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“Año del Bicentenario del Perú: 200 años de Independencia”

ESTUDIANTE: LUCY HUAMAN LOPEZ

CICLO: VII

ESPECIALIDAD: EIB INICIAL

ASIGNATURA: comunicación en castellano II

DOCENTE: Cecith Lozano Sandoval

LOS OCHO PROBLEMAS EN LA (IN)COMUNICACION HUMANA


Las asunciones son la madre de todos los malentendidos
La comunicación juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier
interacción humana, máximo cuando su campo de acción se circunscribe a la
actividad laboral, en donde es preciso que los mensajes sean leídas con un
mínimo de distorsión para alcanzar un desempeña eficiente. Una comunicación
es efectiva cuando lo que quiero que el otro entienda, es la que el otro
entiende. Y, a su vez, el otro tiene que verificar si lo que ha comprendido es lo
que yo le he intentado decir. Y todo, sin suponer y dar por hecho que así sea.
Uno de los aspectos más retadores de la comunicación es poder identificar y
separar "hechos" de "suposiciones". En la comunicación es mejor pasar por
modesto que por soberbio, creer que uno sabe la que piensa la otra.

¿Hablar o decir?

Hablar o decir no son términos sinónimos. Hay personas que hablan mucha y
poca dicen y, al contraria, son escasas las personas que con pocas palabras
dicen mucho. El famoso discurso de Lincaln en Gettysburg no pasa de una
corta párrafo. De Gaulle, en la famosa huelga de estudiantes y obreros en
mayo de 1968, sólo necesitó de dos minutos para poner a la nación francesa
en arden.
Julio Cesar, después de una memorable campaña, sólo se sirvió de tres
palabras para dar parte de su victoria: «Vine, vi y vencí». Tres palabras que
configuran un famoso discurso.
Ahí tenemos ejemplos elocuentes de mensajes profundos y de inmensa
riqueza, sintetizados en pocas palabras. Luego lo importante no es hablar
mucho sino, con brevedad y precisión, decir mucho
Lo importante no es hablar mucho sino, con brevedad y precisión sin decir
mucho.

¿Comunicar o informar?
'Yo ya te la dije y, sin embargo,..."
Los hambres -tal como afirma el semiólogo italiana Humberto Eco- son seres
que navegan por las aguas abiertas del sentida, no simples máquinas que
transmiten información. La complejidad de la comunicación humana es la que
nos impide sostener la mirada ingenua en un mundo de "comunicaciones
perfectamente transparentes". Hay que superar, por lo tanto, la estrecha
análoga comunicación transmisión de información.
Nadie, por el hecho de haber emitido un mensaje —oral a escrita-, puede estar
satisfecho de haberse comunicada. Comunicar no es sólo decir o escribir, es
también que alguien haya comprendido lo dicho a escrito. Y esto último es
mucho más difícil. Además, aunque parezca paradójico, "las palabras no
significan; las personas, sí"; esto quiere decir, entre otras casas, que el
significado puede ser subjetivo. Sorprende la facilidad con que hacemos de las
palabras obstáculos insalvables. Lo dice el saber popular, can una sentencia
poca imaginativa, pero de nítida contundencia: "hablando se entiende la gente
Queremos tener confianza casi ciega en la capacidad del lenguaje, en esa
acción que llamamos diálogo, de discernir verdad e intereses, de tender
puentes, de transformar con su sola fuerza las cosas. Y qué duda cabe que
ella es posible.
Nadie por el hecho de haber emitido un mensaje, puede estar satisfecho de
haberse comunicado.
Comunicar no es decirlo todo

'Ya no tenga pelas en la lengua."


Comunicarse bien no es decir todo lo que a una le viene a la cabeza.
Comunicarse efectivamente es expresar y comprender toda aquello que mejora
una relación humana y permite alcanzar los mejores objetivos compartidos, es
decir aquello que agrega valor a tal relación. Habrá cosas que no vale la pena
decir Cosas con las cuales no se va a ganar nada, ni uno mismo ni la persona
con la que nos comunicamos. Peor aún, hay cosas que dañaran la relación si
se comunican.

