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2 Ricardo Sandoval López

DERECHO COMERCIAL
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO,
LETRA DE CAMBIO, PAGARE, CHEQUE Y TÍTULOS
ELECTRÓNICOS O DESINCORPORADOS

TOMO II

MANUALES JURÍDICOS N° 84
Derecho Comercial 3

Primera edición, 1983


Segunda edición, 1986
Tercera edición, 1990
Cuarta edición, 1994
Reimpresión cuarta edición, 1999 Quinta edición,
2001
Reimpresión quinta edición, 2005

Se terminó de reimprimir esta quinta edición de 500 ejemplares en el mes de abril de


2005
4 Ricardo Sandoval López

RICARDO SANDOVAL LÓPEZ


Doctor en Derecho Privado, Universidad de Grenoble, Francia, 1974
Doctor de Estado en Derecho Privado, República de Francia, 1979
Profesor de Derecho Comercial,
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Concepción
Profesor de Derecho Comercial,
Escuela de Derecho, Universidad Diego Portales, Santiago
Profesor Catedrático Visitante, Universidad Carlos III, Madrid, España
Miembro de International Academy of Commercial and Consumer Law, U.S.A.

DERECHO COMERCIAL
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS
DE CRÉDITO, LETRA DE CAMBIO,
PAGARE, CHEQUE Y TÍTULOS
ELECTRÓNICOS
O DESINCORPORADOS

TOMO II

EDITORIAL JURÍDICA DE CHILE


Derecho Comercial 5
6 Ricardo Sandoval López

TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE


CRÉDITO, LETRA DE CAMBIO, PAGARE
CHEQUE Y TÍTULOS ELECTRÓNICOS
O DESINCORPORADOS

1. Introducción. La actividad mercantil es, en su esencia, actividad mediadora en


el desplazamiento de bienes, derechos o servicios de un patrimonio a otro, de un
titular a otro. Dicho de otra manera, el tráfico mercantil está destinado siempre a la
circulación de valores patrimoniales. La circulación, a su turno, puede asumir
variadas formas: se presenta cuando el titular de un bien lo transfiere
definitivamente a otra persona (cambio); cuando sólo transfiere su goce en forma
temporal (crédito), como en el supuesto de que dicho bien pase a ser gozado
conjuntamente por dos o más titulares (asociación). Como podemos apreciar, el
cambio, el crédito y la asociación son tres manifestaciones claras del fenómeno
circulatorio que caracteriza la actividad económico-mercantil.
En la circulación destacan hoy en día dos aspectos: la cantidad y la velocidad. Se
entiende por cantidad la suma de valores que se transfieren en un determinado
tiempo. Por velocidad, la rapidez del movimiento de la cantidad de bienes en
circulación. No cabe duda de que si una misma cantidad de bienes se moviliza más
rápido, esto es, si circula con mayor velocidad, acrecienta el rendimiento y es
generadora de mayor riqueza. Siendo esto así, la circulación, desde el punto de vista
comercial, tiene actualmente características nuevas: es masiva y permanente,
vinculando en una cadena sin fin los factores de la producción. Por ello es que en
nuestros días se habla de "tráfico", es decir, que donde un acto termina empieza otro
y así sucesivamente, tejiéndose una inmensa red de intereses.
Corresponde al derecho comercial regular las diferentes formas que puede
revestir la circulación de los bienes o tráfico mercantil, creando las figuras,
estructuras o mecanismos jurídicos que permitan lograrlo, cautelando al mismo
tiempo los intereses en juego. Básicamente, dos son los instrumentos jurídicos que
facilitan la circulación: el contrato y los títulos de crédito. El contrato es el primer
mecanismo que aparece en el tiempo para llevar a cabo la actividad mediadora entre
un patrimonio y otro y sigue siendo uno de los más utilizados e importantes en la
actualidad.1 La función básica del contrato, tanto civil como comercial, es realizar

1
JEAN LIMPENS, Les Contrate en Droit Comparé, Faculté Internationale de Droit Comparé, Strasbourg, 1967, p. 5
Derecho Comercial 7

jurídicamente la circulación de los bienes, derechos o servicios. Por esta razón, las
normas reguladoras de la Teoría General del Contrato son comunes a los contratos
civiles y comerciales; por ejemplo, en lo relativo al acuerdo de voluntades. 2 Con
todo, las codificaciones mercantiles, al tratar en general de los contratos
comerciales, contienen reglas especiales relativas a su forma, prueba, interpretación,
efectos, etc.
El contrato como instrumento jurídico de la circulación es una de las
instituciones más permeables a las nuevas ideas y cambios del sistema económico.
La debilitación del carácter individualista y liberal del derecho comercial se
manifiesta con mayor intensidad a propósito de los contratos.
El principio de la libertad en cuanto a la forma se ha visto afectado por el
intervencionismo estatal, que obliga a realizar un buen número de operaciones de
acuerdo a fórmulas rígidas preestablecidas, contrariando de esta suerte la rapidez de
las transacciones mercantiles, pero destinadas a proteger el interés de terceros y del
público en general. Por otra parte, el principio clásico de la autonomía de la voluntad
imperante en la materia, resulta asimismo disminuido. La realidad demuestra que no
es frecuente en la actualidad que el contrato sea discutido por las partes en un plano
de igualdad y con absoluta libertad de contratar o no. En la mayoría de los contratos
comerciales la igualdad es meramente teórica, por ocupar una de las contratantes (el
empresario) una posición económica privilegiada que le permite imponer su ley a los
clientes. La rapidez misma del tráfico mercantil impide la discusión minuciosa de
los contratos para adecuarlos al interés específico que puedan tener las partes
contratantes, lo que les lleva a establecer contratos tipos, de contenido rígido y
predeterminado que se repite en una serie interminable de contratos iguales, en los
que la voluntad de las partes juega apenas un papel visible. En el comercio banca-
rio, en el bursátil, en el de seguros, en el de transportes, por señalar algunos, los
contratos se elaboran sobre bases uniformes, cuyo contenido está determinado de
antemano en cláusulas que rara vez sufren modificaciones por exigencias de los
clientes, prácticamente obligados a contratar en esas condiciones unilaterales
impuestas por el empresario.3
El título de crédito, al incorporar en su contenido una prestación que puede
exigirse al obligado a su vencimiento, constituye un vehículo privilegiado de
circulación. En efecto, el título de crédito en cuanto a su contenido puede ser:
representativo de dinero, de mercaderías o de participación social. En el título de
crédito representativo de dinero, la prestación consiste precisamente en pagar una
suma de dinero a su vencimiento. Permite, en consecuencia, realizar actos de cambio
2
RODRIGO URÍA, Derecho Mercantil, 18a ed., Madrid, 1992, p. 560.
3
URÍA, op. cit., p. 561.
8 Ricardo Sandoval López

o tráfico mercantil sin moneda, llegando así, en cierta forma, a sustituirla. Además,
como la circulación se realiza con un documento que contiene una promesa de pago
diferido, se posterga con ello la exigibilidad de la deuda, realizándose, en esta
forma, la función de crédito. A su turno, como esta promesa de pago diferido está
contenida en un documento, puede circular, como la moneda, mediante la
circulación del título que la contiene. En fin, nada impide que el acreedor pueda
cambiar el valor futuro que representa la promesa de pago diferido por un valor
presente, mediante la operación de descuento. Así, podemos apreciar cómo un título
de crédito representativo de dinero cumple la función de reemplazar a la moneda, de
realizar la circulación con pago diferido y de servir de base al crédito en el
descuento.
En el título representativo de mercaderías la prestación contenida en el
documento permite exigir al obligado la entrega de determinados bienes. Entre los
títulos de esta clase figuran: la carta de porte, el conocimiento de embarque, los
certificados warrants. Lo importante es que estos títulos permiten, mediante la
transferencia del documento, transferir las mercaderías, sin que sea necesaria la
tradición material de las mismas, sin desplazamiento físico de ellas. Esto facilita
enormemente la circulación de los bienes, dándole al tráfico seguridad, rapidez y
certeza, evitando demoras, inconvenientes de la celebración de contratos y de
realizar la tradición o entrega de los bienes, en cada caso.
Los títulos de participación social son aquellos que reconocen determinados
derechos, ya sea de asociado o de acreedor, de la entidad que los emite. Mediante el
título el poseedor puede ejercer los derechos que éste le confiere, pero puede
también cederlo, con lo cual transfiere su cuota social o parte de interés social, su
derecho de usar conjuntamente de los bienes sociales y otras prerrogativas de orden
institucional o pecuniario que comporta la calidad de socio. De esta suerte también
se facilita, en este plano, la circulación.
Derecho Comercial 9

Capítulo I
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO

Sección I

Noción de título de crédito y elementos característicos

2. Noción de título de crédito. Los títulos de crédito son una de las más
significativas creaciones del derecho comercial. Tullio Ascarelli afirma que "si nos
preguntasen cuál es la contribución del derecho comercial a la formación de la
Economía moderna, tal vez no podríamos apuntar otra que haya influido más
típicamente en esa Economía que la institución de los títulos de crédito". 4 Ellos se
han convertido en instrumentos de representación y movilización de la riqueza,
aportando la certeza, rapidez y seguridad que requiere el tráfico mercantil de
nuestros días.
La noción de título de crédito, que corresponde a la traducción literal de la
expresión alemana Wertpapiere, evoca un documento que no sólo acredita la
existencia y contenido de un derecho, sino que lo constituye y sirve para su
transferencia. Por ello es que se dice que estos documentos incorporan o
materializan un derecho en su texto. A partir de esta idea la doctrina ha elaborado
mayoritariamente una noción esencial de título de crédito, que consiste en un
documento transferible cuya posesión es necesaria para ejercer el derecho literal y
autónomo que en él se representa. Se trata de un concepto restringido o estricto,
afirmado por la doctrina italiana5 y acogido por las reglas del Código Civil italiano
de 1942. La jurisprudencia del Tribunal Supremo español se ha hecho eco de esta
noción en una sentencia de 27 de diciembre de 1987, señalando que al título-valor
"conviene la definición descriptiva de documento de un derecho literal destinado a
la circulación, capaz de atribuir de modo autónomo la titularidad del derecho a su
propietario y que confiere suficiente legitimación al poseedor para recabar el
cumplimiento del derecho que incorpora".6

4
TULLIO ASCARELLI, Teoría general de los títulos de crédito, México, 1947, p.3.
5
CÉSAR VIVANTE, Trattato di Diritto Commerriale, 5a ed., Milano, 1924, vol. III, p. 123.
6
JOSÉ MARÍA DE EIZAGUIRRE, "Las imposiciones a plazo como objeto de garantía pignoraticia. Una contribución a la
dogmática de los títulos-valores". Revista de Derecho Bancario y Bursátil, España, Nº 25, enero-marzo 1987, p. 186.
10 Ricardo Sandoval López

Sin embargo, en la doctrina alemana ha predominado una concepción más


amplia del título de crédito, que se ha recogido en el artículo 965 del
Obligationenretch suizo de 1936, según la cual se trata de un documento que
incorpora un derecho de carácter privado de tal forma que para su ejercicio es
necesaria la posesión del documento7
La noción amplia de título de crédito alude a los documentos cuya tenencia es
necesaria para ejercer el derecho representado en el documento, independientemente
de que el documento sea o no también necesario para la transferencia de dicho
derecho.8
A falta de definiciones legales de títulos de crédito, el empleo de la noción
restringida o del concepto amplio responde a los fines de funcionalidad que se
quieran satisfacer con estos instrumentos.9-10

3. Evolución histórica. Los requerimientos que planteaba el desarrollo de la


actividad mercantil dieron origen a los títulos de crédito, que aparecen justamente
cuando los mecanismos del derecho común que se utilizaban para la circulación
resultaron insuficientes para llenar las necesidades de mayor rapidez, facilidad,
certeza y seguridad. La circulación de los bienes y derechos se realizaba mediante la
cesión de créditos, cuyas características esenciales son:
a) El acreedor cedente responde sólo de la existencia y legitimidad del crédito;
b) Para que la cesión del crédito surta efecto respecto del deudor cedido es
necesario notificarle la transferencia del título;
c) El crédito arrastra los posibles defectos, vicios y limitaciones que se hayan ido
acumulando en cada una de las transferencias; en otras palabras, se acumulan las
excepciones, lo que conspira en contra de la rapidez, certeza, seguridad que exige la
circulación.
Otra noción que se utilizó con fines circulatorios fue la delegación. El delegante,
deudor primitivo, es reemplazado por el delegado, nuevo deudor, respecto del
delegatario, que es el acreedor de la deuda. Este mecanismo presenta dos variantes,
según que el acreedor delegatario acepte expresamente la sustitución del deudor,
liberando al deudor primitivo de su obligación, caso en el cual estamos en presencia
de la delegación perfecta o novación; en cambio, en la delegación imperfecta, el
acreedor delegatario no libera al deudor primitivo, quedando subsistente la
7
HENRICH BRUNNER, "Die Wertpapiere", en el Handbuch des deukhen Handels-See- und Wechselretch, dir. Endermann,
Leipzing, 1882, p. 147.
8
ALERED HUECK y CLAUS WILHEI.M CANARES, Derecho de los títulos-valor,
Editorial Ariel S.A., Barcelona, 1988, pp. 3 y ss.
9
JOAQUÍN GARRIGUES, Tratado de Derecho Mercantil, 7ª edición, tomo II, p. 68.
10
GUILLERMO JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Derecho Mercantil, Coordinación, 3a edición, Ariel Derecho, Barcelona, 1995, tomo II,
p. 6.
Derecho Comercial 11

obligación originaria entre ambos, constituyéndose el deudor delegado en un nuevo


deudor junto al anterior. En el fondo, no es otra cosa que la cesión de deuda.
Tanto la cesión de crédito como la delegación no cumplen hoy en forma idónea
las exigencias de la circulación económica, industrial y bancaria.
Frente a las dificultades del sistema tradicional de la circulación, fue necesario
crear documentos que reunieran las siguientes características:
a) Certeza, en la existencia del crédito al tiempo de la adquisición del
instrumento jurídico. A quien se le transfiere el crédito instrumentalizado debe tener
la evidencia de que el crédito existe de acuerdo con el sistema normativo;
b) Rapidez, en las negociaciones que se suceden en la circulación del crédito.
Nuevas formas de obtenerla o racional simplificación de las ya existentes para hacer
ágil y fluido el cambio;
c) Seguridad, en la ejecución final del título. La persona que recibe el título tiene
la certidumbre de que el crédito documentado permanece inalterable luego de las
sucesivas transferencias.
Para superar los inconvenientes de la instrumentalización tradicional del crédito
fue necesario que se elaboraran dogmáticamente documentos que, llevando en sí el
valor económico jurídico, fuera indispensable su exhibición para ejercer los
derechos que representaban. Tales exigencias han sido satisfechas con la creación de
los títulos de crédito.
El origen de la Teoría General de los Títulos de Crédito fue, sin duda, la
aplicación y desarrollo de uno de ellos; la letra de cambio, que motivó estudios
doctrinarios y elaboración de normas legales. La letra de cambio conjugaba
adecuadamente el aspecto teórico con el aspecto práctico de su funcionamiento en el
tráfico comercial y bancario.11 Es en realidad Vivante el creador de la Teoría
General de los Títulos de Crédito contenida en su Tratado de Derecho Comercial,
editado por primera vez en 1896. El insigne jusmercantilista italiano siguió las
siguientes pautas: a) extrajo los caracteres esenciales de la letra de cambio, que eran
comunes a todos los títulos de crédito; b) separó los elementos constitutivos de la
letra de cambio como título de crédito de aquellos otros caracteres que le daban el
rango de papel de comercio; c) distinguió de los títulos de crédito aquellos
documentos que no contaban con los caracteres esenciales y que eran simplemente
documentos probatorios, y d) describió su forma de circulación según las diversas

11
En este sentido: GABRIEL RIOSECO ENRÍQUEZ en Conferencia sobre Teoría de los Títulos de Crédito, Concepción,
1979, inédita.
12 Ricardo Sandoval López

clases de títulos de crédito: nominativos, a la orden o al portador.12

4. Definición y elementos del título de crédito. La doctrina de los autores13 define


los títulos de crédito señalando que son documentos que llevan incorporado un
derecho literal y autónomo que se puede ejercer por el portador legítimo contra el
deudor a la fecha de su vencimiento. De acuerdo con esta definición, es necesaria la
concurrencia de una serie de elementos que configuran la esencia de la noción
definida.
El documento es necesario para dar origen al derecho,; para su conservación y
disposición. "Sin él no es posible hacer efectivo el derecho contra el obligado, ni
transmitirlo a un tercero, ni darlo en garantía." 14 Por lo mismo, toda operación
relativa al derecho deberá consignarse en el título para que produzca sus efectos.
El derecho consignado en el título de crédito, llamado "derecho documental", 15
no vive por sí solo, porque desde el momento en que se produce su consagración en
el instrumento, irá ligado a él dondequiera que éste vaya, corriendo su misma suerte,
expuesto a las mismas contingencias y vicisitudes, a tal punto que, si el documento
se destruye o se pierde, desaparece también el derecho en él incorporado, a menos
que su propietario tome algunas medidas, las que tendremos ocasión de señalar más
adelante. En consecuencia, la posesión del documento decide de modo soberano la
titularidad del derecho en él consignado. "No es un juego de palabras -ha escrito
Bolaffio- decir que la posesión del título es título de posesión." 16 La fórmula es
verdadera en el sentido de que la posesión del instrumento titula, funda y legitima la
posesión del derecho: "Poseo el derecho porque poseo el documento." Se trata, pues,
de un derecho causado por la cosa (el título), derecho propten rem. Es asimismo un
derecho reinhaerens, adherido a la cosa, inmanente en ella.
Queda de manifiesto entonces la absoluta preponderancia que el documento
ejerce sobre el derecho contenido en él. Sin embargo, debemos dejar constancia de
que antes de plasmar el derecho en el instrumento que lo consigna, existía ya una
relación fundamental a la cual se sigue la documental, pudiendo existir entre ambas
una completa identidad de contenido económico. Pero desde el instante en que el
derecho se instrumentaliza, queda dotado de una serie de atributos de que carecía
antes, algunos de naturaleza tan propia como extraña y de efectos tan
desconcertantes que justifican las palabras del ilustre maestro de Bolonia Tulio

12
VIVANTE, Trattato de Diritlo Commerciale, Milán, 5a ed., 1929, t. III, Nº 951
13
URÍA, ob. cit., N° 726; GARRIGUES, ob. cit., p. 605; FELIPE DE J. TENA, Vítulos de crédito, Editorial Porrúa, 3a ed.,
México, 1956, p. 10.
14
TENA, ob. cit, N° 3, p. 10.
15
Ibídem.
16
TENA, ob. cit., p. 11.
Derecho Comercial 13

Ascarelli17 en orden a que esta institución "es una de las mejores demostraciones de
la capacidad creadora de la ciencia jurídica de los últimos siglos".
Por otra parte, siendo el título de crédito un instrumento destinado a la
circulación, era necesario que se le sometiera a una disciplina especial, a un mismo
tiempo de rigor y de privilegio, que fundamentalmente se propusiera afianzar en
beneficio del público, aun sacrificando a veces intereses respetables, la más segura y
rápida transmisibilidad de estos documentos.18
En consecuencia, la relación jurídica primitiva, el derecho preexistente al
nacimiento del título, sufre profundas modificaciones al perder su condición estática,
para adquirir una condición dinámica distinta de la primera. Tal variación no se
advierte con la misma claridad cuando el documento permanece en manos del
primer poseedor, teniendo el deudor enfrente al sujeto de la relación primitiva o
fundamental, como cuando éste entra en circulación desplegando las características
que le son propias.
Messineo19 pone de manifiesto la preponderancia del documento sobre el
derecho contenido en él, distinguiendo los títulos de crédito de los títulos ordinarios
o constitutivos. A su juicio, en los títulos ordinarios, el documento es algo accesorio
respecto del derecho mencionado en él; de ahí que la titularidad del crédito
(derecho) decida también la pertenencia del documento. Pero en materia del título de
crédito -agrega-, por el contrario, lo accesorio no es ya el documento sino el
derecho, en el sentido de que el derecho sobre el documento decide la pertenencia
del derecho mencionado en él y de que la posibilidad de ejercer tal derecho depende
de la conservación del mismo instrumento.
Con mayor agudeza, yendo al fondo mismo del asunto, Rocco 20 distingue tres
situaciones:
a) En la mayoría de los casos el documento desempeña una función meramente
probatoria, para acreditar la existencia de la relación jurídica, pero sin tener con ella
ninguna conexión necesaria. La relación existe por sí sola con independencia del
instrumento, el que, por estar destinado a probarla, la presupone. En consecuencia,
la relación jurídica produce todos sus efectos, aun cuando falte el documento, con tal
que pueda acreditarse de otra forma.
b) En otros casos el documento desempeña una función más importante, uniendo
a su valor probatorio el carácter de constitutivo de la relación jurídica, condición

17
TULIO ASCARELLI, Appunti de Diritto Commerciale
18
TENA, ob. cit., N° 6, p. 12.
19
FRANCESCO MESSINEO, I titoli di crédito, Padua, 2a ed., 1933, t. I,
pp. 7 y 8.
20
ALFREDO ROCCO, Principios de Derecho Mercantil, traducción española,
Madrid, 1930, N° 70.
14 Ricardo Sandoval López

necesaria para su existencia; lo que ocurre en los casos en los cuales la ley exige que
la voluntad se exteriorice en forma escrita. El documento no puede faltar, porque es
la forma como se manifiesta una voluntad generadora del derecho. El instrumento y
la relación jurídica están en estrecha conexión, pero ésta es incompleta, porque si
bien es cierto que el documento es necesario para generarla, subsisten sin embargo
como dos entidades separadas, en el sentido de que una vez creada la relación
jurídica, ésta vive en forma independiente del documento.
c) Por último, hay situaciones en las cuales la conexión entre el documento y la
relación jurídica es no sólo originaria sino permanente. En estos casos; no sólo no
nace el derecho si la declaración de voluntad que le dio origen no se consigna en un
documento, sino que el documento y el derecho subsisten compenetrados, de tal
manera que el instrumento es condición necesaria y suficiente para atribuir el
derecho. De esta suerte, quien tiene el documento tiene a la vez el derecho. "Los
documentos que tienen la virtud de atribuir un derecho son, precisamente, los títulos
de crédito."21
Esa compenetración del derecho en el título, esta objetivación de la relación
jurídica en el papel, es el fenómeno que en doctrina se conoce como incorporación,
rasgo característico de los títulos de crédito.
El concepto de incorporación criticado por Vivante22 por su esterilidad
dogmática y por Bracco23 por carecer de una elaboración adecuada a la preeminencia
que se le otorga para explicar los caracteres de los títulos de crédito, es sin embargo
ampliamente aceptado por la doctrina de otros autores. Felipe de J. Tena señala que
no existe el menor peligro de que alguien tome la expresión "derecho incorporado en
el título" en su sentido natural y propio y de que sea un elemento de confusión.
"Nadie va a creer que el derecho -elemento ideal- pueda residir en un pedazo de
papel, porque nadie ignora que el único sujeto posible de derecho es el hombre." De
modo que cuando hablamos de incorporación del derecho en un título de crédito, lo
que queremos significar, sencillamente, es la "relación de necesidad" de que nos
habla el propio Bracco, en virtud de la cual el que es poseedor de un título es, por
eso mismo, titular del derecho, y para ser titular del derecho es preciso ser poseedor
del título, conforme a un principio que apenas si sufre excepciones. Tal metáfora,
por lo demás, como algunas otras de que se vale el lenguaje de la ciencia, nos parece
feliz, ya que lejos de oscurecer o perturbar la exposición de las ideas, las simplifica
y aclara, lo cual depende de que los efectos propios de la llamada incorporación se

21
Rocco, ob. cit., N° 70.
22
VIVANTE, ob. cit., t. III, N° 923.
23
BERTO BRACCO, La legge uniforme sulla cambíale. Padua, 1935, N° 188.
Derecho Comercial 15

producen en el terreno jurídico como si realmente existiese.24


La incorporación, que consiste en el consorcio indisoluble del título con el
derecho que representa, es la característica fundamental y primera de los títulos de
crédito. Como tal ha sido acogida por algunos ordenamientos jurídicos que definen
la noción de título de crédito, como ocurre con el artículo 5 o de la ley mexicana de
Títulos y Operaciones de Crédito, que señala que "son los documentos necesarios
para ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna". Si el título de crédito es el
documento necesario para ejercitar el derecho que en él se consigna, es porque sin el
documento no existe el derecho, el derecho fundamental, el derecho cartolare, como
diría cualquier jurista de Italia.25 Otro tanto ocurre con el artículo 619 del Código de
Comercio de Colombia, de 1971, que dice que "los títulos-valores son documentos
necesarios para legitimar el ejercicio del derecho literal y autónomo que en ellos se
incorpora". En fin, el Proyecto de Ley Uniforme sobre Títulos-Valores para América
Latina, elaborado por el Instituto para la Integración de América Latina, define los
títulos-valores como "los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal y
autónomo que en ellos se consigna".26

5. Estructura del título de crédito. Los elementos del título de crédito son,
fundamentalmente, dos:
-El documento en cuanto soporte material (bien mueble), y
-La relación obligacional en él representada que constituye su contenido
económico.
Estos dos elementos al reunirse dan origen al título de crédito, que no solamente
es la suma de ambos, sino que nace a la vida jurídica como un ente nuevo. Entre
ambos elementos existe una especialisima vinculación; en el decir de algunos
autores, se encuentran compenetrados en un consorcio indisoluble. Sin embargo, a
pesar de esta compenetración entre el documento y la relación obligacional en él
representada, los elementos del título de crédito son autónomos.
a) El sustrato material: el título de crédito es una cosa mueble. No cabe duda
que pertenece a la categoría jurídica de los bienes muebles debido a su materialidad
de instrumento documental (papel). Como tal puede ser objeto de relaciones reales:
tenencia, posesión, propiedad, usufructo, puede reivindicarse, como lo reconoce el
artículo 82 de la Ley de Quiebras.
Se reafirma el carácter de cosa mueble desde el punto de vista cartular, ya que su
régimen de circulación está regulado según esa naturaleza, con las modificaciones
propias que resultan de los títulos de crédito. Sin embargo, este bien mueble que es
24
TENA, ob. cit., N° 8, p. 16.
25
TENA, ob. cit., N° 8, p. 16.
26
Proyecto de Ley Uniforme sobre Títulos-Valores para América Latina, INTALBID, 1967, p. 19.
16 Ricardo Sandoval López

el título de crédito se sujeta a un régimen específico que atiende a una serie de


connotaciones propias de los títulos de crédito, entre las cuales se puede señalar que
prevalece el valor intrínseco o representativo por sobre el valor extrínseco, que es
nulo; el intercambio mutuo de características propias que opera entre los elementos
estructurales del título de crédito no aparece en las cosas muebles por naturaleza; la
simplificación de las formalidades en la transferencia del título que habilitan al
adquirente para ejercer los derechos.
El fundamento de esta falta de identidad absoluta entre el título de crédito cosa
mueble y las cosas muebles por naturaleza radica en que el primero está estructurado
para circular, esto es, para facilitar el desplazamiento del crédito de portador en
portador.
Desde el punto de vista material, el título de crédito es un documento. En este
instrumento escrito el sujeto firman-le ha incorporado representativamente una
declaración de voluntad con contenido económico. Para el derecho tal instrumento
es considerado un documento en cuanto acredita la existencia de un hecho que
puede producir consecuencias jurídicas. De esta suerte, el valor jurídico del
documento está representado por su aptitud probatoria. Con todo, además de esa
función probatoria, el título de crédito juega un rol constitutivo. Los derechos no
nacen si la voluntad no se expresa según las formas previstas para el otorgamiento
del título. Además de la función probatoria (acreditar un hecho), constitutiva (el
documento es esencial para que nazca la obligación), el título de crédito tiene una
función dispositiva, en el sentido de que el instrumento es necesario para disponer
del derecho a que él se refiere. La aptitud probatoria existe, pero resulta absorbida
por la función constitutiva y la dispositiva, que permiten adquirir, ejercer y disponer
del derecho representado en el documento.
b) La declaración documental. El título de crédito contiene una declaración
documental con valor económico. La declaración documental puede estudiarse como
fuente de obligación y como representación documental.
Desde el punto de vista de la fuente de obligación, se trata de una declaración
unilateral que da nacimiento a un vínculo jurídico obligacional. La promesa
unilateral contenida en el documento tiene las siguientes características: es una
declaración documental no recepticia, en el sentido de que no depende de la
voluntad del sujeto a quien se dirige; es incondicionada, en cuanto a que su
exigibilidad no está sujeta a contraprestación por parte de quien favorece; es
irrevocable, ya que una vez formulada el declarante no puede revocarla; y es
vinculante, en orden a que obliga a cumplir la prestación correspondiente. No obsta
para reconocer el carácter vinculante de la declaración documental el hecho de que
el portador deba cumplir determinadas actividades, que la doctrina denomina
Derecho Comercial 17

"cargas", pues el cumplimiento de tales diligencias no dice relación con la existencia


de la obligación, sino que se refiere a ciertos resguardos instrumentales impuestos
para asegurar la fácil, rápida y segura comprobación de su circulación.
La declaración documental en cuanto representación documental contiene un
vínculo representado que tiene la naturaleza de un crédito, esto es, un derecho a
exigir una prestación con contenido económico, como: pagar una suma de dinero,
entregar ciertas mercaderías, disponer de ciertos derechos o prerrogativas. Los
elementos del derecho representado jurídicamente considerados son una deuda y un
crédito.
El documento es una cosa representativa de un hecho, por lo general de una
declaración. El título de crédito es un documento representativo de un derecho de
crédito. Tal es la naturaleza de la declaración documental en tanto representación
documental.

6. Vinculación de los elementos de la estructura del título. La conexión entre el


sustrato material y el elemento obligacional tiene características muy particulares y,
además, genera un mutuo intercambio de rasgos y de efectos recíprocos.
El elemento material, en tanto instrumento, cuando se le incorpora la declaración
de voluntad con contenido económico, pasa a ser un documento constitutivo, toda
vez que se convierte jurídicamente en condición necesaria para la existencia y el
ejercicio del derecho en él representado.
El elemento voluntario, esto es la declaración de voluntad obligacional, cuando
se representa en un documento, da origen a un derecho de naturaleza documental
(diritto cartolare).
Este mutuo intercambio se ha conceptuado como una recíproca compenetración
entre el documento y el derecho, que da nacimiento a un ente jurídico distinto: el
título de crédito. Esta vinculación de elementos estructurales se denomina también
"conexión permanente" o "consorcio indisoluble". Asimismo, este fenómeno
jurídico de la vinculación entre el sustrato material y el elemento voluntario se ha
tratado de explicar a través de la llamada "doctrina de la incorporación", según la
cual el derecho se incorpora o se fusiona con el documento, idea que no
compartimos, porque los elementos no obstante estar unidos mantienen su
autonomía conceptual.

7. Autonomía conceptual de los elementos estructurales del título. La recíproca


compenetración del documento y el derecho no debe magnificarse, pues éstos no
llegan a fusionarse de modo que pierdan su autonomía conceptual. En otros
términos, el documento y el derecho no desaparecen en su individualidad.
18 Ricardo Sandoval López

Sentada la premisa anterior, es preciso explicar en qué consiste el mantenimiento


de la individualidad de los elementos estructurales del título de crédito. El
documento sólo puede transferirse con voluntad del tradente mediante la entrega del
mismo, por lo que este traspaso siempre es a título derivativo. En cambio, el derecho
representado o conectado en el documento es objeto de transferencia originaria,
puesto que no se requiere voluntad alguna para traspasarlo; el derecho nace nuevo
para cada sujeto que reciba el documento.
También se pone de manifiesto esta autonomía conceptual de los elementos
propios del título en aquellas hipótesis legales que autorizan desligarlos o romper el
consorcio indisoluble, como ocurre en los casos de extravío, hurto o robo, en los
cuales, cumplidas ciertas formalidades legales, el documento pierde su contenido
económico o declaración obligacional.

8. Concepto de legitimación. Siendo los títulos de crédito documentos necesarios


para legitimar el ejercicio del derecho literal y autónomo incorporado en ellos, no
basta con adquirir su posesión de cualquier modo para hacerlos efectivos, sino que
es necesario obtenerla según sus propias normas de circulación, que son diferentes
según se trate de títulos nominativos, a la orden o al portador. La posesión del título
adquirida en tal forma permite al portador ejercitar su derecho contra el deudor y
asegura a este último su liberación definitiva mediante el cumplimiento de la
prestación a la fecha de su vencimiento. Adquirida la posesión del título conforme a
sus reglas de circulación, se producen los efectos indicados tanto a favor del
portador como del deudor. Esta doble función que desempeña el título de crédito
adquirido legalmente se conoce en doctrina con el nombre de legitimación.
La legitimación consiste, por lo tanto, en "la propiedad que tiene el título de
crédito de facultar a quien lo posee, según la ley de su circulación, para exigir del
suscriptor el pago de la prestación consignada en el título y de autorizar al segundo
para pagar válidamente su obligación, cumpliéndola en favor del primero". 27 el
acreedor se legitima exhibiendo el título; si carece de él por cualquier causa, nada
podrá hacer para legitimarse aunque realmente sea propietario del título y aunque
por otros medios pudiera demostrar plenamente su carácter de tal y el hecho de la
pérdida de la posesión. La legitimación es, desde este punto de vista, una carga para
el acreedor, pero al mismo tiempo, y fundamentalmente, una gran prerrogativa,
porque para justificar su derecho y ponerse en aptitud para ejercitarlo, en una
palabra para quedar legitimado, le basta con exhibir el título, sin que sea necesario
demostrar que es propietario del mismo y, por consiguiente, titular del derecho que
lleva incorporado. Podrá no serlo, en el fondo; podrá existir en su favor una
27
TENA, ob. cit., N° 12, p. 19.
Derecho Comercial 19

apariencia, la apariencia que resulta de haber llegado el título a sus manos por el
camino que la ley ha trazado para su circulación. Eso nada importa. Aquí la
apariencia vale más que la realidad, la legitimación más que el derecho, y para
emplear una terminología usada por Vivante, la propiedad formal vale más que la
propiedad material. La apariencia ha sido elevada al rango de la esencia misma. 28
Como puede apreciarse, la legitimación está dominada por el dogma de la
apariencia jurídica. La posesión del título engendra apariencia de titularidad del
derecho, y con el fin de favorecer la circulación se libera al poseedor de demostrar
que es titular del crédito. La apariencia actúa así tanto en favor del tenedor como
respecto del obligado. A este último se le libera de la deuda si paga en favor de
quien tiene la apariencia, aunque no sea el verdadero titular del derecho; al tenedor
le exime de demostrar su condición de acreedor y es el deudor quien tendrá que
demostrar que el poseedor no tiene derecho de recibir la prestación para negar
válidamente el pago. Pero sería peligroso extender al máximo los efectos de la
apariencia. La buena fe juega también en esta materia un rol importante. En rigor,
sólo el poseedor legítimo tiene derecho a la prestación contenida en el título, y si el
deudor sabe que no es legítima la posesión de quien se presenta como tenedor del
documento, debe rehusar el pago. En definitiva, sólo libera el pago hecho de buena
fe.
No obstante, la legitimación por la posesión sobre la base de la apariencia hace
posible el ejercicio del derecho por quien siendo titular aparente no sea en realidad
titular verdadero. Este es un fallo de esa construcción jurídica -señala Uría-, 29 siendo
las exigencias del tráfico y la rápida circulación las que imponen ese eventual
sacrificio del verdadero titular (propietario del título), no poseedor, frente al
poseedor, titular aparente. Pero ese sacrificio sólo es compatible con la buena fe del
deudor.
Messineo es, sin embargo, quien expone en forma más profunda el contenido y
los efectos de la legitimación que caracteriza a los títulos de crédito: "Por el hecho
de exonerar al poseedor del título de la demostración de que él es titular del derecho
que contiene, no se establecen únicamente reglas particulares en materia de prueba;
en definitiva, se habilita para el ejercicio del derecho aun al que eventualmente no es
en realidad titular del mismo derecho, con tal que se halle en posesión del
documento y lo exhiba. Ciertamente, puesto que el deudor está siempre dispensado
de investigar el modo con que el presentante del título obtuvo su posesión y de
indagar, por lo mismo, la efectiva pertenencia del derecho, estándole más bien
prohibida semejante investigación; y puesto que al poseedor del documento le
28
Ibídem.
29
URÍA, ob. cit., N° 726, p. 664
20 Ricardo Sandoval López

corresponde, sobre la base de la exhibición, el ejercicio del derecho en él contenido,


deviene elemento del todo secundario la persona del titular del derecho, mientras
alcanza máximo relieve la calidad de poseedor (presentante) del título. De producir
tamaños resultados, es susceptible el mecanismo descrito.
Tal posibilidad convierte, pues, la exhibición del título en medio jurídico, en
virtud del cual la viste de titular efectivo del derecho es indiferente para
determinados efectos (ejercicio del derecho), por cuanto se establece una ficción
(iuris) (de acuerdo o en contraste con la realidad, según el caso) de que el que
exhibe el título es titular del derecho, estableciéndose así la ecuación: exhibición del
título = posibilidad de ejercicio del derecho; una ficción por la cual es virtualmente
posible que nunca el presentante del título sea titular del crédito, a pesar de lo cual
siempre logra ejercitar el derecho relativo y obtener la prestación, como si fuese el
titular. Por sí misma, la legitimación que se obtiene mediante un título de crédito no
afirma la titularidad del derecho (más bien hace abstracción de ella); pero siempre
hace posible su ejercicio, lo cual prácticamente basta para el fin que trata de
alcanzarse.
Aquí es donde se muestra justamente la conquista realizada por el mecanismo
antes descrito: el significado pleno del concepto de legitimación lo da precisamente
el hecho de poder abstraerse totalmente de la investigación sobre la pertenencia del
derecho de crédito que pueda corresponder al que ha sido admitido a ejercitarlo; o
sea, el reconocimiento de una forma técnica de posesión del crédito, actuada
mediante la particular eficacia conferida a la posesión del título en que el derecho se
halla incorporado".
Y agrega más adelante: "No es que la ley se desinterese de la posición del
propietario del título y titular del derecho para los efectos de la legitimación, pues, a
condición de ser poseedor, está en aptitud de legitimarse. Es que la ley se contenta
con la sola calidad de poseedor, que por lo común acompaña a la calidad de
propietario.
Mas si en hipótesis el propietario no es al mismo tiempo poseedor del título, la
ley, aunque sin privarlo de la titularidad del derecho y aunque consintiendo en que
readquiera, si lo logra en tiempo oportuno, la posesión del título, da preferencia
-para los fines de la legitimación- al poseedor del título, aun con detrimento del
propietario.
Claro se ve ahora que el concepto de legitimación (como todo concepto) está
fijado sobre la base de un contenido mínimo, de un contenido indispensable, pero
suficiente; no sobre la base de una hipótesis privilegiada, cual es la propiedad unida
a la posesión del título de crédito, hipótesis en que los requisitos de la legitimación
salen sobrando. No se dice que el propietario no pueda legitimarse; se dice que
Derecho Comercial 21

puede legitimarse aun el no propietario, con tal que también sea poseedor".30
Por último, digamos que la ley, al prescribir la forma como se adquiere un título
de crédito, establece al mismo tiempo como se obtiene la legitimación. Tal
afirmación pudiera parecer inexacta y contradictoria si se piensa que la legitimación
hace abstracción de la titularidad del derecho, contentándose con la propiedad
formal, con la apariencia nacida de la regular posesión del instrumento, pero tal
contradicción no existe si tenemos presente que la legitimación no muestra sus
caracteres peculiares ni produce sus efectos tan propios sino cuando el derecho
incorporado en el documento se ejercita por poseedores sucesivos, distintos del
primero. Únicamente entonces tienen aplicación las normas propias de la institución,
porque únicamente entonces la propiedad material queda en la sombra, tan sólo
vislumbrándose a través del ropaje exterior de la posesión lograda conforme a la ley
de la circulación del título.31
Tratándose de títulos nominativos, es decir, de aquellos que se expiden en favor
de una persona determinada, la legitimación produce sus efectos cuando el
propietario los ha adquirido mediante su ley de circulación, esto es, cumpliendo con
el mecanismo de la cesión, ya sea contando con la aprobación del deudor cedido o
mediante su notificación.
Cuando se trata de títulos a la orden (vale decir, aquellos en los que se consigna
una obligación contraída a la orden de una persona determinada) es necesario
distinguir dos situaciones para saber cómo opera la legitimación. En primer lugar, es
propietario del título, y por tanto legitimado, el beneficiario del mismo, o sea el que
como tal figura en el texto del documento, y, en segundo lugar, se considera
propietaria a la persona que justifique su derecho mediante una serie no
interrumpida de endosos, que constituyen la forma como ellos circulan. En el primer
caso el título no ha circulado, en tanto que en el segundo ha entrado ya en
circulación. El poseedor de un título a la orden que lo presenta a su cobro sin que
haya sido endosado, no sólo prueba que está legitimado, sino que acredita además
que es propietario del mismo. En cambio, el tenedor que lo presenta al cobro
habiéndolo adquirido no directamente del suscriptor sino de algún endosante, no
demuestra con ello su derecho de propiedad sobre el título, sino que acredita
solamente su derecho a cobrar del deudor la prestación respectiva, comprobando que
es aquella persona cuyo nombre cierra la cadena de endosos que figuran en el
documento. En consecuencia, puede ser falso alguno de los endosos, puede que
alguno de los endosantes haya sido incapaz, puede haberlo adquirido por robo y
aprovecharse de un endoso en blanco contenido en el, etcétera. En ninguno de estos
30
MESSINEO, ob. cit., t. I, Nos 8 y 9, citado por TENA, ob. cit., N° 13, p. 20.
31
TENA, ob. cit., N° 15, p. 22.
22 Ricardo Sandoval López

casos puede decirse que el tenedor del título sea también su propietario. Sin
embargo, el suscriptor debe reputarlo dueño y tiene derecho a hacerlo, por cuanto si
cumple la obligación respecto de él queda definitivamente liberado. Este es el
significado pleno de la legitimación.
Tratándose de títulos al portador, es decir, aquellos documentos que, sin tener la
designación del acreedor, permiten al que los presente exigir la prestación en ellos
contenida, su cesión se hace entregando el título, con lo cual la legitimación se
simplifica en grado sumo. Este es el único requisito formal para obtener la
legitimación. Al igual que en el caso de los títulos a la orden, es jurídicamente
irrelevante la buena o mala fe del poseedor, siempre que de la mala fe no tenga
noticia el suscriptor, o siempre que teniéndola se encuentre en la imposibilidad de
demostrarla.
Lo normal es que la legitimación, la propiedad y la titularidad sean lo mismo o
que se radiquen en una misma persona. Propiedad es un concepto de señorío, es la
plenitud de las potestades que se pueden ejercer sobre una cosa determinada. La
titularidad, en cambio, se ubica en el ámbito de las relaciones personales entre
acreedor y deudor. En virtud de ella el sujeto activo tiene derecho a exigir la
prestación del sujeto pasivo. El titular es el acreedor del vínculo obligacional.
Entre ambos conceptos del derecho común se sitúa la legitimación. Ella es una
situación jurídica propia del derecho cambiario, que exige sólo la investidura formal
para ejercer los derechos que emergen de un título de crédito. La preeminencia del
documento sobre el derecho justifica la legitimación y sus efectos. Cuando se habla
de propiedad del título se refiere a la propiedad del derecho incorporado en el
documento o cosa nueva cuya adquisición es originaria.

9. Denominación. A estos documentos se les han dado diferentes


denominaciones, algunas de las cuales señalamos a continuación:
a) Títulos-valores, nombre que resulta inapropiado toda vez que comprende
documentos que no cuentan con las tres características esenciales comunes a los
títulos que estudiamos; podría incluso aplicarse tanto al papel moneda como a un
título de propiedad; es demasiado amplio;
b) Títulos circulatorios; tampoco es la denominación correcta, ya que la
circulación no es esencial para que exista un documento como el que analizamos; el
título que no circula no por eso deja de ser tal;
c) Efectos o papeles de comercio; tampoco designa apropiadamente a estos
títulos esta denominación, ya que sólo incluye aquellos cuyo contenido es una suma
de dinero;
d) Títulos de crédito; parece ser el mejor nombre que pudiera dárseles. Con todo,
Derecho Comercial 23

es censurable en cuanto no comprende documentos cuyo contenido no es un derecho


de crédito.
Se justifica esta última denominación, que ha tenido consagración práctica y
legislativa, porque para el titular del instrumento existe un crédito que permite exigir
la prestación contenida en él y para el deudor hay una conducta debida, que en el
campo de las relaciones negociables puede ser objeto de una avaluación o
estimación económica.

Sección II

Características de los títulos de crédito

10. Enumeración. Es preciso distinguir las características esenciales y comunes


de todos los títulos de crédito, que son: la necesariedad, la literalidad y la autonomía;
y las características particulares de algunos títulos de crédito, que son: la abstracción
y la formalidad.

Párrafo I

Caracteres esenciales y comunes de los títulos de crédito

11. La necesariedadEs la característica esencial del documento, que hace


imprescindible tener el título para contar y poder disponer del derecho documental
representado en él.
El fundamento de la necesariedad radica en la especial estructura del título de
crédito. Se basa en la íntima vinculación funcional que existe entre los elementos
que constituyen tal estructura, que hace al documento jurídicamente constitutivo y
dispositivo. El hecho de que la declaración documental esté conectada
indisolublemente al documento, justifica esta relación de necesariedad entre ambos,
de tal suerte que el portador debe contar con el documento para ejercer el derecho.
Los efectos del carácter necesario del documento pueden resumirse diciendo que
el derecho documental sólo puede nacer, existir y ser ejercido por el legítimo
portador del documento.
Debido al carácter necesario del documento, el acreedor no puede suplir con otro
instrumento jurídico la carencia de posesión del título para disponer del derecho.
Es asimismo la característica necesariedad la que legitima al deudor para negarse
a cumplir la obligación si el requirente no le ofrece la entrega o restitución del
documento. De ahí que es acertado afirmar que no hay derecho cambiario sin título
24 Ricardo Sandoval López

y que no se concibe título de crédito sin un derecho individualizado en el mismo;


pues donde va el título va el derecho, y si bien el documento no lo perfecciona, pues
sólo le sirve de soporte, puede afirmarse que lo lleva consigo, debido a que el
derecho cambiario establece que el derecho sobre el título conlleva el derecho del
título.
Esta característica esencial y común a todos los títulos de crédito tiende a
cautelar los valores de certeza, rapidez y seguridad que son propios de esta clase de
títulos.

12. La literalidad. Los títulos de crédito se caracterizan, además, por ser


documentos literales, en el sentido de que su contenido, extensión y modalidades
dependen exclusivamente del tenor del título. Es decisivo, en consecuencia, el
elemento objetivo de la escritura. Cualquier modificación, disminución o mutación
debe resultar de los términos textuales del título.
El concepto de literalidad tiene su origen en el derecho romano, donde se
aplicaba a los llamados "contratos literis", en los cuales la causa eficiente de la
obligación consistía en la literalidad, en su texto escrito. En el derecho medieval
italiano, los títulos de crédito comenzaron siendo simples documentos confesorios
que sólo se distinguían de los demás de igual naturaleza en razón de la causa que los
originaba. Tenían como origen generalmente el contrato de cambio (ex causa
cambii) o bien el contrato de mutuo (ex causa mutui), sin que la diversidad de su
causa implicara alguna diferencia respecto de su régimen jurídico. El título
confesorio ex causa cambii era ejecutivo, por ser otorgado ante notario, cuya
función para estos efectos se equipara a la de un juez (confessio iudicialis ante litem
contestatam). En la concepción medieval, el instrumento confesorio constituía sólo
un medio de prueba de la relación jurídica confesada, sin atribuírsele ninguna otra
función. Más tarde, gracias a una evolución fundada en repetidas prácticas
estatutarias, el documento confesiario se convierte en documento constitutivo de una
nueva obligación, la cual se inscribe en la primera línea, ya sea concurriendo con la
nacida de la relación jurídica confesada o bien sustituyéndose a ésta, a la cual solo se
hace referencia ficticia.
Lo que interesa remarcar en esta evolución del título de crédito es el hecho de
que el derecho estatutario enfrentado con el derecho común con el propósito de
derogar sus normas por insuficientes hizo que los documentos que llevaban
incorporado un derecho perdieran su carácter meramente probatorio, para
transformarse en documentos constitutivos de un derecho autónomo. Este derecho
autónomo subsiste en virtud exclusiva del documento, rompiéndose para siempre la
Derecho Comercial 25

dependencia respecto del derecho confesado. Desde el momento en que el derecho


documental deviene autónomo, en cuanto a que es independiente de la relación
fundamental, y cuando el documento deja de ejercer su función simplemente
probatoria, surge una nueva categoría de títulos. Ahora bien, si el derecho
consignado en el título no se origina en el derecho subyacente, sino que nace ex
novo del título en el que se incorpora, es natural que la redacción del documento da
la medida de su contenido, de su extensión y de sus modalidades, que el tenor del
título sea decisivo al respecto y que sus cláusulas sean su única norma y disciplina. 32
Este carácter literal del documento está íntimamente relacionado con la
característica necesariedad analizada anteriormente.
Si el derecho cambiario sólo vive y existe en el documento, el fundamento de su
carácter literal estriba en la naturaleza documental adquirida por ese derecho al
conectársele indisolublemente al documento. El fundamento del carácter literal es la
naturaleza documental que adquiere el derecho al ser representado en el título de
crédito.33
En virtud de esta característica de literalidad, se producen los siguientes efectos:
-El acreedor no puede exigir ni percibir más de lo expresado en el título;
-El deudor no puede valerse de elementos jurídicos extraños que no estén
literalizados en el documento;
-El carácter literal supone una carga de atención para las personas que
intervienen en el documento, pues cada cual debe atenerse a lo escrito en el título
para determinar sus derechos y obligaciones;
-Cualquiera de los sujetos intervinientes que no cumpla esta carga de atención
verá perjudicados sus intereses, por falta de diligencia que se exige en el sistema
regulador de los derechos y obligaciones cambiarías;
-La literalidad contribuye a dar certeza, rapidez y seguridad a los títulos de
crédito. Así el deudor que abona exige la literalización de este abono en el
documento;
-La literalidad adquiere su mayor expresión o significado cuando el documento
circula frente al portador de buena fe, por el hecho de que este último sólo cuenta al
recibir el título con lo expresado literalmente en su texto. Así, el deudor deberá
cumplir la prestación según lo contenido en el título, sin tener ninguna posibilidad
de enervar la pretensión del acreedor con otro documento extraño al título;
-El carácter literal no desaparece cuando el requerimiento es entre librador o
beneficiario y librado, quienes generalmente están ligados por un negocio causal o
relación fundamental que originó la emisión del título. El derecho documental en el
32
TENA, ob. cit., N° 32, p. 43.
33
Ibídem.
26 Ricardo Sandoval López

ámbito de esas relaciones podrá ser enervado por alguna excepción basada en el
mencionado negocio causal, lo que no empece para considerar la existencia de la
característica literalidad.
Numerosas disposiciones de la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré,
consagran la característica en estudio: a propósito de la emisión de la letra, de las
cláusulas facultativas, de la alteración, adulteración, aceptación, endoso y aval de la
misma.34 La jurisprudencia también la reconoce.35

13. Carácter autónomo de los títulos de crédito. En el derecho común, la


circulación de los créditos entre el tradente o ce-dente y el adquirente o cesionario
implica una relación de sucesión a título particular, que origina una transmisión
derivada con todos los efectos propios: acumulación de vicios, limitaciones y
excepciones. En el sistema cambiario, las investigaciones jurídicas lograron la
derogación del principio romanista de la cesión de crédito.
El carácter autónomo de un título de crédito se explica porque el titular del
mismo no adquiere en forma originaria, es decir, su derecho no deriva del tradente,
sino que nace nuevo en el adquirente al recibir el documento según su ley de
circulación. El nuevo titular no es sucesor del sujeto que le transfirió el título de
crédito, sino que lo adquirió en forma originaria. El portador ejerce, en
consecuencia, un derecho propio, distinto e independiente de las relaciones jurídicas
existentes entre los anteriores poseedores del título y el deudor.
El fundamento de la autonomía reside en el principio de la incorporación
representativa del derecho en el documento, en donde se encuentran unidos en
conexión íntima y permanente. Por tal razón es evidente que toda adquisición opera
sin la cooperación del tradente, es decir, que si bien es cierto éste efectúa la tradición
del título, la adquisición del derecho documental se produce exclusivamente en
virtud de que el nuevo titular ha recibido el documento de acuerdo con su ley de
circulación. Al recibir el documento el portador adquiere la titularidad del derecho
documental que se halla objetivado en el mismo.
Siendo esto así, la autonomía del derecho cambiario radica, fundamentalmente,
en la posición asumida por el legislador al instituir el sistema regulador de las
relaciones cambiarías, en cuanto a que simplifica los requisitos legales de la
circulación.
34
Véase la Ley N" 18.092, publicada en el Diario Oficial de 14 de enero de 1982, sobre Letra de Cambio y Pagaré.
35
Jurisprudencia:
"La letra de cambio debe interpretarse a sí misma deduciéndose de su sola instrumentalidad los derechos que competen
a su poseedor, para lo cual debe bastar un simple examen de su materialidad" (C. Apelaciones Departamento Pedro
Aguirre Cerda, 24 de abril de 1981, R., t. LXXVIII, 1981, sec. 4a, p. 48).
"Literal porque debe estarse a los términos en que ha sido extendida y su valor y eficacia se determinan de acuerdo con la
redacción de la letra..." (C. Apelaciones de Santiago, 26 de diciembre de 1983, Gaceta Jurídica 1983, N" 33, p. 48).
Derecho Comercial 27

En los títulos de crédito se prescinde de las relaciones jurídicas y por aplicación


del principio de la autonomía la intervención de los sucesivos poseedores queda
relegada entre los elementos irrelevantes, pues se le confiere una función meramente
instrumental, puesto que el acto de transmisión que realizan sólo sirve para vincular
al deudor con el último poseedor del título de crédito. Cualquiera sea la situación de
los sujetos en la transmisión, legítima o ilegítima, cumplen una función instrumental
que permite al último poseedor vincularse en forma directa con el deudor por medio
del documento. Tal es la justificación lógica de la adquisición originaria del derecho
y por consiguiente el fundamento del principio de la autonomía en los títulos de
crédito.36 La consecuencia más importante del carácter autónomo de los títulos de
crédito es que durante la circulación del derecho incorporado no se produce la
acumulación de vicios o defectos que pudieran derivarse de cada transferencia,
originando excepciones de carácter personal. Cada sujeto que transfiere asume una
relación jurídica independiente de los demás, por lo que se puede afirmar que la
función que cum-ple, al tiempo del vencimiento del título, es simplemente
instrumental consiste en relacionar al deudor con el portador legítimo del
documento. Por otra parte, la prescindencia subjetiva dejas situaciones jurídicas
intermedias hace que la relación portador-deudor sea objetiva e impersonal, pues no
interesa quién requiera el cumplimiento de la obligación, sino que lo importante es
que tenga la posesión del documento y que haya cumplido con la ley de circulación.
En fin, recordando que en la estructura del título de crédito existe un elemento
externo (el documento, cosa mueble) y otro elemento interno (la declaración
documental o prestación incorporada), dejamos en claro que si bien la transferencia
del título en cuanto documento se puede considerar como tradición derivada, la
tradición que efectúa el tradente origina el nacimiento de un derecho nuevo para el
adquirente, que no se recibe del antecesor, sino que, transferido el documento, el
derecho incorporado en éste ingresa a su patrimonio como consecuencia de ello. En
otras palabras, la adquisición del elemento externo hace adquirir la titularidad del
derecho interno o prestación incorporada.
Podría pensarse que la autonomía de los títulos de crédito, esta prescindencia
subjetiva de las relaciones anteriores o intermedias, va en contra del principio que
nadie puede transferir más derechos que los que tiene (nemo plus iuris in alium
transfere potest quan ipse habet), ya que el derecho pudo no haber existido en la
persona del endosante por haberse extinguido o por no haber nacido jamás, pero no
ocurre así. En efecto, entendida la autonomía en el sentido de que el derecho del
tenedor no es dependiente sino originario, nacido nuevo en su persona, no se vulnera
36
En este sentido: GABRIEL RIOSECO ENRÍQUEZ en Conferencia sobre Teoría de los Títulos de Crédito, Concepción,
1979, inédita.
28 Ricardo Sandoval López

el principio nemo plus iuris...


