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UNIDAD: XII TÍTULOS VALORES

DERECHO CAMBIARIO Es el conjunto de normas y principios jurídicos que regulan los actos y
las relaciones jurídicas inherentes a los títulos de crédito.
Títulos Valores. Concepto. Caracteres.
Títulos valores según Vivante, son documentos necesarios para ejercer el derecho literal y
autónomo que en él se menciona.
Caracteres:

Necesidad e Incorporación: la inserción literal del derecho en el documento es la


incorporación. Determina que lo esencial sea el título como cosa, y lo accesorio el derecho
contenido, aunque sea éste el que dé valor patrimonial al documento.
Literalidad: es imprescindible que en el documento se configure con precisión el contenido y la
extensión del derecho. El derecho incorporado se delimita exclusivamente por el tenor escrito en
el documento.
Autónomos: la adquisición del título y por ende el derecho incorporado, aparece desvinculada
de las relaciones existentes entre el deudor y los poseedores anteriores. Cada poseedor adquiere
ex novo el derecho incorporado al documento. La autonomía comienza a funcionar a favor de los
terceros que hayan adquirido el título de buena fe.
Son independientes de la causa que le dio origen.
Forma originaria: consiste en que al nuevo adquirente no se le van a poder oponer las
excepciones personales nacidas de las relaciones del deudor con sus tenedores precedentes.
Legitimación: se refiere a la situación jurídica del sujeto habilitado para ejercer todos los
derechos sobre el título. La legitimación viene dada por la posesión del documento. El poseedor
para ejercer los derechos emergentes del título no tiene que suministrar prueba de que es
propietario del documento y efectivo titular del derecho que emerge de él.
Jurisdicción internacional y derecho aplicable a las obligaciones resultantes del título valor.
JURISDICCIÓN: Art. 2658: “Los jueces del Estado donde la obligación debe cumplirse o los del
domicilio del demandado, a opción del actor, son competentes para conocer de las controversias
que se susciten en materia de títulos valores.
En materia de cheques son competentes los jueces del domicilio del banco girado o los del
domicilio del demandado”
LA LEY APLICABLE: ART. 2660: Las obligaciones de un título valor se rigen por la Ley del lugar en
fueron contraídas.-
FORMA: ART. 2659: del giro, endoso, aceptación, aval, del protesto por la ley del estado en que se
realiza dicho acto.-
Forma y Derecho aplicable a los títulos valores
Con relación a la forma, el Cód. Civ. y Com. prescribe en el art. 2659: La forma del giro, del endoso,
de la aceptación, del aval, del protesto y de los actos necesarios para el ejercicio o para la
conservación de los derechos sobre títulos valores se sujetan a la ley del Estado en cuyo territorio
se realiza dicho acto.
Son fuentes de la norma: TDComlM de 1940, art. 23; Convención Interamericana sobre Conflictos
de Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas (CIDIP 1), OEA, Panamá, 1975, art. 8;
Proyecto de Ley General de Derecho Internacional Privado, Uruguay, art. 50 inc. 3, párr. segundo.
El Decreto-ley 5965/63, que regula la letra de cambio y el pagaré no tiene normas indirectas que
solucionen la cuestión, por lo que, al igual que en la temática de la determinación de la jurisdicción
internacional, había una laguna normativa. En este caso la doctrina y la jurisprudencia también
habían resuelto completar la laguna con las normas pertinentes contenidas en los Tratados
ratificados por Argentina (CI DI P I Letras de Cambio y TDComl M de 1940), aun a los casos
provenientes de países no ratificantes de dichas Convenciones.
La incorporación de esta norma al DIPr autónomo además de cubrir un vacío de la legislación
interna, lo ubica en sintonía con el DI Pr convencional; pues tanto la Convención Interamericana
sobre Conflictos de Leyes en materia de Letra de Cambio, Pagarés y Facturas (art. 2) como el
TDComl M de 1940 (art. 23) que le sirven de fuente, consagran igual solución.

La norma recepta la fórmula clásica que rige en materia de formas, esto es la regla "locus regit
actum", que refleja en mayor medida el carácter autónomo reconocido a cada acto del proceso
cambiario. En consecuencia, se somete la forma del giro al Derecho del lugar donde el título ha
sido emitido, la forma del endoso al Derecho donde el acto fue realizado, e igual solución para
cada uno de los actos cambiarios.
Si bien el precepto no contempla una solución para el caso en que no constare en el título el lugar
donde el acto se realizó, entendemos que debe integrarse con la solución establecida en la última
parte del art. 2660 del Cód. Civ. y Com., es decir, recurrir a la ley del lugar de cumplimiento de la
obligación o, en su defecto, a la ley del lugar de emisión del título. Es en materia de cheque
cuando el nuevo texto se aparta de la solución de la anterior regulación, que sometía todos los
aspectos del cheque al Derecho del domicilio del banco girado, incluyendo la forma del título.
Con relación al Derecho aplicable a los títulos valores, el Cód. Civ. y Com. prescribe en el art. 2660:
Las obligaciones resultantes de un título valor se rigen por la ley del lugar en que fueron
contraídas. Si una o más obligaciones contraídas en un título valor son nulas según la ley aplicable,
dicha nulidad no afecta otras obligaciones válidamente contraídas de acuerdo con la ley del lugar
en que han sido suscriptas.
Si no consta en el título valor el lugar donde la obligación cartular fue suscripta, esta se rige por la
ley del lugar en que la prestación debe ser cumplida; y si este tampoco consta, por la del lugar de
emisión del título. Fuentes: TDComl M de 1940, art. 24; Convención I interamericana sobre
Conflictos de Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas (CIDIP 1), OEA, Panamá,
1975, arts. 3, 4 y 5; Proyecto de Código de Derecho Internacional Privado, Argentina, 2003, arts. 83
y 84.
El primer párrafo de esta norma establece como aplicable la ley del Estado en el cual la obligación
cambiaría es contraída, lo cual importa reconocer que es en este lugar en el que se genera el acto
autónomo y que en consecuencia es la única ley que resulta apta para regularlo. De esta manera, y
siguiendo con el criterio de receptar la autonomía internacional cambiaría, como principio rector
de los títulos valores, el segundo párrafo del artículo independiza el régimen jurídico de cada una
de las obligaciones en cuanto a su validez o nulidad. En consecuencia, y al no determinar cuestión
alguna sobre el origen de la nulidad, recepta la absoluta autonomía de los actos cambiarías no
solamente en relación con las formas (art. 2659 Cód. Civ. y Com.) sino también en orden a la faz
sustancial. De esta suerte, asienta el valor que por sí misma detenta cada obligación contraída al
margen de la validez o nulidad de la anterior o las anteriores.
En materia de títulos valores a efectos de respetar los caracteres propios de este documento
-literalidad, autonomía, formalidad- se localiza la obligación cartular en el Estado de suscripción
para determinar la ley que le resulta aplicable. Solo subsidiariamente se acude a la ley del país en
que la obligación debe cumplirse y ante la hipótesis de que ninguno de estos lugares pueda
identificarse, la obligación contraída se regulará por la del Estado en que el título es emitido,
pretendiendo el legislador cubrir todas las posibilidades, ya que en última instancia un título
tendrá siempre un lugar de emisión.
La determinación del Derecho aplicable a las obligaciones nacidas del título valor despeja toda
duda sobre la ley que corresponde aplicar a las obligaciones contraídas, dudas que se planteaban
ante la falta de regulación específica en el DIPr autónomo.
Títulos Valores Internacionales:
Para que un cheque, pagaré, o letra de cambio sea internacional, este debe tener vínculos con
varios ordenamientos jurídicos, ello lo desprendemos del art. 2595 del Nuevo CCyC.-
Por ejemplo, cuando se lo emite desde Argentina, se lo endosa en Senegal, se lo vuelve a endosar
en Kazajistán, luego se lo avala en Nigeria.-

