Está en la página 1de 10

HORA SANTA 25 de Enero 2024

Conversión de San Pablo


INICIO
AUDIO: Canto de Adoración, Desenfoque Custodia, se abre

(Monitor 1) Señor Jesús, en tu Santa Presencia Eucarística no


reunimos para adorarte y agradecerte este tiempo en el que nos
permites contemplarte y unirnos a Ti desde nuestra humilde oración
hecha amor y plegaria.
Hoy la Iglesia hace memoria de la Conversión de San pablo, apóstol
modelo de toda auténtica conversión cristiana. Permite Señor que al
profundizar hoy un poco más en él y en su misión, nos dejemos
transformar por ti, de mente y corazón, para proclamar tu amor y
salvación al igual que tu querido apóstol.
Invoquemos al Divino Espíritu para dar inicio a esta hora de adoración

AUDIO: Canto VENI CRATORE o SANTO ESPIRITU…


(Música instrumental muy baja se pierde)

I.- Acto de Fe y Adoración:


(Monitor 2) Creemos, Padre providente,
que por la fuerza de tu Espíritu el pan y el vino
se transforman en el cuerpo y la sangre de tu Hijo,
flor de harina que aligera el hambre del camino.

(Monitor 3) 1Padrenuestro, 1Avemaría, 1 Gloria

(Monitor 2) Creemos, Señor Jesús, que tu Encarnación


se prolonga en la simiente de tu cuerpo Eucaristía,
para dar de comer a los hambrientos de luz y de verdad,
de amor y de perdón, de gracia y salvación.

(Monitor 3) 1Padrenuestro, 1Avemaría, 1 Gloria

(Monitor 2) Creemos que en la Eucaristía te prolongas en la Historia,


para alimentar la debilidad del peregrino.

(Monitor 3) 1Padrenuestro, 1Avemaría, 1 Gloria


(Monitor 2) Señor, Padre Santo, que en Jesucristo, tu Hijo, presente
realmente en la Eucaristía, nos das la luz que ilumina a todo hombre que
viene a este mundo, y la vida verdadera que nos llena de alegría;
te pedimos nos concedas seamos en Cristo, luz en las tinieblas, y
vivamos íntimamente unidos a Él que es nuestra vida.

AUDIO Canto de Adoración


(Música instrumental muy baja se pierde)

II. (Monitor 1) Lectura de los hechos de los apóstoles 22, 3-16

Pablo dijo a todo el pueblo reunido en el Templo:


«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero me he criado en esta
ciudad y he sido iniciado a los pies de Gamaliel en la estricta
observancia de la Ley de nuestros padres. Estaba lleno de celo por
Dios, como ustedes lo están ahora. Perseguí a muerte a los que seguían
este Camino, llevando encadenados a la prisión a hombres y mujeres; el
Sumo Sacerdote y el Consejo de los ancianos son testigos de esto. Ellos
mismos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y yo me dirigí
allá con el propósito de traer encadenados a Jerusalén a los que
encontrara en esa ciudad, para que fueran castigados.
En el camino y al acercarme a Damasco, hacia el mediodía, una
intensa luz que venía del cielo brilló de pronto a mi alrededor. Caí en
tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues?" Le respondí: "¿Quién eres, Señor?"
Y la voz me dijo: "Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues".
Los que me acompañaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del
que me hablaba. Yo le pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?"
El Señor me dijo: "Levántate y ve a Damasco donde se te dirá lo que
debes hacer".
Pero como yo no podía ver, a causa del resplandor de esa luz, los que
me acompañaban me llevaron de la mano hasta Damasco.
Un hombre llamado Ananías, fiel cumplidor de la Ley, que gozaba de
gran prestigio entre los judíos del lugar, vino a verme y, acercándose a
mí, me dijo: "Hermano Saulo, recobra la vista". Y en ese mismo instante,
pude verlo. Él siguió diciendo: "El Dios de nuestros padres te ha
destinado para conocer su voluntad, para ver al Justo y escuchar su
Palabra, porque tú darás testimonio ante todos los hombres de lo que
has visto y oído. Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y
purifícate de tus pecados, invocando su Nombre"».
AUDIO Breve o instrumental para meditar la Palabra leída
(Monitor 2) Entre las muchas conversiones que aparecen en el Nuevo
Testamento, la de Saulo de Tarso quizás es la más famosa y trascendente. La
inesperada conversión parte en dos su vida, marcando un “antes” y un
“después”, como ocurre en la vida de tantos grandes personajes en la historia
de la humanidad.

