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Universidad Autónoma del Estado de México

Facultad de derecho

Licenciatura en Derecho

Materia: Derecho Constitucional

Profesor: Dr. en Der. Carlos Enrique Huitron Garcia

Ensayo
DERECHOS HUMANOS

Alumno: Juan Antonio Mendoza Ávila

Grupo: 8 Semestre: 5to


INDICE

• Introducción……… 3

• Desarrollo…………4

• Conclusión………15

• Referencias………16

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INTRODUCCIÓN

Desde tiempos inmemoriales, el hombre como ser histórico ha buscado su propia


realización como persona, luchando permanentemente contra poderes negativos y
barreras sociales, económicas, culturales y políticas que pretendían cosificarlo, de
hecho, regímenes absolutistas y esclavistas, lo lograron en varios momentos de la
historia (y aún en la actualidad), lo que lo ha obligado al uso de la violencia como
camino hacia su liberación y el reconocimiento de sus derechos. Esto ha dado lugar
a múltiples estudios, acerca del proceso de reconocimiento de derechos humanos
y, aún más, a los estudios sobre su aplicación y, verdadero grado de protección
alrededor de todo el mundo, desde distintos enfoques y dogmas jurídicos, e incluso
desde las concepciones más subjetivas a las más generalizadas.

En el siguiente ensayo, se hablará sobre los derechos humanos, sus sujetos, sus
características y algunos otros temas que ayudarán a comprender mejor el tema y
con posterioridad, poder aplicarlo a la materia de Derecho Constitucional, en donde
se habla primordialmente sobre los derechos humanos

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Es generalmente aceptado concebir a los derechos humanos como aquellos que
poseemos todas las personas por el simple hecho de existir, independientemente
del espacio geográfico en el que nos encontremos o de la sociedad de la que
formemos parte.

Todas las personas contamos con estos derechos, ya que son inherentes a la
naturaleza humana. Son los derechos que se fundan en la esencia de la persona,
necesarios para el cumplimiento de sus deberes morales e inalienables. Por lo que
todo individuo, por el solo hecho de serlo, goza del derecho a una vida digna; es
decir, una vida con satisfactores económicos, sociales y culturales suficientes que
le permitan realizarse como ser humano y ser útil a su comunidad. Sin embargo,
con el paso del tiempo, diversos autores han creado su propia definición de
derechos humanos, algunos de ellos son:

Derechos subjetivos que corresponden a todos los seres humanos en cuanto


dotados del estatus de personas. Derechos primarios de las personas. (Luigi
Ferrajoli)

Conjunto de facultades, prerrogativas, libertades y pretensiones de carácter civil,


político, económico, social y cultural, incluidos los recursos y mecanismos de
garantía de todas ellas, que se reconocen al ser humano, considerado individual y
colectivamente. (Diccionario Jurídico Mexicano)

Aquellas facultades, atribuciones o exigencias fundamentales que el ser humano


posee, declaradas, reconocidas o atribuidas por el orden jurídico y que, derivadas
de la dignidad eminente que todo hombre tiene, constituyen hoy el presupuesto
indispensable y necesario de cualquier organización o sistema político nacional y
de la misma Comunidad Internacional. (Héctor Gros Espiell)

Los derechos humanos constituyen mínimos de existencia, y al saberse que serán


respetados y promovidos, la persona se moviliza con libertad para lograr vivir con
dignidad. (Jorge Carpizo)

Conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan


las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben
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ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e
internacional. (Miguel Carbonell)

Hasta la fecha no existe una definición sobre los derechos humanos ampliamente
aceptada; la Declaración Universal de los Derechos Humanos hace referencia a los
derechos que deben ser protegidos, pero no señala concepto alguno.

Los derechos humanos son producto de un tiempo y de las necesidades concretas


de la sociedad y los individuos dentro de unas coordenadas espaciales y temporales
determinadas: "Nacen cuando deben o pueden nacer”.

El que un derecho no esté escrito en forma de una norma jurídica, no significa que
la persona no lo posea, la falta de positividad no implica la falta de dignidad.

