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LA ETAPA DE LA ADULTEZ

La etapa de la adultez es la sexta etapa de desarrollo humano y viene después de la etapa


de la juventud y precede a la ancianidad.

Generalmente se establece en la edad comprendida entre los 25 y los 60 años, aunque


como en el caso del resto de las etapas del desarrollo humano, no es fácil determinar en
forma precisa cuando se inicia y cuando acaba ya que además de ser cambios graduales
dependen de las circunstancias de cada uno de los individuos.

Su inicio y duración dependen muchos factores tales como la salud, las costumbres o
hábitos de vida, el estado físico general, la alimentación, y un largo etcétera.

¿QUÉ ES LA ADULTEZ Y QUÉ SIGNIFICA ENTRAR EN LA ADULTEZ?

Si tuviésemos que responder a la pregunta de ¿Qué es la adultez?, podríamos decir que es


la etapa del desarrollo de la vida en el que el individuo normal alcanza la plenitud en su
evolución física, biológica y psíquica.

CARACTERÍSTICAS DE LA ADULTEZ:

En esta etapa su personalidad y su carácter se presentan firmes y seguros y el individuo


maduro se distingue por el control que logra de sus sentimientos y su vida emocional. Esto
le permite afrontar la vida con mayor seguridad y serenidad que en las etapas anteriores.
La adultez es la época de la vida del ser humano en el que mayor rendimiento en la
actividad se presenta.

DESARROLLO FÍSICO Hasta cerca de los 50 años, la capacidad física decae, de modo que
este deterioro casi no se percibe El adulto joven goza de su capacidad física al máximo
Después de los 25 años sea desarrollado por completo.
Acaece una pérdida gradual del 10% . En general El máximo desarrollo muscular se alcanza
30 y los 60 años 25 a los 30 años DESARROLLO FÍSICO La mayor parte del debilitamiento se
presenta en la espalda y en los músculos de la piernas, y un poco menos en los brazos.
DIFERENTES SIGNIFICADOS DE EDAD:
 EDAD CRONOLIGICA: Se refiere al número de años que se ha transcurrido desde el
nacimiento de una persona.
 EDAD BIÓLOGICA es una estimulación del lugar en que se encuentra una persona
con respeto a su potencial de vida es decir; su integridad física aceptable o lo
contrario.
 Edad Psicológica: tiene que ver con la capacidad de adaptación que posea una
persona, es decir con sus recursos psicológicos (inteligencia, motivación, emoción,
competencia social) de manera que responde respecto a la vida.
 EDAD FUNCIONAL: integra los conceptos de edad biológica y edad psicológica y se
refiere a la capacidad de autonomía e independencia.
 EDAD SOCIAL: tiene que ver con los roles y las expectativas sociales de
determinadas edades.
Birren y Renner.

INFLUENCIAS NORMATIVAS RELACIONADAS CON LA HISTORIA E INFLUENCIA NO


NORMATIVAS

Influencias normativas relacionadas con la edad tiene que ver con factores que afectan al
desarrollo psicológico en relación obligada con la edad, de manera que conociendo la
edad de la persona se puede, hacer predicciones acertadamente accesibles. 
Influencias normativas relacionadas con la historia afecta a todas las personas que viven
en una época y en una sociedad determinadas, pero no a quienes han vivido o vayan a
vivir en otra sociedad.
 Influencias normativas no normativas hacen diferencia a experiencias que tiene un
carácter idiosincrático o casiidiosincrático; en todo caso, se trata de experiencia no
normativas, es decir, de experiencias por las que se sabe que no pasan todos los que
tienen una determinada edad o las que saben que no pasan todos los que pertenecen a
una determinada generación.

FUERZA Y VIGOR 25-30 años Las habilidades motoras y otras capacidades físicas están al
máximo 30-40 años Hay un declive poco significativo.

EFECTOS Masa Ósea Genitales.


A LARGO PLAZO • La masa mineral de huesos al cansa su nivel máximo entre los 25 y 40
años; después se mantiene estable durante varios años • La atrofia vaginal se deba la
producción de los estrógenos. • La relación existente entre la menopausia y
enfermedades cardiovasculares y los ataques cardiacos.

CAMBIOS EN LOS HOMBRES  Cambios en su interés y actividad sexual , entre 40 y 50


años.  Los hombres presentan síntomas esporádicos como impotencia , micción
frecuente
CAMBIOS FÍSICOS EN LA MUJER  El promedio la menopausia empieza entre 48 y 51 años
de edad. Al principio la ovulación y el siglo menstrual se vuelve predecible y luego cesa por
completo.  La menopausia se acompaña con síntomas físicos como bochornos y sudores
nocturnos por la disminución de los niveles de estrógenos  Los cambios fisiológicos de la
menopausia no elimina la capacidad del funcionamiento sexual. Pero quizás necesita mas
tiempo para alcanzar el orgasmo.
Teorías del desarrollo de la edad adulta
La psicología del desarrollo se ocupa de todos los cambios del pensamiento, vivencias y
conductas durante todo el ciclo vital de la persona. Por tanto, nadie duda de que pueda hablarse
de una psicología del desarrollo de la edad adulta. Los procesos de cambio, sin embargo, ofrecen
características distintas en unas y otras edades, aún a pesar de que puedan existir causas
comunes. El desarrollo en la edad adulta se ve marcado por acontecimientos típicos, propios
de la edad: la jubilación, enfermedades crónicas, nuevos roles, como el de abuelos,
pérdidas familiares o la proximidad de la muerte. El desarrollo de la edad adulta es, por
tanto, cualitativamente distinto al de épocas anteriores. Estudiando las pautas del desarrollo
descriptivo que proponen Martin y Kliegel (2004) podremos acercarnos mejor a la
comprensión de un tema tan actual.
1. DEFINICIONES
El desarrollo tiene lugar cuando se observan cambios duraderos. En la persona
coinciden el cambio y la estabilidad, dado que los cambios de las diversas competencias
personales transcurren a distintas velocidades y en su interacción producen cierta estabilidad,
por ejemplo, en la autonomía de la persona o en su bienestar (Martin y Kliegel, 2004). Las
diferencias en los cambios indican que el desarrollo adulto puede manifestarse
multidireccionalmente, es decir, en algunas competencias de manera estable y en otras
aumentando o disminuyendo.
Este hecho permite investigar la relación entre los cambios y las distintas competencias. Esta es la
intención del estudio de Berlín de Mayer y Baltes (BASE, 1996) que analiza el transcurso de los
recursos cognitivos, emocionales, mentales, corporales y sociales a los 70 años. Schaie (1996),
a su vez, dirige desde 1956, con un mismo propósito, el Seattle Longitudinal Study (SLS)
sobre la interacción de los cambios en el rendimiento intelectual y los estilos conductuales en la
edad adulta.
A la hora de equiparar muestras y dadas las grandes diferencias en la manera de
envejecer, se intenta buscar y definir propiedades comunes en grupos de la misma edad. Ante
todo, se suelen estudiar los aspectos funcionales del bienestar (Gerok y Brandstädter, 1992). El
concepto del envejecimiento normal se orienta por la norma típica, como puede ser el
envejecimiento sin enfermedades crónicas, que sería lo contrario del envejecimiento
patológico. El envejecimiento exitoso ocurre cuando las personas sienten satisfacción por poder
adaptarse a las situaciones cambiantes de su vida (Havighurst, 1948/1972). Esto no deja de ser un
criterio subjetivo, sometido a la comparación entre las necesidades individuales y el contexto
concreto del desarrollo presente (Lehr, 2003). Esta definición se aplica también a la relación entre
un cierto grado de salud objetiva y la satisfacción subjetiva del adulto con la vida que lleva. El
término "envejecimiento exitoso" es demasiado impreciso, porque definir el "éxito" está
dependiendo de una situación individual concreta, de unas metas deseadas o de una
circunstancia personal, como una enfermedad o la pérdida de un ser querido. Esta definición
puede ser, además, mal interpretada, aún contando con criterios objetivos, como las expectativas
de vida que la persona adulta no siempre experimenta de manera positiva (Lindenberger, 2002).
2. TEORIAS
Las preguntas clave de una psicología del desarrollo de la edad adulta serían, si
se dan verdaderos cambios con el aumento de edad, qué magnitud encierran estos, en qué
ámbitos pueden observarse y si se manifiestan relacionados entre sí. Además, habría que
investigar cómo se producen. Dado que los cambios suceden de manera distinta en las diversas
competencias, conviene hablar de una
multidimensionalidad y una multidireccionalidad. También es necesario describir los cambios,
según las características de cada persona o cada grupo. El influjo de la experiencia y del propio
historial, el prolongado hábito en criterios cognitivos y conductuales o el efecto de diversos
contextos educativos, sociales, etc... componen una serie de variables decisivas. Se han de
considerar, pues, los cambios diferenciales, al aumentar la edad. Las
diferencias de cambio entre las personas (interindividuales) y dentro de la misma persona
(intraindividuales) conforman, por tanto, la base de la gran
variabilidad dentro del grupo de las personas mayores.
Son todavía escasas las teorías nacidas en el contexto de una psicología del des-
arrollo de la edad adulta (ver un resumen sistemático en Schroots, 1996; Wahl y Heyl,
2004). Hablaremos, por ello, de aquel par de teorías que explícitamente se fijan en el
desarrollo de la edad adulta.
2.1. TEORÍAS DE CRISIS NORMATIVA
El transfondo de las teorías de que hablaremos de momento se centra en la teoría ya clásica de
Havighurst (1948/1972). La concepción de Havighurst se extiende
a lo largo de toda la vida y formula para cada fase vital unas tareas características de desarrollo.
Estas nacen del juego entre el desarrollo biológico, el contexto histórico-social, la personalidad de
cada uno y las metas individuales. Para la fase de la edad adulta establece unas tareas típicas del
proceso de envejecimiento, de las correspondientes pérdidas y de la proximidad del fallecimiento.
La tarea general será la adaptación a un cuerpo que se deteriora, y las pérdidas, por ejemplo, de la
pareja deben compensarse con mejores contactos sociales con los propios hijos y otros familiares
o amigos. Otra adaptación esencial, según Havighurst, se refiere a la jubilación y su consecuente
descenso de recursos económicos.
Los procesos que pueden iniciarse para alcanzar las metas pueden ser la ampliación de las
actividades de ocio o el ajuste de las disposiciones financieras. El contexto histórico-social obliga a
la tarea de adaptarse a los cambios de edad y de reafirmarse en la pertenencia al grupo de
personas mayores. Todo ello debe acompañarse de una gran flexibilidad en los cambios de roles
a desempeñar. Esto se consigue, con frecuencia, potenciando los roles familiares, por ejemplo, el
rol de abuelos. Otra concepción que tematiza directamente el desarrollo de la edad adulta es la de
Peck (1959, 1968), que establece cuatro etapas para la adultez y tres para la senectud. Al
explicar los retos especiales de la vida adulta, Peck propone cuatro problemas o conflictos del
desarrollo adulto:

Aprecio de la sabiduría frente al aprecio de la fuerza física.A medida que
empiezan a deteriorarse la resistencia y la salud, las personas deben canalizar gran parte de su
energía de las actividades físicas hacia las mentales.

Socialización frente a sexualización en las relaciones humanas.
Es otro ajuste impuesto por las restricciones sociales y por los cambios biológicos. Los cambios
físicos pueden obligar a redefinir las relaciones con miembros de ambos sexos, a dar
prioridad a la camaradería sobre la intimidad sexual o la competitividad.
— Flexibilidad emotiva frente a empobrecimiento emotivo.
La flexibilidad emotiva es el origen de varios ajustes que se hacen en la madurez, cuando
las familias se separan, cuando los amigos se marchan y los antiguos intereses dejan de ser el
centro de la vida.

