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Señ or(a)

JUZGADO 3 PENAL MUNICIPAL PARA ADOLESCENTES CON FUNCIONES DE


CONTROL DE GARANTÍAS-CARTAGENA DE INDIAS
E. S. D.

Referencia: Proceso: Acció n de Tutela


Accionante: Fredy Alejandro Vá squez De Oro
Accionado: Suez de Colombia SAS ESP
Radicación: 2019-00140
Asunto: Respuesta a la Acció n de Tutela

ÁNGELA NATALIA VILLAMIL SANTAMARÍA, mayor de edad, con domicilio en Bogotá


D.C., identificada con la cédula de ciudadanía nú mero 53.117.323 expedida en Bogotá
D.C., abogada titulada portadora de la tarjeta profesional nú mero 178.338 del Consejo
Superior de la Judicatura, actuando en mi calidad de apoderada especial de SUEZ DE
COLOMBIA SAS ESP, sociedad legalmente constituida y existente y con domicilio
principal en la ciudad de Bogotá D.C. (en adelante “la Compañ ía”), de conformidad con
el poder que me fue conferido, el cual anexo con este escrito, encontrá ndome dentro
del término de 3 días há biles, concedido por auto del jueves 18 de julio de 2019,
notificado a través del Oficio No. 1484 recibido el viernes 19 de julio de 2019, me
permito contestar la solicitud de tutela de la referencia en los siguientes términos:

CUESTIÓN PRELIMINAR – ACEPTACIÓN DEL PODER ESPECIAL

En consideració n a que el poder especial que me fue conferido por parte de la


Compañ ía, fue otorgado y presentado personalmente por su representante legal José
María Ouro Ló pez ante la Notaría 7 del Círculo de Cartagena, mismo Distrito en el cual
está ubicado el Despacho y mi domicilio personal y profesional está sentado en Bogotá
D.C., el poder especial que anexo con este escrito no tiene consignada mi firma en
señ al de aceptació n del mismo, sin embargo, a través de la presentació n de este
escrito manifiesto expresamente mi aceptació n y la corroboro con mi ejercicio como
apoderada especial. Lo anterior, en los términos del artículo 74 del Có digo General del

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Proceso, conforme al cual “Los poderes podrán ser aceptados expresamente o por su
ejercicio”

SÍNTESIS DE LA OPOSICIÓN A LA ACCIÓN DE TUTELA.

Previo pronunciamiento frente a los hechos en los que el accionante sustenta su


solicitud de amparo, manifiesto oposició n a las pretensiones de la demanda, que
corresponden a que “se ordene el reintegro” del accionante y que la Compañ ía le
“pague salarios y prestaciones sociales” pues ademá s de que la tutela resulta en este
caso improcedente por mú ltiples razones, los derechos cuyo amparo pretende el
accionante no fueron vulnerados ni amenazados por la Compañ ía, ya que medió
renuncia del accionante (no despido) y la celebració n de un Contrato de transacció n,
con efectos de cosa juzgada.

De manera particular manifiesto la oposició n así:

CAUSALES DE IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA.

IMPROCEDENCIA DE LA ACCION DE TUTELA – NO SE CUMPLE EL REQUISITO DE


SUBSIDIARIEDAD.

El artículo 86 de la Constitució n Política indica que “…esta acción solo procederá


cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que
aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable”
(destacado fuera del texto original). Por su parte la Corte Constitucional en la
sentencia T – 510 de 2016 recordó :

“la acción de tutela no fue instaurada para reemplazar otros medios idóneos
de defensa de los derechos fundamentales, ni para ser utilizada de forma
alterna o paralela,…” (Destacado fuera del texto original)

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Resulta entonces, absolutamente claro que la acció n de tutela resulta improcedente
pues la pretensiones del accionante por tratarse de controversias jurídicas, está n
llamadas a ser resueltas por el Juez del Trabajo y la Seguridad Social, su juez natural,
en los términos del artículo 2 del Có digo Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.
Así lo recordó la Corte Constitucional en sentencia T – 347 de 2016:

“Dentro del ordenamiento jurídico colombiano, existe una diversidad de


mecanismos de defensa para salvaguardar los derechos laborales (competencia
asignada a la jurisdicción laboral o contencioso administrativa laboral según el
caso). Como consecuencia, la Corte Constitucional ha manifestado que la acción
de tutela, en principio, no resulta procedente para resolver controversias
que surjan de la relación trabajador-empleador, como en el caso del
reintegro laboral y/o el pago de prestaciones económicas.” (Destacado fuera
del texto original)

En el caso del accionante, destaco que el mecanismo ordinario –demanda ordinaria


laboral- es idó nea y eficaz para la definició n de la controversia, como quiera que, de
acuerdo con el artículo 77 del Có digo Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social,
una vez notificada la admisió n de la demanda, el proceso ordinario en primera
instancia no debe prolongarse má s allá de 6 meses y la de segunda instancia no
supone un tiempo prolongado pues en la misma, por regla, ya no hay lugar a la
prá ctica de pruebas.

IMPROCEDENCIA DE LA ACCION DE TUTELA – INEXISTENCIA DE UN PERJUICIO


IRREMEDIABLE.

