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Una dimensión fantástica (el cuento).

Cuento es una idea presentada de tal manera por la acción e interacción de


personajes que produce en el lector una respuesta emocional. También es una narración
de acontecimientos (psíquicos y físicos) interrelacionados en un conflicto y su
resolución; Un cuento capta nuestro interés con una breve serie de eventos que tiene un
principio, un medio y un fin: los eventos, aunque los reconozcamos como
manifestaciones de una común experiencia de la vida, son siempre imaginarios porque
es imaginación la que nos crea la ilusión de realidad. El punto de partida de un cuento es
un personaje interesante, claramente visto por el narrador.
Forma, trama o argumento, temas, diferencias entre autor y narrador.
El cuentista cuenta siempre una acción que, para él, es pretérita y completa. Su
cuento es un todo continuo en una unidad cerrada. Lo conocemos en la forma que lo
leemos, una palabra inicial y una palabra terminal. También este puede elegir los
tiempos verbales que se le antojen, por ilógicos que sean; puede suscitarle al lector la
impresión de que la acción está abierta por sus dos extremos, sin principio ni fin; puede
contarla en un orden caprichoso que altera el orden en que los acontecimientos
ocurrieron; puede invitar al lector a que colabore libremente con la marcha del relato e
imagine el desenlace que prefiere. El cuentista puede hacer estas y otras cosas, pero
haga lo que haga su cuento será un objeto lingüísticamente cerrado, referido a un
pretérito.
La trama es una totalidad causalmente concatenada en principio, medio y fin.
Principio es lo que no supone necesariamente nada anterior, pero requiere una
continuación; el fin, al contrario, supone un precedente, pero no una continuación; y
medio es lo que supone un precedente y una continuación. Una trama bien construida no
puede ni principiar ni finalizar en un punto arbitrariamente elegido por el autor. Esta
organiza los incidentes y episodios de manera que satisfagan estéticamente la
expectativa del lector. Evita digresiones, cabos sueltos, flojeras y vaguedades. (La trama
es la imitación de una acción completa).
La acción consiste en contar sucesos arreglados en un orden temporal. Su único
mérito está en despertar la atención del que lee y mantener en suspenso la expectativa
por lo que va a suceder. Apela a la curiosidad, y nada más. La trama, en cambio
gobierna el cuento desde un nivel superior. Mientras la acción arregla los sucesos en
una serie temporal, la trama los conecta con relaciones de causa a efecto. La acción se
desplaza linealmente. La trama es una treta de interrelaciones en varias dimensiones (a
lo largo, a lo ancho, a lo profundo) que se complica con enigmas y sorpresas. La trama
es el aspecto intelectual de la narración.
¿Es lo mismo escritor y narrador?
Las funciones del escritor y el narrador son semejantes: ambos cuentan, si bien
el primero cuenta simulando que quien cuenta es el segundo. Sin el escritor no hay
narración, pero el narrador que salió del escritor es la persona ideal que asume la
función de narrar dentro de un texto. El discurso del narrador es el fundamento de la
narración: sobre él se apoyan los monólogos y diálogos de los personajes. El narrador es
quien sostiene con sus palabras el cuerpo de su cuento. O dicho al revés: el cuento se
apoya en el narrador que está ahí, en la misma dimensión imaginaria, y no en el mundo
del escritor real. En el texto de un cuento el narrador ya no es el mismo escritor con
quien podríamos toparnos en cualquier esquina de la ciudad. Es un narrador ideal que
reemplaza al escritor real. Se da en dos clases:
 El narrador sin rostro. La acción pasa por su conciencia: evita usar el
pronombre «yo» y si bien está presente en el cuento (¡esto es inevitable puesto
que él es quien cuenta!) carece de características personales; el lector no sabe
cómo es, físicamente.
 El narrador con rostro. Aparece vivo y visible, con rasgos fisonómicos
marcados, y se siente a sus anchas usando tanto el «yo» como el «él».
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