El principio de la autonomía opera en los títulos de crédito desde un punto de
vista activo y pasivo. Desde el punto de vista activo significa para el titular del
crédito la imposibilidad de acumular excepciones personales. En sentido pasivo
implica la total y absoluta independencia de las obligaciones cambiarías asumidas
por cada uno de los sujetos firmantes del título. En los títulos a la orden, la ley de
circulación es el endoso, que es a la vez: legitimante, traslaticio y vinculante.
Analizada una cadena de endosos desde el punto de vista activo, cada sujeto que
recibió el título de crédito adquirió un derecho autónomo, es decir, cada endosatario
tendrá un derecho originario respecto de cada uno de los firmantes anteriores. Desde
el punto de vista pasivo, la obligación jurídica es independiente para cada uno de los
firmantes, quienes han quedado obligados al pago, responsabilizándose
cambiariamente al mismo, con prescindencia de las demás obligaciones.
En la práctica, el portador legitimado, que adquiere el título según su ley de
circulación, puede exigir su pago de cualquiera de los firmantes obligados, no
importando que las firmas intermedias hayan sido efectuadas por incapaces, por
personas inexistentes o por mandatarios que actúen fuera de su poder. Tales
circunstancias que afectan a uno o varios firmantes no obstan a la validez de las
firmas restantes y, por ende, a sus respectivas obligaciones, permitiendo exigir su
cumplimiento independientemente de las demás obligaciones. Así se establece en
los artículos 7° y 8o de la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré.

P á r r a f o II

Características particulares de algunos títulos de crédito

14. Títulos de crédito y relación subyacente. Es indispensable para calificar el


título de crédito de abstracto o de causal considerar el rol que la causa juega en ellos.
Antes de dar una noción de títulos abstractos y causados, se requiere explicar la
vinculación existente entre los títulos de crédito y la relación fundamental que les
dio origen y que pertenece al derecho común. En otros términos, se trata de precisar
de qué manera nace el título de crédito, a qué relación debe su creación y qué
relaciones interdependientes se generan entre el título y la relación fundamental.
En este orden de idea, dejamos constancia, en primer término, que el título de
crédito puede emitirse con motivo de cualquier contrato, que pasa a ser su
antecedente o relación fundamental o relación subyacente. El nacimiento del
derecho documental no significa necesariamente la extinción de la relación
Derecho Comercial 29

fundamental, sino que ambas relaciones jurídicas (documental y subyacente) pueden


coexistir y en principio coexisten. El libramiento de un título de crédito no origina
novación de la relación que le dio origen, a menos que se convenga expresamente
(art. 12 de la Ley N° 18.092, art. 37 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques y art. 76 N° 2 de la Ley N° 18.175).
Durante esta coexistencia se produce una serie de recíprocos efectos jurídicos.
Así, en el caso en que el deudor deba hacer frente al pago de ambas relaciones
jurídicas, como debido al hecho de que el cumplimiento de una de ellas extingue a la
otra, tendría acción de repetición en contra del sujeto que se enriqueció sin causa
exigiendo el pago de ambas.
Otro tanto sucede cuando la acción cambiaría se encuentra supeditada al
cumplimiento de determinadas cargas o deberes cambiarios (protesto), que en el
evento de que el sujeto no las satisfaga pierde la posibilidad de ejercer la acción
causal.
Por último, esta coexistencia de relaciones origina la supervivencia de la acción
fundamental frente a los posibles vicios de la acción documental.

15. La causa en los títulos de crédito. En el derecho de las obligaciones se


distingue entre causa-fuente y causa-fin. La causa-fuente es el acto por el cual una
persona exterioriza su voluntad de obligarse. Esta voluntad, elemento subjetivo,
resulta fuente de obligaciones cuando se exterioriza, aspecto objetivo. Siendo así,
ante la interrogante ¿por qué se obligó?, debemos responder: porque ese acto
voluntario exteriorizado es un hecho al cual se le atribuye por el derecho la virtud de
crear el vínculo obligacional. En cambio, en la noción de causa-fin se considera la
finalidad económica que el sujeto tiene en cuenta o a la cual aspira mediante el acto
de voluntad exteriorizado, que dio existencia a la obligación.
Establecida esta distinción, digamos que la causa-fin, aunque subjetiva e interna,
es anterior a la causa-fuente, pero jurídicamente será coetánea con esta última, por
cuanto para el derecho los actos o hechos voluntarios sólo tienen relevancia cuando
se exteriorizan.
En materia de títulos de crédito, el problema se plantea y se resuelve respecto de
la causa-fin.37 Diversas teorías se han formulado acerca de la causa en los títulos de
crédito, de las cuales analizaremos las más conocidas.
-Para una primera posición doctrinaria, la causa de los títulos de crédito es una
convención ejecutiva, que permite ejecutar o cumplir la relación fundamental. En
otros términos, según esta teoría, entre la relación fundamental y la relación

37
En este sentido lo expone don GABRIEL RIOSECO ENRÍQUEZ, Profesor de Derecho Comercial, en Conferencia sobre los
Títulos de Crédito, Concepción, 1979, inédita.
30 Ricardo Sandoval López

cambiaria existe una convención ejecutiva que resulta ser la causa del título de
crédito, toda vez que mediante la concertación de esta convención, el acreedor y el
deudor cumplen la relación fundamental.
- En opinión de otro sector de la doctrina, la causa de los títulos de crédito se
localiza en el negocio jurídico por el cual se entrega o transmite el título, que se
denomina "pactum cambiando".
En las dos doctrinas expuestas se distinguen tres tipos de relaciones, a saber:
-La relación fundamental;
-La convención ejecutiva o pactum cambiando, que sirve para cumplir la relación
fundamental o para entregar o transmitir el título, y
-La relación cambiaría, en virtud de la cual se contrae la obligación cambiaría.
Esta relación abstracta reconoce su causa -aunque se halla desvinculada
jurídicamente de ella- en el pactum cambiando o en la convención ejecutiva.
Por último, una tercera teoría postula que la causa de los títulos de crédito se
encuentra en la relación fundamental, por-que es el presupuesto económico jurídico
que justifica la obligación documental asumida por el girador. Es una posición más
precisa y evidentemente más lógica que permite dar una solución más realista al
problema de la causa en los títulos de crédito.
Si volvemos a considerar la distinción causa-fuente y causa-fin, en relación con
la causa de los títulos de crédito, puede afirmarse que la causa-fuente no puede faltar
porque es su propia forma de exteriorizarse, documentalmente, con virtudes
constitutivas y dispositivas. La causa-fin es la relación funda-mental.
Establecida la conclusión que formulamos, veamos a continuación las diversas
proyecciones que tiene en el ámbito de las relaciones cambiarías.
1. Teniendo presente la vinculación de los dos elementos que forman la
estructura del título de crédito (documento y declaración documental), hay que
concluir que es el título, en tanto instrumento que documenta la relación en él
incorporada, el que está informado del carácter abstracto y no la obligación, que se
encuentra vinculada a una relación fundamental.
2. Si la causa-fuente nunca puede faltar por ser el acto externo de voluntad, la
causa-fin puede faltar y ella es la causa del título de crédito, supuesto el caso de su
emisión con fines económicos.
3. La relación entre quienes están vinculados por la relación fundamental y
quienes no lo están, tiene distinta relevancia jurídico-doctrinaria. La situación entre
el emisor y el beneficiario directo no ofrece duda porque están ligados por la
relación fundamental. No ocurre lo mismo con los terceros sucesores del
documento. Para la legislación cambiaría el portador legitimado es un tercero de
buena fe, que no participó en el negocio o relación fundamental, y como su voluntad
Derecho Comercial 31

no se tuvo en cuenta al convenirse dicha relación, es ajustado a derecho que las


consecuencias jurídicas de tal negocio no le sean oponibles.
4. Al ser así no se lesionan el rigor cambiario ni el favor de la circulación, porque
el sistema cambiario presume la existencia de la causa del título, dando la
posibilidad al sujeto pasivo de la relación fundamental de enervar la relación
cambiaría. En tal caso, la forma de hacerlo es acreditar la inexistencia, la ineficacia
o el carácter viciado de la relación subyacente. Sólo que se invierte el peso de la
prueba, porque éste recae en el sujeto que se excepciona.

16. Concepto de título de crédito abstracto. Puede decirse que es aquel


documento cambiario que, por estar desvinculadode su causa, no menciona la
relación fundamental, y, en caso de hacerlo, ello resulta irrelevante.
La abstracción se produce respecto de los portadores de buena fe, pero no en
relación con quienes celebraron el negocio causal. Ello equivale a decir que no es
que los títulos de crédito carezcan de causa-fin, sino que ella se presume en el
ámbito cambiario, resultando irrelevante respecto del portador de buena fe, que no
intervino en la relación fundamental.
Como no pueden existir obligaciones sin una fuente de la cual emanen, es
preciso afirmar que el ente que se encuentra informado del carácter abstracto es el
título de crédito cambiario y no la obligación misma. Mientras la causa-fuente nunca
puede estar ausente, la causa-fin puede faltar. Siendo irrelevante la causa-fin, ella no
afecta el derecho del portador legitimado para demandar el pago del título, el que
podrá reclamarse prescindiendo de la relación fundamental de la cual no es parte. El
deudor, por estar vinculado con el portador sólo por la relación documental
conectada al título, no tiene otras excepciones que no sean las que emanan del
propio documento.

17. Abstracción y autonomía en los títulos de crédito. La abstracción cambiaría


es la característica que impone al deudor cambiario una prescindencia objetiva de la
relación fundamental frente al portador del título, tercero de buena fe. Mediante esta
prescindencia objetiva, exclusiva de los títulos abstractos, se concreta la total
irrelevancia del negocio causal en las relaciones cambiarías, que se producen entre
los sujetos vinculados por estas últimas.
La autonomía, en cambio, es una prescindencia subjetiva, en virtud de la cual el
deudor no puede oponer al portador excepciones basadas en las relaciones
personales con anteriores portadores del documento. Es de esta manera porque,
co m o quedó dicho, de cada transferencia del documento nace un derecho nuevo
para el portador, desvinculado del derecho de quien se lo transfiere y de los demás
32 Ricardo Sandoval López

portadores del título.


Por la característica de la autonomía, se considera que el actual portador se ha
vinculado directamente con el deudor primitivo, por lo que se prescinde de las
relaciones subjetivas ocurridas entre los tenedores intermedios. Mientras que en
virtud de la característica abstracción, el deudor requerido de pago por el portador de
buena fe debe prescindir objetivamente del negocio fundamental que originó la
creación del título de crédito.
Gracias al carácter abstracto, como así también a las otras características
comunes, el documento es un medio de circulación y cambio muy eficaz.

18. Características de formalidad de los títulos abstractos. Los títulos de crédito


abstractos son completos, en cuanto a que las relaciones cambiarías quedan
determinadas por su contenido literal, sometido en algunos casos al cumplimiento de
ciertos requisitos formales (artículo 1o de la Ley N° 18.092).38
Los títulos de créditos abstractos, formales, se oponen a los títulos de crédito
causales, que son aquellos que pueden mencionar en su texto la causa o relación
subyacente que motivó su emisión. La causa tiene relevancia en este caso, en el
campo de las relaciones cartulares, en la medida que se haga referencia literal a ella.
Si la causa no se encuentra referida en el tenor literal del título, no puede hacerse
valer en el dominio de las relaciones cambiarías. Estos títulos se denominan "no
formales" o "incompletos", porque en alguna medida la cuantía, modalidad y
eficacia se encuentran complementadas por la referencia a la relación fundamental
que motivó su libramiento. Ejemplo: los bonos o debentures hacen referencia a la
escritura de emisión y a la escritura fundacional de la sociedad emisora.

38
"Que la letra de cambio es un efecto de comercio y constituye, por lo tanto, un título de crédito esencialmente
negociable que se refiere a una obligación de dinero, transferible de manera fácil y expedita y destinado a circular
libremente de manera similar a la moneda; en consecuencia, la letra debe constituir un título completo, que se basta a sí
mismo, en virtud de los elementos que le son propios y característicos, destinado a circular por lo que él representa,
independientemente de cualquier otro título o documento y de la operación que le dio origen;
Que desde el momento en que se extiende la letra de cambio se crea un vínculo esencial entre el documento y el
crédito incorporado a él, de manera que cualquier acto jurídico concerniente a la circulación o extinción de ese crédito ha
de recaer siempre, precisamente, sobre el documento;
Que la obligación que emana de una letra de cambio tiene la característica de ser comercial, rigurosa, literal, autónoma y
abstracta. Comercial, porque el art. 3o N° 10 del Código de Comercio la califica de acto de comercio, cualquiera que sea
su causa u objeto y las personas que en ella intervengan. Rigurosa, porque el rigor de la promesa de pago no puede estar
sujeto a ninguna condición y porque el deudor debe estar listo para cancelarla en el plazo indicado en el título. Literal,
porque debe estarse a los términos en que ha sido extendida y su valor y eficacia se determinan de acuerdo con la
redacción de la letra. Autónoma, porque, como se ha dicho, se basta a sí misma y tiene vida propia. Por último, es
abstracta porque es independiente del contrato o negociación de que emana" (C. de Apelaciones de Santiago, 26 de enero
de 1983, Gaceta Jurídica 1983, N° 33, p. 48). Como puede apreciarse, este fallo recoge los elementos y características de
la letra de cambio en cuanto título de crédito.
Derecho Comercial 33

19. Aspecto jurídico-real del título de crédito. Incorporado el derecho en el


título, se consigue la objetivación de ese derecho, o, si se quiere, la objetivación del
crédito, en el sentido de que al quedar vinculado el crédito al documento material v
correr la misma suerte de éste, por una parte el documento adquiere un valor que no
tenía en sí (valor de crédito o derecho), convirtiéndose en una cosa nueva {res
nova), y, por otra parte, permite la circulación de ese valor incorporado con la
circulación del documento.
Junto con el aspecto puramente obligacional, derecho a la prestación, el título de
crédito comporta también un aspecto jurídico-real muy importante. El documento
funciona en el comercio como cosa que puede ser objeto de negocios jurídicos y de
derechos reales, recibiendo el tratamiento jurídico de cosas muebles. Los títulos de
crédito pueden ser objeto de compra, de venta; pueden transarse en bolsa y fuera de
ella; se transmiten y adquieren por sucesión por causa de muerte y por donación;
pueden ser objeto de depósito, de prenda o de usufructo, y, en fin, ser judicialmente
embargados y enajenados en procedimiento de apremio. En todos los casos
indicados, la relación jurídica recae directamente sobre el título o documento como
cosa en sentido corporal, y sólo indirectamente sobre el derecho incorporado,
aunque en verdad es éste el que da valor a aquél.39

20. Influencia de la relación obligacional sobre la relación real. Debido al


mutuo intercambio de los elementos que integran la estructura del título de crédito,
siendo el documento cosa mueble, no se le aplican íntegramente las reglas del
derecho común que fijan el régimen de esta clase de cosas, pues si bien puede ser
objeto de relaciones reales, su valor está dado por el derecho que representa.
El documento está regido por el derecho común en cuanto cosa mueble, y la
relación obligacional, en cuanto derecho incorporado, está regulada por el derecho
comercial. Este último consagra un régimen de circulación propio de los títulos de
crédito, en el cual importa la propiedad formal sobre la materia; incluso puede
resultar legitimado el portador de un título robado.

21. Influencia de la relación real sobre la documental. Todas las relaciones


documentales están subordinadas al documento. La conexión del derecho es
imposible sin el título. En otras palabras, el derecho se cosifica en el documento.

La emisión se concreta en el acto de entrega del documento; la legitimación


pasiva supone la presencia del documento para exigir la prestación y esta última se

39
Véase, en particular, URIA, ob. cit., N° 729, p. 667.
34 Ricardo Sandoval López

cumple a cambio de la entrega del título, para evitar que siga en circulación.

22. Adquisición y extinción de los derechos sobre el título y de los derechos


emergentes del documento. Los derechos sobre el título pueden adquirirse
originalmente por apropiación, usurpación, expropiación, etc. En forma derivada,
pueden adquirirse esos derechos por cesión o endoso, lo que supone un tradente y
u n adquirente.
La relación real sobre el título puede extinguirse en forma absoluta o relativa.
Hay extinción absoluta por destrucción accidental del título, por destrucción
voluntaria del mismo y cuando la destrucción es coetánea con la extinción de la
obligación documental. La extinción es relativa en caso de pérdida, robo o hurto o
extravío, porque mediante decreto judicial se "desincorpora" la prestación que el
documento llevaba prendida. Esta misma extinción se origina en caso de
fraccionamiento de un título en varios otros, y en el evento de convención de varios
títulos, en un solo documento.
Los derechos emergentes del título nacen nuevos en su integridad. Se establece
una relación directa y personal entre el portador y el deudor, aun cuando existan
intermediarios en la circulación del documento. Por tratarse de una adquisición
originaria de los derechos emergentes del título, no se pueden oponer excepciones
personales al portador del documento.
Nada impide que los derechos emergentes puedan adquirirse en forma derivada
por alguno de los modos del derecho común.
Los derechos conectados indisolublemente al documento se extinguen por pago,
novación, confusión, renuncia o misión y prescripción. Todos estos modos deben ir
acompañados de la destrucción material del documento, debido a la preeminencia
que éste tiene sobre la relación documental.

Sección III

La clasificación de los títulos de crédito

23. Criterios de clasificación. Podemos clasificar los títulos de crédito teniendo


en cuenta su contenido y la forma en la cual se han emitido. De acuerdo con el
primer criterio, el contenido normal del título de crédito lo constituyen los derechos
de crédito pecuniarios en él incorporados. Siguiendo el segundo criterio, la forma
como el título se emite de termina con mayor o menor precisión la persona del
beneficiario del derecho documental, al mismo tiempo que es la base para
Derecho Comercial 35

determinar su ley de circulación y, por ende, la forma como se legitima el poseedor


del mismo.

24. Títulos de pago, representativos de mercaderías y de participación social.


Atendiendo al contenido del documento, o lo que es lo mismo al objeto de la
presentación, se distinguen tres grandes categorías de títulos de crédito:
-Títulos de pago o efectos de comercio; -Títulos representativos de mercaderías, y
-Títulos de participación social o valores mobiliarios. Si el título de crédito obliga al
deudor a una presentación consistente en pagar una suma de dinero, recibe el
nombre de "título de pago" o "efecto de comercio". Pertenecen a esta categoría de
títulos: la letra de cambio, el pagaré a la orden, el cheque, la carta orden de crédito y
la libranza.
Cuando el título de crédito incorpora el derecho de disposición sobre determinadas
cosas materiales, se denomina "título representativo de mercaderías". Forman parte
de esta especie de títulos: los certificados o vales de depósito en almacenes
generales (warrants), las cartas de porte, los conocimientos de embarque, las
facturas, etc. La posesión del título equivale a la posesión de las mercaderías en él
especificadas v, en consecuencia, transfiriendo el documento se transfieren también
las cosas. De esta suerte, la circulación material de las mercaderías (tradición de las
mismas) se reemplaza ventajosamente por la circulación del título, que resulta a
todas luces más rápida y más económica.
Por último, el contenido de los títulos de Crédito puede no consistir en un
derecho de crédito concreto (pago de una suma de dinero) ni en el derecho a exigir
determinadas mercaderías, sino en un conjunto de derechos de diversa naturaleza
inherentes a la calidad de socio de la entidad que lo emite o a la condición de
acreedores de la misma. Estos son los títulos de participación social. En ellos los
Caracteres del título de crédito que hemos estudiado se encuentran un tan-to
debilitados e incluso la denominación común de títulos de crédito respecto de ellos
no es muy adecuada, por lo que se estima preferible denominarlos "títulos-valores" o
"valores mobiliarios", como se les llama en nuestro medio, expresión que es más
amplia y comprensiva del término "valor". Son valores mobiliarios los títulos
emitidos por las sociedades anónimas: las acciones, que confieren a su titular el
carácter de asociado y un conjunto de derechos inherentes a esta calidad; los bonos o
debentures, emitidos también por las sociedades anónimas, que convierten a su
portador en acreedor de la sociedad emisora; los pagarés emitidos por instituciones
públicas, como los de la Tesorería General de la República, los del Banco Central de
Chile, los de la Caja Central de Ahorros y Préstamos, etcétera. Son instrumentos
muy eficaces para la circulación de los derechos y de la riqueza en general.
36 Ricardo Sandoval López

25. Títulos al portador, a la orden y nominativas. Esta clasificación se hace


atendiendo a las condiciones formales para que los títulos circulen y cumplan la
función económica correspondiente. Este criterio de clasificación torna en cuenta los
requisitos que deben considerarse para que los portadores queden legitimados y
puedan ejercer los derechos documentales. En ella están involucrados los valores de
certeza, rapidez y seguridad frente a los valores genéricos de justicia y equidad.

26. Títulos al portador. Son aquellos que se emiten sin mencionar en su texto al
beneficiario o que apareciendo éste se les adiciona la cláusula "al portador". Esta
clase de títulos contribuyó a la elaboración de la teoría general de los instrumentos
de crédito; actualmente se les considera como la expresión última de la propiedad
mobiliaria.
Los títulos al portador son los que más se identifican con las cosas muebles y
respecto de la incorporación del derecho en el documento, podemos señalar que ella
aparece realizada íntegramente. Tal identificación con las cosas muebles es el
fundamento de la circulación de los títulos al portador que debe efectuarse por la
entrega del documento. Es preciso enfatizar, en esta clase de títulos, la innegable
preeminencia que existe del documento sobre el derecho.
Por tratarse de título-cosa, la simple tradición del documento es suficiente para
quedar legitimado en el ejercicio del derecho. Los requisitos de legitimación de un
título al portador son, en consecuencia:
-Posesión del título;
-Presentación al sujeto requerido de pago.
Atendidas las características ya destacadas, los títulos al portador no son
susceptibles de reivindicación. En efecto, la posibilidad de ejercer la acción
reivindicatoria se dificulta porque frente al interés del que ha perdido
involuntariamente la posesión, por hurto, robo o extravío, están los derechos del
poseedor de buena fe que lo adquirió según su ley de circulación. Además, hay un
interés indirecto representado por la seguridad y confianza que deben informar los
negocios mercantiles. Ante esta pugna de intereses se prefiere el derecho del nuevo
portador de buena fe del título y no obsta a la regularidad de su legitimación la
circunstancia de que el transmitente u otro anterior se apropiare indebidamente del
documento, siempre que el portador actual desconozca este hecho. Es precisamente
esa ignorancia la que legitima al portador y lo pone a salvo de la reivindicación del
título. Lo complejo de la solución radica en fijar, legislativamente, un principio
general que teniendo en cuenta los valores jurídicos y económicos de la circulación
no lesione el interés indirecto.
La doctrina se ha pronunciado por la no reivindicación de los títulos al portador,
Derecho Comercial 37

fundándose en el hecho de que no pueden ser determinados o individualizados,


exigencia fundamental de toda acción de dominio. Sin embargo, se reconoce la
importancia que tiene por parte del portador el conocimiento de la circunstancia de
haber sido perdido, hurtado o robado el título al portador. La ley determina cuándo
debe presumirse ese conocimiento y ello ocurre cuando ha vencido el plazo de los
avisos que dan cuenta del extravío. Desde entonces el portador pasa a ser de mala fe,
pues supo o debió saber la circunstancia de la pérdida del título, y por ende puede
sufrir la reivindicación de parte del verdadero titular. Es indudable que la
publicación de que se trata debe ser anterior a la primera negociación del título,
porque si esta última se realiza antes del primer aviso, será válida y, por
consiguiente, lo serán también las posteriores.

27. Títulos a la orden. Son los que, concebidos en forma esencial a nombre de
determinada persona, facultan a ésta, de modo expreso o implícito, a transmitirlo sin
intervención del deudor. Es fundamental destacar el carácter facultativo que tiene la
transmisión del documento, de tal modo que, si no circula mediante endoso, siempre
sigue siendo un título de crédito.
No existen fórmulas sacramentales para concebir esta clase de títulos. Cuando el
documento lleva las palabras "a la orden", se deja constancia en forma explícita que
se trata de esta clase de títulos. En cambio, se hace constar en forma implícita este
carácter cuando en la redacción del documento se incluye una denominación que
tácitamente comprende la cláusula "a la orden".
Los títulos a la orden circulan mediante endoso, que es una declaración
documental literalizada al dorso del instrumento, con la firma de quien la otorga. El
endoso es traslaticio, legitimante y vinculatorio.
El portador de un título a la orden, para ejercer los derechos documentales, debe
acreditar su legitimación activa por los siguientes actos:
-Posesión del documento;
-Exhibición del mismo al requerido;
-Cadena ininterrumpida y regular de endosos.
La referida continuidad de los endosos supone la regularidad formal del sistema
documental. Basta que ella sea formal y externa para que el título circule
válidamente y puedan hacerse valer los derechos en él contenidos, sin que ella
resulte afectada por endosos en blanco o extendidos por incapaces o por mandatarios
fuera de los límites de sus poderes.
También se exige como requisito legitimante la identificación personal del
portador. Este requisito debe probarlo el portador y si no cumple con él no puede
ejercer los derechos del título. El deudor tiene la carga pasiva de comprobar la
38 Ricardo Sandoval López

concurrencia de los otros requisitos para que su pago sea liberatorio.

28. Títulos nominativos. Son los documentos que se giran a favor de determinado
sujeto y tanto su emisión como sus sucesivas trasmisiones deben inscribirse en el
registro del emisor. Estos títulos no son completos en su literalidad, porque no puede
prescindirse del registro del emisor. El creador del documento ha querido mantener
el control del nombre del tenedor y con ese propósito los emite a un nombre
individual.
En doctrina se les niega el carácter de títulos de crédito a los documentos
nominativos. León Bolaffio sustenta esta posición fundado en los siguientes
argumentos:
a) Por estar sometido al registro, el documento no es atributivo en cuanto a
derecho documental. No puede considerársele autónomo ni literal;
b) Tal registro reviste la forma de consentimiento del emisor, que es
imprescindible para que opere la transferencia, y
c) El emisor al estar facultado para no permitir la transmisión lesiona los
caracteres esenciales de los títulos de crédito.
Se refuta la doctrina negatoria señalando que el creador al girar el título en esta
forma asume el deber o carga de registrar cada transferencia, por lo que
jurídicamente no puede negarse a ello. Vivante destaca que la inclusión de los títulos
nominativos está justificada tanto en la práctica mercantil como por su naturaleza
jurídica. Agrega que el que niega el carácter de título de crédito al documento
nominativo, porque es necesaria la cooperación del deudor, comete el error de
buscar en todos los títulos de crédito el carácter de mulos al portador, que circulan
sin cooperación alguna y sin conocimiento del deudor. Siendo así, debería negar tal
carácter a los títulos de crédito a la orden, que deben circular con la cooperación del
deudor inmediato. Ahora bien, en el caso de que el emisor de un título nominativo
pueda oponerse a la transmisión, indudablemente que ese documento deja de ser
título de crédito.
Los títulos que se emiten nominativamente son las acciones, los bonos o
debentures. En algunos casos la carta de porte, el conocimiento de embarque y los
certificados warrants se emiten en forma nominativa. Los requisitos de legitimación
de esta clase de títulos son los siguientes:
-Posesión del título;
-Presentación al deudor;
-Cadena de traspasos y registro de los traspasos en el registro del emisor del título;
-Identificación del portador.
Derecho Comercial 39

Se denomina transferí el hecho de registrar las transmisiones del título


nominativo en el registro del emisor. Este acto es una carga sustancial o una
conducta debidamente fundada en la voluntad expresada por el emisor del título al
crearlo en esta forma.
El transferí es un requisito para la legitimación activa del titular. En el caso de
las acciones de sociedades anónimas, que deben emitirse en forma nominativa,
siendo títulos esencialmente negociables, la Ley N° 18.046 y su reglamento
contienen las reglas aplicables a los traspasos, en cuanto a sus formalidades y
efectos. Asimismo se prohíbe el establecimiento de cláusulas que limiten la libre
negociabilidad de las acciones en las sociedades anónimas abiertas.

29. Títulos públicos y privados; comerciales y civiles. Atendiendo a la persona


que los emite, los títulos de crédito pueden ser públicos o privados. Se denominan
efectos públicos los títulos de crédito contra el Estado reconocidos como
negociables; los de los establecimientos públicos y empresas autorizadas para
hacerlos circular, y los emitidos por los gobiernos extranjeros, siempre que su
negociación no esté prohibida (art. 68 del Código de Comercio).
Los títulos de crédito privados son aquellos emitidos por los particulares.
Atendiendo al carácter civil o mercantil de la relación jurídica que les da origen,
los títulos de crédito pueden clasificarse en civiles o comerciales. Con todo, vale la
pena señalar que, según lo previsto por el artículo 3 o N° 10 del Código de Comercio,
en su texto actual fijado por la Ley N° 18.092, las operaciones sobre letras de
cambio, pagarés, cheques y sobre documentos a la orden son comerciales,
cualesquiera sean su causa y objeto y las personas que en ellas intervengan. Se trata
de una mercantilidad formal que no da lugar a los actos mixtos o de doble carácter ni
a la aplicación del principio de lo accesorio. En su nuevo texto, la disposición se
extiende a toda clase de pagarés, no sólo a los girados a la orden como antes, a las
operaciones sobre cheques y sobre documentos a la orden. Al ser así, el campo de la
comerciabilidad formal se amplía notablemente, por lo que resulta que los títulos de
crédito civiles vendrían ahora a ser una excepción frente a los comerciales.

30. Títulos unitarios y múltiples. Esta agrupación se hace teniendo en cuenta la


posibilidad de fraccionar el documento. Son títulos unitarios los que no admiten
fraccionamiento,
y múltiples, aquellos que sí lo posibilitan.
Finalmente, atendiendo a la forma de emisión, los títulos pueden emitirse masiva
o individualmente; ejemplos: acciones y bonos, en el primer caso, y cheques, en el
segundo.
40 Ricardo Sandoval López

31. Los efectos de comercio. Efecto de comercio es aquel que puede jugar entre
comerciantes un rol análogo al de la moneda, tanto como ésta tiene un poder
liberatorio.
Partiendo de ahí, podemos reconocer la existencia de un efecto de comercio
cuando se reúnen las características siguientes:
-Que se trate de un título negociable, es decir, transmisible por procedimientos
rápidos de derecho comercial no sometidos al régimen más solemne del derecho
civil;
-Que el valor en moneda corriente esté indicado en él, bajo el beneficio de los
riesgos de insolvencia, y veremos cómo la ley se ingenia para reducir estos riesgos.
Se sabe entonces lo que ellos representan y no se tiene que suponer lo que ellos
podrían significar en caso de ser vendidos. Un cheque de $ 20.000 vale $ 20.000, en
tanto que un conocimiento que da derecho a la entrega de tal cantidad de
mercadería, que será descargada de un navío en tal puerto, no tiene un valor
absolutamente determinado;
-La indicación del valor en moneda no es solamente apreciativa, ella es
normativa; el efecto da derecho a percibir una suma de dinero; en otros términos, él
representa un crédito en dinero;
-Por último, este crédito es pagadero a corto plazo. La rapidez es una ley del
comercio. Si bien es cierto que los comerciantes piden a veces créditos a mediano y
largo plazo, no es ésta la forma usual empleada para pagar sus deudas.
Sin embargo, el efecto de comercio no es moneda. Tres diferencias lo separan
por lo menos: en primer término, la moneda, se presenta bajo la forma de cortes fijos
de valor redondo, en tanto que los efectos de comercio, correspondiendo a
operaciones dadas y diferentes las unas de las otras, tienen valores irregulares. Por
otra parte, la moneda tiene curso forzado, vale por ella misma y la confianza que ella
inspira corresponde a la confianza en los destinos de la nación, en tanto que el efecto
de comercio vale primero por la firma de aquel que se obliga. En fin, la moneda
representa por naturaleza un valor vencido o, más exactamente, posee un valor
extratemporal, en tanto que el efecto de comercio tiene un valor limitado en el
tiempo y medido en el tiempo: limitado, porque él no valdrá nada después de cierto
lapso; medido, porque corrientemente no da derecho al pago de la suma indicada
sino a la llegada de una fecha de vencimiento.
Esta última diferencia parece la más característica. Cuando el comprador de un
establecimiento de comercio paga a su vendedor suscribiendo pagarés de valor igual,
por ejemplo de $ 100.000 pagaderos de mes en mes, el 15 de cada mes, y cuando
esos pagarés son garantidos o avalados por un gran banco, las dos primeras
diferencias se escurren. Queda la tercera, que parece entonces esencial. Sin
Derecho Comercial 41

embargo, todo efecto de comercio no comporta la estipulación de un término: así,


por ejemplo, el cheque; pero el valor del cheque está ligado a la provisión
constituida por el librador; y encontramos aquí una diferencia que anteriormente
parecía secundaria: la inseguridad relativa del efecto de comercio en relación con la
moneda.
Es bastante difícil pasar por un análisis más estricto la noción de efecto de
comercio. Respondiendo a los caracteres que hemos indicado más arriba, el efecto
de comercio no debe en definitiva parecerse mucho a la moneda. En resumen, la
diferencia irreductible es de orden psicológico: emitir, suscribir, firmar un efecto de
comercio es un acto normal en la vida de un comerciante; recibir un efecto de
comercio no equivale en absoluto, en el espíritu del accipiens, a la seguridad de un
pago hecho en moneda.40

32. Diferentes efectos de comercio. En nuestro país, los efectos de comercio más
conocidos son: la letra de cambio, el pagaré, el cheque y la carta orden de crédito.
No existe, como en otros países, la factura protestable, aun cuando en un proyecto
de ley sobre instrumentos negociables está prevista su creación.
En los capítulos IX y X estudiaremos en particular los aspectos principales de los
efectos de comercio que hemos mencionado.
En fin, hemos señalado que las personas jurídicas emiten títulos que confieren
derechos de asociados o de acreedores, denominados "valores mobiliarios", que son
susceptibles de una negociación fácil, de una cotización en bolsa de valores y que, al
igual que los otros instrumentos que hemos analizado, facilitan la circulación del
crédito y de la riqueza.

33. Títulos causales y abstractos. Atendiendo a los efectos que la causa tiene en
la vida del título, pueden clasificarse en causales y abstractos.
Son títulos de crédito causales aquellos en los cuales se menciona expresamente
la causa en el documento y ella se mantiene unida al mismo en todos los aspectos
jurídicos. El ejemplo clásico de esta categoría de títulos está representado por las
acciones de sociedades anónimas. En el derecho nacional, el artículo 19 del
Reglamento de Sociedades Anónimas, Decreto Supremo N° 587, publicado en el
Diario Oficial de 13 de noviembre de 1982, dispone que "Los títulos de acciones
llevarán el nombre del dueño, el nombre y sello de la sociedad, la fecha de escritura
social y la notaría en que se haya otorgado, la indicación de la inscripción de la
sociedad en el Registro de comercio... ". La indicación del nombre de la sociedad
emisora y sus formalidades de creación constituyen la expresión de la causa de los

40
RENÉ RODIÉ y ROGER HOUIN, Droit Commercial, "Effets de commerce", Precis Dalloz, 6a ed., París, 1973.
42 Ricardo Sandoval López

títulos de crédito llamados acciones.


Por el hecho de mencionar la causa y vincularse constantemente a ella, estos
títulos son incompletos, en el sentido de que no se bastan a sí mismos para
determinar el contenido, las modalidades y el alcance del derecho que en ellos se
representa, por lo que se precisa recurrir a la relación subyacente que constituye su
causa.
Los títulos de crédito abstractos son aquellos que no mencionan en su texto la
causa o mencionándola esta indicación carece de efecto jurídico. La causa está
desvinculada del título abstracto y, por tal razón, no tiene ninguna relevancia en su
creación, circulación y ejecución. La letra de cambio es el ejemplo por excelencia de
esta clase de títulos. No cabe duda que los títulos abstractos tienen como causa fin o
causa mediata una relación jurídica, de cualquier tipo, que le da origen, porque no se
concibe que alguien pueda obligarse sin una causa. Pero esta causa fin no es
necesaria, porque basta la existencia de la causa fuente o causa inmediata,
consistente en la declaración unilateral de voluntad a la que la ley le concede el
efecto de generar la obligación que se incorpora en el título y que se exterioriza a
través de la suscripción del documento, generalmente mediante la firma autógrafa
del obligado. De esta suerte, si nos preguntamos ¿por qué se obligó el aceptante de
la letra de cambio? La respuesta a esta interrogante es simple, se obligó porque
mediante un acto de su voluntad exteriorizada, firmó la letra en señal de aceptación
y a ese acto el derecho cambiario le atribuye el mérito suficiente para dar nacimiento
a la obligación cartacea. Ahora bien, si nos preguntamos ¿por qué razón se obligó el
aceptante? Responderemos que se comprometió porque entre él y el librador y
beneficiario de la letra existe una relación subyacente en la cual este último es
acreedor del aceptante, pero esta razón no necesita ser mencionada en la letra para
que ella tenga eficacia cambiaría.

34. Títulos con soporte material cartáceo y títulos informáticos o de


representación electrónica. Tal como lo expresamos a propósito de los elementos de
su estructura, el título de crédito se compone de un sustrato material, cosa mueble,
documento, y una declaración de contenido obligacional incorporada en dicho
soporte. Así nacieron los títulos de crédito que ahora denominamos con soporte
material cartáceo, para distinguirlos de la nueva categoría que ha surgido en los
últimos tiempos, en la cual el soporte material se sustituye por una anotación en
cuenta que se anota en un registro informático o electrónico.
Dedicaremos una sección aparte al estudio de los títulos de crédito sin soporte
material cartáceo, o títulos informáticos, electrónicos, cuya circulación se realiza en
Derecho Comercial 43

forma telemática.41

35. Los títulos de crédito impropios. Existe una serie de documentos respecto de
los cuales se llega a la conclusión que no son títulos de crédito, porque no tienen
todos los caracteres esenciales y comunes que les son propios, a los que se les
denomina títulos de crédito impropios.
Pertenecen a esta categoría documentos tales como los pasajes marítimos, aéreos,
de autobuses, de ferrocarriles y del metro. También se encuentran en este mismo
grupo los billetes de lotería, la tarjeta o ficha de la guardarropía, la entrada, el abono
o contraseña para un espectáculo, la tarjeta de cualquier apuesta o juego de azar, el
ticket de estacionamiento, los recibos de bienes entregados en reparación o para
limpieza, la tarjeta de embarque o boarding pass, el recibo del equipaje, el carnet de
socio y todas las tarjetas de crédito bancadas o comerciales o de cajero automático.
En la doctrina los títulos impropios se han agrupado en dos categorías,
atendiendo a su grado de complejidad; los comprobantes de legitimación y los
títulos de legitimación. Los primeros son simples documentos probatorios que
permiten al deudor cumplir la prestación, respecto del sujeto que presente el
documento, quedando en consecuencia liberado de ella, como por ejemplo, los
pasajes de ferrocarril, de autobuses o de metro, que se emiten por lo general al
portador, aunque frecuentemente se les declara intransferibles, porque se refieren a
derechos que no pueden ser objeto de circulación.
Los títulos de legitimación son también instrumentos probatorios de una
obligación nacida de un contrato cuya celebración acredita el título, de suerte que si
hay divergencia entre el tenor del título y el documento que contiene el contrato,
prevalece este último. Así, por ejemplo, si hay diferencia entre un recibo de depósito
y contrato mismo, primará lo previsto en el documento que contiene el contrato.
Los títulos valores impropios son documentos que se emiten masivamente y los
destinatarios o acreedores son un conjunto de personas anónimas. En esta clase de
documentos el acreedor sólo tiene que exhibir el título para exigir la prestación de
que se trata, por lo que queda legitimado activamente y por parte del deudor, el
cumplimiento de la obligación frente al tenedor aparente, importa liberación o
legitimación pasiva. Constituyen ejemplos de esta clase de títulos los billetes de
lotería, el pasaje del metro o del autobús, la entrada o el abono para el espectáculo.
Por su parte, los documentos de legitimación no se emiten en masa y el
beneficiario no es totalmente anónimo, de manera que el documento cumple
solamente la función de legitimación pasiva, en cuanto a que el deudor se libera
pagando al portador aparente. Sin embargo, estos documentos no constituyen títulos
41
Véase infra N" 54.
44 Ricardo Sandoval López

de legitimación activa, en el sentido que se pueda exigir el cumplimiento de la


prestación con la sola exhibición de ellos, sino que más bien el deudor puede
negarse a cumplir la obligación exigiendo pruebas de su condición de tenedor
legítimo. Corresponde a esta clase de instrumentos la contraseña de un guardarropa,
un recibo de depósito, etc.
Lo esencial es la aptitud legitimadora de estos títulos, puesto que ellos carecen de
la función circulatoria o movilizadora de riqueza propia de los títulos valores.

Sección IV

Los valores mobiliarios

36. Concepto y caracteres distintivos. Se llaman valores mobiliarios o títulos de


participación social los documentos emitidos por las personas morales, públicas o
privadas que confieren derechos de asociados o de acreedores idénticos para una
serie dada, de tal suerte que esos títulos, por lo demás negociables según los modos
previstos por el derecho comercial, son susceptibles de una venta, de una cotización
colectiva, la cotización en la bolsa.
Estos valores mobiliarios son principalmente las acciones de las sociedades, los
bonos o debentures y títulos de préstamo del Estado o de las colectividades públicas.
Estos valores son derechos mobiliarios. De ahí su nombre. Sirven de colocación
al ahorro y son objeto de especula-nones. Permiten alcanzar estos dos objetivos
porque su forma, que facilita su negociación, hace de ellos bienes de fácil
realización.
Existen tres formas de negociación aplicables a los títulos de participación social,
según su forma de emisión: la transferencia, que se aplica a los títulos nominativos;
la tradición, que se aplica a los títulos al portador, y el endoso, que se aplica a los
títulos a la orden.
Un valor mobiliario está siempre representado por un título, en su sentido de
instrumento. Sin embargo, un valor mobiliario es, en primer término, un derecho o
un conjunto de derechos.
Veamos en seguida con mayores detalles algunos aspectos de estas tres formas
de valores mobiliarios.

37. Valores mobiliarios al portador. Son aquellos en los que el suscriptor se


compromete a efectuar una o varias prestaciones en dinero, a vencimientos
determinados, en manos de quien le presente el título, sin exigir ninguna
justificación. El suscriptor está obligado desde el momento que el título se encuentra
Derecho Comercial 45

en manos de otra persona distinta de él mismo; ejemplo: bonos o debentures


emitidos al portador.
Su obligación es, según nosotros, formal y literal; el alcance está fijado por el
tenor material del título y ella incumbe al suscriptor por el solo hecho de haberlo
emitido, independientemente del contrato que al origen puede haber intervenido o
debía intervenir entre el primer portador beneficiario y él mismo.
Esta teoría, discutida por numerosos autores en Francia, explica la existencia de
un derecho propio y directo en todo poseedor del título, sin que se le puedan oponer
excepciones nacidas de los otros portadores anteriores. El título al portador termina
por incorporar en el instrumento el derecho de su poseedor a exigir la prestación.
Sin embargo, los títulos al portador son individualizados por cuanto pueden
identificarse por un número de orden en una serie, indicada por letras o por cifras.
En materia de sociedades anónimas, la mayoría de las legislaciones prohíbe la
emisión de acciones al portador, como es el caso particular de nuestro derecho.

38. Valores mobiliarios nominativos. Definición. Se llaman así porque ellos


contienen el nombre del titular. Más exactamente, ese nombre es mencionado en un
registro que lleva la colectividad que lo ha emitido y que se llama Registro de
Transferencia. Esta inscripción en el registro es el título mismo de propiedad, y las
mutaciones se manifestarán por los cambios inscritos en dicho registro.
Por otra parte, es usual otorgar al titular un certificado nominativo que le permite
probar sus derechos, pero si bien esta prueba basta en general, ella es débil en el
evento de conflictos con las inscripciones en el Registro de Transferencias.
Las reglas relativas a los títulos nominativos son el objeto de una atención
permanente de los legisladores. Ellas traducen, generalmente, la preferencia que los
legisladores sientan por esta clase de títulos y su hostilidad respecto de los títulos al
portador. Desgraciadamente no se han encontrado los medios para conciliar dos
órdenes de exigencias: la seguridad de las transacciones sobre títulos nominativos y
su rapidez. Los textos se esfuerzan en conseguirlo, pero ellos son numerosos y poco
eficaces. La razón profunda ha sido dada: si en Inglaterra, por ejemplo, los títulos
nominativos son de fácil negociación y de empleo corriente, es porque el derecho
inglés conoce en materia de incapacidades un sistema infinitamente más simple y
menos protector que el nuestro, porque el régimen matrimonial de derecho común es
la separación de bienes. Nuestro sistema es complicado porque nuestro derecho
matrimonial y el régimen de incapacidades multiplican las pruebas que hay que
rendir y las trabas.

39. Grados en la forma nominativa. Las sociedades o colectividades emisoras


46 Ricardo Sandoval López

pueden disponer que los títulos que ellos emiten serán y deberán permanecer
nominativos. Los títulos cuya conversión es así prohibida se llaman esencialmente
"nominativos". La misma ley impone esta forma a ciertos títulos: acciones no
pagadas, acciones en garantía de los administradores, etcétera.
Cuando la ley no prohíbe y los estatutos permiten la forma al portador, todo
propietario de valores mobiliarios puede optar entre una y otra forma. Si él elige la
forma nominativa, sus títulos son simplemente nominativos, porque la conversión al
portador es posible en todo momento.
En fin, se llaman títulos "mixtos" aquellos en que el titular ha requerido el
otorgamiento.

40. Valores mobiliarios a la orden. Todos los valores mobiliarios no pueden


adoptar esta forma. Es más, en algunos casos, como los valores emitidos por las
sociedades anónimas, concretamente en el caso de las acciones, está prohibido que
ellas sean títulos a la orden (art. 12 de la Ley N° 18.046).
Lo mismo ocurre con los bonos o debentures que emiten las sociedades
anónimas, que sólo pueden ser nominativos o a la orden. Así lo establece en nuestro
medio el artículo 16 de la Ley N° 18.045, de 22 de octubre de 1981, sobre Mercado
de Valores.

41. Diferentes valores mobiliarios. En nuestro país, los valores mobiliarios más
conocidos son las acciones de las sociedades anónimas, los bonos o debentures que
éstas mismas emiten y los pagarés que emiten diferentes servicios del Estado,
personas jurídicas de derecho público. Tuvimos la ocasión de estudiar las acciones
como partes alícuotas en que se divide el capital de una sociedad anónima y en
cuanto a los derechos que ellas confieren a su titular. Aquí nos referimos a ellas
desde otro punto de vista, consideradas como instrumentos negociables que
contribuyen a la circulación de la riqueza.
Los bonos o debentures son títulos de crédito de tipo uniforme que se emiten en
serie y que representan un derecho de crédito (una obligación) en contra de la
sociedad anónima que los ha emitido. En nuestro medio, sólo las sociedades
anónimas constituidas y domiciliadas en Chile y las agencias de sociedades
anónimas extranjeras autorizadas pueden emitir bonos o debentures (arts. 1 o y 5o de
la Ley N° 18.045, sobre Mercado de Valores).
Conviene destacar, finalmente, que los bonos son documentos negociables que
dan a su titular el carácter de acreedor de la sociedad anónima emisora, pero no el
carácter de socio de ella.
Derecho Comercial 47

Sección V

Títulos representativos de mercaderías

42. Ideas generales. El contenido de la prestación representada en el título puede


asimismo consistir en el derecho a reclamar la entrega de ciertas mercaderías que se
mencionan en el documento. Pertenecen a esta categoría de títulos de crédito, entre
otros, la carta de porte, el conocimiento de embarque, conocido también con la
expresión inglesa bill of lading (BL), el certificado de depósito de mercaderías en un
almacén general, al que se le denomina certificado warrants.
Estos títulos cumplen la importante función de movilizar las mercaderías en ellos
representadas, toda vez que al ser transferidos de acuerdo a su ley de circulación,
permiten al portador legítimo exigir la entrega de ellas. Ahora bien, como dichos
instrumentos pueden ser objeto de sucesivos traspasos, las mercaderías circulan de
un titular a otro, sin necesidad de recurrir a los mecanismos tradicionales de
mutación del dominio propios del derecho común, esto es, título traslaticio y modo
de adquirir, que sin duda harían menos expedito el tráfico de las mismas. Trataremos
por separado los principales aspectos de estos títulos, no obstante que nos veremos
obligados a volver sobre ellos cuando analicemos los documentos propios del
transporte.

43. Carta de porte. Definición legal. En conformidad con los términos del
artículo 173 del Código de Comercio, "llámase carta de porte del documento que
las partes otorgan para acreditar la existencia y condiciones del contrato, y la
entrega de las mercaderías al porteador".
El concepto legal tiene la virtud de describir el origen y las funciones propias de
la carta de porte. En efecto, el documento proviene de un acuerdo de las partes del
contrato de transporte terrestre y no de la voluntad ni como una obligación impuesta
a una de ellas, lo que se confirma con el tenor del artículo 174 del Código de
Comercio, que dispone: "Convenidos los contratantes en el otorgamiento de la
carta de porte, deberán extenderla y firmarla por duplicado”.

44. Aspecto formal de la carta de crédito. A diferencia de lo que ocurre con la


letra de cambio, el pagaré y el cheque, la carta de porte no es un título abstracto,
porque en ella se menciona la relación subyacente, en este caso el contrato de
transporte terrestre, al cual se mantiene vinculada y ejerce influencia sobre ella. En
consecuencia, no se puede prescindir del contrato de transporte en la carta de porte,
toda vez que el documento acredita su existencia como así también sus
estipulaciones o condiciones y la entrega de las mercaderías por el cargador al
48 Ricardo Sandoval López

porteador. Se trata de un título causado, porque el derecho incorporado se literaliza


en el documento mismo y los alcances y el contenido de la prestación están ligados a
la relación subyacente, esto es, al contrato de transporte terrestre.
En todo caso conviene reafirmar que la carta de porte es un título de crédito, en
cuanto a que participa de las características de necesariedad del documento,
literalidad y autonomía del derecho contenido en él. Por estos rasgos definitorios
esenciales y comunes de todos los títulos de crédito, la carta de porte es un
instrumento privilegiado para la movilización del derecho a reclamar las
mercaderías que en ella se representa, sólo que carece de las ventajas que conllevan
las características de abstracción y de formalidad que, como ya expresamos, sólo
acompañan a ciertos títulos valores.
De conformidad con lo previsto en el artículo 175 del Código de Comercio, la
emisión de la carta de porte está sujeta a ciertas enunciaciones que la citada
disposición señala. Sin embargo, al contrario de lo que sucede con la letra de cambio
y el pagaré, la omisión de indicaciones esenciales no implica que la carta de porte
deje de producir los efectos que le son propios, sino que las menciones omitidas
pueden acreditarse por cualquier medio de prueba legal. En efecto, según el artículo
177 del Código de Comercio, "la omisión de alguna de las enunciaciones que
prescribe el artículo 175 no destruye el mérito probatorio de la carta de porte, y las
designaciones omitidas podrán ser suplidas por cualquiera especie de prueba
legal".
Una vez que las partes han convenido en su emisión, la carta de porte debe
otorgarse al menos en dos ejemplares, suscritos por el porteador y el cargador, que
son las partes del contrato de transporte terrestre. En conformidad con el artículo
175 del Código de Comercio, el documento ha de contener indicaciones relativas a:
nombre apellido y domicilio del cargador, porteador y consignatario; la calidad
genérica de las mercaderías, su peso y las marcas y número de bultos que las
contengan; el lugar de la entrega; el precio de la conducción; el plazo en que debe
hacerse entrega de la carga; el lugar y fecha de su otorgamiento y cualesquiera otros
pactos o estipulaciones que acuerden los contratantes.
En cuanto a la modalidad de circulación del documento, ella queda determinada
por la forma en que éste se extienda, que puede ser nominativo, a la orden o al
portador, según lo previene expresamente el artículo 176 del Código de Comercio.
En consecuencia, el cesionario, el endosatario o portador de la carta de porte se
legitima para ejercer todos los derechos emergentes del título y cumplir todas las
obligaciones y cargas derivadas del mismo. Aunque en un lenguaje impropio, el
inciso 2o, del artículo 176 del Código de Comercio reconoce las funciones
constitutivas y dispositivas de este título de crédito al establecer que: "el cesionario,
Derecho Comercial 49

endosatario o portador de la carta de porte se subroga en todas las obligaciones y


derechos del cargador".
45. Efectos de la carta de porte. Como todo documento y de acuerdo a los
términos que nuestro legislador emplea en su definición, la emisión de la carta de
porte tiene por efecto acreditar la existencia y condiciones del contrato de transporte
terrestre y la entrega de las mercaderías al porteador. Si las partes han convenido en
la expedición de este documento y en el hecho lo han otorgado, la prueba de la
existencia del contrato, de sus estipulaciones y de la obligación del cargador de
entregar las mercaderías al porteador, debe hacerse sólo al tenor de la carta de porte.
Como se trata de un instrumento privado suscrito por las partes, reconocida la firma
por cualquiera de ellas, no se admiten contra el tenor de la carta de porte otra
excepciones que las de falsedad, omisión o error involuntario (art. 178, Código de
Comercio). Sin embargo, dado que el documento no tiene un carácter formal, la
omisión de alguna de las enunciaciones que la ley prescribe no destruye el mérito
probatorio de la carta de porte, y las indicaciones omitidas pueden suplirse por
cualquier especie de prueba legal. Asimismo, habida consideración que el
libramiento de la carta guía no constituye solemnidad del contrato de transporte
terrestre, en su defecto la entrega de las mercaderías hecha por el cargador al
porteador puede justificarse por cualquier medio de prueba.
Conviene destacar que las funciones del instrumento que analizamos no se
agotan en la prueba de la existencia del contrato ni de su contenido, sino que,
además, el documento cumple el rol de dar nacimiento al derecho para reclamar la
entrega de las mercaderías objeto de la conducción, es decir, dicha facultad se
constituye gracias a la emisión del título y no podría generarse prescindiendo de él.
En la carta de porte, como en los demás títulos de crédito, el documento cumple la
función constitutiva del derecho mencionado en ella.
Por otra parte, la única forma de disponer de las mercaderías representadas en el
título consiste en transferir el documento de acuerdo a la ley de circulación, por lo
que no cabe duda alguna que él asume también una función dispositiva que facilita
la circulación.

46. Conocimiento de embarque. Este documento tiene su origen en el desarrollo


del transporte marítimo en el sistema jurídico del Common Law, propio de los países
que constituyeron y de algunos que aún siguen formando parte de la denominada
mancomunidad británica, donde se le conoce con el nombre de bill of lading.
En la legislación nacional el artículo 977 del Código de Comercio define el título
de crédito que nos ocupa en los siguientes términos: "El conocimiento de embarque
es un documento que prueba la existencia de un contrato de transporte marítimo, y
50 Ricardo Sandoval López

acredita que el transportador ha tomado a su cargo o ha cargado las mercancías y


se ha obligado a entregarlas contra la presentación de ese documento a una
persona determinada, a su urden o al portador".
Al igual que en el caso de la carta de porte, la definición legal del conocimiento
de embarque describe las funciones del título, pero en este último caso el concepto
es más completo en cuanto a contener las funciones constitutivas y dispositivas
propias del documento, en aquella parte de la disposición citada que señala "y se ha
obligado a entregarlas (las mercancías) contra la presentación de ese documento o
una persona determinada, a su orden o al portador".
El documento ha cumplido y sigue cumpliendo unas funciones importantes en el
desarrollo del transporte de mercancías por mar, puesto que es poco frecuente, por
no decir inusual, que se lleve a cabo un contrato de este tipo sin la expedición del
conocimiento de embarque. Durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX, el
contrato de transporte marítimo se regulaba sobre la base de este documento, pero a
partir de las Reglas de Hamburgo de 1978, que entraron en vigencia el 1 de
noviembre de 1992, hay normas, generalmente imperativas, que reglamentan este
contrato, que no se circunscriben sólo a este documento.

47. Aspectos formules del conocimiento de embarque. Sin duda que el primer
aspecto formal que se deduce de la definición legal del conocimiento de embarque
es que se trata de un documento y que se otorga por escrito. A este respecto interesa
considerar la disposición del artículo 978 del Código de Comercio, que previene que
cuando se emplea la expresión por escrito, en el párrafo 3o, que regula el transporte
marítimo, se entiende que ella comprende el telegrama, el télex, u otros medios que
estampen, registren o repitan lo expresado por cada parte mediante instrumentos o
aparatos diseñados para tal efecto. De esta suerte, el conocimiento de embarque
como documento emitido por escrito puede expedirse por cualquiera de los medios
antes señalados e incluso está reconocida la posibilidad de emitirlo mediante el
empleo de computadores.
Por otra parte, una de las indicaciones del conocimiento de embarque es la firma
del transportador o de la persona que actúe en su nombre. Según el artículo 1014,
inciso 2o, del Código de Comercio, se entiende que el conocimiento de embarque
firmado por el capitán de la nave que transporte las mercancías, lo ha sido en
nombre del transportador. La firma del conocimiento de embarque, de acuerdo con
lo previsto en el inciso 3 o de la disposición recién citada, puede ser "manuscrita,
impresa en facsímil, perforada, estampada en símbolos o registrada por cualquier
otro medio mecánico o electrónico". Es interesante destacar que las diversas
alternativas de estampar la firma en el conocimiento de embarque que admite
Derecho Comercial 51

nuestra legislación son el fruto de la inspiración del Libro III del Código de
Comercio, relativo al comercio y la navegación marítimos, en el Convenio de las
Naciones Unidas sobre el Transporte Marítimo de Mercancías suscrito el 31 de
marzo de 1978, en Hamburgo, más conocido como Reglas de Hamburgo. El aludido
convenio es obra de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional (CNUDMI o UNCITRAL).
Las estipulaciones propias del conocimiento de embarque están señaladas en el
artículo 1015 del Código de Comercio, entre las cuales destaca la naturaleza general
de las mercancías, las marcas principales necesarias para su identificación; una
declaración expresa, si procediere, sobre su carácter peligroso; el número de bultos o
de piezas y el peso de las dichas mercancías o su cantidad manifestada de otro
modo; el estado aparente de las mercancías; el nombre y el establecimiento principal
del transportador; el nombre del cargador; el nombre del consignatario; el puerto de
carga; el puerto de descarga; el número de originales, si hubiere más de uno; el lugar
de la emisión; la firma del transportador o de la persona que actúe en su nombre; el
flete, en la medida que deba ser pagado por el consignatario; la fecha de entrega de
las mercancías en el puerto de descarga y todo límite o límites superiores de
responsabilidad que se hayan pactado en conformidad con el artículo 977 del Código
de Comercio.
Como se trata de un documento que no tiene carácter formal, la omisión de una o
varias de las enunciaciones del artículo 1015 del Código de Comercio no afecta la
eficacia jurídica del conocimiento de embarque, siempre que se ajuste a la definición
que de él da el artículo 977 del mismo cuerpo legal.
Por último, el transportador o el transportador efectivo cuando se hace cargo de
las mercancías, debe emitir el conocimiento de embarque al cargador, si éste lo
solicita. La obligación de expedir el título de crédito mediante el cual se reconoce
haber recibido las mercancías pesa sobre el transportador marítimo cuando el
cargador lo pide.

