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Maestra: Rossana Gallo Practicante: Cecilia Gómez

Grado: Inicial 5 años

Fecha: 26/09/12

Juegos: libres.

Área del Conocimiento de Lenguas: Oralidad

Objetivo General: : Promover el desarrollo de


Contenido: La narración
la lengua oral propiciando situaciones que
de cuentos tradicionales.
permitan desarrollar su acervo lingüístico en
lengua oral y escrita.

Leyenda del
hornero
Propósito: conozcan la leyenda. Recursos: leyenda del
hornero.

Desarrollo de la Actividad:

 Disponer a los niños en la alfombra.


 Indagar lo que saben acerca del hornero.
 Informar características generales del ave.
 Narrar la leyenda del hornero.
 Realizar el racconto de la misma.

Área del Conocimiento Artístico: Artes Visuales

Contenido: El modelado.
Objetivo General: Conocer y comprender el conocimiento artístico a
través de la apropiación de los lenguajes específicos en que las artes
se expresan en las diversas culturas.
Propósito: modelen utilizando plasticina.
Recursos: visionado, plasticina.

Desarrollo de la Actividad:

Presentarles el visionado.
Conversar acerca del mismo.
Pedirles que modelen con plasticina representando la construcción del
hornero.

Área del Conocimiento Artístico: Teatro


Área del Conocimiento de Lenguas: Oralidad.
Contenido:
La representación de roles en situaciones de ficción.
La narración de cuentos tradicionales.
Objetivo General: Desarrollar formas de sensibilización, apreciación,
valoración y disfrute ante los diferentes objetos y hechos artístico-
culturales pertenecientes al patrimonio propio y de otros pueblos.
Propósito: interpreten el cuento empleando su cuerpo.
Recursos: cuento, plumas, temperas, tnt
Desarrollo de la Actividad:
 Recordar pautas que se requieren en la narración.
 Realizar la narración del cuento.
 Representar el mismo

Bibliografía:

 ANEP.CEP. Programa de Educación Inicial y Primaria (2008).


 MARTÍNEZ, M. C. Estrategias de lectura y escritura de textos.
Universidad del Valle, Cátedra UNESCO. DOMÍNGUEZ, Ma. C.
(comp.)
 Didáctica de las Ciencias Sociales. Pearson educaciones, Madrid
(2004).
 EISNER, E. W. Educar la visión artística. Ed. Paidós, Barcelona
(1995).
LEYENDA DEL HORNERO

Cuentan que en las tribus que habitaban a orillas del río Paraguay, cuando los
muchachos llegaban a cierta edad debían pasar tres pruebas. La primera
consistía en correr muy rápido, mucho más que el viento veloz.
Para superar la segunda tenían que nadar de un lado al otro del río. Por
último debían cumplir con un extraño ritual: quedarse acostados sin
moverse, muy quietos, tan quietos que no podían ni siquiera pestañear,
durante un largo tiempo. Todos los jóvenes de esa tribu se entrenaban con
gran dedicación para poder pasar esa prueba. Aprobarla, significaba pasar a
ser adultos.
Una vez existió un joven llamado Jahé que sorprendió a todos con su
destreza. Cuando le tocó realizar la primera prueba, muy pronto dejó atrás
a los demás competidores. Cuando cruzó el río, mientras los otros luchaban
para que la corriente no los llevara, él juntaba piedritas de colores que
encontraba en el fondo. Cuando debió permanecer acostado, el se mantuvo
tan quieto, que por más que saltaban, y hacían bromas a su alrededor, él
permanecía inmóvil como una piedra. Así Jahé, pasó ha ser un adulto. Lo que
nadie sabía era que mientras el joven corría, en las alas del viento escuchó
la voz de una mujer como el canto de un ave. Esa misma voz fue la que lo
alentó mientras cruzaba el río Paraguay y la que le permitió concentrarse
cuando debió permanecer quieto.
Como era costumbre en esa época, el jefe de la tribu premió a Jahé
concediéndole la mano de su hija. Jahé no podía aceptar ese ofrecimiento,
pues la melodía que escuchó durante la prueba lo acompañaba día y noche.
Jahé se había enamorado. El jefe de la tribu comenzaba ha impacientarse
por la falta de decisión del joven.
Una mañana el muchacho elevó sus brazos al cielo pidiendo a su amada que lo
ayudara a decidir. Entonces volvió a escuchar su voz. Las manos de Jahé
comenzaron a moverse al compás de una suave música, hasta que tomaron el
movimiento de las alas de un pájaro. Los que observaban la escena vieron con
asombro cómo el cuerpo del joven comenzaba a transformarse en un pájaro
y se perdía volando en el aire. El ave era de color pardo y desapareció en los
bosque que bordean el Paraguay. Buscó entre los árboles a su amada pero no
la encontró. Construyó una casita de barro para resguardarse de los rayos,
los vientos y las lluvias. Por fin una mañana la dulce cantora se posó en su
nido y desde entonces es su compañera.

