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Fundamentacion Del Ocio
Fundamentacion Del Ocio
sociocultural
Resumen
El presente ensayo presenta algunas reflexiones sobre la Fundamentación del Ocio desde la perspectiva del Especialista en
Recreación, para ello realice una revisión documental y un análisis de los fundamentos teóricos que independientemente apoyan
estas prácticas en la vida diaria del ser humano, existe necesidad de aclarar algunas dudas que surgen en torno al ocio y la
ociosidad. El propósito es aclarar que el comportamiento humano juega papel preponderante a la hora de considerar el
comportamiento humano durante el tiempo libre que se dispone. Otro aspecto importante es que se debe preparar al individuo para
que aprenda a invertir bien su tiempo libre, para que realice actividades de ocio constructivo que le permita tener mejor calidad de
vida.
Abstract
This
paper presents some reflections on the Foundations of Leisure from the perspective
of Recreation Specialist to make it a desk review and an analysis of the theoretical foundations
that support these practices independently in daily life of human beings, there is need to clarify
some questions that arise around leisure and idleness. The purpose is to clarify that human
behavior plays a major role when considering human behavior during the free time available.
Another important aspect is that you must prepare the individual to learn to invest their free
time to perform constructive leisure activities that will enable a better quality of life.
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 184, Septiembre de 2013. http://www.efdeportes.com/
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Introducción Al hablar de ocio, se nos vienen muchas cosas a la mente y recordamos a nuestros
antepasados, al referirse con esa palabra, para manifestarle el descontento por no estar haciendo
nada provechoso, sin embargo no siempre es así, y es por ello que queremos manifestar nuestra
disposición a ayudar a despejar la dicotomía existente sobre la palabra ocio, para comenzar
indicaremos que existen dos puntos de vistas. El primero es manifestar que el ocio es sinónimo de
creación, de productividad, de contemplación que utilizaban los grandes pensadores y filósofos para
ocupar su tiempo libre, el otro tipo de ocio del cual hablaremos no es más que ociosidad, el cual es
cuando las personas no hacen nada bueno durante el tiempo libre sino mal gastarlo, invertirlo en
actividades que causan perturbación y desordenes en la conducta. Es así como en un recorrido
ambicioso de ideas, interpretaciones y planteamientos, pero quizás corto en su argumentación
preliminar, presento algunas observaciones, que más bien son interpretaciones entre ideales y
realidades de la vida, de la industria cultural del ocio como tendencia alienada mundialmente desde
varias connotaciones. El ejercicio del ocio como expresión de democracia y posibilidad de
desarrollo humano, reconociendo que la forma de gobierno democrático puro es el modelo político
donde encontramos mayor posibilidad de realizar lo que el individuo le viene en ganas, sin muchas
objeciones que no sean las interpuestas por los valores normales y las buenas costumbres. En
este sentido, se fundamenta el ocio crítico en su carácter dialéctico, que se expresa en una vivencia
que, como realidad, y en el establecimiento de sus relaciones apuntan hacia una experiencia
significativa que es legitimada por esa relación dinámica y recíproca con sus semejantes y con el
entorno. Se articula entonces allí, su carácter social, político, ambiental y ético. La perspectiva de
ocio que propongo valora la recuperación de las prácticas que tradicionalmente han construido y
siguen construyendo nuestras comunidades, en las que se incluyen las diferentes expresiones
étnicas con sus respectivas características o expresiones culturales. Ciertamente el asunto de la
solidaridad ha permitido mantener la cohesión de sus alternativas, como la solidez de sus luchas en
contra del irrespeto a que han sido sometidas durante tanto tiempo. Lo anterior ha permitido
niveles de comunicación y formas de vivir el ocio, en las que se evidencian la solidaridad, el
compañerismo, el respeto y sobre todo la libertad; el ocio puede ser considerado un espacio de
