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Alejaundrro Spüegel

--- (1999), La bomba informática, Madrid, Cátedra.

Walzer, Michael (1998), Toward a Global Civil Society, Providence, Berghahm Books.
Wolton, David (2000), Internet ¿Y después?, Barcelona, Gedisa.

las ººotrasºº primairias y em prob�ema


de ma enseñan:za

Flavia ierigi·

Existe en la Argentina una manifiesta preocupación por la calidad


de la educación . Un recorrido rápido por los artículos periodísticos,
las cartas de lectores de los periódicos, las agendas de los eventos públi­
cos que discuten la problemática educativa, el discurso oficial de las
políticas, basta para recoger testimonios abundantes de esta preocu­
pación . Ahora bien, a poco que se profundiza en el contenido de estas
expresiones, la aparente convergencia de opiniones desaparece.
En el nivel que nos ocupa, que es el de la escolaridad primaria, hay
algunos acuerdos básicos: a la primaria deben asistir todos, y deben
hacerlo a partir de cierta édad; esperamos que la escuela primaría sea
común , y que no existan condicionamiento s sobre lo que los chicos
_
podrán seguir estudiando una vez finalizada la primaria; nos parece
una injusticia que las oportunidades educativas de los chicos y chicas
sean desiguales; asignamos al paso por la primaria una importante fun­
ción de integración social, en tanto esperamos que asegm·e a todos una
formación compartida, independientemente del origen de cada cual
y de l as condiciones en que tien e lugar su crianza.
Pero un poco más allá de estos acuerdos básicos, las opiniones y valo­
raciones se diversifican al infinito. Pruebe el lector una estrategia sen­
cilla: formule a distintas personas la pregunta ¿qué quiere decir que una
escuela primaria es de calidad?, o busque cómo se contesta esta pregun­
ta en los diarios de la mañana. Constatará respuestas muy diferentes:

· Este artículo fue leído en versiones previas por Carmen Delgadillo, Gabriela Diker, Cecilia Parra y
Alejandra Rossano, a quienes agradezco sus aportes y comentarios.
las "otras" ¡primarias y ei ¡problema de la enseñanza 193
1192

entre ellas, las que ponderan los niveles de logro en los aprendizajes dan lugar aquellas condiciones, y muestra en cada caso la clase de deci­

de los alumnos, medidos de diversas maneras; las que señalan el pres­ siones que los docentes deben tomar para poder enseñar, así como

tigio de las instituciones a las que se orientan los egresados de cada escue­ los límites del saber producido en el que pueden apoyarse. Todo esto

la para continuar sus estudios ("los chicos de esta escuela van todos en apoyo de un argumento central: mejorar la enseñanza no es una

a ..."); las que ponderan la originalidad de la propuesta pedagógica de responsabilidad que puede depositarse sin más en los maestros, sino

la institución o el desarrollo de proyectos distintivos en alguna área; las que requiere el desarrollo sostenido de políticas educativas que hagan

que destacan los mayores niveles de retención de unas escuelas con de la enseñanza su asunto central.

respecto a otras que trabajan en condiciones similares en cuanto a


la vulnerabilidad educativa de su población; las que destacan las ins­
talaciones y la dotación de recursos con que cuenta el establecimien­
to (el aula en red, el centro de recursos multimediales, el laboratorio
de idiomas, el gimnasio...), etcétera. Es usual que quienes se preocupan por la educación debatan acer­

Ninguna de estas respuestas es por sí misma una caracterización sufi­ ca de las funciones y los fines de la escuela. No es tan usual que repa­

ciente de la llamada "calidad de la educación primaria". No nos inte­ ren en la manera de conseguirlos. Comenzaremos nuestro análisis

resa aquí proponer otra, ni mejor, ni más abarcativa. Nos preocupa señalando que, con la definición genérica de unos fines pedagógicos,

señalar que estas valoraciones diferentes tienen consecuencias en los lo que caracteriza a la institución escolar es la particular forma de orga­

modos en que los distintos actores sociales esperan que mejore la edu­ nizar series de actividades que permitan a los sujetos alcanzar esos

cación cuya calidad echan en falta. Los procesos institucionales a pro­ fines. Trilla propone las siguientes notas como distintivas de la escue­

mover y las políticas educativas encargadas de promoverlos, variarán la como institución educativa (Trilla, 1985: 20):

de manera significativa según cuál o cuáles de todas las variantes enu­


meradas se identifiquen con la calidad educativa; y se trata sólo de algu­ <> constituye una realidad colectiva,

nas de las opciones disponibles. e se ubica en un espacio específico,

Este trabajo se propone situar al lector frente al problema de la e actúa en unos límites temporales determinados,

enseñanza en la escuela primaria, en la convicción de que, más allá e define los roles de docente y discente,

de toda otra consideración posible, cualquier hipótesis de mejora de "'predetermina y sistematiza contenidos,

los aprendizajes y del tipo de experiencia educativa de los chicos y chi­ ., propone una formas de aprendizaje descontextualizado.

cas en este nivel (como notará el lector, nos estamos diferenciando


del discurso sobre la calidad), descansa en y depende de lo que suce­ Las aulas de la escuela primaria tienen, en este dispositivo, una con­

da con la enseñanza. No es el único trabajo de este volumen que se figuración fácilmente reconocible:

ocupa de la enseñanza, por lo que conviene que sea leído en relación


[ . . . ] espacios cerrados, capaces de albergar grupos de entre 20 y 40 alum­
con otros a los que complementa y cuyos contenidos no correspon­
nos; una disposición "misal" de los alumnos y los maestros (todos los
de reiterar.1 Pero asume este énfasis particular: se propone presentar
alumnos relativamente alineados mirando hacia el frente, donde se ubica
al lector elementos que le permitan apreciar la complejidad del tra­ el qiaestro); conformación de los grupos de alumnos siguiendo un cri-
bajo de enseñar, dadas las condiciones organizacionales de la escuela
primaria; plantea algunos de los diversos contextos didácticos a que
'No nos extenderemos aquí enjustificar !a decisión de considerar a la escuela como dispositivo, pero
queremos advertir al lector que se trata de una opción teórica, entre otras posibles, y que, como toda
opción, no está exenta de dificultades.
1 En especial, con el artículo de Cecilia Parra, "La escuela primaria nos concierne".
194 IFlavia Terigi las "otras" primarias y e! prolbiema dle la enseñanza 195

terio exclusivamente etario; instrucción simultánea; monopolio de la to normal del dispositivo escolar implica que a determinada edad, todo
transmisión del saber escolar (del maestro hacia el alumno); organiza­
niño o niña ingresa en la escuela, con la expectativa de que el ingre­
ción del tiempo que alterna intervalos de u-abajo en clase y recreos; segui­
so a una misma edad asegure la homogeneidad a la que hicimos refe­
miento y evaluación individual de los alumnos (registros, legajos, bole­
tines, etc.); registro escrito del trabajo escolar (cuadernos, carpetas...) .
rencia. Por su carácter graduado, la escuela primaria es una institución
(Diker, 2005: 133-4) que agrupa a los niños según el principio de correspondencia entre
una determinada edad cronológica y un grado de la escolarización
Estos rasgos no deben interpretarse como perniciosos para el apren­ para el que se definen propósitos educativos y contenidos escolares.
dizaje o para el desarrollo infantil , sino simplemente como determi­ Cuando esa correspondencia no se mantiene, el criterio de edad cede
nantes duros de las prácticas escolares. Así, por ejemplo, la premisa paso al criterio de las acreditaciones escolares previas, como cuando
"encerrarnos en el aula para hablar del mundo" (relacionada con la un niño que ingresa tardíamente a la escuela es ubicado en primer
ubicación en un espacio específico y con las formas de aprendizaje des­ grado; o como cuando un joven con primaria completa es inscripto en
con textualizado que propone la escuela) no es una paradoja, mucho primer año del nivel medio con compañeros que tienen en general
menos un error, sino la clave que explica buena parte del tipo de desa­ trece años.
rrollo intelectual que la escuela produce en los niños (véase , por ejem­ Como el lector sabe o puede imaginar, esto no sucede sin proble­
plo, Rogoff, 1990) y la condición de posibilidad para llevar a los chicos mas. Por ello, en l a perspectiva clásica de la escolarización, la mejor
más allá de los contextos cotidianos de vida. adecuación de los alumnos a los métodos escolares se produce cuan­
Excede los propósitos de este trabajo desplegar una completa teo­ do se logran reducir las diferencias iniciales a un estado que permita
ría sobre la escuela o sobre los rasgos del dispositivo escolar;3 más bien un tratamiento relativamente homogéneo de la población escolar.
nos proponemos profundizar el análisis de algunos, para que sobre Toda una batería de prácticas escolares ha buscado o sigue buscando
la base de tal análisis resulte claro al lector que ciertos cambios en la esta reducción. Piense el lector, por ejemplo , en la función que han
práctica educativa que el "buen sentido" -el de los padres, el de los cumplido las técnicas desplegadas por los maestros de primer grado
periodistas, por qué no el de los especialistas- pretende para l a escue­ en la etapa llamada de "aprestamiento", que probablemente le haya
la (por ejemplo, el "seguimiento personalizado" de cada alumno, con tocado vivir como alumno: se trataba de poner a una población hete­
toda la gama de versiones que sobre tal personalización es posible cons­ rogénea "a punto" para dar inicio a la alfabetización, sobre la base de
t:ruir) , son ilusorios si no se comprende y afronta el efecto constituti­ garantizar que todos los chicos.alcanzaran los mismos niveles previos
vo que estos rasgos del dispositivo escolar tienen sobre las prácticas de desarrollo en habilidades cognitivas y motrices que se suponían aso­
educativas tal como las conocemos hoy en día.1 ciadas a la lectoescritura.
Una de las características salientes del dispositivo escolar moder­ Cuando, por alguna razón , la reducción de las diferencias inicia­
no es el hecho de haber adoptado predominantemente una estruc­ les no logra asegurarse, aparecen problemas. Esto no sucede porque
tura graduada y simultánea. En la escuela moderna, l a enseñanza es las escuelas "funcionen mal", sino porque funcionan del modo para
impartida por un docente en forma simultánea a un grupo de suje­ el cual han sido concebidas. La escuela es una institución propia del
tos (niños o adolescentes) de un nivel de desarrollo o conocimientos imperativo de educación universal; agrupar niños con un mismo maes­
que se presume relativamente homogéneo o común. El funcionamien- tro es el modo en que el dispositivo escolar moderno resolvió la masi­
vidad. Para agrupar niños, la escuela trabaja sobre un supuesto de
'Hace varios años, propusimos un análisis detallado (Baquero y Terigi, 1996). Otros textos de mayor homogeneidad; la clasificación por edades, definitoria de la escuela
circulación están al alcance del lector interesado; entre ellos, l'ineau (2001) :En este mismo volumen,
puede consultarse el trabajo de Dussel.
graduada, ha sido la principal estrategia macropolítica para asegurar
•1 En los corolarios de este apartado se reton1a esta cuestión de n1anera precisa. esa homogeneidad.
196 Flavea Terigi Las "otras" ¡¡>ll'imarias y el J?ll'oblema die ia enseñanza 197