No se configura un perjuicio irremediable que justifique el aná lisis del fondo del
asunto sometido a consideració n del juez de tutela, toda vez que no hay prueba, por
parte de la accionante de la inminencia de un dañ o, la gravedad del mismo y la
urgencia e impostergabilidad de la adopció n de las medidas para su remedio. En la
sentencia T – 005 del 19 de enero del 2014 la Corte Constitucional indicó :

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“Con el fin de establecer la irremediabilidad del perjuicio, la Corte ha
considerado necesario determinar la presencia concurrente de varios elementos
como son: (i) la inminencia del daño, es decir, que se trate de una amenaza que
está por suceder prontamente, entendiendo por amenaza no la simple posibilidad
de lesión, sino la probabilidad de sufrir un mal irreparable y grave de forma
injustificada; (ii) la gravedad, esto es, que el daño o menoscabo material o moral
en el haber jurídico de la persona sea de gran intensidad; (iii) la urgencia, que
exige la adopción de medidas prontas o inmediatas para conjurar la amenaza; (iv)
la impostergabilidad de la tutela, que implica acreditar la necesidad de recurrir
al amparo como mecanismo expedito y necesario para la protección de los
derechos fundamentales” (destacado fuera del texto original)

En la sentencia T–070 de 2006, la referida Corporació n recordó que en sentencia T–


161 de 2005, había señ alado lo siguiente:

“De otra parte, en la Sentencia T-161/05 la Corte encontró improcedente la tutela


para ordenar el reintegro de un trabajador de la Fiscalía que había sido
desvinculado sin motivación, a pesar de ocupar cargo en provisionalidad, pues el
mero hecho de quedar sin empleo no generaba un perjuicio irremediable”
(destacado fuera del texto original)

En cuanto al asunto meramente econó mico, lo primero es destacar que, conforme


tendrá oportunidad de corroborarlo el Despacho, de acuerdo con los soportes que
anexo, que a favor del accionante se calculó una liquidació n final de acreencias
laborales por un valor neto a pagar de CUARENTA Y DOS MILLONES DOSCIENTOS
SESENTA Y CUATRO MIL QUINIENTOS NOVENTA PESOS ($42.264.590), monto que
supera los 50 SMLMV, con lo que ninguna afectació n de su mínimo vital puede ser
razó n de reclamo constitucional.

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De dicho monto total, destaco, bajo el concepto de BONIFICACIÓN POR RETIRO fue
incluida la suma transaccional de TREINTA Y TRES MILLONES QUINIENTOS MIL
PESOS, esto es, má s de 40 SMLMV, monto que supera lo que habría sido la
indemnizació n legal prevista en el artículo 64 del Có digo Sustantivo del Trabajo que
para el caso del accionante hubiese correspondido a $16.835.019 y supera también la
indemnizació n del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, que ascendería a $29.247.210.
Con dicho pago, las partes transigieron “de manera definitiva y precaver todo eventual
litigio sobre derechos inciertos y discutibles que pudieran presentarse en razón de la
iniciación, ejecución, desarrollo y la terminación del Contrato de Trabajo” como
detallaré.

Adicionalmente, es importante señ alar que el solo trá nsito de un trabajador a la


situació n de cesante no lo convierte en vulnerable, pues si bien tal situació n apareja la
disminució n de sus ingresos salariales y prestacionales, en su cuenta individual del
cesantía cuenta con los abonos efectuados anualmente por mi representada con
arreglo al artículo 99 de la Ley 50 de 1990 y que claramente representan los recursos
con los cuales puede satisfacer sus necesidades y las de su nú cleo familiar, como
cualquier otro trabajador al momento de su desvinculació n laboral.

Y, en cuanto a los servicios de salud, destaco que, de acuerdo con la Informació n de


Afiliados en la Base de Datos Ú nica de Afiliados al Sistema de Seguridad Social en
Salud, registrada por la Administradora de los Recursos del Sistema General de
Seguridad Social en Salud – ADRES, el reporte correspondiente a la consulta de la
cédula de ciudadanía del accionante indica lo siguiente:

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Esto es, el accionante es afiliado beneficiario a la EPS SANITAS, como se deduce de la
fecha de finalizació n de la afiliació n y la explicació n que de ella da la ADRES, así:

“Respecto a las fechas de afiliación contenidas en esta consulta, se aclara que la


Fecha de Afiliación Efectiva hace referencia a la fecha en la cual inicia la afiliación
para el usuario, la cual fue reportada por la EPS o EOC, sin importar que haya
estado en el Régimen Contributivo o en el Régimen Subsidiado en dicha entidad.
Ahora bien, la Fecha de Finalización de Afiliación, establece el término de la
afiliación a la entidad de acuerdo con la fecha de la novedad que haya
presentado la EPS o EOC. A su vez se aclara que la fecha de 31/12/2999
determina que el afiliado se encuentra vinculado con la entidad que genera
la consulta. (Destacado fuera del texto original)

Y, en todo caso, la terminació n de la relació n laboral entre las partes no es un


argumento para que la EPS pueda interrumpir el supuesto tratante médico que
demandaría la condició n de salud del accionante. Esto dijo la Corte Constitucional en
la sentencia C-531 de 2012:

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“2.3.4 Con el fin de garantizar la continuidad en la prestación del servicio de salud,
esta Corporación ha establecido por vía jurisprudencial algunas razones que las
Empresas prestadoras del servicio de salud no pueden invocar como excusas
válidas para interrumpir o suspender la atención del paciente: “(i) que la
persona encargada de hacer los aportes dejó de pagarlos; (ii) que el paciente ya no
está inscrito en la EPS correspondiente, en razón a que fue desvinculado de su
lugar de trabajo; (iii) que la persona perdió la calidad que lo hacía beneficiario
(iv) que la EPS considera que la persona nunca reunió los requisitos para haber
sido inscrita, a pesar de ya haberla afiliado; (v) que el afiliado se acaba de
trasladar de otra EPS y su empleador no ha hecho aún aportes a la nueva entidad;
o (vi) que se trata de un servicio específico que no se había prestado antes al
paciente, pero que hace parte integral de un tratamiento que se le viene
prestando” (destacado fuera del texto original)

En suma, no hay ningú n argumento que permita siquiera considerar el estudio de


fondo de las pretensiones del accionante.

