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El ascenso de los tebanos a la monarquía trajo la extensión de los cultos de Amon-

Ra, divinidad nueva pero sincretizada con cultos solares del Reino Antiguo. También
cobró auge el culto de Osiris, con muchos adeptos en las clases bajas. Predispone a la
población a una imagen del poder más humana, no tan alejada como Ra, el sol. La
religión funcionó como sistema de control de las clases y ello exigió, de Amenenhat I en
adelante, mantener y difundir los dos grupos de creencias, pero dirigidas a sectores
diferentes, lo que se tradujo en un factor de estabilidad.

Política exterior: la dinastía XI se centra en Nubia, busca asegurar la frontera y


conquistan el territorio hasta la segunda catarata. El control del territorio nubio era
imprescindible para la explotación del oro. Con Sesostris III se llega a la tercera
catarata. Además, Nubia era país de paso hacia el país de Punt. Había que controlar a
los medjau, los indígenas de Nubia, que servían como mercenarios en Egipto también.
Al sur de la tercera catarata el reino de Kerma se consolidó, siendo sentido como un
peligro por la XII dinastía. Respecto a Asia los productos egipcios se encuentran en el
corredor sirio-palestino como comercio seguramente. Con Amenenhat II Egipto fue un
actor importante en la política del Mediterráneo oriental. Se enviaron expediciones a la
zona siria y del Líbano. Un topónimo parece mencionar la isla de Chipre siendo atacada
por las tropas del rey. Algunas estatuas de reyes egipcios encontradas en Canaán son el
resultado de las relaciones de los hicsos asentados en Egipto con sus vecinos y parientes
asiáticos durante el Segundo Período Intermedio.

La estatuaria real muestra una monarquía más humanizada (el rey ejerce como el
“buen pastor”). Mientras la dinastía XI mostraba un estilo algo bárbaro, propio de
militares y conquistadores. La XII suavizó la expresión en una actitud conciliadora
típica de soberanos benefactores, marcándose en sus rostros una expresión humana más
que divina.

La Dinastía XI (2160-1991)

Los príncipes tebanos desde Antef I se irán haciendo con el control en el Alto
Egipto. En el Valle Medio y el Delta los monarcas heracleopolitanos están al frente. La
unificación correrá a cargo del príncipe tebano Mentuhotep II, pero no será rápido ni
fácil. Realizó expediciones militares en Sinaí para explotar el cobre. En Nubia se
mantuvieron las fronteras y el reclutamiento de los mercenarios medjau. Ataques contra
los aamu relacionados con el Camino de Horus y la zona de Palestina. Se entierra en
Deir-el-Bahari, un templo-tumba. El arquitecto concibió un complejo funerario para
toda la corte, donde princesas y altos funcionarios se mantuviesen cerca del rey.

Con su sucesor Mentuhopet III, el Gran Intendente Henenu dirigió una expedición
al mando de tres mil hombres al país de Punt. Síntoma de prosperidad y estabilidad de
Egipto.
La Dinastía XII (1991-1785)

El fundador lo fue por elección del rey anterior probablemente, aunque no está
demostrado. Subida al trono por falta de descendencia o por golpe de Estado. Significó
la salida de algún tipo de conflicto no muy claro, o así apuntan las pocas fuentes (Papiro
de Turín, profecía de Neferty).

Amenenhat I (Amón está delante) descendía de Elefantina, criado en la corte de


Mentuhotep, de ahí su respeto a la tradición tebana. Aunque la elite tebana parece ser
que se rebeló contra él. Amenenhat se anuncia como restaurador de la maat,
identificándose con la monarquía tradicional. Su nombre de Horus era “el que pacifica
el corazón de las dos tierras”. En ese sentido no es de extrañar que trasladara la capital
al norte, tal vez buscando las antiguas tradiciones, tanto en la afirmación de su
monarquía como en busca de apoyo para defenderla de los que se consideraban
perjudicados por el alzamiento del nuevo rey. Tampoco se puede excluir que hubiera
una necesidad de escribas y artesanos para garantizar un estado organizado y sus
tradiciones estuvieran más fundamentadas en el norte.

El rey se vinculó con Tebas en los primeros momentos, de ahí su nombre.


Posteriormente cambió la capital quizá por los disturbios contra el nuevo rey. La
pirámide se levantó en la nueva capital Itjawy. Hubo dificultades militares en la frontera
con Nubia, lo que también pudo influir en el cambio de capital. El descontento pudo ser
creciente. La existencia de enemigos de la nueva dinastía pudo tener su confirmación en
el hecho mismo de la muerte de Amenenhat I, asesinado por su guardia personal por
conspiración urdida en el harén. Antes había vinculado a su hijo Sesostris al trono
inaugurando una práctica que será sistemática durante toda la dinastía XII. Le confiará
el ejército con el que realizará campañas exteriores para darse a conocer como futuro
sucesor. Llegará a la segunda catarata.