Flexibilidad frente a rigidez mental.
El individuo debe luchar contra la tendencia a obstinarse en sus hábitos o a desconfiar
demasiado de las nuevas ideas. La rigidez mental es la tendencia a dejarse dominar por las
experiencias y los juicios anteriores, a decidir, por ejemplo, que "Toda mi vida he rechazado
la política, de modo que no veo por qué deba cambiar de opinión ahora".
A semejanza de las etapas de Erikson, ninguno de los conflictos de Peck se restringe a la madurez
ni a la vejez. Las decisiones tomadas en los primeros años devida sientan las bases de las
soluciones en los años de la adultez y las personas maduras comienzan ya a resolver los
desafíos que se les presentarán en la senectud. Peck, por otra parte, fija tres tareas principales
para el envejecimiento:
— 1) Transcendencia corporal frente a preocupación por el cuerpo. Teniendo en cuenta el más
que previsible riesgo de enfermar a esta edad y la disminución del rendimiento físico, es
obligado "transcender" los problemas físico-corporales, es decir, centrar las metas vitales en
el rendimiento mental y espiritual, y en las relaciones sociales.
— 2) Diferenciación del ego frente a preocupación por el trabajo. Al llegar la
jubilación y abandono del puesto de trabajo, la persona mayor debe valorarse a sí misma, a
través de actividades independientes de su anterior vida laboral y de las características
positivas adquiridas en su personalidad.
— 3) Transcendencia del ego frente a preocupación por el ego. El temor a la
propia muerte debe verse sobreseído por las aportaciones personales a
cualquier nivel: aportaciones por medio de los hijos y del legado material o cultural para las
futuras generaciones. Las tareas de desarrollo no sólo indican las metas que la persona debe
perseguir, sino también aquellas que debe pasar por alto, llegada cierta edad. Mientras que las
metas "adaptadas" a la edad se ven reforzadas y apoyadas socialmente, las metas
"inadecuadas" quedan rechazadas y privadas del apoyo instrumental necesario. Loevinger (1976),
atendiendo a la noción psicoanalítica del yo y a las tesis morales de Kohlberg, elabora otra teoría
que puede ser considerada como una profundización teórica y empírica de los postulados de
Erikson. Como todos los autores evolutivos, considera al "yo" como el integrador del desarrollo
personal. En su teoría
describe el desarrollo como un escenario de siete etapas que transcurren desde lo presocial
(infancia) a lo integrado (madurez), pasando por la etapa impulsiva, la autoprotectiva, el
conformismo, la etapa de la conciencia y la fase de la autonomía.