48. Funciones del conocimiento de embarque. Si nos atenemos a la definición


legal contenida en el artículo 977 del Código de Comercio, las funciones del título
de crédito que estudiamos son las siguientes:
- probar la existencia del contrato de transporte marítimo;
- acreditar que el transportador ha tomado a su cargo o ha cargado las
mercancías, esto último cuando se emite con la mención embarcado; y
- constituir la obligación del transportador marítimo de entregar las mercancías
contra la presentación del título a una persona determinada, a su orden o al portador.
Atendida la función probatoria que el título desarrolla, la legislación nacional
52 Ricardo Sandoval López

establece la facultad del transportador o de la persona que emita el conocimiento de


embarque en su nombre, para estampar en él determinadas reservas en los casos que
señala el artículo 1017 del Código de Comercio, de las que trataremos en el análisis
del contrato de transporte de mercancías por mar. Fuera de los casos en que se haya
hecho reserva y en la medida de esta última, el conocimiento de embarque hace
presumir, salvo prueba en contrario, que el transportador ha tomado a su cargo o, en
el evento de haberse extendido con la indicación embarcado, que ha cargado las
mercancías, tal como aparecen descritas en dicho documento.
El carácter de título de crédito representativo de mercancías del conocimiento de
embarque se reitera con la disposición del artículo 1020 N° 2o del Código de
Comercio, según la cual no se admite al transportador prueba en contrario, si el
conocimiento de embarque ha sido transferido a un tercero, incluido el
consignatario, que ha procedido de buena fe basándose en la descripción de las
mercancías que figuraba en ese documento.
Finalmente, insistimos en que las normas del Código de Comercio que
reglamentan el conocimiento de embarque, inspiradas en las Reglas de Hamburgo de
1978, no dejan duda acerca de las funciones probatorias, constitutivas y dispositivas
del documento como elemento integrante de la estructura de este título de crédito.

49. Otros documentos del transporte marítimo. En los Estados Unidos de


Norteamérica y en Francia se conocían unos documentos de transporte marítimo
distintos de los conocimientos de embarque, denominados straight bills of lading,
lettres de voiture maritime, que se caracterizaban por ser no negociables.
Tales documentos pueden ser considerados como el antecedente más inmediato
de otros instrumentos que hoy tienen aplicación en el transporte marítimo, llamados
seawaybills. Estos últimos son de hecho cartas de porte marítimas, que sustituyen a
los conocimientos de embarque, en aquellos sectores del tráfico mercantil en los que
no es necesario recurrir a la utilización de títulos de crédito representativos de las
mercancías transportadas, para disponer de ellas durante el viaje.
El seawaybill menciona en su texto el contrato de transporte en virtud del cual se
emite y describe o individualiza la carga recibida por el porteador. En este tipo de
documento la entrega deberá efectuarse a quien se identifique como el sujeto
inicialmente designado a tal fin o como su agente (o causahabiente). Por
consiguiente, el seawaybill no puede ser considerado en la categoría de los títulos de
crédito, por lo que sus eventuales transmisiones deberán realizarse de acuerdo a las
normas de la ordinaria cesión de créditos.
Un destacado autor en la doctrina italiana 42 califica al seawaybill como un
42
BUSTI, Nuovi documenü del contralto di transporto di cose, p. 54.
Derecho Comercial 53

documento de legitimación, que permite al deudor liberarse de su obligación


cumpliéndola frente a cualquier tenedor que lo presente, lo cual simplifica la carga
onus- de comprobar la titularidad del crédito.
Pero ésta no es la postura dominante sobre los seawaybills, porque se sostiene
por la mayoría43-44 que el deudor sólo se libera de su obligación mediante el
cumplimiento ante la persona indicada al efecto en el contrato, y, desde luego, la
eventual circulación del documento no puede considerarse sometida a las reglas
propias de los títulos de (rédito perfectos o completos, sino, como ya indicamos, a
las de la cesión de créditos. El cesionario no adquiere la titularidad de un derecho
literal y autónomo, sino un derecho derivado del cedente, con todas sus calidades y
vicios, pudicndo el deudor cedido oponer todas las excepciones que tengan su origen
en el negocio subyacente, es decir, en el contrato de transporte.
En cuanto a la eficacia probatoria de la recepción de las mercancías atribuida al
seawaybill respecto del destinatario, ella es análoga a la aplicable respecto del
tenedor de un conocimiento de embarque. Aun negando a los seauaybills el carácter
de títulos de crédito, no hay ninguna razón válida para privarles de la eficacia
probatoria que se atribuye a los conocimientos de embarque en poder de quien no
sea el cargador. Por el contrario, según el artículo 18 de las Reglas de Hamburgo, la
entrega de un documento distinto al conocimiento de embarque crea la presunción,
que admite prueba en contrario, de la celebración del contrato de transporte
marítimo y de la recepción por el porteador de las mercancías objeto de dicho
contrato en el estado descrito en él.
Finalmente, la exclusión del seawaybill de la categoría de los títulos de crédito
representativos de mercaderías o títulos de tradición, nos lleva a la conclusión de
que este documento tiene como característica esencial la circunstancia de carecer de
la función dispositiva o, lo que es lo mismo, por no constituir un vehículo que
permita sustituir con su entrega la traditio real de las cosas transportadas.

50. Documentos del transporte multimodal. Esta variedad de transporte consiste


en la concurrencia de una pluralidad de porteadores en la conducción de la carga,
para asegurar un resultado más eficiente que se traduce en llevarla de puerta a
puerta, sobre todo si se tiene en cuenta que el transporte es un contrato
esencialmente complementario, porque sin duda las mercancías transportadas serán
objeto de otros negocios.
Un ejemplo de esta clase de transporte es el traslado de automóviles por
43
RECALDE, "El conocimiento de embarque y otros documentos del trans-porte marítimo. Función representativa".
Cuadernos de Derecho y Comer-cio Nº 15, p. 390.
44
GULLERMO JIMÉNEZ SÁNCHEZ, "Títulos-valores y documentos del trans-porte", en Derecho Uniforme del Transporte
Internacional. Cuestiones de actuali-dad. Coordinación de Agustín Madrid Parra, McGrawHill, Madrid, 1998, p. 14..
54 Ricardo Sandoval López

ferrocarril, en buques-canguro, en barcos porta-contenedores, en aviones-cargo y en


camiones especiales.
De conformidad con el artículo 1041 N° 1 del Código de Comercio, por
transporte multimodal se entiende "el porteo de mercancías por a lo menos dos
modos diferentes de transporte, desde un lugar en que el operador de transporte
multimodal toma las mercancías bajo su custodia hasta otro lugar designado para
su entrega". Es evidente que cuando la operación de transporte se realiza por varios
medios no puede documentarse en función de uno solo de ellos, ya que esta
simplificación implicaría desconocer la diversidad básica e incluso el régimen de las
relaciones que se establecen entre el cargador y los porteadores. A este propósito el
Convenio de las Naciones Unidas sobre Transporte Multimodal, aprobado en
Ginebra el 24 de mayo de 1980, admite la configuración de un documento destinado
a reflejar dichas relaciones, dejando al cargador-expedidor la facultad de determinar
el carácter negociable o no negociable del documento de transporte multimodal y en
consecuencia el régimen de circulación, que puede ser el específico de los títulos de
crédito o el genérico de la cesión de (réditos.
Los documentos entregados a los cargadores por los operadores de transporte
multimodal, autónomos e independientes de los títulos singulares correspondientes a
cada una de las fases de la operación, se denominan documentos del transporte
multimodal o documentos del transporte intermodal, y su inclusión dentro de la
categoría de los títulos de crédito se basa en el artículo 6.2 del Convenio de las
Naciones Unidas sobre Transporte Multimodal, en la norma 2.6 de las Reglas de
UNCTAD y de la Cámara de Comercio Internacional, relativas a los documentos del
transporte multimodal, en su configuración de acuerdo con los formularios de la
Federación Internacional de Asociaciones de Transitarios y Asimilados (FIATA-BL)
y en la redacción dada al Combined Transport Bill of Lading de INTRANSA, como
título endosable. Siendo esto así, los documentos del transporte multimodal
confieren a sus tenedores legítimos, en virtud de su ley de circulación, la facultad de
ejercer los derechos representados en ellos, por lo que hay que concluir que son
auténticos títulos de créditos y no simples títulos de legitimación.

51. Certificado warrants. Este título de crédito se emite cuando se celebra el


contrato de depósito en Almacenes Generales de Depósito, conocidos con la
expresión en idioma inglés warrants. Al igual que la carta de porte y el
conocimiento de embarque, se trata de un documento en el cual se conecta
indisolublemente el derecho de reclamar determinadas mercaderías, en este caso, las
que han sido objeto del depósito.
La Ley N° 18.690, de 2 de febrero de 1988, su Reglamento, contenido en el
Derecho Comercial 55

Decreto Supremo N° 152, del Ministerio de Agricultura, de fecha 27 de marzo de


1989, y la Circular N° 1 Normas para Almacenes Generales de Depósito y sus
Entidades Evaluadoras, de fecha 4 de abril de 1988, de la Superintendencia de
Bancos e Instituciones Financieras, constituyen la normativa aplicable en esta
materia.
En conformidad con lo previsto en el artículo 1 o de la Ley N° 18.690, "el
contrato de almacenajes es aquel en virtud del cual una persona llamada
depositante entrega en depósito a otra denominada almacenista mercaderías de su
propiedad de cualquier naturaleza, para su guarda o custodia, las que pueden ser
enajenadas o pignoradas mediante el endoso de los documentos representativos de
las mismas emitidos por el almacenista, esto es, del certificado de depósito o del
vale de prenda, en su caso, todo de conformidad a las disposiciones de la presente
ley ".
El contrato de almacenaje recién definido se perfecciona mediante la entrega del
certificado de depósito y del vale de prenda que el almacenista otorga al depositante
una vez recibidas las mercaderías. Los almacenistas están obligados a inscribir estos
documentos en un registro que deben llevar al respecto.
El carácter de título de crédito del certificado de depósito, en adelante warrants,
se advierte porque el documento constituye el derecho del portador para reclamar las
mercaderías depositadas, acredita la celebración del contrato de almacenaje al cual
el título está ligado y, al mismo tiempo, desempeña la función dispositiva, porque el
traspaso de las mercaderías depositadas se hace mediante el endoso del título. Los
artículos 1o y 4o inciso final de la Ley N° 18.690 confirman lo señalado
precedentemente en cuanto a que las mercaderías pueden ser enajenadas o
pignoradas mediante el endoso de los documentos representativos de las mismas y,
en lo relativo a que el dominio de las especies depositadas se acreditará frente a
terceros mediante el certificado de depósito expedido por el almacenista. Por su
parte el artículo 6o de la citada ley dispone que el dominio de las especies
depositadas en los almacenes se transfiere mediante el endoso del certificado de
depósito.

52. Aspectos formales del warrants. De acuerdo a lo previsto por el artículo 5º de


la Ley N" 18.690, tanto el certificado de depósito como el vale de prenda deben
emitirse con unas mismas enunciaciones. Las menciones de esos documentos son las
siguientes:
1. la designación o ubicación del almacén en que se hubiere hecho el depósito e
individualización del almacenista;
2 el número de orden y fecha del otorgamiento de los certificados;
56 Ricardo Sandoval López

3. el nombre, profesión y domicilio del depositante;


4. la naturaleza, calidad y cantidad de las especies depositadas;
5. el estado actual de éstas;
6. los seguros que las caucionen;
7. las marcas y demás indicaciones necesarias para determinar la identidad y el
valor de las especies depositadas, o bien, las indicaciones que exija el reglamento
para establecer las características y fijar el valor de esas mismas especies;
8. el plazo de vigencia y las prórrogas que las partes acuerden, respecto del
depósito;
9. la declaración del depositante de su calidad de dueño de las especies
almacenadas, expresando si existe algún gravamen, prohibición o embargo sobre
tales especies, y
10. la constancia de su anotación en el registro del almacenista.
Aunque la Ley N° 18.690 no lo dice expresamente, la emisión de los títulos que
emanan del contrato de almacenaje debe cumplir con todas las enunciaciones que
señala su artículo 5o, lo que se deduce de la frase "tendrán las siguientes
indicaciones". En todo caso se trata de un título de crédito vinculado tanto en la
emisión como en sus efectos al contrato de almacenaje que constituye su causa. En
consecuencia, al igual que la carta de porte y el conocimiento de embarque, el
certificado warrants es un título de crédito causado, puesto que carece de la
característica de abstracción.

53. Transferencia del warrants. No obstante que al definir el contrato de


almacenaje el legislador dispone que las mercaderías representadas en el certificado
warrants se enajenan mediante el endoso de dicho título, en verdad el título se emite
en forma nominativa, se inscribe en el registro del emisor, de manera que su traspaso
no se hace por el simple endoso, como ocurre con los títulos expedidos a la orden.
Este endoso está definido y regulado por el Reglamento de Almacenes Generales de
Depósito, en los siguientes términos: "el endoso es el escrito por el cual el legítimo
tenedor del certificado de depósito o del vale de prenda transfiere las mercaderías
depositadas o las constituye en prenda según el caso. El endoso deberá ser firmado
y fechado por el endosante".
Ajuicio de un autor de la doctrina nacional, "nos encontramos frente a una
situación especial creada por la Ley de Warrants, que rebasa los moldes de la
definición clásica, dándoles a estos documentos característica de "Nominativos y
también a la Orden". Estos documentos no pueden, en caso alguno, ser emitidos "Al
portador", o endosados en blanco. Tampoco son documentos "Nominativos"
propiamente tales, pues su transferencia se efectúa mediante el endoso; y tampoco
Derecho Comercial 57

son documentos "a la orden" propiamente tales, porque no pueden ser endosados a
simple firma, o en blanco, y debe individualizarse el cesionario, el domicilio y la
fecha. Todo ello sin perjuicio de las inscripciones en los registros del almacenista y
las anotaciones correspondientes en los respectivos documentos". 45

Sección VI

Títulos de crédito informáticos, electrónicos o telemáticos

54. Cambio de soporte. Aparte del problema que suscita la noción de título de
crédito, los elementos de su estructura, la vinculación existente en ellos, la
imposibilidad de incluir dentro del concepto un cierto número de títulos que se
emplean en la actividad mercantil, se ha planteado desde un tiempo a esta parte la
cuestión del elevado número de títulos de crédito que se emiten, las dificultades del
manejo de ese enorme volumen y el costo que ello implica. Los títulos valores están
siendo víctimas de su propio éxito, porque las dificultades no sólo se suscitan
respecto de los que se emiten masivamente, como las acciones, bonos y debentures,
sino que también en relación con aquellos de emisión individual, como son las letras
de cambio, cheques, pagarés, etc.
La emisión masiva de títulos de crédito hace que, en ciertos supuestos, ellos no
resulten apropiados para cumplir la función económico-jurídica que se deseaba
lograr con su empleo, en especial la de ser instrumentos de representación y
vehículos de movilización de los derechos y de la riqueza en general. Los problemas
derivados de la masificación de los títulos valores se intenta superar con el empleo
de la securitización, que permite representar en un solo documento miles de títulos,
con el uso de la contabilidad y de la informática. Gracias al empleo de la informática
se puede lograr que los títulos de crédito emitidos cumplan su función en la
circulación, esto es, el traspaso de los derechos en ellos representados, no obstante
que el título permanezca inmovilizado o que la transferencia del derecho tenga lugar
aun en el caso en que el documento mismo se haya emitido. Esto último importa que
la conexión permanente o el consorcio indisoluble entre el sustrato material
(documento) y la declaración de contenido obligacional (derecho representado), que
dan origen al título de crédito, deja de ser relevante, toda vez que el título con el
empleo de la informática se ha desmaterializado, en cuanto a que se omite el soporte
material o documento sobre papel.
Nos parece que más que haberse desmaterializado el título de crédito, ha

45
EDUARDO SFEIR SFEIR, Almacenes Generales de Depósito Warrants, Legislación Chilena y Norteamericana, Editorial
Jurídica Conosur, 1996, p. 261.
58 Ricardo Sandoval López

cambiado el soporte de su creación. Mediante el empleo de medios electrónicos,


como por ejemplo con el uso de un computador, es posible hacer anotaciones que
sirven para crear y probar la existencia de un derecho en favor de cierto titular y
mediante otra anotación es posible registrar la transferencia del derecho hacia otra
persona. Siendo esto así, en el soporte electrónico se pueden registrar los elementos
característicos de un derecho, a saber: el sujeto titular, el contenido, extensión y
modalidades del derecho, una referencia técnica de la operación de adquisición y de
traspaso de ese derecho. Además, el soporte electrónico facilita el registro de los
datos característicos del derecho, puede reproducirlos cuando se desee, para entregar
al titular un documento para justificar su legitimación como para permitir la
negociación de dicho derecho.
El reemplazo de los títulos de crédito por anotaciones en cuenta de los derechos
que se incorporaban en dichos documentos, se debe a un significado diferente que se
le ha dado desde el punto de vista jurídico a la anotación contable. En efecto, antes
la anotación contable siempre hacía presumir la existencia de la entrega de una cosa,
por ejemplo, el pago mediante la entrega de dinero o un documento representativo
de dinero. Ahora, se considera que la anotación contable tiene valor propio, sin que
sea necesario la entrega de una cosa o de un título de crédito. Al ser de esta manera,
la anotación contable produce los efectos del título traslaticio de dominio, sin que se
requiera conectar el derecho a un documento, siendo suficiente el sólo asiento
contable. En otros términos, la anotación en cuenta se convierte en el registro
constitutivo del derecho de que se trata, juega el papel constitutivo que desempeña el
soporte documental del título de crédito, sólo que con la anotación en el registro
electrónico no será necesario el documento de papel.
La sustitución del soporte de papel de los títulos de (rédito por anotaciones
contables hechas mediante el empleo de medios electrónicos se ha recogido en
diversos ordenamientos jurídicos, tanto respecto de los títulos emitidos masivamente
como acciones de sociedades anónimas. En este caso se eliminan los títulos como
soporte de la representación de los derechos, aunque a veces no se suprime (oda
utilización de papel en el sistema operativo que se configura y además esa
eliminación del soporte documental se justifica porque existe una amplia gama de
elementos o medios auxiliares, tales como recibos, resguardos, notas, lisiados, que
tienen carácter confesorio o informativo. Tratándose de los títulos representativos de
dinero o efectos de comercio, que se emiten individualmente, se sigue recurriendo al
título como instrumento en el que se representan o incorporan los derechos, pero se
le inmoviliza y se le sustituye en la circulación por indicaciones o referencias hechas
a través del sistema informático con empleo de medios electrónicos, por ello se
denomina truncamiento del che-que, letra de cambio o pagaré en su caso,
Derecho Comercial 59

aprovechando la experiencia francesa de la lettre de change relevé, o letra de cambio


incorporada al soporte electrónico.
En la materia que estamos tratando debe considerarse la existencia del principio
de la equivalencia funcional, según el cual la anotación en cuenta de los valores
produce los mismos efectos jurídicos que la emisión y entrega de los títulos valores
con soporte material de papel. Esto implica que así como la transferencia del
derecho incorporado se produce, en los títulos valores con soporte de papel,
mediante la entrega del documento, este mismo efecto jurídico se logra respecto de
los títulos de crédito representados en anotaciones en cuenta, gracias a una
transferencia contable.
Con todo, existen notables diferencias entre los valores mobiliarios representados
por títulos con soporte material de papel y los valores representados por anotaciones
en cuenta. En efecto, al producirse en los valores de representación tabular el
cambio de soporte o la "desincorporación" del derecho respecto del título, no cabe
aplicarles el régimen jurídico tradicional de los títulos valores, concebidos sobre
sustrato material de papel. Al ser así, hay que concluir que nos encontramos ante un
nuevo régimen jurídico de circulación de bienes inmateriales, pues la esencia de los
valores anotados está formada por derechos de contenido patrimonial y su forma de
creación y de traspaso es diferente a la de los títulos de crédito tradicionales.

55. Consagración legal de los títulos de representación electrónica o tabular.


Cerca de mediados del siglo XX, en 1949, se fundó la Société Interprofesionnelle
pour la Compensation des Valeurs Mobiliéres (SICOVAM), en Francia, a la cual se
podía en forma facultativa entregar los títulos representativos de valores
negociables. Desde 1984, la entrega de los valores negociables, tanto nominativos
como al portador, a las SICOVAM fue obligatoria. La idea de título al portador a
partir de esa época cambia, porque dicho valor es inscrito en cuenta ante un
intermediario financiero afiliado a la SICOVAM el título nominativo es aquel que se
inscribe en cuenta ante el sujeto emisor del mismo. Los valores negociables no se
emiten sobre un soporte material de papel, sino que las entidades emisoras, la
SICOVAM y los afiliados a ésta, abren cuentas para cada emisión, anotando el
nombre de sus titulares y dejando constancia de los traspasos mediante simples
asientos. El sistema se auxilia con el empleo de la informática.
Desde 1937, mediante la Depotgesetz, se autoriza en Alemania un sistema de
títulos que admite su transferencia sin su entrega material. A partir de dicha ley,
junto con el régimen tradicional de depósito de títulos con la obligación de restituir
los mismos títulos recibidos (Sonderverwahrung), instaura el sistema de depósito de
títulos fungibles, es decir, emitidos en blanco, que sólo obliga al depositario a
60 Ricardo Sandoval López

devolver títulos de la misma especie y valor nominal (Sammelverwahrung). Cuando


se hace un depósito acumulativo de esta segunda clase, el derecho de propiedad del
depositante se convierte en un derecho de copropiedad por cuotas del conjunto de
títulos de la misma especie en poder del depositario. El depósito acumulativo de
títulos en bancos permite a estas entidades transferirlos a un banco para depósito de
títulos (Wertpapiersamelwahrung o Kasenverein). En este último caso, las
transferencias de títulos se realizan por medio de simples anotaciones contables en
las cuentas recíprocas de los bancos, operando una suerte de cámara de
compensación de títulos.
En el derecho comparado, otros ordenamientos jurídicos han recogido, de manera
sucesiva y con diferente alcance, la tendencia de sustituir la representación cartular
de los derechos por la representación tabular de los mismos. En este sentido
podemos citar, en derecho español, dos textos de derecho objetivo: el Decreto N°
1128/1974, de 25 de abril de 1974, que estableció el sistema de liquidación y
compensación de operaciones en bolsa y depósito de valores mobiliarios, sistema de
tipo corrector respecto al tradicional del manejo de título, y el Real Decreto N°
505/1987, de 3 de abril de 1987, que adoptó una solución sustitutiva de los títulos,
pero restringida a los valores representativos de la Deuda del Estado. Más tarde, la
Ley N° 24, de 28 de julio de 1988, que regula el Mercado de Valores en España,
admitió, en su artículo 5o, que los valores negociables pueden ser representados por
medio de anotaciones en cuenta o por medio de títulos con soporte material de
papel. Sobre la base del régimen establecido en la Ley de Mercado de Valores y en
el Real Decreto N° 116/1992, el derecho español permite la coexistencia del sistema
tradicional, documental, reversible y residual de representación de los valores por
medio de títulos con soporte material de papel, con el sistema representación de
derechos mediante anotaciones en cuenta, de carácter informático, irreversible y
preferido por razones prácticas y de seguridad jurídica. En efecto, la ley española de
mercado de valores se inclinó claramente en favor de la representación de los
valores mobiliarios mediante anotaciones contables, representación tabular, frente a
los títulos de soporte documental en papel, representación cartular. Esta preferencia
se debe al carácter irreversible de la representación de los valores por medio de
anotaciones, en cuanto a que una vez elegida esta forma de incorporación, no podrá
volverse a la representación de los mismos mediante títulos de soporte material en
papel y, además, porque la representación tabular es indispensable para el acceso de
los valores a la negociación bursátil.
En el derecho chileno, el primer atisbo de la tendencia que estamos analizando,
se advierte en la Ley N° 18.876, de 21 de diciembre de 1989, relativa a la
constitución y operaciones de entidades privadas de depósito y custodia de valores,
Derecho Comercial 61

que permite realizar operaciones de transferencia o de constitución de derechos


reales sobre los títulos entregados en depósito y custodia, mediante una
comunicación escrita o por medios electrónicos.
Pero la representación tabular de derechos no sólo se admite a propósito de los
títulos de emisión masiva, como los valores negociables, sino también respecto de
los de libramiento singular. Esta tendencia comenzó en Francia con la lettre de
changue relevé, que admite la emisión, circulación de ejecución de una letra de
cambio que se representa en cintas magnéticas o memoria de computador, que
circula y se cumple sin necesidad de materializarse en un soporte documental de
papel. Más adelante se ideó el sistema de truncamiento de cheques, los que se
pueden cobrar en una determinada sucursal de un banco, depositándolo en otra
sucursal de la misma institución de crédito, sin necesidad de remitir o presentar
copia de los cheques, sino mediante el envío de la imagen de los títulos transmitida
por medios electrónicos. Este sistema, que no sólo se aplica al cheque, sino también
a los otros efectos de comercio, ha sido acogido en Francia, España y Estados
Unidos de Norteamérica, por mencionar algunos países, consiste en representar el
derecho sobre un título con soporte material documental tradicional, pero luego,
durante su circulación y ejecución, se omite la presentación material del documento
para ejercer y disponer de los derechos en él constituidos. 46
La existencia de valores sin soporte material de papel ha dado lugar a la
creación, en el derecho alemán, del denominado derecho valor (Wertrechte), que no
está conectado, incorporado ni representado, pero el cual se le da el mismo
tratamiento jurídico que a los documentos con derecho incorporado y la tendencia se
acoge en todos los países en que se trunca o inmoviliza la emisión misma del título
sobre papel.

56. Representación informática de los títulos de crédito utilizados en el


transporte. La tendencia a la sustitución de los títulos de crédito por
representaciones informáticas se advierte asimismo tratándose de los documentos
que se emplean en el transporte, fundada no tanto en la emisión masiva de títulos,
sino más bien en el empleo de moderna tecnología de comunicación en este sector
de la actividad económica, tales como el telefax y la telemática o conexión a
distancia de sistemas informáticos.
Esto significa la concreción del cambio de los viejos títulos de crédito
representativos de mercaderías, como el conocimiento de embarque y la carta de
porte, por modernas técnicas informáticas de registro y transmisión de datos a
46
Véase GUILLERMO JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Derecho Mercantil. Coordinación, Ariel Derecho, 3a edición, Barcelona, 1995,
tomo II, p. 6; ANGLULO, La representación de valores por anotaciones en cuenta. Derecho de los Negocios, 1992, N° 19,
p. 13
62 Ricardo Sandoval López

distancia. Así, desde 1971, en el transporte marítimo que se desarrolla por los países
escandinavos en el Océano Atlántico, se viene utilizando por la Atlantic Container
Line, un Data-freight Receipt System, mediante el cual un aviso que se hace llegar al
destinatario de la mercancía, a través de un terminal de computación, sustituye a los
documentos tradicionales. Un posterior desarrollo de esta tendencia se encuentra en
el Cargo Key Receipt System, que ha servido de modelo para otros intentos de
reemplazar los títulos representativos de mercaderías por procedimientos
informáticos o telemáticos.
No obstante el carácter innovador que implican las nuevas soluciones, se plantea
el dilema de saber si los registros informáticos pueden cumplir las funciones que
tradicional-mente han sido asignadas a los títulos de crédito con soporte material de
papel, y si los sistemas telemáticos de transmisión de datos son tan idóneos como
para proporcionar la confianza requerida, para satisfacer las necesidades que, hasta
el momento, han sido satisfechas por medio de los títulos representativos de
mercaderías, emitidos por los transportistas.
Se trata, pues, que los registros informáticos cumplan la función de acreditar la
existencia de determinados contratos de transporte y la recepción de las cargas
respectivas, además de facilitar la transmisión de ciertas informaciones referentes al
vínculo contractual y a las cargas. Además a las anotaciones informáticas debe
atribuírseles la función representativa de las mercaderías transportadas, similar a la
que tiene el conocimiento de embarque.
Es claro que el hecho de haberse recibido las mercaderías entregadas por el
cargador al transportista puede ser objeto de anotación en la memoria o registro en
un computador, como así también la transmisión de datos al destinatario de que se
ha hecho la recepción de las mercaderías, de que ellas han sido cargadas, resulta
enormemente facilitada mediante el empleo de la telemática. No cabe duda tampoco
que la celebración del contrato de transporte y la identificación del régimen
aplicable a él pueden registrarse también en la memoria electrónica del computador.
Sin embargo, otorgarles valor probatorio a los datos e informaciones registrados
y transmitidos con el empleo de medios electrónicos plantea la dificultad de
garantizar la autenticidad e inalterabilidad del contenido de los registros
electrónicos de los computadores. Por ahora, la autenticidad de los documentos que
se utilizan para acreditar la existencia de los actos y contratos y los derechos y
obligaciones emanados de ellos, radica en el hecho que ellos contienen las firmas
autógrafas de las personas que los ejecutan o celebran. En el derecho marítimo
chileno, el artículo 1014, inciso 3o, del Código de Comercio, dispone que "la firma
en el conocimiento de embarque podrá ser manuscrita, impresa en facsímil,
perforada, estampada en símbolos o registrada por cualquier otro medio mecánico
Derecho Comercial 63

o electrónico". De esta suerte, tratándose del conocimiento de embarque, no existe


en el derecho chileno exigencia de suscripción autógrafa de los emisores de este
documento, por lo que no se divisa inconveniente para admitir que el conocimiento
electrónico tiene valor probatorio de haberse celebrado el contrato de transporte
marítimo y que el transportador ha tomado a su cargo las mercaderías o ha cargado
las mercaderías y se ha obligado a entregarlas contra la presentación de ese
documento a una persona determinada, a su orden o al portador (arts. 977 y 1020 del
Código de Comercio).
La admisión de estos nuevos sistemas de autenticación de documentos, actos y
contratos, exige el establecimiento de fórmulas que permitan confiar en el contenido
de los registros y memorias electrónicos, de la misma manera que respecto de los
documentos con soporte material de papel. Para conseguir tal objetivo es preciso
garantizar que el contenido de los registros electrónicos no puede ser alterado
maliciosamente. Entre las técnicas empleadas para cumplir estos fines pueden
mencionarse el sistema de impresión answer-back, en virtud del cual un
determinado símbolo puede estamparse por una máquina impresora concreta, por
ejemplo, la del transportista, o transmitirse a otros computadores por una terminal
determinada; los sistemas de firma digital o codificada, que únicamente conoce su
autor; la utilización de tarjetas con claves, de las que han sido informados los
titulares de estos instrumentos, o sistema de identificaciones biométricas, como las
basadas en las huellas digitales; el sistema penop, en que la firma se recoge y se
transmite electrónicamente o, por último, los sistemas criptográficos, en los que
exclusivamente determinados terminales poseen el módulo que permite descifrar los
mensajes. Por el momento, el empleo de los medios informáticos y telemáticos no
ofrece seguridad absoluta sobre la existencia y contenido de las relaciones jurídicas,
como tampoco lo ofrecen los instrumentos con soporte de papel, pero se avanza en
esa dirección".47-48-49-50
En el caso de los documentos del transporte como el conocimiento de embarque,
que tienen una función representativa de las mercaderías mencionadas en su tenor
literal la entrega del documento equivale a la entrega de dichas mercaderías o cosas.
Si se lleva a cabo la sustitución del documento con soporte de papel por el
documento electrónico el reconocimiento de la transmisión telemática de la
información de los anteriores titulares del derecho a recibir las mercaderías cargadas
en el punto de destino a otras personas, puede enfrentarse a serias dificultades, si no
47
Véase GUILLERMO JIMÉNEZ SÁNCHEZ, "Títulos-Valores y Documentos del Transporte", en Derecho Uniforme del
Transporte Internacional, McGrawHill, Empresa, Madrid, 1998, pp. 23-66.
48
M. RECALDE, El conocimiento de embarque y otros documentos de transporte. Función representativa, p. 138.
49
FABER, Electronic bilis of ladings. Lloyd's Maritime and Commercial Law Quaterly, part. 2, mayo 1966, p. 237.
50
CHANDLER III, The electronic transmission of Bills of Lading Journal of Maritime Laxo and Commerce, 1989, p. 571.
64 Ricardo Sandoval López

se le atribuye a ese documento y a esa transmisión la función traslaticia que se le


confiere a los tradicionales documentos sobre soporte de cartáceo o de papel.
El problema no es tan grave tratándose de carga general y de carga en
containers, porque no se dispone de las mercaderías durante el viaje, pero si se
agudiza en el caso de transporte de mercaderías genéricas (granos) y sobre
transporte de crudos, cuyos precios fluctúan constantemente, lo que hace necesario
realizar numerosas transferencias de la carga durante la conducción de la misma,
para lo cual se requiere dar eficacia traslativa a los documentos electrónicos y a su
transmisión telemática.
Para resolver estos problemas se recurre a la emisión de cartas de garantía, cuya
entrega a los receptores de carga reemplaza la entrega del conocimiento de
embarque, del cual no disponen en el momento en que les resulta muy necesario,
pero esta práctica se considera que trae consigo serios inconvenientes y origina
determinados riesgos."51 Asimismo se ha intentado sustituir el conocimiento de
embarque con el empleo de los denominados seawaybill, pero este documento no
produce el efecto traslaticio del documento tradicional del transporte de mercancías
por mar. De ahí que la solución no se halla en la sustitución del conocimiento, sino
en el retiro material del mismo para los efectos de la circulación. Se trata de
depositar o registrar todos los conocimientos de embarque en un registro electrónico
central y de comunicar telemáticamente todas las cesiones que se hagan a dicho
registro, en que se anotarían informáticamente los respectivos traspasos en un
computador.
Al llegar la nave al puerto de destino, se entregarían las mercaderías al titular que
resulte legitimado según el contenido del registro central informático, careciendo de
valor ante el transportador marítimo las cesiones realizadas al margen del sistema
informático.
En vez de proteger la buena fe proveniente de la literalidad del documento con
soporte material de papel, se cautela la buena fe originada por la información
registral que proporciona la memoria de un computador, mediante la cual se
probaría la existencia del contrato de transporte, la recepción de la carga por el
transportador, las características, estado y condición de la carga, el ejercicio del
derecho de disposición y la enajenación de las mercaderías transportadas. 52
Reiteramos que en el caso del derecho marítimo chileno, las dificultades y las
soluciones que hemos venido analizando en parte se encuentran resueltas, por el
hecho de que el artículo 1014 del Código de Comercio admite expresamente que el
conocimiento de embarque pueda ser firmado en forma electrónica, lo que
51
RECALDE, El conocimiento de embarque y otros documentos del tránsporte Función representativa, p. 408.
52
Véase FABER, Electronic bill of lading, p. 235.
Derecho Comercial 65

implícitamente autoriza que pueda ser emitido en esa forma y transmitido


telemáticamente.
El empleo de nuevas tecnologías sin duda nos lleva a la representación de las
relaciones jurídicas derivadas del transporte en registros informáticos, con lo cual se
produciría el progresivo abandono de los documentos tradicionales del transporte
emitidos sobre soporte material documental, siempre y cuando los nuevos
documentos electrónicos cumplan funciones análogas y se sometan a un régimen
jurídico semejante al de los títulos de crédito tradicionales.

57. La Ley Modelo de la CNUDMI sobre Comercio Electrónico. La Comisión de


las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI), más
conocida con la sigla UNCITRAL, de su denominación en idioma inglés, elaboró
una Ley Modelo sobre Comercio Electrónico, que fue aprobada en el trigésimo
período de sesiones, celebrado en Nueva York, en mayo de 1996. Desde la
constitución del Grupo de Trabajo sobre Intercambio Electrónico de Datos, en el
seno de la CNUDMI, el cual tuvimos oportunidad de integrar en calidad de jefe de la
delegación chilena ante ese organismo, se tuvo en cuenta el denominado principio
de la equivalencia funcional, según el cual se atribuiría a los datos informáticos,
independientemente de que se envíen como mensajes de datos o que se almacenen,
el mismo valor jurídico que el de los datos estampados en un documento con soporte
material de papel.
Asimismo, quedó meridianamente claro en el Grupo de Trabajo que los
documentos electrónicos pueden ofrecer el mismo nivel de seguridad que el
documento sobre base de papel y, cumpliéndose ciertos requisitos técnicos y
jurídicos, ellos pueden proporcionar un mayor grado de certeza que los instrumentos
tradicionales.
Para comprender el aporte que representa la Ley Modelo de la CNUDMI sobre
Comercio Electrónico, conviene que transcribamos aquí algunos de sus conceptos
fundamentales, que recogen el mencionado principio de equivalencia fun-cional
entre escrito sobre papel y mensaje electrónico. En electo, en el artículo 2 o del citado
texto uniforme encontramos las siguientes definiciones:
a) Por mensaje de datos se entenderá la información generada, enviada, recibida,
archivada o comunicada por medios electrónicos, ópticos o similares, como pudieran
ser, entre otros, el intercambio electrónico de datos (EDI), el correo electrónico, el
telegrama, el télex o el telefax.
b) Por intercambio electrónico de datos (EDI) se entenderá la transmisión
electrónica de información de una computadora a otra, estando estructurada la
información conforme a alguna norma técnica convenida al efecto.
66 Ricardo Sandoval López

c) Por iniciador de un mensaje de datos se entenderá toda persona que al tenor


del mensaje haya actuado por su cuenta o en cuyo nombre se haya actuado para
consignar, archivar o comunicar ese mensaje, pero que no haya actuado a título de
intermediario en relación con el mismo.
d) Por destinatario de un mensaje de datos se entenderá la persona destinada por
el iniciador para recibir el mensaje, pero que no esté actuando a título de
intermediario en relación al mismo.
e) Por intermediario de un determinado mensaje de datos se entenderá toda
persona que, actuando en nombre de otra persona, reciba, transmita o archive ese
mensaje o preste algún servicio en relación con el mismo.
f) Por sistema de información se entenderá todo sistema para consignar,
transmitir, recibir o archivar la información consignada en un mensaje de datos.
El principio de la equivalencia funcional se recoge directamente en el artículo 6 o
de la Ley Modelo que comentamos, en los siguientes términos: "Cuando alguna
norma de derecho requiere que la información esté consignada o sea presentada por
escrito, o de prescribir ciertas consecuencias para el caso de que no se cumpla ese
requisito, se entenderá que todo mensaje de datos satisfará esa norma cuando la
información que contenga esté accesible para su ulterior consulta". Así, entonces, el
mensaje de datos sustituye para los efectos jurídicos al documento escrito sobre la
base de un soporte de papel.
Otra dificultad que suele presentarse en la equivalencia funcional del documento
escrito en soporte de papel por el mensaje de datos, está constituida por la
circunstancia que el documento de papel arranca su eficacia de la existencia de la
firma, generalmente autógrafa, de quien lo suscribe. En este sentido la Ley Modelo
de CNUDMI sobre Comercio Electrónico, dispone en su artículo 7 o que el mensaje
de datos cumple el requisito de la firma, en los siguientes términos: "Cuando una
norma de derecho requiere una firma, o prescribe ciertas consecuencias para el caso
de ausencia de la misma, esa norma quedará satisfecha por un mensaje de datos
cuando:
a) se utilice un método para identificar al iniciador del mensaje y para dar a
conocer que el iniciador aprueba la información en él consignada; y
b) ese método sea tan fiable como sea apropiado para los fines para los que se
creó o comunicó el mensaje de datos, a la luz de todas las circunstancias del caso,
así como el acuerdo entre el iniciador y el destinatario del mensaje".
En el derecho de los Estados Unidos de Norteamérica, el artículo 4-A del
Uniform Commercial Code regula la transferencia electrónica de fondos y considera
que la orden de pago electrónica es el equivalente de un cheque.
Derecho Comercial 67

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Derecho Comercial 71

Capítulo II
LA LETRA DE CAMBIO

Sección I

Aspectos generales

58. Origen y evolución. Sus antecedentes son muy remotos y no corresponde en


sus caracteres a los que tiene hoy en día. Por tal razón vale la pena estudiar las
diversas etapas en la evolución de este título de crédito.
El origen de la letra de cambio se remonta a la época en que los judíos fueron
expulsados de Francia y se vieron en la necesidad de entregar a los viajeros que se
dirigían hacia ese país ciertas cartas con el propósito de recuperar parte de los bienes
abandonados en su éxodo. En un comienzo la letra de cambio fue una simple
comunicación, una carta complementaria al contrato de cambio, forma de
documentación secundaria que sólo servía para hacer efectivo el importe convenido
con su presentación.
Asimismo se postula que la letra de cambio nació para encubrir el llamado
contrato de cambio "seco", denominado así porque carecía de la humedad de la
justicia, en contraposición al cambio real. El cambio seco se realizaba mediante la
entrega de una letra de cambio por parte del deudor al prestamista en contrapartida
de cierta cantidad de dinero que este último facilitaba al primero. Tras el cambio
seco se encubría la usura o el préstamo a interés combatido por el derecho canónico.
El contrato de cambio "seco" se caracteriza porque no existe un librado, sino
solamente una relación directa entre el librador y el beneficiario; el librado era
ficticio.
La letra de cambio es en esta etapa un instrumento probatorio y de ejecución del
contrato de cambio.
Más tarde, las funciones que cumple la letra de cambio se jerarquizan: sigue
siendo un instrumento de prueba del contrato de cambio y el documento
indispensable para su ejecución, pero se convierte en un activo medio de crédito,
expandiendo de esta forma su uso en la actividad económica mercantil. Para que la
letra de cambio sirviera como instrumento de crédito fue necesario incluir en ella la
72 Ricardo Sandoval López

cláusula "a la orden", permitiendo así la transferencia del título sin las solemnidades
del derecho común. Siendo instrumento a la orden, circula por el endoso, facilitando
al mismo tiempo la operación de descuento, mediante la cual puede mutarse el valor
futuro o prestación que contiene la letra por un valor presente, multiplicando su
función económica de instrumento de crédito.
En una etapa posterior se llega a la autonomía o independencia de la letra de
cambio con respecto al contrato de cambio que le dio origen. Para ello fue necesario
reestudiar los antecedentes históricos y buscar las raíces más profundas de este tipo
de instrumento. Como antecedente histórico se tiene ahora en cuenta a la stipulatio
romana, forma de obligarse que consiste en el pronunciamiento de ciertas fórmulas
sacramentales cuya omisión impide que surja el vínculo obligacional. También se
trata de explicar el origen de la letra de cambio remontándose a los contratos
literales (contratos lite-ris del derecho romano), entre los cuales se destaca la
"nómina transcripcia", que tiene similitud con algunos aspectos documentales de la
letra de cambio tal como existe en la actualidad.
Pero lo más destacado son los aportes doctrinarios. Karl Einert, jurista alemán,
expuso en forma orgánica los avances científicos logrados hasta entonces,
sistematizando las ideas que rompieron con las nociones contractualistas y causales,
mantenidas hasta su época, haciendo resaltar el caracter autónomo del instrumento.
Por su parte, los juristas alemanes Liebe y Thöl sostuvieron que la obligación nace y
tiene eficacia en el ámbito de las relaciones cambiarías por el solo acto o negocio
formal y abstracto, originado por el firmante de la letra, independientemente de las
motivaciones prácticas o económicas que pudo tener en cuenta este sujeto para
suscribir el documento. Se aprecia aquí el grado de abstracción y su corte
esencialmente racionalista que rompe con los antiguos moldes del derecho común.
El jurista Einert proclamó sus famosos cuatro principios que, gracias a su
admirable y equilibrado fundamento teórico, constituyen hoy en día la base esencial
del sistema banca-rio. Los principios formulados por Einert son los siguientes:
a) La letra de cambio es la moneda de los comerciantes. Tan pronto como lo
planteara fue criticado aduciendo que la letra de cambio no tiene curso forzoso como
el dinero, que no se le atribuye poder liberatorio y que el acreedor la recibe por la
solvencia del acreedor, es decir pro solvendo y no pro soluto. Sin embargo, se
sustenta el principio distinguiendo las funciones técnico-jurídicas de las funciones
económicas que cumple la letra de cambio. Sólo bajo este último aspecto se
identifica la letra de cambio con el papel moneda, lo que es cierto desde el punto de
vista económico. Tampoco puede perderse de vista que la letra de cambio funciona
como instrumento de pago impropio, cuyos efectos liberatorios o cancelatorios
quedan postergados hasta el vencimiento del mismo y a su pago efectivo.
Derecho Comercial 73

b) El título no es un simple documento probatorio, ya que contiene una promesa


de pago. Este segundo principio pone de relieve el carácter constitutivo de la letra de
cambio. El documento es portador de una promesa de pago y no se limita
simplemente a servir de prueba de la relación fundamental o subyacente.
c) La letra de cambio es independiente de la relación fundamental. Es una
promesa abstracta de pago. Destaca que existen dos relaciones: una fundamental o
subyacente y otra documental o cambiaría. Teniendo como base la idea de
abstracción, se dice que hay una desvinculación entre ambas relaciones. Las
obligaciones cambiarías que asume cada firmante de la letra de cambio son
independientes de la relación fundamental, como asimismo son independientes los
derechos que adquiere cada sujeto al cual se le transfiere el documento por su
mecanismo de circulación, tanto de la relación fundamental como respecto del
individuo que le hizo la transferencia o endoso. Nace un derecho nuevo.
d) El vínculo obligacional de pago se funda en una promesa unilateral dirigida al
público. Esto significa que la promesa asumida por el firmante al tiempo de suscribir
la letra, en el instante de su creación, giro o emisión, debe considerarse hecha a
persona indeterminada. Nada impide ni contradice esta afirmación el hecho de que
la letra sea girada a la orden, pues, como veremos, esto permite que el documento
pueda ser transferido sin intervención del deudor mediante el endoso.

59. Función de la letra de cambio. El contrato de cambio. Hemos señalado que


la letra de cambio nació como un medio para probar y ejecutar el contrato de
cambio; en lugar de cambiar monedas de una plaza a otra, los comerciantes de la
Edad Media empleaban este instrumento para evitar los riesgos y los gastos que
implicaba el traslado del dinero. De ahí entonces que tengamos que referirnos,
aunque someramente, al contrato de cambio.
El contrato de cambio está definido en el artículo 620 del Código de Comercio:
"...es una convención por la cual una de las partes se obliga, mediante un valor
prometido o entregado, a pagar o hacer pagar a la otra parte o a su cesionario legal
cierta cantidad de dinero en un lugar distinto de aquel en que se celebra la
convención". Los elementos fundamentales del contrato son: las partes, librador y
librado, el precio del contrato o valor prometido o entregado, el objeto, la cantidad
de dinero y la distancia loci. El instrumento de ejecución por excelencia era la letra
de cambio, ya que mediante ella el librador o creador del documento ordena al
librado que pague una cierta cantidad de dinero al beneficiario o a su cesionario
legal en un lugar diverso al del giro o emisión. Si deseo hacer un pago en Santiago,
en vez de viajar con el dinero, puedo tomar una letra de cambio en el Banco
Concepción, sucursal Concepción, librador, que ordenará al Banco Concepción de
74 Ricardo Sandoval López

Santiago (librado) que pague la cantidad de dinero, en Santiago, a mi orden


(beneficiario) o a la persona a quien yo haya cedido o endosado el documento
(portador). Como puede apreciarse, en toda esta operación no hay traslado material
de dinero. El banco me cobrará un precio o comisión por este contrato.
El contrato de cambio se perfecciona por el solo consentimiento de las partes
acerca de la cantidad que debe ser pagada, el precio de ella, el lugar y época de
pago. Se trata de un contrato oneroso, conmutativo y consensual. Puede ser
ejecutado por otros documentos, como el pagaré a domicilio; incluso el giro postal
constituye una forma de este contrato.
Ahora bien, cuando la letra de cambio fue considerada por su valor propio,
independiente del contrato de cambio, se convirtió en un instrumento de pago, para
lo cual fueron necesarios los siguientes perfeccionamientos del título:
a) Inclusión de la cláusula "a la orden", que permite su transferencia simplificada
por el endoso;
b) El tomador o beneficiario debe tener certeza de que el librado estará dispuesto
a cumplir la orden o promesa de pago que ella contiene: la aceptación del librado le
dará esta certidumbre;
c) La circulación no debe debilitarse por el juego de las excepciones que el
librado pueda oponer a los portadores sucesivos. El endoso traslaticio origina la
inoponibilidad de excepciones y fortalece la letra obligando al pago solidario de ella
a los endosantes.
La letra de cambio al permitirse que pudiera girarse a favor del mismo
beneficiario, es decir, que librador y beneficiario pudieran ser una misma persona, se
separa del contrato de cambio, lo que es aún más evidente cuando se suprime la
cláusula o elementos distancia loci. En la legislación chilena fue el Decreto Ley N°
777 de 19 de diciembre de 1925, el que permitió la separación de la letra de cambio
con respecto al contrato de cambio, eliminando requisitos en la forma de emisión de
la letra.
En la actualidad, la letra de cambio, puede utilizarse tanto para ejecutar el
contrato de cambio, como medio de pago y circulación y como instrumento de
crédito.

60. Definición de la letra de cambio. Según Ripert, la letra de cambio es un título


que remitido por el librador al beneficiario da a este último el derecho de hacerse
pagar a una letra determinada, en general fijada por la costumbre, de una suma de
dinero por el librado. El Código de Comercio chileno, en su artículo 632, derogado
por la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, definía la letra de cambio en los
siguientes términos: "...es un mandato escrito, revestido de las formas previstas por
Derecho Comercial 75

la ley, por el cual el librador ordena al librado pague una cantidad de dinero a la
persona designada o a su orden". Se trataba de una definición clásica, inspirada en el
Código de Comercio francés, que no correspondía al verdadero rol de la letra de
cambio en la actividad económica de nuestros días y que, además, tenía el
inconveniente de emplear la expresión "mandato", la que podía interpretarse en el
sentido que ella tiene en el derecho común, vinculando a la letra con la idea de
contrato y en consecuencia con la noción de causa, que le son ajenas.
La Ley N° 18.092 no da una definición de letra de cambio, sino que se limita a
señalar sus aspectos formales. Para fines didácticos podemos definir la letra de
cambio como un título de crédito que contiene la orden, no sujeta a condición, de
pagar una cantidad determinada o determinable de dinero, en la época fijada en ella
o a su presentación, que obliga a cumplirla para con el beneficiario designado o a su
orden o con el portador legítimo, al aceptante, al librador, a quienes la hayan hecho
circular por endoso traslaticio y a los que garanticen su pago por alguno de los
nombrados.
La Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de 25 de noviembre de 1983,
publicada en Gaceta Jurídica 1983, N° 42, p. 39, ha dado la siguiente definición de
letra de cambio: "Dentro del concepto contemporáneo de la letra de cambio, ésta
aparece como un documento incausado, propio del comercio humano, que
reemplaza al dinero y en virtud del cual su portador tiene derecho a exigir del
ejecutado el pago de la suma de dinero que ella consigna".

61. Personas que intervienen en la letra de cambio. En la letra de cambio pueden


intervenir varias personas cuyo rol jurídico es diferente. Nos referiremos a las
principales:
a) Librador o girador es la persona natural o jurídica que emite el título, que lo
crea o gira. El derogado artículo 623 del Código de Comercio definía al librador
como "el que contrae la obligación de hacer pagar la cantidad convenida y gira la
letra". Esta definición vinculaba al librador con el contrato de cambio;
b) Librado o girado es aquel a quien se ordena que pague la cantidad girada, a
cuyo cargo se gira la letra;
c) Tomador o beneficiario es la persona designada o a cuya orden debe pagarse
la suma de dinero. Cuando la letra de cambio ejecuta el contrato de cambio debe,
necesariamente, ser distinto el librador del beneficiario;
d) Aceptante es el librado que admite el encargo de pagar la letra. Su aceptación
se perfecciona por la firma del documento;
e) Endosante es el que transmite a otro el documento en virtud del endoso;
endosatario o cesionario es quien adquiere la promesa de pago incorporada en el
76 Ricardo Sandoval López

documento por el endoso;


f) Avalista es el que afianza el pago del documento por alguno de los obligados;
g) Portador, tenedor o poseedor es quien adquiere el título según su ley de
circulación y tiene derecho a exigir la prestación convenida.

Sección II

La emisión o giro de la letra de cambio

62. Carácter formal. La letra de cambio, como algunos títulos de crédito,


participa del carácter formal, esto es, debe emitirse respetando determinadas
solemnidades prescritas por la ley, bajo sanción de que si no se cumple con ellas, no
vale como tal (art. 2o de la Ley N° 18.092). Reunidos los requisitos formales, la letra
de cambio tiene plena eficacia jurídica debido a su carácter de título autónomo y
literal.
Las enunciaciones que debe contener la letra de cambio obedeciendo a su
carácter formal están determinadas por el artículo Io de la Ley N° 18.092, de 14 de
enero de 1982.

