Está en la página 1de 8

René Descartes (1596-

El método científico de René Descartes (I)


1. Los años de formación
René Descartes nace en Turena en 1596; su padre es abogado y consejero en el Parlamento de Bretaña;
su abuelo paterno es médico; su madre muere de parto un año después y es criado por su abuela
paterna. Estudia en el colegio jesuita de La Flèche desde 1605 a 1614. Durante el primer ciclo
educativo, que dura seis años, se instruye en latín, griego, gramática francesa, retórica, teología y
filosofía escolástica. El segundo ciclo comprende tres cursos: en el primero estudia las obras de
Aristóteles sobre Lógica y Ética; en el segundo, la Física del estagirita y Matemáticas con un texto de
Clavius, rótulos bajo los que se enseñaba no sólo aritmética, geometría y mecánica, sino también
óptica, topografía, filosofía natural, magia, alquimia, balística y música; en el tercero se dedica a la
Metafísica de Aristóteles. Las clases se impartían según el modelo medieval: lecciones, repeticiones,
disputas sabatinas y disputas mensuales.
En 1616 se licencia en Derecho Canónico y Civil; dos años después se alista en el ejército de Mauricio
de Nassau, lo que le da ocasión de continuar instruyéndose en balística y técnicas de fortificación. En
1618 conoce a Isaac Beeckman, médico judío holandés, estudioso de la Mecánica e Hidráulica, que
utiliza las matemáticas para resolver problemas físicos; será quien encamine a Descartes hacia la
imbricación de ambas ciencias. Gracias al Diario (1604-34) del holandés tenemos información de los
primeros trabajos cartesianos sobre asuntos físicos: uno relativo a la presión de líquidos en recipientes
y otro sobre caída de graves, basado en el método de Oresme; encontramos asimismo un breve estudio
sobre la aritmética de la armonía musical: Compendium Musicae.
En 1619 conoce a Jan Faulhaber, ingeniero de Ulm, que lo reafirma en su intento de aplicar las
matemáticas a la Física. Su interés por el simbolismo y la “mathesis universalis” le conduce al “Ars
Combinatoria” de Lulio y a escritores herméticos y cabalistas como Agrippa y los Caballeros de la
Rosacruz, así como a los discípulos de Paracelso. Inventa un compás que le permite resolver ciertos
problemas geométricos clásicos, tales como la duplicación del cubo y la trisección del ángulo;
Descartes comprende que su método mecánico-geométrico equivale a la resolución de las ecuaciones
cúbicas; de ahí arranca su método algebraico, que le permitirá unificar aritmética y geometría
En un cuaderno que titula Parnasus, influido por la literatura rosacruz, intenta relacionar desde una
perspectiva hermética lo corpóreo sensible con lo espiritual inteligible a través del simbolismo;
Preámbulo, cuaderno encabezado así: “Dios es el principio de la sabiduría”, trata sobre la «mathesis
universalis» y recopila sus trabajos matemáticos. En estos escritos juveniles aparecen por vez primera
dos temas muy cartesianos:
• Su voluntad de invención, es decir, de innovación sobre la tradición, expresada en su alta valoración
de la creación poética, que abogaba por trasladar a los demás ámbitos del saber

