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EL DESCUBRIMIENTO DE BARRACAS

CECILIA ABSATZ
NOTAS DE LECTURA

El descubrimiento de Barracas está escrito en primera persona (Miro a la noche de papel…;


Descruzo las piernas…) y en tiempo presente (Por la avenida Cabildo hay pocos autos…;
yo siento la proximidad de su mano…).
La situación que vive la narradora/protagonista está narrada "como si estuviera pasando
en el momento en que la leemos".

El narrador de este texto (quien nos cuenta la historia), entonces, es un personaje: en este
caso, la protagonista.
No está contando una anécdota, no tiene la distancia que ofrece el paso del tiempo, para
referirse a los hechos. No "comenta" demasiado lo que cuenta porque el texto está muy
cerca temporalmente del acontecimiento que narra.

Cuando se narra en presente, la distancia entre los acontecimientos que se cuentan y el


texto (ese "artefacto" mediante el cual autor y lectores nos relacionamos con el aconte-
cimiento narrado) es corta: no suele haber mucho tiempo ni espacio entre el texto y la
narración: ésta última, más bien, da la impresión es estar poco mediada.

En general, los textos en presente y en primera persona suelen ser más descriptivos y
visuales que narrativos, juiciosos o introspectivos.

Cuando están narrados en primera persona, los textos suelen apelar más a los sentidos
del personaje (vista, gusto, olfato, oído, tacto), y a las reacciones que le pueden producir
a éste los acontecimientos que narra.
Como además está en presente, estas reacciones no son muy profundas sino más bien
superficiales, inmediatas, porque la poca distancia entre los hechos narrados y el acto de
narrarlos hace que éstos no hayan sido, todavía, filtrados o tamizados por la razón.
El narrador cuenta los hechos, y punto. Sin comprenderlos demasiado, como en la vida
misma. No pudo procesarlos todavía, porque en cierto modo los está viviendo.

Como podrás observar en este texto (y en el de la próxima clase), la sintaxis, entonces,


también suele ser simple. Oraciones cortas, breves. Mucho punto y seguido, pocos dos
puntos o punto y coma. Oraciones de uno, dos o tres elementos. Cuando se narra en pre-
sente, en general, nada es demasiado complejo: todo más bien tiende a ser simple y cris-
talino.
Como todas las decisiones de la vida, las decisiones narrativas también implican una re-
nuncia: narrar en presente permite una distancia menor respecto de los hechos, ampliar
la sensación de inmediatez, de “estar ahí”, pero implica también perder profundidad o
capacidad para interpretar los hechos que se narran. Apenas puede apelar a mostrarlos.

Cuando empezamos a escribir, empezamos, también, a leer de otro modo: parte de la


actividad de la lectura, ahora, pasará por empezar a advertir las interacciones entre lo
que un texto cuenta y los procedimientos que el narrador usa para contar lo que cuenta.

La mayoría de las veces va a ser la propia situación que queramos narrar la que, de algún
modo, va a pedirnos los recursos o las decisiones formales necesarias para ser contada.
Por eso, hacer consciente estos mecanismos de composición a través de una lectura in-
teligente, va a permitir que luego, desde la escritura, estas decisiones puedan tomarse de
modos más orgánicos que racionales; estando más entrenados para detectar lo que pida
cada situación narrativa.

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