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SOBRE EL AFÁN POR ACUMULAR PUBLICACIONES CIENTÍFICAS Y SU

RELACIÓN CON LA CALIDAD DE LA INVESTIGACIÓN

Por: Julián Andrés Puentes Quintero

No puedo negar el hecho de que la investigación es la principal herramienta que


posee el ser humano para promover el desarrollo del conocimiento, ya sea con la
intención de dar solución a una problemática específica o muchas veces motivado
por su curiosidad. Sería poco objetivo criticar la investigación sin reconocer sus
grandes aportes al desarrollo de la civilización, a la dignificación de la vida humana
y a la exploración de espacios que antaño eran inimaginables, pero que hoy en día
se convierten en la esperanza del ser humano para perdurar en el tiempo e incluso
trascender como especie.
Considero que el conocimiento avanza en la medida que se le critica, por tal motivo
no debemos caer en falacias de autoridad que insinúan que aquello que ha sido
dicho o escrito por alguien que goza de un merecido reconocimiento deber ser
considerado inamovible, o que la investigación debe ser reservada para aquellos
que tienen la experiencia y nivel académico lo suficientemente alto para
considerárseles dignos de ella. Podría decirse que una gran idea puede provenir
de cualquier lugar, y es esta situación la que nos permite avanzar a grandes pasos
en todas las ciencias y disciplinas del saber.
Si se toma como premisa las ideas expuestas hasta aquí, debería concluirse que a
mayor participación de personas investigadoras en el intento de proponer nuevas
ideas, o tan siquiera enriquecer y aumentar aquellas que ya poseemos sobre temas
específicos, se corresponde un mayor y mejor desarrollo académico y científico del
conocimiento. Pero, ¿será que esta afirmación puede y debe considerarse como
una realidad?. Es difícil confirmar o desmentir esta propuesta, en principio y de
manera conservador podría decirse que a mayor número de participantes en los
procesos de investigación, mayor será el número de publicaciones científicas y a su
vez, mayor será la fuente de consulta que permita sintetizar las experiencias propias
que conduzcan a mayores y mejores resultados.
No obstante, de forma paralela a la proposición y desarrollo de nuevas
investigaciones, existe un factor social que avanza de manera furtiva y pretenciosa,
amparado por índices oficiales que insinúan que la cantidad importa más que la
calidad, con lo cual me refiero a la intencionalidad de algunas personas y revistas
científicas por adquirir ciertos beneficios que el mercado académico concede a
quienes publican artículos de manera constante.
En este punto vale la pena mencionar que existen ciertos beneficios económicos
para aquellas personas que contribuyen mediante la investigación al desarrollo del
nuevo conocimiento, lo cual celebro y considero acertado, sin embargo, es fácil
imaginar que algunas de estas personas encuentran más atractiva la idea de sumar
dichos beneficios, a coste de sacrificar la calidad y rigurosidad de sus
investigaciones. De igual forma existen aquellas revistas que motivadas por
aumentar sus fuentes de ingreso, optan por recibir y publicar artículos sin la justa y
debida revisión académica.
El término utilizado para referirse a este tipo de revistas y/o autores es depredador,
pues es evidente su interés económico sobre su seriedad científica, que incluso los
lleva a olvidar la responsabilidad social que conlleva publicar contenido poco fiable.
Lo cual es señalado por muchos como un claro “fraude científico”1.
Una vez que se comprende la importancia del tema que se está discutiendo, vale la
pena conocer aquellas señales que indican que una revista y/o artículo científico
pueden llegar a ser depredadores. En primer lugar, se debe conocer que algunas
personas conscientes del fuerte impacto negativo que pueden tener estas prácticas,
ya han iniciado la laborar para identificarlas y que al día de hoy se cuenta con una
base de datos pública y de fácil acceso, donde se pueden identificar a aquellas
revistas que han sido catalogadas como depredadoras. El link de acceso a dicha
base de datos es el siguiente: (https://predatoryjournals.com/journals/).
Por otra parte, se pueden identificar ciertas señales sospechosas que arrojan pistas
sobre aquellas revistas que al día de hoy no han sido identificadas como
depredadoras, pero que debido a sus prácticas actuales podrían entrar en la lista
anteriormente mencionada. Dichas señales son: “ansia por recibir manuscritos”;
“amplitud y variedad temática”; “expertos y procesos difícilmente probables”;
“errores, erratas y demás”. Para más información se recomienda la lectura del
siguiente artículo: https://www.elsevier.com/es-es/connect/actualidad-
sanitaria/revistas-depredadoras-que-son-y-como-afectan-a-la-integridad-de-la-
ciencia.
Otra técnica que puede resultar útil es realizar una revisión completa de los índices
académicos de la revista, como lo puede ser el factor de impacto, el cual puede ser
evaluado por medio de la base de datos “SCOPUS”, de la empresa “Elsevier”,
mediante una técnica denominada “Scimago Journal Rank (SJR)”, “la cual otorga
un peso determinado a las citas de una revista, en función del área científica y la
relevancia de las revistas citantes”2.
De igual forma, el factor de impacto se puede evaluar mediante la técnica (JCR),
que es una medida de la calidad científica para evaluar revistas académicas que
proporciona el “Journal Citation Report”, que es un producto dirigido por la empresa
“Thomson Reuters”.

1
Elsevier Connect
2
https://guiasbus.us.es/factordeimpacto/scopus
El investigador debe comprender que las herramientas anteriormente citadas no
garantizan que una revista pueda ser identificada como potencialmente
depredadora. Motivo por el cual se recomienda evaluar todas aquellas señales que
puedan resultar sospechosas antes de enviar sus productos de investigación para
que sean publicados.
En cuanto a la calidad de un artículo en particular, nuevamente resulta difícil
señalarlo como depredador sin antes verificar su contexto, debido a que la palabra
calidad se utiliza usualmente para asociarla con la fiabilidad y reproducibilidad de
los datos mostrados en un artículo científico. Por tal motivo, las técnicas que se
describirán a continuación están referidas a aquellas prácticas que demandan
aleatoriedad, es decir, investigaciones que requieren de observación y medición de
diversas propiedades.
A partir de lo anterior se debe dividir el problema en dos componentes principales:
“ausencia del riesgo de sesgo” y “cumplimiento de la guía de publicación
CONSORT”. Se puede definir al sesgo como un “error sistemático o desviación
sobre la verdad que puede conllevar infraestimación o sobreestimación del
verdadero efecto del tratamiento a prueba”. En cuanto al segundo componente se
puede decir que “si un artículo sobre un ensayo aleatorizado carece de cierta
información esencial, no podrá ser entendido por sus lectores, reproducido por otros
investigadores o incluido en revisiones sistemáticas que puedan influir en la toma
de decisiones”. Para más información leer el siguiente artículo:
(https://www.elsevier.com/es-es/connect/educacion-medica/analizar-calidad-
articulo-cientifico-guia-de-publicacion-consort).
En conclusión, se recomienda al investigador realizar una evaluación detallada de
la revista científica en la cual pretende publicar su contenido de investigación, pues
no solamente perderá la oportunidad de hacer visible el desarrollo de sus procesos
sino que a su ves se arriesga a ser señalado como autor depredador, lo cual restaría
significativamente valor a sus demás publicaciones y a su imagen como persona
académica.

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