Puede que no se cayera del caballo, como piadosamente algunos


cuentan, pero desde luego sí se derrumbó “su mundo”, se cayeron sus ideas
y, en cierto modo, se cayó su vida. Hasta ese día profesaba un judaísmo
estricto y fiel como buen fariseo. Hacía gala también de su condición de
ciudadano romano, culto y reconocido. Con una marcada personalidad y un
temperamento fuerte, es fácil imaginar porqué los cristianos le temían tanto.

Pero todo cambió: vio a Dios. Pero no sólo con los ojos del cuerpo, sino con
los del alma. Resulta difícil explicar cómo un judío tan religioso, con tanta
formación, con tanta experiencia, reconozca abiertamente que de nada le
sirvió la fe que profesaba: tanto tiempo creyendo alabar a Dios, y en el fondo
no le conocía de verdad.

Jesús tuvo misericordia de él y se le manifestó, se le apareció de un modo


extraordinario para que contemplara su grandeza y su gloria: se trata una
gracia especialísima de la visión sobrenatural, semejante a las
contemplaciones de los místicos. Era el mismo Yahveh, pero con un rostro
humano, un nombre concreto y una historia reciente que Saulo conocía a
duras penas, aunque sea porque perseguía a sus discípulos.

Podemos ver en la conversión de San Pablo una característica propia de la


vida cristiana: no se construye de abajo hacia arriba, es decir, como si los
hombres aportáramos nuestra ideas y experiencias para organizar un sistema
religioso más o menos logrado. El Evangelio es un movimiento a la inversa: se
construye de arriba abajo. Se trata de Dios que manifiesta a la humanidad su
grandeza, su poder, su salvación y su ternura. La fe viene de arriba: es Cristo
quien se nos revela, quien nos ofrece la vida divina, quien nos transforma en
hijos del Padre, templos del Espíritu Santo y nos hace coherederos con Él del
Reino de Dios.

La tarea que nos pide Cristo en el evangelio de hoy, “proclamar el evangelio a


toda la creación”, consiste en ser cauce para que muchos puedan ver a Dios,
conocerle y amarle. La Iglesia nace y adquiere su identidad más profunda
cuando se sabe instrumento para que todos los hombres lleguen al
conocimiento de Dios. Jesucristo es la luz más hermosa que ilumina a la
humanidad.

Hoy concluye el Octavario de oración por la unidad de los cristianos. Y


rezamos especialmente para que la luz que viene de arriba ilumine los
caminos de aquí abajo, tan enrevesados a lo largo de la historia por intereses
que distan mucho de lo que Dios desea. Él es la fuente de la Iglesia; Él es la
cabeza del cuerpo que forman todos los asimilados a Cristo por medio de la fe
y del bautismo.

Que San Pablo, que vio a Dios y abandonó las medidas humanas, nos ayude
a todos a pensar y a vivir al modo divino, a desprendernos de aquello que
tanto nos estorba en nuestra vida y empobrece la predicación del Evangelio.

AUDIO: Canto
(Música instrumental muy baja se pierde)

III. (Monitor 3) Himno


¿Cómo has logrado, Señor, este cambio nunca visto: de Saulo, el
perseguidor, en Pablo, heraldo de Cristo?

Pablo muele en su molino el antiguo Testamento, Cristo le sale al


camino, el arrastra en su seguimiento.
Siempre la Iglesia recibe como un eco del Señor, las cartas que pablo
escribe, dictadas por el amor.
Infatigable viejero, recorres la tierra entera, apóstol y misionero hasta el
fin de tu carrera.

Como una flecha bruñida vas a la meta, de suerte que sólo Cristo
es tu vida, y una ganancia la muerte.
Descúbrenos la victoria de Jesús crucificado, para compartir la gloria del
Señor resucitado.

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del
apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión,
imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos
así testigo de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu HIjo.

(Breve Silencio)
Respondamos hermanos: Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

¡Mira, Señor, que soy tu servidor, tu servidor y el hijo de tu esclava: tú has


roto mis cadenas!"
(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Te ofreceré el sacrificio de acción de gracias e invocaré el nombre del Señor.


(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo


(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

En los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.


(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos.
(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.


(R) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
.
AUDIO: Canto
(Monitor 4)
Maestro de los gentiles, apóstol y heraldo de Jesucristo: así se define a sí
mismo, San Pablo, con una mirada retrospectiva al itinerario de su vida. Pero
su mirada no se dirige solamente al pasado. "Maestro de los gentiles": esta
expresión se abre al futuro, a todos los pueblos y a todas las generaciones.
San Pablo no es para nosotros una figura del pasado, que recordamos con
veneración. También para nosotros es maestro, apóstol y heraldo de
Jesucristo. Por tanto, no estamos reunidos para reflexionar sobre una historia
pasada, irrevocablemente superada. San Pablo quiere hablar con nosotros hoy.
(…)Pero ¿Quién era san Pablo? Sobre todo nos preguntamos: ¿Quién es san
Pablo? ¿Qué me dice a mí? (…)