La ONU por medio de la Uncitral establece que a los Títulos Valores internacionales se les debe
titular como tales “Cheque Internacional” o “Pagaré Internacional”, según el caso.-
En Argentina el problema que teníamos era que no poseíamos legislación interna sobre estos
instrumentos cuando eran internacionales, por ende la doctrina se dividió en distintas posiciones:
- Goldschmidt sostenía que se debía aplicar el Tratado de Montevideo de 1940
- Por otro lado, otros autores sostenían que había que aplicarse el Decreto Ley 5965/63, éste
obtiene sus fundamentos de la Convención de Ginebra, no ratificado por Argentina.-
Hoy, con el Nuevo CCyC, tenemos un capítulo dedicado a ello que se extiende del art. 2658 al art.
2662 del nuevo instrumento. Sus normas se basan en cierta parte al Tratado de Montevideo, solo
que este instrumento internacional es más acotado que nuestro Nuevo CCYC, y posee un par de
modificaciones.-
3. Sustracción, pérdida o destrucción del documento.
Drezyn De Klor, sostiene con relación a este tema el art. 2661 prescribe: La ley del Estado donde el
pago debe cumplirse determina las medidas que deben adoptarse en caso de hurto, robo,
falsedad, extravío, destrucción o inutilización material del documento. Si se trata de títulos valores
emitidos en serie, y ofertados públicamente, el portador desposeído debe cumplir con las
disposiciones de la ley del domicilio del emisor.
En virtud de que en los supuestos enunciados por el artículo se requiera tomar medidas, será
entonces la ley del lugar donde debió cumplirse la que determine qué medidas adoptar.
La norma del primer párrafo del art. 2661 Cód. Civ. y Com. regula los supuestos en que el tenedor
legitimado o el portador del título valor es desposeído por hurto, robo, falsedad, extravío,
destrucción, inutilización material o cualquier otro hecho que suponga una fuerza externa a su
voluntad que le impida ejercer el derecho que el documento representa. Parece razonable que el
legislador haya adoptado el criterio tradicional que somete a todas las acciones o medidas a
ejercerse a la ley del lugar de pago del título, solución que ya se daba en la práctica del DIPr
argentino de fuente interna.
El factor de conexión utilizado en la norma para determinar las medidas a tomar frente a los
accidentes que puedan sobrevenir durante el proceso cartular se establece atendiendo a que es el
lugar en que se soportarán los efectos de tales circunstancias.
Las situaciones contempladas en el artículo solo se consideraban en el DIPr convencional, motivo
por el cual halla plena justificación incluirlas en la dimensión autónoma de la materia, y dejar al
Estado en que las obligaciones deben cumplirse la determinación de las medidas correspondientes
es una manifestación de respeto a la ley del lugar en que deben producirse los efectos que el
accidente ocasiona.
Las fuentes aplicadas por analogía ante la laguna normativa existente con anterioridad prevén
soluciones casi idénticas a los remedios de la primera norma del art. 2661 Cód. Civ. y Com., al igual
que lo hacían los proyectos de reforma. Dada esta circunstancia, la solución del Cód. Civ. y Com.
en esta materia no es tan novedosa, ya que sigue un criterio coincidente con la normativa
internacional. También es lógica la adopción de la conexión lugar de pago a la normativa de DI Pr
de fuente autónoma, pues producido el supuesto de hecho previsto en la norma, deberá el juez a
pedido del tenedor despojado o desposeído aplicar una sola ley -la del lugar de pago- a las
medidas tendientes a proteger su crédito y derecho, y no las diferentes leyes que pudieran llegar a
ser aplicables a las diversas obligaciones cambiarias del título en cuestión. De este modo, la ley
aplicable prevista proporciona certeza a las partes y facilita la actividad de los magistrados, que
aplicarán una sola ley ante este excepcional supuesto y evitarán inconsistencias que pudieran
resultar de aplicar distintos ordenamientos a una misma medida.
Si bien no existe en el texto de la primera norma del art. 2661 Cód. Civ. y Com. una solución
expresa para el caso en que no conste el lugar de pago del título, entendemos que en dicho
supuesto deben adoptarse las soluciones de la última parte del art. 2660 en cuanto se establece
que, para el caso de que no constare el lugar de pago del título valor, se aplicará en forma
subsidiaria la ley del lugar de su emisión.

La segunda parte del art. 2661, no prevista en la legislación interamericana ni en los Tratados de
Montevideo, pero sí en los dos últimos proyectos de reforma, determina como ley aplicable a las
medidas a tomarse ante el desposeimiento del título valor, la del lugar de emisión.
Esta conexión se aplica solamente en los supuestos en los que los títulos valores sean emitidos en
serie y ofertados públicamente. Se consideran como títulos en masa aquellos emitidos en
cantidades, ya sea en razón de un solo acto jurídico o varios relacionados entre sí, pero que
representan un mismo derecho para sus tenedores o beneficiarios cambiarios. Los títulos en serie
deberán guardar igualdad entre sí, más allá que el valor nominal y numeración los distinga.
Quedan incluidos en la norma las acciones de las sociedades comerciales, los bonos y las
obligaciones negociables.
Finalmente es importante tener presente que las cuestiones relativas a la sustracción, pérdida y
destrucción de los cheques internacionales, se encuentran reguladas en el art. 2662, inc. j) Cód. Civ.
y Com., aplicándoseles las leyes del domicilio del banco girado, que en la práctica brinda la misma
solución que el punto de conexión lugar de pago tratado en este artículo.
4. Dimensión convencional: Tratados de Montevideo de 1889-1940
Tratado de Montevideo de 1940: en esta materia rige el principio de “locus regit actum” es
decir la ley del lugar del acto. El art. 23 sostiene que la forma se sujetará a la ley del Estado en
cuyo territorio se realice el acto. Este principio es imperativo ya que la forma tiene relación con la
sustancia del acto. El art. 24 consagra el principio de independencia de las obligaciones
cambiarias, es decir que la irregularidad de la forma no afecta la validez de la obligación anterior.
Art. 25 Tratado de Montevideo: Las obligaciones cambiarias entre girado (el que paga) y
beneficiario se rigen por la ley del lugar en donde fue girada la letra, es decir donde se
suscribió la letra, también rige las relaciones entre librador y tomador y los sucesivos portadores y
endosatarios.
Las obligaciones entre girador y girado se rigen por la ley del lugar donde se verificó la
aceptación, aceptante y portador se rigen por el lugar de aceptación.
Los efectos del endoso se rigen por la ley del lugar en donde fue endosado y del 3ro
interviniente por la ley del lugar donde este intervino.
El avalista se rige por la ley del lugar donde fueron otorgadas dichas garantías.
Art. 31. Medidas para robo, pérdida o sustracción donde se aplica la ley del Estado donde debe
pagarse.
CIDIP I sobre Conflicto de leyes en materia de letras de cambio, pagarés y facturas, Panamá,
1975.
Esta Convención ha sido ratificada por nuestro país por Ley 22.691 del 10 de marzo de 1983. En su
art. 1 la Convención somete la capacidad para obligarse mediante una letra de cambio a la ley
del lugar donde la obligación ha sido contraída. Esta solución difiere de la propuesta por la
doctrina para llenar la laguna que presenta el Decreto-Ley 5965/63.
El segundo párrafo del art. 1 inspirado en la teoría del favor del negocio, dispone que si la
obligación hubiere sido contraída por quien fuere incapaz según dicha ley (ley del lugar donde la
obligación ha sido contraída), tal incapacidad no prevalecerá en el territorio de cualquier otro
Estado Parte de esta Convención cuya ley considerare válida la obligación.
El art. 2 coincide con el art. 23 del TDComl M de 1940, sobre la base del principio de la autonomía
de la voluntad internacional cambiaria -respecto de la forma de cada acto cambiario- tampoco
soluciona el problema de qué debe entenderse por "lugar en que cada uno de dichos actos se
realice".
Todas las obligaciones resultantes de una letra de cambio se rigen por la ley del lugar donde
hubieren sido contraídas (art. 3).
A continuación, el art. 4, con igual criterio que el que inspira el art. 24 del TDComlM de 1940,
declara que la invalidez de la que adolecen una o más obligaciones no afectará aquellas otras
obligaciones, válidamente contraídas de acuerdo con la ley del lugar donde hayan sido suscriptas
(art. 4).

Cuando en una letra de cambio no se indicare el lugar en que se hubiere contraído una obligación
cambiaria (v.gr., un endoso) éste se regirá por la ley del lugar donde la letra deba ser pagada, y si
no constare ese lugar, por la ley del lugar de emisión de la letra.
En materia de jurisdicción, el actor puede optar-en virtud del art. 8- entre los tribunales del Estado
Parte donde la obligación deba cumplirse o los del Estado Parte donde el demandado se domicilie.
Las disposiciones de esta Convención se aplican a los pagarés y a las facturas que tengan el
carácter de documento negociable.
El art. 11 autoriza a los Estados Parte a no aplicar la ley declarada aplicable por la Convención, y
con una fórmula idéntica a la utilizada en las otras Convenciones lnteramericanas, requiere que la
considere "manifiestamente contraria a su orden público".
El carácter excepcional de la noción de orden público se enfatiza con el adverbio
"manifiestamente", con miras a imponer una actuación restringida de la excepción, si bien
entendemos que el orden público se vulnera o no se vulnera; no existen grados a este respecto.
5. Dimensión autónoma.
Jurisdicción internacional: El Código Civil y Comercial en el art. 2658 prescribe con relación a la
jurisdicción lo siguiente: Los jueces del Estado donde la obligación debe cumplirse o los del
domicilio del demandado, a opción del actor, son competentes para conocer de las controversias
que se susciten en materia de títulos valores…
En lo que respecta a las letras de cambio, el artículo comentado recepta las soluciones en materia
de jurisdicción internacional establecidas en el art. 8 de la CI DI P I Letras de Cambio,
estableciendo la jurisdicción internacional de los tribunales del Estado donde la obligación deba
cumplirse y los del domicilio del demandado, en forma concurrente.
El legislador incorpora foros concurrentes, pues de este modo se confiere mayor facilidad para la
obtención del pago de la letra o el cumplimiento de la misma. Igual motivo justifica la solución
adoptada en materia de cheques, como se verá, puesto que este criterio es relevante para
favorecer la circulación y eficacia de los documentos considerados.
En atención a que el Código unifica la legislación civil y comercial, se incorpora en el Título 4 como
Sección 14 la regulación normativa de aplicación a los títulos valores. Iniciando el acápite y
siguiendo con la estructura prevista para el tratamiento de todos los institutos, se aborda en
primer término la temática referida a la jurisdicción internacional para el caso en que el conflicto
no quede captado por tratados internacionales que regulan este ámbito material.
Con esta norma se cubre la carencia que adolecía la temática hasta la sanción del nuevo Código
adoptando tanto para los títulos valores como para la hipótesis del cheque una jurisdicción
concurrente que permite al actor ejercer la opción establecida para cada supuesto.
II CHEQUE 1. Jurisdicción internacional y derecho aplicable.
El TDComlM de 1889 regula la letra de cambio, pero no contiene disposición alguna sobre el
cheque.
Por su parte, el TDComlM de 1940, luego de establecer que las disposiciones sobre la letra de
cambio rigen también para los cheques (art. 33), dispone que:
La ley del Estado en que el cheque debe pagarse determina:
a) El término de presentación.
b) Si puede ser aceptado, cruzado, certificado o confirmado y los efectos de esas operaciones c)
Los derechos del tenedor sobre la provisión de fondos y su naturaleza.
d) Los derechos del girador para revocar el cheque u oponerse al pago.
e) La necesidad del protesto u otro acto equivalente para conservar los derechos contra los
endosantes, el girado u otros obligados.
f) Las demás situaciones referentes a las modalidades del cheque.
2. Dimensión convencional: Tratados de Montevideo de 1889-1940.
Jurisdicción La jurisdicción internacional competente para promover las acciones cambiarias está
claramente determinada por ambos Tratados de Montevideo. El TDComl M de 1940 dispone en su
art. 34: Las cuestiones que surjan entre las personas que han intervenido en la negociación de la
letra de cambio, un cheque u otro papel a la orden o al portador, se ventilarán ante los jueces del
domicilio de los demandados en las fechas en que se obligaron, o de aquel que tengan en el
momento de la demanda.
Se trata de una norma igual a la del art. 34 del TDComl M de 1889, con el agregado de la
referencia al "cheque u otro papel a la orden o al portador", no contenida por el primer Tratado de
Montevideo.
Como se advierte, se deja librada a la elección del actor la alternativa de una doble jurisdicción
internacional; la del domicilio que tenía el demandado en el momento de obligarse, o bien la del
domicilio de éste al promoverse la acción.
Reitera el Tratado de 1940 en este punto la solución dada en varios preceptos que instituye dos
jurisdicciones internacionales para que el actor escoja la que más le convenga. Se facilita así la
posibilidad de que el demandante logre una sentencia efectiva al elegir, dentro de la opción que
se le brinda, los jueces del Estado en que el demandado posea bienes; de este modo el actor
puede obtener la ejecución de la sentencia en los mismos tribunales del juez que la pronuncia, sin
verse obligado a tener que acudir a los jueces de otro Estado, con la substanciación previa del
trámite del exequátur.
5. Dimensión autónoma.
Jurisdicción. El segundo párrafo del art. 2658 Cód. Civ. y Com. prescribe con relación a la
jurisdicción lo siguiente: [ ... ]En materia de cheques son competentes los jueces del domicilio del
banco girado o los del domicilio del demandado.
Al igual que en materia de títulos valores en general, en materia de cheques se contempla una
jurisdicción concurrente, pudiendo el actor optar entre los jueces del domicilio del banco girado o
los del domicilio del demandado. Como ya hemos indicado, esta solución es la que confiere mayor
facilidad para la obtención del pago del cheque y a los fines de favorecer la circulación y eficacia
de los documentos cartulares.
Con esta norma se cubre la carencia que adolecía la temática hasta la sanción del nuevo Código
adoptando una jurisdicción concurrente que permite al actor ejercer la opción establecida para
cada supuesto.
En función de lo dispuesto en la norma, todas las cuestiones enunciadas en el artículo quedan
sometidas a la ley del domicilio del banco girado.
Derecho aplicable. Con relación al Derecho aplicable al cheque el art. 2662 Cód. Civ. y Com. prevé:
La ley del domicilio del banco girado determina:
a) su naturaleza;
b) las modalidades y sus efectos;
c) el término de la presentación;
d) las personas contra las cuales pueda ser librado;