Los derechos humanos sólo pueden deducirse de las relaciones sociales de las
que han surgido, las necesidades que en ella se producen y que tomaron la forma
de ley natural al ser presentadas como necesidades eternas.

Los antecedentes más remotos de los DDHH se encuentran en la tradición


occidental y en las versiones del humanismo oriental, tal como el hindú, el chino y
el islámico; también en la sociedad babilónica o hebrea antigua. Son muchos los
acontecimientos que han ido enriqueciendo la definición que hoy tenemos de los
derechos humanos, en este sentido se ha establecido un listado de los momentos
más cruciales.

La historia de los derechos humanos se aborda a través de cuatro líneas evolutivas:


la positivación, la generalización, la internacionalización y la especificación; las
cuales aportan una idea del por qué y para qué surgieron los DDHH en un contexto
histórico determinado. En cada etapa se estudian las luchas que contribuyeron al
avance de los derechos humanos, puesto que la historia de los derechos humanos
es una historia de una lucha: más allá del edificio intelectual que la sustenta, la
historia está llena de sangre y derrotas. Sin lucha e ideas no existirían los DDHH.

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La historia de los derechos humanos no es lineal, ni ascendente. Aún y cuando la
historia muestra los avances que las distintas luchas y movimientos han logrado,
otros acontecimientos históricos han representado graves retrocesos.

A nuestro juicio, la dignidad humana y los valores desarrollados desde su


reconocimiento y respeto no son fundamentos aislados de los derechos humanos,
tal y como son globalmente aceptados en la actualidad. Los derechos humanos no
deben ser protegidos simplemente porque derivan de la dignidad humana y porque
institucionalizan valores ampliamente respetados por la humanidad. Deben ser
protegidos igualmente porque, históricamente, desde la primeras declaraciones de
derechos y, posteriormente, después del fin de la Segunda Guerra Mundial, por
medio de declaraciones y tratados internacionales de derechos humanos, se
construyó —y todavía se está desarrollando— un consenso jurídico no solo
internacional, sino mundial que justifica la propia legitimación de los Estados (o sea,
el reconocimiento de su soberanía239 en la esfera internacional) por medio de la
protección de los derechos básicos de los hombres y de las mujeres, y también
porque tal consenso se mantiene hasta hoy. Ese consenso mundial no se formó de
la noche a la mañana. Los derechos humanos fueron edificados paulatinamente,
por diversos actos sucesivos que reconocieron la igual dignidad de todo ser humano
y declararon o decretaron derechos que se originan en esta igual dignidad.

LAS CARTAS DE DERECHOS EN EL REINO UNIDO

El sistema jurídico inglés fue desarrollado por medio de la aplicación judicial de


reglas y principios. Los derechos surgían de la práctica forense, de la protección
ofrecida por las autoridades judiciales. En este sentido, los remedios procesales
precedían al reconocimiento del propio derecho: remedies precede rights.

A pesar de eso, en el primer milenio de la historia inglesa, la protección de los


derechos de los súbditos en sus relaciones con el soberano dependía, en cierta
medida, de la conveniencia de este último o de la demostración de fuerza e
independencia de los jueces ingleses. Por lo tanto, hacía falta (primero, para la
nobleza; posteriormente, para los burgueses), en el contexto de la monarquía
absolutista inglesa, convencer al monarca a firmar declaraciones o cartas de
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reconocimiento de los derechos comunes de sus súbditos, a fin de fortalecer el
sistema legal de garantía de los derechos individuales.

LAS DECLARACIONES DE DERECHOS EN FRANCIA

La tradición francesa de reconocimiento de los derechos es una historia de grandes


luchas y revoluciones. El más famoso de esos reconocimientos en forma de
declaración es la Déclaration des Droits de L'Homme et du Citoyen du 26 Août 1789
(Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de
1789). No obstante, si buscamos en la historia francesa una fuente de derechos
básicos del hombre, hallamos también el Édit de Nantes, decretado en abril de 1598.
El Edicto de Nantes, firmado por el Rey de Francia Henri IV, es el primer gran
documento normativo de la historia occidental que garantiza la más importante
forma de tolerancia en las relaciones humanas: la tolerancia religiosa.

