Está en la página 1de 10

METODOS DE INVESTIGACION EN PSICOLOGIA SOCIAL

EL METODO EXPERIMENTAL Y SUS CONSECUENCIAS

Departamento de Psicología

Profesora Asociada Lic. Diana Cacciola

El método experimental fue propuesto por Kurt Lewin para poder ser aplicado por los
psicólogos sociales en sus investigaciones. Lewin se comprometió mucho con la
experimentación y le dejó a la Psicología Social un área de contenido (la dinámica grupal),
una perspectiva y también una metodología: el método experimental.
Frente al fuerte cuestionamiento de la corriente positivista, que obligaba a la Psicología a
tener que demostrar que era una ciencia (cosa que también “padeció” el mismo Freud), a
través de la misma metodología que se emplea en las Ciencias Exactas o Naturales,
como si se tratara del mismo objeto de estudio, es que el método experimental intentó e
intenta dar una respuesta al respecto.
Se sabe que estamos partiendo de dos objetos de estudio muy diferentes:
El objeto de estudio de las ciencias naturales o de las exactas es un objeto que puede ser
formalizable (es decir, medible y cuantificable). Empíricamente verificable (tiene
determinación causal, esto es que a determinada causa le seguirá determinado efecto y
siempre el mismo, bajo las mismas circunstancias). Es predecible con comportamiento
estable.
El objeto de estudio de las ciencias sociales (es decir el hombre, el individuo) es
justamente todo lo contrario. Es no formalizable (es modificable, con características
únicas e irrepetibles). Escapa al determinismo causal. No es previsible ni posee
comportamiento estable. Además, posee, como característica propia, una dimensión
hermenéutica, es decir, que el ser humano se define por lo simbólico, por lo interpretable,
por su sistema de valores. Esto es algo único del ser humano.
Sin embargo, Lewin encontró con el método experimental aplicado a la Psicología Social,
fomentar experimentos que actúen sobre los grupos y que sobre todo produzcan cambios
en sus integrantes y que pueden llevarse a cabo tanto en el laboratorio como en el campo
mismo. En el caso de experimentos de campo, el investigador actúa en una situación
natural (campo) provocando variaciones para estudiar sus efectos. Mientras que los
estudios de laboratorio se llevan a cabo en un entorno de “laboratorio” (que puede ser un
aula, por ejemplo) y se prepara deliberadamente la situación para la investigación. Los
grupos pueden existir previamente, o bien constituirse para el experimento. En este caso
pueden formarse al azar o bien seleccionados en base a determinadas características
(por ej. edad, sexo, etc.).
Lewin se exige ir más allá de la conducta observable y comenzó a examinar también los
motivos, las intenciones y las necesidades psicológicas. Estos fenómenos sociales podían
llevarse al laboratorio y ser comprobados experimentalmente. Contribuyó de esta manera
a superar el enfoque de la Psicología Social más allá del estudio de los individuos.
Comenzó a intervenir en el campo. Aparecieron nuevas áreas y por lo tanto se ampliaron
las teorías y se perfeccionaron los métodos de investigación y se desarrolló ampliamente
la Dinámica de Grupos.
Festinger va a decir que, para el individuo, la situación en que se encuentra es tan real,
esté en un laboratorio o en una situación real. La validez va a depender de las
condiciones en que se realizan las observaciones.
Esto provocó críticas al respecto, dado que los efectos o las conductas que aparecen en
un laboratorio no son las mismas que podrían producirse fuera. La validez va a depender
de las condiciones en que se realizan las observaciones y los resultados no aseguran con
certeza que se puedan repetir o producir en la situación real.
La aplicación de esta metodología de todas maneras es un aporte valioso a las ciencias
sociales, ya que, articulada con la psicoestadística, permiten mostrar las tendencias en
sus resultados.
Describiendo un poco más este método experimental, donde se logra el conocimiento a
través de la intervención, se puede plantear que básicamente funciona así:

- Hay un investigador que quiere determinar si un factor específico o variable


independiente influye en algún aspecto del comportamiento social o variable
dependiente.
Dicho en otras palabras, hay una hipótesis inicial dada, la cual a través de la introducción
de una variable independiente (ya sea por presencia, ausencia o cambio de intensidad o
fuerza) va a poder ser comprobada o refutada en sus consecuencias o variable
dependiente.
Sin embargo, muchas veces los efectos de una variable, pueden estar influenciados por
los efectos de una o más variables distintas. Esto es la interacción de las variables.
Es decir, se le está dando a una investigación que utiliza el método experimental, una
explicación causal (es decir, del tipo causa-efecto), donde la causa va a ser la variable
independiente (¿independiente de qué?, de su resultado!). Es lo que introduce el
investigador para ver qué pasa. El efecto va a ser la variable dependiente (¿dependiente
de qué? … de la variable independiente!).
Lo que va ir haciendo ese investigador será ir variando esas variables (ya sea por la
presencia, ausencia o cambio de fuerzas de ese factor o variable) y así determinar si esas
variaciones tienen algún impacto en el comportamiento social o en el pensamiento social.
También para el método experimental, está el grupo control en donde no se introduce
ninguna variable independiente y se observa al grupo, para ver si genera algún cambio.
En el ámbito de la farmacología, es el ejemplo del “placebo”. Un grupo recibe el
medicamento a probar (sabiendo que forman parte de una investigación) y otros reciben
el “placebo” (un medicamento falso, hecho sin la droga a probar) pero a los que se les
comunica que ellos también forman parte de la investigación. Si en ambos casos los
miembros mejoran, no será por efecto del medicamento suministrado, pero si sólo
responden positivamente el grupo que recibió el medicamento verdadero, podría decirse
que su efectividad se ve comprobada.
Algunos ejemplos llevados a cabo por Lewin y sus alumnos: en 1941 (junto con Barker y
Dembo) realiza un estudio sobre frustración, y para ello trabajó con niños. Se les permitió
que se pusieran a jugar en una habitación con juguetes convencionales (variable
independiente), mientras que se evaluaban sus conductas a lo largo de un continuo de
creatividad. Después de treinta minutos se colocaba un biombo y los niños tenían acceso
a juguetes nuevos y más atractivos. Una vez que los niños estaban acostumbrados a los
nuevos juguetes, se los llevaba a la habitación original, se cerraba el biombo y se
observaba su conducta. Durante este segundo período los niños fueron menos creativos,
tuvieron una regresión intelectual y emplearon más de un tercio de su tiempo intentando
atravesar el biombo o abandonar la habitación.
Otro ejemplo más (recopilado por Colley, Minton y Reynolds): Lewin y sus alumnos se
reunían regularmente en una cafetería para tomar café y conversar. En una de tales
reuniones, Lewin observó que el camarero podía cumplir con un amplio pedido de las
diferentes mesas, pero no podía recordarlos cuando se le pedía que lo repitiese después
que los clientes habían pagado la cuenta. Como no podía ser de otra manera, y ya que ni
tomar café tranquilo podía, esto lo llevó a un experimento realizado por Bluma Zeigarnik,
en el cual intentó comprobar la idea que el contexto de las metas provoca un estado de
tensión psicológica que no se libera hasta que se ha alcanzado la meta. Las metas no
realizadas continúan produciendo tensión y un deseo de acabar la tarea. En
consecuencia, las tareas inacabadas serán recordadas casi el doble que las realizadas.
Esto se conoce como el “efecto Zeigarnik”. ¿Será por eso que tendemos a recordar más
aquello que nos ha quedado pendiente que lo que realmente hemos terminado?
Dentro de esta línea, la casuística está llena de ejemplos de investigación que fueron
realizados por el mismo Lewin, por sus alumnos y por todos los que después y hasta
nuestros días adhieren a la Psicología Experimental. Este recurso no es algo exclusivo de
la psicología, también es utilizado sobre todo en el área de la publicidad, marketing,
campañas políticas, hasta en la arquitectura, entre otras, que trabajan con todo lo que es
la persuasión, la influencia de la imagen, la suscitación de la demanda, la puesta de un
producto en el mercado, la propaganda, la incidencia de cierto color en un ambiente para
provocar un estado de ánimo determinado, efectos que se quieren logran sobre los
individuos y muchos otros resultados más.
Lewin demostró también la importancia de la “puesta en escena”. Utilizó las situaciones
artificiales donde actores y actrices, desempeñaban sus papeles. Así, por ejemplo, para el
estudio del liderazgo y su relación con sus seguidores o los integrantes de un grupo,
introdujo en ellos a personas que él había seleccionado para evaluar los efectos en el
resto de los integrantes, desempeñando roles autoritarios, democráticos y laissez-faire
(aquel que deja hacer, deja pasar) y el éxito en estos casos, dependía tanto de la
actuación como de la planificación cuidadosa del experimento. El uso del engaño en la
experimentación (actores, falsas historias, aliados, etc.) se hizo muy habitual y hoy es
como un elemento más a introducir en la experimentación. Esto es discutible, si el uso del
engaño está justificado o no, y generó que se experimentaran con temas muy triviales que
no estaban sustentados en teorías válidas (para la época de Lewin, era trivial que se
experimentara el uso de un perfume para medir si éste generaba mayores atracciones
interpersonales. Hoy en día esto es utilizado sobre todo para ejercer influencia a la hora
de imponer un producto en el mercado).
Estos desvíos no son responsabilidad de Lewin (sino de sus “seguidores”), ya que él
asumió con mucho compromiso la integración de la investigación y la teoría, para abordar
los problemas urgentes sociales, poniendo el énfasis en que una teoría, además de hacer
su aporte al conocimiento, debe orientar para solucionar los problemas sociales. Sin
embargo, a pesar que él logró la integración de ambas (teoría y práctica) a su muerte la
separación fue cada vez más tajante, aún en sus alumnos, hasta que recién apareció en
los años 70 una tendencia integradora que dio lugar a lo que hoy es la Psicología Social
Comunitaria....pero eso es tema para otro trabajo.
Por eso, si bien a través de esta metodología, se pudieron hacer muchos aportes a las
ciencias, también en muchos casos su uso totalmente desvirtuado, hizo aparecer los
aspectos más bajos y denigrantes del ser humano.
En una de las clases de Psicología Social, en la Universidad John F. Kennedy, tuvimos
oportunidad de ver fragmentos seleccionados de la película “I como Icaro” de 1979,
dirigida por Henri Verneuil, donde Yves Montand personifica al procurador Henri Volney
que va a investigar el asesinato de un presidente, un caso muy similar al asesinato de
John F. Kennedy, en EEUU, pero en este caso en Francia.
En el citado film, “el experimento de obediencia de Milgram” es introducido como parte de
la ficción, pero en la vida real, dicho experimento fue realizado a partir de 1961 decenas
de veces en la Universidad de Yale, justamente a cargo del psicólogo social Stanley
Milgram. Sus resultados son publicados en 1974 en su libro” Obediencia a la autoridad.
Una visión experimental”. El objetivo de esas pruebas, eran medir el grado de
predisposición que tenían los participantes para obedecer a la autoridad sin
cuestionamientos, aún cuando las órdenes que recibían pudieran ir en contra de sus
valores o su conciencia moral.
Stanley Milgram (1974) en “Los peligros de la obediencia” refiere:
“Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia,
pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en
situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para
probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona, simplemente
porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a
los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y,
con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la
autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los
adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad
constituye el principal descubrimiento del estudio” (Lanata 2008)
Este psicólogo intentaba probar su experimento en Alemania, para explicar el
comportamiento de los nazis, más allá de lo atroces que pudieran haber sido las órdenes
que recibían de la autoridad, pero le bastó con lo que vio en EEUU para corroborar su
hipótesis.
A la convocatoria respondieron todo tipo de personas entre 20 y 50 años, desde personas
que tenían nivel primario de educación hasta estudiantes avanzados universitarios.
Fueron engañados, ya que se les comunicó que participarían de una investigación acerca
del enseñar y aprender, pero nunca se les dijo que sería acerca de la obediencia.
Para el mismo se necesitan tres personas:
 El experimentador o profesor (el investigador de la universidad)
 El “maestro” (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico)
 Un “alumno” (un cómplice del investigador que se hace pasar por otro voluntario
participante del experimento).
Se les da una caja donde cada uno, supuestamente al azar va a elegir un papel donde
estará escrito qué rol va a desempeñar en la prueba. Al que le toque de maestro, va a
tener que castigar al alumno que no responda correctamente la respuesta, con una
descarga eléctrica. Para esto el “alumno” debía sentarse en una especie de “silla
eléctrica” al que le colocarían unos electrodos por su cuerpo y además unas cremas para
evitar quemaduras o daños que podrían ser irreversibles.
En el libro “argentinos II” de Jorge Lanata (2008), también se incluye y se describe la
experiencia:
“Milgram aprendió de Solomon Asch, uno de sus viejos maestros en psicología
experimental a plantear situaciones “ficticias” para evaluar la conducta humana;
situaciones absolutamente teatrales, con libreto y diálogo ensayado donde todo es
falso menos una sola persona: el sujeto del experimento, que no sabe de la
existencia de éste y cree que todo es real...”
Para esto, Milgram publicó un aviso en el diario en el que pedía voluntarios para un
experimento educativo el cual llevaría sólo una hora y se pagaría 4,50 dólares.
Cuando un voluntario llegó a una vieja casa de piedra en High Street para participar de la
experiencia, podía leerse en la puerta una placa que advertía “The Yale Interaction
Laboratory” y fue recibido por una persona que dijo llamarse Jack Williams, quien le
explicando que él era el Profesor. Luego, pasaron a un cuarto similar a un estudio de radio
donde había otra persona, era un hombre de unos cincuenta años, con cara de irlandés,
con un aspecto como de ser contador, con algo de sobrepeso, pero con aspecto amable e
inofensivo. A simple vista, esta persona parecía nerviosa y jugaba con el borde de su
sombrero.
“El experimento trata sobre el aprendizaje – señaló Williams a ambos- La ciencia
no sabe mucho acerca de las condiciones en que las personas aprenden y este
experimento es para averiguar más sobre lo que llamamos “refuerzos negativos”. El
refuerzo negativo en este caso es una descarga eléctrica…El profesor Williams
tomó dos trozos de papel, los puso dentro de un sombrero y los mezcló... El
contador irlandés sacó primero un papel, lo miró y dijo “alumno”. El voluntario sacó
el otro, que decía “maestro”. Este nunca sabrá que los dos papelitos que estaban
en el interior del sombrero decían “maestro” (et. al)
A continuación, describiendo la situación del experimento de Milgram, el profesor invita al
alumno a dejar su saco en el respaldo de una silla y le pide que se arremangue su
camisa. Le comenta que va a atar sus brazos para evitar que realice movimientos durante
el experimente y que el electrodo va a estar conectado a un generador de descarga
eléctrica, que está en una habitación contigua, procediéndole a aplicar una crema para
que el contacto sea mejor y evitar ampollas o quemaduras.
Y les preguntó a ambos si tenían alguna pregunta. El maestro guardó silencio, pero el
alumno comenta que veía necesario informarle que hacía dos años estuvo en el Hospital
de Veteranos porque le habían diagnosticado una afección cardíaca y que quería saber
qué tan fuertes o peligrosas eran esas descargas para lo cual el Profesor, respondió que
si bien eran dolorosas mas no peligrosas. Y entonces llegó el momento de explicarle al
maestro cuál iba a ser su rol.
“Ud. debe leerle a su alumno una serie de pares de palabras: chica azul, lindo día,
cuello ancho. Cuando termina la lista Ud. pasa a leerle sólo la primera palabra de
cada par y después le lee una lista múltiple choice de cuatro palabras que incluye la
correspondiente al par. El alumno debe decirle la respuesta correcta. Si acierta, no
pasa nada y ud. sigue con la siguiente. Si se equivoca, ud aprieta un botón que
zumba y le da una descarga eléctrica. Comienza con 15 voltios y aumenta la
cantidad de a quince por cada respuesta incorrecta. Para que ud. sepa lo que está
haciendo permítame un momento su brazo”. El profesor le dio al maestro una
descarga (real) de 45 voltios…”
Como dijimos anteriormente, el alumno que estaba en complicidad con el profesor tenía
un libreto armado donde a los 75 voltios comenzaba a quejarse con un gruñido, luego a
los 125 ya decía “ay, me duele...”. A los 180, se desesperaba y gritaba retorciéndose: “no
soporto el dolor, no haga eso...” A los 195 empieza a decir algo en referencia a sus
problemas cardíacos e implora que deje de hacer eso y a los 285 ya daba un grito
agonizante negándose a contestar. Al llegar a los 315 voltios, el alumno caía en un
silencio estremecedor. Obviamente que el maestro no está dando ningún tipo de
descargas eléctricas a ese desconocido que él creía que en “suerte” le había tocado
desempeñar el papel de alumno.
Según la estadística de Milgram, el 65% de los voluntarios norteamericanos entre 20 y 50
años apretaron obedientemente el botón hasta los 450 voltios, creyendo que en verdad
estaban dando descargas eléctricas al “inocente” alumno.
Milgram fue muy criticado por este experimento, ya que se lo acusó de someter a las
personas a una gran presión y tensión emocional, todo por realizar sus investigaciones.
