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cometida por otro Estado. Por lo tanto, esta institución jurídica es una manifestación de
la subjetividad jurídica internacional del Estado, mas no del individuo. Cfr. Pastor Ri-
druejo, José Antonio, op. cit., nota 2, pp. 236 y ss.
5 En tal sentido, la población es entendida como el conjunto de individuos vincula-
dos de manera estable al Estado por un vínculo jurídico, el vínculo de nacionalidad. La
población es, por lo tanto, el conjunto de nacionales. Asimismo, la nacionalidad crea
“une allégeance personnelle de l’individu envers l’État national; elle fonde la compéten-
ce personnelle de l’État, compétence qui l’autorise à exercer certains pouvoirs sur ses na-
tionaux où qu’ils se trouvent”. Quoc, Nguyen, Daillier, Patrick y Pellet, Alain, Droit
International Public, París, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence, 2002, p. 409.
6 Abellán, Victoria, “La responsabilité internationale de l’individu”, Recueil des
Cours de la Académie de Droit International, t. 280, 1999, p. 150. Por el contrario, en el
derecho internacional humanitario, incluso durante el derecho internacional clásico, el in-
terés hacia el individuo se centra en la posición que ocupa en el conflicto armado y no
como elemento integrante de la población del Estado.
7 Pastor Ridruejo, José Antonio, op. cit., nota 2, p. 187.
8 Entre los más importantes representantes de esta teoría tenemos a Anzilotti y
Triepel. Cfr. Novak, Fabián y García-Corrochano, Luis, Derecho internacional público,
t. II, vol. 2, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú-Instituto de Estudios Interna-
cionales, 2002, p. 214.
602 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
9 Otra tesis fue la del hombre-objeto, según la cual el ser humano es un objeto del
derecho internacional, al igual que las aeronaves o navíos. Esta tesis fue formulada por
Heilborn en 1896 y continuada por Arangio-Ruiz, Sereni y Quadri, entre otros. Cfr. idem.
10 “It may be readily admitted that, according to a well established principle of in-
ternational law, the Beamtenabkommen [un tratado entre Polonia y Alemania] being an
international agreement, cannot, as such, create direct rights and obligations for private
individuals. But it cannot be disputed that the very object of an international agreement,
according to the intention of the Contracting Parties, may be the adoption by the Parties
of some definitive rules creating individual rights and obligations enforceable by the na-
tional courts”. Corte Permanente de Justicia Internacional, Opinión Consultiva relativa al
asunto de los Oficiales Ferroviarios de Danzing del 3 de marzo de 1928, serie B, núm.
15, parágrafos 17 y 18.
11 Entre los cuales tenemos a: Heffter, Pillet, Rougier, Fiore, Spiropoulos, Scelle.
Citados por Cançado, Antonio, “El Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (2000) y su proyección hacia el futuro: La emancipación del ser humano como
sujeto de derecho internacional”, en Cançado, Antonio y Manuel, Ventura (eds.), El futu-
ro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, Corte Interamericana de
Derechos Humanos-Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,
2004, pp. 64 y ss.
12 Como la Santa Sede y los grupos rebeldes con estatuto de beligerancia. Sobre el
particular, cfr. Barberis, Julio, Los sujetos del derecho internacional actual, Madrid, Tec-
nos, 1984, pp. 97 y ss.
13 Así tenemos la Convención de Ginebra para el Mejoramiento de la Suerte de los
Militares Heridos en los Ejércitos en Campaña del 22 de agosto de 1864; la Convención
de la Haya del 29 de julio de 1899 y su reglamento; la Convención relativa a las Leyes y
Costumbres de la Guerra Terrestre del 18 de octubre de 1907 y su reglamento.
EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL 603
The subjects of law in any legal system are not necessarily identical in
their nature or in the extent of their rights, and their nature depends upon
the needs of the community. Throughout its history, the development of
international law has been influenced by the requirements of international
life, and the progressive increase in the collective activities of States has
already given rise to instances of action upon the international plane by
certain entities which are not States.18
43 Para un desarrollo más amplio de esta teoría véase ibidem, pp. 24-26. Entre otros
aspectos se señala (frente a la pregunta de qué se entiende por destinatario directo de una
norma internacional que otorga un derecho o impone una obligación) que el titular de un
derecho u obligación puede no ser quién figura como tal en la letra de un tratado.