IMPROCEDENCIA DE LA ACCION DE TUTELA – NO SE CUMPLE EL REQUISITO DE


INMEDIATEZ.

Desde la fecha en la cual ocurrieron los hechos en los cuales el accionante sustenta la
supuesta vulneració n de sus derechos (terminació n del contrato de trabajo por
renuncia voluntaria del trabajador – 1 de febrero de 2019), hasta la de la presentació n
de la acció n constitucional, transcurrieron más de seis (6) meses, es decir, que no se
pretende la protecció n inmediata a la que refiere el artículo 86 de la Constitució n
Política, el cual señ ala:

“Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o
por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública”
(destacado fuera del texto original)

En relació n con el tema, no han sido pocos los pronunciamientos de la Corte


Constitucional. Por ejemplo, en sentencia T-920 de 2012, esa Corporació n indicó :

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“Así las cosas, observa la Corte que en este caso la acción de tutela se propuso
después de transcurrir casi cinco meses desde la fecha en que se originó la
referida controversia, a partir de la solicitud del togado y la respuesta que al
respecto emitió el despacho ahora accionado, lapso que prima facie resulta
excesivo y conduciría a la improcedencia de la tutela.” (Destacado fuera del texto
original)

Ahora bien, en la referida providencia, la alta Corporació n indicó que “es pertinente
examinar si en este asunto concurren circunstancias que justifiquen la demora del
accionante para acudir al amparo que estimó procedente ante la alegada violación de
sus derechos fundamentales” sin que en el caso presente el accionante refiera y, mucho
menos pruebe, que hubo alguna razó n justificante de su tardanza, lo que revela “la
inexistencia de una afectación urgente o irremediable, especialmente si no existe
una justa causa predicable para el no ejercicio oportuno del mecanismo constitucional”
(destacado fuera del texto original), en los términos empleados por la Corte
Constitucional en la sentencia T – 575 de 2002.

En ese orden de ideas, amparar los derechos cuya protecció n pretende el accionante, a
pesar del evidente desconocimiento del requisito de inmediatez entre los hechos y la
solicitud de protecció n de los derechos, desde todo punto de vista se traduciría en el
favorecimiento de la desidia y negligencia del accionante, situaciones estas que no
pueden ser premiadas por el juez de tutela, so pena del desconocimiento del principal
propó sito de la acció n de tutela, cual es el de brindar protecció n inmediata y efectiva a
los asociados y garantizar el real respeto y ejercicio de sus derechos.

En el caso del accionante, reitero que la Compañ ía no vulneró ni amenazó sus


derechos fundamentales y, en todo caso, la presentació n de la acció n de tutela
sobrepasó la razonabilidad de tiempo necesaria para considerar siquiera la
posibilidad de estudiar el fondo del asunto.

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Lo que denota este caso es, má s bien, que el accionante utilizó durante este semestre
el dinero que recibió de parte de la Compañ ía ($42.264.590) y ahora pretende
convencer al Despacho de que requiere la intervenció n del Juez Constitucional para
recuperar un ingreso econó mico al que renunció al renunciar a su vinculació n laboral
con la Compañ ía y esa conducta no puede ni debe ser patrocinada.

EL ACCIONANTE OMITE MENCIONAR QUE SU RELACIÓN LABORAL CON LA


COMPAÑÍA TERMINÓ PORQUE ÉL RENUNCIÓ.

Si bien el accionante refirió a la suscripció n de un Contrato de transacció n, cuya copia


allegó como prueba, omitió informar al Despacho que la decisió n de terminar el
contrato de trabajo que sostenía con la Compañ ía, fue una decisió n suya, que ejerció
su derecho constitucional, legal y contractual de terminar la relació n laboral, esto es,
renunció . Así quedó registrado en la Liquidació n de su contrato de trabajo:

Incluso, el Contrato de transacció n celebrado entre las partes, indica que la decisió n
del accionante de renunciar la tomó por “considerar esta terminación más beneficiosa
para sus intereses personales” y como de acuerdo con el pará grafo del artículo 62 del
Có digo Sustantivo del Trabajo, “La parte que termina unilateralmente el contrato de
trabajo debe manifestar a la otra, en el momento de la extinción, la causal o motivo de
esa determinación. Posteriormente no pueden alegarse válidamente causales o
motivos distintos” (destacado fuera del texto original) el accionante no puede
pretender a través de la acció n constitucional, desconocer su decisió n y

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responsabilizar a la Compañ ía bajo unos supuestos que se alejan completamente de la
realidad. Esto quedó consignado en el Contrato de transacció n suscrito por las partes:

Y dicha manifestació n de voluntad fue corroborada en aparte posterior del referido


Contrato de transacció n, en el cual quedó absolutamente claro que la terminació n del
contrato de trabajo del no fue una decisió n de la Compañ ía, sino del accionante. Así se
lee en el referido Contrato:

Frente a tal ejercicio de voluntad, mal puede ahora el accionante, a través de la


solicitud de tutela, pretender desconocer sus propios actos, señ alando haber sido
“presionado” y “obligado a firmar” pues ello no ocurrió así y, en todo caso, el trá mite
constitucional de acció n de tutela no es el escenario para un debate de esa naturaleza.
Incluso, en el texto del Contrato de transacció n fue incluida esta manifestació n que
contraría la tesis del accionante y frente a la cual él no manifestó ningú n reparo al
momento de firmar el Contrato, ni en los má s de 6 meses que transcurrieron desde
esa firma (1 de febrero de 2019) hasta la fecha de presentació n de la acció n de tutela.
La manifestació n a la que refiero indica:

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Al respecto, en la sentencia con radicació n 7836 de 1996 la Sala de Casació n Laboral
de la Corte Suprema de Justicia indicó :

“… entendida la renuncia como el acto jurídico unilateral mediante el cual el


trabajador rompe el contrato, resulta claro que tal acto es del resorte exclusivo
del operario pues nadie podría obligarlo a laborar si así no lo quiere
(destacado fuera del texto original)

En el caso del accionante, hubo una manifestació n de voluntad clara, expresa y


comprensible; su decisió n fue la de renunciar y así fue respetada por la Compañ ía. En
relació n con la situació n que plantea el accionante, en la sentencia con radicació n
7712 de 1995 la Sala de Casació n Laboral de la Corte Suprema de Justicia indicó :

“Partiendo del supuesto de ser el contrato de trabajo un acuerdo de voluntades, y


de que el trabajador como sujeto de derecho tiene capacidad para celebrarlo e
igualmente para terminarlo, ni su celebración ni su terminación puede ser
entendida como un acto en el cual él es mirado como un objeto que
pasivamente se somete a las decisiones de aquél con quien contrata. La
dignidad que como ser humano tiene el trabajador obliga a rechazar cualquier
concepción doctrinaria que dé base para concluir que el trabajador no está en
condiciones de deliberar en un momento dado si le conviene o no
permanecer bajo un determinado vínculo contractual, y mucho menos que
tiene la obligación de aceptar cualquier propuesta, por bien intencionada que
ella sea, de su patrono, y que no le es lícito discutirla o proponer fórmulas de
acuerdo diferentes, bien sea para seguir trabajando o para dejar de hacerlo y
terminar por mutuo consentimiento el contrato.” (Destacado fuera del texto
original)

Y, como consecuencia de dicha renuncia, naturalmente cesaron las obligaciones


recíprocas que entre el accionante y la Compañ ía existían, así quedó registrado en el
Contrato de transacció n:

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Ahora bien, el artículo 26 de la Ley 361 de 1997, conforme a la jurisprudencia de la
Corte Constitucional da lugar al reintegro por estabilidad laboral reforzada siempre y
cuando se haya verificado un despido con ocasió n o por conexidad con el estado de
salud del trabajador. Esto dice el artículo 26 de la Ley 361 de 1997, sustento de las
pretensiones del accionante:

“ARTÍCULO 26. NO DISCRIMINACIÓN A PERSONA EN SITUACIÓN DE


DISCAPACIDAD. En ningún caso la discapacidad de una persona, podrá ser motivo
para obstaculizar una vinculación laboral, a menos que dicha discapacidad sea
claramente demostrada como incompatible e insuperable en el cargo que se va a
desempeñar. Así mismo, ninguna persona en situación de discapacidad podrá
ser despedida o su contrato terminado por razón de su discapacidad, salvo
que medie autorización de la oficina de Trabajo.

No obstante, quienes fueren despedidos o su contrato terminado por razón de su


discapacidad, sin el cumplimiento del requisito previsto en el inciso anterior,
tendrán derecho a una indemnización equivalente a ciento ochenta días del
salario, sin perjuicio de las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere
lugar de acuerdo con el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que lo
modifiquen, adicionen, complementen o aclaren.” (Destacado fuera del texto
original)

En el caso del accionante no hubo despido, la terminació n del contrato de trabajo


obedeció a su propia voluntad y, como quiera que, má s allá de cualquier
consideració n, el contrato de trabajo requiere para su existencia la voluntad de
trabajador y empleador, con la sola manifestació n de este de su decisió n de poner fin
al mismo, la aplicació n de disposiciones legales previstas para casos de despido
(terminació n por voluntad unilateral del empleador).

DEL CONTRATO DE TRANSACCIÓN CELEBRADO ENTRE LAS PARTES.

De acuerdo con el artículo 2469 del Có digo Civil y el artículo 15 del Có digo Sustantivo
del Trabajo:

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“ARTÍCULO 2469. La transacción es un contrato en que las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual.
No es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se
disputa. ” (Destacado fuera del texto original)

“ARTICULO 15. VALIDEZ DE LA TRANSACCION. Es válida la transacción en los


asuntos del trabajo, salvo cuando se trate de derechos ciertos e indiscutibles.”
(Destacado fuera del texto original)

