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Alas de Serafín

JAMES SMITH
¿Son idénticos a los querubines? Obsérvese: Los querubines son siempre mencionados como
estando delante del Trono, mientras que los serafines están arriba. Son seres celestiales, nombrados
pero no explicados.

Los mejores obreros son los reverentes y humildes, que ven al Rey de la Gloria

Alas de Serafín Predicas Cristianas de James Smith

Isaías 6:2

Introducción
1. Ésta es la única mención que aparece en la Escritura de los serafines.

2. ¿Son idénticos a los querubines? Obsérvese: Los querubines son siempre mencionados
como estando delante del Trono, mientras que los serafines están arriba.
3. Son seres celestiales, nombrados pero no explicados.

4. La palabra «serafines» significa «ardientes».

5. Ardientes:
a. Los más cercanos al Trono.
b. Relucientes con esplendor.
c. Llenos de rápida energía, como llama de fuego.
d. Resplandecientes con amor fervoroso.

6. No hay hielo delante de su presencia.

7. Cuanto más nos aproximemos a Él, tanto más resplandeceremos y ardientes seremos.

8. Una religión fría es una contradicción lógica, aunque sea una realidad en los profesantes.

I. Las alas de la reverencia. «Con dos cubrían sus rostros». Como un hombre llevado de
repente a la luz del sol desde una estancia oscura instintivamente se cubre los ojos con las
manos.

1. La incapacidad de la más sublime criatura, con la más pura visión, de contemplar sin
deslumbrarse la refulgente luz de Dios.

2. Aunque con una vista mucho más débil y más pecaminosa, podemos contemplar su gloria
velada en Cristo.

3. La necesidad absoluta de la reverencia más humilde en nuestro culto a Dios.

4. En muchas congregaciones se hace evidente para todos que hay descuido y superficialidad,
y una falta de conciencia de la majestad del Padre. Y no debería ser así.

5. Si un serafín se cubre el rostro, naturalmente nos conviene hacer lo mismo, clamando


«¡Santo!»
II. Las alas de la humildad. «Con dos cubrían sus pies».

1. Un instintivo sentimiento de indignidad le hacía cubrirse los pies con las alas.

2. Cuanto más nos acercamos a Dios, tanto más seremos conscientes de nuestra limitación e
indignidad.

3. Si consigues esta visión, se desvanece la soberbia y toda pretendida superioridad sobre los
demás.

III. Las alas para el servicio. «Y con dos volaban».

1. Éste es el emblema de un movimiento gozoso, flotante, sin obstáculos. ¡Ay, qué lentos
somos nosotros con nuestros pies!

2. Todo el que contemplando a Dios ha encontrado necesario cubrir su rostro delante de tal luz
y velar sus pies de delante del Ojo que todo lo ve, sentirá también impulsos para salir en su
servicio.

3. El acto de servicio aquí fue la purificación de un pecador de su impureza.

4. Los querubines tienen que ver con el altar de bronce; los serafines con la pila de lavamiento.

5. Los mejores obreros son los reverentes y humildes, que ven al Rey de la Gloria.

por ellos yo me santifico a mí mismo (Jn. 17:19), muestra la posición que Él mismo ha escogido
para el bien de su pueblo. Los peligros pueden parecer enormes, las fuerzas unidades en
oposición a nosotros pueden ser formidables y aterradoras, pero así como lo mayor siempre
echa su sombra sobre lo menor, así, cuando Jehová de los ejércitos sea santificado por
nosotros y venga a ser nuestro «temor y miedo», no temeremos lo que el hombre pueda
hacernos a nosotros.

Temedle a Él. El temido misterio de la santidad y del poder está con Él.
4. UNA CERTIDUMBRE. «Entonces él os será por santuario», etc. (v. 14). Él vendrá a ser un
santuario de refugio y de reposo para vuestras almas. Ocúltate en Dios, y todas las
conspiraciones de los hombres nunca prevalecerán contra ti. «Dios es nuestro amparo y
fortaleza… por tanto no temeremos».

Este escondedero es verdaderamente «terrible» (cf. Gn. 28:17). Pero cuanto más terrible es el
lugar, tanto más seguro es para los que se ocultan en él. Él vendrá a ser «piedra para tropezar,
y… peña de escándalo» para los que se oponen a su obra y a su voluntad.

«Tropezarán y caerán, y serán quebrantados; y serán atrapados y apresados» todos aquellos


que conspiran contra el Señor y contra sus ungidos. «No llaméis conspiración», sino confiad y
decid: Dios es mi Santuario.

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