Una reflexión profunda sobre este principio de homogeneización docente-alumnos,6 y sólo recientemente las interacciones entre alum­
puede arrojar luz sobre los límites de muchas propuestas que van con­ nos se han convertido en un asunto importante de investigación.7
tra dicho principio (la educación personalizada, la escuela no graduada, Con respecto a estos determinantes duros del dispositivo escolar,
la perspectiva de ciclo plurianual, los plurigrados, etc.), cuando lo hacen suele suceder que nos resulta dificil advertirlos y, por lo tanto, com­
sin entender cuán constitutiva es la homogeneización de la definición prender sus efectos. Lo dicho hasta aquí habrá permitido algún grado
misma de escuela y, por lo tanto, sin generar modalidades didácticas ade­ de "desnaturalización" de la escuela, y nos servirá de punto de apoyo
cuadas a la modificación de este aspecto constitutivo. Volveremos sobre para formular tres corolarios.
este punto porque, junto a "la escuela" tal como la mayoría de nosotros
la conocemos, se han desarrollado "las otras escuelas", las que no siguen Primer corolario: La persistencia del formato escolar a lo largo del
este criterio de homogeneización, donde también los maestros enseñan. tiempo y a pesar de la diversidad de contextos sociales y culturales en
Nótese que el dispositivo escolar genera una instancia colectiva para que se constituyó y perdura la escuela, muestra que dicho formato no
el aprendizaje. Este carácter colectivo de la escuela puede entender­ resulta rápidamente sensible. a la relativa flexibilidad que tratan de
se mejor si se la compara con otros dispositivos instruccionales, como imprimirle nuestras innovaciones en las estrategias de enseñanza. Es
la enseñanza a cargo de institutrices o preceptores: en ella también decir, nuestro esfuerzo innovador no deja de encontrarse una y otra
encontramos un enseñante, pero su trabajo se realiza con pocos apren­ vez con determinantes duros de las prácticas escolares, como la orga­
dices y es completamente aceptable que se realice con uno solo. En nización graduada, simultánea, obligat01ia, etcétera.
contraste, los reglamentos escolares establecen un mínimo de alum­
nos para que se abra una sección de grado en una escuela" y, si en la Segundo corolario: Existe una relación entre los rasgos del dispositivo
localidad en que funciona la escuela hay muy pocos niños, entonces escolar y la caracterización del llamado "riesgo educativo". Bajo la expre­
no se abre una sección por grupo de edad, sino un grado múltiple o sión "poblaciones en riesgo educativo", suelen englobarse situaciones de
plurigrado. En ese caso, puede afirmarse que la homogeneidad por los sujetos que, más tarde o más temprano, se revelan vinculadas con
edades cede ante la colectividad y la simultaneidad. los determinantes duros de la escolarización. 8 En este trabajo, most:ra­
Sin embargo, que se haya definido una instancia colectiva para remos esta relación para el caso de un factor que muchos análisis esta­
la escolarización no significa que las estrategias didácticas estén ano­ dísticos consideran asociado al riesgo educativo y que otros tantos con­
ticiadas del papel que diversas modalidades de interacción entre sideran indicador per se de tal riesgo: la llamada sobreedad o extraedad.
alumnos tienen en el proceso de adquisición de contenidos escola­ Pero los ejemplos podrían multiplicarse, si no fuera porque el análisis
res, ni que tengamos claridad acerca de las decisiones didácticas que de esta relación está más descuidado en la bibliografia reciente que lo
pueden tomarse para favorecer una u otra modalidad de interacción. que podríamos suponer en virtud de su importancia.9
Más frecuentemente, los dispositivos instruccionales tienden a seguir
•Han sido pioneros, en este aspecto, los trabajos de Flanders, quien diseñó un conjunto de catego­
un patrón organizativo que reúne a muchas personas (los chicos) rías para clasificar las intervenciones del profesor y de los alumnos en el diálogo en clase y llevó
para aprender lo mismo con un mismo docente, en situaciones que adelante estudios destinados a codificar ese diálogo que fueron replicados en diversos países (Flan­
ders, 1977). Es interesante observar que, de las siete categorías que genera Flanders para tipificar
sin embargo promueven actividades y resultados individuales. En las interacciones lingüísticas en clase, sólo dos de ellas corresponden a intervencíones de los alum­
forma correlativa, las interacciones en la sala de clases han sido estu­ nos, y las dos están definidas por su relación con las del profesor (se trata de las categorías "charla
de los a1umnos-respuesta" y "charla de los a1umnog..iniciación").
diadas durante mucho tiempo con el foco puesto en los intercambios
7 Por ejemplo, en Edwards y Mercer (1988); Cazden (1991); Mercer (1997).
'He analizado extensamente este asunto en Terigi, Flavia (2005, en prensa).
•Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, el número mínimo de alumnos para abrir una sección 'Por cíerto, esta relacíón fue profusamente considerada en los primeros años de recuperación demo­
de grado de nivel primario es 18, 35 la cantidad, máxima por sección y 15 la cifra para mantenerla crática, en trabajos insoslayables como el de Lus (1988). Una versión ampliada y de mayor accesibi­
abierta (Reglamento Escolar de la Ciudad de Buenos Aires. artículo 19). lidad puede consultarse en Lus (1995).
198 las "otras" primarias y el problema de la enseñanza 199
flavia Terñgñ

Tercer corolario: Los determinantes del dispositivo escolar tienen con­ jornada completa (que llegan a ser la mitad en la jurisdicción que
secuencias sobre los desarrollos didácticos disponibles en los que pue­ mayor proporción presenta, que es la Ciudad de Buenos Aires) a las

den apoyarse maestros y profesores cuando diseñan sus propuestas de escuelas de turno reducido (en ciertas zonas del NOA y NEA en que la
enseñanza. En buena medida el conocimiento didáctico acumulado jornada escolar debe dividirse en tres turnos más breves para dar cabi­
da por supuestos aquellos determinantes y es, por tanto, poco dúctil da a toda la demanda). Una innegable desigualdad en las condicio­
cuando debe apelarse a él en condiciones que se alejan de la escuela nes en que se desarrolla la experiencia escolar entre regiones del país,
teórica. Los educadores de adultos conocen bien las limitaciones de entre provincias de una misma región y dentro de cada jurisdicción,
los desarrollos didácticos cuando lo que se enfrenta es el desafio de hace inadecuado considerar que sea posible hablar de la escuela pri­
enseñar a sujetos que no reúnen las características que el dispositivo maria y del trabajo de enseñar en ellas, como una realidad única.
escolar tiende a asegurar. Precisamente el argumento que quiere dejar Pese a ello, muchas de las investigaciones acerca de los procesos

fundamentado este escrito es que toda propuesta concreta para mejo­ institucionales, un número nada despreciable de planes de estudio
rar la enseñanza debe ser analizada desde la perspectiva de las condi­ para la formación de maestros, las recomendaciones didácticas pro­
ciones pedagógicas que supone, y acompañada por la producción de ducidas por los especialistas a través de las editoriales que ponen en
saber didáctico que requiere. el mercado libros para niños y para maestros, y numerosa� políticas
de intervención, parecen referirse a la escuela primaria como una
realidad homogénea, identificada tácitamente con la escuela urbana
la escuela primaria. ílas ..ºotras" primarrñas de al menos un maestro por grado. Con estas condiciones, estudios
realizados en el contexto particular de los grados de las escuelas urba­
La escolaridad primaria responde, como hemos visto, a algunos nas, y recomendaciones desarrolladas como consecuencia de expe­
principios de organización que han permanecido estables a lo largo riencias desplegadas sobre este mismo tipo de escuelas, se toman
de más de un siglo y que nos permiten reconocer, en la actual escue­ como estudios sobre la escuela primaria, recomendaciones para la
la primaria, algunas marcas de identidad que aprendimos en el curso escuela primaria.
de nuestra propia escolaridad en el nivel. Ahora bien, la homogenei­ Los estudios, recomendaciones, textos y diseños políticos se reali­
dad y continuidad que reconocemos no debería llevarnos a tratar a "la zan no sólo bajo la norma tácita de la escolarización graduada -que
primaria" como una realidad indiferenciada. supone que cada grado tiene al frente un docente específico-, sino
Existe una considerable diversidad entre las escuelas primarias bajo el supuesto complementario de la existencia de una correspon­
argentinas. En los últimos años, reforma educativa mediante, se ha pro­ dencia edad/eta:pa de la escolmización. Los trabajos suponen una relati­
ducido una importante diversificación institucional, debido a las va homogeneidad etárea de los alumnos que integran un mismo
muchas versiones de "aplicación de la Ley Federal de Educación" que grupo-clase en la escuela primaria y, en este sentido, resultan poco sen­
se verifican en la actualídad.10 Pero aun antes de la reforma, Ja esco­ sibles a la conformación de grupos escolares con edades diversas. Esas
laridad primaria reconocía otros formatos organizacionales, como los conformaciones son, sin embargo, de lo más frecuentes: piénsese en
plurigrados de las escuelas rurales; y admitía diversidad de prestacio­ la organización de las escuelas rurales por plurigrados; téngase en
nes en lo referente al tiempo, en un arco que va de las escuelas de cuenta que, en las escuelas urban.as, las biografías escolares de los alum­
nos colocan en un mismo grado a sujetos de edades y experiencias
'"Recuérdese que, en este mismo libro,
Liliana Pas cual señala que un relevarniento reciente del Minis­ escolares y vitales muy diferentes. Al desconocer la relevancia de este
terio de Educación encontró alrededor de 55 combinaciones diferentes,
en todo el país, de lo que fenómeno, se oscurece la visión de la heterogeneidad que caracteri­
fuera hasta ese momento la oferta educativa de los niveles primario y secnndario. [Nora
d e Ja com­
piladora.] za a los grupos-clase, aun si éstos corresponden a un único grado de
200 !Flavia Jerrigi Las "otl1'as"' pirimarias y el problema de Ha enseñanza 201

la escolarización, y se extiende sobre ellos una mirada "normalizado­


los grados superiores hasta séptimo), en tanto muchas tienen un plu­
ra" que invisibiliza la especificidad de estos agrupamientos.
rigrado único, en el que el maestro trabaja con todos los grados. En
En los próximos apartados les daremos visibilidad a "las otras pri­ ese caso, se trata de escuelas de personal único. Según el Censo Nacío­
marias", o al menos a algunas de ellas, porque tienen interés en un nal de Docentes y Establecimientos Educativos realizado en nuestro
volumen como éste que se ocupa de la escuela primaria, y porque su
país en el año 1994, 13 las escuelas de personal único eran 4.243; y cons­
consideración y contrastación permiten comprender mejor la clase de
tituían el 22,5% de los establecimientos primarios estatales de educa­
decisiones que los maestros deben tomar para poder enseñar, así como
ción común. En algunas provincias, la participación relativa de este
los límites del saber pedagógico y didáctico en que pueden apoyarse.
tipo de escuelas era mayor, llegando a representar el 44,3% en La.Rioja
(Kaplan y otros, 1998).
En estas aulas se desempeñan miles de maestros y maestras de nivel
plurfilgradlo de escuelas e-esv.!:$11!!:11�::· primario. Según sea la ratio docente/alumno, estos maestros pueden
dmdádko <bentenarrio pero poco conci�cs�tllo
tener todos los grados asignados, o estar a cargo de algunos grados
en forma simultánea. Hay docentes que se desempeñan exclusiva­
El plurigrado o multigrado es una sección escolar que agrupa alum­ mente como maestros, y hay otros con carga institucional, que son a
nos que están cursando distintos grados de su escolaridad primaria la vez directivos y maestros. Estos dos aspectos de la organización del
en forma simultánea con un mismo maestro. Se originó como una trabajo docente en la escuela rural (estar a cargo de algunos o de todos
modalidad organizativa que se consideró adecuada para aquellos con­ los grados escolares; tener o no tener.funciones directivas), vinculados
textos sociales en que la ratio docente/alumno imposibilita la graduali­ con los condicionantes institucionales, impactan en la organización de
dad; tal es el caso de las escuelas ubicadas en zonas rurales de nues­ la enseñanza.
tro país, en las que la baja densidad de población hace que el número
El plurigrado es un contexto didáctico peculiar y poco analiza­
de niños y niñas en edad escolar no alcance el mínimo para abrir una do. A pesar de la relevancia numérica de los docentes que trabajan
sección por cada grado.11 en plurigrados (considere el lector que en las 4.243 escuelas de per­
Quizá para el lector se trate de una realidad poco conocida. Sin sonal único trabajan otros tantos maestros que tienen a su cargo un
embargo, el número de plurigrados en nuestro país es importante: plurigrado que abarca toda la escolaridad primaria), no abundan los
aunque no se cuenta con cifras actualizadas, 12 se sabe que las escue­ estudios que se ocupen de este formato de organización del traba­
las con salas agrupadas o plurigrados constituyen cerca de la mitad jo docente. Este apartado ofrece elementos para contribuir a un mejor
de las escuelas primarias de nuestro país (Batiuk, 1998), y casi todas conocimiento de su especificidad, pues propone una aproximación
ellas son escuelas rurales o semirrurales. al tipo de decisiones y prácticas por medio de las cuales los maestros
Algunas escuelas r urales tienen más de un plurigrado (por ejemplo, construyen cotidianamente la organización de la enseñanza en los plu­
un maestro trabaja con los chicos de primero a tercer grado, y otro con .
rigrados.
Quizá porque se trata de un contexto didáctico poco analizado, suele
11Ezpeleta ha díscutido que el plurigrado sea una modalidad adecuada pensada de manera especí­ verse al plurigrado como un problema. Es cierto que se aparta de la
p
fica para las zonas rurales; la considera una extensión de la estructura conocida y dis onible para
norma de la escolarización graduada que supone que cada grado tiene
el medio urbano, resultado de una operación administrativa que, para brindar el servicio escolar
en zona.• con población infantil escasa y dispersa, encontró la solución de reducir el personal en al frente un docente que le es propio; sin embargo, proponemos recon-
concorda.':lcia con la cantidad de alumnos (Ezpeleta, 1997).
" En el año 2004 se realizó un Censo Nacional de Docentes y Establecimientos.Educativos, pero sus
resultados preliminares -aquellos con los que se cuenta a la fecha de la redacción de este u·abajo­
"Sobre los datos de este Censo se cuenta con procesamientos específicos, como el trabajo de I<apian
no contienen procesamientos específicos sobre las escuelas rurales (MEGyr- DÍN!ECE, 2005).
y otros (1998) del que han sido tomados estos datos.
las "otrras" prrñmairias y eO ¡problema elle Ha enseñanza 203
202 Flavia Terigi