63. Enunciaciones de la letra de cambio. Según el precepto legal recién citado, la


letra de cambio deberá contener las siguientes enunciaciones:
1. La indicación de ser letra de cambio, escrita en el mismo idioma empleado en
el título. Se trata de una exigencia destinada a fijar en la literalidad del título su
carácter de efecto de comercio, letra de cambio, para que así se le distinga de otros
de la misma categoría que contienen la promesa de pagar una suma de dinero. De
suerte que quien adquiera el documento sabrá, por su contenido literal, que se trata
de una letra de cambio. Es una enunciación esencial en el contenido de la letra; no
Derecho Comercial 77

puede suplirse por otra, aunque sea equivalente.53 -54

2. El lugar y fecha de su emisión. Tiene importancia esta enunciación para los


siguientes efectos:
a) Aplicación del principio lex locus regís actum: la ley del lugar de la emisión
rige la forma del documento (arts. 17 del Código Civil y 263 del Código de Derecho
Internacional Privado);
b) Para establecer la época de vencimiento cuando se trata de una letra girada a

53
"El artículo 1o de la Ley N° 18.092 establece que la letra de cambio debe contener, entre otras menciones, la
indicación de ser letra de cambio, escrita en el mismo idioma empleado en el título.
La indicación es un término que significa acción y efecto de indicar. A su vez, indicar es dar a entender o significar
una cosa con indicios y señales. De acuerdo con el sistema que impera en todo nuestro derecho actual y especialmente en
la rama comercial, no puede sostenerse que los indicios o señales que debe contener un documento para ser letra de
cambio deban consistir en términos solemnes, pues el formalismo ha sido desterrado de las leyes modernas, siendo las
instituciones lo que son por su naturaleza y no lo que se dice que son. Lo importante es que del tenor del documento no
quepa duda de que se trata de una letra de cambio, en sus aspectos formales.
De este modo, reuniendo los documentos en cuestión los requisitos de forma a que se refiere el artículo 1o de la ley
indicada, constando en los formularios que contienen los datos, informaciones, indicios y señales propios de una letra de
cambio, que incluso mencionan textualmente las palabras 'se servirá pagar por esta... de cambio', solo puede concluirse
que se trata de dichos instrumentos de crédito y no de otros, sin que sea indispensable que aparezcan encabezados con las
palabras sacramentales 'Letra de Cambio'." Santiago, 23 de enero de 1986, Gaceta Jurídica N° 67, p. 48 (C. 2" y 3 o, p. 48).
Disentimos del criterio seguido en este fallo, porque la exigencia de incluir en la letra la indicación de ser letra de cambio
se estableció, siguiendo la Ley Uniforme de Ginebra, para individualizar al documento y diferenciarlo de otros títulos de
crédito representativos de dinero, y dicha exigencia se cumple solamente con las expresiones "Letra de Cambio" escritas
en el mismo idioma empleado en el título. El fallo no considera la característica de la formalidad, propia de los títulos de
crédito abstractos como es la letra, en los cuales la falta de indicación de la causa en el documento se reemplaza por el
rigor en el cumplimiento de las exigencias formales, sin cuya observancia el titulo no es una letra de cambio sino que se
convierte en un documento diverso y no produce los efectos jurídicos de esta clase de títulos. Tampoco se aviene la
sentencia transcrita con la característica de literalidad, que es esencial y común a todos los títulos de crédito, según la cual
el contenido, extensión y modalidades del derecho incorporado se determinan sólo por el tenor del documento y lo que no
está en el documento "no existe en el mundo".
54
- "De la exigencia del artículo 1" N" 1 de la Ley N" 18.092 de que la indicación de ser letra de cambio debe
inscribirse en el mismo idioma empleado en el título, se deduce que la letra de cambio puede redactarse en cualquier
idioma, por difícil o poco conocido que sea, y no, necesariamente, en castellano.
Por su parte, de los artículos 16 y 17 del Código Civil se desprende que la forma de los instrumentos que se otorgan en
país extranjero se determina por la ley del lugar en que se extienden y se refiere a lodo acto o contrato que se celebre,
conforme al principio internacional de derecho privado, que establece que la forma de los actos y contratos se rige por la
ley del lugar en que han sido otorgados, doctrina aplicable también a las letras de cambio para establecer si ella es regular
en cuanto a su forma, en el país en que fuere expedida.
Nuestra jurisprudencia participa de la doctrina consagrada en el Código de Bustamante de que cada uno de los actos a
que da origen la letra de cambio, en el camino que recorre, queda sujeto a la ley del Estado donde el acto se ejecuta. Esta
es la regla general, así el giramiento se rige por las leyes donde se hace; la aceptación, en conformidad a la legislación del
Estado en que se efectúa; lo mismo ocurre con el endoso, el protesto, el aval, el pago, etc.
El hecho de que el ejecutante no haya acompañado junto con su demanda y agregación de letras de cambio su
traducción o haya solicitado que el tribunal designara perito como lo dispone el artículo 347 del Código de Procedimiento
Civil, no quita a los documentos la calidad de títulos ejecutivos, ya que para que revistan tal calidad sólo es necesario que
cumplan en su forma con las leyes del lugar en que fueron otorgados y hayan sido aceptados de acuerdo a las leyes en que
se exige su cumplimiento.
En consecuencia, procede rechazar la excepción de falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las
leyes para que el título tenga fuerza ejecutiva fundada en este hecho". Tercer Juzgado de Letras de Concepción, 8 de
noviembre de 1983, Gaceta Jurídica N" 33, p. 46. Nota: la Corte Suprema acogió el recurso de queja interpuesto por el
ejecutante en contra de la Corte de Apelaciones de Concepción, que había revocado el fallo de primera instancia con fecha
27 de septiembre de 1984, rol N" 5.469, con lo cual se confirma la doctrina de la sentencia transcrita.
78 Ricardo Sandoval López

un plazo contado desde la fecha del giro;


c) Determinar la capacidad del librador, librado y tomador o beneficiario del
documento. Deberá estudiarse dicha capacidad al tiempo de la emisión del título.
La mención de la fecha de emisión es esencial, no así la relativa al lugar, pues la
ley señala que si la letra no indicare el lugar de la emisión, se considerará girada en
el domicilio del librador, lo que es materia de prueba, por cuanto en el contenido
literal del documento no se expresa dicho domicilio.
3. La orden, sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o
determinable de dinero. Esta cláusula es esencial porque se refiere a la finalidad que
se persigue al emitir la letra de cambio: pagar una suma de dinero. 55 Esto es el
contenido de la prestación incorporada o conectada al título, que permite diferenciar
la letra de cambio de otros títulos de crédito que otorgan derechos respecto de
determinadas mercaderías (carta de porte, conocimiento de embarque, certificados
warrants) o participación social (acciones). Por el hecho de que mediante la letra se
promete pagar una suma de dinero es ella que pertenece a la categoría de los efectos
de comercio. Vale la pena destacar que el legislador se interesa en poner de relieve,
en la emisión misma de la letra, que la promesa de pagar la suma de dinero no puede
quedar sujeta a condición, lo que concuerda con los requisitos de fondo de la
aceptación, que debe ser pura y simple, para dar certeza, seguridad y seriedad a la
prestación.
Interesa asimismo señalar que la cantidad de dinero puede ser determinada o
determinable, toda vez que se permite ahora girar la letra en moneda extranjera, en
unidades de fomento, y convenir intereses, todo lo cual hace que la cantidad o suma
de dinero deba determinarse en fecha posterior, generalmente a la época del pago.
No se exige que el importe de la letra se escriba en palabras y en cifras, como lo
exigía el Código de Comercio en su artículo 636. Según el artículo 6 o de la Ley N°
18.092, vigente en la materia, si el importe de la letra de cambio apareciere escrito a
la vez en palabras y cifras, valdrá la suma escrita en palabras en caso de diferencia
entre unas y otras. Según el artículo 20 de la Ley N° 18.010, no hay inconveniente
en girar una letra en moneda extranjera o pagadera en moneda extranjera y su forma
de pago se determinará por las reglas de esa disposición.
4. El nombre y apellido de la persona a que debe hacerse el pago o a cuya orden
debe efectuarse. Se trata del tomador o beneficiario de la letra de cambio, a quien
debe hacerse el pago de la suma librada o a su orden. Como la letra de cambio se ha
desvinculado del contrato de cambio, lo que en el derecho chileno se logró con el
55
"La determinación de la cantidad que por una letra de cambio el librado manda a pagar, es un requisito de su esencia,
puesto que si se suprime, el título sufre un menoscabo en su validez y eficacia, porque se hace imposible precisar el monto
de la obligación de dinero que contiene y cuyo cumplimiento interesa al poseedor" (C. Apelaciones Departamento Pedro
Aguirre Cerda, 24 de abril de 1981, R., t. LXXVIII, sec. 4a, p. 48).
Derecho Comercial 79

Decreto Ley N° 777, de 19 de diciembre de 1925, puede girarse a la orden o a cargo


del propio librador, principio que se reitera en el artículo 3 o de la Ley N° 18.092, de
14 de enero de 1982. No es esencial que la letra de cambio se gire a la orden; ella
puede ser también nominativa. La cláusula "a la orden" es un elemento de la
naturaleza de la letra de cambio. Aun no librada expresamente a la orden, la letra es
transferible por endoso, mecanismo que se aplica sólo para la circulación de los
títulos emitidos a la orden (art. 18 de la Ley N° 18.092).
En relación con la enunciación del beneficiario, se ha planteado la cuestión de
determinar la validez de la letra de cambio cuyo tomador o beneficiario se designa
por el cargo o función que desempeña. Una interpretación exegética de la ley
conduciría a pensar que en este caso no estamos en presencia de una letra de cambio
(art. 1o N" 4" y art. 2" de la Ley N° 18.092). Sin embargo, creemos que cuando la
determinación del beneficiario por cargo o función no ofrece dudas, debería
admitirse el título como letra de cambio, siguiendo la costumbre que se aplica en
materia de cheques, en los cuales es frecuente que la orden de pago librada contra un
banco beneficia, por ejemplo, al "tesorero provincial".
5. El nombre, apellido y domicilio del librado. Es una mención esencial
destinada a determinar en la letra de cambio la persona a cuyo cargo se gira el
documento. El librado no toma parte en el acto de emisión del título -salvo el caso
que sea a la vez librador-, cuyas obligaciones nacen por el acto unilateral de quien la
suscribe, sobre todo cuando la letra se emplea en la ejecución de un contrato de
cambio. El librado no contrae obligación alguna mientras no admita o acepte pagar
la letra poniendo su firma en el documento. Desde que acepta asume responsabilidad
cambiaría y está obligado frente al portador legítimo a satisfacer el importe del
efecto de comercio. Generalmente el librado presta su aceptación coetáneamente con
la emisión o giro de la letra, porque es deudor del librador-beneficiario o ha recibido
mercaderías u otros valores para cubrir su aceptación.
De conformidad con la regla contenida en el inciso final del artículo 1 o de la Ley
Nº 18.092, si hubiere varios librados deberá indicarse un domicilio único para todos
ellos. Se admite en el derecho vigente la pluralidad de librados. Así, el artículo 4 o de
la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré dispone: "Si una letra se girare contra varias
personas, todas ellas se considerarán librados, a menos que expresamente se hubiere
designado algún orden, en cuyo caso se entenderá como librado sólo al que aparezca
en primer lugar en el documento y los demás como librados subsidiarios en el orden
señalado". La legislación anterior, bajo la vigencia del Código de Comercio, admitía
la pluralidad de librados, que podría ser simplemente conjunta o alternativa. Es
importante la pluralidad de librados y forma como se les señala en la letra para los
efectos del protesto por falta de aceptación. Mediante ella el librador ofrece varios
80 Ricardo Sandoval López

deudores.
6. El lugar y la época de pago. Durante la vigencia del artículo 633 del Código
de Comercio, el lugar en que debía verificarse el pago sólo se incluía en el
documento como enunciación obligatoria del mismo, si éste era distinto de aquel en
que el librado se hallare domiciliado.
En la actualidad, el artículo 1o de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré
contempla, entre las enunciaciones que debe contener la letra, el lugar y la época del
pago. El lugar del pago es sin duda importante de señalar para saber dónde debe
cumplirse la prestación que consiste en pagar una suma de dinero y para los efectos
del protesto por falta de pago, que debe recabarse ante el notario del lugar del pago.
Cuando la letra de cambio se emplea como medio de circulación, de pago o de
crédito, no es trascendente señalar el lugar del pago. Concordante con lo que
acabamos de expresar, el artículo 1o N° 6 de la ley en estudio prescribe: "No
obstante, si la letra no indicare el lugar del pago, éste deberá hacerse en el domicilio
del librado señalado en el documento". Así guarda también relación con la regla del
derecho común que dispone que el pago debe hacerse en el domicilio del deudor
cuando no se ha estipulado en la convención (art. 1588 del Código Civil). La
enunciación del lugar del pago no es esencial en la letra de cambio; es un elemento
de la naturaleza.
Con respecto al lugar del pago conviene asimismo tener presente la regla
contenida en el artículo 5o de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra
de Cambio y Pagaré. Esta norma establece que la letra de cambio puede girarse para
ser pagada en el domicilio de un tercero, ya sea en la localidad en que el librado
tenga el suyo o en otra distinta. Como la letra de cambio es un título de crédito, uno
de cuyos rasgos característicos es la literalidad, tal convención debe figurar en el
texto de la misma, de manera que el obligado y el portador legítimo puedan, con el
simple examen o lectura del título, advertir que ella debe pagarse en el domicilio de
un tercero. Esta norma contiene en el fondo una modalidad que puede emplearse en
el giro o emisión de la letra de cambio, pero para que tenga efectos cambiarlos debe
estar literalizada.
Asimismo, vale la pena señalar que, de conformidad con lo previsto por el
artículo 43 de la Ley N° 18.092, el librado puede indicar en su aceptación un
domicilio o residencia diferente del que resulte del texto de la letra, para que en ella
se efectúe el pago, siempre que esté ubicado en la misma provincia. Agrega esta
disposición en su inciso 2° que "la aceptación para pagar en cualquier lugar fuera de
dicha provincia produce los efectos señalados en el inciso segundo del artículo
precedente", esto es, equivale a un rechazo de la aceptación.
Finalmente, digamos que, según el artículo 53 de la Ley N° 18.092, siempre que
Derecho Comercial 81

el tenedor de una letra de cambio aceptada fuere un banco o una sociedad financiera,
ya sea como beneficiaría o como endosataria del título, el pago deberá hacerse en la
oficina que tenga en su poder la letra y que esté situada en la comuna en que
corresponda hacer el pago. Debe informarse al aceptante del lugar preciso en que se
efectuará el pago.
En cuanto a la época de vencimiento o del pago, el legislador, al igual que en el
artículo 633 del Código de Comercio, hoy derogado, emplea correctamente esta
expresión, ya que efectivamente, según la forma como se gira la letra de cambio,
hay un período, lapso o época de pago. Cuando la letra no contiene una fecha de
vencimiento se considera pagadera a la vista o presentación. La época de
vencimiento es también una enunciación de la naturaleza del documento; no es
esencial.
En virtud de lo previsto por el artículo 48 de la Ley sobre Letra de Cambio y
Pagaré, la letra puede ser girada: a la vista, a un plazo de la vista, a un plazo de la
fecha del giro y a día fijo y determinado. Agrega esta norma que no vale como letra
de cambio la girada a otros vencimientos o a vencimientos sucesivos. Cuando
tratemos del vencimiento y pago de la letra de cambio explicaremos estas diversas
formas de convenir la época del pago.
7. La firma del librador. El girador o librador es quien crea o emite el efecto de
comercio denominado "letra de cambio", de suerte que su firma no puede faltar en el
título de crédito, pues es un elemento esencial. Si no contiene la firma del librador,
no debe considerársele como letra de cambio (art. 2o de la Ley N° 18.092). Bajo la
responsabilidad del librador, su firma puede estamparse por otros procedimientos
que se autoricen en el reglamento (que deberá dictarse) y en los casos y con las
formalidades que en él se establezcan (art. 1o).
Girar o librar una letra puede hacerse por cuenta propia o en nombre y
representación de otra persona, siendo aconsejable, en este último caso, que se
exprese por cuenta de quién se actúa. Sin embargo, de acuerdo con la norma
contenida en el artículo 8o de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, la persona que
firma una letra de cambio como representante o a ruego de otra, de la que no tiene
facultad para actuar, se obliga por sí misma en virtud de la letra; y si hubiere pagado,
tiene los mismos derechos que tendría el supuesto representado. Agrega la
disposición que esta misma regla se aplica al representante que se ha excedido en su
poderes.56
56
El artículo 1" N° 3 del Decreto Ley N" 3.475, de 1980, sobre Impuesto de Timbres y Estampillas, grava con un
tributo del 0,1% sobre su monto por cada mes o fracción que medie entre la emisión del documento y la fecha de
vencimiento del mismo, no pudiendo exceder del 1% la tasa que en definitiva se aplique. Sobre base imponible de letras
de cambio en blanco, véase Manual de Consultas Tributarias N° 79, julio de 1984, p. 11002.
La renovación del plazo de vencimiento, según el inciso 3 o del N° 3 del artículo 1 o, debe quedar afecta al impuesto
82 Ricardo Sandoval López

64. Sanción por falta de requisitos esenciales. La sanción está contenida en el


artículo 2o de la Ley N° 18.092, que señala imperativamente: "El documento en que
no se cumpla con las exigencias del artículo precedente no valdrá como letra de
cambio". La norma es más precisa que la contemplada en el derogado artículo 641
del Código de Comercio, que establecía que la letra en la que faltara alguna de las
formalidades legales sería considerada como simple pagaré firmado por el librador a
favor del tenedor.57-58
Por otra parte, el artículo 7o de la ley vigente dispone que la incapacidad de
alguno de los signatarios de una letra de cambio, el hecho de que en ésta aparezcan
firmas falsas o de personas imaginarias, o la circunstancia de que, por cualquier
motivo, el título no obligue a alguno de los signatarios o a las personas que
aparezcan como tales, no invalidan las obligaciones derivadas del título para las
demás personas que lo suscriben. Esta norma consagra el principio de la
independencia de las firmas, que ya había sido recogido por el artículo 635, hoy
derogado, del Código de Comercio.
Revela asimismo el carácter autónomo de la declaración instrumental
incorporada en la letra de cambio, en cuanto a que se prescinde subjetivamente de

indicado, si por efecto de dicha renovación el plazo de vencimiento se extiende a más de un mes contado desde la emisión
del documento, desde la llegada del mismo al país o desde la última renovación pactada, según el caso (Manual de
Consultas Tributarias Nu 65, 1983, p. 8369).
Según el artículo 26 del texto legal citado, el documento que no contiene el pago del impuesto de timbres y estampillas
carece de mérito ejecutivo.

57
"Al tenor de lo dispuesto en el artículo 2" de la Ley N" 18.092, la falta de firma del librador en una letra de cambio
no trae aparejada la nulidad del documento", C. Talca, 18 de agosto de 1988, en Jurisprudencia al Día, sentencia 193, p.
885 (C. 1, p. 885).
La Corte Suprema declaró sin lugar el recurso de queja interpuesto contra este fallo, con fecha 5 de junio de 1989, Rol
Nº 8.346, con lo cual se mantuvo la doctrina contenida en él.
Concordamos con la doctrina de la sentencia transcrita precedentemente, porque el hecho que una letra de cambio no
tenga una de sus enunciaciones esenciales implica que no valdrá como letra de cambio, es decir, no producirá los efectos
jurídicos que la normativa vigente reconoce a este título de crédito, pero no significa que sea nula, sino que se convierte
en un acto jurídico diferente, en este caso, un instrumento privado que da cuenta de la existencia de un derecho y de una
obligación, en el caso de estar suscrito por alguna persona, que puede ser utilizado como documento base para constituir
un título ejecutivo por confesión de deuda o reconocimiento de firma, pero no beneficia de las características de
necesariedad, literalidad, autonomía, abstracción ni formalidad propias de la letra de cambio, ni tampoco está amparada
por las acciones cambiarías.

58
"Los artículos 1o y 2o de la Ley N° 18.092 establecen que valdrá como letra de cambio sólo el documento que contenga
todas las exigencias contempladas en el primer precepto citado, entre las cuales figura la firma del librador, esto, la
persona que ordena pagar una cantidad determinada de dinero, y de acuerdo a los antecedentes de autos, el documento de
autos no contiene la firma del librador, pues la estampada en él corresponde a la persona a quien se ordenaba hacer el
pago, esto es, el librado".
"Se han infringido, por tanto, los artículos 434 y 435 del C. P. C, al atribuirle al referido documento el carácter de letra
de cambio". Fallo de primer grado, Osorno, 1° de octubre de 1997. C. de Valdivia, 12 de marzo de 1998, y Corte
Suprema, 22 de diciembre de 1998, Gaceta Jurídica N° 222, p. 59.
Derecho Comercial 83

los vicios que puedan originarse en las sucesivas transferencias del documento.
Equivale también a decir que la declaración documental que contiene el título de
crédito letra de cambio es de naturaleza unilateral, abstracta, con prescindencia
objetiva de la relación fundamental que pudo existir al origen del documento, ya que
la incapacidad de alguno de los firmantes, la existencia de firmas falsas o de
personas imaginarias o la circunstancia de que por cualquier motivo el título no
obligue a alguno de los signatarios, no invalida las obligaciones que derivan del
título para las demás personas que lo suscriben. En otras palabras, quienes
intervienen en la letra con la aposición de su firma quedan obligados por este hecho,
con prescindencia de la relación fundamental y los vicios que se generen en la
transferencia del título.
65. Enunciaciones posteriores al giro. No obstante que el legislador reglamenta
detalladamente las menciones que debe contener la letra de cambio, bajo sanción de
que si no las contempla el documento que se extienda no será considerado como
letra, ello no significa que el giro o emisión sea un acto único en el cual el librador
llene todas las exigencias legales del título.
Se permite, en consecuencia, que puedan incorporarse enunciaciones al
contenido de la letra con posterioridad de su creación o libramiento. En efecto, el
artículo 11 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré señala: "Sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 2o, si la letra de cambio no contiene las menciones de que
trata el artículo 1o, cualquier tenedor legítimo podrá incorporarse antes del cobro del
documento, sujetándose en todo ello a las instrucciones que haya recibido de los
obligados al pago de la letra. Si se llenare en contravención a las instrucciones, el
respectivo obligado podrá eximirse de su pago probando tal circunstancia. Esta
exoneración de responsabilidad no podrá hacerse valer respecto del tenedor de
buena fe.
Todo lo anterior no obsta al ejercicio de las acciones penales que fueren
procedentes".
Es curiosa esta disposición legal, no sólo porque constituye una novedad con
respecto a la legislación anteriormente en vigencia, sino porque crea una excepción
que puede oponerse al pago por el obligado probando que se incorporaron las
enunciaciones de la letra en contravención a sus instrucciones, a menos que se trate
de un tenedor de buena fe. Como la buena fe se presume, el obligado deberá probar
la mala fe del tenedor legítimo que no cumplió sus instrucciones en el lleno del
documento, para eximirse del pago, sin perjuicio de intentar las acciones penales
correspondientes por abuso de firma en blanco, falsificación, etc., según sea
procedente. Esta norma importa el reconocimiento de la letra en blanco, es decir,
aquella que al tiempo de su emisión está incompleta.
84 Ricardo Sandoval López

66. Giro de la letra y relaciones jurídicas de origen. En la mayoría de los casos,


la emisión de un título de crédito tiene su origen en la existencia de una relación
jurídica subyacente o fundamental; interesa en consecuencia saber qué efecto tiene
el libramiento, aceptación o transferencia del documento respecto de dicha relación.
El legislador, en el artículo 12 de la Ley número 18.092, ha venido a poner término
a las cuestiones a que daba lugar la interpretación de los artículos 124 del Código de
Comercio hoy derogado y 37 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques,
haciendo hincapié en que la redacción del precepto tampoco ha sido afortunada. En
efecto, según la norma legal citada: "El giro, aceptación o transferencia de una letra
de cambio no extinguen, salvo pacto expreso, las relaciones jurídicas que les dieron
origen, no producen novación". Es claro que no es lo mismo la extinción de las
relaciones jurídicas subyacentes que la novación, que siendo un modo de extinguir
obligaciones comporta el nacimiento de un nuevo vínculo obligacional. El legislador
debió dejar en claro que la emisión, aceptación, endoso o circulación de la letra no
producen la extinción de las relaciones jurídicas que le dieron origen ni tampoco
causan novación.
Agrega la disposición del artículo 12 de la ley que comentamos que el pago de
una letra emitida, aceptada o endosada para facilitar el cobro de una obligación o
para garantizarla, la extingue hasta la concurrencia de lo pagado. Aquí se mantiene
un principio de general aplicación en el derecho, porque la letra de cambio ha sido
utilizada como documento para instrumentalizar un determinado crédito, en todo o
en parte, de forma que su pago consecuencial-mente extinguirá el todo o parte del
crédito que le sirve de soporte.59-60
67. Menciones facultativas. A ellas se refiere el artículo 13 de la Ley sobre Letra
de Cambio y Pagaré, de 14 de enero de 1982. Se trata de enunciaciones facultativas
que pueden agregarse a la letra de cambio, que no son de su esencia, de modo que si
no se pactan su omisión carece de efectos jurídicos. Las menciones facultativas a
que alude el precepto legal recién citado son las siguientes:
59
"De acuerdo con el texto del artículo 12 inciso 2 o de la Ley N° 18.092, se infiere que la letra de cambio puede ser girada
para garantizar o facilitar el cobro de una obligación, razón por la cual el beneficiario del instrumento mercantil
-ejecutante en el caso de autos- dispone de dos títulos distintos para hacer efectiva la misma obligación: la que emana del
negocio causal y la que emana de la letra de cambio como instrumento de crédito", G. San Miguel, 14 de diciembre de
1990, Gacela jurídica Nº 126, p. 55 (G. 14, p. 57).
Nos parece acertado el criterio de solución empleado en esta sentencia, sin embargo hacemos presente una
impropiedad en el empleo del lenguaje jurídico, puesto que el ejecutante del caso disponía de dos clases de acciones
diversas y no de dos títulos. Las acciones extracambiarias provenientes de la relación jurídica subyacente a la expedición
de la letra y las acciones caminarías emergentes de la letra misma, pero el título de crédito era uno solo.
60
"Las obligaciones emanadas de una letra de cambio son autónomas, en cuanto se bastan a sí mismas, y abstractas, por
ser independientes del contrato de que emanan, como lo expresa el artículo 12 inciso 2" de la Ley N" 18.092. Por otra
parte no puede pretenderse que antes de ser ejercida la acción cambiada derivada de la letra de cambio, deba tramitarse un
juicio declarativo que determine si existe la deuda de que se trata. En consecuencia, procede rechazar la excepción relativa
a la falta de fuerza ejecutiva del título invocado", C. Santiago, 4 de marzo de 1998, Gaceta Jurídica N° 213, p. 101.
Derecho Comercial 85

a) Indicación de la comuna dentro de la cual esté ubicado el lugar del pago. Esta
enunciación puede ser útil sobre todo en las grandes aglomeraciones urbanas, como
Santiago, Concepción, Valparaíso, Viña del Mar, que han debido dividirse por
razones de orden administrativo en numerosas comunas. Así, el obligado tendrá
mayor información para ubicar el lugar del pago del título de crédito.
b) La cláusula de ser reajustable la cantidad librada, que se expresará mediante la
palabra "reajustable" u otra igualmente inequívoca. Esto constituye efectivamente
una novedad en relación con el derecho anteriormente aplicable en la materia. Al
permitir que la cantidad girada pueda variar como consecuencia de la variación que
experimenta un indicador determinado, se está reconociendo que se pretende
preservar "el valor" de lo que se ha dado o pagado con motivo de la creación del
título. Se trata de mantener el valor de la prestación que contiene la letra: pagar una
suma de dinero, reconociendo los efectos jurídicos que ocasiona la depreciación
monetaria.
Establecida la posibilidad de agregar la cláusula de reajuste en la letra de cambio,
el legislador reglamentó asimismo la forma como opera. En efecto, de acuerdo con
lo previsto por el artículo 14 de la ley en estudio, en las letras con cláusula de
reajuste la cantidad librada se ajustará conforme a las reglas que el documento
señale. Si no se indica el sistema de reajuste en el título de crédito, se aplica el de las
operaciones de crédito de dinero vigente a la época de la emisión de la letra. El
régimen de reajuste en las operaciones de crédito de dinero está reglamentado por la
Ley N° 18.010, de 27 de junio de 1981, sobre la base del valor de la unidad de
fomento.
Finalmente se expresa que la indicación de sistemas de reajuste prohibidos por la
ley se tendrá por no escrita.
c) La cláusula de intereses, los que corren desde la fecha en que la letra se gira
hasta la de su pago efectivo, a menos que en el título se indiquen otras fechas. Los
intereses se calculan sobre la cantidad reajustada, si la letra contiene la cláusula de
reajuste, salvo mención expresa en contrario. Con la reajustabilidad de la cantidad
librada se pretende, como dijimos, conservar el valor de la prestación, que siga
siendo el mismo desde la fecha de la emisión del título hasta la de su pago, que se
pueda pagar la misma cantidad de bienes o servicios con la suma librada en una u
otra ocasión. En cambio, con la cláusula de intereses se pretende remunerar al
capital por el crédito que se instrumentaliza en la letra de cambio. De ahí que el
interés se calcule sobre la cantidad reajustada, en su caso, a menos que se exprese lo
contrario.
Constituye asimismo una novedad interesante permitir que en la letra de cambio
se puedan pactar intereses, lo que antes quedaba sólo reservado al pagaré.
86 Ricardo Sandoval López

Concordante con la posibilidad de agregar la enunciación sobre reajuste y sobre


intereses es que el artículo 1o N° 3 de la ley se refiere a la orden, no sujeta a
condición, de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero, como
mención esencial en el contenido de la letra de cambio.61
d) La cláusula "devuelta sin gastos" o "sin obligación de protesto". Con la
mención facultativa "devuelta sin gastos" se establece la primera relación entre el
librador y el beneficiario. Si llegado el día del vencimiento el librado no paga la
letra, debe protestarse el documento, en tiempo y forma, bajo sanción de caducidad
de los derechos del portador en contra del librador y endosantes (perjuicio).
Mediante la cláusula "devuelta sin gastos" el librador deja establecido en el título
que él no paga los gastos que ocasione el protesto de la letra, que normalmente le
corresponden; éstos son de cargo del portador de la letra.
La cláusula "sin obligación de protesto", como lo expresa, tiene el efecto de
relevar al portador de la carga de dejar constancia fehaciente de la no aceptación o
pago de la letra, libera del protesto. Sin embargo, el legislador, en el N° 4 del
artículo 13 de la Ley Nº 18.092, parece hacerlas sinónimas al emplear las
expresiones "la cláusula 'devuelta sin gasto' o sin obligación de protesto'". Si hubiere
querido hacerlas diferentes las habría ubicado en diversos numerandos dentro de la
disposición citada.
Nuestro criterio de interpretación queda corroborado con lo establecido en la
regla del artículo 74 de la ley, que dice:
"La cláusula 'devuelta sin gastos' o 'sin protesto' y la que fija el plazo para presentar
la aceptación, puestas por el librador, producen efectos respecto de todos los
firmantes de la letra. Estampadas por algún otro obligado, sólo producen efectos
respecto de éste".62
e) Otras menciones que no alteren la esencia de la letra. Entre éstas podría
agregarse a la letra la cláusula "sin más aviso", que significa que el librado debe
pagar sin esperar nueva orden del librador. Asimismo puede enunciarse
facultativamente la cláusula "según aviso", en virtud de la cual el librado no debe
61
El artículo 6" del Decreto Ley N° 1.533 señala que los intereses se consideran líquidos cuando en el título o en la ley se
establece la forma para determinarlos. Así, la letra de cambio que contiene la forma de determinar los intereses tiene
liquidez como título ejecutivo.
62
"De acuerdo con las cláusulas denominadas 'devuelta sin gastos', 'regreso sin gastos' o 'sin protesto', el portador
queda dispensado de la obligación de protestar la letra por falta de aceptación o por falta de pago. El objeto de tal
estipulación es el de evitar al portador negligente las molestias y gastos del protesto y las consecuencias legales que de tal
omisión se deriven", C. San Miguel, 16 de abril de 1984, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 81, sec. 2 a, p. 40 (c. 11,
p. 43); véase además: Gaceta Jurídica N° 46, p. 81.
Sabemos que la consecuencia legal más importante de la falta de protesto oportuno y formal es el perjuicio de la letra,
esto es, la caducidad de las acciones indirectas del portador contra el librador, los endosantes y los avalistas de ambos, a
menos que la letra lleve inserta precisamente la cláusula devuelta sin gastos o sin obligación de protesto. El aceptante y su
avalista nunca pueden invocar en su favor el perjuicio de la letra, porque son deudores contra quienes se ejercita la acción
directa, que no requiere de protesto.
Derecho Comercial 87

aceptar o pagar el documento mientras no reciba aviso del librador confirmándole el


encargo de pagar la suma librada. Es importante esta cláusula porque permite al
librado conocer con anticipación la fecha del pago y la autenticidad del título.

68. Adulteración de la letra. La adulteración de la letra puede considerarse como


una alteración del documento hecha contra la voluntad de los emisores o
suscriptores, con fines maliciosos. El legislador mercantil no puede ocuparse de
sancionar esta figura delictiva desde el punto de vista represivo, porque ello
corresponde a la legislación penal. De ahí se explica que la ley que comentamos se
limite sólo a regular los efectos que desde el punto de vista del título de crédito
implica su adulteración.
De conformidad con la norma del artículo 15 de la Ley sobre Letra de cambio y
Pagaré, en caso de adulteración de una letra los signatarios anteriores se obligan
conforme al texto original y los posteriores conforme al nuevo texto. Constituye
aspecto separado la sanción que pudiera merecer el autor de la adulteración.
Reitera este artículo el principio de la independencia de las firmas llevado a sus
consecuencias más extremas, con tal de preservar la eficacia del título de crédito.

69. Alteración del texto de la letra de cambio. No obstante que la letra de


cambio, como todo título de crédito, se caracteriza por su literalidad, es decir, que el
contenido, extensión, alcance o modalidad del derecho incorporado en ella se
determina por su tenor literal, el legislador permite, mediante cierta forma, la
alteración de su texto. En efecto, según lo previsto en el artículo 16 de la Ley sobre
Letra de Cambio y Pagaré, cualquiera de los obligados al pago de una letra puede,
mediante una nueva firma, consentir en una alteración de su texto, quedando
obligado en los nuevos términos que se indiquen. No se vulnera el principio de la
literalidad porque la alteración exige nueva firma del obligado y sólo éste queda
comprometido a cumplir la prestación en la forma que se indique. La alteración de la
letra debe literalizarse en su texto con la nueva y obliga a quien la suscribió en los
nuevos términos.

70. Ejemplares de la letra. El extender la letra en varios ejemplares era una


obligación que la antigua legislación hacía pesar sobre el librador con respecto del
tomador o beneficiario. El giro de varios ejemplares hace desaparecer los riesgos de
una eventual pérdida del título y facilita su negociación, permitiendo, por ejemplo,
descontar un ejemplar mientras los otros estén en circulación. Tales emisiones de la
letra en varios ejemplares suponen que el segundo y demás deben llevar la cláusula
de que no se les considera valederos sino en el caso en que el pago no se verifique
por la primera o alguna de las anteriormente libradas.
88 Ricardo Sandoval López

La Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no contiene reglas sobre la


emisión de la letra de cambio en ejemplares ni tampoco reglamenta la copia del
título de crédito en estudio. El legislador seguramente eliminó del texto legal el
problema de los ejemplares y copias de la letra de cambio, considerando que se
trataba de resabios de la época en que se empleaba el documento en la ejecución del
contrato de cambio, fundamentalmente. Nada impide sin embargo que puedan
librarse varios ejemplares expresando que sólo tendrán valor los segundos y
siguientes no habiéndose efectuado el pago por los anteriores. Deberá expresamente
indicarse esto último en el texto del documento como una de aquellas menciones
facultativas que no alteran la esencia de la letra.

71. Obligaciones del librador. El librador común, esto es, el que gira la letra en
su propio nombre y por su propia cuenta, tiene obligaciones con los tomadores o
beneficiarios y con el librado. Trataremos separadamente de estas obligaciones.

72. Obligaciones del librador con el o los tomadores. Bajo la vigencia del
Código de Comercio (art. 627, hoy derogado), el emisor o creador de una letra de
cambio tenía como obligación, en primer término, la de extender a favor de los
tomadores el número de ejemplares que ellos exigían, con tal que lo pidieran antes
del vencimiento. Esta obligación no se consigna en el texto de la Ley N° 18.092, en
actual vigencia.
Fundamentalmente, el librador de una letra de cambio está obligado a garantizar
a los beneficiarios, hasta el último portador, la aceptación y pago del documento.
Siendo el girador el que crea el título, es el primer obligado al pago del mismo, lo
que es totalmente normal, salvo cuando el librado admite el encargo y acepta pagar
el documento, caso en el cual el librador se mantiene sólo como garante de la
promesa incorporada al título.
La garantía se refiere a la aceptación y al pago de la letra. Cuando el artículo 623
del Código de Comercio, hoy derogado, definía el concepto legal de librador,
definición que hoy echamos de menos en el nuevo texto legal, no había duda que
siendo el girador el que contrae la obligación de hacer pagar la cantidad convenida y
libra o emite el documento, garantizaba o estaba obligado a la aceptación y pago de
la letra.
El artículo 10 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré dispone que el librador
garantiza la aceptación y el pago de la letra de cambio. Si el beneficiario no obtiene
del librado la aceptación de la letra, debe protestarla por falta de aceptación v hacer
efectivos sus derechos contra el librador, aun antes del vencimiento, como se
desprende de los artículos 79 y 81 de la ley en vigencia. La ley permite en la
Derecho Comercial 89

actualidad que el girador pueda eximirse de la responsabilidad de aceptación de la


letra de cambio, y aun cuando no se indica expresamente cómo debe formalizarse
esta exoneración, creemos que debe constar en el texto del documento para que esté
literalizada y produzca efectos. Pero lo que no se admite es que el librador pueda
librarse de su obligación de garantizar el pago de la letra o limitarla en alguna forma,
teniéndose por no escrita cualquiera enunciación o cláusula en este sentido.

73. Obligaciones del librador con el librado. Durante la vigencia del Código de
Comercio en la materia, el emisor o creador de la letra de cambio tenía una serie de
obligaciones con el librado fundadas en el supuesto vínculo contractual existente
entre ambos: el mandato que el primero confería al segundo. Así, de acuerdo con los
artículos 648 y 649, hoy derogados de nuestra principal codificación mercantil, el
librador debía comunicarle oportunamente al librado el encargo que le hacía en la
letra; estaba obligado a cubrirle los desembolsos que hubiere verificado para llevar a
cabo el mandato; a pagarle la comisión respectiva y a poner en sus manos, antes del
vencimiento, los fondos destinados al pago de la cantidad librada.
La Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, no consigna ninguna de las
obligaciones antes mencionadas del librador para con el librado. Sin duda que no se
trata de un olvido del legislador en este sentido, sino de un cambio fundamental
destinado a desvincular la letra de cambio, título de crédito, de toda raigambre
contractual o convencional. Lamentablemente el legislador de 1982 no fue lo
bastante osado como para establecer en forma expresa que la letra de cambio
contiene una promesa unilateral de pagar una cantidad de dinero; que esta
declaración documental es no recepticia, en el sentido de que no depende de la
voluntad del sujeto a quien se dirige; que es una declaración incondicionada, en
cuanto a que su exigibilidad no está sujeta a contraprestación por parte de quien
favorece; que es, en principio, una declaración irrevocable, en cuanto a que una vez
formulada e instrumentalizada no puede dejarse sin efecto, y que se trata de una
promesa de pago vinculante, que obliga a cumplir la prestación correspondiente.
Sin embargo, no puede negarse el avance que significa la promulgación de la
Ley Nº18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, en cuanto a la consagración de
algunos principios de la Teoría General de los Títulos de Crédito que analizamos en
esta obra, particularmente el de la independencia de las firmas, contenido
expresamente en el artículo 7o, y el de la autonomía, en el artículo 28. De las
disposiciones de los artículos 7o y 79 de la ley se desprende que la declaración
incorporada al documento en la cual está formulada la promesa de pagar la cantidad
girada, obliga a los firmantes en la medida que hayan intervenido en el título
poniendo su firma, con prescindencia de la relación jurídica subyacente que dio
90 Ricardo Sandoval López

origen al libramiento de la cambial y de las relaciones que tengan con quienes le


transfieren el documento por su ley de circulación, esto es, el endoso.

Sección III

La circulación de la letra de cambio: el endoso

74. Ideas generales. La letra de cambio es un efecto de comercio que se emite a


la orden, pudiendo girarse también nominativamente. Esto significa que se concibe
en su forma esencial a nombre de una determinada persona, facultando a ésta de
modo expreso o implícito a transferir el documento sin la intervención del librador.
Es importante destacar el carácter facultativo que tiene la transferencia o circulación
del documento emitido a la orden, de tal modo que si no circula mediante el endoso,
en todo caso es un título de crédito. Los documentos a la orden tienen como ley de
circulación el endoso, esto es, un acto jurídico documental que se hace efectivo
mediante una declaración de voluntad exteriorizada formalmente al dorso del título,
con la firma de quien lo otorga. El endoso como declaración documental participa de
las características de las declaraciones de este tipo, que integran la estructura del
título de crédito, es decir, es no recepticio, incondicionado y vinculante.

75. Definición legal de endoso. Según el artículo 17 de la Ley sobre Letra de


Cambio y Pagaré, la noción de endoso se define en los siguientes términos: "El
endoso es el escrito por el cual el tenedor legítimo transfiere el dominio de la letra,
la entrega en cobro o la constituye en prenda". No cambia fundamentalmente los
términos que empleaba el artículo 655, hoy derogado, del Código de Comercio, para
definir este concepto. El texto de la nueva ley no destaca en la definición misma que
el endoso es un escrito puesto al dorso de la letra de cambio y demás documentos a
la orden, con lo cual la idea definida quedaba más clara y con un ámbito de
aplicación más vasto, sino que lo expresa en el inciso 2 o del artículo 17, donde se
refiere a la forma de este mecanismo de circulación del título de crédito letra de
cambio.
En la definición legal de endoso que transcribimos más arriba se advierte que el
legislador le interesa poner de relieve las diversas funciones o efectos jurídicos que
pueden conseguirse con el endoso: en primer término y esencialmente, transferir el
dominio del título; en segundo lugar, entregarlo en cobro, y, finalmente, constituirlo
en prenda.
Cualquiera que sea su finalidad, el endoso debe cumplir con tres exigencias
formales básicas: debe ser un acto escrito; debe contener la firma del endosante, y
Derecho Comercial 91

debe literalizarse al dorso del documento.63 -–


76. Naturaleza jurídica y función económica del endoso. Antiguamente la
circulación de los derechos se realizaba mediante el procedimiento de la delegación
y con este criterio se ha pretendido explicar también la función de los títulos de
crédito en las operaciones de cambio. De esta manera, el endoso aparece como una
nueva delegación en la cual el beneficiario juega, a su turno, el rol de delegante y el
nuevo portador asume el carácter de delegado. Se complementaba esta doctrina
señalando que el librado habría aceptado de antemano al nuevo acreedor. Ya hemos
destacado que tanto la cesión de créditos como la idea de delegación fueron
reemplazadas en el proceso de circulación de los bienes y derechos por los títulos de
crédito. Son nociones superadas y lo propio puede decirse respecto del endoso
concebido como una nueva delegación.
El endoso debe considerarse como una forma particular de hacer circular los
títulos a la orden, diversa de la cesión de créditos mercantiles, cuya naturaleza es la
de un acto jurídico unilateral, documental, escrito, mediante el cual se hace efectiva
la declaración destinada a transferir el documento, a entregarlo en cobro o a darlo en
prenda.
Nos interesa asimismo destacar la función económica que cumple el endoso en
los títulos de crédito a la orden. En efecto, el beneficiario o portador de una letra de
cambio puede hacer circular la promesa de pago contenida o incorporada al
documento mediante el endoso. De esta suerte, como la letra se adquiere por su
valor nominal, hoy incluso reajustable y con intereses, en razón de las garantías que
recubren su pago, un comerciante puede, en consecuencia, pagar a sus acreedores
endosando el documento sin necesidad de recurrir al dinero efectivo o a otros títulos
de crédito. Puede también, gracias a la circulación del título por el endoso, transferir
la promesa de pago que el documento contiene, generalmente librada a una fecha
futura, a un Banco, que estará dispuesto a cambiar ese valor diferido por uno
presente, aplicando un interés o cobrando una remuneración por esta operación,
llamada "descuento".
Como podemos apreciar, el endoso, junto con permitir jurídicamente la
transferencia del título, facilita la circulación del crédito incorporado en él, lo que en
definitiva acelera la circulación evitando la repetición de los pagos. Otro tanto
63
"La hoja de prolongación en que se estampa el endoso de una letra de cambio o pagaré y regulado por el artículo 17 de
la Ley Nº 18.092, no es una solemnidad especial, sino sólo un trozo de papel, que no está sujeto a formalidad alguna y que
sólo se adhiere al documento. La razón de la existencia de una hoja de prolongación es permitir la escrituración de
circunstancias adicionales para las cuales ya no existe espacio en el documento mismo, posibilitándose que ello se
consigne en dicha hoja. Lo que interesa es que el acto jurídico que en ella se expresa corresponda a una manifestación de
voluntad, lo que resulta independiente del lado de la hoja en la que ella conste. Las formalidades especiales, cuyas
omisiones acarrean la nulidad del acto de que se trata, son de derecho estricto y para que produzcan tales efectos tienen
que estar expresamente señaladas", C. Suprema, 8 noviembre 1988, R.D.J., t. 85, sec. 1 a, p. 220 (C. 6, p. 202). Gaceta
jurídica N" 101, p. 23, y Jurisprudencia al Día, sent. 149, p. 701
92 Ricardo Sandoval López

ocurre cuando el título contiene una prestación consistente en la entrega de


determinadas mercaderías: carta de porte, conocimiento de embarque, certificados
warrants, etc., y es emitido a la orden: el endoso permite al portador legítimo
reclamar las mercaderías o continuar haciéndolas circular sin desplazamiento físico
de las mismas con un nuevo endoso.

77. Diferencias entre la cesión ordinaria de créditos y el endoso. El endoso


traslaticio de dominio presenta las siguientes diferencias con la cesión ordinaria de
créditos:
a) En el endoso, la transferencia del documento a la orden opera por el simple
hecho del escrito puesto al dorso y firmado por el endosante. No requiere, como la
cesión ordinaria, de la notificación o de la aceptación del deudor cedido;
b) Quien transfiere un documento a la orden por el endoso queda obligado
solidariamente a su pago (art. 25 de la Ley N° 18.092); en cambio, el cedente de un
crédito por el procedimiento de cesión ordinaria sólo responde de la existencia del
crédito al tiempo de la cesión (art. 1907 del Código Civil).
c) La cesión ordinaria es una forma de tradición del título y el cedente no puede
transferir más derechos de los que tiene. Siendo esto así, el deudor cedido puede
oponer al cesionario las excepciones personales que tenía contra el ce-dente. En la
transferencia de un título de crédito a la orden mediante el endoso, el adquirente
obtiene un derecho nuevo, que nace en él mismo, porque la tradición es originaria y
no derivativa, desvinculando de la relación fundamental y de la persona que se lo
transfirió. En consecuencia, el deudor cedido de un crédito por endoso no puede
oponer al cesionario las defensas o excepciones que tenía contra el endosante.

78. Características del endoso. Este mecanismo de circulación de los títulos de


crédito tiene las siguientes características como acto jurídico:
a) Es accesorio, en cuanto a que está supeditado a la existencia de la letra de
cambio o de cualquier otro título de crédito a la orden. El endoso no existe por sí
solo sino cuando se ha creado un título (acto principal) al cual sirve como vehículo
de transferencia (acto accesorio);
b) Es solemne, toda vez que se trata de un acto escrito que lleva la firma o
impresión digital del endosante, puesta al dorso del documento;
c) No condicionado, porque su existencia no puede sujetarse a condición, pero sí
en cuanto a alguno de sus efectos. Así, por ejemplo, el endosante puede exonerarse
de la garantía de aceptación o de pago o bien de ambas; puede asimismo agregar a
su endoso la mención "no endosable". El carácter no condicional del endoso en lo
relativo a su existencia, es de la esencia de este acto jurídico que facilita la
Derecho Comercial 93

circulación de los créditos. El artículo 19 de la Ley N° 18.092, sobre Letra de


Cambio y Pagaré, expresa esta característica: "El endoso debe ser puro y simple.
Toda condición a que se subordine el mismo se reputa no escrita...".
d) Debe ser total, por cuanto el endoso parcial no produce efecto alguno. Así lo
expresa el mismo artículo 19 de la ley de la materia.

79. Idea de endosatario. Bajo la vigencia del Código de Comercio que


reglamentaba la letra de cambio, y a propósito de ella el endoso, no existían reglas
sobre endosatario.
La Ley N° 18.092 dispone en su artículo 20 en favor de quiénes puede efectuarse
el endoso. Dicho en otros términos, nos está indicando quiénes pueden ser
endosatarios. Según la norma legal recién citada: "El endoso puede efectuarse en
favor de un tercero, del librado o aceptante, del librador o de cualquier otro
obligado. Dichas personas pueden volver a endosar la letra".
Los efectos del endoso serán diferentes según cual sea la calidad que el
endosatario tenga en la letra: librado o aceptante, librador o cualquier otro obligado,
como otro endosante, aval, etc. Si se trata de un tercero, los efectos serán los que
correspondan al tipo de endoso que se haga: en dominio, en cobro o en garantía.
El hecho de que cualquiera de los endosatarios pueda volver a endosar la letra da
origen a la figura jurídica denominada "endoso de retorno".

80. Diversas clases de endoso. Este mecanismo de circulación de los créditos a la


orden puede clasificarse atendiendo a sus requisitos formales y a las finalidades que
con él se persiguen. Según el primer criterio enunciado, debe distinguirse entre
endoso regular, endoso irregular y en blanco. Es endoso regular aquel que, además
de la firma del endosante o de la persona que lo extiende a su ruego o en su
representación, contiene el lugar y la fecha de su otorgamiento, el nombre del
endosatario y la calidad del endoso. Constituye endoso irregular aquel en el cual
estampándose la firma del endosante se le agregan alguna o algunas de estas
enunciaciones: nombre del endosatario, fecha, lugar, pero no todas ellas en conjunto.
La ley se ha encargado de suplir la falta de expresión de alguna de las enunciaciones
en el endoso: cuando se omite el lugar de su otorgamiento, se presume hecho en el
domicilio del endosante; si no contiene la fecha, se presume hecho antes del
vencimiento de la letra. En fin, el endoso firmado por el endosante que no contenga
el nombre del endosatario, es endoso en blanco (art. 23). La sola firma del endosante
constituye también endoso en blanco.
El endoso en blanco autoriza al portador para llenarlo, anteponiendo a la firma
del endosante su propio nombre o el de un tercero, y para transferir la letra, sin
94 Ricardo Sandoval López

llenar el endoso, por la sola entrega del documento. El tenedor puede asimismo
endosar la letra en comisión de cobranza o en prenda (art. 24).
Según sus efectos, el endoso puede ser: traslaticio de dominio, en comisión de
cobranza o en garantía. El endoso traslaticio del dominio es el escrito puesto al
dorso de un título de crédito a la orden (letra de cambio en este caso), por el cual se
transfieren el dominio del documento y la prestación incorporada a él. Para la
legislación nacional vigente, el endoso que no expresa otra calidad es traslaticio de
dominio y transfiere al endosatario todos los derechos que emanan de la letra (art.
21). Con mayor razón, si se expresa la finalidad de transferir el título de crédito en el
escrito puesto a su dorso, estamos en presencia del endoso traslaticio de dominio.
Cuando el endoso contiene la cláusula "valor en cobro", "en cobranza" u otra
equivalente, importa mandato para el cobro. Cuando se expresa la cláusula "valor en
prenda", "valor en garantía" u otra equivalente, el endoso importa constitución en
prenda del título.

81. Endoso traslaticio de dominio. Como ya dijimos, mediante él se transfiere el


dominio del título y de los derechos que emanan de él. En cuanto a la forma, el
endoso traslaticio de dominio puede ser regular o en blanco.
En cuanto a sus efectos, este endoso, por esencia, transfiere el dominio de la
letra, constituye al endosante en garante solidario de la aceptación y pago de la letra
y origina la inoponibilidad de excepciones personales. Trataremos separadamente de
cada uno de estos efectos del endoso en propiedad.

82. Transferencia de dominio de la letra. Mediante el endoso traslaticio de


dominio la cesión se perfecciona no sólo entre endosante y endosatario, sino
también respecto del aceptante y de terceros que lleguen a ser portadores de la letra.
Conviene insistir que, según la Teoría General de los Títulos de Crédito, el
endosatario adquiere un derecho nuevo, autónomo e independiente tanto de la
relación subyacente cuanto de los anteriores tenedores del documento.
El endoso traslaticio de dominio es uno de los elementos o requisitos de
legitimación tratándose de la circulación de los títulos a la orden.
La legitimación en los títulos de crédito es la situación jurídica regulada por el
derecho cambiario, en virtud de la cual el portador regular de un título se halla
facultado para ejercer todas las potestades jurídico-económicas emergentes del
documento que presenta o exhibe al sujeto requerido para cumplir la prestación
representada y en virtud de la cual éste cumple y se libera válidamente. Tiene un
aspecto activo y otro pasivo. La legitimación activa es el conjunto de condiciones
formales para que el acreedor o portador pueda ejercitar válidamente las acciones
Derecho Comercial 95

que emanan del título. Tratándose de títulos a la orden, estas condiciones son:
-Posesión del documento;
-Presentación o exhibición del título, e
-Identificación del portador.
La legitimación pasiva significa que el deudor se libera si paga el título a quien
ha llegado a poseerlo formalmente por su ley de circulación. No tiene para qué ni
por qué investigar quién es el dueño o verdadero titular del derecho, sino que basta
la legitimación formal.
La justificación económica y jurídica de la institución de la legitimación en los
títulos de crédito, tanto en su aspecto activo como pasivo, radica en el
acrecentamiento de la confianza que, a través de la simplificación de las formas,
redunda en favor de la circulación.

83. Legitimación activa y pasiva. La Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré N°


18.092, de 14 de enero de 1982, en el artículo 26 reconoce el rol del endoso
traslaticio de dominio como requisito de legitimación en la circulación de los títulos
a la orden, particularmente en la letra de cambio. En efecto, la regla legal citada
dispone: "El tenedor de una letra
de cambio se considera portador legítimo si justifica su derecho por una serie no
interrumpida de endosos, aunque el último esté en blanco". Más adelante agrega
que, para este efecto, los endosos tachados o borrados se tienen por no escritos. En
fin, señala que cuando a un endoso en blanco sigue otro endoso, se reputa que el
firmante de éste ha adquirido la letra por el endoso en blanco.
Por su parte, el artículo 31 de la ley que comentamos contempla el aspecto
pasivo de la legitimación cuando establece que el pagador de una letra de cambio no
está obligado a cerciorarse de la autenticidad de los endosos, ni tiene la facultad
para exigir que ésta se le compruebe; pero debe verificar la identidad de la persona
que la presente al cobro y la continuidad de los endosos, so pena de quedar
responsable si paga a portador ilegítimo del documento. Para liberarse el obligado al
pago de la letra debe pagarla al acreedor cambiario, esto es, a quien formalmente
aparezca legitimado del título después de una serie de endosos ininterrumpidos, sin
necesidad de comprobar la autenticidad de los endosos y sin poder exigir que ella se
acredite.
Las palabras del legislador sin duda vienen a confirmar que en materia de
circulación de títulos de crédito interesa más la apariencia, la posesión formal que la
propiedad del documento. Lo normal es que la legitimación, la propiedad y la
titularidad sean una misma cosa, o radiquen en una misma persona, situación en la
cual no se originará conflicto alguno. Pero sabemos que los conceptos de
96 Ricardo Sandoval López

legitimación -ya definidos-, de propiedad y de titularidad no tienen el mismo


alcance. La propiedad involucra la plenitud de potestades sobre una cosa
determinada (uso, goce, disposición). La idea de propiedad es un concepto de
señorío. La titularidad, en cambio, se ubica en el ámbito de las relaciones personales
entre el acreedor y el deudor y en virtud de ella el primero tiene derecho a exigir del
segundo el cumplimiento de la prestación. Es titular el acreedor del vínculo
obligacional. Por último, la legitimación queda situada entre las ideas de propiedad y
de titularidad, propias del derecho común, pero ella juega en el campo de las
relaciones cambiarías exigiendo solamente la investidura formal para ejercer los
derechos que emergen del título de crédito. Hemos destacado la preeminencia del
documento sobre el derecho conectado o incorporado en él, lo que justifica la
legitimación y los efectos que estamos analizando. El antecedente de la legitimación
es el consorcio indisoluble o conexión permanente entre el documento y la
declaración o derecho incorporado. De esta suerte, cuando se habla de propiedad del
título se refiere a propiedad del derecho incorporado que se adquiere de modo
originario por la ley de circulación del documento: en este caso, el endoso. Esto
explica la preeminencia de la propiedad o investidura formal sobre la propiedad
material.

