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Proceso, conforme al cual “Los poderes podrán ser aceptados expresamente o por su
ejercicio”
“la acción de tutela no fue instaurada para reemplazar otros medios idóneos
de defensa de los derechos fundamentales, ni para ser utilizada de forma
alterna o paralela,…” (Destacado fuera del texto original)
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Resulta entonces, absolutamente claro que la acció n de tutela resulta improcedente
pues la pretensiones del accionante por tratarse de controversias jurídicas, está n
llamadas a ser resueltas por el Juez del Trabajo y la Seguridad Social, su juez natural,
en los términos del artículo 2 del Có digo Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.
Así lo recordó la Corte Constitucional en sentencia T – 347 de 2016:
No se configura un perjuicio irremediable que justifique el aná lisis del fondo del
asunto sometido a consideració n del juez de tutela, toda vez que no hay prueba, por
parte de la accionante de la inminencia de un dañ o, la gravedad del mismo y la
urgencia e impostergabilidad de la adopció n de las medidas para su remedio. En la
sentencia T – 005 del 19 de enero del 2014 la Corte Constitucional indicó :
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“Con el fin de establecer la irremediabilidad del perjuicio, la Corte ha
considerado necesario determinar la presencia concurrente de varios elementos
como son: (i) la inminencia del daño, es decir, que se trate de una amenaza que
está por suceder prontamente, entendiendo por amenaza no la simple posibilidad
de lesión, sino la probabilidad de sufrir un mal irreparable y grave de forma
injustificada; (ii) la gravedad, esto es, que el daño o menoscabo material o moral
en el haber jurídico de la persona sea de gran intensidad; (iii) la urgencia, que
exige la adopción de medidas prontas o inmediatas para conjurar la amenaza; (iv)
la impostergabilidad de la tutela, que implica acreditar la necesidad de recurrir
al amparo como mecanismo expedito y necesario para la protección de los
derechos fundamentales” (destacado fuera del texto original)
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De dicho monto total, destaco, bajo el concepto de BONIFICACIÓN POR RETIRO fue
incluida la suma transaccional de TREINTA Y TRES MILLONES QUINIENTOS MIL
PESOS, esto es, má s de 40 SMLMV, monto que supera lo que habría sido la
indemnizació n legal prevista en el artículo 64 del Có digo Sustantivo del Trabajo que
para el caso del accionante hubiese correspondido a $16.835.019 y supera también la
indemnizació n del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, que ascendería a $29.247.210.
Con dicho pago, las partes transigieron “de manera definitiva y precaver todo eventual
litigio sobre derechos inciertos y discutibles que pudieran presentarse en razón de la
iniciación, ejecución, desarrollo y la terminación del Contrato de Trabajo” como
detallaré.
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Esto es, el accionante es afiliado beneficiario a la EPS SANITAS, como se deduce de la
fecha de finalizació n de la afiliació n y la explicació n que de ella da la ADRES, así:
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“2.3.4 Con el fin de garantizar la continuidad en la prestación del servicio de salud,
esta Corporación ha establecido por vía jurisprudencial algunas razones que las
Empresas prestadoras del servicio de salud no pueden invocar como excusas
válidas para interrumpir o suspender la atención del paciente: “(i) que la
persona encargada de hacer los aportes dejó de pagarlos; (ii) que el paciente ya no
está inscrito en la EPS correspondiente, en razón a que fue desvinculado de su
lugar de trabajo; (iii) que la persona perdió la calidad que lo hacía beneficiario
(iv) que la EPS considera que la persona nunca reunió los requisitos para haber
sido inscrita, a pesar de ya haberla afiliado; (v) que el afiliado se acaba de
trasladar de otra EPS y su empleador no ha hecho aún aportes a la nueva entidad;
o (vi) que se trata de un servicio específico que no se había prestado antes al
paciente, pero que hace parte integral de un tratamiento que se le viene
prestando” (destacado fuera del texto original)
Desde la fecha en la cual ocurrieron los hechos en los cuales el accionante sustenta la
supuesta vulneració n de sus derechos (terminació n del contrato de trabajo por
renuncia voluntaria del trabajador – 1 de febrero de 2019), hasta la de la presentació n
de la acció n constitucional, transcurrieron más de seis (6) meses, es decir, que no se
pretende la protecció n inmediata a la que refiere el artículo 86 de la Constitució n
Política, el cual señ ala:
“Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o
por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública”
(destacado fuera del texto original)
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“Así las cosas, observa la Corte que en este caso la acción de tutela se propuso
después de transcurrir casi cinco meses desde la fecha en que se originó la
referida controversia, a partir de la solicitud del togado y la respuesta que al
respecto emitió el despacho ahora accionado, lapso que prima facie resulta
excesivo y conduciría a la improcedencia de la tutela.” (Destacado fuera del texto
original)
Ahora bien, en la referida providencia, la alta Corporació n indicó que “es pertinente
examinar si en este asunto concurren circunstancias que justifiquen la demora del
accionante para acudir al amparo que estimó procedente ante la alegada violación de
sus derechos fundamentales” sin que en el caso presente el accionante refiera y, mucho
menos pruebe, que hubo alguna razó n justificante de su tardanza, lo que revela “la
inexistencia de una afectación urgente o irremediable, especialmente si no existe
una justa causa predicable para el no ejercicio oportuno del mecanismo constitucional”
(destacado fuera del texto original), en los términos empleados por la Corte
Constitucional en la sentencia T – 575 de 2002.
