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recuperaría?
Por su parte, datos del Marco fiscal de mediano plazo –MFMP– 2020 indican
que el gasto fiscal asociado a la atención a la pandemia asciende a 2,5 % del PIB: 0,8
% del PIB asignado a la puesta en marcha de medidas para adecuar el sistema de salud,
0,9 % del PIB para atender a la población vulnerable y 0,8 % del PIB para proteger el
empleo y mantener el tejido empresarial.
Para el CPC, el gasto fiscal asociado con la atención de la pandemia asciende a 2,7 % del
PIB, por lo que se requiere de una reforma tributaria que aumente el recaudo un 2 %
del PIB. Para lograrlo, la entidad recomienda:
Desde el punto de vista de la entidad, se debe convertir la crisis en una oportunidad para
adelantar una reforma tributaria estructural que elimine las distorsiones que
actualmente tiene el sistema tributario del país, las cuales afectan el consumo, la
inversión y el recaudo tributario, y limitan su progresividad.
«Implementar una reforma tributaria estructural una vez el país retorne a la senda de la
recuperación económica abriría la posibilidad de contar con un sistema tributario eficiente
y progresivo, que fomente la formalidad empresarial y laboral, se adapte a la
globalización de los sistemas impositivos y aproveche el cambio tecnológico para mejorar
su efectividad», indica el CPC.
Por otra parte, expresó que las devoluciones abreviadas automáticas han permitido
que los ciudadanos hayan tenido más de 12 billones de pesos para generar liquidez
en el mercado.
“lo ideal no es hacer que más colombianos tengan que pagar impuestos en Colombia,
sino combatir y reducir el número de personas que evaden y eluden la tributación”
Junco manifestó que lo ideal no es hacer que más colombianos tengan que pagar
impuestos en Colombia, sino combatir y reducir el número de personas que evaden y
eluden la tributación.
“La idea no es ampliar la base gravable a través de reformas tributarias, sino llamar a la
población y hacerle la tributación más fácil y simple”, afirmó.
Cabe recordar que, para el próximo año, el Ministerio de Hacienda presentaría una
reforma tributaria que traería modificaciones en el sistema tributario para incrementar los
ingresos del PIB en un 2 %.
«Por ejemplo, hacer una declaración en nuestro país es complicada. De igual forma,
existe una baja fiscalización y pocos controles por parte de la autoridad tributaria»,
describe.
«La idea es reducir la evasión y aumentar el recaudo. Yo creo que el director, José
Andrés Romero, está muy comprometido con la modernización y tiene muy clara la
estrategia. Pero la Dian sola no podrá resolver el problema de la evasión. Necesita el
apoyo de la Fiscalía, primero que todo, para poder perseguir y castigar a los evasores»,
aclara.
Lora indica que la evasión tributaria consume cerca del 40 % del recaudo tributario
potencial, dada las actuales tasas de impuestos. Si esta se redujera en una cuarta
parte en tres años, el recaudo aumentaría por lo menos un punto del PIB por año.
Sin embargo, para él es claro que no solo se requiere una reforma tributaria
estructural, sino también una estrategia anti evasión.
«En consecuencia, la Dian debería cambiar su estrategia de fiscalización. Claro que debe
y está en un buen momento para hacerlo, entre otras cosas porque va a empezar a
ejecutarse un proyecto de modernización financiado por el BID. Si se toma en serio la
estrategia anti evasión, el recaudo puede aumentar un punto del PIB cada año durante
varios años», explica.
Manifestó que la selectividad les ha servido para mejorar la forma en que identifican
el contrabando técnico.
Sergio Clavijo propone expandir la tasa del 19 % del IVA, para elevar la cobertura
hacia un 90 % de lo facturado.
También propone gravar las pensiones altas y que la clase media aporte lo debido.
Pone la lupa sobre los impuestos que pagan las empresas en Colombia.
«Solo de esta manera podremos evitar que la relación deuda bruta gobierno central/PIB
desborde el 70 %. De no movernos pronto en esta dirección, Colombia corre el riesgo de
perder su grado de inversión en un período de a la vuelta de 12-18 meses», opina el
exdirector de Anif, Sergio Clavijo en su documento Propuesta de Reforma Tributaria para
Colombia (2021-2022).
