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Novecentismo y Vanguardias

Las vanguardias son una serie de movimientos artísticos que se producen en Europa e
Hispanoamérica desde comienzos del siglo XX y que alcanzaron su esplendor durante
la Primera Guerra Mundial (1914). El objetivo era renovar radicalmente el arte,
rompiendo con la estética anterior, sobre todo con la realista. Buscaban nuevos temas
y experimentaban con las formas expresivas.
La corriente vanguardista más importante fue el surrealismo, nacida en Francia con
André Bretón propugnaba la liberación de los impulsos naturales del subconsciente
(Freud) y la liberación de la servidumbre social burguesa (Marx). Buscaba ir más allá de
la realidad y manifestar los impulsos reprimidos en el inconsciente humano. Se lleva a
cabo la escritura automática y la reseña de sueños o simulación de delirios.
También se desarrolla el futurismo, que exalta los avances científicos, la modernidad y
la velocidad; el cubismo, que se crea en Francia con Apollinaire (creador de los
caligramas) y hace referencia al movimiento pictórico integrado por Pablo Picasso; el
dadaísmo creado por Tristan Tzara pretende combatir lo racional mediante lo absurdo
y lo ilógico, y supuso la antesala del surrealismo; y por último, el expresionismo, que
surgió en Alemania y tuvo una difusión internacional unida al compromiso social y
político.
Las vanguardias de origen hispánico fueron el ultraísmo, que posee características
semejantes al futurismo, en la que destaca Rafael Cansinos Assens y el creacionismo,
influenciada por el cubismo, buscaban una poesía pura mediante la creación de
imágenes yuxtapuestas. Destaca la obra de Gerardo Diego.
El gran precursor de las vanguardias fue Ramón Gómez de la Serna, escritor de
novelas (El novelista), teatro (Los medios seres) y ensayos, famoso por crear un nuevo
género literario: las greguerías, que son una combinación de humorismo y metáfora
tratan diferentes temas y se construyen con recursos literarios variados.

El novecentismo agrupa a un conjunto de autores situados entre la Generación del 98


y la Generación del 27, por lo que también se denominan Generación del 14. Son
autores que no pueden clasificarse en la Vanguardia, por prescindir del afán
irracionalista y provocador.
El ensayo será el género predominante, con dos temas fundamentales: el problema de
España, desde una orientación objetiva y universalista; y la reflexión sobre el propio
arte. Se preocupan por los aspectos estéticos y buscan una obra meditada, que huya
de la improvisación. Destacan José Ortega y Gasset, el cual escribió ensayos
denunciando el aislamiento del país (España Invertebrada), y obras en relación a la
estética (La deshumanización del arte).
La novela fue poco cultivada y se acerca al ensayo y al lirismo, debido a la poca acción
y a la tendencia impresionista. Destacan Ramón Pérez de Ayala (Belarmino y Apolonio)
y Gabriel Miró (Nuestro Padre san Daniel).
Juan Ramón Jiménez desarrolló una obra poética personal que consistió en la
búsqueda de la poesía desnuda asentada en un personal pensamiento estético y ético.
Comienza sus obras bajo la influencia del modernismo (Arias tristes), la segunda etapa
se caracteriza por una expresión desnuda y pura (Diario de un poeta reciencasado) y
en la última etapa alcanza una idea de poesía esencial, en la que fusiona su experiencia
vital con lo trascendental (Animal de fondo).

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