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Solemnidad de Corpus Christi

Mc 14, 12-16.22-26

1. Anotaciones al texto

El texto forma parte de la unidad literaria de Mc 14, 12-25. Esta contiene tres escenas: a) la
preparación (vv. 12-16); b) anuncio de la traición (vv.17-21) 1; y, c) el relato de la cena (vv.
22-25). El v. 26 constituye la conclusión de toda la unidad y la apertura a la secuencia
siguiente. Esta corresponde al relato de la pasión.

La escena de los vv. 12-16 narra los preparativos de la cena. El v.12 deja en evidencia que
se trata de la cena de pascua, puesto que hace referencia explícita al “primer día de los
Ázimos”, el día que “se sacrificaba el cordero pascual”. Así queda identificado que esta
cena es la última que Jesús tuvo con sus discípulos. El objetivo del relato marcano, al hacer
esta aseveración contextual, es conectar estrechamente el asesinato de Jesús con la cena
pascual y con el día del sacrificio del cordero, que hacía memoria de la liberación de
Egipto. Así lo confirma el v.13, cuando los discípulos preguntan por la comida del cordero
de Pascua. Jesús envía a los discípulos con unas instrucciones preparatorias (vv. 14-15). El
v.16 constituye la realización de tales instrucciones. Los discípulos no se asombran al ver
que estos preparativos estaban tal como se los había dicho el maestro. Ello es un indicio del
acuerdo previo entre Jesús y el hombre que lleva el cántaro y que ha preparado la sala.

La escena de los vv. 22-26 constituye el relato de la comida como tal. Marcos relaciona el
pan y el vino de la última cena de Jesús y de sus discípulos con su asesinato inminente y lo
interpreta la luz de las tradiciones sacrificiales del AT (Ex 24, 8; Is 53, 12). Asimismo lo
relaciona con la esperanza del banquete en el reino de Dios (v.25). Este banquete está
anunciado en los verbos tomar, bendecir, partir y dar.

“Tomen, esto es mi cuerpo” indica Jesús quiso dar sentido a su muerte por medio de esta
cena. Es así que invita a sus discípulos a participar en su muerte sacrificial (v.22).
“Tomando luego una copa (v.23)… esta es mi sangre de la alianza que es derramada por
muchos” (v.24). La sangre alude a Ex 24, 8, en donde Moisés selló la alianza rociando a
Israel con la sangre de los animales sacrificados. La frase “derramada por muchos” alude a
Is 53, 12, una de las cualidades del siervo sufriente. De esta manera Marcos da a esta cena
el sentido sacrificial. El asesinato de Jesús, que se narrará a continuación, será un sacrificio
“por muchos” (v.24).

“No beberé del producto de la vid, hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios ”
(v.25). Este dicho ubica la cena en el contexto del banquete mesiánico anunciado en Mc 5,
35-44 y 8, 1-10. Marcos busca que en lugar de ver la última cena como un acontecimiento
aislado, se relacione con las anteriores comidas de Jesús con publicanos y pecadores (Mc 2,
16) y con el horizonte escatológico. Este horizonte lo constituye el ideal de que habrá un
día en que toda la humanidad se siente en la misma mesa.

2. Sugerencias para la homilía

1
Esta escena no es objeto de estudio.

1
- Jesús ha dejado su presencia, como sacramento al interior de la comunidad. La iglesia ve
esta presencia realizada en dos ámbitos, en la eucaristía y en el ser humano. Estos dos son
expresiones de una sola presencia. La salida a la calle en la procesión de Corpus es para dar
cuenta que toda celebración eucarística pregunta ¿qué estás haciendo con tu hermano? La
eucaristía se celebra y se come porque somos hermanos. Jesucristo la quiso dejar como un
banquete fraterno. Se entendería bien si se enfoca así, como una Pascua. El paso definitivo
de los cristianos hacia la vivencia del amor fraterna y de la entrega mutua.

- La eucaristía no es un rito, sino la mesa compartida, en la que Jesús invita a compartir su


entrega, su cuerpo y su sangre “derramada por muchos” (v. 24). Por eso Jesús dice “tomen,
este es mi cuerpo”; “esta es mi sangre de la alianza”. En este banquete todos tienen un
lugar de hermano y una misión de ser hermano.

- El cuerpo de Cristo es para comerlo juntos y es para participar juntos del mismo ideal de
Cristo: todos hermanos. Es compartir su misma existencia y sus mismos sentimientos. Es
unirse a Cristo que derrama su sangre, no para generar más violencia, sino para el perdón
de los pecados. El gesto de entrega de Cristo es para comprometerse a ser como él: pan para
el mundo. No se trata de un gesto romántico. Es comprometerse con su otra presencia: la
del hermano. Es así como se comulga con Jesús.

- La celebración eucarística es principio y culmen de la vida cristiana. El desafío es que no


se puede celebrar dominicalmente aquello que no se vive durante la semana. Si la eucaristía
es amor y entrega, y si estos valores no se viven entre semana, entonces se comulga
indignamente. Más allá de los altares, flores, velas, comidas y ofrendas, se debe cambiar el
modo de vida. Muchas veces se ha preferido adorar al Cristo de la Eucaristía, sin tener en
cuenta al Cristo de carne y hueso. Sin el cuidado de los necesitados, la Eucaristía se puede
volver una comilona. San Juan Crisóstomo decía: “si quieren al cuerpo de Cristo, no lo
desprecien cuando está desnudo, no honren al Cristo eucarístico con ornamentos de seda
al ignorar a aquel otro Cristo que fuera de los muros de la Iglesia padece frio y desnudez”.

- Es triste que un gesto tan revolucionario de Jesús, se haya reducido a un rito inocuo. Los
discípulos del texto evangélico comprendieron finalmente que la cena es el aviso de una
realidad nueva que Jesús ha inaugurado: la comunidad universal de hermanos y hermanas,
sentados a la misma mesa del amor.

La eucaristía es el memorial de la entrega de Jesús a la voluntad del Padre. Esta entrega es


la que le llevó a ser crucificado por el imperio romano. Mons. Eduardo Alas (Q.D.D.G),
daba testimonio que en el retiro de enero de 1980 Mons. Romero le dijo: “Padre Alas, Sé
que me van a matar, qué hago”. Mons. Alas, en ese tiempo Presbítero, le contestó:
“Monseñor, ¿qué alternativa tiene?”. Mons. Romero se agachó, lloró y le respondió: “tiene
razón padre Alas, no hay alternativas…El evangelio no tiene alternativas, no hay marcha
atrás”2. Este testimonio de San Romero debe ser retomado por nosotros hoy. Los cristianos
y cristianas hemos puesto en el congelador el compromiso de ser profetas de la fraternidad,
y hemos limitado la fe en Cristo al populismo del gobierno y de los partidos políticos.

2
Cf. http://diario1.com/zona-1/2015/05/la-platica-en-la-que-senti-la-presencia-de-romero/ (consultado jueves
03 de junio de 2021).

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