ASPECTO Y ALIMENTACIÓN

Son muy diversos en apariencia y hábitos, aunque la


mayoría presentan colores apagados. Los horneros de
la pampa difieren de los que habitan las selvas de
América del Sur. Algunas especies se han adaptado
a la gran pradera cubierta de matorrales, incluso a
la semidesértica, y otras a la selva más o menos tupida. 

 Es un ave simpática, que no teme a las cercanías del hombre.


Siempre anda en pareja y se instala lo mismo en un poste telefónico
que en la cornisa de una casa.

Sus vuelos son, generalmente alrededor del nido, para buscar


materiales para su construcción o alimento para los pichones, nunca se
aleja, en el suelo anda a los saltitos.

Mide entre diecisiete y veintidós centímetros de largo y pesa unos


setenta y cinco gramos. Sus alas son cortas y redondeadas; tiene
cola larga y pico en general más largo que la cabeza; presentan un
comportamiento nervioso y ligero.

 Su color es  pardo, con cuello rojizo, garganta blanca, pecho pardo
claro, vientre blancuzco y cola rojiza.

Son grandes insectívoros, buscan su alimento en la tierra, entre las


hojas o en los campos arados. Comen sobre todo insectos: mariposas
y larvas de mariposas, hormigas, arañas, gusanos, langostas,
escarabajos, de esta manera colaboran con el agricultor, ya que
eliminan los insectos perjudiciales para las plantas y añaden a este
régimen: semillas, bayas y, a veces, brotes vegetales muy tiernos.
Edifican su nido en tierra o en la proximidad del suelo, entre los
arbustos o en postes de alambrados. 

CONSTRUCCIÓN DEL NIDO 


Macho y hembra comparten las responsabilidades familiares: colaboran en
la confección del nido, en el que la hembra pondrá de 3 a 6 huevos blancos,
que incubarán uno tras otro. De igual forma educarán ambos a los polluelos,
encaminándolos bajo una cuidadosa vigilancia al estado adulto y a la
independencia.

La denominación de hornero (o albañil) se debe a que -durante la estación


lluviosa- construye un nido voluminoso en forma de horno, con una abertura
lateral.
Las paredes de este nido están formadas por barro, mezclados con pajitas,
ramas y pequeños guijarros. Una vez que endurecen, estos edificios son tan
sólidos, que permanecen en buen estado, a pesar de hallarse a la
intemperie, durante varios años; de esta forma, las parejas permanecen en
el mismo nido, de una estación a otra.

Comienza a construir el nido en el otoño, emplea para ello barro y paja,


que transporta en el pico, en esta tarea colabora la pareja y trabajan sin
descanso durante todo el día, hasta terminar, y demuestran su alegría con
chillidos y cantos. 

Como construye el nido con barro, el trabajo se inicia después de la época


de lluvias. Primero amasan el material en los alrededores. Luego construyen
la base y deciden la orientación del nido.  Cuando el basamento está listo
comienzan a levantar la pared en semicírculo. Por fin queda cerrada la
bóveda, con una puerta en forma de ojiva en uno de sus lados. Por último
los horneros cierran esa ojiva en espiral, hacia adentro del nido, y de ese
modo queda formada una cámara interior, que será el verdadero nido y que
la pareja tapizará con plumas y hojitas. Alisan las paredes interiores con el
pico o con ayuda de una pajita cuando el barro aún está fresco. En
ocasiones, en casos de sequía por ejemplo, los horneros abandonan su nido
sin terminar. El nido se usa una única vez. Cuando los pichones lo abandonan
también lo abandonan sus padres: construirán una nueva casa para la
próxima nidada.

La construcción la realizan de afuera hacia adentro. Un tabique o pared


divide el interior en dos partes, en lo mas profundo, la hembra pone cuatro
huevos que encuban entre los dos. Los pichones cuando están en condiciones
de abandonar el nido permanecen dos o tres meses más en compañía de sus
padres antes de hacer vida independiente.

Cuando uno de estos nidos resulta abandonado por sus legítimos


propietarios, existen otros, por ejemplo, las golondrinas, los jilgueros, los
gorriones, los ratones y los caburés, a quienes no les importa, en absoluto,
ocupar este nido elaborado por otros.  

LA FAMILIA

 El hornero tiene una única compañera en toda su vida.