84. Responsabilidad del endosante. Según la regla contenida en el artículo 25 de


la Ley N° 18.092, el endoso en propiedad garantiza la aceptación y pago de la letra y
el o los endosantes serán solidariamente responsables de los efectos de la falta de
aceptación o pago, salvo estipulación en contrario estampada en el dorso mismo del
documento. Agrega esta norma que el endosante puede prohibir un nuevo endoso y,
en tal caso, no responde ante los endosatarios posteriores de la letra.
La responsabilidad solidaria del endosante tiene también su fuente legal en el
artículo 79 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré: "Todos los que firman una
letra de cambio, sea como libradores, aceptantes o endosantes, quedan
solidariamente obligados a pagar al portador el valor de la letra, más los reajustes e
intereses, en su caso". Para que el portador pueda ejercer acciones en contra de los
endosantes se requiere que proteste en tiempo y forma la letra por falta de pago; si
no lo hace, el título se perjudica, esto es, caducan dichas acciones, como asimismo
aquellas contra el librador y los avalistas. No obstante, no caducan estas acciones en
caso de quiebra del librado o aceptante ocurrida antes del vencimiento, o de haberse
estampado en la letra la cláusula "devuelta sin gastos" o "sin protesto".
El endosante puede excluir mediante una estipulación agregada al endoso su
responsabilidad solidaria por la aceptación y pago de la letra. Así se desprende del
artículo 25 inciso 1o de la Ley N° 18.092. Esta exoneración de responsabilidad debe
Derecho Comercial 97

estar literalizada o estampada en el dorso mismo del documento. Se permite también


que el endosante pueda prohibir un nuevo endoso y el efecto de esta enunciación
agregada al endoso es que él no responde ante los endosatarios posteriores de la
letra.
La disposición del artículo 1749 del Código Civil, incisos 5 o y 6o, en su texto
actual fijado por la Ley N° 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9 de junio de
1989, que empezó a regir desde el 9 de septiembre del mismo año, establece: "Si el
marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u otorga cualquiera otra
caución respecto de obligaciones contraídas por terceros, sólo obligará sus bienes
propios".
En los casos a que se refiere el inciso anterior para obligar los bienes sociales
necesitará la autorización de la mujer.
Como hemos señalado, en virtud de los artículos 25 y 79 de la Ley N° 18.092, el
endosante que transfiere el dominio de la letra garantiza la aceptación y el pago de la
misma y responde solidariamente de los efectos de la falta de aceptación o de pago
del título endosado.
Existe una relación entre el artículo 1749 incisos 5 o y 6o del Código Civil y los
artículos 25 y 79 de la Ley N° 18.092. En la situación prevista en el artículo 1749
incisos 5o y 6o del Código Civil, la codeudoría solidaria, la fianza y otras cauciones,
el supuesto contemplado por el legislador es la existencia de dos obligaciones: una
principal contraída por un tercero, y otra accesoria, contraída por el codeudor
solidario y/o fiador, que tiene por objeto garantizar la primera. No debemos perder
de vista que en la norma señalada, el legislador alude a "cualquiera otra caución", y
caución es toda obligación que se contrae para seguridad de otra obligación propia o
ajena (art. 46 del Código Civil).
El endoso en dominio de títulos de crédito a la orden es una forma de cesión de
créditos emitidos a la orden, con caracteres mercantiles propios, tales como la
circunstancia de que no interviene el deudor cedido, la ausencia de formalidades, ya
que la sola firma puesta al dorso importa esta clase de endoso, y el hecho de que
genera la responsabilidad solidaria del endosante, como elemento de la naturaleza de
este tipo de endoso. No obstante esta última característica, el endoso en propiedad
de un título de crédito mantiene su naturaleza de una simple cesión de crédito. En
consecuencia, el endoso tiene por objeto transferir el dominio de un título de crédito
y no significa en sí mismo una caución o garantía. En cambio, tratándose del aval,
de la fianza, de la codeudoría solidaria, la finalidad perseguida es precisamente
caucionar el pago de la obligación propia o de un tercero. Específicamente, en el
caso del artículo 1749 incisos 5o y 6o del Código Civil, se trata de garantizar por el
marido obligaciones principales de un tercero. De manera que la exigencia que
98 Ricardo Sandoval López

consiste en la autorización de la mujer no se aplica tratándose del endoso que el


marido haga de una letra de cambio, pagaré o cheque, toda vez que en esta forma de
circulación de los títulos de crédito no existen dos obligaciones, una principal y otra
accesoria, sino que en estos últimos se trata de la incorporación o de la
documentación de obligaciones literales, autónomas y abstractas que contraen los
diversos sujetos que intervienen en su emisión o traspaso, garantizando el pago al
portador, debido a la circunstancia de haberlos suscrito.
Mediante el endoso traslaticio de dominio cada adqui-rente del título recibe un
"derecho nuevo" desvinculado del anterior portador, por lo que no puede pensarse
que sea por efecto de dicho traspaso que el endosante garantice obligaciones de
terceros, como el librador, endosantes anteriores y el aceptante. La función del
endosante es meramente instrumental, se limita a vincular directamente al tenedor
legítimo con el deudor, prescindiendo de las relaciones intermedias con anteriores
portadores del documento, por lo que su intervención en el perfeccionamiento del
acto jurídico unilateral endoso no puede vincularse desde el punto de vista cambiario
con obligaciones contraídas por terceros.
Por otra parte, las disposiciones de la Ley N° 18.092 relativas al endoso,
aplicables a otros títulos de crédito a la orden en virtud de la Ley N° 18.552,
establecen tan sólo dos requisitos esenciales del mismo. Desde el punto de vista de
la forma, el endoso debe ser firmado por el endosante al dorso de la letra o en una
hoja de prolongación adherida a ella (art. 17 de la Ley N° 18.092). En cuanto al
fondo, el endoso es un acto puro y simple, toda condición a la que se subordine el
mismo se reputa no escrita (art. 19 de la Ley N° 18.092).
Admitir que las limitaciones del artículo 1749 incisos 5 o y 6o del Código Civil no
son aplicables tratándose del endoso de títulos de crédito a la orden, no importa
burlar dicho precepto. En efecto, para ejercer las acciones cambiarías que emanan de
un título de crédito es necesario ser portador legítimo (art. 26 de la Ley número
18.092), uno de cuyos requisitos es ser portador de buena fe, y esto consiste en la
conciencia de haber adquirido el título de conformidad a la ley de la circulación y de
manos de su legítimo tenedor dentro de las relaciones cambiarías, de modo que se
puede probar que el portador lo adquirió de mala fe, o que no puede menos que
conocer su origen irregular desde el punto de vista cambiario, entre lo que debería
contarse configurar un endoso y un portador legítimo con ánimo de burlar a la
cónyuge del endosante.
Por último, debido al hecho de que los títulos de crédito tienen fisonomía propia,
derivada de sus características, efectos y naturaleza jurídica -que se advierten en las
disposiciones legales que consagran el principio de independencia de las firmas, el
efecto cambiario no obstante existir adulteración del contenido, el lleno del
Derecho Comercial 99

documento por un tercero y las acciones cambiarías de reembolso-, en ellos no se


aplican, por generalización, las normas del derecho común.64
No hay duda de que en el otorgamiento de avales en la letra de cambio o en el
pagaré, el marido garantiza claramente obligaciones de terceros y en este caso es
indiscutible que existen dos obligaciones, una principal y otra accesoria, por lo que
se aplican las limitaciones del artículo 1749 incisos 5o y 6o del Código Civil.

85. El endoso traslaticio de dominio y las personas que intervienen en la letra.


El endoso en propiedad puede dar origen a diversas situaciones con respecto a las
personas que intervienen en la letra. Veremos algunas de ellas:
Endosada la letra al librador, éste sólo puede dirigir acción contra su propio
endosante o los endosantes anteriores. Si la letra se endosa al aceptante, se extingue
la obligación por confusión, toda vez que el endosatario pasa a ser acreedor de sí
mismo. Cuando la letra se endosa a un endosante anterior, los endosantes
intermedios quedan libres de responsabilidad.

86. La inoponibilidad de excepciones. Con anterioridad a la Ley sobre Letra de


Cambio y Pagaré N° 18.092, de 14 de enero de 1982, nuestros tribunales de justicia
habían reconocido este efecto fundamental del endoso traslaticio de dominio, no
obstante que no estaba establecido en ningún texto legal expreso. 65 Los fundamentos
se encuentran en la Teoría de los Títulos de Crédito y lo hemos explicado
detenidamente a propósito del concepto de autonomía.
La Ley N° 18.092 consagra expresamente esta consecuencia del endoso en
propiedad y por esta vía el principio de la autonomía de los títulos de crédito, lo que
significa un gran avance de nuestra legislación positiva. En efecto, el artículo 28
señala: "La persona demandada en virtud de una letra de cambio no puede oponer al
demandante excepciones fundadas en relaciones personales con anteriores
portadores de la letra".
Se confirma de esta suerte que el cesionario de una letra de cambio transferida
por el mecanismo del endoso traslaticio de dominio adquiere un derecho que nace
nuevo en él, desvinculado del derecho que tenía el cedente y de la relación

64
GABRIEL RIOSECO ENRIQUEZ, comentario inédito de la Ley N° 18.802 y su incidencia en la circulación de los títulos de
crédito a la orden.
65
Corte de Apelaciones de Concepción, 7 de octubre de 1964, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. LXI, seo 2 a, p. 72;
Corte Suprema, 22 de octubre de 1980, t. LXXVII, sec. 1a, p. 35; t. LXXVII1, sec, 2a, p. 184.
100 Ricardo Sandoval López

subyacente que originó la emisión del título.66-67


No obstante la consagración legislativa del principio de la inoponibilidad de
excepciones que surge cuando la letra circula mediante el endoso, existen algunas
defensas que puede intentar el obligado en contra del portador legítimo. En efecto,
pueden oponerse las siguientes excepciones:
-Las que se funden en una irregularidad formal del documento, puesto que la
letra es un título de crédito que tiene entre sus caracteres la formalidad (art. 1 o en
relación con el art. 2o de la Ley N° 18.092);
-La falsedad del título, cuando se ha alterado su contenido, sin perjuicio del
principio de la independencia de las firmas, consagrado en el artículo 7 o de la Ley
N° 18.092, vigente en la materia;
-Las de naturaleza extracambiaria, derivadas de las relaciones personales entre
demandante y demandado;
-Las de novación, compensación, remisión, confusión y pago, cuando se fundan
en relaciones personales entre demandante y demandado. La de pago debe fundarse
en una cancelación otorgada en la letra misma.

87. Endoso de letra vencida. Está reglamentado por el artículo 32 de la ley


vigente en la materia: "El endoso de una letra vencida o protestada por falta de pago
no tiene más valor ni produce otro efecto que el de una cesión ordinaria; y en este
caso el cedente y el cesionario podrán ajustar los pactos que les convengan".
El derogado artículo 664 del Código de Comercio contenía este mismo efecto,
pero en relación con las letras perjudicadas, la nueva ley se refiere al endoso de letra
vencida o protestada por falta de pago. Bajo la vigencia del Código se sostuvo que la
letra no perjudicada conservaba todo su valor y era susceptible de endoso según las
reglas generales. Por el contrario, se sustentó que la letra vencida no perjudicada no
podía ser endosada porque la voluntad de quienes intervienen en ella fija una época
para el cumplimiento de la prestación que el documento contiene y no puede seguir
circulando después.
En la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, el endoso de letra vencida
o protestada por falta de pago produce sólo el efecto de una cesión ordinaria,

66
"De conformidad con lo dispuesto en las normas de la Ley N" 18.092, que rige las letras de cambio, cuando no ha
existido circulación del documento, esto es, cuando no ha sido endosado, el deudor puede oponer al portador excepciones
personales, ya que el artículo 28 de este texto legal prohibe hacerlo sólo con respecto a los portadores posteriores, ello
porque coinciden en el primer caso los sujetos activo y pasivo de la obligación cambiaría y del negocio causal", C.
Santiago, 22 agosto 1990, R.D.J., t. 87, 2a parte, sec. 1a, p. 167 (C. 1", p. 168).
67
"No es admisible que el deudor (aceptante) pueda oponer al tercero adquirente —extraño al negocio causal— defensas
ajenas al contexto literal del instrumento, porque el derecho de portador no deriva del tradente, romo ocurre en el derecho
común, sino que va naciendo en cada uno de los sucesivos traspasos que se producen con su circulación, lo que obsta a la
acumulación de vicios que pudieran derivarse de cada transferencia", C. Concepción, 11 octubre 1984, Revista de
Derecho Universidad de Concepción N° 177, 1985, pp. 15 y 16
Derecho Comercial 101

quedando al arbitrio de cedente y cesionario convenir los pactos que les convengan
sobre la transferencia del título. Se admite, según lo dispuesto en el inciso final del
artículo 32, el endoso en comisión de cobranza de letra vencida o protestada por
falta de pago, con los efectos que le son propios indicados en el artículo 29 del
mismo texto legal.68

88. Endoso en comisión de cobranza. El efecto que se persigue con esta forma de
transferencia de la letra es encomendar su cobranza. En los términos del artículo 29
de la ley sobre la materia, el endoso que contiene la cláusula "valor en cobro", "en
cobranza" o cualquiera otra mención que indica un simple mandato, faculta al
portador para ejercer todos los derechos derivados de la letra, salvo los de endosarla
en dominio o garantía.
La persona que recibe una letra de cambio por endoso en cobro puede, en
consecuencia, cobrar y percibir incluso judicialmente, la cantidad librada en el
documento. El endosatario en cobranza facultado para cobrar judicialmente la letra
tiene todas las facultades propias del mandatario judicial, comprendidas también
aquellas que conforme a la ley requieren mención expresa. Sin embargo, el
mandatario sólo puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige la ley
(art. 29) .69-70
El cesionario de la letra por endoso en cobranza puede a su turno endosar el
documento, pero este endoso sólo produce los efectos propios del endoso en cobro.
Por otra parte, la letra de cambio que contiene la cláusula "no endosable" es
susceptible de ser transferida por endoso en comisión de cobranza, con los efectos
68
"Frente al texto expreso de la ley, no cabe duda de que el endoso en cuestión tiene el valor y efectos de una cesión
ordinaria, es decir, transfiere el dominio del crédito al cesionario, pero sin que éste pueda dirigirse solidariamente en
contra de cada uno de los endosantes, pues este efecto es propio de los endosos traslaticios en las letras y otros efectos de
comercio y no se extiende a la simple cesión ordinaria. Ello no significa que, para que tenga existencia jurídica,
transfiriendo el dominio del instrumento sea necesario que se cumpla con los requisitos a que se refiere el Título XXV del
Libro IV del Código Civil, entre otros, la notificación por el cesionario al deudor o la aceptación por éste, según lo
prescrito por el artículo 1902 de dicho cuerpo legal, ya que el artículo 1908 del indicado Código exceptúa expresamente
de dichos requisitos a estos documentos, al expresar que las disposiciones de dicho Título no se aplican a las letras de
cambio, pagarés a la orden, acciones al portador y otras especies de transmisión que se rigen por el Código de Comercio o
por leyes especiales", C. Santiago, 23 enero 1986, G. J. N° 67, p. 48 (C. 3 o y 4o, p. 48).
69
"El endoso verificado a un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, así como lo autoriza para perseguir la
acción principal emanada del pagaré mismo, también lo habilita para ejercitar la acción accesoria, como lo es la acción
real hipotecaria, puesto que el pagaré e hipoteca como garantía están incluidos en un solo contexto de las relaciones
comerciales habidas entre las partes. En consecuencia, al resolverse de este modo no existe transgresión de ley", 1. C.
Suprema, 8 agosto 1985, R.D.J., t. 82, 2 a parte, sec. 1a, p. 56; 2. C. Suprema, 16 abril 1986, R.D.J., t. 83, 2a parte, sec. 1a,
p. 30.
70
Carece de personería para comparecer en juicio a nombre de su mandante, el endosatario en comisión de cobranza
de un cheque que inicia demanda ejecutiva contra el girador, fundado en la gestión de reconocimiento de firma, deducida
previamente por aquél.
El mandato que confiere el endoso en comisión de cobranza -regulado en el artículo 29 de la Ley N° 18.092, aplicable al
cheque por remisión del artículo 11 inciso 3 o de la ley del ramo- debe entenderse en el sentido que sólo faculta para
notificar el protesto de ese documento, pero no lo autoriza, dado su carácter excepcional, para entablar acciones que no
emanan directamente del cheque, como es la citación a confesar deuda o reconocer firma, que reglamenta el artículo 435
del Código de Procedimiento Civil", C. Santiago, 12 septiembre 1991, G.J. N° 135, p. 61.
102 Ricardo Sandoval López

que hemos señalado.


Aun cuando la ley vigente en la materia ha reglamentado con mayor detalle y
claridad este tipo de endoso, vale la pena tener presente que siendo ante todo una
comisión, se originan los siguientes otros efectos:
-El endosante no puede revocar a su arbitrio la comisión aceptada cuando su
ejecución interesa al comisionista (art. 241 del Código de Comercio);
-Las facultades del endosatario cesarán desde que tengan lugar, respecto de él o
del comitente, las circunstancias que según la ley ponen fin a la comisión;
-En todo caso, el librado u obligado conserva el derecho de oponer al endosatario
todas las excepciones que tenía contra el endosante. No siendo traslaticio de
dominio, el endoso en cobro no purga las excepciones;
-Aceptado el encargo de cobrar el documento, el endosatario deberá cumplirlo, y
no haciéndolo sin causa legal, responde al endosante de los perjuicios que le
sobrevinieren (art. 245 del Código de Comercio).

89. Endoso en garantía. Se reconoce este endoso porque lleva las expresiones
"valor en garantía", "valor en prenda" u otra equivalente, que traducen el propósito
del endosante de constituir en prenda el título.
Según la norma del artículo 30 de la ley aplicable en este dominio, el endoso en
garantía faculta al portador para ejercer todos los derechos emanados de la letra,
cobrarla judicial y extrajudicialmente y aplicar sin más trámite su valor al pago de su
crédito, con obligación de rendir cuenta al endosante.
Transferida la letra por endoso "valor en garantía", el endosante no responde de
la aceptación o pago del documento, salvo pacto expreso en contrario. 71
El endosatario en garantía, mientras mantenga la letra en su poder, debe practicar
todas las diligencias necesarias para conservar los derechos emanados de ella. En
efecto, debe cumplir todas las cargas legales que se imponen al portador: protestar la
letra por falta de aceptación, por falta de fecha de aceptación y por falta de pago,
para evitar que caduquen los derechos.
El endosatario en garantía puede asimismo endosar la letra. Sin embargo, su
endoso sólo vale como endoso en cobro.
Es interesante destacar que el legislador atribuye al endoso en garantía el efecto
indicado en el artículo 28 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, es decir, que el
deudor cedido de una letra por endoso en garantía no puede oponer al demandante
71
"La frase 'el endoso en garantía faculta al portador para ejercer todos los derechos emanados de la letra' empleada en el
artículo 30 de la Ley N" 18.092, no implica que el acreedor prendario pueda servirse de las letras de cambio prendadas
para solicitar la quiebra del aceptante, sino para cobrarlas judicialmente y también extrajudicialmente", C. Santiago, 20
diciembre 1991, G.J. Nº 139, p. 69 (C. 4", p. 70).
Derecho Comercial 103

las excepciones fundadas en relaciones personales con anteriores portadores del


documento. Normalmente este efecto es propio del endoso traslaticio de dominio. 72

Sección IV

La aceptación de la letra

90. Noción previa. Cuando la letra de cambio se emite por el librador sólo
contiene su firma, lo que convierte a éste en el primer obligado al pago del
documento. Durante la corta vida del título se va recubriendo de otras firmas que
tienen la virtud de crear la obligación al pago: la firma del librado cuando admite
pagar la cantidad girada; la del o los avales que garantizan el pago; la del
beneficiario que la endosa transfiriendo su dominio y constituyéndose también
garante del pago; y, en fin, las de los demás endosantes, asimismo responsables.
Estas firmas generan obligaciones independientes, según lo previsto en el artículo 7 o
de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré. La aceptación de la letra es un acto
formal de comercio.73

91. Concepto de aceptación. Puede decirse que la aceptación no es sino el


compromiso contraído por el librado de pagar la cantidad girada en la letra. Mientras
el librado no presta su aceptación no contrae obligación de pagar la cantidad girada.
Surge, en consecuencia, el problema de determinar por qué el librado admite el
encargo y paga la letra. La doctrina clásica francesa supone una relación causal entre
el librador que emite el documento y el librado que lo acepta. La aceptación, según
esta doctrina, hace presumir que existe una provisión de fondos para cubrir la
cantidad girada.
Se explica asimismo la aceptación recurriendo a la figura de la delegación. El
librado (delegado) se obliga por orden del delegante hacia el beneficiario que
vendría siendo el delegatario. Si así fuera, como señala Ripert, 74 la deuda del librado
respecto del girador desaparecería; sería reemplazada por la deuda con el
beneficiario. Pero la novación no se produce, el librado sigue siendo obligado
respecto del creador de la letra, no obstante haberla aceptado. Más simple es

72
"En oficio ordinario N° 2157, la Superintendencia de Valores y Seguros fija el alcance de los efectos de la quiebra del
asegurador respecto del aceptante de letras de cambio, endosadas en garantía por el asegurador", G.J., 1983, p. 138.
73
"De acuerdo al N° 10 del artículo 3" del Código de Comercio, la aceptación de la letra de cambio es un acto formal de
comercio, mercantil 'per se' ", C. San Miguel, 14 diciembre 1990, G.J. N° 126, p. 55 (C. 18, p. 58).
74
GEORGES RIPERT, Traite élémentaire de Droit Commercial, 6a ed., Rene Roblot, París, 1970, N° 2.265, p. 40.
104 Ricardo Sandoval López

explicar el compromiso del librado por el hecho de poner su firma en la letra. El


librado que acepta, a juicio de Ripert, participa de esta suerte en la "operación de
emisión", juega en ella un rol esencial, toda vez que su firma da al beneficiario la
certeza de que el título no es ficticio. Sin embargo, predomina en la doctrina
francesa la idea de que el compromiso del librado no está exento de causa, ya que en
el comercio no pueden suponerse actos gratuitos.
Creemos que la aceptación constituye una declaración unilateral de voluntad en
virtud de la cual el librado se constituye en deudor cambiario. Esta declaración
unilateral da origen a una obligación literal y abstracta que pesa sobre el aceptante y
lo convierte en deudor directo y principal, sin consideración alguna a la validez de
sus relaciones con la persona que le requirió la aceptación. Para mayor profundidad
en el análisis de esta cuestión nos remitimos a lo expresado en el desarrollo que
hiciéramos de la Teoría General de los Títulos de Crédito.75 -76

92. Pluralidad de librados. Suele ocurrir que el librador gira la letra en contra de
varias personas. Según el artículo 4° de la ley vigente en la materia, en este caso
todas ellas se consideran librados, a menos que expresamente se hubiere designado
algún orden, situación en la cual se entiende como librado sólo al que aparezca en
primer lugar en el documento y los demás como librados subsidiarios en el orden
señalado. Lo que el legislador quiso indicar en la disposición recién citada es que
cuando existe pluralidad de librados, el creador del título promete al tomador o
beneficiario y a todos los portadores sucesivos un conjunto de personas como
aceptantes, llamadas conjuntamente a la aceptación. De esta suerte, si todos los
librados conjuntos se niegan a prestar la aceptación, el girador no cumple con lo
prometido al tomador y portadores sucesivos, naciendo en consecuencia, su
responsabilidad por garantía de aceptación. Pero nada impide que el llamamiento a
la aceptación contenga un orden según el cual deba requerirla el portador. En este
caso el llamado es alternativo, pues se entiende librado el mencionado en primer
lugar y los demás son librados subsidiarios en el orden indicado.
Cuando la letra se gira a varios librados conjuntos, sin designar algún orden,
denegada la aceptación el título deberá protestarse por falta de aceptación respecto
de todos ellos. Si el llamado es alternativo, el portador debe ir protestando la letra
por falta de aceptación a medida que ella se va negando por los librados en el orden
75
Véase supra Nos 12 y 13.
76 25
"Las obligaciones, en los casos de los instrumentos negociables, nacen del acto voluntario y unipersonal de la persona
que interviene en ellos, manifestando su voluntad, a veces, por su sola firma y contrayendo las obligaciones que en cada
caso determina la ley, según la naturaleza de esa intervención. No nacen, pues, tales obligaciones de un acuerdo de
voluntades y tampoco se requiere para contraerlas de una vinculación jurídica preexistente, de la cual en todo caso se
desvinculan" (Corte Suprema, 22 de octubre de 1980, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. LXXVII, año 1980, sec. 1 a,
p. 127)
Derecho Comercial 105

señalado.
En fin, conviene destacar que, según el artículo 45 de la ley, habiendo varios
librados, cualquiera que sea la forma en que estén designados, el que acepta la letra
se obliga al pago.

93. Presentación de la letra a la aceptación. Para requerir la aceptación es


necesario presentar la letra al librado. La presentación del documento a la aceptación
puede hacerla el portador por sí o por mandatario especial, aun cuando no la haya
endosado en favor de éste (art. 34). La mera tenencia de la letra hace presumir el
mandato y confiere la facultad necesaria para presentarla a la aceptación y, en su
defecto, para requerir el protesto. La presentación de la letra a la aceptación es un
acto voluntario para el portador de la misma. La ley no obliga al tenedor o dueño de
la letra a exigir la aceptación de parte del librado. El artículo 34 de la ley vigente en
la materia dispone: "El propietario de la letra puede presentarla a la aceptación...".
Sin embargo, la necesidad de requerir la aceptación se hace evidente tratándose de
letras giradas a un plazo contadero desde la vista, con el objeto de determinar su
época de vencimiento. La aceptación debe solicitarse o rechazarse para fijar así el
vencimiento del título. También puede ocurrir que, mediante cláusula facultativa
agregada a la letra, se convenga que el título debe presentarse a la aceptación en un
determinado plazo. En este evento, el tenedor tendrá asimismo interés en presentar
la letra a la aceptación del librado, quien deberá fecharla. Esta fecha debe ser la del
día en que la aceptación fue dada, a menos que el requirente exija que se ponga la
del día de su presentación. A falta de fecha, el portador, para conservar sus derechos
contra los endosantes y el librador, debe protestar la letra. En este caso, el término
para pagar la letra girada a un plazo contadero desde la vista corre a partir del día del
protesto (art. 36).
Cuando el portador decide presentar la letra a la aceptación debe hacerlo en el
domicilio o residencia del librado, a menos que se señale en el título de crédito un
lugar determinado para este efecto (art. 37).
En este mismo orden de ideas, debe indicarse que la aceptación de la letra no
puede requerirse en días feriados, en día sábado ni el 31 de diciembre (art. 38). Esta
disposición concuerda con la regla contenida en el artículo 33 de la Ley General de
Bancos. Decreto con Fuerza de Ley N° 252, de 4 de abril de 1960, que establece que
los bancos no atenderán al público los días sábados de cada semana y el 31 de
diciembre, sin que por esta circunstancia deban considerarse esos días como festivos
o feriados para los efectos legales, excepto en lo que se refiere al pago y protesto de
letras de cambio.
Agrega el artículo 38 de la ley de la materia que la aceptación sólo puede
106 Ricardo Sandoval López

requerirse entre las 9 y las 18 horas, salvo que el lugar señalado para la aceptación
fuere el de una institución bancaria o financiera, en cuyo caso sólo puede hacerse
dentro del horario de funcionamiento para la atención al público.
No podemos dejar de destacar que la nueva ley ha reglamentado en forma más
adecuada que el Código de Comercio la presentación de la letra a la aceptación,
precisando lo relativo al lugar, tiempo y forma, manteniendo su carácter facultativo
para el portador, salvo las excepciones indicadas.
Por último, conviene remarcar que el portador de la letra no está investido de
poder suficiente para exigir del librado la aceptación de la misma; carece de derecho
para ello, por cuanto entre él y el girador no existe vínculo jurídico alguno. El
portador no tiene intervención en el acto de emisión del título de crédito; sólo ha
llegado a ser su titular por alguna forma que legitima su derecho. En cualquier caso,
requerido el librado de la aceptación de la letra, debe prestarla o negarla en el día en
que el portador se la presente, salvo que aquél exija que se le haga una segunda
presentación al día siguiente (art. 41). Agrega esta norma que los interesados sólo
pueden alegar que tal exigencia (la relativa al hecho de que se haga segunda
presentación) ha quedado incumplida si así consta del protesto. El librado carece de
facultad para exigir este segundo requerimiento, si el primero se efectuó en el último
día del plazo en que la letra puede ser presentada a la aceptación. Finalmente, el
artículo 41 establece que el portador no está obligado a dejar la letra en poder del
librado.
Bajo la vigencia del artículo 667 del Código de Comercio se contemplaba la
posibilidad de que el portador dejara la letra en poder del librado al requerirle su
aceptación, en cuyo caso éste debía devolvérsela en el día de su presentación.
Agrega la norma citada que no devolviendo la letra en el término indicado, el
librado quedaba responsable de su pago, aun cuando no la hubiera aceptado. La
doctrina había atribuido distinto fundamento a este caso de aceptación de la letra de
cambio, que, a nuestro juicio, era una sanción por la conducta antijurídica del
librado que impedía de esta suerte al portador protestar oportunamente el documento
para conservar sus derechos contra el librador y endosante. La nueva ley no
reglamenta de manera alguna esta situación y se limita sólo a disponer que no es
obligatorio para el tenedor dejar la letra en poder del librado al tiempo de requerir su
aceptación.

94. Actitud del librado al requerírsele la aceptación. Durante la vigencia del


Código de Comercio en la materia, el librado admitía el encargo de pagar la cantidad
librada porque estaba obligado convencional o legalmente a hacerlo. En efecto, el
deber de aceptar la letra de cambio podía tener su origen, por ejemplo, en un
Derecho Comercial 107

contrato de promesa, del cual nace una obligación de hacer: aceptar el documento.
De suerte que si el contrato de promesa cumple los requisitos del artículo 1554 del
Código Civil, en caso de incumplimiento, el que prometió la aceptación está
obligado a recubrir los gastos de protesto y recambio si la letra se giró por cuenta del
librador. Girada la letra por orden o cuenta de un tercero, los daños y perjuicios
comprendían, a más del protesto y recambio, las sumas que el librador por cuenta
hubiera anticipado al ordenador bajo la fe de la promesa de aceptar (art. 666 del
Código de Comercio, hoy derogado). Pero en este caso se trataba de una aceptación
extracambiaria y el incumplimiento de la promesa originaba responsabilidad
contractual del que la había formulado y podía verse expuesto a la demanda de
cumplimiento forzado o de resolución, en ambos casos, con indemnización de
perjuicios.
Por otra parte, la obligación de aceptar podía tener su origen en la propia ley; ello
ocurría cuando el girador había hecho previamente la provisión de fondos al librado
para que admitiera el encargo de pagar la suma librada. El Código reglamentaba en
el artículo 649 los casos en que se entendía hecha la provisión de fondos. Siendo
esto así, el librador podía exigir del librado la indemnización de los gastos que por la
falta de aceptación o de pago había cubierto al portador de la letra. La
indemnización comprendía los gastos de recambio y de protesto, siempre que el
librador probara quo había hecho la provisión de fondos. El librado que se negaba a
aceptar no quedaba en ningún caso obligado a pagar el importe de la letra, sino a
reparar los perjuicios directos y previstos que originaba su falta de aceptación.
La Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, no expresa fundamento convencional
ni legal de la obligación de aceptar la letra. Ello se explica porque creemos que el
propósito del legislador ha sido precisamente el de desvincular la emisión de la letra
de cambio de las relaciones contractuales que puedan darle origen. La aceptación,
siendo un acto unilateral que se perfecciona por la firma del obligado en la letra,
mediante la cual queda responsable cambiariamente de su pago, no necesita de un
fundamento convencional o legal para producir sus efectos.
Esto último explica también que la legislación actual no contenga reglas relativas
a la provisión de fondos como existían bajo la vigencia del Código de Comercio en
materia de letra de cambio (arts. 648, 649, 650, 651, 652, 653, 654, 676 y 677), lo
que hace innecesario todo el estudio relativo a estos medios que debía poner el
librador en manos del librado para que cumpliera el encargo de pagar la letra.

95. Requisitos de forma y de fondo de la aceptación. La aceptación de la letra


está sujeta a un conjunto de condiciones de forma y de fondo que vale la pena
analizar para su validez y efecto fundamental de constituir al librado que la otorga
108 Ricardo Sandoval López

en deudor cambiario.

96. Requisitos de forma de la aceptación. Para que la aceptación tenga valor


cambiario, esto es, para que se incorpore al documento, debe darse en la letra
misma. Nuestra afirmación resulta confirmada por la regla contenida en el artículo
33 de la ley vigente: "La aceptación debe constar en la letra misma..." Siendo así, la
aceptación queda conectada indisolublemente al documento y circula juntamente
con él; en otros términos, equivale a decir que ella se literaliza, de manera que el
tenedor que la recibe advierte, por la simple lectura del título, que el librado ha
admitido pagar la cantidad librada.
La aceptación se hace constar en la letra por medio de las palabras "acepto",
"aceptada" u otras equivalentes y la firma del librado. Asimismo, la sola firma del
librado puesta en el anverso del documento importa aceptación (art. 33).
La Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no reglamenta, como lo
hacía el Código de Comercio en su artículo 670, hoy derogado, los efectos de la
aceptación dada fuera de letra, en copia de ella, en cartas misivas o en cualquier otro
documento privado o público que se consideraba valedera, pero los derechos que por
ella adquiría el tenedor contra el aceptante no eran transferibles por la vía del
endoso.
Desde el punto de vista formal la aceptación se perfecciona poniendo la firma el
librado en el anverso de la letra. 77 No es necesario fechar la aceptación en el día que
se otorga, a menos que se trate de una letra girada a un plazo contadero desde la
vista o que deba ser presentada a la aceptación dentro de un plazo determinado en
virtud de cláusulas especiales; el librado, en estos casos, debe fechar su aceptación.
Esta fecha debe ser la del día en que la aceptación fue dada, a menos que el
requirente exija que se ponga la del día de su presentación. A falta de fecha, el
portador, para conservar sus derechos, debe protestar la letra (art. 36). La fecha de la
aceptación o del protesto por falta de aceptación es el elemento fundamental para
determinar la época de vencimiento de la letra girada a la vista.

97. Requisitos de fondo de la aceptación. La aceptación da origen a la obligación


del librado de pagar la cantidad girada a su cargo; en consecuencia, ella debe darse
en los términos en los cuales el documento ha sido emitido. En otros términos, la

77
"No apareciendo firmadas por el aceptante las letras que dieron origen a la ejecución y sólo por llevar una impresión
digital, que puede o no corresponder al deudor, dichas letras carecen de un elemento que les es esencial y, por
consiguiente, las que se cobran en este juicio adolecen de nulidad" (Corte Suprema, 6 de octubre de 1983, Fallos del Mes
Nº 299, p. 569).
Creemos que la doctrina de este fallo no es justa en la medida que deja fuera de posibilidad de obligarse en una letra de
cambio a las personas que no saben firmar, pero ella se aviene con el carácter formal de esta clase de títulos de crédito y
con las condiciones que deben reunirse para su ejecuti-vidad.
Derecho Comercial 109

aceptación debe estar exenta de modalidades, ser pura y simple, absoluta y


concordante con la orden emanada del librador.
A la aceptación pura y simple se opone la aceptación sujeta a condición. Al crear
la letra de cambio, el girador, cumpliendo con las enunciaciones esenciales a que
alude el artículo 1o de la ley vigente en la materia, emite una orden, no sujeta a
condición, de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero. El librado,
al requerírsele la aceptación del documento, concordante con lo anterior, debe
prestarla o negarla, pero si la admite debe hacerlo en los términos en los cuales la
letra viene girada, sin condiciones.
Según lo previsto en el artículo 42 de la ley de la materia, la aceptación debe ser
pura y simple. No se reglamenta, como lo hacía el artículo 672 del Código de
Comercio, la aceptación con la calidad para pagarme a mí mismo, que aunque
condicional era legal y valedera, cuando al tiempo de prestarla el aceptante era
acreedor del portador por una suma líquida de dinero y exigible igual a la que se
expresaba en la letra. La ley aplicable en la actualidad se limita a señalar, en el
inciso 2o del artículo 42, que cualquiera otra reserva o declaración por la cual se
modifique el contenido original del título equivale a un rechazo de la aceptación.
Agrega que, sin embargo, el aceptante queda obligado en los términos de su
aceptación.
A la idea de aceptación absoluta se opone la de aceptación parcial. Esta última
tiene acogida en la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré que estamos estudiando. En
efecto, después de consagrar la exigencia de que la aceptación debe ser pura y
simple, la ley dispone: "...pero el librado puede restringirla a una parte de la suma
librada". Esto significa que el librado admite sólo parcialmente la orden contenida
en la letra de cambio. Durante la vigencia del Código de Comercio en este dominio,
el portador podía admitir una aceptación parcial por una suma de dinero que no
bajara de la mitad del valor de la letra, protestándola por el resto (art. 671, hoy
derogado). En la actualidad, la ley vigente no señala a qué monto de la suma librada
puede restringir su aceptación el librado. Tampoco lo indica a propósito del pago
parcial hecho a la fecha del vencimiento, que el portador no puede rehusar (art. 54
inc. 2o), agregando que después de vencida la letra podrá rechazarlo si fuere inferior
a la mitad del valor del documento.
Si la aceptación de la letra es limitada o parcial, el portador puede admitirla y
protestar la letra por el saldo para conservar sus derechos contra el librador. En
efecto, si bien el legislador no lo dice expresamente, cuando trata de los requisitos
formales del protesto en la letra b) del artículo 62 señala: "La relación de que el
librado no aceptó la letra en los términos en que ella fue girada..." De aquí se deduce
que el protesto por falta de aceptación completa o absoluta es admitido en la nueva
110 Ricardo Sandoval López

ley.
En fin, la ley permite que el aceptante pueda señalar en su aceptación un
domicilio o residencia diferente del que resulte del texto de la letra, para que en
dicho lugar se efectúe el pago, siempre que esté ubicado en la misma provincia. La
aceptación para pagar en cualquier lugar fuera de dicha provincia equivale a un
rechazo de la misma (art. 43).

98. Retiro de la aceptación. En términos generales, las declaraciones que se


incorporan en un título de crédito son irrevocables. Así, la promesa de pagar una
suma de dinero que el título contiene sólo puede "desincorporarse" en la hipótesis de
pérdida o extravío del documento u otras que señale el legislador, cumpliéndose
determinados requisitos. Resulta curioso que el legislador haya contemplado en el
texto de la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, la posibilidad de retirar,
"desconectar" o "desincorporar" la aceptación dada por el librado de una letra.
Según el artículo 44 de la citada ley, el librado que ha estampado en la letra de
cambio su aceptación, puede borrarla o tacharla antes de restituir la letra, debiendo
en este caso agregar la expresión "retiro mi aceptación" y volver a firmar.
Cumplidos estos requisitos, se considera que la aceptación se ha negado.

99. Negativa de aceptación. Si el librado se niega a admitir la orden de pagar la


cantidad librada, este hecho no origina para él responsabilidad alguna frente al
portador del título con el cual no le une ninguna relación jurídica. Por el contrario, la
negativa del librado de aceptar la letra hace nacer la responsabilidad del girador de
la misma, quien al emitir el documento garantiza su aceptación al tomador o
beneficiario y a todos los portadores sucesivos del mismo. Sin embargo, para que
pueda hacerse efectiva la responsabilidad del librador es necesario que el portador
proteste la letra por falta de aceptación. Transferida la letra por endoso traslaticio de
dominio, el o los endosantes son solidariamente responsables de los efectos de la
falta de aceptación o pago, salvo estipulación expresa en contrario estampada en el
dorso mismo del documento. Para que el portador pueda hacer efectivos sus
derechos en contra de los endosantes, debe asimismo protestar oportunamente la
letra por falta de aceptación. Cuando tratemos en detalle de los protestos,
volveremos sobre este punto.

Sección V
La garantía y el aval
Derecho Comercial 111

100. Generalidades. El crédito que emana de una letra de cambio puede ser
caucionado de diferentes formas, a saber:
-Por la solidaridad de las obligaciones cambiarías;
-Por el aval, y
-Por otras garantías extracambiarias.

101. Solidaridad cambiaría. Se trata de una modalidad que tiene su fuente en la


propia ley. En efecto, es la ley la que contempla una responsabilidad solidaria de
todos los obligados al pago de la letra de cambio: ella afecta al librador, al aceptante
y a los endosantes. Esta solidaridad pasiva alcanza al total de la prestación
cambiaría. En efecto, según el artículo 79 de la ley vigente, todos los que firman una
letra de cambio, sea como libradores, aceptantes o endosantes, quedan
solidariamente obligados a pagar el valor de la letra, más los reajustes e intereses, en
su caso. Los endosantes pueden exonerarse de la responsabilidad solidaria
estipulándolo en forma expresa en el endoso mismo del documento. Además,
conviene recordar que sólo el endoso traslaticio de dominio genera la
responsabilidad solidaria del endosante (art. 25).
La solidaridad cambiaría es distinta de la solidaridad modalidad de los actos
jurídicos en el derecho común. En efecto, en este último la obligación solidaria es
común a los diferentes deudores, quienes sólo tienen una parte en la deuda, aun
cuando pueda exigírseles el total de ella. En la solidaridad cambiaría, los distintos
endosantes no son codeudores de la letra, sino más bien fiadores solidarios que sólo
pueden ser perseguidos en defecto del pago por el deudor principal y que pagando la
letra tienen acción de reembolso contra el deudor principal. En nuestra legislación,
el principio está contenido en el artículo 82 inciso 2 o, que dice: "El endosante que
paga la letra tendrá acción cambiaría de reembolso a su elección en contra del
librador, aceptante y endosante anteriores y de sus avalistas". Se justifica que el
endosante que paga la letra no tenga acción en contra de cualquiera de los demás
endosantes sino respecto de los endosantes anteriores, ya que de ellos derivó la
transferencia del título y éstos al hacerla garantizan al endosatario que la letra va a
ser pagada.
Respecto del librador debemos tener presente que al crear la letra garantiza a
todos que ella va a ser pagada por el librado, de suerte que cualquiera que pague
podrá dirigir acción de reembolso en su contra, menos desde luego el aceptante. El
artículo 82 de la ley, aplicable en la materia, dispone que el librador o el aceptante
que pague la letra no tendrán acción cambiaría de reembolso entre sí, ni contra los
demás firmantes de la letra.
En fin, digamos que la solidaridad del librador y de los endosantes queda sujeta a
112 Ricardo Sandoval López

la condición de que la letra haya sido protestada oportuna y eficazmente por falta de
pago. En caso contrario, la letra se perjudica, esto es, caducan las acciones
cambiarías que el portador puede tener contra el librador, endosante y los avalistas
de ambos. Con todo, el perjuicio no produce sus efectos en caso de quiebra del
librado o aceptante ocurrida antes del vencimiento, o de haberse estampado en la
letra la cláusula "devuelto sin gastos" o "sin protesto".

102. El aval. El pago de la letra de cambio puede asimismo caucionarse con una
fianza cambiaría denominada "aval". El concepto de aval está definido por la ley
sobre Letra de Cambio y Pagaré en los siguientes términos: "El aval es un acto
escrito y firmado en la letra de cambio, en una hoja de prolongación adherida a ésta,
o en un documento separado, por el cual el girador, un endosante o un tercero
garantiza, en todo o en parte, el pago de ella" (art. 46).
A diferencia del concepto de aval definido en el artículo 680, hoy derogado, del
Código de Comercio, que autorizaba la fianza cambiaría sólo a un "tercero extraño a
la letra de cambio", la legislación vigente en la actualidad permite que ella pueda
darse por el girador o librador, por un endosante y por un tercero, siendo esto último
lo que sólo se admitía antes. En efecto, el inciso final del derogado artículo 684 del
Código de Comercio señalaba que el librador, endosante y aceptante de la letra no
pueden otorgar aval.
Resulta curioso que el propio girador pueda ser aval, porque este tipo de garantía
no es sino una fianza cambiaría y la fianza siempre implica que un tercero extraño
responde por el deudor principal. Por otra parte, no se divisa el interés en que el
librador sea también aval, por cuanto, como acabamos de tratarlo, él es
solidariamente responsable del pago de la letra al portador, junto con los endosantes
y aceptantes, aunque esta garantía no significa que sea codeudor solidario sino
simplemente subsidiario.
Por lo demás, en la definición de aval del artículo 46 de la Ley N° 18.092, sobre
Letra de Cambio y Pagaré, no se dice expresamente que el aval garantice
solidariamente, en todo o en parte, el pago de la letra. La ley se limita a indicar que
el girador, un endosante o un tercero garantiza, en todo o en parte, el pago de ella.
En cambio, la definición del artículo 680, hoy derogado, del Código de Comercio,
indicaba sin lugar a duda alguna, expresamente, que un tercero extraño a la letra de
cambio afianzaba solidariamente su pago. Ahora bien, como la solidaridad sólo nace
de la convención, del testamento o de la ley, requiere texto expreso para que se
entienda que se ha establecido. Sin embargo, del inciso final del artículo 47 en
relación con el artículo 79 se colige que el aval está solidariamente obligado al pago
de la letra, siempre que no haya establecido limitaciones al otorgar su aval. En los
Derecho Comercial 113

demás casos deberá estarse a la forma como el aval fue concedido para determinar
su alcance.
Creemos, asimismo, que tampoco representa una apreciable ventaja el que se
permita que el endosante se constituya en aval, ya que vale respecto de él lo que
dijimos a propósito del librador. Con todo, si el endosante otorga aval sin
limitaciones, se entenderá obligado en los mismos términos que el aceptante y no
será sólo deudor subsidiario en defecto de los demás endosantes y del librador.
Pensamos que la legislación actual, en este aspecto, no logra mejorar
técnicamente la institución del aval.78

103. Formalidad del aval. La ley señala que el aval es un acto escrito y firmado
en la letra, en hoja de prolongación adherida a ésta, o en un documento separado.
Agrega que la sola firma en el anverso de la letra o de su hoja de prolongación
constituye aval, a menos que esa firma sea del girador o del librado.
Asimismo, el aval puede perfeccionarse en el dorso del documento, letra de
cambio, y en este caso debe contener, además de la firma del avalista, la expresión
"por aval" u otra equivalente.
Según la forma como el aval se constituye en la letra misma o en documento
separado, su alcance es diverso. Cuando el aval se otorga en la letra misma y en la
hoja adherida a ella o al dorso con la expresión "por aval", está literalizado,
incorporado al documento, soporte material del título de crédito. De suerte que
tendrá efectos cambiarios, esto es, circulará juntamente con la letra y cualquiera que
tenga el título en su poder se informará del contenido, extensión y modalidades del
aval otorgado. Por el contrario, los derechos que emanan de un aval otorgado en
instrumento separado no se transfieren por el endoso. Otorgado el aval en
documento separado, debe, además de la firma del avalista, expresar que el acto es
un aval e identificar claramente la letra a la cual concierne.
El aval conferido en documento separado carece de valor cambiario, porque no
circula junto a la letra, no tiene mucho atractivo como caución para este tipo de
título de crédito, en el cual la literalidad juega un rol importante.

104. Efectos del aval. La fianza cambiaría puede otorgarse con o sin
limitaciones. En el primer caso, el artículo 47 de la ley sobre la materia repite lo que
establecía el artículo 682 del Código de Comercio, en cuanto a que el aval puede
limitarse a tiempo, caso, cantidad o persona determinada.

78
"La obligación como fiador y codeudor solidario respecto de deudas futuras, válida según el artículo 2339 del Código
Civil, cualquiera sea su amplitud, no constituye al obligado en aval de un pagaré suscrito con posterioridad, si el tercero
no ha firmado el correspondiente documento cambiarlo en calidad de tal, identificando claramente el título al que se
refiere", C. Santiago, 5 diciembre 1991, G.J. Nº 138, p. 41 (C. 10 y 11, pp. 41 y 42).
114 Ricardo Sandoval López

a) Tiempo. Como la prestación de pagar una suma de dinero contenida en la letra


de cambio por lo general está diferida a un plazo determinado, época de
vencimiento, puede el avalista limitar su responsabilidad a esa época y exonerarse si
ella se prorroga.
b) Caso. Significa que el aval puede sujetar su garantía al evento de una
condición, o bien señalar que responderá subsidiariamente en caso de que no cumpla
la persona afianzada.
c) Cantidad. Esto es, que la garantía se otorgue por una cantidad inferior a la que
viene librada en la letra.
d) Persona determinada. Implica que la caución puede limitarse al aceptante, al
librador, a cierto endosante, etcétera.
Limitado el aval a alguna de estas circunstancias, sólo comporta la
responsabilidad que el avalista se hubiere impuesto.
Otorgado el aval sin limitaciones, el fiador cambiario responde del pago de la
letra en los mismos términos que el aceptante.79
El avalista puede oponer todas las excepciones de la persona caucionada, aun las
de carácter personal, cuando éste pueda oponerlas al que reclama el pago.
En fin, el aval que paga la letra tiene acción cambiaría de reembolso en contra de
la persona a quien él ha garantizado y de los demás firmantes de la letra respecto de
los cuales tuviere acción cambiaría de reembolso la persona avalada. Habiendo
avalistas conjuntos, se aplicará a ellos la regla del art. 2378 del Código Civil.

105.Otras garantías. Aparte de la solidaridad cambiaría y del aval, puede


caucionarse el cumplimiento de la promesa de pagar la suma librada en una letra de
cambio mediante garantías reales; prendas o hipotecas. Estas obligaciones accesorias
de garantía se constituirán según las reglas generales del derecho común, teniendo
especial cuidado en determinar con toda precisión la letra de cambio cuyo pago se
cauciona.
Las cauciones reales señaladas no tienen carácter cambiario, no se literalizan ni
se incorporan al título de crédito que garantizan, por lo que no pueden circular con él
mediante el endoso.

79
"El aval del aceptante de una letra de cambio se encuentra en la misma situación que éste.
En consecuencia, si la falta de protesto oportuno no puede favorecer al aceptante, tampoco puede favorecer al aval" (C.
Apelaciones de Santiago, 7 de marzo de 1983, Nueva Gaceta, año 6, vol. VI, p. 24).
"Si el deudor principal ha caído en quiebra, nada obsta para que se siga la ejecución exclusivamente en contra del aval,
más aún si ni siquiera se notificó de la demanda al deudor principal" (Nueva Gaceta, año 6, vol. VI, p. 23).
"Responsabilidad del avalista, protesto extemporáneo no lo beneficia, alcance de la cláusula 'devuelta sin gastos' o 'sin
obligación de protesto'." Véase Corte de Apelaciones Pedro Aguirre Cerda, 16 de abril de 1984, Gaceta Jurídica 1984, N°
46, p. 81.
Derecho Comercial 115

Sección VI

El vencimiento y pago de la letra

106.Forma de determinar el vencimiento. Para saber la época de pago de una


letra de cambio es preciso establecer su vencimiento, que depende de la forma como
el documento se ha girado. La ley permite que la letra pueda girarse:
-A la vista;
-A un plazo de la vista;
-A un plazo de la fecha del giro, y
-A día fijo y determinado.
No vale como letra de cambio la girada a otros vencimientos o a vencimientos
sucesivos. El artículo 48 de la Ley 18.092, de 14 de enero de 1982, suprime la
posibilidad de girar la letra a uno o muchos usos y a una feria como se establecía en
el artículo 642, hoy derogado, del Código de Comercio, formas que correspondían a
épocas pasadas y que no tenían aplicación práctica.
La letra emitida a la vista es pagadera a su presentación. En ella la prestación
consistente en pagar la suma girada no tiene plazo; debe cumplirse en el momento
en que el portador requiere el pago presentando la letra al cobro. La ley establece
que si la letra girada a la vista no se paga dentro del plazo de un año contado desde
la fecha de su giro queda sin valor, a menos que se proteste oportunamente por falta
de pago (art. 49).80 -81
El término de la letra girada a cierto plazo a contar dc la vista, corre desde el día

80
"En los documentos pagaderos a la vista no cabe referirse a la 'fecha de vencimiento' propiamente tal, términos a los
que, por no encontrarse definidos especialmente en la Ley N° 18.092, corresponde darles su significado natural y obvio,
cual es el 'cumplimiento del plazo de una deuda', el que en el caso de los señalados documentos, es pagadero a su
presentación, esto es, en cualquier momento.
Respecto de los mismos documentos, no deben cumplir con carga impositiva de ninguna especie, salvo que no sea la del
pago del impuesto con que se gravó el giro original del mismo...", C. Suprema, 22 de junio de 1988, R.D.J., t. 85, 2 a parte,
sec. 1a, p. 110.
81
"El pagaré es un título que debe ser presentado al suscriptor para su pago, y en el caso específico del extendido a la
vista es esa presentación, mediante la cual se reclama su cancelación, la que determina, precisamente, su fecha de
vencimiento, la cual ha dependido de la voluntad del beneficiario.
El derecho potestativo del poseedor del título, según resulta de lo dispuesto en los artículos 49, 52 y 107, de la Ley N°
18.092, debe hacerse valer dentro del plazo de un año contado desde la fecha de giro del documento. En el supuesto de no
cumplirse tempestivamente con esta carga de presentar el título a la vista para su cobro, éste quedaría sin valor a menos de
ser protestado oportunamente por falta de pago. Ahora, si se liberó a su beneficiario de la obligación de protesto mediante
la cláusula que válidamente puede pactarse de conformidad con el N° 4 o del artículo 13 de la Ley N° 18.092, esta dispensa
de protesto no puede entenderse ni tampoco hacerse extensiva a una liberación de la carga de presentar el título para su
pago dentro del plazo de un año que establece el artículo 49 de la ley. La presentación del documento al cobro y su
protesto por falta de pago son actos diversos y cumplen también diferentes funciones. El título de crédito es de
presentación o exhibición, en el sentido de que el deudor no está obligado a pagarlo mientras no le sea exhibido,
presentación que es, al mismo tiempo, una carga y un poder para el acreedor cambiario. El protesto, en cambio, constituye
por esencia un acto jurídico solemne, destinado fundamentalmente a comprobar en forma indubitable que el título fue
efectivamente presentado al suscriptor para su pago dentro del plazo correspondiente y también para probar si este último
efectuó o no dicho pago", C. Suprema, 30 de junio de 1986, G.J. N° 72, p. 59.
116 Ricardo Sandoval López

de la aceptación o desde su protesto por falta de aceptación o por falta de fecha de


aceptación. Ya señalamos que cuando la letra de cambio se libra a la vista es
indispensable fechar la aceptación, con el propósito de determinar su vencimiento.
La ley obliga en este caso al librado a fechar su aceptación; esta fecha debe ser la del
día en que la aceptación fue dada, a menos que el requirente exija que se ponga la
del día de su presentación. A falta de fecha, el portador, para conservar sus derechos
contra los endosantes y el librador, debe protestar la letra por falta de fecha de
aceptación. Cuando la aceptación es denegada deberá protestar el título por falta de
aceptación y la época de vencimiento comienza a correr desde dicho protesto (arts.
36 y 50).
Cuando la letra se gira a un plazo de la fecha de emisión, el término corre desde
el día de su giro (art. 50).
La letra librada a un día fijo y determinado es pagadera en el día designado. Es éste
el caso de más frecuente aplicación práctica y el que no presenta dificultad alguna,
como no sea que se gire a una fecha inexistente: por ejemplo, 30 de febrero, caso en
el cual se vicia el título de inexistencia.
Por último, si el vencimiento de la letra de cambio cae en día feriado, en día 31 de
diciembre o en día sábado, se entiende prorrogado para el primer día hábil siguiente.
Esta regla concuerda con lo que ya se había establecido a este respecto por el
artículo 33 de la Ley de Bancos, Decreto con Fuerza de Ley N° 252, de 4 de abril de
1960.
107. El pago de la letra. Interesa tanto al acreedor cambiario, que de esta suerte
obtiene el valor prometido en la letra, como al deudor, que haciéndolo, conforme al
título y la ley, se libera de su obligación. Conviene, en consecuencia, plantear y
responder las interrogantes clásicas que se formulan en esta materia: ¿cuándo debe
hacerse el pago?, ¿a quién debe pagarse?, ¿cómo debe hacerse el pago?
108. Presentación de la letra al pago. Según la norma prevista en el artículo 52 de
la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, el portador de una letra pagadera a día fijo,
a un determinado plazo contado desde la fecha, o desde la vista, debe presentar el
documento para el pago el día de su vencimiento o al día siguiente hábil si fuere éste
festivo o feriado bancario.
El pago puede requerirse sólo entre las 9 y 18 horas, a menos que el lugar señalado
para el pago sea el de una institución bancaria o financiera, en cuyo caso sólo podrá
hacerse dentro de las horas de funcionamiento para la atención del público.
La letra debe pagarse el día de su vencimiento o al día siguiente hábil si fuere
festivo o feriado bancario. El librado que paga antes del vencimiento queda
responsable de la validez del pago (art. 56). Ello se explica porque la letra puede ser
negociada hasta el día de su vencimiento, de suerte que debe garantizarse a todas las
personas que adquieran el título que el aceptante no pague antes del vencimiento. Es
una simple aplicación del brocardo jurídico: "el que paga mal paga dos veces", ya
Derecho Comercial 117

que si anticipa la solución del crédito su pago no se presume liberatorio, porque


puede beneficiarse a quien no es acreedor. Por el contrario, el aceptante que paga la
letra a su vencimiento queda válidamente liberado, a menos que lo haya hecho a
sabiendas para consumar un fraude. Lo que se dice del aceptante es aplicable a los
otros obligados.
Sin embargo, nada impide que el deudor cambiario pueda pagar antes del
vencimiento. Para regular los efectos de este pago, se aplican las normas sobre
operaciones de crédito de dinero, vigentes a la época de la emisión de la letra de
cambio. El artículo 10 de la Ley N° 18.010, de 27 de junio de 1981, sobre
operaciones de crédito de dinero, establece que el derecho de pagar anticipadamente
que él consagra es irrenunciable.
El pago anticipado del deudor está sujeto a las siguientes normas.
1. Tratándose de una letra de cambio con cláusula de reajuste, deberá pagarse: el
capital, el reajuste hasta el día del pago efectivo y los intereses estipulados,
calculados sobre el capital reajustado, hasta el día del vencimiento de la letra.
Ejemplo: una letra de cambio girada por $ 50.000 con vencimiento a seis meses de
la fecha de su giro, con intereses del 3% mensual y reajuste según variación unidad
de fomento, que suponemos del orden del 1% mensual. Si se anticipa el pago tres
meses antes de su vencimiento, las sumas a pagar serían las siguientes:

Capital $ 50.000
Reajuste 1.500 3% (1% mensual)
Intereses 9.270 18% sobre capital reajustado.

TOTAL $ 60.770

Si el deudor paga al vencimiento de la letra, los valores serían los siguientes:

Capital $ 50.000
Reajuste 3.000 6% (1% mensual)
Intereses 9.540 18% sobre capital reajustado.

TOTAL $ 62.540

Con el pago anticipado el deudor ahorra en cuanto al reajuste del capital y en


cuanto al interés que se aplica sobre ese capital reajustado. En el ejemplo el ahorro
es de $ 1.770.
2. En el caso de una letra de cambio que no contiene la cláusula de reajuste, el
deudor que anticipa el pago debe enterar el capital y los intereses hasta el
vencimiento de la letra. Para el deudor no hay ninguna ventaja por el pago
118 Ricardo Sandoval López

anticipado.
La letra girada a la vista es pagadera el día de la presentación y si no se paga
dentro del plazo de un año contado desde la fecha de emisión, queda sin valor, salvo
que se proteste oportunamente por falta de pago.

