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Hace mucho tiempo existió una pequeña aldea llamada arcoíris, en esta habitaban

muchos osos de diferentes colores, texturas y olores. A primera vista todos parecían
normales, dedicados a su trabajo y familia pero en la familia tamangadapio estaban los
dos pequeños ositos más inquietos y exploradores que podía existir, Crespitos y
luciérnaga donde su imaginación volaba siempre a su máximo esplendor viendo en
cualquier cosa una aventura a disfrutar.
Una mañana en primavera Crespitos y Luciérnaga se despertaron muy temprano
producto al sonido que hacia una abeja verde al golpear la ventana, al observarla los
dos pequeños decidieron ir a corretearla por esta razón la abeja huye de ellos para
protegerse, metiéndose en lo profundo del bosque que quedaba a lado de la casa de
esta familia, los dos pequeños asumieron esta persecución como una nueva aventura
que sin pereza fueron detrás de la abeja verde.
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Ellos corrían esquivando todo tipo de tronco, rama y matorral que se les interpusiera, de
un momento a otro Luciérnaga se cansa y viendo que su hermano le había tomado una
ventaja considerable le grita a crespitos
-Crespitosssss esperameeee, ya estoy muy cansada, me duelen mucho mis pies.
En este momento Crespitos para y voltea ver a su pequeña hermana, arrodillada en el
piso y decide devolverse, mientras descansan sus estómagos comienzan a crujir del
hambre que tenían ya que no habían desayunado, lastimosamente para los pequeños
osos inquietos no sabían cómo devolverse a su casa ya que nunca habían estado tan
adentro del bosque. Crespitos siendo el mayor toma el liderazgo para el regreso de su
casa, él le da la mano a su hermana y le dice
-Lucí, no te preocupes yo sé cómo regresar a casa, dame la mano y observa todo muy
bien, para que aprendas también.
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Luciérnaga se levanta y hace lo que su hermano le manda, mientras caminan van


hablando de cosas que recuerdan que hay alrededor de su casa, los distintos olores
que se producen cuando su mamá les cocina o el ruido que produce su padre al
alimentar los animales; de esta manera el recorrido iba dejando de ser tan miedoso y
desconocido, volviendo hacer una aventura increíble para los hermanos tamangadapio,
mientras caminaban Luci ve un árbol con semillas que su madre utilizaba para adobar
la carne y le dice a su hermano con felicidad.
-Mira, mira, esas mi mamá las tiene en la casa, sin agrias pero ya no tendremos mucha
hambre, comamos.
Crespitos le responde -¿Estás segura? ¿No son otras? ¿No nos harán daño?
Luciérnaga le contesto - no, mi mamá las utiliza para adobar las carnes, estoy segura.
Ellos felizmente prosiguen a alimentarse de estas, engañando el hambre por un corto
tiempo, al terminar siguen con su camino cansándose después de un largo tiempo, por
esta razón deciden acostarse en el piso a ver las nubes, donde les recordaba a su
padre Facundo diciéndoles que ellos eran como las nubes libres, que podían habitar en
cualquier lado aprendiendo, disfrutando y siendo ellos siempre y cuando recordarán que
son igual que el otro, que todos tienen el poder de lograr sus amigos objetivos y que
donde fueran llevarán en su sangre la cultura y enseñanzas que ellos le enseñaron,
esto a los hermanos Tamagandapio los mantenía fuertes y con el ánimo de volver a
casa, de un momento a otro observan una nube donde a Crespitos se le hace forma de
un perro y a luciérnaga de jirafa y comienzan a discutir por quien tenía la razón,
después de mucho Crespitos dice
-Luci, no te pongas brava, yo veo un perro, mirare las orejas, su lengua larga y…
De repente Luciérnaga lo interrumpe diciéndole -Crespitos esos no son orejas, son los
cachos de la jirafa, míralas con detenimiento, no seas un burro con alas...
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Crespitos para no generar más discusión se para y le dice -Vamos Luci, si seguimos así
no vamos a llegar a la casa- ella sin mediar palabra alguna se para y da 10 pasos,
voltea y dice -acepta, yo tengo la razón- y siguen con su trayecto, después de caminar
más de una hora reconocen el camino y gritan de felicidad -!LLEGAMOS, LLEGAMOS
A CASA!, de la emoción se les olvida su pelea y se dan la mano para salir corriendo a
abrazar a sus papás; enseguida desayunan un rico tamal con chocolate y deciden
contarle la aventura a sus padres, sin olvidarse ni un mínimo detallé; cuando llegan a la
parte de la pelea Facundo los detiene, diciéndoles que cada uno es único, que por más
que lo hubieran creados los mismos papás cada uno genera su propia cultura y se
desempeña socialmente diferente, que por todo lo que pasaron fue dado al aprendizaje
que han adquirido y que lograron volver a casa porque buscaron soluciones, que está
en la manera más significativa de aprender; por último les recordó que los amaba y que
confiaba en su proceso de estar en el mundo .
Colorín colorado, los pequeños Tamagandapio han aventurado.
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