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AQVILA LEGIONIS

Cuadernos de Estudios sobre el Ejército Romano

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17 - 18
2014 - 2015
AQVILA LEGIONIS
Cuadernos de Estudios sobre el Ejército Romano

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17-18
(2014-2015)

ARTÍCULOS:

CURCHIN, Leonard A.
In adversa tempestate: The impact of weather on Roman military
and naval operations .............................................................................................. 9-21

AÏT AMARA, Ouiza


Le cheval en Numidie: bilan des connaissances ............................................. 23-44

BELLUCCI, Nikola
Considerazioni sulla seconda campagna di Shapur I (attraverso le fonti
degli avvenimenti durani) ..................................................................................... 45-71

LÓPEZ CASADO, Roberto


El ejército romano y su tratamiento en la ficción cinematográfica:
El caso de Lucius Vorenus ....................................................................................... 73-90

PEREA YÉBENES, Sabino


Oficiales ecuestres (tribuni militum legionis XII Fulminatae)
probables protagonistas de la expedición contra los alanos en
tiempos de Hadriano .............................................................................................. 91-109

HISTORIOGRAFÍA:

BRUNO, Bianca
Gli ultimi anni della Guerra Sannitica (292-290).................................................. 111-136
CRÍTICA DE LIBROS - REVIEWS:

OLTEAN, Radu: Dacia. La conquista romana. Volumen I. Sarmizegetu-


sa, Desperta Ferro Ediciones, Madrid, 2015 (por D. Soria Molina) .......... 137-139
CRESPO PÉREZ, Carlos: La condenación al olvido (Damnatio Memo-
riae). La deshonra pública tras la muerte en la política romana (Siglo I-
IV d.C.), Signifer Libros, Madrid-Salamanca, 2014 (por J. Ortiz
Córdoba) .................................................................................................................. 139-142
BABUT, Ernest-Charles: La guardia imperial y el cuerpo de oficiales del
ejército romano en los siglos IV y V d.C. - La adoración de los empera-
dores y los orígenes de la persecución de Diocleciano. Signifer Libros,
Madrid-Salamanca, 2014 (por A. Alba) ........................................................... 142-144
BARBERO, Alessandro: Adrianópolis: el fin del imperio romano, Ariel,
Barcelona, 20142ª (por J. Mª Soto Aboal) ......................................................... 144-146

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA .............................................................. 147-157


El ejército romano y su tratamiento en la ficción
cinematográfica: El caso de Lucius Vorenus

Roberto LÓPEZ CASADO1


Universidad de Valladolid
rolopez14@gmail.com

RESUMEN: El presente trabajo analiza la visión que del ejército romano de fines de la
República aporta la serie televisiva Roma. El principal objetivo del siguiente estudio es analizar el
rigor histórico de la serie Roma tomando como punto de partida la trayectoria civil y militar de uno de
los protagonistas, Lucius Vorenus. A partir de las fuentes históricas de época romana y de la
historiografía posterior llevamos a cabo el estudio del cursus honorum de Lucius Vorenus.

PALABRAS CLAVE: Roma, serie de TV. Ficción e Historia. Licius Vorenus.

ABSTRACT: This research is based on the television series Rome, in order to analyze the vision
that appears in it about the Roman army at the end of the Republic. The main aim of this study is to
analyze the historical accuracy of the series taking as its starting point the civil and military career of
one of the protagonists, Lucius Vorenus. From the historical sources of Roman time and the later his-
toriography we carry out the study of the cursus honorum of Lucius Vorenus.

KEY WORDS: Roma, TV series. Fiction and History. Licius Vorenus.

Texto recibido el 17 junio 2015


Aceptación: 20 de julio 2015
BIBLD [1578-1518(2014-2015)17-18; 73-90]

1. INTRODUCCIÓN

A través del “séptimo arte” la Historia de la Antigüedad clásica ha sido for-


midablemente difundida2, a pesar de contar con numerosos anacronismos e impre-
cisiones en cuanto al rigor histórico. La principal dificultad que surge a la hora de
producir una película o una serie histórica es el problema de la representación del
pasado, ya que el pasado no existe y todo lo que se conoce de tiempos pretéritos
son las interpretaciones aportadas por la historiografía, a través de un método
científico aplicado a las fuentes que se conservan de la Antigüedad. Por lo tanto, el

1
Becario FPI-UVa adscrito al Área de Historia Antigua del Departamento de Historia Antigua y
Medieval de la Universidad de Valladolid.
2
DUPLÁ ANSUÁTEGUI, 2011, p. 95.

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El caso de Lucius Vorenus

pasado y la historia son dos cosas diferentes3. Al fin y al cabo, el filme no deja de
ser una representación del pasado basada en otras representaciones del mismo,
donde intervienen una serie de códigos que hacen más complejo el propósito de
escenificar la antigüedad. En esta puesta en escena de los tiempos pasados se incu-
rre en el error del anacronismo. De hecho, rodar una película fundamentada en el
pasado es un anacronismo en sí mismo. Además, estaríamos presenciando un doble
anacronismo, ya que todo presente ignora lo que va a suceder después. Entonces
quizás debiéramos preguntarnos ¿es factible realizar un sincretismo entre el cine y
la historiografía? Es necesario tener presente la doble finalidad del cine: si bien es
un negocio, cuyo principal objetivo es llegar a un público masivo y obtener rentabi-
lidad económica; sin embargo no deja de ser un discurso mediante el cual la reali-
dad puede ser explicada4. Por lo tanto, partiendo de estas premisas no se puede exi-
gir al cine que se transforme en un aula universitaria. Aun así, una aproximación
verosímil en su contenido histórico redundaría en un mayor prestigio para dicha
producción, al menos en el ámbito científico y académico. No obstante, la idea del
“anacronismo necesario” cuando se trata de arte, en tanto en cuanto que el artista
pueda conectar con su público5, en mi opinión continúa siendo un desacierto, ya
que si una producción cinematográfica desea centrar su relato en una época
histórica o lo presenta como basado en hechos reales, existen innumerables estu-
dios científicos que abordan el contexto histórico a los que debería ceñirse en la
pretensión de acercarse a una ambientación en el antigüedad6, asumiendo de ante-
mano que aunque podamos acercarnos al pasado a través de las fuentes históricas,
este no se puede representar. Ante todo, no se debe perder la perspectiva histórica
establecida por los historiadores a partir de un método científico, máxime cuando
existen especialistas que pueden asesorar durante la elaboración del guión y en la
fase del rodaje. En este sentido, comparto la frase de Luciano Canfora en el
Corriere della Sera acerca de la serie Roma: divulgare errori è il peggio che si
possa fare7.
Lógicamente, Roma ha sido objeto de una atención pormenorizada por parte
de la industria cinematográfica, lanzando producciones centradas en personajes o
acontecimientos trascendentales de su historia que intercalan contenido histórico y
mensajes políticos, más fácilmente asimilables por el gran público debido a la
herencia recibida del mundo grecorromano. Sin embargo, ante ese afán de media-

3
GAVILÁN DOMÍNGUEZ, 2008, p. 130.
4
MARTÍNEZ GIL, 2013, p. 353.
5
PÉREZ GÓMEZ, 1996, p. 244.
6
Es llamativo el hecho acaecido durante el rodaje de la película Tierra de faraones (1955), donde
el director Howard Hawks quiso grabar con caballos. Avisado por Howard Noël, asesor histórico del
filme, de la inexistencia en aquel tiempo de caballos, planteó rodar la película con camellos. Tras las
pertinentes indicaciones de Noël sobre la ausencia de camellos, Howard Hawks se negó a dirigir la
película si no contaba al menos con estos animales durante el rodaje.
7
DUPLÁ ANSUÁTEGUI, 2011, p. 99.