109. ¿A quién debe hacerse el pago? Al igual que en el derecho común, el pago
debe hacerse al acreedor (art. 1576 del Código Civil); sin embargo, en este caso
conviene precisar que debe tratarse del acreedor cambiarlo. Se trata de la persona
que está legítimamente en posesión del título. Puede tratarse del tomador o
beneficiario si la letra no ha circulado y nada obsta a que éste sea el propio librador.
Cuando la letra ha circulado por el mecanismo del endoso traslaticio de dominio, el
acreedor cambiario es el portador legítimo, el que obtiene su derecho por una serie
no interrumpida de endosos formalmente ejecutados. A este respecto el artículo 26
de la ley vigente en la materia dispone: "El tenedor de una letra de cambio se
considera portador legítimo si justifica su derecho por una serie no interrumpida de
endosos, aunque el último esté en blanco". En consecuencia, no debe haber "saltos"
en la cadena de endosos. Estos últimos deben ser formalmente válidos en cuanto a
que debe cumplirse con la ley que regula la circulación del título, sin atender a
vicios de fondo como, por ejemplo, incapacidad, mandatario sin atribuciones,
etcétera.
El que paga una letra de cambio no está obligado a cerciorarse de la autenticidad
de los endosos; ni tiene facultad para exigir que ésta se compruebe; pero debe
verificar la identidad de la persona que la presenta al cobro y la continuidad de los
endosos, so pena de quedar responsable si paga a portador ilegítimo del documento
(art. 31).

110.Constancia del pago. Interesa al obligado que paga el tener el documento en


su poder con constancia de que está pagado. Hemos puesto de relieve al tratar la
Teoría General de los Títulos de Crédito la importancia que tiene el documento para
exigir la prestación en él contenida. Quien detenta el documento puede ejercer los
derechos que de él emanan. De esta suerte, una vez pagado, el obligado que cumple
la prestación tiene un interés primordial en obtener la restitución del título y su
cancelación, pues así tendrá la certeza de que no le será cobrado otra vez y él a su
turno, contando con el documento, podrá exigir reembolso de quien corresponda,
según el caso.
A este respecto, el artículo 54 de la Ley N° 18.092, vigente en la materia,
dispone: "El librado que paga la letra de cambio puede exigir que ésta se le entregue
con la constancia del pago".
Derecho Comercial 119

111.El pago parcial. La nueva ley vigente en la materia establece que, al


vencimiento de la letra, el portador no puede rehusar un pago parcial. Después de
vencida la letra podrá rechazarlo si fuere inferior a la mitad del valor del documento.
El librado puede exigir que se haga mención de este pago parcial en la letra y,
además, que se le otorgue recibo.
El portador puede protestar la letra por el saldo insoluto (art. 54). Bajo la
vigencia del Código de Comercio, artículo 713, hoy derogado, en ningún caso el
portador era obligado a recibir su importe parcialmente; pero si admitía
voluntariamente un pago parcial, debía protestar la letra por el saldo.

112.Lugar de pago. La letra debe pagarse en el lugar que ella indica. No


obstante, si la letra no indica el lugar del pago, éste debe hacerse en el domicilio del
librado señalado en el documento. Por otra parte, no debemos perder de vista que el
librado puede señalar en su aceptación un domicilio o residencia diferente del que
resulte del texto de la letra, para que en él se efectúe el pago, siempre que esté
ubicado en la misma provincia. Cuando la aceptación se hace para pagar en
cualquier lugar fuera de dicha provincia, equivale al rechazo de la misma.
Conviene, asimismo, señalar que cuando el portador de una letra aceptada es un
banco o una entidad financiera, ya sea como beneficiaría, ya como endosataria, el
pago deberá hacerse en la oficina que tenga en su poder la letra y que esté situada en
la comuna en que corresponda hacerse el pago. Este hecho se informa al aceptante
mediante comunicación escrita dirigida por el banco o entidad financiera, con diez
días de anticipación, a lo menos, a su vencimiento, indicando el nombre del
beneficiario, monto de la letra, fecha de vencimiento y lugar preciso en que debe
efectuarse el pago.

113.Prohibición del pago. La letra de cambio como título de crédito que


interviene en la actividad mercantil sirviendo de medio de circulación, de pago y de
crédito, debe estar revestida de cierta seguridad, es decir, que, salvo hipótesis muy
excepcionales, la promesa de pago que ella contiene no puede "desincorporarse" del
documento ni entrabarse su pago.
Siguiendo este principio, el artículo 57 de la Ley 18.092, de 14 de enero de 1982,
aplicable en la materia, establece que no puede prohibirse ni entrabarse por
resolución judicial el pago o circulación de la letra de cambio, salvo en caso de
quiebra de su portador o de cualquier otro suceso que prive a éste de la libre
administración de sus bienes. Como veremos más adelante, en caso de sustracción o
extravío se prohíbe también el pago de la letra de cambio.
La ley permite decretar la retención, prohibición o embargo sobre el crédito,
120 Ricardo Sandoval López

juntamente con la aprehensión del documento mismo, en juicio o gestión judicial


seguida contra su tenedor legítimo y siempre que el documento se encuentre en sus
manos o en las de un mandatario de éste para su cobranza (art. 57).
Si el pago no se verifica al vencimiento, el acreedor cambiario puede tener
interés en dejar constancia fehaciente de este hecho, con el objeto de conservar los
derechos que emanan del título contra el librador, endosantes y avalistas. Esta
constancia fehaciente es la diligencia del protesto, que procede asimismo, cuando se
rehúsa la aceptación o cuando ésta no se fecha, que trataremos a continuación.

Sección VII

El protesto de la letra de cambio

114. Concepto. La ley vigente en la materia no define la idea de protesto. Puede


decirse que se trata de un acto solemne por medio del cual se deja constancia
fehaciente de la falta de aceptación, de la falta de fecha de aceptación o de la falta de
pago de una letra de cambio. Se trata de un acto solemne porque la ley lo ha
revestido de una serie de formalidades: aviso, acta o constancia escrita de la
diligencia, intervención de ministro de fe pública, etc., debido a las consecuencias o
efectos jurídicos que le atribuye.

115. Clases de protesto. En principio, las formalidades de las diversas clases de


protesto son las mismas. La diferencia entre ellas estriba en la causa que lo origina y
las consecuencias que producen.
La Ley 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, establece tres clases de protesto:
por falta de aceptación, por falta de fecha de aceptación y por falta de pago,
atendiendo a las causas que lo originan (art. 59).
El protesto por falta de aceptación pone en evidencia que no se cumplió la
promesa de aceptación que el librador hace al girar la letra respecto del tomador o
beneficiario y de los portadores sucesivos del título. Al portador le conviene dejar
constancia fehaciente de este hecho, pues de esta forma puede hacer efectiva la
responsabilidad del librador y endosante del documento. Este es el efecto normal del
protesto por falta de aceptación (art. 10). Pero la ley le atribuye, asimismo, otras
consecuencias: el protesto por falta de aceptación dispensa de la presentación de la
letra al pago y del protesto por falta de pago. Durante la vigencia del Código de
Comercio en materia de letra de cambio, el protesto por falta de aceptación no
dispensaba de la carga de protestar la letra por falta de pago (art. 723 inc. 2 o, hoy
derogado).
Derecho Comercial 121

El protesto por falta de fecha de aceptación es elemento esencial para determinar


la época de vencimiento de la letra girada a la vista, caso en el cual la aceptación
debe fecharse por el librado. Si el librado rehúsa fechar su aceptación, el portador
debe protestar la letra por falta de fecha de aceptación, para conservar sus derechos
contra el librador y endosantes (art. 36). El término para pagar la letra girada a un
plazo contadero desde la vista, corre, en este caso, a partir del día del protesto.
El protesto por falta de pago hecho en tiempo y forma hace nacer las acciones
cambiarías del portador en contra del librador, endosantes y avalistas de ambos. La
omisión del protesto o su falta de oportunidad origina la caducidad de dichas
acciones.

116. Oportunidad del protesto. Es necesario hacer un distingo según la causa que
origina el protesto. El protesto por falta de aceptación debe hacerse el día siguiente
hábil de la presentación de la letra a la aceptación. Recordemos que cuando la letra
es girada a un día fijo y determinado o a un plazo contadero de la fecha de giro,
puede ser presentada para la aceptación dentro del plazo de su vencimiento (art. 35).
Si se rehúsa la aceptación, se dejará constancia auténtica de este hecho al día
siguiente hábil de la presentación de la letra a la aceptación.
Tratándose de letra girada a un plazo contadero de la vista o que deba ser
presentada a la aceptación en un plazo determinado en virtud de cláusulas
especiales, el librado debe fechar su aceptación. La fecha debe ser la del día en que
la aceptación se ha dado, a menos que el requirente exija que se ponga la del día de
su presentación. Si el librado rehúsa fechar su aceptación, el portador para conservar
sus derechos contra el librador y los endosantes, debe protestar la letra por falta de
fecha de aceptación, al día siguiente hábil de aquel en que se produjo dicho hecho.
El protesto por falta de pago debe hacerse al día siguiente hábil del vencimiento
de la letra. Deberá tenerse en cuenta lo que ya se ha dicho respecto de los días que
no son hábiles para requerir la aceptación y el pago (sábados, feriados y 31 de
diciembre), caso en el cual deben requerirse al día siguiente hábil; en consecuencia,
el protesto deberá practicarse, a su turno, el día subsiguiente.
Sin embargo, no podemos perder de vista que la letra de cambio puede
protestarse antes de su vencimiento, en los casos señalados en el artículo 67 de la
Ley de Quiebras, que contiene el efecto inmediato de la declaratoria denominado
exigibilidad anticipada de las deudas del fallido. Según la norma recién citada, estos
casos son los siguientes:
-Quiebra del aceptante;
-Quiebra del librador de una letra de cambio no aceptada, y
-Quiebra del suscriptor de un pagaré a la orden.
122 Ricardo Sandoval López

En todos estos casos la exigibilidad anticipada afecta a los demás obligados al


pago del documento, quienes pagarán inmediatamente.
Derecho Comercial 123

Por otra parte, el artículo 73 de la Ley N° 18.092 reglamentó una situación en la


cual el protesto puede hacerse dentro de los treinta días de vencida una letra de
cambio. Ello ocurre cuando se da en pago de una letra de cambio un cheque cuyo
pago se rehúsa por el banco librado, siempre que se hubieren hecho constar en la
misma el nombre del banco girado, la numeración del cheque y la cuenta corriente
sobre la cual se ha girado. Agrega la disposición que el plazo de treinta días se
ampliará si el banco librado que ha protestado el cheque con el cual se pagó la letra
o rehusado su pago hubiere suspendido sus operaciones y por los días que durare la
suspensión. En caso de duda ese plazo será determinado por la Superintendencia de
Bancos e Instituciones Financieras.
En relación con la oportunidad del protesto conviene, en fin, tener presente la
norma contenida en el artículo 75 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré. Según
este precepto, en el evento de fuerza mayor o caso fortuito, el portador de la letra
deberá presentarla para su aceptación o pago, y en su defecto requerirá el protesto, el
día siguiente hábil de cesado el impedimento.
Por último, destacamos que el portador de la letra de cambio no queda
dispensado de la obligación de protestarla por la quiebra, interdicción o muerte del
librado (art. 78). Para el portador el protesto es una carga legal que debe cumplir si
pretende hacer efectiva la responsabilidad por garantía del librador, endosante y
avalistas de ambos. Si no se cumple con protestar oportunamente la letra, caducan
los derechos del portador en contra de los deudores por garantía. No queda
dispensado el portador de la carga que la ley le impone de protestar la letra, para
hacer efectivos sus derechos contra el librador y demás obligados, por la declaración
en quiebra, interdicción o por la muerte del librado.

117. Formalidades del protesto. La constancia auténtica de que la letra no fue


aceptada, fechada su aceptación o pagada está sujeta a una serie de formalidades que
se refieren tanto a la intervención de un ministro de fe, a las actuaciones o
diligencias que comprende, como al acta en que se estampa, cuyo contenido está
determinado por el legislador.

118.Notario competente para el protesto. De conformidad con lo previsto en el


artículo 60 de la Ley N° 18.092, los protestos deben hacerse por los notarios, pero
en las comunas que no son asiento de notario pueden efectuarse por el oficial de
Registro Civil del lugar del pago o del lugar donde deba prestarse la aceptación,
según corresponda.
El protesto por falta de aceptación o por falta de fecha de aceptación debe
hacerse ante el funcionario correspondiente al lugar en que deba prestarse la
124 Ricardo Sandoval López

aceptación (art. 65).


Está habilitado para realizar el protesto por falta de pago el funcionario
competente del lugar en que éste deba hacerse (art. 68). Tanto respecto del protesto
por falta de aceptación o de fecha de aceptación como del protesto por falta de pago,
cuando la ley emplea la expresión "funcionario", debemos entender que se trata del
notario competente o del oficial de Registro Civil, en su caso, sin perder de vista que
el protesto por falta de pago puede, asimismo, hacerse por los bancos e instituciones
financieras.

119.Diligencias que verifica el notario. El protesto comprende una actuación


fundamental que es el requerimiento de aceptación, de fecha de aceptación o de
pago que debe practicar el funcionario competente en los lugares y oportunidades
que la ley señala. Si el requerimiento no conduce al resultado que con él se pretende,
se deja constancia en el acta de protesto de la respuesta del librado. El requerimiento
se practica previo aviso dirigido al librado o aceptante.

120.El aviso. El funcionario encargado de practicar el protesto debe entregar, en


los lugares y oportunidades que señalan los artículos 68 y 69 de la Ley sobre Letra
de Cambio y Pagaré, un aviso dirigido al librado o aceptante, por el cual se le cita
para el día siguiente hábil que no fuere sábado a su oficio, a fin de realizar el
requerimiento que corresponda. Los notarios pueden, bajo su responsabilidad,
delegar la función de entregar el aviso en un empleado de su dependencia, con
autorización de la Corte de Apelaciones respectiva.
Tratándose de los protestos por falta de pago, el aviso se entrega en el lugar
donde aquel deba efectuarse, y en el primero o en el segundo día hábil siguiente que
no fuere sábado, al vencimiento de la letra o al vencimiento del plazo fijado en el
artículo 49 de la ley de la materia, si ella fuere girada a la vista (art. 69).
En los protestos por falta de aceptación o falta de fecha de aceptación, el aviso
debe entregarse en el lugar en que haya de efectuarse la aceptación, a más tardar el
segundo día hábil siguiente al vencimiento del plazo para la presentación a la
aceptación (art. 66).
El aviso lo entrega el funcionario a alguna persona adulta que encuentre en los
lugares en que debe ser entregado, y cuando ello no fuere posible, lo deja de la
manera que estime más adecuada (art. 61 inc. 2o).

121.El requerimiento. El requerimiento de aceptación, de fechar la aceptación o


de pago, en su caso, se hace en el oficio del funcionario competente, al día siguiente
hábil al de la entrega del aviso (arts. 61, 66 y 69 inc. final).
Si el librado o aceptante no comparece a la citación contenida en el aviso
Derecho Comercial 125

entregado en los lugares y oportunidades ya señaladas, se practica el protesto de la


letra sin necesidad de requerimiento.

122.Acta de protesto. El escrito que contiene la diligencia del protesto se


denomina "acta de protesto". La Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré,
dispone que se estampa al dorso de la letra o en hoja adherida de prolongación de
ella.

El contenido es el siguiente:
a)La constancia de haberse entregado el aviso de (ilación para el requerimiento y
la fecha en que tal entrega se realizó;
b)La relación de que el librado no aceptó la letra en los términos en que ella fue
girada, o que no fechó la aceptación o que no pagó íntegramente, según el caso. En
el evento de pago parcial debe expresar su monto;
c)Un resumen de lo que exprese el librado para no aceptar, no fechar la
aceptación o no pagar la letra, si comparece a la citación; o la constancia de que el
librado no compareció o nada dijo;
d)El número con que el protesto aparece en el registro de protesto que lleva el
funcionario que lo efectuó;
e) El monto de los impuestos y derechos cobrados;
f) La fecha, hora y lugar del protesto, y
g) La firma del funcionario que practica la diligencia.

123. Depósito del importe de la letra. Aun cuando la nueva ley ha formulado
mayores exigencias en orden a precisar el lugar de pago de la letra de cambio y
evitar dificultades para el obligado en este orden de cosas, se le permite asimismo
que pueda depositar su importe en la Tesorería Comunal respectiva, cuando en ella
se hubiere señalado la comuna que corresponda al lugar del pago. Por tal razón, el
artículo 70 de la ley sobre la materia dispone que el funcionario, antes de estampar
la diligencia del proceso por falta de pago, debe verificar en la Tesorería Comunal
correspondiente si se ha efectuado algún depósito destinado al pago del documento,
siempre que en él se hubiere señalado la comuna correspondiente al lugar del pago.
Agrega la norma recién citada que cuando el depósito fuere suficiente para pagar
la letra, intereses y reajustes, en su caso, se omite el protesto. Por el contrario, si el
depósito no fuere suficiente para pagar la letra, sus intereses, reajustes y gastos, en
su caso, el funcionario debe dejar constancia de ello y protestar la letra por el saldo
insoluto. Tratándose de letras reajustables no necesita indicar el monto de dicho
saldo insoluto.
En fin, el funcionario a cargo del protesto retira el depósito bajo recibo y entrega
126 Ricardo Sandoval López

la letra al depositante con la constancia del pago estampada en ella o, en su caso, le


entrega el recibo de pago parcial. Los fondos retirados se entregan al portador de la
letra de cambio.

124. El Registro de Protestos. En virtud de lo dispuesto por el artículo 63 de la


Ley sobre Letras de Cambio y Pagaré, todo funcionario encargado de efectuar
protestos de letras debe llevar un Registro de Protestos, en el cual deja constancia
día a día de los que haya realizado, con número correlativo de cada uno de ellos, con
las enunciaciones contenidas en las letras b), d), e) y f) del artículo 62, relativo a los
requisitos del acta de protesto. En el Registro de Protestos se especifica además el
documento protestado con los nombres del librado o aceptante, del requirente, del
beneficiario, monto de la letra y época del vencimiento.
Una vez realizada la diligencia del protesto, el notario o el oficial de Registro
Civil, en su caso, debe devolver al portador la letra original, con las constancias del
protesto, a más tardar el día siguiente hábil que no fuere sábado, y responde de los
daños y perjuicios que resulten de su demora o de cualquiera irregularidad u omisión
en el protesto que le sean imputables o si la letra se extravía.

125. Protesto por banco o financiera. La Ley número 18.092, de 14 de enero de


1982, que establece normas sobre letra de cambio y pagaré, autoriza a los bancos o
sociedades financieras para efectuar el protesto por falta de pago, con los requisitos
y formalidades que señala en su artículo 71.
Este tipo de protesto lo realizan los bancos y las financieras cuando concurren
dos requisitos copulativos indicados por la norma legal citada, a saber:
1. Que el banco o la sociedad financiera no reciba instrucciones en contrario del
portador del documento. Las instrucciones en contrario se refieren precisamente al
hecho de que el tenedor de la letra exprese que el protesto lo haga un notario;
2. Que el banco o la entidad financiera tenga la letra en su poder, ya sea como
beneficiario, ya sea como endosatario. La ley no indica qué clase de endoso se
requiere en este caso para que el banco o la financiera estén en posesión del
documento, pues cualquiera que sea su clase, siempre se entiende facultado para
protestarlo o requerir su protesto.

126.Formalidades del protesto efectuado por bancos o financieras. Cuando esta


clase de protesto procede con los presupuestos ya indicados, deben cumplirse las
siguientes formalidades:
a) El banco o sociedad financiera, en su caso, enviará aviso escrito al aceptante
comunicándole que tiene la letra en su poder, con diez días, a lo menos, de
anticipación a su vencimiento, e indicará el nombre del beneficiario, monto de la
Derecho Comercial 127

letra, fecha de su vencimiento y lugar preciso en que debe efectuarse el pago. Las
sociedades anónimas bancarias o las entidades financieras deberán llevar un registro
diario en el que se hará constar el envío de cada uno de dichos avisos, su fecha y el
nombre y domicilio del destinatario. Al término de cada día un funcionario
autorizado del mismo banco o sociedad financiera certificará el cierre del registro
respectivo;
b) La falta de pago del documento se certifica al dorso del documento o en hoja
de prolongación con expresión, además, de la constancia de haberse enviado el aviso
a que se refiere la letra a), el número que se asigne a esta actuación en el Registro de
Letras no Pagadas, la fecha y lugar de la diligencia y la firma del representante
autorizado del banco o de la sociedad financiera, según corresponda.

127.Registro de Letras Protestadas. Los bancos o sociedades financieras deben


llevar, en cada oficina, un Registro de Letras Protestadas, en el que día a día dejarán
constancia de los protestos por falta de pago que hayan practicado, el número
correlativo de cada uno de ellos, mención de haberse enviado el aviso, la fecha del
protesto y los nombres del aceptante, del beneficiario, monto de la letra y época de
vencimiento. Al término de cada día un funcionario autorizado del banco o de la
entidad financiera certifica el cierre de este registro.
Tanto el Registro de Letras Protestadas como el Registro de Avisos Enviados son
de carácter público y se presume la veracidad de lo expresado en ellos. Se trata, sin
duda, de una presunción simplemente legal.82

128. Ineficacia del protesto hecho por bancos o financieras. Carecen de efectos
jurídicos los protestos hechos por estas entidades cuando se hubieren omitido el
aviso al aceptante, el número, la fecha de la actuación o la firma del representante
del banco o sociedad financiera, según el caso.

129.Alcance y utilidad práctica del protesto por bancos o financieras. No se trata


de juzgar, por ahora, los resultados que en la práctica origina la aplicación de este
tipo de protestos, cuya implementación aún no está completamente afinada. Sin
82
El Decreto N" 625 del Ministerio de Hacienda, publicado en el Diario Oficial de fecha 29 de septiembre de 1982,
introdujo modificaciones a la reglamentación existente en materia de publicación de las letras de cambio y pagarés
protestados en el Boletín de Informaciones Comerciales de la Cámara de Comercio de Santiago A.G. En virtud de la
modificación aludida, corresponde ahora a los bancos y sociedades financieras enviar al citado Boletín una nómina de
letras de cambio y pagarés aceptados o suscritos con la firma autorizada por un notario, a la orden del banco o de la
sociedad financiera, no pagados a su vencimiento y que no hayan sido protestados por falta de pago por notario u oficial
de Registro Civil, en su caso, y una nómina de las letras de cambio y pagarés que hubieren protestado dichas instituciones
a su vencimiento en conformidad a la Ley N° 18.092. El decreto aludido impone la obligación general a los notarios de
enviar al Boletín referido la nómina de las letras de cambio y pagarés que hayan sido protestados por ellos. Véase,
además, Circular N° 1.854, de 26 de octubre de 1982, del Banco Central de Chile, en Boletín del Banco Central de Chile
N° 659, p. 60.
128 Ricardo Sandoval López

embargo, se puede anticipar que la reforma parece no tendrá gran acogida por las
limitaciones con que se creó este sistema de protestos. En efecto, sólo se aplica en
los casos ya señalados cuando los bancos o las entidades financieras tienen las letras
en su poder como beneficiarios o endosatarios y salvo instrucciones en contrario.
Por otra parte, las formalidades a que está sujeto este protesto suponen la existencia
de registros de avisos remitidos y de letras protestadas, que deben llevarse día a día
y certificarse su cierre diario, la remisión misma de los avisos y constancia de la
falta de pago con las enunciaciones que la ley indica, todo lo cual supone que los
bancos o las sociedades financieras dediquen uno o más funcionarios, por oficina,
para efectuar estas labores, por las que dichas entidades no pueden cobrar suma
alguna y son responsables de las obligaciones tributarias que ellas generan. Siendo
esto así, creemos que los bancos o las sociedades financieras cuando sean
beneficiarios de las letras las remitirán al notario para que las proteste y cuando sean
endosatarios pedirán al cliente instrucciones expresas de hacer protestarlas ante
notario.
En fin, la utilidad de estos protestos es, asimismo, relativa si se piensa que no
tienen el carácter de personales para los efectos de contar con un título ejecutivo
según el artículo 434 N° 4 del Código de Procedimiento Civil. Será siempre
necesario, en consecuencia, preparar la vía ejecutiva cuando una letra de cambio se
haya protestado por un banco o por una sociedad financiera, poniendo dicha
diligencia en conocimiento del obligado por notificación judicial.

130. Nulidad del protesto. La nulidad del protesto por falta de alguno de los
requisitos que la ley exige para su validez puede intentarse ante los tribunales por
quien tenga interés en ella.
Sin embargo, el artículo 77 de la ley de la materia establece que el tribunal podrá
desechar la nulidad de un protesto cuando el vicio no hubiere causado un efectivo
perjuicio al que lo invoca.

Sección VIII

Acciones para el cobro de la letra de cambio

131. Acciones cambiarías y extracambiarias. La letra de cambio, como título de


crédito que contiene una prestación consistente en pagar una suma de dinero, está
revestida de ciertos mecanismos para garantizar su cumplimiento. Estos mecanismos
no son otra cosa que las acciones que pueden intentarse por el portador para hacer
Derecho Comercial 129

efectivo el pago de la suma de dinero contenida en la letra. Estas acciones emanan


tanto de la letra de cambio como de la relación subyacente que le da origen. En el
primer caso se trata de las acciones cambiarías, que están reguladas por la Ley N°
18.092, y en el segundo supuesto, nos encontramos frente a las acciones
extracambiarias, regidas por el derecho común, que pueden ser ejecutivas u
ordinarias.
Las acciones cambiarías son directas, indirectas y de reembolso. La acción
directa la tiene el portador en contra del aceptante y de sus avalistas, la acción
indirecta se ejerce en contra del librador, endosantes y avalistas de ambos, y la
acción de reembolso la ejercita el endosante o el avalista que ha pagado la letra de
cambio para recuperar su dinero. Veremos por separado estas acciones.

132. Acción cambiaría directa. Es la que tiene el portador legítimo de la letra en


contra del aceptante, de su avalista y
del avalista que otorga su garantía en términos generales y que no requiere de
protesto para ser ejercitada. El aceptante es sujeto pasivo de la acción directa por ser
el único deudor directo del título, el avalista que limita su aval a la persona del
aceptante responde como si fuera él mismo, de igual manera que el avalista que
confiere su aval en términos generales.
La acción cambiarla directa la ejerce el portador legítimo actuando por sí o
representado por el endosatario en cobro o por un mandatario general o especial.
También pueden ejercitarla el endosatario en garantía y el tercero que paga la letra
de cambio sin haber intervenido en ella. Normalmente la acción directa se hace valer
al vencimiento de la letra, pero puede ejercerse antes de esa época en los casos
indicados en el artículo 81 de la ley sobre la materia, a saber:
a) Si se hubiere protestado la letra por falta de aceptación del librado, de
cualquiera de los librados conjuntos o de todos los librados subsidiarios, en su caso.
Al ser así, es evidente que el librador no cumplió con la garantía de aceptación
prometida al crear el título y no vale la pena esperar la época de vencimiento para
que el portador pueda intentar sus acciones, ni tampoco se requiere que la vuelva a
protestar por falta de pago.
b) Si cae en quiebra el librado o cualquiera de los librados conjuntos, hayan o no
aceptado la letra. En este caso es evidente que por el efecto del desasimiento que la
declaración de quiebra comporta, el o los librados no podrán dar su aceptación ni
pagar la letra, porque estarán privados de la administración y disposición de sus
bienes.
c) Si, antes de la aceptación, cae en quiebra uno de los librados subsidiarios y
ninguno de los restantes accede a aceptar la letra, o cae en quiebra el librado
130 Ricardo Sandoval López

subsidiario que otorgó la aceptación. En tales situaciones es inconcuso que la letra


no podrá ser aceptada o que la aceptación que se dio carece ahora de eficacia, por lo
que la ley permite al portador ejercer su acción antes del vencimiento; y
d) Si el librador de una letra no aceptada cae en quiebra. Por encontrarse
declarado en falencia el creador del documento, no puede disponer de bienes para
cumplir la relación subyacente que lo vincula con el librado y que sirve de
fundamento a la orden que emite en su contra, lo que sin duda determinará al librado
a no prestar la aceptación, razón por la cual el portador puede accionar sin esperar el
vencimiento de la letra.
En cuanto al objeto o contenido de la acción cambiaría directa, diremos que ella
permite demandar el importe de la letra, más los reajustes y los intereses, si se
hubieren incorporado al documento mediante cláusulas accidentales. En el caso que
la letra no tenga intereses estipulados, se devengan los intereses corrientes desde el
vencimiento. Tratándose de la letra girada a la vista, los intereses corren desde el
protesto.

133. Acción indirecta, de recambio o de regreso. Es aquella que la ley confiere


al portador legítimo de la letra de cambio en contra del librador, de los endosantes y
de los avalistas de ambos y tiene como exigencia ineludible el protesto oportuno y
formal del título.
La acción indirecta se ejercita por el portador, por sí o representado por el
endosatario en cobro u otro mandatario; por el endosatario en garantía y por el
tercero extraño que paga la letra. En este caso ante el no pago por el aceptante en la
época del vencimiento, el portador legítimo regresa hacia el librador, quien responde
del pago por ser el emisor del título, o se dirige hacia los endosantes, quienes
responden por haber hecho circular el documento, o se encamina hacia los avalistas
de ambos, por haberlos caucionado. De ahí que la acción indirecta se denomina
también de regreso o de recambio.
El requisito imprescindible para ejercer la acción indirecta es efectuar el protesto
por falta de pago oportuna y formalmente, para dejar testimonio que el aceptante
como deudor directo no la pagó cuando correspondía. La falta de cumplimiento de
esta carga que la ley impone al portador hace caducar la acción indirecta en contra
del librador, endosantes y avalistas de ambos, situación que se conoce como
perjuicio de la letra. El portador legítimo puede impetrar esta acción en contra de
cualquiera de los sujetos pasivos de la misma, sin tener que observar ningún orden
de precedencia, aunque en la práctica habrá que dirigirla contra el más solvente.
El objeto de la acción indirecta es obtener de los sujetos pasivos el importe de la
letra, con reajustes e intereses, si los hubiere, o los intereses corrientes que se
Derecho Comercial 131

devengan desde el vencimiento.

134. Perjuicio de la letra. Se denomina de esta forma a la caducidad de las


acciones indirectas del portador en contra del librador, endosantes y los avalistas de
ambos, por no haberse efectuado el protesto de la letra en tiempo y forma.
El perjuicio implica que el librador, los endosantes y los avalistas de ambos
quedan exonerados de su responsabilidad solidaria al pago de la letra, como
consecuencia de la inobservancia por el portador de la carga que la ley le impone de
protestar oportuna y formalmente el documento para conservar sus acciones
indirectas. De manera que el perjuicio de la letra favorece a los mencionados
deudores por garantía de la letra, pero nunca beneficia al aceptante, por ser deudor
directo del título, ni a su avalista ni al avalista que otorga su garantía en términos
generales.
Conviene asimismo precisar que el perjuicio de la letra no produce el efecto de
caducidad de las acciones indirectas, en los siguientes casos:
a) cuando quiebra el librado o aceptante antes del vencimiento de la letra; y
b) cuando la letra lleva la cláusula accidental devuelta sin gastos o sin
obligación de protesto. En las dos situaciones indicadas el portador conserva sus
acciones indirectas contra los obligados solidarios al pago de la letra de cambio. En
el primer caso se justifica que se mantengan las acciones indirectas en contra del
librador, endosante y avalistas de ambos, porque el obligado directo está en falencia,
y aunque se puede reclamar el pago de la letra verificando el crédito en la quiebra,
siendo un crédito valista es muy difícil que sea pagado. Tratándose de la segunda
situación, las acciones se conservan, porque se relevó por el librador al portador de
la carga de protestar el documento, para el ejercicio de las mismas.

135. Acciones cambiarías de reembolso. Hemos señalado que el girador al emitir


la letra de cambio es quien primero se obliga a su pago. Ahora bien, cuando el
librado admite la orden de pagar la suma girada, se convierte en el obligado directo
o principal, pero no por eso se libera de responsabilidad el emisor del documento.
Tanto el librador como el aceptante se mantienen obligados al pago de la letra, de
manera que si uno de ellos la paga, no tiene acción de reembolso en contra del otro
ni en contra de los demás obligados (art. 82, inc. 1o).
La acción cambiaría de reembolso sólo puede ejercitarse por alguno de los
firmantes de la letra que no sea el librador ni aceptante, cuando ha debido efectuar el
pago del título. En consecuencia, están legitimados para su ejercicio el endosante y
el avalista que pagan la letra de cambio. Trataremos por separado la situación del
pago de la letra y del ejercicio de esta acción.
132 Ricardo Sandoval López

136.Pago hecho por el endosante. El endosante que paga la letra de cambio tiene
acción de reembolso a su elección en contra de:
• el librador, que ha garantizado la aceptación y el pago del título al tomador o
beneficiario, a todos los endosantes y hasta el último portador;
• el aceptante, quien al admitir la orden del librador queda obligado en forma
directa y principal al pago de la letra;
• los endosantes anteriores, quienes al transferir el documento mediante esta
forma de circulación, comprometen su responsabilidad solidaria al pago del mismo.
Sólo puede intentar la acción de reembolso contra los endosantes anteriores, de
quienes ha derivado su derecho, el endosante que paga, pero no respecto de los
endosantes posteriores, y
• los avalistas del librador, del aceptante y de los endosantes anteriores.
Tratándose del pago hecho por endosante, el artículo 84 de la ley cambiaría le
autoriza para tachar su endoso y los que le siguen.

137.Pago hecho por avalista. Cuando paga la letra de cambio el avalista, tiene
acción de reembolso en contra de la persona que ha garantizado con su aval y de los
demás firmantes del título respecto de los cuales tenga acción cambiaría de
reembolso la persona avalada. Así, el avalista de un endosante que paga la letra tiene
acción cambiaría de reembolso en contra de dicho endosante y podrá dirigirse
asimismo contra el librador, aceptante y endosantes anteriores y de sus avalistas.
Cuando se trata de avalistas conjuntos se les aplica la norma contenida en el
artículo 2378 del Código Civil, que dispone que el fiador que paga más de lo que
proporcional-mente le corresponde es subrogado por el exceso en los derechos del
acreedor contra los cofiadores.

138.Alcance de la acción cambiaría de reembolso. El titular de esta acción


puede reclamar de las personas obligadas al reembolso los siguientes valores:
1. La suma íntegra que hubiere desembolsado con arreglo a la ley. Esta suma se
reajusta desde la fecha del desembolso hasta la del reintegro, según las reglas del
artículo 14;
2. Los intereses corrientes sobre la cantidad reajustada, en la forma indicada
precedentemente, calculados desde la fecha del desembolso hasta la de su reintegro.
Se advierte que el legislador ha querido que el titular de la acción de reembolso
obtenga el reintegro de todos los valores que salieron de su patrimonio como
consecuencia del pago y que éstos mantengan su poder adquisitivo y devenguen
intereses corrientes.
Derecho Comercial 133

139. Pago parcial y acción cambiaría de reembolso. Tratándose de pago parcial,


el que lo hace sólo tiene derecho a exigir que se haga constar en la letra y que se le
entregue copia íntegra del documento, certificada por notario. Esta copia de la letra
tiene el mismo valor que la letra original para los efectos de intentar acciones
cambiarías. Si el pago parcial no proviene del librador ni del aceptante, cualquiera
de los demás obligados que lo haga podrá exigir su constancia en la letra y copia
íntegra de ella certificada por notario, para ejercer las acciones cambiarías de
reembolso por lo pagado.

140. Pago hecho por extraño a la letra. La ley permite, siguiendo las reglas
generales del derecho común (art. 1572 del Código Civil), que cualquier tercero
extraño puede pagar la letra y haciéndolo se subroga en todos los derechos del
portador emanados del documento. En este caso, el portador debe dejar constancia
en la letra del nombre de la persona que le hizo el pago.

Sección IX

El extravío de la letra de cambio

141. Generalidades. La letra de cambio, como título de crédito, lleva incorporada


una declaración instrumental de pagar una suma de dinero. Dicha prestación
conectada indisolublemente al título es no recepticia, incondicional, vinculante e
irrevocable. Esta última característica implica que una vez hecha la declaración no
puede revocarse, salvo hipótesis legal que autorice "desincorporarla" del documento.
El extravío de la letra es precisamente una de ellas, que el legislador reglamenta
estableciendo determinados requisitos para que se declare judicialmente y surta
efectos jurídicos.

142. Declaración de extravío. Para que el hecho del extravío produzca


consecuencias jurídicas se requiere que sea constatado por una declaración judicial.
En efecto, en virtud de la norma prevista en el artículo 88 de la Ley sobre Letra de
Cambio y Pagaré, el portador de una letra extraviada puede solicitar que se declare
el extravío de ésta y se le autorice para ejercer los derechos que le corresponden
134 Ricardo Sandoval López

como portador del documento.


La solicitud para que se declare el extravío se presenta ante el juez de letras de
turno en lo civil del domicilio del peticionario, con los datos necesarios para
identificar la letra de que se trata (art. 88). Presentada la petición, se confiere
traslado por cinco días hábiles a los obligados y al librado. El tribunal decreta
asimismo que se dé noticia del extravío de la letra y de la solicitud del portador,
mediante un aviso que se publica en la edición del Diario Oficial correspondiente a
los días 1o ó 15 de cualquier mes o en la del día siguiente hábil si no se editare en
esos días, para que dentro del plazo de treinta días, contado desde el aviso, los
demás interesados comparezcan a hacer valer sus derechos.
Vencidos el plazo del traslado conferido y el término de treinta días desde el
aviso, sin que los obligados o el librado formulen oposición o sin que nadie
comparezca invocando la calidad de portador legítimo de la letra, el tribunal autoriza
al solicitante para requerir la aceptación o el pago.
El tribunal, al otorgar la autorización al solicitante para requerir la aceptación o
el pago, puede exigir que éste rinda garantía de resultas, cuya calificación y duración
determinará prudencialmente (art. 90 inc. 2o). Es interesante destacar que sólo en el
caso en que se venzan los plazos sin que se deduzca oposición o sin que nadie
aparezca invocando la calidad de portador legítimo de la letra, se autoriza por el
tribunal al solicitante para requerir la aceptación o el pago de la letra extraviada,
pudiendo exigirle que rinda caución de resultas que el juez califica, como asimismo
su duración.
Por el contrario, cuando se deduce oposición por los obligados, por el librado o
por quien se pretenda portador legítimo de la letra, se tramita como incidente. En
este incidente son partes el que solicita la declaración de extravío del documento, y
el o los oponentes (librado, obligados o portador legítimo). Cuando se formula
oposición, el tribunal puede ordenar de oficio los medios probatorios que estime
convenientes. Cualquiera cuestión accesoria que se promueva en el curso del
procedimiento de declaración de extravío de una letra de cambio, se resuelve en
sentencia definitiva.
En cualquier estado de la gestión de declaración de extravío, el solicitante puede
pedir al tribunal que se decrete la suspensión provisional de la aceptación y el pago.
Para acoger esta solicitud, el tribunal puede exigir la constitución de una garantía de
resultas. Con todo, puede procederse a la aceptación o pago, previo otorgamiento de
caución suficiente, por quien exige la aceptación o requiere el pago (art. 94).

143. Resolución que se pronuncia sobre el extravío. La ley dispone que la


sentencia que se dicta para acoger la solicitud de declaración de extravío debe
Derecho Comercial 135

contener la determinación de la letra de cambio de que se trata. La petición del


solicitante debe aportar precisamente los antecedentes que permitan la
individualización del título de crédito extraviado.
Una copia autorizada de esta resolución reemplaza el documento perdido para
los efectos de requerir la aceptación o el pago. El título que se declara extraviado por
esta sentencia judicial queda, así, vacío de su contenido; en otras palabras, la
declaración documental queda de esta suerte "desconectada" o "desincorporada" del
documento. Sin embargo, conviene tener presente que el reemplazo de la letra por la
copia de resolución judicial, no impide a los obligados oponer al cobro las
excepciones o defensas que habrían podido hacer valer en relación con el documento
extraviado.
Una vez ejecutoriada la resolución judicial que declara el extravío de la letra, los
plazos para presentar el documento a la aceptación o al pago se prorrogan hasta el
tercer día hábil siguiente de quedar ejecutoriada la sentencia, siempre que tales
plazos vencieren durante el curso del procedimiento.
Contra la resolución que pone término al procedimiento de declaración de
extravío de la letra de cambio sólo procede recurso de apelación, que se concede en
ambos efectos.

144. Efectos de la aceptación o pago autorizado por resolución judicial. En


virtud de la norma contenida en el artículo 96 de la Ley N° 18.092, sobre Letra de
Cambio y Pagaré, de 14 de enero de 1982, la aceptación o el pago autorizado por la
resolución judicial que recae en el procedimiento de declaración de extravío,
producen los mismos efectos que los derivados del ejemplar auténtico de la letra.
Dicho en otros términos, esto implica que reemplazada la letra extraviada por la
resolución judicial, la aceptación o el pago producen efectos cambíanos. Así,
conferida la aceptación en la resolución judicial que reemplaza la letra extraviada,
debemos entender que ella puede circular con dicho documento. Asimismo, hecho el
pago sobre la resolución judicial que contiene la individualización de la letra
extraviada, habrá lugar, en su caso, al ejercicio de acciones cambiarías.
La ley establece expresamente que, no obstante que la aceptación o el pago
autorizados en virtud de la resolución que admite el extravío producen los mismos
efectos que los derivados del ejemplar auténtico de la letra, no se perjudican los
derechos del portador legítimo frente a quien, invocando indebidamente esa calidad,
haya obtenido la aceptación o el pago.
Vale la pena poner de relieve que el procedimiento que se contempla en la Ley
sobre Letra de Cambio y Pagaré para el caso de extravío es total y absolutamente
diverso del que estaba previsto en el Código de Comercio que suponía un aviso del
136 Ricardo Sandoval López

portador al librado comunicándole la pérdida de la letra y manifestándole su


oposición a la aceptación o pago; luego, una solicitud al tribunal para que éste
prohibiera la aceptación o el pago, y, finalmente, aviso de pérdida a su endosante y
exigencia de expedición de un nuevo ejemplar.
El procedimiento de extravío se aplica también en caso de destrucción parcial de
la letra.

Sección X

La prescripción de las acciones cambiarías

145. Acciones del portador. Las acciones del portador contra los obligados al
pago de la letra de cambio (aceptante, librador, endosantes y avalistas de ellos)
prescriben en el plazo de un año, contado desde el día del vencimiento del
documento. Así lo dispone el artículo 98 de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de
1982, sobre Letra de Cambio y Pagaré.83
Como puede apreciarse, el plazo de prescripción de estas acciones se reduce
bastante en relación con el que contemplaba el Código de Comercio (art. 761), que
era de cuatro años. Aunque la nueva ley no lo dice expresamente como lo hacía el
Código de Comercio, debemos entender que la prescripción es una forma de
extinción de las acciones cambiarías que opera sin perjuicio de la caducidad de las
mismas en los casos señalados por la ley.84
Aquí se plantea el problema en relación con la prescripción iniciada bajo el
imperio del Código de Comercio, que normalmente, según lo dispuesto en el artículo
25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, debería regirse por la legislación
elegida por el prescribiente. Sin embargo, el artículo transitorio de la Ley N° 18.092
establece que las letras de cambio giradas y los pagarés suscritos con anterioridad a
su vigencia se regirán por las disposiciones aplicables en el momento de su emisión,
lo que vino a crear dudas al respecto.
La prescripción extintiva de las acciones cambiarías del portador en contra de los
deudores principales y en contra de sus garantes, provenientes de letras de cambio
giradas antes del 15 de abril de 1982, cuyo plazo de cuatro años corrió totalmente
antes de la fecha indicada, no presenta dificultad alguna pues debe entenderse que se
83
"La Ley N" 18.092, que contiene normas sobre letras de cambio y pagare, constituye una ley de carácter especial, cuyas
disposiciones deben aplicarse con preferencia a las del Código Civil, en lo que pugnan con estas últimas. En el caso
sublite el artículo 100 de la ley precitada predomina sobre el artículo 2519 del mencionado cuerpo de leyes", C. Suprema,
6 de mayo de 1997, G.J. Nº 203, p. 43.
84
"Es aplicable al caso sublite la normativa de la Ley Nº 18.092, por lo que, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 98 de
ese texto legal, no es posible revivir un título ejecutivo prescrito", C. Suprema, 25 de marzo de 1997, G.J. N° 201, p. 40.
Derecho Comercial 137

rige solamente por el artículo 761 del Código de Comercio, vigente en esa época.
Cuando el tiempo de prescripción de estas mismas acciones no alcanzó a
cumplirse antes del 15 de abril de 1982, la tutela de certeza jurídica, según una
primera interpretación, se regiría por los artículos 761 del Código de Comercio y 25
de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, lo que equivale a decir que podrían
prescribir en cuatro años o en un año, a elección del prescribiente. Los cuatro años
deberán contarse desde que empezaron a transcurrir, esto es, desde el vencimiento
del documento, y el plazo de un año se contaría desde la vigencia de la Ley N°
18.092. Para postular esta interpretación se argumenta que el artículo transitorio de
la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré no habría modificado la norma del artículo
25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, porque cuando el legislador ha
querido hacerlo lo ha señalado expresamente, como sucedió en el caso de la Ley N°
6.162, que redujo los plazos de prescripción, a la cual le dio efecto retroactivo para
aplicarla a los plazos cuyo transcurso ya se había iniciado con anterioridad a su
vigencia. Otro tanto ocurrió con la Ley N° 16.952, cuyo objeto fue asimismo reducir
plazos de prescripción.
Según esta primera doctrina, es lógico que el prescribiente elija el plazo de
prescripción de un año, que le será más favorable a su interés de ver extinguida la
deuda.
Puede también sostenerse que la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes sólo es
aplicable en aquellos casos en los cuales una ley no ha contemplado normas para
regir situaciones intermedias o anteriores a su vigencia, ya que ésa es la finalidad de
dicha ley, como su nombre lo indica. Ahora bien, la Ley N° 18.092, sobre Letra de
Cambio y Pagaré, contempla expresamente una regla para determinar su efecto en el
tiempo y ella es la contenida en el artículo transitorio, según la cual las letras de
cambio giradas y los pagarés suscritos con anterioridad a su vigencia se regirán por
las disposiciones aplicables en el momento de su emisión. Agrega que, sin embargo,
se aplicarán sus normas en cuanto a la forma de realizar los protestos si vencieren
con posterioridad a su vigencia. Como puede apreciarse, el legislador se ha
preocupado de señalar reglas destinadas a regir situaciones anteriores a su entrada en
vigor, lo que excluiría la aplicación de las reglas de la Ley de Efecto Retroactivo de
las Leyes, dentro de las cuales está el artículo 25 de ella, que conduce a la solución
anterior. Cuando la Ley N° 18.092 en su artículo transitorio se refiere a las
"disposiciones aplicables en el momento de su emisión", sólo se está refiriendo a las
reglas aplicables en materia de letras de cambio y pagarés y no a las normas sobre
efecto retroactivo de las leyes, las que huelga aplicar porque es la propia ley
cambiaría como ley especial la que resuelve el problema.
Al ser de esta manera, la prescripción se regiría por el artículo 761 del Código de
138 Ricardo Sandoval López

Comercio y no habría elección para el prescribiente que lo conduzca a un plazo más


breve.
Creemos que es ésta la doctrina que debe primar, porque la Ley N° 18.092,
norma especial, contiene una regla especial, artículo transitorio, que tiene que
prevalecer sobre la ley de carácter general que es la de Efecto Retroactivo de las
Leyes.
El plazo de prescripción de las acciones cambiarías del portador contra los
obligados al pago de una letra de cambio emitida antes del 15 de abril de 1982, es de
cuatro años. La acción ejecutiva que emana de la letra de cambio, cuando ella
constituye un título ejecutivo, prescribe en el plazo de tres años, conforme a lo
dispuesto en el artículo 442 del Código de Procedimiento Civil.
El problema que planteamos acerca de la prescripción de las acciones
cambiarías, cuyo plazo está transcurriendo en la época de la entrada en vigencia de
la Ley N° 18.092, ha llegado a conocimiento de los tribunales de justicia, que han
dado soluciones diferentes en los litigios que les ha correspondido resolver.
La Corte de Apelaciones de Concepción, en fallo de fecha 29 de abril de 1985,
causa rol 296-84, redactado por el señor Ministro don Víctor Hernández Rioseco, se
inclina por la segunda doctrina expuesta y que compartimos, en orden a que, como
se expresa textualmente en la sentencia referida, "...la intención del legislador al
dictar la Ley N° 18.092 fue considerar inconveniente dejar sometida a la Ley de
Efecto Retroactivo la solución de los problemas que surgirían con la sustitución de
los artículos 623 a 781 bis contenidos en los títulos X y XI del Libro Segundo del
Código de Comercio y con este fin decidió dictar una ley especial para el caso, de
manera que en lo que atañe a cualquiera de las materias regladas en dichas normas
no procediere hacer las diferentes distinciones que hace la expresada ley general
(artículo 25)". El mismo fallo agrega más adelante que el precepto transitorio de la
Ley N° 18.092, por ser especial, prevalece sobre la ley general de Efecto Retroactivo
de las Leyes en caso de conflictos, por lo que la prescripción de las obligaciones
debe sujetarse a dicho artículo transitorio y en consecuencia el plazo de prescripción
es de cuatro años, según el artículo 761 del Código de Comercio, vigente al tiempo
de la emisión de la letra de cambio.
En sentencia de 3 de diciembre de 1983, don Nelson Mariángel Toledo,
secretario titular del Primer Juzgado de Punta Arenas, subrogando legalmente, llegó
a la misma conclusión; haciendo aplicable el artículo transitorio de la Ley N°
18.092, excluyó la posibilidad de dar cabida a las normas de la Ley de Efecto
Retroactivo de las Leyes, decidiendo que el plazo de prescripción es de cuatro años,
según el artículo 761 del Código de Comercio que regía al emitirse el documento.
La Corte de Apelaciones de Punta Arenas revocó dicha sentencia y sostuvo la tesis
Derecho Comercial 139

de la aplicación del artículo 25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, que


conduce a la elección del plazo por el prescribiente. La Corte Suprema, en fallo de
15 de noviembre de 1984, causa rol 6208, acogió un recurso de queja interpuesto por
el demandante, declarando que se confirma el fallo apelado de 3 de diciembre de
1983, dictado por el juez del Primer Juzgado de Punta Arenas, porque sus
fundamentos son los adecuados para decidir acerca de la excepción de prescripción
deducida por los ejecutados.
Ahora bien, los plazos de prescripción establecidos para las acciones cambiarías
directas y de reembolso, ¿se aplican sólo a ellas o a toda otra acción que pudiera
emanar con ocasión del libramiento de una letra de cambio? En primer término, la
nueva ley no distingue entre acción ejecutiva y acción ordinaria, como ocurría bajo
el imperio del Código de Comercio, y sólo se refiere a las acciones cambiarías, esto
es, a las que emanan de la letra de cambio. Pues bien, como el giro, aceptación o
transferencia de una letra no extinguen, salvo pacto expreso, las relaciones jurídicas
que les dieron origen ni producen novación (art. 12) habría que pensar que mientras
subsista la relación fundamental se mantienen vigentes las acciones que de ella
emanan, hasta que no se extingan por la prescripción que les corresponde, según su
naturaleza. Con todo, las acciones que surgen de la relación subyacente sólo pueden
hacerse efectivas entre quienes han sido partes en ella.

146. Acciones cambiarías de reembolso. Estas acciones, contempladas en el


artículo 82 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, prescriben en el plazo de seis
meses contado desde el día del pago cuyo reembolso se reclama.
Como puede advertirse, el plazo de prescripción es más reducido en el caso de
las acciones de reembolso que tratándose de las acciones del portador contra los
obligados directos e indirectos al pago de la letra. Al parecer, al legislador le interesa
que esta tutela que resguarda la seguridad jurídica opere, en este caso, en breve
tiempo. El que ha pagado por el aceptante (endosante o avalista) debe ejercer la
correspondiente acción de reembolso antes que transcurran seis meses desde que
hizo ese pago.

147. Interrupción de la prescripción. El transcurso del plazo de prescripción se


interrumpe sólo respecto del obligado a quien se notifique la demanda judicial de
cobro de la letra, o la gestión judicial necesaria o conducente para deducir dicha
demanda o preparar la ejecución (art. 100 inc. 1 o).85 No hay duda alguna de que la
85
"Sólo la notificación de la demanda, y no su mera interposición, produce la interrupción civil en el transcurso de los
plazos de prescripción extintiva, lo cual fluye de una armónica interpretación de los artículos 2503 y 2518 del Código
Civil. En consecuencia, la anulación del requerimiento de pago -que es el mecanismo idóneo para emplazar al sujeto
pasivo de la acción ejecutiva- impide la interrupción del plazo de prescripción de las acciones emanadas del pagaré en
cobro", C. San Miguel, 10 de marzo de 1997, G.J. N° 201, p. 78.
140 Ricardo Sandoval López

demanda de cobro judicial de la letra interrumpe, respecto del demandado, la


prescripción de las acciones cambiarías, desde la notificación. Sin embargo, no
parece tan clara la situación cuando el legislador alude a "gestión judicial necesaria
o conducente para deducir dicha demanda", por lo cual podrían entenderse las
medidas prejudiciales y las precautorias prejudiciales. Tampoco presenta duda
alguna cuando se trata de la notificación de gestiones destinadas a preparar la
ejecución sobre las que trata el Código de Procedimiento Civil en el juicio ejecutivo.
Asimismo se interrumpe la prescripción respecto del obligado a quien se le
notifique la solicitud del procedimiento de declaración de extravío de la letra de
cambio, contemplado en los artículos 88 y 89 de la ley que comentamos. Esta es una
excepción a los efectos de la solidaridad.
Finalmente, la prescripción se interrumpe, también, respecto del obligado que ha
reconocido expresa o tácitamente su calidad de tal. Puede advertirse que el
legislador mercantil dio cabida a las dos formas de interrupción de la prescripción
extintiva que establece el Código Civil: la interrupción civil que opera en virtud de
demanda judicial y la interrupción natural por el hecho de reconocer el deudor la
obligación, ya expresa, ya tácitamente (art. 2518 del Código Civil).
En lo demás, la prescripción de las acciones provenientes de la letra de cambio se
rige por las reglas generales del Código de Comercio.

148. La tacha de falsedad de la firma en la letra. Con el objeto de poner fin a los
numerosos abusos que se cometían en las gestiones de preparación de la vía
ejecutiva por los obligados que oponían tacha de falsedad a su firma, obligando al
ejecutante a renunciar al procedimiento de apremio y a plantear un juicio ordinario,
que generalmente nunca se iniciaba, la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y
Pagaré, establece una figura delictual y una pena para sancionar esta práctica dolosa
y un procedimiento para continuar la ejecución.
De conformidad con lo previsto en el artículo 110 de la ley sobre la materia,
cualquiera persona que en el acto de protesto o en la gestión preparatoria de la vía
ejecutiva tachare de falsa su firma puesta en una letra de cambio o pagaré y resultare
en definitiva que la firma es auténtica, será sancionada con las penas indicadas en el
artículo 467 del Código Penal, salvo que acredite justa causa de error o que el título
en el cual estampó la firma es falso. Claro está que después de tachada la firma que
finalmente resulta ser auténtica, se pretenderá siempre la justa causa de error o se
pretenderá que el título en el cual ella se estampó es falso. Es de esperar que el
hecho de que el legislador haya establecido un delito tipo en estos casos constituya
un elemento para disuadir a quienes intenten tachar de falsa su propia firma.
Por otra parte, cuando se tachare de falsa la firma, en los casos de que trata el
Derecho Comercial 141

inciso 1o del N° 4o del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, la tacha se
tramita como incidente y corresponde al demandante acreditar que la firma es
auténtica. Puede hacerlo por los medios probatorios que la ley franquea, en
particular, informe de peritos, peritaje calígrafo.86
Si se acredita la autenticidad de la firma, el tribunal lo declara así y el documento
constituye título ejecutivo. Las apelaciones que se interpongan durante el incidente
de tacha de falsedad de la firma se conceden en el solo efecto devolutivo.
A pesar de que la ley contempla ahora un procedimiento a seguir cuando se
opone tacha de falsedad en la gestión preparatoria de la vía ejecutiva, el incidente de
tacha de falsedad, el demandado en un juicio civil y el inculpado o procesado en el
juicio criminal por el delito establecido en el artículo 110 de la ley sobre la materia
pueden oponer como defensa o excepción la falsedad del título o la de su firma y
justificarla en dichos procesos.