44 No obstante, Oppenheim sostiene que los individuos pueden subsidiariamente ob-
tener subjetividad por un tratado y ser considerados sujetos normales de derecho interna-
cional. Cfr. Meron, Theodor, “Général Course on Public International Law”, Recueil des
Cours de la Académie de Droit International, t. 301, 2003, p. 327.
45 Lauterpacht, Hersch, Oppenheim’s International Law, 8a. ed., Londres, Long-
man, 1962, t. I, p. 639. Citado por idem.
46 Jessup, Philip, A Modern Law of Nations, Nueva York, Macmillan, 1948. Cfr.
Sunga, Lyal, op. cit., nota 19, p. 154.
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1. Aspectos generales
Esta dimensión de la subjetividad jurídica internacional del indivi-
duo implica que el ser humano puede reclamar de manera directa ante
una instancia internacional por la vulneración de sus derechos y sin la
56 Alegando daños sufridos debido a las acciones u omisiones del Estado demanda-
do o a litigios concluidos entre los nacionales de las partes en conflicto antes que los tra-
tados de paz entren en vigor. Véase Diez de Velasco, Manuel, op. cit., nota 14, p. 252.
57 Ésta evaluaba su admisibilidad, siendo necesario un pronunciamiento del Consejo
de la Sociedad de Naciones en el supuesto de oposición por parte del Estado interesado.
Otros ejemplos fueron los territorios bajo mandato, los sistemas de peticiones de la Alta
Silesia, las islas Aaland, del Sarre y de Danzig, así como las comisiones mixtas de recla-
maciones. Cfr. idem.
58 El Tribunal de la ONU y el Tribunal de la Organización Internacional del Trabajo
son los que tienen mayor carga procesal. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Inter-
nacional tienen sus propios tribunales. Cfr. Barboza, Julio, op. cit., nota 30, p. 595.
59 Estos tribunales consideran las demandas de los individuos que laboran en las en-
tidades del sistema mencionado. Cfr. ibidem.
60 CIJ, Caso concerniente a la Reparación por Daños Sufridos al Servicio de las Na-
ciones Unidas, Opinión Consultiva del 11 de abril de 1949, p. 177.
616 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
107 En los términos del artículo 3o. del mencionado Protocolo núm. 9.
108 Cançado, Antonio, op. cit., nota 11, p. 77; citando al Council of Europe, Protocol
núm. 9 to the European Convention for the protection of Human Rights and Fundamental
Freedoms-Explanatory Report, Strasbourg, CE, 1992, pp. 5-13. Los otros argumentos
que se dieron eran: el desarrollo lógico del sistema de control de la CEDH; que se evita-
rían disparidades de tratamiento entre el Estado y el individuo; se perfeccionaría la es-
tructura existente y se aseguraría así la igualdad de armas (equality of arms/égalité des
arms).
109 Entró en vigor el 1o. de noviembre de 1998.
110 Carrillo Salcedo, Juan Antonio, El Convenio Europeo de Derechos Humanos,
Madrid, Tecnos, 2002, pp. 54 y 55. Para un mayor detalle de la competencia ratione per-
sonae del TEDH, cfr. Amerasinghe, Félix, op. cit., nota 63, pp. 735-755.
EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL 625
111 Cfr. Mahoney, Paul, “Speculating on the future of the reformed European Court
of Human Rights”, Human Rights Law Journal, vol. 20, 1999, pp. 1-4. Este trabajo algo
temprano ya alertaba sobre los aspectos problemáticos de la reforma.
112 Pastor Ridruejo, José Antonio, “El Tribunal Europeo de Derechos Humanos: la
reforma de la reforma”, en varios autores, Sistemas internacionales de protección de los
derechos humanos en el umbral del siglo XXI, San José, IIDH, 2003, pp. 673-675.
113 Adicionalmente, el procedimiento es extenso al poder generar que un caso llegue
a ser objeto de hasta cuatro exámenes sucesivos. Cfr. Ibidem, p. 674.
114 Fue abierto a la firma el 13 de mayo de 2004.
115 Para un mayor detalle de la competencia ratione personae de la Corte IDH y de la
CIDH. Cfr. Faúndez, Héctor, El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos. Aspectos institucionales y procesales, 3a. ed., San José, Instituto Interamerica-
no de Derechos Humanos, 2004, pp. 605-618 y pp. 240-257, respectivamente.