bajo docente en el contexto rural, y son numerosos los testimonios que


ceptualizarlo como una forma específica de organización de la escola­
recogen el extrañamiento y la desinstrumentación que vivencian los
ridad, tan artificial como lo es el grado simple, y por cierto muy frecuente.
maestros que tienen en las escuelas rurales su primer ámbito de inser­
Los "problemas" del plurigrado no se deben a su carácter de tal sino al
ción laboral. rn
desarrollo de una historia didáctica y de un imaginario institucional para
Por otro lado, en su gran mayoría los maestros provienen de sec­
la escuela primaria que toman como supuesto de partida la existencia de
tores urbanos, por lo que es improbable que hayan tenido oportuni­
un docente para cada grado de la escolaridad, y que transforman el fun­
dad de experimentar el trabajo en plurigrado en calidad de alumnos
cionamiento regular de las aulas urbanas en un "deber ser" del que las
y en el curso de su propia educación primaria.17 De este modo, la tra­
aulas de las escuelas rurales no hacen sino alejarse.
yectoria escolar previa de los futuros maestros se ha realizado mayo­
El acercamiento a las escuelas rurales con plurigradosH muestra que
ritariamente en el contexto de los grados simples, de modo que las
los maestros resuelven de alguna forma las particularidades de la ense­
estrategias y criterios para organizar el trabajo del aula que naturalizan
ñanza en estos contextos. Toman decisiones sobre el agrupamiento de
se refieren al contexto didáctico del grado común.
los alumnos, la secuenciación de los contenidos de enseñanza, el mane­
A pesar de las ausencias en la formación, y de la falta de experien­
j� del �emp�· l�s recursos y materiales, entre otros aspectos de l a orga­
. cia previa en el plurigrado, los maestros y maestras argentinos que tra­
n1zac1on d1dactica de la clase; y lo hacen procurando afrontar los con­
bajan en las escuelas primarias rurales desarrollan su práctica docen­
dicionamientos específicos que plantean estos contextos didácticos. De
te, lo que signific a que de alguna manera afrontan e l problema de
tal modo, parecería que estamos frente a un saber que de alguna mane­
l a organización de la enseñanza en este peculiar contexto didáctico.
ra los docentes desarrollan, aun si su biografia escolar y su formación
El problema crucial para enseñar en estas realidades institucionales
inicial suelen n o haber desempeñado un papel relevante, en cuanto
e s el siguiente: mientras que l a escolaridad sigue siendo graduada -y
a proveerles un marco de trabajo específico para e l plurigrado. Esta­
en tal sentido cada alumno está cursando un grado específico de l a
mos, entonces, ante una verdadera invención del hacer.
escolarización- l a organización institucional agrupa a nifios y niñas
¿Por qué hablamos de invención del hacer? La gran mayoría de los
que cursan grados distintos en una misma sección escolar. Para quien
n:aestros no ha abrevado criterios profesionales para el trabajo en plu­
está a cargo de esa sección, es n e cesario encontrar un modo de desa­
ngrado en su propia formación. En efecto, en la Argentina son pocos
rrollar contenidos de grados diferentes, en condiciones de enseñan­
los planes de formación que incluyen propuestas destinadas de mane­
za simultánea (tal como la h emos definido antes) , teniendo como
ra específica a preparar a los futuros maestros para trabajar en pluri­
herramientas un conjunto de propuestas didácticas construidas en
grados. Salvo excepciones, los institutos de formación docente están
general según la norma graduada de la escolarización, es decir, pre­
ubicados ·en contextos urbanos y raramente proponen instancias de
paradas para el grado común.
acercamiento a las escuelas rurales, bajo la forma de prácticas de ensa­
Podría pensarse que en un contexto que pone en la misma aula a
yo, pasantías o simples trabajos de campo.15 Bajo estas condiciones, l a
chicos que cursan grados diferentes tendería a producirse una dilu-
formación inicial difícilmente aporta saberes específicos para e l tra-

"Es interesante observar que según el procesamiento de Kaplan y otros (1988), el 70%
de los maes­

tros y maestras que en 1994 en escuelas de personal único, había iniciado su actividad
"Hemos estudiado estos grados agrupados en Ja investigación realizada para nuestra tesis de maes-
docente en escuelas
t '."�ª· � j
la "Or.g n zación d � la enseñanza en ph1rigrados. Estudio cualitativo. en esc�1elás prima-
f or­
. " En los años de conf ormación y expansión del sistema educativo argentino, las instituciones
n.ts , que din.ge la profesoraJusta Ezpeleta Moyana (DTE/CIVES1J\V/IPN) de México.
de provindas y
madoras de maestros, qne eran las Escuelas Noi·males, se ubicaban en las capitales
Las ref o rmas sobre la formación docente impulsadas en Ja década del 90 han contribuido a rever-
formado­
en las ciudades más importantes (Dike1· y Terigi, l 997). Con las décadas, las instituciones
'.
tir esta situ a�ió1 • tanto por la inc lusión de contenidos específicos en los de estudio, como
En áreas del país d e
. , ras de docentes se fueron extendiendo a ciudades y pueblos más pequeríos.
la hab1htac1on de programas d e postitulación que fueron por d e t erminadas
de
fo1·madoras para hacer de la enseríanza en la escuela rural un objeto de formación miento más reciente, como las provincias patagónicas, numerosos maesffos son egresados

específica. luciones formadoras de otras zonas, ubicadas e n general en las ciudades.


flavia 'll'ell'igi las "otras'' primarias y eB problema de la enseñanza 2.05

ción de la idea misma de grado. Sin embargo, esto no parece ser así: En las decisiones que toman los maestros y maestras para la orga­
en el contexto del plurigrado los maestros retienen la organización nización didáctica del plurigrado, la autonomía de los alumnos es un
graduada. En general ensayan diversas estrategias para organizar el parámetro importante. Los maestros necesitan disponer de más tiem­
trabajo de grados múltiples, pero buscan definir subgrupos dentro de po para trabajar con los alumnos cuyo nivel de autonomía es menor,
la sección que se acerquen tanto como sea posible a los grados for­ lo que significa que deben encontrar el modo de liberarse, al menos
malmente existentes en esa sección. Agrupan físicamente a los chicos parcialmente, de la necesidad de atender a todos. Los alumnos de los
por grado, les asignan tareas mencionando el grado o los grados invo­ grados superiores son quienes, en general, muestran los mayores nive­
lucrados, dividen el pizarrón o los pizarrones para diferenciar tare­ les de autonomía, no sólo por su apropiación de los contenidos esco­
as que grados distintos tienen que realizar en forma simultánea. Defi­ lares sino porque, como llevan varios afios en el plurigrado, su com­
nir un proyecto didáctico que pueda abarcar a todos los chicos y a prensión de las reglas que organizan la tarea del aula es mayor. Con
la vez respete la especificidad de los contenidos que cada uno de ellos esas condiciones, no es infrecuente que estos alumnos pasen la jornada
debe aprender en virtud del grado que cursa, es una tarea de enor­ escolar con consignas que solicitan un trabajo repetitivo y prolongado,
me complejidad que los docentes realizan en ocasiones especiales como, por ejemplo, resolver un número importante de problemas en
y que es más probable que suceda en las áreas de Ciencias Sociales y matemática, o buscar una larga lista de accidentes geográficos en un
Ciencias Naturales. atlas y marcarlos en su mapa, o analizar un número nutrido de ora­
No pocas veces -sobre todo cuando el número de alumnos y la varie­ ciones. El maestro organiza la actividad de estos alumnos de este modo
dad de grados son importantes- la organización resulta insatjsfactoria; para liberar tiempo propio para la atención de los más pequeños, apo­
en esos casos, quedan alumnos "sueltos" sin actividad, o pasan la jor­ yándose en la autonomía de sus alumnos mayores.
nada escolar con una tarea que no entienden, o con consignas poco Si el lector pasa revista a las caracterizaciones que se han realiza­
relevantes, o "enganchados" en la actividad de otro grado. Pero estas do hasta aquí,18 podrá encontrar que los maestros y maestras que ense­
fallas no hacen sino confirmarnos la lógica organizativa que los maes­ ñan en los plurigrados resuelven la simultaneidad mediante procedi­
tros procuran asegurar. mientos apoyados en la sucesión: realizan un ordenamiento genenll
En el día a día del trabajo escolar, puede constatarse que los maes­ de la clase a través de la asignación de actividades a subgrupos defi­
tros reordenan el grupo de alumnos según los grados, pero en función nidos por una combinación cotidianamente variable de los grados for­
de los presentes. Es práctica corriente que el docente enganche a un males y las presencias efectivas, y distribuyen luego su atención suce­
alumno en la actividad de otro grado cuando faltan sus compañeros. sivamente entre los distintos subgrupos. Estudios realizados en otros
En esos casos, parecería que le resulta más práctico ponerlo, "por ese países han encontrado algo similar:
día", a trabajar con compañeros más grandes o más chicos. Los maes­
i::os trabajan como si tuvieran un reservorio de actividades que no qui­ En n.umerosas entrevi.stas con maestros multígrado escuché comentarios
sieran desaprovechar con pocos alumnos: hemos visto a los docentes que reflejaban una inmensa frustración por tener que enfrentar tales pro­

traer propuestas interesantes y guardarlas para otro día, si detectaban blemas, y por no haber recibido la capacitación adecuada para trabajar

ausencias en el grupo al que la propuesta iba destinada. Una de las


1' Nuestros estudios revelan otras singularidades del plurigrado de las escuelas rurales que no desa­
razones que esgrimen para tomar esta decisión es que procuran que rrollaremos aquí, porque hemos puesto el foco en la organización didáctica. Por ejemplo, en las escue­
los subgrupos no se desacoplen excesivamente: si avanzan en la ense­ las rurales es frecuente que en un mismo plurigrado se encuentren hermanos que están cursando
dífereñtes años de Ja escolarización. Las relaciones familiares, que juegan un papel específico en la
ñanza con los presentes, quienes faltaron se desajustan y esto les reque­ organización interna de los plurigrados rurales. son controladas en las escuelas urbanas mediante
rirá esfuerzos adicionales que harán más compleja la gestión de la ense­ Ja asignación de los hermanos a grados diferentes, práctica que queda iuvisibiliwda porque el criterio
principal de distribución es Ja edad. y que se hace visible en las decisiones que toman las escuelas
ñanza en los días subsiguientes.
cuando se inscriben en ellas hermanos que son mellizos o gemelos.
205
Flavia Terigi D..as "otras" ¡primarias y el ¡problema de la enseñanza 207