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86
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confesión judicial, y no está impedido de usar para demostrar el hecho de que se trata, pues ni remotamente la ley
equipara la indicada tacha (de falsedad de la firma) a una confesión prestada en juicio, sino a un medio para impedir que
se configure un título ejecutivo, a menos que, como se dijo, el demandante pruebe la autenticidad de la firma respectiva".
En el fallo transcrito se sienta la doctrina de que en la tramitación incidental de la tacha de falsedad de firma, procede la
confesión judicial como medio de probar la autenticidad de la firma. Véase G. J. N° 49, 1984, p. 51
142 Ricardo Sandoval López

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Derecho Comercial 145

Capítulo III
EL PAGARE Y LA CARTA ORDEN DE CRÉDITO

Sección I

Aspectos generales

149. Noción de pagaré. El pagaré es un título de crédito que contiene una


prestación consistente en pagar una suma de dinero. Pertenece, en consecuencia, a la
categoría de los llamados efectos de comercio, dentro de la cual se encuentran la
letra de cambio, el cheque, la carta orden de crédito, la tarjeta de crédito, etc.
Este instrumento negociable permite a una persona reconocerse deudora de otra
de una cantidad determinada o de-terminable de dinero. Se trata de un acto jurídico
unilateral que se genera por la voluntad de una sola persona, que confiesa adeudar la
cantidad determinada o determinable de dinero. No es, como la letra de cambio, un
documento que esté sujeto a aceptación; basta la declaración instrumental del
suscriptor que confiesa adeudar y se obliga a pagar la cantidad de dinero, los
intereses y reajustes. En esencia, como título de crédito, basta que la declaración
documental contenga las exigencias de forma y de fondo para que quede obligado el
suscriptor.
La emisión, suscripción, endoso y fianza cambiaría o aval de un pagaré
constituyen acto de comercio formales, en virtud de la regla contenida en el N° 10
del artículo 3o del Código de Comercio, en su texto actual fijado por la Ley N°
18.092, de 14 de enero de 1982.

150.Definición de pagaré. El artículo 766, hoy derogado, del Código de


Comercio, daba una definición legal de pagaré en los siguientes términos: "Vale o
pagaré es un escrito por el que la persona que lo firma se confiesa deudora a otra de
cierta cantidad o valor de dinero y se obliga a pagarlo a su orden dentro de un
determinado plazo.
Cuando el pago debe hacerse en distinto lugar de la residencia del deudor, el
pagaré toma la denominación de pagaré a domicilio".
La Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no define el concepto de
pagaré, sino que se limita a señalar el contenido formal del documento en el cual se
146 Ricardo Sandoval López

emite, como asimismo sus requisitos de fondo.


Podemos decir que el pagaré es un documento escrito que contiene una promesa,
no sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero
al beneficiario, a su orden o al portador, que obliga a la persona que lo suscribe, a
los endosantes y avales de una u otros.

151.Diferencias entre el pagaré y la letra de cambio. Nos limitaremos a indicar


las principales diferencias entre ambos títulos de crédito.
En cuanto a su creación, el pagaré es una verdadera confesión de deuda, aunque
la ley actual no lo dice expresamente, formulada por la voluntad del suscriptor que
se manifiesta mediante la firma del documento. Por el contrario, en la emisión de la
letra de cambio deben intervenir a lo menos dos personas, el librador o girador, que
puede ser a su vez beneficiario, quien emite la orden, y el librado, contra quien se
libra o gira la cambial, que puede convertirse en aceptante si admite pagarla.
El pagaré no es un título de crédito sujeto a aceptación, puesto que surge por la
sola voluntad del suscriptor. La letra de cambio, siendo una orden, requiere la
aceptación del librado para que resulte obligado.
Consecuencia de lo anterior es que el pagaré sólo puede protestarse por falta de
pago, en tanto que la letra de cambio puede protestarse por falta de aceptación o de
fecha de aceptación.
El pagaré admite vencimientos sucesivos, en tanto que la letra de cambio debe
tener un solo vencimiento. El no pago de una cuota puede hacer exigible la totalidad
del saldo insoluto, cuando así se establece en el documento. Esta "cláusula de
aceleración" no se puede introducir en la letra de cambio.

Sección II

La creación del pagaré

152.Personas que intervienen en el pagaré. En el acto de creación del pagaré


interviene sólo la persona del suscriptor, quien confiesa la deuda y firma el
documento. El suscriptor
es, pues, el creador y primer obligado al pago del documento. Debe tratarse de una
persona capaz de obligarse y con la libre administración de sus bienes.
Además del suscriptor, el pagaré puede contener la designación de una persona
como beneficiario, quien es el acreedor de la cantidad que se promete pagar. Basta
que el beneficiario tenga capacidad para adquirir derechos. Cuando contiene la
Derecho Comercial 147

cláusula "a la orden" puede circular mediante el endoso, interviniendo en la vida del
documento endosante y endosatarios. Asimismo, una vez creado el documento por
la sola voluntad del suscriptor, puede garantizarse su pago por el o por los
endosantes con la intervención de avalistas de aquel o de éstos.

153.Aspectos formales de la creación del pagaré. Del concepto de pagaré y de


su carácter de título de crédito se deduce que debe tratarse de un acto solemne,
contenido en un documento escrito, cuyas enunciaciones están determinadas
expresamente por el legislador, bajo sanción de que si el instrumento no los lleva no
vale como pagaré.

154. Enunciaciones que debe contener el pagaré. De conformidad con lo


previsto en el artículo 102 de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra
de Cambio y Pagaré, este último documento debe contener las siguientes
enunciaciones:
1."La indicación de ser pagaré, escrita en el mismo idioma empleado en el título:
Se trata de una enunciación que no se exigía bajo la vigencia del Código de
Comercio y pensamos que la intención del legislador ha sido la de no dejar duda
alguna sobre la naturaleza del título de crédito, que ahora dirá expresamente que se
trata de un pagaré y en el mismo idioma en que está escrito el documento.
2. La promesa, no sujeta a condición, de pagar una determinada o determinable
cantidad de dinero. Es el objeto o contenido del título de crédito pagaré. Esto
permite clasificarlo en la categoría de los efectos de comercio. Es un requisito
esencial que mira al fondo de esta clase de instrumentos, de suerte que si la promesa
no sujeta a condición se refiere a otra cosa que a una cantidad determinada o
determinable de dinero, no se trata de un pagaré sino de otro tipo de título de crédito
o bien de otro documento. Que la cantidad de dinero sea determinada o determinable
depende de otras cláusulas del contenido del documento, como las relativas a
reajustabilidad, convención de intereses, etc., que no son contrarias a su naturaleza y
que se rigen por las normas sobre letra de cambio, que son aplicables al pagaré en
virtud del artículo 107 de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982.
3. El lugar y época de pago. Son enunciaciones no esenciales, por cuanto la ley
contiene reglas supletorias en defecto de ellas. Así, cuando el pagaré no indica el
lugar de pago, se entiende que éste debe efectuarse en el lugar de su expedición, y si
no contiene la fecha de vencimiento, se considera pagadero a la vista.
El lugar del pago se enunciará expresamente cuando él deba efectuarse, por
ejemplo, en uno distinto de aquel en que se emite. El pagaré se utiliza en este
supuesto como un instrumento para la ejecución de un contrato de cambio.
148 Ricardo Sandoval López

La época de vencimiento está determinada por la forma como el pagaré se emite


y, de acuerdo con lo establecido en el artículo 105, puede ser extendido: a la vista, a
un plazo contado desde su fecha y a un día fijo y determinado. El pagaré puede tener
también vencimientos sucesivos y, en tal caso, para que el no pago de una de las
cuotas haga exigible el monto total insoluto, es necesario que así se exprese en el
documento. Si nada se dice al respecto, cada cuota morosa debe protestarse
separadamente.87
4. El nombre y apellido del beneficiario o la persona a cuya orden se ha de
87
"Si el deudor no paga una de las cuotas en que se dividió el crédito en un pagaré, la obligación se torna exigible,
como si fuera de plazo vencido, pero tal efecto no autoriza al acreedor para evitar que opere la prescripción de la acción
ejecutiva, permitiéndole hacer uso de la cláusula de aceleración en cualquier tiempo. Ello importaría que al pactar dicha
cláusula el deudor ha renunciado anticipadamente a la prescripción, con infracción del artículo 2494 del Código Civil y 98
de la Ley N° 18.092", C. Santiago, 2 de septiembre de 1997, G.J. N° 207, p. 87 (cons. 6).
Véase además la siguiente jurisprudencia:
1. "Conforme a las normas que regulan los títulos de crédito, no es el suscriptor quien establece los plazos en las
obligaciones, sino que estas modalidades se pactan de común acuerdo entre las partes. Si el pagaré es exigible a la vista,
cabe convenir que en ese caso las partes convinieron en entregar al acreedor esta soberana potestad, lo que constituye una
modalidad perfectamente lícita en virtud del principio de autonomía de la voluntad", C. Suprema, 25 septiembre 1990, R.,
t. 87, 2a parte, sec. 1a, p. 149.
2. "La prescripción del pagaré a la vista debe contarse desde el día que dicho pagaré ha sido suscrito, pues tal debe
tenerse como su fecha de vencimiento, ya que a partir de ella y en cualquier instante el acreedor puede presentarlo al
cobro", C. Concepción, 29 abril 1985, Revista de Derecho Universidad de Concepción, N° 179, 1986, pp. 115 a 121.
Véase además el comentario de Ramón Domínguez Águila y Ramón Domínguez Benavente.
3. "Ningún perjuicio puede derivarse para el recurrente de la circunstancia de que se haya admitido la excepción de
prescripción del pagaré a la vista, puesto que, en todo caso, dicho documento no se protestó dentro del año siguiente a su
suscripción, por lo cual se ha producido la caducidad especial del artículo 49 de la Ley N° 18.092."
"La cláusula devuelta sin protesto u otra semejante, no libera al portador de un pagaré a la vista de la obligación de
protestarlo dentro del año siguiente a su suscripción, puesto que el protesto es el único modo de impedir la caducidad del
dicho artículo 49", C. Suprema, 13 noviembre 1985, Revista de Derecho Universidad de Concepción N° 179, p. 121.
Véase además el comentario de Ramón Domínguez Águila y Ramón Domínguez Benavente.
4. I. "La cláusula de aceleración facultativa para el acreedor no opera
por el simple no pago de una cuota, sino que requiere de la expresión de
voluntad del acreedor de considerar la totalidad del saldo insoluto como de
plazo vencido.
Siendo el objetivo de la cláusula de aceleración acelerar o anticipar el vencimiento y la exigibilidad de la obligación y
no demorar o postergar la exigibilidad de las cuotas de un pagaré a plazo, cada una de éstas se hace exigible
separadamente el día de su vencimiento y desde esa fecha debe contarse el plazo de prescripción extintiva
correspondiente", C. Santiago, 6 noviembre 1990, G,J. Nº 126, p. 134 (C. 2" y 3", p. 135).
II. "Favorece al acreedor ejecutante la cláusula que lo faculta para exigir el total del saldo insoluto por el no pago de
cualquiera de las cuotas vencidas, sea en capital o intereses, autorizándolo para accionar contra el obligado en forma
sucesiva según la división de la deuda en parcialidades, o instar a su pago por el total insoluto.
Estando facultado el banco acreedor para hacer uso de la cláusula de aceleración cuando lo estime conveniente, nada
obsta a que modifique su demanda antes de su notificación, cambiando la fecha de exigibilidad propuesta", C. Santiago,
20 noviembre 1990, G.J. N" 125, p. 46 (C. 2" y 3°, p. 47).
5. Voto disidente: "La cláusula de aceleración, reconocida en el artículo 105 de la Ley N° 18.092, ha sido concebida en
beneficio del acreedor, con independencia de la forma en que se halla redactada, sea ésta imperativa (se hará exigible) o
facultativa (podrá hacerse exigible).
La citada cláusula no opera de pleno derecho, por la mora o el simple retardo en el cumplimiento de la obligación, sino
que requiere de una manifestación de voluntad del acreedor, en el sentido de renunciar a su derecho, sin ejercerlo o
ejercitarlo, y aplicar la aceleración, opción que se agota con su ejercicio".
"Para la Ley N° 18.092, la 'época de pago' y la 'fecha de vencimiento' de la obligación son expresiones sinónimas, que
no cabe disociar, pues de lo contrario podría provocarse la imprescriptibilidad de la acción cambiaría, mediante la
determinación de una fecha de vencimiento posterior al pago", C. Santiago, 31 mayo 1990, G.J. N° 119, p. 38 (C. 3° y 8 o,
pp. 39-40).
6. "La cláusula de aceleración del pagaré se estableció en los siguientes términos: "El solo atraso o simple retardo en el
Derecho Comercial 149

efectuar el pago o la indicación de que es pagadero al portador. Esta cláusula es


esencial y determina la forma como el pagaré va a circular. Cuando se emite en
forma nominativa, será transferible por el mecanismo de la cesión de créditos; si se
gira a la orden, circula mediante el endoso, y, en fin, girado al portador, se traspasa
por entrega manual.
5. El lugar y fecha de expedición. Esta mención es interesante para determinar la
capacidad del suscriptor al tiempo de crear el documento, como asimismo para fijar
la época de vencimiento de los pagarés girados a un plazo contado desde su fecha.
El lugar es importante porque si no se indica dónde debe hacerse el pago, se
entiende que éste ha de efectuarse en el lugar de su expedición. Interesa también el
lugar de expedición para la aplicación del principio lex locus regís ac-tum (la ley del
lugar rige la forma del acto).
6. La firma del suscriptor. Es precisamente este elemento o enunciación el que
traduce el propósito de obligarse del emisor del título. Es sin duda una enunciación
esencial del documento. La ley establece que bajo la responsabilidad del suscriptor,
sus firmas pueden estamparse por otros procedimientos que se autoricen en el
Reglamento en los casos y con las formalidades que en él se establezcan.

155.Sanción por falta de enunciaciones en el pagaré. Ya hemos dicho que el


pagaré como título de crédito tiene como característica la formalidad. Siendo así, el
documento que no cumpla con las exigencias del artículo 102 de la Ley N° 18.092
no vale como pagaré. Sin embargo, de las menciones exigidas por la disposición
pago de las cuotas de intereses y/o amortizaciones, en las fechas y formas señaladas... hará exigible la totalidad del
préstamo o de su saldo existente a la fecha del retardo, como si fuera de plazo vencido..."
"El ejecutante hizo uso de dicha cláusula de aceleración que, dada la forma en que fue redactada, es de carácter
imperativo, ya que obliga al acreedor a hacerla efectiva tan pronto se produzca el supuesto a que hace referencia y, por lo
tanto, el día del vencimiento del documento es aquel en que se dejó de pagar la primera cuota y desde entonces debe
contarse la prescripción."
"En todo caso, si se entendiera que dicha cláusula fuera facultativa a favor del acreedor, debe estimarse que esta
facultad de hacer efectiva la cláusula ha sido manifestada por el ejecutante al protestar el documento y al presentar la
demanda a distribución ante la I. Corte de Apelaciones", C. Suprema, 16 enero 1991, F. del M. N° 386, p. 799.
7. "El establecimiento de vencimientos sucesivos en el pagaré importa una facilidad o beneficio para el suscriptor,
consistente en pagar por parcialidades lo debido en las fechas que se convengan, pero no impone una obligación al
beneficiario en orden a demandar el pago de cada una de las cuotas a la fecha de sus respectivos vencimientos."
"La cláusula de aceleración no obliga al beneficiario a exigir el pago del total de lo adeudado en caso de
incumplimiento de una o más cuotas", C. San Miguel, 10 agosto 1988, R., t. 85, 2 a parte, sec. 2a, p. 82 (C. 9°, p. 84); G.J.
N° 98, p. 35.
8. "La cláusula acordada por las partes en orden a que el acreedor puede a su voluntad adelantar el vencimiento de
toda la obligación en el evento del no pago de una cuota sin tener que esperar la mora de las restantes, en que fue dividido
el crédito, favorece únicamente a éste", C. Suprema, 3 noviembre 1988,Jurisp. al Día, sent. 147, p. 697 (C. 3 o, p. 698).
9. "La cláusula de aceleración, en su calidad de estipulación personal del deudor, no favorece al fiador o codeudor
solidario, conforme a lo dispuesto en los artículos 1479, 1520 y 2354 del Código Civil, en relación con el artículo 105
inciso 2o de la Ley N° 18.092", C. Arica, 27 mayo 1991, G.J. N°141,p. 28.
150 Ricardo Sandoval López

legal citada, pueden omitirse el lugar y la época de pago, que no son esenciales, ya
que la propia ley suple el silencio del emisor en estos casos. Si el pagaré no indica el
lugar del pago, se entenderá que éste debe efectuarse en el lugar de su expedición, y
si no contuviere la fecha de vencimiento, se considera pagadero a la vista.

156.Aspectos de fondo del pagaré. Estos son, fundamentalmente: la promesa, no


sujeta a condición, de pagar una determinada o determinable cantidad de dinero; la
indicación de ser el documento un pagaré y la firma del suscriptor.
El contenido del pagaré como título de crédito no puede ser otro que una
promesa no sujeta a condición de pagar una cantidad determinada o determinable de
dinero. Si la promesa se refiere a otra cosa -por ejemplo, a la entrega de
determinadas mercaderías-, no estaremos en presencia de un pagaré, sino de otro
tipo de título de crédito o de documentó. Asimismo, si la promesa de pagar la suma
de dinero se sujeta a condición, tampoco se trataría de un efecto de comercio
denominado pagaré.
La enunciación en el documento que contiene la promesa de pagar una suma
determinada o determinable de dinero de que es un pagaré es un elemento de fondo
que permite diferenciarlo de otros efectos de comercio cuyo contenido es similar.
Por último, la firma del suscriptor es el elemento que traduce y expresa la
voluntad unilateral de la persona que promete pagar la cantidad de dinero y que le
obliga a cumplirla. Sin ella no se crea el documento ni nace la obligación
incorporada en él. La ley vigente en la materia expresa que el suscriptor del pagaré
queda obligado de igual manera que el aceptante de una letra de cambio.

157. Legislación aplicable. Este título de crédito se rige por las normas
contenidas en el Título II de la Ley N° 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra
de Cambio y Pagaré. En lo que no sean contrarias a su naturaleza y a las
disposiciones del Título II de la Ley N° 18.092, son aplicables al pagaré las normas
relativas a la letra de cambio (art. 107).

Sección III

La carta orden de crédito


Derecho Comercial 151

158. Concepto. Mediante este documento una persona se dirige a otra para que
entregue a un tercero la cantidad que necesita o que determina. Se denomina "carta"
porque antiguamente se adoptaba la forma epistolar para redactar estos documentos.
Es una carta orden porque efectivamente contiene una orden y de crédito porque se
funda en el crédito que gozan los que intervienen en ella.
El artículo 782 del Código de Comercio señala que "las cartas órdenes de crédito
tienen por objeto realizar un contrato de cambio condicional, celebrado entre el
dador y el tomador, cuya perfección pende de que éste haga uso del crédito que
aquél le abre". Ese título de crédito tiene la ventaja sobre la letra de cambio y el
pagaré que permite retirar dinero sobre varias plazas a la vez, en tanto que la
promesa de pago que contienen tanto la letra como el pagaré sólo se cumple en un
lugar determinado. Siendo así, se emplea por personas que se desplazan de un lugar
a otro para evitar el riesgo de llevar dinero en efectivo, aun cuando este último
objetivo se consigue con el empleo de otros títulos, como el cheque viajero, la tarjeta
de crédito, el vale vista bancario, etc. Sin embargo, la carta orden de crédito
conserva su utilidad práctica tratándose de individuos que desean efectuar diversas
operaciones mercantiles en distintos lugares y no saben de antemano, con certeza,
las cantidades de dinero que requerirán para concluirlas. Por esta misma razón, la
carta orden de crédito, por lo general, se emite a la vista, quedando a disposición del
beneficiario determinar la época de pago dentro de un plazo máximo fijado en el
documento.

159. Naturaleza mercantil de la carta orden de crédito. Hemos visto que la carta
orden de crédito es un mecanismo jurídico para ejecutar un contrato de cambio
condicional (art. 782 del Código de Comercio). Por su parte, el artículo 3 o N° 10 del
Código de Comercio, en su texto fijado por el artículo 108 de la Ley N° 18.092,
sobre Letra de Cambio y Pagaré, declara formalmente comerciales "...las remesas de
dinero de una plaza a otra hechas en virtud de un contrato de cambio". De esta
suerte, la carta orden de crédito como instrumento que realiza un contrato de cambio
condicional es un acto de comercio.

160.Personas que intervienen en ella. En la emisión de la carta orden de crédito


intervienen, básicamente, tres personas:
1.El dador;
2.El tomador, y
3.El corresponsal o persona a quien va dirigida.
En el fondo, hay dos relaciones distintas: una entre el dador y el tomador de la
carta y otra entre el dador y el corresponsal, que cumple el encargo. La relación que
152 Ricardo Sandoval López

une al dador con el tomador es sin duda un contrato de cambio condicional, en


cuanto a que depende de la voluntad de este último hacer uso de la carta:
indeterminado, en cuanto a las sumas que se retiren dentro de un máximo fijado, e
indeterminado, en cuanto a las plazas de las indicadas en la carta circular. Como
precio del servicio el tomador debe abonar cierta cantidad de dinero al dador de la
carta.
Entre el dador de la carta orden de crédito y la persona a cuyo cargo se gira
existe una relación jurídica que calificamos de mandato, que impone al mandatario
cumplir la orden de su mandante. Siendo así, el dador debe abonarle al corresponsal
la cantidad que el beneficiario o tomador pague por el servicio.

161.Requisitos de la carta orden de crédito. Nos ocuparemos de las


enunciaciones esenciales que deben cumplirse para la emisión de este título de
crédito.
1. Debe extenderse a nombre de persona determinada y no a la orden. Esta
exigencia reitera el carácter de instrumento nominativo que tiene la carta orden de
crédito en el derecho nacional. Así lo dispone el artículo 783 del Código de
Comercio, que dice: "Las cartas de crédito deben ser dadas a persona determinada y
no a la orden.
Expedidas en esta última forma, el tomador podrá cobrarlas personalmente, pero
no endosarlas.
El endoso de una carta de crédito no transfiere al endosatario el derecho de
cobrarla".
2. Debe expedirse a una cantidad fija o a una o más cantidades indeterminadas,
todas comprendidas dentro de un límite máximo, que debe asimismo señalarse. Así
se desprende de las normas contenidas en los artículos 784 inciso 1 o y 793, ambos
del Código de Comercio. La carta que no tenga la designación de cantidad es
considerada como simple carta de introducción y recomendación; y el dador de ella
no responde a quien fuere dirigida de las resultas de cualquier contrato que éste
celebre con el tomador, salvo el caso de dolo justificado en forma legal (art. 794).
3. El instrumento designará la época dentro de la cual el beneficiario deba hacer
uso de él. Esta enunciación está establecida en el artículo 784 del Código de
Comercio: "En la carta de crédito se designará el tiempo dentro del cual el tomador
deba hacer uso de ella...". Cuando se omite esta mención, se considera como época
dentro de la cual debe hacerse uso del documento, el plazo que fije el tribunal,
atendidas las circunstancias del dador y tomador y la naturaleza de la operación
mercantil que dio origen a la apertura del crédito (art. 784 inc. 2o).
4. La carta debe contener la firma del dador, del tomador y de los corresponsales,
Derecho Comercial 153

cuando estos últimos sean varios.

162. Obligaciones del dador de la carta. La persona que expide la carta orden de
crédito debe cumplir las siguientes obligaciones:
a) Redactar el documento cumpliendo con las formalidades legales ya indicadas;
b) Pagar al corresponsal la cantidad que éste entregue al tomador en virtud de la
carta (art. 787);

c) Mantener el crédito dentro del plazo establecido o, en subsidio, dentro del


plazo fijado por el tribunal, sin poder revocarlo, a menos que sobrevenga una
circunstancia que deteriore el crédito del tomador. Revocando el crédito
intempestivamente y sin motivo serio y bien justificado, el dador se hace
responsable de los daños y perjuicios que se originen al tomador (art. 786).
Por último, digamos que la carta de crédito, aunque no sea pagada, no confiere al
tomador derecho alguno contra el dador ni contra la persona a cuyo cargo fue
expedida (art. 788). En consecuencia, este título de crédito no se protesta y la ley no
le otorga la garantía suficiente para asegurar su pago.

163. Obligaciones del tomador. El beneficiario es la persona que va a cobrar el


crédito contenido en la carta, que recibe asimismo el nombre de tomador. Tiene las
siguientes obligaciones:
a) Poner su firma en el documento o entregar al dador de la carta un modelo de
ella (art. 785);
b) Está obligado a probar su identidad si el corresponsal lo exige (art. 789);
c) Debe devolver la carta de crédito al dador cuando no hiciere uso de ella, tan
pronto como sea requerido al efecto, o rendir fianza de su importe hasta que llegue
la revocación a conocimiento del corresponsal (art. 790);
d) Pagada la carta de crédito, el portador debe reembolsar sin demora al dador la
cantidad que hubiere recibido. Si no lo hace, el dador puede exigir el pago de la
cantidad entregada más el de los intereses corrientes desde el día de la entrega.
Este título de crédito implica que el valor no ha sido cubierto previamente al
dador por el tomador y este último debe reembolsarlo sólo una vez que haya hecho
uso del crédito; no tiene gran aplicación en la práctica donde ha sido reemplazado
por otros títulos más eficaces, como el cheque viajero, los pagarés bancarios o vales
vistas y por la tarjeta de crédito.

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Derecho Comercial 157

Capítulo IV
EL CHEQUE

Sección I

Nociones generales

164. Generalidades. Todos los sujetos de la actividad económica mercantil que


emplean el cheque en sus negocios tienen una idea aproximada de lo que es este
documento, como asimismo las personas que ocasionalmente lo emplean para
satisfacer una necesidad de la vida cotidiana, como por ejemplo el pago del
suministro de electricidad domiciliaria.
Nadie ignora que el cheque es un documento que contiene una orden de pago
relativa a una suma fija de dinero, que se hace efectivo ante el banco que el mismo
título señala.
Interesa analizar el cheque en cuanto a la función económica que desempeña, en
lo relativo a su carácter de título de crédito y en lo concerniente a las relaciones
jurídicas que le dan origen y que están representadas en él.
En el cheque existen, fundamentalmente, dos relaciones jurídicas:
-Una entre el girador del documento y el banco girado, y
-Otra entre el girador y el beneficiario del documento.
La relación entre el girador y el banco es una cuenta corriente bancaria, en virtud
de la cual el banco girado se obliga a cumplir las órdenes de pago que emite el
titular de la misma o comitente, hasta la concurrencia de los fondos depositados en
ella o hasta el monto del crédito convenido. La cuenta corriente bancaria puede ser
de depósito o de crédito. En la actualidad no se utiliza la cuenta de crédito, sino que
se conviene una operación paralela a la cuenta corriente, que es la apertura de
crédito, gracias a la cual se concede crédito al acreditado por el monto y el tiempo
convenidos. El cliente provee la cuenta corriente con depósitos en dinero efectivo o
en documentos representativos de dinero girados a la vista, como cheques, vales
vistas o pagarés barcarios, o hace uso de la apertura de crédito para cubrir los
montos que excedan los valores depositados. Las órdenes de pago se emiten en
formularios especiales con número y serie proporcionados por el banco,
denominados "talonarios de cheques".
158 Ricardo Sandoval López

El girador del cheque se encuentra asimismo vinculado con la persona en cuyo


favor extendió el documento, esto es, el beneficiario del mismo. Este vínculo puede
tener su origen en una relación jurídica subyacente de la cual emana la obligación de
pagar una suma determinada de dinero, como por ejemplo una compraventa, en la
cual el comprador tiene que pagar el precio y en vez de cumplir esta obligación
entregando dinero efectivo, gira un cheque en favor del vendedor. Lo mismo sucede
en otros actos o contratos en los que se pague el precio, la renta, el canon, la prima,
el porte o el flete sustituyendo el dinero por este documento.
Si el banco cumple la relación que lo une con su cliente -a la cual podemos
denominar relación intrínseca—, pagando el cheque al beneficiario, se extingue no
sólo esa obligación, sino también la relación que une al girador con el beneficiario
del documento -que denominaremos la relación subyacente o extrínseca, hasta la
concurrencia del valor pagado en virtud de este título.
La extinción de las obligaciones intrínseca y extrínseca se produce en virtud de
lo dispuesto en el artículo 37, de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques,
D.F.L. N° 707, publicado en el Diario Oficial de 7 de octubre de 1982, cuya
redacción no es feliz para expresar el objeto de la norma. En el artículo 12 inciso 2 o
de la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, aplicable al cheque pago de
obligaciones, en conformidad a lo establecido en el artículo 11 inciso 3º de la Ley de
Cuentas Corrientes Bancadas y Cheques, el cierto de la extinción está claramente
establecido.
Cuando el banco contra el cual se gira el cheque rehusa su pago, porque no se
cumple alguno de los supuestos de la relación intrínseca, como por ejemplo que la
cuenta corriente no está provista de fondos suficientes y disponibles, tampoco
resulta satisfecha la relación extrínseca. Ahora bien, la circunstancia que no obtenga
el pago del documento ante el banco librado no implica que el cheque deje de tener
eficacia respecto de su girador, quien se mantiene obligado al pago del mismo con el
beneficiario, el que ejercerá las acciones civiles y penales que la ley concede. Lo que
acabamos de indicar pone en evidencia la naturaleza jurídica del cheque como título
de crédito, que impone al que lo suscribe el cumplimiento de la obligación cartular o
relación documental representada en él. 88 Esta obligación cartácea adquiere las
características de necesariedad, literalidad y autonomía que son comunes a los
títulos de crédito.89

165. Origen y evolución del cheque. Aparece vinculado al negocio bancario en


las ciudades medievales italianas.

88
Véase supra N° 5.
89
Véase supra Nos 11, 12 y 13.
Derecho Comercial 159

Era un documento mediante el cual el depositante de fondos en un banco podía


disponer de ellos cedule di cartulario, contadi di banco. Tiempo después tienen gran
aplicación documentos similares en la práctica bancaria inglesa. A raíz de la quiebra
del banquero Goldschmidt, que había girado gran cantidad de Goldschmith-notes,
con cargos a los depósitos confiados por sus clientes, se creó el Banco de Inglaterra
en 1742, con el monopolio de la emisión de los billetes de banco bank notes. Los
clientes de los otros bancos se vieron en la necesidad de disponer de sus depósitos
mediante el giro de letras de cambio a la vista y a cargo del banquero depositario.
Estos documentos fueron los primeros cheques ingleses. El cheque tiene
consagración legislativa en la Bill of Exchange Act de 1882, habiéndose empleado
en la práctica por mucho tiempo antes. El cheque fue regulado en el continente
europeo por la ley francesa de 14 de junio de 1865, en el Código de Comercio
italiano de 1882, en el Código de Comercio español de 1885, en la ley alemana de
1908.
La utilización del cheque en los pagos internacionales justificó la celebración de
tres convenios destinados a la unificación de su régimen jurídico. Los convenios
originaron la Ley Uniforme de Ginebra de 1931, que se ha ido introduciendo en los
Estados que los ratificaron. Inglaterra quedó al margen y regula el cheque por la Ley
de 1882 y por la Checks Acide 1957.
La Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional
CNUDMI, más conocida con la sigla de su denominación en idioma inglés
UNCITRAL, aprobó el 8 de agosto de 1982 un Proyecto de Convenio sobre
Cheques Internacionales, para pagos internacionales, con la aspiración de ser
adoptado por los Estados como derecho uniforme universal sobre la materia.

166. Funciones económicas del cheque. El cheque se utiliza, ante todo, como
sustituto del dinero o instrumento de pago. Cumple efectivamente tal función
cuando el banco contra el cual se emite el documento lo paga al beneficiario. Para
desempeñar esta función es esencial que el cheque se conciba tan sólo como un
documento a la vista, esto es, pagadero a su presentación al banco. El cheque
empleado como instrumento de pago sirve al mismo tiempo como medio de prueba
de haberse efectuado el pago, cuando efectivamente es pagado por el banco librado.
El cheque es un medio de pago ágil y rápido que puede emplearse para efectuar
múltiples pagos independientes entre sí; por ejemplo, A deudor de B le entrega un
cheque girado a su orden contra el Banco X, el beneficiario del cheque puede
endosarlo a C, de quien es a su vez deudor, y C puede entregarlo a su acreedor D y
así sucesivamente puede transferirse cuantas veces se desee, hasta que su último
portador lo cobre ante el banco girado.
160 Ricardo Sandoval López

El cheque es un instrumento de pago por compensación. Ello ocurre cuando se


deposita en el mismo banco contra el cual ha sido girado (compensación interna) o
en un banco distinto (compensación externa). Sabemos que la compensación tiene
lugar cuando dos personas son acreedoras y deudoras recíprocas de una suma de
dinero y las deudas se extinguen hasta la concurrencia de la menor. La
compensación interna implica que el beneficiario recibe el cheque de un tercero y lo
deposita en su cuenta en el mismo banco contra el cual está girado. En tal caso,
mediante anotaciones contables se determina el saldo correspondiente de las cuentas
en referencia, sin que la institución bancaria tenga que realizar ningún pago (el
banco se limita a "cargar" en la cuenta del girador el valor del cheque procediendo a
"abonarlo" en la cuenta del portador). La compensación externa se presenta porque,
en la mayoría de los casos, el beneficiario del cheque lo deposita en una cuenta
corriente en otro banco distinto de aquel contra el cual se emitió. Se procede al final
de la jornada a compensar entre los bancos las sumas de las cuales son acreedores y
deudores recíprocos por los cheques depositados en ellos.
Asimismo el cheque puede emplearse como medio de efectuar transferencias de
fondos, lo que ocurre cuando el banco librado abona en la cuenta corriente del titular
el importe de un "cheque cruzado" que sólo puede cobrarse por un banco.
El cheque se puede extender también a la orden del propio girador, caso en el
cual se utiliza para retirar fondos de su cuenta corriente.

167. Utilidad del cheque. El cheque resulta útil para el cuentacorrentista en la


medida en que es un sustituto del dinero. Mediante el cheque el girador dispone de
dinero sin asumir los riesgos que la tenencia del efectivo le puede ocasionar.
Además, como el cheque supone la existencia de la cuenta corriente bancaria, el
banco le presta al cliente servicio de caja, para pagar a terceros sin necesidad de
recurrir previamente al retiro de dinero. El banco proporciona al cliente un servicio
contable, porque le facilita la verificación del cumplimiento de sus obligaciones que
se han pagado mediante el uso del cheque.
La existencia de la cuenta corriente bancaria puede determinar, en su caso, la
obtención de un interés por el dinero depositado (art. 8 DFL. N° 707 de 1982).
Para el banco la ventaja principal del cheque consiste en poder prestar un
servicio que presupone el mantenimiento de una cuenta corriente por parte del
cliente. El banco utiliza el dinero de los depósitos en las cuentas corrientes, sabiendo
que los titulares de éstos no acudirán masivamente a retirar los fondos existentes. De
esta suerte el banco realiza operaciones de crédito activas, como por ejemplo colocar
los depósitos en préstamo a otros clientes.
Por último, para la economía nacional los cheques constituyen una ventaja,
Derecho Comercial 161

porque la emisión de los mismos con cargo a los depósitos en las cuentas corrientes
origina el llamado dinero giral o moneda bancaria escritural. Por cada peso
depositado en los bancos, ellos pueden prestar una cantidad mayor, de manera que
con ciertas limitaciones el cheque es uno de los medios de que se vale el Estado para
cumplir con los fines de su política monetaria.

168. Definición legal de cheque. El artículo 10 de la Ley de Cuentas Corrientes


Bancarias y Cheques señala: "El cheque es una orden escrita y girada contra un
banco para que éste pague a su presentación, el todo o parte de los fondos que el
librador pueda disponer en cuenta corriente...".
La definición legal nos parece criticable, por cuanto sólo destaca la relación
intrínseca entre el girador y el banco librado, dejando traslucir que si alguno de los
supuestos de esta relación no concurre, el cheque deja de ser tal, lo que no es
efectivo. Como ya lo señaláramos, en el evento que no se cumpla la relación
intrínseca porque la cuenta corriente no existe, no está vigente o no está provista de
fondos suficientes, disponibles y oportunamente depositados, el girador se mantiene
ligado al beneficiario, quien mediante acciones ejecutivas civiles y acciones penales
puede obligarlo a cumplir con el pago de la suma de dinero. De suerte que el cheque
protestado por el banco conserva su carácter de título de crédito para hacerlo
efectivo contra el girador y los endosantes traslaticios de dominio, quienes, según las
normas de la letra de cambio aplicables en esta materia al cheque, responden
solidariamente de su pago frente al portador legítimo.
El mérito de la definición legal es el de destacar que el cheque es un documento
pagadero a la vista o a su presentación al banco y cualquiera mención contraria se
tendrá por no escrita. Si un cheque se presenta al cobro antes del día indicado como
su fecha de emisión, es pagadero el día de la presentación. De manera que el cheque
postdatado o cheque a fecha carece de reconocimiento legal, por lo que el banco lo
paga o lo protesta el día de la presentación al cobro.
De aquí surge la diferencia fundamental entre el cheque y la letra de cambio,
pues mientras el primero es un medio de pago a la vista, la segunda es un
instrumento de crédito cuyo vencimiento puede ser diferido en el tiempo.

169.Definición doctrinaria de cheque. Nosotros definimos al cheque como un


documento formal que contiene una orden incondicionada del girador al banco de
pagar, a su presentación, una suma determinada de dinero, quedando obligado a
pagarla al portador legítimo en todos aquellos casos en que el banco no la cumpla.

170.Legislación aplicable al cheque. El cheque está regulado por el Decreto con


Fuerza de Ley N° 707, publicado en el Diario Oficial de 7 de octubre de 1982, que
162 Ricardo Sandoval López

fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley de Cuentas Corrientes


Bancarias y Cheques.
El primer proyecto de ley relativo al cheque fue presentado al Congreso en 1862,
pero nunca llegó a convertirse en ley de la República. La Ley N° 3845, de 8 de
febrero de 1922, fue la primera que reguló esta materia, siendo modificada y
posteriormente sustituida por la Ley N° 7498, de 17 de agosto de 1943. Esta última
experimentó sucesivas modificaciones que obligaron a dictar el D.F.L. N° 707, del
Ministerio de Justicia, que fija texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley
de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, en actual vigencia.
La legislación nacional sobre cheque no se inspira en la ley inglesa de 1882 Bill
of Exchange Act ni en la Checks Act de 1957, que son las verdaderas creadoras del
documento, sino en las leyes europeas continentales, francesas e italianas, que
modificaron en gran parte el cheque original.

Sección II

El giro del cheque

171. Menciones del cheque. Al igual que los otros títulos de crédito, el cheque
debe emitirse cumpliendo ciertas enunciaciones o menciones indicadas por la ley.
De conformidad con lo previsto en el artículo 13 de la Ley de Cuentas Corrientes
Bancarias y Cheques, las menciones son las siguientes:
a) Nombre del librado. Se trata de una enunciación esencial que en nuestro
medio, pone en evidencia que el cheque sólo puede emitirse en contra de un banco.
En la práctica esta indicación viene impresa en grandes caracteres en el formulario
que se emplea para girar el cheque.
Como el cheque es un documento pagadero a la vista o presentación no requiere
la aceptación del banco librado. El girador del cheque y el banco al cual se ordena
su pago están vinculados, como ya vimos, por la operación de cuenta corriente
bancaria.
b) El lugar y la fecha de expedición. El lugar del giro es una enunciación de la
naturaleza del cheque, porque si no se indica, la ley presume que se ha extendido en
la plaza donde funciona el banco librado (art. 13, inciso 5o).90
Puede advertirse que el lugar del giro tiene importancia para determinar el plazo

90
-91 Véase C. Temuco, 14 de agosto 1992, Recurso de Protección, Revista de Derecho Universidad Católica de la
Santísima Concepción, vol. I, N" 1, pp. 107-111, y el comentario de Hernán Silva Silva
Derecho Comercial 163

de caducidad del cheque. El portador debe presentarlo al cobro dentro del plazo de
sesenta días, contados desde su fecha, si el banco librado estuviere en la misma
plaza de su emisión, y dentro de noventa días, si estuviere en otra. Este plazo es de
tres meses para los cheques girados desde el extranjero. El plazo de días es de días
corridos. Con todo, el girador puede revalidar un cheque caducado expresándolo así
con su firma en el documento.
La fecha del giro nunca puede faltar.91 Ella es fundamental para establecer la
capacidad del girador, quien puede verse afectado por alguna situación que lo prive
de la libre administración de sus bienes, por ejemplo, en el caso de ser declarado en
quiebra. Además, la fecha de expedición del cheque es el punto de partida para
contar el plazo de la presentación al cobro del documento (60 ó 90 días o tres
meses);
c) La cantidad girada, en letras y números. Es el objeto o contenido del título y
siempre debe referirse a una suma fija de dinero, que puede ser moneda nacional o
extranjera, según el tipo de cuenta corriente bancaria contra la cual se expida.
En caso de diferencia entre la suma expresada en letras y números, el banco
protesta el cheque "por mal extendido", en circunstancia que, tratándose de un
cheque pago de obligaciones (art. 11, inciso 3 o), debería aplicarse la solución
prevista para la letra de cambio, en el artículo 6 o de la Ley N° 18.092, según la cual
valdrá la suma escrita en palabras, y
d) La firma del librador. La firma traduce la intención del girador de emitir la
orden y obligarse a su pago. Es la causa fuente de la obligación cartácea incorporada
al título de crédito. Se trata simplemente de la rúbrica del librador, pues la ley no
exige que se señalen su nombre y apellido. En la práctica reciente los bancos suelen,
con el consentimiento del cliente, indicar en el formulario donde se emite el cheque,
el nombre, apellido e incluso la profesión del girador. Tales datos no se exigen por
la ley, pero contribuyen a "personalizar" un tanto el cheque.
Los bancos pueden autorizar a determinadas personas, generalmente empresas o
instituciones, para estampar en sus cheques, mediante procedimientos mecánicos, la
cantidad girada y la firma. Para los efectos civiles y penales, la firma estampada
mecánicamente se entiende manuscrita por la persona cuya rúbrica ha sido
reproducida.
De conformidad con lo previsto en el artículo 9 de la Ley N° 18.092, sobre Letra
de Cambio y Pagaré, aplicable al cheque pago de obligaciones en virtud de la regla
contenida en el artículo 11, inciso 3 o de la Ley de Cuentas Corrientes Ban-carias y
Cheques, puede sostenerse que, en lugar de la firma, toda persona puede estampar su
impresión digital en un cheque, siempre que lo haga ante un notario o ante un oficial
91
164 Ricardo Sandoval López

del Registro Civil, si en la localidad no hubiere notario. Tratándose de un endosante


o del portador, cuando se hace circular el cheque o se le cancela, respectivamente,
no habría ningún inconveniente en admitir que en vez de su firma se estampe la
impresión digital, cumpliendo el requisito legal ya expresado. Sin embargo, en el
caso de la firma del girador es discutible que pueda reemplazarse la firma por la
impresión digital, aun haciéndolo ante notario, porque el banco para pagar el cheque
debe proceder al cotejo de la firma que aparece en el documento con la dejada por el
comitente al abrir la cuenta corriente. De lo anterior resulta evidente que la firma del
girador es un requisito esencial e insustituible en el cheque. Confirma lo aseverado
la norma contemplada en el artículo 16 N° 1 o, de la Ley de Cuentas Corrientes
Bancadas y Cheques, según la cual, en caso de falsificación de un cheque, el banco
librado es responsable si la firma del librador es visiblemente disconforme con la
dejada en poder del librado para cotejo.

172.Otras enunciaciones en el cheque. A diferencia de la letra de cambio y del


pagaré, que admiten enunciaciones accidentales, indicadas por la propia ley e
incluso introducidas por los obligados, siempre que no alteren la esencia de dichos
títulos de crédito, el cheque no tolera la inserción de otras cláusulas. En efecto, el
artículo 13 inciso 3o de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques expresa
textualmente: "Cualesquiera otras circunstancias o cláusulas que se agregaren al
cheque, se tendrán por no escritas".
Con excepción de la cláusula para mí, que distingue al cheque mandato o cheque
comisión de cobranza del cheque pago de obligaciones, ninguna otra indicación
puede agregarse al documento y en el evento que se le inserte, no lo invalida, sino
que la enunciación se tendrá como no escrita.

173.Diversas clases de cheques. Atendiendo a la persona que aparezca como


beneficiario de ellos, existen las siguientes clases de cheques:
-cheque expedido a favor del mismo girador;
-cheque girado a favor del mismo banco, y
-cheque girado a favor de terceras personas.
Si se tiene en cuenta la finalidad que persigue el girador cuando libra el cheque
en favor de terceras personas, se distingue entre:
-cheque pago de obligaciones, y
-cheque mandato o comisión de cobranza.
Atendida la posibilidad de cobrarlo mediante depósito en bancos o por caja, se
distingue entre cheque cruzado y cheque no cruzado. El cheque cruzado puede ser
cruzado simple y cruzado especial, atendiendo a la circunstancia que indique o no el
Derecho Comercial 165

banco ante el cual se puede cobrar. El cruzamiento del cheque obedece a razones de
seguridad.
Por último, considerando la forma en que se emite para su circulación, el cheque
puede ser nominativo, a la orden o al portador.
Trataremos por separado las principales clases de cheques.

174. Cheque mandato o comisión de cobranza. Este tipo de cheque, como su


nombre lo indica, comporta un mandato por el cual el girador encarga al beneficiario
que lo presente al cobro en el banco. El beneficiario está autorizado para recibir la
cantidad de dinero que el banco paga por el cheque, pero no se hace dueño de ella
sino que la recibe a nombre del girador.
Se trata de una verdadera comisión de cobranza que se perfecciona insertando el
librador en el texto del cheque las expresiones para mí. El beneficiario o
comisionista debe rendir cuenta al girador o comitente. Se presume que el tenedor de
un cheque comisión de cobranza ha entregado la cantidad cobrada al girador si éste
no deduce su acción judicial dentro de los 15 días siguientes al pago del cheque por
el banco. Transcurrido ese plazo, se extingue la obligación del comisionista de
rendir cuenta y se presume que la comisión fue cumplida en buena forma.
El cheque mandato o comisión de cobranza se rige por las normas especiales que
a su respecto contempla la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, en los
artículos 11, inciso final, 12 y 36. Se sujeta además a las reglas generales del
mandato y en especial a las de la diputación para recibir.
Este tipo de cheque suele emplearse en la práctica por las empresas girándolo en
favor de un empleado de confianza, que de esta suerte retira una cantidad importante
de dinero, por ejemplo, para el pago de remuneraciones. Sin embargo, en los últimos
tiempos, gracias al empleo de cajeros automáticos, los bancos convienen con las
empresas en efectuar el pago de sueldos suministrando al personal de la misma
tarjetas para el uso de tales máquinas, sin necesidad de establecer una relación de
cuenta corriente bancada. Esto contribuye a que el cheque mandato tenga cada vez
menos aplicación en la práctica.

175. Cheque pago de obligaciones. Esta clase de cheque es la que se emplea


frecuentemente en la práctica. Se le reconoce porque no lleva las expresiones para
mí. La ley de cheques señala al respecto: "Si se omitieren las palabras 'para mí', se
entenderá girado en pago de obligaciones o estipulaciones equivalentes" (art. 13
inciso 3o).
En consecuencia, atendiendo al objeto que persigue el girador, la ley chilena
reconoce sólo dos clases de cheques: el cheque mandato o comisión de cobranza, y
166 Ricardo Sandoval López

el cheque pago de obligaciones (art. 11 inciso 1o).


El cheque pago de obligaciones se rige por las reglas generales de la letra de
cambio, salvo en lo previsto expresamente en la Ley de Cuentas Corrientes
Bancarias y Cheques (art. 11 inc. 3o).

176. Cheque cruzado. Se denomina así porque en el anverso del documento se le


trazan dos líneas paralelas que lo cruzan transversalmente. Puede ser cruzado en
general o cruza do en especial.
El cheque es cruzado en general si no lleva entre las líneas paralelas la
designación de algún banco. Es cruzado en especial si entre las líneas paralelas lleva
el nombre de un banco determinado. El tenedor de un cheque puede cruzarlo en
general y cuando ya está cruzado en general, puede cruzarlo especialmente.
La característica esencial del cheque cruzado consiste en que no puede
presentarse al cobro sino por un banco, por cualquier banco si es cruzado en general
y por el banco designado si es cruzado especial.
El banco designado está autorizado para endosarlo en comisión de cobranza a
otro banco.
El cruzamiento del cheque le da seguridad al documento en su circulación por
cuanto no puede ser cobrado en ventanilla, sino por medio de un banco.

177. Otras clases de cheques. Nuestra legislación admite además la distinción


entre cheques en moneda nacional y en moneda extranjera. Estos últimos
corresponden a las cuentas corrientes bancarias en moneda extranjera autorizadas a
partir de la Ley N° 13.305. El cheque en moneda extranjera se rige por las normas
especiales del título III de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques. En lo
no previsto en dicho título, se regula por las demás normas de la misma ley.
El plazo de caducidad de un cheque en moneda extranjera es más extenso,
porque puede presentarse al cobro dentro del término de doce meses contados desde
su fecha de giro.
Se reconoce asimismo en nuestra normativa vigente el cheque viajero, que es un
documento endosable e individualizado como tal en el cual un banco promete pagar,
a su presentación, determinada suma de dinero a la persona que acredite ser su
portador legítimo. Estos documentos, conocidos por su denominación en idioma
inglés de travellers-checks, son adquiridos por el tomador en el banco emisor, quien
debe pagar su valor en la moneda correspondiente y firmarlos en el ángulo superior
izquierdo del formulario. Dicha firma se presume de derecho como legítima y
perteneciente al tomador. Para dar curso a este cheque, el tomador deberá llenarlo de
su puño y letra con el nombre del adquirente, lugar y fecha de su lleno y además
Derecho Comercial 167

poner su firma en el ángulo inferior izquierdo del documento. En la actualidad los


cheques viajeros han perdido su utilidad con el empleo de la tarjeta de crédito
bancaria internacional, que permite el pago de bienes y servicios y autoriza para
hacer retiros en efectivo.

178.Cheque en garantía y cheque a fecha. Ninguno de ellos está expresamente


consagrado en la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques. Se trata de
"creaciones" de la práctica, que en algunos casos han sido reconocidas por la
jurisprudencia de nuestros tribunales y por la doctrina de los autores.

179.El cheque en garantía. Puede definirse señalando que es aquel que se


entrega para caucionar una obligación principal y que sólo puede hacerse efectivo
como cheque pago en el evento en que no se cumpla la obligación garantizada. Lo
característico del cheque en garantía es que se trata de un documento sujeto a
condición y la condición consiste en que se incumpla la obligación caucionada. Esta
condición no puede constar en el documento mismo, porque según el artículo 13 de
la ley sobre la materia, "cualesquiera otras circunstancias o cláusulas que se
agregaren al cheque, se tendrán por no escritas". Tal cláusula no anula el cheque,
sino que ella no produce efectos. Quien desee acreditar que el cheque se dio en
garantía debe comprobarlo por otros documentos u otros medios probatorios.
Generalmente el cheque en garantía se firma dejando en blanco su fecha de emisión
e incluso la cantidad girada, porque debe hacerse efectivo después del
incumplimiento de la obligación principal del girador y por el monto de ésta.
El cheque en garantía, por ser un documento sujeto a condición, desnaturaliza la
función del cheque, que es la de servir de medio de pago en cualquier momento, sin
condiciones de ninguna clase.
Fundados en el principio de la autonomía de la voluntad, que permite celebrar
toda clase de contratos no prohibidos por las leyes y de convenir libremente sus
estipulaciones, algunos fallos de nuestros tribunales superiores de justicia han
reconocido la validez a los cheques en garantía.92
92
Cheque en garantía y giro doloso.
I. "Aunque el cheque sólo puede legalmente girarse en pago o en comisión de cobranza, ello no impide que en el hecho
pueda entregarse en garantía del cumplimiento de una obligación, es decir, que la presentación del documento quede
subordinada a circunstancias que al efecto se determinen. Esa finalidad de garantía no es posible desconocer cuando logra
acreditarse en términos de suficiencia tal que producen la convicción de que se ha realizado. Así ocurre en la especie en
que aparece plenamente establecido que el cheque se dio para garantizar un préstamo y no en pago.
Acreditado que el librador sólo firmó el cheque y que todas las otras emisiones, incluso la cantidad, fueron llenadas
por la persona a cuya orden se extendió, la cual lo endosó a un tercero para garantizar el préstamo que éste le hizo,
satisfecho el cual se devolvió el cheque a aquella persona que posteriormente entregó el documento a un abogado en pago
de honorarios que manifiesta deberle, no hay duda que se está en presencia de antecedentes que, natural y razonablemente,
llevan a concluir que el dicho documento no puede calificarse de cheque en términos que de él puedan derivarse efectos
penales y que nunca tuvo, desde el punto de vista legal, esa calidad. Porque fue entregado en garantía y no en pago, y ha
de agregarse que, cumplida la finalidad con que se entregó por quien lo firmó, esto es, pagado el préstamo para el que
168 Ricardo Sandoval López

180. Cheque a fecha. Otra creación de la práctica es el cheque a fecha, es decir,


aquel cuya fecha de expedición es posterior a la real y efectiva. Dichos documentos
se utilizan como instrumentos de crédito contraviniendo expresamente lo establecido
en la ley. En efecto, según el artículo 10, inciso 2 o: "El cheque es siempre pagadero a
la vista. Cualquiera mención contraria se tendrá por no escrita. El cheque presentado
al cobro antes del día indicado como fecha de emisión, es pagadero el día de la
presentación".93-94

sirvió de garantía, su uso posterior por la persona a cuya orden se giró el documento no puede mejorar el origen, la
naturaleza ni la calidad de éste.
Por lo tanto, corresponde absolver al querellado (girador) de la acusación de ser autor del delito de "giro doloso de
cheque".
(C. Santiago, 27 octubre 1980, R. t., LXXVII, sec. 4a, p. 195. C° 4o y 5o pp. 199-200.)
II. "Si bien el cheque puede girarse en pago o en comisión de cobranza, nada se opone a que los particulares, en uso de
la libertad contractual que domina en el ordenamiento jurídico chileno, acuerden que la presentación del cheque quede
supeditada a determinadas circunstancias y la sometan a una limitación, y, como se trata de una convención legalmente
celebrada, es una ley para los contratantes, que el acreedor debe cumplir absteniendo se de llevar el documento al banco
sin el consentimiento del deudor, porque frente al hecho o condición, materia del acuerdo de las partes, no es exigible, no
se debe pagar a su presentación y carece de los efectos penales y civiles a él anexos."(C. Suprema, 1 o agosto 1979, F. del
M. N° 249, sent. 1, p. 236; C° 6o p. 240.)
III. "Si un cheque no fue girado en pago de obligaciones ni en comisión de cobranza, conforme a lo preceptuado en
el artículo 11 de la ley del ramo, sino para garantizar determinada renegociación, quiere decir que ese documento no
puede dar lugar al procesamiento y detención de su giradora."
(C. Suprema, 14 de septiembre 1982, F. del M., N° 286, sent. 3, p. 3899; C° 1 o, p. 389.) (*) Emitió voto contrario el
Ministro Sr. Luis Maldonado B.
IV."El cheque girado en garantía y sin fecha no reúne los requisitos que señala el artículo 13 de la ley del ramo, y, por
lo mismo, mal puede reputarsele cheque y valerse de él para ejercer la acción penal correspondiente."
(C. Suprema, 30 de agosto 1982, F. del M., N° 285, sent. 5, p. 346, C° 1º, p. 346.)
V. "El inculpado captaba dinero para colocarlo a terceros, suscribiendo un documento denominado 'acuerdo
estrictamente confidencial', en el cual entre otras cláusulas dejaba constancia del dinero recibido y de un cheque que el
inculpado entregaba en garantía.
En estas condiciones dicho encausado no ha podido ser sometido a proceso como autor de los delitos de giro doloso de
cheques, materia de cuarenta y cinco querellas, porque los instrumentos entregados por él a los querellantes no cumplen
con las exigencias del Art. 10 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarías y Cheques."
(C. Suprema, 17 mayo 1990. F. del M. N° 378. sent. 6., p. 229 C° 1 o y 2o pp. 228 y 229). (*) Dos votos en contra de
este fallo de mayoría.
VI. "El cheque entregado al mandatario con sólo la firma del librador se
perfecciona formalmente como tal cuando dicho mandatario escribe las
menciones que faltan.
Aunque las partes expresaran que el cheque se entregaba en garantía. desde el punto de vista jurídico, en la especie, se
dio en pago de obligaciones. El cheque en garantía no existe. Frente a la ley representa un concepto sin sentido. Porque el
cheque sólo puede ser girado en pago o en comisión de cobranza. Sin embargo, nada se opone a que los particulares, en
uso de la libertad contractual, acuerden o entiendan que un cheque se complete y se tenga por emitido con posterioridad a
su entrega material y que su presentación al pago se supedite a determinadas circunstancias, como el incumplimiento de
otros compromisos.
Puesto en movimiento el cheque, y si se reúnen los requisitos legales, el juez del crimen debe procesar al girador, a
menos que resulte establecido que el cheque se llenó cometiéndose el delito de falsificación o de abuso de firma en
blanco.
No obsta al procesamiento la circunstancia de que el girador diere aviso de la substracción del cheque, hecho cuya
falsedad le constaba, ni que se anticipara a denunciar una tentativa de estafa ordenándose la incautación del documento."
(C. Santiago, 28 agosto 1970, R. t., LXVII, sec. 4a p. 332; C° 2o a 5o, pp. 333-334.)
VII. "Establecido que según lo convenido entre las partes, los cheques se harían efectivos en caso de no ser pagadas las
letras de cambio representativas de la misma deuda, la presentación al cobro de aquellos es legítima, supuesto que la
condición se ha cumplido."
(C. Santiago, 11 agosto 1970, R. t„ LXVIII, sec. 4 a, p. 15 C° 4o y 6o, p. 16.) (*) "La sentencia que contiene esta
doctrina no incurre en falta ni abuso." (C. Suprema, 14 enero 1971, R., citada en el texto.)
Derecho Comercial 169

Para el Banco no existe el cheque a fecha, la entidad crediticia se limita a pagarlo


o protestarlo, según el caso, el día de la presentación al cobro. Entre el girador y el
beneficiario puede estipularse, válidamente en instrumento distinto del cheque, que
se respetará la fecha del título, para su cobro ante el banco, estableciéndose una
indemnización en caso que se cobre o proteste antes de la fecha; esto es válido entre
las partes, mas no respecto al banco.