En ese orden de ideas, amparar los derechos cuya protecció n pretende el accionante, a
pesar del evidente desconocimiento del requisito de inmediatez entre los hechos y la
solicitud de protecció n de los derechos, desde todo punto de vista se traduciría en el
favorecimiento de la desidia y negligencia del accionante, situaciones estas que no
pueden ser premiadas por el juez de tutela, so pena del desconocimiento del principal
propó sito de la acció n de tutela, cual es el de brindar protecció n inmediata y efectiva a
los asociados y garantizar el real respeto y ejercicio de sus derechos.
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Lo que denota este caso es, má s bien, que el accionante utilizó durante este semestre
el dinero que recibió de parte de la Compañ ía ($42.264.590) y ahora pretende
convencer al Despacho de que requiere la intervenció n del Juez Constitucional para
recuperar un ingreso econó mico al que renunció al renunciar a su vinculació n laboral
con la Compañ ía y esa conducta no puede ni debe ser patrocinada.
Incluso, el Contrato de transacció n celebrado entre las partes, indica que la decisió n
del accionante de renunciar la tomó por “considerar esta terminación más beneficiosa
para sus intereses personales” y como de acuerdo con el pará grafo del artículo 62 del
Có digo Sustantivo del Trabajo, “La parte que termina unilateralmente el contrato de
trabajo debe manifestar a la otra, en el momento de la extinción, la causal o motivo de
esa determinación. Posteriormente no pueden alegarse válidamente causales o
motivos distintos” (destacado fuera del texto original) el accionante no puede
pretender a través de la acció n constitucional, desconocer su decisió n y
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responsabilizar a la Compañ ía bajo unos supuestos que se alejan completamente de la
realidad. Esto quedó consignado en el Contrato de transacció n suscrito por las partes:
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Al respecto, en la sentencia con radicació n 7836 de 1996 la Sala de Casació n Laboral
de la Corte Suprema de Justicia indicó :
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Ahora bien, el artículo 26 de la Ley 361 de 1997, conforme a la jurisprudencia de la
Corte Constitucional da lugar al reintegro por estabilidad laboral reforzada siempre y
cuando se haya verificado un despido con ocasió n o por conexidad con el estado de
salud del trabajador. Esto dice el artículo 26 de la Ley 361 de 1997, sustento de las
pretensiones del accionante:
De acuerdo con el artículo 2469 del Có digo Civil y el artículo 15 del Có digo Sustantivo
del Trabajo:
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“ARTÍCULO 2469. La transacción es un contrato en que las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual.
No es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se
disputa. ” (Destacado fuera del texto original)
Para que exista transacció n es necesario que exista controversia, pues la transacció n
tiene por objeto poner fin a la misma, se requiere que exista i) una reclamació n de una
parte frente a otra, ii) la voluntad de las partes de poner fin a esa controversia y iii) la
voluntad de las partes de hacer concesiones recíprocas, lo que descarta la
equiparació n de la transacció n con una simple renuncia “de un derecho que no se
disputa” o en palabras del artículo 2469 del Có digo Civil, y avala las concesiones del
artículo 15 del Có digo Sustantivo del Trabajo, al señ alar la validez de la transacció n
“salvo cuando se trate de derechos ciertos e indiscutibles”. Al punto, Américo Plá
Rodríguez1, explica “como la transacción es bilateral no significa sacrificar
gratuitamente ningún derecho, puesto que, a cambio de una concesión, se obtiene
siempre alguna ventaja o beneficio” (destacado fuera del texto original). En el caso
bajo estudio, esos tres elementos confluyeron y así lo manifestaron las partes:
1
Los principios del derecho del trabajo, 3a. ed. actualizada, Buenos Aires, Depalma, 1998, pp. 151-154.