Al finalizar el invierno la pareja construye el nido. En primavera entre los


meses de octubre y noviembre, la hembra pone cuatro huevos en la cámara
interior de la casa.

  La incubación que dura unos quince días, está a cargo de ambos padres:
mientras uno busca comida el otro mantiene calor de los huevos.

Cuando el primero regresa le avisa con su canto al que está adentro y éste
sale entonces a buscar su comida mientras el que acaba de regresar lo
reemplaza en el nido.

En la época de reproducción, el macho pasea sobre el suelo barroso, en


pose airada, con la cabeza hacia atrás y el pecho hacia delante para
impresionar a la hembra.

Y  persigue con gritos y picotazos si aparece un intruso hasta alcanzar el


limite de su territorio, donde a su vez lo atacan otros horneros que lo
sienten como invasor. Estas expulsiones mutuas se repiten varias veces.

  Los pichones nacen sin plumas y con los ojos cerrados; son indefensos y
permanecen entre dos y tres meses bajo la protección de los padres quienes
les buscan alimento, les enseñan a volar y vigilan sus primeras salidas el
mundo exterior.

  Cuando ya están en condiciones de vivir independientemente los hijos


abandonan el nido de los padres, pero por lo general se quedan en los
alrededores del lugar donde nacieron.
Los Charrúas

Características Físicas

eran de anchas espaldas, cabeza grande, labios gruesos, nariz estrecha en la


base y escasa pilosidad.

Economía y Armamento

Ello ha incidido, naturalmente, en sus pautas culturales.


Podemos distinguir dos periodos cuya principal diferencia se centra en la
introducción del caballo y el uso que hicieron de el.
En el primer período se dedicaban a la caza de venados y avestruces,
corriéndolos a pies. Utilizaban boleadoras de dos a tres ramales para voltearlo y
luego lo remataban con lanzas cortas sujetas al puño.
Practicaban la recolección especialmente de huevos de avestruz y cogollos de
ceibo. Eran de gran importancia por su valor nutritivo.

Miel y frutos silvestres completaban su dieta.


Construían canoas de hasta 22 metros de largo, que utilizaban para la pesca. Fue
practicada durante los primeros tiempos, luego menos importante debido a la
existencia de ganado cimarrón.
Su armamento estaba constituido, por arcos y flechas de punta de piedra,
jabalinas o lanzas corta de puntas de piedra o madera endurecida al fuego; y la
honda.

Utensilios de uso domestico

Eran confeccionado por la mujeres. La cerámica la Adquirían del Uruguay medio.

Vestimenta. Adornos

Usaban una especie de delantal o taparrabos, de piel o de algodón. Producto este


obtenido, seguramente, por comercio con los guaraníes.
En estaciones frías, usaban el típico manto de piel patagón llamado quiyapí o
quitando.
Los adornos corporales y faciales formaron parte de sus alimentos mágicos.
Cuando llegaban a la pubertad se les trazaban tres rayas azules en el rostro, a
través de la nariz, cruzada de una a otra mejilla.
Desde el siglo XVI se ponían un tarugo en la nariz .
A los pocos día de nacido un niño, en el labio inferior se le colocaba el barbote,
que debía llevar siempre.

Vivienda

Por el hecho de practicar el nomadismo, la vivienda no era de carácter estable.


En sus primeras etapas era sólo un paravientos, construido con cuatro estacas
formando un cuadrado abierto y sin techo. Las paredes eran esteras de junco
que colgaban de trabezanios.
Armaron chozas hechas con ramas arqueadas y cubierta con cueros de caballo.
Sus campamentos estaban generalmente asentados a la vera de los arroyos y los
componía una chozas, habitada por otras tanta familias.

Sociedad. Creencia. Religión y practicas funerarias

Cada toldaría tenia su propio cacique. En épocas de guerra se forma un consejo


que el que decidía las acciones a seguir. Resuelto el ataque o la defensa cada
cacique arengaba su hueste, mientras que las mujeres se mantenían atrás y
cantaban.
Practicaban el shamanismo.
Las costumbres funerarias eran bastante salvajes. Los deudos del fallecido
sobre todo los varones, se clavan astilla de caña o madera en los brazos,
ayunaban y se mantenían aislados de los demás .
Otra característica es que cuando se les moría padre, madre o algún pariente, en
señal de tristeza o luto se cortaban una coyuntura de un dedo y cuantos se les
morían tantos se cortaban , hasta a quedar mochos en mano y pies, y los que más
dedos tenían cortados eran tenidos y respetados por más honrado.
Los muertos eran enterrados en hoyos en cementerios situados en pequeños
cerros.
La muerte de algún pariente lejos de estos lugares, una vez escarnados los
huesos lo llevaban a su tierra.

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