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Su sistema se basaba en colocar sobre un pergamino o papel grueso humedecido tipos de plomo, de igual manera
que en una imprenta, y a su vez prensarlos. Cada página estaba compuesta de dos hojas adheridas, de manera
que las letras en relieve resaltasen en la superficie por su cara externa, y al tacto de las yemas de los dedos
pudiesen descifrarse.
El proceso de impresión era laborioso y llevaba tiempo realizar copias. Los libros eran voluminosos y pesados, en
cada página solo cabían 11 renglones de 24 caracteres; el relieve de las letras, a fuerza de palparlo con el tiempo
solía desaparecer.
Louis se encargó de probar el sistema de Barbier, le parecía interesante pero muy simple para poder ayudar a los
ciegos. De esa exposición, Louis Braille se inspira para adaptar y completar su propio sistema. Y hasta 1824
(cuando él tenía 15 años), por fin terminó de crear su sistema de 6 puntos con variaciones en los patrones de
celdas (parecido al domino), logrando un total de 63 permutaciones para diferentes letras y números, incluso el
símbolo de espacio. Más tarde también incluyó notas musicales.
Los demás compañeros utilizaban su método, ya que era una herramienta para aprender más fácilmente. Sin
embargo, el Instituto no lo hizo oficial debido a que el costo era elevado y no contaban con los recursos. Pasaron
los años y Louis Braille, se convirtió en profesor en ese Instituto utilizando su propio método de aprendizaje.