nuestros sagrados titulares, la Agrupación
Musical Santísimo Cristo del Amor, de la

299
 Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor, de Huelva, a su paso por la fachada de la Plaza de Abastos, en 2007.
Hermandad Sacramental de la Sagrada Cena. Por
desgracia, el primero de ellos (2006) la lluvia hizo
acto de presencia y la cofradía tuvo que dar la
vuelta a pesar de haber salido ya a la calle. En
marzo de ese año, esta banda estrenaba un
llamativo uniforme inspirado en los alabarderos
de la Guardia Real española, un chaqué cerrado
con cola y tricornio en material aterciopelado. La
chaqueta tenía los botones en dorado y las
hombreras y puños en color crema con un gran
escudo de La Cena. En 2007, los numerosísimos
componentes de la agrupación si que pudieron
lucir ese uniforme y acompañar a nuestra
cofradía por las calles de Villamartín.
300
En el año 2008 se estrena en Villamartín la
recién surgida Agrupación Musical San Lorenzo
Mártir, creada por un grupo de hermanos de la
Sacramental de Viñeros de Málaga, con la
finalidad de acompañar cada Jueves Santo a
Nuestro Padre Jesús Nazareno de Viñeros en su
Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral
Basílica de la Encarnación de Málaga.
Dificultades económicas de la hermandad
llevan a plantear nuevamente que la cofradía
debía destinar el importe de las bandas a otros
gastos acuciantes, unido a la creación del grupo
 La Agrupación Musical San Lorenzo Mártir, de Málaga, aguardando la entrada de los titulares en San Francisco, en 2008

de la hermandad que daría forma a la Escuadra

de tambores, podría punto y final a la
participación de las bandas en la Cofradía, que
dieron paso a los tambores, en el periodo que va
de 2009 a 2015, a la música de capilla en el año
2016 y al silencio, formula adoptada desde el año
2017.

Pero la relación de la Hermandad con las

Agrupaciones musicales no se ciñe estrictamente
a las salidas procesionales los Viernes Santo. En
momentos de máxima necesidad, la Hermandad

Fotografía: https://www.amsanlorenzomartir.es/

301
 organizó, junto al Ayuntamiento de
Villamartín, durante algunos años el
certamen de bandas de música en
Villamartín. Durante estos años
disfrutamos de una magnifica respuesta
de la gente y del buen hacer de bandas
situadas en la primera línea de cuantas
recorren las calles de nuestra Andalucía
durante la Semana Santa. Para el
recuerdo la asistencia que dejaron lo
mejor de ellas sobre el escenario como la
Asociación Musical Manuel Fraile, de
Villamartín, la de la Archicofradía del
Palo y la Esperanza de Málaga o la Banda
del Santísimo Cristo de las Tres Caídas
de Triana, que aprovechó su actuación
en Villamartín el 3 de marzo de 2008
para presentar Enmanuel, una de las
marchas más solicitadas de su repertorio.
Destacar en este apartado también la
marcha procesional que nuestro paisano
Joaquín Castaño Pérez regaló a nuestra
Hermandad en el año 2011, Soledad,
Madre de misericordia.

302
303
 Saetas para La Soledad
Manuel Gallardo Barroso

Bonita como una rosa Que la mezan despacito,

y frágil como el cristal te lo pido capataz
va esa Virgen Dolorosa que bajo palio de estrellas
tras su Hijo silenciosa la Virgen llorando va
porque lo van a enterrar más pura que la azucena.

Miradla, que guapa va, No llores más por Jesús

estrella resplandeciente, Soledad, Madre y bendita
reina de la humanidad. que aunque haya muerto en la cruz
Madre de los creyentes envuelto en manto de luz
y orgullo de la Hermandad el Domingo resucita.

304
305
306
 No te llames Soledad

Desde niño me pregunto, Un rosario de piropos

por qué, Soledad te llaman y un sinfín de avemarías
si tú jamás estás sola que me enseñó mi otra madre
tú tienes nuestra compaña. cuando en brazos me dormía.

Si yo te tengo en el pecho Y músicas celestiales

hecho de amor un altar de ilustres compositores
con retablo de ilusiones cantadas con armonía
y camarín celestial. por coros de ruiseñores.

Adornao de lindas flores Así que alegra esa cara

con aromas de azahar tan llorosa y afligida
y una llamita encendida porque sabes que tu hijo
día, noche y madrugá. resucita al tercer día.

Si te cambié saya y manto Tú sabes que eres orgullo

para no verte enlutá de tu bonita hermandad
por un terciopelo blanco con que cámbiate ese nombre
como la espuma del mar. no te llames Soledad.

Y un encaje por rostrillo No, porque Tú no estás sola

de chantillí extrafino ni creo, que nunca lo estarás.
para que realce más en el corazón cristiano
tus ojitos tan divinos. Tú por siempre reinarás.

Para esas últimas lágrimas Si quieres te llamaré

que reposan en tus mejillas para siempre Madre mía
te dí el pañuelo más lindo con el nombre de Señora
y un te quiero en cada esquina. de la eterna compañía.

Pa coronarte te puse Porque así no quiero verte

corona de pedrerías tan triste y desconsolá
con tres bellos querubines ¡Por favor! Cámbiate el nombre
que te hicieran compañía. no te llames Soledad.

