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En el primer módulo realizamos una introducción acerca de las Dificultades

Específicas del Aprendizaje (DEA).

Ahora bien, ¿a qué hacemos referencia cuando hablamos de LECTURA y


ESCRITURA?

Es muy común asociar la lectura y la escritura con la escuela, pero es importante


saber que, no sólo son pilares de la educación sino que también son habilidades
humanas que nos posibilitan plasmar y esparcir el conocimiento.

Diferentes especialistas aconsejan fomentar la escritura y la lectura en los niños de


una forma atractiva para ellos, utilizando la motivación como principal herramienta y
posibilitándoles una aproximación agradable con el mundo de conocimientos y
experiencias que entrega un texto o relato.

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Los múltiples escenarios que entrega la lectura y la escritura contribuyen, en gran
medida, al desarrollo general del niño. En particular, sirven como herramienta para
las capacidades de aprendizaje y de pensamiento.

La lectura y el escuchar historias desarrolla la empatía y la habilidad de comprender


oralmente: los niños se identifican con personajes y atienden a sus aventuras.
Además, al leer y escribir se favorece la expresión oral porque el proceso,
inconscientemente, origina una reflexión acerca del lenguaje, la escritura ‘obliga’ a
pensar antes de transmitir una información, es decir, a elegir la mejor manera de
transformar los pensamientos y las ideas en palabras y expresiones. Así, poco a
poco, las capacidades de expresarse oralmente se potencian.

Leer y escribir son actividades que favorecen la imaginación y la creatividad, ya que,


permiten transportarnos a través de los relatos, incluso a escenarios fantásticos y
llenos de elementos inspiradores. Con cada narración, de forma automática, la
mente crea imágenes de las historias. Esas recreaciones también pueden plasmarse
en palabras sobre un papel y, más tarde, en proyectos y emprendimientos, o
iniciativas de cualquier tipo.

También propician la relajación y el entretenimiento: son actividades que permiten


alejar situaciones generadoras de ansiedad; al leer o al escribir un texto,
ineludiblemente, la mente se aleja de otros pensamientos y se genera un espacio
donde solo importa el relato que convoca.

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A continuación se expondrán los precursores básicos o prerrequisitos para el
aprendizaje de la lectoescritura.

La definición etimológica del término prerrequisito hace alusión a la circunstancia o


condición necesaria previa para algo.

El concepto de prerrequisitos de lectura y escritura es el conjunto de condiciones


previas necesarias para que se pueda iniciar y desarrollar con éxito y eficacia la
enseñanza y el aprendizaje de ambos procesos (Gallego, 2006).

La importancia de detallar y definir cuáles son estos prerrequisitos reside en que nos
permitirán conocer la secuencia en el desarrollo de la adquisición lectora, y de esta
manera se podrán identificar a los niños que presentan dificultades en este
desarrollo y que, por ende, necesitarán de una intervención temprana que prevenga
de futuras dificultades lectoras (Beltrán, López-Escribano y Rodríguez, 2006).

Asimismo, la finalidad de detectar el estado de estos conocimientos previos o


prerrequisitos, es alertar a padres y profesionales de los obstáculos con los que se
pueden encontrar los niños cuando empiezan a leer y a escribir, para poder llevar
acabo intervenciones eficaces.

Entonces, algunos de los prerrequisitos para la adquisición de la lectoescritura son:


Lenguaje y Conciencia Fonológica, Atención, Coordinación Visomotriz,
Memoria, Comprensión.

La lectura es un comportamiento complejo influido por numerosos factores


lingüísticos, cognitivos y sociales. Es por esto que, es en gran medida, dependiente
del conocimiento del lenguaje oral.

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Las investigaciones han demostrado la existencia de importantes conexiones entre
el proceso de lectura y la conciencia fonológica; otros investigadores establecieron
relaciones entre los problemas del habla y algunas actividades metalingüísticas
como la conciencia fonológica y las habilidades de procesamiento fonológico.

Las dificultades en el desarrollo del lenguaje suelen dejar secuelas en otros


aspectos específicos del desarrollo como por ejemplo, los referidos al rendimiento
académico: habilidades lectoescritoras y/o matemáticas (Bishop y Adams, 1990;
Catts, 1993; Fazio, 1997).

LECTURA, CONCIENCIA FONOLÓGICA Y DISLEXIA

La lengua oral y la escrita son dos sistemas lingüísticos arbitrarios, creativos,


productivos y transmitidos culturalmente, pero distintos en su modo de adquisición.

El lenguaje oral es una actividad lingüística primaria, es decir, se requiere la


conciencia lingüística de ciertos aspectos para el desarrollo de la expresión escrita.

Según Rufina Pearson, entender que las palabras tienen partes o sonidos es el
primer descubrimiento que un niño realiza en su recorrido hacia la comprensión del
principio alfabético y la adquisición de la lectoescritura. La conciencia fonológica es
la capacidad de analizar y manipular los sonidos y componentes del habla.

