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¿QUÉ ES LA BIBLIA?
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DESCLÉE DE BROUWER
BILBAO
Título original: tr|hat r the Bible?
@ 1997 Society for Promoting Christian Knowledge, Londres
Queda prohibid4 salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, dis-
tribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autori-
zact&t de los titr¡la¡es de propiedad intelectual. La infracción de los derechos menciona-
dos puede ser constitutiva de delito mntra la propiedad intelectual (ats.270 y sgts. del
Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por
el respeto de los citados derechos.
a pensar sobre ello, pero tiende a verse oscurecido por cosas tan ele-
mentales como la tipografia de las Biblias -en las que muchas veces
apenas hay separación entre un libro y el siguiente- y por el uinglés
Otras dos peculiaridades del texto católico son que los libros de
Ester y Daniel son bastante más largos que en la versión protestan-
te. El libro de Ester católico contiene varias visiones, oraciones y dis-
cursos adicionales; Daniel, por su parte, incluye dos oraciones pro-
nunciadas por los tres jóvenés en el horno de fuego (la oración de
Azarías y el cántico de los tres jóvenes) y dos relatos sobre Daniel:
la Historia de Susana, y Bel y el Dragón. La mayoría de los libros
adicionales son idénticos en los apócrifos protestantes y en las
Biblias católicas; sólo varía su localización. Pero las partes adiciona-
les de Ester, que son de nafr¡raleza fragmentaria, parecen muy
extrañas cuando se desgajan del cuerpo del texto, como en las
Biblias protestantes. Así, las «Adiciones [o Anadidos] a Este» -que
es el nombre que reciben en los apócrifos protestantes- no tienen
sentido coherente si no son reintegradas en el texto principal. La BJ
ofrece una valiosa ayuda al imprimir esas secciones de Ester en cur-
siva, de modo que se puede leer ficilmente de seguido el texto más
largo o el más breve. Mejor aún es la solución de la REB, que impri-
me dos versiones completas, la breve en el Antiguo Testamento y la
larga en los apócrifos -es probable que ésta sea la mejor solución.
Hay otras discrepancias menores que no merece la pena detallar
aquí. Hay que notar, no obstante, que la Biblia de las Iglesias orto-
doxas, si bien es en gran medida la misma que la del catolicismo,
tiene algunos añadidos más (el Salmo 151, por ejemplo) y una omi-
sión: está ausente el libro llamado 2 Esdras o 4 Esdras, que normal-
mente se imprime como apéndice en las Biblias católicas, pero es
El canon bíblico
ul.a ley, los profetas y los escritos que les siguieron nos han
transmitido muchas e importantes lecciones, que hacen a
Israel digno de elogio por su instrucción y sabiduría. 1...] Mi
abueloJesús se dedicó intensamente alalectura de la Ley, los
Profetas y los otros escritos de los antepasados>.
tuviera exactamente los libros que todos los judíos aceptaban como
Escritura. La Escritura era como una serie de círculos concéntricos
que se desdibujan en una penumbra borrosa, no un bloque de mate-
riales claramente definido y bien delimitado. Por un lado, había
muchos libros que eran tratados por varios grupos judíos entonces
existentes con la misma veneración que los libros de Job o Isaías,
pero que ya nadie considera parte de la Escritura. Por otro lado, es
posible que algunas comunidades judías del siglo I d.C. no poseye-
ran todos los libros que entrarían a formar parte de lo que ahora lla-
marnos el .,canon» de la Escritura -es decir, la lista oficial de libros
EL LIBRO Y LOS LIBROS 45
incluía todas las traducciones griegas bien establecidas junto con los
libros escritos originalmente en griego, como el de la Sabiduría.
Ninguno de los libros griegos que no tienen original hebreo llegó a
ser nunca tan importante, ni para los cristianos ni para los judíos,
como los libros <<centrales>> -por ejemplo, Génesis o Isaías-; pero
tampoco se le ocurrió a nadie excluirlos de las Escrituras.
Asi la Biblia de la Iglesia primitiva fue la Biblia griega.Cuando la
fe cristiana se propagó por regiones de lengua latina, y cuando el
griego dejó de ser la lengua común de Occidente, se necesitaron ver-
siones latinas de la Biblia; y fue la Biblia griega, no el original hebreo,
lo que se tradujo al latín. Fue por primera vez en el siglo v, en el
momento en queJerónimo (331-420) asumió personalmente la tarea
de componer una nueva versión latina directamente del original
hebreo, cuando la Iglesia tuvo que enÍientarse al hecho de que algu-
nos de sus libros no existían en hebreo. Además, el judaísmo de
aquella época había radicalizado su posición y había decidido rigu-
rosamente excluir de sus Escrituras los libros puramente griegos.
Asi Jerónimo, tras consultar a las autoridades judías, recibió la res-
puesta de que los libros griegos eran <<espuriosr. Él mismo, después
de examinar esta cuestión, llegó a la conclusión de que la Iglesia
debía tratarlos como <<deuterocanónicos>>, es decir, como escritos
que formaban un estrato de segunda categoría en el canon de la
Escritura. No obstante, los tradujo y siguió citándolos en sus escri-
tos;y la Iglesia en general no estuvo dispuesta a hacer algo tan radi-
cal como rechazar positivamente libros que habían sido tenidos
durante tanto tiempo en tan alta estima.
La cuestión se mantuvo en esos términos hasta la llegada de la
Reforma en el siglo xtt. Los reformadores protestantes recogieron
finalmente la propuesta deJerónimo y decidieron que sólo los libros
del canon hebreo debían ser tenidos como inspirados por Dios. Los
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las obras de los herejes o a otros libros que eran sin lugar a dudas no
bíblicos. Entre los reformadores hubo algunas diferencias. Los here-
deros de Calvino han rechazado generalmente los apócrifos en blo-
que; Lutero los consideró edificantes y algunas Biblias luteranas
todavía los incluyen como un apéndice. (De hecho, Lutero también
incluyó en un apéndice Santiago, Hebreos,Judas y Apocalipsis, pero
en los tiempos modernos esta decisión no ha sido seguida ni siquie-
ra en las Iglesias luteranas). La Reforma inglesa mantuvo el com-
promiso luterano y en la Iglesia anglicana los libros apócrifos se han
leído siempre en la liturgia (el Alternative Service Book 1980 es el
primer Prayer Book inglés que proporciona alternativas canónicas
para todas las lecturas tomadas de los apócrifos); aunque el Artículo
5 de los Thtrty-Nne Ambbs ofReligtbn l<iÍreintay nueve artículos de
religiónr] dice que <<los otros libros (como diceJerónimo) la Iglesia
los lee para que sirvan de ejemplo de vida e instrucción de las cos-
tumbres; pero no los emplea para establecer ninguna doctrina>. Los
lectores de Adam Bede, de George Eliot, pueden recordar cómo leía
Adam la Biblia los domingos por la mañana:
*
taducción castellana de Manuel Vallvé, en George Et-tor, Adam Bede,Edicio-
nes del Bronce, Barcelona 2000, pp. 520-52t. §ota de los traductores].
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didos eran considerados ilícitos. En el caso del libro Isaías este perio-
do pudo durar varios siglos, pues Isaías vivió en el siglo urr a.C., pero
es probable que su libro no llegara a tener la forma presente antes
del siglo w.
Aparte de los libros de los profetas, casi todos los demás libros del
Antiguo Testamento son anónimos. La tradición habla de los <<cinco
libros de Moisés>r, los «Proverbios de Salomón» y los usalmos de
Davidr, pero el texto bíblico no afirma en ningún lugar que esos
libros fueran compuestos realmente por las personas mencionadas.
Se trata más bien de asociar a determinadas personas con ciertos
tipos de escritos. David, según los relatos de 1 Samuel, fue un músi-
co con talento: uCuando el espíritu de Dios asaltaba a SaúI, tomaba
David la cítara,la tocaba, Saúl encontraba calma y bienestar y el espi
ritu malo se apartaba de él> (1 Samuel L6,23). De acuerdo con ello,
este antiguo terapeuta musical se convirtió en el patrono de los músi-
cos y, por tanto, de los escritores de salmos, y muchos de los salmos
llevan en el encabezamiento la expresión ude Davidr. Salomón escri-
bió y compiló proverbios o «dichos sapiencialss, (que en el mundo
antiguo eran atribuidos normalmente a reyes o funcionarios reales):
«La sabiduría de Salomón superaba a la de todos los hi¡'os de Oriente
y Egipto. [...] Compuso tres mil proverbios
a toda la sabiduría de
y su cancionero contenía mil y cinco canciones>, (1 Reyes 4,30.32
[: 5,10.12]). Por ello se le atribuyó toda la «sabiduría» (lo que podría-
mos considerar filosoffa elemental): Proverbios, Eclesiastés, el Cantar
de los cantares y el libro de la Sabiduría. Moisés era considerado la
fuente de toda la <<torá>> porque fue él quien recibió el núcleo funda-
mental de la ley de Israel -los diez mandamientos- en el monte Sinaí.
Una vez que los judíos establecieron que los cinco libros del
Pentateuco eran Ia .,leyrr, los atribuyeron íntegramente (no sólo las
secciones legales contenidas en ellos) a Moisés, y en un periodo muy
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