307
308
CRÓNICA DEL ANIVERSARIO

309
 Crónica del XXV aniversario
Paqui Nadales Labrador
Podemos decir que el XXV Aniversario de la
Refundación de la Hermandad se encuentra
dividido en dos cursos diferentes, al haberse
iniciado en octubre de 2020 y haber finalizado en
el mes de noviembre del presente 2021. Clausura
de una efeméride que consideramos tan
importante tanto para esta Hermandad y
Cofradía como para todo el pueblo.
Debemos tener en cuenta que la gran
mayoría de actos y celebraciones que llevábamos
años diseñando y organizando para festejar esta
conmemoración, no han visto la luz debido a la
situación sanitaria del COVID-19, no sólo
porque en todo momento hemos cumplido con
todas las recomendaciones y aforos permitidos,
sino porque desde la Junta de Gobierno se
decidió que la salud y el bienestar de nuestros
hermanos y devotos era más importante que
cualquier acto público de Fe, siguiendo como
siempre con la máxima impuesta por nuestro
lema Ubi Caritas et Amor, Ibi Deus Est (Donde hay
Caridad y Amor allí está Dios) y por el espíritu
franciscano que nos caracteriza, donde la
humildad y el servicio a los demás es lo
primordial, no sólo la partida reservada para la
Semana Santa de 2020, sino gran parte de la
311
partida para la celebración del XXV Aniversario y
la de la Salida Procesional del Viernes Santo de
2021 se destinó a algo mucho más importante
que salir a la calle o hacer fiestas, a ayudar al
prójimo, porque esta pandemia no sólo ha traído
una crisis sanitaria, sino una gran crisis
económica ante la que esta Hermandad y
Cofradía no podía permanecer ajena, aunque
siempre ayudando desde la Humildad y el Amor
a los más necesitados, como habrían hecho
Nuestros Amantísimos Titulares, el Santísimo
Cristo Yacente y María Santísima de la Soledad,
sin que nuestra mano izquierda supiera lo que
hace la derecha porque sólo desde ese desinterés
por la fama se puede alcanzar el cielo.
Tradicionalmente una crónica no es más
que un relato cronológico de unos hechos, pero
ésta, sin embargo, no irá así ya que hemos
dividido nuestros actos según corresponda a lo
que consideramos la Fe, la Esperanza y la
Caridad, entendidas no sólo como los tres pilares
fundamentales sobre los que tiene que basarse la
vida cristiana y el sentimiento cofrade sino como
un conjunto de actos que reflejan consciente o
inconscientemente esas virtudes.
 Empezaremos hablando de la Fe, no sólo
como aquello que nos mueve a creer sin
necesidad de ver, sino al sentimiento que
remueve nuestro interior y nos hace uno con
Dios. Creemos firmemente que la Fe es contagiosa
y que nuestro deber y fin debe ser contagiar a
todos los que están a nuestro alrededor de esa
llama de Amor que nos insuflan el Santísimo
Cristo Yacente y María Santísima de la Soledad;
esto hizo que el mayor de nuestros esfuerzos
estuviera enfocado en promoverla aunque fuera
difícil por las restricciones de aforo, que durante
muchos periodos no nos permitían más de 30
personas en el Templo, esto retrasó la Misa
Solemne de apertura del Aniversario, prevista
para octubre, y que finalmente se celebró el 5 de
noviembre cuando se permitió el aforo al 50% ,
como siempre que se organiza una Misa en el
Templo de San Francisco, los fieles acudieron en
masa, teniendo muchos que seguir la Santa Misa
desde la calle pero siempre manteniendo la
distancia. Debemos destacar que nuestros
Titulares presidían el Altar Mayor, y seguirán
presidiéndolo hasta el fin del Aniversario, por
sugerencia de nuestro Párroco y Director
Espiritual, D. Francisco J. Varela Figueroa, que
creyó que tan destacada Efeméride merecía al
menos que el lugar de honor del Templo de San
Francisco fuera ocupado por Ellos y autorizó el
traslado desde el Sagrario donde se encuentran
habitualmente hasta el Altar, intercambiando su
posición con el Cristo de la Veracruz.
312
Al día siguiente, se instauró la Sabatina
en honor a María Santísima de la Soledad, que se
celebró cada sábado de 11 de la mañana a 1 de la
tarde hasta el sábado 6 de marzo. Además de la
Sabatina se reza el Ángelus, la Oración del Papa
para la protección del Coronavirus, la Oración a
María Santísima de la Soledad y la Oración al
Santísimo Cristo Yacente, aunque a los pocos
días de comenzar por petición popular se le
añadió el rezo del Santo Rosario y la Oración de
San José. Ese mismo grupo de devotos nos ha
pedido que volvamos a hacerlo una vez llegue
septiembre.
El 7 de noviembre se debía celebrar el
Solemne Besapiés del Santísimo Cristo Yacente,
pero debido a los protocolos sanitarios se llevó a
cabo una exposición para su Veneración.
Una vez más, debido a las limitaciones de
aforo nos vimos obligados a modificar el Triduo
en Honor a Nuestros Sagrados Titulares, ya que,
siempre con el apoyo y consejo del Párroco,
sustituimos las Misas del Triduo por otro tipo de
oraciones y su predicación, para evitar excedernos
del aforo permitido. Así que el primer día de
Triduo, 3 de marzo, se dedicó a la Familia y para
ello se rezó el Rosario de San José, el segundo día
del Triduo fue dedicado a los enfermos y los
familiares difuntos y se rezó un Vía Matris. El
tercer día del Triduo, al ser viernes, se celebró
con un Vía Crucis en el que se pidió por la crisis
económica y espiritual. La Función Principal, se
 Ofrenda floral de los portadores por el XXV Aniversario. Viernes Santo.
Fotografía: Andrés J. Alpresa Moreno

celebró el sábado 6 de marzo por la tarde en la
Parroquia de Santa María de las Virtudes y fue
presidida por el cuadro conmemorativo del XXV
Aniversario, al tratarse de una Misa cantada
contamos con la participación del Coro Sanctus
Sevastias.
El día grande de esta Hermandad fue el 2
de abril, Viernes Santo. Para este día tan
importante el equipo de priostía dirigido por el
mayordomo montó un espectacular Altar efímero
lleno de simbolismo, donde se simulaba el Monte
Calvario con la Cruz desnuda, vestida tan sólo
con la sábana que había servido para descender el
cuerpo de Cristo, detrás de ella se encontraban
las cortinas con una leve obertura que
representaba el momento en el que se rasgan las
cortinas del Templo a la muerte del Señor, en las
escaleras y uniendo el Monte Calvario con la
imagen de María Santísima de la Soledad se
encontraban siete luces que representan los siete
dolores de nuestra Señora. Además, María
Santísima de la Soledad vestía de riguroso luto y
el Santísimo Cristo Yacente se encontraba velado
dentro de su urna en señal de duelo por todos los
difuntos.