El propósito del Edicto de Nantes era bastante claro: pacificar las relaciones entre
católicos y hugonotes, garantizando la misma libertad religiosa la misma
participación política y los mismos derechos en general a unos y otros sin distinción.
Su fundamento era la igualdad entre las personas, no considerando la conciencia
religiosa un factor válido de discriminación entre ellos en el ejercicio de sus derechos

El Edicto de Nantes fue una declaración del derecho y deber de tolerancia. La


tolerancia, posteriormente, pasó a ser una base fundamental de la democracia y, en
su dimensión de derecho a la diferencia, es un derecho humano, puesto que la
diferencia en el modo de ser o pensar es una de las consecuencias del ejercicio de
la libertad individual, y esta, la libertad individual, que presupone la existencia de
diferentes posibilidades de ser, pensar o hacer, tiene por fundamento la dignidad
humana.

LAS DECLARACIONES DE DERECHOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE


AMÉRICA

En el último cuarto del siglo XVIII, la conciencia de la existencia de derechos innatos


a la persona por el simple hecho de ser humana alimentó movimientos liberales
preconstitucionales en los Estados Unidos de América y en Francia. En América,
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fue pionera la Declaración de Virginia, de 15 de mayo de 1776, la cual, en su sección
primera, proclama:

“Que todos los hombres son, por naturaleza, igualmente libres e independientes y tienen
ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando ellos entran en el Estado de sociedad, ellos
no pueden, por ningún pacto, estar privados o despojados posteriormente; a saber, el goce
de la vida y la libertad, con los medios para adquirir y poseer propiedades, y la búsqueda y
obtención de la felicidad y la seguridad”

Esa declaración fue hecha por los «representatives of the good people of Virginia»;
sin embargo, al igual que la famosa declaración francesa de trece años después,
está dirigida a toda la humanidad.

Los declarantes de Virginia no sugieren que las personas de aquella colonia serían
libres, iguales y poseedoras de derechos innatos; proclaman que todas las personas
son titulares de derechos que se originan en la propia naturaleza humana, que se
justifican por el propio valor del ser humano. De esta manera, la Declaración de
Virginia es una declaración universal de derechos (humanos, porque son
reconocidos a todos los seres humanos), aunque su eficacia hubiese sido deseada
para los ciudadanos de Virginia.

Los derechos humanos se caracterizan por los siguientes aspectos

Son universales. Los derechos humanos alcanzan a todas las personas, sin
exclusión alguna, ni por su nacionalidad, género, color de piel o creencias.

Son interdependientes. No existen derechos más importantes que otros, sino que
están unidos en un mismo nivel de jerarquía, todos tienen el mismo valor y
conforman un todo.

Son indivisibles. Los derechos humanos no se pueden dividir, no se puede


prescindir de alguno y solo respetar otros.

Son progresivos. Los derechos son irreversibles, aunque se incorporen nuevos


principios. Un nuevo derecho no excluye ni deja en efecto un derecho anterior .

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Finalizada la Segunda Guerra Mundial una vez creada las Naciones Unidas, los
Estados que habían quedado horrorizados con los actos crueles e inhumanos de la
Alemania nazi y el fascismo, alcanzaron un grado de madurez tal, que comenzaron
a aceptar la idea de que debían guiar sus acciones en pro de la defensa y la
protección internacional de los derechos humanos, esto denotó, no sólo la exigencia
a los Estados de cumplir con su obligación primordial y principal de garantizar la
protección interna de los derechos humanos, sino también la creación de una serie
de sistemas de protección internacional de derechos humanos y sus respectivos
mecanismos, basados fundamentalmente, en la dignidad humana.