Cada etapa tiene sus propias preocupaciones, su estilo personal y su manera de pensar y resolver
los problemas.
Hay que destacar que la teoría de Loevinger sobre la "mitad de la vida", que según el
investigador se produce entre los 40-45 años, abre el paso a la adultez intermedia. En este
período, los sujetos se interrogan sobre distintos aspectos y valores de su propia vida, lo que les
altera emocionalmente.
Levinson (1986) y sus colaboradores de la universidad de Yale investigaron a unos 40
varones, a base de entrevistas y con el Tematic Apperception Test,
(Morgan y Murray, 1935), para estudiar diversas variables (instrucción, religión, política, trabajo,
ocio, amistad y relaciones familiares), intentando encontrar lo que dieron en llamar la
"estructura de la vida" y definieron como "la pauta que subyace o diseña la vida de un sujeto en
un momento determinado".
A lo largo de la vida, aparecen cuatro periodos de 20 a 25 años cada uno con diversos
niveles. La persona pasa de un periodo a otro por unas fases de transición de cinco años de
duración cada una, combinando las diversas estructuras. En el desarrollo humano, por tanto, se
dan fases relativamente estables, en las que se construyen las estructuras y fases de
transición, en las que se cambian. Levinson habla de la preadultez, la adultez temprana (17-45
años), la adultez intermedia (40-65 años) y la adultez tardía (de los 60 años en adelante).
También menciona la última fase, la ancianidad (a partir de los 80 años), pero no explica su
estructura. Las fases superiores parecen ser las menos estudiadas por Levinson. La transición de
los 50 años suele implicar una nueva modificación de la estructura. Sin embargo, el final de la
adultez (55-60 años) viene a ser una fase consolidada que ayuda a revisar toda la vida pasada.
En la psicología del desarrollo de la edad adulta son frecuentes, como se ve, las teorías
caracterizadas por las etapas vitales. Algunos autores las describen como transiciones. Gould
(1972, 1978), por ejemplo, habla de siete transiciones, desde los 16-18 años, hasta los 50-60 años.
Vaillant (1977) habla de tareas fundamentales para una buena adaptación, divididas según las
edades de "establecimiento", "consolidación" y "transición". Keagan (1982) elabora varias teorías
evolutivas y propone seis fases de desarrollo (incorporativa, impulsiva, imperial, interpersonal,
institucional e interindividual) que avanzan no tanto en función de la edad cronológica, cuanto en
función del significado que se concede al entorno. Curiosamente distingue entre
planteamientos masculinos y femeninos, para enfrentar las distintas fases.
Muchas de estas teorías de crisis normativa se basan en las ocho famosas etapas
de Erikson (1950, 1968) que él llamaba las "ocho edades del hombre".
La literatura moderna sobre la psicología del desarrollo de la edad adulta parece
querer ir olvidando al varias veces mencionado Erikson, pero creemos que siemprehabrá que
tenerlo presente. No en vano, él fue quien amplió las etapas de Freud hasta ocho, cambiando su
modelo psicosexual por otro psicosocial y abriendo el camino para el estudio del ciclo vital que
tanto juego ha dado desde entonces. Erikson (1950, 1968, 1985) explica el desarrollo humano,
desde la infancia a la senectud, como una búsqueda de la identidad personal, a través de ocho
etapas. La resolución positiva de cada etapa es de capital importancia para poder acceder a las
etapas siguientes. El conflicto propicia el paso de una etapa a otra superior. Si esa "crisis" no se
resuelve de forma satisfactoria, continúa demandando energía y causando dificultades. Por tanto,
toda personalidad sana debe resolver la crisis de forma adecuada. La naturaleza de cada crisis es
diferente y se caracteriza por una bipolarización (positiva-negativa).
De acuerdo con Erikson, el problema fundamental que se encara en la adultez es
el de la generatividad frente al estancamiento.
Respecto a la generatividad, Erikson afirma que operamos dentro de tres dominios:
— el procreativo, que consiste en dar y en responder a las necesidades de la siguiente
generación,
— el productivo, que consiste en integrar el trabajo a la vida familiar y cuidar a
la siguiente generación, y
— el creativo, que consiste en hacer aportaciones a la sociedad en gran escala.
La alternativa de ambos sexos es el estancamiento y el sentido de ensimismamiento y de
tedio. Algunos no perciben el valor de ayudar a la siguiente generación
y tienen sentimientos recurrentes de llevar una vida insatisfactoria. Alcanzan pocos logros o
rebajan los que han obtenido.
En la última etapa de la vida, con la octava crisis de integridad del yo frente a
desesperación, la contradicción se expresa entre el deseo de envejecer satisfactoriamente y la
ansiedad que producen los pensamientos de pérdida de autonomía y muerte. Durante este
período se analizan los estadios anteriores, metas, objetivos fijados, alcanzados y no logrados,
etc. El individuo entra así en un proceso filosófico orientado hacia la espiritualidad, las relaciones
sociales y la búsqueda del envejecimiento satisfactorio (sabiduría), que según Erikson muy pocos
individuos llegan a experimentar del todo.
Mencionaremos, para concluir este apartado, una última teoría que adecua la investigación a
todo el desarrollo humano y se basa en el concepto de la psicología de los ciclos vitales (Baltes,
1990; Thomae, 1979). Esta concepción asume el continuo proceso de cambio y estabilidad de
la persona desde el nacimiento hasta la muerte. En ella se considera que la variabilidad
interindividual de los sucesivos cambios adquiere un mayor significado normativo con la edad.
Tres tesis caracterizan esta concepción (Thomae, 1979):
— 1. En cada etapa de la vida pueden observarse cambios psíquicos; también
en la edad joven y madura.
— 2. Al mismo tiempo, en cada etapa, aún en la niñez y la juventud, aparece una
constante de la conducta y la experiencia.
— 3. La variabilidad interindividual en la conducta y la experiencia queda
demostrada en cada una de las etapas vitales.
En una posterior ampliación, Baltes propuso siete principios para su psicología
del desarrollo del ciclo vital, de los que sólo mencionaremos los cuatro más importantes (Baltes,
Lindenberger y Staudinger, 1998):
— 1. La idea central pone su acento en el desarrollo continuado, a lo largo de
toda la vida. El desarrollo ontogenético es un proceso sin fin, en el que no
existen momentos o espacios prioritarios. Siempre pueden ocurrir procesos continuos
acumulativos o procesos discontinuos innovativos. Esto significa, dentro de una perspectiva
orientada hacia los recursos personales, que todos los campos son igual de importantes para el
desarrollo, teniendo siempre en cuenta las características, metas o exigencias particulares de
cada edad.
— 2. El desarrollo de todo el ciclo vital está caracterizado por una multidireccionalidad y una
multidimensionalidad inter e intraindividuales. La multidimensionalidad indica que el desarrollo no
corre de forma paralela, sino
diferencial, entre los distintos ámbitos de las conductas o recursos (p. ej.: en las relaciones
sociales y la cognición) y también dentro de esos mismos ámbitos (p.ej.: dentro de la
cognición que puede referirse a una inteligencia fluida, como en la elaboración de la información,
o a una inteligencia cristalizada, como en las estrategias cognitivas y la adquisición de
conocimientos). La multidireccionalidad indica que el desarrollo puede ir en direcciones
cualitativamente distintas (p.ej.: en la pérdida o estabilidad de los recursos).
Dentro de este contexto, también se discute, si pueden actuar nuevos
recursos a edades más tardías. Baltes, en oposición al concepto de des-
arrollo de Piaget, propone que pueden darse tales recursos, por ejemplo,
en las competencias relativas a la adquisición de la experiencia y sabiduría.
— 3. En relación con este tema, se advierte que el desarrollo vital es un doble
juego entre pérdidas y ganancias. Mientras que al principio predominan
las ganancias, estas van cediendo con el paso del tiempo en campos concretos. Pero siempre,
aún en edades superiores, pueden constatarse nuevos recursos, aunque no sean muy
numerosos.
— 4. Un concepto básico es la plasticidad, que define la adaptabilidad intraindividual en los
aspectos psicosociales. En una serie de estudios sobre el training con el método "Testing the
Límits", en el que se entrena a las personas en el rendimiento de la memoria, hasta que ya no
muestran nuevas
mejoras, se comprueba que todavía puede alcanzarse una alta capacidad
de mejora en personas mayores, manteniéndose las diferencias correlativas entre los distintos
grupos de edad.
Se distinguen tres tipos de plasticidad: el rendimiento de partida, es decir,
el nivel adquirido sin entrenamiento alguno; la reserva de capacidad de
inicio, es decir, el límite superior de los resortes disponibles activados (p.
ej.: por medio de un gran interés y esfuerzo) y, por último, la reserva de
capacidad de desarrollo, es decir, el nivel de rendimiento que puede adquirirse en el training y la
intervención (Baltes, 1990, p. 12).
2.2. TEORÍAS SOBRE EL ENVEJECIMIENTO EXITOSO
En contraposición a las teorías puramente descriptivas que acentúan, ante todo,
los déficits del desarrollo, pueden estudiarse las teorías sobre el envejecimiento exitoso (p. ej.:
Havighurst y Taba, 1963). Estas teorías intentan describir los caminos que deben seguir las
personas mayores para cumplir con las exigencias de su edad y llegar a un alto grado de
satisfacción en su vida. La satisfacción vital se convierte así en el constructo psicológico central
(Baltes, 1990). Pero no existe unanimidad entre los autores sobre los procesos que deben
seguirse para lograrla. Havighurst, Neugarten y Tobin (1964) afirman que el envejecimiento
óptimo va unido a un estilo de vida activo continuado. Las personas mayores deben prolongar
todo lo posible sus actividades acostumbradas y buscar nuevas alternativas para aquellas
otras que deban interrumpir por mandato de la edad. El postulado básico sería: la madurez
y la vejez llevan psicosocialmente a una lenta retirada (Disengagement) de la persona mayor.
El motor de esa retirada puede ser la propia persona, pero también su entorno. La retirada no
necesita ser uniforme y paralela en todos los entornos. El posible desequilibrio puede salvarse por
un nuevo cambio en las relaciones y en el entorno. Con frecuencia, la sociedad valora
positivamente este
proceso, considerándolo como un hecho biológico natural, por ejemplo, cuando las personas
mayores deben ceder su puesto de trabajo a los jóvenes.
Baltes y Baltes (1989), siguiendo la línea conceptual del envejecimiento exitoso, han conseguido
un modelo propio del desarrollo de la edad adulta que ha dado
pie hasta el momento presente a numerosas investigaciones empíricas. El transfondo de este
modelo de la optimización con compensación lo constituye el concepto del ciclo vital con sus
ganancias, estabilidad y pérdidas en la edad madura. Vejez y éxito no son contradictorios. La
persona mayor obtiene también la posibilidad de construir activamente su vida y regularla, según
las nuevas exigencias de la edad. Rige para ello el principio de que las capacidades descienden, por
lo regular, pero según el postulado de ganancias, estabilidad y pérdidas, la persona mayor dispone
de unas reservas y recursos que pueden ser movilizados. Existen para ello estrategias, ejercicios y
aprendizajes muy valiosos, eso sí, siempre sometidos a las limitaciones de la edad.
Según estos autores, se puede conseguir un nivel funcional estable, una autoimagen positiva
y un estado satisfactorio, por medio de tres procesos de adaptación fundamentales: la selección,
la optimizacióny la compensación. En concreto, Baltes y sus colaboradores (Marsiske, Lang, Baltes
y Baltes, 1995)
definen la selección como la reformulación de las metas de desarrollo y el establecimiento de
preferencias. Tiene dos subformas. La primera, en dirección positiva, se dirige a la prospección,
elección y formulación de metas y campos de acción. La segunda intenta evitar lo negativo,
reaccionando a las pérdidas y reformulando las metas con niveles estandar elegidos por el propio
individuo. La optimización se entiende como la adquisición, llegado el caso, o el
perfeccionamiento de medios, recursos y conductas que ayudan a conseguir las metas previstas.
La compensación se dirige a la recuperación y mantenimiento del nivel funcional o del estatus
bio-psico-social vigente hasta el momento. Con ello se procuramovilizar, sobre todo,
recursos, capacidades y habilidades que han permanecido latentes en el repertorio conductual
de la persona. El resultado final de la interacción de estos tres procesos es un sistema de vida
satisfactorio, exitoso y activado, aún a pesar de las limitaciones obvias que impone por sí misma la
edad.
2.3 TEORÍAS PARCIALES O ESPECÍFICAS
Las teorías limitadas a un campo específico suelen aparecer mejor formuladas e
investigadas. No intentan explicar el envejecimiento psicosocial en toda su extensión, sino
que se circunscriben a un campo parcial del desarrollo de la edad adulta.
En la teoría de la Common-Cause (Baltes y Lindenberger, 1997), se investigan
las relaciones entre las distintas edades y diversas funciones, porque se basan en una causa
común. Lindenberger & Baltes (1994) pudieron demostrar que, tras la introducción de funciones
sensoriales como variable mediadora entre la edad y el rendimiento cognitivo, la edad no ejercía
efecto directo alguno sobre el rendimiento cognitivo. Las diferencias individuales en las funciones
sensoriales ofrecían una covarianza del 93% con las diferencias de edad, en relación al
rendimiento cognitivo. Esto significa que, teniendo en cuenta las diferencias individuales, en las
funciones
sensoriales prácticamente no existen diferencias de edad substanciales en la capacidad del
rendimiento cognitivo, lo que avalaría la hipótesis de la "Common-Cause". Baltes y Lindenberger
(1997) proponen la
teoría de la Diferenciación- Dediferenciación , con la que no todos los autores están de acuerdo.
Según esta hipótesis, los rendimientos y resultados en las tareas cognitivas y en los tests
sensomotóricos tienden a converger con el paso de la edad. El fundamento de todo ello se busca
en la interdependencia de la psicología y la fisiología. Esta interdependencia postula que la
diferenciación neuronal de las estructuras cognitivas corre pareja con las funciones psicológicas.
Esta interdependencia psico-física se va debilitando en la edad adulta y los influjos de la
experiencia y el entorno adquieren un mayor protagonismo; por tanto, ya no sería tan influyente
y, en consecuencia, el desarrollo sensomotor aparecería cada vez más independiente del
cognitivo (Diferenciación). Pero esto solo sucede hasta que llega una edad más elevada o la vejez.
En estasedades superiores, los procesos psicológicos, sobre todo, los cognitivos, vuelven a estar
muy relacionados con los procesos fisiológicos (degenerativos). En consecuencia, tiene lugar
una inflexión del desarrollo anterior (Dediferenciación). Esta hipótesis se ha visto corroborada
hasta ahora en el campo cognitivo. Las investigaciones muestran un aumento, en
consonancia con las distintas edades, de las correlaciones entre las variables cognitivas y
sensoriales (Salthouse, Hancock, Meinz & Hambrick, 1996). Mientras que la mayoría de estos
resultados se apoyaban en datos transversales, últimamente aparecen datos basados en
exámenes longitudinales con la ayuda del Seattle Longitudinal Study (Maitland, Intrieri,
Schaie yWillis, 2000) y del Victoria Longitudinal Study (Hultsch, Hertzog, Dixon y Small, En el
ámbito del desarrollo socio-emocional aparece la teoría socio-emocional de la Selectividad
(Carstensen, 1992; Baltes y Carstensen, 1999) sobre el supuesto de que las interacciones sociales
están íntimamente relacionadas con la satisfacción subjetiva. Según esta teoría, se deben
poner en marcha medidas reguladoras para seguir aplicando con eficacia los recursos vitales de
que dispone la persona. La tesis fundamental de la teoría de la selectividad afirma que la persona
debe seguir activando su entorno social, modificándolo y adaptándolo con el paso de la edad.
Tres son los motivos por los que deben iniciarse y mantenerse las interacciones
sociales: 1) para la regulación directa de las emociones, 2) para el desarrollo del
autoconcepto y 3) para la búsqueda de información. El peso de cada uno de ellos no es constante,
sino que cambia con el transcurso de la edad. Mientras que, por ejemplo, la búsqueda de
información juega un importante papel en la juventud, en la edad adulta pasa a un segundo plano,
a favor de las motivaciones emocionales.
La idea central, pues, de la teoría de la selectividad es que las prioridades se van
desplazando, a lo largo del ciclo vital. De un entorno social amplio, pero no tan intensivo,
se pasa en la vejez a una concentración más selectiva y emocionalmente muy positiva de las
relaciones sociales. Los amigos y familiares íntimos están a esas edades en primera línea.
Paralelamente, las personas mayores no sólo se apartan de las relaciones superficiales, sino
también de las conflictivas. Este no es un proceso brusco. Más bien, se produce poco a poco, a
partir de la edad madura. En especial, las relaciones de los ancianos quedan, con frecuencia,
limitadas a un par de familiares encargados de su cuidado.
El Contextualismo evolutivo (Lerner, 2002) representa una nueva teoría parcial. Su idea central
dice que el proceso fundamental del desarrollo humano queda determinado por los cambios de
las relaciones recíprocas entre el individuo y los múltiples contextos que le rodean. Por un lado,
está la interacción dinámica de la psicología, la biología, las relaciones sociales y la cultura. Por
otro, aparecen las interacciones con los cambios históricos.
El desarrollo queda influenciado, pues, por las actividades sociales, los roles, los
recursos, pero también por la edad y los cambios y acontecimientos históricos, sean o no
normativos. Elder acentúa, ante todo, el efecto simultáneo de los cambios individuales de la edad
(biológicos o psicológicos), de los cambios sociales continuados (evolución generacional) y de los
cambios históricos (económicos, culturales, etc...) en todo el desarrollo de la edad adulta y de la
vejez.
3. CONTEXTOS
Al hablar de contextos, uno se ve obligado a circunscribirse a algún campo conreto. Aquí nos
referiremos al ámbito más cercano a la persona, a sus propias competencias, sobre todo, las
sensoriales y cognitivas que, como hemos visto, son las variables quizá más trabajadas en las
investigaciones sobre el desarrollo de la edad adulta y la vejez.
En general, los estudios actuales indican que el desarrollo de las
Capacidades visuales y auditivas decrecen en la edad adulta, a partir de los 40 años (Fozard
y Gordon-Salant, 2001). Los cambios causados por la edad en la anatomía y fisiología del sistema
auditivo influyen directamente en la capacidad auditiva individual. La presbiacusia (pérdida
del oído en la zona de las altas frecuencias) es la dificultad auditiva que se observa más
frecuentemente en las personas mayores, mientras que las frecuencias bajas se perciben
relativamente bien. A edades avanzadas, también suele aparecer el zumbido. Este suele
manifestarse junto a la presbiacusia ocasionada por la exposición a un ruido excesivo. La
reducción de la capacidad visual acontece, en general, en más de la mitad de
las personas mayores de 75 años. Pueden sobrevenir cambios en la sensibilidad para los
contrastes (cerca de un 6% de reducción anual, a partir de los 65 años), en la adaptación a
la oscuridad, en la percepción de colores o en las capacidades y habilidades de acomodación. Con
el envejecimiento, el cristalino adquiere espesor, perdiendo plasticidad y capacidad de
acomodación (presbiopía). Normalmente, no puede acomodarse a los objetos que están muy
lejos o muy cerca. También se produce una disminución del tamaño de la pupila (miosis), y esta
responde más lentamente, disminuyendo la capacidad del ojo para ajustarse a los cambios
repentinos de luz. Además, suele aumentar la frecuencia de las cataratas, glaucoma y
degeneración macular. Las conductas motoras se vuelven más lentas, aunque existen grandes
variaciones. En la investigación sobre tiempos sencillos de reacción, se consigna un 25% más
de lentitud en las personas mayores de 65 años, en comparación con personas más jóvenes
(Ketcham y Stelmach, 2001). Las mediciones del equilibrio muestran que la inestabilidad aumenta
y con ella la mayor probabilidad de una caida. También disminuye el empleo de las
informaciones propioceptivas, es decir, sobre la situación del cuerpo en el espacio. Estos
efectos podrían producirse por una innervación más lenta o una disminución de las fuerzas
musculares necesarias para mantener la estabilidad. La capacidad cognitiva es uno de los recursos
centrales y quizá mejor investigados en las personas mayores. Los recursos cognitivos se dividen
en una serie de subprocesos y solo una observación bien diferenciada puede aclarar los
fenómenos de su desarrollo. En el ámbito de la Inteligencia , existen grandes diferencias
interindividuales. Un estudio pionero en el desarrollo de la inteligencia adulta que sigue
proporcionando nuevos datos es el "Seattle Longitudinal Study" (Schaie, 1996). Este estudio
investiga el desarrollo cognitivo, a través de distintas dimensiones intelectuales. Schaie pudo
demostrar con sus mediciones los cambios debidos a la edad en las cinco capacidades primarias
de la inteligencia (pensamiento inductivo, orientación espacial, habilidad numérica, capacidad
verbal y fluidez verbal). La variabilidad y diferenciación que aparecen en las dimensiones
intelectuales llevan de la mano a la cuestión de si existe algún ámbito en las capacidades
que pueda alcanzar un alto rendimiento en la edad adulta y la vejez. Ello condujo a
investigar otros aspectos de la inteligencia, como la "sabiduría" o la "inteligencia práctica".
La inteligencia práctica se refiere a las tareas necesarias para una vida autónoma, por
ejemplo, la interpretación de mapas, planes de viaje, instrucciones de las recetas médicas o la
declaración de la renta. Efectivamente, en estos aspectos aparece una gran estabilidad en la
edad adulta. Las personas mayores son equiparables en esto a las más jóvenes. Quizá la razón de
ello se encuentre en que se trata de tareas relativamente sencillas que no necesitan de la totalidad
de los recursos intelectuales.
Por otra parte, los valores medios en el descenso y limitación de la inteligencia
práctica se debe sin duda al mayor número de personas dementes que aumenta con la edad.
Staudinger y Baltes (1996) definen la Sabiduría como el conocimiento experto en las cuestiones
vitales. Una persona sería sabia, según esta definición, cuando tiene un mayor conocimiento
de los hechos al dirimir situaciones conflictivas, cuando domina mejores estrategias ante las
consecuencias de una toma de decisiones, cuando considera todos los aspectos del entorno
estableciendo prioridades o cuando reconoce las inseguridades de la vida para poder salvarlas.
También en esto ha podido demostrarse que en los grupos de edad entre los 20 y los 89 años no
existe ningún efecto achacable a la edad. Las personas mayores se equiparan a los jóvenes en la
solución de problemas, a base de la sabiduría.
La investigación de la memoria tiene una larga tradición parecida a la de la inteligencia. La
memoria constituye una premisa central para formarse la identidad y la autonomía,
convirtiéndose así, a lo largo de todas sus dimensiones, en algo decisivonpara las personas adultas.
Desde el punto de vista psicológico general, pueden distinguirse en ella diversos aspectos que
suelen resumirse en memorizar, almacenar y recordar informaciones y experiencias.
La memoria procedimental se dirige a aprender y recordar habilidades cognitivas o motoras,
como conducir un coche, contar, deletrear o leer. Estas habilidades poseen un fuerte
componente de automatismos y no exigen recordar explícitamente el momento en que fueron
adquiridas. Por eso, se habla también de procesos implícitos de memoria , en oposición a los
procesos explícitos ("Recall" y "Recognition")
tan necesarios para recordar la información. Curiosamente, en el rendimiento de los procesos
implícitos no surgen cambios con la edad (Park y Schwarz, 2000).
La memoria primaria intenta recordar las informaciones presentadas de una vez.
El hecho de su limitada capacidad explicaría por qué se recuerdan mejor las últimas palabras
escuchadas de una lista y no las primeras (Recency-Effekt). En este tipo de memoria existen
diferencias mínimas debidas a la edad. Por el contrario, la diferencia de edad juega un gran papel
en la memoria de trabajo necesaria para recordar y elaborar simultáneamente las informaciones.
En la práctica, esto quiere decir que no existiría ningún problema con el aumento de la edad
para recordar un número de teléfono; pero si se tratase de tener presente ese número y a la vez
elaborar simultáneamente otras informaciones, la edad podría ser determinante.
La memoria episódica concierne a la capacidad de recordar los acontecimientos autobiográficos
recientes. Esto se investiga por medio de la libre reproducción de listados de palabras,
frases, historietas o imágenes. Efectivamente, los resultados correlacionan con los cambios de
edad. Estos cambios son mayores en comparación con otros tests de memoria, como los de
memoria procedimental o semántica. Las diferencias de edad aumentan con las dificultades para
elaborar la información. Si se ofrece un apoyo para esa elaboración, las personas mayores se
benefician en mayor grado que los jóvenes.
La memoria semántica se refiere a la capacidad de poder recordar un conocimiento objetivo.
En relación, por ejemplo, con los conocimientos generales -un subtest de un muy extendido test
de inteligencia para adultos- apenas aparecen diferencias, en relación con la edad o, en todo
caso, se decantan a favor de las personas mayores. De todas formas, las dificultades para
recordar nombres de personas son características de las personas mayores que las consideran
como una problemática típica de la edad. Esto quizá se deba al hecho de que hablando de
conocimientos generales, si no se recuerda un término o una palabra, siempre puede ser
sustituida por otra; algo imposible, al tratarse de los nombres de las personas.
La memoria espacial presenta también diferencias, cuando se habla de entornos
que resultan familiares. Las personas mayores, por lo general, se orientan bien en un entorno,
aunque no sean capaces de describirlo verbalmente.
La memoria autobiográfica atañe a los recuerdos de los acontecimientos vividos. Es típico que
las personas mayores recuerden con exactitud las circunstancias de su niñez que para ellas
permanecen intactas. Generalmente, suelen ser acontecimientos muy concretos y marcados.
Llama la atención que los recuerdos más frecuentes estén datados entre los 10 y los 30 años.
Quizá estos recuerdos están unidos a contenidos emocionales. Si se toman en consideración
acontecimientos sin ninguna relación personal, tanto los jóvenes como los mayores recuerdan las
cosas peor, cuanto más distanciadas están en el tiempo.
La memoria prospectiva, es decir, la capacidad de recordar que uno debe poner en práctica lo que
tenía intención de hacer se convierte en uno de los problemas diarios más comunes (Kliegel y
Martin, 2003). Este hecho es, en esencia, independiente de la edad y de la situación vital de una
persona. Sin embargo, tratándose de los mayores, estas tareas típicas diarias les acarrean diversos
problemas con resultados negativos para su situación particular o su salud, por ejemplo, para la
toma de medicamentos o las visitas al médico (Park, Hertzog, Kidder, Morrell y Mayhorn, 1997).
A pesar de que los datos empíricos al respecto suelen ser contradictorios, aparecen indicios de un
receso de la memoria prospectiva en la vejez. Huppert, Johnson y Nickson (2000) investigaron,
en uno de los estudios más populosos, a 11.956 personas de 65 años y mayores sobre la
memoria prospectiva, con la ayuda de un screening. Solo un 54% de los participantes pudieron
solucionar las tareas con éxito. Los análisis del efecto "edad" demostraron una caída clara y
lineal del rendimiento con el aumento de la edad. Los autores del estudio encontraron también
una clara relación de la memoria prospectiva con la sintomatología demencial. Teniendo en
consideración las variables demográficas más relevantes (sexo, formación, estatus
socioeconómico, etc...), las personas diagnosticadas con demencia débil presentaban un 88%
de riesgo acusado de no poder superar las tareas de memoria prospectiva. Otro campo bastante
estudiado es el del aprendizaje. Las personas mayores pueden aprender con éxito diversas
habilidades, pero deben dedicar a ello más tiempo, quizá por una escasa formación anterior. En
los aprendizajes verbales, como la adquisición de un nuevo idioma o de nuevas asociaciones entre
nombres y rostros, se detecta que las personas mayores asocian, por ejemplo, los pares de
palabras, pero con un mayor esfuerzo y un tempo más lento. También aparece la importancia
de las condiciones del propio contexto del aprendizaje. Las diferencias de rendimiento entre
las distintas edades suele ser menor, cuando los sujetos pueden elegir por sí mismos los tiempos
de trabajo o de respuesta. No existen, por tanto, fronteras para el aprendizaje, si bien cambian
con la edad las condiciones de un aprendizaje efectivo. Al mismo tiempo, conviene tener en
cuenta las posibilidades de los potenciales insuficientemente desarrollados. Al hilo de lo
expuesto hasta el momento, también podría hablarse de la parte positiva de las capacidades
cognitivas en la edad adulta y la vejez. El desarrollo no corre por libre, sino que cabe influir en él
de manera activa y preventiva. Desde el punto de vista de la modificabilidad o plasticidad del
rendimiento cognitivo en edades adelantadas, uno puede preguntarse hasta dónde se puede
actualizar o mejorar el rendimiento intelectual y de la memoria con el entrenamiento. En el
estudio ADEPT (Adult Development and Enrichment Project) (Baltes y Willis, 1982), se
cuestionó, si podrían mejorarse algunas capacidades primarias con el entrenamiento. Con un
training en estrategias de cinco de horas de duración pudieron conseguirse progresos significativos
en los campos entrenados, pero sin ningún transfer a otros ámbitos, resultando así ser específicos.
Las mejoras permanecían todavía diez meses después. En una investigación posterior con el
mismo training, se estudió, si las personas que habían manifestado un descenso de al menos un
punto en una de las capacidades primarias podrían equilibrar parcialmente esa pérdida con un
nuevo training. Es lo que sucedió a unas dos terceras partes de los sujetos. Es más. Un 40% de
ellos recuperó el rendimiento alcanzado 14 años atrás. El seguimiento, siete años más tarde,
demostró la superioridad del grupo entrenado y la repetición del training mejoró todavía más su
ventaja. Como se ve, un entrenamiento adecuado puede recuperar buena parte de las pérdidas.
Pero siguiendo con esta cuestión, cabe preguntarse: ¿puede aumentar todavía el rendimiento en
las personas que han alcanzado ya un nivel relativamente alto? El Programa "Autonomía en
la edad adulta" (SIMA; Oswald, Hagen, Rupprecht y Gunzelmann, 2003) intentó dar una
respuesta. Con una muestra inicial de 375 sujetos entre 77 y 93 años, sin daños cognitivos, y su
correspondiente grupo de control se estudió el efecto de un training de memoria (20 sesiones) en
combinación con otro motórico (22 sesiones). Los participantes mejoraron en varios ámbitos
entrenados, por ejemplo, en la atención y en el tempo para la elaboración de la información. Sin
embargo, no se observó ningún transfer en los campos no entrenados. En los continuos
seguimientos anuales, se demostró que muchos de los sujetos seguían manteniendo los niveles
adquiridos en el training. Finalmente y en este mismo contexto, puede ser interesante saber,
si el rendimiento de las personas mayores puede alcanzar los mismos niveles de la época de su
juventud. Para ello se trabaja con el método "Testing the Limits", en el que los sujetos ejercitan
una y otra vez una habilidad, hasta que dejan de observarse nuevos progresos. En un estudio de
Kliegl, Smith y Baltes (1989) en que se entrenaba (20 sesiones) la reproducción de listados pudo
demostrarse que las personas mayores conseguían mejoras masivas, superando a los sujetos no
entrenados. Esto indicaría que la falta de ejercicio podría considerarse como una causa
fundamental de los cambios observados, en relación con la edad. Por otro lado, las mejoras de las
personas más jóvenes eran superiores a las de las personas mayores, lo que volvería a apoyar la
gran importancia del ejercicio de capacidades y habilidades.
No obstante, aún contando con todos estos datos, debemos concluir que siguen
siendo necesarias otras muchas más explicaciones para las diferencias entre las distintas edades,
una y otra vez constatadas.
PSICOLOGÍA DEL ADULTO