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dos del siglo XX de concienciar políticamente a través de una proyección


histórica8, actualmente la mayor parte de la población se encuentra en un estado de
letargo, por lo que se impone un tipo de producciones que cumplan el objetivo de
entretener, exponiendo un relato que acusa un evidente “presentismo”, lo que en
cierta medida acaba con la realidad histórica9, pero también conecta al espectador
con el tema histórico que está visionando. Un ejemplo de este patrón lo encontra-
mos en la película Pompeya (2014) donde un esclavo y una joven perteneciente a la
nobilitas se enamoran bajo un concepto de amor propio del siglo XIX y del Ro-
manticismo, buscando la manera de burlar al destino para lograr estar juntos. La
Antigüedad es la época más propensa para representar temas actuales que busquen
crear una conciencia o posición clara respecto a un asunto político concreto, debido
no solo a la distancia cronológica e histórica con respecto a la actualidad, sino
también a causa de la identificación como propios de los ideales de la cultura gre-
corromana, con la que el espectador se siente identificado10.
En este trabajo tratamos de analizar el rigor histórico de la serie Roma, co-
producida por la HBO, la BBC y la RAI entre 2005-2007 y creada por John Milius,
William J. MacDonald y Bruno Heler, asesorados históricamente por Jonathan
Stamp. Para este cometido tomamos como punto de partida la trayectoria civil y
militar de uno de los protagonistas, Lucius Vorenus. La serie en cuestión relata los
acontecimientos acaecidos tras el final de la guerra de las Galias, cuando Julio
César se alza con la victoria en Alesia (52 a.C.) y comienza su camino hacia el po-
der absoluto en Roma, una vez liquidada la contienda civil contra el bando de los
optimates liderado por Cneo Pompeyo Magno y Marco Porcio Catón entre otros.
Con el asesinato de César en los idus de marzo del 44 a.C. se pone fin a la primera
temporada. La segunda se centra en la figura ascendente de Octavio tras la
adopción por su tío abuelo César, culminada en la toma de Alejandría y la muerte
de su rival Marco Antonio (30 a.C.) lo que le allanó el camino hacia el poder per-
sonal.
En este contexto histórico se desarrolla la trama protagonizada por un perso-
naje real, Lucius Vorenus, atestiguado en los Comentarios a la guerra de las Ga-
lias, de César (5, 44), cuya vida es recreada siguiendo los esquemas del mundo
político y militar romano. Voreno ascenderá en la jerarquía militar del ejército ro-
mano, siendo después promocionado en la carrera política. No obstante, como ve-
remos, este aumento de rango tanto en lo militar como en lo político es ciertamente
sui generis, fruto de un período convulso de crisis política y guerra civil.

8
No obstante, sigue siendo frecuente encontrar elementos políticos subversivos que adulteran las
producciones cinematográficas, aunque ciertamente no son advertidos por la gran mayoría de los es-
pectadores. En la última presentación de El planeta de los simios (2014) el simio antagonista porta el
característico nombre de Koba, de una carga ideología manifiesta, pues era el nombre de guerra de
Stalin.
9
MONTERO DÍAZ, 2011, p. 21.
10
SERRANO LOZANO, 2012, p. 51.

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2. SI VIS PACEM, PARA BELLUM

«Tú, romano, recuerda tu misión; ir rigiendo los pueblos con tu mando. Estas
serán tus artes: imponer leyes de paz, conceder tu favor a los humildes y aba-
tir combatiendo a los soberbios»11.

Esta frase de la Eneida de Virgilio tiene un doble sentido si nos situamos en


la historia de Roma del siglo I a.C., protagonizada por la crisis de la República, las
guerras civiles y los poderes personales. Si bien es cierto que se impondrán leyes
de paz, hay que discernir quiénes eran los soberbios, pues los dos bandos enfrenta-
dos en las guerras civiles se creían en posesión de la legitimidad política y actuaron
en consecuencia. El instrumento empleado para todo ello fue el ejército romano. El
ejército romano ha sido estudiado desde diferentes ópticas desde finales del siglo
XIX. Hasta el presente, la gran mayoría de los trabajos abarcan la propia
institución militar, el asentamiento de los veteranos, la influencia de los milites so-
bre la población civil, los diplomas militares, las huellas arqueológicas de los cam-
pamentos, la controversia del matrimonio del soldado –ius conubii– o la condición
jurídica de la “esposa” y su descendencia12.
La milicia romana sufrió diversas transformaciones en sus planteamientos
tácticos, en su armamento y, finalmente, en su reclutamiento, evolucionando desde
un ejército censitario, nacional y no permanente13, a otro voluntario, profesional y
permanente. En los primeros tiempos, el ejército romano estaba formado por el
ciudadano-soldado14, de manera similar a las poleis griegas de la época arcaica y
clásica. Durante la etapa monárquica, la tradición atribuye al sexto rey de Roma,
Servio Tulio, la realización de un censo de ciudadanos a partir de su capacidad

11
Verg. Aen. 6, 850-853.
12
Pretender citar bibliografía que abarquen estos aspectos superaría las páginas permitidas para el
artículo, por lo que mencionamos una serie de autores principales en sus campos de investigación. La
obra más distinguida sobre el ejército romano como institución es la de Alfred von Domaszewski Die
Rangordnung der römis en Heeres (1908). Más recientemente se han publicado trabajos como los
de Yann Le Bohec (El ejér ito romano: instr mento ara la onq ista de n im erio, 2004) o Adrian
Goldsworthy (El ejér ito romano, 2003). También se han publicado estudios sobre el soldado romano
como el de George R. Watson The Roman Soldier (1969). Acerca de las cuestiones matrimoniales
contamos con la obra de Sara E. Phang The marriage of Roman soldiers (13 B.C.-A.D. 235): law and
family in the imperial army (2001). En cuanto a los diplomas militares los trabajos de Margaret M.
Roxan o de Werner Eck son una referencia obligatoria. Respecto a la arqueología militar los estudios
de Sebastian Sommer para el Imperio y de Ángel Morillo Cerdán para la provincia de Hispania apor-
tan los últimos hallazgos al respecto de esta materia. Por último, se han presentado trabajos acerca de
la historia de género para el mundo militar romano destacando las investigaciones de Carol van Driel-
Murray, Lindsay Allason-Jones o de Penelope Allison.
13
NICOLET, 1982, p. 219.
14
ROLDÁN HERVÁS, 1996, p. 7.

