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Lo (Im) Propio y Lo (Impertinente en La Apropiación de Las Prácticas Sociales. - Smolka
Lo (Im) Propio y Lo (Impertinente en La Apropiación de Las Prácticas Sociales. - Smolka
prácticas sociales.
Ana Luiza Bustamante Smolka.
Faculdade de Educacáo,
Universidade Estadual de Campinas, Brasil.
Carlos: Pero resulta que a mí me gusta cuidar animales ¿no? Y él me dijo que no
puedo ser eso... ¿Cómo él puede ser tan ignorante?... ¿Querés ver quién es ignorante en
mi escuela? Es el maestro (dice el nombre completo del maestro). Eso es para que veas
que él es tan malo que dice que el propio alumno no sirve... ¿no?
Carlos: Miren, ayer fui a un lugar que se llama (deletrea el nombre del lugar, con una
letra menos). ¿Quién adivina qué lugar es ése?
Investigadora: (Repite el deletreo y dice el nombre correctamente).
Carlos: ¡Eso mismo! ¡Adivinó! (Aplaudiendo).
Investigadora: ¿Por qué no nos contás? ¿Puedo grabar?
Carlos: Miren, ayer yo fui a un lugar, allí en el barrio (dice el nombre), a una escuela que
se llama (dice el nombre), yo y mi mamá fuimos para ver si había vacante para poder hacer
un trabajo, así, de tornear piezas y de ensobrado para que yo pueda ganar algún dinero, que
dicen que es 8% del sueldo... Ella dijo que no hay vacante para quien no sabe viajar en
colectivo solo. Entonces yo dije: “Estoy jorobado, ¿no?”... Esa idea me pareció mala. Me
puse triste.
Investigadora: ¿Pero vos no podes ¿prender a viajar en colectivo, Carlos?
Carlos: Poder, puedo, M., pero el problema es que no veo ¿no? ¿Cómo hago? Yo no leo,
mi mamá tampoco puede enseñarme a viajar, Yo no sé viajar (en colectivo), es muy difícil.
Yo quiero aprender a viajar solo en colectivo, pero lo malo es que no veo para poder aprender
a viajar Pero es duro porque es difícil enseñarme ¿no? Yo no veo y creo que no sirve que
me enseñen, ¿no? (Kassar, 1996).
La cuestión aquí no es entrar en un análisis detallado del discurso, sino, tomando esos
fragmentos de conversación como un lugar de investigación, interrogar sobre la cuestión de
la internalización/apropiación relacionada con la significación de las prácticas cotidianas.
¿Cómo pueden ser interpretadas esas enunciaciones? ¿Qué es lo que pueden significar en
el ámbito de las prácticas sociales?
Podemos admitir que leer y viajar en colectivo son formas de acción relevantes,
comúnmente practicadas en la vida cotidiana. Mientras tanto, la participación de Carlos en
esas prácticas se hace difícil e incluso le es negada. Los adultos poseen un conocimiento y
realizan acciones que piensan que no son adecuadas para, un adolescente con la condición
(orgánica, biológica) de Carlos. Los adultos, por la tanto, hesitan en, o se resisten a compartir
el conocimiento o la experiencia con él e incluso le niegan explícitamente el conocimiento,
excluyéndolo de la posibilidad de participar, de algunas (formas de) prácticas culturales, o
colocándolo en una posición (dé exclusión) en esas prácticas. Mientras tanto, los adultos
parecen olvidarse de que, inevitablemente, de un modo o de otro, Carlos está inserto y
participa en esas prácticas.
Esos adultos están en una posición de autoridad y son ellos los que evalúan lo que es o
no pertinente ser enseñado/aprendido en esa relación. Para ellos no parece apropiado
enseñar a alguien que tiene tanta dificultad. El discurso de esos adultos indica un cierto modo
-socialmente desarrollado, diseminado y “apropiado” (asumido por ellos, socialmente
pertinente o generalmente asumido por otros)- de concebir y pensar la deficiencia, lo cual
marca las prácticas de enseñanza.