313
 A lo largo del día no sólo recibieron
visitas de una multitud de fieles y devotos, sino
que la Guardia Civil escoltó como viene siendo
habitual a Nuestros Titulares y en un acto
organizado de forma independiente por la
Cuadrilla de Portadores, entre los que se
encontraban miembros de las diferentes
cuadrillas que ha tenido el Señor a lo largo de
estos veinticinco años, se produjo una emotiva
ofrenda de flores al Santísimo Cristo Yacente y a
María Santísima de la Soledad.

Cuando nos referimos a la Esperanza,

todos nos referimos al anhelo de algo
normalmente mejor, en el caso de los cofrades y
los no cofrades en este momento la Esperanza es
la ilusión de volver a una vida como la anterior al
COVID-19, donde podamos disfrutar de nuestras
familias y amigos, además de procesiones y demás
actos de culto público. En esa tarea de intentar
que parezca que todo sigue y lograremos volver a
la normalidad que todos conocemos y produjo la presentación del logotipo del XXV
anhelamos, también hemos organizado algunos Aniversario y del escudo remasterizado de la
actos. Hermandad. Aunque posteriormente se colgaron
El 13 de octubre, aprovechando el fotos y vídeos de estos actos en las redes sociales
Cabildo de apertura de curso y sin darle mucha de la Hermandad para que todos aquellos que no
publicidad para evitar las aglomeraciones se asistieron al Cabildo pudieran conocerlos.
presentó y bendijo el azulejo de María Santísima
de la Soledad donado por el Ayuntamiento, que El 20 de febrero tuvo lugar la
se encuentra en la fachada del Templo de San presentación del Cuadro Conmemorativo del
Francisco, este acto fue retransmitido en directo XXV Aniversario realizado por D. José Cabrera y
por Villamartín Cofrade. Tras el Cabildo se donado por un grupo de hermanos. Debido al

314
cierre provincial que afectaba a la Comunidad
Autónoma de Andalucía, el autor no pudo venir
al acto que se realizó en la Iglesia de San
Francisco tras la Sabatina, pero dicho
contratiempo se solventó con la emisión de un
vídeo en el que el autor nos presentaba su obra.
Como en otras ocasiones se recurrió a la
retransmisión en directo a través de Villamartín
Cofrade y a la publicación de vídeos y fotos del
acto en las redes sociales para todos aquellos que
por la limitación de aforo no pudo acudir al acto.