Para que exista transacció n es necesario que exista controversia, pues la transacció n
tiene por objeto poner fin a la misma, se requiere que exista i) una reclamació n de una
parte frente a otra, ii) la voluntad de las partes de poner fin a esa controversia y iii) la
voluntad de las partes de hacer concesiones recíprocas, lo que descarta la
equiparació n de la transacció n con una simple renuncia “de un derecho que no se
disputa” o en palabras del artículo 2469 del Có digo Civil, y avala las concesiones del
artículo 15 del Có digo Sustantivo del Trabajo, al señ alar la validez de la transacció n
“salvo cuando se trate de derechos ciertos e indiscutibles”. Al punto, Américo Plá
Rodríguez1, explica “como la transacción es bilateral no significa sacrificar
gratuitamente ningún derecho, puesto que, a cambio de una concesión, se obtiene
siempre alguna ventaja o beneficio” (destacado fuera del texto original). En el caso
bajo estudio, esos tres elementos confluyeron y así lo manifestaron las partes:

El 1 de febrero de 2019, el demandante y la Compañ ía, celebraron un Contrato de


Transacció n, cuya suscripció n estuvo precedida de una serie de consideraciones de las
cuales destaco las siguientes:

1
Los principios del derecho del trabajo, 3a. ed. actualizada, Buenos Aires, Depalma, 1998, pp. 151-154.
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Esa voluntad, se materializó en los siguientes términos:

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Ahora bien, la transacció n produce dos efectos jurídicos importantes: i) hace trá nsito
a cosa juzgada, es decir, tiene los mismos efectos de una sentencia judicial; y ii) presta
mérito ejecutivo.

Como dije, la conciliació n en material laboral es vá lida en la medida en que recaiga


sobre derechos inciertos y discutibles, de acuerdo con el artículo 15 del Có digo
Sustantivo del Trabajo y, sus efectos son los de i) hacer trá nsito a cosa juzgada y ii)
prestar mérito ejecutivo. De modo que, conforme a los términos y alcance del Contrato
celebrado entre las partes, quedaron zanjadas todas las discusiones referidas a la
terminació n del contrato de trabajo, pero sobre todo sobre los motivos de la misma,
así:

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También por los efectos del citado acuerdo transaccional, quedaron saldadas todas las
acreencias que pudieran derivarse de una actual, eventual o futura discusió n con
ocasió n de las relaciones contractuales entre la empresa asociativa de trabajo y mi
representada y de aquella con los demandantes.

Así pues, por virtud del alcance omnicomprensivo del acuerdo, el Despacho no está en
posibilidad de acceder a las pretensiones del accionante, pues dichos temas fueron ya
objeto de autocomposició n por parte de los suscriptores del Contrato de transacció n.

APLICACIÓN DE LA REGLA NEMO AUDITUR PROPRIAM TURPITUDINEM ALLEGANS


(NADIE PUEDE ALEGAR A SU FAVOR SU PROPIA CULPA).

Como ha quedado explicado y acreditado, el accionante reiteró por escrito su decisió n


personal libre y voluntaria de terminar la relació n laboral que sostenía con la
Compañ ía.

En la sentencia T – 1231 de 2008 la Corte Constitucional señ aló que la alegació n de


hechos propios como sustento de la solicitud de tutela constitucional impide la
procedibilidad del amparo. Así lo dijo la Corporació n:

“Esta Corporación ha advertido la aplicabilidad del principio conforme al cual


nadie puede alegar en su favor su propia culpa (Nemo auditur propriam
turpitudinem allegans). Una de las condiciones de procedibilidad de la acción de
tutela, consiste en que el accionante no sea responsable de los hechos que
presuntamente vulneran los derechos invocados, pues su finalidad no es subsanar
los efectos del descuido en que haya podido incurrir el accionante” (destacado
fuera del texto original)

De la misma manera, en la sentencia T – 021 de 2007, la Corte Constitucional había


indicado:

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“si el accionante, por imprudencia, negligencia o voluntad propia ha permitido
o facilitado que se ocurran determinados sucesos que de una forma u otra
atentan contra sus derechos constitucionales fundamentales, no puede
posteriormente aspirar a que el Estado, mediante la acción de tutela,
proceda a reparar una situación cuya responsabilidad recae sobre el mismo
interesado…pretender lo contrario significaría que la culpa, la imprudencia o la
negligencia serían objetos jurídicamente protegidos, lo cual resulta a todas luces
absurdo y contrario a los fundamentos esenciales de un Estado de derecho”
(destacado fuera del texto original)

La tesis planteada por la referida Corporació n se ajusta a la situació n objeto de


aná lisis por parte del Despacho, como quiera que la supuesta vulneració n a la que
refiere el accionante, se deriva de su decisió n de renunciar.

Al punto, destaco que la posició n de la Corte Constitucional sentada en la providencia


referida en precedencia, no ha sido aislada sino que, por el contrario, se trata de una
postura reiterada que se sustenta sobre las siguientes bases expuestas en la sentencia
T – 1231 de 2008:

(i) “el juez constitucional no puede amparar situaciones donde la


supuesta vulneración de un derecho fundamental, no se deriva de la acción u
omisión de cualquier autoridad sino de la negligencia, imprudencia o descuido
del particular
(ii) la incuria del accionante no puede subsanarse por medio de la
acción de tutela
(iii) la imposibilidad de alegar la propia culpa o desidia para solicitar la
protección de un derecho cuyo riesgo ha sido generado por el mismo
accionante” (destacado fuera del texto original)

Es esta pues, otra razó n por la cual la solicitud de amparo del accionante no tiene
vocació n de prosperidad.

IMPROCEDENCIA DEL REINTEGRO – EL ACCIONANTE NO FUE DESPEDIDO.