En la carta a los Gálatas nos dio una profesión de fe muy personal, en la que
abre su corazón ante los lectores de todos los tiempos y revela cuál es la
motivación más íntima de su vida. "Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y
se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20). Todo lo que hace san Pablo parte de
este centro. Su fe es la experiencia de ser amado por Jesucristo de un modo
totalmente personal; es la conciencia de que Cristo no afrontó la muerte por
algo anónimo, sino por amor a él -a san Pablo-, y que, como Resucitado, lo
sigue amando, es decir, que Cristo se entregó por él. Su fe consiste en ser
conquistado por el amor de Jesucristo, un amor que lo conmueve en lo más
íntimo y lo transforma. Su fe no es una teoría, una opinión sobre Dios y sobre el
mundo. Su fe es el impacto del amor de Dios en su corazón. Y así esta misma
fe es amor a Jesucristo. (…)

Para él, la verdad que había experimentado en el encuentro con el Resucitado


bien merecía la lucha, la persecución y el sufrimiento. Pero lo que lo motivaba
en lo más profundo era el hecho de ser amado por Jesucristo y el deseo de
transmitir a los demás este amor. San Pablo era un hombre capaz de amar, y
todo su obrar y sufrir sólo se explican a partir de este centro. Los conceptos
fundamentales de su anuncio únicamente se comprenden sobre esta base.
(Papa Benedicto XVI)

AUDIO : Canto
(Música instrumental muy baja se pierde)

IV. (Monitor 1) “Yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de


llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la
gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes
bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia
de Dios conmigo”. (1Co 15, 9-10)

Respondamos hermanos. Intercede por nosotros R./ Intercede por nosotros

Pablo, apóstol de los gentiles, Tú, que has obtenido la misericordia de Dios,
R./ Intercede por nosotros

-Tú, a quien se ha revelado el Hijo de Dios,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que por Cristo fuiste Vaso de elección,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que has sido constituido predicador y apóstol de los pueblos en la


verdad,
R./ Intercede por nosotros

-(Monitor2) Tú, que fuiste fidelísimo ministro de la Iglesia,


R./ Intercede por nosotros
-Tú, que has dado a las naciones el Evangelio de Cristo y tu vida,
R./ Intercede por nosotros

-Tú, que llevabas a los cristianos en tu corazón y en tus cadenas,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que fuiste crucificado con Cristo,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, en quien vivía y obraba Cristo,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que no podías vivir separado de la caridad de Cristo,


R./ Intercede por nosotros

-Tú que has soportado el encarcelamiento y las fatigas,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que has padecido heridas y peligros,


R./ Intercede por nosotros

-Tú que,volaste de inmediato hacia el Paraíso,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que has glorificado tu ministerio,


R./ Intercede por nosotros

-Tú, que consumada tu misión, recibiste la corona de gloria,


R./ Intercede por nosotros

-Tú que eres un instrumento elegido, predicador de la verdad en el mundo


entero.
R./ Intercede por nosotros

Señor, nuestro Dios, que has elegido al apóstol Pablo para difundir tu
Evangelio, haz que todo hombre sea iluminado en la fe que él anunció ante
los poderosos y las naciones, y tu Iglesia se manifieste siempre como Madre
y Maestra de los pueblos. Por Cristo, nuestro Señor. Amén"

AUDIO : Canto
(Música instrumental muy baja se pierde)
V. (Monitor 4 )Tomemos solamente una de las palabras-clave de San
Pablo: “Libertad”. La experiencia de ser amado hasta el fondo por Cristo le
había abierto los ojos sobre la verdad y sobre el camino de la existencia
humana; aquella experiencia lo abarcaba todo. San Pablo era libre como
hombre amado por Dios que, en virtud de Dios, era capaz de amar juntamente
con él. Este amor es ahora la "ley" de su vida, y precisamente así es la libertad
de su vida. Habla y actúa movido por la responsabilidad del amor. Libertad y
responsabilidad están aquí inseparablemente unidas. Por estar en la
responsabilidad del amor, es libre; por ser alguien que ama, vive totalmente en
la responsabilidad de este amor y no considera la libertad como un pretexto
para el arbitrio y el egoísmo.
Con ese mismo espíritu san Agustín formuló la frase que luego se
hizo famosa: "Dilige et quod vis fac" (Tract. In 1 Jo 7, 7-8), "Ama y haz
lo que quieras". Quien ama a Cristo como lo amaba san Pablo,
verdaderamente puede hacer lo que quiera, porque su amor está unido
a la voluntad de Cristo y, de este modo, a la voluntad de Dios; porque
su voluntad está anclada en la verdad y porque su voluntad ya no es
simplemente su voluntad, arbitrio del yo autónomo, sino que está
integrada en la libertad de Dios y de ella recibe el camino por recorrer.
(Papa Benedicto XVI)

