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Núcleo Monagas.
Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas.
Introducción a la Ingeniería de Sistemas.
EL DICURSO DEL
Profesor:
MÉTODO DE RENÉ
César Estaba
Sección 01
Bachilleres:
Adrián Ponce. C. I.: 28.274.989
DESCARTES.
Maturín, abril de 2021
El Discurso del método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias
de René Descartes es más que una obra filosófica fundamental, es una muestra de las
profundas reflexiones de un hombre con una forma de ver el mundo distinta, un paradigma
que impulsó todo un movimiento filosófico y científico, siendo cimiento de estos. Un texto
repleto de tanto conocimiento e ideas genuinas que provocaron gran cantidad incertidumbre
en su tiempo, sobre todo por la visión dominante existente para la época Renacentista. El
Discurso del método fue el documento que puso fin a la creencia escolástica de forma
definitiva, cargando consigo el inicio de una nueva era para el pensamiento filosófico y
sistémico. El mismo es tan expreso que se puede dividir en seis (6) partes, sin incluir el
prefacio, describiendo no solo creencias, sino también pautas, reglas, concepciones,
demostraciones, hipótesis, preguntas y respuestas, aún en la actualidad, abiertas al estudio
de la comunidad científica.
La primera parte del método representa una crítica analítica hacia la educación que
recibió y a sí mismo. Se abre de pies a cabeza desentrañando cada enseñanza que se le
inculcó ya que, aunque elevara el conocimiento, ampliara la visión y fomentara las virtudes
del hombre, no sentía que fuese lo único por lo que se estudia. A pesar de haber consumido
tantos libros, conversado con tantos pensantes a través de sus escritos trascendentes en
tiempo y espacio, su concepción del mundo seguía limitándose creyéndose ignorante por no
entender la vida luego de el tiempo empleado en el estudio. Hizo de las matemáticas su
refugio por le permite demostrar todo lo que esta estudia, de manera práctica y tangible, por
lo que creía fervientemente en aquello que planteaba, el único problema era que nunca se
había aplicado a la investigación de lo real, lo genuino. Así mismo, a penas pudo librarse
del cuidado de aquello que cuidaban de él, emprendió un viaje a través del mundo,
buscando el entendimiento y la reflexión verdadera mediante las costumbres de otros
pueblos y todo aquello que pueda llegar a sucederle.
La tercera parte del Discurso del método tiene las llamadas máximas de la moral
provisional. Ello no reniega para Descartes la regla de la duda metódica; pasa sencillamente
que, a medida que no se alcance la realidad, se necesita implantar reglas provisionales para
guiar nuestros propios actos. Estas reglas integran la obediencia continuamente de las leyes
y prácticas del territorio natal; siendo siempre fiel a las opiniones aceptadas como
verdaderas, a medida que no se demuestren como equivocadas, evitando de esta forma las
dudas en la indagación; admitir las verdades encontradas y los sucesos inevitables,
adaptándose a ellos en vez de pretender que se adapten a nosotros mismos.
Según ciertos autores, esta demostración de una moral que respeta a las situaciones
existentes que constituye la tercera parte habría sido escrita de manera directa para obtener
el privilegio para la impresión y así calmar lo más posible a los censores. En todo caso, en
ella está lo elemental de la aportación cartesiana en el dominio de la ética, bien poco
importante de hecho y tachada comúnmente de conservadora.
Si el mundo no existiera, Dios estaría mintiendo, haciéndonos creer como que existe
un mundo irreal. Sin embargo, Dios como ser perfecto es incapaz de mentir, ya que la
falsedad y el engaño son imperfecciones, imposible de ser atributos de un ser supremo. Por
consiguiente, Descartes llega a la conclusión de que el mundo exterior existe y tenemos la
posibilidad de fiarnos, de manera critica, en la declaración que nos otorgan los sentidos.
En la quinta parte de este documento se lleva a cabo, es decir, se plantean las bases
del modelo mecanicista; que es capaz de describir el comportamiento de cualquier cuerpo
recurriéndose únicamente a unas escasas leyes de movimiento, impuestas por Dios desde el
mismísimo inicio de los tiempos y cuyo desempeño, obedeciendo a la perfección divina, es
preciso, por lo que no tiene la posibilidad de desajustarse en lo más mínimo nunca.
Descartes concibe al cuerpo humano como un mecanismo, explicando en esta parte cómo
funciona a través del movimiento del corazón, así como su concepción de distintos seres
vivos como animales-máquina. La metáfora del reloj es muy usada, siendo Dios el relojero
del mundo, por lo que también está limitado en su intervención con la materia y el
desplazamiento, no siendo elemental su participación en el curso de la naturaleza para el
correcto funcionamiento de la misma. El riesgo de materialismo e inclusive de ateísmo, no
pasó inadvertido para la religión en tiempos de Descartes, por lo que se trató mucho de
prohibir sus obras luego de su muerte, ya que pone en duda el dogma de la iglesia cristiana,
de Dios como entre supremo, que no es regido por ninguna ley física o matemática.