626 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
cia del sistema europeo.116 Sin embargo, las decisiones de la CIDH, al ser
recomendaciones, no constituyen sentencias, por lo que no implican obli-
gaciones de resultado sino de medios, como ha señalado la Corte IDH en
su jurisprudencia.117
Como apreciación general, se debe señalar que ninguno de los tres
primeros reglamentos de la Corte IDH identificó quiénes eran las partes
en el procedimiento ante la Corte IDH, limitándose a señalar que por la
expresión “partes en el caso” se debía entender las partes en un caso ante
la Corte IDH. El avance cualitativo más destacable del tercer Reglamen-
to de la Corte IDH fue el otorgar a los representantes de las víctimas o de
sus familiares la facultad de presentar, en forma autónoma, sus propios
argumentos y pruebas en la etapa de reparaciones. La nueva norma118 le
otorgó legitimidad activa, en la etapa de reparaciones, a los representan-
tes de las víctimas o de sus familiares, quienes con el anterior Reglamen-
to presentaban sus alegaciones a través de la CIDH, la cual las hacía su-
yas. Asimismo, la Corte IDH pasó a comunicar a los denunciantes
116 CADH, artículo 41. La Comisión tiene la función principal de promover la obser-
vancia y la defensa de los derechos humanos, y en el ejercicio de su mandato tiene las si-
guientes funciones y atribuciones:… f. Actuar respecto de las peticiones y otras comuni-
caciones en ejercicio de su autoridad de conformidad con lo dispuesto en los artículos 44
al 51 de esta Convención… artículo 44. Cualquier persona o grupo de personas, o entidad
no gubernamental legalmente reconocida en uno o más Estados miembros de la Organi-
zación, puede presentar a la Comisión peticiones que contengan denuncias o quejas de
violación de esta Convención por un Estado parte. Cfr. también el artículo 23 del Regla-
mento de la Corte IDH. En torno al concepto de víctima, es importante señalar que de
acuerdo a la jurisprudencia de la Corte IDH se incluye bajo determinadas circunstancias
a los familiares. Cfr. Corte IDH, Caso Blake v. Guatemala, Sentencia del 24 de enero de
1998, serie C, núm. 36; Corte IDH, Caso de los “niños de la calle” (Villagrán Morales y
otros) v. Guatemala, Sentencia del 19 de noviembre de 1999, serie C, núm. 63; Corte
IDH, Caso Bámaca Velásquez v. Guatemala, Sentencia del 25 de noviembre de 2000, se-
rie C, núm. 70.
117 Corte IDH, Caso Loayza Tamayo v. Perú, Sentencia del 17 de septiembre de
1997, serie C, núm. 33, parágrafo 80: “en virtud del principio de buena fe, consagrado en
el mismo artículo 31.1 de la Convención de Viena, si un Estado suscribe y ratifica un tra-
tado internacional, especialmente si trata de derechos humanos, como es el caso de la
Convención Americana, tiene la obligación de realizar sus mejores esfuerzos para aplicar
las recomendaciones de un órgano de protección como la Comisión Interamericana que
es, además, uno de los órganos principales de la Organización de los Estados America-
nos, que tiene como función “promover la observancia y la defensa de los derechos hu-
manos” en el hemisferio (Carta de la OEA, artículos 52 y 111)”.
118 Véase el artículo 23 del Reglamento de la Corte IDH de 1996.
EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL 627
En el proceso ante ésta [Corte IDH], la única parte activa, en sentido sus-
tancial, son la víctima o sus causahabientes, titulares de los derechos recla-
mados y acreedores de las prestaciones que en la sentencia se declaren…
En cambio la Comisión, parte imparcial e instrumental, al modo de Minis-
terio Público del sistema interamericano de protección de los derechos hu-
manos, lo es solamente en el sentido procesal, como actora en el juicio,
nunca en el sustancial o material, como acreedora de la sentencia.121
119 Véase los artículos 23, 35, 37 y 57.6 del Reglamento de la Corte IDH de 1996.
120 Nos referimos en específico al artículo 23. El actual y cuarto Reglamento de la
Corte IDH fue aprobado el 24 de noviembre de 2000 y entró en vigor el 1o. de junio de
2001. Este reglamento ha sido reformado parcialmente por la Corte IDH en su LXI perio-
do ordinario de sesiones, celebrado del 20 de noviembre al 4 de diciembre de 2003. Di-
cha modificación se encuentra en vigor desde el 1o. de enero de 2004.
