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Analizar los convenios internacionales para evitar la doble tributación, tal como lo indica su

nombre, está relacionado con la determinación del enriquecimiento neto gravable.

Es una consecuencia de la superposición del gravamen de la renta mundial de los residentes


a efectos fiscales en el Estado (con independencia del origen de la renta), y del gravamen
de todas las rentas obtenidas en el Estado (con independencia del país de residencia de su
perceptor). Este es el supuesto más característico de la doble imposición internacional. Este
Convenio se aplicará a las personas que sean residentes de uno o ambos Estados
Contratantes, como lo establece el Artículo 1. Para los propósitos de este Convenio los
términos Venezuela y Estados Unidos, significan: República Bolivariana de Venezuela y
Estados Unidos de Norte América, excluidos las posesiones y territorios que éste último
posee, como lo establece el artículo 3

El Convenio define además los términos: “un Estado Contratante” y “otro Estado
Contratante (Venezuela y Estados Unidos); “persona” (natural o jurídica); “compañía”
(persona jurídica o asimilada); “empresa de un Estado Contratante o del otro Estado
Contratante”; “nacional” (persona natural o jurídica que posea la nacionalidad de un Estado
Contratante); “autoridad competente”. (En EEUU el Secretario del Tesoro o su delegado,
en Venezuela el SENIAT o su representante). El Protocolo contiene disposiciones en
cuanto a: 1) La condición de ciudadano para el pago de impuestos en los EEUU, la cual es
extensible hasta 10 años luego de terminada esta condición; 2) La jurisdicción a regular por
la imposición interna e internacional corresponde a las áreas del lecho marino y subsuelo
adyacentes a los respectivos mares territoriales de cada país

El Convenio para evitar la doble tributación internacional entre la República Bolivariana de


Venezuela y los Estados Unidos de América utiliza el término residente de un Estado
Contratante la persona que, conforme a las leyes de los Estados Unidos, esté sometida a
imposición en dicho Estado por razón de su domicilio, residencia, ciudadanía, lugar de
constitución, o cualquier otro criterio de naturaleza similar. Por ello se considera que en el
extranjero como un residente otro Estado Contratante”; “nacional” (persona natural o
jurídica que posea la nacionalidad de un Estado Contratante); “autoridad competente”. (En
EEUU el Secretario del Tesoro o su delegado, en Venezuela el SENIAT o su
representante).

El Protocolo contiene disposiciones en cuanto a: 1) La condición de ciudadano para el pago


de impuestos en los EEUU, la cual es extensible hasta 10 años luego de terminada esta
condición; 2) La jurisdicción a regular por la imposición interna e internacional
corresponde a las áreas del lecho marino y subsuelo adyacentes a los respectivos mares
territoriales de cada país
En la práctica los Estados conceden gran importancia tanto a la soberanía fiscal como a la
capacidad recaudadora de sus sistemas tributarios, lo que motiva que sea habitual que las
jurisdicciones nacionales apliquen de forma simultánea ambos principios fuente y
residencia.

El principio de la imputación puede aplicarse siguiendo dos métodos principales: a) El


Estado de la residencia acuerda una rebaja o crédito correspondiente al importe total del
impuesto efectivamente pagado en el otro Estado sobre las rentas imponibles en ese Estado.
Este método se denomina imputación integral, b) La deducción concedida por el Estado de
la residencia en concepto de impuesto pagado en el otro Estado, se limita a la fracción de su
propio impuesto que corresponda a las rentas imponibles en el otro Estado. Este método se
califica como imputación ordinaria.

Según el convenio, una empresa o ciudadano de los Estados Unidos

Las Actividades comerciales permanentes en Venezuela no pagan impuestos. Según el


convenio, una empresa o ciudadano de Estados Unidos sólo pueden ser obligados a pagar
impuestos en Venezuela si tienen en ella un "establecimiento permanente". Pero, según su
Artículo 5, numeral 3, sólo hay "establecimiento permanente" cuando la gestión de una
obra o un suministro de servicios excede los seis meses.

Tampoco sería "permanente" el establecimiento, aunque dure más de seis meses, cuando el
inversionista explote en el país anfitrión instalaciones para almacenar, exhibir o entregar
bienes, o depósitos de bienes para ser procesados por otra empresa, o para comprar
mercancías o recopilar información. Así, empresas o ciudadanos estadounidenses pueden
realizar en forma indefinida en Venezuela una inmensa gama comercial de actividades de
almacenamiento, exhibición, entrega, depósito y compra de bienes y colecta de
información, sin que se considere que tienen "establecimiento permanente" y sin pagar
impuestos. Es un régimen a la medida para los "capitales golondrinas", que apenas
permanecen en un país el tiempo indispensable para succionarle dividendos especulativos,
y que gracias a estos tratados, ahora lo desangran sin pagar un centavo de tributos

Exención de impuestos venezolanos para extranjeros residentes en Venezuela.

El artículo 24 pauta que "cuando un residente de Venezuela perciba una renta que, de
conformidad con lo dispuesto en este Convenio, pueda ser sometida a imposición en los
Estados Unidos, Venezuela deberá permitir la eliminación de la doble tributación a dicho
residente". Preguntará usted si puede ser considerada "residente de Venezuela" una empresa
estadounidense.

