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INTEGRANTES:

MiCHELLY VILLANUEVA BARRETO

UNA MUJER BELICIOSA


Mil oficios en medio de la tormenta.
Una rutina cansada junto a opciones limitas que no le permiten que las cosas
sean distintas, con la angustia constante en su corazón de hierro por la
preocupación de sacar a sus menores retoños adelante o por lo menos cubrir
sus necesidades básicas para que no tengan que repetir el mismo circulo
desgastante de las brechas de la desigualdad de oportunidades en nuestro
país. Lo mas alegre de sus días es ver como sus pequeñas criaturas aun
tienen vida, aún vale la pena luchar y adoptar mil y un oficios habidos y por
haber para sacarlos adelante a pesar de saber que no todos tiene la mejor
salud.
Se puede oír el quiquiriquí del gallo junto a la tranquila brisa del viento de la
madrugada que esta apunto de convertirse ruidosos sonidos molestos del trajín
de las 6AM, donde todos van de prisa por ir a trabajar. Sin embargo, unas
horas antes Susanita López ya emprendió su día, alistándose con su humilde
vestimenta y lavándose en aquel valde de agua que ahorro de la noche anterior
del pequeño caño que hay a fuera de su humilde casita hecha de manera.
Vive en una zona bastante humilde, es inevitable no ensuciarse los zapatos
con barro y arena como si paseáramos en un desierto. Caminar por las pistas
con un poco de imaginación podría parecer como si estuviéramos por la luna,
por sus grandes y profundas brechas y huecos. No falta uno que otro
vagabundo tirado en el suelo mientras duerme en un cartón que suele
compartir junto a su perro, se ven tan a gusto en su penthouse en plena vía
pública, sin la más mínima expresión de vergüenza.
En medio de todo ello podemos encontrar la humilde morada de Susanita
López y su familia. Honestamente llegar puede ser un poco cansado para
cualquiera e incluso una trayectoria un tanto irritante. No es ambiente muy
grande ni tampoco muy bien aspectado. Se puede ver que emprendieron su
casita con el propio sudor de su frente y sus manos. Esta hecha de madera, no
tiene piso.
Aunque evidentemente haga falta recursos económicos aquel hogar tiene lo
muchos con todo su poder adquisitivo no podrían tener. Susana López sentada
en el centro de la mesa, rodeada de sus hijos y su madre mientras ríen y
disfrutan de la compañía del uno y del otro antes. Se abrazan, son corteses al
pasar los alimentos y muy agradecidos. Se percibe y se respira junto a un
pequeño repeluzno en la piel paz y armonía. Es admirable como su fregada
situación no es un obstáculo para sonreír mientras algunos nos quejamos
porque echaron demasiado queso parmesano a nuestros macarrones, que
ironía.
Después de dejar a sus bendiciones en la escuela empieza la labor de
Susanita. Ella sabe que la desigualdad económica en nuestro país es grande.
No tuvo oportunidades ni un ambiente adecuado en donde desarrollarse como
persona, la tiene difícil, es consiente de ello, pero también sabe que el Estado
no se va apiadar de su situación y por sus esfuerzos de sacar adelante a sus
hijos. Tampoco van a colocarse la mano en el pecho por encima de sus
indiferentes y corruptos sistemas de salud y van a brindarle un tratamiento
óptimo a su pequeña que sufre de Leucemia.
Susana tiene que poner manos a la obra y arreglárselas. Es una mujer
admirable, como una reina que no deja de luchar, mil oficios. Empieza
emprendiendo su pequeño mototaxi, la trabaja hora tras horas, hasta que llega
el momento del almuerzo, llega a casa y los atiende con amor a pesar que sus
hombros llevan una gran carga y responsabilidad. Los niños tienen que
quedarse solos, pues llega la hora de su segunda labor, ir a tocar las puertas
de los hogares para que le den la ropa sucia y poder lavarla.
Se puede oír el sonido de fricción entre el suelo y la tina al arrastrarla, pasa
horas lavando a mano en esa pequeña tina de plástico junto a su tabla de lavar
como hacían nuestras abuelitas.
Es fuerte como una leona, se puede ver el cansancio en sus brazos y sus ojos,
pero no considera la opción de rendirse. Tiene que acabar de prisa porque las
botellas y escombro de papeles no se van a reciclar por sí solos, como si
caminaran y se metieran al costal para ser vendidos. Es muy rápida, sabe que
antes de las 6PM tiene que llevar a reciclar las botellas y cuadernos que
selecciono, es un ingreso más para el desayuno del día siguiente.
Por fin se avecina la última jordana laboral, camina rápidamente por ese
estrecho pasillo, pasa una contina de plástico. Esta cansada, con la respiración
agitada y con muchas ganas de sentarse a descansar, pero el caldo de gallina
y su carpa no se va a colocar por medio de algunos madrinos mágicos. Se
escucha a lo lejos el sonido de las motos, son varias, y llaman caserita Susana,
caserita Susana: ¡Un caldito de gallina! Los atiende rápidamente, es
impresionante, no descansó ni un segundo. Al lado izquierdo esta atendiendo a
sus clientes y al derecho les da de cenar a sus hijos. Por fin el día acaba, e
impresionantemente su mesa junto a su familia sigue destallando carcajadas,
amor y armonía. Hay mucho amor en su hogar a pesar que Susana es el
ejemplo de una mujer llena de limitaciones económicos envuelta en un país de
desigualdad de oportunidades.
No la vi nunca en situaciones denigrantes, ni ganándose el pan de la mesa de
manera deshonesta, eso la hace aún mas valiosa, pero no todos van a poder
entenderlo.

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