• Las “semillas” de la ciencia que moran en nuestra alma, metáfora que preludia su concepción de las
verdades eternas o ideas innatas.
2. El origen del método cartesiano
Mientras prosigue sus trabajos sobre geometría, series numéricas y ecuaciones anota, refiriéndose al
método algebraico, dos frases reveladoras: “descubriendo los fundamentos de una ciencia admirable”
(1619) y “empecé a concebir el fundamento de un descubrimiento admirable” (1620). ¿Qué son esa
ciencia y ese descubrimiento milagrosos cuyos fundamentos concibe? Unos afirman que se trata de su
geometría algebraica; otros, que se trata de la idea de que todas las ciencias son una -y sus fundamentos
son los mismos- porque la inteligencia humana es una. Yo me inclino a creer que la ciencia a que se
refiere es la física matemática y el descubrimiento consiste en que la aplicabilidad de las matemáticas a
la física no se limita a problemas puntuales, sino que es generalizable. En definitiva, creo que lo que ha
vislumbrado es el principio del camino que le conducirá al mecanicismo.
¿Y a qué alude con esos “fundamentos”? A mi parecer se refiere a que el orden del mundo es absoluto
porque es el orden impuesto por Dios y, dado que la razón humana es un don divino a semejanza de sí,
se puede descifrar ese orden avanzando paso a paso desde las intuiciones evidentes y los principios más
simples hasta los fenómenos más complejos. Según E. Milhaud la segunda frase es el resultado de
visitar a Kepler, que le dio a conocer sus trabajos sobre óptica. Ese “descubrimiento admirable” puede
haber sido catalizado por el sabio checo, mago de la armonía cósmica matemática.
Descartes regresa a Francia en 1622 y entra en contacto con el círculo del Padre Mersenne, al que
pertenecen importantes científicos y matemáticos. Comienza entonces su primera obra metodológica,
Studium bonae mentis, donde se explaya sobre el deseo humano de saber, las disposiciones del espíritu
para el aprendizaje, el método para adquirir sabiduría y, finalmente, sobre las ciencias, que clasificará
en experimentales, aquellas cuyos principios se aprenden por observación y experiencia, liberales, las
que requieren hábito y toman sus principios de otras ciencias, y cardinales, las más generales y que se
deducen de los principios más simples; estas últimas son la Filosofía y las Matemáticas, que dependen
respectivamente del entendimiento y de la imaginación.
En 1623 emprende un largo viaje a Italia, donde residirá dos años. Consolida el método algebraico y
aplica la geometría al estudio de la óptica; trabaja en las ecuaciones y propiedades de las cónicas,
estudia los fenómenos de reflexión y refracción, resolviendo el problema de la anaclástica; concibe la
idea de un libro, Thaumatis regia, en el que describir las propiedades de lentes y espejos y cómo
construir artefactos para producir efectos ópticos divertidos y sorprendentes.

3. Las reglas para la dirección del espíritu


Descartes vuelve a Francia en 1625 y se establece en París; sustituye el plan del Studium por el
proyecto de una nueva obra didáctica, Regulae ad directionem ingenii, que tampoco acabaría; su
edición sería póstuma. Las Reglas para la dirección del espíritu se concibieron como una obra tripartita:
las doce primeras reglas se ocuparían de las generalidades filosóficas, en especial, de los temas
epistemológicos; las doce siguientes explicarían el funcionamiento del método matemático, mientras
que las doce últimas concretarían cómo aplicar ese método a la filosofía de la Naturaleza. Descartes
llegó a escribir las dieciocho primeras y dejó las tres siguientes formuladas. Pienso que dejó esta obra
inacabada porque no supo cómo afrontar la aplicación de las matemáticas a la física, y considero
probable que las tres reglas matemáticas no escritas –la 22, 23 y 24- tuvieran que ocuparse justamente
de ello. Incluso las dieciocho reglas escritas, aunque argumentadas, adolecen de los defectos habituales
de un texto no revisado: tono y extensión desigual, algunas repeticiones, un cierto desorden.
En las Reglas Descartes marca distancias frente a Aristóteles señalando que la lógica no sirve como
método de descubrimiento, sino de exposición de lo ya descubierto. Encontramos ya en esta obra todas
las cuestiones fundamentales que aparecerán, una década después, en el Discurso del Método:
• La doctrina de la unicidad de la inteligencia, igual para todos los hombres; facultad que se manifiesta
en formas diversas: sentir, imaginar, recordar, comprender. Lo que ha hecho Descartes es combinar la teoría
socrática de la razón universal con la doctrina cristiana de la unidad fundamental del alma

• La doctrina de la unidad de la ciencia, basada en la unicidad de la inteligencia, tipo saber que será
netamente diferenciado de los demás, tales como las artes y la historia.

• La negación a aceptar como verdad la opinión más probable, posicionándose frente al escepticismo,
cultivado entonces por muchos círculos intelectuales cristianos que, tras el cisma de las iglesias reformadas,
preferían hacer obediente profesión de fe en las Escrituras y en su Iglesia, a la vez que se acogían a una
prudente suspensión del juicio en asuntos filosóficos.

• La subordinación epistemológica de la experiencia a las matemáticas, ya que de la experiencia se


derivan múltiples errores, mientras que las matemáticas son el modelo del saber, en cuanto ciencia de la
medida, del orden y la proporción.

• Su agustinismo iluminista, al exponer que las “semillas de verdad” que Dios ha puesto en la mente
operan como principios innatos de la “luz natural” que nos permite, por una parte, conocer con buen juicio
(bon sens), distinguiendo lo verdadero de lo falso y, por otra parte, actuar éticamente, prefiriendo la virtud al
placer y lo honesto a lo útil.

• La recomendación de empezar cualquier investigación por lo más fácil y sencillo, partiendo de


evidencias intelectuales, separando lo claro de lo confuso y distinguiendo cuidadosamente el objeto o
fenómeno investigado de otros similares.

• La reducción de los fenómenos complejos investigados a sus “naturalezas simples”, es decir, sus
variables o elementos básicos, para luego averiguar sus proporciones relativas, las cuales hay que expresar
mediante ecuaciones. Solucionado el sistema de ecuaciones resultante se recompone el fenómeno original
avanzando por grados y en orden.

• La enumeración final de todos los pasos del proceso de investigación mediante una especie de
verificación inductiva por partes que asegure la correcta continuidad del proceso desde sus principios hasta
sus conclusiones.

• La reducción de las operaciones de la inteligencia a la intuición y la deducción. La primera tiene


como misión proveernos de puntos de partida para cualquier investigación mediante la captación de
evidencias intelectuales, o sea, verdades necesarias. Define esa operación como instantánea, pretendiendo
situar así ese acto de comprensión en el mismo plano de la lógica, fuera del tiempo. La deducción, que
arranca a partir de las intuiciones, es entendida como movimiento, sucesión y memoria. Movimiento como
tránsito de una fórmula o enunciado a otro; sucesión en cuanto hay un orden gradual y necesario que se debe
seguir; memoria como legitimación del punto de partida y validación del entero proceso de razonamiento.

• Hay pues en Descartes una doble preocupación respecto a la relación entre el método y el tiempo: por
un lado, puesto que el método debe alcanzar verdades necesarias, éstas tienen que ser válidas en todo tiempo,
es decir, ser independientes del tiempo; por otro, la duración excesiva de las investigaciones o razonamientos
convierte en problemático el garantizar la perfección de todo el proceso. En definitiva, quiere legitimar el
proceso de conocimiento como si ocurriera en un tiempo ideal, siendo consciente, sin embargo, de los
problemas que genera su ocurrencia efectiva en el tiempo real.

• Una concepción de la mente en la que predomina el entendimiento, en cuanto fuente del criterio de
verdad, sobre los sentidos, que funcionan como receptores pasivos, y sobre la memoria, escindida entre
memoria sensible y memoria intelectual. Interpreta el gobierno del alma sobre el cuerpo según el siguiente
proceso: las sensaciones recibidas son pensadas por el sentido común o buen juicio, el cual hace funcionar la
imaginación, que a su vez excita a los nervios, causantes de los movimientos corporales que constituyen la
reacción del cuerpo a las sensaciones.

• Aunque Descartes aún no ha encontrado la que será su formulación definitiva “cogito, ergo sum”,
algunas de sus frases, tales como “je suis, donc Dieu existe”, o bien “je comprends, donc j’ai un esprit distinct
du corps” patentizan que ya ha encontrado en Agustín de Tagaste el barrunto de los fundamentos de su
metafísica: la certeza de la conexión entre pensamiento y existencia, la existencia de Dios y la separación
entre alma y cuerpo, origen de la separación entre lo inteligible y lo sensible.

Aportes en el ámbito filosófico y científico

Cambió la forma de concebir y tratar el estudio filosófico

Anteriormente a su propuesta, las disertaciones en torno a la filosofía estaban basadas


en el método escolástico.

Esta metodología consistía solamente en la comparación de los argumentos presentados


por filósofos reconocidos o considerados como una autoridad, sin tener en consideración
ningún basamento científico.

No obstante, a partir de la concepción que muestra este pensador, estableció los medios
para tomar un camino diferente: el de la duda metódica.

Esta se basa en dejar una cuestión que no se queda en el escepticismo –o tendencia


según la cual no se llega a tener ninguna creencia-, sino que simplemente funciona para
poner todo en duda y llegar a través de un método a las verdades. A partir de allí, su
importante sentencia: pienso, luego existo.
El res cogitans y el res extensa

Descartes consideró que existían dos sustancias en los seres humanos: una pensante
que denominó res cogitans, y otra perteneciente al ámbito de lo físico, citada como res
extensa.

Aunque esto no podría demostrarse plenamente a día de hoy como una verdad de tipo
universal, sin lugar a dudas abrió el camino para uno de los más grandes debates en la
modernidad sobre el cuerpo, la existencia del ama y la relación, o comunicación, entre
estos dos elementos.

Contribuyó con teorías físicas

Intentó dar explicaciones sobre diferentes fenómenos en el plano de la física, llegando


incluso a aproximarse a la idea de Copérnico -en cuanto al sistema heliocéntrico-, pese a
que luego desestimó dichos planteamientos, principalmente por ser considerados por la
Iglesia Católica como una herejía.

De igual forma, aunque muchos de sus intentos explicativos no fueron los más certeros,
estaba surcando los caminos para lo que más tarde se convertiría en uno de sus aportes
más importantes: el método científico.

El método científico

La elaboración de un método científico, contribuyó a librar a las ciencias de las


especulaciones y disertaciones vagas y que esta se consolidara como tal.

El objetivo era que, por medio del seguimiento de unos pasos necesarios que
contemplaban la verificación y la comprobación de los datos de la realidad, se llegase a la
certeza.
Esto nace de la creencia de Descartes por considerar que los sentidos podían engañar al
humano sobre su entorno, y por tal motivo era necesario someter todos los aspectos
necesarios a través de un método que llevase a la verdad.

Padre de la geometría

Otro de sus grandes aportes fue en el campo de la matemática, dada sus indagaciones
sobre geometría, ya que contribuyó a que la geometría analítica se sistematizase.

Creador del método de exponente

Uno de sus grandes logros, y que persisten en la actualidad, es el uso que se hace para
señalar las potencias.

Este logro también se le debe a Descartes, en tanto que creó el método de los
exponentes.

Desarrollo de la Ley cartesiana

Gracias a sus contribuciones, es posible contar hoy día con la denominada Ley cartesiana
de los signos, la cual permite descifrar las raíces, tanto negativas como positivas, dentro
de las ecuaciones algebraicas.

Introducción de las letras en las matemáticas

Por sus investigaciones, también es posible hacer uso, en el campo de las matemáticas,
de las primeras letras del alfabeto –cuando las cantidades son conocidas (a, b, c, d)-, y
de las últimas (u, v, w, x, y, z), cuando estas no son conocidas.
Teoría de las ecuaciones

Descartes contribuyó a desarrollar lo que hoy se conoce como la teoría de las ecuaciones.
Esta se basaba en el uso de los signos que él mismo creó para determinar la naturaleza
de las raíces de la ecuación dada.

La "duda metódica" nos acerca a la verdad: "Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea
posible, de todas las cosas".A Descartes se le conoce por ser un filósofo-matemático. El quiere encontrar la
verdad de la vida y se da cuenta de que la información que nos llega a través de los sentidos no es muy
fiable porque es muy subjetiva. Esto le preocupa mucho porque le impide llegar al conocimiento científico
basado en datos y evidencias demostrables. Es un filósofo-científico que quiere encontrar un
método objetivo que le permita saber y profundizar en el conocimiento. Ese método tiene que basarse en
una "duda metódica", en ir resolviendo las dudas más fáciles hasta llegar a las más difíciles de comprobar
("Divide las dificultades que examinas en tantas partes como sea posible para su mejor solución") : hay que
dudar para buscar y encontrar la verdad. Considera las Matemáticas como un instrumento fundamental
para avanzar en el conocimiento de la verdad porque son exactas y no dependen de los sentidos, sino del
razonamiento lógico del ser humano ("La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas
de razonamientos, todos sencillos y fáciles"). Descartes defiende este pensamiento racional como la manera
de llegar a la verdad ("Pienso, luego existo").