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Esa voluntad, se materializó en los siguientes términos:
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Ahora bien, la transacció n produce dos efectos jurídicos importantes: i) hace trá nsito
a cosa juzgada, es decir, tiene los mismos efectos de una sentencia judicial; y ii) presta
mérito ejecutivo.
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También por los efectos del citado acuerdo transaccional, quedaron saldadas todas las
acreencias que pudieran derivarse de una actual, eventual o futura discusió n con
ocasió n de las relaciones contractuales entre la empresa asociativa de trabajo y mi
representada y de aquella con los demandantes.
Así pues, por virtud del alcance omnicomprensivo del acuerdo, el Despacho no está en
posibilidad de acceder a las pretensiones del accionante, pues dichos temas fueron ya
objeto de autocomposició n por parte de los suscriptores del Contrato de transacció n.
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“si el accionante, por imprudencia, negligencia o voluntad propia ha permitido
o facilitado que se ocurran determinados sucesos que de una forma u otra
atentan contra sus derechos constitucionales fundamentales, no puede
posteriormente aspirar a que el Estado, mediante la acción de tutela,
proceda a reparar una situación cuya responsabilidad recae sobre el mismo
interesado…pretender lo contrario significaría que la culpa, la imprudencia o la
negligencia serían objetos jurídicamente protegidos, lo cual resulta a todas luces
absurdo y contrario a los fundamentos esenciales de un Estado de derecho”
(destacado fuera del texto original)
Es esta pues, otra razó n por la cual la solicitud de amparo del accionante no tiene
vocació n de prosperidad.
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momento de la terminació n del contrato de trabajo, no obstante, reitero que dicha
terminació n tuvo lugar como consecuencia de su renuncia libre y voluntaria, es decir,
no se trató de una decisió n de la Compañ ía, de la que ahora pueda derivarse una
orden de reintegro, como si el rompimiento contractual hubiera obedecido a una
decisió n del empleador, pues la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha definido,
que el reintegro por estabilidad laboral reforzada es viable siempre y cuando se haya
verificado un despido con ocasió n o por conexidad con el estado de salud del
trabajador, en los términos del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, requisitos que no se
cumplen en este caso, pues no hubo despido.
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…
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Finalmente, destaco que el examen médico de egreso, esto es, el practicado luego
de la terminació n del contrato de trabajo, arrojó egreso satisfactorio.
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Como consecuencia de ello, debe descartarse que el accionante fuera, a la
terminació n de su contrato de trabajo, beneficiario de las garantías previstas en
la Ley 361 de 1997 cuya aplicació n reclama en este trá mite constitucional de
acció n de tutela.
…
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6. NO ES CIERTO. Conforme he explicado a lo largo de este escrito no hubo presió n
alguna, ni el accionante fue obligado a adoptar conducta alguna. Se trató de una
decisió n libre e informada que ahora pretende desconocer. En cuanto a la
afirmació n segú n la cual “El no firmar dicho acuerdo implicaba que tenía que
salir de la empresa con las manos vacías…” (destacado fuera del texto
original) basta con decir que el accionante nuevamente miente, pues por
disposició n legal le hubiera correspondido el pago de una indemnizació n
tarifada en la Ley, conforme al artículo 64 del Có digo Sustantivo del Trabajo,
segú n el cual:
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2. Si el trabajador tuviere más de un (1) año de servicio continuo se le
pagarán veinte (20) días adicionales de salario sobre los treinta (30)
básicos del numeral 1, por cada uno de los años de servicio
subsiguientes al primero y proporcionalmente por fracción
…”
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8. NO ES CIERTO. Resulta obvio que si el accionante pretende con la acció n de
tutela que “se ordene el reintegro” y que la Compañ ía le “pague salarios y
prestaciones sociales” el asunto controvertido en el trá mite constitucional sí
deriva de la existencia y terminació n del contrato de trabajo que existió entre las
partes. En palabras del artículo 2 del Có digo Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, se trata de “conflictos jurídicos que se originen directa o
indirectamente en el contrato de trabajo” llamados a ser resueltos por el Juez del
Trabajo y la Seguridad Social, su juez natural, por lo que la discusió n escapa del
á mbito de competencia del Juez constitucional, como ya expliqué. Sin embargo,
el accionante há bilmente pretende distraer la atenció n del Despacho para que se
pase por alto que, al final del camino, busca obtener un provecho econó mico
injustificado, valiéndose de afirmaciones falaces, de argumentos engañ osos, de la
alegació n en contra de la Compañ ía de las decisiones que tomó hace má s de 6
meses y que ahora pretende desconocer. Esa conducta no puede ser avalada bajo
el argumento de la protecció n de derechos fundamentales, habiendo mediado un
Contrato de transacció n que fue cumplido por la Compañ ía y que pretende ser
burlado por el accionante.
