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Ra, divinidad nueva pero sincretizada con cultos solares del Reino Antiguo. También
cobró auge el culto de Osiris, con muchos adeptos en las clases bajas. Predispone a la
población a una imagen del poder más humana, no tan alejada como Ra, el sol. La
religión funcionó como sistema de control de las clases y ello exigió, de Amenenhat I en
adelante, mantener y difundir los dos grupos de creencias, pero dirigidas a sectores
diferentes, lo que se tradujo en un factor de estabilidad.
La estatuaria real muestra una monarquía más humanizada (el rey ejerce como el
“buen pastor”). Mientras la dinastía XI mostraba un estilo algo bárbaro, propio de
militares y conquistadores. La XII suavizó la expresión en una actitud conciliadora
típica de soberanos benefactores, marcándose en sus rostros una expresión humana más
que divina.
La Dinastía XI (2160-1991)
Los príncipes tebanos desde Antef I se irán haciendo con el control en el Alto
Egipto. En el Valle Medio y el Delta los monarcas heracleopolitanos están al frente. La
unificación correrá a cargo del príncipe tebano Mentuhotep II, pero no será rápido ni
fácil. Realizó expediciones militares en Sinaí para explotar el cobre. En Nubia se
mantuvieron las fronteras y el reclutamiento de los mercenarios medjau. Ataques contra
los aamu relacionados con el Camino de Horus y la zona de Palestina. Se entierra en
Deir-el-Bahari, un templo-tumba. El arquitecto concibió un complejo funerario para
toda la corte, donde princesas y altos funcionarios se mantuviesen cerca del rey.
Con su sucesor Mentuhopet III, el Gran Intendente Henenu dirigió una expedición
al mando de tres mil hombres al país de Punt. Síntoma de prosperidad y estabilidad de
Egipto.
La Dinastía XII (1991-1785)
El fundador lo fue por elección del rey anterior probablemente, aunque no está
demostrado. Subida al trono por falta de descendencia o por golpe de Estado. Significó
la salida de algún tipo de conflicto no muy claro, o así apuntan las pocas fuentes (Papiro
de Turín, profecía de Neferty).
Sesostris I fue hijo de Amenenhat. Un rey muy alabado por los egipcios. Se
escriben obras que buscan legitimar la dinastía. En este reinado se intensifica el aparato
burocrático, más escribas, en paralelo con el desarrollo literario. Los dos visires de
Sesostris I tuvieron mucho que ver con la paz del reinado: Antefoquer, que ya lo fue con
su padre, y Mentuhotep. Se llevaron a cabo numerosas construcciones. Se afianzaron las
fronteras. En la zona de Asia no se intervino, se trataba de amigos y aliados. La zona sur
de Siria (Retenu para los egipcios) se hallan objetos egipcios. En Nubia si se desarrolla
política de conquista y control, principalmente por el oro. Se instala una guarnición en
Buhen, en la segunda catarata. Controla el país de Kush y comercia con Kerma. Le
sucede Amenenhat II y Sesostris II.
Llevó a cabo una política agresiva en Asia y en Nubia. Se ignoran las razones por
las que emprendió una campaña en Asia, llegando hasta Siquem en Palestina (si es
correcta la identificación). Se buscaba un conocimiento y control de lo que pasaba
allende las fronteras. Se ve en los “Textos de Execración” inscritos en vasos y
estatuillas recurren a la magia para neutralizar las posibles malas intenciones de los
personajes allí maldecidos. Prueban una intensa red de espionaje. Contra Nubia fueron
tres razones: debía consolidar la hegemonía egipcia en Nubia y establecer una frontera
permanente; controlar el comercio entre la Alta Nubia y Egipto (oro) y alejar la
amenaza del poderoso reino de Kush (Kerma capital) más allá de la tercera catarata.
Egipto establecerá un sistema de fortalezas en la región de la segunda catarata.
Cuarteles con su propia función: graneros, palacio de campaña, centros de trabajo
forzado. Levantará un templo a Mentu (Montu) en Medamud. Dios de la tebaida,
guerrero, inspirador del nombre de los reyes de la Dinastía XI, relacionado con la
belicosidad de Sesostris III. Tal vez quiso recuperar la aquiescencia de la elite tebana,
posible culpable de los disturbios contra Amenenhat al final del reinado.