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económica15. La población fue dividida en cinco clases según este censo y cada
clase en centurias hasta un total de 193. Al margen de estas clases se situaban los
proletarii o capite censi. Los ciudadanos pertenecientes a las 5 clases –adsidui o
locupletes– tenían como obligación la participación en el ejército romano,
costeándose cada individuo su propio armamento acorde a sus capacidades
económicas. De este modo, las tres primeras clases proporcionan a la milicia la
infantería pesada, de tipo hoplítico en la época monárquica, mientras que las dos
últimas clases aportaban la infantería ligera, los rorarii16. A estos efectivos se
sumarían las 18 centurias de equites creadas por Servio Tulio. Los proletarii
estarían exentos del servicio militar excepto en situaciones de máximo peligro para
la ciudad, momento en el cual eran llamados a filas (tumultus)17.
A comienzos del siglo IV a.C. el ejército romano fue derrotado en la batalla
de Alia contra los galos senones y, posteriormente, Roma fue saqueada –390 a.C.
La tradición atribuye a Marco Furio Camilo, conquistador de Veyes, vencedor de
los galos y pater patriae, la nueva estructuración táctica del ejército, abandonando
el modelo de la falange por el del manípulo, más flexible y operativo. Además, di-
vide a los soldados según su posición en los manípulos en hastati, principes y tria-
rii, armándoles con el pilum, solo para hastati y principes, y el scutum. También,
en esta época se introdujo el stipendium o paga del soldado, término que será equi-
valente asimismo con los años de servicio18. Con este ejército, al que habría que
sumar las unidades de aliados itálicos –socii– y los destacamentos auxiliares, se
lleva a cabo la expansión romana por todo el Mediterráneo. Sin embargo, las con-
secuencias de este imperialismo iban a provocar un cambio en las estructuras
económicas y sociales, así como en la cultura y en la moral del pueblo romano.
La división social se hacía evidente. Por un lado, la clase dirigente, la aristo-
cracia senatorial (optimates), se habían hecho con la mayor parte de las propieda-
des agrícolas de la península Itálica, enriqueciéndose aún más debido a las guerras
exteriores que proporcionan no solo botín, sino también provincias que gobernar y
esquilmar. Por otro lado, la clase de los pequeños propietarios tendía a reducirse,
obligados a vender sus tierras al no ser rentables su explotación a causa del sistema
latifundista de la nobilitas, trabajados por mano de obra esclava. La salida para es-
tos ciudadanos era convertirse en inquilinos de los terratenientes o emigrar a Ro-

15
Liv. I, 43.
16
GABBA, 1976, p. 2; GUILLÉN CABAÑERO, 1980, pp. 412-413.
17
Valerio Máximo (2.3.1) decía sobre los capite censi: «También son de alabar los honrados sen-
timientos que animaba al pueblo que, entregándose activamente a las fatigas y peligros de la guerra,
permitía que los generales no se vieran en la necesidad de llamar al servicio militar y hacerles prestar
el juramento de fidelidad a los que no poseían más que sus personas, cuya extrema necesidad les
hacía sospechosos por lo que no se les confiaban las armas que serían para la defensa de la
república».
18
MARÍN Y PEÑA, 1956, pp. 18-24.

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ma19, originando un problema de superpoblación de la ciudad, desempleo y absen-


tismo en el campo. Estas circunstancias provocan una crisis en el sistema de reclu-
tamiento censitario. Los pequeños propietarios rurales que formaban parte de la
legión se empobrecen ya que no pueden competir económicamente con las pose-
siones de la aristocracia, convirtiéndose en proletariado, por lo tanto constitucio-
nalmente ineptos para el servicio militar20. Una de las medidas para evitar este des-
enlace fue rebajar, en varias ocasiones, el censo de la quinta clase desde los 11.000
hasta los 1.500 ases a finales del siglo II a.C., debido al progresivo empobrecimien-
to de los propietarios rurales21. De esta situación fueron conscientes Tiberio Sem-
pronio Graco y, sobre todo su hermano, Cayo Sempronio Graco22, quienes desde el
tribunado de la plebe trataron de subvertir esta realidad a través de una reforma
agraria en profundidad. El primer intento lo emprendió Tiberio hacia el 133 a.C.
creando una comisión –tresviri agris dandis adsingandis iudicandis– con el fin de
realizar el reparto de las tierras, tanto del ager publicus como confiscadas a grandes
propietarios, con una extensión máxima de 30 iugera a colonos a cambio de una
retribución anual al estado romano. La oposición en torno a su reforma le costaría
la vida a Tiberio. Sin embargo, 10 años después Cayo continuó con la obra de su
hermano, haciendo aprobar una serie de leyes que favorecían a la plebe. La que
hace mención al ejército es la llamada lex militaris, que no solo buscaba proteger a
los menores de 16 años de la prestación del servicio militar, sino también costear
por parte del estado el equipamiento militar de los soldados23. A pesar de todo, los
Graco suponen el inicio de la crisis política que va a sumir a Roma en las guerras
civiles y en el cambio de sistema político en el siglo I a.C. El punto final a esta
época de conflictos bélicos e inestabilidad política de la República lo representa
Augusto, quien inaugura un nuevo sistema político basado en su persona, el Princi-
pado24. Además, es el encargado de cerrar las puertas del templo de Jano25, dando
por finalizado, pretenciosamente, toda actividad militar en los límites del Imperio.

19
Plutarco recoge en un pasaje de la vida de Tiberio Sempronio Graco (TG. 8, 3-5) esta coyuntu-
ra del campo romano: «Durante un poco de tiempo esta ley contuvo la codicia y ayudó a los pobres a
quedarse en las tierras en las condiciones en las que las habían arrendado y cultivando el lote que cada
uno había recibido al principio. Pero después, los vecinos ricos, empelando nombres falsos, desviaban
hacia sí mismos los arriendos y acabaron apropiándose abiertamente de la mayor parte con su propio
nombre. Los pobres, privados de sus tierras, ya no se prestaron de buena gana para las campañas mili-
tares y descuidaban la crianza de sus hijos, al punto de que rápidamente toda Italia se dio cuenta de
que contaba con pocos hombres libres y estaba, en cambio, repleta de prisioneros bárbaros de los cua-
les los ricos se servían para cultivar sus tierras tras haber desterrado a los ciudadanos».
20
MARÍN Y PEÑA, 1956, p. 50.
21
GABBA, 1976, p. 22.
22
La bibliografía sobre los hermanos Graco es prolija, por lo tanto solamente mencionamos un
pequeño número de obras: BADIAN, 1971, pp. 668-731; NICOLET, 1971; STOCKTON, 1979.
23
GABBA, 1976, p. 7.
24
LE GLAY, 2001, p. 231
25
SOUTHERN, 2012, p. 164. Cass. Dio. 51, 20, 4.