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9. NO ES CIERTO. Los lineamientos a los que refiere el accionante no resultaban
aplicables al modo de terminació n que puso fin a la relació n laboral que sostuvo
con la Compañ ía. De acuerdo con el artículo 61 del Có digo Sustantivo del
Trabajo:
Así las cosas, como la relació n laboral terminó por renuncia del accionante y no
por mutuo acuerdo de las partes, la sentencia T-2017 de 2014 no resulta
aplicable, má xime que en el caso analizado por la Corte Constitucional en esa
sentencia “el acta de conciliación solo versó sobre el pago de la indemnización por
terminación de mutuo acuerdo, el pago del bono de mera liberalidad y el acuerdo
de las partes sobre encontrarse a paz y salvo de toda obligación. Ni la autoridad
laboral ni la empresa accionada, pusieron en conocimiento del trabajador el
hecho de que por tratarse una persona con una afectación de su salud, que
venía de una incapacidad de más de doscientos cuarenta (240) días, tenía
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derecho a que se la protegiera especialmente a través de la garantía efectiva
de la estabilidad laboral reforzada” (destacado fuera del texto original)por lo
que “el estado de debilidad manifiesta del accionante no fue tenido en cuenta
como un elemento relevante al momento de suscribir los acuerdos alcanzados, ni
se le informó al trabajador sobre las protecciones que le asisten en virtud de esa
garantía constitucional” trayendo ello como consecuencia que “al no
manifestarse las partes sobre un aspecto decisivo para que el acuerdo
pudiera llevarse a cabo, el mismo se torna ineficaz, por tratarse de una
persona especialmente protegida” (destacado fuera del texto original) situació n
totalmente contraria a la del accionante, como se desprende de la lectura de los
siguientes apartes:
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analizados por la Corte, a menos que así lo disponga la providencia, tal como lo
indicó la Corte en el auto A-224 de 2016 al señ alar:
En suma, no hay razó n alguna para extender al caso del accionante los
lineamientos de la sentencia a la que alude.
PRUEBAS DOCUMENTALES.
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3. Formulario de inscripció n de afiliados y novedades SaludCoop EPS.
4. Formulario de afiliació n al régimen de subsidio familiar Comfenalco Valle
radicado el 5 de junio de 2014.
5. Formulario de afiliació n al régimen de subsidio familiar Comfenalco Valle
radicado el 6 de junio de 2014.
6. Reporte de novedad Colmena vida y riesgos laborales.
7. Certificació n de afiliació n a Porvenir.
8. Certificació n laboral.
9. Descripció n de cargos y perfiles por competencias.
10. Notificació n de incremento salarial.
11. Contrato de transacció n.
12. Correo del 1 de febrero de 2019.
13. Liquidació n de contrato de trabajo.
14. Soporte de pago de la suma neta de la liquidació n del contrato de trabajo.
15. Autorizació n de retiro de cesantías.
16. Certificació n laboral.
17. Autorizació n para examen médico de retiro.
18. Examen médico ocupacional de egreso.
19. Soporte de entrega de comprobantes de pago de aportes al Sistema de Seguridad
Social Integral.
20. Certificado de aportes Aportes en línea.
21. Resultados de la consulta de la Administradora de los Recursos del Sistema
General de Seguridad Social en Salud – ADRES.
ANEXOS.
1. Poder especial.
2. Copia de mi cédula y de mi tarjeta profesional de abogada.
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3. La prueba documental relacionada en el acá pite anterior.
NOTIFICACIONES.
Las recibiré la Carrera 7 No. 71-52 Torre A piso 5 la ciudad de Bogotá , correo
electró nico natalia.villamil@phrlegal.com.
Atentamente,
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