316
 Presentación del paso procesional de María Santísima de la Soledad.
El 13 de marzo, D. Jesús Guerrero presentó el
paso procesional de María Santísima de la
Soledad, paso que se lleva realizando desde los
últimos cuatro años y que se encuentra
terminado en su fase de talla. Motivo por el que
quisimos que el autor sanluqueño explicara el
significado de cada uno de los símbolos y motivos
que adornan el mismo.
Coincidiendo con el Cabildo de cierre de
318
curso, 24 de junio de 2021, se procedió a la
colocación y presentación de la lona
conmemorativa del XXV Aniversario, donada por
uno de nuestros hermanos, en la fachada de la
Iglesia de San Francisco.
Por último, aunque no menos importante
porque la Caridad que nosotros entendemos es el
Amor, el mismísimo amor de Dios a sus criaturas
y que nosotros torpemente intentamos imitar,
con nuestros defectos y nuestra imperfección,
que a veces se confunde con el acto externo más
que con el sentimiento que mueve ese acto.
Así pues, cuando nos referimos a las
acciones englobadas dentro de la Caridad, tal y
como hemos dicho con anterioridad, no haremos
público el nombre ni la cuantía donada a las
diferentes asociaciones dedicadas a la ayuda al
prójimo de esta localidad, aunque sí se hizo en el
Cabildo de Cierre de Curso en el apartado de
referido a los Gastos, cumpliendo así no sólo con
lo dispuesto en nuestros Estatutos sino con la
transparencia que caracteriza a esta Hermandad y
Cofradía, al tiempo que se pidió a los hermanos
asistentes el sigilo propio de esta Hermandad al
respecto.
Durante la segunda mitad del año, con la
recuperación de los aforos en los templos, se ha
podido recuperar la Sabatina en honor a María
Santísima de la Soledad. Ojalá que este actividad
que comenzó formando parte del XXV
Aniversario se convierta en uno de los símbolos
distintivos de esta humilde hermandad.
Para no faltar nunca a la verdad he de decir
que un Solemne Traslado en noviembre de 2021
no entraba en nuestro planes, allá cuando se
comenzó a planificar el presente ejercicio.
Queríamos que primaran los actos litúrgicos y
que estos actos estuviesen abiertos a todo el
319
pueblo de Villamartín. En aquellos momentos no
sabíamos, ni lo podíamos sospechar, que llegaría
una pandemia mundial que daría al traste con
todos, o casi todos nuestros proyectos. Iniciado el
año, y viendo la favorable evolución de la
pandemia sí que teníamos la esperanza de poder
hacer una exposición pública de fe en el mes de
octubre mediante un Rosario Vespertino con el
traslado de nuestros titulares a nuestra Parroquia
y celebrar una Misa Solemne DEO GRATIAS.
En realidad la idea inicial era comenzar y
terminar los actos conmemorativos del XXV
Aniversario con una Misa Solemne en nuestra
Sede Canónica, la Iglesia de San Francisco.
Aunque sí pensábamos que el Viernes Santo de
2021 haríamos una procesión “diferente”,
estrenaríamos el paso de María Santísima de la
Soledad y tendríamos algún tipo de
acompañamiento musical, algo poco habitual en
esta Hermandad que se caracteriza por su
absoluto silencio. Pero como ya hemos dicho, la
pandemia de COVID-19 trastocaría todos
nuestros planes, es cierto que comenzamos con
una Misa Solemne en San Francisco, pero por
culpa de las limitaciones de aforo muchos fieles
no pudieron seguirla in situ, esto nos llevó a
plantearnos la necesidad de hacer todos los actos
multitudinarios en la Parroquia para poder
garantizar aforos y demás restricciones, algo que
desde el primer momento apoyó y alentó nuestro
Párroco y Director Espiritual, don Francisco J.
Varela Figueroa, que compartía nuestra visión de
hacer de este aniversario no sólo una “fiesta” para
los hermanos y devotos del Santo Entierro sino
para todos aquellos que quisieran celebrarlo con
nosotros.
Cuando por fin las autoridades
eclesiásticas, siempre cautas y respetuosas con los
dictámenes sanitarios respecto a la pandemia,
autorizaron de nuevo el Culto Externo, llenos de
alegría consultamos con el Párroco la posibilidad
de organizar un Rosario de Deo Gratias hasta la
Parroquia, pero él nos sugirió que podíamos
solicitar un Solemne Traslado Extraordinario
hasta la Parroquia donde se podía celebrar una
Misa en Honor al Santísimo Cristo Yacente y
María Santísima de la Soledad y que incluso, tal y
como habíamos deseado desde hacía mucho
tiempo, podíamos pasar toda la noche en
Adoración al Santísimo Sacramento tras la vuelta
a San Francisco.
Llenos de Fe y poniendo nuestra Esperanza
en la intercesión de Nuestros Sagrados Titulares
en este asunto, solicitamos al Señor Obispo,
Monseñor José Rico Pavés, la autorización para el
Solemne Traslado a la Parroquia, documento que
nos llegó fechado y autorizado el 29 de
septiembre; para que pudiéramos comenzar con
los preparativos ese mismo día desde el Obispado
avisaron a la Parroquia de que ya teníamos la
autorización porque tardaría varios días en
320
llegarnos por Correo. El día elegido sería el 6 de
Noviembre, que casualmente era el sábado más
próximo al día de los Fieles Difuntos, en el cual
tradicionalmente se realiza el Besapies del
Santísimo Cristo Yacente.
Tras un mes de arduo trabajo a contrarreloj
llegó el gran día. Un 6 de noviembre de 2021 que
amaneció despejado aunque ya se comenzaban a
notar los rigores del invierno, por la mañana
temprano don Manuel Morilla, enfermero del
Centro de Salud, de forma voluntaria y altruista
comenzó a realizar las pruebas de detección del
COVID-19 a las dos cuadrillas, femenina y
masculina, que llevarían sobre sus hombros a
Nuestros Titulares teniendo que agradecerles que
todos ellos eran negativos a dicho virus.
A las 12 de la mañana se abrió la Iglesia
con el rezo del Ángelus, la Sabatina, la Oración a
María Santísima de la Soledad y la Oración al
Santísimo Cristo Yacente, recibiendo numerosas
visitas de los fieles que estaban expectantes por
ver al Señor y a su Santísima Madre.
Para este día tan especial, se había
preparado una parihuela en la que se habían
colocado a ambos Titulares juntos. María
Santísima de la Soledad, vestida por sus
vestidores Óscar Torres Barba y Juan Manuel
Jurado Moreira, llevaba el traje de terciopelo
verde bordado de finales del siglo XVII y el

manto de estrellas que le regalaron sus devotos
por el XX Aniversario y a los pies de su Excelsa
Madre, estaba el Santísimo Cristo Yacente semi-
velado por el sudario que le regalaron los
miembros de su cuadrilla de portadores por el
XX Aniversario de su Bendición. El exorno floral
de tonos morados, así como los propios de la
Parroquia en color blanco, corrieron a cargo de
Floristería LayMa.
321
A las 5 de la tarde ya estaban en la Iglesia
de San Francisco el Párroco, las representaciones
de varios grupos parroquiales, de todas las
Hermandades de Villamartín, del Consejo Local,
el Juez de Paz, las dos cuadrillas, los dos agentes
de la Guardia Civil, Carlos Francisco Bellido
González y Diego García Salas, que se
encargarían de Custodiar a Nuestros Sagrados
Titulares y parte de los fieles que nos
acompañaron dentro del cortejo. Así como el
Coro Sanctus Sevastias, que fue el encargado de
acompañar con sus voces no sólo la Santa Misa
sino todo el recorrido.
A las 6 de la tarde en punto salió la Cruz
de Guía por las puertas de San Francisco
encontrándose con gran cantidad de fieles que a
pesar del frío habían acudido a ver al Señor y a su
Madre. El recorrido fue modificado para poder
visitar a los usuarios de la Residencia de
Ancianos Santa Isabel de camino a la Parroquia,
por lo que en la Encrucijada giramos camino a la
calle Virgen de los Reyes. En las puertas de la
Residencia de Ancianos se vivió uno de los
momentos más emotivos de todo el recorrido, ya
que todos ellos esperaban ansiosos la visita del
Santísimo Cristo Yacente y María Santísima de la
Soledad. Dos de los usuarios, en nombre de
todos los residentes, realizaron una ofrenda floral
entre lágrimas de alegría a Nuestros Sagrados
Titulares y recibieron como muestra de gratitud
por parte de esta Hermandad y Cofradía un
 En el momento en que el capataz cedió el
martillo a Diego para dar la "levantá" frente a
ellos y la parihuela comenzó a mecerse en su
honor, el Párroco comenzó el rezo del Padre
Nuestro y el Ave María, seguido por todos los
presentes en un tramo de calle atestado de fieles.
Seguidamente, dirigió la bendición no sólo a los
usuarios de la residencia de ancianos, sino a
todos los congregados, puestos bajo el Manto
protector de María Santísima de la Soledad.

