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Sentirse vacío es una de las peores sensaciones que puede experimentar una persona. Si
sientes un vacío interior, si en los últimos tiempos nada te motiva y crees que la vida ha
perdido el sentido, es probable que estés atravesando por un período de vacío existencial.
A veces no hacer nada es lo mejor que puedes hacer. En tiempos frenéticos donde los
procesos se aceleran o ralentizan al límite, el no esfuerzo es lo más conducente.
La vida tiene un ritmo natural, e intentar detenerlo o desviarlo a veces es inútil. En este
proceso, se pierde mucha energía, entusiasmo y dedicación que bien podría ponerse en
otras cosas.
Entonces, es posible que se fuerce la llegada de cierto estado de caos, confusión, desorden
de cualquier tipo, y a tomar decisiones forzadas.
¿Qué pasaría si aplicamos el principio de no intervención, y dejamos que las cosas se
calmen? · Acción/reacción, y la opción de no intervención
Este estado de fluir no tiene que ver con quedarse estancado, e incluso, poder retomar la
marcha; sino que te coloca en un estado de observación neutral, no forzado, sencillo y de
humilde expectación ante las cosas. La clave es en tranquilizar las emociones y la mente,
para no convertirlas en un motor en piloto automático -como suelen vivir la mayor parte del
tiempo-.