e) si puede girarse para "abono en cuenta", cruzado, ser certificado o confirmado, y los efectos de
estas operaciones;

f) los derechos del tenedor sobre la provisión de fondos y su naturaleza;


g) si el tenedor puede exigir o si está obligado a recibir un pago parcial;
h) los derechos del librador para revocar el cheque u oponerse al pago;
i) la necesidad del protesto u otro acto equivalente para conservar los derechos contra los
endosantes, el librador u otros obligados;
j) las medidas que deben tomarse en caso de robo, hurto, falsedad, extravío, destrucción o
inutilización material del documento; y
k) en general, todas las situaciones referentes al pago del cheque.
Dentro de la jurisdicción territorial de nuestro país se ha admitido el fuero electivo a que se ha
hecho referencia, reconociendo al titular de un pagaré o un cheque el derecho de demandar ante
los tribunales del lugar del domicilio del deudor, que viene así a prevalecer sobre el lugar del pago
o emisión de dichos documentos comerciales, argumentándose a esos efectos que nadie puede
sentirse agraviado [... ] de que se demande ante los tribunales de su domicilio.
Asimismo consideramos que es aplicable la ley del lugar de realización del acto a las formas que
deben revestir los endosos, avales y actos necesarios para la conservación del cheque, según lo
previsto por el art. 2659 Cód. Civ. y Com. A otros aspectos sustanciales del cheque, no incluidos en
el art. 2662, le son aplicables las leyes del lugar donde se contrajo la obligación en virtud del art.
2660. La capacidad de las personas obligadas por el documento se rige por el Derecho de sus
domicilios, según las normas de DIPr de los arts. 2616 y 2617.
III. SOCIEDADES MULTINACIONALES: 1. Personalidad de las Sociedades.

En el Derecho societario la capacidad constituye un emergente de la personalidad jurídica, que


incluso permite el obrar de la entidad a través precisamente de sus órganos. En tal sentido, la
capacidad se presume amplia por cuanto se encuentra habilitada para ejercer todos los actos que
fueren conducentes a su desenvolvimiento, excepto aquellos que por su naturaleza les fuere
impedido efectuar.
La capacidad queda vinculada al reconocimiento de la calidad de sujeto de Derecho por parte del
ordenamiento jurídico territorial, reconocimiento que excede las limitaciones del propio objeto
social, el cual, lejos de limitar la capacidad del ente societario, conforma solamente un mecanismo
de imputación. Constituye el referente de los actos celebrados por quien ejerciera la
representación para obligar a la sociedad frente a terceros, y siempre que los actos no fueren
notoriamente extraños al objeto social, tal como lo señala el art. 58 de la Ley 19.550 cuando
dispone:
“Representación: Régimen. El administrador o el representante que de acuerdo con el contrato o
por disposición de la ley tenga la representación de la sociedad, obliga a ésta por todos los actos
que no sean notoriamente extraños al objeto social. Este régimen se aplica aun en infracción de la
organización plural, si se tratare de obligaciones contraídas mediante títulos valores, por contratos
entre ausentes, de adhesión o concluidos mediante formularios, salvo cuando el tercero tuviere
conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción de la representación plural.
Eficacia interna de las limitaciones. Estas facultades legales de los administradores o
representantes respecto de los terceros no afectan la validez interna de las restricciones
contractuales y la responsabilidad por su infracción.”

La personalidad jurídica es conferida por el legislador como un recurso técnico según


circunstancias de conveniencia o necesidad que inspiran la política legislativa y, por consiguiente,
otras normas legales que pueden crear figuras que amplíen el catálogo de las existentes.
En consecuencia, el aspecto nuclear de la regulación se dirige a establecer el perfil de las personas
jurídicas privadas reconociendo la fuerza de la voluntad para constituirlas dentro del marco de las
formas admitidas, de manera tal que la personalidad jurídica nace con el acuerdo de voluntades.
La esencia de la personalidad consiste en la capacidad jurídica y la misma es general, todos los
derechos pueden pertenecerle, salvo aquellos para cuya existencia le falten supuestos de hecho;
por ejemplo el parentesco es una relación entre personas físicas y sus efectos, como la prestación
alimentaria, la sucesión hereditaria, que no puede existir para las personas jurídicas. La capacidad
de las personas jurídicas se manifiesta en los derechos patrimoniales (Von Tuhr).
Cuando la sociedad es meramente local por su constitución y actuación, el sistema societario local
es autosuficiente para brindar todas las respuestas; mas cuando la sociedad está constituida o
domiciliada en otro Estado, será necesario tener en cuenta no sólo el Derecho del país donde la
misma se ha constituido o domiciliado; sino el Derecho de aquél donde la sociedad pretende
actuar, el país receptor de la sociedad.
Es aquí donde surge el problema del reconocimiento de las sociedades y eventualmente de otras
formas de agrupación, lo que implica admitir su existencia jurídica como entidad autónoma
resultante de una legislación extranjera.
La función del reconocimiento no se agota en servir de base al derecho de establecimiento, de
sede principal o secundaria, por ejemplo; sino que implica en sí mismo ciertas consecuencias
inmediatas como el poder de invocar la existencia jurídica de la sociedad cada vez que deba actuar
como titular de derechos y obligaciones, estar en juicio en otra jurisdicción y adquirir la calidad de
parte en contratos internacionales.
En consecuencia, para que una sociedad constituida en el extranjero pueda ser reconocida en un
Estado distinto al de constitución, será imprescindible que el DI Pr del país donde pretenda actuar
contenga una norma que admita su validez de constitución extranjera. Este derecho ha brindado
diversas soluciones para posibilitar que la sociedad actúe internacionalmente.
● Su reconocimiento como tal en un país extranjero: 1- Inhospitalidad Absoluta (nunca se
reconoce a una persona jurídica extranjera); 2- Hospitalidad Absoluta (siempre se admite
libremente el reconocimiento); 3- Hospitalidad Limitada (art. 165 Argentino) donde se reconoce a
una persona jurídica extranjera para determinados actos o asuntos; y por último, 4- Hospitalidad
Condicionada: donde se reconoce a una persona jurídica extranjera si cumple con ciertos actos o
requisitos.
Derecho aplicable.
La existencia de la sociedad constituida en el extranjero se rige "por las leyes del lugar de
constitución" (art. 118, primera parte). He aquí la norma de conflicto. Existencia significa aquí
capacidad de derecho (personalidad jurídica). Las leyes del lugar de constitución indican si el
grupo social en cuestión es o no una sociedad. Sin embargo, las leyes del lugar de constitución
podrían conferir la personalidad de la sociedad conforme al derecho del lugar en que se
establecerá la sede social o el establecimiento de su actividad principal. En tales supuestos, en la
Argentina reconoceríamos a la sociedad constituida en el extranjero ya sea según el derecho
comercial del lugar de constitución, ya sea según el derecho comercial de la futura sede o
establecimiento de negocios aplicado por las autoridades del lugar de constitución. En suma, rige
el uso jurídico efectivo en el lugar de constitución para reconocerle personería en la República.
Empero, no rige el derecho del lugar de constitución de una sociedad comercial que se constituyó
en el extranjero teniendo su sede en la Argentina, o cuando su principal objeto esté destinado a
cumplirse en el país. En tales casos rige la norma de policía argentina del art. 124 de la ley 19-550,
que considera sociedad argentina a la que con aquella finalidad se constituyó en el extranjero
sometiéndola exclusivamente al derecho comercial argentino (autolimitación de la norma de
policía).