tiempo dentro del tiempo libre en donde se realizan actividades que pueden ser positivas o
negativas dependiendo del comportamiento y la intensión individual dentro de una sociedad,
pudiendo sacarle el mayor de los provechos en beneficio de la salud que nos lleva a mejorar la
calidad de vida.Disertación Las prácticas sociales de ocio, desde la crítica, son tendientes a
favorecer la creación de hábitos, actitudes y procedimientos considerados importantes y valorados
al interior de cada comunidad, e igualmente favorecen la relación con los otros, la pluralidad, el
respeto y el reconocimiento a las diferentes culturas, prácticas y comunidades como formas
valiosas de conocimiento e interacción. El ocio crítico no va tras las medallas, record o
eliminaciones, no busca competir, prefiere cooperar, se da desde la solidaridad armónica con el
entorno entre el yo, el otro y lo otro; trasciende la sensación de la espectacularidad o la expectativa
de la novedad, diferencia lo público de la masa; se alimenta de lo simple: del hablar o la acción
dialógica y el silencio natural, el encuentro ya sea con otros o consigo mismo, el compartir, el
disfrute y uso de los espacios colectivos, la participación en términos de igualdad y libertad en
todos los sentidos asumidos con responsabilidad social para la especie y su ambiente. Para
aportar un tanto a la comprensión del problema veamos de qué ocio estamos hablando; una
elaboración apenas perfilada, ya que en nuestra búsqueda han surgido elementos que retan a
vislumbrar nuevas maneras de nominar un fenómeno que no escapa a una dinámica tan veloz,
como la misma estrategia modernizadora y consecuentemente la mirada al espacio donde se
ejerce, las ciudades megalópolis. El ocio entonces, ha tenido y conserva múltiples definiciones, se
asocia con innumerables conceptos y tiene una relación directa con el tiempo, tiempo cuantificado
que debe ser superado, tiempo de la vida, del hacer y del ser humano: tiempo libre, tiempo de
trabajo, tiempo de descanso, tiempo placentero; tiempos que de una u otra manera van
progresando de forma sistemática. El ocio es un modo típico de comportamiento en el tiempo, el
cual se estructura en cuatro áreas de actividad: a) tiempo psicobiológico, destinado a necesidades
fisiológicas y síquicas; b) tiempo socioeconómico, fundamentalmente relativo al trabajo, c) tiempo
sociocultural, en el que nos dedicamos a la vida en sociedad y d) tiempo de ocio, destinado a
actividades de disfrute personal y colectivo. (Munné, 1985). Para continuar la deliberación acerca
del ocio y la ociosidad, vale la pena ir a la concepción del significado del ocio a través de la historia
escrita, oral y factual, la oficial y la no oficial, desde la tradición y en relación con otras ciencias,
artes u oficios como las ciencias sociales, la religión, la economía, la política, el trabajo, la
formación, claro está, se encuentra en él la dualidad, multiplicidad de significaciones o diversidad
de connotaciones en la referencia que de éste se hace tomando o refiriendo al ocio como fiesta,
juego, descanso, diversión, deporte, recreación, derecho, distracción o pasatiempo; una
dependencia o relación directa con el tiempo medible con características específicas llamado tiempo
de ocio, libre, liberado, desocupado, de descanso, lúdico, de recreación, y una oposición o
contrariedad al trabajo término probablemente proveniente del Latín tripalium que era un
instrumento de castigo y tortura; que se asume como labores obligantes o poco placenteras y que
para todas las mitologías, el trabajo es considerado como una maldición del cielo donde el hombre
ha idealizado la vida en el ocioso paraíso donde no se deba trabajar. Pero, conceptos éstos, que no
debemos enfrentar como diametralmente opuestos donde uno supere al otro, pues ambos
fracasarían. Algunas evidencias de éstas dualidades, multiplicidades de significaciones o
diversidad de connotaciones y la necesidad de traducir sus pretensiones desde la pedagogía, se
vislumbra en las conceptualizaciones que sobre él construyeron, antes de nuestra era cristiana el
poeta griego Hesiodo en su texto “Trabajos y días”, sobrevalorando el trabajo como forma de
producción y progreso, el tiempo como dinero y despreciando el placer de la improductividad.