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La conciencia fonológica no es una entidad homogénea, ya que hace referencia a la
conciencia de diferentes unidades lingüísticas y por consiguiente a diferentes niveles
de conciencia fonológica en función de la unidad lingüística; en otras palabras, el
niño primero detecta las palabras, luego las silabas y las rimas, y en una etapa
posterior se manipulan los fonemas (sonidos). La conciencia fonológica es una
entidad que se modifica a lo largo del tiempo.

Es por esto que, las habilidades fonológicas se encuentran intrínsecamente


asociadas con la lectoescritura de palabras en el sistema alfabético.

Para llegar a la habilidad lectora es indispensable la toma de conciencia de la


estructura fonológica del lenguaje hablado y la comprensión del sistema de
representación ortográfico de la lengua, el cual se basa en la división de las palabras
en segmentos fonológicos, denominados grafemas (letras) que representan un
sonido.

La atención se puede definir como la capacidad de seleccionar y concentrarse en


los estímulos relevantes. Es decir, la atención es el proceso cognitivo que nos
permite orientarnos hacia los estímulos relevantes y procesarlos para responder en
consecuencia. Cabe destacar que la atención no es un proceso unitario, sino que
existen distintos tipos de atención.

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Desde pequeños, los seres humanos son capaces de fijar su atención, es decir, de
seleccionar algún aspecto del contexto que los rodea para percibirlo
conscientemente. A medida que el sujeto crece, esta capacidad de prestar atención
sigue siendo limitada en cuanto a cantidad de contenido. Lo que sí cambia es la
capacidad de mantener la atención y decidir el objeto sobre el cual recaerá. A
medida que crece, el niño aprende a controlar su atención, elige la fracción de su
entorno sobre la cual quiere atender.

Es evidente pensar que una falta de atención pueda dificultar el aprendizaje de la


lectoescritura, por ello debemos tener en cuenta los tipos de atención que existen
para su correcta intervención:

La atención se lleva a cabo cuando el receptor empieza a captar activamente lo que


ve, lo que oye y, comienza a fijarse en ello o en una parte de ello, en lugar de
observar o escuchar simplemente de pasada. Esto se debe a que el individuo puede
dividir su atención de modo que pueda hacer más de una cosa al mismo tiempo.
Para ello adquiere destrezas y desarrolla rutinas automáticas que le permiten
realizar una serie de tareas sin prestar, según parece, mucha atención.
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El desarrollo de las habilidades visomotoras son fundamentales para la formación de
conceptos, del pensamiento abstracto y para los aprendizajes escolares (Aguirre,
Del Cisne & Encalada, 2016).

La coordinación visomotriz implica actividades de movimientos controlados, es


decir, requieren de mucha precisión, donde se utilizan los procesos óculo manual en
forma simultánea (ojo, mano, dedos).

Es una habilidad cognitiva compleja, que nos permite realizar simultáneamente


actividades en las que tenemos que utilizar los ojos y las manos. Los ojos fijan un
objetivo y son las manos las que ejecutan una tarea concreta, es decir, se integra
simultáneamente la información que facilitan los ojos (percepción visual del espacio)
para guiar el movimiento de las manos.

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Son muchas las actividades mediante las cuales podemos desarrollar esta habilidad,
hacer torres, alinear piezas, enhebrar cuentas, meter y sacar objetos de un
recipiente, pintar, pegar, rasgar, cortar, dibujar, entre otras. Al realizar estas tareas,
se ejercita el proceso óculo motriz que luego servirá para empezar con el proceso de
la escritura de letras y números, por lo que, esta habilidad será especialmente
importante para futuros aprendizajes escolares.

Casi todas las actividades de nuestra vida diaria requieren de la coordinación óculo-
motora, por eso es importante estimularla y mejorarla. Generalmente, la información
que solemos emplear para corregir nuestros movimientos y nuestras conductas es la
información visual, de ahí la importancia de esta habilidad.

Generalmente, los niños con problemas de coordinación visomotriz presentan


dificultades en el aprendizaje de la escritura ya que, se les dificulta realizar los
movimientos gráficos para hacer una escritura legible, y como consecuencia,
presentan complicaciones en la construcción de palabras y oraciones.

Las habilidades visomotoras son fundamentales para que los niños puedan lograr
una escritura legible y satisfactoria, por ello es sumamente importante desarrollar
estas habilidades antes de empezar a escribir.

La memoria es la “capacidad de retener y evocar información de naturaleza


perceptual o conceptual” (Viramonte, 2000:31).

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¿Qué es lo que sucede cuando memorizamos?

1) CODIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN (asignación de símbolos a


determinado mensaje, verbal o no verbal, con el fin de ser transmitido a otros
interlocutores que conozcan el código).
2) ALMACENAMIENTO DE INFORMACIÓN DURANTE UN CIERTO PERIODO
DE TIEMPO: corto o largo.
3) En ocasiones, se produce la RECUPERACIÓN DE LA INFORMACIÓN.