(
al mismo tiempo eón alumno s de diferentes niveles
escolares. La única el estallido de esa jauría de rasgos individuales en la fijeza de una com­
solución era alternar la atención a los diferentes
grupos; por ejemplo, ense­
posición aceptable. Porque una réplica de esa deslucida puesta en esc� ­
l'í.ar a los de tercer grado primero, después a Jos .
de cuarto, luego a los de na iría cumpliendo años todos los días en cada hogar ... (Chitarrom,
quinto, y así sucesivamente. Lo cierto es que
los m aestros multigrado se
ubican en una simación especial, pero el problem
1997: 20-21)
a fundamental está en
las raíces del sistema educativo. (Uttech, 2001:
28)rn
En esta fijeza que por momentos hastía al fotógrafo, se expresan
Formados en la representación de su trabajo para el manejo de un solo grado, algunos de los componentes de lo que la educació1: es��lar da por
los maestros en la situación de multigrado parecen tendencialmente más indi­ supuesto con respecto al tiempo. Al sistema de orgamzac10n del ti.�m­
nados a percibir los grados por separado, mientras libran una ardua bata­ po que establece la escuela lo llamaremos cronosistema es�olar. ¿Cuales
lla, pocas veces exitosa, por coordinar las actividades del conjunto. (Ezpele­
son los principales rasgos del cronosistema escolar, o -dicho de � tro
ta, 1997: 5)
modo- qué es lo que la escuela da por supuesto con respecto al tiem­
po? Hemos señalado algunos rasgos: se trata de un sistem graduado, �
los grados de aceleración eli!l Ras escuelas prima
.
en el que a cada año escolar le corresponde un nivel (ano o grad ) �
urbanas: una invención tredente
rias de esa graduación; se trata además de un sistema que agrupa a los SUJ ­ �
tos por edades y los coloca a todos en un hipotético pun to de parti­
da común .w
La visión del plurigrado de la escuela rural contrasta al menos en
Ahora bien, si se reunieran las fotos que año a año se le toman a
parte con la imagen del "grado d e primaria" que muchos lectores
cada grupo escolar, esa fijeza que supone Both desaparecería, al menos
de esta obra pueden tener en virtud de su propia experiencia escolar.
en parte: alguien ya no está, alguien se incorpora introduce en las fotos
Los recuerdos de la escuela primaria generalmente remiten a unos
cambios sutiles, apenas perceptibles en e l corto plazo, ro n ? tab es �� �
mismos compañeros a los que conocimos al comenzar primer grado .
en la mediana duración de los siete años de la escolanzac10n primaria,
y que, con pocos cambios (cada año podía ingresar un nuevo alum­
y expresados con claridad por la estadística: como s ala P :cual n �� � �
no, a algún compañero se le perdía el rastro porque repetía o se cam­ .
esta misma obra, en la Argentina, ocho de cada mil nmos y mnas deja­
biaba de escuela), fueron los mismos con los que finalizamos la escue­
ron en el año 2002 la escuela primaria sin que conste al sistema que
la primaria .
lo hacían para ir a otra escuela del nivel; al año sigui n te, el 23% � �e
Una novela de Luis Chitarroni, El carajJálüla, tiene como persona­
los niños de todo el país que cursaba de primero a séptimo grado te1: ia
je a Emilio Both, un fotógrafo escolar alrededor del cual se recons­
sobreedad, llegando en algunas provincias a constituir tres de cada diez
truyen biografias de otros personajes, alumnos de una escuela esta­
alumnos.
tal, a propósito del modo en que aparecen (o dejan de estar) en la foto
Las trayectorias escolares que la organización del sistema ? reten­
escolar que se tomaba cada año. "Cuando enfocaba", leemos: de regulares, resultan alteradas en su ritmo por fenóm nos diversos: �
el ingreso tardío a primer grado, el abandono tempo no de la esc_:ie­ ��
Emilio sintió que era como fotografiar un cuadro ya hecho: una imagen . anos
la, la repitencia reiterada. Al poco tiempo, el lote de mi_i? s de seis
detenida el día anterior, el día entero. F ría, enfática, obvia, una compo­
sición seguida hasta en sus más débiles contornos por un p recursor dies­
que comenzó "la primaria" se convierte en una colecc10n algo despa-
tro en el manejo de grupos, hábil en generalizaciones, capaz de atenuar

,. La autora
� e
'" Ou-os rasgos importantes son la segmemadón de lajorn da escolar en uni d ad s uniform.es. de üe'?'­
CÍlada es protesora-invesügadora en el Polytechnic
Instiune and Stat.e University de Vir­ ra
po (l a "hor'l de clase" 11 "hora cáted " ), y la del año o Ciclo escolar en unidades
.
meno1es (bimes­
ginia, Estados Unidos, y por varios años fue asesora de
México.
la Secretaría de Educación de Guanajuato, tres, trimes:i.es, cuatrimestres) con peso en om
la c posición de la promoción de un grado escol r
a al

u t
sig ien e.
208 Flavia ierigi !Las "otras" primarias y ei ¡prol!Jlema de la enseñanza 209

reja de chicos de distintas edades; en algunas zonas del país, y dentro o más años escolares, o abandonan temporariamente la escolaridad)
de cada provincia, en determinadas escuelas los desfases de edad afec­ son considerados parte de la población en riesgo educativo.
tan a buena parte de su matrícula, a tal punto que los grados teóricos Ahora bien, desde la perspectiva que sostiene este trabajo se discu­
que establece la regla graduada de la escolarización resultan inhalla­ te que la sobreedad sea por sí misma un factor de riesgo educativo;
bles. en cambio, se considera que se convierte en dificultad en relación con
Por razones de escala y también por condiciones socioeconómícas, los supuestos que sostienen la organización temporal de la escolari-
la sobreedad es un indicador especialmente abultado en las escuelas . zación, que define un ritmo "normal" de progreso en ias trayectorias
urbanas. Es un fenómeno educativo propio de las ciudades encontrar educativas. Como el cronosistema no es un mero arreglo sino que tiene
cifras altas de sobreedad, en especial de las grandes, con conglome­ consecuencias, 22 muchos desarrollos didácticos se han realizado y se
rados suburbanos intensamente poblados. En la Ciudad de Buenos realizan apoyándose en este rasgo del dispositivo. Cuando, por ejem­
Aires, por ejemplo (cf. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-Sec­ plo, se piensa en las propuestas más adecuadas para enseñar un con­
tretaría de Educación, 2002): tenido escolar típico como es la división en el campo de los números
naturales, se tiene en mente -de manera tácita o de forma explícita­
"' en el año 2000 el 19,4% de los niños y niñas que cursaba la escue­ una imagen del sujeto de aprendizaje que es cercana a lo que sabemos
la primaria tenía al menos un año de sobreedad; esto es, uno de acerca de las posibilidades cognitivas de los niños de ocho/ nueve años,
cada cinco alumnos; y a lo que suponemos que saben por haber acabado el primer ciclo.
., los alumnos con dos o más años sobre la edad teórica correspon­ Pensar en cómo enseñar la división deviene -casi sin que lo advirta­
diente al grado que cursaban, sumaban 8.74 1 según datos del año mos- en pensar cómo enseñar ese contenido a niños de ocho/nueve
2001, lo cual representa el 6% del total de la matrícula del nivel para años c:m una trayectoria educativa regular.
los establecimientos de gestión estatal de la Ciudad de Buenos Aires; Seamos claros: no estamos afirmando que el riesgo educativo en
., la mitad de los alumnos con esta sobreedad de dos o más años se que se encuentran los chicos con sobreedad sea un problema de mero
concentra en 4Q, 5Q y 6Q grados, lo que suma un total de 4. 144 desajuste de nuestras estrategias didácticas. Los chicos con sobreedad
alumnos. cursan de manera irregular su escolaridad primaria por las dificiles
condiciones en que se desarrollan sus vidas; entraron tarde a la escue­
Como señalamos en el segundo corolario, existe una relación la, la dejaron temporariamente, asisten en forma irregular, etc., por­
entre los rasgos del dispositivo escolar y la caracterización del llamado que sufren en sus vidas las graves consecuencias de un sistema social
"riesgo educativo". El croriosistema escolar guarda una estrecha vin­ signado por la exclusión. Pero aun sabiendo todo esto, planteamos el
culación con la sobreedad,21 factor que, como anticipamos, muchos interrogante: ¿qué es lo que "hace riesgo" en la escuela? ¿Qué aspec­
análisis estadísticos consideran asociado al Iiesgo educativo y otros con­ tos de los arreglos institucionales organizados históricamente para la
sideran indicador per se de tal riesgo. La sobreedad es una situación transmisión de los saberes estárt suponiendo en los alumnos caracte­
relativa a la organización temporal de la escolarización porque ésta rísticas que los chicos con sobreedad no tienen, convirtiéndolos por
supone un Iitrno esperado -transformado en "normal"- de despliegue tanto en sujetos de dificil (si no improbable) inclusión en la escuela?
de las trayectorias educativas de los chicos y chicas. Quienes se apartan
de ese ritmo esperado (ingresan más tarde a la escuela, o repiten uno " En e! artículo de Mariano Palamidessi, en este mismo libro, se reconstruye el proceso histórico
de consolidación de !a "hora de cuarenta minutos" como unidad de tiempo y se analiza su estrecha
relaüón con los modos de concebir los temas de enseñanza en la escuela primaria argentina. Los
aportes de Palamidessi permiten entender mejor la idea de que el cronosistema escolar no es un mero
" En el artículo de Pascual, en este mismo libro, se incluye una definición técnica de la sobreedad arreglo ordenador del tiempo, sino que ejerce efectos importantes en el modo de concebir la ense­
como indicador educativo [Nota de la compiladora.] ñanza [Nota de la compiladora.]
210 Flavia Terigi
!. las "otras" primarias y el problema de la enseñanza 211