Desde el punto de vista del investigador, esa actitud es considerada como impropia,
inapropiada (no adecuada, de acuerdo con ciertos principios). Eso nos muestra cómo, en el
juego de las posiciones sociales, lo que es visto como “apropiado” no es claro ni
transparente. Así, a un determinado modo de pensar qué va siendo colectivamente difundido
y apropiado, hecho propio y común al mismo tiempo, corresponde un determinado modo de
hacer, una cierta práctica educativa que aparece como no apropiada (no adecuada) porque
es restrictiva y excluyente. En ese sentido, podríamos decir que cuanto más "apropiado" sea
un determinado modo de pensar la deficiencia, mayor será la producción de la exclusión...
Y podríamos indagar: ¿será que no existen otros modos de aprender, de participar, de
desarrollar capacidades, recursos, estrategias de acción, que pueden, hacerse “apropiados”
(propios, aunque dependientes de la idiosincrasia y pertinentes aunque diferentes?) En el
modo como Carlos habla de sí mismo, podemos escuchar los comentarios y las palabras de
los adultos, a los cuales él no necesariamente reacciona, sino adhiere: “El problema es que
yo no veo... Yo no leo... Yo no sé viajar en colectivo...”. Aquí parece que él hace suyas
(propias) las palabras de los otros en relación con su propia condición, y no necesariamente
desarrolla medios específicos (instrumentos, modos) para una acción propiamente
significativa. Entretanto, podemos notar que a pesar de la negación del maestro y aun
teniendo problemas de vista, Carlos indica, al deletrear el nombre de la escuela, que conoce
y usa, de alguna forma, el lenguaje escrito. De algún modo, él asume, hace propia y
pertinente esa forma de lenguaje, desarrollando modos particulares de participación en la
sociedad, modos que no siempre son considerados, o no siempre son vistos o reconocidos,
por un otro “autorizado”. Eso nos lleva a preguntar: ¿qué es lo que Carlos no ve? ¿Qué es
lo que él no puede ver? Pero también: ¿qué es lo que los educadores no ven? ¿Qué es lo
que no son capaces de ver? Por eso nuestra propuesta de no poner el foco de los análisis
en las acciones mediadas (Wertsch, 1990, 1998) en cuanto tales, sino en la significación de
las acciones en el juego de las relaciones. Aquí, la cuestión de la apropiación aparece
profundamente relacionada con la cuestión del acceso; acceso al conocimiento, acceso al
otro; y también, con la cuestión de los modos de participación en las prácticas sociales.
Nuestros análisis van mostrando, por lo tanto, una no coincidencia entre los propios
significados del término apropiación. ¿Cómo trabajar (con) esa no coincidencia? Vigotsky
frecuentemente apuntaba hacia no coincidencias; lógica y sintaxis no coinciden; Sujeto y
predicado no coinciden; el pensamiento no coincide con el aspecto básico de la palabra, ni
con el semiótico; el significado no es igual a/no coincide con la palabra; la palabra no coincide
con la cosa, no coincide con la acción... Bajtín, a su vez, enfatizaba que la multiplicidad de
significaciones es lo que hace de una palabra una palabra. Y eso -la no coincidencia y la
multiplicidad de significaciones- parece estar en el centro de la cuestión en nuestro esfuerzo
por comprender y relacionar acción humana, lenguaje, conocimiento y producción de
sentido, y en nuestra tentativa de conceptuar y teorizar sobre la apropiación de las prácticas
sociales. Esas no coincidencias y esa multiplicidad de significaciones nos llevan a indagar,
por ejemplo, la propia lógica que sostiene nuestro abordaje (perspectiva epistemológica) y
los análisis que hacemos de los sujetos y de las situaciones cuando hablamos de apropiación
(perspectiva teórica, empírica, política, pedagógica).
Profundizando nuestros análisis, notamos que muchas tensiones se instalan en las
varias posibilidades de significación (y modos) de apropiación: transformar en propio, de sí
mismo; atribuir propiedad; asumir; transformar en adecuado, pertinente; desarrollar
capacidades y medios (instrumentos, modos) de -acción, de producción. Algunos de esos
modos y significados, ninguno de ellos o todos ellos pueden (o no) coincidir. Tales
tensiones producen diferentes (efectos de) sentidos, dependiendo de las situaciones, de
las posiciones de los sujetos en las relaciones. Algunos modos de participación/apropiación
pueden adquirir visibilidad analítica, mientras otros continúan siendo simplemente
imposibles de trazar.