El accionante solicita el reintegro por la presunta vulneració n de derechos


fundamentales, bajo la alegació n de que gozaba de estabilidad laboral reforzada al

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momento de la terminació n del contrato de trabajo, no obstante, reitero que dicha
terminació n tuvo lugar como consecuencia de su renuncia libre y voluntaria, es decir,
no se trató de una decisió n de la Compañ ía, de la que ahora pueda derivarse una
orden de reintegro, como si el rompimiento contractual hubiera obedecido a una
decisió n del empleador, pues la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha definido,
que el reintegro por estabilidad laboral reforzada es viable siempre y cuando se haya
verificado un despido con ocasió n o por conexidad con el estado de salud del
trabajador, en los términos del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, requisitos que no se
cumplen en este caso, pues no hubo despido.

Sin perjuicio de lo anterior, destaco que el accionante al manifestar su decisió n de


renunciar, fue enterado por parte de la Compañ ía de la existencia de la garantía que
ahora reclama bajo el argumento de haberle sido desconocida. De ello quedó registro
escrito en el Contrato de transacció n celebrado, así:

Conforme a lo anterior, al realizar el aná lisis correspondiente y teniendo en cuenta los


argumentos expuestos, resulta claro que no se cumplen con los requisitos necesarios
para la procedencia de la tutela, pues se reitera:

1. La Compañ ía no despidió al accionante, por el contrario fue él, quien de manera


libre y voluntaria manifestó su voluntad de renunciar, como claramente se
observa en la prueba documental que anexo con el presente escrito. Destaco que
el accionante de modo injustificado y desleal omitió mencionar esa
manifestació n de su voluntad de la que quedó expresa constancia en el Contrato
de transacció n.
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2. Al momento de renunciar, el accionante fue puesto en conciencia por parte de la
Compañ ía de la decisió n que tomaba, de las consecuencias de la misma y, en
todo caso, mantuvo su decisió n.

PRONUNCIAMIENTO FRENTE A LOS HECHOS DE LA ACCIÓN DE TUTELA

1. NO ES CIERTO. La terminació n del vínculo laboral entre el demandante y la


Compañ ía, que estuvo vigente entre el 3 de junio de 2014 y el 1 de febrero de
2019, obedeció a una manifestació n de voluntad unilateral del accionante, por lo
que miente cuando afirma “SUEZ COLOMBIA SAS ESP decidió de manera
unilateral dar por terminado mi contrato”.

Así quedó registrado en la Liquidació n del contrato de trabajo del accionante:

2. NO ES CIERTO. El Contrato de transacció n celebrado entre las partes, indica que


la decisió n del accionante de renunciar la tomó por “considerar esta terminación
más beneficiosa para sus intereses personales” y como de acuerdo con el
pará grafo del artículo 62 del Có digo Sustantivo del Trabajo, “La parte que
termina unilateralmente el contrato de trabajo debe manifestar a la otra, en el
momento de la extinción, la causal o motivo de esa determinación. Posteriormente
no pueden alegarse válidamente causales o motivos distintos” el accionante no
puede pretender a través de la acció n constitucional, desconocer su decisió n y
responsabilizar a la Compañ ía bajo unos supuestos que se alejan completamente
de la realidad. Esto dijo el accionante en su momento:

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Es decir, que en esta afirmació n, nuevamente, el accionante falta a la verdad.

3. NO ES CIERTO como está redactado. El examen médico ocupacional efectuado


el 25 de enero de 2019, da cuenta de que las restricciones extendidas al
accionante no interferían con sus labores, por lo que también en esta
oportunidad falta a la verdad al decir “para poder reintegrarme a laborar se
debían observar y acatar las recomendaciones médicas” pues las referidas en el
certificado de aptitud nada tienen que ver con sus funciones como Ingeniero
interventor, como se corrobora con la sola comparació n de los textos que
presento má s adelante. En cuanto a las condiciones de tiempo, modo y lugar
previstas para el reintegro laboral del accionante, destaco que mediante correo
electró nico fue informado de que el mismo se haría en Cartagena, sin que él
manifestara objeció n alguna al respecto.

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Finalmente, destaco que el examen médico de egreso, esto es, el practicado luego
de la terminació n del contrato de trabajo, arrojó egreso satisfactorio.

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Como consecuencia de ello, debe descartarse que el accionante fuera, a la
terminació n de su contrato de trabajo, beneficiario de las garantías previstas en
la Ley 361 de 1997 cuya aplicació n reclama en este trá mite constitucional de
acció n de tutela.

4. ES CIERTO. En todo caso, destaco que el accionante no manifestó reparo alguno


en relació n con el contenido ni el alcance de la comunicació n, se presentó en el
lugar y fecha indicados en dicho correo electró nico. Sin perjuicio de ello, el
accionante omite mencionar que en esa oportunidad manifestó su voluntad de
renunciar.