Afrontar l a en señanza de los contenidos escolares a sujetos dis­ Estudios sobre las implicaciones que tiene para estos alumnos con­
tintos de los "esperados" pone en tensión el s aber pedagógico-didác­ formar grupos con otros más pequeños, pueden ilustrar este proble­
tico, y enfrenta a l a escuela con los límites de l o que sabemos acer­ ma. En un relevamiento producido recientemente por l a Dirección de
ca de cómo ense1'iar, qué e s lo que sabemos acerca de cómo enseñar Investigación de la Secretaría de Educación porteña acerca de la edu­
en determinadas condiciones, siendo el cronosistema una d e ellas. El cación primaria de adultos, se recoge el testimonio de una
límite del saber disponible e s la experiencia de muchos d ocentes alumna con sobreedad:
frente a diversos contenidos escolares, cuando deben e n señar a [ . .. ] y� no podría estar en la escuela, onda a la m añ an a porque yo soy
poblaciones distintas de las que esperan en virtud del cronosistema demasiado grande, yo me sentiría incómoda estando , n o es que yo "guau"
escolar. sea re grande con 1 6 años pero ellos tienen otra forma de ser, algunos
.
Ahora bien, mientras que el pluri grado de la escuela rural es un a están en séptimo y recién van a cumplir 1 2 o 1 3, ellos tienen otra for ma
d e ser, yo cuando ib a a la escuela a la tarde me peleaba mucho con los
definición institucionalizada que provoca el agrupamiento de chicos d e
chicos, porque eran [ . . . ] , tenían 1 0 aüos, me decían sos grandota, mirá
distintas e dades, l a sobreedad en l a escuela urbana produce de Jacto
qué e dad tenés y mirá en qué grado estás, a mí no me gusta, no me gus­
tal agrupamiento, aun cuando la definición institucional continúa sien­ taba y decía, "está bien, son chicos", me peleaba mucho . . . (Duschatzky
do la de la escuela orden ada por edades. Como ante el plurigrado, y otros, 2002: 33, anexo)
los maestros son confrontados con una organización que conocen
Ahora bien, el desarrollo de alternativas para atender la cuestión d e
poco, pero donde la pauta esperada del agrupamiento por edades n o
la sobreedad desborda el saber que usualmente tienen l o s maestros y
se cumple. En el marco de l o s grados comunes, las propuestas de ense­
maestras. En efecto, la mayor parte de los desarrollos pedagógicos e
ñ anza pueden resultar inadecuadas para estos alumnos más grandes.
institucionales con los que cuentan se apoya en el supuesto de la exis­
Las diferencias de intereses, saberes y expectativas tienen su corre­
tencia de la correspondencia edad cronológica-ciclo lectivo-grado escolar,
lato e n las posibilidades que se ofrecen a estos alumn o s de incluir­
que aquí se quiebra. Para contar con desarrollos que permitan afron­
se en las distintas propuestas de enseñanza: los tipos de textos que
tar el quiebre de esta correspondencia, se hace necesario asumir el
se presentan, la significatividad d e los temas que se abordan y de los
. desafio de generar producciones didácticas específicas, que se apo­
problemas que se proponen, requieren d e una selección didáctica par­
yen en el saber acumulado pero lo fuercen más all á de su fun ciona­
ticular al tratarse de chicos y chicas más gran des.
miento habitual, aquél que indica cómo enseñar cuando los ag rupa­
Hay indicios para pensar que esta ruptura de la pauta de edades
mientos de los alumnos siguen aquella correspondencia.
tiene efectos no sólo sobre los maestros, sino también sobre los alum­
Prog ramas educativos de varias ciudades o países de nuestra re gión
nos. Para quienes son "más grande s " que sus compal'ieros, es más tra­
(según la administración e ducativa sea nacional o local) han recono­
bajoso el proceso de integración grupal:
cido a la sobreedad como problema pedagógico y han asumido el desa­
Así como para la propia institución escolar resulta problemática la pre­ fio de producir el saber que se requiere para afrontarlo. Las propues­
sencia de chicos mayores, para un niño de 1 2 años compartir la vida coti­ tas generadas en esos programas reciben la denominación genérica de
diana escolar con otros de 9 o l O años puede constituir un obstáculo difí­ programas de aceleración. 23
cil de salvar: intereses y gustos propios de distintas etapas evolutivas marcan
diferencias que pueden tener efectos negativos para la conformación de " E � � �
1 e ellos, querem s mencionar el que füe pionero en la temática, el Projelo de Reorganizaciio da
los grupos, lo que finalmente no genera buenas condiciones para el apren­ .
TraJelrmaEscolar noEmmo Fundmnental: Classes de A ce/,,raftfo, de la Prefeitura da Educa.;:ao de Porro Ale­

dizaje de los niños con sobreedad. (Gobierno de la Ciudad de Buenos {1996) ; el Programa de ;\ celeradi!n riel aprendizaje, del Ministerio de Educación Nacional de Colom­
( 1 999) ;
la experiencia más importante que se ha desarrollado hasta ahora en nuestro país, el
Aires-Secretaría de Educación, 2002: 6) .
Pm¡,:anw de de las Trayectorias Escolares de los alumnos con sobreedad en el nivel jnimario de
.
la Cmdad de Buenos All'es (2002), de la Secretaría de Educación porteña.
!Flavña Terigi 11..as "otras" primarias y e i ¡proli>lema <di e ! a enseñanza 213

Se habla de aceleración para expresar lo que en todos estos progra­ de aceleración dentro del grado común se presenta como una alterna­
mas es una meta: producir avances en la escolaridad de los alumnos en tiva de trabajo pedagógico en aquellas escuelas en las que el número
un tiempo menor que e l que se prevé en la secuencia habitual un año de alumnos con sobreedad o las condiciones edilicias de los estableci­
lectivo-un grado escolar. La idea de aceleración expresa la intención de miento'l no hacen factible la conformación de una nueva sección de
producir una importante reorganización de las trayectorias escolares grado. Más allá de la especificidad de cada una de estas modalidades, en
de los alumnos, quebrando un probable destino de fracaso o de aban­ ambas se requiere la selección de contenidos, la reorganización de los
dono e impulsándolos para que puedan aprender más y mejor hasta tiempos en la clase y una transformación organizadonal y pedagógica
cumplir los obj e tivos de la escuela primaria en un tiempo menor. que hagan posible la aceleración.
Si la aceleración aparece como meta, y no como estrategia, es por­ Las claves de las propuestas residen en identificar las condicio­
que no se trata en estas propuestas de hacer "lo mismo pero más rápi­ nes más adecuadas para que la meta de la aceleración sea posible, y
do", sino de hacer otras cosas, de poner en juego otros recursos peda­ generar las innovaciones que se requieran cuando tales condiciones
gógicos para que los alumnos puedan progresar en su escolaridad en no existen. Todos los programas de aceleración reúnen algunos de
un ritmo más rápido que el que que caracteriza su recorrido previo estos rasgos:2G
y que el que cabe esperar por el carácter graduado de la escuela pri-
- maria. 0 Se producen reagrupamientos de los alumnos y alumnas con sobre­
Las propuestas organizacionales para lograr la aceleración pueden edad, sea bajo la modalidad de secciones de grado, sea b ajo la
ser diversas. En general adoptan dos modalidades básicas: la confor­ modalidad de grupos. Es interesante señalar que, a pesar de su com­
mación de grados de aceleración y la organización de grupos de acele­ plejidad, el agrupamiento por secciones de grado es la más accesible
ración dentro del grado común (Terigi, 2002) . La conformación de gra­ de todas las estrategias organizacionales disponibles, en el sentido de
dos de aceleración consiste en reformular los agrupamientos vigentes su accesibilidad didáctica: por aquello de los determinantes del sis­
en la escuela organizando una sección de grado con los alumnos que tie­ tema escolar y de su peso en la producción pedagógico-didáctica,
nen sobreedad; puede ser con todos los alumnos en esta condición o para los maestros trabajar con un grado {con un agrupamiento de
con un grupo elegido por alguna razón (por ejemplo, porque su nivel suj etos definidos por algún rasgo en común y con un programa en
de sobreedad los coloca en situación más critica) . Esa sección de grado común) es el modo no sólo habitual. sino más accesible , de pen­
trabaja con un maestro o un equipo docente que tiene a su cargo la sar la enseñanza.
implementación de un programa de estudios acelerado, común a todos
los alumnos que participan del Prograrna.21 La organización de grupos a Se establece un marco curricular específico para estos grados. Todos
los proyectos de aceleración coinciden en la necesidad de elaborar
,,, Es necesario distinguir los grados de aceleración de los llamados grados de recuperación, que son un programa específico que establezca qué aprendizajes se quiere
más antiguos en nuestros sistemas escolares. Los grados de recuperación se han planteado hace
años como una estrategia d e reagrupamiento de los niños y niñas que experimentan algunas difi­
asegurar cuando lo que se procura es promover a los chicos rom­
cultades para lograr los aprendizajes en el marco del grado común, con el fin de brindarles apoyos piendo la correspondencia ciclo lectivo-año escalar. Ahora bien, no se
pedagógicos que les permitan superar aquellas dificultades y reinsertarse en su grado. Es propio del
grado de recuperación el trabajo con un número reducido de alumnos a cargo de un docente que
trata de un currículum diferenciado, sino de una selección preci­
cuenta con una formación profesional específica (sun1an a su formación como rnaestros la fonnación sa, dentro del currículum general de la escuela primaria, de aque­
como Psicopedagogos, Licenciados en Ciencias de l a Educación o Psicólogos) y que desarrolla pro­
llos contenidos y experiencias de aprendizaje que resultan criticas
puestas pedagógicas alternativas que ofrecen a los niños nuevas oportunidades para aprender. Por
la definición de sus propósitos, la partidpaciúu <l" un alumno en un grado de recuperación debe­ para que ios chicos y chicas avancen en su trayectoria formativa. La
ría ser transitoria (aun si fuera prolongada o si fuese necesario reiterarla en diversas ocasiones a lo
largo de la escolaridad); cumplido el propósito "recuperador", el alumno tendría que reinsertarse en
el grado común . " En la identificación ele estos rasgos se retoman, refonnulados, los señalados en Terigi (2004) .
214 Flavia Terigi
Las "otras" primarias y el problema de la enseñanza 215

selección de contenidos y las experiencias de aprendizaje propues­


La idea de quebrar institucionalmente la progresión un añrxm grado
tas se apoyan en la idea de que programas educativos diferentes pue­
para acelerar la trayectoria escolar de los niños que no han cumpli­
den sin embargo asegurar resultados educativos e quivalentes.
do tal progresión inspira otras iniciativas destinadas a los chicos cuyo
ingreso a la escuela se produce tardíamente o que se reincorporan a
., Las propuestas pedagógico-didácticas y el trabajo de los maestros
ella luego de una desescolarización prolongada. Los llamados grados de
se proponen m odificar la perspectiva que los alumnos tienen de la
rcingreso o grados de nivelación se plantean como una estrategia de inser­
escuela, y de sí mismos como sujetos capaces de aprender. Una con­
ción o reinserción escolar para niños y niñas que, debido al ingreso tar­
dición pedagógica para que l a aceleración sea posible es que los
dío o al abandono temporario, también presentan un importante des­
alumnos construyan una visión de sí mismos como personas capa­
fase entre su edad cronológica y la edad teórica del grado escolar al
ces de resolver con éxito los desafíos que les plantea la escuela. Para
que pueden ingresar según su escolaridad previa . El propósito del
los chicos y chicas en condición de sobreedad, esta imagen se ve difi­
grado de nivelación es facilitarles la reinserción e n la escuela y acer­
cultada por su trayectoria escolar previa y, e n tal sentido, las pro­
carlos a un grado m ás afín con su edad cronológica. Se trabaja con
puestas de aceleración asumen el reto de transformar su relación
los chicos en los aprendizajes que hacen al "oficio de alumno" (Perre­
con el aprendizaje escolar. Por eso incluyen estrategias que colocan
noud, 1990) , en la incorporación a las reglas y prácticas de la institu­
rápidamente a los chicos en el lugar de sujetos capaces d e aprender.
ción esco lar, y se les brindan oportunidades para el aprendizaje d e
l o s contenidos curriculares que l o s coloquen en condiciones de ingre­
<> A lo largo del proceso de enseñanza, los maestros realizan un segui­
sar a grados más cercanos a su edad cronológica.2{i Las escuelas cicla­
miento cuidadoso d e cada alumno. Un programa pedagógico que
das, las escuelas no graduadas, son otras experiencias que trabajan
se proponga l a aceleración como meta requiere un cuidadoso segui­
sobre la hipótesis de quiebre de la correspondencia grado/año y de
miento de los aprendizajes y del rendimiento de los chicos duran­
la homogeneización que ésta conlleva. Todos estos otros modos de defi­
te el año, que permita revelar qué apoyos necesitan para resolver las
nir l a escolaridad primaria revisten enorme al tiempo que
tareas de aprendizaje, cuándo se requiere volver a trabajar un con­
dependen para su viabilidad de l a producción de saber pedagógico y,
tenido que presenta dificultad para todos, qué desarrollos pueden
en especial, saber didáctico.
agilizarse porque no resultan novedosos o porque se alcanzan rápi­
damente los aprendizajes esperados. El seguimiento no se restringe
al aprendizaje de los contenidos curriculares, sino que desarrolla
l.a enselÍÍlanza ell'll toda primarña, un prolbBema de 1,as
una mirada sensible sobre la participación de los chicos en el grupo pc�U HiUc:a\s educatüvas
de aprendizaje y sobre los asuntos de la convivencia en el marco
de un ámbito cooperativo en el que sea posible aprender.
En los ápartados previos se ha analizado la complejidad de la tarea
de enseñar en las "otras" primarias, sobre la base de la consideración
"' Se asume la necesidad de producir recursos pedagógicos -en espe­ del papel estructurante que la gradualidad tiene en el saber didácti­
cial materiales didácticos- que no se encuentran disponibles en el
co del que disponen los maestros. Como se ha insistido, se trata de ape­
inicio del proceso. Una condición crítica de la posibilidad d e la ace­ n as uno de los determinantes de la organización escolar en nuestro sis-
l eración es la disposición d e materiales diseñados para promover
una intensificación del aprovechamiento del tiempo escolar, esto es,
'6 Un mejor funcionamiento del sistema educativo debería hacer de los grados de nivelación una estra­
no solamente del tiempo de los chicos, sino también del tiempo del tegia para unos pocos años. El número de niños que requieren nivelación para reinsertarse en la