121 Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, Sentencia del 29 de julio de
1988, serie C, núm. 4, voto disidente del juez Piza Escalante, parágrafo 3. No obstante,
como señala Faúndez, desde el punto de vista formal, las únicas partes en el procedi-
miento ante la Corte IDH son la CIDH y los Estados que, ya sean como demandantes o
demandados, participan en el mismo. En opinión del mismo autor, existe un amplio con-
senso en cuanto a que el individuo no es parte en el procedimiento ante la Corte IDH.
Cfr. Faúndez, Héctor, op. cit., nota 115, p. 616.
628 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
122 Cfr. Corte IDH. Caso Castillo Páez v. Perú. Excepciones Preliminares, Sentencia
del 30 de enero de 1996, serie C, núm. 24, voto razonado del juez Cançado Trindade, pa-
rágrafo 14; Corte IDH. Caso Loayza Tamayo v. Perú. Excepciones Preliminares, Senten-
cia del 31 de enero de 1996, serie C, núm. 25, voto razonado del juez Cançado Trindade,
parágrafo 14.
123 Corte IDH. Caso Castillo Páez v. Perú. Excepciones Preliminares, Sentencia del
30 de enero de 1996, serie C, núm. 24, voto razonado del juez Cançado Trindade, pará-
grafo 16. En este sentido, se ha propuesto, de lege ferenda, superar gradualmente la con-
cepción paternalista y anacrónica de la total intermediación de la CIDH entre el indivi-
duo y la Corte IDH, según criterios y reglas claras, precisas y cuidadosamente definidas.
Cfr. al respecto el parágrafo 17 de los votos razonados reseñados.
124 Reglamento de la Corte IDH, artículo 23. Participación de las presuntas víctimas.
1. Después de admitida la demanda, las presuntas víctimas, sus familiares o sus represen-
tantes debidamente acreditados podrán presentar sus solicitudes, argumentos y pruebas
en forma autónoma durante todo el proceso. 2. De existir pluralidad de presuntas vícti-
mas, familiares o representantes debidamente acreditados, deberán designar un intervi-
niente común que será el único autorizado para la presentación de solicitudes, argumen-
tos y pruebas en el curso del proceso, incluidas las audiencias públicas. 3. En caso de
eventual desacuerdo, la Corte resolverá lo conducente.
125 Corte IDH, Caso “cinco pensionistas” v. Perú, Sentencia del 28 de febrero de
2003, serie C, núm. 98; y Corte IDH, Caso de los hermanos Gómez Paquiyauri v. Perú,
Sentencia del 8 de julio de 2004, serie C, núm. 110.
EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL 629
126 Cançado, Antonio, op. cit., nota 11, pp. 182 y 183.
127 Reglamento de la Corte IDH, artículo 23.1.
128 Reglamento de la Corte IDH, artículo 2. 23. “la expresión “partes en el caso” sig-
nifica la víctima o la presunta víctima, el Estado y, sólo procesalmente, la Comisión”. Se
debe precisar que ya, en la reunión anual Corte IDH-CIDH, celebrada el 12 de octubre de
1998, en cumplimiento de las resoluciones de la Asamblea General de al OEA
AG/RES.1041 (XX-/90) y Resolución AG/RES.1330 (XXXV-/95) se dispuso dar pree-
minencia al papel de la víctima ante la CDH, y se acordó que se estudiaría la posibilidad
de implementar una eventual reforma a su Reglamento, para que los peticionarios puedan
presentar escritos autónomos en todas las etapas del proceso ante la Corte IDH y no sólo
en la etapa de reparaciones.
630 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
135 Cfr. Ciurlizza, Javier y Carol, Bellido, “Del locus standi al ius standi del indivi-
duo en el sistema interamericano de protección de derechos humanos”, Ius Inter Gentes,
Revista de Derecho Internacional, año 2, núm. 2, 2005, p. 13.
136 En este contexto, se entiende a la Corte IDH como único órgano jurisdiccional,
dotada de una posible primera instancia con el fin de considerar la admisibilidad de las
peticiones; lo cual no se contrapone con el mantenimiento de las funciones no-contencio-
sas de la CIDH.
137 En concreto se tendría que hacer una enmienda al artículo 62 de la CADH que se-
ñala: “1. Todo Estado parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de rati-
ficación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que
reconoce la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación.