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El gran impulso que recibió el ejército romano en época republicana se atri-


buye a Cayo Mario, general y político de finales del siglo II y principios del I a.C.
Las transformaciones englobadas en la reforma mariana abarcan desde el sistema
de reclutamiento. El ejército se convierte de censitario en voluntario, dando cabida
a los capite censi, que se enrolan por un número determinado de años26; la
organización táctica convirtiendo a la cohorte en la unidad básica en vez del
manípulo; la desaparición tanto de los socii como de los velites y la caballería le-
gionaria, siendo sustituidos por fuerzas auxiliares; la adopción del águila como in-
signia de la legión, proporcionando un espíritu de cuerpo y siendo venerada como
numen legionis; hasta la reforma del armamento y del equipo del soldado, lo que
dará lugar a la expresión mulus marianus, al tener que cargar el soldado con la im-
pedimenta. Sin embargo, no hay testimonios que prueben que todas las reformas
fueron acometidas por una misma persona, aunque tampoco hay datos que contra-
digan dicha atribución27. Por ejemplo, el uso de la cohorte se documenta en el
ejército de Escipión durante la batalla de Ilipa28, aunque pudo ser debido a una co-
yuntura en la organización militar y no un cambio decisivo en la táctica29. Proba-
blemente los cambios que Mario introdujo en el funcionamiento del ejército roma-
no no fueron ni tan novedosos ni tan revolucionarios, no obstante, significaron un
punto de inflexión en el devenir de la historia de Roma: las guerras civiles y el fin
de la República ya que esta legión modificada conseguirá victorias en el campo de
batalla y anexiones territoriales para el Imperio romano –como los éxitos de Sila y
Pompeyo en Oriente o de César en las Galias–, pero también se transformará en el
ejército personal del general que lo lidere, pudiéndolo utilizar para sus fines
políticos. Estos soldados ya no forman parte del ejército de Roma, sino que se con-
vierte en el ejército privado de su general, quien les paga, les hace partícipes del
botín, de la fama y les ofrece recompensas en la licencia, configurando una verda-
dera clientela militar30. De esta forma, los ciudadanos pobres –proletarii o capite
censi– hallan en el ejército no solo un medio de vida, ya que son enrolados por un
período de 20 años, sino también una posible forma de promoción social a través
de los ascensos en la jerarquía militar o tras la licencia con las remuneraciones en-
tregadas por el jefe militar, especialmente un lote de tierras para integrarse de nue-
vo en la sociedad civil. Además, todo ello se ve reforzado a través del juramento

26
Salustio (Iug. 86.2) comentó acerca del reclutamiento llevado a cabo por Mario: «Mientras tan-
to, él siguió alistando soldados sin atenerse a las normas tradicionales, ni enrolando por clases, sino a
todos los que se presentaban voluntarios, los más de ellos proletarios, no admitidos antes en el servi-
cio militar». Para GABBA, 1976, p. 12 este método de alistamiento es el proceso lógico de la
proletarización de la milicia ciudadana que empezó desde la segunda guerra púnica.
27
MARÍN Y PEÑA, 1956, p. 48.
28
Plb. XI, 23, 1-2.
29
MARÍN Y PEÑA, 1956, pp. 55-58.
30
GABBA, 1976, p. 27; LE GLAY, 2001, p. 263.

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militar, realizado en su nombre31. Esta recompensa va a depender del comandante


para el que luchan, por lo que defenderán su causa sea cual fuere esta, aunque ello
significara atacar la propia Roma y cruzar el pomerium armados. Sila será el primer
general que se sirva del ejército profesional para obtener el poder32. Esta
profesionalización de las legiones sentará las bases que pondrán fin al gobierno
republicano33.

3. EL CASO DE LUCIUS VORENUS

Lucius Vorenus fue un centurión de una de las legiones de César sobre el que
la serie Roma concibe un personaje de ficción, con un cursus honorum inventado,
siendo uno de los protagonistas de esta producción. De la misma manera que una
novela histórica, la historia de Roma se presenta al espectador a través de las mi-
siones que lleva a cabo Voreno.
Según el relato de Cayo Julio César, Lucius Vorenus era un centurión de una
legión incierta, ya que César en su descripción no remite su numeral, dirigida por el
legado Quinto Tulio Cicerón, hermano del famoso orador, atacada por los nervios
en el 54 a.C., que destaca en combate junto a su compañero Titus Pullo. Ambos
son centuriones que pugnan no sólo por su vida contra los enemigos galos, sino
también por el honor de ser nombrado primus pilus, el primer centurión de la
legión, que tenía el honor de formar parte del consejo del general. En la narración,
ninguno de los dos lo consigue ya que ambos están igualados en coraje, fuerza y
destreza, salvándose la vida mutuamente. El pasaje de César nos relata lo siguiente:

Había en esta legión dos centuriones muy valerosos, Tito Pullo y Lucio Voreno, a punto de ser
promovidos a primera lanza. Andaban éstos en continuas disputas sobre quién debía ser elegi-
do, y cada año, con más ardor, se disputaban el derecho. Pullo, uno de los dos, en el mayor ar-
dor del combate al borde de los fosos, dijo: ¿En qué piensas, oh Voreno?, ¿A qué esperas para
mostrar tu valentía? Este día se decidirá nuestra disputa. Diciendo esto, saltó los parapetos y
embiste al enemigo por la parte más fuerte. No se quedó atrás Voreno, sino que temiendo la
censura de todos, lo siguió a corta distancia. Arrojó Pullo contra los enemigos su pilum, atra-
vesando de parte a parte a uno que se adelantó de entre los enemigos, el cual herido de muerte,
es protegido por los escudos de los suyos, y todos ellos cargaron contra Pullo, cerrándole el
paso. Roto el escudo, una espada le golpeó en el cinturón. Le salvó del golpe la vaina, pero
por mucho que forcejeó, no pudo sacar la espada: y así lo rodearon los enemigos. Acudió en
su ayuda su rival, Voreno, y socorriéndole en el momento de más peligro; Así, ahora el ene-
migo se lanza sobre él, dando a Pullo por muerto de la estocada. Aquí Voreno, espada en ma-
no, se batió con ellos cuerpo a cuerpo, matando a uno y obligando a retroceder a los demás.
Yendo tras ellos con demasiado ímpetu, resbaló cuesta abajo, y cayó derribado en la tierra. Pu-

31
Los soldados de Sila le juran fidelidad cuando desembarcó en Brundisium en el año 83 a.C.
(Plut. Sull. 27, 3).
32
LE GLAY, 2001, p. 264.
33
Como dice HARMAND, 1967, p. 483: “Peu à peu, la médecine marienne devient posion”.