Oír no es escuchar
¡Ya te oí!
Pero oír no es escuchar. Oír es la sensación de un sonido, sea tu voz o un
vasa que se cayó en la habitación de al lado. Escuchar es interpretar y darle
significado a lo que oigo. Es percibirlo, entenderlo y comprenderlo. Puedo oírte
sin escucharte. Puedo repetir tus palabras coma un loro y no entender su
significado. "Si tú quieres interactuar y comunicarte conmigo de manera afecta,
para producir algún tipo de influencia, tienes que entenderme. Sólo cuando
hayas sido influido por mi individualidad podrás influir en mí con tus consejos."
(Covey).
Si no te escucha no hay diálogo. Si no te escucho no hay entendimiento. Sin
entendimiento no hay comunicación efectiva. Sin comunicación efectiva no hay
relación de calidad. Y sin relaciones de calidad no se puede tener éxito ni en la
familia ni en el trabajo ni en la sociedad.
Escuchar es interpretar y darle significado a lo que oigo.
La comunicación es cosa de dos
"la culpa de que tú y yo no nos entendamos es tuya y sólo tuya"
Entender la comunicación como una "oportunidad de encuentra con el otra'
plantea una amplia gama de posibilidades de interacción en el ámbito social,
porque es allí donde tiene su razón de ser, ya que a través de ella las personas
logran el entendimiento, la coordinación y la cooperación que posibilitan el
crecimiento y desarrollo de las organizaciones.
La responsabilidad de la comunicación efectiva es (al menos) de dos personas.
Quizás no me estoy expresando bien, quizás no estay pendiente de qué estás
entendiendo, quizás no estay utilizando las palabras que puedes comprender,
quizás can la boca digo alga y can mis gestos o mis acciones digo otra cosa
muy diferente o incluso contraria a mis palabras. O quizás eres tú quien no
escucha adecuadamente, quizás no me dejas terminar de hablar, quizás no
estás verificando si estás en lo correcto.
Quizás no me estoy expresando bien.
Quizás no me estoy expresando bien, quizás no estoy pendiente de estas
entendiendo. O quizás eres tu quien no escucha adecuadamente quizás no me
dejas terminar de hablar.
¿Hay que comunicarse más?

En el entorno laboral, una de las quejas que más hemos oído es que no hay
suficiente comunicación en las instituciones.

Sin embargo, el problema no es la cantidad de comunicación, sino su calidad.


Incluso las nuevas tecnologías que facilitan las comunicaciones pueden ser un
elemento distorsionador en este tema. El problema radica en reflexionar si la
forma de comunicarnos es la más eficaz con relación a las metas personales y
a las de las organizaciones. La comunicación eficaz constituye una de las
dimensiones más relevantes, porque vincula a la empresa con los medios
externos, difunde sus realizaciones, su cultura e identidad para lograr en ellos
una imagen favorable. A los públicos internos les permite coordinar tareas,
evitando esfuerzos y pérdidas innecesarias de tiempo. Además, motiva a la
participación cuya consecuencia directa es el compromiso con las metas
fijadas.
Si consideramos a una organización coma un sistema de redes comunicativas,
debemos entender que la comunicación no es sólo un instrumento, sino una
parte constitutiva de la misma.
Si hablamos nos comunicamos. Y, si no hablamos, también. Si miramos par la
ventana mientras alguien nos habla le estamos enviando un mensaje: no me
importa la que dices. Y si me escuchas con atención me dices: valoro, me
importa, aprecio lo que me dices, y también te valoro y te aprecio. El silencio
comunica. El no devolver la llamada comunica. El no responder un e-mail
comunica. Los gestos comunican. La mirada comunica. El tono de voz dice
alga. Las acciones gritan más fuerte que las palabras.

El problema no es la cantidad de comunicación, sino su calidad.

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