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DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
AÑO LECTIVO: 2020
ASIGNATURA: HISTORIA DE LA FILOSOFIA MEDIEVAL
PROFESOR: PBRO. ERNESTO DE JESÚS MAZA
ALUMNO: IGNACIO PÉREZ DELGADO
La palabra Biblia, en griego significa “libros”. Es una forma plural que en latín y en el resto
de las lenguas se ha cambiado al singular, para otorgarle mayor importancia que al resto de
libros, quedando como el libro por excelencia. La Biblia es un conjunto de libros
desarrollados entre aproximadamente el 1300 a.C. y el siglo I d.C. De todos los libros, la
Iglesia reconoció como canónicos en total 73. Estos, se dividen en dos bloques:
El primer gran bloque es el Antiguo Testamento; donde se narra la historia del pueblo de
Israel, el camino recorrido con Moisés, la ley brindada por Dios a su pueblo, la antigua
alianza, y los profetas que anuncian el advenimiento de una nueva. El Antiguo Testamento
(1300 – 100 a.C.) se divide dentro de sí en varias partes, y forman un total de 46 libros. La
primera es la colección de los libros históricos, pentateuco, o Torah (ley). Después de esta
siguen el libro de Josué, Jueces y Rut, a los que les siguen un par de libros de Samuel y un
par de Reyes, los cuales reciben también el título de Reyes I, II, III y IV. A continuación,
continúan los dos libros de Crónicas, los libros de Esdras y Nehemías (o Esdras I y II), los
libros de Tobías, Judit, Ester y los dos libros de los Macabeos. El siguiente grupo o
colección está formado por los libros llamados sapienciales o poéticos, que son los libros de
Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría, y Eclesiástico. El
Antiguo Testamento termina con los libros proféticos. Dividido por su extensión en:
profetas mayores; Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, y profetas
menores; Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo,
Zacarías y Malaquías. Estos libros del Antiguo Testamento fueron los reconocidos por la
Iglesia Católica, a diferencia de los judíos que no aceptaron todos, sino que solo 36.
El segundo bloque es el Nuevo Testamento, formado por 27 libros canónicos que se
dividen en 4 grupos. El primero está formado por los cuatro Evangelios, de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan, y los Hechos de los Apóstoles. A estos les siguen las cartas atribuidas a San
Pablo, una a los Romanos, dos a los Corintios, una a los Gálatas, una a los Efesios, una a
los Filipenses, una a los Colosenses, dos a los Tesalonicenses, dos a Timoteo, una a Tito,
una a Filemón y una a los Hebreos. Después hay otras siete cartas atribuidas a otros
apóstoles como la de Santiago, las dos de San Pedro, las tres de San Juan y la de Judas. Por
último, encontramos el libro profético de Juan, llamado el libro de la Apocalipsis.
Los textos de la Biblia han sido redactados en tres lenguas. El Antiguo Testamento fue
escrito en hebreo y algunas partes en arameo. En griego se escribió alguna parte también
del Antiguo Testamento, además de gran parte de los evangelios. La totalidad del Antiguo
Testamento fue traducida al griego en Alejandría bajo el reinado de Ptolomeo Filadelfo
(285-246 a.C.) que tomó el nombre de los Setenta. En el siglo dos también fue traducida al
latín por San Jerónimo, conocida por el nombre de Vulgata, y cuya versión fue adoptada
por la Iglesia.
La palabra “Testamento” viene del griego diatheke. Este término hace referencia en toda la
escritura a la alianza que Dios establece con el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento,
en el monte del Sinaí. Por otro lado, la nueva alianza es anunciada por los profetas y
prometida por Dios, que la cumple en el Nuevo Testamento. La alianza del Sinaí, y la
sangre purificadora de los animales, pasa a ser una alianza apoyada en Jesucristo, el hijo de
Dios, y en su sangre, que sirve como purificación y es fundamento de una nueva y eterna
alianza. Todas estas narraciones, profecías, historias y demás, son palabras inspiradas por el
mismo Dios y escritas por los hombres. Dios escribió las tablas en el Sinaí, entregando la
ley a su pueblo, Dios inspiró a los profetas, habló a los reyes y a los Jueces, y en el Nuevo
Testamento continuó con su injerencia en la vida del hombre, manifestándole por boca de
unos pocos, como los evangelistas y los apóstoles, la voluntad de Dios en la vida del
hombre.
