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DESCARTES, texto 1

Reglas para la dirección del espíritu, Regla IV

Así que es mucho más acertado no pensar jamás en buscar la verdad de las cosas que
hacerlo sin método: pues es segurísimo que esos estudios desordenados y esas
meditaciones oscuras turban la luz natural y ciegan el espíritu; y todos los que así
acostumbran a andar en las tinieblas, de tal modo debilitan la penetración de su mirada
que después no pueden soportar la plena luz: lo cual también lo confirma la experiencia,
pues muchísimas veces vemos que aquellos que nunca se han dedicado al cultivo de las
letras, juzgan mucho más firme y claramente sobre cuánto les sale al paso que los que
continuamente han residido en las escuelas. Así pues, entiendo por método reglas ciertas
y fáciles, mediante las cuales el que las observe exactamente no tomará nunca nada falso
por verdadero, y, no empleando inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino
aumentando siempre gradualmente su ciencia, llegará al conocimiento verdadero de todo
aquello de que es capaz.
R. DESCARTES; Reglas para la dirección del espíritu, trad. de J. M. Navarro Cordón,
Madrid, Alianza Editorial, 1984, Regla IV (El método es necesario para la investigación de
la verdad de las cosas), p. 79
René Descartes fue un filósofo, matemático y científico francés del siglo XVII. Nació en Francia, en
1596 y falleció en Estocolmo, Suecia, en 1650. Descartes es conocido como el padre de la filosofía
moderna, que se caracterizó por grandes cambios en el pensamiento y la filosofía, así como en la
ciencia y la política. Descartes es considerado uno de los pensadores más influyentes de la época
moderna, especialmente en la filosofía y las matemáticas. Entre sus principales contribuciones se
encuentra el desarrollo del método científico, el concepto de la duda metódica y la idea de que el
conocimiento humano debe basarse en la razón y la lógica en lugar de en la tradición y la
autoridad. Sus obras más conocidas son "Discurso del Método" y "Meditaciones metafísicas".

El texto citado pertenece a las "Reglas para la dirección del espíritu" escritas por René Descartes
en el siglo XVII. En ellas, el filósofo francés expone su teoría sobre la importancia del método en la
búsqueda de la verdad. Descartes sostiene que es mucho más acertado no buscar la verdad que
hacerlo sin un método adecuado, ya que esto puede resultar en estudios desordenados y
meditaciones oscuras que turban la luz natural y ciegan el espíritu. Por el contrario, aquellos que
siguen un método pueden aumentar gradualmente su conocimiento y llegar al conocimiento
verdadero de todo aquello de que son capaces.

En primer lugar, Descartes subraya la importancia del método para la investigación de la verdad.
Así lo señala cuando dice que "es segurísimo que esos estudios desordenados y esas meditaciones
oscuras turban la luz natural y ciegan el espíritu". De esta manera, se refiere a la necesidad de
seguir ciertas reglas y procedimientos que nos permitan obtener conocimientos de manera clara y
sistemática.

En este mismo sentido, el autor nos advierte de los peligros de no seguir un método adecuado en
la búsqueda de la verdad. Según él, aquellos que "acostumbran a andar en las tinieblas, de tal
modo debilitan la penetración de su mirada que después no pueden soportar la plena luz". En
otras palabras, aquellos que no siguen un método claro y ordenado en su investigación, terminan
debilitando su capacidad para distinguir lo verdadero de lo falso.
Además, Descartes respalda su postura con la experiencia. Según él, "muchísimas veces vemos que
aquellos que nunca se han dedicado al cultivo de las letras, juzgan mucho más firme y claramente
sobre cuánto les sale al paso que los que continuamente han residido en las escuelas". Con esto, el
autor quiere decir que aquellos que no han sido educados en un método específico para la
búsqueda de la verdad, pueden llegar a tener una percepción más clara y firme de las cosas que los
propios expertos.