5. NO ES CIERTO. El accionante no puede pretender, en el curso de un trá mite de


acció n de tutela, convencer al Juez constitucional, de que fue engañ ado, con el
propó sito de obtener un provecho econó mico injustificado. Lo cierto es que el
accionante negoció a celebració n de un Contrato de transacció n, ene l cual
ademá s se dejó constancia escrita de su manifestació n de terminació n unilateral
voluntaria o renuncia. Resulta curioso que solo tras má s de 6 meses el
accionante manifieste la ocurrencia de un engañ o, cuando al momento de la
celebració n del contrato nada haya dicho. Destaco estos apartes del Contrato:


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6. NO ES CIERTO. Conforme he explicado a lo largo de este escrito no hubo presió n
alguna, ni el accionante fue obligado a adoptar conducta alguna. Se trató de una
decisió n libre e informada que ahora pretende desconocer. En cuanto a la
afirmació n segú n la cual “El no firmar dicho acuerdo implicaba que tenía que
salir de la empresa con las manos vacías…” (destacado fuera del texto
original) basta con decir que el accionante nuevamente miente, pues por
disposició n legal le hubiera correspondido el pago de una indemnizació n
tarifada en la Ley, conforme al artículo 64 del Có digo Sustantivo del Trabajo,
segú n el cual:

“En todo contrato de trabajo va envuelta la condición resolutoria por


incumplimiento de lo pactado, con indemnización de perjuicios a cargo de la
parte responsable. Esta indemnización comprende el lucro cesante y el daño
emergente.

En caso de terminación unilateral del contrato de trabajo sin justa causa


comprobada, por parte del empleador o si éste da lugar a la terminación
unilateral por parte del trabajador por alguna de las justas causas
contempladas en la ley, el primero deberá al segundo una indemnización en
los términos que a continuación se señalan:

En los contratos a término indefinido la indemnización se pagará así:

a) Para trabajadores que devenguen un salario inferior a diez (10) salarios


mínimos mensuales legales:

1. Treinta (30) días de salario cuando el trabajador tuviere un tiempo de


servicio no mayor de un (1) año.

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2. Si el trabajador tuviere más de un (1) año de servicio continuo se le
pagarán veinte (20) días adicionales de salario sobre los treinta (30)
básicos del numeral 1, por cada uno de los años de servicio
subsiguientes al primero y proporcionalmente por fracción
…”

Para el caso del accionante, dada la modalidad de su contrato de trabajo (a


término indefinido), su antigü edad (4 añ os, 8 meses y 25 días), su salario
mensual ($4.874.535 menos de 10 SMLMV) le correspondía una indemnizació n
legal de $16.835.019, cifra que fue casi duplicada si se compara con la suma
transaccional acordada entre las partes y pagada por la Compañ ía.

7. NO ES CIERTO como lo plantea el accionante. De la condició n de salud eran


conscientes tanto la Compañ ía como el accionante, quien fue informado de
manera completa y oportuna, de la especial protecció n y garantía de estabilidad
laboral reforzada, que lo protegía de un despido en razó n de dicha condició n. Sin
embargo, el accionante reiteró con la firma del Contrato de transacció n su deseo
e intenció n de renunciar a su fuero y terminar su relació n laboral. De esa
decisió n no puede responsabilizarse a la Compañ ía, pues fue tomada por el
accionante, hubo renuncia, no despido. Destaco estos apartes del Contrato:

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8. NO ES CIERTO. Resulta obvio que si el accionante pretende con la acció n de
tutela que “se ordene el reintegro” y que la Compañ ía le “pague salarios y
prestaciones sociales” el asunto controvertido en el trá mite constitucional sí
deriva de la existencia y terminació n del contrato de trabajo que existió entre las
partes. En palabras del artículo 2 del Có digo Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, se trata de “conflictos jurídicos que se originen directa o
indirectamente en el contrato de trabajo” llamados a ser resueltos por el Juez del
Trabajo y la Seguridad Social, su juez natural, por lo que la discusió n escapa del
á mbito de competencia del Juez constitucional, como ya expliqué. Sin embargo,
el accionante há bilmente pretende distraer la atenció n del Despacho para que se
pase por alto que, al final del camino, busca obtener un provecho econó mico
injustificado, valiéndose de afirmaciones falaces, de argumentos engañ osos, de la
alegació n en contra de la Compañ ía de las decisiones que tomó hace má s de 6
meses y que ahora pretende desconocer. Esa conducta no puede ser avalada bajo
el argumento de la protecció n de derechos fundamentales, habiendo mediado un
Contrato de transacció n que fue cumplido por la Compañ ía y que pretende ser
burlado por el accionante.

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9. NO ES CIERTO. Los lineamientos a los que refiere el accionante no resultaban
aplicables al modo de terminació n que puso fin a la relació n laboral que sostuvo
con la Compañ ía. De acuerdo con el artículo 61 del Có digo Sustantivo del
Trabajo:

“1. El contrato de trabajo termina:

a). Por muerte del trabajador;


b). Por mutuo consentimiento;
c). Por expiración del plazo fijo pactado;
d). Por terminación de la obra o labor contratada;
e). Por liquidación o clausura definitiva de la empresa o establecimiento;
f). Por suspensión de actividades por parte del empleador durante más de
ciento veinte (120) días;
g). Por sentencia ejecutoriada;
h). Por decisión unilateral…;
i). Por no regresar el trabajador a su empleo, al desaparecer las causas de la
suspensión del contrato.