La imposibilidad de trazar empíricamente el movimiento de internalización/apropiación,
la dificultad para encontrar y leer los indicadores, las situaciones que desafían las
interpretaciones, nos llevan a reflexionar sobre el estatuto teórico y la fuerza de las
afirmaciones de Vigotsky con relación a la internalización de las prácticas sociales. Y aquí
nos arriesgamos a decir que la fuerza de esas afirmaciones está mucho más en su valor
como postura epistemológica e Ideológica que en la utilidad reducida de un concepto en
psicología. Si bien no siempre podernos identificar y describir los procesos psicológicos de
internalización/apropiación, podemos asumirlos como un principio, un principio relacional.
Como Gilles Deleuze mencionó en su famoso trabajo sobre Proust, “nunca sabemos
cómo una persona aprende; pero de cualquier modo que ella aprenda, es siempre por la
mediación del signo [...]. El signo implica la heterogeneidad como relación” (Deleuze, 1987,
p. 22).
Es ésta, precisamente, una característica fundamental del signo; movilidad en las
relaciones siempre dinámicas, flexibles, pero también, de cierta forma, históricamente
estabilizadas. Palabras son signos. Cuerpos son signos. Siempre significativos, y requieren
interpretación.
Adriana permanece silenciosa. Resiste obstinadamente. Su silenció también resiste a la
interpretación. Es lo que nos recuerda Bakhtin; “No todas las palabras se someten de la
misma forma, con la misma facilidad, a esa apropiación, a esa aprensión y transformación
en propiedad privada; muchas palabras obstinadamente resisten, otras se mantienen ajenas,
suenan extrañas [...]” (1988, p. 294). En esa resistencia -del sujeto, de la palabra, a las
palabras (de los otros)- Ciertos modos de apropiación pueden, entretanto, ocurrir,
produciendo sentidos no esperados, no previstos no predecibles.
• Carlos, con toda su dificultad, habla, argumenta, protesta: “¿Querés saber quién es
ignorante en esta escuela?''; “¿Si yo puedo aprender a viajar en colectivo? ¡Yo puedo!”. Y él
también asume y hace propias las palabras de los otros, los modos de los otros de hablar y
pensar sobre él. “Es difícil enseñarme"; “No vale la pena enseñarme”.
“En la esfera de su propia privacidad, los seres humanos retienen la función de la
interacción social" (Vigotsky, 1981, p.164).
En el caso de Adriana se nota una persistencia del otro (adulto) que insiste y sostiene
las posibilidades de una acción “apropiada” (propia, pertinente) con relación a la forma
escrita del lenguaje. En el caso de Carlos se nota una resistencia del otro (adulto), que
desiste, abandona esa posibilidad y proclama la inadecuación, la impertinencia y aun la
imposibilidad de la enseñanza, del aprendizaje, de la acción apropiada. En ambos casos, si
enfocamos la apropiación como categoría relacional, podernos notar que un sentido de
"im-propiedad" se produce congelación a las expectativas, las interpretaciones de los otros:
en el caso de Adriana se espera que ella hable, que diga; y ella no habla. En el caso de
Carlos se espera que él no hable, y menos todavía que desarrolle autonomía, que tenga
una profesión, etc. Y él lucha por eso.
En ese sentido, la apropiación no es tanto una cuestión de pose, de propiedad, o aun de
dominio, individualmente alcanzarlos, sino que es esencialmente una cuestión de pertenecer
y de participar de las prácticas sociales. En esas prácticas, el sujeto -él mismo un signo,
interpretado e interpretante con relación al otro- no existe antes o independiente del otro, del
signo, sino que se hace, se constituye en las relaciones significativas.
En el hombre, la actividad mental es función de la relación con el otro. La relación social
es de carácter semiótico, De hecho, ésta es una injunción, una condición obligatoria (aun en
la enfermedad, en la lesión o en la locura). Pero en esa condición humana parece haber una
im-propiedad (imposibilidad de pose), una cierta im-pertinencia (¿resistencia?) del sentido,
algo que, al mismo tiempo, traspasa las relaciones y en ellas se pierde, excede o escapa.
Porque si signos y sentidos son siempre producidos por sujetos en relación, los muchos
modos de acción e interpretación desarrollados (en hacer propio, atribuir pertenencia, hacer
pertinente, adecuar, transformar...) son parte de una práctica históricamente construida, de
una trama compleja de significaciones en las cuales ellos participan sin ser, con todo,
capaces de controlar la producción, de retener o de apropiarse de los múltiples, posibles y
contradictorios sentidos (que van siendo) producidos...
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS