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Averroes realiza una interpretación del libro tercero del De anima de Aristóteles.

Según el
pensador árabe, Aristóteles comienza indagando en la facultad del alma por la cual se
conoce –cognoscere (en latín); en griego): remite a un conocimiento teórico o
especulativo- y se piensa –Intelligere (en latín); en griego): remite a un
conocimiento práctico [la aristotélica –prudentia latina- es una sabiduría
práctica, un saber para la acción]. La cuestión es saber en qué se diferencia la facultad
intelectiva o racional, de la facultad sensitiva e imaginativa. La primera respuesta
aristotélica es la más conocida: la facultad intelectiva es lo que hace que el hombre se
diferencie de los animales.

La pregunta que guía a Aristóteles es ¿Cómo concebir por el intelecto? Es decir, ¿Cómo
representar o formar por medio del intelecto? En otras palabras, qué y cómo es la
operación intelectiva. En este sentido, se pregunta si la operación intelectiva es una
potencia pasiva (lo cual implicaría que es material y está mezclada con el cuerpo) o bien,
una potencia activa (lo cual implicaría que ni es material ni está mezclada con ningún
cuerpo).

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