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Al llegar los españoles a américa en el siglo 16, los mapuche ocupaban un territorio

bastante amplio, y comenzaban a dedicarse a una incipiente agricultura y ganadería


por lo cual su sociedad se desarrolló en abundancia, los primeros enfrentamientos
entre conquistadores e indígenas dibujaron un límite territorial entre ambos el rio bio
bio, tras innumerables batallas se firmó la paz en el parlamento de quilín en 164, donde
el rey de España reconocía esta frontera, su independencia y las autoridades
indígenas, se establecía el libre comercio en la frontera y se sellaba la alianza entre
ellos y la corona. Esto se mantuvo hasta 1881 en total calma.
En 1982 Villalobos afirmo que los españoles reconocían su libertad pero que no se les
reconocía como nación y sus representantes no eran embajadores, aunque se les
nombraras así pues según él era solo para mantenerlos tranquilos y bajo control,
además al no ser considerado estado no podrían considerarse como tratados.

Se puede decir que los españoles los incluían, sin embargo, en la segunda mitad de la
centuria, la sociedad chilena cambió a una política de exclusión en lo que se conoce
con el eufemismo de “Pacificación de La Araucanía”, que no es más que la conquista
del territorio mapuche.

El inicio de la usurpación sistemática de territorios indígenas puede situarse en 1883,


cuando se dio operación a la Comisión Radicadora de Indígenas. Ésta debía ubicarles
en espacios delimitados para colonizar el resto de la zona. Cada “comunidad
reduccional” adquiría “Títulos de Merced” por las propiedades en que se le radicaba,
pero de los 10 millones de hectáreas que España había reconocido como
territorio mapuche en los parlamentos se entregaron sólo 536 mil hectáreas a 150 mil
nativos, dejando a muchos sin tierra.

Este proceso despojó al pueblo mapuche de un elemento central de su cultura y


principal fuente de sustento, pues la agricultura ha sido históricamente eje de la
economía mapuche. Al reducirse el tamaño de sus tierras, tuvo que cambiar sus
hábitos alimentarios y productivos, pasando de ser una sociedad agrícola a un conjunto
de campesinos pobres dedicados a la pequeña ganadería y cultivos de subsistencia.
Se trató de una “política de acorralamiento espacial” del mapuche que tuvo para él dos
efectos gravísimos: el fin de su riqueza territorial y bonanza económica, y la
fragmentación de su sociedad en pequeñas unidades

Entre 1961 y 1971, los indígenas presentaron 1.434 demandas por restitución de
tierras, pero los juzgados fallaron a favor de ellos en sólo 352 casos, devolviéndoles
apenas 3.380 hectáreas

1970 Salvador Allende utilizó una nueva reforma agraria para aumentar la restitución
de tierras mapuche mediante la expropiación. A esto contribuyó la Ley Indígena 17.729,
que pretendía garantizar la tenencia de la tierra mapuche mediante su
inembargabilidad, la prohibición de venderlas a personas que no fueran indígenas,
empresas estatales o cooperativas, y establecía la “comunidad indígena indivisa”,
requiriendo el acuerdo de todos los miembros de la comunidad para solicitar su
división. con ella se restituyeron 132.115,78 hectáreas a las comunidades mapuche,
incluyendo tierras con títulos de merced y territorios ancestrales.

 1973 por la dictadura de Augusto Pinochet, que reprimió duramente al


pueblo mapuche, persiguió a sus dirigentes, y retrocedió en la restitución territorial,
volviendo a una política de usurpación.

Como resultado de este despojo sistemático de territorios indígenas, el 30,2%


del mapuche vive hoy en situación de pobreza (CASEN 2017), “una ‘pobreza obligada’
en la que el Estado tuvo la total responsabilidad”
"Desde el principio, el Estado de Chile se construye sobre un 'ideal' de homogeneidad
que no considera a los pueblos indígenas, olvidando la cultura, lengua,el sistema de
representación. Y así por 200 años""En Chile no hay Estado plurinacional (vinculado a
varias naciones), no hay cumplimiento activo de pactos internacionales, no hay
respuesta a derechos específicos ni colectivos, ni participación política para
indígenas. No se ceden escaños en el Congreso, no se crea un Ministerio. No hay
voluntad de cambiar las estructuras",Con una población indígena estimada en el 12,7%
(más de 2 millones de personas según cifras del censo 2017), Chile, a diferencia de
Argentina, Ecuador, Panamá, Perú y otros países latinoamericanos, no reconoce la
existencia de "pueblos" indígenas, sino de "etnias", en un concepto que no permite el
ejercicio jurídicoEs difícil encajar las demandas de pueblos indígenas en un Estado que
sigue actuando en la lógica de los años 50: lógicas de entrega de becas, beneficios,
programas específicos"Hay muchas preguntas inconclusas con quién se llega a
acuerdos, con quién se establecen relaciones continuas en el tiempo. Y esa pregunta
respecto del pueblo mapuche, por razones históricas, por su estructura, por cómo se
han configurado las políticas públicas y por un montón de razones, acrecienta la
dificultad de establecer relaciones continuas entre el Estado y las comunidades",
En medio de la discusión política que el tema genera, el apoyo al reconocimiento
constitucional de los pueblos indígenas sí ha tenido un impulso en los últimos años
entre la ciudadanía.
En la encuesta Cadem-Plaza Pública de principios de agosto de 2020, un 93% de los
encuestados está a favor de que a los mapuche se les reconozca en la Constitución y
un 73% cree que debe tener cupos reservados en el Congreso.
Desde la formación del Estado chileno en el siglo XIX, los indígenas fueron
perdiendo sus terrenos, en muchos casos, a través de prácticas poco claras o
derechamente engañosas
"La cuestión aquí es que todos los gobiernos, todas las campañas y comisiones desde
los años 90 hasta ahora, han establecido su propio plan y propuesta, sin una mirada de
continuidad
"Por eso tenemos demandas incumplidas hace años... Y si las analizas,entre los
gobiernos de la centro izquierda y centro derecha las propuestas han sido más o
menos las mismas. Pero el conflicto se agrava por, como describía (el presidente)
Justin Trudeau en Canadá, esta desconfianza que se basa en promesas que quedan
incumplidas una y otra vez".
Los aspectos económicos también son un punto esencial del prolongado conflicto que
se vive en Chile, coinciden los entrevistados.
"El modelo chileno descansa en la explotación de recursos naturales, y buena
parte de ellos están en la Araucanía. Cuando tienes una matriz productiva que
descansa tanto en los recursos naturales, y esos recursos están tan en pugna como en
las demandas indígenas, afectas intereses. Por eso en esta discusión surge con tanta
fuerza este otro actor, que es el empresarial",
"Los derechos colectivos que se debaten a nivel internacional de los pueblos originarios
plantean que deben generarse consultas para un desarrollo económico o de producción
en territorio indígena", indica.Más que ser los indígenas opositores al desarrollo
económico, lo que solicitan es un equilibrio entre la producción económica y los
recursos naturales, porque son finitos, agotables, y en ese ámbito, si no se regulan, a
las generaciones a futuro habrá una crisis medioambiental y alimentaria cosa que aun
el estado no entiende

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