Clavijo enumera tres pilares que, desde su punto de vista, deben caracterizar la propuesta
de una reforma tributaria que se discutirá:
“Debe entenderse como pensiones altas aquellas que, una vez deducido del 12 % de
pagos a la salud, superen los 5 millones de pesos mensuales”Tweet This
Debe entenderse como pensiones altas aquellas que, una vez deducido del 12 % de
pagos a la salud, superen los 5 millones de pesos mensuales.
«A estas se les debe aplicar tasas de gravamen progresivo similares a las del impuesto
de renta, comenzando con tasas del 4 % a los $10 millones mensuales, pasando por 8 %
hacia los $15 millones mensuales y llegando al 15 % hacia los $27 millones mensuales»,
explica el documento.
Clavijo indica que antes de pandemia estas solo se empezaban a gravar a partir de
estos últimos niveles y a tasas mucho más reducidas.
«Con relación al ICA, su cruce total con cargo al impuesto de renta se estará elevando al
100 % en 2022, haciendo aún más mella al recaudo nacional. Es preferible pensar en
transformar ese ICA en una moderada sobretasa de renta territorial o de IVA, facilitándose
en ambos casos su mecanismo de pago y su monitoreo, evitando así los graves
problemas de inequidad horizontal», sugiere Clavijo.
Con relación a la devolución plena del IVA en pagos de maquinaria y equipo, ello es
correcto desde el punto de vista de técnico-tributario global, pero luce inconveniente en
la coyuntura actual, por su drenaje sobre el recaudo.
Estas devoluciones deberían continuar siendo acotadas hasta tanto no logren asegurar
una fuente sustitutiva apropiada, tal como ocurre con el fallido desmonte del 4×1.000.
Una reforma de este tipo permitiría incrementar el recaudo en 2,7 % del PIB en el
corto plazo y hasta en 3,9 % del PIB hacia el mediano plazo.
«Algunos pensarán que esta cifra luce baja frente al 6,6 % del PIB de exenciones en solo
IVA que reporta el Marco Fiscal de Mediano Plazo 2020, pero nuestros análisis sobre
“posible-frontera de gravamen” no supera el 2,6 % del PIB para el caso del IVA, siguiendo
los lineamientos de la OCDE», analiza Clavijo en su propuesta.
Una Dian débil es el mejor aliado para quienes no quieren pagar impuestos o los
evaden
«La administración tributaria de nuestro país es una entidad sumamente rentable y resulta
paradójico que una entidad que recauda casi 160 billones de pesos funcione con menos
del 2 % de ese valor», publica el informe Reduzcamos la evasión a sus justas
proporciones, del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana.
«En 2003 la Dian hizo apropiaciones por 330.000 millones de pesos; al año siguiente,
360.000; y 379.000 en 2005. El salto del billón lo dio en 2013, cuando hizo apropiaciones
por 1,3 billones. El proyecto de PGN para 2021 contempla 1,89 billones de pesos para la
entidad. ¿Qué sucede si tomamos los valores año tras año y ajustamos los precios para
indexarlos con base en 2021 y así poder calcular su variación real en el tiempo? A valores
de hoy, en 2003 la Dian hizo apropiaciones por 681.000 millones de pesos. De cara al
2021 –18 años después–, el presupuesto previsto es apenas 1,2 billones más alto»,
analiza el Observatorio.
¿Qué se está haciendo para dotar a la Dian de más recursos y así reducir la
evasión?
La reforma tributaria de 2016 se ocupó, en su parte XIV, de la administración tributaria. El
artículo 321 estableció que, dentro de los seis meses siguientes a la entrada de la ley, la
Dian presentaría “el plan de modernización tecnológica de la entidad” para su aprobación
en el Consejo Nacional de Política Económica y Social –CONPES–. La ley se sancionó el
29 de diciembre de 2016; pasados los seis meses, no se presentó el plan.
Tras esto último, el Plan Nacional de Desarrollo por la vigencia 2018 – 2022, aprobado en
mayo de 2019, creó el Fondo Dian para Colombia, cuya misión es “la financiación y/o la
inversión del programa de modernización” de la entidad. Posteriormente, mediante
el Decreto 1949 del 25 de octubre de 2020 se reglamentó el citado fondo.