Cambios físicos, afectivos, cognoscitivos y sociales.

Es la etapa que comienza alrededor de los 20 años y concluye cerca de los 40, cuya característica
principal, es que el individuo debe comenzar a asumir roles sociales y familiares, es decir, hacerse
responsable de su vida y de la de quienes le acompañan en la conformación de una familia.

ETAPAS DE LA VIDA ADULTA.

 Edad Adulta Temprana: de los veinte (20) a los cuarenta y cinco (45) años.
 Edad Adulta Intermedia: De los cuarenta y cinco (45) a los sesenta y cinco (65) años.
 Edad Adulta Tardía o Avanzada: De los sesenta y cinco (65) años en adelante. LA EDAD

1. EDAD ADULTA TEMPRANA.


 DESARROLLO FISICO

Entre los diecinueve (19) y los treinta años (30), cuando el cuerpo se ha desarrollado por completo, la
mayor parte de las personas alcanza el clímax de su capacidad física: la fuerza, la energía y la resistencia
llegan a su máximo; el sistema cardiovascular es muy fuerte; los músculos y los sentidos alcanzan el
máximo desarrollo; las habilidades psicomotoras funcionan a un nivel excelente.

 SALUD

Los adultos jóvenes son menos vulnerables a infecciones respiratorias y resfriados. Si enferman, lo
superan rápidamente. Con frecuencia superan las alergias de la infancia y sufren menos accidentes que
en las etapas anteriores. Los adultos jóvenes se enferman con menos facilidad que los niños, y si sucede,
lo superan rápidamente. En esta etapa la causa principal de muerte son los accidentes, luego el cáncer,
enfermedades del corazón, el suicidio y el Sida.
 Hay aumento de peso corporal. Es importante prestarle atención a la obesidad en esta etapa,
ya que puede causar problemas de colesterol, de autoestima, de presión alta, enfermedad
cardiaca, apoplejía, diabetes, cálculos biliares y algunos tipos de cáncer. Por ello son
importantes la dieta y el ejercicio.
 Agudeza visual es óptima entre los 20 y 40. • El gusto, olfato, sensibilidad al dolor y
temperatura suelen permanecer intactos hasta los 45 años.
 La pérdida de la audición en especial para sonidos más agudos, es gradual a partir de los 25
años.
 Estrés. Los efectos del estrés en los adultos jóvenes no son tan claros como el de las drogas,
por ejemplo. Los efectos son más sutiles y tocan a todos los sistemas.
o Así pues el estrés se asocia con varios males físicos, tales como problemas
gastrointestinales, cardíacos e hipertensión arterial.
o Se relaciona con la ansiedad, y ésta es uno de los síntomas psiquiátricos más comunes.
o No todos los adultos responden a los acontecimientos estresantes de la misma manera.
Además hay pruebas de que el estrés en el adulto puede interactuar con otros estímulos
estresantes a los que haya podido estar expuesto en la niñez, y aumentar la probabilidad
de problemas psiquiátricos y de abuso de alcohol y/o otras drogas.
 La mayoría de las enfermedades son multifactoriales, e involucran causas genéticas y
ambientales.
o Existen siete hábitos básicos importantes relacionados directamente con la salud:
desayunar, comer a horas regulares, comer moderadamente, hacer ejercicio, dormir
7 u 8 horas en la noche, no fumar y beber moderadamente (Rice, 1997).
o A partir de los treinta (30) años, y hasta los cuarenta (40) asistimos a una
declinación gradual de los procesos vitales, de la fuerza y la destreza muscular y de
la capacidad auditiva y visual. Los cambios son pequeños y, por ello, muchas veces
imperceptibles.
 Algunos de los problemas en que pueden caer los adultos tempranos son:
o Tabaquismo: Puede ser genético. Puede producir cáncer de pulmón, de estómago,
hígado, laringe, boca, esófago, vejiga, riñón, problemas gastrointestinales,
enfermedades respiratorias.
o Alcohol: La universidad es la época y el lugar principal para beber. El consumo de
alcohol se asocia con riesgos como automovilísticos, los accidentes actividades
sexuales no planeadas e inseguras, inasistencia a clases, bajas calificaciones, y
problemas de salud.
o Consumo de drogas: Al igual que en la adolescencia, la marihuana es la droga más
popular entre adultos jóvenes. El consumo a largo plazo de la marihuana está
asociado con la pérdida significativa de la memoria y atención. El consumo crónico
y excesivo de la cocaína también puede deteriorar el funcionamiento cognoscitivo.
o Enfermedades de transmisión sexual: tales como la sífilis, el herpes genital, la
gonorrea, el SIDA. Una manera para reducir el riesgo de infectarse es utilizar el
condón; sin embargo, muy pocos lo utilizan.