AUDIO : Canto
(Música instrumental muy baja se pierde)

VI. (Monitor 1) San Pablo tiene conciencia de que es "apóstol por


vocación", es decir, no por auto-candidatura ni por encargo humano, sino
solamente por llamada y elección divina. En su epistolario, el Apóstol de los
gentiles repite muchas veces que todo en su vida es fruto de la iniciativa
gratuita y misericordiosa de Dios (cf. 1 Co 15, 9-10; 2 Co 4, 1; Ga 1, 15). Fue escogido
"para anunciar el Evangelio de Dios" (Rm 1, 1), para propagar el anuncio de la
gracia divina que reconcilia en Cristo al hombre con Dios, consigo mismo y
con los demás. Por sus cartas sabemos que san Pablo no sabía hablar muy
bien; más aún, compartía con Moisés y Jeremías la falta de talento oratorio.
"Su presencia física es pobre y su palabra despreciable" (2 Co 10, 10), decían
de él sus adversarios. Por tanto, los extraordinarios resultados apostólicos
que pudo conseguir no se deben atribuir a una brillante retórica o a
refinadas estrategias apologéticas y misioneras. El éxito de su apostolado
depende, sobre todo, de su compromiso personal al anunciar el Evangelio
con total entrega a Cristo; entrega que no temía peligros, dificultades ni
persecuciones: "Ni la muerte ni la vida —escribió a los Romanos— ni los
ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la
altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de
Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rm 8, 38-39).
De aquí podemos sacar una lección muy importante para todos los cristianos.
La acción de la Iglesia sólo es creíble y eficaz en la medida en que quienes
forman parte de ella están dispuestos a pagar personalmente su fidelidad a
Cristo, en cualquier circunstancia. Donde falta esta disponibilidad, falta el
argumento decisivo de la verdad, del que la Iglesia misma depende.
Queridos hermanos y hermanas, como en los inicios, también hoy Cristo
necesita apóstoles dispuestos a sacrificarse. Necesita testigos y mártires
como san Pablo: un tiempo perseguidor violento de los cristianos, cuando en
el camino de Damasco cayó en tierra, cegado por la luz divina, se pasó sin
vacilaciones al Crucificado y lo siguió sin volverse atrás. Vivió y trabajó por
Cristo; por él sufrió y murió. ¡Qué actual es su ejemplo! Papa BENEDICTO XVI

AUDIO : Canto
(Música instrumental muy baja se pierde)

VII.(Monitor 2) Oremos juntos a Dios, nuestro Padre misericordioso, quien


ungió a su propio Hijo con el Espíritu Santo para enseñar la Buena Nueva al
pobre, para curar a los que tienen el corazón lastimado y confortar a los que
sufren y con gran confianza digamos: Envíanos, Señor.
R. Envíanos, Señor.

Dios de Misericordia eterna, tu voluntad es que todas las personas se salven y


lleguen al conocimiento de tu verdad; te agradecemos por haber enviado al
mundo a tu Hijo único como nuestro Maestro y nuestro Redentor.
R. Envíanos, Señor.

Tú enviaste a Jesucristo para predicar la Buena Nueva al pobre, para


proclamar la liberación de los cautivos y anunciar el año de gracia; concede
que la gracia de tu Iglesia pueda llegar a todas las personas de cada lengua y
nación.
R. Envíanos, Señor.

Tú que llamas a las personas de la oscuridad a tu luz admirable, de modo que


al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el
abismo; ayúdanoa a ser verdaderos testigos del Evangelio de Salvación.
R. Envíanos, Señor.

Danos corazones honrados y sencillos, que estén abiertos a tu Palabra; haz


nuestras vidas y las vidas de todo el mundo ricas en obras de santidad.
R. Envíanos, Señor.

Dios amoroso, Tú llamaste a cada uno de nosotros por nuestro nombre


y nos diste a tu único Hijo para salvarnos. En tu fidelidad, enviaste el Santo
Espíritupara completar la misión de Jesús en medio de nosotros.

Abre nuestros corazones a Jesús. Danos la valentía para hablar en su nombre


a todos los que están cerca de nosotros y la generosidad de compartir su
amor con aquellos que están muy lejos.

Rezamos para que cada persona en todo el mundo sea invitada a conocer y
amar a Jesús como Salvador y Redentor. Que el amor transforme cada
elemento de nuestra sociedad.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

AUDIO: Alabanzas al Santísimo Sacramaento y CANTO FINAL

También podría gustarte