Por último, Descartes define el método como "reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que
las observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero, y, no empleando inútilmente
ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre gradualmente su ciencia, llegará al
conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz". De esta manera, el autor nos presenta
el método como una herramienta útil y necesaria para alcanzar el conocimiento verdadero y evitar
la confusión entre lo verdadero y lo falso.
En conclusión, el texto de Descartes nos muestra la importancia del método en la búsqueda de la
verdad. A través de su postura, el autor nos advierte de los peligros de no seguir un método
adecuado en nuestra investigación y nos muestra las ventajas de seguir reglas ciertas y fáciles. En
definitiva, la importancia del método es clave para distinguir lo verdadero de lo falso y alcanzar el
conocimiento verdadero de todo aquello de que somos capaces.
DESCARTES, texto 2
Discurso del método, Parte II

Por todo lo cual, pensé que había que buscar algún otro método que juntase las ventajas de
esos tres, excluyendo sus defectos. Y como la multitud de leyes sirve muy a menudo de disculpa
a los vicios, siendo un Estado mucho mejor regido cuando hay pocas, pero muy estrictamente
observadas, así también, en lugar del gran número de preceptos que encierra la lógica, creí que
me bastarían los cuatro siguientes, supuesto que tomase una firme y constante resolución de no
dejar de observarlos una vez siquiera.
Fue el primero, no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo
es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis
juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no
hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda.
El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare, en cuantas partes fuera posible y
en cuantas requiriese su mejor solución.
El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples
y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento
de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden
naturalmente.
Y el último, hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que
llegase a estar seguro de no omitir nada.
Esas largas series de trabadas razones muy plausibles y fáciles, que los geómetras
acostumbran emplear, para llegar a sus más difíciles demostraciones, habían me dado ocasión
de imaginar que todas las cosas, de que el hombre puede adquirir conocimiento, se siguen unas
de otras en igual manera, y que, con sólo abstenerse de admitir como verdadera una que no lo
sea y guardar siempre el orden necesario para deducirlas unas de otras, no puede haber
ninguna, por lejos que se halle situada o por oculta que esté, que no se llegue a alcanzar y
descubrir. Y no me cansé mucho en buscar por cuáles era preciso comenzar, pues ya sabía que
por las más simples y fáciles de conocer; y considerando que, entre todos los que hasta ahora
han investigado la verdad en las ciencias, sólo los matemáticos han podido encontrar algunas
demostraciones, esto es, algunas razones ciertas y evidentes, no dudaba de que había que
empezar por las mismas que ellos han examinado (…).

R. DESCARTES; Discurso del método, en Discurso del método. Meditaciones metafísicas, trad.
de M. García Morente, Madrid, Espasa-Calpe,1976, Parte II, pp. 48-50
René Descartes fue un filósofo, matemático y científico francés del siglo XVII. Nació en
Francia, en 1596 y falleció en Estocolmo, Suecia, en 1650. Descartes es conocido como el
padre de la filosofía moderna, que se caracterizó por grandes cambios en el pensamiento y
la filosofía, así como en la ciencia y la política. Descartes es considerado uno de los
pensadores más influyentes de la época moderna, especialmente en la filosofía y las
matemáticas. Entre sus principales contribuciones se encuentra el desarrollo del método
científico, el concepto de la duda metódica y la idea de que el conocimiento humano debe
basarse en la razón y la lógica en lugar de en la tradición y la autoridad. Sus obras más
conocidas son "Discurso del Método" y "Meditaciones metafísicas".

En este texto, Descartes expone su método para adquirir conocimiento de manera clara y
rigurosa. Como él mismo dice, "había que buscar algún otro método que juntase las
ventajas de esos tres, excluyendo sus defectos", refiriéndose a la experiencia, la tradición y
la autoridad.

El fragmento comienza con una reflexión sobre la necesidad de buscar un método que
junte las ventajas de los tres métodos (ciencias morales, ciencias matemáticas y la lógica),
excluyendo sus defectos. Descartes propone cuatro reglas para alcanzar la verdad en el
conocimiento:

1. "no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es;
es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en
mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu,
que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda." Es decir, no aceptar nada
como verdadero a menos que se tenga evidencia clara y no haya duda al respecto.

2. "dividir cada una de las dificultades que examinare, en cuantas partes fuera posible y
en cuantas requiriese su mejor solución." Es decir, analizar los problemas en partes
más pequeñas para encontrar soluciones más eficaces.

3. "conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más


simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente,
hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre
los que no se preceden naturalmente." Es decir, ir construyendo el conocimiento de
forma progresiva, partiendo de lo más simple y avanzando hacia lo más complejo.

4. "hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que
llegase a estar seguro de no omitir nada." Es decir, revisar y verificar todos los
aspectos relevantes para estar seguro de no omitir nada.