“250 millones de dólares es mucho dinero en ciertos escenarios. Pero, de cara a las
necesidades del sistema tributario colombiano, es una cifra sumamente corta”
Desde el punto de vista del Observatorio, 250 millones de dólares es mucho dinero en
ciertos escenarios. Pero, de cara a las necesidades del sistema tributario colombiano, es
una cifra sumamente corta para hacer frente a las necesidades actuales.
Por otra parte, en el escenario aparece la Comisión de Expertos Tributarios que, según ha
explicado el director de la Dian, José Andrés Romero, tiene la misión de producir
propuestas sustentadas que garanticen la sostenibilidad fiscal del país en el
mediano y largo plazo, evaluando la eficacia de los beneficios e incentivos
tributarios que hoy le cuestan al país 74 billones de pesos.
Desde el punto de vista de Romero, lo anterior se debe complementar con más recursos
para la transformación de la Dian y más “dientes” para luchar contra la evasión y el
contrabando, donde podemos recaudar alrededor de 30 billones de pesos más.
«Una dirección de impuestos débil es el mayor beneficio posible para quien no quiere
pagar, pero también para quien tiene la capacidad de hacerse el tonto», puntualiza el
Observatorio.
Esto último quiere decir que renovar las normas y actualizar el Estatuto Tributario una
y otra vez no es la solución.
«Los trabajadores asalariados, quienes pagan impuestos vía retención en la fuente, no
evaden o evaden muy poco. Tampoco tienen mucho espacio para hacerlo quienes
trabajan como contratistas. El foco debe ponerse sobre los que compran facturas,
falsifican pagos o reportan servicios inexistentes», advierte.
Juan Ricardo Ortega, exdirector de la Dian, ha dicho que la ley por sí sola no va a poner
a tributar lo justo a las centrales de abastos, o a las subastas ganaderas, ni a las
grandes haciendas, ni a los constructores, ni a los grandes evasores.
«Colombia necesita una reforma integral del sistema: desde cómo se crea y modifica la
norma hasta cómo se aplica la ley y se identifican los contribuyentes», afirma Ortega.
Nelson Ruiz afirma que, entre menos ingresos, mayor es la evasión, situación
relacionada con la cultura tributaria.
La mala administración de los impuestos ha permeado de forma negativa la
conciencia tributaria de los responsables.
Nelson Ruiz Pomar, contador público, especialista en Gerencia Financiera, Gerencia de
Proyectos y magíster en Contabilidad, afirma en #CharlasConActualícese que las
normas nacionales en ocasiones dan cabida para que muchos contribuyentes evadan
su responsabilidad de pagar impuestos.
«Los ingresos para un país no se presentan con el solo hecho de declarar. El presupuesto
nacional no se alimenta únicamente de declarar, sino pagando, con la obligación
sustancial del responsable», afirma.
Ruiz Pomar indica que pareciera que las administradoras de impuestos adolecieran de
mecanismos de control para evitar la evasión.
«Ojalá, en Colombia la factura electrónica sea un paso importante para reducir las cifras
de evasión», dice.
Para él, es fundamental desarrollar este concepto en el país, pero hay factores que
atentan contra esto. Primero, el sistema tributario colombiano es muy complejo, lo
que hace que se presenten altas cifras de evasión.
«Por otra parte, hacer una declaración es complicada en nuestro país. En otros países, la
declaración le llega al domicilio del contribuyente o a través de un correo electrónico. Ya
está diligenciada, la paga y listo. Los sistemas son ágiles», ejemplifica.
«No hay que dejar de lado que en Colombia también existen demasiados impuestos, yo
los denomino impuestos invisibles. Alrededor de 72 impuestos diferentes. Hay tributos que
no vemos, pero los pagamos, como por ejemplo la seguridad social», advierte.
«Y por supuesto, existe también desigualdad e inequidad. Muchos pagan menos que
otros. Además, muchas personas prefieren estar en la economía informal porque se
ahorran dinero: no pagan impuestos, servicios públicos», aclara.
Explica que los impuestos están relacionados con el desarrollo económico y social.
Indica que hay dos aspectos que se deben combatir:
«Una, la corrupción, lo cual no nos compete a los contribuyentes desde el punto de vista
de la tributación. Dos, la evasión, que sí nos compete».