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El caso de Lucius Vorenus

llo, que lo vio rodeado de enemigos, corrió a ayudarle, y al fin ambos, sanos y salvos, después
de haber dado muerte a muchos, volvieron al campamento cubiertos de gloría. Así los guió la
fortuna durante el combate mientras el uno protegía la vida del otro, sin que pudiera decirse
34
cuál de los dos había merecido por su valor ser nombrado primus pilus .

Titus Pullo será mencionado en la obra De Bello Civili (3, 67) parece ser que
luchando contra César en Dyrrachium tras una traición al ejército de Cayo Anto-
nio, legado de César y hermano de Marco Antonio; sin embargo, Voreno no
volverá a aparecer en el relato de César.
El personaje de ficción no solo recrea una carrera político-militar cuanto
menos curiosa, sino también está cargado de una serie de aspectos sociales,
políticos, morales y religiosos que evolucionan con el suceder de los acontecimien-
tos que sufre el protagonista.
Respecto a los aspectos político-militares, Lucius Vorenus es considerado en
la serie como centurión de la decimotercera legión, desconociendo qué rango
poseía entre los centuriones. Sin embargo, en el primer capítulo de la primera tem-
porada, nuestro protagonista aparece luchando en primera línea de batalla al frente
de la decimotercera legión en Alesia. No se aprecia la longitud del frente ni la
disposición de las legiones para valorar qué rango podría tener nuestro protagonis-
ta. En este momento apreciamos dos incongruencias con relación al relato cesaria-
no: no se especifica a qué legión pertenecía Voreno, y cuando aparece es en la lu-
cha contra los nervios y eburones, no en Alesia, aunque lógicamente estaría en la
batalla final. No obstante, en un instante posterior del mismo capítulo un oficial
romano se dirige a Voreno como segundo centurión –cargo que ostentaría en el
relato cesariano, probablemente princeps prior al optar al puesto de primus pilus35–
, a la hora de encomendarle, junto con Titus Pullo, la misión de recuperar el águila
robada de César. En el segundo capítulo, Octavio invita a su casa tanto a Lucius
Vorenus como a Titus Pullo, presentando al primero a su madre como primer
centurión. El rango de primus pilus de Voreno se confirma cuando él mismo, en el
tercer episodio, se presente ante los dioses como “ex primer centurión, primera co-
horte, decimotercera legión”. Siguiendo en esta primera temporada, en el quinto
capítulo, Erastus Fulmen se refiere a Lucius Vorenus, en la charla que mantienen
los dos en las termas, como primer centurión, confirmando el cargo mencionado
anteriormente. En relación a su despliegue en el campo de batalla y las menciones
que se hacen en la serie, además de lo relatado por César, podemos establecer la
hipótesis de que Lucio Voreno sería un primus pilus de la XIII legión de Cayo Ju-
lio César, por lo tanto habría conseguido el anhelado ascenso por el que pugnaba
en el relato del dictador.
El centurión constituía la espina dorsal del ejército romano. Polibio dice de
ellos: «Es deseable que los centuriones, más que osados y temerarios, sean buenos

34
Caes. Gall. 5, 44.
35
RADIN, 1915, p. 311.

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El caso de Lucius Vorenus

conocedores del arte de mandar, que tengan presencia de ánimo y que sean firmes
no solo para atacar con sus tropas aún intactas, o bien al principio del combate, si-
no también para resistir cuando están en inferioridad de condiciones o en un aprieto
y para morir sin abandonar su puesto»36.
Estos hombres eran expertos luchadores, con aptitudes administrativas y una
disciplina férrea que debían transmitir a su centuria. El acceso a este cargo en
época republicana según Polibio se llevaba a cabo por elección en relación a los
méritos37. Dentro del centurionado había una serie de rangos que conservaban los
nombres tradicionales de las acies republicanas: hastatus, princeps y pilus
(también llamado triarius). Además, cada rango recibía la denominación de prior y
posterior, excepto el primer centurión de la primera cohorte, denominado primus
pilus38. El cargo de primer centurión era el máximo rango al que podía aspirar
cualquier soldado en la legión tras un prolongado servicio. César menciona alguno
de sus primi pili como Publius Sextius Baculus39 o Caius Crastinus40. En el Alto
Imperio se han recopilado epígrafes de primi pili con una edad superior a los 50
años41. Una vez finalizado el servicio como primer centurión, las puertas del orden
ecuestre se abrían facilitando el desempeño del cargo de tribuno en los cuerpos mi-
litares de Roma o alguna prefectura o procuratela42.
Como centurión, apreciamos una inexactitud en el primer capítulo de la pri-
mera temporada relacionada con indumentaria militar de Lucius Vorenus, ya que
porta el gladius en el costado derecho de la misma manera que lo llevaría un miles.
Sin embargo, siendo centurión debería tener la espada en el lado izquierdo.
Voreno abandona la legión poco después del paso del Rubicón, cuando llega
a Roma en cumplimiento de una misión ordenada por César. En este momento nos
encontramos con una cierta contradicción en el aspecto político y moral del perso-
naje en cuestión, ya que no es fiel a sus convicciones ideológicas más profundas.
La serie presenta a Lucius Vorenus como seguidor de los planteamientos de Marco
Porcio Catón, es decir, del orden tradicional de la República. Si bien esta inco-
herencia política puede estar justificada en un primer momento debido al juramento
militar43, es ininteligible en el instante en que se vuelve a alistar a las órdenes de

36
Plb. VI, 24, 9.
37
Plb. VI, 24, 1.
38
RADIN, 1915, p. 310.
39
Caes. BGall. 2, 25; Caes. BGall. 3, 5; Caes. BGall. 6, 38.
40
Caes. BCiv. 3, 91.
41
DOBSON, 1993, p. 204. Retonius Lucius (CIL, III, 11301) alcanzó el primopilado con 78 años,
realizando un servicio de 58 años. Lucius Maximius Gaetulicus (AE, 1985, 735) sirvió 57 años en el
momento de lograr el ascenso a primus pilus.
42
DOBSON, 2000, p. 152.
43
También llamado iusiurandum. En la Roma primitiva el sacramentum era entendido no solo
como un compromiso guerrero, sino también religioso a la vez. Romperlo podría alterar la pax deo-