Cuadro Conmemorativo del XXV Aniversario.

No se trataba de dos residentes cualquiera, por
una parte el que en aquella primera Junta de
Gobierno fuera Vice-Tesoreso, Manuel Ayala
Molina y por otra, Diego Sarrión, conocido
cariñosamente por "Kichi", que en los primeros
años de salida de la procesión portaba incensario
formando parte del cuerpo de acólitos.

322
323
 Los Sagrados titulares a su paso por la calle El Santo después de visitar el hospital Santa Isabel.
Fotografías del traslado: Andrés J. Alpresa Moreno

Reanudando la marcha, se siguieron dimensiones de la parihuela era imposible

turnando las cuadrillas femenina y masculina, a
lo largo de la Calle El Santo, donde Nuestros
Titulares recibieron una ofrenda floral particular,
la Plaza del Ayuntamiento y la Subida de la
Iglesia hasta entrar en la Parroquia.
Ya en la Parroquia se colocó al Santísimo
Cristo Yacente y María Santísima de la Soledad,
en un lateral junto al Altar, junto al Altar del
Cristo de Rui Díaz; ya que debido a las grandes
colocarlos en el Presbiterio. Allí, justo antes del
comienzo de la Santa Misa tuvo lugar el rezo del
Santo Rosario. El aforo de la Parroquia completo
de fieles y devotos gracias al fin de las
restricciones, personas que nos habían
acompañado durante toda la primera parte del
traslado y otras que habían decidido venir
directamente a la Misa, como el caso de la
Corporación Municipal.

324
 Tras la celebración de la Santa Misa, nos
pusimos en camino hacia la Iglesia de San
Francisco, como en la primera parte del Traslado,
se fueron alternando las cuadrillas en la Subida a
la Iglesia, la Plaza del Ayuntamiento, calle El
Santo y calle San Francisco, a pesar de que ya el
frío era considerable, muchos devotos seguían
acompañándonos tanto detrás del paso como a
los lados del cortejo hasta que a las 10 y media
aproximadamente de la noche el Santísimo
Cristo Yacente y María Santísima de la Soledad
entraban de nuevo en su Templo.
326
Se cerraron las puertas sólo el tiempo
necesario para preparar la Iglesia para la
Exposición y Adoración Nocturna del Santísimo,
abriéndose de nuevo a las 11 de la noche cuando
se Expuso al Señor, que estuvo acompañado
durante toda la noche no sólo con los miembros
de la Junta de Gobierno, o de miembros de las
cuadrillas, sino de representantes de todos los
Grupos Parroquiales, de las Hermandades, del
Consejo Local de Hermandades y de numerosos
fieles que no querían que un día tan especial
terminase tan pronto, la Exposición terminó a las
8 de la mañana y aún así hubo devotos
acompañando al Santísimo Cristo
Yacente y María Santísima de la
Soledad hasta casi las 10 de la mañana.

Durante este peregrinar que ya

dura veinticinco años, hemos vivido
momentos muy duros, que hemos
sorteado con mayor o menor fortuna,
pero siempre confiados en el Señor.
Puede resultar banal, mas nuestra
primera salida procesional como
Hermandad no pudo llevarse a cabo
por culpa de una lluvia torrencial, tal
vez presagio de que no sólo íbamos a
necesitar ilusión sino perseverancia;
teníamos pensado y organizado un
XXV Aniversario espléndido pero nos
volvió a tocar quedarnos en casa, esta vez no por la lluvia
sino por una pandemia mundial, seguramente porque en
este caso nuestro papel no debía ser quedarnos en casa
llorando y lamentando nuestra mala suerte, sino salir a
cumplir con nuestra misión de cristianos, llevando a
partir de nuestra Fe en el Santísimo Cristo Yacente y
María Santísima de la Soledad, la Esperanza y la Caridad
(=Amor) a los demás.