Se establece así, dos vías de protección internacional, por un lado, el derecho


internacional de los derechos humanos tendiente a determinar la responsabilidad
internacional del Estado y por el otro, el derecho penal internacional tendiente a
determinar la responsabilidad individual penal en la comisión de crímenes
internacionales. Ambos con el objetivo de dar efectiva protección a los DD.HH.
Siendo objeto de evaluación en la presente tesis, sólo la responsabilidad
internacional del Estado frente a violaciones de DD.HH.

Los derechos humanos se han diversificado en su número y se han ampliado de


manera notable en sus alcances. Para explicar esta nueva realidad jurídica en la
doctrina moderna se ha difundido la tesis que distingue varias generaciones de
derechos humanos, según su aparición histórica, lo cual no implica que los derechos
humanos se encuentren jerarquizados o divididos. Actualmente se habla hasta de
seis generaciones de derechos humanos, sin embargo, se afirma que solo las tres
primeras incluyen derechos reconocidos como “humanos”, es decir, en estas tres
generaciones se agrupan los derechos necesarios para el reconocimiento de la
dignidad humana, dicho de otra manera, son los derechos que permiten a las
personas vivir dignamente.

DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS

La primera generación de derechos humanos (derechos de libertad), fruto del


liberalismo político del siglo XVIII, se instaura en las primeras constituciones
escritas, pero adquiere su plena expresión en las leyes fundamentales del siglo
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pasado. En esta generación están ubicados los clásicos derechos individuales, esto
es, los derechos civiles y políticos. En esta generación de derechos se exige del
Estado una actividad de no hacer, el poder público debe observar una actitud de
respeto frente a ellos. En esta generación se encuentran entre otros los siguientes
derechos: Derecho a la vida, a la libertad, propiedad, a una nacionalidad, a la
seguridad personal, igualdad ante la ley, a participar en los asuntos públicos, a votar
y ser votado, al debido proceso, a la libertad de expresión, al recurso efectivo,
libertad de tránsito, de reunión, de asociación pacífica, de pensamiento, de religión,
de conciencia y para tener la cantidad de hijos que cada uno desee.

DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES

Los derechos de la segunda generación están constituidos por los derechos de corte
económico, social y cultural; este bloque de derechos también es conocidos como
derechos de igualdad; en los cuales corresponde al Estado una obligación de hacer.
En este ámbito, el Estado debe actuar como promotor y protector del bienestar
económico y social, es decir, tiene que convertirse en garante del bienestar de todas
las personas dependientes de su jurisdicción, para que éstas desarrollen sus
facultades al máximo, individual y colectivamente. Tales derechos han sido
propugnados desde hace varios años por el constitucionalismo social, entre los
cuales tenemos:

• Derechos económicos: a la propiedad (individual y colectiva), a la seguridad


económica.
• Derechos sociales: a la alimentación, al trabajo (a un salario justo y
equitativo, al descanso, a sindicalizarse, a la huelga), a la seguridad social,
a la salud física y mental, a la vivienda, a la educación.

• Derechos culturales: a participar en la vida cultural del país, a gozar de los


beneficios de la ciencia, a la investigación científica, literaria y artística, a
participar en el desarrollo de la sociedad.

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DERECHOS DE SOLIDARIDAD

Los derechos humanos de tercera generación, llamados también de solidaridad o


de los pueblos, surgieron de la necesidad de proteger los llamados ‘‘intereses
difusos’’ y se inspiran en principios universales cuyo respeto reclama la humanidad,
puesto que se caracterizan por exigir una cooperación internacional real para su
protección por el hecho de ser al mismo tiempo derechos individuales y colectivos,
e interesar a todos por la magnitud de su contenido. Este tipo de derechos, que han
sido impulsados por la comunidad internacional, tienen carácter abstracto. Los
derechos de este grupo son, entre otros: Derecho a la autodeterminación, a la
identidad nacional y cultural, a la paz, al entendimiento y confianza, a un medio
ambiente sano, al patrimonio común de la humanidad y al desarrollo sostenible.
Cabe añadir que pese a la difícil exigibilidad que algunos de estos derechos
presentan, se están sentando precedentes sobre varios de ellos que les imprimen
cada vez mayor concreción, como las políticas y las medidas que se han
emprendido para la protección de la ecología o en bienes patrimonio de la
humanidad.