Ciertamente: según el artículo 4 ejusdem, sí. Luego: las compañías estadounidenses


"residentes en Venezuela" gozarán de una "exención de dicha renta del impuesto
venezolano" o de un crédito contra él.

Exención total para transporte aéreo o marítimo. El mismo Tratado dispone en su artículo 8
que "los beneficios de una empresa de un Estado contratante procedentes de la operación de
buques o aeronaves en tráfico internacional sólo pueden someterse a imposición en ese
Estado". Por tanto, las numerosas compañías estadounidenses que operan naves o
aeronaves dentro de Venezuela y obtienen ganancias en ella no pagan impuestos al fisco
venezolano, sino al de Estados Unidos. En virtud de esta falsa reciprocidad, el fisco
venezolano podría cobrar tributos a las empresas de tal género que Venezuela opera en
Estados Unidos: ninguna, o casi ninguna.

Los extranjeros pagan tasas tributarias menores. El artículo 10 del Tratado admite que los
dividendos "pagados por una compañía residente de un Estado contratante a un residente
del otro Estado contratante pueden someterse a imposición en ese otro Estado". Léase: los
dividendos pagados por una compañía residente en Venezuela a un residente de Estados
Unidos pueden ser sometidos a tributación en Estados Unidos.

Sólo excepcionalmente deberán pagar impuestos en Venezuela. Pero, para el caso de que
ello suceda, el parágrafo inmediato limita drásticamente a porcentajes de 5% y 10%, según
el caso, la tasa de los impuestos que el Estado donde reside la empresa Venezuela- puede
aplicarles. Estas limitaciones violan la soberanía tributaria que el artículo 535 del título VIII
de su Constitución atribuye a Venezuela. También la violan los artículos 11 y 12 del
Tratado, que coartan con parecidos límites de 5% o 10% según el caso, la soberana potestad
de la República de Venezuela de imponer tributos a las sucursales de empresas
estadounidenses o a las regalías producidas en ella y pagadas a un residente de Estados
Unidos.

Exención tributaria para el capital financiero. El parágrafo 3 del artículo 11 de dicho


Tratado asimismo declara exento de impuestos en un Estado el interés "pagado por ese
Estado o una de sus divisiones políticas o una de sus entidades locales". Se declara así libre
de tributo el usurario cobro de intereses de la Deuda Pública, con el cual los acreedores
extranjeros sorben magnitudes colosales del ingreso público venezolano. En reciprocidad,
sabemos que tampoco pagarán impuestos a Estados Unidos los dos o tres venezolanos que
posean títulos de la Deuda estadounidense.

Violación de la soberanía hacendística y jurisdiccional. Cerramos con dos perlas.

El artículo 25 impide a Venezuela favorecer a las empresas o personas nacionales con


regímenes tributarios menos gravosos que los aplicados a extranjeros. Se ignora así la
soberana potestad de proteger la economía nacional que confiere a la República el artículo
316 de la carta fundamental. El artículo 26 del Convenio pauta que quien suscite
controversias sobre la aplicación del tratado "podrá someter su caso a la autoridad
competente de cualquiera de los Estados contratantes". Tribunales extranjeros decidirán las
querellas tributarias venezolanas, violando el numeral 23 del artículo 165 de la
Constitución, que atribuye al poder nacional la administración de justicia.

Contra el saqueo. Hasta 2008 Venezuela suscribió 32 "Tratados contra la Doble


Tributación", infligiéndose la ruinosa pérdida anual de 17.024 millones de dólares en
impuestos no cobrados, a favor de los paraísos fiscales. En la crisis económica, el país los
necesita para indispensables gastos en educación, salud y seguridad social. Cortemos la
sangría.

Objetivos

Tratados o Convenios para evitar la doble imposición internacional, son acuerdos


bilaterales que regulan el marco jurídico aplicable a los hechos imponibles que se realizan
en este ámbito. Asimismo, tienen como finalidad fundamental, la distribución de la
potestad tributaria entre los Estados contratantes, lo cual trae como consecuencia, la
eliminación simultánea de doble imposición y la evasión fiscal internacional

Los Tratado para evitar la Doble Imposición tiene, por tanto, un fin último de atracción de
capitales y estímulo de la inversión internacional. Para los países en desarrollo, constituye
un instrumento de expansión económica que justifica un aumento de las inversiones de
capital proveniente de los países desarrollados en un ambiente mínimo de seguridad
jurídica. Para los países desarrollados, por su parte, el objetivo económico puede estar
centrado en la apertura o acceso a atractivos mercados de inversión que ofrezcan mayores
variables a sus inversionistas, dentro de un ámbito de seguridad jurídica o certeza, cual es la
finalidad de la suscripción de un Tratado para evitar la Doble Imposición”.