 DESARROLLO COGNOSCITIVO

Pensamiento Reflexivo Pensamiento Posformal. Tipo de pensamiento lógico que puede aparecer en la
adultez, involucra una evaluación activa continua de la información y las creencias a la luz de la
evidencia y las consecuencias Tipo maduro de pensamiento que se basa en la experiencia subjetiva, la
intuición y la lógica; es útil para lidiar con la ambigüedad, la incertidumbre, la inconsistencia, la
contradicción, la imperfección y el compromiso.
Mecanismos de conmutación. Capacidad para pensar al menos en dos sistemas lógicos y de pasar del
razonamiento abstracto a las consideraciones prácticas del mundo real y viceversa. Definición del
Problema Capacidad para reconocer que un problema corresponde a una clase o categoría de problemas
lógicos y definir sus parámetros
Cambio, Producto, Proceso y Capacidad para considerar que un problema puede ser resuelto ya sea por
medio de un proceso, con aplicación general a problemas similares, o por medio de un producto, una
solución concreta al problema particular.
Pragmatismo. Capacidad para elegir la mejor de varias soluciones lógicas y para reconocer criterios de
elección.
Soluciones Múltiples. Conciencia de que la mayor parte de los problemas tienen mas de una causa, de
que la gente puede tener metas distintas y que pueden emplearse diversos métodos para llegar a mas de
una solución.
Conciencia de la Paradoja Reconocimiento de que un problema o una solución implica un conflicto
inherente.
Pensamiento Autorreferenciado. Una persona es consciente de que debe ser quien decida que lógica
usar.

SHAIE: Un modelo del ciclo de vida del desarrollo cognoscitivo Sus etapas giran en torno a metas
motivacionales que aparecen en varias faces de la vida.
Etapa Adquisitiva / Etapa de Logro(19;21-30; 31) Los niños y adolescentes adquieren información y
habilidades en aras del conocimiento mismo y como preparación para participar en la sociedad. Los
adultos jóvenes ya no adquieren el conocimiento en aras del conocimiento mismo, lo utilizan para
alcanzar metas, como una carrera y una familia.
 Etapa de Responsabilidad (39-61) Etapa Ejecutiva( 30 o 40- edad media) Etapa de
Reorganización (fin de la edad media, inicio de la adultez tardía) La gente de edad media usa la
mente para resolver problemas prácticos asociados con su responsabilidad con otros, como los
miembros de la familia o los empleados. Estas personas pueden superponerse con las etapas de
logro y responsabilidad , se responsabiliza de los sistemas sociales o los movimientos sociales.
Se ocupan de relaciones complejas a niveles múltiples La gente que se jubila reorganiza su vida
y sus energías intelectuales alrededor de empresas significativas que toman el lugar del trabajo
remunerado.
 Etapa Reintegrativa ( adultez tardía) Etapa de Creación del Legado (vejez avanzada) Los
adultos mayores suelen experimentar cambios biológicos y cognoscitivos y tienden a ser mas
selectivos acerca de las a las que dedican sus esfuerzos. Se enfocan en el propósito de lo que
hacen y se concentran en tareas que tienen más significado para ellos. Casi al final de la vida, es
posible que las personas mayores dejen instrucciones para la disposición de sus posesiones
preciadas, hagan arreglos funerarios, proporciones historias orales o escriban la historia de su
vida como un legado para sus seres queridos.

Inteligencia Emocional Capacidades para Percibir Usar Entender Manejar Las emociones Afecta
Eficacia en el trabajo A al calidad de las relaciones personales.

 Razonamiento Moral. Los juicios morales se tornan mas complejos Experiencias que estimulan
Encontrarse con valores contradictorios lejos de casa. Responsabilizarse del bienestar de otros
Inducen a los adultos a reevaluar sus criterios de lo que es correcto y justo.
 Crecimiento Cognoscitivo en la Universidad Descubrimiento intelectual y crecimiento personal
Pensamiento Critico Razonamiento moral Cambian en respuesta a: El currículo que ofrece
nuevas ideas y formas de pensamiento. Los miembros del profesorado, que proporcionan
nuevos modelos. Toman conciencia de que sus opiniones en muchos temas son tan validos
como los de cualquier otro Otros estudiantes que cuestionan opiniones y valores muy antiguos.
La cultura estudiantil que es diferente de la sociedad en general, elaboran sus propios juicios y
eligen sus propias creencias y valores a pesar de la incertidumbre y el reconocimiento de otras
posibilidades válidas.
 Crecimiento Cognoscitivo en el Trabajo. La gente crece intelectualmente en los empleos que
constituyen un reto, la complejidad sustancial del trabajo. el grado de pensamiento, el juicio
independiente que requiere la hipótesis extensión Flexibilidad de una persona para afrontar las
demandas cognoscitivas de la Las ganancias cognoscitivas del trabajo se transfieren a las horas
en que no se trabaja

 DESARROLLO PSICOSOCIAL
ENFOQUES DEL DESARROLLO PSICOSOCIAL
 MODELO DE LAS ETAPAS NORMATIVAS • Erick Erikson creía que la
personalidad cambia a lo largo de la vida, planteó:
o INTIMIDAD vs. AISLAMIENTO: Si los jóvenes adultos no son capaces de
hacer compromisos personales profundos con otros, pueden aislarse y
ensimismarse.
o Mientras trabajan para resolver demandas conflictivas de la intimidad,
competitividad y distancia, desarrollan un sentido ético: “MARCA DEL
ADULTO” (Erikson).
o Las relaciones intimas exigen sacrificio y compromiso.
o También distinguió las intimidades sexuales, que tienen lugar en encuentros
casuales, de la intimidad madura con “I” mayúscula, la cual va más allá de la
misma sexualidad.
o La resolución de esta etapa produce la “virtud”.
 MODELO DE LAS ETAPAS NORMATIVAS

o MODELO DE RASGOS. Trata de encontrar la estabilidad o el cambio en los rasgos de


personalidad.
o Paul Costa y Robert McCrae: MODELO DE 5 FACTORES:

1. Neuroticismo: Inestabilidad emocional (ansiedad, hostilidad,


depresión, autoconciencia, impulsividad y vulnerabilidad).
2. Extroversión: Cordialidad, ánimo gregario, asertividad, actividad,
búsqueda de excitación y emociones positivas.
3. Apertura a la experiencia: Dispuesto a probar nuevas cosas y adoptar
nuevas ideas,
4. Escrupulosidad: Competentes, ordenadas, cumplidas, decididas y
disciplinadas.
5. Agradabilidad: Son fiables, francas, altruistas, obedientes, modestas e
influenciables.
 PERIODOS DE TRANSICIÓN. Transición del adulto joven (17 a 22 años). La
transición del adulto joven, puede tomar de tres a cinco años, una persona necesita
pasarse de la edad preadulta a la adulta, mudarse de la casa de sus padres y volverse
más independiente tanto financiera como emocionalmente.
o Ingreso a la estructura de la vida para la edad adulta temprana (22 a 28 años).
“Ingreso al mundo del adulto”, la persona joven se vuelve un adulto y
establece el ingreso a la estructura de la vida para la edad adulta temprana.
Puede consistir en relaciones con el otro sexo, matrimonio e hijos; compromiso
con el trabajo, selección de una ocupación; escoger un hogar; relaciones con
amigos y con la familia; y compromiso con grupos cívicos y sociales.
o Transición de los 30 años. Los hombres les echan otra mirada a sus vidas. Se
preguntan si los compromisos que han hecho durante la década anterior han
sido prematuros - o hacen compromisos firmes por primera vez. Problemas,
con el matrimonio frecuentes, y la tasa de divorcio lleva al máximo. El papel
del trabajo cambia a medida que el hombre cambia de trabajo, es ascendido o
se formaliza después de un período de incertidumbre. Si las elecciones hechas
ahora son acertadas, proporcionan un fundamento firme para la siguiente
estructura de vida. Si son inadecuadas, pueden debilitarse peligrosamente.
o Culminación de la estructura de vida para la edad adulta temprana (33 a 40
años). • Entre los 35 y 40 años, hacia el final del período de formalización,
viene uno llamado “dueño de su vida”. Ahora, un hombre se irrita con la
autoridad de los que tienen poder e influyen sobre él, y desea escaparse y
hablar con su propia voz; pero teme una pérdida de afirmación y respeto.
Durante este período, un hombre a menudo abandona a su consejero y está de
malas con su esposa, hijos, seres queridos, jefe, amigos o compañeros de
trabajo. La forma como un hombre resuelve o fracasa al resolver los problemas
de esta fase afectará la forma de manejar la transición de la mitad de la vida.

RELACIONES INTIMAS • AMISTAD.

 Son menos estables que en periodos anteriores y posteriores, debido a la frecuencia con que las
personas de esta edad se mudan.
 Estas amistades se centran en el trabajo y las actividades como padres y en compartir
confidencias y consejos.
 Los adultos tempranos solteros dependen de los amigos para satisfacer sus necesidades sociales:
tienen un sentimiento de bienestar.
1. AMOR: Según Stemberg hay 3 elementos o componentes del amor:
2. INTIMIDAD: elemento emocional.
3. PASIÓN: elemento motivacional.
4. COMPROMISO: elemento cognoscitivo. El grado en que está presente cada
uno de estos elementos determina qué tipo de amor siente una persona.

ADULTEZ MEDIA

COMPRENDE DESDE LOS 40 – 65 AÑOS


 SALUD

 La hipertensión es una preocupación cada vez más importante a partir de la madurez.


Es la condición crónica más común entre los hombres de 45 a 64 años y la segunda más
común en las mujeres de este grupo de edad.
 El estrés es un tema muy importante que se observa a menudo en la adultez intermedia,
este produce cambios químicos en el cuerpo. En una situación de estrés, el cerebro
envía señales químicas que activan la secreción de hormonas en la glándula
suprarrenal. Las hormonas inician una reacción en cadena en el organismo: el corazón
late más rápido y la presión arterial sube; la sangre es desviada de los intestinos a los
músculos para huir del peligro; y el nivel de insulina aumenta para permitir que el
cuerpo

ADULTEZ TARDÍA

 EXPECTATIVA DE VIDA
Tiempo estadísticamente probable que una persona nacida en un momento o lugar específicos puede
llegar a vivir, dadas su edad y condición de salud actuales. Factores que influyen en la expectativa de
vida:
Diferencias de género
 Menor mortalidad femenina en el parto.
 Mujeres tienen más expectativa de vida que los hombres Debido a • mayor apoyo
social. Menor consumo de tabaco.
 Estrógenos.
 Diferencias regionales, raciales y étnicas
 Mayor educación y accesibilidad a centros de salud en países desarrollados.
 La raza negra por lo general tiene una expectativa de vida menor que la raza blanca
¿Por qué envejecen las personas? Existen dos teorías con respecto al envejecimiento
biológica: teoría de la programación genética y teoría de la tasa variable.
o TEORÍAS DE LA PROGRAMACIÓN Teoría de la senectud programada:
envejecimiento resultado de GENÉTICA de ciertos genes. la conexión y
desconexión en secuencia Teoría endocrina: los relojes biológicas actúan a través
de las hormonas para controlar el ritmo de envejecimiento. Teoría inmunológica: el
deterioro del sistema inmunológico da mayor vulnerabilidad a las enfermedades
infecciosas y a la muerte. Teoría evolutiva: el deterioro del sistema inmunológico
da mayor vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas y a la muerte.
o TEORÍAS DE LA TASA VARIABLE de células y tejidos se Teoría del desgaste:
las partes vitales desgastan. Teoría de los radicales libres: el daño acumulado por
radicales de oxígeno hacen que dejen de funcionar las células. Teoría de la tasa de
vida: entre mayor sea la tasa del metabolismo del organismo, más corto es su ciclo
de vida. Teoría autoinmune: el sistema inmunológico deteriorado ataca a las
propias células.

 CAMBIOS FÍSICOS

 Cambios orgánicos y sistémicos • Algunos sistemas corporales pueden degenerar más


rápido que otros.
 Capacidad de reserva: capacidad de apoyo que ayuda a los sistemas del cuerpo a funcionar
hasta el límite extremo en estrés.
 Envejecimiento del cerebro. Fallos en la memoria a largo plazo.
 Pérdidas de sinapsis y desmielinización. Cambios en ciertas áreas del cerebro tienen
consecuencias sociales y cognoscitivas.