El sistema internacional de los derechos humanos coloca sólo en el Estado la


obligación de proteger los derechos humanos. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha sostenido que el Estado es responsable no solo por su activa
comisión de violación a los derechos humanos, sino también por omisión, esto es,
por no haber investigado y sancionado la violación de los mismos. Por extensión de
este principio, los particulares -sean personas físicas o jurídico colectivas- pueden
ser partícipes en una violación de derechos humanos cuando sus acciones
concurran con una acción u omisión estatal; siempre es necesaria la participación
estatal, ya sea por acción u omisión. En cuanto a la lesión de derechos cometida
por particulares sin participación estatal, se aplica la legislación común de cada
Estado. Lo mismo ocurre para el caso de que el autor de la lesión sea un agente
estatal, pero actuando como particular.

Hablar de violaciones a derechos humanos no es lo mismo que hablar de delitos.


Los derechos humanos, por un lado, constituyen el conjunto de todas aquellas

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libertades, facultades, y atribuciones que tenemos como seres humanos, de manera
intrínseca y universal, por el sólo hecho de existir. Estos derechos han sido
consensuados y aceptados por las distintas naciones como la base mínima para el
disfrute de una vida digna, independiente de la sociedad en que se viva y de los
ordenamientos jurídicos vigentes, es decir son internacionales pues se han
traducido en una serie de documentos normativos globales como la Declaración
Universal de los Derechos Humanos a través de los cuales las distintas naciones
han adquirido el compromiso de respetarlos, protegerlos, garantizarlos y cumplirlos.
Estos textos cumplen con una tarea fundamental que es la de regular las relaciones
Estado-personas entendiendo al primero, precisamente, como la principal
institución encargada de proteger a la sociedad.

En el caso de los delitos, si bien apuntan a una serie de acciones que violan o
transgreden, estos constituyen prohibiciones normativas creadas por el Estado para
regular las relaciones persona-persona; no sólo son dependientes del contexto
social e histórico de cada nación, sino que limitan su vigencia a un determinado
territorio. Las acciones delictivas, además, no son atribuibles al Estado, sino que
son cometidas por particulares. En este sentido, si un privado comete un delito
existe la posibilidad de acudir a las autoridades por apoyo y solución, pero si son
las instituciones justamente las responsables de brindar protección a la ciudadanía-
las que infringen el daño. En síntesis:

1. Los delitos son creación del Estado, puesto que están tipificados en las leyes, y
los derechos humanos son atribuciones inherentes a la persona.

2. Los delitos son atribuibles a particulares, los derechos humanos son universales.

3. Los delitos determinan culpabilidad, los derechos humanos establecen


responsabilidad.

4. Los delitos son imputables a particulares, la violación de los derechos humanos


es imputables al Estado.

5. La acción penal en contra de los delitos prescribe y la acción en contra de una


violación de derechos humanos no prescribe.
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6. Los que cometen delitos son juzgados por los tribunales ordinarios nacionales, y
la violación de los derechos humanos pueden ser juzgados por tribunales
internacionales

7. Los delitos son cometidos por particulares y la violación de los derechos humanos
se da cuando una autoridad es la que comete la transgresión, amparado por todo el
poder que este le otorga

Reflexionar sobre la fundamentación de los derechos sigue siendo esencial para


comprender cuándo estamos en presencia de un derecho humano, así como la
importancia de estos derechos en el ordenamiento jurídico. Fundamentar los
derechos humanos significa ofrecer razones últimas que muestren por qué es bueno
comportarse de acuerdo a lo que prescriben.

Es decir, se trata de ofrecer razones que sirven para identificar lo humano de estos
derechos y que justifican la calificación de algo como un derecho humano. La
fundamentación de los derechos no puede hacerse remitiendo al propio
ordenamiento jurídico.