Desde mi punto de vista, Descartes rechaza las creencias porque no tienen una base científica. El prefiere el
conocimiento ordenado y objetivo propio de la Física, la Química, la Biología, etc.. Desconfía de quienes
defienden verdades no demostrables que exigen creerlas por que sí  o por quien las dice. Esta forma de
pensar y de ser puede llevar a un escepticismo en la vida porque sólo aceptamos como verdad lo que es
demostrable y podemos entender objetivamente con nuestro cerebro. Y aquí podríamos tener problemas
para comprender, por ejemplo, las religiones, la espiritualidad, el arte, laliteratura, los sentimientos y
las emociones de las personas. Es decir, que la búsqueda de la verdad de nuestra vida no está sólo en el
conocimiento intelectual. También hay otras facetas importantes y menos racionales de las personas y de la
vida, que no se pueden conocer sólo con el método objetivo de Descartes, porque no se pueden estudiar con
razonamientos matemáticos.
En su Discurso del método, Descarte afirma que Dios nos dio la posibilidad de distinguir lo verdadero de lo
falso. Puede ser ésta una condición previa para buscar la verdad en las Meditaciones. El hecho de que
Descartes mencione a Dios en la "Primera meditación" en relación con la verdad y la falsedad demuestra
que Dios tiene una función bien definida en este texto: ser garante de la verdad. Esto se hace evidente en la
"Tercera meditación" en la cual la prueba de la existencia de Dios está basada en nuestra contingencia y
esto sólo es posible gracias al Dios infinito cuya imagen es nuestra misma mente. Al estar presente el
infinito de Dios en nosotros como idea, la prueba de la existencia de Dios no es una conclusi ón causal de la
mera contingencia a un reino ontológico completamente diferente. Por lo tanto, la conclusión es válida. Por
otra parte, la llamada prueba ontológica de la "Quinta meditación" no tiene más validez que las verdades
matemáticas, pero muestra que la conexión entre la esencia y la existencia de Dios es la condición necesaria
de todas las verdades necesarias, a saber, las leyes de las ciencias y las matem áticas, ya que tal como se
establece al final de esa meditación, Dios garantiza el recuerdo de ideas claras y distintas. Esto significa
que la ciencia no puede fundarse exclusivamente en los conocimientos presentes, sino que requiere de Dios
para ser.

ARISTOTELES

El método inductivo-deductivo, cuyo padre indiscutible es Aristóteles, es la base del método científico tal y
como hoy lo entendemos. El método parte de los hechos, para inducir generalidad, de la que se vuelve a
deducir los hechos.Sólo poseemos conocimiento científico de una cosa cuando conocemos su causa, por lo
cual se establece que la ciencia es un saber demostrativo. La demostración se fundamenta en un silogismo
cuyas premisas son verdaderas, primarias, inmediatas y mejor conocidas que la conclusión. El término
medio, que constituye la causa de una cosa, se presenta como el elemento central de la demostración,
siendo la primera figura silogística, el tipo A, el verdadero tipo de silogismo científico.El silogismo
demostrativo puede tener unas premisas que a su vez sean conclusiones de otras demostraciones, y así
sucesivamente, pero el proceso no puede ser infinito porque faltaría un fundamento último para la
demostración. Así pues, hay unas verdades fundamentales que son indemostrables, evidentes y primeros
principios de demostración, unas de ellos comunes a toda demostración, axiomas, y otras particulares a
cada ciencia.La mente individual llega a conocer las verdades fundamentales mediante la inducción de lo
particular a lo general, pero es la intuición intelectual la que aprehende este universal.

También podría gustarte