OTROS CAMBIOS
 Visión y audición: Los ancianos ya no tienen la misma capacidad de antes para modificar la
sensibilidad de sus ojos, por lo que a veces aparecen ciertas anomalías como: cataratas,
glaucoma y degeneración macular. La capacidad de audición también disminuye.
 Fuerza, resistencia, equilibrio y tiempo de reacción: la actividad muscular decae y los
huesos se desgastan.
 Sueño: los ancianos duermen menos que antes y suelen despertarse por estímulos no muy
fuertes. • Funcionamiento sexual: Para mantener este factor es importante haber llevado una
vida sexual activa, sin embargo, hay mayores problemas para desarrollar una erección y
eyacular.
INFLUENCIA DEL ESTILO DE VIDA EN LA LONGEVIDAD
 Actividad física: El ejercicio regular protege contra la cardiopatía, la osteoporosis y la
diabetes, y mejora también el estado de alerta mental y la depresión.
 Nutrición: Se debe evitar el consumo de grasas pues aumenta el riesgo de ciertas
enfermedades. Problemas mentales y conductuales.
 Depresión: Causada por la influencia de múltiples genes que interactúan con factores
ambientales como sucesos estresantes y soledad. Demencia: Es el deterioro cognoscitivo y
conductual debido a causas fisiológicas que interfieren con las actividades cotidianas.
DESARROLLO PSICOSOCIAL
Erikson: el mayor logro es el sentido de la integridad del yo.
Crisis: Integridad del yo frente a la desesperanza.
Virtud: la sabiduría (aceptar la vida que uno ha vivido) ¿Cambia la personalidad con la vejez? Depende
de la forma en que se midan la estabilidad y el cambio.
AFRONTAMIENTO Y SALUD MENTAL: • Afrontamiento: pensamiento y conductas adaptativas que
proponen aliviar el estrés. • Modelo defensas adaptativas • Modelo de valoración cognoscitiva
MODELOS DE ENVEJECIMIENTO ÓPTIMO: • 3 componentes principales: 1)Evitación de la
enfermedad o de la discapacidad relacionada con la enfermedad. 2)Mantenimiento de un elevado
funcionamiento físico y cognoscitivo. 3)Participación constante en actividades sociales y productivas.
TEORÍA DE LA RETIRADA FRENTE A LA TEORÍA DE LA ACTIVIDAD: • T. de la actividad:
entre más activos permanezcan los ancianos, mejor envejecen. • T. de la retirada: El envejecimiento
implica una reducción gradual de la participación social y una mayor preocupación por sí mismo.
Teoría de la continuidad: La actividad es importante en la medida que representa la continuación de un
estilo de vida. • El papel de la productividad: La actividad productiva, con o sin remuneración, como la
clave para envejecer bien
OPTIMIZACIÓN SELECTIVA CON COMPENSACIÓN: • Selección • Optimización • Compensación
Trabajo y retiro en la vejez: Consideran factores financieros y de salud. - Los adultos que pueden
retirarse lo hacen.

¿CÓMO INFLUYE LA EDAD EN LAS ACTITUDES HACIA EL TRABAJO Y DESEMPEÑO


LABORAL?
 Les gusta su trabajo
 Mayor educación y mejor salud
 Son más productivos pero también más lentos. La vida después del retiro: o Estilo de vida
enfocado a la familia: Familia, hogar y compañeros. o inversión equilibrada: Familia, trabajo y
recreación. o esparcimiento serio: Una actividad que requiere destreza, habilidad y compromiso.
ARREGLOS DE VIVIENDA:
 Envejecer en el lugar
 Vivir solos
 Vivir con los hijos adultos
 Vivir en instituciones Relaciones personales en la vejez: A medida que la gente envejece tiende
a pasar menos tiempo con otros.

TEORÍAS DEL CONTACTO SOCIAL Y DEL APOYO SOCIAL:


 Teoría de la caravana social: Identificación de los miembros de su red social. (apoyo/no apoyo)
 Teoría de la selectividad socioemocional: Pasar tiempos con personas que satisfacen sus
necesidades emocionales inmediatas.

IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES SOCIALES:


El apoyo emocional ayuda a los ancianos a mantener la satisfacción con la vida ante el estrés y el
trauma.
Los vínculos positivos suelen mejorar la salud y el bienestar.
SEXUALIDAD EN LA ETAPA ADULTA
Sexualidad en la etapa adulta. HOMBRE (a partir de los 30 años)

1. - El deseo es menos acuciante


2. - Necesita menos orgasmos
3. - No tiene tanta necesidad de fantasías
4. - Responde rápidamente ante un estímulo sexual
5. - Alcanza la erección con rapidez
6. - Se alarga el período refractario 

Sexualidad en la etapa adulta HOMBRE (a partir de los 40 años).

1. La experiencia sexual es más sensual, difusa y generalizada


2. Esta es una característica de las edades media y tardía a diferencia de las sensaciones intensas y
genitalmente localizadas del hombre más joven.
 
Sexualidad en la etapa adulta HOMBRE (después de los 50/60 años).

1. La frecuencia del orgasmo y el período refractario cambia notablemente.


2. Puede haber deficiencia en la producción de testosterona disminuyendo la líbido.
3. Pueden aparecer síntomas de debilidad, cansancio, depresión, irritabilidad y algunas
disfunciones sexuales (climaterio masculino).
 
Sexualidad en la etapa adulta HOMBRE (después de los 50/60 años).

1. Al disminuir el impulso biológico, el hombre puede tener una conducta sexual más parecida a la
de la mujer.
2. Tienen mayor importancia las fantasías y el tener un ambiente adecuado.
3. La preocupación por el orgasmo es menor.

Sexualidad en la etapa adulta MUJER (en la década de los 30 y 40 años).

1. Alcanza la mayor excitabilidad sexual


2. Rápida excitabilidad y rapidez para llegar al orgasmo
3. En las que tuvieron hijos lo facilita el aumento de la vascularidad en las vísceras pélvicas. 

Sexualidad en la etapa adulta MUJER (en la década de los 30 y 40 años).

1. Hay buena lubricación vaginal y mayor facilidad de tener orgasmos múltiples


2. Hay mayor interés para el sexo
3. Hay pérdida de inhibiciones y mayor seguridad de ser aceptadas por su compañero 

Sexualidad en la etapa adulta MUJER (a partir de los 45/50 años).

1. Ingreso en la menopausia
2. El comportamiento sexual puede variar en cada mujer
3. Hay una menor producción de esteroides
4. La actividad sexual regular disminuye las dificultades y trastornos sexuales 

Sexualidad en la etapa adulta MUJER (a partir de los 45/50 años).


1. La respuesta clitórica se conserva con la edad
2. Disminuye la lubricación vaginal
3. Las contracciones clónicas durante el orgasmo son menos vigorosas y frecuentes 

Sexualidad en la etapa adulta MUJER (a partir de los 45/50 años).

MITOS DE LA MENOPAUSIA (condicionados por expectativas culturales)


1. Hay una disminución del deseo sexual
2. Hay una pérdida del atractivo femenino
3. Idea de que la depresión es inevitable
4. Temor a la locura 
Las dimensiones de la sexualidad
El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre sexualidad
fechado en Guatemala en 2001 la define como el resultado de la interacción de
factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y
espirituales. Aunque puede abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se
experimenten ni se expresen simultáneamente, pero tal diversidad de
condicionantes confiere a la sexualidad de cada persona un marcado carácter
personal y específico que se manifiesta en lo que somos, sentimos, pensamos y
hacemos.

Dimensión biológica
Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen
que ver con la expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y
órganos regidos por el cerebro que, tras recibir información desde los órganos de
los sentidos, elabora la respuesta sexual humana. Los órganos de los sentidos
(vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta dimensión así como la
piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es
considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital.
Los órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han
monopolizado todos los aspectos placenteros de la sexualidad en detrimento del
placer proveniente de otras zonas corporales como la piel. Esto, que es muy
evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se reconoce una
gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que la
hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.

La piel, en su totalidad, constituye el mayor órgano sensorial sexual y es


considerada un agente erógeno de capital importancia

Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las


sensaciones provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera
distinta en cada uno de los sexos. Los estímulos auditivos favorecen la excitación
sexual de la mujer sutilmente más que en el hombre, mientras que en éste juegan
mayor papel los visuales.

También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con


el desarrollo sexual y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. Desde
el nacimiento, la infancia, la pubertad, el tiempo en el que se inicia la capacidad de
procreación y hasta cuando ésta se pierde se sigue viviendo como ser sexuado.
Integra también los distintos aspectos relacionados con la respuesta sexual
humana, que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas de nuestro
organismo (nervioso, endocrino y vascular).
SEXUALIDAD EN LA MUJER
INTRODUCCIÓN

Durante el ciclo de vida de la mujer se tienen en cuenta varias etapas del desarrollo, con el
fin de definir el fenómeno de la madurez y el envejecimiento, el cual va desde la niñez,
pasa por la juventud, la edad adulta, el climaterio y finalmente la senectud. Por tanto, el
envejecimiento es un proceso continuo, dependiente de factores genéticos y ambientales,
que tiene sus bases en las etapas previas de la vida, entre las cuales se encuentra
inevitablemente el climaterio. El estudio de esta etapa supone adentrarse en una fase del
desarrollo humano en la que se genera una importante transformación: el tránsito de la
capacidad reproductiva a la carencia de esta, moldeada por factores personales,
ambientales y culturales y en el que ocurre un evento fundamental: la menopausia. 1,2

El problema del climaterio y la menopausia adquiere mayor importancia con el transcurso


del tiempo y el concepto de calidad de vida se ha ido convirtiendo en un elemento
importante cuando la mujer climatérica se presenta ante el especialista, con el objetivo de
que su vida tenga la mayor calidad posible. Esto fundamenta la necesidad de atenderla no
solo como organismo biológico, sino también en armonía con su entorno cultural y social. 3

El aumento progresivo de la esperanza de vida junto a los avances terapéuticos a lo largo


del siglo XXI ha determinado que cada vez sea mayor el número de mujeres que alcance el
climaterio y que pasa al menos un tercio de su vida después de la menopausia. En esta
etapa de la vida de la mujer es importante diferenciar qué síntomas y problemas de salud
están asociados con el cese de la función estrogénica y cuáles no.4

La mujer, por su sexo, va a tener un "condicionamiento de género", histórico y económico,


en el cual concomitan responsabilidades biológicas y sociales que pueden producir una
sobrecarga física y mental que favorecen el curso de los procesos psicobiológicos hacia
estados no saludables. En ese sentido, las mujeres asumen una doble jornada laboral
cuando se incorporan al trabajo y, específicamente en Cuba, hoy día a la carga doméstica
normal se agrega la adecuación de patrones de convivencia entre varias generaciones en
un mismo hogar o vivienda. 5-7

Por ello, la mujer sintomática no diagnosticada ni atendida forma parte de una población
demandante en la atención médica, por lo que se hace necesario contar con una
información actualizada, con recomendaciones basadas en la evidencia científica, que
permitan atender las necesidades de la población femenina con calidad. 

 
EDAD MEDIANA

Durante la edad mediana, la que se corresponde con mujeres entre 45 y 59 años, resulta
difícil para ellas la asimilación del proceso de envejecimiento debido al temor a la pérdida
de belleza, juventud y atractivo sexual, lo que ocasiona muchas veces la disminución de su
autoestima y del valor social.8,9

En la edad mediana, la población femenina mayor de 45 años, se convierte en el centro de


la dinámica familiar y de la administración económica del hogar; asimismo, aumenta su
responsabilidad como cuidadora de padres o suegros, ahora convertidos en adultos
mayores, así como de los nietos. Por otra parte, la doble jornada es más agresiva, hay
recarga de las actividades domésticas, se incrementan las responsabilidades familiares y
sociales y una inadecuada dinámica familiar recrudece la gravedad de los síntomas
climatéricos. Todos estos factores, unidos a los cambios fisiológicos propios de la edad,
generan una sobrecarga física y mental que favorece la aparición de procesos
deteriorantes de la salud femenina y hace más críticos los síntomas en este período, todo
lo cual puede agravarse si existe un fondo psicogénico alterado previamente y/o
elementos desfavorables socioeconómicos y del entorno social. 6,7

En esta etapa la mujer se siente triste, irritable, deprimida, ansiosa, necesitada de apoyo y
comprensión, en lo cual inciden los factores sociales relacionados con preocupaciones de
índole económica y laboral.