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Marco Antonio y, por lo tanto, de César, el antagonista político de Catón. Además,


en la serie la renuncia de Voreno parece estar vinculada más a recuperar el tiempo
perdido con su familia, que por sus convicciones políticas.
Otra característica que la serie Roma ofrece sobre el personaje de Lucius Vo-
renus es su condición de pater familias que tiene a su cargo a su mujer y a sus dos
hijas –y también al hijo de su mujer con otro hombre, que a él le presentaron como
su nieto, ya que la esposa de Voreno, Niobe, pensó que este había muerto al no lle-
gar los emolumentos de su marido tras ocho años de campaña en las Galias y
cometió adulterio. El matrimonio que mantiene el primus pilus es considerado
legítimo, ya que el propio Voreno asegura que tuvo que pedir una dispensa para
poder casarse. En tiempos de la República, los soldados en servicio activo se
podían casar, pero no podían convivir con su mujer44. Sin embargo, en época de
Augusto se privará del ius conubii a los milites, no siendo recuperado hasta el 197
tras las reformas de Septimio Severo45. No obstante, no hay una exactitud acerca de
los rangos a los que afectaba la prohibición que impedía contraer legítimas nupcias,
estando eximidos de esta restricción los oficiales y, probablemente, los centuriones
y los principales o, al menos, los matrimonios de ambos eran tolerados46. En la se-
rie, el peso otorgado a la familia es fundamental, pues lógicamente son coprotago-
nistas y en torno a ellos gira una parte de la trama.
En la primera temporada Voreno trata de recuperar el tiempo perdido con su
familia, ya que mientras él luchaba en las Galias sus hijas crecieron hasta tal punto
que su padre era un auténtico desconocido. En este sentido, como hemos mencio-
nado anteriormente, Lucius Vorenus dejará la legión más por razones familiares
que políticas. Le vemos ejercer de pater familias al formalizar el matrimonio de su
hija o como sacerdote en los ritos de los dioses familiares. Sin embargo, en el
capítulo duodécimo de la primera temporada su situación familiar acabará en de-
sastre, ya que su mujer se suicida arrojándose al vacío desde su vivienda y él mal-
dice a sus hijos, aunque luego se arrepentirá de tal hecho. Cuando comienza la se-
gunda temporada, la condición política, social y familiar de Lucius Vorenus sufrirá
un giro de 180 grados, ignorando el nivel socioeconómico al que fue elevado por
César, sus posesiones territoriales y las riquezas que habría podido acumular debi-
do a su nuevo status senatorial. Los vínculos afectivos paterno-filiales no solo des-
aparecen, sino que se vuelven hostiles, llegando hasta la traición de su propia hija
mayor en el ámbito de lo privado con repercusiones en la esfera política, lo que
hará que Voreno abandone Roma enrolándose de nuevo bajo el mando de su anti-
guo jefe Marco Antonio, quien iba a partir para Egipto tras el acuerdo de Brundi-
sium con Octavio.

rum, el acuerdo entre dioses y hombres que regía la vida de los romanos. Vid. VENDRAND-VOYER,
1983, pp. 41-42.
44
RENZ, 1972, p. 73.
45
CAMPBELL, 1978, p. 160; PHANG, 2001, passim
46
PHANG, 2001, passim.

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El caso de Lucius Vorenus

Esa transformación que experimenta el personaje de Lucius Vorenus a lo lar-


go de la serie se manifiesta también en el terreno religioso. Voreno representa el
prototipo de romano piadoso hasta el extremo –llevará la cuenta de los enemigos
abatidos para posteriormente realizar sacrificios a los dioses–, como pater familias
dirige el culto de su familia, realiza sacrificios propiciatorios antes de embarcarse
en cualquier empresa –ya sea mercantil o militar. Sin embargo, en la segunda tem-
porada la cuestión religiosa sufre también un giro al abandonar el culto a las divi-
nidades olímpicas y venerar a las deidades ctónicas –hace llamarse “hijo de
Hades”. Este ensalzamiento de los dioses del inframundo se puede contextualizar a
raíz de su nueva situación profesional, ya que se convierte en el jefe del collegium
del Aventino, donde tiene que mantener el control de los barrios del Aventino a
través del miedo y de la violencia sobre el resto de collegia, que actúan como ver-
daderas bandas armadas, persiguiendo cada una sus propios intereses y sembrando
el caos en las calles de esta zona de Roma. Por este motivo, Julio César disolvió los
collegia consintiendo únicamente a los más antiguos con funciones sociales y reli-
giosas47.
Como hemos mencionado anteriormente, Lucius Vorenus no pasará como
cives mucho tiempo ya que en el cuarto capítulo se reengancha a petición de Marco
Antonio, iniciando la fase conocida en las fuentes antiguas como evocatio48. Los
evocati eran soldados veteranos que se reenganchaban al ejército a petición de un
jefe militar. Servio decía de ellos que non sunt milites, sed pro milite49, pudiendo
constituir una unidad independiente, como los veteranos de Octavio en Mutina50, o
aparecer distribuidos en las legiones, como los evocati de Pompeyo en Farsalia51.
Su vuelta a la legión les confería un mayor rango y, sobre todo, unos emolumentos
superiores al resto de soldados52. El puesto que adquiere Voreno tras su vuelta a la
legión es el de praefectus evocatorum53, es decir, sería el oficial que estaría al
mando de la unidad de los veteranos reenganchados. Parece ser que en este puesto
nuestro protagonista se licencia, acumulando honor, prestigio y riquezas que le
promocionarían en el orden social de Roma, predisponiéndole para ejercer cargos
civiles y militares más elevados. En este sentido, la serie Roma hace referencia a
una categoría exclusiva del ejército romano como es el evocatus, sin paralelos en
otros ejércitos. Otras producciones filmográficas que se acercan a la legión, como
La legión del ág i la (2011) o Cent rión (2010), se centran en figuras más tradicio-
nales de la jerarquía militar romana como eran los centuriones, auténticos estandar-

47
Suet. Iul. 42, 3.
48
Sobre los evocati vid. DOMASZEWSKI, 1967, pp. 77-78; DURRY, 1968, pp. 117-126.
49
Serv. Aen. 2, 157.
50
App. B. Civ. 3, 40.
51
Caes. BCiv. 3, 88.
52
GUILLÉN CABAÑERO, 1980, pp. 447-448
53
Cicerón (Fam. 3, 6) alude a este cargo, por otra parte poco frecuente en las fuentes clásicas.