En los casos contemplados en los literales e) y f) de este artículo, el


empleador deberá solicitar el correspondiente permiso al Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social e informar por escrito a sus trabajadores de este
hecho. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social resolverá lo relacionado
con el permiso en un plazo de dos (2) meses. El cumplimiento injustificado de
este término hará incurrir al funcionario responsable en causal de mala
conducta sancionable con arreglo al régimen disciplinario vigente.”
(Destacado fuera del texto original)

Así las cosas, como la relació n laboral terminó por renuncia del accionante y no
por mutuo acuerdo de las partes, la sentencia T-2017 de 2014 no resulta
aplicable, má xime que en el caso analizado por la Corte Constitucional en esa
sentencia “el acta de conciliación solo versó sobre el pago de la indemnización por
terminación de mutuo acuerdo, el pago del bono de mera liberalidad y el acuerdo
de las partes sobre encontrarse a paz y salvo de toda obligación. Ni la autoridad
laboral ni la empresa accionada, pusieron en conocimiento del trabajador el
hecho de que por tratarse una persona con una afectación de su salud, que
venía de una incapacidad de más de doscientos cuarenta (240) días, tenía
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derecho a que se la protegiera especialmente a través de la garantía efectiva
de la estabilidad laboral reforzada” (destacado fuera del texto original)por lo
que “el estado de debilidad manifiesta del accionante no fue tenido en cuenta
como un elemento relevante al momento de suscribir los acuerdos alcanzados, ni
se le informó al trabajador sobre las protecciones que le asisten en virtud de esa
garantía constitucional” trayendo ello como consecuencia que “al no
manifestarse las partes sobre un aspecto decisivo para que el acuerdo
pudiera llevarse a cabo, el mismo se torna ineficaz, por tratarse de una
persona especialmente protegida” (destacado fuera del texto original) situació n
totalmente contraria a la del accionante, como se desprende de la lectura de los
siguientes apartes:

En suma, el accionante pretende la aplicació n a su caso de razonamientos


efectuados en una situació n fá ctica completamente diferente y, si se quiere,
contraria a la suya propia, por lo que llamo la atenció n del Despacho en cuanto a
que el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991 señ ala que “Las sentencias en que se
revise una decisión de tutela sólo surtirán efectos en el caso concreto”
(destacado fuera del texto original), esto es, que las ó rdenes emanadas de la
Corte Constitucional, en sentencias proferidas con arreglo al artículo 33 de dicho
Decreto, no pueden ser aplicadas en casos diferentes de aquellos que fueron

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analizados por la Corte, a menos que así lo disponga la providencia, tal como lo
indicó la Corte en el auto A-224 de 2016 al señ alar:

“Ahora bien, la acción de tutela se relaciona única y exclusivamente con la


protección inmediata de los derechos fundamentales del afectado, no con los
de otras personas que también se consideren involucradas dentro de la
misma situación de hecho. Lo anterior, porque esta acción produce, en
principio, efectos inter partes, y sólo por excepción genera efectos
respecto de otros sujetos, cuando el fallo respectivo lo señala
expresamente” (destacado fuera del texto original)

Adicionalmente, destaco que aunque la Corte Constitucional ha dotado a sus


sentencias de “carácter vinculante, obligatorio y de fuente de derecho” como lo
explicó SU-053 de 2015, lo cierto es que los “criterios que trascienden el caso
específico… deben ser tenidos en cuenta por las autoridades y por los jueces al
enfrentar casos idénticos” (destacado fuera del texto original) como lo explicó
la Corte Constitucional en la sentencia T-584 de 2015.

En suma, no hay razó n alguna para extender al caso del accionante los
lineamientos de la sentencia a la que alude.

10. NO ES CIERTO. Lo indicado no es siquiera un hecho en el cual pueda basarse la


solicitud de amparo que eleva el accionante. Es una apreciació n subjetiva que
desconoce la realidad de los hechos, la improcedencia de sus pretensiones, la
inaplicabilidad de los sustentos jurídicos en los que se basan sus peticiones. En
consideració n a ello y a los argumentos que con claridad han quedado expuestos
a lo largo de este escrito, me opongo a la validez de esa inferencia del accionante.

PRUEBAS DOCUMENTALES.

1. Contrato individual de trabajo a término indefinido.


2. Certificado de aptitud laboral.

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3. Formulario de inscripció n de afiliados y novedades SaludCoop EPS.
4. Formulario de afiliació n al régimen de subsidio familiar Comfenalco Valle
radicado el 5 de junio de 2014.
5. Formulario de afiliació n al régimen de subsidio familiar Comfenalco Valle
radicado el 6 de junio de 2014.
6. Reporte de novedad Colmena vida y riesgos laborales.
7. Certificació n de afiliació n a Porvenir.
8. Certificació n laboral.
9. Descripció n de cargos y perfiles por competencias.
10. Notificació n de incremento salarial.
11. Contrato de transacció n.
12. Correo del 1 de febrero de 2019.
13. Liquidació n de contrato de trabajo.
14. Soporte de pago de la suma neta de la liquidació n del contrato de trabajo.
15. Autorizació n de retiro de cesantías.
16. Certificació n laboral.
17. Autorizació n para examen médico de retiro.
18. Examen médico ocupacional de egreso.
19. Soporte de entrega de comprobantes de pago de aportes al Sistema de Seguridad
Social Integral.
20. Certificado de aportes Aportes en línea.
21. Resultados de la consulta de la Administradora de los Recursos del Sistema
General de Seguridad Social en Salud – ADRES.

ANEXOS.

Anexo a este escrito de contestació n los siguientes documentos:

1. Poder especial.
2. Copia de mi cédula y de mi tarjeta profesional de abogada.

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3. La prueba documental relacionada en el acá pite anterior.

NOTIFICACIONES.

Las recibiré la Carrera 7 No. 71-52 Torre A piso 5 la ciudad de Bogotá , correo
electró nico natalia.villamil@phrlegal.com.

La Compañ ía en su direcció n de notificació n judicial Calle 72 Bis No. 5 -83 Edificio


Avenida Chile oficina 203 de la ciudad de Bogotá D.C.

Atentamente,

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