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El lunes 8 de octubre de 2012, Jaime Enriquez, de 58 años de edad, operario de la

selección de montado, labor que requería personal altamente calificado, en la


empresa “Botas el Justiciero”, se presentó a su trabajo como era de costumbre,
media hora antes de iniciar sus labores.
Con antigüedad de 15 años en la empresa, era reconocido por su seriedad para el
trabajo. No toleraba tener errores, ni acostumbraba atribuirlos a circunstancias
diversas.
Su código de conducta tenía como lema clave: "sin excusas".
Era eficiente, acatando todas las instrucciones que se le solicitaban, pudiendo
catalogarse como leal e institucional a la empresa, a la que ha visto crecer. Era
asimismo preciso en el horario asignado para concluir sus labores. Laboraba de
lunes a viernes.
No le interesaba establecer relaciones con los demás compañeros de trabajo,
circunscribiendo a participar en las conversaciones estrictamente vinculadas con
sus actividades laborales.
Aun así, era considerado como líder informal, aunque no le prestaba demasiada
importancia a esta circunstancia.
Sus compañeros lo respetaban, acudiendo a él como "don Jaime", cuando tenían
dudas respecto a ciertos procesos de fabricación. Su opinión era considerada como
un dictamen.
Ese día, citaron a los colaboradores de toda la empresa a una junta urgente en la
que les fue informado que el director general, Heriberto Jiménez, había decidido
jubilarse, después de una exitosa trayectoria en la empresa.
Les fue presentado asimismo al nuevo director general, Daniel Pérez, quien contaba
con 35 años de edad, egresado de la Licenciatura en Administración de Empresas y
con un MBA recientemente concluido en la prestigiosa Universidad Yale, en Estados
Unidos.
De inmediato, Daniel comunicó a los colaboradores su plan de trabajo y anticipó que
se llevarían a cabo diversos cambios en las gerencias. iniciando por el área de
producción.
Este súbito anuncio ocasionó sorpresa y malestar en los colaboradores de toda la
empresa, especialmente en el área aludida, aunque no manifestaron de manera
abierta su estado de ánimo.
A la semana siguiente, se convocó nuevamente a junta extraordinaria, ahora con el
personal del área de producción, presentándose al nuevo gerente, Isidro Conde,
recién egresado de la carrera de Ingeniería Industrial, quien no contaba con
experiencia laboral previa.
Como parte de las innovaciones que Isidro deseaba incorporar al proceso
productivo, se implementarían sistemas de control de tiempo, redefinición de
funciones, revisión de tabuladores, capacitación para implementar esquemas de
equipos de alto desempeño y multihabilidades, así como la incorporación de
maquinaria italiana que permitiera desarrollar los procesos en menor tiempo para
reducir además la tasa de desperdicios.
Su desbordado entusiasmo no iba a la par con la reacción demostrada por los
colaboradores ante los cambios que se gestaban, quienes, sin externar su sorpresa
y malestar por las disposiciones comunicadas, retornaron a sus labores.
A partir de esa fecha, se propició entre los operarios del área de producción el
rumor, el chisme, los comentarios en pasillo, siempre en relación con el tema de los
cambios citados.
Jaime Enríquez cambió radicalmente su comportamiento un tanto reservado, "de
bajo perfil" y siempre institucional hacia la empresa, para tornarse en el que más
manifestaba resistencia al cambio, realizando sus labores con lentitud y errores,
además de que se presentaba a laborar después de la hora indicada.
Un mes después, su jefe, Isidro Conde, dialogó con él para hacerle ver lo
improcedente de su comportamiento, indicando también que no había asistido a los
tres módulos de capacitación semanal, que se habían impartido anteriormente.
Jaime manifestó su inconformidad hacia las nuevas disposiciones, pues las
consideraba im procedentes, arguyendo que la experiencia en la empresa le
indicaba que no serían efectivas
Después de una ríspida discusión, Isidro advirtió a Jaime que o enmendaba su
actitud o sería despedido de la empresa, ya que los procesos de cambio eran
irreversibles.
Sin comentar al respecto, Jaime abandonó la oficina de Isidro, se dirigió a su área
de trabajo, guardó sus pertenencias y se retiró de la planta.
Al día siguiente, acudió a la empresa a las 12 horas, y se dirigió directamente al
Departamento de Recursos Humanos, presentando su renuncia con carácter
irrevocable.
Se pide resuelva las siguientes preguntas:

1. Si usted fuese el gerente de producción, Isidro Conde, ¿cuál cree que fue el
motivo de la renuncia de Jaime Enríquez?

2. Como consultor externo a la empresa, ¿qué procedimiento hubiera seguido para


anunciar los cambios citados por el nuevo director general, Daniel Pérez?

3. Como consultor externo, ¿qué procedimiento hubiera seguido para anunciar los
cambios citados por el nuevo gerente de producción, Isidro Conde?

4. En el rol de consultor externo, ¿por qué considera que renunció Jaime Enríquez a
su trabajo?

5. ¿Se podía haber evitado su renuncia, o bien, era inminente?

6. Basándose en la pirámide de resistencia al cambio, explique las posibles razones


del conocimiento, capacidad y deseo para no aceptar y llevar a cabo los cambios
por parte de Jaime Enriquez.

Argumente claramente su respuesta.

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