También construyó su concepto el romano Marco Tulio Cicerón como “Tiempo de descanso del
cuerpo y recreación del espíritu, necesario para volver a dedicarse al trabajo o al servicio público”
(Munné, ob. cit.) dualidades cuerpo-espíritu y trabajo-descanso; o Anneo Séneca padre e hijo para
quienes: los únicos ociosos son los que se consagran a la sabiduría; éstos son solo los que viven,
pues no sólo aprovechan bien el tiempo de su existencia, sino que a la suya añaden todas las otras
edades. Y el ocioso es el hombre que tiene conciencia de su ocio mostrando diversidades entre
sabiduría-ignorancia, existencia-muerte y conciencia-inconsciencia; también el religioso Calvino
consideró que Dios maldice la pereza y condena la ociosidad y que el ocio es la manera en la que el
hombre se distancia de Dios y su obra; o el economista escocés Adam Smith quien reflexionó,
como responsabilidad del hombre, ir tras la fortuna que da el trabajo. El ocio entonces, ha tenido
y conserva múltiples definiciones e innumerables conceptos, así como una relación directa con el
tiempo, tiempo cuantificado que deberá ser superado, tiempo de la vida, del hacer y del ser
humano: tiempo libre, tiempo de trabajo, tiempo de descanso, tiempo placentero. Al avanzar el
calendario, como medición temporal, el estudio sobre el fenómeno ocio, que en momentos no sólo
se condenaba su práctica sino su investigación, se fue incrementando he insertándolo a la vida de
las personas en sociedad hasta el momento de considerarlo factor importante en la formación de
las comunidades, el desarrollo socioeconómico y pilar fundamental para el redescubrimiento
humano, de ésta forma, surgen autores considerados clásicos para el ocio quienes derivaron sus
reflexiones, bien fueran empíricas o investigativas, desde filósofos, sociólogos y pedagogos
tradicionales o que así se han convertido al problematizar el objeto ocio. De entre ellos,
reconocidos desde la segunda mitad del siglo XX y con prominentes análisis y aportes al diálogo
histórico y permanente del objeto, encontramos la literatura proveniente del pensamiento europeo,
para una realidad concreta: los países industrializados. Textos a los cuales hemos tenido acceso
libremente, por interés generado o porque se nos han acercado, y los cuales debemos analizar
acorde a otra realidad contextual y ancestral: la plurietnicidad y multiculturalidad de los pueblos
latinoamericanos, descrita así por De Grazia (2006). Necesariamente, dichos análisis ameritan la
conjunción de nuestra identidad: la visión indígena, los movimientos de liberación nacional y la
liberación cultural en una posición de procedimientos, actitudes, conceptualizaciones y el
pensamiento autónomo, plural y consecuente propuesto por Kant y que derive en un pensamiento
crítico; o la relación entre poder, sujeto y verdad como luchas de resistencia propuestas por
Dumazedier (1975) para construir, vivenciar y permitir un ocio en el contexto latinoamericano,
reelaborando, de ser necesario, los significativos aportes de autores suficientemente reconocidos
sobre el tratamiento del objeto. Es menester poder incitar a los individuos a tener en gran estima
el tiempo y asegurarse que no se debe perder nada del tiempo individual. Se debe luchar contra la
tentación de perder el tiempo (estar Ocioso), se debe invertir el tiempo en recreo, fiestas, charlas,
vida social, de manera sana e incluso se debe dedicar al sueño el tiempo absolutamente necesario.
El trabajo debe ser moderado con espacios de tiempo para el descanso, la diversión y el desarrollo
integral. En el siglo XX, sobre todo después de la segunda guerra mundial, se produce un cambio
significativo a este respecto, se da una disminución muy sensible del tiempo de trabajo necesario
para cubrir las necesidades materiales, con el consiguiente aumento del tiempo libre y con la
certeza de que en el futuro se continuará en este proceso, esto es, disminuir el tiempo de trabajo y
aumentar el tiempo libre. Lo que ha llevado a que el Ocio empiece a recuperar sus aspectos
positivos, se vea en él potenciales valores personales y se fomente además su “utilización” creadora
y formativa, volviéndose con ello a la concepción clásica del otro. Tal situación social ha permitido
que sociólogos, filósofos, antropólogos, educadores físicos, historiadores, sicólogos, arquitectos,
entre otros, se ocupen del Ocio de una manera más seria, teórica y sistemática, y que el tema
disfrute hoy de mayor aceptación y difusión. Actualmente las personas no saben qué hacer
cuando no están trabajando, olvidando que hay cosas maravillosas por hacer, ver y experimentar.