Descartes cree que, siguiendo estos preceptos, es posible, es posible alcanzar la verdad en
cualquier campo, incluso en aquellos que parecen más alejados o difíciles de comprender.,
incluyendo aquellos que se consideran más difíciles. Este método se convirtió en un
referente para el pensamiento moderno y ha sido influencia en la ciencia y la filosofía hasta
nuestros días.
DESCARTES, texto 3
Meditaciones metafísicas, Meditación Segunda

Supongo, pues, que todas las cosas que veo son falsas; estoy persuadido de que nada de lo que
mi memoria, llena de mentiras, me representa, ha existido jamás; pienso que no tengo sentidos;
creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y el lugar son ficciones de mi espíritu.
¿Qué, pues, podrá estimarse verdadero? Acaso nada más sino esto: que nada hay cierto en el
mundo.
Pero ¿qué sé yo si no habrá otra cosa diferente de las que acabo de juzgar inciertas y de la que
no pueda caber duda alguna? ¿No habrá algún Dios o alguna otra potencia que ponga estos
pensamientos en mi espíritu? No es necesario; pues quizá soy yo capaz de producirlos por mí
mismo. Y yo, al menos, ¿no soy algo? Pero ya he negado que tenga yo sentido ni cuerpo
alguno. Vacilo, sin embargo; pues ¿qué se sigue de aquí? ¿Soy yo tan dependiente del cuerpo y
de los sentidos que, sin ellos, no pueda ser? Pero ya estoy persuadido de que no hay nada en el
mundo: ni cielos, ni tierra, ni espíritu, ni cuerpos; ¿estaré, pues, persuadido también de que yo
no soy? Ni mucho menos; si he llegado a persuadirme de algo o solamente si he pensado
alguna cosa, es sin duda porque yo era. Pero hay cierto burlador muy poderoso y astuto que
dedica su industria toda a engañarme siempre. No cabe, pues, duda alguna de que yo soy,
puesto que me engaña y, por mucho que me engañe, nunca conseguirá hacer que yo no sea
nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De suerte que, habiéndolo pensado bien y
habiendo examinado cuidadosamente todo, hay que concluir por último y tener por constante
que la proposición siguiente: “yo soy, yo existo”, es necesariamente verdadera, mientras la estoy
pronunciando o concibiendo en mi espíritu.
R. DESCARTES; Meditaciones metafísicas (1641), en Discurso del método. Meditaciones
metafísicas, trad. de M. García Morente, Madrid, Espasa-Calpe, 1976,
René Descartes fue un filósofo, matemático y científico francés del siglo XVII. Nació en
Francia, en 1596 y falleció en Estocolmo, Suecia, en 1650. Descartes es conocido como el
padre de la filosofía moderna, que se caracterizó por grandes cambios en el pensamiento y
la filosofía, así como en la ciencia y la política. Descartes es considerado uno de los
pensadores más influyentes de la época moderna, especialmente en la filosofía y las
matemáticas. Entre sus principales contribuciones se encuentra el desarrollo del método
científico, el concepto de la duda metódica y la idea de que el conocimiento humano debe
basarse en la razón y la lógica en lugar de en la tradición y la autoridad. Sus obras más
conocidas son "Discurso del Método" y "Meditaciones metafísicas".

Este texto es una parte importante de “las Meditaciones Metafísicas” de René Descartes,
en la que el autor realiza una reflexión profunda sobre la existencia de la realidad y la
certeza del conocimiento.

Descartes cuestiona todo lo que ha creído saber a través de los sentidos y de la memoria,
argumentando que podría estar siendo engañado por un "burlador poderoso y astuto" que
le presenta falsedades como verdades.

En la primera parte, Descartes afirma que todas las cosas que ve son falsas, que su memoria
está llena de mentiras y que no tiene sentidos. En otras palabras, no confía en lo que sus
sentidos le muestran, ya que pueden engañarlo. Este es el punto de partida de la duda
metódica, que se convierte en la herramienta principal de Descartes para alcanzar la
verdad. Ante esta duda, Descartes llega a la conclusión de que solo puede estar seguro de
su propia existencia como ser pensante, lo que se resume en la famosa frase "yo soy, yo
existo". (Gogito ergo sum)

En el texto, Descartes utiliza una serie de expresiones que se destacan por su importancia
en la argumentación, tales como: "supongo", "estoy persuadido", "creo", "pienso", "acaso",
"ya he negado", "vacilo", "no cabe duda", "concluir", y "tener por constante". Cada una de
estas expresiones refleja la incertidumbre y la reflexión profunda que Descartes
experimenta a medida que desarrolla su filosofía, y que lo lleva a buscar una verdad
absoluta y segura en el pensamiento humano.

