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Sumario:
I. Introducción.
II. Ámbito de aplicación.
2.1. Actividades prohibidas en los Estatutos.
2.2. Actividades dañosas para la Finca o que contravengan las disposiciones
generales sobre actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o
ilícitas.
2.2.1. Actividades dañosas.
2.2.2. Actividades que contravengan las disposiciones generales sobre
actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas.
III. Presupuestos de Procedibilidad.
3.1. Requerimiento fehaciente al infractor.
3.2. Acuerdo de la Junta.
IV. Procedimiento.
4.1. Juez Competente.
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Lo primero que hay que tener en cuenta es que estas actividades no son
acumulativas, es decir, no hace falta que se den todas a la vez. Es suficiente
que concurra una sola para poder utilizar la acción del artículo 7.2 LPH.
Son aquellas que, aun gozando de los permisos administrativos, sean capa-
ces de resultar perjudiciales ahora o en el futuro a la finca 4.
Se prohíben todas las actividades de las que derive un perjuicio o menos-
cabo de la finca, lo que es consecuencia de la aplicación del artículo 9.1 a) y
b) LPH.
La actividad dañosa y la peligrosa, aunque en principio pudieran parecer
similares, sin embargo son distintas 5. Las peligrosas implican un riesgo laten-
te que hasta que no se materialice no producen daño alguno; mientras que las
dañosas producen deterioro desde su inicio. En las peligrosas se trata de evi-
tar que se siga produciendo un riesgo, en las dañosas se trata de conseguir el
cese de la actividad que las ha producido.
Ahora bien, la acción de cesación prevista en el artículo 7.2 LPH es insu-
ficiente ante una actuación dañosa para la finca. Como indica Ventura-Trave-
set 6, «para que se dé el supuesto que contemplamos se exige que el daño al
edificio o sus instalaciones, en todo o en parte, de mayor o menor gravedad,
iniciado solamente o concluido totalmente, se haya producido, en otro
supuesto estamos ante una actividad peligrosa... Si el daño al inmueble ya se
ha producido, no basta la cesación de la actividad, entendiendo como tal la
no continuación de la actividad que haya producido el daño (por ejemplo,
paralización de la obra), sino que se requiere además el restablecimiento de
la situación anterior, si ello es posible, o la ejecución de las obras necesarias
para subsanar el daño producido más la correspondiente indemnización en su
caso. La privación del uso de la vivienda o local no parece proceder de modo
alguno».
Ante una conducta de este tipo, hay que examinar si contraviene alguna
disposición legal administrativa, general, autonómica o municipal, y en todo
caso acudir al Reglamento de 30 de noviembre de 1961 sobre actividades
molestas, insalubres, nocivas y peligrosas aprobado por D. 2414/1961, de 30
de noviembre.
Estas actividades están prohibidas tanto si se realizan en la propia vivien-
da o local como en el resto del inmueble.
El reglamento de actividades de 30 de noviembre de 1961 (D 2414/1961)
en su artículo tercero define cada una de estas actividades:
– Actividades molestas: aquellas que constituyan una incomodidad por los
ruidos o vibraciones que produzcan o por los humos, gases, olores, nie-
blas, polvos en suspensión o sustancias que eliminen 7.
No obstante, puesto que la ley hay que interpretarla con un sentido lógi-
co 12, cabe una interpretación amplia del artículo 7.2 LPH 13, del que se dedu-
ciría la prohibición y sanción de la Comunidad, aún sin contravenir normas
administrativas, cuando se produce una actividad molesta dentro de la finca,
para evitar comportamientos no cívicos dentro de la misma.
La relación de actividades merecedoras de sanción administrativa son ilus-
trativas pero no vinculantes, puesto que aún sin estar en esas listas puede ser
una actividad incómoda o molesta y por ello objeto de la acción de cesación.
Cuando se incumplen normas administrativas, la administración debería
obligar al cese o cierre de la actividad, ante la denuncia de la actividad, pero
como en ocasiones la actuación administrativa no es eficaz, hay que acudir al
juez de lo civil para ejercitar esta acción.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que el cumplimiento de las formali-
dades administrativas para instalación de un negocio o industria pueden no
afectar al ejercicio de esta acción en el orden civil, si pese a disponer de los
permisos puede llegar a demostrarse la existencia de una actividad molesta.
Por ello, es la prueba del juicio la que establecerá la viabilidad de la acción
(SSTS 22-11-1960, RJ 19960, 3755, 4-3-1992, RJ 1992, 2163).
Sin embargo, no cabe duda, que la suficiencia de las autorizaciones admi-
nistrativas y los permisos juegan a favor del propietario del local, pero siem-
pre habrá que analizar la cobertura de los permisos municipales para compro-
bar si existe o no un exceso y si la administración puede certificar que el local
está en perfectas condiciones.
Se entiende por actividad incómoda o molesta proscrita por la ley toda la
que impida a los demás el adecuado uso de una cosa o derecho (SAP Sala-
manca de 16-10-1997, AC 1997,2029).
En este sentido, para que se proceda al ejercicio de la acción de cesación
por actividades molestas se tienen que dar los siguientes requisitos: (Senten-
cia AP Salamanca n.º 252/2000, de 4 de mayo, AC 2000/2306) F.J. 2.º:
2.º Que la actividad sea incómoda, es decir, molesta para terceras personas que
habiten o hayan de permanecer en algún lugar del inmueble en el que se desa-
rrolla la actividad, esto es, que exista un sujeto pasivo determinado al que la
actividad incómoda pueda afectar, siendo éste las personas que habitan o
hayan de permanecer en la misma finca y no personas inderminadas o incon-
cretas.
3.º Que la molestia sea notoria y ostensible, esto es, no basta una pequeña difi-
cultad o trastorno, sino que exige un daño de gravedad, una afectación de enti-
dad a la pacífica convivencia jurídica, lo que obliga a la ponderación en cada
caso concreto, teniendo sentado el TS que la base de la notoriedad está consti-
tuida por la evidencia y permanencia en el peligro o en la incomodidad, enten-
diendo asimismo, que en el concepto de actividad notoriamente incómoda
debe incluirse aquella actividad cuyo funcionamiento en un orden de convi-
vencia excede y perturbe aquel régimen de estado de hecho que es normal y
corriente en las relaciones sociales.»
14. VENTURA-TRAVESET, A., Derecho de Propiedad Horizontal, 7.ª ed., Bosch, Barcelona
2007, p. 251.
15. En este sentido, MAGRO SERVET, V.; GARCÍA-CHACÓN CERVERA, E.; y PÉREZ SERRA, V.,
Propiedad Horizontal 760 preguntas y respuestas, 2.ª ed., Ed. Sepín, 2007, p. 88.
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19. FUENTES SORIANO, O., «Aspectos procesales de la Ley de Propiedad Horizontal tras la
reforma de 1999», Tribunales 3 (marzo 2000) 309 y ss.
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IV. PROCEDIMIENTO
Para entablar la acción de cesación se seguirán los trámites del juicio ordi-
nario (art. 249.8 LEC) con las siguientes especialidades:
20. En este sentido, PONS GONZÁLEZ, M., y ARCO TORRES, M. A. del, Régimen Jurídico de
la Propiedad Horizontal, 9.ª ed., Comares, 2006, p. 446.
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22. Los sistemas previstos para la designación de Presidente son los siguientes:
– El primer sistema es la elección por los propietarios asistentes a la Junta, de los candi-
datos a Presidente, mediante mayoría del total de los propietarios que a su vez repre-
senten la mayoría de las cuotas de participación, y en segunda convocatoria, mayoría
de los asistentes que a su vez representen más de la mitad del valor de las cuotas pre-
sentes.
– Si no se obtienen las mayorías necesarias para la elección, deberá procederse a la desig-
nación mediante un turno rotario o por sorteo (que son los sistemas subsidiarios).
– Cuando ni siquiera pueda designarse al Presidente mediante los sistemas subsidiarios,
podrá acudirse al Juez de Primera Instancia donde esté sita la finca, para que lo designe
mediante el procedimiento de equidad.
23. El cargo de Presidente, y por extensión de Vicepresidente, debe recaer en un copropie-
tario (STS de 30-4-94) y no en un usufructuario. Se ha pretendido justificar el nombramiento
como Presidente de un usufructuario en virtud del artículo 15.1.3 LPH, que permite al usufruc-
tuario asistir y votar en la Junta de Propietarios. Pero hay que tener en cuenta que esa interven-
ción en la Junta del usufructuario está limitada a los asuntos ordinarios, pues en los demás
asuntos necesita la delegación expresa del nudo propietario.
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24. En este sentido, MAGRO SERVET, V.; GARCÍA-CHACÓN CERVERA, E.; y PÉREZ SERRA, V.,
Propiedad Horizontal 760 preguntas y respuestas, 2.ª ed., Ed. Sepín, 2007, p. 278.
Ahora bien, si el desistimiento o la transacción causa perjuicios a la Comunidad, la Junta
podrá exigir responsabilidad al Presidente posteriormente.
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Civil relativas a las relaciones de vecindad de los artículos 590 y ss. La res-
ponsabilidad extracontractual de los artículos 1902 y 1908 CC. El artículo 7.2
CC que proscribe el abuso de derecho y el art. 9.1ªa) y b) LPH .
En estos casos, el propietario demandante en régimen de PH no puede soli-
citar en la demanda la privación del derecho al uso de la vivienda o local por
tiempo no superior a tres años frente al infractor, porque esta sanción sólo se
prevé cuando el ejercicio de la acción de cesación lo realiza la Comunidad a
través del Presidente.
No obstante, sí puede solicitar la cesación de la actividad y la indemniza-
ción de los daños y perjuicios sufridos, así como las medidas cautelares perti-
nentes para hacer efectiva la sentencia con carácter anticipado. Ahora bien, en
este caso, debe prestar fianza o caución para la solicitud de la medida cautelar
de cesación de la actividad, porque la exención de este presupuesto solo opera
si ejercita la acción del art. 7.2 la Comunidad a través de su Presidente.
En la Sentencia del TS de 19 de julio de 2006 (JUR 2006,4731), el alto Tri-
bunal, ha considerado legitimados activamente a los copropietarios para soli-
citar indemnizaciones por los daños morales derivados del sufrimiento de ter-
ceras personas, familiares, que convivan con ellos en la finca afectada, como
consecuencia de los efectos de la inmisión.
25. VENTURA-TRAVESET, A., Derecho de Propiedad Horizontal, 7.ª ed. Bosch, Barcelona
2007, p. 243.
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26. En este sentido, FUENTES SORIANO, O., «Aspectos procesales de la Ley de Propiedad
Horizontal tras la reforma de 1999», Tribunales 3 (marzo 2000) 328.
27. PONS GONZÁLEZ, M., y ARCO TORRES, M. A. del, Régimen Jurídico de la Propiedad
Horizontal (Doctrina científica y Jurisprudencia. Legislación. Formularios), 9.ª ed., Comares,
Granada 2007, p. 446. PEREZ UREÑA, «La Cesación de las actividades prohibidas en las comu-
nidades de propietarios conforme a la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil», Tri-
bunals de Justicia 6 (junio 2000) p. 407.
28. El gran obstáculo para admitir la aplicación de este tipo de sanción al usufructuario
radica en el artículo 520 CC, que establece, concretamente, que el usufructo no se extingue por
el mal uso de la cosa usufructuada y el artículo 513, del CC, que enumera taxativamente las
únicas causas de extinción del usufructo. Sin embargo, se debe interpretar que el artículo 7.2
LPH es ley posterior y especial y por tanto de aplicación preferente.
29. LOSCERTALES FUERTES, D., Propiedad Horizontal, Comunidades y Urbanizaciones,
Comentarios y Jurisprudencia, 4.ª ed., Sepín, Madrid 2000, p. 101.
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En muchos casos, hay que esperar mucho tiempo para conseguir una sen-
tencia judicial firme en la que se reconozca el incumplimiento del régimen de
actividades prohibidas, dañosas o molestas.
Para evitar esta tardanza en el cese de la actividad, cuando un comunero o
arrendatario del inmueble está realizando alguna de las anteriores actividades,
se puede utilizar la medida cautelar de cese de la actividad prevista en el art.
7.2, párr. 4.º de la LPH, para anticipar la ejecución de la sentencia que en su
momento pueda dictarse, evitando la continuación de los perjuicios.
A pesar de la dicción legal “podrá acordar”, el juez no puede acordar de
oficio las medidas cautelares, sino que tendrán que solicitarse a instancia de
parte, aplicándose el régimen general de los artículos 727 y ss. con las
siguientes particularidades introducidas en el artículo 7.2 LPH (AP Cáceres,
Sección primera, Auto de 18 de julio de 2005):
– Son requisitos esenciales para la adopción de la medida cautelar de
cese inmediato de la actividad: el requerimiento fehaciente al infractor
y la certificación del acuerdo adoptado por la Junta de Propietarios para
el ejercicio de la acción de cesación. Documentos que hay que aportar
con la demanda o en la solicitud de medidas cautelares previas a la
demanda, y que justifican la apariencia de buen derecho y el perículum
in mora de no adoptar esta medida cautelar anticipativa del resultado(
que como requisitos generales exige el art. 728 LEC). Con ellos, el juez
podrá potestativamente acordar o denegar la cesación inmediata de la
actividad prohibida. Inmediatez de la que no gozan otras medias caute-
lares.
– Se prevé, como especialidad procesal, que en caso de no cesar inme-
diatamente en la actividad por parte del demandado en la medida cau-
telar se le aperciba de incurrir en el delito de desobediencia.
– También constituye una peculiaridad procesal, que el juez pueda adop-
tar cuantas medidas cautelares fueran precisas para asegurar la efectivi-
dad de la orden de cesación.
– No exige el artículo 7.2 prestar fianza o caución, lo que se ha interpre-
tado por la jurisprudencia como una especialidad procesal.
Salvo las anteriores peculiaridades, se aplican subsidiariamente los trámi-
tes de la LEC para la adopción de las medidas cautelares (arts 721 y ss). Por
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