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tes de las legiones. Incluso en el Nuevo Testamento, el cargo militar más mencio-
nado es el de centurión, siendo junto al tribuno los únicos grados de la legión que
aparecen en la Biblia.
Una vez acabada la guerra civil, comienza la carrera política de Lucius Vo-
renus. César le insta a que se presente a las elecciones como magistrado, sin espe-
cificar el cargo concreto que desempeñaría. Existen ejemplos epigráficos de la
época final de la República y sobre todo en el Alto Imperio de centuriones y otros
oficiales militares que, una vez se licenciaron, se establecieron en un municipio o
colonia romana y ejercieron diversas magistraturas54. El culmen de este cursus
honorum sui generis es el acceso al rango de senador, nombrado directamente por
César, convirtiéndose de este modo en un homo novus, al igual que otros políticos
romanos contemporáneos de esa época como Marco Tulio Cicerón. Otra circuns-
tancia incongruente que presenta la serie es la residencia de Voreno en una insula.
Desde el mismo instante en que se convierte en primus pilus o praefectus evocato-
rum, incluso magistrado, la vivienda acorde con su jerarquía social no se refleja en
la serie. El apego por la insula no es históricamente real, sobre todo si es un sena-
dor, con una serie de rentas procedentes principalmente de la tierra, el que vive allí.
Si bien, se menciona que se haría construir una casa en su propiedad rural –villa–,
no se deja constancia de lo mismo en Roma, donde podría haber comprado una
domus acorde a su nuevo rango en la cima de la sociedad. La posesión de una casa,
junto a la formación de una familia eran los principios capitales en la vida de un
romano, ya que en la casa se celebraba el culto a los antepasados, siendo continua-
do por los descendientes55.
El ascenso fulgurante de Lucius Vorenus desde el centurionado hasta el Se-
nado de Roma, desde el punto de vista ortodoxo de la política romana es
prácticamente imposible, salvo en una situación de crisis política y/o dictatorial
como el siglo I a.C. Ya Sila aumentó el número de senadores a 600, entre los que
había oficiales militares56. César volvió a incrementar el número de senadores hasta
un total de 900 miembros, escogidos entre sus propios soldados y entre los nuevos
ciudadanos romanos de comunidades extraitálicas57. En un supuesto teórico, Vore-

54
En Hispania cotejamos epígrafes correspondientes a centuriones que, tras su merecida licencia,
ejercen diversas magistraturas –especialmente el cargo de duunvir– en los municipios y colonias ro-
manos.
CILA, III, 442. Martos (Jaén): C(aio) Iulio L(uci) f(ilio) Ser(gia) / Scaenae decurio[ni] / eq(uitum)
centurioni / hastato primo / leg(ionis) IIII IIvir(o) / Laeta filia. Caius Iulius Scaena fue hastatus prior
de la cuarta legión y, tras su retiro del ejército, duunvir en Tucci entre la época de Augusto y Tiberio.
HEp, 11, 457. Écija (Sevilla): L(ucio) Cani[ni]o L(ucii) f(ilio) Pap(iria tribu) / Pompt[in]o
cent(urioni) leg(ionis) / II (sic) Pansianae p(rae)p(osito) c(o)hor(tis) / III auguri II vir(o) / Arria uxor.
Lucius Caninius Pomptinus fue centurión de la II legión Pansiana y praepositus cohortis. Una vez
licenciado ejerció los cargos de duunvir y augur en Astigi a finales del siglo I a.C.
55
GUILLÉN CABAÑERO, 1977, p. 111.
56
CHRIST, 2006, p. 107.
57
Suet. Iul. 41, 1; Cass. Dio, 43, 47, 3; CARCOPINO, 1974, p. 487.

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no bien pudo ser promovido por César al rango de senador tras haber desempeñado
una carrera militar con éxito. En la serie, Voreno es nombrado senador con el fin
de convertirse en el guardia personal de César en el Senado. No obstante, el au-
mento de senadores por parte de César satisfacía este principio de seguridad del
dictador, además de transformarse en un órgano sumiso a la política de César. El
ejemplo de Lucius Vorenus pudo estar basado en Caius Fuficius Fango, un vetera-
no militar de César que fue nombrado senador y, posteriormente, gobernador de
África por Octavio58.
Tras la muerte de César en los idus de marzo del 44 a.C. concluye la primera
temporada de la serie Roma.
En la segunda temporada, la carrera política de Lucius Vorenus parece des-
vanecerse sin ninguna explicación, perdiendo todo tipo de rango y de riquezas, co-
mo si sus posesiones fueran expropiadas o destruidas, y en lugar de esto toma for-
ma la figura de jefe del collegium del Aventino. A este cometido llega Voreno por
orden del cónsul Marco Antonio, tras dar muerte a Erastus Fulmen, quien contro-
laba el Aventino a través de su banda armada. Erastus Fulmen había capturado a
los hijos de Voreno por una afrenta que mantuvieron en el pasado. Sin embargo, al
enterarse el antiguo primer centurión del paradero de sus hijos acudió junto con su
commilito Titus Pullo a recuperarlos a punta de gladius, acabando con la vida de
Erastus Fulmen. No obstante, Lucius Vorenus volverá al ejército bajo el mando de
Antonio, luchando a su lado en la batalla de Mutina, pero no se nombra el cargo
que ostentaba ni se observa con claridad el uniforme que vestía para poder discer-
nir el rango con el que se reenganchó. Si tenemos en cuenta la carrera militar de
Voreno –primus pilus y prefecto de los evocati– el cargo que ostentaría en esta
ocasión debió ser elevado o, cuando menos, similar a los anteriores.
Tras la derrota de Antonio en Forum Gallorum y conocido el hecho de que
sus hijos vivían en esclavitud tras haber sido secuestrados, Lucius Vorenus
abandonará una vez más la legión. La situación servil de sus hijos, al ser ciudada-
nos romanos, es inexplicable según la versión de la serie. Un hijo, ciudadano ro-
mano, bajo la patria potestas del pater familias no puede ser convertido en esclavo
a menos que este le venda como tal. Para recuperar la libertad de sus hijos ciudada-
nos bastaría con demostrar que son sus vástagos y que son ciudadanos romanos, no
obstante la serie fuerza la perspectiva histórica para dotar de acción y drama al ar-
gumento. Una vez que Voreno devuelve, mediante el uso de la fuerza, la libertad
de sus hijos y descubre la traición que contra él comete su propia hija, Vorena
Maior, se reenganchará de nuevo bajo las órdenes de Antonio cuando éste marche
a Egipto como gobernador, a raíz del pacto establecido por los triunviros en
relación a la división de provincias59. En esta ocasión tampoco se hace mención del
cargo que ostenta Lucius Vorenus al lado de Antonio, pero por el uniforme y por su

58
Cass. Dio. 48, 22, 1.
59
Acuerdo de Brundisium en el 40 a.C.

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presencia muy próxima al triunviro puede ser el de legatus. El cargo de legado es-
taba reservado a un hombre de rango senatorial, requisito que Voreno cumplía
puesto que fue nombrado senador por Julio César60.
Lucius Vorenus estará al lado de Antonio hasta que éste ponga fin a su vida
en el 30 a.C. ayudándole incluso a llevar a cabo tal tarea. El propio Voreno también
morirá por una herida en la espalda causada en su intento de salvar al pequeño
Cesarión de caer en las manos de los soldados de Octavio. La muerte de Voreno
por la salvaguarda de Cesarión resulta un desenlace incongruente con las fidelida-
des políticas mostradas por nuestro protagonista, que se muestra en esta etapa vin-
culado a Marco Antonio, no a Cleopatra ni a Cesarión. Sin embargo, en la ficción
televisiva subyace el motivo personal de que Lucius Vorenus lucha para salvar la
vida de Cesarión, viendo en él al hijo de su amigo Titus Pullo, ya que la serie vuel-
ve a forzar la historia en favor de la trama al presentar a Cesarión como posible
hijo de Titus Pullo, quien en el capítulo octavo de la primera temporada mantuvo
una breve aventura sexual con Cleopatra. A pesar de encontrarse en bandos enfren-
tados, Lucius Vorenus y Titus Pullo mantuvieron esa vieja lealtad de commilitones,
honrándola con la propia entrega de la vida, tal como hizo Voreno. Este desenlace
final de la serie trae a primer plano el sentimiento de camaradería entre milites que
tantas veces aparece recogido en la epigrafía militar, donde cotejamos inscripcio-
nes erigidas por un soldado que conmemora a un commanipularis caído, en ocasio-
nes incluso su heredero, con el que compartió no solo las fatigas de la guerra, sino
también los placeres de la paz61.