Aunque tanto la mujer como el hombre se enfrentan a similares presiones, la primera


experimenta susceptibilidades específicas asociadas con su organismo. 8

Las características del sistema reproductor femenino conducen a que los procesos
fisiológicos como la menstruación, el embarazo y el climaterio pueden tornarse elementos
deteriorantes bajo condiciones adversas. Si se compara el entorno social de la adulta
joven y de edad mediana, se puede observar que en la primera existe un estado biológico
óptimo (EBO) que le permite asumir en mejores condiciones el trabajo y el cuidado de los
hijos, los padres o suegros que son de edad mediana. La pareja, por lo general, es
contemporánea en edad con EBO y, aunque resulta el centro de la actividad familiar, sus
condiciones son más favorables que en etapas posteriores del ciclo de vida. Cuando se
atraviesa la frontera de la edad mediana y la mujer se acerca a la quinta década de la vida,
su estado biológico tiende a ser más lábil (EBL) debido a las variaciones fisiológicas del
climaterio.9-11

Dicha etapa de la vida exige una preocupación especial para la mujer que debe vivir
plenamente de 30-35 años posteriores a la menopausia y no ser una simple espectadora
de la vida; sin embargo, el mayor interés no consiste en alcanzar una mayor longevidad,
sino que debe estar acompañada de bienestar físico, mental y social, o lo que es igual,
calidad de vida.12-14
 

ALTERACIONES PSICOLÓGICAS

Entre las hipótesis que tratan de explicar las alteraciones psicosociales del climaterio, está
la que señala que el estrés psicosocial puede afectar los valores de los esteroides
gonadales durante el climaterio y la menopausia e influir en el estado de ánimo. El
tránsito por esta etapa dependerá, en parte, del valor que la cultura o el medio asignen a
la fertilidad y la maternidad, así como a la belleza y juventud de la mujer. Así, las féminas
de niveles socioeconómicos y culturales más bajos parecen tener más síntomas afectivos
en la perimenopausia.15-17

Se plantea que los síntomas más frecuentes en la etapa climatérica son de origen
psicológico y aunque esto no genera un problema de salud mental grave, puede disminuir
la satisfacción personal e influir en las relaciones interpersonales, familiares, de pareja,
sexuales y laborales. Se ha encontrado que el aumento de los episodios de depresión
mayor que ocurren en este momento están ligados a los cambios hormonales de la
transición a la menopausia, es decir, concentraciones elevadas de hormonas
foliculoestimulantes, más que a desencadenantes sociales o ambientales, aunque los
cambios en factores valiosos del estilo de vida, asociados con la maternidad, la familia, la
fertilidad o el rigor y el atractivo físico, pueden precipitar estados depresivos en mujeres
predispuestas o vulnerables.18,19

La Organización Mundial de la Salud (OMS) encontró que la depresión es una de las causas
de salud que provoca mayor discapacidad y es la segunda causa de enfermedad en los
EE.UU. Se calcula que aproximadamente 20 millones de americanos y 19 millones en la
Comunidad Europea la padecen.

Los factores de riesgo para padecer una depresión en la edad adulta son 5 veces mayores
cuando se ha presentado en la juventud. Cuando existe un segundo episodio, este riesgo
aumenta en casi 50 %; en más de 2 episodios, en 70 % y en más de 3, en 90 %. 

La depresión es más frecuente en la perimenopausia y en la posmenopausia, por los


cambios hormonales y se ha asociado con los bochornos.3,17

Depresión y menopausia

Aproximadamente 10 % de las mujeres en el climaterio atraviesan por una depresión, lo


cual provoca que la mujer experimente sentimientos de desgano, irritabilidad e
inestabilidad emocional, disminución del apetito sexual (libido) y nerviosismo. 15
Existen factores de riesgo que pueden causar los trastornos depresivos durante esta
etapa, entre los cuales figuran: antecedentes de depresión, de disforia relacionada con
anticonceptivos orales, de trastornos disfóricos premenstruales y de depresión posparto,
así como síntomas vasomotores severos, mala calidad del sueño, perimenopausia
prolongada (más de 2 años), menopausia quirúrgica (doble ooforectomía), disfunción
tiroidea, bajo nivel educacional, pérdidas significativas y afecciones crónicas de salud. 20

Algunos autores 21-24 señalan que la disminución de las hormonas sexuales durante la


menopausia, afecta el estado de ánimo y predispone a los trastornos depresivos; otros
afirman que la menopausia natural, a diferencia de la quirúrgica, no aumenta el número ni
la intensidad de los trastornos depresivos severos. Sin embargo, estudios realizados en
Santiago de Cuba han mostrado que en la menopausia quirúrgica las alteraciones
psicológicas son más severas por ser muy brusca; mientras que en la natural, los ovarios
continúan produciendo andrógenos que son aromatizados a estrógenos.1,19

La "teoría del dominó" plantea que los síntomas depresivos estarían causados por los
fenómenos vasomotores, lo que causaría afectación del sueño con la consecuente fatiga,
irritabilidad y disminución del rendimiento diurno. La mayoría de los autores coinciden en
señalar que los sudores nocturnos desempeñan una función relevante en los síntomas
climatéricos en general, particularmente, en la depresión, y le conceden un valor especial
como predictivas de trastornos depresivos en la perimenopausia. 15

Otros estudios han demostrado que la depresión en las mujeres climatéricas estaba
significativamente influenciada por la ocupación, el estatus económico, la armonía
matrimonial y la menopausia.16,25

Parry20 considera que las mujeres perimenopáusicas en particular, están en riesgo de


padecer episodios de depresión mayor recurrentes o de reciente inicio. La depresión no
tratada puede exacerbar la enfermedad cardiaca, la diabetes y la osteoporosis, así como
contribuir con el aumento de riesgo de suicidio y con un curso más debilitante de la
depresión que es más resistente a las intervenciones.

La declaración de Consenso de la Sociedad Norteamericana de Menopausia indica que es


razonable prescribir terapia hormonal de reemplazo a mujeres sintomáticas en la
perimenopausia y hasta 10 años después de la menopausia, puesto que los beneficios
pueden superar los riesgos.

Irritabilidad

La irritabilidad es uno de los problemas del ánimo que con mayor frecuencia presentan las
mujeres durante el climaterio y la menopausia y está presente hasta en 70 % de estas. Se
plantea que 23 % de la irritabilidad se acompaña de síntomas depresivos y se manifiesta
por enojo, tensión, comportamiento hostil, sensibilidad, intolerancia, frustración y por
síntomas físicos, tales como: disforia, tristeza, vulnerabilidad y  
alteraciones en la autoestima. Es uno de los síntomas que más afecta a las mujeres en sus
actividades sociales.16,22

Insomnio

El insomnio se define como la dificultad para conciliar el sueño, permanecer dormido,


presentar despertares nocturnos o tener sueños no reparadores en el último mes.
Usualmente, de origen multifactorial, se ha correlacionado con alteraciones del estado
físico y mental, así como reducción significativa en la calidad de vida y con pobre
percepción de salud.26

Se asocian con insomnio, despertar temprano con incapacidad de volverse a dormir (21
%), apnea del sueño, hipopnea y privación total del sueño.

Las mujeres posmenopáusicas tienen de 2,6 a 3,5 veces más problemas para dormir que
las premenopáusicas. Existe una correlación muy alta entre los bochornos y los problemas
en el sueño. Al respecto, un sueño no reparador e inadecuado tiene sus consecuencias, es
decir, si la causa es la sudoración nocturna y los bochornos, se afecta el estado de alerta
durante el día, hay menor actividad mental y, de hecho, disminuye la productividad, hay
cansancio e irritabilidad, lo que puede afectar las relaciones familiares y sociales. 1,2,16 

Autoestima

Esta constituye un marco de referencia para interpretar la realidad externa y las propias
experiencias, las cuales influyen en el rendimiento, condicionan las expectativas y la
motivación, así como también contribuyen a la salud y al equilibrio psíquico. 2

Un estudioso del tema enfatiza así su importancia: "Díganme cómo juzga una persona su
autoestima y les diré cómo actúa esa persona en el trabajo, en el amor, en el sexo, como
madre, en cada aspecto importante de su existencia... y hasta dónde puede ascender en la
vida. La reputación que nos forjamos ante nosotros mismos -nuestra autoestima- es el
único factor de fundamental importancia para alcanzar la plenitud".2

Es obvio que aquellas mujeres que tienen una personalidad equilibrada, una autoestima
adecuada, evidente satisfacción con su vida sexual, familiar y personal, experimentan un
climaterio menos sintomático y asumen estos cambios positivamente. Efecto contrario se
observa en las pacientes con disminución de la autoestima, quienes expresan con mayor
severidad el síndrome climatérico, de manera tal que en la baja autoestima influye el
deterioro de la imagen, el no logro de las metas trazadas y la realización personal
disminuida.

En términos de relaciones de pareja, pueden presentarse variadas situaciones:

- Si la pareja es estable, pero la comunicación es inadecuada, la mujer siente disminuida su


condición de "femineidad", con temor a la pérdida de la pareja o a no encontrarla cuando
se carece de ella.

- En algunos casos el esposo (contemporáneo en edad) busca compañía en mujeres más


jóvenes, lo que afecta la autoestima y la satisfacción personal de la mujer, la familia y el
matrimonio.

Tal situación conduce a desequilibrios en la esfera psíquica, expresados


fundamentalmente en síntomas como la depresión, la tristeza y la irritabilidad. Cuando la
autoestima es adecuada, la mujer busca solución a estos problemas.

El no tener una autoestima positiva impide un adecuado crecimiento psicológico. Cuando


se posee, actúa como el sistema inmunológico de la conciencia, dándole resistencia,
fortaleza y capacidad de regeneración. Si es baja, disminuye la resistencia frente a las
adversidades de la vida. Mientras más sólida es la autoestima, mejor equipado se estará
para poder enfrentar las pruebas que surgen en nuestra vida laboral, social y personal. 

Disfunción sexual y menopausia

La menopausia representa un factor de riesgo significativo para el desarrollo o la


acentuación de los problemas relacionados con la sexualidad. Un número importante de
mujeres manifiesta durante el climaterio una disfunción sexual femenina, la cual aumenta
con la edad, es progresiva y altamente frecuente. Entre estas se destacan las alteraciones
en el deseo/interés sexual, en la excitación sexual y en el orgasmo, además de la
dispareunia y el vaginismo.

En las mujeres posmenopáusicas, las alteraciones de la sexualidad más frecuentemente


encontradas son: disminución del deseo sexual, sequedad vaginal, dispareunia (molestias
al coito) e hipoorgasmia.27

Las disfunciones sexuales son probablemente la causa más frecuente de salud que tienen
las mujeres en las clínicas de menopausia. Por ello, existe la hipótesis de que la
disminución de estrógenos y andrógenos durante la menopausia natural o quirúrgica,
puede ser la responsable de alterar la función sexual; sin embargo, se sabe que existen
una serie de factores que también pueden afectar la función sexual, como son: el
abandono de las relaciones sexuales, la edad, los problemas físicos o mentales, la salud
deteriorada o la pérdida de la pareja y el empleo de algún medicamento que afecte la
sexualidad. En fin, muchos problemas psicosociales que pueden afectar la vida sexual
durante esta etapa.28

Repercusión social

Basado en estudios antropológicos, se señala que el ser humano depende en todos los
momentos de tres procesos de organización complementarios:

1. Un proceso biológico que envuelve la organización jerárquica de los sistemas vivos,


orgánicos y de desarrollo fisiológico: soma  
2. Un proceso psíquico que envuelve las experiencias individuales: psique  
3. Un proceso ético-social que envuelve la organización cultural, ética y espiritual de las
personas y la sociedad: ethos.

Estos tres procesos se conjugan en una visión del ciclo vital que conforman los procesos
psicosexuales y psicosociales, enlazados de tal manera que permiten considerar a la
persona como un sistema.29,30

En cuanto a la percepción cultural y social, el proceso de la menopausia constituye, junto


con la adolescencia, los dos hitos más significativos del desarrollo biológico de la vida de la
mujer, dado que marcan el inicio y el fin de la función reproductiva; sin embargo, el
tratamiento social es diferente, ya que mientras el segundo tiene la connotación de
desarrollo y vitalidad, la menopausia, en el marco de la cultura occidental lleva implícita la
idea de envejecimiento y pérdida de la funcionalidad.6,11,31

En el plano social, la mujer climatérica de edad mediana, se convierte en el centro de la


dinámica familiar y de la administración económica del hogar, aumenta su responsabilidad
como cuidadora de padres o suegros (adultos mayores), así como de los nietos. La doble
jornada es más agresiva cuando se exigen respuestas iguales a diez años precedentes,
pero estas no son idénticas, puesto que aumentan las responsabilidades familiares y
sociales.32

En cuanto a la mujer trabajadora, está expuesta a sobrecargas laborales estresantes que


se convierten en elementos deteriorantes de la salud, lo cual se expresa en síntomas más
severos. Al mismo tiempo, se da la contradicción entre posición y condición, pues la mujer
alcanza un determinado nivel educacional, pero no accede a los puestos de dirección que
estima como un espacio necesario a ocupar, lo que contribuye a disminuir su autoestima y
su satisfacción personal, a percibir con mayor severidad el síndrome climatérico. Cuando
se acerca la edad de la jubilación, se siente menos competitiva en el espacio público, tanto
desde el punto de vista físico como intelectual y aparece entonces el miedo a la
inseguridad económica y a la soledad.5,6,8
Se ha constatado que aquellos factores sociales que concurren en esta etapa de la vida y
que están relacionados directamente con preocupaciones económicas, laborales o
psicoconductuales, pueden potenciar sinérgicamente los síntomas psicológicos referidos
durante el periodo climatérico.33

La experiencia de la menopausia es distinta en cada mujer y lleva la impronta de las


diferentes culturas. No todos los sentimientos vinculados con esta etapa son negativos,
pues hay mujeres que expresan un completo bienestar relacionado con expectativas
personales, sociolaborales y familiares cumplidas; asimismo, la satisfacción marital y el
buen tratamiento durante la menopausia, aumentan la calidad de vida de la mujer en esta
etapa.34

La incorporación de la mujer al trabajo, su participación en el desarrollo económico del


país y su rol directriz en el sostén y desarrollo de la familia, plantean que desde el punto
de vista social y económico se debe asegurar la atención médica de la mujer climatérica de
edad mediana, para que los cambios biológicos que se producen por la disminución en la
producción de estrógenos en su organismo, no convierta esta etapa de transición en una
enfermedad.4,5,35

La OMS define la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y
social relacionado a la sexualidad. Por ello, el mantenimiento de la calidad de vida es
aspecto fundamental para una buena salud. 36-40

CONCLUSIONES

La menopausia no es una enfermedad, simplemente es un evento significativo


encuadrado en una etapa de la vida, influenciada por los contextos sociales y culturales;
sin embargo, la representación mental que se tiene de esta y la valoración, ya sea positiva
o negativa, depende del contexto social. 
CRISIS DE LA EDAD ADULTA

Etapas de la vida adulta.