2. Explique la importancia de la Biblia en el ámbito filosófico.
La Biblia, a pesar de ser un escrito que debe ser leído desde el ámbito de la fe, ya que cada
palabra que encontramos es considerada palabra de Dios, tuvo y tiene una gran importancia
en el ámbito filosófico. De esta forma, sea cual sea la postura que se tome al leerla, es
inevitable tomarlo como sistema de pensamiento filosófico, que entró en occidente y
revolucionó la forma de pensar y de responder a los diferentes problemas que hasta
entonces se habían planteado en la Filosofía. Así, cualquiera que haga Filosofía, no puede
evitar, sea o no sea creyente, la existencia de este pensamiento, por lo que podrá abarcarlo
desde la fe, separando el ámbito de la razón y de la fe, o argumentando en contra esta. Por
lo cual es sumamente importante el pensamiento cristiano que se desprende de la Biblia, ya
que penetra en el campo filosófico, introduciendo nuevas formas de raciocinio, y de la
mano de estos, nuevos temas sobre los que discutir.
El Dios legislador y la ley como mandato divino: Como decíamos antes, el hombre
cristiano se asemeja a Dios por la voluntad, y el griego por lo intelectual. Además, el Dios
de los cristianos, a diferencia de todos los dioses griegos, le da una ley al pueblo, primero
en el Génesis a Adán y Eva, luego en el Sinaí los mandamientos. El Dios griego esta
vinculado, pero por debajo de la physis, de la Naturaleza, la cual impone su ley sobre el
cosmos. El Dios de los cristianos da la ley al pueblo, al hombre, y la felicidad de este está
en cumplirla, en querer lo que Dios quiere, en querer la voluntad divina. Como conclusión,
el camino hacia la virtud que los griegos recorrían por un medio intelectual, el camino
cristiano pasa por la voluntad del hombre.
El “eros” griego es un amor diferente al amor que se desprende del mensaje evangélico. El
“eros” es un amor ascendente, del hombre hacia lo divino, hacia Dios, por medio de la vía
intelectual. En cambio, el “agape” es un don gratuito de Dios. Dios baja a los hombres, se
entrega gratuitamente para salvar al hombre. El amor cristiano rompe los esquemas, porque
no tiene límites, no busca reciprocidad, sino que es en la gratuidad, es un amor en la
dimensión de la cruz. Como vemos en el Antiguo Testamento, y en el Nuevo Testamento
cumplido en Jesucristo, muriendo por amor a sus amigos, pero también por sus enemigos.
Dejando ejemplo para la vida de todos los creyentes que están exhortados a vivir según este
amor.
La inmortalidad del alma en los griegos y la resurrección de los muertos en los cristianos:
En toda la Filosofía griega, encontramos el termino de alma. Alma como esencia del
hombre, encerrada en la cárcel del cuerpo, alma como motor del hombre, y como parte
inmortal que sobrevive después de la muerte. Sin embargo, los cristianos no tienen la
concepción del cuerpo ni del alma que tienen los griegos. El cuerpo para los griegos
siempre tiene una connotación negativa, se relaciona con la tendencia al mal. El alma en
cambio se considera el hombre. Lo que hace hombre al hombre, es el alma. Para el
cristianismo, sin embargo, el hombre esta constituido por el alma y por el cuerpo, y la
unión es la que forma el hombre. El cuerpo es templo del Espíritu Santo por lo que no se
insiste en la inmortalidad del alma, sino en la resurrección de los muertos, una resurrección
en alma y cuerpo.
Para los griegos la historia era cíclica. En la Filosofía griega encontramos conceptos como
el eterno retorno, el transcurso de un ciclo en el que todo se crea y se destruye, así
constantemente. Sin embargo, el pensamiento cristiano, la historia del pueblo de Israel, es
una historia rectilínea. Cada acontecimiento es único e irrepetible, con un sentido amplio en
si mismo. Los acontecimientos marcan etapas, y estas etapas ayudan al hombre a entender
el sentido de su existencia, su origen y a prever su desenlace. Los griegos vivían y se
desarrollaban en la polis, y no se imaginaban nada mejor que ese marco contextual, que
cuando desaparece, les obliga a caer en el individualismo. Los cristianos forman la Iglesia,
cuyo reino no es terrenal, y esperan el final de los tiempos, la llegada a la Jerusalén celeste,
a diferencia de la mayoría de los filósofos griegos, cuyo pensamiento esta basado en un
ciclo constante e invariable.
Los filósofos griegos otorgaban al hombre grandes capacidades, las cuales debía explotar
para llegar al ideal del genio griego. También el cristianismo da un papel protagonista al
hombre en la historia, pero de una forma muy diferente. Los griegos otorgan al hombre
capacidades que le pertenecen a Dios, y quitan del medio todo aquello que racionalmente
no pueden explicar, como el mal, la muerte, el dolor, y esto son dos errores que por noble
ignorancia no pudieron responder. Para los cristianos, el hombre tiene el papel de
mensajero de Dios, además de que este mismo Dios se hace hombre para salvar la
humanidad. Por lo tanto, desde la perfectiva de la fe, la medida del hombre griega es
insuficiente para explicar la importancia del hombre y su papel en el mundo.