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Mt 14, 13-21.
1. Anotaciones al texto
El texto corresponde al contexto de Mt 14. Este capítulo contiene cuatro partes: 1) 14, 1-12:
el relato del asesinato de Juan Bautista, a quien Herodes se jacta de haberlo mandado a
matar; 2) 14, 13-21: la primera tradición de la multiplicación de los panes; 3) 14, 22-33:
relato de Jesús caminando sobre las aguas; y, 4) 14, 34-36: compasión de Jesús plasmada
en los relatos de curación.
Mateo 14 sigue desarrollando el tema del reino de Dios y la incapacidad por parte de las
autoridades y de los discípulos de discernir por las acciones y palabras de Jesús que él es el
enviado de Dios para hacer presente su Reino. Pese a esta incapacidad y resistencia, Dios
no abandona a los humanos. Al contrario, Jesús continúa manifestando el reino de Dios ,
que critica las estructuras de dominación del sistema romano judío y cambia la miseria y el
dolor humanos (hambre, enfermedad), causados por dicho sistema, en abundancia y salud.
Las acciones misericordiosas de Jesús apuntan a un modo de vida diferente. Estas instruyen
a sus discípulos y proporcionan a otros oportunidades de discernir la identidad de Jesús.
Pero, al igual que en Mt 11 – 13, las autoridades reaccionan con hostilidad a la acción de
Dios (14, 1-12). Algunos responden positivamente (los discípulos 14, 33), mientras que las
multitudes se benefician de los alimentos y las curaciones que les concede Jesús, pero sin
adherirse ni oponerse a él (14, 13-21. 34-36).
El relato en estudio constituye la segunda parte del capítulo 14. Después del asesinato de
Juan Bautista, Jesús se retira a un lugar solitario. El comienzo de su actividad lo marcó,
precisamente, el apresamiento de Juan (4, 12). Ahora, con su asesinato, empieza una nueva
etapa que estará marcada por el anuncio de su pasión (16, 21-33). Esta marcha le permitirá
a Jesús la comida de la multitud (14, 13-21) que corresponde a la pregunta por la tarea de la
comunidad: “denles ustedes de comer”.
El texto como tal se subdivide en las siguientes unidades: 1) contextualización del relato
(vv. 13-14); 2) diálogo de los discípulos con Jesús (vv. 15-18); 3) actuación de Jesús (v.
19); y, 4) resultado (vv. 20-21).
El diálogo de los discípulos con Jesús tiene un acento progresivo que prepara la actuación
de Jesús. Los discípulos dan un salto de la irresponsabilidad a la generosidad: “La hora es
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ya avanzada”, “despide la gente”, “no tenemos aquí más que cinco panes y dos peces”. Por
su parte, Jesús despierta en ellos el sentido de la responsabilidad con la gente y la necesidad
de compartir lo que se tiene para que suceda el milagro de que coman todos hasta saciarse.
Él les indica: “no tienen por qué marcharse; denles ustedes de comer”, y, al oír que tienen
cinco panes y dos peces, le manda: “tráiganmelos acá”. De esta manera, Jesús reta a los
discípulos a poner en práctica lo ellos han aprendido (13, 51; 6, 24-34).
La actuación de Jesús está determinada por la simbiosis entre él y sus discípulos. Él actúa
en coherencia con su oración de 6, 11. Los discípulos, al final, realizaron el mandato que él
les ha ordenado: “denles ustedes de comer”, puesto que reparten a la gente el pan que Jesús
le ha dado. Mientras Jesús ordenó a la gente sentarse, levantó sus ojos al cielo, pronunció la
bendición, partió los panes y los dio a los discípulos; estos, por su parte, reparten los panes
a la gente. El resultado es que todos comieron hasta quedar satisfechos. Jesús ha puesto en
práctica su palabra dicha en 5, 6. El hambre y la sed ahí afirmadas, tienen como causa la
injusticia y la pobreza y claman por justicia/rectitud, es decir, la intervención y el reinado
de Dios.
La acción de Jesús ataca la injusticia del pecaminoso sistema imperial que garantiza la
buena alimentación de la élite urbana a costa de los pobres. Jesús crea un sistema
alternativo caracterizado por la compasión, la suficiencia de recursos y la práctica de
compartirlo. De este modo imita las acciones de Dios al liberar al pueblo del tiránico faraón
y alimentarlo en el desierto (Ex 16).
Jesús y los discípulos han hecho lo que Dios es: Él es pan que da de comer en igualdad. Los
discípulos tenían la tentación de todo sistema político injusto: despachar a la gente con
hambre y únicamente repartir pan cuando estas autoridades del sistema desean los votos del
pueblo. Esto es lo que en tiempos de Jesús se denominó pan y circo. El emperador romano
junto con las élites judías de Jerusalén repartían pan sólo cuando estos querían el apoyo
político de la gente humilde, es decir, que les rindieran pleitesía para seguir gobernando.
- Jesús no responde a la violencia de Herodes con más violencia, sino teniendo compasión y
curando las dolencias de la gente que es víctima de esta misma violencia. Esta es la
presentación que el texto hace de la personalidad de Jesús. Ante el asesinato del Bautista,
Jesús procede a la manera de Dios, se retira cuando hay violencia verbal y homicida, pero
no se aparta de los que sufren. El capital humano más valioso y preferencial para Dios son
los enfermos, hambrientos y todas las víctimas de los sistemas políticos injustos. Así lo
demuestra Jesús. Jesús está con los descartados por el sistema capitalista.
- “Despide, pues, a la gente”, “denles ustedes de comer”, “tráiganme los cinco panes y los
dos pescados”. La responsabilidad principal de la comunidad cristiana es dar de comer al
que no tiene. Este es el verdadero culto a Dios. Así lo recuerda la comunidad de Mateo. La
experiencia del pueblo de Israel ha sido que Dios da el pan para todos y sin
aprovechamientos de ninguna índole. El hambre es un problema del cual nadie debe
desentenderse ni aprovecharse, sino al contrario debemos estar más unidos como país para
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enfrentar este problema y solucionar las causas estructurales que lo genera. Aquí está el
reto del compromiso social de cada cristiano.
- Los discípulos tienen cinco panes y dos peces. Esta cantidad es suficiente para ser
generosos. Jesús ordena que todos se recuesten en la hierba. Esta es la forma como Dios
quiere ver a sus hijos e hijas: sentados en la misma mesa. Aquí sucede algo que debemos
poner atención. Lo primero que Jesús hace no es “multiplicar” los panes y los pescados,
sino levantar sus ojos al cielo, pronunciar la bendición, partirlos y darlos a los discípulos.
Estos, a su vez, los pasan a la gente. Así es como todos comen hasta saciarse.
- También en la Iglesia, hemos cultivado un modelo eclesial que mira a la gente más como
depósitos de sacramentos que sujetos de la misericordia de Dios. La Iglesia se debe a la
gente y por tanto debe estar en función de los problemas reales de las personas:
alimentación, salud entre otros. Los pobres de hoy son el objetivo principal del plan
liberador de Dios. Ello no se debe olvidar.