Sesostris I fue hijo de Amenenhat. Un rey muy alabado por los egipcios. Se
escriben obras que buscan legitimar la dinastía. En este reinado se intensifica el aparato
burocrático, más escribas, en paralelo con el desarrollo literario. Los dos visires de
Sesostris I tuvieron mucho que ver con la paz del reinado: Antefoquer, que ya lo fue con
su padre, y Mentuhotep. Se llevaron a cabo numerosas construcciones. Se afianzaron las
fronteras. En la zona de Asia no se intervino, se trataba de amigos y aliados. La zona sur
de Siria (Retenu para los egipcios) se hallan objetos egipcios. En Nubia si se desarrolla
política de conquista y control, principalmente por el oro. Se instala una guarnición en
Buhen, en la segunda catarata. Controla el país de Kush y comercia con Kerma. Le
sucede Amenenhat II y Sesostris II.

En este reinado se escribió la Historia de Sinuhé. El tema subyacente es la lealtad


al monarca, ya que tras la muerte de Amenenhat I Sinuhé buscó refugio en Palestina,
donde alcanza fama y riqueza. Pero al final de su vida desea volver a Egipto y
reconciliarse con su rey.
Sesostris III (el gran Sesostris). Bajo su autoritario gobierno todos los elementos
del control de la XII Dinastía se unieron en un programa concertado: literatura
propagandística (ciclo de Himnos para recitarlos ante la visita real o una estatua del rey;
la Profecía de Neferti que mostraba los provechos del gobierno autoritario del rey frente
al caos social), rígida planificación estatal, centralización del poder en Egipto, conquista
y ocupación militar en Nubia. Junto con un nuevo vehículo destinado a proyectar el
poder regio: la escultura de retratos. Proyecta una imagen terrible del poder real. Las
estatuas de Sesostris III ejercen un efecto perturbador. El torso está tenso, musculoso y
viril. Ojos abultados bajo unos párpados caídos, mejillas hundidas, la boca contraída en
una mueca inquietante. Es el auténtico rostro de la tiranía.

En cuanto a política interior, la centralización se reforzó. Reorganizó la


administración, eliminó el cargo de visir y estableció tres unidades administrativas
llamadas uaret: una para el Alto Egipto, otra para el Bajo y otra para Nubia. Control
más directo de las provincias y sus recursos. Los jefes locales vieron disminuida su
capacidad coercitiva, detrayendo su posibilidad de acumular excedente y colocar a sus
familiares en los puestos claves del gobierno local, que se fue poblando de personajes
de la nueva corte puestos por el rey. Alejó a los nomarcas de sus bases de poder
convocándolos a la corte bajo el pretexto de un ascenso de categoría. El título de
nomarca desaparece, siendo sustituido por el de alcalde (haty-a). Además, los hijos de
las familias provinciales fueron educados en la corte, lo que haría más fácil su control,
al tiempo que les ofrecían cargos en la administración, nombrando el faraón a
funcionarios en las provincias, impidiendo así la aparición de dinastías locales.

Llevó a cabo una política agresiva en Asia y en Nubia. Se ignoran las razones por
las que emprendió una campaña en Asia, llegando hasta Siquem en Palestina (si es
correcta la identificación). Se buscaba un conocimiento y control de lo que pasaba
allende las fronteras. Se ve en los “Textos de Execración” inscritos en vasos y
estatuillas recurren a la magia para neutralizar las posibles malas intenciones de los
personajes allí maldecidos. Prueban una intensa red de espionaje. Contra Nubia fueron
tres razones: debía consolidar la hegemonía egipcia en Nubia y establecer una frontera
permanente; controlar el comercio entre la Alta Nubia y Egipto (oro) y alejar la
amenaza del poderoso reino de Kush (Kerma capital) más allá de la tercera catarata.
Egipto establecerá un sistema de fortalezas en la región de la segunda catarata.
Cuarteles con su propia función: graneros, palacio de campaña, centros de trabajo
forzado. Levantará un templo a Mentu (Montu) en Medamud. Dios de la tebaida,
guerrero, inspirador del nombre de los reyes de la Dinastía XI, relacionado con la
belicosidad de Sesostris III. Tal vez quiso recuperar la aquiescencia de la elite tebana,
posible culpable de los disturbios contra Amenenhat al final del reinado.

El último soberano fue una mujer, Sobekneferura. Quizás fuera hija de


Amenenhat III y hermana de Amenenhat IV, del que tal vez fuera esposa. No existía la
palabra reina, cuya noción era una especie de anatema para la ideología del antiguo
Egipto. Buscó reforzar su legitimidad subrayando la relación con su padre.

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