2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente, o bajo condición de reciprocidad,
por un plazo determinado o para casos específicos”.
138 Por lo tanto, no se necesitaría una manifestación adicional de consentimiento pos-
terior a la ratificación de la CADH.
139 Como, por ejemplo, la realización de misiones de observación in loco y la elabo-
ración de informes.
632 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
140 Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos del 27 de julio de
1981. También conocida como Carta de Banjul, cuya entrada en vigor fue el 21 de octu-
bre de 1986. El mecanismo de demandas individuales de la Carta Africana es muy simi-
lar al procedimiento establecido por la Resolución 1503 de Ecosoc, siendo bastante disí-
mil del sistema de peticiones individuales de otros sistemas regionales. Cfr. Buerguen-
thal, Thomas, op. cit., nota 86, p. 257.
141 Protocolo a la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos del 10
de junio de 1998, artículo 5. Acceso a la Corte… 3. El Tribunal puede permitir a los indi-
viduos y a las organizaciones no gubernamentales (ONG) dotadas de estatuto de observa-
dor ante la Comisión la introducción, directamente ante el Tribunal, de denuncias de con-
formidad con el artículo 34 (6) de este Protocolo. Pero existe otro posible filtro previo, el
que se deriva del artículo 6.1 del Protocolo, de conformidad con el cual: “El Tribunal,
antes de estatuir sobre la admisibilidad de una denuncia introducida en aplicación del ar-
tículo 5(3) del presente Protocolo, puede solicitar la opinión de la Comisión, que debe
darla lo antes posible”. El artículo 34.6 del Protocolo señala que: “En cualquier momento
desde la ratificación del presente Protocolo, el Estado deberá declarar que acepta la com-
petencia de la Corte para recibir las demandas enunciadas en el artículo 5(3) del presente
Protocolo. La Corte no recibirá ninguna demanda del artículo 5(3) concerniente a un
Estado parte que no haya realizado tal declaración”.
142 Para mayores detalles sobre el sistema africano de protección de derechos huma-
nos se recomienda la lectura de Fischel de Andrade, José, “El sistema africano de protec-
ción de los derechos humanos”, Revista del Instituto Interamericano de Derechos Huma-
nos, t. VI, 1999, pp. 449-492; Udombana, Nsongurua, “Can the Leopard Change Its
Sopts? The African Union Treaty and Human Rights”, American University Internatio-
nal Law Review, vol. 17, núm. 6, 2002, pp. 1177-1257 y Fernández de Casadevante, Car-
los, Derecho internacional de los derechos humanos, 2a. ed., Madrid, DILES, 2003, pp.
243-251.
143 Creada por la Liga de Estados Árabes, esta Comisión está integrada por represen-
tantes de cada uno de los Estados miembros.
EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL 633
146 Cfr. Estatuto del Tribunal Penal Internacional de Nüremberg, artículo 6o., y Esta-
tuto del Tribunal Penal Internacional para el Lejano Oriente, artículo 5, http://www.yale.
edu/lawweb/avalon/imt/imt.htm.
147 Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. U. N. Doc.
S/RES/827 (25 de mayo, 1993), artículo 2o. (infracciones graves a los Convenios de Gi-
nebra de 1949), artículo 3o. (violaciones de las leyes o prácticas de guerra), artículo 4o.
(genocidio) y artículo 5o. (crímenes contra la humanidad). Estatuto del Tribunal Penal
Internacional para Ruanda. U. N. Doc. S/RES/955 (8 de noviembre, 1994), artículo 2o.
(genocidio), artículo 3o. (crímenes contra la humanidad) y artículo 4o. (violaciones del
artículo 3o. común a los Convenios de Ginebra y al Protocolo adicional II).
148 Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, artículo 24.3;
Reglas de Procedimiento y Prueba de los Tribunales Penales Internacionales para la ex
Yugoslavia y Ruanda, artículo 105.
149 En todo caso, lo anterior tiene como condición la existencia de los respectivos
procedimientos nacionales. Sobre el particular, es oportuno mencionar, como refiere Bas-
siouni, que las cortes domésticas estuvieron mal preparadas para ver estos casos. Bassiou-
ni, M. Cherif, “International Recognition of Victims’ Rights”, Human Rights Law Re-
view, vol. 6, núm. 2, 2006, p. 243.
EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL 635
les penales mixtos podemos señalar que, por ejemplo, la Corte Especial
para Sierra Leona sigue el mismo esquema de los tribunales ad hoc.150
Resulta claro que no se prestó atención a los intereses de las víctimas
en el marco de los tribunales penales internacionales referidos. Este as-
pecto ha cambiado con el establecimiento de la CPI, la cual tiene compe-
tencia ratione materiae sobre los crímenes de agresión, genocidio, lesa
humanidad y guerra.151
Es oportuno, en este punto, recodar que no son individuos particula-
res los que pueden activar un proceso ante la CPI (falta de ius standi). En
este contexto, tenemos que existen importantes razones que explican tal
falta de legitimación activa del individuo ante la CPI. Entre las principa-
les se pueden señalar: a) El temor de los Estados a que la CPI se viera
desbordada con un incesante número de quejas individuales; b) Aunque
en menor grado que los tribunales penales internacionales para la ex Yu-
goslavia y Ruanda, la CPI tiene una importante influencia del proceso in-
quisitorio propio del common law; c) Debido a que el Estatuto de la CPI
está claramente ubicado dentro del derecho penal internacional, se busca
esencialmente proteger a la población, es decir, la persona humana como
bien jurídico, y d) Que el principio de justicia del Estatuto de la CPI no
equivale a la justicia reparatoria a las víctimas sino al orden público in-
ternacional.152 No obstante, tal situación ha sido criticada por cierto sec-
tor de la doctrina.153 Tal crítica se basa precisamente en la falta de ius
150 Estatuto de la Corte Especial de Sierra Leona, artículo 14; Reglas de procedi-
miento y prueba, regla 105, http://www.sc-sl.org/. Se debe precisar que, a diferencia de
los tribunales ad hoc establecidos por Resoluciones del Consejo de Seguridad, los tribu-
nales mixtos se establecieron por acuerdo entre la Asamblea General de Naciones Unidas
y los Estados respectivos. Así tenemos los tribunales de Camboya, Kosovo, Sierra Leona y
Timor Oriental.
151 Estatuto de la CPI. Aprobado por la Conferencia Diplomática de Roma del 17 de
junio de 1998. A/CONF.183/9 y que entró en vigor el 1o. de julio de 2002. Cfr. artículo
5o. (crimen de agresión), artículo 6o. (genocidio), artículo 7o. (crímenes de lesa humani-
dad) y artículo 8o. (crímenes de guerra).
152 Cfr. García, Daniel, “La configuración jurídica de las víctimas de los crímenes de
la competencia de la Corte Penal Internacional”, en Carrillo Salcedo, Juan Antonio (ed.),
La criminalización de la barbarie: La Corte Penal Internacional, Madrid, Consejo Gene-
ral del Poder Judicial, 2000, pp. 457-479.
153 Entre otros tenemos a idem.
636 JUAN PABLO PÉREZ-LEÓN
In the light of the core content of the right to be heard set out in article
68(3) of the Statute, persons accorded the status of victims will be authori-
zed, notwithstanding any specific proceedings being conducted in the fra-
mework of such an investigation, to be heard by the Chamber in order to
present their views and concerns and to file documents pertaining to the
current situation in the DRC [República Democrática del Congo]…
the Chamber has a dual obligation: on the one hand, to allow victims to
present their views and concerns, and, on the other, to examine them. 168
168 Idem.
169 Reglas de Procedimiento y Prueba. Adoptada por la Asamblea de Estados Partes.
Primera Sesión, Nueva York, ICC-ASP/1/3, 3-10 de octubre de 2002. Artículo 85. “Defi-
nición de víctimas. Para los fines del Estatuto y de las Reglas de Procedimiento y Prue-
bas: a) Por ‘víctimas’ se entenderá las personas naturales que hayan sufrido un daño
como consecuencia de la comisión de algún crimen de la competencia de la Corte; b) Por
víctimas se podrán entender también las organizaciones o instituciones que hayan sufrido
daños directos a alguno de sus bienes que esté dedicado a la religión, la instrucción, las
artes, las ciencias o la beneficencia y a sus monumentos históricos, hospitales y otros lu-
gares y objetos que tengan fines humanitarios”.
170 CPI, Situation in the Republic Democratic of the Congo Decision on the Applica-
tions for Participation in the Proceedings of VPRS1, VPRS2, VPRS3, VPRS4, VPRS5
and VPRS6. Decisión del 17 de enero de 2006, parágrafos 79-101.
171 Ibidem, parágrafo 80.
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