En la segunda parte, el autor se pregunta qué es lo que realmente puede considerarse


verdadero, y concluye que "nada hay cierto en el mundo". Incluso la existencia de Dios es
puesta en duda, ya que puede ser una creación de su propia mente. Sin embargo, Descartes
llega a la conclusión de que, si piensa, debe existir. En otras palabras, la existencia del
pensamiento es la única cosa que puede ser considerada verdadera y cierta.

Finalmente, Descartes concluye que la proposición "yo soy, yo existo" es necesariamente


verdadera mientras la está pronunciando o concibiendo en su espíritu. Esta afirmación se
convierte en la piedra angular de la filosofía cartesiana y es la base de su teoría del
conocimiento. En resumen, Descartes propone que la duda metódica es necesaria para
llegar a la verdad, y que la única cosa que puede ser considerada verdadera es la existencia
del pensamiento.
DESCARTES, texto 4
Discurso del Método, Parte IV

Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente
perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me
ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y
conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más
perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores
a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el
saber de dónde procedían, porque, no viendo en esos pensamientos nada que me pareciese
hacerlos superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderos, eran unas dependencias de mi
naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada,
es decir, estaban en mí, porque hay defecto en mí. Pero no podía suceder otro tanto con la idea
de un ser más perfecto que mi ser, pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea
procediese de la nada; y como no hay menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea
consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo,
no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta
en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que soy yo, y poseedora inclusive de
todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo, en una palabra, por
Dios. A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era
yo el único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la
escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de
quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo e
independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que
participaba del Ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo
lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente,
omnipotente y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios.
R. DESCARTES; Discurso del Método, en Discurso del método. Meditaciones metafísicas, trad.
de M. García Morente, Madrid, Espasa-Calpe, 1976, Parte IV, pp. 63-64
René Descartes fue un filósofo, matemático y científico francés del siglo XVII. Nació en
Francia, en 1596 y falleció en Estocolmo, Suecia, en 1650. Descartes es conocido como el
padre de la filosofía moderna, que se caracterizó por grandes cambios en el pensamiento y
la filosofía, así como en la ciencia y la política. Descartes es considerado uno de los
pensadores más influyentes de la época moderna, especialmente en la filosofía y las
matemáticas. Entre sus principales contribuciones se encuentra el desarrollo del método
científico, el concepto de la duda metódica y la idea de que el conocimiento humano debe
basarse en la razón y la lógica en lugar de en la tradición y la autoridad. Sus obras más
conocidas son "Discurso del Método" y "Meditaciones metafísicas".

Este texto, escrito en el siglo XVII, "Meditaciones metafísicas", es considerado una obra
fundamental en la historia de la filosofía occidental, ya que en él Descartes expone su
famosa teoría del método y sus conclusiones metafísicas. La obra se divide en seis
meditaciones, donde Descartes busca encontrar un fundamento seguro y sólido para la
verdad, que le permita establecer un conocimiento verdadero y universalmente válido.

