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RESPONSABILIDAD CIVIL

En la actualidad, el régimen de responsabilidad civil se compone de dos


presupuestos que son:
(i) La existencia de un daño y (ii) su atribución a un sujeto determinado en
virtud de un título de imputación proveniente de una norma particular y su
objetivo y fundamento principal es indemnizar el daño que se ha causado a
partir de un riesgo que la víctima no tiene que soportar o porque quien lo ha
causado ha sido negligente en su actuación. De la responsabilidad civil se
derivan dos especies distintas: (i) la contractual y (ii) la extracontractual.

RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL


La responsabilidad civil extracontractual se genera a partir de un daño
causado, sin que exista una relación contractual previa entre el causante del
mismo y el perjudicado, o que a pesar de que existir un contrato anterior, el
daño sea completamente ajeno a su objeto. Este régimen funciona bajo el
presupuesto de que, quien haya cometido un daño con su conducta sin
justificación, tendrá que rectificar lo sucedido para reponer la pérdida causada,
en virtud del principio de igualdad, que protege el equilibrio existente entre el
autor del daño y el perjudicado. En este sentido, el autor deberá devolver algo
a la víctima, reparar un objeto dañado o indemnizarla en caso en caso de que
la situación original no pueda ser restablecida, que es lo que ocurre la mayoría
de las veces. Es importante resaltar que no cualquier daño genera
responsabilidad civil extracontractual, ya que el derecho sólo protege algunos
intereses, en esa medida el daño debe estar protegido jurídicamente.
RESPONSABILIDAD CIVILCONTRACTUAL
Es el conjunto de consecuencias jurídicas que la ley le asigna a las obligaciones
derivadas de un contrato.

LA RESPONSABILIDAD MÉDICA EN MATERIA CIVIL


Las obligaciones de los prestadores de salud consisten en brindar al paciente
todas las herramientas de las que dispongan de conformidad con la lex artis de
la materia, con el objetivo de curarlo, así en todos los casos no se pueda
cumplir. En razón a lo anterior, en principio, la responsabilidad civil de la
prestación de tales servicios se exige solidariamente a las entidades
prestadoras de salud, a las instituciones prestadoras de dichos servicios y al
personal médico y la responsabilidad será de carácter contractual o
extracontractual si el daño surgió del incumplimiento de una obligación
establecida en un contrato o por la violación del deber genérico de no dañar,
por un hecho u omisión del responsable.
RESPONSABILIDAD MÉDICA EN COLOMBIA
Actualmente en Colombia la responsabilidad médica es de medio y no de
resultado; es decir el galeno no está en la obligación de garantizar la salud del
enfermo, pero sí de brindarle todo su apoyo en procura de su mejoría.
Excepcionalmente es de resultado como en aquellos casos de cirugías
estéticas, donde el paciente piensa que va a obtener un resultado por la
información deficiente que dan los facultativos; pues la información sesgada
puede dar expectativas irreales y es la que genera la responsabilidad. La
obligación contractual o extracontractual del médico respecto de la persona a
quien va a tratar, es una prestación de servicios enmarcada en el
consentimiento.
Por supuesto que el tema ha sido controvertido; toda vez que la tradición
jurídica latina se inclina por la decisión discrecional “paternalista” del médico,
mientras que la doctrina anglo-norteamericana le da relevancia al
consentimiento del paciente, no pudiendo realizarse el tratamiento sin su
aceptación. Este criterio tiene su antecedente remoto en el propósito de John
Locke, uno de los encargados de fundamentar teóricamente el nuevo
ordenamiento social, enunciando que nadie puede dañar a otro en su vida,
salud, libertad y propiedad.
Con respecto a la mala práctica médica, esta se podría definir como una
situación de impericia, negligencia o indolencia profesional, donde el galeno
produce un resultado que no previó, que no anticipó y que sin embargo era
anticipable, representable y objetivamente previsible. Y donde la imprudencia
grave es entendida como la omisión de todas las precauciones exigibles que
debieron adoptarse en el suceso o evento de que se trate, o al menos de las
más elementales o rudimentarias y es sancionada a título de delito.
Definitivamente, la relación médico–paciente está reglada por un expreso
acuerdo de voluntades, mediante el cual el médico queda comprometido,
generalmente por una obligación de medios a empeñar todo su conocimiento,
destreza y juicio clínico. Aunque ya la jurisprudencia nacional e internacional le
ha asignado a ciertas áreas de la medicina la condición de obligación de
resultados o fines.
Es toral recalcar que en virtud de este vínculo contractual las instituciones de
salud deben cumplir de forma cautelosa y segura, con todos los cuidados
preestablecidos y bajo ningún concepto deben entender su responsabilidad
como meramente de medio. El cuidado del paciente se convierte para la
institución en una verdadera obligación de resultado, debiendo ser exigente
consigo misma y con todo el personal bajo su cargo, a fin de asegurar la
calidad en la prestación de servicios médicos sanitarios a todos los usuarios.
Más allá de la consideración de la culpa in vigilando o in eligiendo, que debe el
Estado a los particulares -según el caso- sobre el personal que libremente
labora o se desempeña en estas instituciones; más allá de la obligación de
cuidado que deben las instituciones hacia los usuarios; más allá de la
obligación contractual incluyendo la de servicios hospitalarios, se encuentra el
principio fundamental de la garantía, el cual propende a que las instituciones
ofrezcan a sus usuarios una vez demostrado el daño sufrido, los resarcimientos
económicos como contraprestación, de acuerdo con la norma sustantiva civil.
Ahora bien, en caso de una demanda a una entidad estatal por el daño que uno
de sus médicos le ocasione a un paciente, esta debe repetir contra el
funcionario público para que le devuelva al Estado lo que pagó por culpa suya.

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