Sección III

La circulación del cheque

181. Clases de cheques según su circulación. La orden de pago contenida en el


cheque puede transferirse de un titular a otro, atendiendo a la forma como el
documento se ha emitido. Es preciso distinguir tres clases de cheques: nominativo, a
la orden y al portador.

182. Cheque nominativo. Tiene este carácter cuando indica la persona a quien
VIII. "La Ley de Cheques sólo ampara desde un punto de vista penal a los cheques girados en pago de obligaciones o
en comisión de cobranza.
El documento de que se trata fue girado bajo condición y en garantía, según consta de la instrucción numerada
agregada al cheque, circunstancias que se desprenden de la simple lectura de la referida instrucción. Por esta razón, no
concurre en la especie el requisito del art. 274 N" 1 del Código de Proc. Penal para someter a proceso al girador del
cheque.
(C. Suprema, 9 marzo 1989, F. del M. N° 364, sent. 8., pp. 74.) (*) Voto en contra de dos ministros de la C. Suprema.
IX. En general sobre cheque en garantía véase la jurisprudencia de los artículos 11, 13, 22 y 42 de la Ley de Cuentas
Corrientes Bancarias y Che
ques en "Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas" Código de Comercio, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile,
3a edición 1994, puesta al día por el autor de este Manual.
93
"Si se deduce claramente de los antecedentes del proceso que el cheque de que se trata fue dado en garantía, situación
no prevista para esta clase de documentos, y que no cumple con ninguna de las exigencias del artículo 11 de la Ley de
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques al no haberse comprobado que hubiere sido entregado en pago de obligaciones o
en comisión de cobranza, documento que por lo demás aparece con una fecha posterior a la de su giro -caso llamado
"cheque a fecha"- trasgrediéndose el artículo 13 de la citada ley, debe concluirse que el documento en el cual se apoya la
querella no puede ser considerado jurídicamente como cheque y por consiguiente no puede dar origen al delito
pesquisado, debiendo acogerse el recurso de amparo dirigido contra el mandamiento de prisión emanado del auto de
procesamiento que se hace descansar en la supuesta infracción a la ley de cheques."
(C. San Miguel, 21 febrero 1990. R. t„ LXXXVII sec. 2a p. 25.)
94
Véase la jurisprudencia de los artículos 11 y 13 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques en "Repertorio de
Legislación y Jurisprudencia Chilenas" Código de Comercio. Tomo II. Editorial Jurídica de Chile, 1994. 3 a edición
puesta al día por el autor de este Manual.
170 Ricardo Sandoval López

debe ser pagado sin facultar expresa ni implícitamente su circulación. En un


formulario en el cual se emiten los cheques se le borran las cláusulas "a la orden" y
"al portador", de manera que la orden queda redactada "Paguese a Pedro Pérez
Pereira".
Para ceder un cheque así redactado y la suma en él contenida es preciso recurrir
al mecanismo de la cesión ordinaria de créditos (arts. 1901 y siguientes del Código
Civil). Por excepción, el artículo 14 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques admite que el cheque nominativo pueda ser endosado en comisión de
cobranza a un banco. El endoso permite que un banco lo cobre depositándolo en la
cuenta corriente del endosante.
De acuerdo con lo previsto en el artículo 11 inciso 3 o de la ley del ramo, algunos
fallos posteriores a la vigencia de la Ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y
Pagaré, admiten que el cheque nominativo pueda ser endosado en comisión de
cobranza a un abogado, en conformidad con lo establecido en los artículos 18 y 29
de la citada ley cambiaría.95

183. Cheque a la orden. Este documento contiene el nombre y apellidos del


beneficiario, pero éste queda expresamente facultado para transferirlo, porque lleva
la cláusula "a la orden". Se borra la cláusula "o al portador", de manera que su forma
de circulación es mediante endoso traslaticio de dominio.
El endoso es un acto escrito al dorso del documento por el cual el portador
legítimo transfiere el dominio del mismo. El endoso traslaticio de dominio es
regular cuando además de la firma del endosante expresa la fecha y el lugar de su
otorgamiento, el nombre del endosatario y la calidad del endoso; por ejemplo:
"Paguese a la orden de Ricardo Ríos Marchant, Valor en dominio, Concepción, 15
de marzo de 1994". Puede asimismo ser endoso en blanco, que contenga la sola
firma del endosante al dorso del cheque. Tal endoso es siempre traslaticio de
dominio y el cheque puede circular de tres maneras:
-Puede llenarse en el endoso en blanco con el nombre de un tercero;
95
"El cheque que suscita el recurso, fue girado con fecha 24 de diciembre de 1982, razón por la cual está sujeto a las
prescripciones de la Ley 18.092, que contempló nuevas normas sobre letras de cambio, y cuyo artículo 115 fijó la época
de su vigencia.
Al tenor de lo dispuesto en los artículos 21 y 29 del texto legal precitado, la letra de cambio importa mandato para el
cobro cuando contiene la cláusula "valor en cobro" "en cobranza" u otra equivalente, y faculta al portador para ejercitar
todos los derechos derivados de la letra de cambio, salvo los de endosar en dominio o garantía, pudiendo el endosatario en
cobranza cobrar y percibir, incluso judicialmente, y tiene todas las atribuciones propias del mandato judicial,
comprendidas también aquellas que conforme requieren mención expresa, con la condición de que comparezca ante los
Tribunales en la forma en que lo exige la ley; y cabe señalar, de un modo especial, que la letra nominativa o no endosable
es susceptible de endoso en cobro.
Todo el régimen jurídico descrito es aplicable al cheque en pago, en conformidad con lo previsto en el artículo 11
inciso 3o, del texto refundido de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques".
(C. Suprema, 28 diciembre 1983, F. del M. N° 301, sent. 14, p. 783.)
Derecho Comercial 171

-Puede traspasarse de documento por la simple entrega manual del mismo;


-Puede hacerse un nuevo endoso regular o en blanco.
En los dos primeros casos el sujeto que transfiere el documento no compromete
su responsabilidad solidaria al pago. En el último caso responde solidariamente al
portador si el cheque no es pagado por el banco.
A la circulación del cheque a la orden se le aplican las mismas normas de la letra
de cambio (arts. 17 a 32 de la Ley N° 18.092), en lo que no sean contrarias a su
naturaleza.

184. Cheque al portador. Es aquel que no designa la persona del beneficiario o


designándolo mantiene la cláusula "o al portador". Este documento circula por la
entrega manual.
El que cede un cheque al portador sólo responde de que el documento es
auténtico, porque después de cedido no se puede identificar al cedente. El cheque,
como todo título de crédito, tiene la característica de literalidad, esto es, que su
contenido y extensión se determinan por el tenor literal del documento. Como en el
título no consta el nombre ni la firma del cedente, no es posible hacerlo responsable
de su pago, como ocurre en el endoso, donde se estampa la firma del endosante.

Sección IV

Efectos jurídicos del cheque

185.Explicación previa. Los efectos jurídicos del cheque son las obligaciones y
derechos que se generan tanto en la relación entre el banco y el girador como en la
relación entre este último y el beneficiario.
Analizaremos, en primer lugar, las obligaciones del beneficiario o del portador,
para referirnos posteriormente a las obligaciones del girador.
Las obligaciones del beneficiario del cheque son fundamentalmente dos, a saber:
1a Presentar el cheque al cobro dentro de los plazos legales, y
2a Protestar el cheque por falta de pago.
172 Ricardo Sandoval López

186.Obligación de presentar el cheque al pago. El beneficiario del cheque o


quien llegue a ser su portador legítimo, tiene derecho a que se le pague la cantidad
indicada en el documento. Para ello es esencial que cumpla con la obligación de
presentar el cheque al cobro dentro de los plazos fijados por la ley, en cualquier
momento, pero dentro de tales plazos.
De conformidad con lo previsto en el artículo 23 de la ley de Cuentas Corrientes
Bancarias y Cheques, el portador de un cheque debe presentarlo al cobro dentro del
plazo de sesenta días, contados desde su fecha, si el banco girado estuviera en la
misma plaza de su emisión, y dentro de noventa días, si estuviera en otra plaza.
Cuando se trata de los cheques girados en el extranjero, el plazo es de tres meses,
contado de la misma manera.96
Se advierte que el documento debe presentarse al cobro en los plazos indicados,
so pena que el portador pierda su acción en contra de los endosantes. El banco al
cual se le presente un cheque al cobro después de expirados los términos legales,
debe negarse al pago, salvo que el girador lo revalide, es decir, que éste indique por
escrito que consiente en que se pague fuera de plazo.
En todo caso, aunque el cheque no se presente al cobro en los plazos legales, el
girador debe responder de su pago al portador, sin que pueda excusarse de esta
obligación por el hecho de que no se cobró a tiempo. Sólo pierde el portador su
acción contra el girador si el pago se hace imposible por hecho o culpa del librado,
posteriores al vencimiento de dichos plazos.
Los plazos de presentación del cheque al cobro son de días corridos, pero se
aumentan con los días hábiles durante los cuales el banco librado hubiere
suspendido, por cualquier motivo, sus operaciones.

187. Actitud del banco. Cuando el portador presenta el cheque al banco dentro de
los plazos legales, éste procede a examinar su conformidad desde el punto de vista
formal, es decir, si contiene las enunciaciones propias de su libramiento. Si el banco
determina que el cheque no está conforme, puede negarse a pagarlo. Ante esta
actitud del banco, el portador no puede reclamar, porque ninguna relación jurídica lo
vincula con la entidad financiera. Cuando el banco estima que el cheque está
conforme, procede a su pago, siempre que la cuenta corriente contra la cual se ha
girado esté vigente y provista de fondos suficientes, disponibles y oportunamente

96
"Para computar el plazo que señala el art. 23 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancadas y Cheques, no debe
incluirse en la cuenta el día en que éste se giró, ya que el plazo debe ser completo y no lo sería si lo contáramos desde la
fecha en que fue girado y hasta el día en que fue cobrado".
"En el caso de autos, el cheque no está caducado y fue debidamente protestado".
C. Santiago, 18 noviembre 1993, Gaceta Jurídica, año 1993, noviembre, N° 161, p. 81. Por sentencia de fecha 25 de
noviembre de 1993, la Corte Suprema confirmó el fallo que sustenta esta doctrina.
Derecho Comercial 173

depositados. En este caso la institución bancaria formula al portador dos exigencias.


La primera consiste en que el portador cancele el cheque, es decir, que extienda
recibo de pago, lo que generalmente hace firmando el documento en el anverso. La
segunda exigencia es que el portador se identifique, lo que de ordinario se cumple
con la cédula nacional de identidad. Estas precauciones se adoptan porque la ley
hace responsable al banco si paga el cheque a "persona desconocida" en
circunstancias que pudo haberse falsificado un endoso y quien se presentó a cobrar
el cheque no era su portador legítimo.

188. Obligación de protestar el cheque. Cuando el cheque no se paga por el


banco girado es preciso dejar constancia fehaciente de este hecho.
En verdad el portador no está obligado a exigir el protesto del cheque, pero debe
hacerlo para poder ejercer las acciones civiles y penales en contra del girador.

189. Formalidades del protesto del cheque. Es un acto escrito sujeto a ciertas
formalidades, que son básicamente las siguientes:
a) que el protesto se estampe al dorso del documento o
en una hoja de prolongación adherida a él;
b) que se exprese la causa de la negativa de pago;
c) que se indique la fecha y la hora del protesto, requisito para determinar el
plazo de prescripción de las acciones;
d) que se contenga la firma del banco librado. En virtud de lo previsto por la Ley
N° 18.818, de 1o de agosto de 1987, no se exige ahora que el protesto contenga la
firma del portador. No se necesita la intervención de ningún ministro de fe en el
protesto del cheque;
e) que el protesto se realice en el momento de la negativa de pago.
Todo protesto debe ser requerido por el portador al banco, salvo en el caso del
protesto por falta de fondos, que se realiza sin necesidad de requerimiento.

190.Objeto del protesto. Al igual que en la letra de cambio, la finalidad del


protesto del cheque es conservar los derechos del portador en contra de los
endosantes, quienes son, en este caso, los únicos responsables por garantía del pago
del documento.

191.Acciones de cobro del cheque. La acción de cobro del cheque se ejerce en


contra del girador y de los endosantes, para lo cual es imprescindible que el
documento esté protestado por falta de pago.
Sin embargo, debido a que no interviene ningún ministro de fe, el protesto del
cheque no lo transforma en un título ejecutivo, como ocurre en el caso de la letra de
174 Ricardo Sandoval López

cambio, cuando ella se protesta requiriendo personalmente al obligado por el


funcionario competente.
Para iniciar un juicio ejecutivo con un cheque protestado es preciso "preparar la
vía ejecutiva" notificando judicialmente el protesto del cheque al girador o al
endosante, en su caso. Podría entablarse inmediatamente el juicio ejecutivo en el
caso especial en que la firma del girador o del endosante del cheque hayan sido
autorizadas ante notario, situación que no se presenta con frecuencia en la práctica.
El protesto del cheque es indispensable para iniciar el juicio criminal en contra
del girador del documento. El protesto debe fundarse en alguna de las causas
indicadas en el artículo 22 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques,
que analizaremos más adelante, al referirnos a los delitos relacionados con el
cheque.
El portador del cheque tiene, pues, dos acciones para cobrarlo. La acción civil
ejecutiva, que puede hacerse valer cuando la firma del girador o la del endosante han
sido autorizadas por notario o bien cuando el protesto del cheque se ha notificado
judicialmente a ellos. De conformidad con lo previsto en el artículo 34 de la Ley de
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, la acción ejecutiva prescribe en el plazo de
un año contado desde el protesto del cheque.
Puede cobrarlo ejerciendo la acción penal una vez protestado el cheque y
notificado judicialmente su protesto al girador. La acción penal prescribe en el plazo
de un año, contado desde la fecha del protesto del documento.
Aun cuando el cheque no se proteste, el portador siempre podrá cobrarlo al
girador, mediante un procedimiento ordinario en el cual se declare el derecho en su
favor. Concluido este juicio, deberá impetrar el cobro ejecutivo del cheque
embargando y rematando bienes para el pago de la suma adeudada.

192. Falta de protesto. Mientras el cheque se encuentre vigente, el portador


puede presentarlo al cobro cuantas veces lo desee y no protestarlo. Sin embargo, si
los plazos legales para presentar el cheque al cobro se extinguen y el documento no
ha sido protestado, en este caso el portador pierde sus derechos contra los
endosantes y tampoco puede ejercer las acciones judiciales de cobro. Otro tanto
ocurre en el evento que el protesto sea ineficaz por no haberse cumplido las
exigencias formales. Con todo, mientras el cheque no esté caducado, puede volver a
protestarse en forma correcta y dicho protesto origina todas las consecuencias que ya
hemos señalado.

193. Causales de protesto. A diferencia de lo que ocurre con la letra de cambio y


con el pagaré, el cheque tiene una sola causa de protesto, que es la falta de pago. Sin
Derecho Comercial 175

embargo, la negativa de pago del cheque por el banco librado puede obedecer a
diversos motivos o causales, que analizaremos a continuación.
1o Falta de cancelación. Si falta el timbre o la firma de cancelación, el banco
debe rehusar el pago del cheque, porque no puede pagarlo sin cumplirse esta
formalidad.
Sólo ocurre en los cheques que se echan por canje, porque en ventanilla se exige
la cancelación como trámite para el pago.
2o Mal extendido. Cuando faltan algunos requisitos para considerar el documento
como cheque (ejs.: enmendado, no corresponde al talonario entregado al titular de la
cuenta).
3o Caducado. Cuando se presenta al cobro fuera de plazo.
4o Falta de portador legítimo. Cuando el cheque lo cobra una persona que no es
su legítimo portador. Los bancos indican la causa de la falta de portador legítimo:
"falta endoso", "cheque nominativo".
5o Falso o firma disconforme. Cuando la firma es visiblemente disconforme, el
banco protesta el cheque por "falso". Cuando la firma es dudosa, no es idéntica a la
del cliente y el banco tiene duda, protesta por "firma disconforme".
6o Orden de no pago. Puede ser del portador, en cuyo caso tiene valor
suspensivo.
Puede provenir del girador. Puede estar fundada en causas legales o no. Cuando
no existan causas formales para repeler el cheque, el banco debe protestar por orden
de no pago.
Es conveniente que se trate de una orden de no pago legítima; el banco lo
expresa en el protesto: "orden de no pago legítima y extravío".
7o Cuenta cerrada. Si presenta al cobro un cheque girado con posterioridad al
cierre de la cuenta, debe protestarse por cuenta cerrada.
Si el cheque se ha girado antes del cierre de la cuenta y se presenta al cobro
dentro de los plazos de caducidad después del cierre de la misma, éste deberá
pagarse o protestarse en forma ordinaria. Si se han reservado fondos, los cheques se
pagan. Si no hay fondos, el protesto se hará por falta de fondos.
8o Falta de fondos. No existen fondos disponibles suficientes para pagar el
cheque.
Disponibles. Que no estén embargados. Que no se trate de valores en canje.
Otros protestos:
-Falta firma giradora;
-Falta firma registrada.

194. Obligaciones del girador. El girador del cheque está vinculado con el
176 Ricardo Sandoval López

banco, mediante el contrato de cuenta corriente bancaria, y con el beneficiario del


cheque a quien se lo entrega generalmente en pago de una obligación.
La cuenta corriente bancaria es un contrato que obliga esencialmente al banco a
cumplir las órdenes de pago del cuentacorrentista, con cargo de los depósitos que
éste ha efectuado en ella.
Sin embargo, el cliente o comitente debe cumplir ciertos deberes durante la
vigencia del contrato, que son básicamente los siguientes:
-proveer de fondos suficientes al banco librado. Esta obligación es esencial para
que el banco cumpla con pagar los cheques. Si el comitente gira en descubierto o sin
fondos, el banco puede, por su sola voluntad, cerrarle la cuenta corriente;
-girar los cheques en los talonarios entregados por el banco;
-verificar la serie y número del talonario entregado por el banco para girar los
cheques;
-cuidar el talonario de cheques para evitar el extravío. El banco se libera de toda
responsabilidad si el cheque que paga es de la serie y número entregados al girador y
si su firma no resulta visiblemente disconforme con la dejada para cotejo, aunque en
definitiva sea falsa.
Respecto del beneficiario, el girador responde del pago del cheque en todos
aquellos casos en los cuales el banco librado no lo haya pagado. Esto pone en
evidencia que el cheque es un título de crédito que obliga a la persona que lo ha
suscrito a cumplir la prestación de contenido económico representada en él, en este
caso, a pagar la cantidad de dinero. Como ya lo indicáramos, el portador debe
protestar el documento para iniciar la acción civil ejecutiva y la acción penal por
delito de giro fraudulento de cheque.
No obstante la omisión del protesto, el portador puede constituir un título
ejecutivo citando al girador al tribunal a reconocer su firma y/o a confesar la deuda.

195. Responsabilidad por el pago del cheque. En contra del pago del cheque
efectuado por el banco pueden reclamar:
-el portador legítimo del cheque, que no fue quien lo presentó al cobro, y
-la persona de cuya cuenta corriente se debitaron impropiamente los fondos.
El portador legítimo puede reclamar cuando el banco paga el cheque a otra
persona que lo presentó al cobro. Ello ocurre cuando se ha notificado la pérdida,
hurto o robo del cheque y no obstante el aviso del portador o la orden del juez, el
banco lo paga a quien lo cobra. En este caso, la responsabilidad del pago es para el
banco, quien deberá indemnizar los perjuicios irrogados al portador legítimo del
cheque. La situación planteada no se presenta a menudo en la práctica, porque el
banco admite y obedece las órdenes del portador, del girador o los decretos
Derecho Comercial 177

judiciales y suspende el pago del cheque en tales casos.


Asimismo el banco responde al portador legítimo del valor del documento,
cuando se acredite que el endoso fue falsificado y el banco lo ha pagado "a persona
desconocida", sin exigir que se identificara. Tampoco esto es de ordinaria
ocurrencia, porque el banco exige la cancelación del cheque por el portador,
mediante la firma de éste puesta en el anverso y además requiere su identificación
dejando constancia del número de su cédula nacional de identidad en el mismo
cheque. Con tales precauciones el banco se libera de responsabilidad y además
facilita la posibilidad de perseguir al falsificador.

196.Pago de cheque falsificado. El banco responde del pago que haya realizado
de un cheque falsificado o adulterado, en los siguientes casos:
a) Cuando la firma del girador es visiblemente disconforme con la dejada en
poder del banco para su cotejo o comprobación;
b) Cuando el cheque tiene raspaduras, enmendaduras u otras alteraciones
notorias, y
c) Cuando el cheque no es de la serie entregada al girador para su uso.
Por el contrario, responde el girador cuando la firma es falsificada en un cheque
de su propia serie y no es visiblemente disconforme. Ello implica que el girador ha
sido descuidado con su talonario permitiendo que otras personas puedan falsificar su
firma, lo que no atrae la atención del banco pagador porque dicha firma no es
visiblemente disconforme.
Lo mismo sucede cuando las raspaduras, enmendaduras u otras alteraciones no
son notorias, esto es, perceptibles a simple vista.

197.Reclamo del titular de la cuenta. El titular de la cuenta corriente puede


alegar que le descontaron los fondos para pagar un cheque que no debió ser pagado
por el banco, imputándole culpa o negligencia por haber efectuado dicho pago.
El pago del cheque se hace bajo la responsabilidad del banco, por lo que se
presume su responsabilidad si éste se lo efectúa indebidamente. El cliente no tiene
nada que justificar. Es el banco el que tiene que acreditar que el pago se hizo
respetando todas las normas legales.
Asimismo el comitente puede reclamar que se contravino una orden de no pago
impartida por él y que el banco siempre debe obedecer sin examinar sus
fundamentos ni la legalidad de la misma.
Por último la persona cuya cuenta fue debitada puede reclamar si el banco pagó
el cheque fuera de los plazos legales para su presentación al cobro, sin que haya sido
revalidado.
178 Ricardo Sandoval López

Sección V

Ineficacia del cheque

198. Requisitos de eficacia. Antes de examinar las situaciones en las cuales el


cheque carece de eficacia, analizaremos las exigencias que deben cumplirse para que
tenga pleno valor. Los requisitos de eficacia del cheque dependen tanto del banco
librado como del girador y del documento mismo.
En relación con el banco, el cheque será eficaz cuando se cobre ante librado
competente, esto es, el que aparece designado en el documento mismo. Es preciso
que el banco se encuentre en ejercicio de su giro, porque éste puede haberse
suspendido por decisión de la autoridad administrativa (Superintendencia de Bancos
e Instituciones Financieras), por huelga del personal o cualquiera otra circunstancia.
También el ejercicio del giro puede haber concluido por disolución, liquidación o
quiebra del banco librado. En todas estas situaciones el cheque pierde eficacia ante
el banco, pero la mantiene respecto del girador y de los endosantes.
Tratándose del girador, la eficacia del cheque radica en que éste haya sido girado
por una persona capaz, que tenga la libre administración de sus bienes. La
interdicción, la muerte o la quiebra del girador son sucesos que restan eficacia al
cheque girado después de ellas.
Respecto del documento mismo, éste debe cumplir todas las exigencias formales
de su emisión. Debe asimismo girarse contra una cuenta corriente existente, vigente
y provista de fondos suficientes, disponibles y oportunamente depositados.
Finalmente el documento como tal debe mantener su integridad, esto es, no debe
sufrir destrozos ni mutilaciones.

199. Causales de ineficacia del cheque. Dividiremos el análisis de las causas de


ineficacia del cheque en relación con el banco librado, respecto del girador y en
cuanto al documento mismo.

200. Ineficacia del cheque en relación con el banco. El documento puede perder
su valor por la disolución del banco contra el cual se ha expedido.
La disolución del banco puede ser voluntaria o forzada. Los bancos en nuestro
país deben organizarse como sociedades anónimas abiertas sujetas a autorización y
fiscalización de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. Un
banco puede disolverse por la expiración del plazo por el cual fue convenido o por
acuerdo de la Junta General de Accionistas. Estas causas de disolución no son
frecuentes en la práctica, porque las sociedades anónimas bancadas se pactan con
plazo indefinido y resulta inusual que puedan disolverse anticipadamente. Más
Derecho Comercial 179

corriente es que un banco pueda disolverse por revocación de la autorización de


existencia. Tal medida puede adoptarla la autoridad de control, esto es, la
Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. De hecho esta medida se
adoptó respecto de ciertos bancos durante la crisis del sistema bancario chileno en el
año 1982. También el banco puede disolverse con motivo de su declaratoria en
quiebra.
En todos los casos de disolución del banco librado, las cuentas corrientes
concluyen y los depósitos deben ser devueltos a sus titulares. En caso de quiebra del
banco, el titular de la cuenta corriente puede verificar su crédito en el procedimiento
concursal y obtener de esa suerte su restitución. De todas maneras el cheque pierde
su eficacia respecto del banco librado, pero el girador y sus endosantes se mantienen
responsables ante el portador legítimo del documento.

201. Ineficacia respecto del girador. El documento carece de valor en caso de


revocación de la orden de pago, en caso de muerte o de quiebra del girador.
a) Orden de no pago. Consiste en dejar sin efecto la orden contenida en el
cheque; jurídicamente se trata de una revocación del acto de emisión del documento.
Atendida la circunstancia que el cheque es un medio de pago que se usa para
sustituir el dinero, la orden de no pago sólo puede fundarse en las causales que
autoriza el artículo 26 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, a
saber:
1o Cuando la firma del girador haya sido falsificada;
2o Cuando el cheque hubiere sido alterado con respecto a la suma o a la persona
del beneficiario, con posterioridad a su emisión, y
3o Cuando el cheque hubiere sido perdido, hurtado o robado.
Si el girador da orden de no pago por causas diversas de las legales comete delito
de giro fraudulento de cheque, de conformidad con lo previsto en el artículo 22 de la
ley del ramo;
b) Muerte del girador. Tratándose del cheque mandato o comisión de cobranza,
según lo establecido en el artículo 36 de la ley sobre la materia, la muerte del girador
no hace caducar el documento mientras el hecho no se haya puesto por escrito en
conocimiento del banco librado por cualquier persona interesada.
En el caso del cheque pago de obligaciones, que es el de mayor aplicación
práctica, es preciso distinguir algunas situaciones. Cuando el cheque se ha expedido
antes de la muerte del girador y se presenta al cobro después de ella, dentro de los
plazos de caducidad, generalmente el banco lo paga. Si el cheque aparece emitido
con fecha posterior a la del fallecimiento del girador y el banco está en conocimiento
de esta última, no lo paga.
180 Ricardo Sandoval López

Los bancos cuando toman conocimiento de la muerte de sus comitentes proceden


a cerrar la cuenta corriente después de pagar los cheques girados antes de ese
suceso;
c) Quiebra del girador. Declarada la quiebra del girador, éste pierde la
administración de los bienes comprendidos en ella y por lo mismo no puede
disponer de los fondos depositados en la cuenta corriente. El banco no puede pagar
el cheque, porque los fondos depositados forman parte del activo de la quiebra y su
administración corresponde al síndico. Además, el banco debe cerrar la cuenta
corriente de su cliente declarado en quiebra, en conformidad con lo dispuesto por el
artículo 9o de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, en relación con el
artículo 611, inciso 2o, del Código de Comercio.
El portador del cheque puede cobrarlo ejerciendo la acción penal directamente
contra el quebrado, porque su responsabilidad criminal es personalísima y puede
perseguirse aun estando declarado en falencia. También podría hacerse parte en el
juicio de quiebra verificando el crédito y ateniéndose a las resultas de este
procedimiento.
Si el cheque aparece emitido después de la quiebra del girador, tampoco es
pagado por el banco, pero el portador tiene además una acción criminal por delito de
estafa en contra de éste.

202. Ineficacia respecto del documento. Varias causas motivan la falta de


eficacia del cheque derivada del documento mismo. Las principales son las
siguientes:
a) Inexistencia de la cuenta corriente. La razón por la cual el banco paga el
cheque girado en su contra es porque entre él y el girador existe un contrato de
cuenta corriente bancaria. Si esta cuenta no existe porque nunca la hubo, el cheque
no será pagado por la institución de crédito, quedando a salvo la acción civil y
criminal contra el girador que defraudó al portador.
b) Cuenta corriente cerrada. Cuando entre el librador y el banco existió una
cuenta corriente, pero ésta se cerró antes de la presentación del cheque al cobro, el
documento carece de eficacia ante el banco. El portador puede, no obstante,
requiriendo el protesto, ejercer las acciones civiles y penales en contra del girador.
La acción penal, en este caso, es por delito de giro fraudulento de cheque, según el
artículo 22 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques;
c) Falta de fondos. Es la causa más común por la cual el
banco rechaza el pago del documento. Ello puede deberse a:
-que los fondos son insuficientes;
-que se ha sobrepasado el monto del sobregiro autorizado en virtud de la línea de
Derecho Comercial 181

crédito;
-que los fondos fueron retirados con posterioridad al giro;
-que los fondos no estén disponibles por haberse trabado embargo sobre la
cuenta corriente en un juicio seguido contra el girador o por corresponder a valores
que han sido acreditados provisoriamente mientras el banco procede a su cobro ante
otros bancos;
d) Destrozo del cheque. Cuando el documento, elemento material del título,
pierde su integridad por destrozo o mutilación, el banco rehusa su pago.
Teóricamente si se presentara la mitad del documento al banco no podríamos
suponer que el banco pagaría la mitad del valor del cheque;
e) Pérdida del cheque. El ejercicio del derecho representado en el cheque, esto
es, la facultad de cobrar la suma girada, requiere estar en posesión del documento. Si
el cheque se extravía, el beneficiario no podrá ejercer los derechos emanados del
documento.

Sección VI

Delitos relacionados con el cheque

203. Diversos delitos. Con motivo del giro o del uso del cheque pueden cometerse
varios delitos, a saber: -giro fraudulento de cheque; -estafa;-abuso de firma en
blanco; -tacha de firma auténtica; -otras defraudaciones y engaños.

204.Delito de giro fraudulento de cheque. Se trata del mal denominado "giro


doloso de cheque", expresión que se consagró en la práctica judicial debido a que la
primera Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques N° 3.845, de fecha 21
de febrero de 1922, disponía que el librador que girare sin tener de antemano fondos
disponibles suficientes en poder del banco, era responsable de los perjuicios
irrogados al portador y en caso de dolo se le castigaba como reo de estafa. De ahí en
adelante la expresión "giro doloso de cheque" hizo escuela y sigue empleándose en
la actualidad, no obstante que, como veremos, la figura delictual no requiere de dolo
del girador para tipificarse.

205.Elementos del delito. El giro fraudulento de cheque es un delito complejo


que se configura realizando una cualquiera de ciertas acciones seguida de una
omisión, todas ellas señaladas por el artículo 22 de la Ley de Cuentas Corrientes
182 Ricardo Sandoval López

Bancarias y Cheques.
La acción puede consistir en la ejecución de cualquiera de estos hechos:
-girar el cheque sin tener previamente fondos suficientes y disponibles en la
cuenta corriente;
-retirar los fondos después de expedido el cheque;
-girar contra cuenta corriente inexistente, y
-revocar la orden de pago fuera de los casos previstos en la ley.
En todas estas situaciones el banco rechazará el pago del cheque y el portador
deberá requerir el protesto del documento.
La omisión, que se une a una cualquiera de las acciones indicadas anteriormente,
consiste en:
-no consignar fondos suficientes en la cuenta corriente del tribunal para cubrir el
capital, intereses y costas, dentro de tres días hábiles, contados desde la notificación
judicial del protesto del cheque al girador.
El delito se entiende configurado cuando concurren tanto la acción como la
omisión indicadas.97

206. Procedimiento para perseguir el delito. El portador del cheque protestado


debe hacer notificar judicialmente el protesto del documento al girador.
Notificado judicialmente, el girador tiene tres días hábiles contados desde la
notificación para depositar en la cuenta corriente del tribunal fondos suficientes para
cubrir el cheque en capital, intereses y costas. Vencido dicho plazo fatal sin que se
verifique la consignación de fondos, se certificará este hecho por el secretario del
tribunal en el expediente.
El portador, con el mérito de la gestión realizada, puede denunciar el delito de
giro fraudulento de cheque o, como se acostumbra en la práctica, querellarse contra
el girador.

207. Delito de estafa. El uso del cheque también puede ser constitutivo de delito
de estafa, como sucede, por ejemplo, cuando una persona engaña a otra, con ánimo
de defraudarla, valiéndose de un cheque del cual no es beneficiario ni portador
legítimo. La estafa puede revestir numerosas formas, que en el ámbito de este
trabajo no podemos describir.

208. Delito de falsificación. En todos los casos en los cuales se falsifica la firma
del girador o se altera el nombre del beneficiario o la cantidad girada, se comete

97
Véase la jurisprudencia de los artículos 22 y 42 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques en: "Repertorio
de Legislación y Jurisprudencia Chilenas". Código de Comercio. Tomo II. Editorial Jurídica de Chile. 3 a edición 1994,
puesta al día por el autor de este Manual
Derecho Comercial 183

delito de falsificación de instrumento privado mercantil, sancionado por el artículo


197, inciso 2o, del Código Penal.
También se comete falsificación cuando ello se refiere al endoso del cheque.

209. Abuso de firma en blanco. Este delito puede cometerse cuando el cheque se
extiende con la sola firma del girador, sin llenar las enunciaciones de su contenido.
El artículo 470 N° 3 del Código Penal sanciona a los que cometieren alguna
defraudación, abusando de firma de otro en blanco y extendiendo con ella algún
documento en perjuicio del mismo o de un tercero.

210. Tacha de firma auténtica. El artículo 43 de la Ley de Cuentas Corrientes


Bancarias y Cheques, en su texto actual fijado por la Ley N° 18.092, establece que
cualquiera persona que en la gestión de notificación de un protesto de cheque tache
de falsa su firma y resultare en definitiva que dicha firma es auténtica, será
sancionada con las penas que con templa el artículo 467 del Código Penal (estafa),
salvo que acredite justa causa de error o que el título en el cual se estampó la firma
sea falso.
Se creó este nuevo delito para sancionar a las personas que tachaban su firma de
falsa, siendo ella auténtica, y de esa suerte restaban eficacia a los títulos de crédito
(letra de cambio, pagaré y cheque).

211. Comentario final. El cheque es un título de crédito representativo de una


suma de dinero pagadera a la vista, que se emplea ordinariamente como sustituto de
la moneda de curso forzoso emitida por el Estado.
Es preciso que, como tal, esté respaldado por acciones civiles y penales eficaces,
que garanticen su pago por el girador y los endosantes cuando el banco librado no lo
paga. En la medida que tenga este respaldo en la legislación, podrá mantener la
confianza del público para recibirlo en reemplazo del dinero.
La naturaleza del cheque como instrumento de pago a la vista no debe
desvirtuarse propiciando reformas que admitan el cheque a fecha, porque en nuestro
ordenamiento existen otros títulos que cumplen la función de instrumentos de
crédito.
Por último, atenta contra la naturaleza del cheque la circunstancia de que se le
emplee como documento de garantía, finalidad con la cual la ley no lo concibió, y
que para obtenerla se recurra a toda clase de arbitrios, que redundan en abusos con
las personas que han intervenido en la operación, especialmente con el girador del
cheque.
Indudablemente que nuestra ley sobre la materia requiere ser reformada de
manera total y profunda, para adaptarla a la realidad económica mercantil.
184 Ricardo Sandoval López

BIBLIOGRAFÍA

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Chile, Santiago, 1982.


ZUÑIGA SAN MARTIN, Ana María: Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1985.
186 Ricardo Sandoval López

ÍNDICE

TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS


DE CREDITO, LETRA DE CAMBIO, PAGARE,
CHEQUE Y TITULOS ELECTRONICOS O
DESINCORPORADOS

1. Introducción....................................................................................................................................................7

CAPITULO I
TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO

SECCION I NOCIÓN DE TÍTULO DE CRÉDITO Y ELEMENTOS CARACTERÍSTICOS

2. NOCIÓN DE TÍTULO DE CRÉDITO..........................................................................................................................10


3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA......................................................................................................................................11
4. DEFINICIÓN Y ELEMENTOS DEL TÍTULO DE CRÉDITO..................................................................................................13
5. ESTRUCTURA DEL TÍTULO DE CRÉDITO...................................................................................................................16
6. VINCULACIÓN DE LOS ELEMENTOS DE LA ESTRUCTURA DEL TÍTULO..............................................................................18
7 AUTONOMÍA CONCEPTUAL DE LOS ELEMENTOS ESTRUCTURALES DEL TÍTULO..................................................................18
8. CONCEPTO DE LEGITIMACIÓN..............................................................................................................................19
9. DENOMINACIÓN...............................................................................................................................................23

SECCION IICARACTERÍSTICAS DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO

10. ENUMERACIÓN..............................................................................................................................................24

PARRAFO I CARACTERES ESENCIALES Y COMUNES DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO

11. LA NECESARIEDAD..........................................................................................................................................24
12. LA LITERALIDAD..............................................................................................................................................25
13. CARÁCTER AUTÓNOMO DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO..............................................................................................27

PARRAFO II CARACTERÍSTICAS PARTICULARES DE ALGUNOS TÍTULOS DE CRÉDITO

14. TÍTULOS DE CRÉDITO Y RELACIÓN SUBYACENTE.....................................................................................................29


15. LA CAUSA EN LOS TÍTULOS DE CRÉDITO...............................................................................................................30
16. CONCEPTO DE TÍTULO DE CRÉDITO ABSTRACTO.....................................................................................................32
17. ABSTRACCIÓN Y AUTONOMÍA EN LOS TÍTULOS DE CRÉDITO......................................................................................32
18. CARACTERÍSTICAS DE FORMALIDAD DE LOS TÍTULOS ABSTRACTOS.............................................................................33
19. ASPECTO JURÍDICO-REAL DEL TÍTULO DE CRÉDITO..................................................................................................34
20. INFLUENCIA DE LA RELACIÓN OBLIGACIONAL SOBRE LA RELACIÓN REAL......................................................................34
21. INFLUENCIA DE LA RELACIÓN REAL SOBRE LA DOCUMENTAL.....................................................................................34
22. ADQUISICIÓN Y EXTINCIÓN DE LOS DERECHOS SOBRE EL TÍTULO Y DE LOS DERECHOS EMERGENTES DEL DOCUMENTO..........35

SECCION III LA CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO

23. CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN............................................................................................................................35


24. TÍTULOS DE PAGO, REPRESENTATIVOS DE MERCADERÍAS Y DE PARTICIPACIÓN SOCIAL....................................................36
25. TÍTULOS AL PORTADOR, A LA ORDEN Y NOMINATIVAS............................................................................................37
Derecho Comercial 187

26. TÍTULOS AL PORTADOR....................................................................................................................................37


27. TÍTULOS A LA ORDEN.......................................................................................................................................38
28. TÍTULOS NOMINATIVOS....................................................................................................................................39
29. TÍTULOS PÚBLICOS Y PRIVADOS.........................................................................................................................40
30. TÍTULOS UNITARIOS Y MÚLTIPLES.......................................................................................................................40
31. LOS EFECTOS DE COMERCIO..............................................................................................................................41
32. DIFERENTES EFECTOS DE COMERCIO...................................................................................................................42
33. TÍTULOS CAUSALES Y ABSTRACTOS......................................................................................................................42
34. TÍTULOS CON SOPORTE MATERIAL CARTÁCEO Y TÍTULOS INFORMÁTICOS O DE REPRESENTACIÓN ELECTRÓNICA...................43
35. LOS TÍTULOS DE CRÉDITO IMPROPIOS..................................................................................................................44

SECCION IV LOS VALORES MOBILIARIOS

36. CONCEPTO Y CARACTERES DISTINTIVOS...............................................................................................................45


37. VALORES MOBILIARIOS AL PORTADOR.................................................................................................................46
38. VALORES MOBILIARIOS NOMINATIVOS................................................................................................................46
39. GRADOS EN LA FORMA NOMINATIVA..................................................................................................................47
40. VALORES MOBILIARIOS A LA ORDEN...................................................................................................................47
41. DIFERENTES VALORES MOBILIARIOS....................................................................................................................47

SECCION V TÍTULOS REPRESENTATIVOS DE MERCADERÍAS

42. IDEAS GENERALES...........................................................................................................................................48


43. CARTA DE PORTE............................................................................................................................................48
44. ASPECTO FORMAL DE LA CARTA DE CRÉDITO.......................................................................................................49
45. EFECTOS DE LA CARTA DE PORTE.......................................................................................................................50
46. CONOCIMIENTO DE EMBARQUE.........................................................................................................................51
47. ASPECTOS FORMULES DEL CONOCIMIENTO DE EMBARQUE......................................................................................51
48. FUNCIONES DEL CONOCIMIENTO DE EMBARQUE...................................................................................................53
49. OTROS DOCUMENTOS DEL TRANSPORTE MARÍTIMO...............................................................................................53
50. DOCUMENTOS DEL TRANSPORTE MULTIMODAL.....................................................................................................55
51. CERTIFICADO WARRANTS.................................................................................................................................56
52. ASPECTOS FORMALES DEL WARRANTS.................................................................................................................57
53. TRANSFERENCIA DEL WARRANTS........................................................................................................................57

SECCION VI TÍTULOS DE CRÉDITO INFORMÁTICOS, ELECTRÓNICOS O TELEMÁTICOS

54. CAMBIO DE SOPORTE......................................................................................................................................58


55. CONSAGRACIÓN LEGAL DE LOS TÍTULOS DE REPRESENTACIÓN ELECTRÓNICA O TABULAR................................................60
56. REPRESENTACIÓN INFORMÁTICA DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO UTILIZADOS EN EL TRANSPORTE........................................63
57. LA LEY MODELO DE LA CNUDMI SOBRE COMERCIO ELECTRÓNICO.........................................................................66
BIBLIOGRAFÍA CAPITULO I...............................................................................................................................68

CAPITULO II
LA LETRA DE CAMBIO

SECCION I ASPECTOS GENERALES

58. ORIGEN Y EVOLUCIÓN.....................................................................................................................................72


59. FUNCIÓN DE LA LETRA DE CAMBIO.....................................................................................................................74
60. DEFINICIÓN DE LA LETRA DE CAMBIO..................................................................................................................75
61. PERSONAS QUE INTERVIENEN EN LA LETRA DE CAMBIO...........................................................................................76
188 Ricardo Sandoval López

SECCION II LA EMISIÓN O GIRO DE LA LETRA DE CAMBIO

62. CARÁCTER FORMAL.........................................................................................................................................77


63. ENUNCIACIONES DE LA LETRA DE CAMBIO............................................................................................................77
64. SANCIÓN POR FALTA DE REQUISITOS ESENCIALES...................................................................................................82
65. ENUNCIACIONES POSTERIORES AL GIRO...............................................................................................................84
66. GIRO DE LA LETRA Y RELACIONES JURÍDICAS DE ORIGEN..........................................................................................84
67. MENCIONES FACULTATIVAS..............................................................................................................................85
68. ADULTERACIÓN DE LA LETRA.............................................................................................................................87
69.ALTERACIÓN DEL TEXTO DE LA LETRA DE CAMBIO...................................................................................................88
70. EJEMPLARES DE LA LETRA.................................................................................................................................88
71. OBLIGACIONES DEL LIBRADOR...........................................................................................................................89
72. OBLIGACIONES DEL LIBRADOR...........................................................................................................................89
73. OBLIGACIONES DEL LIBRADOR CON EL LIBRADO.....................................................................................................90

SECCION III LA CIRCULACIÓN DE LA LETRA DE CAMBIO: EL ENDOSO

74. IDEAS GENERALES...........................................................................................................................................91


75. DEFINICIÓN LEGAL DE ENDOSO..........................................................................................................................91
76. NATURALEZA JURÍDICA Y FUNCIÓN.....................................................................................................................92
77. DIFERENCIAS ENTRE LA CESIÓN ORDINARIA DE CRÉDITOS Y EL ENDOSO......................................................................93
78. CARACTERÍSTICAS DEL ENDOSO..........................................................................................................................93
79. IDEA DE ENDOSATARIO....................................................................................................................................94
80. DIVERSAS CLASES DE ENDOSO...........................................................................................................................94
81. ENDOSO TRASLATICIO DE DOMINIO....................................................................................................................95
82. TRANSFERENCIA DE DOMINIO DE LA LETRA..........................................................................................................95
83. LEGITIMACIÓN ACTIVA Y PASIVA........................................................................................................................96
84. RESPONSABILIDAD DEL ENDOSANTE....................................................................................................................97
85. EL ENDOSO TRASLATICIO DE DOMINIO Y LAS PERSONAS QUE INTERVIENEN EN LA LETRA..............................................100
86. LA INOPONIBILIDAD DE EXCEPCIONES................................................................................................................100
87. ENDOSO DE LETRA VENCIDA...........................................................................................................................101
88. ENDOSO EN COMISIÓN DE COBRANZA...............................................................................................................102
89. ENDOSO EN GARANTÍA..................................................................................................................................103

SECCION IV LA ACEPTACIÓN DE LA LETRA

90. NOCIÓN PREVIA...........................................................................................................................................104


91. CONCEPTO DE ACEPTACIÓN............................................................................................................................104
92. PLURALIDAD DE LIBRADOS..............................................................................................................................105
93. PRESENTACIÓN DE LA LETRA A LA ACEPTACIÓN...................................................................................................106
94. ACTITUD DEL LIBRADO AL REQUERÍRSELE LA ACEPTACIÓN......................................................................................107
95. REQUISITOS DE FORMA Y DE FONDO DE LA ACEPTACIÓN.......................................................................................108
96. REQUISITOS DE FORMA DE LA ACEPTACIÓN........................................................................................................108
97. REQUISITOS DE FONDO DE LA ACEPTACIÓN........................................................................................................109
100. GENERALIDADES.........................................................................................................................................111
98. RETIRO DE LA ACEPTACIÓN.............................................................................................................................111
99. NEGATIVA DE ACEPTACIÓN.............................................................................................................................111

SECCION V LA GARANTÍA Y EL AVAL

101. SOLIDARIDAD CAMBIARÍA.............................................................................................................................112


102. EL AVAL....................................................................................................................................................113
Derecho Comercial 189

103. FORMALIDAD DEL AVAL...............................................................................................................................114


104. EFECTOS DEL AVAL......................................................................................................................................114
105. OTRAS GARANTÍAS......................................................................................................................................115

SECCION VI EL VENCIMIENTO Y PAGO DE LA LETRA

106. FORMA DE DETERMINAR EL VENCIMIENTO.......................................................................................................116


107. EL PAGO DE LA LETRA.................................................................................................................................117
108. PRESENTACIÓN DE LA LETRA AL PAGO...........................................................................................................117
109. ¿A QUIÉN DEBE HACERSE EL PAGO?...............................................................................................................119
110. CONSTANCIA DEL PAGO...............................................................................................................................119
111. EL PAGO PARCIAL.......................................................................................................................................120
112. LUGAR DE PAGO.........................................................................................................................................120
113. PROHIBICIÓN DEL PAGO...............................................................................................................................120

SECCION VII EL PROTESTO DE LA LETRA DE CAMBIO

114. CONCEPTO................................................................................................................................................121
115. CLASES DE PROTESTO..................................................................................................................................121
116. OPORTUNIDAD DEL PROTESTO......................................................................................................................122
117. FORMALIDADES DEL PROTESTO......................................................................................................................124
118. NOTARIO COMPETENTE PARA EL PROTESTO.....................................................................................................124
119. DILIGENCIAS QUE VERIFICA EL NOTARIO..........................................................................................................125
120. EL AVISO.................................................................................................................................................. 125
121. EL REQUERIMIENTO....................................................................................................................................125
122. ACTA DE PROTESTO.....................................................................................................................................126
123. DEPÓSITO DEL IMPORTE DE LA LETRA.............................................................................................................126
124. EL REGISTRO DE PROTESTOS.........................................................................................................................127
125. PROTESTO POR BANCO O FINANCIERA.............................................................................................................127
126. FORMALIDADES DEL PROTESTO EFECTUADO POR BANCOS O FINANCIERAS...............................................................127
127. REGISTRO DE LETRAS PROTESTADAS...............................................................................................................128
128. INEFICACIA DEL PROTESTO............................................................................................................................128
129. ALCANCE Y UTILIDAD...................................................................................................................................129
130. NULIDAD DEL PROTESTO..............................................................................................................................129

SECCION VIII ACCIONES PARA EL COBRO DE LA LETRA DE CAMBIO

131. ACCIONES CAMBIARÍAS Y EXTRACAMBIARIAS....................................................................................................129


132. ACCIÓN CAMBIARÍA DIRECTA.........................................................................................................................130
133. ACCIÓN INDIRECTA, DE RECAMBIO O DE REGRESO.............................................................................................131
134. PERJUICIO DE LA LETRA................................................................................................................................132
135. ACCIONES CAMBIARÍAS DE REEMBOLSO...........................................................................................................132
136. PAGO HECHO POR EL ENDOSANTE..................................................................................................................133
137. PAGO HECHO POR AVALISTA.........................................................................................................................133
138. ALCANCE DE LA ACCIÓN CAMBIARÍA DE REEMBOLSO..........................................................................................133
139. PAGO PARCIAL Y ACCIÓN CAMBIARÍA DE REEMBOLSO.........................................................................................134
140. PAGO HECHO POR EXTRAÑO A LA LETRA..........................................................................................................134

SECCION IX EL EXTRAVÍO DE LA LETRA DE CAMBIO

141. GENERALIDADES.........................................................................................................................................134
142. DECLARACIÓN DE EXTRAVÍO..........................................................................................................................134
143. RESOLUCIÓN QUE SE PRONUNCIA SOBRE EL EXTRAVÍO........................................................................................136
190 Ricardo Sandoval López

144. EFECTOS DE LA ACEPTACIÓN O PAGO AUTORIZADO POR RESOLUCIÓN JUDICIAL........................................................136

SECCION X LA PRESCRIPCIÓN DE LAS ACCIONES CAMBIARÍAS

145. ACCIONES DEL PORTADOR............................................................................................................................137


146. ACCIONES CAMBIARÍAS DE REEMBOLSO...........................................................................................................140
147. INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN...............................................................................................................141
148. LA TACHA DE FALSEDAD DE LA FIRMA EN LA LETRA............................................................................................141
BIBLIOGRAFÍA CAPITULO II............................................................................................................................142

CAPITULO III
EL PAGARE Y LA CARTA ORDEN DE CRÉDITO

SECCION I ASPECTOS GENERALES

149. NOCIÓN DE PAGARÉ....................................................................................................................................146


150. DEFINICIÓN DE PAGARÉ...............................................................................................................................146
151. DIFERENCIAS ENTRE EL PAGARÉ Y LA LETRA DE CAMBIO......................................................................................147

SECCION II LA CREACIÓN DEL PAGARÉ

152. PERSONAS QUE INTERVIENEN EN EL PAGARÉ....................................................................................................147


153. ASPECTOS FORMALES DE LA CREACIÓN DEL PAGARÉ...........................................................................................148
154. ENUNCIACIONES QUE DEBE CONTENER EL PAGARÉ.............................................................................................148
155. SANCIÓN POR FALTA DE ENUNCIACIONES EN EL PAGARÉ.....................................................................................150
156. ASPECTOS DE FONDO DEL PAGARÉ.................................................................................................................151
157. LEGISLACION APLICABLE........................................................................................................................151

SECCION III LA CARTA ORDEN DE CRÉDITO

158. CONCEPTO................................................................................................................................................152
159. NATURALEZA MERCANTIL.............................................................................................................................152
160. PERSONAS QUE INTERVIENEN EN ELLA............................................................................................................152
161. REQUISITOS DE LA CARTA ORDEN DE CRÉDITO..................................................................................................153
162. OBLIGACIONES DEL DADOR DE LA CARTA.........................................................................................................154
BIBLIOGRAFÍA CAPITULO III...........................................................................................................................154

CAPITULO IV
EL CHEQUE

SECCION I NOCIONES GENERALES........................................................................................................................158

164. GENERALIDADES.........................................................................................................................................158
165. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL CHEQUE................................................................................................................159
Derecho Comercial 191

166. FUNCIONES ECONÓMICAS DEL CHEQUE...........................................................................................................160


167. UTILIDAD DEL CHEQUE................................................................................................................................161
168. DEFINICIÓN LEGAL DE CHEQUE......................................................................................................................162
169. DEFINICIÓN DOCTRINARIA DE CHEQUE............................................................................................................162
170. LEGISLACIÓN APLICABLE AL CHEQUE...............................................................................................................162

SECCION II EL GIRO DEL CHEQUE

171. MENCIONES DEL CHEQUE.............................................................................................................................163


172. OTRAS ENUNCIACIONES EN EL CHEQUE...........................................................................................................165
173. DIVERSAS CLASES DE CHEQUES......................................................................................................................165
174. CHEQUE MANDATO O COMISIÓN DE COBRANZA................................................................................................166
175. CHEQUE PAGO DE OBLIGACIONES...................................................................................................................166
176. CHEQUE CRUZADO......................................................................................................................................167
177. OTRAS CLASES DE CHEQUES..........................................................................................................................167
178. CHEQUE EN GARANTÍA Y CHEQUE A FECHA......................................................................................................168
179. EL CHEQUE EN GARANTÍA.............................................................................................................................168
180. CHEQUE A FECHA.......................................................................................................................................170

SECCION III LA CIRCULACIÓN DEL CHEQUE

181. CLASES DE CHEQUES SEGÚN SU CIRCULACIÓN...................................................................................................170


182. CHEQUE NOMINATIVO.................................................................................................................................171
183. CHEQUE A LA ORDEN..................................................................................................................................171
184. CHEQUE AL PORTADOR................................................................................................................................172

SECCION IV EFECTOS JURÍDICOS DEL CHEQUE

185. EXPLICACIÓN PREVIA...................................................................................................................................172


186. OBLIGACIÓN DE PRESENTAR EL CHEQUE AL PAGO..............................................................................................173
187. ACTITUD DEL BANCO...................................................................................................................................173
188. OBLIGACIÓN DE PROTESTAR EL CHEQUE..........................................................................................................174
189. FORMALIDADES DEL PROTESTO DEL CHEQUE....................................................................................................174
190. OBJETO DEL PROTESTO................................................................................................................................174
191. ACCIONES DE COBRO DEL CHEQUE.................................................................................................................174
192. FALTA DE PROTESTO...................................................................................................................................175
193. CAUSALES DE PROTESTO..............................................................................................................................176
194. OBLIGACIONES DEL GIRADOR........................................................................................................................177
195. RESPONSABILIDAD POR EL PAGO DEL CHEQUE..................................................................................................177
196. PAGO DE CHEQUE FALSIFICADO.....................................................................................................................178
197. RECLAMO DEL TITULAR DE LA CUENTA............................................................................................................178

SECCION V INEFICACIA DEL CHEQUE

198. REQUISITOS DE EFICACIA..............................................................................................................................179


199. CAUSALES DE INEFICACIA DEL CHEQUE............................................................................................................179
200. INEFICACIA DEL CHEQUE EN RELACIÓN CON EL BANCO........................................................................................179
201. INEFICACIA RESPECTO DEL GIRADOR...............................................................................................................180
202. INEFICACIA RESPECTO DEL DOCUMENTO..........................................................................................................181

SECCION IV DELITOS RELACIONADOS CON EL CHEQUE

203. DIVERSOS DELITOS......................................................................................................................................182


192 Ricardo Sandoval López

204. DELITO DE GIRO FRAUDULENTO DE CHEQUE.....................................................................................................182


205. ELEMENTOS DEL DELITO...............................................................................................................................183
206. PROCEDIMIENTO PARA PERSEGUIR EL DELITO...................................................................................................183
207. DELITO DE ESTAFA......................................................................................................................................183
208. DELITO DE FALSIFICACIÓN.............................................................................................................................184
209. ABUSO DE FIRMA EN BLANCO.......................................................................................................................184
210. TACHA DE FIRMA AUTÉNTICA........................................................................................................................184
211. COMENTARIO FINAL....................................................................................................................................184
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................................185
Derecho Comercial 193
194 Ricardo Sandoval López

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