Para los residentes en Venezuela es a partir


de la introducción del gravamen a la renta mundial en la modificación de la
Ley de Impuesto sobre la Renta de 1999 que cobra importancia lo referente
a los métodos para evitar la doble tributación internacional y los convenios
en esta materia.
Impuestos afectados en el convenio

Este convenio se aplicará a los siguientes impuestos:

En Venezuela el impuesto sobre la renta y el impuestos al patrimonio

En los Estados Unidos los impuestos federales sobre la renta establecidos por el código de
Rentas Interno ( pero excluyendo las contribuciones a la seguridad social)

Ejemplo

El beneficio que percibirá el accionista norteamericano de la tenencia de acciones en


sociedades venezolanas es similar al que recibirá un accionista venezolano de acciones en
sociedades norteamericanas, como puede suceder en el caso de Petróleos de Venezuela,
S.A., entre otros

Características políticas e estrategia que aplique el estado, fiscales tributarias y


económicas

Las inversiones venezolanas en los Estados Unidos como a las inversiones norteamericanas
en Venezuela, ya que ambos países por igual, renunciaron a porcentajes de gravamen sobre
determinados tipos de ingresos, a fin de estimular el flujo de inversiones entre ambos
países, bajo parámetros de tributación internacionalmente aceptados

En materia de rentas provenientes del transporte aéreo y marítimo, dividendos, regalías e


intereses y procedimiento de mutuo acuerdo, un tratamiento unitario e igualitario para
Venezuela y Estados Unidos.

Los dividendos son pagados por un residente venezolano a otro residente venezolano,
aplicará la totalidad del gravamen previsto en la Ley de Impuesto sobre la Renta para tales
casos (34%), al igual que se aplicará el mismo gravamen a los residentes extranjeros
domiciliados o constituidos en el país que decreten y paguen dividendos a un residente
venezolano.

se establecen topes máximos de retención de impuestos para los residentes venezolanos o


extranjeros domiciliados o constituidos en el país que paguen dividendos a residentes
extranjeros (5% y 15%, de acuerdo al caso), lo cual se traduce en un gravamen del 5% y
15% en el país de la fuente, que podrá ser imputado al impuesto a ser pagado en el país de
la residencia. Pero esos mismos topes máximos son aplicados en el caso opuesto, esto es,
dividendos recibidos por residentes venezolanos de empresas constituidas o domiciliadas en
el exterior o empresas constituidas en el exterior y domiciliadas en el país; y en ningún caso
ello obsta para la aplicación del artículo 69 de la Ley de Impuesto sobre la Renta

Artículo 69.Las sociedades o comunidades constituidas en el exterior y domiciliadas


en la República Bolivariana de Venezuela o constituidas y domiciliadas en el exterior
que tengan en el país un establecimiento permanente estarán obligadas a pagar, en su
carácter de responsables, por cuenta de sus socios, accionistas o comuneros, un
impuesto del treinta y cuatro por ciento (34%) sobre su enriquecimiento neto, no
exento ni exonerado, que exceda del enriquecimiento neto gravado en el ejercicio. Este
dividendo presunto no procede en los casos en que la sucursal pruebe, a satisfacción
de la Administración Tributaria, que efectuó totalmente en el país la reinversión de la
diferencia entre la renta neta fiscal gravada y la renta neta. Esta reinversión deberá
mantenerse en el país por el plazo mínimo de cinco (5) años. Los auditores externos de
la sucursal deberán presentar anualmente con la declaración de rentas, una
certificación que deje constancia que la utilidad a que se contrae este artículo se
mantiene en la República Bolivariana de Venezuela. Tal enriquecimiento se
considerará como dividendo o participación recibido por el accionista, socio o
comunero en la fecha de cierre del ejercicio anual de la sociedad o comunidad. El
Reglamento determinará el procedimiento a seguir. Esta norma solo es aplicable al
supuesto previsto en este artículo.

en el caso de los intereses y regalías a que se refieren los artículos 11 y 12 del mismo,
“...por la posibilidad de que el Estado de la residencia de quien recibe el pago pueda aplicar
su gravamen (aunque atendiendo a los mecanismos de créditos de impuesto establecidos) y,
en segundo lugar, por la previsión de topes máximos de retención para los casos de
transferencias de intereses de un residente de un Estado contratante a un residente del otro
Estado contratante, precisamente con el objeto de evitar la incidencia de una doble carga
tributaria sobre los intervinientes.

Establecimiento permanente es otorgarle al Estado venezolano el derecho a gravar los


enriquecimientos generados por empresas extranjeras que tengan una conexión con el
territorio venezolano, siendo tal conexión la realización de actividades a través de un
establecimiento permanente ubicado físicamente en Venezuela. Si el titular del
enriquecimiento no fuera una persona natural o jurídica extranjera, sino un residente o
domiciliado en Venezuela, el derecho a gravar sus rentas se configuraría automáticamente
por el factor de residencia o domicilio y por ende la concepción del establecimiento
permanente perdería su funcionalidad. Sin embargo, se han planteado dudas sobre si el
establecimiento permanente puede asimilarse a una entidad domiciliada a los fines de
practicar las retenciones de Impuesto Sobre la Renta, lo cual se analizará en este trabajo en
las líneas que siguen

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