Pero, él explicó que entre su ingenuo maestro y el alumno que estaba sentado en una
supuesta silla eléctrica había una gran diferencia, pues el voluntario que hacía las veces
de maestro, podía irse en cualquier momento, podían decir que no y abandonar el
experimento, pero sin embargo no lo hacían.
Para pensarlo, ¿no?...
Hay una anotación final, poco conocido del experimento Milgram, reportado por Philip
Zimbardo que refiere que ninguno de los participantes que se negaron a administrar las
descargas eléctricas finales, solicitaron que terminara el experimento o que se dejaran de
realizar ese tipo de sesiones, ni acudieron al otro cuarto a revisar el estado de salud de la
víctima, sin antes solicitar permiso para ello. También no todos los participantes fueron a
posteriori informados del engaño, y muchos, según entrevistas hechas a la salida, nunca
entendieron del todo la naturaleza del experimento.
Por eso, el método experimental, aplicado bajo determinadas condiciones y siempre
conforme a la ética y al bienestar de las personas, fue y es un instrumento de gran valor
para las ciencias sociales.
Para concluir, unas pocas palabras sobre otro método también utilizado en ciencias
sociales: el método correlacional, o sea, el conocimiento a través de la observación.
Muchas veces la experimentación no puede ser llevada a cabo por diferentes motivos:
 Por razones éticas, (como anteriormente se comentó), ya que ningún
experimentador puede, por su experimento, exponer a las personas a que corran
riesgos con su vida,
 Por un factor que puede estar más allá del control del experimentador (por ej.
comprobar que “todos” los hinchas de un determinado club de fútbol, cuando están
en sus casas viendo el partido por televisión, festejan los goles de su equipo
gritando y saltando)
En estas investigaciones de campo, se estudia tal como se da “naturalmente” la situación,
donde el investigador no crea la escena que se va a observar. El objetivo generalmente
será el de describir o explorar una situación sin manipularla y sin introducir interferencias.
Son estudios descriptivos-exploratorios.
Aquí no se cambia ninguna variable, sino que lo que se hace es observar los cambios que
ocurren naturalmente y ver si esos cambios en una variable están asociados a los de otra,
es decir si hay correlación. La asociación más fuerte es la correlación más alta. Se puede
elegir un grupo al azar o bien seleccionados en función a criterios específicos.
Un ejemplo que presenta Baron y Byrne, parte de la hipótesis que dice: “entre los
hombres, las ganancias anuales están relacionadas negativamente con la cantidad de
cabello en sus cabezas” ...si fuera esto cierto y respondiera a una relación causa-efecto,
la conclusión sería: “la riqueza causa calvicie!!!!”. Sin embargo, ambas variables (riqueza
y calvicie) están asociadas a una tercera variable que es la edad. ¡Se supone que a
mayor edad, mayor experiencia y por lo tanto mayor salario o mejor puesto jerárquico...
entonces a mayor edad…menos cabello!
También podemos pensar otros ejemplos, como poder estar en una esquina cualquiera de
nuestro Buenos Aires, y un día de lluvia contar la cantidad de maniobras imprudentes o
accidentes que se producen allí y luego comparar la cantidad, con días en que haya buen
tiempo.
Dentro de las ventajas que presenta este método se destaca:
 Permite el trabajo con grupos naturales
 Sirve para investigar el comportamiento en situaciones de la vida real.
 Puede incluir varias variables a la vez y obtener información en poco tiempo
Dentro de las críticas o desventajas se señala:
 Los hallazgos obtenidos son de alguna manera inciertos. Hay incerteza en las
conclusiones.
 El factor que cambia en una variable y que está acompañado por cambios en otra
variable, no garantiza una relación causa-efecto entre ellos.
 Generalmente los cambios que en la primera variable producen cambios en una
segunda, se deben a una tercera variable.
Tanto el método experimental como el correlacional, van a demostrar o describir
tendencias, sobre todo teniendo en cuenta las características del objeto de estudio de las
ciencias sociales.
Afortunadamente, podemos decir que no hay certeza en las conclusiones, que el ser
humano es un ser único e irrepetible y que en las situaciones estudiadas se infiere, se
sugiere...

Año 2012 – Ciudad de Buenos Aires


Referencias Bibliográficas

• ALVARO J.L. Y otros (1996). Psicología Social Aplicada. Madrid, España; Editorial

McGraw Hill

• BARON, R y BYRNE, D. (1998). Psicología Social. Madrid, España; Editorial

Prentice Hall

• COLLIER, G, MINTON H, REYNOLDS G. (1996). Escenarios y tendencias en

Psicología Social. Madrid, España; Editorial Rigorma.

• LANATA, J. (20087). Argentinos II. Buenos Aires, Argentina; Ediciones B y Jorge

Lanata

También podría gustarte