La justificación racional de los derechos humanos no puede ser puramente


normativa-legal, sino que debe ser una realidad objetiva, distinta al derecho; en ese
sentido la fundamentación de los derechos humanos no puede ser más que moral,
porque las razones últimas que puede esgrimir un sujeto para actuar de una
determinada forma son necesariamente razones morales. Por lo anterior se estima
que los fundamentos de los derechos humanos son los valores de la dignidad
humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad.

El sujeto de los derechos humanos puede definirse como la persona o grupos de


personas a las que va referida la titularidad, ejercicio y garantías de los derechos
humanos. Atendiendo a la doble posición activa y pasiva, que pueden adoptar los
sujetos de derecho en relación a los derechos humanos, se puede hablar de un
sujeto activo y de un sujeto pasivo de los de los derechos humanos.

Sujeto pasivo: es a quien se reclama el reconocimiento y garantía del derecho


humano de que se trate. Es el titular del deber.
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Sujeto activo: es el titular del derecho respecto del cual se reclama la defensa y
garantía. Es el titular del poder.

El sujeto activo o titular de los derechos humanos pueden ser:

La persona humana (física): a título individual, es por excelencia, el sujeto o titular


primario de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Las personas jurídico-colectivas: Se reconoce a las personas jurídicas la titularidad


de los derechos humanos. Ello en la medida en que tales derechos resulten
necesarios para la consecución de sus fines y la protección de su existencia e
identidad, así como el libre desarrollo de sus actividades.

Los pueblos o las grandes colectividades humanas: Estos grupos también son
titulares o sujetos de derechos humanos. Entre tales derechos se pueden mencionar
como ejemplo: el derecho a la autodeterminación de los pueblos; el derecho al
desarrollo humano; el derecho a la paz; el derecho a un medio ambiente sano y el
derecho de protección del patrimonio común de la humanidad.

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Conclusión
La historia nos demuestra que las grandes catástrofes contra los valores
humanistas, contra la dignidad humana, contra los derechos humanos, no fueron
causadas simplemente por la existencia de hombres «malos». Como bien enfatizó
Hannah Arendt, los mayores crímenes contra la humanidad contaron con la
participación de hombres comunes, de personas «ordinarias» que seguían órdenes
aparentemente legales, soberanas.

Se puede afirmar que la resistencia contra el mal y contra los crímenes contra la
humanidad tampoco puede encomendarse solo a los mecanismos formales de
implementación de los sistemas de derechos humanos. Para que los hechos
repugnantes, tales como el holocausto que sufrieron los judíos (o las torturas y la
desaparición forzada de presos políticos, tan comunes en la América Latina de la
segunda mitad del siglo XX), no ocurran nunca más, hace falta, ante todo, una
integración axiológica, es decir, es necesario que la cultura de respeto a los
derechos humanos sea incorporada a la vida cotidiana (incluso en las vidas
familiares, domésticas) de todos los pueblos del planeta, a fin de que las normas de
derechos humanos no sean consideradas normas alienígenas, extranjeras,
impuestas por centros supranacionales de poder, sino que sean estimadas y
cumplidas por todos los pueblos como normas compatibles y adecuadas con sus
propios sistemas culturales y morales, de forma que así se legitimen como normas
jurídicas de los sistemas jurídicos desarrollados por todas naciones.

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Referencias

• ABE, Masao: «The buddhist view of human rights», en Human rights and
religious values: an uneasy relationship?, editado por Abdullahi Ahmed An-
na'im, Jerald G. Dort, Henry Jansen y Hendrik M. Vroom, Amsterdam-New
York, Editions Rodopi, 2004.

• ABRAMOVICH, Víctor, y COURTIS, Christian: Los derechos sociales como


derechos exigibles, 2ª ed., Madrid, Editorial Trotta, 2004.

• ADENEY, Frances S.: «Human rights and responsability: christian


perspectives» en Christianity and human rights: influencies and issues,
editado por Frances S. Adeney y Arvind Sharma. Albany, State University of
New York, 2007.

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