327
 Momentos, personas, lugares… el renacimiento
de una Hermandad en el cambio de milenio
Andrés Jesús Alpresa Moreno
No siempre es fácil hacer coincidir en el tiempo a
una serie de personas, espacios compartidos y
voluntades para dirigir una energía positiva en
una misma dirección. El último cuarto del siglo
XX y del primer milenio se presentaba como una
época de incertidumbre y de dudas más que
razonables, sobre todo para los jóvenes de todo el
mundo. En ese escenario, trasladado al ámbito
local, era en el que se movían un grupo de
jóvenes acostumbrados al entorno de la
parroquia y a colaborar en los diversos grupos
que en ella trabajaban. Estos mismos jóvenes
habían vivido un cambio importante siendo unos
simples chiquillos, el cambio de una dictadura a
una democracia pocos años antes. El destino
quiso que en ese Villamartín de principios de los
90 viniéramos a posarnos, como las cigüeñas, en
ese bendito lugar que es el templo de San
Francisco. Cumplía años como párroco nuestro
querido Don José Manuel y se preparaba una
celebración acorde a esta efeméride. Tuve la
suerte de formar parte de ese grupo de personas
que cantó la misa de los veinticinco años y tuve la
suerte de seguir perteneciendo a la coral
polifónica Jaire. Por aquellos entonces, aunque
328
cueste creerlo, San Francisco era una pequeña
iglesia que se defendía a duras penas de
humedades y calores, dependiendo de la época
del año. A pesar de los intentos por recuperar
para el uso tanto la Iglesia como la antigua
escuela, el espacio permanecía prácticamente
abandonado a su suerte. En aquellos escalones
del altar de San Francisco comenzamos a ensayar
aquellos primeros años y a llenar de notas
musicales el entorno de los ilustres acompañantes
del Cristo de Vera-cruz, San Rafael y San Juan de
Dios, entre otros. Muchas tardes de sábado
tuvimos que dejar un hueco entre los
componentes del coro por los goterones que nos
caían desde lo alto de la linterna del templo. En
paralelo a este hecho se comenzaba a vislumbrar
en nuestro pueblo la creación de una nueva
Hermandad, Hermandad que con el tiempo
vendría a ser la de muchos componentes de ese
grupo de cantores y que no dejaríamos ya con el
paso de los años. Se recogen en estas páginas sólo
algunos de los momentos que han sido, personas
y lugares que nos han acompañado durante este
tiempo y que esperemos sigan compartiendo
vivencias con nosotros
El Santo Entierro antes de la refundación
Acompañamos algunos detalles de los programas
de 1981, 1982 y 1984. En el primero de ellos,
sobre estas líneas, aparece el Sábado Santo la
Cofradía del Santo Entierro de Cristo y María
Santísima de la Soledad, con salida del templo
parroquial a las 8,30 de la tarde y entrada en el
mismo a las 11 de la anoche, con el aviso de que
es procesión oficial y asiste LA PARROQUIA Y
TODAS LAS COFRADÍAS. En el de 1982,
-arriba a la derecha- aparece la procesión del
Santo Entierro, con el horario de salida a las 8,30
de la tarde. En el de 1984, ya se puede apreciar
que sólo aparecía el Sábado Santo la Gran Vigilia
Pascual en el templo parroquial a las 23,00 horas.

329
El primer año
(1996).

A pesar de que la
ilusión era máxima y
todo se hizo con
mucho esfuerzo para
llegar al Viernes
Santo, la lluvia hizo
imposible la salida
procesional. A pesar
de ello, la banda de
música contratada
para la ocasión
interpretó algunas
marchas y tanto
portadores como
costaleras tuvieron la
oportunidad de
mecer los pasos de
los Sagrados
Titulares en el
interior del Templo
de San Francisco.
Queden estas
imágenes como
reconocimiento a
todas aquellas
personas que han
pasado por la
Hermandad durante
estos últimos
veinticinco años.

Fotografías: Andrés J.
Alpresa Moreno

330
331
El canto y la música en San Francisco.
Muchos de los componentes de la Coral Polifónica
Jaire, que ensayaba en San Francisco antes de los
comienzos de la Hermandad, empezaron a dar sus
primeros pasos también en el Santo Entierro como
hermanos. En los cultos en honor de Nuestra
Señora de la Soledad, organizados con motivo de su
restauración, tuvo la oportunidad de participar la
Coral. Además, también participaron ofreciendo
conciertos como el que se hizo a beneficio del
pueblo cubano o los Conciertos en Navidad.

La recuperación de todo el conjunto como

Centro Cultural, incluyó el arreglo de la techumbre
del templo y el consiguiente uso con el permiso de la

332
Parroquia, lo que contribuyó al enriquecimiento
cultural de la localidad. Por este escenario pasaron
grupos de gran repercusión. En la imagen, uno muy
especial que despertó la curiosidad del público, el
del Trío de Eduardo Paniagua, músico de
reconocido prestigio a nivel internacional que
ofreció su impresionante concierto Música de las
Tres Culturas, judía, musulmana y cristiana con los
músicos sentados en los escalones del Altar.

Durante la procesión del Santo Entierro, a su

paso por la trasera del Hospital de Santa Isabel, era
normal ver a la Hermana Agustina con su libreta
entonar algún canto a la Soledad.

Fotografías: Andrés J. Alpresa Moreno

333
Nuestro Cristo

En una ocasión, animados por D. José

Manuel y ante el estado del Cristo de las
Aguas, nos desplazamos a Sanlúcar de
Barrameda para intentar conseguir una
imagen de Cristo Yacente que allí tenían.
Conocimos a algunos hermanos del Santo
Entierro (Alfonso Muñoz Ochoa y Manuel
Rodríguez Camacho) y de La Esperanza
(Alberto Pérez Lañez), asistimos a Misa y
admiramos la impresionante imagen de su
Cristo Yacente. Efectivamente, según ellos,
en Sanlúcar existió otra imagen de Cristo
Yacente, pero hacía años que la habían
cedido a alguna población de la provincia.

Villamartín Noticias el 26 de marzo de 1999

334
 La familia Troya
siempre tuvo una
vinculación especial
con el Santo Entierro
y en esta ocasión no
iba a ser menos. En
esta imagen inédita, el
paso de la Soledad se
para ante la casa de las
Hermanas Troya
como señal de
agradecimiento por su
implicación en la
adquisición del nuevo
Cristo Yacente.

335
 El solemne Acto Litúrgico de Bendición de
la Imagen del nuevo Cristo Yacente tuvo lugar el
Domingo 7 de marzo de 1999 en el Templo
Parroquial de Santa María de las Virtudes a las
20.00 horas.

En el acto intervino la Capilla de Canto

Gregoriano Beathe Anne. A la finalización del
acto, la imagen fue trasladada en Vía Crucis a la
iglesia de San Francisco, sede de la Hermandad
(imagen que aparece en la página anterior).

Me gustaría destacar aquí la especial

vinculación y el cariño que nuestro director,
Enrique Holgado Caro, mostró siempre hacia la
Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora
de la Soledad.