En las edades adultas, a partir de la juventud, se pueden distinguir, esquemáticamente,


algunos momentos cruciales:

• La juventud con su entrada en la edad adulta.

• Inicio del trabajo, formación de una pareja, el nacimiento de los hijos, que lleva a una
resituación generacional y un aumento de la responsabilidad.

• Los momentos de cambios bruscos, de circunstancias laborales, cambios de residencia,


cambio de relaciones.

• La crisis de la edad media de la vida que supone una inflexión, un replanteamiento.

• Los años de la madurez consolidada en los que se inicia el declinar, acentuado, a veces,
por las limitaciones, enfermedades, independencia de los hijos, nacimiento de una tercera
generación y comienzo de las pérdidas biográficas, como experiencia que comienza a ser
habitual.

Situaciones de duelo.

A través de los trabajos consultados y propios con series de pacientes, y el reanálisis de los
casos, se han podido observar situaciones de duelo configurados y configurantes de estas
etapas:

• Duelo por la muerte de los padres. Está muy relacionado con sentimientos de


dependencia, ambivalencia, por la existencia o no de una etapa de cuidados de los padres;
por las modificaciones posteriores de la relación con los hermanos o familiares y el
reparto de la herencia. El sentimiento de orfandad y soledad existe, aunque la pérdida se
produzca en cualquier edad. Este duelo es el más decisivo en cuanto al lugar de la
generaciones (39) y a propio papel en la evolución de la vida. Puede estar mitigado o
adelantado, a veces, por la conciencia previa del declinar o la enfermedad prolongada.
Cuando sucede en edades más tempranas de la formación de la propia pareja o inicio de
la adultez, supone el contraste del final de los progenitores con las ilusiones, vidas o
proyectos que comienzan y la pena por su no coexistencia. A veces coincide con la
independencia de los hijos y puede suponer una acentuación de la soledad o un punto de
inflexión que conciencia de una nueva etapa. En nuestra serie de pacientes, en
concordancia con la bibliografía, es el duelo por el que más frecuentemente se consulta,
pero no el de consecuencias más graves (3).
• Duelo por los hijos. El impacto es enorme, aún mayor en las muertes traumáticas
(accidentes, violencia...). Hay coincidencia en la literatura en torno a esto (6). En nuestro
estudio "Seguimiento de pacientes que consultan por duelo" (3), la relación de parentesco
resultó significativa en cuanto a la dificultad de afrontamiento de la pérdida, resultando
mucho mayor en el caso de las de los hijos. Influye en las relaciones con los otros hijos
supervivientes y con el cónyuge. Se producen cambios en la pareja. Puede intensificarse el
apoyo mutuo, tornarse conflictiva e incluso dar lugar a una separación. A veces reactivarse
por el alejamiento, independencia o enfermedades posteriores de otros hijos. Estas
muertes marcan a los descendientes nacidos más tarde, asi como el duelo por los abortos
o los hijos no nacidos; la influencia de estos fenómenos es profunda, aunque no siempre
evidente en apariencia. Las readaptaciones, aunque resulten exitosas, pueden rastrearse
claramente en la historia biográfica o en posteriores consultas. Hay circunstancias que
llevan a reactivaciones muy tardías. Las enfermedades prolongadas de los niños, marcan
mucho a los padres y al medio familiar, en ocasiones, este proceso dilatado permite un
duelo anticipado; en otros casos es con posterioridad cuando pueden expresarse y
elaborarse los sentimientos de dolor, después de una etapa marcada por el cuidado,
apoyo, lucha contra la enfermedad. Hay estudios que destacan la prolongación de la
resolución de la pérdida de los hijos en la infancia (40). En general estos duelos pueden
manifestarse a lo largo del proceso terapéutico y dar lugar a duelos complicados. Este es
un aspecto que merece seguir aclarándose en nuestros estudios.

• El duelo por viudedad. La muerte del cónyuge interrumpe un proyecto de vida en
común y modifica, necesariamente, de modo mucho más marcado que en otras pérdidas,
la continuidad del curso biográfico (41). Los estudios clásicos de series en duelo se han
ocupado hace tiempo de éste fenómeno (12) (14). Hay consenso en considerar la muerte
del cónyuge como estrés psicosocial extremo, da lugar a una crisis, a un cambio de rumbo
en la vida. Esta pérdida, junto a la de los hijos, es la más difícil de asumir (2) y puede
complicarse si el vínculo es problemático. Las relaciones muy estrechas, de signo positivo,
ambivalente en exceso o simbiótico, pueden originar dificultades para la organización de
la vida independiente del otro cónyuge, aunque el tiempo permite, al menos en parte, la
reorganización en la mayoría de los casos. Muertes repentinas, que modifican la situación
y estabilidad del entorno, pueden producir una sensación de desamparo, de sobrecarga
para afrontar solo la vida o el cuidado de los hijos o sentirse como un abandono. La
casuística y evolución resulta muy variada.

Observaciones diversas

Hay fenómenos en torno al duelo que se entrelazan y anudan en las etapas de la vida
adulta, aunque no sean exclusivos de esta etapa:

• El tiempo transcurrido desde la muerte hasta la consulta en salud mental (2), aunque la
mayor parte está dentro del primer año (61%), puede prolongarse mucho más en el
tiempo. En el seguimiento de estos pacientes y otros estudios (3) se observa que, en
general, hay una mejoría de los síntomas y bienestar psicosocial, pero persiste la añoranza
del fallecido, lo que lleva a pensar que la elaboración del duelo es una tarea nunca
finalizada (42). Los índices de afrontamiento emocional resultan más bajos que las
elevadas puntuaciones de continuidad biográfica y mejoría sintomática subjetiva.

• Se encontró (3) que el duelo aparecía de forma significativa en un 8% de los pacientes


adultos que consultaban por primera vez en los Servicios de Salud Mental, con predominio
del sexo femenino. En estos casos en los que aparecen relacionados con una patología,
predomina la depresiva, 50% (especialmente en mujeres) y en orden decreciente la
ansiosa, somatizaciones, abuso de sustancias. Se observó el peso de determinadas
circunstancias en esta muestra, como la muerte imprevista (52%), la convivencia con el
fallecido (49'4%), las pérdidas acumuladas (61%) y los vínculos problemáticos con el
fallecido (20%) que podían favorecer un duelo complicado.

• Los duelos no terminados, como aquellos en los que la persona muerta está aún
presente, como los desaparecidos, o en los que hay una pérdida ambigua, según el
concepto de P. Boss, por ejemplo la emigración o las enfermedades progresivas con un
deterioro cognitivo irreversible (43), plantean peculiaridades emocionales que afectan de
forma prolongada. Se ha discutido si el duelo anticipado, la elaboración previa a una
pérdida posible, ayuda a su resolución. Los resultados de los estudios controlados son algo
contradictorios: este tema ha sido ampliamente estudiado por T. Rando (44). Desde la
experiencia terapeutica cabe afirmar que no es el hecho de que la muerte pueda ser
previsible lo que ayuda a la elaboración, sino que haya habido una capacidad y un trabajo
efectivo de elaboración previos. En el período de antes de la pérdida puede haber una
sintomatología depresiva o de otro tipo; que posteriormente se produzca o no una
patología y haya una resolución satisfactoria, no estaría vinculado a la existencia o no de
las manifestaciones patológicas previas sino a que ellas hubieren contribuido a la
resolución anticipada, así como a las nuevas circunstancias tras la pérdida.

En los grupos terapeúticos y psicodrama (45) los mecanismos identificatorios pueden


contribuir a la elaboración de los duelos y permitir el duelo anticipado, escapando el
sujeto a la repetición. En el grupo hay duelos antiguos y no resueltos, a veces desde la
infancia, adolescencia o primera juventud, que pueden hablarse, traerse de nuevo al
recuerdo, actualizarse y permitir su elaboración. En general, se ha observado en los
pacientes que consultan por un duelo reciente o antiguo que la posibilidad de hablar
sobre éste es lo que constituye la base de la recuperación.

• El duelo en psicóticos tiene una mayor discordancia e imprevisibilidad, puede constituir


un factor desencadenante o manifestarse mediante síntomas psicóticos y necesitar una
mayor atención, no obstante no implica un peor pronóstico, sus manifestaciones pueden
ser incluso más tardías con intervalos de aparente normalidad (4).

• Los duelos transgeneracionales. El duelo tiene una dimensión transgeneracional;


podemos sentirnos afectados, aunque no sea de forma consciente, por duelos de
anteriores generaciones, significativos, problemáticos o no resueltos; hay figuras
mitificadas en el orden familiar cuya desaparición da lugar a reestructuraciones familiares
transgeneracionales, nuevos roles a la caída o intensificación de mitos familiares.

• Los mecanismos identificatorios en el duelo. Se analizaron 22 casos, en la juventud o


edad adulta, de tratamientos psicoterapeúticos en pacientes en duelo (7), observando, en
el transcurso temporal, mecanismos y conductas identificatorios e imitativos. Se
encuentran síntomas somáticos identificatorios diversos, modificaciones en el esquema de
actuación personal, identificaciones autodestructivas (dependencias, alcoholismo,
conductas compulsivas, intentos de suicidio...). Especialmente aquí, los grupos
terapeúticos permiten reconocer las identificaciones y superar los mecanismos
patológicos.

El duelo en la vejez

Esta es una etapa caracterizada por la acumulación de pérdidas tanto internas como
externas.

El duelo por viudedad, añade ahora características especiales, puede aumentar la


soledad, al mismo tiempo que la necesidad de figuras de apoyo o la dependencia de éstas,
la sensación de desamparo. Es posible reiniciar una nueva etapa aunque ello está muy
condicionado por las circunstancias externas y el estado de salud. Lo, habitualmente
prolongado de la relación perdida configura la posibilidad de resituación y como en todas
las edades, el tipo de vínculo tiene una repercusión, aquí matizada por la larga trayectoria
de éste.

En un anterior trabajo sobre la depresión en ancianos (46), se identificó las pérdidas


familiares, como desencadenante, en un 20% de los casos. La evolución de la patología
depresiva estaba relacionada con el estado de salud y el apoyo familiar. En los casos de
persistencia de un medio hostil, sin capacidad de sostén, la evolución era muy
desfavorable. J. Rallo (47) señala que la reacción ante las pérdidas, en todos los órdenes,
está condicionada por la personalidad y la biografía, pudiendo ser encajadas o adoptar
una actitud depresiva ante la vida; cuando los déficits e incapacidades se hacen más
prolongados e irreversibles, la dependencia, segregación y rechazo del medio, complican
la evolución. El enfoque terapeútico debe tener muy en cuenta el ambiente familiar o
sustitutivo, así como los ideales, habilidades e intereses previos que condicionan esta
reacción. Por ello se debe intentar mantenerlas, actualizarlos, acomodarlos o hacerlos
surgir.

Simone de Beauvoir ha descrito la fenomenología de estos sentimientos de duelo en "La


vejez" (48). Afirma que un anciano es alguien que tiene muchos muertos ante si; más que
nunca, en esta etapa, se evidencia la idea sartriana manifestada en "El ser y la nada" (49)
de que "el futuro no se deja alcanzar, se desliza al pasado como antiguo futuro". En la
ancianidad, los duelos por los parientes o amigos de la misma generación hacen perder
una parte del pasado compartido. La muerte de los más jóvenes, lógicamente, se viven
más en estas edades, como la de los hijos, e incluso los nietos... a los que se había criado o
cuidado, actúa cerrando las esperanzas de futuro depositadas en ellos.

El horizonte de la muerte se presentifica más cercano en las pérdidas de esta etapa,


aunque se adivine en todas. Clínicamente puede observarse que, a pesar de todo la
mayoría de las veces, el duelo no se convierte en patológico. Los mecanismos adaptativos
ante la multiplicidad de las pérdidas, favorecen, con alguna frecuencia, cierta
insensibilización o acomodación natural, tras un período de impacto inicial. Una
conciencia madura o resignada de la inevitable condición de la vida es un factor positivo
para la estabilidad psíquica en esta etapa.

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