4. REFLEXIÓN FINAL

La proyección que hace la serie Roma de la carrera político-militar de Lucius


Vorenus responde a un episodio de crisis política perfectamente plausible como
hemos analizado. Sin embargo, existe cierta confusión en el rango alcanzado por
Voreno en su último cargo al lado del triunviro Marco Antonio. Con respecto a este
cursus honorum, podemos establecer paralelos entre Voreno y algunos veteranos
de finales de la República y principios del Imperio a tenor de las inscripciones co-
tejadas a lo largo del Imperio romano con una cronología similar, que ejercen car-

60
Esto puede verse en la lex Gabinia que autorizaba a Pompeyo a nombrar legados de entre los
senadores (Plut. Pomp. 25).
61
En Hispania contamos con varios ejemplos entre los veteranos, los legionarios y las unidades
auxiliares. Uno de ellos lo ofrece la inscripción ERLe, 181 hallada en Luyego de Somoza (León) que
fue erigida por el miles cohortis Laelius Decuminus en honor de su compañero caído Iulius Capito
entre finales del siglo I y comienzos del II. Ambos soldados combatieron en la centuria de Valerius
Caelianus. D(is) M(anibus) / Iul(io) Capito[ni] / mil(iti) coh(ortis) I C[eltiberorum?] / an(norum)
XXXIII sti[p(endiorum) ---] / (centuria) Val(erii) Caelian[i] / h(ic) s(itus) est s(it) t(ibi) t(erra) l(evis)
La[e]/[li]us Decuminu[s] / commanipu[l(aris)] / h(eres) f(aciendum) [c(uravit)].

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gos civiles una vez han adquirido la licencia militar, con la excepción que Voreno
ejerce sus cargos civiles en Roma y no en ciudades provinciales.
En la representación que hace la serie acerca de la antigua Roma republicana
existen varios aspectos que no acierta a plasmar correctamente, en especial el modo
de vida que debería haber llevado Lucius Vorenus, una persona con un elevado ni-
vel social y económico. En este sentido, no cabe imaginar a un veterano primus
pilus y praefectus evocatorum, cuyo prestigio y riqueza debían ser prominentes,
viviendo en la insula que refleja la serie, una vivienda paupérrima. Si bien es cierto
que las insulae eran las viviendas de las clases populares, en Roma existieron insu-
lae bien construidas y con cierto lujo62. Indudablemente este hecho es ya inconce-
bible para un senador de Roma.
Tampoco se ajusta la ideología política atribuida por la serie a Voreno, de-
fensor de los valores republicanos representados por Catón, que sin embargo sigue
a Julio César, impulsor de un poder unipersonal en Roma, hasta que este es asesi-
nado en los idus de marzo. Esta contradicción política no está justificada de ningu-
na manera por parte de Lucius Vorenus, ya que abandonó la legión una vez
comprobó las intenciones políticas de César, pero se reenganchó bajo las órdenes
de Marco Antonio, siguiendo la trama histórica creada por la serie. Por ello la
muerte de nuestro protagonista a costa de salvar la vida de Cesarión, no puede in-
terpretarse en clave de fidelidades políticas ni tampoco de lealtad a los juramentos
militares, sino que simplemente a la pervivencia de un sentimiento de camaradería
férreo que se proyecta hacia el que él considera hijo de su amigo y compañero de
armas, cotejado históricamente en la epigrafía militar romana, y por el que arriesga
su vida.
El peso de la familia, de la religión y del ejército se deja sentir profusamente
en esta serie, de una forma similar a lo que pudo ser la vida de los ciudadanos en la
Roma de finales de la República. La razón de la existencia de un romano era for-
mar una familia, donde se venerasen a los dioses familiares y a los antepasados. La
religión era una faceta verdaderamente significativa en el mundo romano, capaz de
alterar decisiones políticas. El objetivo de todo romano era mantener la pax deo-
rum, el buen funcionamiento de las relaciones con las divinidades. Y la importan-
cia del ejército en la esfera política y pública del siglo I a.C. es esencial, no pu-
diendo comprender la figura política de César sin haber analizado la
transformación de la legión en época de Mario, convertida en el ejército personal
del general. Si bien la serie no refleja esta modificación del ejército romano, sí que
evidencia con claridad la nueva función de las legiones que siguen a su general
hasta la misma Roma, combatiendo contra otros ciudadanos romanos, como las de
César en la Galia, o las de Octavio tras la guerra contra Marco Antonio en el 43
a.C., permitiéndole acceder al consulado con tan solo 19 años.

62
GUILLÉN CABAÑERO, 1977, p. 80.

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A modo de conclusión, en líneas generales la percepción del mundo del ejér-


cito romano en la serie Roma es muy cuidada y bastante congruente con la realidad
histórica. La serie nos ofrece una visión actual apta para el consumo de los espec-
tadores de distinta base cultural, pero manteniendo unas altas cotas de verosimili-
tud y de fidelidad a las fuentes originales. No obstante, tanto en el vestuario como
en la trama histórica la serie adopta ciertas licencias que no se amoldan al rigor his-
tórico. Sin embargo, una aportación importante, a mi juicio, de estas producciones
es que la historia se difunda a la mayor cantidad de público posible, impidiendo
que el conocimiento científico permanezca hermético en las universidades.

FICHA DE LA SERIE

Título: Roma
Título original: Rome
País: Reino Unido, Estados Unidos e Italia
Temporadas: 2.
Año: 2005-2007.
Creador: Bruno Heller, John Milius y William MacDonald.
Producción ejecutiva: Bruno Heller, John Milius, William MacDonald, Frank Doel-
ger, Anne Thomopoulos, John Melfi.
Productora: HBO, BBC, RAI.
Director: Michael Apted, Allen Coulter, Julian Farino, Jeremy Podeswa, Alan Poul,
Mikael Salomon, Steve Shill, Alan Taylor, Timothy Van Patten, John Maybury, Adam Da-
vidson, Alik Sakharov, Roger Young, Carl Franklin.
Guión: Bruno Heller, John Milius, William MacDonald, David Frankel, Alexandra
Cunningham, Adrian Hodges, Scott Buck, Mere Smith, Todd E. Kessler, Eoghan Mahony.
Asesor histórico: Jonatham Stamp.

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