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burrhus Frederic Skinner:

Burrhus Frederic Skinner (20 de marzo de 1904 – 18 de agosto de 1990)


psicólogo. Nació en Susquehanna Depot, Pensilvania, Estados Unidos. Se crio en
una zona rural con sus padres: Grace y William Skinner, un abogado. Su familia
naturalmente era religiosa, y su abuela solía contarle historias sobre el infierno. Lo
anterior, sumado a un profesor de la escuela que acostumbraba a asustarlo con
amenazas del infierno hicieron que Skinner perdiera su fe, y se inclinara por el
ateísmo.

No es solo una de las figuras históricas más importantes de la psicología; es el


responsable de que esta se haya afirmado como ciencia.
Sus aportaciones a este ámbito no son solo metodológicos, sino también
filosóficos, y su conductismo radical, a pesar de no ser ni mucho menos
hegemónico actualmente, permitió entre otras cosas que en la segunda mitad del
siglo XX se fuese perfeccionando una herramienta tan útil como la Terapia
Cognitivo Conductual, muy inspiradas por este investigador.
Las principales claves de la teoría de B. F. Skinner fueron.
Un giro hacia el condicionamiento operante
Cuando B. F. Skinner empezó sus estudios, el conductismo se fundamentaba
básicamente en el condicionamiento simple heredado del fisiólogo ruso Iván
Pavlov y popularizado por John B. Watson.
Explicado muy por encima, este primer enfoque de la psicología conductista
proponía modificar el comportamiento haciendo que estímulos agradables o
desagradables que se presentaban a la vez que otros estímulos a los que se
quería que el individuo desarrollase aversión o agrado. Digo "individuos" y no
"personas" porque el condicionamiento simple era tan rudimentario que
funcionaba incluso con formas de vida con un sistema nervioso tan simple como el
de los reptiles o moluscos.
Skinner admitía que el condicionamiento simple podía ser útil en ciertos casos,
pero descartaba la posibilidad de que la conducta pudiera ser explicada solo a
través de este mecanismo, entre otras cosas porque las condiciones para que se
produzca raramente se dan fuera de un laboratorio. Sin embargo, sí creía que
nuestro comportamiento (y el de muchas otras formas de vida) puede ser
entendido como un proceso de adaptación a experiencias agradables y
desagradables, útiles y no útiles.
El condicionamiento operante:

Para Skinner, el aprendizaje a partir de las consecuencias que tiene el modo en el


que se interactúa con el mundo era el principal mecanismo de modificación de la
conducta. Tanto los seres humanos como los animales estamos realizando
siempre todo tipo de acciones, por insignificantes que sean, y estas tienen siempre
una consecuencia para nosotros, que recibimos en forma de estímulos. Esta
asociación entre lo que hacemos y lo que notamos que son las consecuencias de
nuestras acciones son el fundamento del condicionamiento operante, también
conocido como condicionamiento instrumental, que según Skinner era la forma
básica de aprendizaje en buena parte de las formas de vida.
Pero que los mecanismos del condicionamiento operante fuesen básicamente los
mismos en muchos tipos de organismos no significa que los contenidos sobre los
que se producen fuesen a ser iguales independientemente de si somos un ratón o
un ser humano. Los miembros de nuestra especie tenemos la capacidad de crear
conceptos abstractos y generar memoria autobiográfica, pero para Skinner la
aparición de estas formas refinadas de pensamiento era la punta de la pirámide de
un proceso que empezaba aprendiendo de nuestros aciertos y de nuestros errores
en tiempo real.
La caja negra y Skinner

Los conductistas siempre han sido muy conocidos por su conceptualización de los
procesos mentales como fenómenos que ocurren dentro de una "caja negra",
metáfora que sirve para indicar la imposibilidad de observar desde fuera lo que
ocurre en la mente de las personas. Sin embargo, la caja negra de la teoría de
Skinner no era la misma que la de los primeros conductistas. Mientras que
psicólogos como John B. Watson negaban la existencia de un mundo mental,
Skinner sí creía que el estudio de los procesos mentales podría ser útil en
psicología.
De hecho, el mismo concepto de "la mente" era engañoso para Skinner: lleva a
pensar que hay algo dentro de nosotros que hace aparecer de la nada
pensamientos y planes de acción, como si nuestra vida psíquica estuviese
desconectada de nuestro entorno. Es por eso que en la teoría de B. F. Skinner el
objeto de estudio de la psicología es la conducta, y no la mente o la mente y la
conducta a la vez.
Según este conductista, todo aquello a lo que se le suele llamar "proceso mental"
era en realidad una forma de conducta más, algo que se pone en marcha para
hacer que el ajuste entre nuestras acciones y las consecuencias esperadas sea
óptimo.
El legado de la teoría de B. F. Skinner
El legado teórico del padre del conductismo radical supuso un rechazo total a los
métodos de investigación especulativos propios del psicoanálisis y una propuesta
de investigación al margen de la introspección y centrada solo en variables
objetivas y fáciles de medir.
Además, indicó el riesgo de transformar constructos teóricos muy abstractos en
elementos causales que expliquen nuestros comportamientos.
Al estar tan apoyada en el condicionamiento operante, la obra de
Skinner reivindicaba la experimentación con animales como una fuente útil de
conocimiento, algo que ha sido muy criticado tanto por psicólogos de la corriente
cognitivista como por varios filósofos, según los cuales hay un salto cualitativo
entre la vida mental de los animales no humanos y los miembros de nuestra
especie.

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