1. Meditación sobre las cosas que se pueden poner en duda: Descartes se propone
analizar todas las creencias que ha adquirido a lo largo de su vida, para ver si hay
alguna de ellas que sea indudable. Descubre que todas las creencias que ha adquirido
a través de sus sentidos son dudosas, ya que estos pueden engañarnos. Por tanto,
concluye que no puede confiar en el conocimiento sensorial y que necesita encontrar
un fundamento más sólido.
2. Meditación sobre la naturaleza del ser humano: Descartes se pregunta qué es lo que
le define como ser humano y concluye que es su capacidad de pensar. Descubre que
aunque su cuerpo puede ser falso o ilusorio, su mente es real y verdadera.
3. Meditación sobre Dios: Descartes se plantea la existencia de Dios y trata de
demostrarla a través de la idea de un ser perfecto e infinito. Argumenta que la idea
de Dios no puede ser producto de su mente, ya que él mismo no posee las
perfecciones que atribuye a Dios. Por tanto, concluye que Dios existe como garantía
de la verdad y la certeza.
4. Meditación sobre el error: Descartes examina la naturaleza del error y cómo se
puede evitar. Llega a la conclusión de que el error proviene de la falta de atención y
de la voluntad de afirmar algo sin estar seguro de su verdad. Propone un método
para evitar el error, que consiste en dudar de todo aquello que no sea indudable.
5. Meditación sobre el mundo físico: Descartes examina la naturaleza del mundo físico
y trata de demostrar que existe realmente. Llega a la conclusión de que el mundo
físico existe, pero que nuestra percepción de él puede ser engañosa. Por tanto,
propone un método para conocer el mundo físico a través de la razón, más allá de los
sentidos.
6. Meditación sobre el conocimiento: Descartes examina la naturaleza del
conocimiento y trata de establecer una base sólida para él. Llega a la conclusión de
que el conocimiento es posible, pero que debe ser fundamentado en la razón y no en
la experiencia sensorial. Propone un método para adquirir conocimiento, que
consiste en partir de verdades indudables y deducir a partir de ellas nuevas verdades.
• "Puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente perfecto, pues veía claramente
que hay más perfección en conocer que en dudar": Esta idea pertenece a la Segunda
Meditación, donde Descartes reflexiona sobre la posibilidad de que todo lo que
creemos conocer sea falso y cómo la duda es el primer paso para llegar al
conocimiento verdadero.

• "Por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo": Esta idea
pertenece a la Tercera Meditación, donde Descartes busca explicar cómo es posible
que tengamos ideas de cosas que no podemos conocer directamente a través de los
sentidos.
• "Si eran verdaderos, eran unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta
posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en
mí, porque hay defecto en mí": Esta idea también pertenece a la Tercera
Meditación, donde Descartes argumenta que todas nuestras ideas tienen una causa o
explicación, ya sea en nuestra propia naturaleza o en algo externo a nosotros.

• "Idea de un ser más perfecto que mi ser": Esta idea pertenece a la Cuarta
Meditación, donde Descartes reflexiona sobre la idea de Dios y cómo ésta es la clave
para explicar la existencia del mundo y de nuestras propias ideas.

• "La tal idea procediese de la nada": Esta idea también pertenece a la Cuarta
Meditación, donde Descartes argumenta que la idea de Dios no puede haber sido
creada por nosotros mismos, sino que debe tener una causa externa.
• "No podía tampoco proceder de mí mismo": Esta idea también pertenece a la Cuarta
Meditación, donde Descartes argumenta que la idea de Dios no puede haber surgido
de nuestra propia mente, ya que es una idea de un ser infinitamente perfecto y
nosotros somos seres finitos e imperfectos.

• "Por Dios": Esta idea también pertenece a la Cuarta Meditación, donde Descartes
concluye que la idea de Dios es la única explicación plausible para la existencia del
mundo y de nuestras propias ideas.

• "Algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido
todo cuanto yo poseía": Esta idea también pertenece a la Cuarta Meditación, donde
Descartes argumenta que la existencia de Dios implica la existencia de un ser más
perfecto que nosotros mismos, del cual dependemos y del cual adquirimos todas
nuestras perfecciones.

• "Yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente y, en fin, poseer todas


las perfecciones que podía advertir en Dios": Esta idea también pertenece a la
Cuarta Meditación, donde Descartes argumenta que, aunque nosotros somos seres
finitos e imperfectos, podemos tener la idea de Dios y, por lo tanto, podemos
concebir la posibilidad de un ser infinitamente perfecto, del cual podemos adquirir
nuestras propias perfecciones.
Otra parte importante es cuando dice: "pero no podía suceder otro tanto con la idea de un
ser más perfecto que mi ser, pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea
procediese de la nada; y como no hay menor repugnancia en pensar que lo más perfecto
sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que en pensar que de nada
provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba que
hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que soy yo, y
poseedora inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para
explicarlo, en una palabra, por Dios." En esta parte, Descartes argumenta que la idea de un
ser más perfecto que él no puede provenir de la nada ni de sí mismo, por lo que solo puede
haber sido puesta en él por una naturaleza más perfecta que él, que él identifica como Dios.

En resumen, este texto es un fragmento del "Discurso del Método" de Descartes en el que
explica su teoría sobre la existencia de Dios y su relación con la perfección. Descartes
sostiene que su conocimiento de la perfección solo puede provenir de una naturaleza más
perfecta, que él identifica como Dios, y que su falta de perfección implica que no es el único
ser que existe y depende de un ser más perfecto.

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