Emplazamiento en juicio de una Sociedad Extranjera

La LSC, en forma expresa, permite que la sociedad pueda estar en juicio sin cumplir requisito
alguno, gozando de lo que se da en denominar "hospitalidad absoluta".
Estar en juicio es poder accionar y defenderse de acciones que se intenten en su contra. Esta
aptitud inmediata tiene fundamento constitucional, conforme lo preceptuado en el art. 18 CN, y en
los tratados con jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22 CN). De este modo se permite ejercer la
legitimación derivada de cualquier tipo de acto o contrato realizado independientemente del
carácter con el cual pueda ser calificado.
La LSC establece un régimen especial de emplazamiento en juicio para las sociedades comerciales
constituidas en el extranjero, en el que efectúa una diferenciación según se trate de actos aislados
o de ejercicio habitual de los mismos, estableciendo para el primer caso que la notificación de la
demanda puede cumplirse en la persona del apoderado que intervino en aquellos y para el
segundo, es decir, cuando existe sucursal, asiento o cualquier otra clase de representación, en la
persona del representante. Es decir, que el emplazamiento importa la citación judicial de la
sociedad extranjera para que pueda comparecer ante un tribunal nacional y dé razón de los
hechos que se le imputan en la demanda.
Al mismo tiempo, el emplazamiento en el país de la sociedad constituida en el extranjero supone
la existencia de jurisdicción internacional de los tribunales argentinos para entender en la causa,
independientemente del supuesto de que se trate. Ello es así atento a que no existen
impedimentos en nuestro ordenamiento para que las partes de común acuerdo prorroguen en sus
contratos la competencia judicial internacional a favor de jueces extranjeros, especialmente en
asuntos de índole internacional, siempre que se trate de asuntos exclusivamente patrimoniales y
que exista foro de conexidad con la jurisdicción elegida, tal como lo dispone el art. 1 del CPCCN y
los arts. 2605 al 2607 del Código Civil y Comercial. El art. 122 LSC prescribe que: “El emplazamiento
a una sociedad constituida en el extranjero puede cumplirse en la República: A. Originándose en
un acto aislado, en la persona del apoderado que intervino en el acto o contrato que motive el
litigio. B. Si existiere sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación, en la persona del
representante.” En la Ley de Sociedades 19550, recepta el Emplazamiento en juicio en el artículo
122, sosteniendo que, El emplazamiento a una sociedad constituida en el extranjero puede
cumplirse en la República; a) Originándose en un acto aislado, en la persona del apoderado que
intervino en el acto o contrato que motive el litigio; b) Si existiere sucursal, asiento o cualquier otra
especie de representación, en la persona del representante.
La norma no establece ni tácita ni implícitamente la jurisdicción argentina en ninguno de los
supuestos que contempla. En efecto, lo que dispone el precepto son reglas de emplazamiento, no
citación. Más todo emplazamiento debe originarse en una resolución judicial emanada de un
tribunal competente. Pese a ello, el art. 122 LSC parece suponer que existe jurisdicción argentina
en todos los casos; pero no siempre que procede el emplazamiento dentro de sus términos existe
necesariamente jurisdicción internacional de los jueces argentinos.
De tal manera, la norma abre la posibilidad de emplazar a juicio a una sociedad constituida en el
extranjero, ofreciendo una buena gama de posibilidades a opción, según se trate de negocios
derivados de actos aislados o del ejercicio habitual de la actividad empresarial. Esta opción emana
de la norma con el uso del término "puede", lo que implica que está prevista a favor de la parte
litigante que procura el emplazamiento. No debiera entenderse como una facultad del tribunal, la
concesión o denegación de la petición. Una vez que esté configurado el supuesto del
emplazamiento en juicio a una sociedad constituida en el extranjero, el juez "debe" ordenar la
notificación de acuerdo con el pedido de la parte.
Tampoco puede entender que se trata de una elección dejada al arbitrio de la parte demandada,
esto es, que la sociedad constituida en el extranjero pueda o no aceptar el emplazamiento. Una
vez que éste se produzca, es obligación de la emplazada comparecer a estar a derecho,
contestando la demanda, oponiendo excepciones o diciendo lo que le corresponda, como por
ejemplo la concesión de un beneficio de litigar sin gastos.

2. Sociedades Off Shore:


Esta operatoria comercial y financiera consiste en constituir una sociedad en países con
legislaciones específicas, mediante las cuales se regula y contempla la posibilidad de constituir
sociedades en sus territorios bajo la condición o requisito de que su actuación estará limitada a la
realización de actos fuera del territorio de ese país, prohibiéndole la práctica de actos vinculados a
su objeto social y el desarrollo de actividad comercial dentro del propio territorio del país de su
constitución.
Estas "sociedades off shore" son entes ideales, generalmente de propiedad anónima, cuyo
propósito es una actuación exclusivamente extraterritorial; están creadas para actuar en cualquier
lugar del planeta menos en el propio país de su creación. Pese a que la actividad permitida es
"fuera de casa", ese país de origen las protegerá, a las entidades y a sus socios, con el secreto y
anonimato frente a las preguntas que cualquier tercero o un Estado desee hacer sobre ellas.
Gozan, en algunos casos, de protección diplomática, y en ningún momento las interrogarán en
relación a cómo, dónde y cuándo obtienen las ganancias e ingresos que acumulan en cuentas
bancarias de instituciones financieras. Los países en que actúan, al permitir que estas sociedades
se constituyan en sus territorios, se benefician recibiendo un monto anual de impuestos pre-
acordados o porcentajes en relación con el volumen de operaciones que realicen dichas
sociedades, que implican importantes ingresos financieros y comerciales.
Las operaciones financieras llevadas a cabo por estas entidades off shore encubiertas dentro de
andamiajes de entidades locales autorizadas a operar, cuando se produce una crisis y no pueden
enfrentar los compromisos asumidos, desaparecen sin perjuicio de que los inversores, empleados y
contratantes realicen reclamos contra ellas en la jurisdicción de su lugar de constitución,
incluyendo pedidos de quiebra.
Constituyen, en cierta forma, una perversa manera de crear sujetos dentro de una jurisdicción para
remitirlos como "enviados" a ejercer su actividad "fuera de casa", bajo la esperanza de que podrán
obtener en el país de destino un reconocimiento para poder realizar allí todo aquello que no les es
permitido realizar en su propio país de origen; sin embargo ese país de origen, que no les permite
actuar dentro de su territorio, los protegerá tal como lo señaláramos supra.
Para la existencia de este fenómeno existen muchas razones, entre las que podemos mencionar:
escapar a los controles y la fiscalización que puedan ejercer las autoridades de los Estados en los
que actúan; búsqueda y obtención de ventajas fiscales, logrando una evasión real de tributos
frente a la actividad desarrollada en el territorio donde actúan; la garantía del anonimato en
cuanto a los reales propietarios del capital; colocar a los acreedores y eventuales damnificados en
la difícil situación de tener que tramitar cualquier reclamo en caso de quiebra o de graves
incumplimientos en el lejano país donde la sociedad fue constituida, lo que les genera casi una
completa impunidad.
Actos Aislados: Por actos aislados de sociedades extranjeras: “competente” el juez del Domicilio
del Apoderado de la Sociedad.
Sucursales: Para establecerlas se debe acreditar ante el Juez del Registro, que se ha constituido
conforme a la ley de su país de origen;
- Se debe inscribir en el Registro Público de Comercio:
*su contrato social,
*su documentación habilitante,
*fijar domicilio en la República.
-Por actos de sus Sucursales: es “Competente” el Juez del domicilio de la Sucursal.
-Si se tratare de una Sucursal, se determinará, además el capital que se le asigne cuando
corresponda por leyes especiales.

Si se tratare de Sucursales de S.A.: es suficiente la inscripción de los estatutos sin su publicación


con tal que el Estado donde la sociedad tenga su sede, guarde reciprocidad; no habiéndola,
deberá seguir la regla general de la inscripción y publicación.-
Fraude a la ley en materia de societaria.
Puede no reconocerse la personalidad jurídica adquirida en un Estado contratante, en los
siguientes casos: a) cuando la sede real sea considerada por un Estado contratante como elemento
relevante, y esa sede se encuentra en el territorio de ese Estado, distinto al que le concedió la
personería y b) cuando la sede real es considerada por un Estado contratante como elemento
relevante y esa sede se encuentra localizada en el territorio de otro Estado (distinto del que le
otorgó la personería y también diferente de aquel al que se le pide el reconocimiento). En el
primer caso (sede real en el Estado donde se pretende al reconocimiento), se recepta fraude al
derecho propio, y en el segundo (sede real en otro Estado contratante), fraude al derecho
extranjero.
Hay que distinguir la aplicación del art. 124 en casos de fraude a la ley, esto es, de constitución en
el extranjero a fin de evadir la aplicación del derecho societario argentino, del funcionamiento de
aquella norma en supuestos de cambio de sede o explotación al país. Tratándose de una sociedad
constituida seria y normalmente en el extranjero, con su sede y explotación allí, que decide
trasladar su sede o explotación a la Argentina, el art. 124 debe ser considerado como una norma
especial de cambio de estatuto e interpretado conforme a su fin de adaptación societaria. En
efecto: mientras la sociedad constituida en el extranjero no cumple con las formalidades de
constitución en el país, sólo se la reconoce a los fines de estar en juicio y obrar actos aislados. Se
debe entender que tal capacidad de estar en juicio comprende las facultades de la sociedad
extranjera para cumplir las formalidades de la ley argentina. Entretanto, la sociedad extranjera
conserva su personalidad jurídica, que continúa en el país, bien que ajustándose y adaptándose a
las exigencias formales y substanciales que la ley argentina impone. De modo que no es necesaria
la reconstitución, sino tan sólo la adaptación.
Esta interpretación del art. 124 es hacedera para casos de cambio de estatuto (sede o explotación)
real, es decir, localizados efectivamente en el extranjero al tiempo de la constitución societaria,
mas no para la hipótesis de haber sede o explotación exclusiva en el país y pretendida evasión del
derecho societario argentino mediante constitución fraudulenta en el extranjero. Sólo en estos
casos se impone la consecuencia de eliminar directamente los resultados que se intentó alcanzar
por vía fraudulenta.
Sus efectos. En casos de fraude a la ley societaria argentina, la norma del art. 124 funciona como
norma de policía, al considerar a la sociedad constituida en el extranjero que al momento de la
constitución tuviere sede o explotación exclusiva en la República, "como sociedad local" argentina,
a los efectos que la norma dispone. En esta hipótesis, la sociedad constituida en el extranjero se
considera local, "como si se hubiese constituido en la República, cuyas leyes presumiblemente
habrá infringido, o sea, como sociedad irregular", dice Goldschmidt. Con relación a la ley 19.550,
Goldschmidt también juzga que la sociedad fraudulentamente constituida en el extranjero
aparecerá en la República como una "sociedad no constituida regularmente". De aquí la gravedad
de precisar rigurosamente el ámbito de aplicación del art. 124 —sobre lo cual ya hemos insistido
supra—, a fin de no llegar a consecuencias exorbitantes, aplicándolo con el mismo alcance a casos
de constitución en el extranjero no fraudulenta.
Grupos Societarios.-
El concepto de grupo de sociedades no es pacífico en la doctrina. No obstante, pueden señalarse
tres notas características:
a) La existencia de una pluralidad de sujetos de derecho (sociedades) con personalidad jurídica
diferenciada.

b) El sometimiento de esos sujetos a una "dirección unificada".


c) La explotación por el grupo de una o más empresas mercantiles, integradas entre sí o no.
El elemento "dirección unificada" distingue al grupo de otras agrupaciones o uniones de
sociedades o empresas, e implica el poder de determinar la orientación económica del conjunto
de sujetos en función de objetivos generales fijados por el "controlante".
Los fundamentos que suelen invocarse, tanto en la doctrina como en los fallos judiciales para
responsabilizar a los miembros del grupo frente a sus clientes, consumidores, proveedores,
trabajadores o terceros, son entre otros:
a) El abuso o desviación de la personalidad societaria. b) La apariencia jurídica (el acreedor ha
creído contratar con la empresa principal, dado que la dependiente o controlada utiliza sus
marcas, logotipos, etc.). Sin embargo, en alguna oportunidad, por aplicación de los principios
comunes sobre responsabilidad, se rechazó la demanda del comprador de un automotor (que
había contratado con una concesionaria) dirigida contra la fábrica. c) La dirección de la voluntad (el
poder de dirección ejercido para la empresa dominante). d) La confusión patrimonial. Es uno de
los fundamentos para decidir la extensión de la quiebra de una empresa del grupo a otra u otras.
e) La concepción según la cual la empresa controlada es un órgano o instrumento de la
controlante o dominante. f) La doctrina del "conjunto económico" derivada del derecho fiscal. g)
La unidad o "identidad" entre las empresas que responden a propietarios comunes, aunque
tengan individualidad jurídica. h) La solidaridad, derivada de la existencia de una sociedad de
hecho entre las empresas. i) Los vínculos personales. j) La comunidad de intereses.

Conforme con su regulación legal, los grupos pueden clasificarse en grupos "de derecho" y grupos
"de hecho".
Los primeros resultan de un convenio o pacto de "dominación" admitido por la ley, que permite a
la sociedad dominante impartir instrucciones que debe cumplir la sociedad dominada. La
legislación típica es la alemana, a través de la regulación del "konzern", donde se prevé en especial
la situación de los acreedores y la de los accionistas "externos", fijándose un sistema de
responsabilidades.
También regulan a los grupos "de derecho" las legislaciones de Brasil, Portugal y Suiza. Son grupos
"de hecho" aquellos que no se ajustan al modelo anterior, sea porque el pacto de dominación está
prohibido directa o indirectamente por la legislación en donde actúan (caso de Argentina), o sea
porque la dirección unificada obedece a situaciones fácticas. Estos grupos "de hecho" suelen
clasificarse por la doctrina en "contractuales", "participacionales" y "personales".
En el grupo "contractual" la sociedad controlante ejerce su influencia dominante "por especiales
vínculos existentes entre las sociedades" [art. 33, inc. 2), última parte, L. 19550), como podría darse
cuando existen ciertas relaciones de origen contractual (franquicia, licencia, concesión, suministro,
financiación, "management", etc.) que no constituyen en sí un pacto de dominación, pero que en
la práctica pueden (o no) llevar a que una parte contractual quede subordinada en su poder de
decisión a la otra parte.
En el grupo "participacional" la sociedad controlante ejerce su influencia dominante en virtud de
que su tenencia de acciones, cuotas o partes de interés le permite prevalecer en las reuniones
sociales o asambleas ordinarias donde se elige y remueve a los administradores, y donde se
aprueban los balances y la gestión.
En el derecho argentino los grupos constituyen, en principio, un fenómeno lícito asentado en la
autonomía de la voluntad y en el principio mayoritario.
IV. DIMENSIÓN CONVENCIONAL, INSTITUCIONAL Y AUTÓNOMA. RECEPCIÓN
JURISPRUDENCIAL INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA
Dentro de la jurisdicción territorial de nuestro país se ha admitido el fuero electivo a que se ha
hecho referencia, reconociendo al titular de un pagaré o un cheque el derecho de demandar ante
los tribunales del lugar del domicilio del deudor, que viene así a prevalecer sobre el lugar del pago
o emisión de dichos documentos comerciales, argumentándose a esos efectos que nadie puede
sentirse agraviado [. .. ] de que se demande ante los tribunales de su domicilio (CNCom., Sala B,
16/05/1969, ED, 29-665). –
En el caso de autos, tratándose de documentos librados en Porto Alegre, Brasil, la forma del giro,
los requisitos exigidos para que sea considerada letra de cambio y por ende de calificación del
documento, quedan sometidos al Derecho brasileño [ ... ]. La misma ley es aplicable a la forma de
la aceptación y a las obligaciones del aceptante, único demandado en autos, ya que no se indica
en los documentos el lugar donde se realizó la aceptación, ni tampoco lugar de pago de las letras,
por lo que, en principio, debe acudirse al Derecho brasileño, por ser el lugar de emisión [ ... ]. Que
las relaciones jurídicas derivadas del endoso de la letra deben juzgarse de acuerdo a la ley del
lugar en que la negociación se realiza (art. 27 del Tratado referido y art. 738 CCom.), es decir que
las del caso de autos se rigen por la ley argentina; en tanto que las formas y eficacia del protesto y
notificación serán decididas según las leyes y usos comerciales de los lugares donde esos actos
fuesen practicados[. .. ].
- La prescripción extintiva de una acción personal afecta la sustancia misma de la relación
obligatoria y se rige por la ley a la cual la obligación se halla sujeta. Por tanto, en caso de una
acción ejecutiva incoada sobre la base de un cheque girado contra un banco con domicilio en
Nueva York[. .. ] se aplicará el Derecho del lugar del domicilio del banco girado. –
Respecto de la ley aplicable al caso, aun cuando el Tratado de Derecho Comercial Terrestre de
1940 nunca fue ratificado por Brasil, al aplicarlo analógicamente para resolver el supuesto de
autos, se ha optado por una de las soluciones factibles que permiten aplicar la norma internacional
ratificada como norma interna a cualquier otro Estado no ratificante. Dicha aplicación se realiza
considerando a tal norma, no como una norma convencional entre los países involucrados, sino
como Derecho interno del país (Decreto-ley 7771/56), que emerge de fuente convencional. Pero
aun en la hipótesis de que se utilice el mismo criterio de analogía efectuado por el tribunal de
alzada sobre otra de las normas internacionales específicas en la materia (Convención
Interamericana sobre Conflicto de Leyes en materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas
-CIDIP I ratificada por Argentina-) el resultado final de tal interpretación sería idéntico: la
normativa aplicable al caso resultaría ser la brasileña, puesto que las letras fueron libradas y
aceptadas en Brasil por la demandada, así el art. 3 de la CIDIP 1 establece que las obligaciones que
de estos actos resulten serán regidas por la ley del lugar en donde hubieran sido contraídas. Así,
de manera concordante, el art. 26 del TM de 1940 sostiene: "Las obligaciones del aceptante (en el
caso: demandada) con respecto al portador (en el caso: Actora Banco ejecutante) y las excepciones
que puedan favorecerle (en el caso: prescripción), se regularán por la ley del lugar en donde se ha
efectuado la aceptación (en el caso: la República Federativa del Brasil) (Suprema Corte de Justicia
de La Plata, Acuerdo 2078 in re: "Banco de la Provincia de Buenos Aires c. Melendi, Omar Daría y
otra si cobro ejecutivo", 12/12/2014).
IV- I. CONCURSOS Y QUIEBRA INTERNACIONAL 1. Aspectos generales .
Concursos (Solo puede ser pedido por el Deudor)
Concepto: es el medio a través del cual puede evitarse la declaración judicial de quiebra de un
deudor que haya cesado en sus pagos, y va a tener por objeto reunir a todos los acreedores de
acuerdo a la forma que determine el juez para considerar una propuesta del deudor a efectos de
cancelar su deuda en un determinado tiempo, o bien la quita o espera de la misma.
El tratamiento de la quiebra internacional ha pasado a ser en nuestros días uno de los tópicos más
discutidos y de mayor relevancia dentro del DIPr, consecuencia ineludible de la incidencia de la
globalización en el comercio internacional y su impacto en los ordenamientos jurídicos.
El aumento del volumen de operaciones jurídicas trasnacionales potenció las posibilidades de
intercambio comercial, vinculando más estrechamente la realidad interna y externa de las
relaciones entre países.
Otra forma de manifestarse este fenómeno en el orden mundial es el crecimiento y desarrollo
económico de los Estados que conforman bloques económicos. En función de esta coyuntura los
movimientos del comercio surgidos en el seno de un marco integrado al cual, salvo contadas
excepciones de países, como por ejemplo los paraísos fiscales, ningún Estado puede dejar de
reconocer su interés como base de la expansión de la economía local, que debe marchar en el
contexto de un mundo de globalización empresarial y financiera.
El constante incremento del tráfico internacional del comercio es una causal importante del
progreso económico de finales del siglo XX y albores del siglo XXI en casi todas las regiones del
planeta. En consecuencia, la influencia de la globalización considerada como un fenómeno
irreversible en la historia, se caracteriza por el hecho de ignorar cada vez más las delimitaciones
políticas y geográficas de los pueblos y alentar como objetivo triunfalista la circulación ilimitada de
bienes, servicios, capitales y capacidad tecnológica entre los países.
No obstante, el comercio internacional encuentra enormes dificultades para su avance en los
mercados estatales, a raíz de la contraposición entre dos realidades antagónicas y excluyentes en
sus efectos: la existencia de un mundo jurídicamente fragmentado entre Estados y su propia
aspiración de ver al mismo como un "mercado sin fronteras". De estas variables deriva la búsqueda
de su expansión, intentando establecer acciones en el orden jurídico y económico desde
organismos internacionales con el propósito de superar las barreras estatales que imponen
limitaciones a su desarrollo impulsando fuerzas para atenuar esos impactos negativos a sus
inversiones.
Dentro de la esfera de restricciones que afectan las transacciones privadas internacionales
atribuidas a la territorialidad del Derecho, se manifiestan dos aspectos como fundamentales: 1) los
límites de entrada en un mercado derivado de barreras jurídico-públicas, aranceles, derechos
aduaneros, etc., y 2) los límites institucionales derivados de barreras jurídico-privadas, plano en el
cual se aprecian lagunas y conflictos normativos, así como problemas de implementación.
El desarrollo normativo de la materia concursal es una de esas barreras jurídicas estatales que
menoscaban la expansión del tráfico mercantil internacional, afectando en forma directa a la
sociedad por su proyección sobre los bienes locales y los factores productivos, razón por la que se
impone su reflejo en la economía nacional.
El instituto de la quiebra y sus categorías jurídicas plantea problemas en orden a la autoridad
competente y a la determinación de los efectos personales y patrimoniales en los diferentes países
involucrados por la existencia de bienes del deudor, así como de créditos y deudas, cuestiones que
al estar íntimamente ligadas a intereses públicos y privados de los Estados determinan la
necesidad de lograr una regulación internacional sobre la materia. Más aún, cuando las normas de
protección territorial implican el abordaje de una conjunción de materias de orden procesal,
sustancial, laboral y fiscal, en consonancia con objetivos nacionales o a lo sumo convencionales,
con determinados países con los cuales se han podido armonizar las reglas que rigen
procedimientos concursales, pero que no cubren las necesidades normativas de una quiebra
transfronteriza.
Los problemas que se advierten son, entre otros, los requisitos para el inicio de los procesos, los
efectos personales con relación al fallido, la igualdad de trato de los acreedores locales y
extranjeros, la prioridad de los créditos, el grado de retroacción que provoca y las potestades de la
sindicatura. Todos estos puntos evidencian los distintos criterios antes señalados, los que han
hecho que el instituto sea poco proclive a la codificación en foros internacionales, existiendo
proyectos aunque con escasas adhesiones nacionales.
Concepto y caracterización de la quiebra internacional Este instituto, en su aspecto
internacional, ha recobrado una gran importancia tanto en el tratamiento legislativo como en la
faz doctrinal, frente a la necesidad de regular los espacios integrados de países y de reacomodar
intereses para actuar en conjunto. Los casos de insolvencia que se producen en el marco del
comercio internacional suponen un desequilibrio patrimonial entre los valores realizados y los
créditos a pagar. Tratándose de un fenómeno que traspasa las fronteras estatales se genera un
riesgo adicional para los acreedores extranjeros y, por otro lado, ofrece oportunidades para
intentar evadir o relativizar la posición de ciertos deudores en lo referente al pago de las
obligaciones contraídas. En definitiva, consiste en un procedimiento de ejecución forzada de los
créditos sobre un patrimonio insuficiente que se liquida por una comunidad de acreedores bajo el
principio de la comunidad de pérdidas. La "insolvencia transfronteriza" es aquella que afecta a una
persona que posee un patrimonio internacionalmente disperso, de manera que se presenta como
un caso jusprivatista internacional. Así, la radicación de elementos como bienes, créditos y deudas
en distintas jurisdicciones otorga al patrimonio del cual son parte integrante carácter internacional.
Criterios de regulación de la insolvencia transfronteriza: sistemas y modalidades Estos
criterios de regulación del instituto son aquellos que configuran estrategias de razonamiento que
representan dos modelos antagónicos de resolver las dificultades centrales que se suscitan ante
los procedimientos internacionales de insolvencia, tales como el "territorialismo" y el
"extraterritorialismo".
Territorialismo: caracteres y modalidad La concepción territorialista es un reflejo perfecto
del fraccionamiento jurídico: cada Estado donde el deudor tenga bienes organiza la quiebra
según su propio Derecho. Se desconocen los efectos locales de la quiebra extranjera negándose
correlativamente la propagación de los efectos de la falencia local en el exterior. Si existe un
patrimonio internacionalmente disperso, los acreedores podrán solicitar en cada país en donde
existan bienes, un establecimiento aun secundario o una sucursal, la declaración de quiebra. Por lo
tanto, en términos de jurisdicción internacional, hay tantos tribunales estatales competentes, como
Estados donde el fallido posea bienes, y cada uno de los procedimientos se regula por su propia
ley. Es decir que, dada la eficacia territorialmente limitada, para que la insolvencia propague sus
efectos, los acreedores deben abrir una multiplicidad de procedimientos, "pluralidad de quiebras",
pues generalmente se privilegia la situación de los acreedores nacionales.
El sistema de pluralidad de quiebras acepta la apertura de procedimientos concursales múltiples
con incidencia limitada exclusivamente a los bienes radicados en el Estado en que cada uno fue
iniciado. La elección de los países al sistema de la pluralidad de los concursos se debe a tres
factores: 1) dado que las legislaciones de los distintos países no pueden establecer cuáles son los
alcances en el extranjero que tiene la sentencia de quiebra dictada por el juez nacional, sino que
solamente pueden fijar cuáles son los efectos de un concurso extranjero en territorio propio; 2) es
el correlato necesario del fenómeno de la dispersión internacional de bienes; y 3) porque de este
modo se defiende el comercio interior y se dan las garantías para los acreedores que el deudor
tenga en el país frente a normas similares contenidas en leyes extranjeras.
El criterio territorialista otorga preferencia o preeminencia a aquellos acreedores domiciliados en
su propio territorio o cuyas obligaciones deben ser cumplidas en el mismo, antes de permitir que
los activos del deudor fallido puedan contribuir a pagar créditos correspondientes a acreedores
extranjeros, es decir acreedores domiciliados en el extranjero o cuyas obligaciones deban ser
cumplidas en el extranjero.
3. Jurisdicción internacional y derecho aplicable.
En ambos TM se atribuye competencia judicial internacional exclusiva para conocer de los juicios
de quiebras a los jueces del domicilio comercial del fallido, aun cuando la persona declarada en
quiebra practique accidentalmente actos de comercio en otro Estado o mantenga en él agencias o
sucursales que obren por cuenta y responsabilidad de la casa principal. Estas normas aluden a la
hipótesis de inexistencia de establecimientos independientes.
En ambas normativas se contempla el supuesto en que se siga un solo juicio de quiebra, porque
así corresponda o porque los dueños de los créditos locales no hayan hecho uso del derecho
concedido, tal como lo prevén los arts. 39 del TDComl M 89 y 45 del Tratado de 1940.
Por lo tanto, esta opción que dan a los acreedores locales en ambas Convenciones les permite
disociar la quiebra, aplicándose la ley territorial, en la jurisdicción territorial, y para los acreedores y
bienes existentes en el país con independencia de las secuelas de la previa quiebra declarada en el
extranjero. Además, en el TDComl M de 1940 se admite la disociación procedimental que permite
que también pueda llegarse independientemente a un concordato preventivo u otra institución
análoga. Esto lo incorpora el art. 45 del TDComlM de 1940 y no así el art. 39 del TDComlM de
1889. Estos Tratados reglamentan cuándo puede proceder una pluralidad de juicios de quiebras,
es decir, no seguir una quiebra única, en la que un solo juez será competente y una única ley será
la aplicable, sino que permite el sistema de la pluralidad.
4. Dimensión convencional: Tratados de Montevideo de 1889-1940.
Ambos Tratados de Montevideo de Derecho Comercial Internacional de 1889 y 1940 establecen
ciertos aspectos de la quiebra internacional sin referirse al concurso preventivo y otros
procedimientos concursales tendientes a reestructurar la empresa o a liquidar los bienes del
deudor.
En ambos se determina un doble sistema: el de la unidad de la quiebra, con pluralidad de masas; y
el de comunicación de la quiebra con comunicación de saldos, estableciéndose la diferencia de
acuerdo a la circunstancia de que el fallido con domicilio en un país tenga o no casa comercial
independiente en el otro.
En el primer caso, habrá quiebra única y los bienes existentes en cada país se destinarán a
satisfacer, preferentemente, los créditos pagaderos en cada país; mientras que en el segundo caso,
habrá pluralidad de quiebras, pero el sobrante de la misma de un país quedará a disposición del
juez de la otra; por lo tanto los bienes existentes en los países donde no haya declaración de una
quiebra, concurrirán a la formación de la masa de la quiebra cuyo juez haya prevenido.
5. Dimensión transnacional.
Ley Modelo de Derecho Mercantil Internacional sobre la insolvencia Transfronteriza - UNCITRAL -
1997 La finalidad de UNCITRAL (CNUDMI, según su sigla en español) es fomentar la armonización
y unificación progresiva del Derecho Mercantil Internacional, para cuyo fin recurre a la preparación
de nuevas convenciones internacionales, leyes modelo y leyes uniformes. En ese contexto, el
trigésimo período de sesiones de la Comisión, que tuvo lugar en Viena, Austria, del 12 al 30 de
mayo de 1997, albergó las negociaciones finales que condujeron a la aprobación de la Ley Modelo
sobre Insolvencia Transfronteriza, en adelante, LM. Poco después, la Asamblea General de las
Naciones Unidas sancionó la Resolución 52/158, en la que expresó su reconocimiento a UNCITRAL
por el fruto del trabajo obtenido. En dicha oportunidad, luego de un análisis exhaustivo, llegaron a
los siguientes aspectos que debían solucionar: a) la insuficiente coordinación y colaboración que
existía en los casos de insolvencia transfronteriza, reduciendo la posibilidad de rescatar empresas
que son viables, pero con dificultades financieras; b) que muchos Estados no tienen establecido un
régimen jurídico que posibilite o facilite la coordinación y cooperación transfronterizas; c) que era
necesario contar con una legislación equitativa e internacionalmente armonizada sobre la
insolvencia transfronteriza, que sea respetuosa de los regímenes procesales y judiciales nacionales
y aceptable para Estados con diferentes ordenamientos jurídicos, sociales y económicos, que
coadyuvaría al desarrollo del comercio y de las inversiones internacionales, y d) que era
imprescindible contar con un cuerpo de disposiciones legales modelo, internacionalmente
armonizadas en materia de insolvencia transfronteriza, a fin d~ ayudar a los Estados a modernizar
sus legislaciones en la materia. Como resultado de la tarea llevada a cabo, se legisló para aprobar
una "ley modelo", que importa un método indirecto de uniformidad. Ello implica que no estamos
ante un instrumento internacional que los Estados se obligan a integrar en sus respectivos
ordenamientos, pues su texto tiene el valor de un ejemplo orientativo destinado a los legisladores
nacionales con la recomendación de que lo adopten como tal, a la hora de dictar leyes internas en
la materia. Obra facilitando la labor del legislador y su autoridad deriva del prestigio del
organismo que la formula o recomienda. El resultado final de la ley modelo depende, en definitiva,
de dos factores: el número de Estados que la adopten y el grado de flexibilidad con que la
adapten al Derecho interno correspondiente. La LM recepta la excepción de orden público, aunque
llame la atención el texto de la norma. Se expresa: Nada en esta ley excusa al tribunal para
denegar una actuación según esta ley, si esa actuación fuera manifiestamente contraria al orden
público de su Estado.

Conclusiones: Como primera medida, no podemos sino reconocer la necesidad de la adopción de


un régimen moderno y eficiente que contemple los verdaderos intereses nacionales -aumentando
la previsibilidad y disminuyendo la tasa de riesgo país-, y los de sus empresas en dificultades
cuando ellas acuden a procedimientos de insolvencia buscando la reorganización, la preservación
de valor y el mantenimiento de empleos, para lo cual es menester introducir en la legislación
interna reglas que posibiliten la cooperación internacional, el reconocimiento de los procesos
concursales, y el acceso de los funcionarios y de los acreedores foráneos a estos últimos, así como
el de nuestros funcionarios concursales y acreedores domésticos a los procesos extranjeros.
Además, la LM configura una propuesta realista, alejada de las fantasías inalcanzables de la
legislación sustantiva concursal unificada o de la universalidad o unidad concursal más allá de las
fronteras nacionales. Su realismo finca, sobre todo, en ofrecer soluciones modestas, pero
significativas y alcanzables, ya que pueden ser fácil y rápidamente adoptadas por todos los países,
cualquiera fuese la orientación, objetivos y principios inspiradores de sus respectivos Derechos
internos sobre insolvencia.
Es importante hacer hincapié en el énfasis dado a la cooperación. En dicha línea de pensamiento,
UNCITRAL ha podido apreciar que el reconocimiento del valioso y práctico sistema de cooperación
entre los países puede parecer irreal, pero se basa en la idea de que al menos algún principio de
universalidad de los procedimientos de insolvencia es factible de ser alcanzado, a nivel global o
incluso regional. Esta concepción permite explorar de manera internacionalmente coordinada
soluciones preventivas o de reorganización de empresas en crisis, lo que redunda en beneficio de
los acreedores, aumentando la posibilidad de rescatar empresas viables, maximizándose su valor y
fomentando el empleo.
6. Dimensión autónoma.
Ley de Quiebras de la República Argentina El régimen legal previsto por la Ley 24.522, pese a sus
posteriores modificaciones por las Leyes 26.684 y 27 .170, no ha cambiado lo dispuesto con
relación a la quiebra internacional, ya que no fueron modificados los artículos 1, 2, 3 y 4, que son
los que analizaremos en el tema que nos ocupa.
Competencia internacional. La competencia territorial en materia de concursos y quiebras se
encuentra establecida en el art. 3 de la Ley de Quiebras, en adelante, LCQ. Este articulado asigna la
potestad para entender en los procesos concursales iniciados en el país a los jueces del domicilio
del deudor. Cuando el sujeto concursado es una persona humana, resulta competente el tribunal
del domicilio comercial, la sede de la administración de sus negocios y, subsidiariamente, el juez
del domicilio real. En el caso de las personas jurídicas que tienen varias administraciones, se
entenderá el de la principal, y si no pudiera determinarse, resultará competente el magistrado que
hubiese prevenido.
Así lo dispone el art. 3: Corresponde intervenir en los concursos al juez con competencia ordinaria,
de acuerdo a las siguientes reglas: 1) Si se trata de personas de existencia visible, al del lugar de la
sede de la administración de sus negocios; a falta de éste, al del lugar del domicilio. 2) Si el deudor
tuviere varias administraciones es competente el juez del lugar de la sede de la administración del
establecimiento principal; si no pudiere determinarse esta calidad, lo es el juez que hubiere
prevenido. 3) En caso de concurso de personas de existencia ideal de carácter privado
regularmente constituidas, y las sociedades en que el Estado Nacional provincial o municipal sea
parte-con las exclusiones previstas en el artículo 2- entiende el juez del lugar del domicilio. 4) En el
caso de sociedades no constituidas regularmente, entiende el juez del lugar de la sede; en su
defecto, el del lugar del establecimiento o explotación principal. 5) Tratándose de deudores
domiciliados en el exterior, el juez del lugar de la administración en el país; a falta de éste,
entiende el del lugar del establecimiento, explotación o actividad principal, según el caso.

Este último inciso está regulando la competencia del juez dentro del territorio argentino ante el
supuesto de insolvencia transfronteriza. Es una forma de distribución de la potestad jurisdiccional
interna en materia concursal, ya que la norma que establece el criterio atributivo de jurisdicción
internacional está contenida en el art. 2 inc. 2 LCQ, en la que permite el concursamiento de bienes
de un deudor domiciliado en el extranjero.
De esta manera, los sujetos de existencia visible o ideal pueden acceder a los procedimientos
regulados por esta ley, e incluye dentro de su previsión la susceptibilidad de concursamiento de
los deudores con domicilio en el extranjero respecto de los bienes situados en territorio nacional.
El art. 2 inc. 2, dispone que: Pueden ser declaradas en concurso las personas de existencia visible,
las de existencia ideal de carácter privado y aquellas sociedades en las que el Estado Nacional,
provincial o municipal sea parte, cualquiera sea el porcentaje de su participación. Se consideran
comprendidos:
2) Los deudores domiciliados en el extranjero respecto de bienes existentes en el país.
Este artículo contiene una norma de DI Pr que prevé el supuesto de que un deudor, con domicilio
en el extranjero, que tenga bienes en el país, pueda ser concursado ante los tribunales argentinos.
Es una norma de competencia judicial internacional, delimitadora de la soberanía jurisdiccional de
los jueces argentinos, que reviste naturaleza federal; por ello su interpretación y aplicación es
revisable ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por vía de recurso extraordinario.
En este sentido, la apertura de proceso concursal respecto de uno o varios bienes existentes en el
país, de propiedad del deudor extranjero o con domicilio en el extranjero, habilita la posibilidad de
una pluralidad de concursos respecto de la misma persona.
Se trata del foro internacional del patrimonio que posibilita la apertura de un concurso en el país
sin necesidad de concursamiento previo o simultáneo del mismo deudor en el extranjero. Esta
concursabilidad del patrimonio situado en Argentina no excluye la existencia de un concurso
abierto en el extranjero, puesto que estamos en presencia de una jurisdicción concurrente, a
diferencia del supuesto en que el deudor tenga su domicilio en el país, donde la jurisdicción
internacional de los jueces argentinos será exclusiva y excluyente (art. 2609 Cod. Civ. y Com.).
El art. 4 LCQ consta de cuatro párrafos claramente diferenciados entre sí; a los fines prácticos
analizaremos por separado cada una de las hipótesis que se plantean en la norma. 6.1.3.1.
Concursos declarados en el extranjero El art. 4 señala que: La declaración de concurso en el
extranjero es causal para la apertura del concurso en el país, a pedido del deudor o del acreedor
cuyo crédito debe hacerse efectivo en la República Argentina. Sin perjuicio de lo dispuesto en los
tratados internacionales, el concurso en el extranjero no puede ser invocado contra los acreedores
cuyos créditos deban ser pagados en la República Argentina, para disputarles derechos que estos
pretenden sobre los bienes existentes en el territorio ni para anular los actos que hayan celebrado
con el concursado.
La declaración de quiebra en el extranjero es uno de los supuestos de hecho determinantes de la
declaración de concurso local. En este artículo aparece un avance del principio de la
extraterritorialidad que se halla restringido por el número de sujetos que tienen legitimación activa
para solicitar el concurso: el propio deudor o los acreedores cuyos créditos deban hacerse
efectivos en la República, es decir, sigue la regla de la extraterritorialidad limitada, por lo tanto la
declaración concursal extranjera puede producir efectos propios sin necesidad de exequátur
(Rouillon). Este concurso derivado sólo puede ser provocado por el propio deudor y por los
acreedores locales, siendo indiferente que en los hechos el lugar de pago pudiera ser otro o que
se logre ejecutarlo forzosamente en un lugar distinto del de pago. Basta sólo un acreedor para
formalizar la petición, quien puede actuar mediante apoderado, no exigiéndose facultad especial
en el mandato ya que no lo pide la ley para la apertura de la quiebra. Ello importa, por un lado, el
efecto extraterritorial de la declaración del tribunal extranjero en sí mismo y, por el otro, lleva
implícito el reconocimiento de la extraterritorialidad del hecho generador del concurso. En este
supuesto no se exige que la cesación de pagos sea el presupuesto condicionante de aquella
declaración, sino que basta la declaración judicial firme del tribunal extranjero competente,
aceptándose como suficientes y válidos los presupuestos por él admitidos a ese fin, aunque no
coincidan con los previstos por nuestro sistema jurídico. Tal sentencia extranjera debe tener por
efecto instrumentar en el lugar donde se la dictó un procedimiento colectivo de concurrencia de
acreedores sobre el patrimonio del deudor, o sea, un procedimiento de tipo concursal aunque,
como ya dijimos, no se ajuste estrictamente a los que reconoce la ley argentina. Específicamente,
cuando la ley habla de concurso en el extranjero no está aludiendo a un procedimiento preventivo
de la falencia, sino a un procedimiento de tipo liquidativo, como la quiebra. Desde la
jurisprudencia se ha entendido que: Cuando el primer párrafo del art. 4 alude a la posibilidad de
admitir el concurso nacional -refiriéndose en rigor, como sostiene la doctrina mayoritaria, no a un
procedimiento preventivo sino a uno de tipo liquidativo-, faculta en definitiva al juez argentino a
declarar la quiebra local, independiente y autónoma de la extranjera. Los procedimientos
respectivos en nada inciden recíprocamente, y a tal punto ello es así que, como sostiene Heredia,
la quiebra local podría continuar para liquidar los bienes situados en el país aun en el caso de que
la extranjera concluyera - por ejemplo- por concordato[. .. ] ("People and Partners S.R.L. s/
quiebra", CNCom., Sala F, 24/02/11, en El Dial 09/05/11 y en LL 07 /09/11, 8).
Asimismo, la sentencia extranjera para tener eficacia en nuestro país debe estar dictada contra un
sujeto que sea concursable de acuerdo al ordenamiento jurídico interno. No es necesario
comprobar que el concursado se encuentra en estado de cesación de pagos en nuestro país, ni
acreditar la concurrencia de otros requisitos exigidos por la ley argentina. La declaración de
concurso en el extranjero opera como un "verdadero hecho de quiebra" frente al cual el juez está
obligado a decretarla en el país, sin verificación alguna sobre la existencia o no del estado de
insolvencia. Por otro lado, la norma señala que: Sin perjuicio de lo dispuesto en los tratados
internacionales, el concurso en el extranjero no puede ser invocado contra los acreedores cuyos
créditos deban ser pagados en la República Argentina, para disputarles derechos que estos
pretenden sobre los bienes existentes en el territorio ni para anular los actos que hayan celebrado
con el concursado. Debe quedar claro que no se extraterritorial iza la quiebra extranjera sino el
hecho generador de dicha falencia, cesación de pago o insolvencia; de este modo, aun en el
supuesto de probar el deudor que en Argentina no se encuentra in malis, el juez debe declarar la
quiebra a instancias del acreedor local. Por lo tanto, no es la sentencia dictada en el extranjero la
que abre la quiebra argentina, sino un nuevo pronunciamiento judicial emanado de un órgano
internacionalmente competente conforme lo estipulado por el art. 3 inc. 5 LCQ. La consecuencia
de lo anteriormente expuesto importa que la propagación de los efectos no se retrotrae a la fecha
de la quiebra extranjera, sino a la de la resolución de falencia dictada en nuestro país.
Por una parte, si hubiese o no concurso abierto en nuestro país, los acreedores cuyos créditos
deben hacerse efectivos en la Argentina tienen prioridad con respecto a aquellos cuyos créditos
deban pagarse exclusivamente en el extranjero, lo que equivale a establecer una suerte de
fraccionamiento del patrimonio del deudor domiciliado en el extranjero, ya que se reconoce a los
acreedores locales una protección especial en cuanto sus créditos pretendan hacerse efectivos
sobre bienes de ese patrimonio sitos en el territorio nacional. Mientras que por otra parte, implica
que el concurso extranjero no puede ser invocado para anular actos que los acreedores locales
hubieran celebrado con el concursado antes de la formación del proceso concursal argentino, aun
cuando el fundamento sea que tales actos fueron otorgados durante el período de sospecha, ya
que la acción pertinente sólo compete a los acreedores locales. Ni la resolución extranjera de
concurso, ni los acreedores de ese concurso foráneo, ni quienes los representen, pueden invalidar
los actos o negocios realizados entre el deudor y los acreedores locales, antes, al tiempo, o
después de esa resolución. El fundamento de esta norma radica en que el patrimonio del fallido en
el país constituye la garantía exclusiva de los acreedores locales. Podemos afirmar que en esta
parte del artículo se ha producido un giro del sistema de la extraterritorialidad manifestada en su
primer párrafo hacia el sistema de la territorialidad estricta (Massé). Pluralidad de concursos El
párrafo segundo del art. 4 señala el supuesto por el cual, además de la quiebra declarada en
Argentina, existen concursos o quiebras abiertos en el extranjero. Dicho párrafo señala que:
Declarada, también, la quiebra en el país, los acreedores pertenecientes al concurso formado en el
extranjero actuarán sobre el saldo, una vez satisfechos los demás créditos verificados en aquélla.
De este párrafo se desprende el sistema de las "preferencias nacionales", que pospone a los
acreedores del concurso extranjero frente a los del concurso nacional y sustenta un criterio
opuesto al de la universalidad propia del DIPr, en la defensa de los intereses de los acreedores
radicados en nuestro país.
Esta regla de la preferencia local subordina o posterga a los créditos pagaderos en el extranjero.
De esta manera, los acreedores del concurso formado en el extranjero serán tenidos en
consideración únicamente en caso de que sean satisfechos los créditos verificados en nuestra
quiebra; solo entonces se les permitirá actuar sobre el saldo. La norma alude a los acreedores
pertenecientes al concurso formado en el extranjero, lo cual se da tanto en el caso del acreedor
que logró verificar su crédito en el concurso extranjero, como en caso contrario, pues aun cuando
no verificase su crédito, se podría interpretar que igualmente pertenece al concurso extranjero
porque puede verificar allí. El acreedor perteneciente al concurso extranjero está sujeto a la carga
de la verificación de su crédito conforme el principio general del art. 200 LCQ, y le es suficiente
probar que el crédito ha sido declarado legítimo por el tribunal foráneo. En esta materia rige el
principio prior tempore potior in iure, es decir, la actuación de los acreedores pertenecientes al
concurso extranjero respecto del saldo se sujeta a la prioridad según el tiempo, para lo cual tendrá
especial relevancia el momento en que se produzca la traba de los embargos sobre aquél.
Reciprocidad El art. 4 expresa en su tercer párrafo que: La verificación del acreedor cuyo crédito es
pagadero en el extranjero y que no pertenezca a un concurso abierto en el exterior, está
condicionada a que se demuestre que, recíprocamente, un acreedor cuyo crédito es pagadero en
la República Argentina puede verificarse y cobrar -en iguales condiciones- en un concurso abierto
en el país en el cual aquel crédito es pagadero. Esta hipótesis supone un concurso abierto en
Argentina, al cual concurren acreedores con créditos pagaderos en el exterior o bien en el exterior
y en nuestro país. Dicho concurso abierto en la Argentina podrá ser una quiebra o un concurso
preventivo y puede existir también concurso en el extranjero, pero en este caso ello es indiferente,
pues lo relevante para hacer jugar la norma es que el acreedor no pertenezca a ese concurso.

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