336
 Arriba: Grupo de Hermanos del
Santo Entierro, cantan al paso de
la Soledad desde la azotea de
María Téllez Gómez, viuda de
F er nando H olgado A yala,
miembro destacado del Santo
Entierro en su última etapa a
principios de los ochenta.

A pesar de las dificultades por la

repentina pérdida de Enrique, la
Coral siguió funcionando. En la
imagen, en la Función Principal
del año 2014 bajo la dirección de
Valentín.

Las saetas han tenido su lugar en

nuestra Hermandad. Junto a estas
líneas Ana María Núñez entona
una durante la primera levantá en
2009. Otras personas que también
interpretaron alguna saeta fueron
Maximino Lugo y José Reyes.

337
Representaciones de la Hermandad
A pesar de no haber podido salir a la calle con la
cofradía aquel Viernes Santo de 1996 a causa de
la lluvia, el 7 de abril, Domingo de Resurrección,
un grupo de diez hermanos y una hermana
acompañaron a Jesús Resucitado y Santa María
de las Virtudes por las calles de Villamartín.
A esta primera representación le han
seguido muchas otras y la Hermandad ha estado
presente en innumerables acontecimientos, como
se puede comprobar en estas páginas. Destacan
sobre todo las del día del Corpus, Santa Ana, el
338
Resucitado y aquellas ocasiones en las que nos ha
visitado Nuestra Señora de las Montañas.
Recordamos especialmente el primer traslado de
Nuestro Padre Jesús de la Misericordia en su
Prendimiento y la bendición de la nueva imagen
de Cristo Rey.
Como curiosidad, cabría resaltar en este
apartado que durante varios años una
representación de nuestra Hermandad ha
participado en la estación de penitencia de la
Hermandad del Silencio de Arcos de la Frontera.
En las imágenes superiores: Procesiones de Santa Ana en 2011 y el Corpus en 2012 respectivamente.
En la imagen inferior: En la procesión del Corpus en el año 2013.

339
Esperando la llegada
de Nuestra Señora
de las Montañas a
San Francisco la
mañana del 18 de
agosto de 2013.

Abajo, ya en la
madrugada del 2 de
s e ptiem bre del
mismo año
aguardando a la
Virgen para su
entrada en la
Parroquia de Santa
M ar ía de l as
Virtudes.

340
Sobre estas líneas, Yolanda
Benítez, Paqui Nadales y tras ellas
Ana María Ramírez en
representación de la Hermandad,
acompañando en el traslado de
Nuestro Padre Jesús de la
Misericordia en su Prendimiento,
después de la bendición de la
imagen, el 26 de junio de 2014.

En la imagen central,
representación del Santo Entierro
a su paso por San Francisco
durante el Corpus de 2015.

Junto a estas líneas, con la

Hermana Mayor de “La
Borriquita” preparados para
recibir a su paso a Cristo Rey en
la procesión del 6 noviembre de
2016, fecha de la bendición de la
nueva imagen.

341
La Virgen de las
Montañas
y la Hermandad

Durante estos últimos

veinticinco años hemos
tenido la suerte de contar
con la presencia de
Nuestra Señora de las
Montañas en nuestra
localidad. En todas estas
ocasiones, no ha faltado
alguna representación de
la Hermandad para
recibirla con las puertas
abiertas en San Francisco
a su llegada, como se
puede comprobar en
algunas de estas imágenes.

En una de estas
visitas, en el año 2010,
tuvo lugar la procesión de
la imagen por muchas
calles de la localidad y
tanto el grupo de
portadores como las
costaleras del Santo
Entierro tuvieron ocasión
de llevarla sobre sus
hombros. Junto a estas
líneas, el grupo de
costaleras delante del paso
de la Virgen de las
Montañas al inicio de La
Encrucijada.

346
347
La Hermandad en los carteles oficiales de
Semana Santa de Villamartín.
Desde los inicios de la Hermandad se despertó el
interés por la procesión del Santo Entierro. Por
una parte, quedaba en la memoria de muchos
cofrades de este pueblo el rigor y la seriedad de
los Sábados Santos de principios de los ochenta y
por otra, existía la curiosidad de saber como
342
discurriría por las calles de Villamartín esta
recién fundada cofradía. En 1997 se aclararon las
dudas y el Santo Entierro se incorporó al resto de
cortejos procesionales de Villamartín aportando
la seriedad de siempre y una nueva forma de
portar el trono de nuestro Señor al estilo de los
malagueños. El primero de los carteles oficiales
en los que apareció la Hermandad fue el del año
1999.
Justo en el año en que se celebraban quinientos años
de la fundación de Villamartín, otra imagen de
Nuestra Señora de la Soledad a su paso por la calle
Sol, obra de Andrés J. Alpresa Moreno, sirvió para
anunciar la Semana Santa de 2003.
Carteles oficiales se Semana Santa de 2009 (Andrés J. Alpresa
Moreno), 2014 (Jerónimo Camacho Morato) y 2019 (Agustín
Millán Calvellido) y cartel del Santo Entierro Magno de 2013
(Andrés J. Alpresa Moreno).

343
Actividades benéficas
Entre las actividades llevadas a cabo por la
Hermandad durante estos años siempre han
estado presentes las benéficas, bien para la propia
Hermandad o colaborando con alguna entidad
externa. En algunos casos no salieron como nos
hubiese gustado, pero al menos se intentó.
Cabría destacar la labor de nuestro hermano
Juan Pedro Pavón, que en un momento de
mucha necesidad para la Hermandad cogió las
riendas -y nunca mejor dicho- para organizar los
que con el tiempo se convertirían en
tradicionales Concursos de Doma Vaquera. Otra
tradición dentro de la Hermandad es la venta de
la Lotería de Navidad, actividad que también ha
ayudado a aliviar la carga económica en
momentos clave y tarea que facilitó de forma
extraordinaria nuestra hermana Encarnación
Frutos. De una manera u otra, durante este
tiempo la Hermandad ha estado presente en la
vida social de nuestro pueblo durante todo el año
y no solo en Semana Santa.

