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Los procedimientos de preparación de los tejidos para el examen microscópico son numerosos.
A continuación se exponen los métodos y técnicas más corrientes a saber, aislamiento de la muestra,
fijación (esta técnica incluye tres estadios) y, por último, la deshidratación o corte.
Aislamiento de la muestra
El tejido a analizar se debe tomar rápidamente en cuanto muera el individuo o inmediatamente de
finalizada la operación debido a que las células, después de la muerte, se alteran, produciéndose una
descomposición que modifica su aspecto. Esas alteraciones, denominadas degeneraciones pos-mortem,
son variables, de unas células a otras y están en función de la temperatura. A menor temperatura mejor
es la conservación.
Fijación
La técnica incluye tres estadios:
a) Definir los componentes de los tejidos de forma que no se puedan producir ulteriores alteraciones
pos-mortem;
b) facilitar que el tejido pueda ser cortado en láminas muy finas con mayor facilidad;
c) destruir los microorganismos patógenos. Los tejidos pueden fijarse por ebullición, pero casi siempre
se recurre al empleo de soluciones químicas que penetran en su interior y coagulan los componentes; la
solución más empleada es el formaldehído al 4 %.
Deshidratación y corte
Como los tejidos del cuerpo humano contienen gran cantidad de agua, al realizar la preparación hay una
fase en que la muestra ha de ser impregnada con parafina, sustancia insoluble en el agua. Para que esta
operación pueda realizarse, después de la fijación la muestra de tejido se introduce en una solución
débil de alcohol, y posteriormente en soluciones cada vez más fuertes, hasta llegar al alcohol puro con la
sustitución total del agua.
Superada la deshidratación, sería difícil impregnar el tejido con parafina, pues esta sustancia no es
soluble en alcohol. Para ello existen algunos elementos conocidos como diafanízadores (xileno, tolueno,
cloroformo y aceite de cedro), que son solubles tanto en alcohol como en parafina fundida.
Posteriormente, la muestra de tejido se extrae del alcohol y se introduce en un agente diafanizante para
que éste sustituya al alcohol.
Una vez cortadas, las láminas se disponen sobre un portaobjetos y para evitar la formación de pliegues
que dificulten la visión del preparado, éste se calienta moderadamente.
Coloración y montaje
Antes de realizar esta fase, la sección de tejido preparada es semejante a un negativo fotográfico no
revelado. Los constituyentes de los tejidos pueden clasificarse en basófilos y acidófilos, según que
presenten afinidad por los colorantes básicos o ácidos.
La parafina es una sustancia de aspecto
ceroso que está formada por mezclas de
hidrocarburos saturados. Las parafinas más
usadas tienen un punto de fusión en torno a
los 60 °C.
Por último se pasa el tejido a parafina previamente licuada en una estufa regulada a la temperatura
apropiada para dicho tipo de parafina. Se dan tres pasos por parafina líquida para favorecer una
completa sustitución del líquido intermediario por la parafina. El tiempo que dura dichos pasos depende
de lo volátil que sea el líquido intermediario y lo grande que sea nuestra pieza. Será mayor cuanto
menos volátil es el líquido intermediario o mayor sea la muestra de tejido. Hay que tener en cuenta que
un tiempo excesivo en parafina puede endurecer el tejido. Sin embargo, los efectos de una pobre
infiltración pueden ser más perjudiciales que mantener mucho tiempo las muestras en parafina líquida.
Tras el embebimiento completo de la muestra se vierte parafina líquida en un molde, se introduce la
muestra y se coloca según la orientación deseada de corte y se deja solidificar a temperatura ambiente.