Ellos son seres fuertes y felices mientras trabajan por un salario; pero en el momento que paran de
trabajar, como por ejemplo en el caso de los jubilados, se vienen abajo, porque no saben qué
hacer, no han aprendido nada más que el oficio de trabajar y trabajar, nunca han sido educados
para ocupar su Tiempo Libre y convertirlo en espacios para el Ocio. No han trabajado para vivir,
sino que han vivido para trabajar, y una vez que les falta el trabajo, la vida ha perdido todo sentido
para ellos. El trabajo asalariado es el que da “sentido”, “confianza”, “seguridad” y “estabilidad” a
sus vidas. En una nueva sociedad, como se ha dicho, habría que trabajar menos para tener más
Ocio y para que todos puedan trabajar. Para ello es necesario reducir la jornada laboral que trae
como consecuencia el mejoramiento de las posibilidades de descanso y esparcimiento y
favoreciendo con ello la salud física y mental, la satisfacción personal y el bienestar de los
trabajadores, incluso en su trabajo. El aumento de un tiempo y un espacio para el Ocio trae por
consiguiente un fomento de la participación de los trabajadores en la vida familiar, en las
actividades recreativas, educativas y culturales. Es de resaltar que en Venezuela no se considera
el educar para el tiempo libre, no se considera que al trabajar menos se entra de lleno en una
nueva cultura, la cultura del Ocio, pues aquí no hay una verdadera cultura de ocio, que es el
verdadero problema de nuestro tiempo, una cultura para la cual hay que prepararse, educarse.
Pero, ¿Como sería o en qué consistiría tal educación para el Ocio? A sabiendas que las escuelas y
las universidades preparan para el trabajo y el negocio y pocas, por no decir ninguna, educa para el
Ocio. En las Escuelas, liceos y Universidades se enseña cosas prácticas, a resolver casos
concretos, a buscar soluciones a problemas inmediatos. Para casi la gran mayoría de los sistemas
educativos, el Ocio no sirve para nada por lo menos aquí en Venezuela. Un sistema que está
encasillado en cursos, carreras, honorarios, textos y programas oficiales entre otros. La educación
para el Ocio tiene como única finalidad volver a desarrollar nuestra capacidad de asombro, nuestra
fascinación por el misterio. Para Buades (1997), plantea que: en esta educación para el Ocio se
debe aprender a hacer, más que a cómo hacer los otros. Se aprenderá a pensar por uno mismo,
más que a aceptar lo que otros piensan. Para el está bien que las instituciones educativas enseñen
a hacer negocios, que se aplique lo aprendido, que se negocie. Pero que se negocie no como un fin
en sí mismo sino como un medio para disfrutar el Ocio. Los comentarios anteriores tienen en
común asumir el Ocio como uno de los fenómenos más significativos de la actualidad, en asumirlo
en un sentido positivo, esto es, ver en potenciales valores personales y la necesidad de promover
su utilización creadora y formativa. También coinciden en comprenderlo como algo democrático y
global, hoy no es un signo de distinción social.
El fenómeno del Ocio es mundial; afecta a los modos de vida de los seres humanos y su práctica
más que generalizarse se universaliza en todas las direcciones. Otro aspecto común es ver al Ocio
como la representación de la posible realización plena del sujeto como ser humano, que al ofrecerle
una vivencia libre, satisfactoria y autotélica, que fomente la creatividad, el autogobierno y
autodescubrimiento, hace valorar la vida, se relaciona con el “ser” y la trascendencia. El Ocio se ve
pues como la realización de actividades que de manera colectiva o individual desarrolla el potencial
humano y mejoran la calidad de vida.
Referencias
Buades, G. (1997). Del Ocio al neg-Ocio… y otra vez al Ocio. pp. 53: 171-193.
Cuenca, M. (1998). El Ocio como re-creación humana. Cuadernos de Ocio, 19: 7-26.
Dumazedier, J. (1964). Hacia una civilización del Ocio. Madrid, España: Edit. Estela.
Dumazedier, J. (1975). Sociología empírica del Ocio. Madrid: Editorial Nacional.
Kriekemans, A. (1973). La educación del empleo de los Ocios. En: Pedagogía.
Munné, F. (1985). Psicosociología del tiempo libre. México: Trillas.
Padró, F. (2004). Ocio y tiempo libre. Barcelona: Paidós