Existen diferentes tipos de memoria:

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 Memoria sensorial: está relacionada con la llegada de la información a un
órgano receptor, en el caso de la lectura, el ojo, hasta que el cerebro ha
realizado su percepción. Su función operativa es de segundos, la entrada de
la información es muy rápida, la persistencia es muy breve.

 Memoria operativa o de trabajo: almacén donde se guarda información por


un tiempo breve, antes de pasar a la memoria de largo plazo. Es el sitio en el
que se integra la información que se recibe del exterior o información nueva,
con la que estaba almacenada en la memoria de largo plazo, los
conocimientos previos. Es un proceso cognitivo en el que ciertas unidades o
elementos de información se retienen en un almacén de memoria,
caracterizado por su temporalidad, mientras se procesan nuevos datos y se
recupera información desde el almacén de memoria de largo plazo.

 Memoria de largo plazo: está constituida por todos los conocimientos,


experiencias y saberes que se almacenan a lo largo de la vida y resulta
fundamental al momento de comprender. Una de sus características es su
capacidad infinita de almacenar información. Es la fuente de información
permanente acerca del mundo, fuente de conocimiento previo acerca del
lenguaje y del mundo. La memoria a largo plazo realiza un proceso de
adquisición y organización dependiente a lo que ya se conoce.

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La codificación de la información puede implicar también el establecimiento de
conexiones con otros detalles de información o su modificación. Por lo tanto, la
memoria no es como una grabación sino que es un proceso activo. Existe relación
entre la memoria y la atención. Un determinado acontecimiento puede o no ser
analizado o procesado con más detalle, dependiendo de si se atiende a él o no. En
efecto, muchos de los denominados problemas de memoria son consecuencia de no
prestar atención.

La comprensión es el “proceso constructivo que a partir de ciertos datos actuales


(input) e información previa disponible en la memoria, tiene como objetivo llegar a
una interpretación de aquellos” (Parodi, 1999: 20).

Es necesario y acertado establecer una estrecha relación entre comprensión y


cognición. La cognición se encarga del funcionamiento de la mente; los procesos
cognitivos (percepción, atención y memoria) implican mecanismos mentales que
posibilitan la captación de la información a través de los sentidos. Algunos de ellos
son representados mentalmente a través del pensamiento y se los relaciona
(asemeja, diferencia y complementa) con la información previa almacenada en la
memoria para posteriormente interpretarlos y exteriorizarlos con algún tipo de
lenguaje.

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Los procesos cognitivos son fundamentales para llevar a cabo el proceso de
comprensión, en este caso en particular, de la comprension lectora. LEER no solo
implica la decodificacion de letras, palabras y puntuación, sino que tambien requiere
de la interacción entre la información obtenida de los datos formales presentes en el
texto y la información almacenada en el cerebro de la persona, para luego poder
construir una interpretacion coherente de lo percibido.

Los procesos cognitivos facilitan y agilizan esa interacción que deriva en


interpretación. Si bien esos procesos tienen una base biológica, pueden ser
utilizados estratégicamente. La comprensión satisfactoria de un texto o cualquier
evento se basa en el control de los propios procesos cognitivos o mentales y en
aprender a ponerlos al servicio de una meta o intención, es decir, poder utilizarlos
estratégicamente.

La comprensión del mensaje se inicia con la percepción del lenguaje, pasando por la
comprensión del significado general de la enunciación hasta concluir en la
comprensión de aspectos parciales; es decir, el receptor nunca se propone
comprender palabras o frases aisladas, sino captar el significado global de toda la
comunicación, su sentido interno. Por todo ello, hablar de comprensión de la lectura
implica que el lector sea capaz de elaborar una representación mental del texto ala
vez que relacione elementos entre sí.

La concepción actual de lectura pasa por la necesaria decodificación, pero está


irremisiblemente ligada al concepto de comprensión lectora: no basta con la
identificación de las letras, su conversión en sonidos, el reconocimiento de palabras
y la sintaxis, sino que se hace necesario el reconocimiento de los hechos para

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relacionarlos entre sí y con el conocimiento previo que el lector tiene de ellos
además de la memorización de los mismos para utilizarlos después, lo que exige
procesos superiores, como razonare inferir.

Leer y escribir: dos procesos relacionados

La lectura y la escritura son actividades complejas que resultan imprescindibles para


alcanzar los conocimientos que se organizan en torno a una cultura y, por tanto, son
cruciales para desarrollarse de forma satisfactoria en la sociedad.

La adquisición de ambos procesos lingüísticos es posterior al aprendizaje del habla,


de ahí la importancia de que las destrezas o habilidades orales de la lengua hayan
de trabajarse adecuadamente antes de iniciar el aprendizaje del código escrito.

Tanto la lectura como la escritura son procesos interpretativos a través de los cuales
se construyen significados, es decir, leer y escribir son dos tareas esenciales a
través de las cuales nos relacionamos con el mundo que nos rodea y construimos

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significados, en definitiva, nos permiten estar en contacto con nuestra realidad y
ampliar el conocimiento que poseemos de ella.

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