344
Personas... pasado, presente y futuro de la
Hermandad del Santo Entierro.

Porque al fin y al cabo las Hermandades y Cofradías

no serían nada sin las personas, con sus defectos y con
sus virtudes, como una gran familia en la que crecer y
sobre todo donde encontrar un camino para ayudar y
darse a los demás. Quizás esta humilde publicación
pueda servir de homenaje a todos los que en un
momento de estos siglos formaron parte de tan
inmenso y admirable proyecto. Y haciendo mías las
palabras que nuestro obispo nos dirige al principio de
la publicación y a modo de cierre, que la
conmemoración de este aniversario se presente como
una oportunidad preciosa para dirigir la mirada al pasado
con agradecimiento, entregarse al presente con pasión y
abrazar el futuro con esperanza. Que así sea.

348
Ubi caritas et amor, Deus ibi est

349
A los autores de los textos: A todas las personas que de una u otra forma han colaborado en
Andrés J. Alpresa Moreno la realización de este trabajo y que han hecho posible la
Mª del Carmen Andrades Mateo
Ramón Cañizares Japón publicación de esta obra.
Mateo Conde Mendoza
Jesús Chacón Holgado
José Luis Expósito Polanco
Manuel Gallardo Barroso
Carlos Gómez López
Juan José Gómez Vidal
Jesús Guerrero García
José María Gutiérrez López
Juan Manuel Jurado Moreira
Valentín Lozano Ortega
José Manuel Moreno Arana
Paqui Nadales Labrador
Ernesto Pangusión Cigales
Manuel Portillo Díaz
Ernesto Rodríguez Domínguez
Julio Romero Moreno
Soraya Rubiales García
Pedro Sánchez Bernal
Manuel Sánchez Linares
Oscar Torres Barba

A los fotógrafos que ofrecieron su trabajo:

Antonio Acevedo Tinoco
Andrés J. Alpresa Moreno
Antonio Castro Pozo
Tony Fresnel
Francisco Javier Jurado Morales
Juan Manuel Jurado Moreira
Sebastián Lineros Garrido
Juan López Rodríguez
Aurelio Lozano Ortega
Vicente Marrero
Julio Romero Moreno
Pepe Sánchez García
Óscar Torres Barba

A los autores de las ilustraciones:

Raúl Molina Fernández (págs. 112 y 252)
Carlos Jesús Diánez Gil (pág. 308)

350
Este libro se terminó de imprimir
el día 30 de noviembre de 2021,
festividad de San Andrés,
apóstol.

LAUS DEO

351
INFORMACIÓN DE FOTOGRAFÍAS:

Andrés J. Alpresa Moreno:

Pág. 12. Detalle de la nueva Cruz de Guía de la Hermandad.
Pág. 18. Penitente con la Cruz de Guía a la salida de la Procesión del Santo Entierro.
Pág. 21. Sagrada Urna con el paso de la Soledad bajando la calle San Francisco.
Pág. 26. Grupo de portadores durante el Santo Entierro Magno.
Pág. 30. Imagen de San Francisco junto al Cristo de Vera Cruz en el Altar para la festividad del 4 de octubre.
Pág. 43. Salida del Trono del Cristo Yacente el Viernes Santo.
Pág. 74. Detalle relacionado con la Venerable Orden Tercera en la cúpula de San Francisco.
Pág. 90. Parte de la calzada descubierta durante las excavaciones de Torrevieja.
Pág. 107. Trono del Santo Entierro a su paso por la Plaza del Ayuntamiento.
Pág. 108. Estandarte de la Hermandad del Santo Entierro.
Pág. 190. Imagen de Cristo Yacente expuesto para los cultos en San Francisco.
Pág. 208. Frontal del Trono de la Sagrada Urna durante la procesión del Viernes Santo.
Pág. 236. Detalle del escudo bordado de la Hermandad.
Pág. 263. Campana del rector de cortejo.
Pág. 274. Llamada a las costaleras.
Pág. 280. Portadores del Trono de Cristo Yacente.
Pág. 286. Detalle de cantoral de la Parroquia.
Pág. 310. La Soledad y el Cristo Yacente bajo el Altar de Rui Díaz.

Archivo de la Hermandad:
Pág. 34. Grupo de voluntarios colaborando con el Banco de Alimentos.
Pág. 102. Campanario de San Francisco.
Pág. 117. Imagen de la Soledad en la calle Subida a la Iglesia durante la procesión (años 80).
Pág. 140. Entrada del paso de la Sagrada Urna dirigido por Fernando Holgado Ayala (años 80).
Pág. 141. Imagen de la Soledad delante de la Capilla del Bautismo de la Parroquia (años 80).
Pág. 147. Paso de la Soledad por la Barriada del Coto.
Pág. 148. Boda ante el retablo de la Soledad.
Pág. 149. Detalle del lazo rosa en el paso de la Sagrada Urna.
Pág. 166. Imagen aérea del antiguo Convento e Iglesia de San Francisco.

Sebastián Lineros:
Pág. 136. Don José Manuel Álvarez ante María Santísima de la Soledad el día de la bendición de la imagen.

Pepe Sánchez:
Pág. 188. Imágenes de la Soledad y el Cristo Yacente durante el traslado de noviembre de 2021.

Francisco Javier Jurado Morales:

Pág. 224. Detalle de la Sagrada Urna durante la procesión del Santo Entierro.
Pág. 229. Procesión del Santo Entierro entrando en la calle Vistahermosa.
Pág. 306. Detalle de la cara de la Soledad durante un besamanos.

Jesús Guerrero García:

Pág. 230. Fotografías del paso de la Soledad.

352