inaestro. escuela debería disminuir de manera importante ase gu rando el ingreso de los ch icos y chicas al sis­
tema desde la sala de cinco años, y m ejorando la retención en el nivel primario.
2116 f!avia Terigi 211

tema educativo ; hay otros, cuyas implicaciones para la elaboración del diagnosticar los problemas de la enseñanza para encontrar las solu­
saber didáctico no analizaremos aquí, pero sobre cuya existencia e ciones y que éstas no son tan simples como pretenden los predicado­
importancia en toda primaria se quiere que el lector quede adverti­ res del "hágalo ya". Esta advertencia es importante, porque el lector
do. está (y seguirá) sometido con frecuencia a afirmaciones simplistas acer­
El análisis de un nuevo componente, la distribución espacial en las ca de lo que habría que hacer para mejorar las escuelas, afirmaciones
aulas, puede ayudar a terminar de formular esta advertencia. Escribe que suelen ir acompañadas de fuertes críticas a las políticas porque no
Diker sobre el reemplazo de las filas fijas de pupitres por las mesas y se disponen "de una buena vez" a tomar medidas en apariencia tan sim­
bancos móviles: ples, tan al alcance de la mano.
Desde la perspectiva que anima este trabaj o , de ningún sistema
La introducción de esta innovación tenía dos fundamentos de distinto puede esperarse que funcione y cumpla sus finalidades en condiciones
orden: por un lado, la pretensión de liberar el cuerpo infantil del con­ completamente diferentes de aquellas para las que y en las que fue
trol postura! que aseguraban los pupi tres; por otro lado, la apertura de
desarrollado. 27 Pensando en la escuela, es claro que han cambiado las
nuevas posibílidades de organización de la clase, habilitando ordena­
expectativas con respecto a sus finalidades y a lo que debería saberse
mientos diferentes. En un caso, tenemos un argumento de base médica
o psicológica; en el otro caso, un argumento de base pedagógico-didác­
tras su paso por ella; la profundización de las desigualdades social�.s
tica. Ahora bien, aunque las mesas y bancos han cumplido en cierta medi­ condiciona las posibilidades de las familias de asegurar a sus pequefios
da con el obje tivo de posibilitar mayor movilidad corporal, no se puede ciertas condiciones de crianza; la deslocalización del saber28 hace impo­
afirmar que hayan modificado sustantivamente la disposición de los alum­ sible su monopolio por los docentes; los medios tecnológicos dispo­
nos en la sala de clase. En efecto, más allá de los momentos de trabaj o que
nibles son mayores y sabemos ya que no hay límites imaginables a los
exigen que los alumnos se agrupen, en cuyo caso se modifica transito­
desarrollos que puedan tener lugar en este terreno. ¿Quién puede afir­
riamente la disposición de las filas, es esperable encon trar a los alumnos
alineados a la manera tradicional o aun sentados alrededor de mesas, aun­
mar con certeza que la escuela permanecerá· igual a sí misma duran­

que trabajando como si es tuvieran alineados. Desde nuestra perspectiva, te -digamos- los próximos cincuenta añl'!)s? Y quien pueda afirmar tal
el problema radica en que la modificación permanente del ordenamiento
espacial de la clase pone en cuestión o tros dos elemen tos centrales del
" En los días en que escribíamos este artículo (septiembre de 2005), las pantallas de la TV mostra­
funcionamiento escolar que le están asociados: l) el mé todo de enseñanza
ban las imágenes de la evac uación preven tiva de la ciudad de H ouston (estado d e Texas) ante la
simultáneo y 2) la vigilancia del maestro hacia el grupo de alumnos. Mien­ proximidad del huracán Rita. Se había temido que los posibles efectos de Rita sobre Houston repi­
tras estos elementos sigan siendo percibidos como el único modo posi­ tieran los devastadores del an terior huracán,
Kalrina, sobre la ciudad de Nueva Orleans (estado de
ble de asegurar la transmisión de conocimiento de un maestro hacia un Louisiana) . Las imágenes transmitidas desde Houston mostraban desde el aire cómo, en los acce­
sos a la ciudad {que son obviamente sus salidas aunque la prensa hablaba de los "accesos", lo que dada
grupo de alumnos, difícilmente se concrete aquella imagen de John
la situación no dtjaba de ser interesante ) , se atascaban durante horas miles de autos, camiones, mícros
Dewey, quien llamaba a "desatornillar los bancos y convertir las aulas en y o tros medios de locomoción por ruta, obligados por la fuerza de su propio número a huir lenta­
laboratorios" (Diker, 2005: 1 35) mente de un fenómeno meteorológico que se acercaba aceleradamente. Más allá de los debates qne
pueden sostenerse (en esos días s� sostenían)- sobre la capacidad o la responsabilidad del Gobierno
Federal d e los Estados Unidos en cuanto a prever y afrontar estos fenómenos meteorológicos, la
Nótese que este análisis vuelve a poner el acento ( como ya lo hizo imagen del atascamiento vehitular en las salidas de la ciudad sirve para expresar la siguiente idea:
las ciudades se han configurado históricamente de diversos modos (por lo cual pueden estar mejor
el nuestro acerca del quiebre de la gradualidad en el plurigrádo y en
planificadas o ser e l producto de acciones descoordinadas ) , pero ninguna ciudad está diseñada pre-
los grados de aceleración) en que los efectos del dispositivo escolar viendo todos sus habitantes quieran abandonarla en un mismo momento. Una reflexión análoga
puede sobre otras organizaciones que conocemos bien: las escuelas. Como las ciudades, son
sobre la enseñanza no se anulan mediante cambios materiales: reu­
sistemas preparados para funcionar en ci�rtas condiciones; alteradas éstas, las ·posibílidades de adap-­
nir en un aula a niños y niñas de distintos grados no anula la escola­ tació n del.sistema dependerán del grado de alteración de las condiciones y de la flexibilidad del sis­

ridad graduada; sen tar a los niños en grupos n o anula la enseñanza tema mismo, pero ningún sistema ( incluyendo la escuela) puede responder adecuadamente a una
completa alteración de sus condiciones usuales de funcionamiento.
simultánea. De análisis como éstos debería inferirse que no basta con '" Véa.�e e n este mismo libro el análisis que realiza Alejandro Spiegel. [Nota de la compiladora.]
218 fiavia Terigi
Las "otras" primarias y el problema die la enseñanza 219

cosa, ¿puede asegurar que, permaneciendo igual a sí misma, la escue­


enseñar que no sólo respeten esas diferencias sino que respondan a
la podrá seguir detentando el lugar estratégico que se le ha asignado
ellas, realizando un trabaj o didáctico que posibilite a todos el acceso
en los últimos cien años en los procesos sociales de institucionalización
a los aprendizajes fundamentales. Diversidad cul tural de la población,
de la infancia? Pensando en la escuela, de lo que se trata es de esti­
diversidad de biografías educativas y de experiencias escolares de los
mar en qué m e dida las condiciones en que se encontrará en las pró­
alumnos, diferentes situaciones socioeconómicas que producen vidas
ximas décadas habrán de alterarla profundamente, y de estimar si des­
c o tidianas muy distintas; en una escuela signada por la heterogenei­
pués de los arreglos institucionales que resulten de estas alteraciones,
dad, se postula la necesidad de que los docentes desarrollen múlti­
la escuela seguirá siendo la que conocemos.
ples propuestas educativas para que todos los alumnos puedan com­
Se trata de una pregunta para la que no se tiene respuesta; es pre­
partir un horizonte educativo igualitario.
cisamente aquí donde se sitúa el debate contemporáneo acerca del
La pregunta que pretende instalar este análisis e s la siguiente: ¿es
supuesto fin de la escuela, de la emergencia de nuevos modos de edu­
posible que un dispositivo estructurado baj o la lógica de la homoge­
cación no escolares (lo que no significa no institucional es ) , y aun del
neización de la población sea capaz de dar respuestas educativas a la
posible reemplazo de nuestros modos escolares de educar ( que supo­
heterogeneidad, que no supongan la anulación de las diferencias y que
nen los cuerpos de los alumnos y de los maestros en un mismo lugar)
a la vez coloquen a todos en un horizonte educativo compartido? Nóte­
por sistemas presenciales donde los contactos sean mediados por
s e que l a pregunta establece dos condiciones para las respuestas: no
medios tecnol ógicos ( e s decir, donde los cuerpos no necesiten es tar
es válido responder a las diferencias anulándolas y tampoco es válido
allí para encontrars e) , o por sistemas no presenciales donde ni siquie­
hacerlo promoviendo destinos educativos diferenciados . La pregunta
ra el encuentro mediado se requiera. Semej ante debate desborda e l
que se formula es si tal capacidad de respuesta es posible en las con­
propósito d e este texto,29 pero l o s análisis precedentes habilitan a seña­
diciones que caracterizan al dispositivo escolar. Se señala el carácter
lar el carácter ilusorio de ciertos cambios que el buen sentido pretende
homogeneizador del dispositivo no para esgrimirlo como excusa para
para la práctica educativa.
respuestas que anulen o convaliden las diferencias, sino para desba­
Ciertas transformaciones que pretendemos en la enseñanza son
ratar la pretensión de producir l o s cambios por la sola formulación
improbables sin cambios sustan tivos en las condiciones en que tiene
de nuestras intenciones de cambio; para señalar, en definitiva, que el
lugar la escolarización. Así, existen hoy en día dificultades para la inclu­
asunto es bastante más complejo. ·
sión educativa porque ésta requiere modificaciones en la enseñanza
· Análisis similares p odrían realizarse con respecto a o tros imperati­
que ponen en crisis la lógica misma del funcionamiento escolar. Pien­
vos , como la i n tegración de contenidos de asignaturas diferentes, la
se el lector en las reciente s apelaciones a las escuelas para que sean
enseñanza personalizada y tantas o tras ideas que el buen sentido sugie­
capaces de "atender a la diversidad". Adver tidos de que son muy desi­
re para m ej orar la escuela primaria y sus resultados. Con demasiada
guales las oportunidades extraescolares de l o s chicos y chicas de acce­
frecuencia, estos imperativos son enunciados como si lo que se requi­
der a una variedad de experiencias significativas en términos cultu­ riera fuese una indicación o un recordatorio que ponga la atención en
rales, y de que por eso mismo abordan la experiencia escolar en
estos asuntos; debidamente señalados éstos, las escuelas y los maes­
condiciones desiguales, la idea de atención a la diversidad expresa la tros deberían comenzar a átenderlos. Si bien es evidente que ningún
expectativa de que las escuelas sean sensibles a las diferencias que diagnóstico "dicta" la solución a los problemas que detecta, en cier­
caracterizan a la población escolar, y de que desarrollen formas de
tas áreas de la práctica social las alternativas que se presentan están
más estudiadas o son más accesibles a l o s saberes de que disponemos
" Aunq ue n o el de este libro. El capítulo final asume la centralidad de este debate. [Nota de la com­ hasta el mome.n to . No e s el caso de la enseñanza. Sucede que, como
piladora.] hemos argumentado hasta aquí, esta práctica social es sensible a los
220 IFBavia Te rigi Las " otras" primall"ias y el problema de la e1111seña1111za 221

medios que hemos construido históricamente en el sistema de ense­ cativa (por ejemplo, "atender a la diversidad", "articular la primaria
ñanza/º y que estos medios han sido desarrollados suponiendo las con­ con la secundaria ") puede ser asumida por los docentes, en función
diciones propias del dispositivo escolar. Por consiguiente, cuando los de las herramientas pedagógicas en general, y didácticas en particular,
problemas que enfrentamos para mejorar la enseñanza se ubican en de que disponen o que podrían elaborar en las condiciones concre­
y se explican por la lógica misma del dispositivo, aquella mejora es tas en que tiene lugar su labor. Para que aquella asunción sea posi­
improbable si no se modifica tal lógica. ble, es condición que las implicaciones didácticas sean visibles para los
Ahora bien, aceptado que algunos de los problemas que afrontan docentes y puedan ser sostenidas o resueltas por ellos.
los maestros en nuestras escuelas no tienen solución posible dadas las Es aquí donde empiezan los problemas. Resulta frecuente que la
características del dispositivo escolar tal y como lo conocemos, de todos política educativa no esté advertida ella misma de las consecuencias
modos, y en tanto la escuela es el dispositivo institucional de mayor pedagógico- didácticas de sus propias propuestas. Formula sus postu­
escala para la transmisión intergeneracional, se hace necesario soste­ laciones sin advertir las dificultades que para su realización plantean
ner los esfuerzos tendientes a asegurar a quienes asisten a las escue­ las condiciones institucionales de la escolarización, que usualm.ente
las en calidad de alumnos determinadas experiencias educativas. la misma política deja intac tas. No advierte los límites de lo que los
Habiendo establecido (esperamos) que la e nseñanza es una tarea maestros y profesores pueden hacer en las condiciones que plantea
extremadamente compleja y que distintos contextos didácticos requie­ el dispositivo escolar y en virtud de los saberes de que dis onen. Un p
ren de los maestros respuestas diversas, la pregunta que sí cabe for­ análisis de la enseñanza correlativo a las postulaciones de la política
mular y responder en este trabajo es la siguiente: si es posible mejo­ debería conducir a advertir las complejidades y los límites, y a prever
rar la enseñanza, ¿qué papel le cabe a la política educativa en ese formas específicas de afrontar tales complejidades y límites cuando
cometido? lo que se pretende es ir más allá de lo que el dispositivo escolar puede
Todos estaremos de acuerdo en que, para que las ideas tendientes dar de sí, tal como está estructurado. Mal puede estimarse si los docen­
a la mejora de la enseñanza alcancen algún nivel de realización en tes cuentan o no con las herramientas pedagógicas que requieren, si
las aulas, se requiere que los doce.ntes dispongan de los medios didác­ se desconocen las consecuencias que para la enseñanza tienen las pro­
ticos necesarios, o bien de las condiciones para elaborar esos medios, puestas de política educativa.
en caso de no contar con ellos de manera inmediata. El punto de La política educativa ignorante de las consecuencias pedagógico­
diferenciación entre distintos modos de entender la función del Esta­ didácticas de sus propuestas concibe como la cosa más natural del
do respecto de la enseñanza radica en las hipótesis que se sostienen mundo, como la distribución más adecuada de las funciones de cada
acerca de la accesibilídad de estos medios para directores y docentes, cual, retener " para el Estado la responsabilidad de asegurar los coi:i­
y acerca de las funciones del Estado en todo el proceso. ponentes materiales (recursos, tiempos rentados, normativa, etc . ) que
¿De qué se trata la accesibilidad a la que hacemos referencia? Se son condición de posibilidad de las propuestas de mejora, y asignar a
trata del grado en que una determinada propuesta de la política edu- las escuelas y sus docentes la responsabilidad de encontrar los modos
de aprovechar esos recursos para resolver la enseñanza.31

" Tomamos la idea de sistema de enseñanza del trabajo de Cecilia Parra, en este libro. El lector debe­
Las reflexiones que estamos realizando deberían permitirnos
ría abordar la lectura de este apartado advertido de que no estamos hablando del sistema educati­ entender por qué, pese a tantos cambios como parecen impulsar las
vo, sino de un constructo que lo desborda: estamos hablando de los modos en que las sociedades
políticas educativas, las cosas parecen no mejorar, o no lo hacen con
organizan la transmisión de aquellos saberes para cuya enseñanza se requieren prácticas especiali­
zadas; modos que expresan una tradición de enseñanza culturalmente reconocida que puede visua­
lizarse en asuntos tan diversos corno la formación de los docentes, la producdón de materiales para " Hay versiones de la política educativa que n i siquiera consideran que deban asegurar estas condi­
la enseñanza, o las expect."l.tlvas tácitas que tenemos sobre la formación que deberían acreditar quie­ ciones materiales; pero no es con ellas (cuya irresponsabilidad no requiere mayores comen tarios) que
nes han asistido a la escuela en calidad de alumnos. quiere debatir este trabajo.
las "otras" primarias y el problema de la enseñanza 223
222 IFDavña Terigi

la instantaneidad con que lo espera el público y suele prometerlo la les acuerdan las regulaciones estatales (Terigi, 2003) . 33 Desde la pers­

administración. Es frecuente que la introducción de innovaciones en las pectiva que sostiene e s te trabajo, el discurso "proautonomía" adole­

aulas produzca modificaciones en l a d e l funcionamiento esco­ c e también de desconocimiento acerca d e la complejidad de la ense­

lar, pero no logre impactar en sus aspectos más estructurales. Cuando ñanza, lo que le permite apoyar l a idea d e que l a definición
pedagógico-didáctica se realiza e n e l nivel i nstitucional y sólo en él.
esto sucede, en términos de la política educativa el "fracaso" en el impac­
to innovador de algunas medidas suele ser explicado por la "resistencia" Lejos de lo que suele creerse, l a idea d e autonomía institucional

de los docentes y directivos a introducir cambios en las rutinas escolares. no proviene sólo del discurso gerencial aplicado a la educación: auto­

Desde esta posición, se ha entendido muchas veces que el éxito de una res insospechables de desvíos economicistas, como Lawrence Sten­

innovación radica en su capacidad para convencer a los docentes de h ouse, postularon en su oportunidad l a autonomía d e los docente s

las ventajas de los cambios propuestos; con docentes "debidainente moti­ en tanto investigadores de s u práctica y desarrolladores del currícu­

vados y capacitados", el cambio sería inevitable. La conclusión para noso­ lum. Es interesante recordar el modo en que el mismo Stenhouse revi­
só esta posición años después:
tros es bien diferente: un primer escollo a vencer para mejorar la ense­
ñanza en l a escuela primaria es la ignorancia de su complejidad en el
En la época en que se forj ó esta autonomía, había un considerable con­
n ivel del planeamiento de las políticas educativas .32
senso dentro de la tradición docente. Así, por ejemplo, el método de ense-
Pued e suceder que, aun advertidos de la complejidad de las con­
11.ar a leer por fonética era virtualmente universal. De acuerdo con ello,
d iciones pedagógico-didácticas que s e requieren para l a mejora de la la individualidad n o se expresaba a sí misma en forma de d is­
enseñanza, s e considere que el nivel adecuado de formulación de las yuntivas de la práctica dentro de una escuela individual. Ahora se dispo­
propuestas de mejora n o es el gubernamental sino e l escolar, o aun ne de esquemas de lectura radicalmente divergentes en cuanto a fun da­
el del aula. Ésta es l a posición de quienes sostienen que la vía para la mentos y estructura [ . . ] (Stenhouse, 1 99 1 : 242)
.

mejora del sistema educativo e s el incremento d e la autonomía esco­


lar, y defienden la n ecesidad de restringir la acción del Estado al finan­ Desaparecidos los acuerdos que protegían contra las grandes dis­

ciamiento y evaluación de las escuelas, dejando a los equipos docentes yuntivas d e la práctica, y dadas las numerosas dificultades para alcan­

tot.:'1.l libertad de acción para definir sus propios proyectos pedagógicos. zar nuevos consensos pedagógicos, Stenhous e s e pregunta dónde

Según esta posición, las. escuelas tienen todas las potencialidades que puede residir l a autonomía. Su respuesta radica e n el conjunto de los

se requieren para el desarrollo de proyectos capaces de mejorar la ense­ docentes, e n los profesores como c ol ectivo. Otras respuestas (por

ñanza y lo que en realidad obtura la formulación y el desarrollo de tales ejemplo, Pana, en este mismo libro ) nos advierten que tampoco allí,

proyectos es la falta de recursos y el pobre margen de maniobra que en un único nivel, hemos de encontrar los consensos que buscamos,
y n os proponen pensar la enseñanza como efecto y como objeto de
" Es tiempo de recordar que no estoy formulando un deseo sobre la fondón pública sino una un sistema complejo, integrado por diversos actores y objetos, atra­
dva concreta de U•abajo. En el momento de escribir este texto, llevaba más de dos años como Oiul)se•:re­ vesado por tradiciones eventuaímente contrapuestas. Las dificultades
tar:ía de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y en los tres años anteriores a esta fün­
dón he sido la Directora General de Planeamiento de la Secretaría. En tales funciones y en acuerdo
de la respuesta nos p ermiten advertir con tra las propuestas simpli­
con otros colegas con quienes comparto responsabilidades públícas, me ha tocado disei'íar, impulsar y ficadoras que pretenden encontrar en algún nivel único (sea el Esta­
evaluar programas y proyectos de política educativa, en relación con Jos cuales se ha proeurado imer­
pelar aspectos habituales de la enseñanza, planteando desde el nit1el del planeamiento condiciones peda­
do, s e an las escuelas, sean los docentes) la respuesta a los proble­
gógicas que hagan posible que se cumpla la expectativa de que todos y todas puedan aprender. mas de l a enseñanza.
39 I-Iagamos n1ención al conrrasentido de que estos disnirsos suelen asociar la crítica a la denon1ína�
da decadencia de la educación en de las décadas recientes, a una reivindicación de los logros pasa·
Pese a todas estas consideraciones, la pregunta que formulamos
dos de la educación en la escuela argentina; un pasado que, sin no ser entendido sigue en pie: ¿qué papel le c abe a l a política educativa en l a mejo­
sin referirlo a Ja fortísima intervénción estatal e n la configuración del sistema y de las
ra de la enseñanza? Sostenemos aquí que l a enseñanza e s ( o debe-
prácticas, por la vía regia del normalismo y el mínimum de instrucción.
224 Fiavia Teirigi las " otras" l)'Jrimarias y el problema de Ua enseñanza 225

ría ser) el problema princ ipal de la política e ducativa. ¿ Qué signi­ mos ) contenidos para todas las escuelas.
fica eso en términos concre tos, de prioridades para la acción guber­ Esta solución sería impecable si el problema de la enseñanza fuera
namental? un problema de prescripción. Aquí sostendremos que se trata de un
Una respuesta frecuente es la que pone en primer lugar a la for­ problema de prácticas, y lo ilustraremos con un ejemplo accesible : es
mación y capacitación docente. Después de todo, en nuestro país la razonable afirmar -sin necesidad de exhibir demostraciones- que
formación docente formó parte sustan tiva de la estrategia principal todos los diseños curriculares de todas las provincias producidos antes
para asegurar una enseñanza relativamente hornogénea en las déca­ o después de los CBC afirman de un modo u otro que en el primer ciclo
das de expansión de la escuela primaria: el mínimum de instrucción de la escolaridad obligatoria los niños deben aprender a leer y escri­
y el normalismo fueron los pilares del desarrollo del n ivel primario. bir. Que una proporción importante de los niños que ingresan en la
Probablemente eso explique que aún hoy las reformas en la forma­ escuela primaria pasen dos o tres años en ella y la abandonen sin saber
ción docente sean un renglón infaltable, si no privilegiado, en las pro­ leer ni escribir, no se explica como resultado de un problema de pres­
puestas para mej orar la educación. Sin embargo , es necesario revisar cripción curricular: está claro que no es que el currículum no prescriba
considerar con prudencia estos plan teos, analizar sus bases de sus­ que los nifios deben alfabetizarse. Sin duda, pueden pensarse o tras
tentación, para no esperar de las reformas en la formación docen te razones, mucho más plausibles: las oportunidades sociales que han
efe c tos que ellas no pueden c o mprometer y para no ofrecer inad­ tenido los niños para participar en situaciones significativas de lectu­
vertidamente coar tadas a la ause ncia de o tras políticas educativas que ra y escritura, las condiciones de desarrollo de la tarea en las escue­
atiendan a los problemas acuciantes de la enseñanza.34 las, la persistencia en las estrategias didácticas de muchos docentes de
Una segunda respuesta, novedosa e n los noventa y ahora más recu­ perspectivas erradas sobre los procesos de alfabetización, los libros con
rrida, es la elaboración curricular. En efecto, en esa década tuvo lugar que contamos. . . Frente al peso de estas cuestiones, no parece acepta­
en la Argentina una reforma educativa que realizó una fuerte apues­ ble que el problema sea de prescripción o que se revierta por medio
ta a la mejora de la enseñanza a través de la prescripción. Se generó de ésta (Terigi, 2005b) .
para ello un programa nacional de elaboración curricular35 y, sobre Una respuesta más reciente es la que propone que el Estado asuma
todo, se inició una lógica de producción curricular que pervive en el la elaboración y difusión de materiales de enseñanza. Es claro que,
presente.3r. Por ello se hace necesario señalar el error de diagnóstico en sus esfuerzos por atender al problema de la enseñanza, el Esta­
que supone apostar tanto a la política curricular; es discutible que los do no puede rehuir la cuestión de las tecnologías puestas a l servi­
problemas de la enseñanza se reviertan prescribiendo ( nuevos/los mis- cio de la instrucción . Piénsese en lo que sucede con los libros de
texto: es conocido e l valor que éstos tienen para los docen tes como
" En este libro, Parra ha comen tado extensamente esta apelación y ha señalado todo lo que tene­ referencia sobre qué y cómo enseñar. Por eso , es necesario asumir las
mos p e n d ie n te para estar autorizados a situar ú nicamente allí la prioridad para la acción del discusiones que se requieren para que e l Estado avance hacia la ela­
Estado.
" La formulación de Contenidos Básicos Comunes (ene) construyó un programa fuerte de la refor­ boración de libros de .texto (discusiones sobre el peligro de homo­
ma educativa de los noven ta. Sobre la base de la formulación de contenidos básicos y comunes para geneización ideológica, por ej emplo) , porque en tan to el Es tado per­
todos los niveles v modalidades del sistema, se esperaba regular los p1·ocesos de elaboración curri­

cular de cada pr vinda, gravitar en la producción de nuevos líbros de texto, fijar parámetros p ra
manece al margen de la producción y aun si avanza hacia la provisión

la homologación de títulos y certificados, y p ara la evaluación nacional, e impactar por todas estas v1a5 gratuita de libros, transfiere al mercado editorial el p apel de refe­
en el mejoramiento de la enseñanza.
" En abril de 2004, el Ministerio nacional propuso al Consejo Federal (y éste acordó) "desarro·
rente de la enseñanza.
llar una política orientada a dar unidad al sistema a través de la identificación de un núcleo de Además de los libros de texto , debe considerarse la necesidad de
aprendizajes priori tarios desde el nivel Inicial hasta la educación Polimodal/Media" y la formación
asumir desde el Estado la producción de materiales de instrucción.
docente (Resolución 2 1 4/CFCE/0'! referida a la elaboración y aprobación de contenidos priorita·
ríos, artículo 1 ) . Hemos sefialado antes que las propuestas de aceleración tienen como

¡
las "otras" primarias y el probUema de la enseñanza 227
226 Flavia Terigi

uno d e sus rasgos clave, l a producción de materiales didácticos dise­ Estado, como responsable p rincipal del d esarrollo de la educación

fi.ados para promover una intensificación del tiempo escolar: la pro­ escolarizada, debe asumir la generación de condiciones para la inves­

ducción de materiales aparece en respuesta a la escasa disponibilidad � �


tigaci n d e los p -oblemas educativos, para un tipo de investigación que
.
de sabere s didácticos previamente construidos sobre los modos de p ermlta producir saber didáctico comunicable en el marco de expe­

e n se ñ ar en condiciones de quiebre de la gradualidad. El eje m p lo riencias de innovación .

de las propuestas de aceleración es valioso para considerar la impor­ ¿ D e qué clase de experiencias de innovación estamos hablando?
De propuesta� que coloquen como asu n to central el replanteo de las
tancia de asumir, desde el gobierno de la educació n , la producción
condicione s obj e tivas d e la escolarizaci ón -al menos de algunas de
de medios para la enseñanza.
ellas- Y que asuman l a a tención y resolución del problema didácti­
Sin embargo, c abe dejar esbozada una discusión sobre las caracte­
co en esas condicione s. A diferencia de los enfoques sobre el plane­
rísticas de los materiales que podrían requerirse. Los materiales que
amiento que han sido discutidos previa me n te , la e n seúanza no se
suponemos valiosos para la mejora de la enseñanza no son los cono­
e n cuentra aquí al final d e la cadena de transmisión que arranca en
cidos "paquetes de instrucció n " : estos "paquetes " son propuestas de
e � m � tor � e las definicione s políticas: s e encuentra al principio, en el
ensefi.anza fuertemente estructuradas, apoyadas en general ( aunque
no necesariamente) en algún medio tecnológico, que tienden a con­
�1seno mismo d e las propuestas. Dada l a complej idad que estos dise­
nos suponen y l a n ecesidad de evaluar su desarrollo para producir
tene r lo que desde la perspectiva del programador del "paquete " se .
saber comumcabl e, se trata de experiencia s de baj a escala, condición
requiere para la realización de una secuencia completa de enseñan­
n e ce saria para poder acumular e l con ocimien to que se requiere . 38
za ( un a unidad didáctica, un tema programático o cualquier o tro
Experiencia s de baja escala y fuerteme n te contextualiz adas pueden
recorte que se considere compatible con el currículo) y que los maes­
ser obj e to de un análisis pedagógico que considere sus condicione s
tros deben "aplicar" en el aula sin modificaciones. Se trata de mate­
de desarroll o , que eche luz sobre los fac tores explicativos de sus
riales que responden a una tecnología empaque tada de instrucción ,
logros Y obstáculos, y que realice un s e guimiento cuidadoso de las
en e l sentido d e que procuran proteger a la secuencia de su eventual
opciones que pueden realizar los docentes, en el marco de las con­
reformulación por p arte de los maestros y profesore s . '17 En general,
diciones instituciona les d e la escolarizació n que l a experi encia modi­
estas tecnologías sólo dan una respuesta coyuntural a los problemas
fica o d ej a in tactas. Estamos e nunciando rasgos básicos d e los pro­
didácticos, a un costo muy alto y en desmedro de l a instrumentación
gramas de investigació n pedagógica que debe desarrollar el Estado,
deJos doce ntes para abordar situaciones análogas con las mismas u
para producir l a clase d e saber que s e requiere para la formulación
otras estrategias. Asumir la enseñanza c om o probl�m a principal de
de políticas d e o tra escala, que habiliten prác ticas que no sean posi­
las políticas educativas no es diseñar materiales "a prueba de docen­
bles s ó l o en c on diciones excepciona les, y por parte de maestros
tes", pues no se trata de generar tecnologías para controlar el accionar
excepci onales .
de los docente s e incautarles la enseñanza.
Ninguna de las posibles iniciativas estatales señaladas hasta aquí
Así como la formación docente o la producción de materiales apa­
recen corno respuestas inmediatas a la pregunta sobre la función del
�lcanza por sí sola para construir las respuestas que requiere la ense­
nanza como problema. Ahora bien, mientras que algunas son más
Estado en l a mej ora de la enseúanza, en cambio no es usual que se
señale la necesidad de que éste intervenga en la producción de saber
"' Cabe advertir que con estas condiciones se hace n ecesario acepr.ar u n cieno
desajuste entre el alcan­
didáctic o . Aquí queremos s e ñ alar tal necesidad: entendemos que el ce del pi·oblema que busca ser atendido por las propuestas y e l alcance de las
i n i ciativas i n n ovado­
ras. Ese alcance, q u e puede resultarnos inaceptable sí sólo lo evaluarnos en relación
con el proble­

El trabajo de en esta misma obra, muestra que en determinados momentos del proceso d e
ma a ser atendido, resul t � i n elndíLle por la ( i n ) díspon i b i l i d acl de saber y por las condiciones que

i n clusi ó n ele -la y de las computadoras en las escuelas, la producción de "paquetes de i ns·
:�qm�'.· en par� constrmr e l tipo de saberes q u e permitan después generalizar estrategias y reali­
''.'
zai amph.1c1011es unporrnntes de los programas ( Te ri gi , 2005a)
trucción" fue u n a esu·ate g ia frecuente. [Nota de l:1 cmnpiladora.]
Flavia lreirigi las " o'll:r as" primarias y el ¡problema de l a enseñan;i:a 229
228

usuales en las formulaciones de política educativa (la formación docen­


te, el currículum ) , otras son poco frecuentes (la elaboración de mate­
riales de ciertas carac terísticas, la investigació n orientada a producir
Baquero, Ricardo y Terigi, Flavia ( 1 996) , "En búsqueda de una unidad de aná­
lisis del aprendizaje escolar", en Dossier "Apuntes pedagógicos" de la revista
saber sobre la enseñanza) , p ero el análisis las revela indispensa bles.
Apuntes, Buenos Aires, UTE/CETERA.
Este trabajo ha sido escrito con la certeza de que se debe seguir pro­
Batiuk, Verona ( 1 998) , Situación educativa en el medio rural en la Argentina. Docu­
duciendo saber sobre la enseñanza para dar respuesta a la complejidad mento elaborado para el p royecto de capacitación para docentes de Tercer
de las situaciones que se plantean en el presente de las escuelas pri­ Ciclo de EGB en zonas rurales del Plan Social Educativo, Versión 1 , Buenos
marias; y con la preocupació n que produce constatar una y otra vez Aires, agosto de 1 998.
que ciertas lecturas banales del problema reducen la solución a una Cazden, Courtney ( 1 99 1 ) , El díscu.rso en el aula. El /,en.guaje de la enseñanza y del ajJren­
combinación en dosis variables de responsabilidad, voluntad, vocación dizaje, Barcelona, Paidós.

o compromiso de los docentes por un lado, y recursos materiales pro­ Chitarroni, Luis ( 1 997) , El cara/1álida, Buenos Aires, Tusquets.
vistos por el Estado, por el otro. Esperamos haber mostrado que no Diker, Gabriela (2005) , Los sentidos del cambio en educa.dón, en Frigerio, Graciela y Diker,
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